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REFLEXIONES EN TORNO A LA
OBRA DE MILCÍADES PEÑA
A propósito de la edición completa de Historia del Pueblo
Argentino de Milcíades Peña, en 2012 se realizaron una serie condenaron a la dependencia y al atraso. No
hubo en nuestro país una verdadera revolución
de conferencias en la Universidad de Buenos Aires y la industrial sino una “semi industrialización”, que
se desarrolló producto de la capitalización de
Universidad Nacional de La Plata en las que Christian Castillo parte de la renta agraria a partir de mediados
de la década de 1930. La burguesía industrial
y Hernán Camarero reflexionaron sobre la obra y trayectoria no surgió enfrentada a la oligarquía sino como
una división cariocinética de esta. La conclu-
político-intelectual del historiador marxista. Aquí publicamos sión es que, para superar la dependencia y el
atraso, el proletariado no debe atarse a una bur-
dos artículos que retoman dichas reflexiones. guesía nacional incapaz de lograr la liberación
nacional sino que debe conquistar su indepen-
dencia política encabezando al conjunto de los
explotados.
En este sentido, es interesante mencionar la
polémica de Peña con Jorge Abelardo Ramos
que se desarrolla en numerosos pasajes del libro,
teniendo en cuenta que el actual Secretario de
Peña: un punto Cultura (Jorge Coscia) y el Ministro de Educa-
ción (Alberto Sileoni) provienen de la corrien-
de partida ineludible te de Ramos1, y no es casual que Revolución y
Contrarrevolución en Argentina sea un texto de
cabecera y formación para lo que se conside-
CHRISTIAN CASTILLO ra la “izquierda kirchnerista”. José Pablo Fein-
Sociólogo, docente de la UBA y la UNLP, mann, por su parte, reivindica eclécticamente a
dirigente del PTS. la vez a Peña y a Ramos2. A modo sólo de ejem-
plo ilustrativo de la melange que es el “relato”
kirchnerista de la historia, en el que se mezcla la
La edición completa de Historia del Pueblo denuncia de Roca como genocida de los pueblos
Argentino de Milcíades Peña es un aconteci- originarios con una tradición que lo consideraba
miento intelectual relevante. El libro salió pu- lo contrario; recordemos la habitual ironía con
blicado después de años en que el kirchnerismo la cual Peña caracterizaba la visión de Ramos
ha tratado de construir un relato en clave del sobre el general que comandó la “conquista del
“revisionismo histórico” sobre la historia na- desierto”: “Se ha dicho que Roca es, ‘con toda
cional. El intento más ambicioso fue la celebra- precisión’, nada menos que ‘el genuino jefe de la
ción del Bicentenario, donde el gobierno buscó burguesía revolucionaria argentina’ (…). Puede,
apropiarse de algunas de las mejores gestas del desde luego, ponerse en tela de juicio la estabi-
movimiento obrero, mezclando a quienes han lidad mental de quien eso ha escrito, pero no de
sido grandes antagonistas en la historia real. sus dotes humorísticas. Pues descubrir que entre
Desde el principio de Historia…, Peña plan- 1880 y 1902 existía en la Argentina una ‘burgue-
tea el objetivo explícito de develar una serie de sía revolucionaria’, y hallar además que su jefe
mitos históricos presentes tanto en las interpre- era el general Roca, es una ocurrencia insustitui-
taciones liberales como en las revisionistas. Al- ble para obligar a la risa a cualquiera que conoz-
rededor de este objetivo se va desarrollando la ca lo que eran Roca y la sociedad argentina de la
idea fundamental de la ausencia de una bur- época. De Roca se sabe ya bastante. Invariable
guesía revolucionaria a lo largo de la historia candidato de la Bolsa de Londres para la presi-
nacional. Según Peña, las distintas fracciones dencia de la Nación Argentina, no lo era a título
burguesas que se disputaron el poder, empezan- de líder nacional revolucionario” (Historia del
do por la oligarquía terrateniente, expre- pueblo argentino). No hay mucho que agregar a
saron proyectos que nos esto sobre la imposible tarea de congeniar a Pe-
ña con “la cortesana roja de Apold”, apodo con
el que acostumbraba nombrar al fundador de la
llamada “izquierda nacional”.
activismo, y la lucha de la resistencia empezó a resistir el avance del imperialismo norteamerica- los trabajadores cuando los empresarios se la lle-
ser canalizada por un nuevo proceso de burocra- no en la región. Peña, tomando incluso la defi- vaban “en pala”; el gobierno que hizo como si in-
tización, del cual Vandor fue un ejemplo claro. nición de bonapartismo, se desliza más hacia la dustrializara, mientras mantenía una estructura
Peña había depositado sus expectativas en ese idea de que Perón actuaba como un agente britá- primarizada de la producción industrial como
activismo obrero, que luego se ven defrauda- nico, sin considerar los análisis de Trotsky sobre muestran tanto los semikirchneristas más ho-
das políticamente. El artículo posterior sobre el los “bonapartismos sui generis” desarrollados en nestos que analizan la estructura económica del
“quietismo” de la clase obrera explica en parte relación al cardenismo mexicano. país. Quizás Peña sea un puente intelectual ha-
este estado de ánimo. Allí Peña, ya fuera del mo- Finalmente, no descartemos que el intento de cia quienes creyeron sinceramente en que el kir-
renismo, pone el acento sobre un supuesto con- apropiación de la figura de Peña por parte de chnerismo emprendería un camino de desarrollo
servadurismo general de la clase obrera, y no ciertos intelectuales kirchneristas se les termi- independiente y hoy se ven frustrados. Leer a Pe-
sobre les errores que pudieron haber cometido ne volviendo en contra. La visión de Peña es ña también permite ver esta especie de parodia
quienes trataron de construir una organización no solo antiliberal sino también antipopulista. que es el kirchnerismo, entre su propio relato y
revolucionaria en ese momento. Peña nunca hi- Por ejemplo, en “El gobierno del como si. 1946- la realidad.
zo un balance crítico del entrismo de Palabra 1955”, dice: “Precisamente, el peronismo fue en
Obrera en el peronismo, a pesar de que en los todo el gobierno del ‘como si’. Un gobierno con-
años del entrismo seguía en relación íntima con servador que aparecía como si fuera revolucio-
la corriente de Nahuel Moreno. El Cordobazo nario; una política de estancamiento que hacía
y el ascenso revolucionario más general abierto como si fuera a industrializar al país; una políti-
en nuestro país en mayo de 1969 desmintieron ca de esencial sumisión al capital extranjero que
completamente la tesis del “quietismo”. se presentaba como si fuera a independizar a la 1 La tradición política conocida como “Izquierda
Nacional” surge cuando la corriente trotskista que
Un tercer tema es la interpretación del pero- nación, y así hasta el infinito”4. Quizás puedan
dirigía Ramos apoya a Perón. Intentará, al principio,
nismo. En este terreno, podemos decir que la matizarse algunas de esas definiciones, pero se- una especie de sincretismo entre Trotsky y el marxis-
visión de Nahuel Moreno en su Método de in- guramente no les caerán bien a los kirchneristas. mo por un lado, y el nacionalismo burgués de Perón
terpretación de la historia argentina y otros tex- Ojalá los consejos de Feinmann hagan que los por el otro. Con el paso del tiempo esta corriente irá
tos es más sofisticada que la de Peña, quien ve kirchneristas lean a Peña porque en seguida que perdiendo todo intento de identificarse en el trots-
kismo y girará cada vez más a la derecha, transfor-
a Perón esencialmente como un “agente inglés”. uno lo lee, le surge que el kirchnerismo es otro
mándose en apologistas de las fuerzas armadas y de
Si bien toma datos ciertos sobre como los bri- gobierno del “como si” pero ni siquiera llegan- la burguesía argentina. J.A. Ramos terminará sus días
tánicos saludan la victoria de Perón (algo igno- do a ninguno de los puntos que señalaba Peña como embajador de Menem en México.
rado por los revisionistas y peronistas) la suya sobre el legado de diez años del primer peronis- 2 José Pablo Feinmann y Horacio González, Historia
es una evaluación unilateral del nacionalismo mo. Retroceso de la participación de los asalaria- y pasión. La voluntad de pensarlo todo, Buenos Ai-
burgués. dos en la renta nacional, continuidad del trabajo res, Planeta, 2013.
Los diversos movimientos nacionalistas bur- precario en un 38%, el pago de la deuda exter- 3 Para un relato de los orígenes del trotskismo ar-
gueses latinoamericanos surgen en medio de la na como nunca en la historia, y varios etcéteras. gentino en la década de 1930 y la discusión sobre
el problema de la “liberación nacional” en sus filas,
puja de intereses y enfrentamientos interimpe- Y uno podría decir: el gobierno que hizo como
ver Alicia Rojo, “El trotskismo argentino frente a la
rialistas. En este sentido, Moreno juega mejor si tuviera una política independiente en la deu- Segunda Guerra Mundial”, en Cuadernos del CEIP
con la idea de que es sobre esta contradicción de da externa cuando le pagó como nunca al FMI León Trotsky 2, 2001.
intereses que se desarrolla el bonapartismo pe- y los especuladores internacionales; el gobierno 4 M. Peña, Historia del pueblo argentino, Buenos Ai-
ronista, apoyándose en las masas obreras para que hizo como si representara los intereses de res, Emecé, 2011, pág. 495.
Milcíades Peña fue uno de los más importantes de estas consideraciones se orienta a restablecer neutro y descafeinado del cual podían utilizarse
intelectuales marxistas de la Argentina durante el la herencia en la que Peña se halló firmemen- algunas categorías de análisis histórico-socioló-
siglo XX. Su presencia aparece evocada en estos te inscripto, que es la del trotskismo. Ello supo- gico de uso académico sin conexión con el sen-
días, al cumplirse ochenta años de su nacimien- ne una impugnación a ciertos planteos que han tido general de su obra o, peor aún, los que en
to, en la ciudad de La Plata en mayo de 1933. tendido a desencajar a este intelectual de dicha tiempos más recientes pretenden recuperarlo des-
Pero más aún, al haberse reeditado, el año pasa- tradición ideológico-política y a ubicarlo en otro de el campo de un nacional-populismo de izquier-
do, y con afortunadamente muy alto impacto, lo terreno “identitario”. Se ha esbozado una suerte da afín al gobierno kirchnerista.
que sin dudas constituyó su obra más importan- de disputa por los “usos de Peña”. No han faltado
te: Historia del pueblo argentino. Puede resul- los que lo definieron como representante de una La escuela del compromiso político
tar oportuno, entonces, ofrecer algunos apuntes corriente “crítica, trágica, heterodoxa, inclasifica- En muchos sentidos, el derrotero de Peña fue
y ensayar ciertas reflexiones sobre los significa- ble” distante de su adscripción marxista de ori- peculiar. No contó con estudios universitarios y,
dos de su experiencia político-intelectual. El eje gen, los que lo recuperaron como un ensayista antes que un autodidacta libre, ejerció el papel
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de intelectual formado en la escuela del com- como marxista sin partido y emancipado de para comportarse como un factor avanzado de la
promiso político. Desde muy joven, se inició en vínculos con el movimiento social. historia, las que aparecen más atendidas (y enjui-
la vida política, en las filas del Partido Socialis- ciadas) en el análisis, antes que el pueblo argenti-
ta. Hacia 1946, junto a un puñado de jóvenes de Sus principales preocupaciones teóricas no invocado en el título, sobre cuya comprensión
esa fuerza, ingresó a la organización trotskista Las elaboraciones y reflexiones de Peña dis- apenas se adelantan algunos elementos. A pesar
liderada por Nahuel Moreno: el Grupo Obrero currieron por una serie de temáticas recurren- de su ubicación como historiador marxista y trots-
Marxista (GOM), luego convertido en Partido tes. Sus aportes más importantes se ubicaron en kista, el estudio del movimiento obrero no fue una
Obrero Revolucionario (POR). Allí colaboró dos dimensiones, estrechamente relacionadas. temática sobre la que aportara significativamen-
con Moreno en el estudio de la teoría marxis- Una, la propuesta de una reconstrucción histó- te. Y cuando reflexionó sobre ello, como en su
ta y el análisis de la historia y la economía ar- rica global del país en base a ciertos ejes de aná- conocido artículo, “El legado del bonapartismo:
gentinas, intentando comprender los cambios lisis. La otra, la que lo condujo a un detenido conservadorismo y quietismo en la clase obrera
ocurridos tras el advenimiento del peronismo. estudio de los rasgos de la estructura económi- argentina”, los resultados fueron muy pobres e in-
Sus primeros textos fueron publicados en Frente co-social del capitalismo argentino y de su cla- adecuados. En ese texto combinó los defectos de
Proletario, el periódico del GOM-POR, en los se dominante. El valor de esta obra sigue siendo una conceptualización excesivamente sociologis-
que Peña fundamentó la caracterización de su muy destacable, incluso a pesar de las inevita- ta con un acendrado escepticismo político. Antes
organización acerca del peronismo, al cual lue- bles limitaciones que hoy pueden y deben ad- que sacar un balance productivo de la estrategia
go la corriente definió como un “bonapartismo vertirse en el diseño de semejante empresa, la del “entrismo” de Palabra Obrera (que implicó
sui géneris”, inconsecuente en sus reclamados cual reclama, entonces, una lectura necesaria- cierta concesión a la conciencia peronista, es de-
objetivos antioligárquicos y antiimperialistas. mente crítica y no apologética. cir, burguesa, de los trabajadores), concluyó con
Posteriormente, a partir de nuevos planteos de En el terreno de la investigación histórica, que un planteo derrotista y paralizante, que lo indis-
Moreno, readecuó su caracterización, destacan- Peña que encaró sobre todo entre 1955-1957, se puso para comprender la situación presente y fu-
do la base obrera del justicialismo y sus inevita- sucedieron varios artículos y una serie de peque- tura de la clase obrera.
bles colisiones con el imperialismo. Bajo estos ños libros que muchos años después pudieron El ángulo preponderantemente elegido por
presupuestos, participó de la experiencia del ser reunidos bajo el título pretendido por él mis- Peña para encarar su gran propuesta de re-
Partido Socialista de la Revolución Nacional, mo: Historia del pueblo argentino. Allí se pro- construcción histórica de la Argentina fue el
desde su Federación Bonaerense y el periódico puso cubrir la totalidad de la historia nacional, de una impiadosa crítica historiográfica, escri-
La Verdad, y desde allí se opuso al golpe mili- desde la colonización española hasta la Revolu- ta con su distintivo estilo punzante, en donde
tar de 1955 (tal como es explicado en su folleto ción Libertadora. Su objetivo era proponer un el uso descarnado de la mordacidad y la aci-
“¿Quiénes supieron luchar contra la ‘Revolu- conjunto de argumentaciones e hipótesis disrup- dez se combinaban las referencias más erudi-
ción Libertadora’ antes del 16 de septiembre de tivas, que hicieran inteligibles algunos de los cli- tas. En particular, emprendió una faena de
1955?”). En los años siguientes se insertó en vajes esenciales del entramado social desde 1500 aniquilación de las visiones en ese entonces he-
el proceso de la Resistencia, siempre relaciona- a 1955; en especial, intentando explicar las razo- gemónicas, que él definió como expresiones in-
do con el “morenismo”, apoyando y teorizan- nes que históricamente impidieron a la Argen- telectuales de la burguesía y puras versiones
do la estrategia que esta corriente emprendió tina salir de su condición atrasada y colonial. mitológicas del pasado: la del liberalismo en
de “entrismo” en el peronismo, desde el grupo Auxiliado con la teoría de la revolución perma- buena medida mitrista, que había instaurado la
Palabra Obrera. En el último lustro de vida, se nente, la ley del desarrollo desigual y combinado línea Mayo-Caseros como evolución progresiva
distanció orgánicamente de esta organización, y otros aportes de la teoría marxista, Peña bus- del país; y la del revisionismo histórico, que ha-
convirtiéndose en un intelectual marxista inde- có desentrañar la estructura económico-social bía impugnado a aquella, en reivindicación de
pendiente. Su suicidio, en diciembre de 1965, del país y las causas y lógicas con las que se des- los supuestamente derrotados (Rosas o caudi-
cerró de manera inesperadamente temprana envolvieron las confrontaciones entre sus clases. llos provinciales). También impugnó a quienes
(tenía apenas 32 años) una vida ya reorienta- Paradójicamente, son las clases dominantes, so- introducían sólo variantes en ellas: los intelec-
da a la experiencia de una solitaria elaboración bre todo, en sus limitaciones objetivas y subjetivas tuales vinculados al socialismo reformista y al
36 | IDEAS & DEBATES
“Restablecer la complejidad de la relación entre Peña subcontinente, a partir de los años treinta y en
clave comparativa entre países, bajo la categoría
de “semicoloniales y atrasados”, como “apéndi-
y el trotskismo, poder explicarla y sacar las conclusiones ce de los EE. UU.” (la Argentina aparecía como
un caso específico, por su mantenimiento bajo
del caso podría representar una oportuna vía para la esfera británica). En este contexto, se exami-
naban las características de la producción agra-
la reconstrucción de una intelectualidad socialista ria y la industria con el prisma del “desarrollo
combinado”, así como el rol desempeñado por
comprometida orgánicamente con la lucha teórica el capital financiero extranjero. Asimismo, se
analizaban las clases sociales latinoamericanas
y política revolucionaria. en sus rasgos, función y dinámica, deteniéndo-
se en los terratenientes, la burguesía agente del