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EL FRÁGIL ABSOLUTO1

¿Cómo es que en plena época de un declarado multiculturalismo globalizado, vemos


nacer y crecer fundamentalismos y neofundamentalismos? ¿No constituye esto una
contradicción? ¿No estamos acaso en una era post-ideológica, post-política, en
donde confluyen en el espectáculo de la globalización, las distintas «culturas» que
circulan libremente en la corriente del mercado, ahora ya emancipadas
simbólicamente?

Esta aparente contradicción merece ser analizada con calma.

Es preciso, de hecho, no verla ya como una situación paradójica y más bien lograr
verla en su consistencia y coherencia interna. Para ello, conviene considerar la doble
condición de la globalización como productora de identidades fragmentadas y al
mismo tiempo de profundas homogenizaciones que dan como resultado una crisis
de la percepción histórica2, así como la relación entre la lógica multiculturalista y los
neofundamentalismos, para que, finalmente, podamos pensar en qué lugar
queda(n) el (los) absoluto(s) que se disputan, tanto movimientos religiosos como
políticos en América Latina y el Caribe.

El discurso de la globalización ha entrado con el mismo impacto que otrora (y


todavía hoy, especialmente para el caso de nuestro continente), el discurso del
desarrollo. Promete la inclusión de todo el mundo en el simulacro semiotizado del
mercado, a costa de que los pueblos del mundo dejen de ser lo que son y acepten el
reto que implica vivir en un mundo “hiperconectado” y “competitivo”3. El primer
diagnóstico que se arrojó fue que la globalización había generado una condición
post-moderna4 cuyo resultado fue el fin de los grandes relatos y la fragmentación de
las sociedades homogéneas en una explosión de identidades culturales entre
ellas, las religiosas nuevas y renovadas. Sin embargo, esta pretendida
fragmentación no es sino la otra cara de la moneda de una homogenización sin

1
Este título lo tomé prestado de Slavoj Žižek quien emprende una defensa “por el legado cristiano”, en especial, aquel que en
sus aspectos fundamentales logra “coincidencias” de fondo con el marxismo. Personalmente, suscribo los análisis de Žižek:
“el cristianismo y el marxismo deben luchar en el mismo lado de la barricada contra el asalto de los nuevos espiritualismos; el
auténtico legado cristiano es demasiado precioso para dejarlo en manos de fundamentalistas perturbados" En: Slavoj Zizek, El
frágil absoluto, o, ¿Por qué merece la pena luchar por el legado cristiano? (Valencia: Pre-Textos, 2002), 10.
2
Eduardo Grüner, El fin de las pequeñas historias : de los estudios culturales al retorno (imposible) de lo trágico (Buenos Aires:
Paidós, 2002), 140.
3
De nuevo el lenguaje empresarial y estandarizado, ha logrado colonizar no pocos espacios de las ciencias sociales. Así lo veo
diariamente como profesor de estudiantes de las carreras de negocios, economía, finanzas… Resulta ahora imposible, no sólo
ir sino pensar fuera de, o lo que es peor, en contra de, las “leyes” del mercado.
4
Jean François Lyotard, La condición postmoderna : informe sobre el saber (Madrid: Cátedra, 1986).

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precedentes: la del modo de producción, es decir, la de la acumulación y la
concentración de la riqueza.

Lo que quiero decir aquí, siguiendo los análisis de Grüner5, es que la unificación del
mercado, y en general del modo de producción, ha traído consigo la fragmentación
y la polarización en las relaciones sociales a escala global. Para ser más claro, la
globalización (un eufemismo para nombrar las continuadas prácticas imperialistas)
no es un movimiento cultural de expansión de fronteras que trajo consigo crisis en
las identidades religiosas y culturales por la asunción del otro antes no visto6, sino
que es un movimiento político – económico que ha transformado las relaciones
sociales de manera profunda, trayendo consigo, como dije arriba, una verdadera
crisis de la percepción histórica.

Si se quiere, en primera instancia, se puede decir que el problema es


fundamentalmente político, en tanto que tiene a la base una nueva forma de
percepción del mundo: percibimos un mundo democrático e igualitario al mismo
tiempo que, en la agonía de la realidad, vemos nacer neoracismos,
neonacionalismos con voluntad imperialista, neofundamentalismos religiosos, etc.
Pues bien, aquí también podemos decir que se trata de dos caras de la misma
moneda: los neo (racismos, nacionalismos, fundamentalismos…) no son sino el
síntoma del multiculturalismo.

En la época en donde parecíamos estar bastante lejos de los particularismos


radicales, retorna exitosamente el odio que reivindica su singularidad con la
voluntad de ocupar el universal discursivamente eliminado: el fin de los grandes
relatos fue el comienzo de los pequeños relatos reprimidos y hoy increíblemente
violentos. Es muy importante acertar en el análisis que hacemos a este tipo de
fenómenos, especialmente desde el Observatorio de la diversidad religiosa y de las
culturas en América Latina y el Caribe. El retorno de lo religioso para algunos, para
otros un redescubrimiento, no es sólo eso, sino un paso hacia delante. No rescata
necesariamente los valores religiosos del pasado (que se vieron liquidados,
supuestamente, por la posmodernidad…), sino que los redefine justamente para
adaptarse a la increíble homogenización de nuestra época:

…es necesario también repetir que la emergencia de toda clase de


fundamentalismos nacionalistas, religiosos o étnicos no representan en

5
Eduardo Grüner, El fin de las pequeñas historias; Eduardo Grüner, La cosa política, o, el acecho de lo real (Buenos Aires: Paidós,
2005).
6
Una gran contradicción ciertamente para el caso de América Latina y el Caribe en donde tal diversidad ha sido el dato de
nuestra cultura.

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absoluto (como hemos visto que se han apresurado a calificar los teóricos
neoconservadores al estilo de Huntington) un retroceso a míticas pautas
culturales arcaicas o “premodernas”, sino al contrario, una “huida hacia
delante” como reacción a los efectos de la llamada posmodernidad sobre esas
sociedades, una reacción que por lo tanto es constitutiva de los propios lindes
de esa posmodernidad7.

Las redefiniciones que los neofundamentalismos hacen de lo religioso deben


observarse con cuidado y no se les puede dejar esta tarea únicamente a ellos. Se
trata no sólo de un fenómeno de estudio, sino también de una lucha por las
significaciones en donde estamos cediendo al monopolio de estos movimientos en
el escenario político.

En esta tensión entre lo universal (se elimina el relato totalizante de la modernidad)


y lo particular (surgen en consecuencia las micro – historias), conviene ver el lugar
que ocupa la idea de Absoluto, en tanto que el Universal a partir del cual, diferentes
credos políticos y religiosos hablan como sus oráculos. En no pocos casos de
neofundamentalismos, vemos cómo la idea del Absoluto aparece con el fin de
enmascarar la opción particular: “no hablamos en nombre de ninguna religión, es
más, no tenemos religión, no somos una religión. Hablamos en nombre del mismo
Dios” recuerda muchos de los argumentos de la OTAN cuyas intervenciones las
realizan en nombre de los “derechos humanos” violando en el mismo acto, los
mismos derechos que históricamente han reclamado pueblos enteros.

Los neofundamentalismos están redefiniendo el rol del Absoluto y se lo están


apropiando. Como en el caso del municipio colombiano de Aguachica, en el
Departamento del Cesar noticia de vanguardia cuyo alcalde mediante un
decreto público, declaró el municipio como “territorio de Jesús” 8 y cuyos
argumentos fueron que estaba “hablando en nombre de Dios” y que su decisión no
tenía por qué discutirse ya que “no sólo el municipio sino todo el planeta pertenece
a Dios”.

Aquí vemos cómo la reivindicación del multiculturalismo puede encubrir una


práctica homogenizadora “perversa”, pues se realiza con plena conciencia y sin
sentimiento de culpa. El papel de los neofundamentalismos que reivindican para sí
sus particularidades al tiempo que las imponen debe revisarse, pues el reclamo de la
diversidad religiosa no puede ser la máscara de una voluntad de pensamiento único.

7
Eduardo Grüner, El fin de las pequeñas historias, 259. Énfasis en el original.
8
“Alcalde Dios Es El Salvador De Aguachica - Eltiempo.com,” Eltiempo.com, 11 de Julio de 2012,
http://www.eltiempo.com/colombia/oriente/alcalde-dios-es-el-salvador-de-aguachic_12023074-4.

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Es importante que volvamos a poner en el terreno de discusión las tensiones entre
los particulares y los universales, y que logremos resistir a la fácil tentación,
condición de todo fundamentalismo, de creer que nuestro particular es el universal
y que por ello, vale la pena, con toda tranquilidad, imponerlo a los demás.

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