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Ca r lsta dt y Müntzer Los profeta s de Zwicka u I1I.2

sión sacramentaria de Hoen y Zwinglio, basada en la interpretación '(J'Jossubsiguientes


tr(). la visión conservadora según la cual Tomás Müntzer
pológica del est, difería sustancialmente de la con vicción espiritualista de
~I~eun feroz fanático, poseído de un espíritu demoníaco que finalmente
Carlstadt, cada vez más madura. IL empujó a hacerse el cabecilla de los campesinos rebeldes de la Alerrra-
Carlstadt, fervoroso exponente .ia central. De acuerdo también con esa visión, Müntzer fue el expositor
del sacerdocio de todos los creyentes
se consideraba igual a todos los demás cristianos y, como "nuevo seglar"
~e la superioridad del. Espíritu s?~re la Escritura, el. fornentador de la -
había abandonado herejía de los anabaptistas,
su vestimenta sacerdotal y sus insignias universitarias' el ongmador del comurusrno religioso que
, e,
también había remplazado culn~inó en el experimento
la teología acC:démica por la contemplació~ de Münster (cap. XIII) y el obcecado furioso
("la tribulación espiritual es un sacramento"), t6 Y en su parroquia de Or,que, pretendiendo poseer las facultades proféticas de un Elías, proclamó
lamünde, que le respondía admirablemente, el fin del mundo. Los investigadores
estaba llevando al terreno modernos han logrado ir .quitanto
de la práctica su concepción del bautismo y de la eucaristía. Se negaba a una tras otra las capas de retoque histórico superpu~tas a la imagen
bautizar niños recién nacidos, e incluso es posible que durante un tiempo original de Tomás M üntzer y han podido identificarlo como J¡ principal
haya dejado de celebrar la Cena.!? Aunque su insistencia en el concepto portavoz del espiritualismo revolucionario. Instruido e impulsadcrpor el
de justicia que se desprende del Viejo Testamento Espíritu Santo, Müntzer trató sucesivamente
lo había llevado cerca en Zwickau, en Bohemia, en
del igualitarismo espiritualista de Tomás Müntzer (de quien en seguida
AJlstedt y en Magdeburgo de lograr el advenimiento del Reino de Dios
nos ocuparemos), él y su parroquia de Orlamünde habían rechazado, en
mediante una vigorosa reforma social, y para ello se esforzó-en reclutar
julio de 1524, hacer causa común con Allstedt en un programa de aque-
sucesivamente a los artesanos, a los hussitas, a los príncipes y al pueblo, y
lla. socialización del evangelio que muy pronto se confundiría en parte
lambién a los campesinos. '
con la rebelión de los campesinos. En todo caso, las teorías de Carlstadt
Müntzer había nacido en Stolberg (en la zona montañosa del Harz) en
alarmaron a Lutero, que fue quien tramó su expulsión de los dominios un mes de diciembre, tal vez de 1488 o de 1489. Había hecho estudios
del elector de Sajonia, en septiembre muy variados -la Biblia, los padres de la Iglesia, los místicos renanos- y,
de 1524. En esos días Carlstadt
tenía listos ya para la imprenta sus ocho opúsculos después de obtener el grado de maestro, se estableció en Frohse, ~erca de
sacrame ntarios
más radicales. Al salir de Orlamünde con su cuñado Gerardo Halle, con el cargo de preboste. Conoció a Lutero en la disputa de Leip-
Wester-
burg, éste se dirigió a Zurich con el plan de conseguir el respaldo finan- zig, y aceptó más tarde el puesto de confesor en un convento de mon-
ciero de Conrado Grebel y sus amigos para la publicación de los opúscu- jas de San Berriardo.!" donde dedicó sus ratos de ocio a leer gran canti-
los en Basilea, mientras Carlstadt estuvo sucesivamente dad de libros. Lo que lo llevó a sumergirse
en Heidelberg, en estas lecturas fue una duda
Estrasburgo ra~ical en cuanto a la existencia de Dios y a la validez del mensaje de
y Zurich. De Zurich se dirigió al teatro de la Guerra de los
Campesinos en Rothenburg, Cnsto. Un fragmento
donde luego lo veremos (cap .. Iv.2.b). de Hegesipo (conservado por Eusebio de Cesarea
en su Histor ia eclesiá stica ), que describe la decadencia de la Iglesia como
resultado de una mala dirección por parte de sus gobernantes ilustrados,
2. TOMÁSMÜNTZERyqponmlkjihgfedcbaZYXWVUTSRQPONMLKJIHGFEDCBA
LOSPROFETAS D EZWICKAU le hizo una impresión duradera y modeló su concepción básica de la Igle-
sta en cuanto comunidad voluntarista y pneumática de creyentes explíci-
A los ojos de los reformadores magisteriales, Tomás Müntzer fue la per- tos. También fueron muy importantes, en esta época, las conclusiones
sonificación misma de la inquietud social y religiosa a que podían dar que sacó de su estudio cuidadoso de las actas de los Concilios de Con s-
lugar las nuevas ideas evangélicas en ausencia del apoyo y de la mano lan~a y Basilea,"" así como del comentario sobre Jeremías que ~ntonces se
dura de los príncipes interesados en la reforma. Una biografía contem- tenia por obra de Joaquín de Flora. Bajo la influencia de este «pmentario,
poránea, a veces atribuida a Melanchthon.J" resumió y perpetuó para los
" En Beuditz, cerca de Weissenfels.
16 Ésta era una tesis expuesta ya en 1520. 20 Annemarie Lohmann , Z U T geistigm Enuoicklung Thoma s Miir üzer s, Leipzig-Berlin ,
t1 Wes sicli Ka r lsta dt mit Luther ber edt Z!I jena (Acta ZYXWVUTSRQPONMLKJIHGFEDCBA
f enensia , 1524), en WA, XV, 325;) 1931, p. 9. Véase ta!JJ,ijién Lydia Müller, Gla ubenszeugnlsse ober deutscher Ta ufgesinnter , vol. 1,
también Ein Br ief a n die Chr isten. zu Str a ssbur g (1524), ibid., 393 Y nota L Lelpzig,.1938 (QGT, 1Il). .
18 Reim presa por Ouo Brandt, Thoma s Muntzer , sein Leben und seine Schr iften, Jena, 1933. Fr' A propósito d el libro de Lydia ~1üller -cuyo vol. 1I (QGT, XII) fue editado por Robert
p. 38. La edición crítica completa de Schr iften. und Br iefe de Müntzer se debe a Günthe f led1l1ann casi treima aI10S después (Gütersloh, 1967)- cabe observar que la serie a que
Franz y Paul Kirn, Gütersloh. 1908. Las biografías e interpretaciones más recientes son ésta'· Pertenece, iniciada en 1930, consta hasta la fecha de trece volúmenes en que se editan
Eric Gritsch, Re(or mer unthout a Chur ch, Filadelfia, 1967; H. J. Goertz, lnner e ur ul a l/"
escrupulosamente las fuentes documentales del movimiento anabaptista, y que cubren gran
ser e O r dnung in der Theologie Thoma s Miintzer s, Leiden, 1967; Gordon ftupp, P a uer ns o[ ¡{¡-
P~rte del territorio alemán antes de su partición, inclusive Alsacia y Austria, pero con exclu-
for ma tion, Londres, 1969 (que desarrolla la teología de Müntzer en relación con Carlstadt) slon de Hesse y de Suiza, que tienen sus propias series documentales. (Para Suiza, véase
~}fr a , cap. \'L , nota 2.) El título de esa serie de trece volúmenes era inicialmente Quellm wr
otros); y, de manera magistral, Walter Elliget-. Thoma s Miintzer : Lr ben und Wer k, Gottingell.
'eschichte d e l' Wieder ta ujá , pero la palabra Wied"r ta u/io,. se cambió por Tá ufer cuando el di-
1975. CL infr a , p. 901, tres importantes a ddeuda a esta bibliografía.

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Ca r Lsta dt ZYXWVUTSRQPONMLKJIHGFEDCBA
1II.2 yxwvutsrqponmlkjihgfedcbaZYXWVUTSRQPONMLKJIHGFEDCBA
y Mür uxer
Los pr ofeta s de Zwicka u III.2 qponmlkji

Müntzer vino a ,creerse un inst~umento ele~ido por Dios. Así, cuando ¡~


scribieron al elector dándole cuenta de la visita, y de la peligrosa situa-
llamado a la prospera y culta cIUdad de ZWlckau 21 en mayo de 1520 Pa
eón que se estaba creando en la próspera Zwickau, aconsejándole, sin
sustituir temporalmente al pastor erasmiano Juan Egrano en la iglesia:
C111bargo,no suprimir el movimiento por la fuerza, no sólo para evitar
Santa María, se reveló como un elocuente intérprete del movimiento d
eIna rebelión, sino tam bién para no poner frenos indebidos al Espíritu de
la Reforma en una vena socialmente radical. Entre sus papeles qUed
~iOS, en tanto que los teólogos de la universidad se ponían a estudiar
una lista de libros que muestra con qué intensidad se dedicaba al estud¡'
diligentemente para llegar a un buen discernimiento de los espíritus. Pos-
durante la preparación de sus sermones. y cuando, al regreso de Egranl !
teriormente Me!anchthon coincidió con Lutero, que siempre juzgó con
(lo de octubre), fue destinado a Santa- Catalina, iglesia humilde, part~
mayor severidad a los Scliuxir mer . Mientras tanto, Stübner había ganado
quia de jornaleros, tt:jedores y Il)ineros, su postura se hizo aún más radio
para su causa a Martín Celario y al doctor Cerardo Westerburg.P
cal. Ya había merecido aplausos por sus ataques a la opulencia de IOl
franciscanos de la localidad. Westerburg, destinado a ser el jefe de los anabaptistas en la región de
} Colonia, había nacido en e! seno de una familia patricia, y había estu-
En esta coyuntura fue cuando entró en el círculo de los tres lIamadOl
diado en las universidades de Colonia (l5~4-1515) y de Bolonia (1515-
"profetas de Zwickau", que, influidos por las doctrinas de los taboril'as \
1517), donde obtuvo e! doctorado en derecho ovil y derecho canónico .
de los valdenses (cap. Ix.l y xxr.I), predicaban un biblismo radical cara~.
U n viaje a Roma le había permitido comprobar las malas condiciones en
. terizado por la revelación directa en visiones y sueños, la posesión por el
que se hallaba e! papado. Al .regresar a Alemania recibió en su casa la
Espíritu, e! abandono del bautismo de los infantes,. la creencia en el Mile.
visita de Nicolás Storch, y después lo acompañó en su viaje a Wittenberg,
nio (que debería ser precedido por el ascenso del Anticristo, identificado
donde conoció a Lutero y a Ce!ario en 1522. A través de Storch se fami-
por ellos con e l Turco) y posiblemente también el psicopaniquismo.
liarizó con la naciente oposición al bautismo de los infantes. En Witten-
El primer miembro del triunvirato radical de Zwickau era el tejedor Ni. berg se sintió atraído igualmente por Carlstadt, cuyas enseñanzas sobre
colas Storch, por causa del cual los "profetas de Zwickau" (designación lan.
la Cena del Señor adoptó, y con cuya hermana contrajo matrimonio.
zada por Lutero) fueron llamados también stor¿hitas. Con él esta.
Después, en 1523 o 1524, se trasladó incluso a Jena, que queda a poca
ban asociados Tomás Drechsel y Marcos Tomás Stübner. Este último había
distancia de Orlamünde, para estar más cerca deél. En resumidas cuen-
estudiado en Wittenberg, y era el único de los tres que poseía una educa.
tas, Westerburg inició su carrera literaria como un entusiasta abogado de
ción universitaria. El 16 de diciembre de 1521 tenían que comparecer
las ideas de Carlstadt. .
ante un tribunal compuesto por los magistrados y los teólogos de la ciu-
Martín Celario (Borrha us), el otro convertido por el entusiasmo de los
dad para responder a los cargos levantados contra ellos, y que consistían
profetas, era también un hombre de educación universitaria: había es-
en Sostener doctrinas erróneas acerca del bautismo y el matrimonio. En
tudiado en Tübingen, donde trabó amistad con su condiscípulo Melan-
lugar de obedecer el citatorio, los profetas se dirigieron a Wittenberg.
chthon, y en Ingolstadt, donde asistió a la cátedra de hebreo de Juan
Decidieron que Stübner, como mejor preparado, fuera su portavoz, y, en
Reuchlin y entabló disputas con el temible Juan Eck. Establecido en
ausencia de Lutero, se entrevistaron con Melanchthon, justamente dos
. Wittenberg, se hizo al principio un ardiente seguidor de Lutero, pero
días después de! servicio de comunión protestante de Carlstadt. Melan-
después cayó bajo la influencia de Marcos Stübner . Volveremos a encon-
chthon quedó impresionado por sus conocimientos bíblicos y, al princi- tramos con él en Estrasburgo (cap. x.2).
pio, prestó oídos a algunas de sus ideas. Fundados en la frase evangélica
Regresamos ahora al más famoso de los conversos de Zwickau.
"El que creyere y fuere bautizado se salvará" (Marcos, 16: 16), los hom-
Hasta qué punto Tomás Müntzer hizo suyas las ideas de los tres pro-
bres de Zwickau argumentaron en Contra del bautismo de los infantes y
fetas durante su estancia en Zwickau, es algo que puede verse principal-
encontraron desprevenidos a los de Wittenberg. A continuación, Melan-
mente en sus irónicas P r opositiones pr obi vir i dor r ¡ ini Egr a ni, ficticiamente
chthon y Amsdorf (el cual había redactado un resumen de la charla)
atribuidas al erasmista Egrano como si éste la~ hubiera escrito contra sí

nero de los mennonitas norteamericanos acudió en auxilio de las casas editoras alemanas. 22 Poco es lo que se sabe sobre las' actividades ulteriores de los tres profetas originales.
Para simplificar, la única sigla Con que designaré estas Quellen será QGT. Los holandeses Storch y Stübner, cada uno por su lado, tuvieron conversaciones con Lutero acerca del
tienen su propia serie, Documenta Ana ba ptistica Neer la ndica , cuyo primer volumen, F r iesla nd bau~mo de los infantes, las cuales indujeron a este último a escribir sobre el asunto y a
en Gr oningen ( 1 5 3 0 - 1 5 5 0 ) , se publicó en Leiden en 1975. El vol. X de QGT es una Bibliogr a -
defenCler la opinión de que mediante la operación del Espíritu Santo se infunde una espe-
P hie des Tiiufer tums, 1 5 2 0 - 1 6 3 0 , por Joachim Hillerbrand, Gütersloh, 1962, de la cual existe cie de fe en el infante, y de que, en todo caso, la vida del cristiano es un continuo morir y
traducción inglesa (enriquecida con A Seque! [obras publicadas en] 1962-1974), Sto Louis, reSucitar con Cristo. En 1524 estuvo Storch durante una breve temporada en Estrasburgo.
1975. Véase también infr a , p. 82 (último pár,-aló de la nota) y los Addenda , p. 961. El libro más importante sobre los profetas de Zwickau es el de Paul Wappler, Tlioma s M iin -
tzer in Zioicka u und die Zwicka uer P r opheten, Zwickau, 1908, que muestra claramente la dife-
2,
populosaSegún
que Orto Brandt, op. cit., p. 5, Zwickau era a la sazón una ciudad tres veces más
Dresde. rencia entre la teología bautismal de los hombres de Zwickau y la de los hermanos suizos de
Zurich.
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misrno.s-' De ese opúsculo se deduce que Müntzer, en sus días de Zwick. e) sobre la cual se hicieron luego las versiones checa y latina. La se-
au, evidente~ente seguí~ sosteniendo, con Lutero, !a importancia de la br nda versión alemana y la traducción checa estaban dirigidas a la gente
- Cena ~el S~nor y la. servidumbrj, del albedrío. Es evidente, sm embargo crLl . l L b
del pueblo, y su lenguaje y su tono eran groseros y VIO entos. a po reza
que bajo la influencia de Storch se había apartado realmente de la teoIo. del pueblo le daba ocasión para ataques y más ataques contra sus opreso-
gía de Lutero en dos puntos esenciales, el antipedobaptismo y la herme. . s o sea los letrados y los sacerdotes. En la versión latina, al lado de
néutica espiritualista. Concretamente, había merecido el aplauso de las l~r~s modificaciones, el ataque se limita a los eclesiásticos. La compara-
storchitas, en el debate celebrado ante las autoridades municipales, POr °ión entre el texto alemán y el texto latino muestra claramente que la
haber negado la eficacia de la fe de los padrinos en el bautismo de Un e reocupación central de Müntzer era el empobrecimiento espiritual de
niño pequeño. Además, según su propia confesión, había aceptado la fodas las clases a causa de la traición de los clérigos, los eruditos y los
hermenéutica espiritualista de los mismos storchitas, según la cual los dos sacerdotes.26 Eran ellos quienes habían oscurecido o torcido completa-
Testamentos, el Viejo y el Nuevo, han de ser interpretados en el Espíritu. mente el evangelio. Müntzer citaba a Hegesípo como testigo de la pros ti-
A este espiritualismo se añadía .en él una intensificación del sentido lute- tLIción de la iglesia primitiva por obra de los profesionales de la religión.
rano de la diferencia entre la ley y la gracia, que muy pronto reaparece. Donde él preveía una restauración era en la' gente del pueblo, los opri-
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ría, metamorfoseada, en la imagen müntzeriana del Cristo "amargo" yel midos y sufridos custodios de una fe qne eran incapaces de articular teo-
Cristo "dulce", si bien estos términos distintivos no se em plea ban todavía. lógicamente. Debía darse al pueblo la fac~tad de elegir a sus pastores, los
En los días en que Lutero afirmaba que la fe sola en la obra histórica de cuales, a su vez, debían deliberar en consejos o sínodos, y dar luego
Cristo en la cruz era el principio central de la redención, ya Müntzer cuenta a la congregación de seglares. Y el evangelio ql!e los nuevos pas-
había dado un gran paso adelante, y hablaba de una cruz personal misr-, tores debían proclamar con renovada jntensidad era el que Müntzer ha-
riosamente asignada a cada uno de los elegidos como tutela preliminar bía bosquejado ya en los últimos días de su estancia en Zwickau.
antes de la visitación del Espíritu Santo.
En el manifiesto de Praga sostiene Müntzer que la meta de la reden-
Implicado en el movimiento revolucionario de los storchitas, a pesar ción es el otorgamiento de los siete dones del Espíritu.s" Entre los dones
de que él mismo declaró en qué puntos no estaba de acuerdo con ellos, se cuenta la recepción de una instrucción directa del Espíritu Santo en
Müntzer fue obligado por las autoridades municipales a salir de la ciudad forma de visiones, sueños, afirmaciones extáticas y exégesis inspiradas.
la noche misma del día en que se le sometió a interrogatorio, 15 de abril Sólo a los elegidos les es otorgada esta visitación, pero antes de ello tienen
de 1521. De Zwickau se dirigió a Saaz (Zatec),24 centro de los valdenses- que ser despertados. Tal es la tarea "Úrgente del predicador. Y Müntzer
taboritas de habla alemana, y de allí a Praga, donde, después de ser recio mismo no se da ya a sí mismo el titulo de ma gister, sino el de nuntius
bido como luterano (1), predicó dos sermones el domingo 2 3 de junio, el Christi (enviado de Cristo). Dice también que, antes de estar preparados
primero en alemán en la iglesia de Corpus Christi, y el segundo, por para la visitación del Espíritu, los elegidos necesitan padecer las torturas
la tarde, en checo, en la capilla de Belén. Acogido amistosamente por el del temor. El temor es el principio de la piedad. La obra de Cristo en la
grupo más radical de los utraquistas (cap. rx.I), fue alojado en casa de los cruz consistió en haber dado a los elegidos el ejemplo de una cruz perso-
directores de la Universidad Carolina. Después de cuatro meses se vio nal. 28 Es verdad que la cruz se considera aquí como un medio divina-
con toda claridad que él era, de hecho, mucho más radical que la ex- mente seleccionado de tutela; sin embargo, sumergido a poca distancia
trema ala izquierda de los utraquistas. Se mudó entonces a casa del noble dela superficie está ya un pensamiento destinado a cobrar importancia
Sobek Burian, de Koriicy, traductor al checo de varias obras de Lu- cada vez mayor en la vida y en las enseñanzas de Müntzer, a saber: que la
tero. Hablando a través de intérpretes a un auditorio en que se encon- disciplina que el cristiano se impone a sí mismo sirve de preparación para
traban hussitas radicales, Müntzer expuso sin cortapisas sus convicciones la "cruz" que le está predestinada. Otra característica del manifiesto de
más atrevidas. Se refirió a las expectaciones taboritas locales y, partiendo
de ellas, expresó su con fianza en la inminente reunión del pueblo de núm. 11); véase también Amedeo Moh~r, "Thornas Müntze r und Bohrnen", Com:munio Via -
Dios. Su manifiesto de Praga apareció en dos versiones alemanas: una tor um, I (1958), 242-245.
26 Los varios textos han sido admirablemente analizados en cuanto a sus tendencias por
más breve (lo de noviembre de 1521) 25 Y otra más larga (25 de noviern-
Lohmann, op. r it., pp. 1 8 -3 0 .
21 Frederick Lewis Weis, The Life, Tea chings, a nd Wor ks of joha nnes Denck, Estrasburgo,
23 Lohmann,op.yxwvutsrqponmlkjihgfedcbaZYXWVUTSRQPONMLKJIHGFEDCBA
cu., p. 14, observa que Wappler (en la obra citada en la nota anterior)
~, enumera estos dones en conexión con el bautismo. Véase también infr a , cap. IV, a la
tiende a atribuir al período de Zwickau algunos de los tratados más radicales de Müntzer.
altura de la nota 3 0 .
24 Sobre el centro de Zatec, véase cap. >:)(1.1.
. 28 Hein rich Bornkamrn , Mystik, Spir itua lismus und die Anfá nge des P ietismus im Luther tum,
25 Reproducida por O. Brandt, op. cit. Puede verse una traducción inglesa en Rupp, op. Glessen, 1926, p. 6, llama a esto la "Theologie del' Anfechtung". Sobre el papel de la Theo-
cit., pp. 175-178. El estudio básico sobre los siete meses de MünlLer en Praga es el de Václav
logia Deutsdi en Müntz er, véase Steven E. Ozrn ent , Mysticism a nd Dissent, New Haven-
Husa, Toma s Müntzer a Ceclty, Praga, 1957 (Rozpmv)' Ceskoslour ush¿ Aha dr mi« Véd, LXVII, Londres, 1973, cap. 111.

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Ca r lsta dt y Münizer Los pr ofeta s de Zwicka u IlI.2

Prag~ es la cla~a a??pción ?el milenarisrno o 9uiliasmo de l?s storchitas y d r el acto, pero nunca llegó a proponer el rebautism.o de los adultos.
tabontas, que Justifica la violencia de los elegidos cuando tienen que ill), ee también en Allstedt donde se casó con una ex-monja.
poner un sufrimiento externo a quienes se resisten a la tutela del sufri, fu Este especialista en materias de liturgia, este hombre hogareño, aten-
miento interno. dió también, aunque de manera menos abierta, ~, los med~os de llevar a la
Cuando vio que sus prédicas no provocaban el deseado levantamiento 'áctica sus conceptos de reforma y de renovacion , que Ciertamente eran
de los santos predestinados, Müntzer se retiró de Bohemia (febrero de p11lChomás radicales. Con esta finalidad organizó una banda secreta des-
1522) y, durante algún tiempo, d ejó de tocar el tema revolucionario. 'nada a aparecer en e 1 momento oportuno
J1l .
para ejecutar " e I pacto eterno
Después de peregrinar un tanto oscuramente de un lado a otro -una Vez ~e Dios". Al conde de ~~nsfeld, que negaba p~~miso a sus súbditos para
se levio en Wittenberg, de visita en casa de Luter o-j-" Müntzer fue acep, sistir a los nuevos serVICIOS de Allstedt, le envio una carta amenazadora
tado por el ayuntamiento de Allstedt, pero sólo a título de prueba, con el (por la cual, es cierto, le fue forzoso presentar excusas). Su espíritu radi-
cargo de pastor de la iglesia de San Juan. En esta pequeña población cal no tardó en materializarse en e! asalto que sus seguidores emprendie-
sajona, no lejos de la frontera del condado de Mansfeld, Müntzer fUe ron contra la vecina capilla de Mallerbach, durante el cual quedó des-
provisionalmente el exponente de una reforma magisterial. Habiendo truida la imagen milagrosa de la Virgen que allí se veneraba. La' capilla
ganado pafa su causa al castellano electoral Juan Zeyss, y confiando en pertenecía al convento femenino de Naundorf, al cual tenía que pagar
- ganarse incluso al duque Juan y a Juan Federico, respectivamente her, lributo feudal el pueblo de Allstedt (tributo tanto más odioso, cuanto que
mano y sobrino del elector, Müntzer se ,dedicó a realizar un doble pro- Müntzer y sus seguidores eran execrados como herejes per las monjas).
grama. Siguió siendo radical, y hasta declaradamente, pero también trató Confiando en el apoyo de los miembros más humildes de-la sociedad,
de mantener las mejores relaciones posibles con Wittenberg y con el elec- reclutados así 31 para la causa, y sin desesperar todavía de la comprensión
tor, desolidarizándose públicamente de Storch. de una magistratura a la que, con e! tiempo, se le podsían dar más luces
La inventiva de que dio muestras Müntzer en su germanización de la -los conce:jales de la población y el castellano Zeyss podían considerarse
liturgia, visible en Da s deutsche Kir chena mt (1523) y en la Deutsche eva ngeli- como posibles conversos-, Tomás Müntzer elaboró sus doctrinas más ra-
sche Messe (1524), es en verdad extraordinaria. Dividió e! año litúrgico en dicales en una serie de importantes obras que alcanzó a publicar durante
cuatro grandes estaciones. Para estimular la participación del pueblo, se su pastorado de AlIstedt.
las arregló para que la mayor parte del servicio fuera cantada. Conservó El opúsculo Va n dem gedichteten Gla uben quedó terminado antes de! 2
los cantos que había en traducción alemana, y él mismo compuso varios de diciembre de 1523. Contiene catorce puntos y una epístola dedicatoria
himnos. Cuando se incluía un salmo, insistía en quese cantara su texto a Juan Zeyss en la cual, como ya hemos señalado, Müntzer reconoce la
completo, y no sólo las palabras iniciales, y las selecciones de las Escritu- influencia que en él ha tenido e! pensamiento de Joaquín de Flora.i" En
ras eran capítulos enteros. Mandó tallar los Diez Mandamientos en unas el punto 1 1 es donde formula de manera memorable una distinción que
tabletas que colocó de manera visible en la iglesia. Del radicalismo social ya hemos visto:
de Müntzer es poco lo que se transparenta en sus innovaciones litúrgicas,
salvo algunas alteraciones, como la de la colecta "Líbranos del yugo del No hay que trepar [a la iglesia] por la ventana; así también, la base de la fe
mal", convertida en "Líbranos del gobierno anticristiano y tiene que ser la totalidad de Cristo, y no sólo su mitad. Quien no desea aceptar
de los ateos" ,30qponmlkjihgfedcbaZYXWVUTSRQPONMLKJIHGFEDCBA
su insistencia en que las palabras de la consagración eucarística fueran al Cristo a~nargo está condenado a empalagarse de miel. .
pronunciadas por toda la congregación, en cuanto pueblo real y sacerdo-
tal. Una vez lo criticaron por permitir que también cristianos meramente A l principio, el elegido necesita conocer la miseria espiritual y e! abismo
nominales consagraran así la materia del sacramento, y él replicó que de la desesperación, abandonando todo placer en e! mundo. Necesita
Cristo aparece en medio de la congregación sólo en respuesta a las plega- haber sufrido el infierno de la incredulidad. Viene en seguida lasegunda
rias de quienes son los elegidos. Parece haber aconsejado el aplazamiento etapa de la salvación: el otorgamiento dé la vara graciosa, o sea la cruz
de! bautismo hasta que los niños tuvieran la edad suficiente para enten- personal. Y finalmente, con la recepción del Espíritu Santo, e! elegido

31 Véase Brandt , op. cu., p. 63.


29 En vista de eso, Ka rl Holl, "Luther und die Schwarrner", en sus Gesa mmelte Au;'¡ad,e n 3, El Von dem gedichteten Gla uben, publicado en 1534, se ha reimpreso en Cottfried Ar~ ,-
zur Kir chengeschicla e, Tübingen, 1927-192~, vol. 1, pp. 420-467, pospone la fecha de la T U P ' old. Kir chen- und Ketzer histor ie, vol. IV. Frankfurt a. M., 1700, pp. 560 SS., Y en Branclt, op.
tura final con Lutero a esta época, a diferencia de Lohmann, el cual considera el manifiesto W:' p p , 126-132, C011 base en el original. Cf. p. 132: "Ihr sollt auch wissen, dass sie [los de
de Praga como la formulación definitiva del nuevo Tomás Müntzer. li Ittenberg) diese Lehre dem Abt Joachim zuschreiben und heissen sie-ein ewiges Evange-.
30 Oskar Mehl, Thoma s Müntzer s Deuische Messe, Grimmen in Pomrnern, 1937, p. 4. Y cf. IOn 111 grossem Spott. Bei mir ist das Zeugnis Abbatis Joachim gross. Ich hab ihn [al
Brandt,op. cit., pp. 113-125. pseudo-Joaquín) allein übe r Jeremiam gelesen. Aber meine Lehre ist hoch droben."

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entra en posesión de la llave de David (punto 14), con la cual podrá abri Otra expresión de esta teología de mártires es una importante carta
el librode los siete sellos, la Biblia,qponmlkjihgfedcbaZYXWVUTSRQPONMLKJIHGFEDCBA
y alcanzar el discernimiento de l~ . crila por Müntzer hacia e! comienzo de su permanencia en AlIstedt y
espíritus. A contin uación , M üntzer ataca de manera encubierta a Lutero' (I~rigida a los seguidores que ten ía en Stolberg, su pueblo natal. 36 En ella
refiriéndose a la insistencia de éste en la Palabra exterior y audible ~)S pone en guardia contra los tumultos prematuros o insensatos. La igle-
cuando lo que importa es la Palabra interior, y zahiere en general a lO! .~a refor-rnada de! futuro deberá estar constituida por los elegidos de
"escribas" (los eruditos en materia religiosa), que en el mejor de los casO! ~ios. Pero estos elegidos deben primero sufrir, no ya con paciencia, sino
no tienen sino una "fe histórica". con alllorosa ansia, todas las pruebas a que Dios quiera someterlos. Los
Müntzer la emprende abiertamente contra Lutero en su P r otesta lior , "elegidos perezosos" pueden darse por perdidos. La "gracia de la An/ech-
'oder Entbietung ... va n dem r echten Chr istenela uben und der Ta ufe, dividida er¡ 1 / llI g " :l7 es otorgada sólo a aquellos que se han mostrado dignos de ella
veintidó¿ artículos.v" EI'¡ los siete primeros da plena expresión a su con. gracias él la disciplina de mortificaciones voluntariamente aceptadas.
cepción de! bautismo. Distingue entre el bautismo interior y el bautisllIt La más extraordinaria manifestación pública de Müntzer durante su
exterior. Este último no fue administrado ciertamente, según el Nuev~ permanencia de Allstedt, e incluso, posiblemente, el sermón más notable
Testamento, a niños de corta edad, pero tampoco fue administrado ¡ de toda la Era de la Reforma, es el que predicó el 13 de julio de 1524 en
adultos tan virtuosos como María y los apóstoles. Por lo tanto, el bau el castillo, en presencia del duque Juan (hermanocr~1 elector Federico),
tismo exterior es innecesario y no tiene por qué incluirse en la iglesia de de su hijo Juan Federico y de un grupo selecto de fuhcionarios del casti-
los fieles. El bautismo interior es otra cosa. llo y del municipio.s" El que un grupo tan distinguido de magistrados
El bautismo interior se explica a base de los seis primeros capítulo¡ haya escuchado sin ninguna protesta inmediata u n llamado tan incendia-
del evangelio de San Juan, que contienen una serie de alusiones al agua. rio a la revolución cristiana requiere una explicación que servirá para
El agua se interpreta como el movimiento del Espíritu, y este movimiento situamos en los misteriosos y complicados primeros años de la Era de la
es una convulsión (Er schiiuer ung) que siente el alma al recibir su cruz Reforma.
particular, asignada por Dios. Müntzer relaciona unos con otros vario¡ El duque Jltan y su hijo no compartían las mismas ideas en cuanto al
pasajes: la áspera predicación de San Juan Bautista con anterioridad a b papel propio del magistrado cristiano. Juan Federico estaba aquí con Lu-
acción bautismal de limpieza y renovación; la conversión del agua en vino rero y con la interpretación conservadora de la Reforma. Pero e! duque
(interpretado como la sangre del sufrimiento) por la acción milagrosa de Juan, hombre perplejo y meditabundo, se hallaba bajo la influencia de!
Jesús; las palabras que dice Jesús, en el pozo de la Samaritana, sobre el radical Wolfgang Stein , predicador de la corte en la residencia ducal de
agua viva que tiene su fuente en Dios; y, finalmente, la acción de Jesú¡ Weimar, que a su vez estaba bajo la influencia de Carlstadt (identificado a
con el agua de la piscina de Betesda movida por el ángel (símbolo del la sazón con los cambios radicales que tenían lugar en Orlamünde) y de
poder curativo de la cruz que debe cargar cada uno de los cristianos)." [acebo Strauss, que residía en Eisenach. Este Jacobo Strauss había sido e!
Sobre la base de estos cuatro textos, M üntzer sostiene que el bautismo el primero que llevó la Reforma a los mineros y burgueses del Tirol
el símbolo de toda la disciplina que supone la cruz otorgada por Dios, (Schwal., y luego Hall sobre el Inn, 1521-152~), y había publicado dos
cruz que conduce a su vez al descendimiento del Espíritu Santo con sus
revelaciones. Este concepto de la acción bautismal, que abarca todo el Schriften die besondere Betonung der Taufe bei jenen vcrursacht hat , d ie clan n ihrerseits
proceso de la redención, desde el primer movimiento de desesperación für diese innere Taufe des Kreuzes ein a usscres Syrnbol suchten, das ihnen die Wieder-
religiosa hasta el. posible martirio, bien puede haber sido uno de los in- taufe bot." S e remite a Jorge Haug en Müller, Gla ubenszeugnisse (QGT, II~ ), p. 7 , Y a E m il
gredientes de la "teología de mártires" de los anabaptistas evangélicos." Egli, Die Zür icher Wieder ta ufer zur Refor ma tionszeü, Zurrch , 1878, p. 19, pero quizá esté for-
zando una conexión que la escuela de Holl-Bóh mer requiere, a saber, que M üntzer es el
onglIlador de todo el anabaptismo, i '
33 Terminada en diciembre de 1523; publicada en 1524. Véase Brandt , op. cit., p. 13~ .3. Escrita en julio de 1523; impresa en Heinrich Bohrncr y P. Kirn , Thoma s Miintzer s
La P r otesta tion. ha sido traducida al inglés por John Steely. (En 1962, su trabajo estaba J Bnefwechsel a uf Gr und der Ha ndschr iften und a ltesten Vor la gen, L e ip z ig , 1931, núm. 41, p. 44, Y
punto de ser publicado en el Bulletui del Southeastern Baptist Theological Serninary dt en Brandt, vp. cit., p. 62; comentada por Lohmann, op. cu., pp. 36 ss.
Wake Forest, North Carolina.) '\ 37 Lutero, en cambio, consideraba la Anfechtung un pecado, o en todo caso no la tenía
1 .
34 Con alusión a Juan, 7:37-38, dice Münt zcr: "Los ríos de agua viva son los m ov l1lCil' por "buena obra". Véase Gritsch, op. cit.
tos de nuestro espíritu en el de Dios." El agua como alegoría del Espíritu Santo es uil,1 38 Durante mucho tiempo se ha supuesto que el sermón fue pronunciado ante los dos
interpretación muy corriente en la teología medieval. duques ernestinos, Juan y Federico el Sabio, pero es seguro que el elector no estuvo pre-
35 Es preciso estudiar desde este punto de vista lo que dice Ethelbert Stauffer, "Anab:l]l' ~nte, Véase Carl H~l1I'ichs, Lulher und Müntzer : Ihr e Auseina nder setzung iiber Obrigkeit ur ul
rist Theology of Martyrdom",MQR, XIX (1945), p. 179. Lohrnan n, op. cu., p. 49, despLlC\ lder sta ndsr echt, Be rl 111 , 1952 (Ar belten zur Kir chengeschichte, XXIX), p. 5, nota 1. Entre los
de observar que Müntzer, en contraste con los anabaptistas evangélicos, prácticameilte resentes se hallaban asimismo el canciller electoral doctor Gregorio Brück (Pontano), el
prescinde del bautismo exterior, prosigue: "Dennoch ist es moglich, dass Müntzcr du!'eh Alítor Hans yon Grefendorf, el castellano Juan Zeyss y los miembros del ayuntamiento de
die Umdeutung des Kreuzcs in den TaufgecJanken bei del' weiteren Verbreitung seincI Stedt, presididos por su bailío (ibid., p. 39).
I

74 75
111.2yxwvutsrqponmlkjihgfedcbaZYXWVUTSRQPONMLKJIHGFEDCBA
Ca r lsta dt y Müntzer Los pr ofeta s de Zuncka u IlI.2

sermones de bastante importancia, uno Von der inner liehen und a usser lich nviccÍón de que el hombre común, en posesión de su realeza y de su
Ta ufe y otro Wider die simonisehe Ta ufe, ambos en 1523. En ellos se ha~ c~docio, estaba ahora en posición de quebrar el último de los reinos de
SLi
ce
declarado por un simplificado bautismo de agua en Alemania.s? . sa mundo, la monarquía de emperadores y papas. Pero los actuales
,Todos estos predicadores r~dicales eran leales a 5U prínCipe, pero s~ estegistrados subalternos del Imperio Romano-Germánico bien podían,
a
teman denodadamente la teona de que, una vez dernbada la autoridaij m cuanto individuos, estar entre los elegidos y pertenecer a este pueblo
papal, lo que debía prevalecer en los territorios evangélicos era la ley de e!1!1to.Así, pues, el objetivo básico del sermón de Müntzer ante los prín-
Moisés. Hasta aquí,' Müntzer no se diferenciaba mayormente de otr~ s~ es era despertar en ellos la consciencia de un papel posiblemente pre-
predicadores radicales que, según pensaba el duque Juan, bien podrí<lll ~I~stinado a ellos e inducirlos a unirse al pueblo ya congregado y a ser,
estar correctos en su interpretación. Muy deseoso de llegar hasta el nlÍ. desde luego, sus portavoces y sus ejecutores a la hora de dar a las huestes
cleo del problema, curioso en cuanto a la manera como iban las cosas en del Anticristo, réprobos sin Dios, su merecido castigo.
¡' • Allstedt bajo la dirección de Müntzer, y tal vez con el motivo adicional de
comprobar por sí misíño, si era o no conveniente confirmar, en cuanto
Müntzer reinterpretaba el pasaje políticamente
epístola a los Romanos, capítulo 13, convirtiéndolo
conservador
en un texto revolu-
de la

duque, la elección ministerial hecha por el ayuntamiento, Juan accedió a cionario, de una manera que al duque Juan debe haberle parecido tanto
escuchar a Müntzer en el castillo ducal de Allstedt. Müntzer se había más impresionante cuanto que Lutero se había servido una y otra vez del
estado preparando durante más de una semana para una ocasión tan mismo pasaje en apoyo de la autoridad.magisterial." ' Müntzer, en efecto,
trascendental. alteraba el orden de los cuatro ~r:hneros versículos, colocando el 1 y el 2 a
- - En este Ser món a nte los pr íncipes (13 de julio de 1524) expuso Mün. continuación del 3 Y el 4, y convi~'úen\:Io así a los príncipes ernestinos,
tzer con toda claridad su teoría de la fe, contrastándola con la de Lute, por anticipación exhortatoria, en los ejecutores de la ira de Dios contra
y de la reforma, y promulgó su los ateos y en los protectores dei los santos revolucionarios. Pero, al
ro."? Esbozó su concepción de la historiaqponmlkjihgfedcbaZYXWVUTSRQPONMLKJIHGFEDCBA
idea de lo que debe ser un magistrado cristiano. Remitiéndose una vez mismo tiempo, Müntzer advertía que si los príncipes se r.esistían a identi-
más, como en su manifiesto de Praga, a la interpretación que había hecho ficarse con la congregación del pueblo, la espada pasaría de sus manos a
Hegesipo de la decadencia de la iglesia primitiva, Müntzer proseguía con las del pueblo.v' La teoría del contrato no existía en su concepto del go-
una reinterpretación de la teología de la historia según el libro del pro- bierno. La soberanía divina residía en el pueblo de los santos, y los prín-
feta Daniel. La estatua de varios metales soñada por el rey había sido cipes podían escoger: o se unían a los buenos en su programa escatoló-
entendida a lo largo de la Edad Media según la interpretación de San gico, o sufrían las consecuencias de la rebelión justa. En otro de sus escri-
Jerónimo. De acuerdo con ella, el cuarto reino (correspondiente al hie- tos, Müntzer insinuaba que los representantes principescos del pueblo
rro, el cuarto metal) era el Imperio Romano, perpetuado a través de cristiano podrían gozar de ciertos privilegios de poca importancia, en se-
varias permutaciones, desde Augusto, pasando por Carlomagno, hasta el ñal de respeto: los príncipes, por ejemplo, podrían disponer de ocho ca-
Sacro Romano Imperio de la Nación Alemana. Pero Müntzer, astuta. ballos, los condes de cuatro, y los miembros de la nobleza menor, de
mente, encontraba en los pies de hierro y barro de la estatua (que para dos.:" Aquí se puede detectar claramente la influencia de Juan Eberlin
Daniel habían sido simplemente una extensión de las piernas, o sea del de Günzburg (ea . 1460-1533). Este luterano apocalíptico, que antes había
reino de hierro' de Alejandro Magno) el símbolo de un quinto reino te- Sido fraile franciscano, hacía algunas concesiones análogas en el undé-
rrenal, a saber, la cristiandad feudal y papal, reino durante el cual la cimo de sus libelos intitulados Bundesgenossen. Eberlin proyectó asi-
sociedad estuvo pulverizada entre la Iglesia y el Estado, en un opresiv~ mismo una equitativa Wolfaria donde cada cual sería recompensado de
aplastamiento. La Piedra que en el sueño de Nabucodonosor quebro aCuerdo con su verdadera contribución al bien de la cornunidad.v' Desde
estos pies era, por supuesto, Cristo (el pueblo de Cristo, los santos). Mün-
tzer hacía notar que la Piedra fue aumentando de tamaño, y expresaba '. " Carl Hinrichs ha demoslrado especial agudeza al anal~zar la revolucionaria permuta-
Clondel cap. 13 de la epístola a los Romanos en la hermenéutica de Müntzer.
39 Véase Hermann Barge, "Die gedruckten Schriften des evangelischen Predigersjak?b .,42 Ya Müntzer había dado expresión a esta revolucionaria pero plausible reinterpreta-
Str a uss",ARG, XXXII (1935), pp. 100 ss. y 248 ss. En el segundo de los sermones mfnclo· ClOndel pasaje de San Pablo en dos canas, dirigida la primera al elector, con la idea de que
nadas escribió Strauss: "In unser versamnilung tauffen wir in form und gestalt wie Ch'TistuS la leyera también el duque Juan (4 de octubre de 1523), y la segunda al ayuntamiento y a la
gelert und geboten hat." Véase, sobre él, el mismo Barge en Schr iften des Ver eius fur Refor mll' Congregación de Allstedt (ea . 7 dejunio de 1524). Véase Brandt, op. cit.,.p. 64.
tionsgeschichte, núm. 162, Leipzig, 1937. '" Bühmer y Kirn, op. cit., p. 162. ,
40 Edición crítica por Carl Hinrichs, Thoma s Micntzer , P oluische Schr iften mit Kommenta ~ 44 Wolfaria es el nombre de una utópica república agraria. gobernada por nobles y
Halle, 1950 (Ha llesche Monogr a phien, XVII); traducción al alemán moderno por HeJOol campesinos, nombrados todos por elección popular. Los monasterios y conventos tendrían
Fast, Der linke F lügel der Refor ma tion: Gla ubenszeugnisse der Tiiufer , Spir itua listen, Schr djr mtf que ser desocupados gradualmente, y los franciscanos recalcitrantes deberían ser pasados a
und Antitr inita r ier , Bremen, 1962, pp. 271-296; traducción inglesa, por George H. WIlhaITIS, CUchillo.A los adúlteros y a otros pecadores se les aplicarían los castigos decretados en el
en SA W, pp. 47-70. Véase infra , p. 961, el a ddendum a esta nota. VIeJOTestamento, y los borrachos públicos debían morir ahogados. En Eberlin hay reflejos

76 77
IlI.2 Ca r lsta di y Miintzer Los pr ofeta s de Zwicka u 111.2

el punto de vista de Müntzer, para que los príncipes pudieran llegar a s odos los grandes creyentes de que habla la Escritura se resistieron en un
algún día dignos instrumentos de Dios, era indispensable que abrier. t 'ncipio a la promesa de Dios, teniéndola por imposible: así Abraham,
sus oídos a la voluntad de Dios tal como era interpretada por el nUe pr! Isabe!, así María. La Biblia no es la fuente de la fe, sino su confirma-
Daniel y que, olvidándose del escriba de Wittenberg, escucharan a aS~n.Cada alma debe ser triturada con la duda y el sufrimiento, y luegoqponmlkjihgfe
profeta que, además de conocer la Palabra, estaba poseído por el Es ~ I ciada, antes de que la fe sea concebida en e! alma por obra del Espíritu
ritu ... ~~nto. y a continuación, Müntzer expone la fatuidad de la fe imaginada
La mayor osadía de Müntzer era pensar que Allstedt pudiera conv que se aferra el escriba, el falso cristiano Lutero. Por otra parte, como
tirse en el punto focal de la reforma radical, dejando a Wittenberg fu :1 sufrimiento in~erio: puede d~:~e en el alma .d~ todo hombre, Müntzer
de combate. Y en esta expectación se sentía corroborado por su her siá dispuesto a incluir en su visro n hasta al Cristiano de puro nombre, y
néutica espiritualista. Creía que la efusión del Espíritu en él mismo y ~I turco Y al pagano. Pone como ejemplo al centurión del evangelio, que
otros era una confirmación de la profecía de Joel (2:27-32, 3: 1-4), y conoció a Cristo de lejos.
inminente formiÍdór. del pacto entre mineros y magistrados la reali Así, pues, su doctrina de una elección confirmada por e! Espíritu te-
ción del sueño escátólógico de la igualdad de posesiones. En todo ello v nía un carácter programáticamente ecurnénico.t" y aunque el sufri-
la voluntad de Dios, que así había preparado el terreno para u miento personal era para él el preludio necesario de la salvación, Mün-
reproducción de aquella iglesia primitiva en q'ue todos los santos estah tzer no era ciertamente hombre que cerrara los ojos a las iniquidades del
igualados en la posesión común no sólo de los dones del Espíritu, sin orden social como cosas tolh<i;bles, o incluso deseables, porque podían
también de los bienes terrenales. Pisando esta tierra firme, podía llam inducir a la espiritualidad. Como los demás reformadores, rechazó el
denodadamente a Lutero "el hermano Mastschwein", "Sanftleben", "Lo! concepto de pobreza disciplinaria de la Edad Media y exigió la comuni-
setritt", "Kolk rabe", "Meister Lügner", nombres, todos ellos, que en dad de posesiones, con el doble fin de satisfacer inmediatamente las ne-
mente de Müntzer no eran simples improperios, sino más bien descrirl cesidades materiales y de liberar a los hombres de su preocupación por
ciones que apuntaban, en Luter o, las seriales del fin de una época. las cosas de este mundo: "Frente a la usura, los impuestos y los alquileres
De la reacción del duque JU<ln al sermón del castillo nos ocuparem nadie puede tener fe." 4 7
en seguida. El 24 de julio predicó M üntzer otro sermón en el cual, COll El duque Juan se quedó reflexionando sobre el carácter radical de la
apoyo en el capítulo 22 del libro II de los Reyes, presentaba la reform reforma de Müntzer, y lo convocó para una conversación en la residencia
de Josías y su renovación del pacto de alianza como un modelo para 1, ducal de Weimar, el I? de agosto. Esta vez el duque estaba más advertido
príncipes ernestinos.:" Pero, en el fondo de su corazón, es indudable qU f en cuanto al peligro de una revolución desastrosa, gracias a la lectura de
Müntzer tenía medio abandonada su esperanza de que algún día lO! un nuevo y vitriólico escrito de Lutero, su Br ief a n die F ür sten zu Sa chsen
príncipes se unieran a la reforma pactual. En efecto, durante esas do von dem. a ufr ühr ischen Geist. 48 Müntzer presentó Se
en el palacio de Wei-
ultimas semanas de julio terminó el borrador de lo que más tarde iba¡ mar acompañado de Zeyss y de dos miembros del ayuntamiento de All-
imprimir Juan Hut con el título de Ausgedr iickte Entblcssung des ZYXWVUTSRQPONMLKJIHGFEDCBA
[a ls c n e
Gla ubens. Es, en parte, un comentario sobre el primer capítulo del evan 46 Véase, por ejemplo, la cita de Müntzer infr a , cap. XXXII, nota 38.
gelio de San Lucas, y ciertamente la defensa más vigorosa y sistemátial .. 47 Entblossung, loe. a t., p. 48. El opúsculo se imprimió en octubre de 1524, cuando ya
que llegó a hacer Müntzer de la fe compenetrada por el Espíritu, tan Muntzer se había establecido en Mühlhausen, después de declararse abiertamente un revo-
lUCionario. Pero un borrador, adaptado para que pudiera pasar por la censura y redactado
opuesta a la fe meramente histórica de los hombres de Wittenberg, cuy lodavía de manera de dejar sitio para los príncipes (a fin de asegurar la legalidad de la
falsedad se ponía a demostrar punto por punto. M üntzer hace ver cóni' ~ansformación), se imprimió también en Weimar. Hinrichs llama Gezc:ugnis a esta versión, y
lIun~zer mismo, en su carta al elector Federico de 3 ,de agosto de 1524, se refiere a ella
de tradiciones apocalípticas medievales lo mismo que de ideas reformadoras de Lute~1 dll1andola su "Auslegung d e s Evangelion Lucae" (Brandt, op. cit., p. 72). En la misma carta
entre ellas el esperado reto no del durmiente Barbarroja. Los Doce Artículos del B lln r ls rh ~enCiona Müntzer cierto "untcrricht'' que había enviado al príncipe por mediación de
reaparecen reducidos a seis en las leyes de Wolfaria. Los sacerdotes de Wolfaria son lale: l'?ss. Los especialistas en Müntzer han deplorado la pérdida de este documento. Pero
por su situación y su vestimenta, y los "sacramentos" son estos cinco: blutismo, euca!'lsU:, tnnchs ha demostrado que no hay tal pérdida, y que el unter r icht mencionado no es sino la
absolución, oración, predicación de la 'Palabra. Eberlin estaba cn contra de que los hombrt carta de Müntzer a Zeyss de 25 de julio (Brarrdt, p. 68). Hinrichs llegó, en su investigación,
se afeitaran la barba. Véase F lugschr iften del' Rejor ma tionszeit, XI (1896), Y la nota de O a resultados muy importantes, a saber: todavía en su carta del 3 de agosto, Müntzer seguía
Langguth en A R G , XXXI (1934), 228-23H: además, William R. Hitchcock, "Ebcrlin \'~I cspe~'ando que los príncipes ernestinos suscribieran la reforma pactual que les proponía; lo
Cuuzburg", en ",:he Ba ckgr ound o] the Klli,ll,hts',Re¡ ,olt 1 5 2 2 -/5 2 3 , Ber~elcy-L~s Angeles, 195,I se~ula esperando la noche misma (7/8 de agosto) en que. huyó de Allstedt; e incluso la
cap. 1 \': y el artículo de Susan Groag Bell, 'Johan Eberlin von Gunzbu rg s wolfa ria : 1"11 ;n amada y revolucionaria Entblossung podía ser interpretada por M üntzer ,. durante esta
First Protestaru Uto pia", C H , XXXVI (1967), 122-139. _ I'~,nslclón crítica, como llamamiento a una revolución lega l, con el príncipe (a imagen del
'" Este sermón se ha perdido. Müntzer se refiere a él en su carta a Juan Zeyss de 2J y josías) del lado del pacto.
julio de 1524. Véase Brandt, op. cii., p. 68. 48 Br a ndt,loc. cit., p. 202.

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stedt. Reconoció la existencia de su banda secretaqponmlkjihgfedcbaZYXWVUTSRQPONMLKJIHGFEDCBA


_ y allí mismo recib
la orden de disolverla_, pero sostuvo que nunca había hablado públi '
IV. LA GRAN GUERRA DE LOS CAMPESINOS
mente en COntra de los príncipes ernestinos. Prometió a las autoridad' c
e 1524-1526
abstenel:s de toda actividad incendiaria, y no salir de Allstedt para nade
que tuvler~ que ver con la revolución .. ~l inlpres.or que había publica. S HISTORIADORES cnsuanos modernos que escriben dentro de la tradi-
do sus escritos fue desterrado. Se discurio la pOSIbilIdad de celebrar lll)¡
a L~J1 del luteranismo y de la Reforma, a consecuencia de su preocupación
disputa en toda forn: Con Jacob? Strauss y con .el predicador de Weirnal
C1~rel problema del orden y de la obediencia en los campos civil, social y
Wolfgang Stein , qUIenes funglrlan como medIadores entre MünlZCt
~clesiástico -preocupación ?eredada de .Lutero y su resuelta oposici.ón a
Carlstadt, pastor de Orlamünde, por el lado de la izquierda revoluciona.
ue los insurgentes campesmos se apropiaran en forma revolucionaria de
ria, y, por, el. lado de la derecha, entre Münlzer y Lutero, pero la pr~
;u mensaje o evangelio de liber.tad cristiana-, han perpetuado desde hace
puesta no prosperó a causa de su debilidad inherente. Lutero, con s~
)1lucho el hábito de cargar al anabaptismo evangélico con la culpa de
argumentación a partir de la Palabra escrita, y Müntzer, con su argumen,
haber nacido del contubernio entre la herejía y la sedición. Por su parte,
tación a partir de la compulsión, del Espíritu, nunca hubieran podido
los historiadores que escriben dentro de la tradición misma del anabap-
entablar un debate sobre una misma plataforma. lnstintivamente, las dO!
partes rehuyeron semejante coloquio.49 tismo, a causa de su pacifismo y de su aversión tanto al marxismo como
al secularismo, se han preocupado fundamentalmente por hacer, en toda
Mientras Müntzer se hallaba en Weimar, su aliado Simón Haferit¡
la medida de lo posible, una disociación entre la agitación campesina y el
predicó en Alistedt el 31 de julio, instando a los miembros de la congre-
testimonio anabaptista. En consecuencia, los dos grupos de historiadores
gación a engrosar el nMnero de los comprometidos en el pacto. La can.
cristianos han dejado en gr.gn medida que sean los marxistas, u otros
d~1te cuestión que a Müntzer se le planteaba, a su regreso, era la de si
historiadores sin predisPbsiódnes o inclinaciones de tipo confesional,
podía seguir creyendo en la posibilidad de emprender una reforma "le.
quienes se ocupen de reivindicar los ideales evangélicos de los campesi-
gal" y, concretamente, en vista de las constricciones im puestas por las
nos rebeldes. Elaborar una exposición bien proporcionada de lo que fue,
autoridades de Weimar, la de si podría subir al púlpito el 7 de agosto sin
de hecho, una relación entre los campamentos de los labriegos sediciosos
decepcionar a sus fervorosos secuaces en sus expectaciones. Sería una
y los conventículos secretos de los anabaptistas en el siglo XVI, no es tarea
demostración de fuerza. Pero, no sintiéndose con ánimos para sem~jante
fácil para el historiador descontento de los tres puntos de vista: el prag-
prueba, y temeroso, además, de nuevas limitaciones a sus actividades.
mático de los protestantes, el piadoso de los mennonitas y el doctrinario
rompió la promesa hecha en Weimar, y la noche del 7 al 8 de agosto de
de los marxistas.
1524 salió de Allstedt para unirse a la rebelión de los campesinos.
Un hecho está claro: que, en la medida en que el anabaptismo se
Además del sacramentario pacifista Carlstadt y del beligerante pro
entiende como la adopción del bautismo de los creyentes (o sea de los
feta sacerdotal de Allstedt, hubo un tercer gran portavoz del espiritua.
adultos), sus comienzos son posteriores al estallido de la gran Guerra de los
lismo que igualmente rompió con Lutero por razones sociales, éticas)
Campesinos en junio de 1524 (cerca de Schaffhausen), puesto que el
sacramentales. Nos referimos al espiritualista evangélico y aristocrático
primer rebautismo de que hay constancia data de enero de 1525 (cap.
reformador luterano de Silesia, Gaspar Schwenckfeld. Pero el papel que
VI.l), aunque hubo, naturalmente, espiritualistas como Müntzer y Carl-
tuvo en la Reforma Radical se ve mejor en conexión con la Controversia
ona stadt que, comprometidos de manera activa o pasiva en el levantamiento,
EucárÍstica suizo-s<v (cap. v.3). Áhora necesitamos ocuparnos de la
se oponían, cada uno por su lado, a que el-bautismo se administrara a los
gran Guerra de los Campesinos y de la intervención que Carlstadt )
Müntzer tuvieron en ella. in fa n te s. .
Pero si esos hombres que participaron en el movimiento campesino
no eran a la sazón a na ba ptista s, es importante señalar que se habían ade-
lantado al anabaptismo en tres puntos de mucho interés', Los campesinos,
los pequeños burgueses y los caballeros levantiscos que hicieron causa
común en contra de I-os señores espirituales, así episcopales como abacia-
les, y en contra de la violación de viejos fueros locales por parte de los
prí~cipes territoriales, 1) solían llamarse a sí mismos Bundesgenossen (los
\ U?ldos por el pacto, los coaligados), 2) exigían la supresión del pago de
dIezmos a los clérigos ausentistas, y 3) pedían unánimemente que los pas-
49 Hinrichs, Luthn und MüntzeT, pp. 90 Y 97. e l'. ibid., pp. 139 Y 142, una propuesla más. tores fueran elegidos por los miembros de la parroquia o congregación.
hecha cuando ya Müntzer había huido a Mühlhausen.
Hay algunos anabaptistas cuya intervención militar o evangelística en
80
81
a G uer r a (Lelos Ca mpesinos E L ea mpesiuo medieva l . . , zyxwvutsrqponml
IV.l

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Amsterdam y otros . .
siuos Moravia , con
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i sticia social evangélica cam~eslllos r~ fugiados
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pero son tan pocos, que resu ta difícil I ICI h acer un ana 'J'lSIS '.. geneuco o engl de a
~ l s ansias e e JU di' I utteritas
e (1533-15 35) E. ste eaa p íru lo se limitar a a as
bador de la relación entre Ja Guerra de los Campesinos y eJ anabaptis (¡ I;IScomunas fe os 1
P rn
ara poner un ejernp . Io: B a Itasar H u b marer, . que pronto Iib a él SeO. doSprimeras ases.
el primer expositor importante del bautismo de los creyentes desde e;
punto de vista teológico, hombre que durante la guerra abrazó la caus¡
de los campesinos y más tarde organizó a los anabaptistas refugiados en l. ASPIRACIONES DEL CAMPESINO MEDIEVAL
Nicolsburg (Moravia), fue atípico hasta en la manera como se hizo <lna. (HASTA 1517)
baptista, pues +caso quizá único entre los anabaptistas de la Alemania
me:i.di<;mal- estuvo dispuesto, hasta el final, a. argume~ta.r en pro de la Desde fines de la Gran Peste había habido, entre los campesinos y siervos

- legItImIdad
fuera su protector
Viena.
de la espada en manos de un magistradn
.
anabaptista,
cnsnano,
en Moravia, que su verdugo católico, en (ial comparable
lo misrno le la gleba de Alemania y Suiza, un fermento
con el que se vio en la Jacquerie
~Ies,en los lolardos de Inglaterra y en los taboritas
y torbellino de reajuste so-
de Francia y de Flan-
hussitas de Bohemia.
Sin embargo, por difícil que sea la empresa, y concentrándonos en los La extensión de los disturbios y levantamientos campesinos y sus varian-
impulsos evangélicos subyacentes y en los~antecedentes de la guerra, Va. tesde región a región podrán entenderse mejor si no se pierden de vista
rnos a esbozar a grandes rasgos el trasfondo sobre el cual se destacao las muchas diferencias regionales que había en la estructura de la eco-
cinco o seis espiritualistas (algunos de los cuales llegaron luego a ser <lna. nomía rural y en las instituciones socio-jurídicas de la deshilvanada reta-
baptistas), hasta el final de la Guerra de los Campesinos. cería de principados sobre la cual presidía el jefe del Sacro Romano Im-
Con la perspectiva que nos da el tr~lI1scurso de los siglos, podemos perio. Todo ello era herencia de djfer~tts desarrollos locales a través
distinguir tres fases en la rebelión campesina de la, Europa central: 1) la de la Edad Media.
fase medieval, con sus brotes esporádicos (1 2 9 1 -1 5 1 7 ); 2 ) la gran Guerra De manera general, los disturbios ocurrían en zonas donde los cam-
de los Campesinos (1 5 2 4 -1 5 2 5 /2 6 ), universalizada y religiosamente soso pesinos habían sido prósperos y relativamente libres, pero donde enjam-
tenida por una exigencia de libertad evangélica; 1 y 3) un decenio más bres de pequeños señores civiles y eclesiásticos trataban de extender y
tarde, el levantamiento de los münsteritas, coincidente con rebeliones formalizar su propia jurisdicción a expensas de esos campesinos.
1 La obra más útil sobre esta guerra es la de Günther Franz, Der deutsche Ba uer nkr ieg, La lucha de los campesinos de habla alemana por conservar sus fue-
Darmstadt, 1975 (ed. original, 1933). La i~vestigación más reciente ha contado con un do- ros antiguos se inició en Suiza. En cierto momento, los bailíos y los fun-
ble estímulo: el animado diálogo entre los historiadores de la República Democrática y lO! cionarios administrativos de los Habsburgos habían tratado de aumentar
de la República Federal de Alemania, y la celebración del 450 0 aniversario de la Guerra de allí los tributos que originalmente se habían impuesto a los campesinos,
los Campesinos en 1975. La interpretación marxista que se ha hecho clásica es la expuesta
destinando la diferencia a sus propios bolsillos. Así, pues, la Confedera-
en el volumen colectivo (bajo la dirección de Adolf Laube, Max Steinmetz y Günther Vago
ler) Illustr ier te Geschichte der deutschen fr ühbiir ger lichen Reoolution, Berlín, 1974. Para la mejor ción suiza (1 2 9 1 ) no estuvo dirigida precisamente, en su comienzo, contra
comprensión de la revisión historiográfica que sigue en marcha. véase Hans J. Hillerbrand, la dinastía de los Habsburgos, sino contra esa explotación administrati-
"The German ReformatÍon and the Peasants' War", en The Socia l Histor y of the Refor ma tion. va, si bien es verdad que el levantamiento de los pequeños propietarios
ed. por L. P. Buck y J. W. Zophy, Columbus; Ohio, 1972, pp. 106-136, Y Rainer Wohlfeil rurales de la región alpina no tardó en convertirse en una lucha del pue-
(ed.), Refor ma tion oder fr iihbür ger liche Revolution? , Munich, 1972. No se han publicado aún
todas las actas de los congresos o coloquios celebrados en 1974 y 1975 en conmemoración
blo suizo por emanciparse de Austria. Un segundo gran levantamiento
de la Guerra; pero, de lo ya aparecido, vale la pena ver los Studien zum Ba uer nkr ieg ed. por Ocurrido en Suiza -la guerra campesina de 1513-1515- estuvo dirigido
Bernd Moeller, Gütersloh, 1.975, y Reoolte und Revolution in Eur opa , ed. por Peter Blickle Contra tropelías locales, en aquellos cantones en que los burgueses de las
(Histor ische Zeuschr ift, Bcihefi 4). Asimismo, Heiko A. Oberman (ed.), Delllschel' Ba uemkr ieg ciudades estaban usurpando los derechos de los campesinos que vivían
1525 (= ZKG, LXXXVI, 1974, núm. 2); Hans Ulrich-Wehler (ed.), Der deutsche Ba uer nkr ieg.
en las aldeas circunvecinas, por ejemplo en Solothurn, Lucerna y Berna.
Góttingen, J 975; Janos Bak (ed.), The Ger ma n P ea sa nt Wa r , Londres, 1976; Max Steinmetz
(ed.), Der deutsche Ba uer nkr ieg und Thoma s Münizer , Leipzig, J 976; Gerhard Brendler y Adolf En otras zonas del Imperio, particularmente en el cuadrante sudocci-
Laube (eds.), Der deutsche Ba llem/¡ z'ieg, Berlín, 1977; y Bob Scribner y Gerhard Beneckc dental de Alemania, limítrofe d'e los cantones suizos de habla alemana, en
(eds.), The Ger ma n P ea sa nt Wa z· of 1525: Netu P er spectives, Londres, 1979. el amplio ángulo formado por el recodo del Rin en Basilea, y también en
Aunque no hubo anabaptistas hasta después de terminada la Guerra de los Campesinos, el Tiro\' los levantamientos se enderezaron contra una firme consolida-
tal vez sea éste el mejor lugar para mencionar algunos recientes estudios sociológicos y
ción de absolutismo político creciente, sumada a la introducción del dere-
económicos sobre dicha secta: Ernst H. Correll, Da s schweizer ische Tiiufer tum.4.tEin soziologi:
scher Ber icht, Tübingen, 1925: Paul Peachy, Die sozia le Her kunft der schweizer Tiiufer , Karls- cho romano (el Código de justiniano), lo cual era una amenaza para
ruhe, 1954; y Peter J. Klassen, T/¡ e Ecollomics of Ana ba ptism 1525-1560, La Haya, 1964. En el las libertades tradicionales de los pequeños agricultores, sobre todo en las
a ddendu m a este lugar (infr a , p. 961) menciono otros dos estudios del mismo tipo. dependencias rurales de las ciudades imperiales y de los territorios ecle-
82
83
El ca mpesino medieva l IV.l

siásticos menores. La situación había llegado a ser aún más desespera,¡.


allí.donde lo, mona"er;o" con 'u, vastas pO''';oo" de tierca" dep'" le se escudaban con el derecho divino como las que se aferraban a
dian d;"ctamente del dócil ,erv;cfo de sus camp,,;no, y ,;ervo, yap'e" I,IS
d I rechos comunes, habían llegado a invadir zonas aún más extensas.
ban 'u, COntrole,wb" ello" completamente olv;dado, de la ca';dad,~ loS~rimera vez, las diferentes localidades se coaligaban en torno a sus
nana.
1'01 leses comunes. Los campesinos de Carintia y de Württemberg co-
Lo, camp";n", combatfecon la nueva tendencia apel~ndo, a menUd IJI¡elzarona hablar de derecho divino (gottliches Recht). Su consigna pro-
en termmos Cnstlanos, a los fueros tradICIonales que teman en virtud dO JlI~;;¡
de otro movimiento que tenía una larga historia entre los campesi-
la ley "común", combinación de acuerd", feuda'" y de Vieja, u'an e I'a]emanes. A diferencia de los demás movimientos,
(e que eran básica-
germánicas que variaban de un lugar a otro, pero que en todas partes~ JlOSnte de índole conservadora y cuya meta era proteger o consolidar

-- caracterizaba
comun.'
por un gran respeto a los derechos y debcnes del hOlllb/yxwvutsrqponmlkjihgfedcbaZYXWVUTSRQPONMLKJIHGFEDCBA
- - e lI1josfueros campesinos germánicos,
~Ierechouniversal, fundamentado
El movimiento má, imponante que hubo a fines de la Edad Med;a. Bfblia.Durant"e todo el tiempo en que los campesinos se habían defen-
esta nueva tendencia perseguía un
en la voluntad de Dios, esto es, en la

favo. de las leyes amigu", fue el del "p"b" Concado"ZYXWVUTSRQPONMLKJIHGFEDCBA I d " a n", K ",,""I didocon la tradición y el derecho "común", su movimiento había perma-
en el ducado de Würuemberg, ~ue ocupab> '" mayor parte de la alta1 lecido fragmentario, puesto que las leyes, los privilegios y los abusos,
baja Suabia. "Pobre Conrado" era el nombee que" daba a una, cof"dias :ejosd~ se: "comu~les'.', eran en realidad muy hererogér;te.os, y va~ia?an
de campesinos formadas sobre todo por los pobres y los descontentos dé terntono a terntono. Pero la lucha por el derecho dIV1l10, el bíblico,
que trataban de olvidar sus mortificaciones económicas por medio de l~ no limitado por fronteras territoriales, podía alcanzar dimensiones
diversión y las bromas fuertes.2qponmlkjihgfedcbaZYXWVUTSRQPONMLKJIHGFEDCBA
Estos grupos, aunque numerosos y Con paneuropeas.
muchos afiliados, no tuvieron significación política hasta 1 5 1 4 , cuando el Esta tendencia no aparece de uYmo sino en una minoría radical que,
duque Ulrico de Württemberg pretendió acrecentar sus rentas alterando con toda consciencia y determinación, se dedicó a difundir el movi-
su sistema de pesas y medidas, lo cual suscitó una tremenda hostilidad miento y a planear diversas conspiraciones. En no pocos casos, la combi-
entre los campesinos, que, muy al estilo del Viejo Testamento, miraban nación de motivos económicos y religiosos suscitó gran hostilidad contra
toda manipulación con las pesas como una abominación. Uno de ellos, losjudíos, en su calidad de prestamistas, y también, posteriormente, con-
llamado Pedro Gais, arrojó algunas de las pesas nuevas a un río, diciendo tra los obispos y abades, en su calidad de voraces terratenientes que exi-
-en una especie de adaptación de la prueba medieval de la ordalía- que gían viejos y nuevos tributos de toda índole. El símbolo del movimiento
si Dios las aprobaba, las pesas debían flotar. Dándose a sí mismo el nom- fue la abarca campesina de cuerdas o correas, el Bundschuh (opuesto al
bre de Pobre Conrado, recorrió varias localidades, expuso en ellas la ini- calzado de los nobles, el Stiefel). La organización misma vino a llamarse
quidad de la nueva exacción y atrajo gran número de secuaces. El mo- por su símbolo. En su programa entraban estos puntos: reconocimiento
vimiento asumió en seguida el carácter de una protesta agraria contra la del emperador y del papa, pero no de las autoridades intermedias; re-
usurpación,
3 por parte de las ciudades, de los derechos comuna les de las ducción de los impuestos; eliminación, aquí y allá, de determinados tribu-
a ldea s. Las demandas de los campesinos durante el movimiento del "Po- tos y exacciones; en uno de las organizaciones (Alsacia, 1 4 9 3 ), el exter-
bre Conrado", esencia lmente políticas y constitucionales, fueron precur- minio de los judíos; la abolición de las pluralidades clericales y (sólo en el
soras de una de las muchas corrientes que hubo luego en la Guerra de los programa de 1 4 9 3 ) de la confesión auricular; la limitación de las faculta-
Campesinos,
bronn", de mayo la representada
de 1 5 2 5 . por el "plan de reforma imperial de Heil- des de los tribunales eclesiásticos; el control de los intereses (que no de-
bían exceder del 5 por ciento), y una paz universal en la cristiandad. Fue
En parte bajo la influencia de los hussitas, algunos grupos apelaron a Joss F r itz quien acaudilló el Bundschuh en 1 4 9 3 , 1 5 0 2 Y 1 5 1 3 , a ambos
la ley divina y exigieron una reordenación de la sociedad sobre la base lados del Rin, arriba de Hagenau. Las dos propuestas más' radicales de
del evangelio. A comienzos del siglo XVI, estas agitaciones reformistas, así 1493, referentes a los judíos y a la práctica de la confesión, no se incor-
poraron en el programa ques de manera más sistemática se elaboró en
2 Sobre lo s orígenes del término, véase A d o lf Laube, "Precursors of the Peasants' War: 1513. Este nuevo programa contenía una vez más la promesa de lealtad
pud 1- Bak (ed.),
a«Bundschuh" und op.«Armer
cit., p. Konrad"
50. -Popular Movements at the E v e 01' the Reformation", al emperador en caso de que aceptara las demandas de los campesinos,
pero ahora iba acompañada de la amenaza de recurrir en caso contrario
3 Franz, op. cit., pp- 20 ss. La guerra, ya inminente, puede haber sido promovida en
parte por lo s c a b e c illa s de a ld e a más prósperos, deseosos de quedarse con el control del a los suizos, virtualmente independientes a la sazón.
sistema a g r íc o la , liberando a la s a ld e a s de la carga de pagar diezmos a las ciudades cercanas, Un gradual cambio del interés -del mantenimiento del derecho "co-
y colocando así a l pastor y a l juez bajo e l control de la comunidad. Véase D a v id Warren Illún" al establecimiento del derecho divino- y la evolución misma del
Sabean, La ndbesitz und Gesellscha ft a m Vor a bend des Ba uer nkr iegs, ~tl,lttgart, 1972.
~~n.dschuh -de la chusma que en 1 4 9 3 no distinguía entre agravios y pre-
84 JUICIOSal responsable movimiento social que en 1 5 1 7 concretó una lista

85

--
equilibrada de demandas políticas- habían abierto la imaginación de 1
t, extendido en diciembre a toda la alta Suabia. el l.dULL".u, - -_.-
campe~inos a .10s nuevos impulsos evangélicos llegados de Wittenbel'g lbi,1 ,6 buscó alguna a yuda de f'uera , y encont ro una pOSIibII
I""lIe ilid a d en Ia
de Zuncho B~Jo la lI1f1uenCla deyxwvutsrqponmlkjihgfedcbaZYXWVUTSRQPONMLKJIHGFEDCBA
la s nuevas Ideas sobre la reforma tel r
siástica, los campesinos, sin abandonar el programa existente, que Ped' Ill,lda d de Waldshut, políticamente am?iciosa, situa.da en un importante
tlt I del Rin, a poca distancia de SchaHhausen. LeJOS del centro del po-
un regreso a la Costumbre feudal y la institución de la justicia bíbli.
comenzaron a exigir la sllpresión de los diezmos y de la s prebendas ,4.
I,I(~ O ) 'Iustríaco
lell "
la ciudad de Waldshut
(, ng-élico por el hecho de que, aun SIendo pequena,
estaba madura
. -
para el caudillaje
buscaba alguna
'
libre elección de los pastores, a quienes se Sostendría mediante COnlri/¡
ciones voluntarias.qponmlkjihgfedcbaZYXWVUTSRQPONMLKJIHGFEDCBA u ,'1 se 'IJara convertirse en ciudad libre imperial, o más autónoma aún,
/J~S.
no los vecinos cantones SUIZOS, .
y coa l'Iga d a ta I vez con e IIos en Ia Con-
En el otoño de 1517, los campesinos del Bundschuh llegaron a i ,
nar que sus demandas .habían quedado sancionadas por Lutero, C on rnagis~ ~t:;lera(ión (según había sucedido con AppenzelI una generación antes).
(~)[l10 el pastor de Waldshut, ~ue era el doctor Balrasar Hubmaier, se-
proclama
Biblia. de libertad evangélica y su afirmación de la autoridad de I

.
ruidor de Z w in g lio , estaba d estinad o a convertirse muy pronto en una de
,.- tlS figuras importantes de la Reforma Radical, no será inade~uado inte-
~), Tumpir nuestro relato de la guerra para ocupamos de la Vida de este
;Iiscutido personaje, hasta el momento en que su congregación entró en
2. LA GRANGUERRADELOSCAMPESINOS,1524-1525:
l-lUBMAIER;CARLSTADT,Me'NnER, RINCK y HUT IratoS con los campesinos insurgentes. .
Baltasar Hubmaier (1481-/528), nacido en Friedberg, cerca de Augs-
burgo, había estudiado en la universidad de Friburgo. Juan Eck, el ad-
En febrero de 1524 todos los planetas iban a coincidir en el signo de
,crsario de Carlstadt y de Lutero~l la disputa de Leipzig, llegó él tener
Piscis. Un matemático de Ti.ibingen había predicho esta configuración
un poderoso ascendiente sobre él y lo alentó a proseguir sus estudios de
celeste en 1499, profetizando, además, que la tierra quedaría sumergida
4 Icología, en los cuales hizo rápidos progresos. Las necesidades económi-
en un diluvio genera1. Muchos estuvieron en desacuerdo con él, ya que
cas lo forzaron a aceptar un puesto de preceptor en S ch a ff hausen , pero
un nuevo diluvio habría violado la promesa hecha por Dios a Noé, pero
poco después pudo regresar a la universidad, y recibió las órdenes sacer-
todos convinieron en que ocurriría alguna ca la mida d espantosa. Por
doiales. Cuando Eck se trasladó a la 'universidad de Ingolstadt, Hub-
todas partes se leían declaracionesZYXWVUTSRQPONMLKJIHGFEDCBA
y especulaciones proféticas, casi todas
maier no tardó en seguir/o. Fue en Ingolstadt donde recibió su docto-
escritas en alemán; 5 y de pronto surgió en Alsacia una banda de campe-
rado en teología, y fue Eck quien en esa ocasión pronunció la oración
sinos que excusaba su conducta diciendo que la guerra que emprendía,
académica. Poco después fue nombrado co-rector de la universidad y, en
profetizada desde mucho tiempo atrás, era una guerra ordenada por
reconocimiento de su elocuencia en el púlpito, capellán de la catedral de
Dios. Así, pues, el a ñ o de 1524 se inició en un a mbiente cargado de in-
q II ietud y de presagios. la cercana Ratisbona.
El populacho de Ratisbona estaba entregado a la sazón a violentos
desmanes antisemíticos, en los cuales, innoblemente, participó Hubrnaier.
a ) La sIIble a cúín de Stii/tlingen y Wa ld5/wt:
71 El episodio culminó con la expulsión de los judíos y la demolición de su
el pa pel de Ba lta sa r Hubma ier smagoga. (En el lugar en que ésta estaba se construyó en seguida una
capilla que no tardó en atraer peregrinaciones muy lucrativas para la
oudad.) En conexión con esos acontecimientos se lanzaron groseros in-
Los desórdenes Ocurridos en Forschheim (Franconia) \' SI. Blasien (en la
Selva Negra) no fueron propiamente combates por los derechos de los sultos, los cuales alligieron de tal modo a Hubmaier, qU,e con gusto
campesinos, sino simples asaltos a la s bodegas de los monasterios. La aceptó la invitación de ir como cura a Waldshut. Aquí predicó su primer
guerra propiamente dicha estalló el 23 de junio de 1524, cuando la con- sermón en la primavera de 1521, conservando 'todavía, por supuesto, Sil
desa de Uipíen-Stühlingen pretendió mandar a algunos de sus campesr- re católica. Pero en el verarid de 1522 comenzó a cambiar, gracias a la
nos a juntar caracoles en los momentos en que estaban ocupados en re- lectura de los escritos de Lutero. Después de estudiar cuidadosamente las
principales epístolas de San Pablo, y de predicar sobre ellas, Hubmaier
coger su heno. El tumulto, iniciado en las cercanías de Schafthausen, se
VISitó a Erasmo en Basilea. Le llegó entonces una nueva invitación de
34474.4 Karl SChottenloher, Zeitta fel zur deutschen Geschichte, Munich, 1939, núms. 34472 )' Ratisbon<l, y él la aceptó; pero no tardó en tener dificultades, cuando a
lravés de sus sermones se hicieron visibles sus nuevas convicciones, y en-
5 Un viejo proverbio (recogido por Franz, o ]» . c it., p. /48) decía: "Wer im 1523 Jahr tonces regresó de muy buena gana a su puesto de Waldshut, donde aún
nicht stirbt [sublevación de los caballeros], 1524 n ic lu im Wassfr verdirbt, und 1525 niclu
wird erschlagen, del' mag wohl von Wunclern sagen." )
1; Franz , "p. cit., p . 165.
86
87
Hubma ier , Ca r lsta dt y otr os IV.2
no lo había sustituido nadie. InmediatamenteZYXWVUTSRQPONMLKJIHGFEDCBA e n ta b ló corresponde!]
con los 7 reformadores suizos, y discutió con Z w in g lio e l problema del b pesinos, bien armados siempre, salieron también de Waldshut para
V.2~. C31~blarpláticas con los señores. La situa~ió.n, para estos. últimos, no era
tismo. En 1523 tomó parte. en .Ia segunda disputa de Zurich (cap.yxwvutsrqponmlkjihgfedcbaZYXWVUTSRQPONMLKJIHGFEDCBA
donde estuvo a lIa d o de Z W 1 l1 g 1 1 0 , y, de regreso en Waldshut, comenz' f~da fácil. Esta?an cansados de las nego.ClaclOnes, p~ro S1l1I~ecur~os para
poner en práctica unas reformas de las cuales apenas si se había hablaO n prender acción alguna. El 3 de septiembre, vanos funcionarios aus-
en Zurich. Introdujo el servicio litúrgico alemán, abolió los reg en; e~acos importantes -el conde Rodolfo de Sulz, el vicegobernador de la
d e l ayuno, y contrajo matrimonio. Allí, en Waldshut -mucho más lal11
qUe' ~;sacia superio:, los :epresent~ntes de Stuttg~rt,. e incluso el presidente
Zurich, donde la preocupación dominante era logra r la hegemonía ~' d I regimIento imperial de Esslmgen- fueron invitados a Radolfzell para
toda la Confederación suiza, fO I~ l1 la d a de repl~b.licas campesinas (k, ~udiar a fondo la situación.
v qponmlkjihgfedcbaZYXWVUTSRQPONMLKJIHGFEDCBA En esta junta de nobles y funcionarios se
c Iu d a d e s - e s ta d o s , y muy ,heterogenea en lo rehglo so -, le fue Posible ~~cidió acudir a las .armas contra lo.s campe;"inos d.e ~uabia, y levantar ~n
Hubl1laier combinar creativ al11ente el ansia local de lieertad civil y la lIr. 'ército de doce mil soldados de mfantena y seiscientos de caballería.
gellCla general de una renovacIón de la Ig le s Ia . .e fero ni la nobleza local ni el gobierno austríaco disponían de fondos, y la
De este modo ocurrió que, cuando la gran Guerra de los Campesi!]~ resolución se quedó en el papel. Sin embargo, el conde Rodolfo, a quien
se inició en la vecina Stühlingen, y los campes1'nos de esta loca lida d St se había instado a buscar una solución pacífica, trató e! 10 de septiembre
sublevaron contra su señor y convergieron en Waldshut, encontraron al, de llegar a algún arreglo con e! conde Sigmundo de Stühlingen y sus
población no sólo reformada según las pautas evangélicas bajo la guía dt campesinos.
su nuevo pastor, sino también a punto de resistir por las armas a la ad Las dos partes se pusieron de acuerdo en cuanto a varios puntos
ministración del Austria citerior, la cual, como es natural, no iba a permi. esenciales, pero los campesinos, una vez satisfechas sus nada exageradas
tir semejante reforma.
peticiones, se negaron a entregar su estarídarte de 'batalla y a implorar
La actitud de Hubmaier en Zurich perturbó evidentemente al g () perdón en campo abierto; en consecuenci1; las pláticas quedaron rotas.
bierno austríaco, que con no poco dolor había estado presenciando el La ciudad de Zurich mandó entonces ciento setenta voluntarios para
rápido avance de la gran rebelión teológica. Imbuido del espíritu de ayudar a Waldshut y a sus aliados campesinos; y Austria, que no quería
Zwinglio, Hubmaier había leído en público sus dieciocho Schlussr eden tener conflictos con los suizos, no tomó ninguna acción en contra. La
acerca de la vida cristiana, con las cuales esperaba ganar para su causa al tensión siguió en aumento hasta fines de 1524.
clero de Waldshut, puesto que la ciudadanía ya estaba ganada. La facción En noviembre y diciembre, Tomás Müntzer estuvo en las inmediacio-
ca tólica de Waldshut y de sus alrededores había exigido, a través de caro nes de Waldshut, en Griessen, capital del condado de Stühlingen, y en la
tas muy perentorias, la destitución de Hubmaier. Las autoridades aus región de! Hegau, tratando de reclutar a los campesinos de esas regiones
tríacas hicieron entonces lo posible por que el pastor fuera entregado al para que acudieran a la guerra, en su fase de Turingia. No parece, sin
obispo de Constanza, perO'el pueblo de Waldshut lo protegía. embargo, que los campesinos se hayan entusiasmado con sus sermones.
Los campesinos de Stühlingen, que luchaban por reconquistar sus ano Se negaron a acudir, excepto como mercenarios (cosa para la cual no
tiguos fueros, y los habitantes evangélicos de Waldshut, que apoyaban a estaba preparado Müntzer). Las ideas de Müntzer impresionaron a
su predicador popular, obraban al impulso de motivos diferentes, pero Hubmaier, pero no parece que los dos hombres se hayan conocido per-
tenían un enemigo común: el archiduque austríaco. A fines de julio de sonalmente.
1524, una fuerza de quinientos cincuenta campesinos armados hizo una Más o menos hacia entonces regresó Hubmaier de su destierro tem-
visita a Waldshut, y a mediadO$ de agosto regresó para concertar con las poral de Schaffhausen para reanudar sus funciones de pastor en Walds-
autoridades municipales un tratado de ayuda y protección mutuas. Al hut. Desde aquí le escribiría ya en enero de 1525 a Ecolampadio acerca
principio, las autoridades austríacas no estu vieron en posibilidad de ao de ciertas ideas avanzadas que había estado rumiando en cuanto al apla-
tuar decididamente; sin embargo, para proteger su reforma, Hubmaier zamiento del bautismo de los infantes (cap. vr.3).
prefirió refugiarse durante un tiempo en la localidad suiza de Schaffhau En vista de la debilidad (fe las autoridades austríacas, el desterrado
sen , donde había sido preceptor en sus días de estudiante, y así salió de duque Ulrico de Württemberg 8 trató de consolidar sus propios planes
Waldshut ello de septiembre de 1524. para recuperar su ducado. Había reunido un número considerable de
Robustecidos por el convenio que habían celebrado con la ciudad, la s
8 Nacido en 1487 y muerto en 1550, duque de 1498 a 1519 y de 1534 a 1550, Ulrico
Más tarde escribiría: "Entonces Zwinglio estuvo de acuerdo conmigo en que los niños
7 había sido expulsado en 1519 de su territorio por la Liga de Suabia, indignada por dos
no deben ser bautizados antes de que se les instruya en la fe" (Ein gespr ech Ba ltha sa r Hube- fecharías suyas: primero, había dado muerte a Hans van Hurten (después de acusarlo de
mor s uon.
1526, F r idber
citado en Mg LDoctor I
s a uff Ma ysler Vlr ich Zwinglens zu Zür ich Ta ufjbüechlen, Nicolsburg.
, II, 354).
adulterio con la duquesa), y segundo, había tratado de apoderarse de la ciudad imperial de
Reutlingen. Posteriormente abrazó el protestantismo, yen 1534 fue reintegrado en su patri-
88 monio por Felipe de Hesse.

89

/
" t7J esinos
- __ "-~~-------~---"-"'"rtrnTa-TI7'~'-as~Ca .
Hubma ier , Ca r lsta dt y otr os zyxwvutsrqponmlkjih
IV.2

wldado" y qponmlkjihgfedcbaZYXWVUTSRQPONMLKJIHGFEDCBA
e l 23 de febrero de 1525 se pcesentó ante 1., pue"" i«",lodad
. f ue su fundamentación lista deT ica;
t ste con la evange . ven
a g ra io.s este
d e sentido, no po-
Ios cam pesinos
..
Stut~gan con seis mil de infaote<i~ y trescenros de <abalíerra. JUsta"" ';, ser más. agudo e l. coi~;aa los abusos locales y carente de orientación
e l día "gmen'e, en la lejana Pavía, su peotectoc Fcannsco 1 de Fea, Stülolmgen, restring . .,
fue tomado pteso por e l empecadoe, o sea e! que habla despojado a 1 ~ "gélica" f ' en Memrningen, bajo la dirección de
rico d e s u d ucad o. A hora bien , los m etceo"ios d e U Ieico eran sui"" "El 7 de m ayo. del 525 se ,;O¡;;'O'licheZYXWVUTSRQPONMLKJIHGFEDCBA
V er einigumg) de las bandas de
st m a yo" pa 'te, y eotoo ces b Conf ed eración 1" dio ÓO'den ~s de" eg" 0'''''' .
un a "u mon c"",,,an;e! AII '::u, e! lago de Constanza y Baitn? gen.
con lo cual Ulneo se quedo p"","camente .,10, Los aus,",acos, alo'~d Lnpesmos de 1", ,eg,ones I g Doce Artículos como base, Dieron
por su victoria contra Francia, pudieron aho'a ocupa"e de UI,;lO "'tOS confedec~dos tomaco~ 0: S abia coalición de ciudades r"ro,
apro"ecloamo la, fuerzas que COntra él habían eeunido para lama;. f'enra de su existencia a la ~,ga 1e uoenl~n intenciones de recurrrr a la
ahoraEl contra
12 d los campesinos.
d 2 S b CUladapor Austria, declar~.n o qued?IIOada por Jorge Knopf, ya había esta-
e mano e,15 5, e asnan . . Lotzer, 9 d e M'e,","mgen, I"r'" E o Ia w ~'ia del Allgau , acau
publi cJI '1 lI enescal
e Jmge de Wa Idb urg h ~bía
los famosos Doce Aniculos, eo cuya revisto» ha~ia colaborado la maood ~dO la violencia el 4 de abn , ye ilando a una banda de campesinos
Hubmaier. i o Su, demandas eran, en resumeo, 1as siguienn-s. a cada <o ""t<,rado, en la misma [~emaE/m(mmador de Leipheirn, Juao jacobo
gregaóóo debe ,ecooocérse!e e! derecho de e1egie y de d,,'ituie a 'o Le;pheom, mea d~ U m, te or campesinos y las poblaciones de
paso",' (artículo r); el diezmo para e! So'tenimieoto de! clero debe ti . :,ehe, fue ejecutado Junto con cmc~ das. Alarmado, y enfurecidos los
tarse al "gran diezrnr," (trigo y oteo, producrn, de! campo), mien"" qu Ltipheim y Cünzberg fu~ton "9,cea" un ejército de doce mil hombres,
el "pequeño diezmo" (cabezas de ganado y peoductos lácteos) tiene qu "mpesioos de la alta Sua .chaal frente de siete mil soldados, pero O? se
caduca- (ir); la ",,;dumbte debe quedar abeogada (ur), puest0qu ¡lseoeseal se pu," en mate ,I d ás las demandas'de los campe"no,
Ctisto ha red im id o o 1;bert~do a todos los loom bres POt igual; así, p". d,,;d;6 a atacado,: C~mo" p~:oso el ~;',;tad o de Weingarten (1 7 de abnl, de
todos los hombt", y no .010 lo, señ ores , uenen e! derecho de ca"" ,,'o moderad as , firmó rtab 1 as de ellas. En esta forma terrmno la
pescar (tv) y de juntar leña en e! bosque que a todos pertenece (v); " 1525),en el cual" acepta an a gu" "
podráo ya exigüse sen;cio, que excedan de lo que permite la Palab" d, p,imeta fase de la guerra, Li erial quedó en libertad de acción
Dios (vi) o de lo que ha establecido la cosrumbrj- (vn), y estos se",i!", Gracias al tratado, el seo~sea ,mp rebeldes de campesinos cuya act,
estarán en p,opo'Tióo con el "lo!
castigos no deben ir más allá de lo admitido
de la tierra que" teoga (v u r); 1, P""entenderse con los dema~ gcup~,
por la ley de la Costumbre, tud era más vIOlen~a y cuyas eman as e
tan más ampli as que en el caro

independientemente de lo que pueda estar establecido en el derecho ro de la zona de Suabia.


mano (IX); los prados y campos que han sido comunes deben volver a esta
situación (x ); los señores deberán renunciar al tributo que suelen exigir
cuando muere un jefe de familia, con lo cual dejan en la miseria a viuda¡
Y huérfanos (XI). Al final se declara que, en caso de demostrarse que b) La fa se de F r a nconia : Ca r lsta dt en Rothenbur g
alguno de los artículos va Contra la Palabra de Dios, será retirado inme
diatamente (XlI). 11 Estos Doce Artículos representaban la quin taesencia Fuera de la alta Suabia, el agitado movimiento tuvo dos focos principales:
de las muchas razones de agravio que prevalecían en la alta Suabia. Cons Rothenburg, donde estalló la g uerra durante el mes de marzo de 1524 y
tituyen un importante testimonio religioso de la Reforma lo mismo que de donde se propagó por toda la Franconia, y Mühlhausen, donde las
un documento de protesta social. Pero lo que dio a los Doce Artículos su radicales reformas socio-religiosas de Enrique Pfeiffer se iniciaron en
agosto de 1524 para tener luego una repentina erupción de violencia
9 Martín Brechr, "Der theologische Hintergrund der Zw61f Artikel der Bauernschaft in que se extendió por toda la Turingia en las dos últimas semanas de abril !l
Schwaben von 1525", a fJ ud Oberman, Ba uer nkr ieg, pp. 174 SS., ofrece un análisis detallado de 1525. Dos de los principales portavoces de la Reforma Radical se vie-
de la religiosidad de Lotzer (influida por Lutero) y de su papel en la Guerra de los Carnpe rori estrechamente identificados con estas dos zonas: Carlstadt con Ro-
sinos, especialmente en cuanto redactor original de los Doce Artículos. Una traducción
thenburg, en el papel de moderador (poco eficaz) de los excesos, y Mün-
inglesa de éstos puede verse en Lowell H. Zuck, Chr istia nity a nd Revolution: Ra dica l Testimo-
Filadelfia,
nies 1 5 2 0 - 1 6 5 0 , 1975, doc. 1, pp. 13-16.
10 Hubmaier reconoció este hecho en Viena, en 1528, bajo tortura, Durante mucho 12 La fuente de legitimación de los artículos de Stühlingen se remonta a la concepción
tiempo se le tuvo a él por autor principal de ese debatido documento. Sin embargo, caSI medieval de la justicia divina y natural (die gottliche, na túr liche Billigkeit), y en ellos. a diferen-
todos los estudiosos actuales opinan qu~ lo que primordialmente interesaba a Hubmaier er, Cia de lo que ocurre en la mayor parte de los demás documentos de la Guerra de los
la libertad del evangelio, y que su asociación con los campesinos fue algo secundario. Véase Campesinos, no se invoca el imperativo divino de propagación de la Palabra de Dios. Sobre
M E , Il, 826-834, Y la bibliografía ahí indicada.
los artículos de Stühlingen véase Werner Lenk (ed.), Dokumente a us dem deutscher c Ba uer n-
11 Franz, op. cu., pp. 197-199.
kr ¡ eg, Leipzig, 1974, pp. 45-74. Expreso aquí mi agradecimiento a Hsia Po-chia , quien me

90 r llamó la atención sobre la diferencia aquÍ señalada. .

91

)
r V--: -¿ -La -G uer r a de los l: a mpesinos
H ubma ier , Ca r lsta dt y otr os zyxwvutsrqponmlk
IV.2

tzer Con Mühlhausen, en el papel de predicador profético. En esta


ción vamos a limitarnos al sector de Franconia. Dicto, en los cuales, poco a poco, los artesanos y también los campesi-
con domiciliados dentro de las murallas habían ido ganando algunos de-
. Los campesinos de Franconia, con la colaboración de las ciudad
O::hoSen contra de! nada ge~eroso ayunt~u?iento de !os patricios. (An~
aliadas, lanzaron un programa mucho más radical que el de los de la '
I de esos períodos de conflicto, los patricios se hablan reservado a SI
Suabia, pues exigían, entre otras cosas, la reorganización del Irnpe"
¡CSSI110S el derecho de ciudadanía.) Aunque los campesinos burgueses de
con un parlarnento de campesinos. El ejército campesino de FrancO!}
~Ithenburg estaban ya emancipados, conservaban aún su hostilidad con-
estuvo caracterizado por una piedadqponmlkjihgfedcbaZYXWVUTSRQPONMLKJIHGFEDCBA
y una sobriedad ~jemplares, y re,I
.~ los patricios, de manera que bastó la presión de los campesinos que
bió considerables leccione~ ,de disciplina militar .de tres p.~rsonajes prOce,
:I¡vían fuera de las murallas para que unieran su suerte a la de los insur-
dentes de la nobleza -Flonan Geyer, Wendel Hipler y Gotz de Berlichi
gen-, los cuales decidieron ponerse a la cabeza de lo que había cOme gentes.
La segunda fase de la guerra, en el segundo de sus teatros, comenzó,
zado como una fuerza abigarrada y desorgani¡>:ada .. Hipler había sido a
in que nadie se diera cuenta de ello, el 21 de marzo de 1525, cuando
tes canciller de la casa de Hohenlohe, y era amigo del caballero G% I
;reinta campesinos pertenecientes a la milicia de la aldea de Ohrenbach,
(acerca del cual compondría más tarde Goethe su famoso drarnaj!s Giit¡j
que dependía de Rothenburg, entraron en la ciudad, al son de pífanos y
se puso a la cabeza de los campesinos en su' marcha de Gundelsheirn,
tambores, para proclamar sus agravios contra el ayuntamiento. Los patri-
Würzburg, y luego de Würzburg en dirección a Heilbronn, y al finall~
ciosdel ayuntamiento no les hicieron ningún caso, y los campesinos se reti-
abandonó. Entre las figuras prominentes, el único que se nos rnuestt,
raron indignados. Las demás aldeas dependientes de Rothenburg con-
como un caudillo consagrado es el caballeresco Florián Geyer. Hombrt
vocaron a sus hombres en plan de guerra, y la situación se volvió inmediata-
bien educado, moderadamente rico, no se unió al movimiento de lo¡
mente peligrosa. El margrave Casimiro de Brandemburgo, cuyo territo-
campesinos por razones Oportunistas, sino impulsado por una auténtica
rio rodeaba por todas partes a Rothenburg, ofreció su ayuda, pero.los
convicción interna en cuanto a la necesidad de la reforma y en cuantoa
la legitimidad de las demandas. patricio s y los burgueses por igual comprendieron perfectamente q~e
aceptarla hubiera significado el aplastamiento de sus libertades civiles por
Para nuestro objeto, la exposición de los Sucesos de Franconia puede
parte de un personaje que desde hacía tiempo venía viendo ese enclave'
iniciarse con la entrada de Carlstadt en la ciudad imperial de Rothen.
cívico como una espina en la planta del pie. Sin embargo, en los momen-
burg, sobre el Tauber. Carlstadt, a quien dejamos en el capítulo anterior
tos en que el ayuntamiento estaba a punto de asegurarse el apoyo de los
en los momentos en que se esfumaba la posibilidad de un acuerdo entre
artesanos agremiados para una línea de conducta que, desde el punto de
él yel pastor de Allstedt, Müntzer, antes de estallar la guerra, vivía deste.
vista de la plebe, no podía ser sino reaccionaria, se levantó un tal Esteban
rrado de Sajonia, y por casualidad se encontraba en Rothenburg al ini
de Menzingen y pidió que los artesanos celebraran sus juntas aparte y
ciarse el movimiento armado. Había, por cierto, una razón para esta pa.
decidieran una acción más ventajosa no sólo para ellos mismos, sino tam-
rada en Rothenburg, camino de Basilea. Los campesinos insurgentes le
bién para los campesinos agraviados. Por su nacimiento, Menzingen per-
habían impedido entrar en su nativa Karlstadt (hacia el noroeste), adonde
tenecía a la clase de los caballeros; había estado durante un tiempo al
quería ir para visitar a su madre, probablemente viuda . El predicador
servicio del margrave, pero últimamente se había hecho acérrimo ene-
luterano de Rothenburg, Juan Teschlin, después de pasar por una fase
migo tanto del margrave como de los concejales de la ciudad.!" Carente
violentamente antisemítica, había evolucionado hacia un puritanismo
de convicciones religiosas o sociales profundas, se había puesto a la ca-
cr istia no la ico muy parecido a la posición a que había llegado Carlstadt
beza de los ciudadanos inquietos y, rápidamente, daba los pasos necesa-
en Orlamünde. Acompañado de una muchedumbre de seguidores,
nos para conseguir su apoyo a la sublevación de los campesinos. Lo que
Carlstadt entró en la pequeña ciudad imperial a fines de 1524. En vista
buscaba era su propia ventaja.
de su radicalismo en cuanto al sacramento del altar, y en vista también
Gracias a sus esfuerzos se organizó una especie de comité de seguri-
de que tiempo atrás había sido expulsado de Sajonia a instancias de Lu-
d,ad, o de urgencia, que muy a pesar suyo estuvo penetrado de convic-
tero, el ayuntamiento, compuesto de patricios, decidió hacer otro tanto y,
Ciones evangélicas, y sobre el cual ejerció alguna influencia la predicación
por un edicto de 27 de enero de 1525, lo expulsó de Rothenburg; pero
sacramentaria de Carlstadt. Las acciones más provocativas de Esteban
poco después Carlstadt regresaba para tomar parte, aunque de manera
Menzinger eran inmediatamente mitigadas o reprimidas por e! antiguo
un tanto incidental, en la sublevación campesina, uno de cuyos centro'
iba a ser muy pronto Rothenburg. burgomaestre Ehrenfried Kumpf. Este Kumpf, hombre a quien respeta-
ban plebeyos y patricios por igual, pudo parlamentar con las masas de
Durante e! siglo xv, la ciudad había atravesado varios períodos de

14 Se había negado a pagar impuestos por el castillo que ocupaba en territorio de Ro-
13 La autobiografía de Cotz ha sido reeditada por H. S. M. Stuarr, Londres, 1956.
thenburg.
92
\ 93
111

,/
Hubr na ier , IV.2
Ca r lsta dt y otr os zyxwvutsrqponmlkjihgfed
y". T'XI'T:J uer r a dZYXWVUTSRQPONMLKJIHGFEDCBA
e [ÓS Ca mpesinos

- . " Carlstadt de la ciudad, cuando comenzó a expe-


sus conciudadanos, a quienes pidió moderación,qponmlkjihgfedcbaZYXWVUTSRQPONMLKJIHGFEDCBA
y con los patricio s No bien h.abla s~h~O 1 Jesinos mismos para con los cuales aca-
ayuntamiento, a quienes pidió importantes concesiones para los camp , entar la vIOlenCIa. e o,s c~mh b í precedido el rumor de que, pese a
nos de las aldeas dependientes, antes de que fuera demasiado tarde. '11~ade mostrar su sIn:patl~ .. o a la la causa de los campesinos de los
ciert~ ocasión, Kumpf se presentó acompañado del predicador Carlsta a¿o SU esfuerzo por I?e~~f¡ca:~~r~o~e los de Rothenburg Y s~s co~tor-
a qUIen antes el ayuntamiento había expulsado de la ciudad por edi ~'ededores de Or~amun ,~y n erudito educado en una unIverslda~.
y a quien traía ahora como un árbitro idóneo en la contienda civil irn liS él no era agncultorl' 51110u t s de la ciudad un mercenario al serví-
, nO , d' d a de as puer a ' , bi
ran~e., ,C~rlstadt mismo ~e abst~vo ,d~ tom~r parte en el tumulto social, cerca to avia e un inos des ués de un breve y violento mtercaru 10
decidió limitarse a predicar la jusncia social y a aconsejar la moderad :0 del Ha ufe de campes ' , P daga y allí lo hubiera matado de no
evangélica. De hecho, el comité no lo eligió como representante para Píll ~e palabras con Ca!'lsta
d
d sa~o sU l golp~ un joven concejal que pertene-
lamentar con los campesinos que vivían fuera de las murallas. En los d' 'el' porque estuvo listo a esvlar es'o' n militar.
antenores,
a 1a f resta d e P ascua, los habitantes , de laa ci CIudad lanzaron U 5 'a como K um pf , a la nueva corru 'que I ya habían instala d o su campa-
. e' los vi , ¡ , CI, ta a los campesInos,
VIgorosa orensiva contra os VI~JOScreyentes que aun quedaban y Contt. En una cal' , 'd' l ei lo de Asiria y Mo ab y otros pue-
sus ministros. El Sábado Santo, 15 de abril, un monje ciego, gue se nlento, C~rlstadt les _rec~l, ~,e ~jl~,m~o como azote de su ira contra su
llaba completamente bajo la influencia de Carlstadt, se levantó para dblos a qUIenes el Senor, 1a, la IUt1I~:n esinos que, aunque eran ahora ~l
clarar que el sacramento del altar no era sino una superstición y u pueblo santo. y les ,ad Vlr~?.a o~ C(~bi~n ellos a su vez, podrían ser cast~-
herejía. El 17 de abril, Carlstadt mismo subió al púlpito de la iglesia instrumento de la calera ~v1l1a, anos 15 Esta ~arta levantó a los camp~sI-
, 1 di ' .' t rde 51 cometlan exces . , , ble
rroqUIa y pre )(0 contra las dos doctnnas acerca del sacramento, la cató.~ados mas a "1 A "de ese momento le fue ya casi imposi
lica y la luterana, con lo cual, sin quererlo, dio lugar a que se repitiera en ~IOS en contra de e '1 paly: rofe'ticamente críticas que tenía sobre ~
R ot h en b urg e 1 ,mismo tipo , '.
de iconoclastia
,
que
h bí "oyeran
a la estallado en WItten. consegUIr que
as °IJIl1lones p
berg durante la ausencia de Lutero. Para entonces, la sublevación carnps \ajustici~ sOCIal. , 'el 16 de mayo, Y a duras penas fue
sin a del territorio de Rothenburg se había fundido plenamente con b Ab~t,ldo y desalentado'dre~l ~~~enburg. De no haber sido esta ve.z por
sublevación general de Franconia, y la situación era tan desesperada, que readmItido e~ las pu~tas ,e o I bría sido ahorcado por los m¡srIl:0s
el ayuntamiento parecía a punto de aceptar el auxilio del odiado mar. la intervenClo~1 de enzl~~n, traído a sus sermones. Sus adversanos
grave. De esa manera le fue posible a Esteban de Menzingen explicarlesa hombres, a qUIenes ,an,~es a, I~ ~ ~oncejales y que mantenían sus prefe-
los artesanos y a los campesinos locales que las libertades de los habitan -los patrtcios que h~bl<l entl,e amo los campesinos y los artesanos que en
tes de Rothenburg iban a quedar restringidas, y los instó a acceder a las renctas por el c~to\JClsmo~t~1 co ca a qué se refería cuando nablaba del
exigencias cada vez mayores de los enfurecidos campesinos de Franconia realidad no hablan ~nt~n, I ,o n~:l 1 8 de mayo en que el extranjero sa-
y, concretamente, a unirse al "pacto fraternal", que hacia esos momentos sacraI?ento ,del altar- ~ns~stJ~r~ d que no se toleraran en Rothenburg
tenía un objetivo militar bien definido" a saber, la fortaleza del obispo de hera mmedJatament~ d,e ~ ciu ac ¡s~ianos que prediquen y en~eñen el
Würzburg. Los habitantes de la pequeña ciudad no podían menos de sino "verdaderos pie lab: o~esD· r s de manera clara y rotunda, S1l1glosas
darse cuenta de los riesgos que implicaba ser aliados de las hordas cam - san.toeva~geho'y.la pa ~ ra e }~6 Superficialmente, estas palabras sue-
pesinas, pues no serían sus miembros más evangélicos los que harían las sutiles y SIl1 adiCiones u,ma~fs. contra de las medias tintas, pero, en
incursiones más a fondo en las bodegas de la localidad. Con todo, el 10 nan a un llamamiento eV,ange ICOen das de la nueva terminología evan-
, '" d' lid d d t ' de las etiquetas, toma d
de mayo de 1525 los habitantes de Rothenburg sigUIeron el ejemplo e lea la, e ras ión sacramental más conserva ora que
los de Heilbronn, Wimpfen y Dinkelsbühl, y juraron lealtad al pacto de gélica y bíblica, estab~ una conc~p~1 exigencias de ese mismo orador q~e
los campesinos extendiendo solemnemente las manos. la de, C~rlstadt. En e ecto, otra, e as de 'los campesinos, era que se debla
t
Fue la enérgica y vigorosa personalidad de Florián Geyer el factor hablo.~n nombre de~ ay~nt~~I1le;1 o y el vino por lo menos una vez al
determinante en la decisión final que tomaron los vecinos de apoyar la p<:rmltl\: a los seg~~1 es reci I[ ~ pa~ 2 anos según la invitación Y el pre-
alianza. El viejo burgomaestre Kumpf consintió en la alianza militar con ano, a fin de que to~os los le,es cn~ I iban' bajo la forma del pan y del
esperanzas de que el movimiento campesino se convirtiera en un medio cepto de Nuestro Sel!0r Jesu~1 isto, 1 eCnrosada". Los artesanos que, con
1
de difundir el evangelio por todo el Imperio., Carlstadt, que sin duda \'~no su cuerpo bendito y seu sa1 e s~usiasmo habían oído a Carlstadt
había escuchado el discurso pronunciado por Florián Geyer en la iglesia \lslbles muestras de aprec:o, Y" e e\ncacrame~to corno un signo que re-
· ,. , ' . d \lrol1l " es()s sermones acel ca d e ~
d e S annago, smuo que ahora era su deber salir con los exaltados CIU a- II1Clar
danos de Rothenburg y unirse a los campesinos en calidad de capellán,
con el fin de que no se extralimitara un movimiento que estaba pidiendo " \'('ase in] : «, cap, v, notas 51 )' 52,
16 Barge,Alldr('{/,\ Bodr nst nn. v o l: 11, p, 35:\,
justicia social.
95
94

"
»:
IV.2 yxwvutsrqponmlkjihgfedcbaZYXWVUTSRQPONMLKJIHGFEDCBA
La G uer r a de los Ca mpesinos
H ubma ier , Ca r lsta dt y otr os IV.2
pre~entaba el sacrificio único de Cristo '. ....
hablan entendido bien en el Calvano, ciertamente n surara el monasterio vecmo, opresIvo para todos los habitantes de la
C ar l·stadt perseveró todavía . . oqponmlkjihgfedcbaZYXWVUTSRQPONMLKJIHGFEDCBA
(· 1~L1lón y que se eliminaran todos aque ll os direzrnos y triib utos a cam b'10 d e
. .
movImIento .
campesino y forme en su esperanza d 1 de m ligart Ios excesos d 1eg cuales , los campesinos, los caballeros y los h a biitantes dee Ias as ci
cm d a d es
R ot h enburg ,o parte e a comi "ZYXWVUTSRQPONMLKJIHGFEDCBA lo S . " .' dI'
en la reunión ue I .. ISIon que representó recibIeran los beneficios correspondientes. El representante e pnn-
Franconia celebró en SchweI'nqf a glran Br ud~r scha r t (hermandad) d 110 escO arzobispado accedió a las demandas, y no hubo derramamiento
bí h bi urt en os d os pnm dí d . (lp
la a Ido una reunión anterior' en H ilb eros .Ias e junio. Ha desangre.
un frente campesino unificado el r~nn, con objeto de constitu" Parecido fue el éxito que durante algún tiempo coronó los esfuerzos
t que en segUIda pod ' . 11 " 8
es amento de la dieta imperial' po d . I na organIzarse Co", d Westerburg en Francfort. Los Artículos de Francfort (abr-il de 1525)1
d d ' r esgracia a der r t d Z b "IQ e d
e mayo e 1525), que sojuzgo al sect I .' loa e a e rn (1' vieron como base un breve borrador de once puntos, prepara o una
frid J or a saciano y sob d I I (u . • • h
su n a antes en Bóblingen (12 de ) h~rlY '. re to o a derro~ ¡nana antes por vanos hermanos cnsnanos de Francfort y de Sac sen-
mente el colapso de este esfuerzo ~~~y~.~ . lar causado mo~entánea. ~:L1sen(dependiente de Francfort), bajo la dirección de Westerburg. In-
stadt estuvo acompañado de su esposa s I l!cIOnf. tan constructIvo. Carl. cJuían demandas de varios órdenes -religiosas, políticas y sociales-, y re-
los ultr~es a que todavía tuvo que ham~j7 va lente, que ~OpOrtó con él presentaban el deseo de los artesanos de la ciudad y de los hortelanos de
ca~'p~sm~s a quiene~ él, como vocero e~~ri~~~t\ e~, medio de aque!lol SUS alre¿edores: mejorar ~u situación eco~ómica y política. de una ma-
L~ dieta de Schwemfurt fue un fraca o f 1a la tratado de gUIar. nera analoga a la que pedían los Doce Artículos de Memmmgen, en los
cron adecuada de los diferentes miembro 'lor a .ta de una representa, que Hubmaier había metido un poco la mano.
, he'
Al mismo tiempo
mg~ oren (2 de junio) por las tro
los cam es'
d
os b e a ,alIanza,
P inos esta an SIe d
I7

n o sometIdos
.
En el caso del grupo de Westerburg,
en K ij. de que los pastores
."
fueran elegidos conjuntamente
era de especial interés la petición
por la parroqUIa y
, .
re~lón, campos, 'huertos y aldeas pa~ be JorgJ. de Waldburg. Por toda la por el ayuntamiento, y de que se les obligara, mediante reglamentos es- I

remaba en Würzburg Complet es a andar lend? en llamas. El terror peciales, a observar su voto de castidad o, en caso de que no lohicieran, a
., . . . amente esmoralIzad 1 . . di' 1 '
e~ercJto campesmo fueron derrot d os, os restos del contraer matrrmomo en toda forma. En otro e os articu os se propoma
Clones de Sulzdorf e Ingolstadt al ~sd en. un.a batalI.~ cerca de las p o b ls tina democratización de los procedimientos judiciales, y que en lo suce-
compañía de un grupo de carn . e jumo. ~lonan. Geyer pereció en sivo uno de los dos burgomaestres fuera elegido por la parroquia, a fin
en Schwabisch-Hall, el 9 de julio d~et~~~~ a quienes Iba capitaneando de que los p<?b.res pudieran ser tenidos en cuenta en la administración de
Carlstadt escapó en un cesto ba'ado' losasuntos civiles."?
thenburg, Nos volveremos a enco ~ por ,~nCIma ~e la muralla de Ro· Los Artículos fueron aceptados por el ayuntamiento de Francfort.
esfuerzo por concentrarse en su nt olo c,on e en Basilea, donde hará un Además, gracias a ellos se reavivó el movimiento reformador de Franc-
, , eo ogra eucarístlCa ' ,. id
oplm~nes a los teólogos de Suiza y d E b Y por atraer a sus fort, que habla comenzado en 1522 y habla quedado mterrumpi o a
MIentras Carlstadt tomaba la ~ stras urgo (c.ap. v). causa de la derrota de los caballeros imperiales que habían abrazado el
h
Rothenbu-j-, Gerardo Westerbur par e q~e demos VIstO.en las luchas de movimiento de Lutero. Con excepción de los Doce de Memmingen, los
S<vonla, se distinguió en Francf;'t su cuna o, < su SOCIOen los días de Artículos de Francfort fueron los únicos que se difundieron en forma
r~ligiosa como social, prestando au ~?mo faudIllo de. la reforma tanto impresa, a causa de lo cual se convirtieron en el modelo de documentos
sImpatizantes en las ciúdades. UXI lOS a os campesmos que buscaban análogos de zonas tan septentrionales como Münster y Osnabrück.
En Francío-r, al igual que en M'. La fulminante destrucción de las conquistas constitucionales y religio-
campesino fue sólido en el sentido agun.Cla y el Rhemgau, el. movimiento sas de los campesinos y pequeños burgueses del valle inferior del Meno,
y durante un tiempo corrió con b const~tuclOnal y en el sentIdo religioso, de Francfort a Maguncia, fue obra de la Liga de Suabia y del implacable
.
smos
d I Rh .
e emgau aliados con el c b 11
uena to rtuna
'.
Por ei l· I
Jemp O. os campe·
J orge de Waldburg, que se en sano -, incluso
. contra los esfuerzos
d
mo era- .,.
apoyados por Gasp;r Hedio eva f· a ero Fedenco de Greiffenklau y dores del arzobispo electoral de Maguncia (cardenal Alberto de Bran-
el Wac~erholde y, lIamándos~ a
de abnl de 1525 los llamados artíe l
st~~s~~ ~c:p. x.2-3), se congregaron
d ; ~e~!J enossen, adoptaron
en demburgo) y de su vicario, el obispo Guillermo
el 23 tuno, en cuya ciudad se había establecido
de Estrasburgo.
por entonces Hedio como pas-
Este úl-:

derechos. consignados en los viejo S dinl e eingau, que re.novaban l~s tor, estaba dispuesto a escuchar las demandas de los campesinos en con-
cas anterIores, inclusive el Weistum d IPl ~~s ¡ en las resolUCIones jurídi- tra de los diezmos no correspondidos por un servicio clerical. Pero los
vas: se pedía que fuera la con r .~ .': e:o. ahora había Cosas nue-
g egacion qure n elIgIera sus pastores, que se
18 Hay varias versiones de ellos, y su número no es en todas el mismo. Véase Akademie
17 Franz, op. cu., p. 332. der Wissenschaften D.D. R., F lugsclir iften der Ba uer nkr iegszeit, Berlín, 1975, p. 572.
19 Franz, op. a t., p p . 37155.
96
I 97
Hubma ier , Ca r lsta dt y otros IV.2
IV.2yxwvutsrqponmlkjihgfedcbaZYXWVUTSRQPONMLKJIHGFEDCBA
La Guer r a de los Ca mpesinos

/10 mayor como antagonista de Lutero, y a causa también de sus es-


esfuerzos de Guillermo por salvar a los campesinos del valle del Meno C
IIlll s Müntzer ha llegado a eclipsar a Enrique Pfeiffer en la historia
el Rin de las rudas represalias de la Liga de Suabia fueron en vano
"Castigar a los campesinos" significó repudiar no sólo los diplornas (f1t~e~antamiento de Mühlhausen y de los episodios subsiguientes de la
deerra de los Campesinos, y ésta, al no tener ninguna otra figura pro-
tratados más recientes, sino también los Genossenscha ftsredüe más vene
bles de esos pequeños agricultores y burgueses. G~lnente, ha encontrado en Tomás Müntzer su legendario héroe o vi-
III
1110 dependiendo del punto de vista. Pero la verdad es que Müntzer no
Sobre el curso de la sublevación campesina en las tierras más cerca I al , . 1 . d urante tres semanas a l o sumo, y e 1
a la sede del obispo Guillermo, tendremos algo más que decir en con~1 rnó parte activa en a guerra smo
(Osti¡nonio de la Cr ónica de Mühlhausen 22 es bien claro en cuanto al
xión con Clemente Ziegler, evangelista de los campesinos y pacifista aro
diente (cap. x.2). t~~pelm u c h o mayor de Pfeiffer.
p Müntzer no logró atraer prosélitos entre los habitantes de Mühlhau-
A consecuencia de la presión ejercida por los señores territoriale¡
Westerburg fue desterrado de Francfort el día mismo de la decisiva ba~! sen para su estrategia escatológica, lo cual le produjo gran decepción.
Aprovechando e! espíritu revolucionario, que para él era un anuncio de
lla de Alsacia, en Zabern. Se encaminó entonces a su Colonia natal, y mili
pronto (cap. v.d) nos ocuparemos de él en conexión con su doctrina la plenitud de los tiempos, se alió entonces con Enrique Pfeiffer para la
realización de reformas de orden práctico, y esto lo enemistó con e! reac-
psicopaniquismoqponmlkjihgfedcbaZYXWVUTSRQPONMLKJIHGFEDCBA
y en cuanto caudillo del movimiento anabaptista de
región de Colonia. cionario ayuntamiento de la ciudad. El pueblo lo aceptó como guía por-
que lo oía ha?lar su mismo lenguaje en.ar?ecido, y~ro se identificaba ~ás
bien con Pfeiffer , el hombre de los objetivos practICaS. Muntzer trato de ,
introducir su liturgia, que tan popular había sido en AIlstedt, y el 15 de
c) Tur ingia y Micntzer
agosto mandó traer sus misales. Sin embargo, al cabo de un mes, cuando
>,
casihabían logrado la victoria, los dos profetas fueron expulsados de la
Nos aleja1lils ahora de Franconia y retrocedemos un poco para rean
ciudad (27 de septiembre de 1524)23 a causa de la hostilidad conjunta de
dar el relato de la guerra en el sector de Turingia, donde los papel
los príncipes circunvecinos, de varios ayuntamientos y también, cosa sig-
principales habían recaída en Enrique Pfeiffer y, hacia el final, en Tom
nificativa, de muchos campesinos. Müntzer siguió considerándose a sí
Müntzer. La región situada entre las montañas del Harz, al norte, )'
mismo un bíblico guerrero-sacerdote; al firmar sus cartas, o al referirse
Erzgebirge, al sur, poblada por colonos procedentes de la baja Sajonia
en distintas circunstancias a su persona, se llamaba "Tomás Müntzer con
del Rin, había atraído gente, durante la alta Edad Media, con la prom
la espada de Gedeón", "siervo de Dios contra los ateos", "Tomás Müntzer
de libertad personal y de tenencia libre de la tierra. Cualquier esfuera
con el martillo" y cosas parecidas.
por restringir esas libertades sobre la base del derecho romano prov(fl
Durante esta nueva huida, Müntzer hizo imprimir en Nuremberg su
caba allí una oposición decidida y acérrima.
Hochverursa chte Schutzrede 24 contra "la carne sin espíritu y de vida muelle
Cuando Tomás Müntzer se escapó de Allstedt la noche del 7 al 8 dll
de Wittenberg", "el Doctor Mentiroso", "el Dragón", "e! Archipagano",
agosto de 1524 (cap. 111.2) para tomar parte en la Guerra de los Carnp
etc., expresiones que dan idea de la violencia con que se lanzó a refutar el
sinos, la vecina ciudad de Mühlhausen llevaba ya un año de efervescen
1 '0 1 1 / a ufr iihr isclien Geist de Lute ro. Iniciado seguramente, si no terminado
social, política y religiosa. El reformador revolucionario era Enriq
del todo, cuando aún se encontraba en AIlstedt, este feroz panfleto no
Pfeiffer, que había llegado como pastor a la ciudad en febrero 'de 15~,3
h~ce ninguna alusión al nuevo programa de Müntzer en Mühlhausen.
Sus afanes habían tenido una doble meta: asegurar una representaoe
SII1 embargo, abandonando por completo la esperanza que aún tenía en
más amplia de los ciudadanos humildes y de los gremios en el ayunt
Allst.edt de ganar para su causa al príncipe, Müntzer dedica su opúsculo
miento, e im plantar una mayor justicia económica y social. 20 La enor!ll'
a CrIsto, verdadero Duque y Rey de Reyes, y a la Iglesia de los pobres, su
inquietud reinante estimuló las expectaciones escatológicas de Torn
~Sposa. Es éste uno de sus escritos más importantes. Lo que en e! mani-
Müntzer, y la situación política se acomodaba bien a su nuevo templed:
lesto de Praga era preocupación por los pobres de espíritu, es ahora
ánimo. Lo primero que hizo fue publicar la versión revolucionaria deS'
21 preocupación por los pobres en sentido francamente económico: la tran-
Entblossumg, que apareció impresa por Juan Hut. A causa de su faJll
" Las porciones pertinentes se reproducen en Brandt , o/J . cit., pp. 85 ss.
2 (1 El principal estudio es aquí el de Otto Merx , Th oma s Miintzer und Heinr icli PIeíli' 15 2" Hinrichs,ojJ. cit., p. 134; Paul Wappler, Die Tiiujr r bewegl.lng in Th!'i/-ingen va n 1526-
1523-1525: Ein ZYXWVUTSRQPONMLKJIHGFEDCBA
Beitr a g
ZUT Cr schiclue de> Ba uer nkr ir gr s in Thur ingen, del cual no se pubh' 8.¡, Jena, 1913; Aust i n P. Evans , An Episode /11 th e Slmggle I « Rehglow F rerdom: The Secta -
más que la primera parte: Miintier und P jl'ijjer bis W 1 I ! Ausbr ucli des Ba uer nkr ieges, Gotlingl zel oj Nur nl/.bng 1524-/528, -Nucva York. 1 9 2 4 ; Gerald Strauss, Nur ember g in the Sixteenth.
1889. Hay también un estudio marxista más reciente: Man íred Bensing. Thoma s Mlilll' "/1/1//)', Nueva York, 1 9 6 7 .
und der Thiir inger Aufsta r u! 1525. Berlín. 1 9 6 6 . " Traducida por HansJ. Hillerbrancl,MQR, X X X V II! (1 9 6 4 ),2 4 -3 6 .
21 Merx, oj;. cit., p . 135. Sobre I {lit véase injr a , cap. 1I· .2.d.

98 99
P 1: ~-w< Tr '-a -a 7!-lV"S-Ca mpesznos ~ yxwvutsrqponmlkjihgfedcbaZYXWVUTSRQPONMLKJIHGFEDCBA if'+'N

H u b ma ter
. , Ca r lsta dt y otr os IV.2

siciónd es completa. Pero queda algo de ambigüedad,


d J
pocque el "1 I ,amo el Ba lthnn g ; 1 Ha ufe en Franconia, . lo,
. r Ha u{e
ampamento)
de una sola
(banda-con.t1l1gente-c idores de Müntzer
';lg~
en re-la
IIIizyxwv
mieoto (en el cual" induye un estado tean,itocio de POb"'a) e, in, .¡ suabia Y el Ta uber a t lmente de una sola c J U ~ iia Las diferentes
pecta ocomo uoa e", di.st'p. Iimas d. ~ 1a ce d encion.
" '. .' a, ,oveman fundamenión a toda de Turingia . . y de aJonl. '0 la uía de Mun- .. 1:

De Nuremberg, donde se despldlO de Pfelffer, Muntzer se dlrigl" o P sino de la extens " voluntaria de santos S baJ, gSI'm ismos di-
Cn""n,
. doode ya lo hem", entcev"to ...., en la, ",med.anoo« de Wa~ .,. ' e' de una coog · .-egaClon
d poc individuos que s e crelan
I _ fé a portavoz, y,
I
hul." Durao'e "'0'
meses de peregrioacióo, desde su salida de MO ,OnWogceganóo fono a _al Espíritu Santo ba!o su P' o d""o la comuni-
hauseo, Pcedieó la iomioeocia del Reioo de Dios, huscó apoyo Pa" e', ",ente inspirados po> en regación restituida, basr d':~rgencia que
lucha esca '01 ógica , cenó con Ecolampadio en Basilea (Octubce/dicien¡ b ",divamente, de ul~a '~ ~e una ciudad, reflejan a \a comunidad
de 1524) y recibió una carta (sep'iembre de 1524) de Comado Ceeb' 10"ural de una al' ea °
de la teología de Muo"e:! y los campesinos
pa'ricio de Z urich (cap. v.2) qu e había asumido la d ireccióo del o, cad,,', ewe e! "p"ttua:T d ida en lo, Doce A"" ulos 1 e artesanales,
les y pacifistas hennanos suizos y acababa de leer el Va n dem g< dieh". "J"al presupuesta y ~de~es naturales, ya sean ru ra esA ~a pues de to-
Cla uben de Müotzer. ,l~uabia. Estas comum ta distinguibles en los Ha ufen. ~~mp"ino" el
Eo"e 'an,o, Emique Pfeiffer habta regcesado a lo, aJcededo,,, ti 1'", veces son claca~en eniecon en la Guerra de lo, abaptista de
MühJhausen, y hacia comienzos de 1525 también Mün,,," se encoo"alt¡:~ lo' Ha ufen que ~n,erv;on"apane en la bibliocracia ~n ue se formó
allí. Esta Ve< los dos revolucionarios tu viecon m ejor fonuoa en 'u ataq. "leo que en cont rarra , '~ con gregaciónZYXWVUTSRQPONMLKJIHGFEDCBA
( H uufe) esp mtua q suprarregio-
COntra el ayun'amiento, y log'aroo susti'uido eo~ e! llamado "cooce;, :~n"ec(cap. XUl) se'~e acar ácter individual, voluntario y
etemo", repcesenta,ovo de las clase, revoluClonan.,." El Aufr u¡ un di,. rorno a Müntzer, F Iipe de Hesse,
Allstedter ,compuesto por Toma, M ün tzer a fines de a bril de 1525 Y di, :,1." ., ., staba más tensa, el landgr~ v.e es: movilizó rá-
gido a sus aO'igu", feJig"ses, es uno de sus eseci,,,, máv famosos, y" Cuando ~a "tua~lon e ál era el problema ""atefco, pesinos, con- .¡¡
fleja Ia exubecan'e violencia de este periodo. Res",a el glocioso co. 1"' entendió muy ien e~on'ra el gmpo principal . e calmen la que los
mienzo de la victoria de los san tos, con las sublevaciones que en 'od. pidamente (14 de m,;;o) n Teas una escaramuza ~'~'" Jes ofreció la
panes se están llevando a cabo. "No dejar que se en fríe la espada de J. l,"teado en F r an ken on Ia ven taj a, el dia siguien te e lpe inos se les fue
van , os", 'al es su mensaj" "y tarn bién: "Preci pírar d e la tone a Jas bcujm rompesloos. man tu ie leer t e aran a M üntzer. A los cam ~es honrosa pro-
sio Dios". Las insigo
o ias de lo, carn pesioos, ideadas por M un tzec, fuem. paz a cam bio de que e ~n .~i~ial mi entras discut ia n tan ~tegó el grueso
una bandeea blaoca coa una espada y un gran estaodacte blaoco con un de las manos su ventaja l esaban sus pros y su, eo~'ras, siciones para
a,co iris, slmbol de! nuevo pacto de aJianza, pues Müntzec había aca- puesta, pues, mten'~as sop artillería ocupó las meJo,,, P~a fuga, alen-
bada por ver en la cebeJión campesina eJ final de la quinta mOnarquL., d, las tropas de Feh p y s:siado tarde decidieron da~se ~ un arco iris
pmfeti,.do en el libro de Daniel y .eprofetizado en su propio y a'revid" disparar contra ellos. Ó e;¡;, Müntzer y por la apanelO? o: que Dios no
Semu5n a nte 1" pnnd.p"" pronunciado ".' AlIstedl. . . . tados po, los dtScursok"se. Sin embargo, e? cuanto ",er eron, y fue-
La subJevaClón mdenansta de Tunng ia 'uvo, bajo la mlluenCla de sobre las 'ropas del de J arnpesinos romp"ron filas y y
Müntzec, una índole muy especial; hay eut" ella y las demás subJevacl. los estaba protegiendo, '" o en un matadero. . hu rendido en
o.~s difereneiav ~uy i~poClantes desde el punto de vista de la organiza ron pasados a euchdlo '~:; apresado en la batalla, ~'lnod~~ de Ernesto 1

""n y de la J u SlllieaClon "vol UClonanao M te o tras que en su mayor pan, M üntzer ~"m o no_ ¡ do en el calabozo del castil o d median 'e tor- 1'

1", ejércitos campesinos se eons';,uyemn a base de JocaJidades par,;'ul,· dgün escondite. Enca,,~ a suyo, el profeta fue obh~~ 0Pfeiffer fueron D!
es Q ut" d U '> O t e seis me,e" segu o e'la'e'''m 00'0 de En nque Bo"mgeL V ease En.' "<a,Mansfeld,
a a . M ..hlhausen.t" La cm fines
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.. l. oOm. Br
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'01. s., ig, y 278,
227 und Akkn
PI'
. zum
330 '-''''' ,o'''- '''P «6,
Y 389-39L '. L,;p,; s. 1927-1934
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, , X'XJ.
. de
derapttados
t enarehtenedml~~na.
bjurar de usu oc Hacia ~e mayo,
. d d mIsma fue eby¡.
o Ig ada a entregar
26 La idea de un concejo o sínodo escatológico surge en la Reforma Radical y necesita
ser estudiada Con mayor detenimiento. La menciona Peter Kawerau, Melchior H o fm a n n ,
Haarl~m, 1 9 5 4 , "Das K o n z il der Endzeit", pp. 8 5 Y 8 8 . Lo que se esperaba era una cornbi-
nación de un nuevo concilio apostólico (la Nueva Jerusalén) y una nueva asamblea pente- 28 Expreso de nuevo mi agradecimiento a Hsia Po-chia, que me llamó la atención sobre
Costal. Melchol' Hofmann tenía la idea de dos concilia . E l primero iba a estar compuesto de eSta diferencia. Anteriormente, Holl, "Schwarrner", art. cit., había observado que no sólo el
aquellos que habían dejado a Roma pero no se habían sometido todavía a Cristo (la segunda Haufe voluntario, sino también la iglesia voluntaria, tuvieron su origenen el müntzerianoBund
de la s partes en que se dividiría Babilonia, según el Apocalipsis, 16: 1 9 ). E l segundo de 105 de los elegidos.
concilios iba a tener lugar tres años y medio después d e l primero. Véase Rollin S. Arrnour, 29 Bóhrner y Kirn, Miintzer s Br iefwechsel, pp. 166-167, que es el documento que se aduce
Ana ba ptist Ba ptism: A Repr esenta tive
27 Brandt, op. cu., p. 74.
Study, SCottdale, Pa., 1966, cap. 11, nota 77. en prueba de la afirmación, muy generalizada, de que Müntzer, además de renegar, recibió
lacomunión según la manera católica. Pero la credibilidad de este documento es objetada por
100 Bensing, op, cit., pp. 22955. Véase, además, el Thoma s Müntzer de Ellinger, que es la obra
aUtorizada más reciente que sobre él ha aparecido.

101
H1.lbma ieT, Ca r lsta dt y otr os IV.2
IV.2'yxwvutsrqponmlkjihgfedcbaZYXWVUTSRQPONMLKJIHGFEDCBA
La Guer r a de los Ca mpesinos

San Pedro, 3: 15, texto que más tarde se convertiría en todo un pro-
parte de su territorio a los príncipes circunvecinosqponmlkjihgfedcbaZYXWVUTSRQPONMLKJIHGFEDCBA
y a pagar una i
de para los anabaptist~s;. pero el ~e.xto ?ásico era ~saías, 11:2-3, co~
demnización por los destrozos que habían causado las bandas armad
destrozos que el ayuntamiento había sido incapaz de evitar por no ha gl arna
fuertes matices escatologlCos Y espmtuahstas. Fundandose en el sepn-
SLlS ne don del Espíritu, como antes había hecho Müntzer en su mani-
tenido ayuda del exterior.
[OntOde Praga, Haug mostraba cómo una vida cristiana necesita recorrer
~~~ersasetapas de crecimiento antes de llegar [inalrnente al punto .de
d ) Tr es pa r ticipa ntes y F r a nconia .fecó en que el alma queda conformada del todo a Cnsto. La subida
menor es dur a nte la s fa ses de Tur ingia Ón
p~ dl ual a esa cima se describe por sus etapas, que son siete tipos de espí-
Además de Hubmaier en Waldshut, de Carlstadt en Rothenburg, d g\:I: espíritu de temor de Dios, de sabiduría, de entendimiento, de con-
Westerburg en Francfort y de Pfeiffer y Müntzer en Mühlhausen, I~.O de fortaleza, de paciencia y de piedad. Después de citar el pasaje
11 qU I
fueron los más destacados voceros de los derechos cívicos de los campesl. Sn~s¡ánicodel mismo lsaías, 11: 1, "Y brotará una vara del tronco de Jesé,
nos, cabe mencionar la carrera "militar" de apenas unos cuantos otrO!Iyreto óará de sus raíces un vástago", continúa con una paráfrasis poética
que, después de la derrota de los campesinos, habrían de quedar identif~ de los dos versículos siguientes, que vale como una especie de resumen
cados con el anabaptismo y, por consiguiente, tienen importancia para de todo el librito:
nuestra historia. Los datos biográficos que aquí daremos sobre tres dt
ellos -Juan Hut, Jorge Haug y Melchor Rinck- nos ayudarán a ver la TemeT a Dios desde el corazón es sa bid/lTía .;
conexión entre e! idealismo social evangélico de la agitación campesina l' huir del mal es entendimiento;
el entendimiento del divino amor trae fidelida d (Gla uben)
e! anabaptismo.
y es bueno para aquellos que lo tienen.
Mientras se dedicaba a ganarse la vida con su oficio de encuaderna.
No dejarse confundir es consejo;
dor y librero ambulante entre Wittenberg y Erfurt, Juan Hut vino a caer
vencerse a sí mismo es{or la leza ,
en la primavera de 1525 en Frankenhausen, donde acampaban las tropas y juzgarlo todo y soportarlo todo es conocimiento (Kunst);
de Müntzer, esperando ganar algún dinero con la venta de libros y libe- llegar a ser como Jesucristo v unánime con él, es biena velllur a llza ..
los. Hut, futuro apóstol de! anabaptismo en el Austria superior, había En él (da ) reposa todo y es el verdadero Sabbath ,
trabado ya conocimiento con Müntzer, e! cual, en su huida de Mühlhau- que Dios pide de nosotros, y a lo cual [o: y a quien] se opone el mu ndo r'"
sen, había pasado una noche y un día en su casa y le había dado a
Haug invitó a Hut a predicar el 31 de mayo de 1525. El ex-sacristán y
imprimir la ya mencionada Er üblossung, o sea el comentario sobre el pri-
librero ambulante predicó sobre el bautismo, la comunión, la idolatría
mer capítulo de San Lucas. Esta vez oyó a Müntzer, en la culminación de
y la misa. Aunque los campesinos habían sido aplastados un par de
su vida de profeta, predicar contra los grandes señores, y quedó pr-ofun-
semanas antes en Frankenhausen, Hut todavía creía estar viviendo en
damente impresionado. Las palabras de Müntzer,removían pensamientos
vísperas del cumplimiento de las promesas, Y conden6 violentamente a
profundos a los que había llegado bajo la influencia de Juan Denck (con
losclérigos poseedores de rentas y prebendas y a quienes se beneficiaban
quien nos encontraremos en e! cap. vn.I). Más aún: Hut había sido ex-
pulsado de su ciudad natal por haberse negado, de acuerdo con la ense- de los diezmos forzados, hombres que servían a su vientre so capa de
servir al evangelio: "Dios Todopoderoso los castigará, a ellos y a todos
ñanza de Denck, a bautizar a un hijo pequeño. Sin ser todavía un ana-
cuantos se oponen a la verdad; todos ellos perecerán, sumidos en la
baptista, las proclamas proféticas de Müntzer lo convencieron de la
inminencia de la segunda venida de Cristo. Cuando los campesinos mar- desgracia." Y proseguía: "Los súbditos deben pasar a cuchillo a todas las
charon para presentar batalla al landgrave Felipe, él subió la colina autoridades, pues el tiempo oportuno ha llegado: el poder está en sus
acompañándolos, pero como "los disparos eran muy tupidos", regresó de mano.s." 31 Estas expresiones, y otras parecidas, hicieron que las
prisa a la ciudad, donde fue aprehendido por la gente de Fe!ipe. Afortu- autondades clasificaran a Hut como discípulo de Müntzer. En esta
nadamente, como en verdad no había tomado las armas, fue puesto en G 30 Müller, Gla ubenszeugnisse (QGT, III), p. 10. La palabra Kunst, aquí, es análoga a
libertad. Se dirigió entonces a Bibra, donde en otros tiempos había ocu- d eia ssenheit. El opúsculo de Haugestá en la tradición de Ruysbroeck; una de sus metáforas es la
pado un puesto de sacristán al servicio de dos caballeros locales. e abIsmo del alma.
Durante la guerra, los campesinos habían incendiado el castillo de los A Christian
~ .I Meyer , "Zur Geschichte der Wiedertaufer in Oberschwaben, 1. Die
nlange des Wiedertá ufertums in Augsburg", Zeitschr ift des Histor ischen V er eins für Schwa ben
mencionados caballeros y habían convertido a cierto Jorge Haug, campe- ~nd Neuber g, 1 (1874), 207-256, especialmente p. 241, donde se reproducen íntegramente
sino de la cercana Juchsen, en e! predicador de la aldea de Bibra. Este a~dactas le~antadas en el tribunal de Augsburgo. Cf. también Herbert Klassen, "The Life
Haug había publicado un librito de elevoción intitulado Anla ng eines (/¡ris/- pro Teachmgs of Hans Hut",~Q~, XXXIII (1959),171 55.,267 ss. Hut explicó durante su
lichen Lebens en 1524. Su epígrafe era un versículo de la primera epístola ceso que en un tiempo habla VIsto la guerra como una señal de que habían llegado los

103
102

J
,
IV.2 yxwvutsrqponmlkjihgfedcbaZYXWVUTSRQPONMLKJIHGFEDCBA
La Guer r a de los Ca mpesinos
.....- Hubma ier , Ca r lsta dt y otr os IV.2

1""""'"
1 cionaria. Gracias a la ayuda de los artesanos de la población, los
conexión entre Müntzer y Hut se fundó Enrique Bullinger (y, tra:
re\'o .L1entes se apoderaron de Brixen y después saquearon el convento de
muchos otros historiadores) para afirmar que Müntzer fue el padre
II~SLlI~'rL.En seguida nombraron a Miguel Gaismair (ea . 1490-1532) su
movimiento anabaptistaP?
:-;eLls~dante. Nacido en las cercanías de Sterzing (Vipiteno), Gaismair
Tras las derrota completa de los campesinos en junio, Hut, a caus
COI~,aestudiado probablemente en la escuela episcopal, y se había ganado
su postura müntzeriana, se vio forzado a huir a Augsburgo. AquíqponmlkjihgfedcbaZYXWVUTSRQPONMLKJIHGFEDCBA
vo lv
haZYXWVUTSRQPONMLKJIHGFEDCBA
,I~ a sucesivamente como amanuense del burgrave de Tirol (el castillo
encontrarse con Juan Denck, recién expulsado a su vez de Nuremh ~ \~orde el condado había recibido su nombre) y secretario, y a la vez
(Este encuentro con Denck suscitará en Hut un cambio trascende
r:caudador de imp~esto.s, del. obispo d~ Brixen. B~~O el influjo de la
hasta el punto de que el 26 de mayo de 1526 aceptará ser rebautiz.
. nial visión de Galsmalr, la msurgenCla se extendlO por el sur hasta
por la mano de Denck: cap. vIJ.4.)
~erento y por el norte hasta Innsbruck. Sus participantes elaboraron un
Sólo falta mencionar a MeIchor Rinck, que muy pronto será el cap'
documento de sesenta y dos artículos que se presentó a la dieta del
y el mártir del anabaptismo en Hesse. Educado en Leipzig y en Erfu
condado en Meran (Merano) entre el 30 de mayo y el8 de junio de 1525.
apodado "el Griego" a causa de su dominio de esa lengua, Rinck, desp
El documento fue luego remitido, para su consideración, a la dieta de
de fungir como pastor luterano en Oberhausen, cerca de Eisenacli
Innsbruck. Allí el conde de Tirol, Fernando, estuvo dando largas a la
posteriormente en Eckhardtshausen), cayó bajo el hechizo de Münr
discusión, con el resultado de que el número de artículos aumentó a
Tomó parte en la batalla de Frankenhausen. Después del aplastamie noventa y seis, y en seguida fomentó la división de los insurgentes: p~)T
de la sublevación campesina y de la ejecución de su profeta, Rinck tr un lado quedaron de ese modo los mineros organizados y los pequeños
de continuar la obra de Müntzer mediante una fuerte polémica contr: propietarios rurales, y por otro los peones del campo, los jornaleros
doctrina de la justificación de Lutero, cuyos frutos, según él, en urbanos Y el resto de la gente sin medios de vida. Fernando no quiso
escasos, tanto más escasos cuanto más se acercaba uno a Wittenbe l
admitir ni uno solo de los artículos relativos a la reforma religiosa.
Reanudaremos el hilo de su vida en la primavera de 1527, en Miguel Gaismair fue encarcelado. Los insurgentes más acomodados, en
momento en que firma, con Juan Denck, Luis Haetzer y Jacobo Kau particular los del Tirol septentrional, estuvieron de acuerdo con las
los siete artículos preparados para la importante disputa con concesiones, muy limit.adas, que hizo el conde. Pero los más pobres,
luteranos en Worms (cap. xVILl). especialmente los del sur, y entre ellos los campesinos de habla italiana de
las diócesis de Brixen y de Trento, se rebelaron de nuevo.
Gaismair huyó a Zurich y, a lo que parece, tuvo conversaciones
e) El Tir ol, 1525-1526: Miguel Ga isma ir 33
secretas con Zwinglio, tan deseoso como él de reformar el Tirol y al mis-
mo tiempo liberarlo del yugo de los Habsburgos. Se asentó después en
En mayo de 1525 los campesinos de la Selva Negra obligaron a capitu
Práttigau para dedicarse a la reflexión, Y allí elaboró entre febrero Y
a la ciudad de Friburgo. Fue la última victoria que llegaron a tener en
marzo de 1526 su revolucionaria La ndesor dnung,34 cuyos trece artículos
teatro principal de la guerra. En ese mismo mes se inició en el Ti
van mucho más allá de los artículos de Merano. El sexto de esoS trece
el intento de un pequeño burgués, en alianza con grupos campesinos, n
pide la abolición de cuadros y estatuas y la de capillas no parroquiales,
neros y artesanos, de establecer una coalición de trabajadores alpinc
comparable en cuanto a fuerza con la Confederación suiza o con la U lo cual sugiere influencia de Zwinglio.
Animado más que nunca por un espíritu zwingliano de caridad y de
rética, pero más radicalmente igualitaria en cuanto a su constitución.
preocupación por la justicia social en un estado unitario, Gaismair
El día 9 de ese mes, un tal Pedro Passler, rebelde rural condenado
postulaba la igualdad entre los seres humanos, hasta el punto de exigir
vez injustamente a muerte en Brixen (Bressanone), fue rescatado p
en su. artículo quinto el arrasamiento de todas las murallas de ciudades,
una banda que acto seguido se constituyó en una nueva organizad
para Igualar a los burgueses ricos con los campesinos. (Piénsese en los can-
tones de la Selva suiza y en algunos otros, en contraste con los cantones ;.
últimos días del mundo, pero reconoció haberse equivocado rotundamente y declaró nO
creer ya así. También dijo que nunca había sido un verdadero secuaz de Müntzer, puesto centrados en ciudades, y cf. Proverbios, 18: 11.) Gaismair soñaba con
que "no lo entendía". } una coalición de campesinos y mineros y con la nacionalización de las mi-
32 Así Heinrich Bóhrner , "Thomas M üntzer und das jüngste Deutschland", Gesa mmeDI
nas y del comercio. A pesar de todo su entusiasmo por la igualdad, dejaba
Aufsá tze, Gotha, 1926, p. 221, Y Karl Holl, "Luther und die Schwarrner", loco cit., pp. 423~
33 Josef Maéek, Der Tir oler Ba uer n-Kr ieg und Micha el Ga isma ir , Berlín, 1965 (ed. originalen todavía un lugar para el príncipe en cuanto jefe del estado (como había
checo, Praga, 1960); L. Perini, "La guerra dei contadini nel Tirolo'', Studi Stor ici, VII (l966~
388-400; Walter Klassen, Micha el Ca isma ir : Revolutiona r y a nd Refor ma r , Leiden, 1978; Aldo
T- '" Editada por A. HolHi.nder en Schlem-Studien, XIII (1932), 375-383 Y 425-429.
Stella, La r iuoluzione conta dina del J 525 e l'utopia di Micha el Ga isma sr , Padua, 1975; id., "11 ¡adUCidaal inglés, con el título de HAPlan of Reform", en Zuck, op. cit., doc. 3, pp. 20-24.
Sozialevangelismus di Michael Gaismayr", BSSV, núm. centenario, 1982.
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V~J -r a G uer r a de los C a mpes¡nos
Conclusión IV. 3

hecho también Müntzer), pero sostenía que había que eliminar al


miembros de la nobleza menor y a los príncipes eclesiásticos, Con s' 111 jefe reconocido por todos. Para su organización, improvisada
posesiones territoriales, para dejar e! sitio a una república de trabajad den~pré, no contaron sino con ~I consej<? .evangélico de u~os cuantos clé-
res en espzona, encrucijada del comercio europeo. (Es interesante ob ' O S proféticos,
,.Iie y con la~ ~ablhdades mll,ltares de un punado de cabal!~-
var que e! caballeresco médico Parace!so, a quien veremos en el ea s I g descontentos. Estos ultimas perteneClan, a su vez, a una clase políti-
VII1.4.b, se puso en Innsbruck al lado de los campesinos tiroleses.) . .os ente condenada a desaparecer. En cuanto a los clérigos que desem-
Después de un infructuoso intento de atraer para su grandioso pla cam-aran un papel en la Guerra, como Car lstadt sta t, Hu bmai
Hubmaier, ..
Muntzer
r

y
los campesinos del Tirol así como a los de la región de Salzbur ~f~[fer, es evidente que todos ellos, salvo Müntzer, estaban empeñados
especialmente en el Pinzgau y en e! valle del Puster, Gaismair se retiró enelograr .remedios para los agravios de los campesinos, no en incitarlos a
territorio veneciano en busca de ayuda. Fue admitido como pensio I~ violenCia.
na
de la República, y se domicilió en Padua. Hasta su muerte, a manos <lt e Con su emblema heráldico de la cruz roja y la espada desenvainada, 1 11

dos españoles, un año después de la muerte de Zwinglio, Gaismair estu Müntzer fue "un profeta al frente del ejército" 36 y murió decapitado,
luchando incansablemente por una liga entre Venecia, Retia, Suiza InientraS que el papel de Carlstadt se redujo a servir de capellán e inter-
Francia, para atacar a los Habsburgos y realizar su utopía tirolesa. ~lediario de la ciudad imperial de Rothenburg en liga con Florián Geyer,
Muy lejos de! Tirol, en la Prusia ducal (Iuteranizada y convertida QI pero los dos son denigrados generalmente como herejes y Schuiá r mer . En
feudo de la Corona polaca en abril deqponmlkjihgfedcbaZYXWVUTSRQPONMLKJIHGFEDCBA
1 5 2 5 ), los campesinos más ricos d, cambio, Ulrico Zwinglio, que cinco años después será arrastrado y des-
los alrededores de Kanigsberg se sublevaron en noviembre. La meta qui cuartizado por el ejército de los cantones católicos en e! campo de batalla 1,

este movimiento perseguía era una cristocracia igualitaria, no muy ~ de Cappe! (1 5 3 1 ), es tenido casi siempre por un héroe y un mártir de la
versa del proyecto tirolés acariciado por Gaismair. Pero en la región de Reforma Magisterial. y sin embargo, no fue una concepción enteramente
Kónigsberg no tuvieron ningún papel los campesinos polacos pobres,» diferente de las implicaciones sociales de una cristiandad reformada lo
Cabe observar, por último, que en Hungría ya en 1 5 1 8 e!szekler Jorge que separó al capellán sacramentario de Zurich de los capellanes espiri-
Dósza de Transilvania, caudillo de millares de campesinos, se dirigió a IU ! iualistas de AJlstedt-Mühlhausen y de Orlamünde-Rothenburg.
grandes señores en un sermón de inspiración evangélica (pronunciado Hemos entrevisto en medida suficiente las acciones militares de la
en la loca lida d de Cegléd), con objeto de arrancarles la promesa de que gran Guerra de los Campesinos; hemos caracterizado a un número ade-
liberarían a los campesinos de nuevas medidas opresoras, como condj cuado de sus caudillos, caballeros, clérigos, burgueses y campesinos; nos
ción para que éstos se unieran a la guerra contra e! turco. Los señores hemos enterado lo bastante de las entremezcladas aspiraciones económi-
quedaron tan alarmados, que resolvieron ahogar en sangre ese rnovi. cas, sociales y evangélicas que alentaban en artesanos, mineros y modes-
miento. En una batalla en que intervinieron 80000 hombres aplastaron ~ tos habitantes de ciudades; y hemos examinado suficientemente su serio
los seguidores de Dósza, obligaron a los campesinos "evangélicos" sobre' programa religioso-constitucional, para poder concluir que hemos con-
vivientes a contemplar a su caudillo burlescamente coronado en un tronp templado e! trágico despliegue de una guerra civil dentro del Imperio,
de hierro calentado al rojo vivo, y luego, en presencia de los más alto, comparable con el levantamiento ocurrido en la Inglaterra del siglo XVII,
dignatarios eclesiásticos y seglares, a comer porciones de esa carne hu- donde factores religiosos, sociales y constitucionales de la misma índole
mana quemada -siniestro prólogo a la ba ta lla de Mohács de 1 5 2 6 , y cier- remodelaron la estructura y el carácter de la cristiandad inglesa. Pero la
tamente uno de los factores que prepararon al multilingüe Reino Apostó- guerra civil de Alemania fue un aborto.
lico para los muchos movimientos sectarios de origen campesino que Los dos turbulentos años (1524-1525) de la gran Guerra de los Cam-
hubo en los años subsiguientes. pesmos se pueden comparar también, en cuanto guerra civil -aunque no
por su duración y magnitud-, con los treinta años de la guerra civil de los
dmastas (1 6 1 8 -1 6 4 8 ), otra época de gran potencial constitucional y re!i- f·
3. CONCLUSIÓN glOSOinherentemente significativo, pero que no llegó a realizarse. Esta
otra guerra dentro del Imperio, más larga y más famosa, y que acabó por
Cuando los rescoldos, reavivados por segunda vez en una llama momen-
convertirlo en un caracol sonoro, resultó ser más importante porque se
tánea en Estrasburgo, quedaron hechos cenizas frías en 1526, la gran
trabó entre los defensores de la Reforma Magisterial por un lado, y por
Guerra de los Campesinos podía darse por terminada. Los campesinos
~tro los di.nastas devotos, sostenidos por el celo de.l~ Contrarreforma.
habían quedado aplastados en todas partes, porque carecieron siempre
ero es evidente que sus resortes no fueron más relIgIOSOS que los de la
35 Véase Henryk Zins, P owsta nie chiopskie w P rusa di Ksir¡ifcych w 1525 r oku , Varsovia,
1953, con mapa. particular su ZYXWVUTSRQPONMLKJIHGF
a nte los
, 36 Deuleronomio, 20:2 (texto de la Vulgata). Véase en S e T m .Ó n
P ¡·mci/J es,SA W, p . 64.
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IV.3 yxwvutsrqponmlkjihgfedcbaZYXWVUTSRQPONMLKJIHGFEDCBA
La Guer r a de los Ca mpesinos
Conclusión IV.3

anterior guerra civil de clases, o sea la que acabamos de contemplar


además, si la mal llamada Guerra de los Campesinos -los campeSin0 blecieron una cristiandad católica y protestante para la cual les servía
después de todo, como mercenarios o como reclutas, predominaron st;spírituy el l?recedent~ de C~)llsta~tino; es~o, sin embargo, ya no s~bre
todas las guerras desde finales de la era feudal- hubiera triunfado 1 b se ecuménIca de un Impeno universal, SInOsobre el dogma parucu-

grando sus objetivos constitucionales y religiosos, moderados en su'o a: ~a del absolutismo de los príncipes. El duque de Cleves, patrocinador
gen, es posible que la segunda y aún más sangrienta Guerra de),1 a¡l~nareforma mitad católica y mitad protestante en sus posesiones, no
Treinta Años nunca hubiera tenido lugar. f daría en decir claramente algo que todos los príncipes alemanes esta-
En efecto, ~ sólo quedó empeorada a causa de su derrota la sit [aJo dando por supuesto, con simples variantes de estilo: Dux Clevia e im-
ba . d 38
ción económica y política de los campesinos y de los artesanos, sino q r a tor est u i uca tu suo.
también quedó destruido su entusiasmo por la Reforma luter a na . pe Nadie, hasta ahora, ha identificado como constitutivo de una tercera
En un principio, Lutero había tratado de promover un entendimien; fasede la. historia de la sublevación campesina .en la Eur~pa central el
con su Lla ma miento a la pa z: Réplica a los Doce Ar tículos de los ca mpesinos tablecimlento, en 1533, de los enclaves comunistas huttentas sobre fir-
Sua bia (19 de abril de 1525); pero tres semanas después, no bien se hu ~es cimientos teológicos y económicos (cap. Ix.2), y la aparición, en
dado cuenta de que los campesinos, especia lmente los que vivían fuera Münster y en sus poblaciones satélites, de la bibliocracia militantemente
la alta Suabia, estaban poniendo en peligr o su propio heroico progra anabaptista, formada por ligas de campesinos y artesanos, durante el
-rescatar de la secularización papal el evangelio de Cristo- implicándol otoñode ese mismo año (cap. XIII).Y sin embargo, en las pacifistas co-
"egoístamente en una sedición campesina", los atacó con violencia en munidades (Br uder hofe o Ha usha ben comunales) hutteritas de Moravia, es-
y ma ta n. Apoyándose en 1 tablecidasbajo la protección de tolerantes magnates necesitados de colo-
libelo Contr a la s hor da s de ca mpesinos que r oba n ZYXWVUTSRQPONMLKJIHGFEDCBA
palabras con que se refiere San Pablo (Gálatas, 2:4) a sus "falsos herm nos,es perfectamente perceptible la sublimación del grandioso ideal de
nos", Lutero caracterizaría en lo sucesivo a todos sus opOsitores evangé~ loscampesinos y mineros tiroleses bajo la guía de Miguel Gaismair en
cos, aunque fueran tan diversos entre sí como Ulrico Zwinglio, Jua~ 1526 (cap. rv.z ,e ), tal como la truculencia de los münsteritas y la
Agrícola y Gaspar Schwenckfeld, Con una sola fórmula: hombres anim~ supresión de su ciudadela por obra de una coalición de protestantes y
dos por el mismo espíritu demoníaco que había poseído a Carlstadt, a lO!católicospueden verse, en parte, como extensiones del conflicto de clases
profetas de Zwickau ya Müntzer, y que palpablemente se estaba manifes- que fue la Guerra de los Campesinos.
tando en los sediciosos campesinos. Después de 1525, el luteranismo En 1524 y 1525, los campesinos de la Baja Alemania y de los Países
perdió algo de su carácter de movimiento pangermano del puebío.v Eri Bajosse mantuvieron quietos, en parte a causa de que su situación eco-
su mayor parte, los campesinos, hoscamente y a más no poder, accedie nómicay jurídica era más ventajosa. Diez años después, Westfalia, centro
ron a los arreglos que se hicieron para las nacientes iglesias territoriales. de una región caracterizada en lo socioeconómico por su proporción
Sin embargo, algunos de sus portavoces teológicamente preparados relativamente elevada de agricultores (Meier ) dueños de parcelas más o
hombres para los cuales el protestantismo había degenerado en un nuevo menos grandes y poseedores de un sólido estatuto de derechos y
sistema de indulgencias, el de la salvación sola f id e , profundamente desi. obligaciones, se vería convertida repentinamente en el centro de las
lusionados, acaudillaron a muchos en su abandono de la Reforma Magis- aspiraciones escatológicas y sociales de los artesanos y campesinos locales,
terial y en la formación de un nuevo movimiento, el anabaptismo. Con y más aún extranjeros.
excepción de un solo esfuerzo, el anabaptismo, desde su origen, rehuiría Es posible interpretar el pacifismo de las sectas anabaptistas tras el
aplastamiento de las sublevaciones campesinas y la bibliocracia münste-
la acción militar y política y enderezaría sus energías constitucionalesqponmlkjihgfedcbaZYXWVUTSRQPONMLKJIHGFEDCBA
y
su idealismo bíblico a la formación de conventículos separados del Es- nta como un rasgo coherente con su inicial conducta mílitante. Esta radi-
tado, y cada uno con su propia disciplina. cal transformación de la extrema militancia a la pacifista no-violencia
De esa manera quedó seriamente deteriorada la visión de la Reforma evocauna transformación análoga por parte de los taboritas milenarianos
que en sus años mozos había tenido Lutero. En efecto, los vencedores tras su derrota militar en la revolución hussita (cap. Ix.1). La coherencia
principales de la guerra civil fueron los príncipes, que, independien~e- de actitud de los anabaptistas salta a la vista cuando se tiene en cuenta
mente de su confesión religiosa, centr a liza r on su control en la jurisdl~' que ellos interpretaron su derrota militar y las subsiguientes persecucio-
ción civil y en la esfera religiosa, y b<0o el lema cuius r egio, eius r eligiO nes como fases divinamente ordenadas en el plan escatológico destinado
a culminar en el Juicio Final. 39
37 Sobre Lutero y su manera de estereotipar a sus diversos opositores, véase Edwards
op. cit. Sobre la supervivencia (a pesar de todo) del carácter popular del luteranismo con K ,38 El papa había concedido en 1445 eljus episcopa le a los duques de eleves. Véase J. F.
posterioridad a 1525, véase Franz Lau, "Der Bauernkrieg und das angebliche Ende der ClldPP, Regenten- und Volksgeschichte da Lá nder Cleue, Ma r h, [ iclich, BeT{!;, und Ra vensberg,
lutherischen Reformation als Volksbewegung", Luther-J a hTbuch, 1959, 109-134. refeld, 1936, vol. 111, pp. 120 ss. '
39 Debo a Hsia Po-chia la idea de este último párrafo.
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