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A C U E R D O

En la ciudad de La Plata, a 26 de octubre de

2011, habiéndose establecido, de conformidad con lo

dispuesto en el Acuerdo 2078, que deberá observarse el

siguiente orden de votación: doctores de Lázzari,

Pettigiani, Soria, Negri, Hitters, Kogan, se reúnen los

señores jueces de la Suprema Corte de Justicia en acuerdo

ordinario para pronunciar sentencia definitiva en la causa

L. 98.133, "Vallejos, Raúl Ceferino contra Emplast S.A.

Despido y cobro de pesos".

A N T E C E D E N T E S

El Tribunal del Trabajo n° 1 con asiento en la

ciudad de San Miguel, perteneciente al Departamento Judicial

San Martín, acogió parcialmente la acción promovida, con

costas a cargo de la demandada (sent., fs. 261/270).

La actora dedujo recurso extraordinario de

inaplicabilidad de ley (fs. 279/283).

Dictada la providencia de autos y hallándose la

causa en estado de pronunciar sentencia, la Suprema Corte

decidió plantear y votar la siguiente

C U E S T I Ó N

¿Es fundado el recurso extraordinario de

inaplicabilidad de ley?

V O T A C I Ó N

A la cuestión planteada, el señor Juez doctor de


Lázzari dijo:

I. El tribunal que intervino en la causa hizo

lugar parcialmente a la demanda interpuesta por Raúl

Ceferino Vallejos contra Emplast S.A. (hoy Dynamit Nobel

Argentina S.A.), rechazando la misma en lo concerniente a

la procedencia de los rubros previstos por los arts. 9 y 15

de la ley 24.013, 80 de la Ley de Contrato de Trabajo y 12

de la ley 24.241.

Para así decidir, consideró improcedente la

pretensión del actor de obtener de la demandada los

certificados previstos por los arts. 80 de la Ley de

Contrato de Trabajo y 12 de la ley 24.241, declarando en

éstos que la relación de trabajo se inició el 18-III-1997.

En tal sentido y a los fines de justificar la decisión,

entendió el a quo que, conforme surge de las actuaciones,

desde esa fecha y hasta el 18-IX-1997, Vallejos fue

registrado por Fulcro S.A. -empresa de servicios

eventuales- habiendo cumplido esta última con sus

obligaciones respecto del pago de remuneraciones y depósito

de aportes, razón por la cual -a su entender- el actor no

sufrió perjuicio alguno.

Esa determinación fue plasmada en la sentencia de

origen, no obstante juzgarse acreditado que la

intermediación verificada constituyó una maniobra

fraudulenta por parte de la demandada. Por las mismas


razones se rechazaron los rubros derivados de la aplicación

de los arts. 9 y 15 de la ley 24.013.

II. Contra la decisión de grado se alza el

accionante mediante recurso extraordinario de

inaplicabilidad de ley (fs. 279/283), en el que denuncia la

violación de los arts. 17 de la Constitución nacional, 80

de la Ley de Contrato de Trabajo, 9 y 15 de la ley 24.013 y

622 del Código Civil.

He de advertir el planteo de los siguientes

agravios:

En primer lugar, sostiene el recurrente que,

habiendo sido reconocido por el a quo en la sentencia (ver

fs. 265) que la relación laboral estaba registrada con una

fecha falsa y posterior a la verdadera -donde a su criterio

medió la intermediación fraudulenta de Fulcro S.A.- éste

retacea los alcances de la condena al indicar que los

certificados laborales -previstos por los arts. 80 de la

Ley de Contrato de Trabajo y 12 inc. "g" de la ley 24.241-

deben extenderse con la fecha de ingreso efectivamente

registrada en la documentación laboral de la demandada.

Afirma que el tribunal del trabajo incurrió en

una absurda valoración de la normativa citada y de la

prueba apreciada, fijando "dos fechas de ingreso": una para

el cálculo de las indemnizaciones (19-III-1997) y otra para

la emisión de los certificados de trabajo (19-IX-1997).


Aduce que el juzgador dio por acreditado que durante los

seis meses iniciales de la relación laboral se ingresaron

los correspondientes aportes de ley, razón por la cual no

se verificaría perjuicio alguno para el recurrente, cuando

no hay prueba alguna en el expediente que conduzca a

interpretar que durante el período que se inicia el 18-III-

1997 y concluye el 18-IX-1997 se hayan efectuado los

aportes y contribuciones a la seguridad social de Vallejos

y, agrega, que aun cuando se lo hubiere acreditado, se

trataría de un pago indebido efectuado por quien no

revestía la calidad de empleador.

Por otro lado -y por los fundamentos supra

señalados- se agravia el recurrente en razón del rechazo de

su pretensión orientada a la aplicación de las

indemnizaciones previstas por los arts. 9 y 15 de la ley

24.013, pese a haber sido cursada correctamente la

intimación prescripta por el art. 11 de la ley citada.

Finalmente, indica también que la utilización de

la tasa pasiva de interés dispuesta por el tribunal de

grado atenta contra el derecho de propiedad (art. 17,

Const. nac.), vedando al acreedor de un monto que repare la

privación del capital sufrido y los efectos de la

depreciación monetaria derivada de la inflación, violando

lo dispuesto por el art. 622 del Código Civil; razón por la

cual -concluye- corresponde la aplicación de la tasa de


interés activa del Banco de la Provincia de Buenos Aires.

III. Considero que el recurso sólo puede

prosperar en forma parcial.

1. Liminarmente, corresponde efectuar una

aclaración sobre la concurrencia de los requisitos de

admisibilidad del recurso extraordinario de inaplicabilidad

de ley, particularmente en lo referido al valor del

litigio.

Así, siguiendo, en lo que resulte pertinente, el

desarrollo argumental plasmado al votar la causa L. 84.437,

"Vezzera", sent. del 11-VI-2008, como también la opinión

que vertiera el doctor Soria en el precedente L. 86.645,

"Barroso", sent. del 21-V-2008 -sin mi intervención- debo

decir que, en el caso y limitado el análisis a los agravios

que contiene el recurso interpuesto, frente al rechazo de

dos de las pretensiones deducidas en una misma demanda

(acumulación objetiva), es posible constatar que una de

ellas no logra alcanzar el monto mínimo previsto por el

art. 278 del Código Procesal Civil y Comercial. Por las

consideraciones que a continuación desarrollaré, dicho

extremo tiene una vital gravitación a la hora de analizar

la viabilidad de los agravios introducidos en el escrito de

impugnación (art. 55, ley 11.653).

a. El primer párrafo del art. 168 de la

Constitución de la Provincia de Buenos Aires fija que los


tribunales de justicia deberán resolver todas las

cuestiones que les fueran sometidas por las partes, en la

forma y plazos establecidos al efecto por las leyes.

A su turno, el inc. 3º del art. 161 de la misma

establece que esta Corte entenderá de la aplicabilidad de

la ley en que los tribunales de justicia en última

instancia funden su sentencia sobre la cuestión que por

ella decidan, con las restricciones que las leyes de

procedimiento establezcan a esta clase de recursos.

La reglamentación en el proceso laboral surge de

lo dispuesto en los arts. 15 y 55 de la ley 11.653, que

establecen -de un lado- la posibilidad de acumulación

objetiva y subjetiva de pretensiones y, por otro, limitan

la vía recursiva extraordinaria al requisito de que la suma

gravaminis supere la barrera dispuesta en el art. 278 del

Código Procesal Civil y Comercial.

En cuanto al supuesto del litisconsorcio, la ley

ritual es clara, pues solamente admite la excepción al

límite por el monto del juicio cuando, siendo formalmente

procedente el recurso interpuesto por al menos uno de sus

integrantes, el de los demás verse sobre similares puntos

litigiosos.

La duda puede suscitarse respecto del supuesto de

la acumulación objetiva de pretensiones (no en el caso de

la pretensión única con distintos rubros resarcitorios), ya


que al referirse el art. 55 al monto de lo cuestionado

podría interpretarse que, en lugar de tratarse de

pretensiones independientes que tramitan en un mismo

proceso por razones de economía y celeridad procesal, se

debería sumar el monto de lo cuestionado como si se tratara

de un solo reclamo.

La realidad es que, a diferencia del supuesto de

litisconsorcio, en el caso de la acumulación objetiva no

existe ningún fundamento que tienda a preservar la

posibilidad de sentencias contrapuestas o que la

pronunciada respecto de una pretensión pudiera producir

efectos de cosa juzgada respecto de la restante.

Queda claro entonces que la autorización para el

trámite conjunto de más de una pretensión, basada en que

resulten de la competencia del mismo tribunal, no se

excluyan entre sí y puedan tramitarse por el mismo tipo de

proceso, no puede tener como resultado poner al demandante

en una mejor situación procesal que la que tendría de haber

tramitado sus acciones por separado, permitiéndole

franquear el requisito del valor del litigio.

b. En el caso, haciendo uso de la facultad

conferida por el art. 15 -primera parte- de la ley 11.653,

la actora promovió demanda contra Emplast S.A., por los

rubros derivados del despido, haberes adeudados, arts. 9 y

15 de la ley 24.013, 80 de la Ley de Contrato de Trabajo y


12 de la ley 24.241. Como se anticipara, estamos frente a

un supuesto de acumulación objetiva de pretensiones, no

vinculadas entre sí por relación de continencia,

subsidiariedad o accesoriedad, aspecto que no puede

soslayarse para la realización de un adecuado control de

admisibilidad del recurso en examen.

Sabido es que esta posibilidad de reunir en un

mismo proceso varias pretensiones contra un sujeto

demandado, no se halla supeditada a la existencia de un

vínculo de conexidad por la causa o por el objeto entre

aquéllas; antes bien -y siempre que se cumplan los recaudos

de la ley de rito- el instituto en análisis responde,

exclusivamente, a motivaciones de índole económica, sea por

razón del tiempo, actividad o gastos. Se sigue de ello que

el accionante bien pudo incoar varias demandas

independientes y originar el tratamiento autónomo de cada

una de las pretensiones deducidas, sin riesgo alguno de que

se divida la continencia de la causa, esto es, que se

arribe -por ese recorrido- a pronunciamientos

contradictorios.

Partiendo de esa premisa, el valor del litigio a

los fines recursivos debe ser ponderado en función de la

naturaleza jurídica de cada una de las pretensiones

deducidas en la misma demanda, pues los reclamos han

merecido un análisis diferenciado por el sentenciante,


conforme los hechos invocados y acreditados durante la

sustanciación del proceso.

Para más, con prescindencia del resultado que se

obtenga en la sentencia de mérito e independientemente de

cual sea la parte que intente transitar esta senda

recursiva, el test de admisibilidad que habilita el

ulterior análisis de la procedencia del remedio

extraordinario no puede conducir a resultados disímiles,

según se ejercite -o no- la opción de acumular todas las

acciones (pretensiones) contra el mismo demandado (arts.

15, ley 11.653 y 87, C.P.C.C.).

2. Como anticipé, en el caso, el recurrente

dirige su embate contra el rechazo de la pretensión

relativa a la aplicación de las indemnizaciones previstas

por los arts. 9 y 15 de la ley 24.013, cuestionamiento este

que arroja una suma notoriamente inferior -v. fs. 20- al

monto mínimo para recurrir establecido por el art. 278 del

Código Procesal Civil y Comercial (art. 1, ley 11.593; v.

demanda, fs. 11 vta.), razón por la cual la admisibilidad

del recurso extraordinario de inaplicabilidad de ley

deducido solo podrá justificarse en el marco de la

excepción contemplada en el art. 55 de la ley 11.653.

Ello porque la función revisora de esta Corte se

halla circunscripta a verificar si lo resuelto en autos

contradice la doctrina legal vigente a la fecha del


pronunciamiento impugnado, violación que se configura

cuando la Suprema Corte ha establecido la interpretación de

las normas legales que rigen la relación sustancial

debatida en una determinada controversia y el fallo apelado

transgrede la misma en un caso similar (conf. causas L.

81.392, sent. del 2-V-2002; L. 80.238, sent. del 12-V-2004;

L. 87.284, sent. del 22-XII-2004; entre otras).

Bajo el contexto de análisis expuesto, se avizora

la improcedencia de la impugnación deducida, ya que no se

configura en la especie el supuesto de excepción

habilitante previsto por el art. 55 de la ley 11.653, pues

el recurrente no alega siquiera violación de doctrina legal

que justifique el tratamiento de las aludidas cuestiones

desde la perspectiva que autoriza dicha vía excepcional

(conf. causa L. 89.578, sent. del 23-VII-2008).

Igual suerte adversa y por idénticos fundamentos

a los supra señalados, ha de correr la crítica destinada a

censurar el tramo del decisorio que impone la aplicación de

la tasa pasiva de interés del Banco de la Provincia de

Buenos Aires, atento a que el monto cuestionado,

representado en la especie por la diferencia entre la cifra

que arroja el cálculo de los mismos efectuado conforme la

tasa activa y el que surja de la aplicación de la que paga

el mencionado banco en sus operaciones a 30 días, no

alcanza el mínimo previsto por el art. 278 del Código


Procesal Civil y Comercial.

Por tanto, esta parcela debe ser desestimada por

inadmisible.

3. Ningún reparo admite en cuanto a la

admisibilidad del medio de impugnación en análisis, el

restante agravio, el cual se encuentra circunscripto al

rechazo de la acción promovida tendiente a obtener de la

demandada la extensión de los certificados previstos por

los arts. 80 de la Ley de Contrato de Trabajo y 12 de la

ley 24.241 desde el 18-III-1997. Alega que el juzgador,

incurriendo en una absurda valoración de la normativa

citada y de la prueba apreciada, concluyó que Vallejos se

encontraba registrado desde el 18-III-1997 hasta el 18-IX-

1997 por Fulcro S.A., razón por la cual no se verificó la

existencia de un perjuicio para el trabajador.

En la especie, por esta pretensión -referida al

contenido de los certificados reclamados- el valor del

litigio debe considerarse como de monto indeterminado a los

fines del art. 278 del Código Procesal Civil y Comercial

(conf. causa Ac. 102.488, "Barrios de Duette", sent. del

25-VI-2008).

Entrando ahora al análisis del recurso bajo

examen, cabe precisar que, sobre la base de las probanzas

producidas en autos, se tuvo por acreditado que el 18 de

marzo de 1997 el actor ingresó a trabajar para la demandada


Emplast S.A. (hoy Dynamit Nobel Argentina S.A.), mediando

-durante los primeros seis meses de la relación jurídica

laboral- la intermediación fraudulenta de Fulcro S.A.. Para

sostener este último extremo, el tribunal del trabajo

declaró no acreditado que la ocupación del actor

-contratado por Fulcro S.A. y destinado por ésta a la

empresa usuaria- respondiese a necesidades extraordinarias

y temporarias de producción de esta última (Emplast S.A.),

de modo tal que se hubiere justificado mantener a Vallejos

trabajando en la empresa mediante la intermediación de

agencia alguna. Sumado a ello, se verificó que el actor,

desde el 18-III-1997 hasta el distracto, se desempeñó

realizando las mismas tareas, recibiendo de la demandada

órdenes, ropa de trabajo y elementos de seguridad.

Sin embargo, al resolver acerca de la extensión y

contenido de los certificados previstos por los arts. 80 de

la Ley de Contrato de Trabajo y 12 de la ley 24.241, juzgó

que la demandada debía ser condenada a otorgarlos

consignando como fecha de ingreso el 18-IX-1997.

En mi opinión, la conclusión a la que arribó el

tribunal de grado respecto del agravio sub examine, es

desacertada.

En ese contexto, corresponde advertir, ante todo,

que constituye un típico caso de patología configurativa de

fraude laboral la ocupación de un trabajador mediante la


intermediación de empresas de servicios eventuales si las

tareas que la motivan no son de carácter extraordinario o

no concurren circunstancias excepcionales o el tiempo de

duración no justifica una contratación de las

específicamente contempladas y admitidas como válidas en

situaciones como las señaladas por el art. 99 de la Ley de

Contrato de Trabajo y 77 a 80 de la Ley Nacional de Empleo.

De lo contrario y no obstante el ropaje con el que se lo

pretenda encubrir o la instrumentación que reciba, el

trabajador se considera empleado directo de quien utilizó

su prestación y, huelga decirlo, desde la fecha inicial de

la misma (conf. causas L. 84.094, sent. del 18-IV-2007; L.

58.125, sent. del 20-XI-1996; L. 72.209, sent. del 20-IV-

1999).

Aclarado ello, es menester reparar -asimismo- en

la distinción existente entre las certificaciones previstas

por el art. 80 de la Ley de Contrato de Trabajo.

En primer término, he de señalar que el art. 80

de la Ley de Contrato de Trabajo hace una clara referencia

a dos obligaciones del empleador al momento del cese de la

relación laboral. Por un lado, la entrega de la constancia

documentada del depósito de aportes y contribuciones

correspondientes a la seguridad social y sindicales -primer

párrafo-; por otro, se prevé la entrega de un certificado

de trabajo que contenga las indicaciones relativas al


tiempo de prestación de servicios, naturaleza de ellos,

constancia de sueldos percibidos y de los aportes y

contribuciones efectuados a los organismos de la seguridad

social, a las que deben adicionarse los antecedentes sobre

la formación profesional adquirida por el trabajador

(segundo párrafo) de acuerdo con la modificación

introducida por la ley 24.576.

Cabe señalar, siguiendo a Mario Ackerman (v.

Revista de Derecho Laboral. Rubinzal Culzoni Editores. Pág.

45 y ss.), que la entrega de las constancias documentadas,

sin llegar a ser una obligación accesoria del deber de

efectuar las cotizaciones a la seguridad social y

sindicales, no es plenamente autónoma, dado que el

cumplimiento de aquélla sólo se podrá producir cuando haya

habido efectivo depósito, aunque éste haya sido parcial.

Sin embargo, no habrá cumplimiento si no se entregan las

copias de los comprobantes -que son en realidad las

constancias documentadas- o si éstos no reflejan la

realidad de los depósitos efectuados.

En otro orden, una de las diferencias existentes

entre el certificado de trabajo previsto en el segundo

párrafo del art. 80 de la Ley de Contrato de Trabajo y las

constancias documentadas del primero, radica en la

autonomía plena de aquél frente al deber de efectuar las

cotizaciones a la seguridad social y sindicales. Así, la


obligación de hacer que supone la certificación queda

limitada a un deber de informar con veracidad sobre todas

las circunstancias indicadas en la norma. De ello surge que

el empleador dará cumplimiento a su deber de entregar el

certificado de trabajo, aunque en el mismo conste que no se

efectuaron aportes y contribuciones a la seguridad social,

mas no habrá cumplimiento si la información incluida en el

mismo fuera inexacta o incompleta.

En el sub lite, se verifica una confusión del

juzgador en torno a la naturaleza y efectos de las

certificaciones previstas por el art. 80 de la Ley de

Contrato de Trabajo, efectuando un tratamiento conjunto de

las mismas, sin distinguirlas, entendiendo que deben

extenderse por la demandada sólo desde el momento en que la

actora se encontraba efectivamente registrada para ella,

atento que no se verifica perjuicio alguno para el quejoso,

dado que se probó en autos -a su criterio- el depósito de

los aportes y contribuciones mediante el informe de la

A.F.I.P. agregado al expediente (v. fs. 127).

Probada la existencia de una relación de trabajo

directa entre Vallejos y Emplast S.A., iniciada el 18-III-

1997 y finalizada el 5-XI-1999, en relación al certificado

de trabajo previsto en el segundo párrafo del art. 80 de la

Ley de Contrato de Trabajo, he de reiterar su plena

autonomía respecto del deber de efectuar las cotizaciones a


la seguridad social y sindicales. Por ello, el argumento

brindado por el a quo es insuficiente a los fines de

desestimar la pretensión en la especie. Para más, no se da

acabado cumplimiento a lo prescripto por la Ley de Contrato

de Trabajo cuando la información incluida en el mismo fuera

inexacta o incompleta, situación que se manifiesta si no se

incluye en la certificación el dato relativo a la extensión

temporal de la relación laboral, la que, en el caso comenzó

el 18-III-1997 y no el 18-IX-1997. De ello, surge nítida la

existencia de perjuicio, ante la imposibilidad del

trabajador de acreditar ante un nuevo empleador, los

servicios prestados a Emplast S.A. desde el 18-III-1997.

En segundo término, en lo atinente a la entrega

de la constancia documentada del depósito de aportes y

contribuciones correspondientes a la seguridad social y

sindicales -primer párrafo del art. 80 de la L.C.T.-, el

tribunal tuvo por acreditado su depósito mediante el

informe de la Administración Federal de Ingresos Públicos

(v. fs. 127). Dicho informe es a todas luces insuficiente a

los efectos de probar no sólo el ingreso de los mencionados

aportes, sino también la ausencia de perjuicio al

trabajador, ya que, por un lado, no figura en el mismo la

cuantía de tales depósitos y, por otro, no es idóneo a

dichos fines por cuanto ya he mencionado que no hay

cumplimiento si no se entregan las copias de los


comprobantes de los depósitos efectuados.

Por todo lo dicho, propongo hacer lugar al

recurso traído en este aspecto.

IV. Por lo expuesto, si mi opinión es compartida,

el recurso debe acogerse parcialmente con el alcance

establecido en el ap. III.3 que antecede, revocarse la

sentencia en cuanto rechazó el reclamo del actor por la

entrega de las constancias y el certificado previstos en

los párrafos primero y segundo del art. 80 de la Ley de

Contrato de Trabajo y por el art. 12 inc. "g" de la ley

24.241, cuya procedencia se declara. Costas de la instancia

ordinaria por el reclamo que prospera a cargo de la

demandada y las de ésta por su orden (art. 289, C.P.C.C.).

Con el alcance indicado, voto por la afirmativa.

Los señores jueces doctores Pettigiani y

Soria, por los mismos fundamentos del señor Juez doctor de

Lázzari, votaron también por la afirmativa.

A la cuestión planteada, el señor Juez doctor

Negri dijo:

1. Adhiero al voto del doctor de Lázzari con las

siguientes aclaraciones.

Por aplicación de la doctrina sentada en la causa

Ac. 97.794, resolución del 20-XII-2006, considero que en la

especie el valor del litigio -de conformidad con los

agravios desplegados por la impugnante- está representado


por el importe de las indemnizaciones reclamadas en demanda

con fundamento en las normas de los arts. 9 y 15 de la ley

24.013 (rechazadas en sentencia) con más el de la

diferencia entre la suma fijada en concepto de intereses

por el tribunal de origen y la que pretende sea aplicada.

No obstante ello, por no haber cumplido el

recurrente su carga de precisar a cuánto ascendería el

monto de ese agravio, la revisión en esta instancia ha de

realizarse con la limitación que se señala en el punto

III.2. del voto emitido en primer término.

2. En otro orden y con relación a los alcances de

la vía de excepción prevista en el art. 55 de la ley 11.653

he de expresar, tal como lo hiciera en las causas L.

89.535, "Colombo" y L. 91.252, "Abrigo", ambas sentencias

del 22-X-2008; L. 90.044, "Pérez", sent. del 26-XI-2008,

entre otras, que el convenio colectivo, aunque no de

naturaleza legal, es una norma que también regula, de modo

general y abstracto, aspectos de la relación de trabajo

para un determinado sector de empleados y que, en

consecuencia, la interpretación que de sus cláusulas

normativas haga esta Corte, configura doctrina en los

términos del art. 55 de la ley 11.653. Con la salvedad

apuntada, adhiero a los fundamentos expresados en el voto

del doctor de Lázzari para desestimar el recurso

interpuesto en relación a todos los agravios planteados con


excepción del que se refiere a los certificados de la Ley

de Contrato de Trabajo y la ley 24.241, cuya procedencia

defino por los mismos fundamentos.

Con el alcance indicado, voto por la afirmativa.

A la cuestión planteada, el señor Juez doctor

Hitters dijo:

1. He de adherir al voto del doctor de Lázzari.

Sin perjuicio de ello y no obstante compartir la propuesta

de considerar los agravios por el conducto de excepción

previsto en el art. 55 de la ley 11.653, me permito hacer

algunas reflexiones al respecto.

2. Según las circunstancias fácticas que se

tuvieron por acreditadas en la causa, el trabajador

promovió demanda por despido y cobro de haberes adeudados;

expedición de certificados previstos en los arts. 80 de la

Ley de Contrato de Trabajo y 12 de la ley 24.241, e

indemnizaciones previstas en los arts. 9 y 15 de la ley

24.013. Ante la falta de demostración de la causal de

despido invocada por la demandada, el a quo consideró que

el trabajador fue despedido sin causa otorgando la

indemnización respectiva más el interés que paga el Banco

de la Provincia de Buenos Aires en sus operaciones a 30

días. También hizo lugar a los haberes adeudados en las

fechas denunciadas y al otorgamiento del certificado

previsto en el art. 80 de la Ley de Contrato de Trabajo.


Dentro de este contexto, el tribunal de grado

consideró que, durante los primeros seis meses de la

relación laboral, se constituyó una actitud fraudulenta de

la demandada en cuanto se desligó de ciertas obligaciones

precarizándola, pero que el actor no ha sido perjudicado

durante ese tiempo atento a que se le efectuaron los

aportes de ley. Bajo tal razonamiento rechazó la pretensión

de entrega del certificado del art. 80 de la Ley de

Contrato de Trabajo durante el período mencionado.

En este sentido, el a quo entendió no acreditado

que el actor tuviera sin registrar su relación laboral en

el lapso señalado rechazando, en consecuencia, las multas

de los arts. 9 y 15 de la ley 24.013 (v. sentencia, fs.

261/270).

3. Los hechos reseñados -y las peticiones de

marras- fueron introducidos por el reclamante en su demanda

a través de la facultad conferida por el art. 15, primera

parte, de la ley 11.653 (conf. art. 87, C.P.C.C.)

-acumulación objetiva de pretensiones-. De esta manera,

fueron acollaradas -como quedó explicitado- cuatro

acciones: i) despido directo; ii) haberes adeudados; iii)

entrega del certificado previsto en el art. 80 de la Ley de

Contrato de Trabajo; iv) multas de los arts. 9 y 15 de la

ley 24.013.

4. Esta posibilidad de reunir en un mismo proceso


dos o más peticiones contra un sujeto demandado puede

ejercitarse de distintas formas de acuerdo a la naturaleza

de las vías que se acumulan, lo que determinará, según los

casos, una proyección diversa en orden a la admisibilidad

de los recursos extraordinarios por el condicionamiento del

monto. A saber:

a. Mediante la proposición de acciones de

naturaleza disímil, que no guardan, entre sí, relaciones de

subsidiariedad, alternatividad, continencia o accesoriedad.

Al no existir un vínculo de conexidad que las

ligue, ya sea por la causa o por el objeto, el reclamante

puede elegir entre incoar demandas independientes y

originar el tratamiento autónomo de cada uno de los rubros

-sin riesgo alguno de arribar al dictado de decisiones

contradictorias- o bien puede -cumplidos ciertos recaudos-

acumular las pretensiones en una sola demanda y transitar

así un único proceso (arts. 15, ley 11.653 y 87, C.P.C.C.).

En esta última situación y para el caso de instar

la vía extraordinaria mediante alguno de los recursos

previstos, esta Corte tiene dicho que "(...) frente a un

supuesto de acumulación objetiva de pretensiones, no

vinculadas entre sí por relación de continencia,

subsidiariedad o accesoriedad, el valor del pleito a los

fines recursivos debe ser ponderado en función de la

naturaleza jurídica de cada una de las pretensiones


deducidas en la misma demanda, toda vez que los reclamos

han merecido un análisis diferenciado por el sentenciante,

conforme los hechos invocados y acreditados durante la

sustanciación del proceso" -el subrayado me pertenece-

(conf. causas L. 84.437, sent. del 11-VI-2008; L. 88.518,

sent. del 28-V-2010).

En tal sentido, es claro que no corresponde, en

principio, adicionar los valores cuestionados a los fines

de la admisibilidad del embate. Se trata de reclamos

separados, independientes y autónomos.

Por ello y como una consecuencia de tal regla,

este Tribunal ha expresado en reiteradas oportunidades que

"(...) La autorización para el trámite conjunto de más de

una pretensión ... no puede tener como resultado poner al

demandante en una mejor situación procesal que la que

tendría de haberlas tramitado por separado, permitiéndole

franquear el requisito del valor del litigio(...)" (conf.

causas L. 96.968, "Centurión", sent. del 17-III-2010; L.

86.645, "Barroso", sent. del 21-V-2008, etc.).

b. A través de la introducción de pretensiones de

objeto o causa conexa.

En este caso, la formulación puede estar

sustentada en un orden de subordinación -ya sea por

subsidiariedad, alternatividad o accesoriedad- dando lugar

a las denominadas pretensiones "alternativas",


"subsidiarias" o "accesorias". También pueden estar basadas

en un orden consecuencial, de modo que unas sean la causa

necesaria de las otras, configurando lo que Devis Echandía

clasifica como pretensiones iniciales y consecuenciales

(conf. Devis Echandía, Teoría General del Proceso,

Editorial Universidad, Bs. As., 1997, p. 392).

En este escenario, la conexidad existente entre

ellas hace aconsejable la proposición conjunta, ya sea de

manera originaria -en la demanda- o sucesiva -con

posterioridad- en razón de evitar -en su caso- los efectos

de la cosa juzgada y/o la litispendencia, además de salvar

el dictado de pronunciamientos contrapuestos.

Ahora bien, para discernir sus efectos sobre la

admisibilidad recursiva por las vías extraordinarias

locales -en punto a la limitación por el monto- deberá

estarse, en primer lugar, al resultado obtenido en la

instancia de origen y, a partir de allí, mediante el

análisis de las reclamaciones en juego, se deberá

establecer si subsisten o no las notas que las ligaban

inicialmente -su conexidad-, lo que se traducirá, en

definitiva, en establecer el alcance del interés para

recurrir -gravamen- en el que se asienta el agravio, todo

ello -claro está- en función de los motivos del recurso.

En principio y en la medida que se mantenga la

conexidad entre las pretensiones en la instancia


extraordinaria -en los lindes del interés recursivo-

resultará razonable adicionar sus montos. A partir de allí,

evaluados los importes cuestionados, se podrá establecer si

se cumple con la restricción impugnativa. Ahora bien, en

caso de no mediar dicha conexidad, no corresponderá

efectivizar la sumatoria.

Por último, cabe aclarar que ello no queda al

arbitrio del quejoso en cuanto a los fundamentos de su

recurso y agravios que manifieste, sino a la relación que

ello tenga con los datos objetivos de la causa

concernientes -como quedara expuesto- a la naturaleza de

las pretensiones y a la sentencia de mérito dictada a su

respecto.

5. En síntesis, de lo expuesto hasta aquí, queda

claro que la acumulación objetiva prevista en el art. 15 de

la ley 11.653 es comprensiva tanto de supuestos donde se

anexen pretensiones de naturaleza diversa como de aquéllos

donde los reclamos guardan una relación de conexidad.

En su proyección respecto de la admisibilidad del

embate -en la instancia extraordinaria local- por el

condicionamiento del monto y en su sistematización con el

art. 55 de la ley 11.653, quedó evidenciado que, cuando las

peticiones son de "diversa naturaleza", sus montos no se

adicionan. Además, como también se dijera, ello no puede

quedar a merced del modo en que se plantee la demanda,


poniendo en mejor situación al quejoso según se acumulen o

no los planteos en origen. Ésta es la doctrina legal que se

desprende de los fallos antes mencionados.

En cambio, cuando median vínculos de conexidad en

el planteo en origen y esa situación se mantiene en la

instancia extraordinaria, los valores, en principio, sí

deberán sumarse. Como quedara explicitado, para determinar

ello se tendrá que tener en consideración el resultado de

la sentencia de mérito y a partir de allí, conforme a los

motivos del recurso intentado -y el interés o gravamen que

refleja el agravio- vislumbrar si la conexidad se mantiene,

es decir, si se conserva el orden de subordinación o

consecuencialidad entre los reclamos.

Ahora bien, si de esa evaluación surge

-contrariamente- que la ligazón no continúa en esta altura

del proceso; la o las peticiones deberán ser tratadas en

forma autónoma, caso en el cual, los importes no se

unifican en el quantum, debiendo ser juzgados -a los fines

de la admisibilidad del embate- por separado.

6. En nuestro caso, conforme al desarrollo

efectuado al principio y de acuerdo a las pautas de

interpretación esbozadas, frente al rechazo de dos de los

cuatro pedimentos deducidos originariamente en la demanda,

se advierte que la pretensión repelida, vinculada con las

indemnizaciones previstas por los arts. 9 y 15 de la ley


24.013, actualizada en tal medida en el agravio objeto del

recurso de inaplicabilidad de ley, no logra alcanzar el

tope mínimo previsto por el art. 278 del Código Procesal

Civil y Comercial.

Si bien en su inicio dicha petición estuvo ligada

en un orden consecuencial con el despido, lo cierto es que

el decisorio atacado hizo lugar al distracto, razón por la

cual, a esta altura, circunscripto el recurso al rechazo de

tal rubro, entiendo que ya no es posible establecer la

mencionada conexidad -consecuencial- entre los pedimentos

acumulados originariamente al iniciar el pleito. Repárese

que la indemnización por el despido -y rubros anexos-

otorgados en origen, llegan firmes a esta instancia y que

la petición aquí en estudio es -por su naturaleza-

perfectamente deslindable de los mismos, no generando

ninguna posibilidad de contradicción con lo decidido.

Por ello, el agravio por las "multas" de la ley

24.013 rechazadas en origen ya no se vincula con el despido

otorgado, sino que cobra vida propia en esta instancia como

una pretensión autónoma, debiendo el interés recursivo ser

conducido en tales alcances.

En cuanto a la tasa de interés objeto de

agravios, téngase presente que la misma fue aplicada sobre

la cifra de la indemnización otorgada en origen y no sobre

la suma que correspondería a las multas de los arts. 9 y


15, toda vez que dichos reclamos fueron rechazados. En este

sentido, tal rubro debe computarse -a los fines de la

admisibilidad del recurso por la limitación del monto- en

forma autónoma.

Asimismo, respecto del agravio afín a la

extensión de los certificados previstos en los arts. 80 de

la Ley de Contrato de Trabajo y 12 de la ley 24.241, tal

como lo señala el doctor de Lázzari -dado que, en la

especie, esta pretensión está referida al contenido de los

certificados-, el valor del litigio debe considerarse como

de monto indeterminado a los fines del art. 278 del Código

Procesal Civil y Comercial.

Siendo ello así, el "precio" del litigio de autos

queda determinado por la suma correspondiente al rubro

repelido y -separadamente- la cifra relacionada a la tasa

de interés aplicada respecto del monto indemnizatorio

dispuesto en origen -cuyo quantum se determina por la

diferencia que surja entre el cálculo de la tasa activa y

el que se obtenga de la aplicación de la que paga el Banco

de la Provincia de Buenos Aires en sus operaciones a 30

días- los que, al no superar la cifra establecida por el

art. 278 del Código Procesal Civil y Comercial,

circunscriben su admisibilidad exclusivamente en el marco

de excepción contemplado en el art. 55 de la ley 11.653.

7. Con el alcance expuesto, reiterando mi


adhesión al sufragio del ministro que abre el acuerdo, doy

también mi voto por la afirmativa.

La señora Jueza doctora Kogan, por los

fundamentos del señor Juez doctor Negri, votó también por

la afirmativa.

Con lo que terminó el acuerdo, dictándose la

siguiente

S E N T E N C I A

Por lo expuesto en el acuerdo que antecede, se

hace lugar parcialmente al recurso extraordinario de

inaplicabilidad de ley traído, con el alcance establecido

en el apartado IV del voto emitido en primer término.

Costas de la instancia ordinaria a cargo de la

demandada por el reclamo que prospera y las de esta

instancia en el orden causado, atento el progreso parcial

de la impugnación (art. 289, C.P.C.C.).

Regístrese, notifíquese y devuélvase.

EDUARDO JULIO PETTIGIANI

EDUARDO NESTOR DE LAZZARI HECTOR NEGRI


DANIEL FERNANDO SORIA JUAN CARLOS HITTERS

HILDA KOGAN

GUILLERMO LUIS COMADIRA

Secretario

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