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LA HERENCIA COMO FACTOR DEL DESARROLLO HUMANO

La herencia genética es el proceso por el cual las características de los


individuos se transmiten a su descendencia, ya sean características fisiológicas,
morfológicas o bioquímicas de los seres vivos bajo diferentes medios
ambientales.1

a herencia es el proceso por el cual los genotipos crecen, es decir, el porcentaje


de la variabilidad fenotípica debido a efectos genéticos aditivos. Pero definir las
fuentes y el origen de las semejanzas entre miembros de una misma familia
incluye también otro tipo de variables. El estudio de la herencia cuantifica la
magnitud de la semejanza entre los familiares y representa el porcentaje de
variación que se debe a todos los efectos aditivos familiares incluyendo la
epidemiología genética aditiva y los efectos del medio ambiente

La teoría de los sistemas de desarrollo (DST) se opone a la definición de


herencia como transmisión de genes y aplica el concepto a cualquier recurso
que se encuentre en generaciones sucesivas y que contribuya a explicar por qué
cada generación se parece a la que le precede. Estos recursos incluyen factores
celulares y factores externos como la gravedad o la luz solar. La DST utiliza, por
tanto, el concepto de herencia para explicar la estabilidad de la forma biológica
de una generación a otra. La herencia genética es el resultado de la unión de
dos células madre que al unirse crearon un fenotipo con características similares
de dos, pero sin embargo es un organismo distinto ya que al unirse se crearon
nuevas células modificadas.

El medio ambiente en el desarrollo humano

El ser humano y el medio ambiente forman una unidad inseparable que solo
acabará cuando uno de los dos, o ambos, por alguna circunstancia fatal,
desaparezcan. El hombre y la naturaleza, la mujer y la naturaleza, constituyen la
realidad más verdadera de la existencia conciente que ha sucedido a lo largo de
los tiempos en nuestro planeta. Por ello, la importancia que tiene el medio
ambiente en el desarrollo humano.

En su ambiente natural los homínidos, austrolopitecos y otros, sobrevivieron


gracias a la recolección de raíces, frutos y carroña. Posteriormente, el fuego y
las herramientas de piedra los convertirían en depredadores. Hacia el neolítico,
la evolución cultural los conduce hacia el pastoreo, la ganadería y la agricultura.
En resumen, la posición de los antiguos homínidos en el ecosistema fue la de
consumidores, condición que también nos corresponde en la actualidad.

Con la aparición del Homo Sapiens, y su más amplia dispersión ecológico-


geográfica, comenzaba un proceso de aislamiento y segregación racial del que
surgieron durante el Pleistoceno superior los sapiens primitivos: Homo sapiens
neanderthalensis y Homo sapiens sapiens.

La cultura de los neanderthales se caracteriza por una tecnología lo


suficientemente elaborada como para disputar espacio y recursos a la fauna de
su tiempo: mamuts, oso de las cavernas, grandes felinos, etc. Su utillaje incluía
herramientas de piedra para cortar, perforar o desbastar; y para trabajar la
madera: cuchillos, raspadores, punzones, sierras y otros. No sólo ocuparon
cuevas sino que fueron capaces de construir chozas y su actitud ante la muerte
incluía el uso del sepulcro y ciertos rituales.

La etapa final del proceso evolutivo humano se caracteriza por la presencia del
Homo sapiens sapiens, cuyos vestigios fósiles pertenecen al Paleolítico superior.
Los antropólogos designaron a estos hombres fósiles con el nombre de raza de
Cro-Magnon, antecesora de las razas humanas actuales.

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