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VIATOR WEB N° 81

Diciembre 2017

Mundelein, Illinois

CAPÍTULO GENERAL DE 2018

Mi alegría y mi esperanza: en Jesucristo,


soy una misión en esta tierra;
y por eso estoy en este mundo. (Pape François)

La misión en el corazón del pueblo no es una parte de mi vida, o un adorno que me puedo quitar; no es un
apéndice o un momento más de la existencia. Es algo que yo no puedo arrancar de mi ser si no quiero
destruirme.
Evangelii Gaudium 273
Viator Web es un punto de encuentro que permite a los Viatorianos, religiosos y asociados,
dirigir a la comunidad sus convicciones. Continuaremos esta misión durante el año y esto nos
ayudará a preparar el Capítulo General.

La última Carta Pastoral del Superior General (mayo 2017), presentó el tema del Capítulo General
del 2018 y planteó algunos desafíos inevitables en relación con el último documento publicado
por la Congregación para los Institutos de la vida consagrada y las sociedades de vida apostólica.
Estas orientaciones son preguntas muy serias para nosotros y para todas las congregaciones
religiosas. ¡Vino nuevo en odres nuevos! Este es un llamado a la adaptación, a los cambios con
audacia y fidelidad y ciertamente a la conversión.

Por lo tanto, durante este año vamos a pedir a ciertos Viatores sus reacciones acerca de extractos
de este documento. Desde ya les agradecemos a ellos por su ayuda, como una comunidad que
reflexiona acerca del futuro de la Vida Consagrada, y al hacer esto, se hace más fuerte uno de
los pilares esenciales de la comunidad que todos conformamos.

Es cada vez más evidente


que lo más importante no es
conservar las formas, sino la
disponibilidad a repensar
continuamente la vida c
onsagrada como memoria
evangélica de un estado
permanente de conversión
del que brotan intuiciones y
opciones concretas. (N. 13)

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A VIDA RELIGIOSA,
MEMORIA EVANGÉLICA DE LA IGLESIA

P. Gerardo Soto — Chile

L
Quisiera comenzar esta reflexión personal con palabras que el Papa Francisco dijo en la
Eucaristía de la XXI Jornada Mundial de la Vida Consagrada, “Acompañemos a Jesús en el
encuentro con su pueblo, a estar en medio de su pueblo, no en el lamento o en la ansiedad de
quien se olvidó de profetizar porque no se hace cargo de los sueños de sus mayores, sino en la
alabanza y la serenidad; no en la agitación sino en la paciencia de quien confía en el Espíritu,
Señor de los sueños y de la profecía. Y así compartamos lo que no nos pertenece: el canto que
nace de la esperanza”.

CON EL ÍMPETU Y LA PASIÓN DE NUESTROS ANTECESORES


De nuestros padres hemos recibido la fe y de nuestros hermanos mayores un modo de
pertenencia a la Iglesia, un don entregado por la misma Iglesia: el carisma. No nos lo hemos
dado nosotros. Hemos recibido una herencia. Nuestros antecesores también recibieron ese
don y los antecesores de sus antecesores. Sus obras en favor de los pobres, jóvenes y niños,
reflejan responsabilidad, entusiasmo y pasión en el desarrollo del don recibido. Quizás, por las
circunstancias que nos toca vivir, vendrán nuevas formas, nuevas obras, pero no queremos ser
religiosos sin memoria, ni sin recuerdos. Nuestro problema no es asunto de arqueología o de
cuidar el pasado, es problema de transmisión de vida. Emergerán otras iniciativas que con el
tiempo se irán definiendo y, tal vez, no serán las mismas en Chile, en Europa, América, en
África o donde nos encontremos, pero sí es cierto que estamos llamados a construir con estilo
cristiano, en comunión, sumergidos en la esperanza, con el mismo gozo y pasión de nuestros
antecesores a quienes le debemos gratitud.

EL GRAN DESAFÍO
Nos encontramos en el tiempo del “pensamiento líquido”, de la “post verdad”, del aquí
y ahora; es el tiempo, en que lo queremos todo y enseguida, donde se quiere vivir el presente
y ya está; donde los proyectos no siempre son a largo plazo, donde no se concibe la palabra

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“para siempre”; es un tiempo, donde no hay cabida para Dios y sabemos que, donde Dios falta,
también la idea de persona y del mundo cambia radicalmente.

En la Iglesia ocurre algo parecido. Nos encaminamos hacia un período post cristiano.
¿Qué significa? Paulo VI, decía que el drama de nuestra época es, sin duda, la ruptura entre el
evangelio y la cultura. En pocas palabras ya no se transmite la fe. Estamos viviendo un cambio
de época, en el que la fe, no es ni será vivida según los parámetros en los que hemos estado
acostumbrados. La sociedad cristiana tradicional nunca volverá. Pareciera que nuestra
generación no está interesada en escuchar. Cuando decimos: “esta es la verdad sobre el hombre,
sobre el mundo”, nos responden: “esa es tu verdad, ese es tu Dios, no me interesa tu discurso,
tu salvación; sálvate a ti mismo y déjame en paz, yo no quiero ser salvado por ti”. Intuir este
escenario es muy complejo. Descubrir una nueva propuesta, un nuevo lenguaje para decir lo
que hemos recibido y narrar lo que vivimos es una urgencia. Pareciera que todo lo cristiano se
olvida o no interesa ¿Cómo enfrentar esta situación?

Dentro de la complejidad del mundo que cambia vertiginosamente de la mano de la


tecnología y de nuevas tendencias, tenemos que aprender a vivir con estilo cristiano. Es
importante aceptar con humildad que no poseemos la clave para ordenar y sistematizar los
distintos fenómenos. El Papa dice que la cuestión central de la Iglesia es la comunión: “Hacer
de la Iglesia la casa y la escuela de la comunión: éste es el gran desafío que tenemos ante
nosotros en el milenio que comienza, si queremos ser fieles al designio de Dios y responder
también a las profundas esperanzas del mundo.” (Cfr. NMI 43). La vida religiosa recuerda que
la comunión es la forma de vivir en la Iglesia. Tenemos que comenzar por aquello que nos hace
ser una novedad, crear un nuevo sentido de comunidad donde la vida comunitaria sea expresión
de la vida como comunión, no como una conquista, sino como algo que se acoge; una comunidad
que se reúne en torno a la Eucaristía; una comunidad teofánica, manifestación de una nueva
existencia desde Dios, orante, bella, atrayente.

LLAMADOS AL TESTIMONIO Y LA PALABRA

Nuestra vida religiosa es memoria constante de la gratuidad y radicalidad del evangelio


vivido bajo el ejemplo de la humanidad de Cristo. Paulo VI, decía: “La Buena Nueva debe ser
proclamada en primer lugar, mediante el testimonio. Supongamos que irradian de manera sencilla
y espontánea su fe en los valores que van más allá de los valores corrientes, y su esperanza en
algo que no se ve ni osarían soñar. A través de este testimonio sin palabras, estos cristianos
hacen plantearse, a quienes contemplan su vida, interrogantes irresistibles: ¿Por qué son así?
¿Por qué viven de esa manera? ¿Qué es o quién es el que los inspira? ¿Por qué están con
nosotros? Pues bien, este testimonio constituye de por sí, una proclamación silenciosa, pero
también muy clara y eficaz, de la Buena Nueva. Hay en ello un gesto inicial de evangelización.”
(Cfr. EN. 21) “Y, sin embargo, esto sigue siendo insuficiente, pues el más hermoso testimonio
se revelará a la larga impotente si no es esclarecido, justificado, lo que Pedro llamaba dar
“razón de vuestra esperanza”, explicitado por un anuncio claro e inequívoco de Jesús. No hay
evangelización verdadera, mientras no se anuncie el nombre, la doctrina, la vida, las promesas,
el reino, el misterio de Jesús de Nazaret Hijo de Dios.” (Cfr. EN. 22). Nuestra consagración nos
hace memoria viva de la manera de ser y actuar de Jesús.

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VIATOR EN EL SIGLO XXI

El testimonio viene junto al anuncio de la palabra de vida. El testimonio se convierte en


pensamiento, palabra, expresión, lenguaje, que después produce realidad, cultura. Así las
comunidades construyen, crean algo. Una fe que no se vuelve expresión en la vida y en la
palabra, muere. La vida religiosa tiene que aprovechar la realidad del mundo que la desafía
como ha sido en el pasado y será en el futuro. Se trata de construir puentes, crear cercanía,
trabajar en medio del mundo codo a codo con el laicado. El futuro es esperanzador. Vienen
cambios insospechados, sorprendentes en el que la primacía de la vida, de la persona, será
central. Nuestros hermanos en el pasado dieron su respuesta. Nosotros debemos dar la nuestra.
Esta es nuestra tarea. Y sucederá algo nuevo. Ocurrirá que lo que ganemos en este proceso de
encarnación del evangelio en la historia no solo será nuestro, sino que será un don para todos.
Esta es nuestra vocación. Yo me pregunto: ¿Qué viator quiero ser?, ¿Uno acomodado en el
propio bienestar o un discípulo misionero cuyo corazón arde por Jesús y por el pueblo de Dios?,
¿Qué comunidad quiero construir? El Papa Francisco nos invita a ser Iglesia en salida: salir a
los cruces del camino en nuestro mundo actual, para saber escuchar, anunciar el Reinado de
Dios y servir desde la humildad con entusiasmo y creatividad.

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UNA INVITACIÓN A TRABAJAR POR EL REINO DE DIOS...
HOY

Alejandra Gómez Pérez, a.s.v.


Chile

Actualmente la vida religiosa sin duda ha pasado por varios cambios, y la misma influencia de
una sociedad globalizada, moderna, impersonal y con menos cercanía a la cultura religiosa,
pero contradictoriamente sedienta de lo espiritual, sin duda se ha presentado como un nuevo
escenario que ha obligado a los religiosos a reflexionar y participar con nuevas formas en la
evangelización principalmente.
Cuando se hace referencia a estas nuevas formas de evangelización, no es cambiar la Palabra
de Dios y la doctrina de la Iglesia, sino que es generar espacios y nuevos encuentros con
aquellos que vamos a trabajar.
Hablar de la Vida Religiosa en mi experiencia personal es hablar de mi encuentro con la
Congregación de Los Clérigos de San Viator, es a través de ella que he profundizado mi
conocimiento de lo que implica este estado de vida de tanta entrega y generosidad, orientado
al servicio de a los demás.
“Vino nuevo en odres nuevos”, esta es una invitación directa que Jesús nos hace cada día,
debemos tener una actitud de renovación permanente y de sensibilidad hacia los sucesos que
ocurren a nuestro alrededor, en este contexto los Religiosos de la Congregación de Los Clérigos
de San Viator Provincia de Chile, al ser su ámbitos de misión la Parroquia y los colegios, han
tenido que de alguna forma renovar las antiguas estrategias de acompañamiento y
evangelización.
El trabajo con niños, jóvenes y sus familias, ha ido exigiendo una mayor preparación intelectual
por parte de los religiosos de nuestra Provincia, pues cada vez la información es de mayor
acceso (no así la formación) lo que obliga a estar atentos a los cambios y nuevos discursos,
para conocer a quienes se está evangelizando. Esto ha obligado a flexibilizar métodos
pastorales, pues la invitación que se hacía hace 20 años y los invitados eran muy distintos. De
lo anterior es que la Comisión Provincial de Pastoral (Chile), está consciente de estos cambios,
y cada cierto tiempo ha ido elaborando diagnósticos y reflexiones de lo que implica trabajar
con el mundo juvenil y de qué manera vamos optimizando este encuentro permanente con los
niños y jóvenes de nuestros centros educacionales.

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El tema vocacional es otro escenario que se ha visto muy afectado por el tipo de sociedad en la
cual vivimos. Chile es un país que se caracteriza por ser una sociedad de consumo, con un
tema de pérdida de la identidad nacional que está por debajo de los modelos de países
desarrollados. Hay una aspiración a lo económico como un valor asociado al éxito y al dinero,
por sobre el ser. Este contexto genera en los jóvenes principalmente mucha confusión cuando
se trata de discernir su vocación ya sea profesional y/o religiosa. Son muchas las exigencias
familiares, y que el entorno les exige, lo que obviamente produce en ellos frustración e
incapacidad de responder al verdadero llamado que Dios les está haciendo. Necesitan un
acompañamiento distinto a lo que era hace 20 o 30 años atrás.
Las generaciones están pasando periodos de mayor soledad familiar y tienen menos elementos
para su independencia y desarrollo emocional, lo que dificulta el proceso tradicional de
orientación Vocacional Religiosa, que
comenzaba a la edad de 18 años una
vez egresados de enseñanza media.
Tomando estas y otras considera-
ciones es que se comienza con un
proceso de reflexión desde la
Comisión Provincial de Vocaciones que
en ese momento estaba a cargo del
Padre Claudio Ríos c.s.v , quien junto
a un equipo de religiosos y asociados
comienzan a revisar la nueva cultura
juvenil y su implicancia en los
procesos de discernimiento voca-
cional. Como resultado de este
análisis nace la Casa Querbes, que es
un centro de orientación vocacional
ubicado en Viña del Mar, en donde
existe un proyecto que apoya estos nuevos tiempos de evangelización y de acercamiento a los
jóvenes para que disciernan su vocación. Este proyecto considero en lo personal, es la expresión
concreta de cómo desde la vida religiosa nace un cuestionamiento de la propia estructura y de
la necesidad de un cambio y de flexibilizar la visión de antaño que se tenía en este área de la
vida espiritual.
En este año que en Chile hemos celebrado los 200 años de la Ordenación Sacerdotal del Padre
Querbes, agradezco al Padre General Alain Ambeault y a su Consejo, por esta iniciativa que es
un espacio real de participación de los integrantes de la Comunidad Viatoriana, lo que me
hace sentir muy feliz de pertenecer a esta noble y maravillosa misión como lo es de la
Congregación de Los Clérigos de San Viator.

Fraternalmente

“ADORADO Y AMADO SEA JESÚS”

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