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Almacenamiento, es decir, los gastos de tener un almacén o depósito (en algunos casos
no se incluye en el costo total, ya que puede ser considerado un costo fijo para la
operación).
Seguros.
Impuestos.
Costo de capital: aun cuando la compañía utilice sus propios recursos para financiar el
inventario (en lugar de solicitar préstamos para sufragar la adquisición del mismo),
existe el costo de oportunidad, ya que el dinero empleado para adquirir el inventario
se encuentra comprometido y no puede utilizarse de otras maneras que pudieran
generar un rendimiento.
Obsolescencia: caída en desuso de las máquinas, equipos y tecnologías motivada no
por un mal funcionamiento del mismo.
Descomposición: incluso si el inventario cuenta con una larga vida de anaquel, puede
sufrir oxidación, dañarse o ensuciarse al desplazarlo.
Costo de control de inventario: sin importar si el inventario tiene material o no, por lo
general existe un personal y un sistema responsables de su control, todo lo cual
representa un costo.
Reducción: esta situación se presenta cuando el inventario “desaparece” por algún
motivo. Aunque ciertamente la producción puede extraviarse o ser especificada de
manera incorrecta en el sistema de base de datos del inventario, en algunas compañías
el motivo de la reducción es el robo. Si se instalan sistemas de seguridad para reducir
o eliminar el robo, éstos también representarán un costo, y lo mismo ocurrirá con
cualquier otra medida que se implemente para disminuir formas distintas de reducción.
Una de las principales desventajas de este modelo es que supone condiciones prácticamente
perfectas, lo cual casi nunca se cumple. Algunos de los supuestos clave son:
Si estas condiciones rara vez se cumplen (y ése es el caso), podríamos preguntarnos ¿por qué
este modelo se utiliza (o al menos se menciona) tanto? Hay dos motivos importantes para ello.
El primero es que casi todos los modelos de administración de inventarios se basan —por lo
menos en parte— en los conceptos de la CEP. Cuando uno o varios de los supuestos básicos
que simplifican el modelo se relajan, de hecho se desarrollan muchos de los modelos más
complejos. El segundo motivo es que, al encontrarse relativamente cerca de la CEP, la curva
de costo total resulta bastante
“plana”, lo que significa que es posible sustituir la cantidad económica “verdadera” por otra
que sea razonable, antes de incurrir en costos significativamente más altos.
Otro modo de decir esto es que tanto la fórmula como el concepto de CEP son bastantes
sólidos.