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Ca r lsta dt y Müntzer Los profeta s de Zwicka u I1I.2
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y Mür uxer
Los pr ofeta s de Zwicka u III.2 qponmlkji
nero de los mennonitas norteamericanos acudió en auxilio de las casas editoras alemanas. 22 Poco es lo que se sabe sobre las' actividades ulteriores de los tres profetas originales.
Para simplificar, la única sigla Con que designaré estas Quellen será QGT. Los holandeses Storch y Stübner, cada uno por su lado, tuvieron conversaciones con Lutero acerca del
tienen su propia serie, Documenta Ana ba ptistica Neer la ndica , cuyo primer volumen, F r iesla nd bau~mo de los infantes, las cuales indujeron a este último a escribir sobre el asunto y a
en Gr oningen ( 1 5 3 0 - 1 5 5 0 ) , se publicó en Leiden en 1975. El vol. X de QGT es una Bibliogr a -
defenCler la opinión de que mediante la operación del Espíritu Santo se infunde una espe-
P hie des Tiiufer tums, 1 5 2 0 - 1 6 3 0 , por Joachim Hillerbrand, Gütersloh, 1962, de la cual existe cie de fe en el infante, y de que, en todo caso, la vida del cristiano es un continuo morir y
traducción inglesa (enriquecida con A Seque! [obras publicadas en] 1962-1974), Sto Louis, reSucitar con Cristo. En 1524 estuvo Storch durante una breve temporada en Estrasburgo.
1975. Véase también infr a , p. 82 (último pár,-aló de la nota) y los Addenda , p. 961. El libro más importante sobre los profetas de Zwickau es el de Paul Wappler, Tlioma s M iin -
tzer in Zioicka u und die Zwicka uer P r opheten, Zwickau, 1908, que muestra claramente la dife-
2,
populosaSegún
que Orto Brandt, op. cit., p. 5, Zwickau era a la sazón una ciudad tres veces más
Dresde. rencia entre la teología bautismal de los hombres de Zwickau y la de los hermanos suizos de
Zurich.
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misrno.s-' De ese opúsculo se deduce que Müntzer, en sus días de Zwick. e) sobre la cual se hicieron luego las versiones checa y latina. La se-
au, evidente~ente seguí~ sosteniendo, con Lutero, !a importancia de la br nda versión alemana y la traducción checa estaban dirigidas a la gente
- Cena ~el S~nor y la. servidumbrj, del albedrío. Es evidente, sm embargo crLl . l L b
del pueblo, y su lenguaje y su tono eran groseros y VIO entos. a po reza
que bajo la influencia de Storch se había apartado realmente de la teoIo. del pueblo le daba ocasión para ataques y más ataques contra sus opreso-
gía de Lutero en dos puntos esenciales, el antipedobaptismo y la herme. . s o sea los letrados y los sacerdotes. En la versión latina, al lado de
néutica espiritualista. Concretamente, había merecido el aplauso de las l~r~s modificaciones, el ataque se limita a los eclesiásticos. La compara-
storchitas, en el debate celebrado ante las autoridades municipales, POr °ión entre el texto alemán y el texto latino muestra claramente que la
haber negado la eficacia de la fe de los padrinos en el bautismo de Un e reocupación central de Müntzer era el empobrecimiento espiritual de
niño pequeño. Además, según su propia confesión, había aceptado la fodas las clases a causa de la traición de los clérigos, los eruditos y los
hermenéutica espiritualista de los mismos storchitas, según la cual los dos sacerdotes.26 Eran ellos quienes habían oscurecido o torcido completa-
Testamentos, el Viejo y el Nuevo, han de ser interpretados en el Espíritu. mente el evangelio. Müntzer citaba a Hegesípo como testigo de la pros ti-
A este espiritualismo se añadía .en él una intensificación del sentido lute- tLIción de la iglesia primitiva por obra de los profesionales de la religión.
rano de la diferencia entre la ley y la gracia, que muy pronto reaparece. Donde él preveía una restauración era en la' gente del pueblo, los opri-
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ría, metamorfoseada, en la imagen müntzeriana del Cristo "amargo" yel midos y sufridos custodios de una fe qne eran incapaces de articular teo-
Cristo "dulce", si bien estos términos distintivos no se em plea ban todavía. lógicamente. Debía darse al pueblo la fac~tad de elegir a sus pastores, los
En los días en que Lutero afirmaba que la fe sola en la obra histórica de cuales, a su vez, debían deliberar en consejos o sínodos, y dar luego
Cristo en la cruz era el principio central de la redención, ya Müntzer cuenta a la congregación de seglares. Y el evangelio ql!e los nuevos pas-
había dado un gran paso adelante, y hablaba de una cruz personal misr-, tores debían proclamar con renovada jntensidad era el que Müntzer ha-
riosamente asignada a cada uno de los elegidos como tutela preliminar bía bosquejado ya en los últimos días de su estancia en Zwickau.
antes de la visitación del Espíritu Santo.
En el manifiesto de Praga sostiene Müntzer que la meta de la reden-
Implicado en el movimiento revolucionario de los storchitas, a pesar ción es el otorgamiento de los siete dones del Espíritu.s" Entre los dones
de que él mismo declaró en qué puntos no estaba de acuerdo con ellos, se cuenta la recepción de una instrucción directa del Espíritu Santo en
Müntzer fue obligado por las autoridades municipales a salir de la ciudad forma de visiones, sueños, afirmaciones extáticas y exégesis inspiradas.
la noche misma del día en que se le sometió a interrogatorio, 15 de abril Sólo a los elegidos les es otorgada esta visitación, pero antes de ello tienen
de 1521. De Zwickau se dirigió a Saaz (Zatec),24 centro de los valdenses- que ser despertados. Tal es la tarea "Úrgente del predicador. Y Müntzer
taboritas de habla alemana, y de allí a Praga, donde, después de ser recio mismo no se da ya a sí mismo el titulo de ma gister, sino el de nuntius
bido como luterano (1), predicó dos sermones el domingo 2 3 de junio, el Christi (enviado de Cristo). Dice también que, antes de estar preparados
primero en alemán en la iglesia de Corpus Christi, y el segundo, por para la visitación del Espíritu, los elegidos necesitan padecer las torturas
la tarde, en checo, en la capilla de Belén. Acogido amistosamente por el del temor. El temor es el principio de la piedad. La obra de Cristo en la
grupo más radical de los utraquistas (cap. rx.I), fue alojado en casa de los cruz consistió en haber dado a los elegidos el ejemplo de una cruz perso-
directores de la Universidad Carolina. Después de cuatro meses se vio nal. 28 Es verdad que la cruz se considera aquí como un medio divina-
con toda claridad que él era, de hecho, mucho más radical que la ex- mente seleccionado de tutela; sin embargo, sumergido a poca distancia
trema ala izquierda de los utraquistas. Se mudó entonces a casa del noble dela superficie está ya un pensamiento destinado a cobrar importancia
Sobek Burian, de Koriicy, traductor al checo de varias obras de Lu- cada vez mayor en la vida y en las enseñanzas de Müntzer, a saber: que la
tero. Hablando a través de intérpretes a un auditorio en que se encon- disciplina que el cristiano se impone a sí mismo sirve de preparación para
traban hussitas radicales, Müntzer expuso sin cortapisas sus convicciones la "cruz" que le está predestinada. Otra característica del manifiesto de
más atrevidas. Se refirió a las expectaciones taboritas locales y, partiendo
de ellas, expresó su con fianza en la inminente reunión del pueblo de núm. 11); véase también Amedeo Moh~r, "Thornas Müntze r und Bohrnen", Com:munio Via -
Dios. Su manifiesto de Praga apareció en dos versiones alemanas: una tor um, I (1958), 242-245.
26 Los varios textos han sido admirablemente analizados en cuanto a sus tendencias por
más breve (lo de noviembre de 1521) 25 Y otra más larga (25 de noviern-
Lohmann, op. r it., pp. 1 8 -3 0 .
21 Frederick Lewis Weis, The Life, Tea chings, a nd Wor ks of joha nnes Denck, Estrasburgo,
23 Lohmann,op.yxwvutsrqponmlkjihgfedcbaZYXWVUTSRQPONMLKJIHGFEDCBA
cu., p. 14, observa que Wappler (en la obra citada en la nota anterior)
~, enumera estos dones en conexión con el bautismo. Véase también infr a , cap. IV, a la
tiende a atribuir al período de Zwickau algunos de los tratados más radicales de Müntzer.
altura de la nota 3 0 .
24 Sobre el centro de Zatec, véase cap. >:)(1.1.
. 28 Hein rich Bornkamrn , Mystik, Spir itua lismus und die Anfá nge des P ietismus im Luther tum,
25 Reproducida por O. Brandt, op. cit. Puede verse una traducción inglesa en Rupp, op. Glessen, 1926, p. 6, llama a esto la "Theologie del' Anfechtung". Sobre el papel de la Theo-
cit., pp. 175-178. El estudio básico sobre los siete meses de MünlLer en Praga es el de Václav
logia Deutsdi en Müntz er, véase Steven E. Ozrn ent , Mysticism a nd Dissent, New Haven-
Husa, Toma s Müntzer a Ceclty, Praga, 1957 (Rozpmv)' Ceskoslour ush¿ Aha dr mi« Véd, LXVII, Londres, 1973, cap. 111.
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Prag~ es la cla~a a??pción ?el milenarisrno o 9uiliasmo de l?s storchitas y d r el acto, pero nunca llegó a proponer el rebautism.o de los adultos.
tabontas, que Justifica la violencia de los elegidos cuando tienen que ill), ee también en Allstedt donde se casó con una ex-monja.
poner un sufrimiento externo a quienes se resisten a la tutela del sufri, fu Este especialista en materias de liturgia, este hombre hogareño, aten-
miento interno. dió también, aunque de manera menos abierta, ~, los med~os de llevar a la
Cuando vio que sus prédicas no provocaban el deseado levantamiento 'áctica sus conceptos de reforma y de renovacion , que Ciertamente eran
de los santos predestinados, Müntzer se retiró de Bohemia (febrero de p11lChomás radicales. Con esta finalidad organizó una banda secreta des-
1522) y, durante algún tiempo, d ejó de tocar el tema revolucionario. 'nada a aparecer en e 1 momento oportuno
J1l .
para ejecutar " e I pacto eterno
Después de peregrinar un tanto oscuramente de un lado a otro -una Vez ~e Dios". Al conde de ~~nsfeld, que negaba p~~miso a sus súbditos para
se levio en Wittenberg, de visita en casa de Luter o-j-" Müntzer fue acep, sistir a los nuevos serVICIOS de Allstedt, le envio una carta amenazadora
tado por el ayuntamiento de Allstedt, pero sólo a título de prueba, con el (por la cual, es cierto, le fue forzoso presentar excusas). Su espíritu radi-
cargo de pastor de la iglesia de San Juan. En esta pequeña población cal no tardó en materializarse en e! asalto que sus seguidores emprendie-
sajona, no lejos de la frontera del condado de Mansfeld, Müntzer fUe ron contra la vecina capilla de Mallerbach, durante el cual quedó des-
provisionalmente el exponente de una reforma magisterial. Habiendo truida la imagen milagrosa de la Virgen que allí se veneraba. La' capilla
ganado pafa su causa al castellano electoral Juan Zeyss, y confiando en pertenecía al convento femenino de Naundorf, al cual tenía que pagar
- ganarse incluso al duque Juan y a Juan Federico, respectivamente her, lributo feudal el pueblo de Allstedt (tributo tanto más odioso, cuanto que
mano y sobrino del elector, Müntzer se ,dedicó a realizar un doble pro- Müntzer y sus seguidores eran execrados como herejes per las monjas).
grama. Siguió siendo radical, y hasta declaradamente, pero también trató Confiando en el apoyo de los miembros más humildes de-la sociedad,
de mantener las mejores relaciones posibles con Wittenberg y con el elec- reclutados así 31 para la causa, y sin desesperar todavía de la comprensión
tor, desolidarizándose públicamente de Storch. de una magistratura a la que, con e! tiempo, se le podsían dar más luces
La inventiva de que dio muestras Müntzer en su germanización de la -los conce:jales de la población y el castellano Zeyss podían considerarse
liturgia, visible en Da s deutsche Kir chena mt (1523) y en la Deutsche eva ngeli- como posibles conversos-, Tomás Müntzer elaboró sus doctrinas más ra-
sche Messe (1524), es en verdad extraordinaria. Dividió e! año litúrgico en dicales en una serie de importantes obras que alcanzó a publicar durante
cuatro grandes estaciones. Para estimular la participación del pueblo, se su pastorado de AlIstedt.
las arregló para que la mayor parte del servicio fuera cantada. Conservó El opúsculo Va n dem gedichteten Gla uben quedó terminado antes de! 2
los cantos que había en traducción alemana, y él mismo compuso varios de diciembre de 1523. Contiene catorce puntos y una epístola dedicatoria
himnos. Cuando se incluía un salmo, insistía en quese cantara su texto a Juan Zeyss en la cual, como ya hemos señalado, Müntzer reconoce la
completo, y no sólo las palabras iniciales, y las selecciones de las Escritu- influencia que en él ha tenido e! pensamiento de Joaquín de Flora.i" En
ras eran capítulos enteros. Mandó tallar los Diez Mandamientos en unas el punto 1 1 es donde formula de manera memorable una distinción que
tabletas que colocó de manera visible en la iglesia. Del radicalismo social ya hemos visto:
de Müntzer es poco lo que se transparenta en sus innovaciones litúrgicas,
salvo algunas alteraciones, como la de la colecta "Líbranos del yugo del No hay que trepar [a la iglesia] por la ventana; así también, la base de la fe
mal", convertida en "Líbranos del gobierno anticristiano y tiene que ser la totalidad de Cristo, y no sólo su mitad. Quien no desea aceptar
de los ateos" ,30qponmlkjihgfedcbaZYXWVUTSRQPONMLKJIHGFEDCBA
su insistencia en que las palabras de la consagración eucarística fueran al Cristo a~nargo está condenado a empalagarse de miel. .
pronunciadas por toda la congregación, en cuanto pueblo real y sacerdo-
tal. Una vez lo criticaron por permitir que también cristianos meramente A l principio, el elegido necesita conocer la miseria espiritual y e! abismo
nominales consagraran así la materia del sacramento, y él replicó que de la desesperación, abandonando todo placer en e! mundo. Necesita
Cristo aparece en medio de la congregación sólo en respuesta a las plega- haber sufrido el infierno de la incredulidad. Viene en seguida lasegunda
rias de quienes son los elegidos. Parece haber aconsejado el aplazamiento etapa de la salvación: el otorgamiento dé la vara graciosa, o sea la cruz
de! bautismo hasta que los niños tuvieran la edad suficiente para enten- personal. Y finalmente, con la recepción del Espíritu Santo, e! elegido
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y Miirüzer zyxwvutsrqponmlkjihgfedcbaZYXWVUTSRQPONMLKJIHGFEDCBA Los pr ofeta s de Zwicka u 1II.2
entra en posesión de la llave de David (punto 14), con la cual podrá abri Otra expresión de esta teología de mártires es una importante carta
el librode los siete sellos, la Biblia,qponmlkjihgfedcbaZYXWVUTSRQPONMLKJIHGFEDCBA
y alcanzar el discernimiento de l~ . crila por Müntzer hacia e! comienzo de su permanencia en AlIstedt y
espíritus. A contin uación , M üntzer ataca de manera encubierta a Lutero' (I~rigida a los seguidores que ten ía en Stolberg, su pueblo natal. 36 En ella
refiriéndose a la insistencia de éste en la Palabra exterior y audible ~)S pone en guardia contra los tumultos prematuros o insensatos. La igle-
cuando lo que importa es la Palabra interior, y zahiere en general a lO! .~a refor-rnada de! futuro deberá estar constituida por los elegidos de
"escribas" (los eruditos en materia religiosa), que en el mejor de los casO! ~ios. Pero estos elegidos deben primero sufrir, no ya con paciencia, sino
no tienen sino una "fe histórica". con alllorosa ansia, todas las pruebas a que Dios quiera someterlos. Los
Müntzer la emprende abiertamente contra Lutero en su P r otesta lior , "elegidos perezosos" pueden darse por perdidos. La "gracia de la An/ech-
'oder Entbietung ... va n dem r echten Chr istenela uben und der Ta ufe, dividida er¡ 1 / llI g " :l7 es otorgada sólo a aquellos que se han mostrado dignos de ella
veintidó¿ artículos.v" EI'¡ los siete primeros da plena expresión a su con. gracias él la disciplina de mortificaciones voluntariamente aceptadas.
cepción de! bautismo. Distingue entre el bautismo interior y el bautisllIt La más extraordinaria manifestación pública de Müntzer durante su
exterior. Este último no fue administrado ciertamente, según el Nuev~ permanencia de Allstedt, e incluso, posiblemente, el sermón más notable
Testamento, a niños de corta edad, pero tampoco fue administrado ¡ de toda la Era de la Reforma, es el que predicó el 13 de julio de 1524 en
adultos tan virtuosos como María y los apóstoles. Por lo tanto, el bau el castillo, en presencia del duque Juan (hermanocr~1 elector Federico),
tismo exterior es innecesario y no tiene por qué incluirse en la iglesia de de su hijo Juan Federico y de un grupo selecto de fuhcionarios del casti-
los fieles. El bautismo interior es otra cosa. llo y del municipio.s" El que un grupo tan distinguido de magistrados
El bautismo interior se explica a base de los seis primeros capítulo¡ haya escuchado sin ninguna protesta inmediata u n llamado tan incendia-
del evangelio de San Juan, que contienen una serie de alusiones al agua. rio a la revolución cristiana requiere una explicación que servirá para
El agua se interpreta como el movimiento del Espíritu, y este movimiento situamos en los misteriosos y complicados primeros años de la Era de la
es una convulsión (Er schiiuer ung) que siente el alma al recibir su cruz Reforma.
particular, asignada por Dios. Müntzer relaciona unos con otros vario¡ El duque Jltan y su hijo no compartían las mismas ideas en cuanto al
pasajes: la áspera predicación de San Juan Bautista con anterioridad a b papel propio del magistrado cristiano. Juan Federico estaba aquí con Lu-
acción bautismal de limpieza y renovación; la conversión del agua en vino rero y con la interpretación conservadora de la Reforma. Pero e! duque
(interpretado como la sangre del sufrimiento) por la acción milagrosa de Juan, hombre perplejo y meditabundo, se hallaba bajo la influencia de!
Jesús; las palabras que dice Jesús, en el pozo de la Samaritana, sobre el radical Wolfgang Stein , predicador de la corte en la residencia ducal de
agua viva que tiene su fuente en Dios; y, finalmente, la acción de Jesú¡ Weimar, que a su vez estaba bajo la influencia de Carlstadt (identificado a
con el agua de la piscina de Betesda movida por el ángel (símbolo del la sazón con los cambios radicales que tenían lugar en Orlamünde) y de
poder curativo de la cruz que debe cargar cada uno de los cristianos)." [acebo Strauss, que residía en Eisenach. Este Jacobo Strauss había sido e!
Sobre la base de estos cuatro textos, M üntzer sostiene que el bautismo el primero que llevó la Reforma a los mineros y burgueses del Tirol
el símbolo de toda la disciplina que supone la cruz otorgada por Dios, (Schwal., y luego Hall sobre el Inn, 1521-152~), y había publicado dos
cruz que conduce a su vez al descendimiento del Espíritu Santo con sus
revelaciones. Este concepto de la acción bautismal, que abarca todo el Schriften die besondere Betonung der Taufe bei jenen vcrursacht hat , d ie clan n ihrerseits
proceso de la redención, desde el primer movimiento de desesperación für diese innere Taufe des Kreuzes ein a usscres Syrnbol suchten, das ihnen die Wieder-
religiosa hasta el. posible martirio, bien puede haber sido uno de los in- taufe bot." S e remite a Jorge Haug en Müller, Gla ubenszeugnisse (QGT, II~ ), p. 7 , Y a E m il
gredientes de la "teología de mártires" de los anabaptistas evangélicos." Egli, Die Zür icher Wieder ta ufer zur Refor ma tionszeü, Zurrch , 1878, p. 19, pero quizá esté for-
zando una conexión que la escuela de Holl-Bóh mer requiere, a saber, que M üntzer es el
onglIlador de todo el anabaptismo, i '
33 Terminada en diciembre de 1523; publicada en 1524. Véase Brandt , op. cit., p. 13~ .3. Escrita en julio de 1523; impresa en Heinrich Bohrncr y P. Kirn , Thoma s Miintzer s
La P r otesta tion. ha sido traducida al inglés por John Steely. (En 1962, su trabajo estaba J Bnefwechsel a uf Gr und der Ha ndschr iften und a ltesten Vor la gen, L e ip z ig , 1931, núm. 41, p. 44, Y
punto de ser publicado en el Bulletui del Southeastern Baptist Theological Serninary dt en Brandt, vp. cit., p. 62; comentada por Lohmann, op. cu., pp. 36 ss.
Wake Forest, North Carolina.) '\ 37 Lutero, en cambio, consideraba la Anfechtung un pecado, o en todo caso no la tenía
1 .
34 Con alusión a Juan, 7:37-38, dice Münt zcr: "Los ríos de agua viva son los m ov l1lCil' por "buena obra". Véase Gritsch, op. cit.
tos de nuestro espíritu en el de Dios." El agua como alegoría del Espíritu Santo es uil,1 38 Durante mucho tiempo se ha supuesto que el sermón fue pronunciado ante los dos
interpretación muy corriente en la teología medieval. duques ernestinos, Juan y Federico el Sabio, pero es seguro que el elector no estuvo pre-
35 Es preciso estudiar desde este punto de vista lo que dice Ethelbert Stauffer, "Anab:l]l' ~nte, Véase Carl H~l1I'ichs, Lulher und Müntzer : Ihr e Auseina nder setzung iiber Obrigkeit ur ul
rist Theology of Martyrdom",MQR, XIX (1945), p. 179. Lohrnan n, op. cu., p. 49, despLlC\ lder sta ndsr echt, Be rl 111 , 1952 (Ar belten zur Kir chengeschichte, XXIX), p. 5, nota 1. Entre los
de observar que Müntzer, en contraste con los anabaptistas evangélicos, prácticameilte resentes se hallaban asimismo el canciller electoral doctor Gregorio Brück (Pontano), el
prescinde del bautismo exterior, prosigue: "Dennoch ist es moglich, dass Müntzcr du!'eh Alítor Hans yon Grefendorf, el castellano Juan Zeyss y los miembros del ayuntamiento de
die Umdeutung des Kreuzcs in den TaufgecJanken bei del' weiteren Verbreitung seincI Stedt, presididos por su bailío (ibid., p. 39).
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sermones de bastante importancia, uno Von der inner liehen und a usser lich nviccÍón de que el hombre común, en posesión de su realeza y de su
Ta ufe y otro Wider die simonisehe Ta ufe, ambos en 1523. En ellos se ha~ c~docio, estaba ahora en posición de quebrar el último de los reinos de
SLi
ce
declarado por un simplificado bautismo de agua en Alemania.s? . sa mundo, la monarquía de emperadores y papas. Pero los actuales
,Todos estos predicadores r~dicales eran leales a 5U prínCipe, pero s~ estegistrados subalternos del Imperio Romano-Germánico bien podían,
a
teman denodadamente la teona de que, una vez dernbada la autoridaij m cuanto individuos, estar entre los elegidos y pertenecer a este pueblo
papal, lo que debía prevalecer en los territorios evangélicos era la ley de e!1!1to.Así, pues, el objetivo básico del sermón de Müntzer ante los prín-
Moisés. Hasta aquí,' Müntzer no se diferenciaba mayormente de otr~ s~ es era despertar en ellos la consciencia de un papel posiblemente pre-
predicadores radicales que, según pensaba el duque Juan, bien podrí<lll ~I~stinado a ellos e inducirlos a unirse al pueblo ya congregado y a ser,
estar correctos en su interpretación. Muy deseoso de llegar hasta el nlÍ. desde luego, sus portavoces y sus ejecutores a la hora de dar a las huestes
cleo del problema, curioso en cuanto a la manera como iban las cosas en del Anticristo, réprobos sin Dios, su merecido castigo.
¡' • Allstedt bajo la dirección de Müntzer, y tal vez con el motivo adicional de
comprobar por sí misíño, si era o no conveniente confirmar, en cuanto
Müntzer reinterpretaba el pasaje políticamente
epístola a los Romanos, capítulo 13, convirtiéndolo
conservador
en un texto revolu-
de la
duque, la elección ministerial hecha por el ayuntamiento, Juan accedió a cionario, de una manera que al duque Juan debe haberle parecido tanto
escuchar a Müntzer en el castillo ducal de Allstedt. Müntzer se había más impresionante cuanto que Lutero se había servido una y otra vez del
estado preparando durante más de una semana para una ocasión tan mismo pasaje en apoyo de la autoridad.magisterial." ' Müntzer, en efecto,
trascendental. alteraba el orden de los cuatro ~r:hneros versículos, colocando el 1 y el 2 a
- - En este Ser món a nte los pr íncipes (13 de julio de 1524) expuso Mün. continuación del 3 Y el 4, y convi~'úen\:Io así a los príncipes ernestinos,
tzer con toda claridad su teoría de la fe, contrastándola con la de Lute, por anticipación exhortatoria, en los ejecutores de la ira de Dios contra
y de la reforma, y promulgó su los ateos y en los protectores dei los santos revolucionarios. Pero, al
ro."? Esbozó su concepción de la historiaqponmlkjihgfedcbaZYXWVUTSRQPONMLKJIHGFEDCBA
idea de lo que debe ser un magistrado cristiano. Remitiéndose una vez mismo tiempo, Müntzer advertía que si los príncipes se r.esistían a identi-
más, como en su manifiesto de Praga, a la interpretación que había hecho ficarse con la congregación del pueblo, la espada pasaría de sus manos a
Hegesipo de la decadencia de la iglesia primitiva, Müntzer proseguía con las del pueblo.v' La teoría del contrato no existía en su concepto del go-
una reinterpretación de la teología de la historia según el libro del pro- bierno. La soberanía divina residía en el pueblo de los santos, y los prín-
feta Daniel. La estatua de varios metales soñada por el rey había sido cipes podían escoger: o se unían a los buenos en su programa escatoló-
entendida a lo largo de la Edad Media según la interpretación de San gico, o sufrían las consecuencias de la rebelión justa. En otro de sus escri-
Jerónimo. De acuerdo con ella, el cuarto reino (correspondiente al hie- tos, Müntzer insinuaba que los representantes principescos del pueblo
rro, el cuarto metal) era el Imperio Romano, perpetuado a través de cristiano podrían gozar de ciertos privilegios de poca importancia, en se-
varias permutaciones, desde Augusto, pasando por Carlomagno, hasta el ñal de respeto: los príncipes, por ejemplo, podrían disponer de ocho ca-
Sacro Romano Imperio de la Nación Alemana. Pero Müntzer, astuta. ballos, los condes de cuatro, y los miembros de la nobleza menor, de
mente, encontraba en los pies de hierro y barro de la estatua (que para dos.:" Aquí se puede detectar claramente la influencia de Juan Eberlin
Daniel habían sido simplemente una extensión de las piernas, o sea del de Günzburg (ea . 1460-1533). Este luterano apocalíptico, que antes había
reino de hierro' de Alejandro Magno) el símbolo de un quinto reino te- Sido fraile franciscano, hacía algunas concesiones análogas en el undé-
rrenal, a saber, la cristiandad feudal y papal, reino durante el cual la cimo de sus libelos intitulados Bundesgenossen. Eberlin proyectó asi-
sociedad estuvo pulverizada entre la Iglesia y el Estado, en un opresiv~ mismo una equitativa Wolfaria donde cada cual sería recompensado de
aplastamiento. La Piedra que en el sueño de Nabucodonosor quebro aCuerdo con su verdadera contribución al bien de la cornunidad.v' Desde
estos pies era, por supuesto, Cristo (el pueblo de Cristo, los santos). Mün-
tzer hacía notar que la Piedra fue aumentando de tamaño, y expresaba '. " Carl Hinrichs ha demoslrado especial agudeza al anal~zar la revolucionaria permuta-
Clondel cap. 13 de la epístola a los Romanos en la hermenéutica de Müntzer.
39 Véase Hermann Barge, "Die gedruckten Schriften des evangelischen Predigersjak?b .,42 Ya Müntzer había dado expresión a esta revolucionaria pero plausible reinterpreta-
Str a uss",ARG, XXXII (1935), pp. 100 ss. y 248 ss. En el segundo de los sermones mfnclo· ClOndel pasaje de San Pablo en dos canas, dirigida la primera al elector, con la idea de que
nadas escribió Strauss: "In unser versamnilung tauffen wir in form und gestalt wie Ch'TistuS la leyera también el duque Juan (4 de octubre de 1523), y la segunda al ayuntamiento y a la
gelert und geboten hat." Véase, sobre él, el mismo Barge en Schr iften des Ver eius fur Refor mll' Congregación de Allstedt (ea . 7 dejunio de 1524). Véase Brandt, op. cit.,.p. 64.
tionsgeschichte, núm. 162, Leipzig, 1937. '" Bühmer y Kirn, op. cit., p. 162. ,
40 Edición crítica por Carl Hinrichs, Thoma s Micntzer , P oluische Schr iften mit Kommenta ~ 44 Wolfaria es el nombre de una utópica república agraria. gobernada por nobles y
Halle, 1950 (Ha llesche Monogr a phien, XVII); traducción al alemán moderno por HeJOol campesinos, nombrados todos por elección popular. Los monasterios y conventos tendrían
Fast, Der linke F lügel der Refor ma tion: Gla ubenszeugnisse der Tiiufer , Spir itua listen, Schr djr mtf que ser desocupados gradualmente, y los franciscanos recalcitrantes deberían ser pasados a
und Antitr inita r ier , Bremen, 1962, pp. 271-296; traducción inglesa, por George H. WIlhaITIS, CUchillo.A los adúlteros y a otros pecadores se les aplicarían los castigos decretados en el
en SA W, pp. 47-70. Véase infra , p. 961, el a ddendum a esta nota. VIeJOTestamento, y los borrachos públicos debían morir ahogados. En Eberlin hay reflejos
76 77
IlI.2 Ca r lsta di y Miintzer Los pr ofeta s de Zwicka u 111.2
el punto de vista de Müntzer, para que los príncipes pudieran llegar a s odos los grandes creyentes de que habla la Escritura se resistieron en un
algún día dignos instrumentos de Dios, era indispensable que abrier. t 'ncipio a la promesa de Dios, teniéndola por imposible: así Abraham,
sus oídos a la voluntad de Dios tal como era interpretada por el nUe pr! Isabe!, así María. La Biblia no es la fuente de la fe, sino su confirma-
Daniel y que, olvidándose del escriba de Wittenberg, escucharan a aS~n.Cada alma debe ser triturada con la duda y el sufrimiento, y luegoqponmlkjihgfe
profeta que, además de conocer la Palabra, estaba poseído por el Es ~ I ciada, antes de que la fe sea concebida en e! alma por obra del Espíritu
ritu ... ~~nto. y a continuación, Müntzer expone la fatuidad de la fe imaginada
La mayor osadía de Müntzer era pensar que Allstedt pudiera conv que se aferra el escriba, el falso cristiano Lutero. Por otra parte, como
tirse en el punto focal de la reforma radical, dejando a Wittenberg fu :1 sufrimiento in~erio: puede d~:~e en el alma .d~ todo hombre, Müntzer
de combate. Y en esta expectación se sentía corroborado por su her siá dispuesto a incluir en su visro n hasta al Cristiano de puro nombre, y
néutica espiritualista. Creía que la efusión del Espíritu en él mismo y ~I turco Y al pagano. Pone como ejemplo al centurión del evangelio, que
otros era una confirmación de la profecía de Joel (2:27-32, 3: 1-4), y conoció a Cristo de lejos.
inminente formiÍdór. del pacto entre mineros y magistrados la reali Así, pues, su doctrina de una elección confirmada por e! Espíritu te-
ción del sueño escátólógico de la igualdad de posesiones. En todo ello v nía un carácter programáticamente ecurnénico.t" y aunque el sufri-
la voluntad de Dios, que así había preparado el terreno para u miento personal era para él el preludio necesario de la salvación, Mün-
reproducción de aquella iglesia primitiva en q'ue todos los santos estah tzer no era ciertamente hombre que cerrara los ojos a las iniquidades del
igualados en la posesión común no sólo de los dones del Espíritu, sin orden social como cosas tolh<i;bles, o incluso deseables, porque podían
también de los bienes terrenales. Pisando esta tierra firme, podía llam inducir a la espiritualidad. Como los demás reformadores, rechazó el
denodadamente a Lutero "el hermano Mastschwein", "Sanftleben", "Lo! concepto de pobreza disciplinaria de la Edad Media y exigió la comuni-
setritt", "Kolk rabe", "Meister Lügner", nombres, todos ellos, que en dad de posesiones, con el doble fin de satisfacer inmediatamente las ne-
mente de Müntzer no eran simples improperios, sino más bien descrirl cesidades materiales y de liberar a los hombres de su preocupación por
ciones que apuntaban, en Luter o, las seriales del fin de una época. las cosas de este mundo: "Frente a la usura, los impuestos y los alquileres
De la reacción del duque JU<ln al sermón del castillo nos ocuparem nadie puede tener fe." 4 7
en seguida. El 24 de julio predicó M üntzer otro sermón en el cual, COll El duque Juan se quedó reflexionando sobre el carácter radical de la
apoyo en el capítulo 22 del libro II de los Reyes, presentaba la reform reforma de Müntzer, y lo convocó para una conversación en la residencia
de Josías y su renovación del pacto de alianza como un modelo para 1, ducal de Weimar, el I? de agosto. Esta vez el duque estaba más advertido
príncipes ernestinos.:" Pero, en el fondo de su corazón, es indudable qU f en cuanto al peligro de una revolución desastrosa, gracias a la lectura de
Müntzer tenía medio abandonada su esperanza de que algún día lO! un nuevo y vitriólico escrito de Lutero, su Br ief a n die F ür sten zu Sa chsen
príncipes se unieran a la reforma pactual. En efecto, durante esas do von dem. a ufr ühr ischen Geist. 48 Müntzer presentó Se
en el palacio de Wei-
ultimas semanas de julio terminó el borrador de lo que más tarde iba¡ mar acompañado de Zeyss y de dos miembros del ayuntamiento de All-
imprimir Juan Hut con el título de Ausgedr iickte Entblcssung des ZYXWVUTSRQPONMLKJIHGFEDCBA
[a ls c n e
Gla ubens. Es, en parte, un comentario sobre el primer capítulo del evan 46 Véase, por ejemplo, la cita de Müntzer infr a , cap. XXXII, nota 38.
gelio de San Lucas, y ciertamente la defensa más vigorosa y sistemátial .. 47 Entblossung, loe. a t., p. 48. El opúsculo se imprimió en octubre de 1524, cuando ya
que llegó a hacer Müntzer de la fe compenetrada por el Espíritu, tan Muntzer se había establecido en Mühlhausen, después de declararse abiertamente un revo-
lUCionario. Pero un borrador, adaptado para que pudiera pasar por la censura y redactado
opuesta a la fe meramente histórica de los hombres de Wittenberg, cuy lodavía de manera de dejar sitio para los príncipes (a fin de asegurar la legalidad de la
falsedad se ponía a demostrar punto por punto. M üntzer hace ver cóni' ~ansformación), se imprimió también en Weimar. Hinrichs llama Gezc:ugnis a esta versión, y
lIun~zer mismo, en su carta al elector Federico de 3 ,de agosto de 1524, se refiere a ella
de tradiciones apocalípticas medievales lo mismo que de ideas reformadoras de Lute~1 dll1andola su "Auslegung d e s Evangelion Lucae" (Brandt, op. cit., p. 72). En la misma carta
entre ellas el esperado reto no del durmiente Barbarroja. Los Doce Artículos del B lln r ls rh ~enCiona Müntzer cierto "untcrricht'' que había enviado al príncipe por mediación de
reaparecen reducidos a seis en las leyes de Wolfaria. Los sacerdotes de Wolfaria son lale: l'?ss. Los especialistas en Müntzer han deplorado la pérdida de este documento. Pero
por su situación y su vestimenta, y los "sacramentos" son estos cinco: blutismo, euca!'lsU:, tnnchs ha demostrado que no hay tal pérdida, y que el unter r icht mencionado no es sino la
absolución, oración, predicación de la 'Palabra. Eberlin estaba cn contra de que los hombrt carta de Müntzer a Zeyss de 25 de julio (Brarrdt, p. 68). Hinrichs llegó, en su investigación,
se afeitaran la barba. Véase F lugschr iften del' Rejor ma tionszeit, XI (1896), Y la nota de O a resultados muy importantes, a saber: todavía en su carta del 3 de agosto, Müntzer seguía
Langguth en A R G , XXXI (1934), 228-23H: además, William R. Hitchcock, "Ebcrlin \'~I cspe~'ando que los príncipes ernestinos suscribieran la reforma pactual que les proponía; lo
Cuuzburg", en ",:he Ba ckgr ound o] the Klli,ll,hts',Re¡ ,olt 1 5 2 2 -/5 2 3 , Ber~elcy-L~s Angeles, 195,I se~ula esperando la noche misma (7/8 de agosto) en que. huyó de Allstedt; e incluso la
cap. 1 \': y el artículo de Susan Groag Bell, 'Johan Eberlin von Gunzbu rg s wolfa ria : 1"11 ;n amada y revolucionaria Entblossung podía ser interpretada por M üntzer ,. durante esta
First Protestaru Uto pia", C H , XXXVI (1967), 122-139. _ I'~,nslclón crítica, como llamamiento a una revolución lega l, con el príncipe (a imagen del
'" Este sermón se ha perdido. Müntzer se refiere a él en su carta a Juan Zeyss de 2J y josías) del lado del pacto.
julio de 1524. Véase Brandt, op. cii., p. 68. 48 Br a ndt,loc. cit., p. 202.
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Amsterdam y otros . .
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el levantamiento . de los campesinos I
"'. esta satIsfactonamente documenlad ¡pUII qponmlkjihgfedcbaZYXWVUTSRQPONMLKJIHGFEDCBA
i sticia social evangélica cam~eslllos r~ fugiados
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pero son tan pocos, que resu ta difícil I ICI h acer un ana 'J'lSIS '.. geneuco o engl de a
~ l s ansias e e JU di' I utteritas
e (1533-15 35) E. ste eaa p íru lo se limitar a a as
bador de la relación entre Ja Guerra de los Campesinos y eJ anabaptis (¡ I;IScomunas fe os 1
P rn
ara poner un ejernp . Io: B a Itasar H u b marer, . que pronto Iib a él SeO. doSprimeras ases.
el primer expositor importante del bautismo de los creyentes desde e;
punto de vista teológico, hombre que durante la guerra abrazó la caus¡
de los campesinos y más tarde organizó a los anabaptistas refugiados en l. ASPIRACIONES DEL CAMPESINO MEDIEVAL
Nicolsburg (Moravia), fue atípico hasta en la manera como se hizo <lna. (HASTA 1517)
baptista, pues +caso quizá único entre los anabaptistas de la Alemania
me:i.di<;mal- estuvo dispuesto, hasta el final, a. argume~ta.r en pro de la Desde fines de la Gran Peste había habido, entre los campesinos y siervos
- legItImIdad
fuera su protector
Viena.
de la espada en manos de un magistradn
.
anabaptista,
cnsnano,
en Moravia, que su verdugo católico, en (ial comparable
lo misrno le la gleba de Alemania y Suiza, un fermento
con el que se vio en la Jacquerie
~Ies,en los lolardos de Inglaterra y en los taboritas
y torbellino de reajuste so-
de Francia y de Flan-
hussitas de Bohemia.
Sin embargo, por difícil que sea la empresa, y concentrándonos en los La extensión de los disturbios y levantamientos campesinos y sus varian-
impulsos evangélicos subyacentes y en los~antecedentes de la guerra, Va. tesde región a región podrán entenderse mejor si no se pierden de vista
rnos a esbozar a grandes rasgos el trasfondo sobre el cual se destacao las muchas diferencias regionales que había en la estructura de la eco-
cinco o seis espiritualistas (algunos de los cuales llegaron luego a ser <lna. nomía rural y en las instituciones socio-jurídicas de la deshilvanada reta-
baptistas), hasta el final de la Guerra de los Campesinos. cería de principados sobre la cual presidía el jefe del Sacro Romano Im-
Con la perspectiva que nos da el tr~lI1scurso de los siglos, podemos perio. Todo ello era herencia de djfer~tts desarrollos locales a través
distinguir tres fases en la rebelión campesina de la, Europa central: 1) la de la Edad Media.
fase medieval, con sus brotes esporádicos (1 2 9 1 -1 5 1 7 ); 2 ) la gran Guerra De manera general, los disturbios ocurrían en zonas donde los cam-
de los Campesinos (1 5 2 4 -1 5 2 5 /2 6 ), universalizada y religiosamente soso pesinos habían sido prósperos y relativamente libres, pero donde enjam-
tenida por una exigencia de libertad evangélica; 1 y 3) un decenio más bres de pequeños señores civiles y eclesiásticos trataban de extender y
tarde, el levantamiento de los münsteritas, coincidente con rebeliones formalizar su propia jurisdicción a expensas de esos campesinos.
1 La obra más útil sobre esta guerra es la de Günther Franz, Der deutsche Ba uer nkr ieg, La lucha de los campesinos de habla alemana por conservar sus fue-
Darmstadt, 1975 (ed. original, 1933). La i~vestigación más reciente ha contado con un do- ros antiguos se inició en Suiza. En cierto momento, los bailíos y los fun-
ble estímulo: el animado diálogo entre los historiadores de la República Democrática y lO! cionarios administrativos de los Habsburgos habían tratado de aumentar
de la República Federal de Alemania, y la celebración del 450 0 aniversario de la Guerra de allí los tributos que originalmente se habían impuesto a los campesinos,
los Campesinos en 1975. La interpretación marxista que se ha hecho clásica es la expuesta
destinando la diferencia a sus propios bolsillos. Así, pues, la Confedera-
en el volumen colectivo (bajo la dirección de Adolf Laube, Max Steinmetz y Günther Vago
ler) Illustr ier te Geschichte der deutschen fr ühbiir ger lichen Reoolution, Berlín, 1974. Para la mejor ción suiza (1 2 9 1 ) no estuvo dirigida precisamente, en su comienzo, contra
comprensión de la revisión historiográfica que sigue en marcha. véase Hans J. Hillerbrand, la dinastía de los Habsburgos, sino contra esa explotación administrati-
"The German ReformatÍon and the Peasants' War", en The Socia l Histor y of the Refor ma tion. va, si bien es verdad que el levantamiento de los pequeños propietarios
ed. por L. P. Buck y J. W. Zophy, Columbus; Ohio, 1972, pp. 106-136, Y Rainer Wohlfeil rurales de la región alpina no tardó en convertirse en una lucha del pue-
(ed.), Refor ma tion oder fr iihbür ger liche Revolution? , Munich, 1972. No se han publicado aún
todas las actas de los congresos o coloquios celebrados en 1974 y 1975 en conmemoración
blo suizo por emanciparse de Austria. Un segundo gran levantamiento
de la Guerra; pero, de lo ya aparecido, vale la pena ver los Studien zum Ba uer nkr ieg ed. por Ocurrido en Suiza -la guerra campesina de 1513-1515- estuvo dirigido
Bernd Moeller, Gütersloh, 1.975, y Reoolte und Revolution in Eur opa , ed. por Peter Blickle Contra tropelías locales, en aquellos cantones en que los burgueses de las
(Histor ische Zeuschr ift, Bcihefi 4). Asimismo, Heiko A. Oberman (ed.), Delllschel' Ba uemkr ieg ciudades estaban usurpando los derechos de los campesinos que vivían
1525 (= ZKG, LXXXVI, 1974, núm. 2); Hans Ulrich-Wehler (ed.), Der deutsche Ba uer nkr ieg.
en las aldeas circunvecinas, por ejemplo en Solothurn, Lucerna y Berna.
Góttingen, J 975; Janos Bak (ed.), The Ger ma n P ea sa nt Wa r , Londres, 1976; Max Steinmetz
(ed.), Der deutsche Ba uer nkr ieg und Thoma s Münizer , Leipzig, J 976; Gerhard Brendler y Adolf En otras zonas del Imperio, particularmente en el cuadrante sudocci-
Laube (eds.), Der deutsche Ba llem/¡ z'ieg, Berlín, 1977; y Bob Scribner y Gerhard Beneckc dental de Alemania, limítrofe d'e los cantones suizos de habla alemana, en
(eds.), The Ger ma n P ea sa nt Wa z· of 1525: Netu P er spectives, Londres, 1979. el amplio ángulo formado por el recodo del Rin en Basilea, y también en
Aunque no hubo anabaptistas hasta después de terminada la Guerra de los Campesinos, el Tiro\' los levantamientos se enderezaron contra una firme consolida-
tal vez sea éste el mejor lugar para mencionar algunos recientes estudios sociológicos y
ción de absolutismo político creciente, sumada a la introducción del dere-
económicos sobre dicha secta: Ernst H. Correll, Da s schweizer ische Tiiufer tum.4.tEin soziologi:
scher Ber icht, Tübingen, 1925: Paul Peachy, Die sozia le Her kunft der schweizer Tiiufer , Karls- cho romano (el Código de justiniano), lo cual era una amenaza para
ruhe, 1954; y Peter J. Klassen, T/¡ e Ecollomics of Ana ba ptism 1525-1560, La Haya, 1964. En el las libertades tradicionales de los pequeños agricultores, sobre todo en las
a ddendu m a este lugar (infr a , p. 961) menciono otros dos estudios del mismo tipo. dependencias rurales de las ciudades imperiales y de los territorios ecle-
82
83
El ca mpesino medieva l IV.l
-- caracterizaba
comun.'
por un gran respeto a los derechos y debcnes del hOlllb/yxwvutsrqponmlkjihgfedcbaZYXWVUTSRQPONMLKJIHGFEDCBA
- - e lI1josfueros campesinos germánicos,
~Ierechouniversal, fundamentado
El movimiento má, imponante que hubo a fines de la Edad Med;a. Bfblia.Durant"e todo el tiempo en que los campesinos se habían defen-
esta nueva tendencia perseguía un
en la voluntad de Dios, esto es, en la
favo. de las leyes amigu", fue el del "p"b" Concado"ZYXWVUTSRQPONMLKJIHGFEDCBA I d " a n", K ",,""I didocon la tradición y el derecho "común", su movimiento había perma-
en el ducado de Würuemberg, ~ue ocupab> '" mayor parte de la alta1 lecido fragmentario, puesto que las leyes, los privilegios y los abusos,
baja Suabia. "Pobre Conrado" era el nombee que" daba a una, cof"dias :ejosd~ se: "comu~les'.', eran en realidad muy hererogér;te.os, y va~ia?an
de campesinos formadas sobre todo por los pobres y los descontentos dé terntono a terntono. Pero la lucha por el derecho dIV1l10, el bíblico,
que trataban de olvidar sus mortificaciones económicas por medio de l~ no limitado por fronteras territoriales, podía alcanzar dimensiones
diversión y las bromas fuertes.2qponmlkjihgfedcbaZYXWVUTSRQPONMLKJIHGFEDCBA
Estos grupos, aunque numerosos y Con paneuropeas.
muchos afiliados, no tuvieron significación política hasta 1 5 1 4 , cuando el Esta tendencia no aparece de uYmo sino en una minoría radical que,
duque Ulrico de Württemberg pretendió acrecentar sus rentas alterando con toda consciencia y determinación, se dedicó a difundir el movi-
su sistema de pesas y medidas, lo cual suscitó una tremenda hostilidad miento y a planear diversas conspiraciones. En no pocos casos, la combi-
entre los campesinos, que, muy al estilo del Viejo Testamento, miraban nación de motivos económicos y religiosos suscitó gran hostilidad contra
toda manipulación con las pesas como una abominación. Uno de ellos, losjudíos, en su calidad de prestamistas, y también, posteriormente, con-
llamado Pedro Gais, arrojó algunas de las pesas nuevas a un río, diciendo tra los obispos y abades, en su calidad de voraces terratenientes que exi-
-en una especie de adaptación de la prueba medieval de la ordalía- que gían viejos y nuevos tributos de toda índole. El símbolo del movimiento
si Dios las aprobaba, las pesas debían flotar. Dándose a sí mismo el nom- fue la abarca campesina de cuerdas o correas, el Bundschuh (opuesto al
bre de Pobre Conrado, recorrió varias localidades, expuso en ellas la ini- calzado de los nobles, el Stiefel). La organización misma vino a llamarse
quidad de la nueva exacción y atrajo gran número de secuaces. El mo- por su símbolo. En su programa entraban estos puntos: reconocimiento
vimiento asumió en seguida el carácter de una protesta agraria contra la del emperador y del papa, pero no de las autoridades intermedias; re-
usurpación,
3 por parte de las ciudades, de los derechos comuna les de las ducción de los impuestos; eliminación, aquí y allá, de determinados tribu-
a ldea s. Las demandas de los campesinos durante el movimiento del "Po- tos y exacciones; en uno de las organizaciones (Alsacia, 1 4 9 3 ), el exter-
bre Conrado", esencia lmente políticas y constitucionales, fueron precur- minio de los judíos; la abolición de las pluralidades clericales y (sólo en el
soras de una de las muchas corrientes que hubo luego en la Guerra de los programa de 1 4 9 3 ) de la confesión auricular; la limitación de las faculta-
Campesinos,
bronn", de mayo la representada
de 1 5 2 5 . por el "plan de reforma imperial de Heil- des de los tribunales eclesiásticos; el control de los intereses (que no de-
bían exceder del 5 por ciento), y una paz universal en la cristiandad. Fue
En parte bajo la influencia de los hussitas, algunos grupos apelaron a Joss F r itz quien acaudilló el Bundschuh en 1 4 9 3 , 1 5 0 2 Y 1 5 1 3 , a ambos
la ley divina y exigieron una reordenación de la sociedad sobre la base lados del Rin, arriba de Hagenau. Las dos propuestas más' radicales de
del evangelio. A comienzos del siglo XVI, estas agitaciones reformistas, así 1493, referentes a los judíos y a la práctica de la confesión, no se incor-
poraron en el programa ques de manera más sistemática se elaboró en
2 Sobre lo s orígenes del término, véase A d o lf Laube, "Precursors of the Peasants' War: 1513. Este nuevo programa contenía una vez más la promesa de lealtad
pud 1- Bak (ed.),
a«Bundschuh" und op.«Armer
cit., p. Konrad"
50. -Popular Movements at the E v e 01' the Reformation", al emperador en caso de que aceptara las demandas de los campesinos,
pero ahora iba acompañada de la amenaza de recurrir en caso contrario
3 Franz, op. cit., pp- 20 ss. La guerra, ya inminente, puede haber sido promovida en
parte por lo s c a b e c illa s de a ld e a más prósperos, deseosos de quedarse con el control del a los suizos, virtualmente independientes a la sazón.
sistema a g r íc o la , liberando a la s a ld e a s de la carga de pagar diezmos a las ciudades cercanas, Un gradual cambio del interés -del mantenimiento del derecho "co-
y colocando así a l pastor y a l juez bajo e l control de la comunidad. Véase D a v id Warren Illún" al establecimiento del derecho divino- y la evolución misma del
Sabean, La ndbesitz und Gesellscha ft a m Vor a bend des Ba uer nkr iegs, ~tl,lttgart, 1972.
~~n.dschuh -de la chusma que en 1 4 9 3 no distinguía entre agravios y pre-
84 JUICIOSal responsable movimiento social que en 1 5 1 7 concretó una lista
85
--
equilibrada de demandas políticas- habían abierto la imaginación de 1
t, extendido en diciembre a toda la alta Suabia. el l.dULL".u, - -_.-
campe~inos a .10s nuevos impulsos evangélicos llegados de Wittenbel'g lbi,1 ,6 buscó alguna a yuda de f'uera , y encont ro una pOSIibII
I""lIe ilid a d en Ia
de Zuncho B~Jo la lI1f1uenCla deyxwvutsrqponmlkjihgfedcbaZYXWVUTSRQPONMLKJIHGFEDCBA
la s nuevas Ideas sobre la reforma tel r
siástica, los campesinos, sin abandonar el programa existente, que Ped' Ill,lda d de Waldshut, políticamente am?iciosa, situa.da en un importante
tlt I del Rin, a poca distancia de SchaHhausen. LeJOS del centro del po-
un regreso a la Costumbre feudal y la institución de la justicia bíbli.
comenzaron a exigir la sllpresión de los diezmos y de la s prebendas ,4.
I,I(~ O ) 'Iustríaco
lell "
la ciudad de Waldshut
(, ng-élico por el hecho de que, aun SIendo pequena,
estaba madura
. -
para el caudillaje
buscaba alguna
'
libre elección de los pastores, a quienes se Sostendría mediante COnlri/¡
ciones voluntarias.qponmlkjihgfedcbaZYXWVUTSRQPONMLKJIHGFEDCBA u ,'1 se 'IJara convertirse en ciudad libre imperial, o más autónoma aún,
/J~S.
no los vecinos cantones SUIZOS, .
y coa l'Iga d a ta I vez con e IIos en Ia Con-
En el otoño de 1517, los campesinos del Bundschuh llegaron a i ,
nar que sus demandas .habían quedado sancionadas por Lutero, C on rnagis~ ~t:;lera(ión (según había sucedido con AppenzelI una generación antes).
(~)[l10 el pastor de Waldshut, ~ue era el doctor Balrasar Hubmaier, se-
proclama
Biblia. de libertad evangélica y su afirmación de la autoridad de I
.
ruidor de Z w in g lio , estaba d estinad o a convertirse muy pronto en una de
,.- tlS figuras importantes de la Reforma Radical, no será inade~uado inte-
~), Tumpir nuestro relato de la guerra para ocupamos de la Vida de este
;Iiscutido personaje, hasta el momento en que su congregación entró en
2. LA GRANGUERRADELOSCAMPESINOS,1524-1525:
l-lUBMAIER;CARLSTADT,Me'NnER, RINCK y HUT IratoS con los campesinos insurgentes. .
Baltasar Hubmaier (1481-/528), nacido en Friedberg, cerca de Augs-
burgo, había estudiado en la universidad de Friburgo. Juan Eck, el ad-
En febrero de 1524 todos los planetas iban a coincidir en el signo de
,crsario de Carlstadt y de Lutero~l la disputa de Leipzig, llegó él tener
Piscis. Un matemático de Ti.ibingen había predicho esta configuración
un poderoso ascendiente sobre él y lo alentó a proseguir sus estudios de
celeste en 1499, profetizando, además, que la tierra quedaría sumergida
4 Icología, en los cuales hizo rápidos progresos. Las necesidades económi-
en un diluvio genera1. Muchos estuvieron en desacuerdo con él, ya que
cas lo forzaron a aceptar un puesto de preceptor en S ch a ff hausen , pero
un nuevo diluvio habría violado la promesa hecha por Dios a Noé, pero
poco después pudo regresar a la universidad, y recibió las órdenes sacer-
todos convinieron en que ocurriría alguna ca la mida d espantosa. Por
doiales. Cuando Eck se trasladó a la 'universidad de Ingolstadt, Hub-
todas partes se leían declaracionesZYXWVUTSRQPONMLKJIHGFEDCBA
y especulaciones proféticas, casi todas
maier no tardó en seguir/o. Fue en Ingolstadt donde recibió su docto-
escritas en alemán; 5 y de pronto surgió en Alsacia una banda de campe-
rado en teología, y fue Eck quien en esa ocasión pronunció la oración
sinos que excusaba su conducta diciendo que la guerra que emprendía,
académica. Poco después fue nombrado co-rector de la universidad y, en
profetizada desde mucho tiempo atrás, era una guerra ordenada por
reconocimiento de su elocuencia en el púlpito, capellán de la catedral de
Dios. Así, pues, el a ñ o de 1524 se inició en un a mbiente cargado de in-
q II ietud y de presagios. la cercana Ratisbona.
El populacho de Ratisbona estaba entregado a la sazón a violentos
desmanes antisemíticos, en los cuales, innoblemente, participó Hubrnaier.
a ) La sIIble a cúín de Stii/tlingen y Wa ld5/wt:
71 El episodio culminó con la expulsión de los judíos y la demolición de su
el pa pel de Ba lta sa r Hubma ier smagoga. (En el lugar en que ésta estaba se construyó en seguida una
capilla que no tardó en atraer peregrinaciones muy lucrativas para la
oudad.) En conexión con esos acontecimientos se lanzaron groseros in-
Los desórdenes Ocurridos en Forschheim (Franconia) \' SI. Blasien (en la
Selva Negra) no fueron propiamente combates por los derechos de los sultos, los cuales alligieron de tal modo a Hubmaier, qU,e con gusto
campesinos, sino simples asaltos a la s bodegas de los monasterios. La aceptó la invitación de ir como cura a Waldshut. Aquí predicó su primer
guerra propiamente dicha estalló el 23 de junio de 1524, cuando la con- sermón en la primavera de 1521, conservando 'todavía, por supuesto, Sil
desa de Uipíen-Stühlingen pretendió mandar a algunos de sus campesr- re católica. Pero en el verarid de 1522 comenzó a cambiar, gracias a la
nos a juntar caracoles en los momentos en que estaban ocupados en re- lectura de los escritos de Lutero. Después de estudiar cuidadosamente las
principales epístolas de San Pablo, y de predicar sobre ellas, Hubmaier
coger su heno. El tumulto, iniciado en las cercanías de Schafthausen, se
VISitó a Erasmo en Basilea. Le llegó entonces una nueva invitación de
34474.4 Karl SChottenloher, Zeitta fel zur deutschen Geschichte, Munich, 1939, núms. 34472 )' Ratisbon<l, y él la aceptó; pero no tardó en tener dificultades, cuando a
lravés de sus sermones se hicieron visibles sus nuevas convicciones, y en-
5 Un viejo proverbio (recogido por Franz, o ]» . c it., p. /48) decía: "Wer im 1523 Jahr tonces regresó de muy buena gana a su puesto de Waldshut, donde aún
nicht stirbt [sublevación de los caballeros], 1524 n ic lu im Wassfr verdirbt, und 1525 niclu
wird erschlagen, del' mag wohl von Wunclern sagen." )
1; Franz , "p. cit., p . 165.
86
87
Hubma ier , Ca r lsta dt y otr os IV.2
no lo había sustituido nadie. InmediatamenteZYXWVUTSRQPONMLKJIHGFEDCBA e n ta b ló corresponde!]
con los 7 reformadores suizos, y discutió con Z w in g lio e l problema del b pesinos, bien armados siempre, salieron también de Waldshut para
V.2~. C31~blarpláticas con los señores. La situa~ió.n, para estos. últimos, no era
tismo. En 1523 tomó parte. en .Ia segunda disputa de Zurich (cap.yxwvutsrqponmlkjihgfedcbaZYXWVUTSRQPONMLKJIHGFEDCBA
donde estuvo a lIa d o de Z W 1 l1 g 1 1 0 , y, de regreso en Waldshut, comenz' f~da fácil. Esta?an cansados de las nego.ClaclOnes, p~ro S1l1I~ecur~os para
poner en práctica unas reformas de las cuales apenas si se había hablaO n prender acción alguna. El 3 de septiembre, vanos funcionarios aus-
en Zurich. Introdujo el servicio litúrgico alemán, abolió los reg en; e~acos importantes -el conde Rodolfo de Sulz, el vicegobernador de la
d e l ayuno, y contrajo matrimonio. Allí, en Waldshut -mucho más lal11
qUe' ~;sacia superio:, los :epresent~ntes de Stuttg~rt,. e incluso el presidente
Zurich, donde la preocupación dominante era logra r la hegemonía ~' d I regimIento imperial de Esslmgen- fueron invitados a Radolfzell para
toda la Confederación suiza, fO I~ l1 la d a de repl~b.licas campesinas (k, ~udiar a fondo la situación.
v qponmlkjihgfedcbaZYXWVUTSRQPONMLKJIHGFEDCBA En esta junta de nobles y funcionarios se
c Iu d a d e s - e s ta d o s , y muy ,heterogenea en lo rehglo so -, le fue Posible ~~cidió acudir a las .armas contra lo.s campe;"inos d.e ~uabia, y levantar ~n
Hubl1laier combinar creativ al11ente el ansia local de lieertad civil y la lIr. 'ército de doce mil soldados de mfantena y seiscientos de caballería.
gellCla general de una renovacIón de la Ig le s Ia . .e fero ni la nobleza local ni el gobierno austríaco disponían de fondos, y la
De este modo ocurrió que, cuando la gran Guerra de los Campesi!]~ resolución se quedó en el papel. Sin embargo, el conde Rodolfo, a quien
se inició en la vecina Stühlingen, y los campes1'nos de esta loca lida d St se había instado a buscar una solución pacífica, trató e! 10 de septiembre
sublevaron contra su señor y convergieron en Waldshut, encontraron al, de llegar a algún arreglo con e! conde Sigmundo de Stühlingen y sus
población no sólo reformada según las pautas evangélicas bajo la guía dt campesinos.
su nuevo pastor, sino también a punto de resistir por las armas a la ad Las dos partes se pusieron de acuerdo en cuanto a varios puntos
ministración del Austria citerior, la cual, como es natural, no iba a permi. esenciales, pero los campesinos, una vez satisfechas sus nada exageradas
tir semejante reforma.
peticiones, se negaron a entregar su estarídarte de 'batalla y a implorar
La actitud de Hubmaier en Zurich perturbó evidentemente al g () perdón en campo abierto; en consecuenci1; las pláticas quedaron rotas.
bierno austríaco, que con no poco dolor había estado presenciando el La ciudad de Zurich mandó entonces ciento setenta voluntarios para
rápido avance de la gran rebelión teológica. Imbuido del espíritu de ayudar a Waldshut y a sus aliados campesinos; y Austria, que no quería
Zwinglio, Hubmaier había leído en público sus dieciocho Schlussr eden tener conflictos con los suizos, no tomó ninguna acción en contra. La
acerca de la vida cristiana, con las cuales esperaba ganar para su causa al tensión siguió en aumento hasta fines de 1524.
clero de Waldshut, puesto que la ciudadanía ya estaba ganada. La facción En noviembre y diciembre, Tomás Müntzer estuvo en las inmediacio-
ca tólica de Waldshut y de sus alrededores había exigido, a través de caro nes de Waldshut, en Griessen, capital del condado de Stühlingen, y en la
tas muy perentorias, la destitución de Hubmaier. Las autoridades aus región de! Hegau, tratando de reclutar a los campesinos de esas regiones
tríacas hicieron entonces lo posible por que el pastor fuera entregado al para que acudieran a la guerra, en su fase de Turingia. No parece, sin
obispo de Constanza, perO'el pueblo de Waldshut lo protegía. embargo, que los campesinos se hayan entusiasmado con sus sermones.
Los campesinos de Stühlingen, que luchaban por reconquistar sus ano Se negaron a acudir, excepto como mercenarios (cosa para la cual no
tiguos fueros, y los habitantes evangélicos de Waldshut, que apoyaban a estaba preparado Müntzer). Las ideas de Müntzer impresionaron a
su predicador popular, obraban al impulso de motivos diferentes, pero Hubmaier, pero no parece que los dos hombres se hayan conocido per-
tenían un enemigo común: el archiduque austríaco. A fines de julio de sonalmente.
1524, una fuerza de quinientos cincuenta campesinos armados hizo una Más o menos hacia entonces regresó Hubmaier de su destierro tem-
visita a Waldshut, y a mediadO$ de agosto regresó para concertar con las poral de Schaffhausen para reanudar sus funciones de pastor en Walds-
autoridades municipales un tratado de ayuda y protección mutuas. Al hut. Desde aquí le escribiría ya en enero de 1525 a Ecolampadio acerca
principio, las autoridades austríacas no estu vieron en posibilidad de ao de ciertas ideas avanzadas que había estado rumiando en cuanto al apla-
tuar decididamente; sin embargo, para proteger su reforma, Hubmaier zamiento del bautismo de los infantes (cap. vr.3).
prefirió refugiarse durante un tiempo en la localidad suiza de Schaffhau En vista de la debilidad (fe las autoridades austríacas, el desterrado
sen , donde había sido preceptor en sus días de estudiante, y así salió de duque Ulrico de Württemberg 8 trató de consolidar sus propios planes
Waldshut ello de septiembre de 1524. para recuperar su ducado. Había reunido un número considerable de
Robustecidos por el convenio que habían celebrado con la ciudad, la s
8 Nacido en 1487 y muerto en 1550, duque de 1498 a 1519 y de 1534 a 1550, Ulrico
Más tarde escribiría: "Entonces Zwinglio estuvo de acuerdo conmigo en que los niños
7 había sido expulsado en 1519 de su territorio por la Liga de Suabia, indignada por dos
no deben ser bautizados antes de que se les instruya en la fe" (Ein gespr ech Ba ltha sa r Hube- fecharías suyas: primero, había dado muerte a Hans van Hurten (después de acusarlo de
mor s uon.
1526, F r idber
citado en Mg LDoctor I
s a uff Ma ysler Vlr ich Zwinglens zu Zür ich Ta ufjbüechlen, Nicolsburg.
, II, 354).
adulterio con la duquesa), y segundo, había tratado de apoderarse de la ciudad imperial de
Reutlingen. Posteriormente abrazó el protestantismo, yen 1534 fue reintegrado en su patri-
88 monio por Felipe de Hesse.
89
/
" t7J esinos
- __ "-~~-------~---"-"'"rtrnTa-TI7'~'-as~Ca .
Hubma ier , Ca r lsta dt y otr os zyxwvutsrqponmlkjih
IV.2
wldado" y qponmlkjihgfedcbaZYXWVUTSRQPONMLKJIHGFEDCBA
e l 23 de febrero de 1525 se pcesentó ante 1., pue"" i«",lodad
. f ue su fundamentación lista deT ica;
t ste con la evange . ven
a g ra io.s este
d e sentido, no po-
Ios cam pesinos
..
Stut~gan con seis mil de infaote<i~ y trescenros de <abalíerra. JUsta"" ';, ser más. agudo e l. coi~;aa los abusos locales y carente de orientación
e l día "gmen'e, en la lejana Pavía, su peotectoc Fcannsco 1 de Fea, Stülolmgen, restring . .,
fue tomado pteso por e l empecadoe, o sea e! que habla despojado a 1 ~ "gélica" f ' en Memrningen, bajo la dirección de
rico d e s u d ucad o. A hora bien , los m etceo"ios d e U Ieico eran sui"" "El 7 de m ayo. del 525 se ,;O¡;;'O'licheZYXWVUTSRQPONMLKJIHGFEDCBA
V er einigumg) de las bandas de
st m a yo" pa 'te, y eotoo ces b Conf ed eración 1" dio ÓO'den ~s de" eg" 0'''''' .
un a "u mon c"",,,an;e! AII '::u, e! lago de Constanza y Baitn? gen.
con lo cual Ulneo se quedo p"","camente .,10, Los aus,",acos, alo'~d Lnpesmos de 1", ,eg,ones I g Doce Artículos como base, Dieron
por su victoria contra Francia, pudieron aho'a ocupa"e de UI,;lO "'tOS confedec~dos tomaco~ 0: S abia coalición de ciudades r"ro,
apro"ecloamo la, fuerzas que COntra él habían eeunido para lama;. f'enra de su existencia a la ~,ga 1e uoenl~n intenciones de recurrrr a la
ahoraEl contra
12 d los campesinos.
d 2 S b CUladapor Austria, declar~.n o qued?IIOada por Jorge Knopf, ya había esta-
e mano e,15 5, e asnan . . Lotzer, 9 d e M'e,","mgen, I"r'" E o Ia w ~'ia del Allgau , acau
publi cJI '1 lI enescal
e Jmge de Wa Idb urg h ~bía
los famosos Doce Aniculos, eo cuya revisto» ha~ia colaborado la maood ~dO la violencia el 4 de abn , ye ilando a una banda de campesinos
Hubmaier. i o Su, demandas eran, en resumeo, 1as siguienn-s. a cada <o ""t<,rado, en la misma [~emaE/m(mmador de Leipheirn, Juao jacobo
gregaóóo debe ,ecooocérse!e e! derecho de e1egie y de d,,'ituie a 'o Le;pheom, mea d~ U m, te or campesinos y las poblaciones de
paso",' (artículo r); el diezmo para e! So'tenimieoto de! clero debe ti . :,ehe, fue ejecutado Junto con cmc~ das. Alarmado, y enfurecidos los
tarse al "gran diezrnr," (trigo y oteo, producrn, de! campo), mien"" qu Ltipheim y Cünzberg fu~ton "9,cea" un ejército de doce mil hombres,
el "pequeño diezmo" (cabezas de ganado y peoductos lácteos) tiene qu "mpesioos de la alta Sua .chaal frente de siete mil soldados, pero O? se
caduca- (ir); la ",,;dumbte debe quedar abeogada (ur), puest0qu ¡lseoeseal se pu," en mate ,I d ás las demandas'de los campe"no,
Ctisto ha red im id o o 1;bert~do a todos los loom bres POt igual; así, p". d,,;d;6 a atacado,: C~mo" p~:oso el ~;',;tad o de Weingarten (1 7 de abnl, de
todos los hombt", y no .010 lo, señ ores , uenen e! derecho de ca"" ,,'o moderad as , firmó rtab 1 as de ellas. En esta forma terrmno la
pescar (tv) y de juntar leña en e! bosque que a todos pertenece (v); " 1525),en el cual" acepta an a gu" "
podráo ya exigüse sen;cio, que excedan de lo que permite la Palab" d, p,imeta fase de la guerra, Li erial quedó en libertad de acción
Dios (vi) o de lo que ha establecido la cosrumbrj- (vn), y estos se",i!", Gracias al tratado, el seo~sea ,mp rebeldes de campesinos cuya act,
estarán en p,opo'Tióo con el "lo!
castigos no deben ir más allá de lo admitido
de la tierra que" teoga (v u r); 1, P""entenderse con los dema~ gcup~,
por la ley de la Costumbre, tud era más vIOlen~a y cuyas eman as e
tan más ampli as que en el caro
91
)
r V--: -¿ -La -G uer r a de los l: a mpesinos
H ubma ier , Ca r lsta dt y otr os zyxwvutsrqponmlk
IV.2
14 Se había negado a pagar impuestos por el castillo que ocupaba en territorio de Ro-
13 La autobiografía de Cotz ha sido reeditada por H. S. M. Stuarr, Londres, 1956.
thenburg.
92
\ 93
111
,/
Hubr na ier , IV.2
Ca r lsta dt y otr os zyxwvutsrqponmlkjihgfed
y". T'XI'T:J uer r a dZYXWVUTSRQPONMLKJIHGFEDCBA
e [ÓS Ca mpesinos
"
»:
IV.2 yxwvutsrqponmlkjihgfedcbaZYXWVUTSRQPONMLKJIHGFEDCBA
La G uer r a de los Ca mpesinos
H ubma ier , Ca r lsta dt y otr os IV.2
pre~entaba el sacrificio único de Cristo '. ....
hablan entendido bien en el Calvano, ciertamente n surara el monasterio vecmo, opresIvo para todos los habitantes de la
C ar l·stadt perseveró todavía . . oqponmlkjihgfedcbaZYXWVUTSRQPONMLKJIHGFEDCBA
(· 1~L1lón y que se eliminaran todos aque ll os direzrnos y triib utos a cam b'10 d e
. .
movImIento .
campesino y forme en su esperanza d 1 de m ligart Ios excesos d 1eg cuales , los campesinos, los caballeros y los h a biitantes dee Ias as ci
cm d a d es
R ot h enburg ,o parte e a comi "ZYXWVUTSRQPONMLKJIHGFEDCBA lo S . " .' dI'
en la reunión ue I .. ISIon que representó recibIeran los beneficios correspondientes. El representante e pnn-
Franconia celebró en SchweI'nqf a glran Br ud~r scha r t (hermandad) d 110 escO arzobispado accedió a las demandas, y no hubo derramamiento
bí h bi urt en os d os pnm dí d . (lp
la a Ido una reunión anterior' en H ilb eros .Ias e junio. Ha desangre.
un frente campesino unificado el r~nn, con objeto de constitu" Parecido fue el éxito que durante algún tiempo coronó los esfuerzos
t que en segUIda pod ' . 11 " 8
es amento de la dieta imperial' po d . I na organIzarse Co", d Westerburg en Francfort. Los Artículos de Francfort (abr-il de 1525)1
d d ' r esgracia a der r t d Z b "IQ e d
e mayo e 1525), que sojuzgo al sect I .' loa e a e rn (1' vieron como base un breve borrador de once puntos, prepara o una
frid J or a saciano y sob d I I (u . • • h
su n a antes en Bóblingen (12 de ) h~rlY '. re to o a derro~ ¡nana antes por vanos hermanos cnsnanos de Francfort y de Sac sen-
mente el colapso de este esfuerzo ~~~y~.~ . lar causado mo~entánea. ~:L1sen(dependiente de Francfort), bajo la dirección de Westerburg. In-
stadt estuvo acompañado de su esposa s I l!cIOnf. tan constructIvo. Carl. cJuían demandas de varios órdenes -religiosas, políticas y sociales-, y re-
los ultr~es a que todavía tuvo que ham~j7 va lente, que ~OpOrtó con él presentaban el deseo de los artesanos de la ciudad y de los hortelanos de
ca~'p~sm~s a quiene~ él, como vocero e~~ri~~~t\ e~, medio de aque!lol SUS alre¿edores: mejorar ~u situación eco~ómica y política. de una ma-
L~ dieta de Schwemfurt fue un fraca o f 1a la tratado de gUIar. nera analoga a la que pedían los Doce Artículos de Memmmgen, en los
cron adecuada de los diferentes miembro 'lor a .ta de una representa, que Hubmaier había metido un poco la mano.
, he'
Al mismo tiempo
mg~ oren (2 de junio) por las tro
los cam es'
d
os b e a ,alIanza,
P inos esta an SIe d
I7
n o sometIdos
.
En el caso del grupo de Westerburg,
en K ij. de que los pastores
."
fueran elegidos conjuntamente
era de especial interés la petición
por la parroqUIa y
, .
re~lón, campos, 'huertos y aldeas pa~ be JorgJ. de Waldburg. Por toda la por el ayuntamiento, y de que se les obligara, mediante reglamentos es- I
remaba en Würzburg Complet es a andar lend? en llamas. El terror peciales, a observar su voto de castidad o, en caso de que no lohicieran, a
., . . . amente esmoralIzad 1 . . di' 1 '
e~ercJto campesmo fueron derrot d os, os restos del contraer matrrmomo en toda forma. En otro e os articu os se propoma
Clones de Sulzdorf e Ingolstadt al ~sd en. un.a batalI.~ cerca de las p o b ls tina democratización de los procedimientos judiciales, y que en lo suce-
compañía de un grupo de carn . e jumo. ~lonan. Geyer pereció en sivo uno de los dos burgomaestres fuera elegido por la parroquia, a fin
en Schwabisch-Hall, el 9 de julio d~et~~~~ a quienes Iba capitaneando de que los p<?b.res pudieran ser tenidos en cuenta en la administración de
Carlstadt escapó en un cesto ba'ado' losasuntos civiles."?
thenburg, Nos volveremos a enco ~ por ,~nCIma ~e la muralla de Ro· Los Artículos fueron aceptados por el ayuntamiento de Francfort.
esfuerzo por concentrarse en su nt olo c,on e en Basilea, donde hará un Además, gracias a ellos se reavivó el movimiento reformador de Franc-
, , eo ogra eucarístlCa ' ,. id
oplm~nes a los teólogos de Suiza y d E b Y por atraer a sus fort, que habla comenzado en 1522 y habla quedado mterrumpi o a
MIentras Carlstadt tomaba la ~ stras urgo (c.ap. v). causa de la derrota de los caballeros imperiales que habían abrazado el
h
Rothenbu-j-, Gerardo Westerbur par e q~e demos VIstO.en las luchas de movimiento de Lutero. Con excepción de los Doce de Memmingen, los
S<vonla, se distinguió en Francf;'t su cuna o, < su SOCIOen los días de Artículos de Francfort fueron los únicos que se difundieron en forma
r~ligiosa como social, prestando au ~?mo faudIllo de. la reforma tanto impresa, a causa de lo cual se convirtieron en el modelo de documentos
sImpatizantes en las ciúdades. UXI lOS a os campesmos que buscaban análogos de zonas tan septentrionales como Münster y Osnabrück.
En Francío-r, al igual que en M'. La fulminante destrucción de las conquistas constitucionales y religio-
campesino fue sólido en el sentido agun.Cla y el Rhemgau, el. movimiento sas de los campesinos y pequeños burgueses del valle inferior del Meno,
y durante un tiempo corrió con b const~tuclOnal y en el sentIdo religioso, de Francfort a Maguncia, fue obra de la Liga de Suabia y del implacable
.
smos
d I Rh .
e emgau aliados con el c b 11
uena to rtuna
'.
Por ei l· I
Jemp O. os campe·
J orge de Waldburg, que se en sano -, incluso
. contra los esfuerzos
d
mo era- .,.
apoyados por Gasp;r Hedio eva f· a ero Fedenco de Greiffenklau y dores del arzobispo electoral de Maguncia (cardenal Alberto de Bran-
el Wac~erholde y, lIamándos~ a
de abnl de 1525 los llamados artíe l
st~~s~~ ~c:p. x.2-3), se congregaron
d ; ~e~!J enossen, adoptaron
en demburgo) y de su vicario, el obispo Guillermo
el 23 tuno, en cuya ciudad se había establecido
de Estrasburgo.
por entonces Hedio como pas-
Este úl-:
derechos. consignados en los viejo S dinl e eingau, que re.novaban l~s tor, estaba dispuesto a escuchar las demandas de los campesinos en con-
cas anterIores, inclusive el Weistum d IPl ~~s ¡ en las resolUCIones jurídi- tra de los diezmos no correspondidos por un servicio clerical. Pero los
vas: se pedía que fuera la con r .~ .': e:o. ahora había Cosas nue-
g egacion qure n elIgIera sus pastores, que se
18 Hay varias versiones de ellos, y su número no es en todas el mismo. Véase Akademie
17 Franz, op. cu., p. 332. der Wissenschaften D.D. R., F lugsclir iften der Ba uer nkr iegszeit, Berlín, 1975, p. 572.
19 Franz, op. a t., p p . 37155.
96
I 97
Hubma ier , Ca r lsta dt y otros IV.2
IV.2yxwvutsrqponmlkjihgfedcbaZYXWVUTSRQPONMLKJIHGFEDCBA
La Guer r a de los Ca mpesinos
98 99
P 1: ~-w< Tr '-a -a 7!-lV"S-Ca mpesznos ~ yxwvutsrqponmlkjihgfedcbaZYXWVUTSRQPONMLKJIHGFEDCBA if'+'N
H u b ma ter
. , Ca r lsta dt y otr os IV.2
De Nuremberg, donde se despldlO de Pfelffer, Muntzer se dlrigl" o P sino de la extens " voluntaria de santos S baJ, gSI'm ismos di-
Cn""n,
. doode ya lo hem", entcev"to ...., en la, ",med.anoo« de Wa~ .,. ' e' de una coog · .-egaClon
d poc individuos que s e crelan
I _ fé a portavoz, y,
I
hul." Durao'e "'0'
meses de peregrioacióo, desde su salida de MO ,OnWogceganóo fono a _al Espíritu Santo ba!o su P' o d""o la comuni-
hauseo, Pcedieó la iomioeocia del Reioo de Dios, huscó apoyo Pa" e', ",ente inspirados po> en regación restituida, basr d':~rgencia que
lucha esca '01 ógica , cenó con Ecolampadio en Basilea (Octubce/dicien¡ b ",divamente, de ul~a '~ ~e una ciudad, reflejan a \a comunidad
de 1524) y recibió una carta (sep'iembre de 1524) de Comado Ceeb' 10"ural de una al' ea °
de la teología de Muo"e:! y los campesinos
pa'ricio de Z urich (cap. v.2) qu e había asumido la d ireccióo del o, cad,,', ewe e! "p"ttua:T d ida en lo, Doce A"" ulos 1 e artesanales,
les y pacifistas hennanos suizos y acababa de leer el Va n dem g< dieh". "J"al presupuesta y ~de~es naturales, ya sean ru ra esA ~a pues de to-
Cla uben de Müotzer. ,l~uabia. Estas comum ta distinguibles en los Ha ufen. ~~mp"ino" el
Eo"e 'an,o, Emique Pfeiffer habta regcesado a lo, aJcededo,,, ti 1'", veces son claca~en eniecon en la Guerra de lo, abaptista de
MühJhausen, y hacia comienzos de 1525 también Mün,,," se encoo"alt¡:~ lo' Ha ufen que ~n,erv;on"apane en la bibliocracia ~n ue se formó
allí. Esta Ve< los dos revolucionarios tu viecon m ejor fonuoa en 'u ataq. "leo que en cont rarra , '~ con gregaciónZYXWVUTSRQPONMLKJIHGFEDCBA
( H uufe) esp mtua q suprarregio-
COntra el ayun'amiento, y log'aroo susti'uido eo~ e! llamado "cooce;, :~n"ec(cap. XUl) se'~e acar ácter individual, voluntario y
etemo", repcesenta,ovo de las clase, revoluClonan.,." El Aufr u¡ un di,. rorno a Müntzer, F Iipe de Hesse,
Allstedter ,compuesto por Toma, M ün tzer a fines de a bril de 1525 Y di, :,1." ., ., staba más tensa, el landgr~ v.e es: movilizó rá-
gido a sus aO'igu", feJig"ses, es uno de sus eseci,,,, máv famosos, y" Cuando ~a "tua~lon e ál era el problema ""atefco, pesinos, con- .¡¡
fleja Ia exubecan'e violencia de este periodo. Res",a el glocioso co. 1"' entendió muy ien e~on'ra el gmpo principal . e calmen la que los
mienzo de la victoria de los san tos, con las sublevaciones que en 'od. pidamente (14 de m,;;o) n Teas una escaramuza ~'~'" Jes ofreció la
panes se están llevando a cabo. "No dejar que se en fríe la espada de J. l,"teado en F r an ken on Ia ven taj a, el dia siguien te e lpe inos se les fue
van , os", 'al es su mensaj" "y tarn bién: "Preci pírar d e la tone a Jas bcujm rompesloos. man tu ie leer t e aran a M üntzer. A los cam ~es honrosa pro-
sio Dios". Las insigo
o ias de lo, carn pesioos, ideadas por M un tzec, fuem. paz a cam bio de que e ~n .~i~ial mi entras discut ia n tan ~tegó el grueso
una bandeea blaoca coa una espada y un gran estaodacte blaoco con un de las manos su ventaja l esaban sus pros y su, eo~'ras, siciones para
a,co iris, slmbol de! nuevo pacto de aJianza, pues Müntzec había aca- puesta, pues, mten'~as sop artillería ocupó las meJo,,, P~a fuga, alen-
bada por ver en la cebeJión campesina eJ final de la quinta mOnarquL., d, las tropas de Feh p y s:siado tarde decidieron da~se ~ un arco iris
pmfeti,.do en el libro de Daniel y .eprofetizado en su propio y a'revid" disparar contra ellos. Ó e;¡;, Müntzer y por la apanelO? o: que Dios no
Semu5n a nte 1" pnnd.p"" pronunciado ".' AlIstedl. . . . tados po, los dtScursok"se. Sin embargo, e? cuanto ",er eron, y fue-
La subJevaClón mdenansta de Tunng ia 'uvo, bajo la mlluenCla de sobre las 'ropas del de J arnpesinos romp"ron filas y y
Müntzec, una índole muy especial; hay eut" ella y las demás subJevacl. los estaba protegiendo, '" o en un matadero. . hu rendido en
o.~s difereneiav ~uy i~poClantes desde el punto de vista de la organiza ron pasados a euchdlo '~:; apresado en la batalla, ~'lnod~~ de Ernesto 1
""n y de la J u SlllieaClon "vol UClonanao M te o tras que en su mayor pan, M üntzer ~"m o no_ ¡ do en el calabozo del castil o d median 'e tor- 1'
1", ejércitos campesinos se eons';,uyemn a base de JocaJidades par,;'ul,· dgün escondite. Enca,,~ a suyo, el profeta fue obh~~ 0Pfeiffer fueron D!
es Q ut" d U '> O t e seis me,e" segu o e'la'e'''m 00'0 de En nque Bo"mgeL V ease En.' "<a,Mansfeld,
a a . M ..hlhausen.t" La cm fines
a
.. l. oOm. Br
S«t'hehn,
'01. s., ig, y 278,
227 und Akkn
PI'
. zum
330 '-''''' ,o'''- '''P «6,
Y 389-39L '. L,;p,; s. 1927-1934
. (QF
. RG, X
, , X'XJ.
. de
derapttados
t enarehtenedml~~na.
bjurar de usu oc Hacia ~e mayo,
. d d mIsma fue eby¡.
o Ig ada a entregar
26 La idea de un concejo o sínodo escatológico surge en la Reforma Radical y necesita
ser estudiada Con mayor detenimiento. La menciona Peter Kawerau, Melchior H o fm a n n ,
Haarl~m, 1 9 5 4 , "Das K o n z il der Endzeit", pp. 8 5 Y 8 8 . Lo que se esperaba era una cornbi-
nación de un nuevo concilio apostólico (la Nueva Jerusalén) y una nueva asamblea pente- 28 Expreso de nuevo mi agradecimiento a Hsia Po-chia, que me llamó la atención sobre
Costal. Melchol' Hofmann tenía la idea de dos concilia . E l primero iba a estar compuesto de eSta diferencia. Anteriormente, Holl, "Schwarrner", art. cit., había observado que no sólo el
aquellos que habían dejado a Roma pero no se habían sometido todavía a Cristo (la segunda Haufe voluntario, sino también la iglesia voluntaria, tuvieron su origenen el müntzerianoBund
de la s partes en que se dividiría Babilonia, según el Apocalipsis, 16: 1 9 ). E l segundo de 105 de los elegidos.
concilios iba a tener lugar tres años y medio después d e l primero. Véase Rollin S. Arrnour, 29 Bóhrner y Kirn, Miintzer s Br iefwechsel, pp. 166-167, que es el documento que se aduce
Ana ba ptist Ba ptism: A Repr esenta tive
27 Brandt, op. cu., p. 74.
Study, SCottdale, Pa., 1966, cap. 11, nota 77. en prueba de la afirmación, muy generalizada, de que Müntzer, además de renegar, recibió
lacomunión según la manera católica. Pero la credibilidad de este documento es objetada por
100 Bensing, op, cit., pp. 22955. Véase, además, el Thoma s Müntzer de Ellinger, que es la obra
aUtorizada más reciente que sobre él ha aparecido.
101
H1.lbma ieT, Ca r lsta dt y otr os IV.2
IV.2'yxwvutsrqponmlkjihgfedcbaZYXWVUTSRQPONMLKJIHGFEDCBA
La Guer r a de los Ca mpesinos
San Pedro, 3: 15, texto que más tarde se convertiría en todo un pro-
parte de su territorio a los príncipes circunvecinosqponmlkjihgfedcbaZYXWVUTSRQPONMLKJIHGFEDCBA
y a pagar una i
de para los anabaptist~s;. pero el ~e.xto ?ásico era ~saías, 11:2-3, co~
demnización por los destrozos que habían causado las bandas armad
destrozos que el ayuntamiento había sido incapaz de evitar por no ha gl arna
fuertes matices escatologlCos Y espmtuahstas. Fundandose en el sepn-
SLlS ne don del Espíritu, como antes había hecho Müntzer en su mani-
tenido ayuda del exterior.
[OntOde Praga, Haug mostraba cómo una vida cristiana necesita recorrer
~~~ersasetapas de crecimiento antes de llegar [inalrnente al punto .de
d ) Tr es pa r ticipa ntes y F r a nconia .fecó en que el alma queda conformada del todo a Cnsto. La subida
menor es dur a nte la s fa ses de Tur ingia Ón
p~ dl ual a esa cima se describe por sus etapas, que son siete tipos de espí-
Además de Hubmaier en Waldshut, de Carlstadt en Rothenburg, d g\:I: espíritu de temor de Dios, de sabiduría, de entendimiento, de con-
Westerburg en Francfort y de Pfeiffer y Müntzer en Mühlhausen, I~.O de fortaleza, de paciencia y de piedad. Después de citar el pasaje
11 qU I
fueron los más destacados voceros de los derechos cívicos de los campesl. Sn~s¡ánicodel mismo lsaías, 11: 1, "Y brotará una vara del tronco de Jesé,
nos, cabe mencionar la carrera "militar" de apenas unos cuantos otrO!Iyreto óará de sus raíces un vástago", continúa con una paráfrasis poética
que, después de la derrota de los campesinos, habrían de quedar identif~ de los dos versículos siguientes, que vale como una especie de resumen
cados con el anabaptismo y, por consiguiente, tienen importancia para de todo el librito:
nuestra historia. Los datos biográficos que aquí daremos sobre tres dt
ellos -Juan Hut, Jorge Haug y Melchor Rinck- nos ayudarán a ver la TemeT a Dios desde el corazón es sa bid/lTía .;
conexión entre e! idealismo social evangélico de la agitación campesina l' huir del mal es entendimiento;
el entendimiento del divino amor trae fidelida d (Gla uben)
e! anabaptismo.
y es bueno para aquellos que lo tienen.
Mientras se dedicaba a ganarse la vida con su oficio de encuaderna.
No dejarse confundir es consejo;
dor y librero ambulante entre Wittenberg y Erfurt, Juan Hut vino a caer
vencerse a sí mismo es{or la leza ,
en la primavera de 1525 en Frankenhausen, donde acampaban las tropas y juzgarlo todo y soportarlo todo es conocimiento (Kunst);
de Müntzer, esperando ganar algún dinero con la venta de libros y libe- llegar a ser como Jesucristo v unánime con él, es biena velllur a llza ..
los. Hut, futuro apóstol de! anabaptismo en el Austria superior, había En él (da ) reposa todo y es el verdadero Sabbath ,
trabado ya conocimiento con Müntzer, e! cual, en su huida de Mühlhau- que Dios pide de nosotros, y a lo cual [o: y a quien] se opone el mu ndo r'"
sen, había pasado una noche y un día en su casa y le había dado a
Haug invitó a Hut a predicar el 31 de mayo de 1525. El ex-sacristán y
imprimir la ya mencionada Er üblossung, o sea el comentario sobre el pri-
librero ambulante predicó sobre el bautismo, la comunión, la idolatría
mer capítulo de San Lucas. Esta vez oyó a Müntzer, en la culminación de
y la misa. Aunque los campesinos habían sido aplastados un par de
su vida de profeta, predicar contra los grandes señores, y quedó pr-ofun-
semanas antes en Frankenhausen, Hut todavía creía estar viviendo en
damente impresionado. Las palabras de Müntzer,removían pensamientos
vísperas del cumplimiento de las promesas, Y conden6 violentamente a
profundos a los que había llegado bajo la influencia de Juan Denck (con
losclérigos poseedores de rentas y prebendas y a quienes se beneficiaban
quien nos encontraremos en e! cap. vn.I). Más aún: Hut había sido ex-
pulsado de su ciudad natal por haberse negado, de acuerdo con la ense- de los diezmos forzados, hombres que servían a su vientre so capa de
servir al evangelio: "Dios Todopoderoso los castigará, a ellos y a todos
ñanza de Denck, a bautizar a un hijo pequeño. Sin ser todavía un ana-
cuantos se oponen a la verdad; todos ellos perecerán, sumidos en la
baptista, las proclamas proféticas de Müntzer lo convencieron de la
inminencia de la segunda venida de Cristo. Cuando los campesinos mar- desgracia." Y proseguía: "Los súbditos deben pasar a cuchillo a todas las
charon para presentar batalla al landgrave Felipe, él subió la colina autoridades, pues el tiempo oportuno ha llegado: el poder está en sus
acompañándolos, pero como "los disparos eran muy tupidos", regresó de mano.s." 31 Estas expresiones, y otras parecidas, hicieron que las
prisa a la ciudad, donde fue aprehendido por la gente de Fe!ipe. Afortu- autondades clasificaran a Hut como discípulo de Müntzer. En esta
nadamente, como en verdad no había tomado las armas, fue puesto en G 30 Müller, Gla ubenszeugnisse (QGT, III), p. 10. La palabra Kunst, aquí, es análoga a
libertad. Se dirigió entonces a Bibra, donde en otros tiempos había ocu- d eia ssenheit. El opúsculo de Haugestá en la tradición de Ruysbroeck; una de sus metáforas es la
pado un puesto de sacristán al servicio de dos caballeros locales. e abIsmo del alma.
Durante la guerra, los campesinos habían incendiado el castillo de los A Christian
~ .I Meyer , "Zur Geschichte der Wiedertaufer in Oberschwaben, 1. Die
nlange des Wiedertá ufertums in Augsburg", Zeitschr ift des Histor ischen V er eins für Schwa ben
mencionados caballeros y habían convertido a cierto Jorge Haug, campe- ~nd Neuber g, 1 (1874), 207-256, especialmente p. 241, donde se reproducen íntegramente
sino de la cercana Juchsen, en e! predicador de la aldea de Bibra. Este a~dactas le~antadas en el tribunal de Augsburgo. Cf. también Herbert Klassen, "The Life
Haug había publicado un librito de elevoción intitulado Anla ng eines (/¡ris/- pro Teachmgs of Hans Hut",~Q~, XXXIII (1959),171 55.,267 ss. Hut explicó durante su
lichen Lebens en 1524. Su epígrafe era un versículo de la primera epístola ceso que en un tiempo habla VIsto la guerra como una señal de que habían llegado los
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IV.2 yxwvutsrqponmlkjihgfedcbaZYXWVUTSRQPONMLKJIHGFEDCBA
La Guer r a de los Ca mpesinos
.....- Hubma ier , Ca r lsta dt y otr os IV.2
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1 cionaria. Gracias a la ayuda de los artesanos de la población, los
conexión entre Müntzer y Hut se fundó Enrique Bullinger (y, tra:
re\'o .L1entes se apoderaron de Brixen y después saquearon el convento de
muchos otros historiadores) para afirmar que Müntzer fue el padre
II~SLlI~'rL.En seguida nombraron a Miguel Gaismair (ea . 1490-1532) su
movimiento anabaptistaP?
:-;eLls~dante. Nacido en las cercanías de Sterzing (Vipiteno), Gaismair
Tras las derrota completa de los campesinos en junio, Hut, a caus
COI~,aestudiado probablemente en la escuela episcopal, y se había ganado
su postura müntzeriana, se vio forzado a huir a Augsburgo. AquíqponmlkjihgfedcbaZYXWVUTSRQPONMLKJIHGFEDCBA
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haZYXWVUTSRQPONMLKJIHGFEDCBA
,I~ a sucesivamente como amanuense del burgrave de Tirol (el castillo
encontrarse con Juan Denck, recién expulsado a su vez de Nuremh ~ \~orde el condado había recibido su nombre) y secretario, y a la vez
(Este encuentro con Denck suscitará en Hut un cambio trascende
r:caudador de imp~esto.s, del. obispo d~ Brixen. B~~O el influjo de la
hasta el punto de que el 26 de mayo de 1526 aceptará ser rebautiz.
. nial visión de Galsmalr, la msurgenCla se extendlO por el sur hasta
por la mano de Denck: cap. vIJ.4.)
~erento y por el norte hasta Innsbruck. Sus participantes elaboraron un
Sólo falta mencionar a MeIchor Rinck, que muy pronto será el cap'
documento de sesenta y dos artículos que se presentó a la dieta del
y el mártir del anabaptismo en Hesse. Educado en Leipzig y en Erfu
condado en Meran (Merano) entre el 30 de mayo y el8 de junio de 1525.
apodado "el Griego" a causa de su dominio de esa lengua, Rinck, desp
El documento fue luego remitido, para su consideración, a la dieta de
de fungir como pastor luterano en Oberhausen, cerca de Eisenacli
Innsbruck. Allí el conde de Tirol, Fernando, estuvo dando largas a la
posteriormente en Eckhardtshausen), cayó bajo el hechizo de Münr
discusión, con el resultado de que el número de artículos aumentó a
Tomó parte en la batalla de Frankenhausen. Después del aplastamie noventa y seis, y en seguida fomentó la división de los insurgentes: p~)T
de la sublevación campesina y de la ejecución de su profeta, Rinck tr un lado quedaron de ese modo los mineros organizados y los pequeños
de continuar la obra de Müntzer mediante una fuerte polémica contr: propietarios rurales, y por otro los peones del campo, los jornaleros
doctrina de la justificación de Lutero, cuyos frutos, según él, en urbanos Y el resto de la gente sin medios de vida. Fernando no quiso
escasos, tanto más escasos cuanto más se acercaba uno a Wittenbe l
admitir ni uno solo de los artículos relativos a la reforma religiosa.
Reanudaremos el hilo de su vida en la primavera de 1527, en Miguel Gaismair fue encarcelado. Los insurgentes más acomodados, en
momento en que firma, con Juan Denck, Luis Haetzer y Jacobo Kau particular los del Tirol septentrional, estuvieron de acuerdo con las
los siete artículos preparados para la importante disputa con concesiones, muy limit.adas, que hizo el conde. Pero los más pobres,
luteranos en Worms (cap. xVILl). especialmente los del sur, y entre ellos los campesinos de habla italiana de
las diócesis de Brixen y de Trento, se rebelaron de nuevo.
Gaismair huyó a Zurich y, a lo que parece, tuvo conversaciones
e) El Tir ol, 1525-1526: Miguel Ga isma ir 33
secretas con Zwinglio, tan deseoso como él de reformar el Tirol y al mis-
mo tiempo liberarlo del yugo de los Habsburgos. Se asentó después en
En mayo de 1525 los campesinos de la Selva Negra obligaron a capitu
Práttigau para dedicarse a la reflexión, Y allí elaboró entre febrero Y
a la ciudad de Friburgo. Fue la última victoria que llegaron a tener en
marzo de 1526 su revolucionaria La ndesor dnung,34 cuyos trece artículos
teatro principal de la guerra. En ese mismo mes se inició en el Ti
van mucho más allá de los artículos de Merano. El sexto de esoS trece
el intento de un pequeño burgués, en alianza con grupos campesinos, n
pide la abolición de cuadros y estatuas y la de capillas no parroquiales,
neros y artesanos, de establecer una coalición de trabajadores alpinc
comparable en cuanto a fuerza con la Confederación suiza o con la U lo cual sugiere influencia de Zwinglio.
Animado más que nunca por un espíritu zwingliano de caridad y de
rética, pero más radicalmente igualitaria en cuanto a su constitución.
preocupación por la justicia social en un estado unitario, Gaismair
El día 9 de ese mes, un tal Pedro Passler, rebelde rural condenado
postulaba la igualdad entre los seres humanos, hasta el punto de exigir
vez injustamente a muerte en Brixen (Bressanone), fue rescatado p
en su. artículo quinto el arrasamiento de todas las murallas de ciudades,
una banda que acto seguido se constituyó en una nueva organizad
para Igualar a los burgueses ricos con los campesinos. (Piénsese en los can-
tones de la Selva suiza y en algunos otros, en contraste con los cantones ;.
últimos días del mundo, pero reconoció haberse equivocado rotundamente y declaró nO
creer ya así. También dijo que nunca había sido un verdadero secuaz de Müntzer, puesto centrados en ciudades, y cf. Proverbios, 18: 11.) Gaismair soñaba con
que "no lo entendía". } una coalición de campesinos y mineros y con la nacionalización de las mi-
32 Así Heinrich Bóhrner , "Thomas M üntzer und das jüngste Deutschland", Gesa mmeDI
nas y del comercio. A pesar de todo su entusiasmo por la igualdad, dejaba
Aufsá tze, Gotha, 1926, p. 221, Y Karl Holl, "Luther und die Schwarrner", loco cit., pp. 423~
33 Josef Maéek, Der Tir oler Ba uer n-Kr ieg und Micha el Ga isma ir , Berlín, 1965 (ed. originalen todavía un lugar para el príncipe en cuanto jefe del estado (como había
checo, Praga, 1960); L. Perini, "La guerra dei contadini nel Tirolo'', Studi Stor ici, VII (l966~
388-400; Walter Klassen, Micha el Ca isma ir : Revolutiona r y a nd Refor ma r , Leiden, 1978; Aldo
T- '" Editada por A. HolHi.nder en Schlem-Studien, XIII (1932), 375-383 Y 425-429.
Stella, La r iuoluzione conta dina del J 525 e l'utopia di Micha el Ga isma sr , Padua, 1975; id., "11 ¡adUCidaal inglés, con el título de HAPlan of Reform", en Zuck, op. cit., doc. 3, pp. 20-24.
Sozialevangelismus di Michael Gaismayr", BSSV, núm. centenario, 1982.
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r-
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1 yxwvutsrqponmlkjihgfedcbaZYXWVUTSRQPONMLKJIHGFEDCBA
V~J -r a G uer r a de los C a mpes¡nos
Conclusión IV. 3
y
los campesinos del Tirol así como a los de la región de Salzbur ~f~[fer, es evidente que todos ellos, salvo Müntzer, estaban empeñados
especialmente en el Pinzgau y en e! valle del Puster, Gaismair se retiró enelograr .remedios para los agravios de los campesinos, no en incitarlos a
territorio veneciano en busca de ayuda. Fue admitido como pensio I~ violenCia.
na
de la República, y se domicilió en Padua. Hasta su muerte, a manos <lt e Con su emblema heráldico de la cruz roja y la espada desenvainada, 1 11
dos españoles, un año después de la muerte de Zwinglio, Gaismair estu Müntzer fue "un profeta al frente del ejército" 36 y murió decapitado,
luchando incansablemente por una liga entre Venecia, Retia, Suiza InientraS que el papel de Carlstadt se redujo a servir de capellán e inter-
Francia, para atacar a los Habsburgos y realizar su utopía tirolesa. ~lediario de la ciudad imperial de Rothenburg en liga con Florián Geyer,
Muy lejos de! Tirol, en la Prusia ducal (Iuteranizada y convertida QI pero los dos son denigrados generalmente como herejes y Schuiá r mer . En
feudo de la Corona polaca en abril deqponmlkjihgfedcbaZYXWVUTSRQPONMLKJIHGFEDCBA
1 5 2 5 ), los campesinos más ricos d, cambio, Ulrico Zwinglio, que cinco años después será arrastrado y des-
los alrededores de Kanigsberg se sublevaron en noviembre. La meta qui cuartizado por el ejército de los cantones católicos en e! campo de batalla 1,
este movimiento perseguía era una cristocracia igualitaria, no muy ~ de Cappe! (1 5 3 1 ), es tenido casi siempre por un héroe y un mártir de la
versa del proyecto tirolés acariciado por Gaismair. Pero en la región de Reforma Magisterial. y sin embargo, no fue una concepción enteramente
Kónigsberg no tuvieron ningún papel los campesinos polacos pobres,» diferente de las implicaciones sociales de una cristiandad reformada lo
Cabe observar, por último, que en Hungría ya en 1 5 1 8 e!szekler Jorge que separó al capellán sacramentario de Zurich de los capellanes espiri-
Dósza de Transilvania, caudillo de millares de campesinos, se dirigió a IU ! iualistas de AJlstedt-Mühlhausen y de Orlamünde-Rothenburg.
grandes señores en un sermón de inspiración evangélica (pronunciado Hemos entrevisto en medida suficiente las acciones militares de la
en la loca lida d de Cegléd), con objeto de arrancarles la promesa de que gran Guerra de los Campesinos; hemos caracterizado a un número ade-
liberarían a los campesinos de nuevas medidas opresoras, como condj cuado de sus caudillos, caballeros, clérigos, burgueses y campesinos; nos
ción para que éstos se unieran a la guerra contra e! turco. Los señores hemos enterado lo bastante de las entremezcladas aspiraciones económi-
quedaron tan alarmados, que resolvieron ahogar en sangre ese rnovi. cas, sociales y evangélicas que alentaban en artesanos, mineros y modes-
miento. En una batalla en que intervinieron 80000 hombres aplastaron ~ tos habitantes de ciudades; y hemos examinado suficientemente su serio
los seguidores de Dósza, obligaron a los campesinos "evangélicos" sobre' programa religioso-constitucional, para poder concluir que hemos con-
vivientes a contemplar a su caudillo burlescamente coronado en un tronp templado e! trágico despliegue de una guerra civil dentro del Imperio,
de hierro calentado al rojo vivo, y luego, en presencia de los más alto, comparable con el levantamiento ocurrido en la Inglaterra del siglo XVII,
dignatarios eclesiásticos y seglares, a comer porciones de esa carne hu- donde factores religiosos, sociales y constitucionales de la misma índole
mana quemada -siniestro prólogo a la ba ta lla de Mohács de 1 5 2 6 , y cier- remodelaron la estructura y el carácter de la cristiandad inglesa. Pero la
tamente uno de los factores que prepararon al multilingüe Reino Apostó- guerra civil de Alemania fue un aborto.
lico para los muchos movimientos sectarios de origen campesino que Los dos turbulentos años (1524-1525) de la gran Guerra de los Cam-
hubo en los años subsiguientes. pesmos se pueden comparar también, en cuanto guerra civil -aunque no
por su duración y magnitud-, con los treinta años de la guerra civil de los
dmastas (1 6 1 8 -1 6 4 8 ), otra época de gran potencial constitucional y re!i- f·
3. CONCLUSIÓN glOSOinherentemente significativo, pero que no llegó a realizarse. Esta
otra guerra dentro del Imperio, más larga y más famosa, y que acabó por
Cuando los rescoldos, reavivados por segunda vez en una llama momen-
convertirlo en un caracol sonoro, resultó ser más importante porque se
tánea en Estrasburgo, quedaron hechos cenizas frías en 1526, la gran
trabó entre los defensores de la Reforma Magisterial por un lado, y por
Guerra de los Campesinos podía darse por terminada. Los campesinos
~tro los di.nastas devotos, sostenidos por el celo de.l~ Contrarreforma.
habían quedado aplastados en todas partes, porque carecieron siempre
ero es evidente que sus resortes no fueron más relIgIOSOS que los de la
35 Véase Henryk Zins, P owsta nie chiopskie w P rusa di Ksir¡ifcych w 1525 r oku , Varsovia,
1953, con mapa. particular su ZYXWVUTSRQPONMLKJIHGF
a nte los
, 36 Deuleronomio, 20:2 (texto de la Vulgata). Véase en S e T m .Ó n
P ¡·mci/J es,SA W, p . 64.
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~
IV.3 yxwvutsrqponmlkjihgfedcbaZYXWVUTSRQPONMLKJIHGFEDCBA
La Guer r a de los Ca mpesinos
Conclusión IV.3
grando sus objetivos constitucionales y religiosos, moderados en su'o a: ~a del absolutismo de los príncipes. El duque de Cleves, patrocinador
gen, es posible que la segunda y aún más sangrienta Guerra de),1 a¡l~nareforma mitad católica y mitad protestante en sus posesiones, no
Treinta Años nunca hubiera tenido lugar. f daría en decir claramente algo que todos los príncipes alemanes esta-
En efecto, ~ sólo quedó empeorada a causa de su derrota la sit [aJo dando por supuesto, con simples variantes de estilo: Dux Clevia e im-
ba . d 38
ción económica y política de los campesinos y de los artesanos, sino q r a tor est u i uca tu suo.
también quedó destruido su entusiasmo por la Reforma luter a na . pe Nadie, hasta ahora, ha identificado como constitutivo de una tercera
En un principio, Lutero había tratado de promover un entendimien; fasede la. historia de la sublevación campesina .en la Eur~pa central el
con su Lla ma miento a la pa z: Réplica a los Doce Ar tículos de los ca mpesinos tablecimlento, en 1533, de los enclaves comunistas huttentas sobre fir-
Sua bia (19 de abril de 1525); pero tres semanas después, no bien se hu ~es cimientos teológicos y económicos (cap. Ix.2), y la aparición, en
dado cuenta de que los campesinos, especia lmente los que vivían fuera Münster y en sus poblaciones satélites, de la bibliocracia militantemente
la alta Suabia, estaban poniendo en peligr o su propio heroico progra anabaptista, formada por ligas de campesinos y artesanos, durante el
-rescatar de la secularización papal el evangelio de Cristo- implicándol otoñode ese mismo año (cap. XIII).Y sin embargo, en las pacifistas co-
"egoístamente en una sedición campesina", los atacó con violencia en munidades (Br uder hofe o Ha usha ben comunales) hutteritas de Moravia, es-
y ma ta n. Apoyándose en 1 tablecidasbajo la protección de tolerantes magnates necesitados de colo-
libelo Contr a la s hor da s de ca mpesinos que r oba n ZYXWVUTSRQPONMLKJIHGFEDCBA
palabras con que se refiere San Pablo (Gálatas, 2:4) a sus "falsos herm nos,es perfectamente perceptible la sublimación del grandioso ideal de
nos", Lutero caracterizaría en lo sucesivo a todos sus opOsitores evangé~ loscampesinos y mineros tiroleses bajo la guía de Miguel Gaismair en
cos, aunque fueran tan diversos entre sí como Ulrico Zwinglio, Jua~ 1526 (cap. rv.z ,e ), tal como la truculencia de los münsteritas y la
Agrícola y Gaspar Schwenckfeld, Con una sola fórmula: hombres anim~ supresión de su ciudadela por obra de una coalición de protestantes y
dos por el mismo espíritu demoníaco que había poseído a Carlstadt, a lO!católicospueden verse, en parte, como extensiones del conflicto de clases
profetas de Zwickau ya Müntzer, y que palpablemente se estaba manifes- que fue la Guerra de los Campesinos.
tando en los sediciosos campesinos. Después de 1525, el luteranismo En 1524 y 1525, los campesinos de la Baja Alemania y de los Países
perdió algo de su carácter de movimiento pangermano del puebío.v Eri Bajosse mantuvieron quietos, en parte a causa de que su situación eco-
su mayor parte, los campesinos, hoscamente y a más no poder, accedie nómicay jurídica era más ventajosa. Diez años después, Westfalia, centro
ron a los arreglos que se hicieron para las nacientes iglesias territoriales. de una región caracterizada en lo socioeconómico por su proporción
Sin embargo, algunos de sus portavoces teológicamente preparados relativamente elevada de agricultores (Meier ) dueños de parcelas más o
hombres para los cuales el protestantismo había degenerado en un nuevo menos grandes y poseedores de un sólido estatuto de derechos y
sistema de indulgencias, el de la salvación sola f id e , profundamente desi. obligaciones, se vería convertida repentinamente en el centro de las
lusionados, acaudillaron a muchos en su abandono de la Reforma Magis- aspiraciones escatológicas y sociales de los artesanos y campesinos locales,
terial y en la formación de un nuevo movimiento, el anabaptismo. Con y más aún extranjeros.
excepción de un solo esfuerzo, el anabaptismo, desde su origen, rehuiría Es posible interpretar el pacifismo de las sectas anabaptistas tras el
aplastamiento de las sublevaciones campesinas y la bibliocracia münste-
la acción militar y política y enderezaría sus energías constitucionalesqponmlkjihgfedcbaZYXWVUTSRQPONMLKJIHGFEDCBA
y
su idealismo bíblico a la formación de conventículos separados del Es- nta como un rasgo coherente con su inicial conducta mílitante. Esta radi-
tado, y cada uno con su propia disciplina. cal transformación de la extrema militancia a la pacifista no-violencia
De esa manera quedó seriamente deteriorada la visión de la Reforma evocauna transformación análoga por parte de los taboritas milenarianos
que en sus años mozos había tenido Lutero. En efecto, los vencedores tras su derrota militar en la revolución hussita (cap. Ix.1). La coherencia
principales de la guerra civil fueron los príncipes, que, independien~e- de actitud de los anabaptistas salta a la vista cuando se tiene en cuenta
mente de su confesión religiosa, centr a liza r on su control en la jurisdl~' que ellos interpretaron su derrota militar y las subsiguientes persecucio-
ción civil y en la esfera religiosa, y b<0o el lema cuius r egio, eius r eligiO nes como fases divinamente ordenadas en el plan escatológico destinado
a culminar en el Juicio Final. 39
37 Sobre Lutero y su manera de estereotipar a sus diversos opositores, véase Edwards
op. cit. Sobre la supervivencia (a pesar de todo) del carácter popular del luteranismo con K ,38 El papa había concedido en 1445 eljus episcopa le a los duques de eleves. Véase J. F.
posterioridad a 1525, véase Franz Lau, "Der Bauernkrieg und das angebliche Ende der ClldPP, Regenten- und Volksgeschichte da Lá nder Cleue, Ma r h, [ iclich, BeT{!;, und Ra vensberg,
lutherischen Reformation als Volksbewegung", Luther-J a hTbuch, 1959, 109-134. refeld, 1936, vol. 111, pp. 120 ss. '
39 Debo a Hsia Po-chia la idea de este último párrafo.
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