You are on page 1of 10

.

Particularidades de la sexualidad en la adolescencia

La adolescencia comprende de los 12 a los 19 años, es una época de rápidos cambios y


difíciles empresas. El desarrollo físico es sólo una parte de este proceso, porque los
adolescentes afrontan una amplia gama de requerimientos psicosociales: independización de
los padres, consolidación de las cualidades necesarias para relacionarse con los compañeros
de la misma edad, incorporación de una serie de principios éticos aplicables a la realidad
práctica, fomento de las capacidades intelectuales y adquisición de una responsabilidad social
e individual básica, por nombrar sólo algunos. Es la época del deseo de independencia
familiar, del inconformismo y de las teorías que pretenden cambiar el mundo, en este
momento nacen las grandes amistades y los primeros amores. La adolescencia es un período
de grandes cambios y transformaciones: el cuerpo del niño/a comienza a madurar, a
convertirse en adulto, su cabeza se llena de nuevas ideas y pensamientos, aparecen nuevos
gustos e intereses.
Pero a la vez que el adolescente se encara con tan compleja sucesión de dificultades
concernientes a su evolución conjunta como ser humano, debe dirimir su sexualidad
aprendiendo el modo de adaptarse a los cambiantes sentimientos sexuales, escogiendo cómo
participar en las diversas clases de actividad sexual y descubriendo la manera de identificar el
amor. No es extraño que en ocasiones el adolescente sea víctima de conflictos, sufrimiento y
desconcierto.
Por otro lado, la adolescencia también es una etapa de hallazgo y eclosión; una época en
que la maduración intelectual y emocional corre paralela con el desarrollo físico y genera una
libertad y un creciente apasionamiento vital. La adolescencia no es únicamente un periodo de
turbulencia y agitación, como quieren las concepciones tradicionales, sino que, a la vez, suele
ser una fase de goce y felicidad que marca el tránsito agitado y tumultuoso al estado adulto
(Offer y Offer, 1975). La naturaleza paradójica de la adolescencia se patentiza sobre todo en
la esfera de la sexualidad. La sexualidad en la adolescencia se caracteriza por la curiosidad y
la ansiedad respecto a su propio cuerpo que se está desarrollando y cambiando abruptamente
y por el aumento repentino de hormonas sexuales, de las sensaciones sexuales y del instinto
sexual.
Los adolescentes son muy curiosos. Esa curiosidad propia de la edad los conduce, en
muchos casos, a la iniciación temprana en las relaciones sexuales, que no es justamente un
índice de libertad, ya que muchas veces se pierde por ello la capacidad de ser libre. Esta
iniciación temprana tiene mucho que ver con la influencia de los medios de comunicación que
imponen modelos de adolescentes sin límites, sin contención afectiva y con la búsqueda
inmediata del placer. Un aspecto frecuente de la sexualidad en el adolescente lo representan
los sueños y las fantasías sexuales, muchas veces como elemento auxiliar de la
masturbación.
La adolescencia, como toda etapa de crecimiento de la vida humana, esta signada por los
cambios, las crisis y el paso a nuevos estados de vida. La sexualidad en esta etapa no escapa
a todos estos sucesos.
Normalmente se habla de los adolescentes como si se tratara de un grupo homogéneo,
en realidad debemos hablar de etapas, cada una marcada por situaciones especiales que se
manifestarán también en la sexualidad.
Si bien es cierto que los jóvenes-adolescentes tienen una serie de comportamientos
comunes; el cuestionamiento de la autoridad, la fijación en la congruencia de los adultos, la
necesidad de decidir sobre su vida, formas de vestir, de hablar, de inclinación vocacional,
también es cierto que ellas y ellos no transitan este momento de la misma manera. Así, decir
que los hombres y las mujeres se constituyen de la misma manera pudiera ser acertado, pero
también lo es decir que los contenidos de la identidad-sexualidad difieren sustancialmente de
uno a otra. Este período de transición reafirma una huella que hace la diferencia entre
hombres y mujeres y que en adelante será un rasgo distintivo de identidad.
Peláez (2003) realiza una adaptación en correspondencia con las particularidades de
nuestro país, de las etapas de la adolescencia ofrecidas por Blass y Erickson. La primera
etapa, llamada de aislamiento se da entre los 12 y 14 años. En el varón es la época de las
barras, de la mugre y el desorden como reacción a los cambios que su cuerpo viene
sufriendo. Hay un rechazo a las niñas como forma de superar la dependencia materna. La
masturbación es la única forma de actividad sexual. La niña en cambio no rechaza a los
varones.
Entre los 14 y 15 años se da la segunda etapa, llamada de incertidumbre. Se da mayor
importancia a los pares, dependiendo muchas veces sus decisiones personales de las
tendencias del grupo. El erotismo se da a través de chistes y conversaciones.
En el varón se dan encuentros homosexuales, que no marcan una futura opción
homosexual, sino que son fruto de la timidez propia de la etapa que dificulta el acercamiento a
personas del otro sexo. Comienzan los primeros enamoramientos.
En la tercera etapa, entre los 15 y 17 años se da la apertura a la heterosexualidad. Es la
época de los grandes amores "para toda la vida", "que sin la otra persona me muero", y a los
tres días se cambio de amor, gran intensidad pero poca duración. Hay una gran idealización
de la otra persona. Se dan fantasías masturbatorias mas intensas. En esta etapa se define la
orientación sexual ("quien me atrae, un hombre, una mujer o ambos").
La última etapa llamada de consolidación se da entre los 17 y 19 años. Se consolida la
identidad (uno sabe quien es, que quiere y a donde va). Las relaciones afectivas son más
estables, se logra la desidealización del ser amado sin tantos duelos intolerables. Recién aquí
se puede hablar de libertad y responsabilidad.

2.1. Cambios físicos de la pubertad

Según Palacios, Marchesi y Coll (2004), el proceso de transformación física es puesto en


marcha por una serie de mecanismos hormonales que desencadenan un largo proceso de
cambios que representa un patrón diferente para chicos y chicas. Estos mecanismos
hormonales se inician debido a la actividad del hipotálamo, que envía señales a la hipófisis o
glándula pituitaria para que esta comience a secretar importantes cantidades de hormonas
gonadotroficas. Estas hormonas van a estimular el desarrollo de las glándulas sexuales
(ovarios en la mujer y testículos en los hombres), que empezara a producir hormonas
sexuales, cuya presencia en la sangre aumentara en relación con los niveles que existían en
los años anteriores. Este alto nivel de hormonas sexuales, sobre todo la testosterona (en los
chicos), y la progesterona y los estrógenos (en las chicas) serán responsables de los cambios
físicos que van a tener lugar. Aunque pueden existir otros factores implicados, el momento en
el que el hipotálamo pone en funcionamiento toda esta maquinaria endocrina, parece
determinada por el peso corporal o por la proporción de grasa en relación con el peso (Frish,
1981).

2.2. La pubertad en el varón

Esta etapa presenta cambios rápidos, sobre todo con respecto al cuerpo. Los cambios
mentales van más lentos que los físicos, por este motivo el joven puede presentar un
desequilibrio evolutivo entre la mente y el cuerpo. Esto lleva a los conflictos y a los problemas
típicos de la adolescencia. El joven se ve como un niño, en muchos casos, mientras su cuerpo
se va convirtiendo en adulto. La figura se vuelve más estrecha, alargada y desproporcionada,
con un crecimiento general. La piel de la cara cambia de aspecto, apareciendo el acné. Nace
el vello sobre el labio superior (lo que será el bigote) y también en la barbilla y en las mejillas
(la futura barba).
Se produce un cambio de voz, la cual se vuelve más grave. Se desarrollan los pechos y
sale vello en las axilas. A su vez el adolescente notará un aumento de su capacidad
respiratoria. También se da un alargamiento general de los huesos, sobre todo en los brazos y
en las piernas, y en estas un alargamiento general de los músculos. Con respecto a los
órganos genitales, se da un crecimiento de la próstata y las vesículas seminales hasta que
alcanzan su volumen normal. También comienza el nacimiento del vello púbico, a la vez que el
escroto se agranda. Los principales órganos sexuales masculinos son el pene, escroto,
testículos, próstata, vesículas seminales, epidídimo, glándulas de Cowper, uretra y conductos
deferentes. Durante la adolescencia ocurren cambios importantes en esos órganos. Los
testículos y el escroto comienzan a crecer con rapidez aproximadamente a la edad de 11 años
y medio. Dicho crecimiento se vuelve bastante más rápido después de la edad de 13 años y
medio para luego hacerse más lento. Durante este periodo, los testículos aumentan una y
media veces su tamaño y su aproximadamente ocho y media veces su peso. El cambio más
importante dentro de los testículos es el desarrollo de las células espermáticas maduras.
Tanto la próstata como las vesículas seminales maduran y empiezan a secretar semen. El
pene dobla su tamaño y su diámetro durante la adolescencia, con el crecimiento más rápido
entre los 14 y 18 años. En este tiempo maduran las glándulas de Cowper y empiezan a
secretar el fluido alcalino que neutraliza la acidez de la uretra y la lubrica para permitir el paso
seguro y fácil del esperma. Este fluido aparece en la apertura de la uretra durante la
excitación sexual y antes de la eyaculación. A la par que todos estos cambios se suelen dar
las eyaculaciones involuntarias nocturnas (durante el sueño). Se denominan poluciones
nocturnas, y son normales en esta etapa del crecimiento.

2.3. La pubertad en la mujer

Durante la infancia, tanto el varón como la mujer presentan un aspecto físico muy parecido,
a excepción, claro, de los órganos genitales. Pero hacia los 12 años, la niña va a padecer
unos cambios en su cuerpo muy importantes. A veces, incluso, estos cambios llegan antes de
la mencionada edad. Las glándulas sexuales se desarrollarán y el cuerpo va poco y a poco
tomando las formas típicas de una mujer. Este proceso así contado puede parecer simple,
pero no lo es. Son cambios complejos y que implicarán aspectos diversos, como el anatómico,
el fisiológico y los psicológicos. En las chicas, el desarrollo mamario representa la primera
manifestación visible de la pubertad, aunque hasta llegar al tamaño definitivo del pecho puede
pasar un periodo de hasta 9 años, siendo su duración media de 4 ó 5 años (Palacios,
Marchesi y Coll, 2004). Los pezones comienzan a emerger y se pigmentan poco a poco.
Como el varón también adquiría caracteres sexuales secundarios en esta etapa, la mujer
también va a adquirir los suyos. Presentará un mayor desarrollo de sus genitales, tanto los
externos como los internos, se dará la aparición del vello púbico, y los senos irán creciendo
cada día. Paralelamente hace su aparición el acné y el vello en las axilas. La figura de la
mujer se estiliza y su voz se conserva más fina que la del hombre.

Uno de los cambios principales en esta etapa es la aparición de la menstruación: la primera


regla. Este cambio va a representar la posibilidad de tener hijos. La educación que haya
recibido la niña de sus padres acerca de este proceso va a ser vital para evitar que la niña
haga un drama de este aspecto. Como en el varón, todos estos cambios están relacionados
con las hormonas sexuales. Estas hormonas, en la mujer, son los estrógenos y la
progesterona, fundamentalmente. De igual manera que en el varón, las hormonas afectarán
al desarrollo cerebral y tendrán que ver con los cambios psicológicos que se producirán en la
pubertad. Aunque para los cambios psicológicos influirán también los factores ambientales, es
decir, la propia vida cotidiana de la adolescente.
Desaparecerá el fino vello de los brazos y de la espalda, a la vez que el esqueleto de la
joven adquiere una mayor madurez, y su figura se vuelve más esbelta, haciéndose la cintura
más estrecha y fina. La piel se volverá más grasa, lo que le proporcionará una mayor
hidratación, y por tanto, tendrá una mayor suavidad. Los brazos se estiran.
Los principales órganos sexuales internos femeninos son la vagina, las trompas de
Falopio, el útero y los ovarios. Los órganos sexuales femeninos externos son la vulva, el
clítoris, los labios mayores, los labios menores, el monte de venus y el vestíbulo, podemos
mencionar también el himen que es el pliegue de tejido que cierra parcialmente la vagina de la
mujer virgen. En la pubertad, aumenta la longitud de la vagina, su cubierta mucosa se hace
más gruesa y más elástica y cambia a un color más intenso. Las paredes internas de la vagina
cambian su secreción de la reacción ácida en la adolescencia. Las glándulas de Bartolin
empiezan a secretar sus fluidos. Los labios mayores, prácticamente inexistentes en la niñez,
se agrandan considerablemente durante la adolescencia al igual que los labios menores y el
clítoris. El monte de venus se hace más prominente por el desarrollo de una almohadilla de
grasa. El útero duplica su tamaño, mostrando un incremento lineal durante el período que va
de los 10 a los 18 años. Los ovarios incrementan notoriamente su tamaño y peso, muestran
un crecimiento bastante estable desde el nacimiento hasta los 8 años, cierta aceleración
desde los 8 años hasta el momento de la ovulación (12 a 13 años) y un incremento muy
rápido después de alcanzar la madurez sexual. Indudablemente este es el resultado de la
maduración de los folículos, cada niña nace con aproximadamente 400.000 folículos en cada
ovario. Para el momento en que alcanza la pubertad, este número ha disminuido a cerca de
80.000 en cada ovario. Por lo general, un folículo produce un óvulo maduro aproximadamente
cada 28 días por un periodo de 38 años, lo que significa que maduran menos de 500 óvulos
durante los años reproductivos de la mujer.
Los músculos de las piernas se alargarán menos que en los varones, pero a diferencia de
ellos, aparecerá un depósito subcutáneo de grasa con una distribución que caracterizará a la
silueta femenina, y como resultado suavizará el aspecto de los hombros de la joven, para que
la mujer que se está formando los tenga menos angulosos. Igual pasará con las caderas, los
glúteos y el vientre. Las piernas se estiran.

2.4. Consecuencias psicológicas de los cambios puberales

Durante la adolescencia, el crecimiento se produce de forma tan rápida que suele ser
frecuente una asincronía o falta de armonía y uniformidad, de forma que algunas partes del
cuerpo pueden ser demasiado grandes o pequeñas en comparación con el resto. Lo primero
que suele crecer son las piernas y por ultimo el tronco, por lo que, como señala Tanner (1971),
los pantalones se quedaran pequeños antes que la camisa. Las manos, la cabeza y los pies
también crecen pronto, y serán los primeros en dejar de crecer, por lo que con frecuencia los
adolescentes se quejan d que sus pies o manos son demasiado grandes. Según el avance de
la pubertad el cuerpo resultara mas proporcionado y los adolescentes se sentirán mas
satisfechos con su aspecto físico.
Como se puede deducir de todo lo anterior, la pubertad es un proceso gradual de varios
años de duración a lo largo del cual el cuerpo del adolescente va a experimentar una serie de
cambios bastante significativos. No es de extrañar que estos cambios físicos tengan un
importante impacto a nivel psicológico y afecten a la forma de pensar, de sentir y de actuar.
Como los cambios físicos son graduales, también serán progresivas las modificaciones a nivel
psicológico y el nivel de desarrollo puberal de un chico o chica en un momento determinado,
tendera a ir asociado a ciertos rasgos psicológicos. Algunas de las consecuencias mas o
menos directas, como la influencia de las hormonas sexuales sobre el deseo y la actividad
sexual, sobre la agresividad, o sobre la inestabilidad emocional e irritabilidad (Connolly, Paikoff
y Buchanan, 1996), y nos pueden ayudar a comprender muchas de las características mas
llamativas, sobre todo durante la adolescencia temprana. Sin embargo la mayoría de los
efectos psicológicos de la pubertad parecen estar mediados por factores sociales y
psicológicos.
Aunque las reacciones ante los cambios puberales van a depender de muchos factores
personales y contextuales, en términos generales puede decirse que las consecuencias
psicológicas son algo menos favorables para las chicas, ya que entre ellas suele encontrarse
una mayor irritabilidad y más estados depresivos, con frecuentes sentimientos negativos con
respecto a su aspecto físico.
Entre los chicos, en cambio, la pubertad suele relacionarse con una mejor autoimagen y
un mejor estado de ánimo (Connolly, Paikoff y Bucharan, 1996). Quizá mientras que para los
chicos la pubertad supone un aumento de la masa muscular y una mayor habilidad física, muy
importante para su desempeño en los deportes, entre las chicas se observa un claro aumento
de la grasa corporal, poco acorde con el estereotipo actual de belleza femenina asociado a la
delgadez. También la menarquia puede generar algunas reacciones negativas entre las
adolescentes, sobre todo en aquellas que han sido poco informadas acerca de este
acontecimiento, y que pueden vivir su llegada con miedo o angustia. Y todo ello sin olvidar las
influencias culturales, ya que, en nuestra sociedad con frecuencia se destacan los aspectos
negativos relacionados con la incomodidad y la falta de higiene (Palacios, Marchesi y Coll,
2004).
En cuanto a la influencia que tiene el momento en el que se producen los cambios
puberales, datos obtenidos de la investigación evolutiva muestran de forma clara que la
pubertad precoz suele ser más negativa para las chicas que para los chicos, ya que las
adolescentes que maduran precozmente se muestran menos satisfechas con su cuerpo,
tienen una peor imagen de si mismas y sufren más estados emocionales negativos y más
trastornos de alimentación. Estas chicas pueden tener miedo a llamar excesivamente la
atención, por lo que tratan de ocultar los signos externos más visibles.
Datos obtenidos en un estudio realizado por Caspi y Moffit (1991) encontraron que la
precocidad afectaba de forma muy negativa a las chicas que habían mostrado problemas con
anterioridad, mientras que las mas equilibradas y seguras podían incluso beneficiarse con la
llegada precoz de la primera menstruación.
En el caso de los chicos, la situación es algo diferente, puesto que la maduración precoz
suele ser bien recibida por aquel a quien afecta, al distinguirle de los demás por su fuerza, su
capacidad atlética, o su superioridad física, aspectos todos ellos muy valorados por los
adolescentes varones. Los estudios encuentran que estos chicos tienen una mejor imagen de
si mismos. Se sienten mas satisfechos con su cuerpo y tienden a asumir el liderazgo del
grupo.
En cuanto a la pubertad tardía, la situación se invierte, ya que son los chicos los que
tienen más problemas con esta situación. El hecho de que la mayoría de las chicas maduren
antes que los chicos, supone que la niña que llegue a la pubertad algo después que las
demás va a hacerlo a la misma edad que los chicos promedios, por lo que tendrá más tiempo
para prepararse para los cambios, sin que se vea demasiado atrasada. En cambio los chicos
que maduran de forma tardía van a encontrarse en una situación de desventaja, ya que serán
los más pequeños y débiles y raramente se convertirán en los líderes del grupo, siendo poco
populares. Sin embargo, hay que señalar que tanto estas dificultades como las que atraviesan
las chicas que maduran precozmente no tienen por que suponer unos efectos permanentes
en el desarrollo; las consecuencias tenderán mas bien a ir desapareciendo según transcurre
la adolescencia, ya que existen otros factores, además del momento de la pubertad, que tiene
un mayor peso sobre la forma en que chicos y chicas realizan la transición a la adultez.
Otro aspecto importante en esta etapa es la búsqueda de la identidad, la cual implica el
establecimiento de la propia escala de valores y código ético. En esta etapa el adolescente
esta en busca de su propio ser, busca descubrir sus propias capacidades y tener logros
propios. Siente la necesidad de aceptación, que implica ser amado y respetado, es por eso
que buscan establecer relaciones estrechas con jóvenes de su misma edad y de ambos sexos
(R. Atala, 1997). Erickson llama a esta etapa: identidad frente a la confusión de roles, la cual
se refiere a la búsqueda de "quien soy"... Erickson considera que el primer peligro de esta
etapa es la confusión de la identidad, que se manifiesta cuando un joven requiere un tiempo
excesivamente largo para llegar a la edad adulta (después de los treinta años). Sin embargo
es normal que se presente algo de confusión en la identidad. De la crisis de identidad surge la
virtud de la fidelidad, lealtad constante, fe o un sentido de pertenencia a alguien amado o a los
amigos y compañeros. La fidelidad representa un sentido muy ampliamente desarrollado de
confianza; pues en la infancia era importante confiar en otros, en especial en los padres, pero
durante la adolescencia es importante confiar en sí mismos.
A medida que el adolescente pugna por consolidar un sentido de identidad e
independencia personal con respecto a sus padres y a otras figuras autoritarias, adquieren
gran importancia las relaciones recíprocas con los compañeros y compañeras de la misma o
parecida edad. Así, por ejemplo, la necesidad de libertad que experimenta el adolescente se
acompaña normalmente del imperativo de ser como sus amigos, por más que en ocasiones
ambas exigencias sean contrapuestas o antagónicas. Las presiones del grupo de edad a que
pertenece el adolescente varían según las colectividades sociales. En su ansia por liberarse
de la supervisión de los padres y de los adultos, algunos adolescentes ven en el sexo un
medio de demostrar su aptitud para tomar decisiones propias y de presentar cara a la escala
de valores de la otra generación. Pero la conquista de esa libertad no es tarea fácil, ya que los
adolescentes adquieren de un modo y otro un considerable legado sexual de sus mayores y
de la generación correspondiente en el que se incluyen pautas discriminatorias hacia el sexo
femenino y un intenso sentimiento de culpabilidad sexual (Palacios, Marchesi y Coll, 2004).
Es importante tener en cuenta que los cambios en la adolescencia son "Asincrónicos"
(Erickson; 1950 citado en R Atala; 1997) es decir que:

 Los cambios en un mismo individuo se dan en ritmos distintos.

 En cada adolescente el desarrollo genital es distinto.

 El desarrollo en cada individuo en general es individual.

Los puntos mencionados suelen traer como consecuencia sentimientos de inadaptación e


incluso dudas sobre su propia identidad sexual. Como consecuencia el autoconcepto del
adolescente aún no está definido. (R Atala; 1997).

2.5. Pautas de conducta sexual en el adolescente.

El aumento del impulso sexual, unido a la imitación de los comportamientos adultos, va a


favorecer que chicos y chicas empiecen acercarse con interés al otro sexo. En el contexto
del grupo o pandilla mixta es donde van a empezar a sostener sus primeras citas; después,
en la medida en que vayan ganando soltura y sintiéndose más cómodos en estas relaciones,
empezaran a tener citas fuera del amparo del grupo.
Palacios, Marchesi y Coll (2004) coinciden en que, aunque existen diferencias entre
adolescentes, la mayoría de las chicas comienzan a tener sus primeras citas en algún
momento entre los 12 y los 14 años, mientras que los chicos lo hacen algo más tarde, entre
los 13 y los 15. El momento de inicio parece estar determinado fundamentalmente por
factores sociales, ya que la maduración más o menos temprana no influye demasiado sobre
la precocidad de estas relaciones. Estas primeras relaciones de pareja son muy importantes
para la vida social y emocional de chicos y chicas, y su calidad esta asociada al grado de
ajuste socioemocional. En sus primeras citas, chicos y chicas aprenden a interactuar con
personas de distinto sexo, se divierten, experimentan los primeros escarceos eróticos y
mejoran su prestigio ante el grupo de iguales, sobre todo cuando son vistos con una pareja
muy deseable. Por ello, no es extraño que para sus primeras citas, prefieran parejas que
tengan mucho prestigio y sean muy valoradas por sus compañeros.
Furman y Wehner (1994) argumentan que las relaciones de pareja durante la adolescencia
temprana satisfacen cuatro tipo de necesidades: sexuales, de afiliación, de apego, y de dar y
recibir apoyo. Sin duda, las primeras relaciones que establecen los adolescentes servirán
para satisfacer las necesidades sexuales y las afiliativas (compañía y diversión), pero, en la
medida en que vaya transcurriendo la adolescencia, estas relaciones serán mas estables, y la
pareja ira ascendiendo en la jerarquía de figura de apego. Si a los 12 la pareja ocupa el
cuarto lugar, a los 15 ó 16 años la pareja ya suele haber alcanzado el primer lugar de la
jerarquía, y podrá cubrir también las necesidades de apoyo, de apego y seguridad emocional.
A menudo, durante la adolescencia, aparecen conjunta o separadamente prácticas sexuales
que serán luego abandonadas. Nada está aún consolidado en estos momentos, y la aparición
de conductas homosexuales, por ejemplo, no implica una definitiva orientación hacia la
homosexualidad. Reténgase que se está hablando de prácticas y no de tendencias. En la
conducta sexual adolescente nada puede considerarse definitivo y, sobre todo, excluyente. La
satisfacción sexual es como mínimo algo difícil de conseguir en esta época de la vida, pero al
mismo tiempo es también lo que planea más imperiosas exigencias.
Un aspecto que merece ser destacado es el referido a las diferencias entre chicos y chicas
en cuanto a la forma de entender y vivir la sexualidad. Así podemos decir que existen dos
patrones de conducta sexual, uno masculino y otro femenino. El masculino estaría definido
por una mayor precocidad, promiscuidad y una mayor valoración del coito, que representa
una importante señal de prestigio ante el grupo de iguales. El patrón femenino muestra una
actividad sexual más reducida, menos gratificante y que genera más sentimientos de culpa.
Además, en las chicas la conducta sexual está más integrada en otros componentes
socioemocionales, por lo que hay una mayor vinculación entre sexualidad y afectividad. Estas
diferencias de género son muy acusadas durante la adolescencia temprana, probablemente
porque chicas y chicos se encuentran en un periodo crítico en cuanto a la construcción de su
identidad sexual y necesitan mostrarse muy estereotipados en sus actitudes y conductas
sexuales. Sin embargo, en la medida en que chicos y chicas crecen y culminan este proceso,
las diferencias van desapareciendo, y muestran unos patrones m’as andrógenos y parecidos
entre si, sobre todo con los adolescentes de mayor nivel educativo (Oliva, Serra y Vallejo,
1997).

You might also like