Professional Documents
Culture Documents
1
La acción de cosa juzgada es la facultad de hacer cumplir, incluso
coercitivamente, la pretensión consolidada en la sentencia.
1 En todo caso, debemos dejar constancia que respecto de la fase de ejecución se sentó un criterio
que no compartimos en esta materia durante la tramitación del proyecto de Código Procesal Penal.
En el Primer Informe de la Cámara de Diputados “se hizo presente que no era conveniente innovar
mientras no se crearan los jueces especiales de ejecución. La experiencia práctica demuestra que
la autoridad administrativa es más humana en el tratamiento de las penas que el juez, que es una
persona totalmente lejana. Quien puede tener una política criminológica de mayor sentido
humanista es siempre, en general, quien tiene a su cargo el Ministerio de Justicia.” Fernando
Londoño Martínez y otros, Reforma Procesal Penal. Génesis, Historia Sistematizada y
Concordancias, Editorial Jurídica de Chile, Santiago, Chile, Junio 2003 Tomo III. Págs 423 y 424.
Dada la incidencia que la política criminal ha adquirido este último tiempo en manos de autoridades
administrativas, la que requiere alcanzar mayores grados de eficiencia ante la comunidad, no nos
asegura el sentido mayormente humanista y garantista que si se entregaran esas decisiones a los
tribunales, los que al no forman parte de semejante política tienen un mayor grado de
independencia, al no estar comprometidos a lo menos funcionalmente con semejante
implementación.
2
Ello se reconoce expresamente en nuestra legislación, al distinguirse entre
el cumplimiento de lo resuelto y la ejecución del fallo (art.176 del C.P.C.).
Para los efectos de llevar a cabo la acción de cosa juzgada los tribunales se
encuentran dotados de la facultad de imperio.
2 “En términos generales, se trata de resoluciones que se pueden ejecutar no obstante existir
recursos pendientes en su contra, estado en que técnicamente no se ha producido aún la cosa
juzgada. Así, por razones de política legislativa y con el objeto de dar celeridad a los juicios, la ley
permite que se puedan cumplir las decisiones judiciales que causan ejecutoria, aunque exista el
3
En el nuevo sistema procesal penal, se contempla como intervinientes ante
el juez de garantía durante la ejecución de la pena o de la medida de seguridad
solamente al ministerio público, el imputado y su defensor. En otras palabras,
durante la ejecución de la pena o medida de seguridad se modifica por el artículo
466 del Código Procesal Penal la regla general del artículo 12 de ese cuerpo legal,
al no considerarse a la víctima y al querellante como intervinientes dentro de esta
fase de ejecución.
riesgo de que el tribunal ad quem, conociendo de la impugnación, deje sin efecto lo decidido en la
sentencia recurrida.
Las resoluciones que causan ejecutoria dan origen a la figura de la ejecución provisional de la
sentencia. En explicación de Caballol Angelats , “la ejecución provisional es la institución procesal
mediante la cual se atribuye eficacia a una resolución definitiva sobre el fondo carente de firmeza,
quedando subordinada la permanencia de los efectos producidos a lo que resulte del recurso”
Mediante la ejecución provisional se consiguen actuar los efectos que la sentencia produciría si
fuera firme. La principal característica de la ejecución provisional es que sus efectos quedan
condicionados a los que resulte del recurso, es decir, si la resolución confirma la resolución
recurrida, estos permanecerán, y si la revoca, deberá restituirse todo lo percibido y revocarse
cualquier efecto que se haya producido.” Alejandro Romero Seguel, La Cosa Juzgada en el
Proceso Civil Chileno, Editorial Jurídica de Chile, Santiago, Chile, Mayo 2002, Págs 28 y 29.
3 Debemos hacer presente que nuestro Código de Procedimiento Civil no regula la ejecución
provisional de las sentencias, lo que se justifica por las razones históricas de haber regulado como
regla general la apelación comprensiva de ambos efectos, establecer una estructura jerárquica que
4
La fase de ejecución de una sentencia pronunciada por un tribunal chileno,
cuando tiene lugar, se materializa a través de los siguientes procedimientos:
a.- Reglamentación.
Este procedimiento se encuentra regulado en el Párrafo 1º, del Título XIX del Libro
del Código de Procedimiento Civil. ( arts 231 a 241).
implicaba desconocer la eficacia de los resuelto por los tribunales de la primera instancia al
establecer su permanente control independiente de la voluntad de las partes como se demuestra
con el establecimiento del trámite de la consulta, y finalmente, la falta de conciencia acerca del
deber del Estado de ejercer una jurisdicción de forma de otorgar una pronta y efectiva protección a
los derechos cuya satisfacción se reclama, no generando con ello incentivos para la deducción de
recursos con fines meramente dilatorios. Véase Teresa Armenta Deu, La ejecución provisional,
Editorial La Ley, Madrid, 2000.
5
incidente, ya que éste, por esencia, es una cuestión accesoria a una principal, y en
este caso nos encontramos ante un asunto principal, como lo es, precisamente, la
ejecución de la resolución.
En este caso nos encontramos ante una competencia privativa o exclusiva, puesto
que es competente para conocer del procedimiento de cumplimiento incidental solo y
exclusivamente el tribunal que dictó la resolución en primera o única instancia de
acuerdo a lo establecido en los artículos 113 del C.O.T. y en el artículo 231 del
Código de Procedimiento Civil.
4 Eduardo Morales Robles, Explicaciones de Derecho Procesal, Derecho Procesal Civil, Basadas en
las clases del profesor titular de la cátedra de Derecho Procesal en la Universidad de Chile don Mario
Mosquera Ruiz, Tomo II, Pag.257
6
Los requisitos que deben concurrir para poder aplicar el procedimiento incidental para
poder ejecutar una resolución judicial miran, unos, a la naturaleza jurídica y estado de
la resolución; y otros, al impulso procesal. Dichos requisitos son los siguientes:
De acuerdo al artículo 231, se procederá a la ejecución una vez que las resoluciones
queden ejecutoriadas o causen ejecutoria en conformidad a la ley.
4°.- La ejecución debe ser actualmente exigible y solicitarse dentro del plazo
de un año desde que la ejecución se hizo exigible.
7
En este sentido, la parte final del artículo 233, inciso 1 C.P.C. nos señala que para la
ejecución de las resoluciones "si la ley no ha dispuesto otra forma especial de
cumplirla, se ordenará su cumplimiento con citación de la persona en contra de quien
se pide”.
Sin embargo, en caso que el cumplimiento del fallo se pida contra un tercero, éste
deberá ser notificado personalmente. (Artículo 233, inciso 2 C .P . C.).
Al igual que en el juicio ejecutivo, solo existirá controversia que requiera ser resuelta
mediante la dictación de una sentencia definitiva, si el ejecutado o tercero opone
excepciones dentro del plazo legal.
Al efecto, nos señala el Art. 234 que la parte vencida sólo podrá oponerse
alegando algunas de las siguientes excepciones. De acuerdo con ello, la
posibilidad de defensa está limitada a oponer las siguientes excepciones:
8
4.- Novación,
5.- Compensación,
6.- Transacción,
7.- La de haber perdido su carácter de ejecutoria, sea absolutamente o con
relación a lo dispuesto en el artículo anterior, la sentencia que se trate de
cumplir,
8.- La del artículo 464 número 15, esto es, la pérdida de la cosa debida, en
conformidad a lo dispuesto en el Título XIX, Libro IV del Código Civil; y
9.- La del artículo 534, esto es, la de imposibilidad absoluta para la
ejecución actual de la obra debida.
10.-Falta de oportunidad en la ejecución
11.- El tercero en contra de quien se pida el cumplimiento del fallo podrá
deducir, además, la excepción de no empecerle la sentencia.
9
b) La oposición alegando alguna de las excepciones antes señaladas deben
fundarse en antecedentes escritos, salvo las de pérdida de la cosa debida y la
imposibilidad absoluta para la ejecución de la obra debida.
a) Rechazarlas de plano:
El juez adoptará esa conducta cuando las excepciones no sean de las indicadas en
el artículo 234, inciso 1 C.P.C., se opongan fuera del término fatal o no reúnan los
requisitos que las hacen admisibles, según los casos.
10
En esta situación, se procederá al cumplimiento de la sentencia, siempre que la ley
no haya dispuesto otra forma especial, de acuerdo con el artículo 235 C.P.C.
b) Admitirlas a tramitación:
Habiéndose opuesto las excepciones dentro del plazo legal, cumpliendo con los
requisitos legales y siendo de las enumeradas en el artículo 234 C.P.C., el tribunal
debe tramitarlas como incidentes.
"La oposición se tramitará en forma incidental, pero si las excepciones no reúnen los
requisitos exigidos por el inciso 1º, se rechazará de plano” (Artículo 234, inciso 3º
C.P.C).
De acuerdo con ello, la resolución que recaerá en las excepciones será “Traslado”, y
con la respuesta o no del ejecutante, se continuara con la tramitación del asunto,
hasta su resolución.
1ª Si la sentencia ordena entregar una especie o cuerpo cierto, sea mueble o inmueble,
se llevará a efecto la entrega, haciéndose uso de la fuerza pública si es necesario;
11
4ª Si la sentencia obliga a pagar una cantidad de un género determinado, se
procederá de conformidad a las reglas del número anterior; pero si es necesario, se
practicará previamente su avaluación por un perito con arreglo al Título XII del Libro IV;
En todo lo que no esté previsto en este artículo se aplicarán las reglas que se
establecen en el juicio ejecutivo para el embargo y el procedimiento de apremio; pero
la sentencia se cumplirá hasta hacer entero pago a la parte vencedora sin necesidad
de fianza de resultas, salvo lo dispuesto en el artículo 774 y en otras disposiciones
especiales.
Cumplida una resolución, el tribunal tendrá facultad para decretar las medidas
tendientes a dejar sin efecto todo lo que se haga en contravención a lo ejecutado.
Las reclamaciones que el obligado a restituir una cosa raíz o mueble tenga derecho a
deducir en razón de prestaciones a que esté obligado el vencedor y que no haya hecho
valer en el juicio en que se dictó la sentencia que se trata de cumplir, se tramitarán en
forma incidental con audiencia de las partes, sin entorpecer el cumplimiento de la
sentencia, salvo las excepciones legales. (Art. 239.)
12
colocarán de inmediato en tabla y gozarán de preferencia para su vista y fallo. (Art.
241.)
Se trata de personas que, sin ser parte en el juicio declarativo anterior, tienen
interés actual en sus resultados, afectándoles, consiguientemente, la cosa juzgada
del fallo.
Las principales diferencias que existen entre estos dos procedimientos son las
siguientes:
Se inicia con una simple solicitud de Se inicia con una demanda ejecutiva.
cumplimiento, con citación. (art 254)
13
como se pide con citación para embargo.
efectuar requerimiento de pago
14
El procedimiento ejecutivo se encuentra regulado en el Libro III, Títulos I y II del
C.P.C..
Una vez obtenido el exequátur en virtud del cual se manda cumplir una resolución
pronunciada en país extranjero, se pedirá su ejecución al tribunal a quien habría
correspondido conocer del negocio en primera o en única instancia, si el juicio se
hubiera promovido en Chile de acuerdo a lo establecido en el artículo 251 del
C.P.C..
Por otra parte, el legislador procesal civil, dentro del C.P.C., ha estructurado
procedimientos específicos para el cumplimiento de algunas resoluciones
judiciales.
16
de lo que motivó la causa. Además, públicamente, se le hará levantar de su
asiento de justicia (y) no volverá más. Nunca más podrá sentarse con los jueces
en un proceso.5
5 Nieva Fenoll, Jordi, La Cosa Juzgada, Atelier Libros Jurídicos, Barcelona, España, 2006, Pág 26.
Además, en Nieva Fenoll, Jordi, La cosa juzgada, El fin de un mito, Abeledo Perrot Legal
Publishing, Santiago, Chile, 2010, Pág 8.
6 Ymaz, Esteban. La esencia de la cosa juzgada. Págs 5 y 6.
17
prestaciones que son debidas; además de esta función, en la cual el proceso se
presenta como organismo de coacción y de sanción, tiene una tarea más elevada
y refinada: sirve a todos aquellos que, independientemente de la consecución
actual de un bien de la vida, tienen interés en obtener la certidumbre jurídica
respecto a una determinada relación. El proceso, concebido de esta manera, se
caracteriza por ser un instrumento autónomo de producción de bienes
(certidumbre jurídica), contribuye a facilitar la vida social mediante la eliminación
de las dudas que embarazan el normal desenvolvimiento de las relaciones
jurídicas; asegura las relaciones entre los hombres y previene los actos ilegítimos
antes de castigarlos con el peso grave de la responsabilidad.
18
demanda, se tiene no ya como verdad, sino en lugar de la verdad. Fuera de esto,
vale el principio “nec vox omnis iudicis iudicati continente auctoritatem” (C 7 Cód.
de sent. 7, 45).
Por otra parte, las “interlocuciones”, que son las decisiones que el juez toma
en el curso del proceso y que son de variada índole, se caracterizan por no ser
apelables y porque a través de ellas no se puede perjudicar a la parte. De allí que
no produce la cosa juzgada. Aún cuando la frase “res iudicata” en la evolución del
Derecho Romano vino a asumir un significado más amplio y general, indicando a
veces no tanto la cosa o el que ha sido objeto del juicio definitivo, la sentencia y su
autoridad ha quedado en la frase inalterada la referencia exclusiva a la sentencia,
es decir, al pronunciamiento que decide sobre el bien de la vida, acogiendo o
rechazando la demanda. (Cfr C. Cod. Conmin 7, 47).
19
declara: “Sentencia quae transit in rem iudicatum habetur ex praesumptions iuris et
de iuri pro veritate” (Scaccia de iudicis I Cap. 98 Nº 131).
20
decisión del litigio; si se añade que el carácter formal y solemne, frecuentemente
dramático de las pruebas en el proceso germánico, era tal como para atraer la
atención del pueblo y que la doctrina procesal más tarde se va formando,
amoldada al método y a la mentalidad escolástica, estaba naturalmente
predispuesta a considerar exclusivamente desde el punto de vista lógico una
institución en la cual la materia lógica tiene tan gran parte, se verá que por el
conjunto de todas estas causas complejas, el centro de gravedad del proceso
tenía necesariamente que trasladarse del acto de voluntad que lo cierra a la
actividad lógica que lo prepara. Ello nos lleva a la fatal consecuencia de que se
llegó a confundir los varios pronunciamientos del juez sobre puntos prejudiciales o
preliminares con el pronunciamiento definitivo, atribuyéndose a todos igual valor.
Confusión confirmada cuando la garantía de la motivación prescrita por leyes
sucesivas para todas las resoluciones del juez confirmó a estas una uniformidad,
completamente exterior, naturalmente, pero que puede fácilmente hacer creer en
una existente identidad de contenido.
Esta legislación española fue la que nos rigió hasta que entrara en vigencia
el Código de Procedimiento Civil, sin perjuicio que para ciertos afectos se
considerara algunas leyes, como el decreto ley sobre el recurso de nulidad de 1º
de Marzo de 1837 y el decreto ley sobre Juicio Ejecutivo de 8 de Febrero de ese
mismo año.
3. CONCEPTO
21
"A estar a la expresión literal de los vocablos, parecería que cosa juzgada
significa objeto, es decir, todo aquello que tiene una medida de valor y que puede
ser objeto de derecho de propiedad. Juzgada, a su vez, como participio del verbo
juzgar, califica a lo que ha sido materia de un juicio. En sus términos literales, la
cosa juzgada podría definirse entonces, como un objeto que ha sido motivo de un
juicio. La proposición "este vaso es de plata" es en esta primera acepción, una
cosa juzgada. La cosa objeto material, aparece unida al atributo: ser de plata.
8 Andrés De la Oliva nos explica que “de la cosa juzgada puede hablarse al menos en dos
sentidos. Según el primero cosa juzgada sería, en cierta paráfrasis de J.Goldschmidt, el estado
jurídico en que se encuentran algunos asuntos o cuestiones que han sido objeto de enjuiciamiento
definitivo en un proceso. Así, se dice que “ya hay cosa juzgada” o “eso es cosa juzgada”. Es el
estado de un asunto litigioso cuando ha sido decidido por los órganos jurisdiccionales de forma
definitiva e irrevocable. En el segundo sentido aludido, “cosa juzgada” es expresión que designa
unos determinados efectos de ciertas resoluciones judiciales y, si se quiere adelantar más, el
principal efecto de la principal resolución procesal, que es la sentencia definitiva sobre el objeto de
un proceso (sobre el fondo, su merito, suele decirse también) o, lo que es igual, el principal efecto
del proceso entero: la “meta del proceso”, también en expresión de James Goldschmidt. De la
Oliva Santos, Andrés. Objeto del proceso y Cosa juzgada en el proceso civil.. Thomson Civitas.
Navarra España. 2005. Pág 94
9 Couture, Eduardo. Fundamentos de Derecho Procesal civil. Págs 399 y 400
22
historia contemplado en aquella.10 Luego se plantearon las teorías procesales
sobre la cosa juzgada, las que la conciben como un efecto o bien como una
cualidad de los efectos de la sentencia como veremos a continuación. La
sentencia firme sobre el fondo no afecta, de ordinario, a la realidad jurídica,
limitándose a producir una vinculación - la negativa o excluyente y la positiva o
prejudicial, según los casos- de los tribunales que, posteriormente, pudieran entrar
en relación con la materia del primer proceso, en el que recayó aquella sentencia.
Es, pues, una vinculación circunscrita al ámbito procesal y de ahí la denominación
de esta teoría mayoritaria en la actualidad para explicar la cosa juzgada.11 12
En tal sentido la definió Savigny al señalar que ésta no era más que "la
ficción de verdad que protege las sentencias contra todo ataque y toda
modificación".
Nieva nos señala que en cualquier caso, el juez debe tener en cuenta esa
ficción de verdad. Y lo expresaba Savigny con claras palabras: “cuando en un
litigio presente surge una cuestión sobre lo que ya se ha juzgado en una sentencia
anterior, el Juez deberá tomar el contenido de esa sentencia como verdadero,
basando su sentencia en dicho contenido. Lo cual incluía, en la terminología del
propio Maestro, tanto la función negativa como positiva de la exceptio rei
iudicatae, que por cierto, era de lo que en realidad estaba hablando, de dicha
exceptio.13
A través de esta posición no se busca más que dar a "la cosa juzgada una
justificación de carácter político, apoyada en la necesidad de prestigiar
definitivamente la autoridad de la jurisdicción. Pero la interpretación es excesiva,
10 De la Oliva, Andrés. Sobre la Cosa Juzgada. Editorial Centro de Estudios Ramón Areces S.A.
Madrid. 1991. Pág 29.
11 De la Oliva, Andrés. Sobre la Cosa Juzgada.. Editorial Centro de Estudios Ramón Areces S.A.
23
por cuanto prescinde de la gran cantidad de casos en los cuales la sentencia no
constituye una ficción de verdad, sino la verdad real".14
24
Finalmente, la sentencia es tal cuando ella misma constituye una realidad
de la cual emanan efectos jurídicos. El derecho opera en una realidad y no sobre
la base de ficciones. La cosa juzgada no puede descansar en la idea de una
ficción, puesto que la sentencia establece una realidad concreta.16
De acuerdo con esta tesis "la autoridad de cosa juzgada hace presumir de
una manera verdadera y justa todo lo que está contenido en la sentencia, y siendo
esta presunción "juris et de jure", excluye toda prueba.
La fundamentación exigida por el legislador es muy completa, ya que deberá hacerse cargo de
toda la prueba producida, indicando el o los medios de prueba mediante los cuales se acreditó
cada uno de los hechos y circunstancias que se dan por probados y señalando la prueba que se
hubiere desestimado con indicación de las razones que se tuvieron para ello.
Esta fundamentación es la base de la socialización de la sentencia, ya que debe realizarse de tal
manera que ella pueda permitir la reproducción del razonamiento desarrollado por el tribunal para
alcanzar las conclusiones a que llega la sentencia.” Roberto Nahum Anuch. El sistema probatorio
del Código Procesal Penal. Gaceta Jurídica Enero 2001. Nº 247 Pág.17 y 18.
16 Jordi Nieva nos señala que la conocidísima expresión ficción de verdad (Fiktion der Warheit) en
absoluto significaba que la realidad se mutara por el juicio de un juez, sino que el juez posterior
tenía que tener el juicio del juez anterior como cierto, debido a que la cosa juzgada le impedía
repetir su juicio. Es decir, debía tener obligatoriamente en su mente una especie de “realidad
virtual” que debía respetar, que es la realidad virtual que el anterior juicio presentó como realidad
auténtica. Esa es la naturaleza de la vinculación, destacada por la teoría procesal de la cosa
juzgada, pero que la teoría material se encargó de explicar en su esencia. Y es que esas dos
teorías no eran contradictorias. Surgían de lecturas incompletas de SAVIGNY debido a que, por
descontado, cualquier lector tiene su propia observación de aquello que lee. Y eso no es negativo,
porque es lo que nos permite, a posteriori, contrastar todas las ideas que se van diciendo, y
finalmente, determinar con precisión cuál fue la voluntad real del autor de las ideas leídas. Nieva
Fenol, Jordi. La cosa Juzgada: El fin de un mito. Abeledo Perrot. Legal Publishing. Santiago
Chile.2010. Págs.10 y 11..
17 Pothier.R.P. Tratado de las obligaciones.Págs.524 y 525.
25
Esta tesis parte de la evocación del precepto de Ulpiano "res iudicata pro
veritate" y extrae de él la consecuencia de que la cosa juzgada lleva consigo una
presunción de verdad.
El rechazo por la doctrina a esta tesis se justifica con mayor fuerza aún si
efectuamos un análisis específico del concepto de presunción, puesto que de él se
concluye que no es aplicable para explicar ninguno de los aspectos de la cosa
juzgada, a saber:
18 Couture, Eduardo. La cosa juzgada como presunción legal. R.D.J. 1955 1ª parte. Págs 33 y 34.
26
“b) En cuanto se refiere a la cosa juzgada como eficacia tampoco puede ser
estimada como una presunción. La eficacia de la cosa juzgada no es un hecho de
atributo, que consiste en la media o extensión de ese efecto, ligándolo a las partes
(límites subjetivos) y a las cosas disputadas (límites objetivos)”.
“c) En cuanto se refiere a la cosa juzgada como prueba de los hechos debatidos
en la causa ya decidida tampoco puede estimarse como una presunción.
Si, en cambio, se dijera que la presunción rige para los terceros, a ello
habría que contestar que los terceros no son alcanzados por la autoridad de la
cosa juzgada. Para los terceros, los hechos juzgados en el fallo son res inter alios
iudicate. Si las partes, en convivencia o por omisión, o por impericia dejaron de
probar ciertos hechos, o los probaron indebidamente, su acción o su omisión no
puede afectar a los terceros. Sólo las partes son dueñas de sus actos y sólo a
ellas alcanzan sus consecuencias beneficiosas o perjudiciales”.
27
La cosa juzgada surge de un instrumento público que es la sentencia. En
idioma español la palabra sentencia representa, al mismo tiempo, el acto jurídico
del poder público decidiendo un litigio y la pieza escrita en que ese acto ha sido
registrado. Pero el instrumento público no es una presunción, sino una prueba
directa. Instrumenta pública probant se ipsa, decía Doumolin. El fallo pasado en
autoridad de cosa juzgada se prueba por un instrumento auténtico, que no
configura ninguna presunción y hace plena prueba por sí mismo. 19
28
cuanto afirma su voluntad. La sentencia es únicamente la afirmación o la negación
de una voluntad del Estado que garantiza a alguno un bien de la vida en el caso
concreto y a esto únicamente puede extenderse la autoridad de la cosa juzgada;
con la sentencia se consigue solamente la certeza de la existencia de una tal
voluntad, y, por lo tanto, la inatacabilidad del bien reconocido o negado".21
De allí que por la doctrina se pasó a considerar la cosa juzgada como uno
de los efectos de la sentencia, pudiendo citarse al respecto las siguientes
definiciones:
El profesor don Juan Colombo Campbell señala que la cosa juzgada es "el
efecto de las resoluciones judiciales señaladas por la ley en virtud del cual su
contenido puede cumplirse a favor del que ha obtenido en el juicio e invocarse por
todos aquellos a quienes aprovecha el fallo para impedir que la cuestión resuelta
pueda ser objeto de un nuevo proceso".24
Don Hugo Pereira A. define la cosa juzgada como “el efecto de las
sentencias definitivas e interlocutorias firmes o ejecutoriadas, para que aquel a
cuyo favor se ha declarado un derecho en el juicio pueda pedir el cumplimiento o
ejecución de lo resuelto y, para que el litigante que haya obtenido en él o todos
aquellos a quienes según la ley aprovecha el fallo, impidan que la cuestión ya
fallada sea nuevamente resuelta en ese o en otro juicio” 25
Esta doctrina acerca de la cosa juzgada aparece como una reacción frente
a la teoría que recibe la cosa juzgada como un efecto de la sentencia y es
desarrollada principalmente por Enrico Tulio Liebman -italiano pese a su apellido-
en su obra "Eficacia y autoridad de la sentencia y otros estudios sobre la cosa
juzgada".
29
Para entender la teoría formulada por Liebman respecto de la cosa juzgada
es menester tener presente dos premisas fundamentales sustentadas por éste:
No deben confundirse los diversos efectos que producen las sentencias (de
mera declaración de certeza, constitutivos, de condena, cautelares, etc.) con la
cualidad con que se producen esos efectos.
"La cosa juzgada ¿sería pues, un efecto que se coloca junto a los otros y en
el mismo plano que ellos o que se sobrepone a los mismos y los comprende? ¿No
sería, por el contrario, una cualidad de estos efectos, un modo de ser suyo, la
particular intensidad con que se producen?
30
sus efectos, cualesquiera que sean, varios y diversos, según las diferencias
categorías de sentencias".26
26 Liebman, Enrico. T. Eficacia y autoridad de la sentencia y otros estudios sobre la cosa juzgada.
Págs. 22 y 23.
27 Liebman, Enrico. T. Eficacia y autoridad de la sentencia y otros estudios sobre la cosa juzgada.
Págs.48 y 49.
31
La inmutabilidad del fallo afecta a todos los poderes del Estado, tiene rango
constitucional (art.76 Constitución Política del Estado) y éstos nada pueden hacer
para modificar lo resuelto (art.7º inc.2º de la Constitución).
"Ahora bien, este mandato, aún cuando sea plenamente eficaz, no sólo es
susceptible de reforma a causa de la pluralidad de instancias y del sistema de
gravámenes sobre él está construido el proceso, sino que está también expuesto
al riesgo de ser contradicho por otro mandato pronunciado también por un órgano
del Estado. Esto se verifica igualmente para todas las formas de la actividad del
Estado, salvo, se entiende, la posible variedad del otorgamiento positivo que
puede reconocer, por ejemplo, la facultad de contradecir un mandato (y, por
consiguiente, de abrogarlo) solamente al mismo poder que lo ha pronunciado.
32
"La eficacia natural de la sentencia con la adquisición de esta ulterior
cualidad se encuentra, pues, intensificada y potenciada, porque se afirma como
única e inmutable formulación de la voluntad del Estado al regular concretamente
el caso particular decidido. Y esta característica inmutabilidad del mandato, dentro
de los límites en que está dispuesta por la ley, opera no ya respecto de
determinadas personas, sino respecto de todos aquellos que en el ámbito del
ordenamiento jurídico tiene institucionalmente el cometido de establecer, de
interpretar o de aplicar la voluntad del Estado, sin excluir al mismo legislador, ya
que ni siquiera él podrá cambiar la concreta regulación de la relación, según
resulta ya sellada por la autoridad de la cosa juzgada".28
a) La coercibilidad del fallo no es más que un atributo que puede ser ejercido por
todos los Poderes del Estado para hacer cumplir sus actos de autoridad; y
28 Liebman, Enrico. T. Eficacia y autoridad de la sentencia y otros estudios sobre la cosa juzgada.
Págs. 70 y 72.
29 En la actualidad se nos ha señalado por Jordi Nieva que el principio básico del que parte el
concepto de cosa juzgada es el siguiente: Los juicios sólo deben realizarse una única vez. De
donde deriva que la cosa juzgada consiste en una prohibición de reiteración de juicios. Ese
fue el postulado de la época de Hammurabi, ese era el postulado de la época romana, y ese es y
seguirá siendo el postulado de que la cosa juzgada partirá en todo caso. La razón de ello es muy
evidente, y puede resumirse de este modo: la seguridad jurídica requiere que sobre cada
asunto solamente pueda decidirse una única vez. La jurisdicción exige dar fijeza y seguridad a
las relaciones. Si hoy se determinó que existió un hecho delictivo, no es aceptable que mañana el
mismo juez que dictó la sentencia o cualquier otro, digan que ese hecho nunca existió,
simplemente porque, en ese caso, los litigantes ya no sabrían a qué atenerse y, por otra parte, el
sistema correría el riesgo de entrar en una total corrupción y falta de seriedad que, sin dudas,
acabarían con él. Como dijo Mayer con gran sencillez, lo que se pretende es que no se decida de
nuevo lo ya decidido. O como afirmó Valticos, le principe géneral de l’autorité de la chose jugée a
por but primordial déviter la répetition des procés. Por esta razón, asumible sin dificultad, la cosa
juzgada permite garantizar esa necesaria seriedad en las relaciones jurídicas, seriedad que no es
sino un corolario de la seguridad jurídica. Por ello impide la cosa juzgada que un mismo litigio sea
planteado dos veces, intentándose ganar en una segunda oportunidad lo que ya fue perdido en
buena lid. Es decir, la existencia de la cosa juzgada contribuye a conjurar la desfachatez de los
litigantes, para con sus contrarios y para con la propia justicia. Si no existiera, cualquier ciudadano
estaría interponiendo querellas falsas para perjudicar a otro por unos mismos hechos, tratando de
que sea declarado culpable aquel que ya fue encontrado inocente. O bien intentando ganar
subrepticiamente en un segundo proceso aquello que no pudo ganarse en el primero, o incluso
intentando recuperar lo perdido en un proceso anterior. Y todo ello sería contrario a la paz social.
Nieva Fenoll, Jordi. La Cosa Juzgada. Atelier Libros Jurídicos. Barcelona 2006. Pág 125 y 126.Sin
embargo, no obstante el énfasis puesto en la cosa juzgada como garante de la seguridad jurídica,
33
4.- FUENTES
no podemos nunca olvidar, como nos señala Damaska, que para un observador no implicado, un
sistema judicial puede parecer seriamente defectuoso- acaso incluso perverso- cuando la justicia
del proceso puede justificar una decisión sustantivamente errónea: parece que el carro va antes
que el caballo. Pero en una administración de justicia que valora la integridad de la disputa sobre el
logro de los resultados exactos de acuerdo a los méritos, este resultado parece perfectamente
normal y aceptable. Es interesante que todavía puedan encontrarse vestigios de esta actitud en
algunas jurisdicciones norteamericanas. Tomemos el ejemplo de alguna persona condenada, que
en algunos Estados debe establecer que el fiscal suprimió pruebas, recién descubiertas por la
defensa de modo injusto, para invocar su derecho a un nuevo juicio. Cuando los procesos están
más claramente en el modo de implementación de políticas, como son por ejemplo, los procesos
europeos, esta regla se acerca al travestismo de la justicia. Por lo tanto, una vez más resulta que
todavía quedan en los procesos reales unos vestigios del modelo procesal puro de resolución de
conflictos, y que reciben apoyo de la ideología de los Estados auténticos de laissez faire. La res
iudicata pierde su carácter vinculatorio cuando no emana de una competición justa: fraus omnia
corrumpil (el fraude lo corrompe todo). Damaska Mirjan. Las caras de la justicia y el poder del
Estado. Editorial Jurídica de Chile. Santiago, Chile, 2000. Pág. 251 y 252. Sin embargo, y por otra
parte, tampoco debemos olvidar -como nos señala Damaska- que en un proceso judicial diseñado
para la implementación de políticas gubernamentales y en un Estado dedicado a la transformación
social, la estabilidad de las sentencias es evidentemente un tema de poca prioridad. Tanto el
deseo de poner fin a las disputas como la deferencia de expectativas sociales son débiles en
comparación con el proceso judicial de un Estado comprometido con el mantenimiento del
equilibrio social. En principio, todas las decisiones se toman rebús sic stantibis, esto es, que son
provisionales. Si resulta que una decisión es errada en relación con los méritos del proceso, es
difícil justificar cualquier obstáculo para revocación y reconsideración. Tanto si el error de la
sentencia se refiere a hechos o a una mala aplicación del derecho, si la reconsideración es
favorable o va en detrimento de las partes afectadas, si hay juicios civiles o penales implicados,
todos estos temas son irrelevantes. Tampoco encontrar el error del adjudicador es un
predicamento necesario para reconsiderar: una sentencia correcta en el momento en que se dictó
debe ser reevaluada y modificada si surgen nuevas circunstancias que hacen que sea más
deseable una decisión diferente. No obstante, hasta el Estado activista más enérgico descubre en
algún momento que hace falta algo de estabilidad y reposo. Los sueños impacientes acerca de una
adaptación incesante y cambios constantes deben moderarse para cubrir la base de lo posible. De
mala gana se hacen concesiones limitadas a la estabilidad, y tras ellas emerge algún grado de
rigidez en las decisiones: una forma de res judicata. Damaska Mirjan. Las caras de la justicia y el
poder del Estado. Editorial Jurídica de Chile. Santiago, Chile, 2000. Pág.307. En consecuencia, de
todo lo dicho no cabe duda que la seguridad jurídica que brinda la cosa juzgada es una nota
esencial y trascendente para la existencia del debido proceso, el que como supuesto de justicia
tiene para ser debido que para la dictación de la sentencia se hayan respetado sus reglas básicas
de laissez faire, puesto que, si así no fuera, nos encontraremos ante una sentencia aparente o
seriamente viciada.
34
Congreso, pueden, en caso alguno, ejercer funciones judiciales, avocarse causas
pendientes, revisar los fundamentos o contenidos de sus resoluciones o hacer
revivir procesos fenecidos".
La sanción para los actos que importen una violación a dicha garantía se
contempla en el artículo 7º de la Constitución que establece: "Los órganos del
Estado actúan válidamente previa investidura regular de sus integrantes, dentro de
su competencia y en la forma que prescribe la ley.
Art. 9° inc. 2º, que consigna la restricción de los efectos que producen las
leyes interpretativas respecto de las sentencias que hubieren sido dictadas con
anterioridad a la dictación de éstas;
Art. 920: que establece el derecho del poseedor del inmueble, en caso de
ejercer la acción reivindicatoria, para continuar gozando de éste hasta que la
sentencia definitiva pase en autoridad de cosa juzgada;
Art. 1687 que establece el derecho de las partes para ser restituidas al
mismo estado en que se hallaban si no hubiere existido el acto o contrato nulo a
partir del instante que adquiera fuerza de cosa juzgada la sentencia que se
pronuncia acerca del vicio;
35
Art. 2256 que establece, como regla general, la imposibilidad del secuestre
de exonerarse de su cargo mientras no recaiga sentencia de adjudicación pasada
en autoridad de cosa juzgada respecto del bien secuestrado;
Art. 2.354 que otorga el carácter de excepción real a la cosa juzgada para
los efectos que ésta sea opuesta por el fiador respecto del acreedor;
i.- "fuerza o autoridad de cosa juzgada" (arts.316, 902, 1606, 1687, 2256 y 2455).
30 Fueyo Fernando. Repertorio de voces y giros del Código civil chileno. Tomo I.Pág.291.
36
Los artículos siguientes, 182 a 185 inclusive, aunque no aluden a la cosa
juzgada misma tratan, sin embargo, de cierto efecto de las sentencias definitivas e
interlocutorias que le es afín: el desasimiento del tribunal. El inciso 1º del artículo
182 establece en forma general el efecto de desasimiento y sus excepciones; y los
demás preceptos indican la forma de hacer efectivas estas excepciones, mediante
la facultad del tribunal para rectificar o aclarar de oficio un fallo o la facultad de las
partes para interponer los recursos correspondientes, entre ellos, sin plazo, el
llamado recurso de aclaración, rectificación o enmienda.
37
E.- CODIGO PROCESAL PENAL.
5.- RANGO
38
Este principio de la independencia del Poder Judicial se encuentra
establecido en el inciso 1º del art.76 de la Constitución, ya citado y es reafirmado
en el art.12 del C.O.T. al establecer que "el Poder Judicial es independiente de
toda otra autoridad en el ejercicio de sus funciones".
Sin embargo, era del parecer de otros juristas, en particular de don Rafael
Fontecilla Riquelme, que el artículo 73, hoy 76, de nuestra Constitución no estaba
destinado a resguardar la cosa juzgada, sino exclusivamente a consagrar la
independencia del Poder Judicial.
32 Silva Bascuñan, Alejandro. Tratado de Derecho Constitucional. Tomo III Pág. 404
39
Por otra parte, y pese al rango que la cosa juzgada tiene, en cuanto traduce
el justo anhelo de asegurar la estabilidad de las decisiones judiciales –reflexión
que, desde luego, nos inclina más al derecho procesal que constitucional-, es el
hecho que no encuentre encaje posible en esta última rama del derecho. No
encuadra en la categoría de aquellos bienes de tan especial estimativa, que
moviera a los Constituyentes de todos los tiempos a incorporarlos en las Cartas
políticas, entre ellos garantizar el ejercicio de los derechos individuales. Así, el
artículo 10 de Constitución Política de 1925 que enumeraba estas garantías, pero
no nombraba la cosa juzgada. Tampoco la mencionaron las Constituciones
anteriores, ni figuró entre las doctrinas políticas que empapadas en el derecho
natural, tan en boga en aquellas épocas y que inspiraron la declaración de los
Derechos del Hombre y del Ciudadano, antecedentes de la Constitución Francesa
de 1879, de donde las Constituciones Latinoamericanas, como la nuestra, tomaron
las garantías y libertad que consagraron en sus respectivas Cartas Políticas.
Y no podía ser otro modo, si se piensa que la cosa juzgada no nos sitúa,
propiamente, frente a aquellos derechos especialísimos, absolutamente comunes,
que informan las doctrinas políticas para consagrarlas.
6.- FUNDAMENTO
34 Fontecilla Riquelme, Rafael Ob. Cit. Tomo III Pág. 180 a 187
40
esta noción hasta sus exageraciones máximas. Es famoso el dístico de Scaccia:
La cosa juzgada hace de lo blanco, negro; origina y crea las cosas, transforma lo
cuadrado en redondo; altera los lazos de la sangre y cambia lo falso en
verdadero".
"Pero la verdad es que aún siendo esto así, la necesidad de firmeza debe
ceder, en determinadas condiciones, ante la necesidad de que triunfe la verdad.
La cosa juzgada no es de razón natural. Antes bien, la razón natural parecería
aconsejar lo contrario: que el escrúpulo de verdad sea más fuerte que el escrúpulo
de certeza; y que siempre en presencia de una nueva prueba o de un nuevo
hecho fundamental antes desconocido, pudiera recorrerse de nuevo el camino
andado para restablecer el imperio de justicia.
"En efecto: el derecho romano tuvo de la cosa juzgada una noción distinta
de la actual, dado el carácter rigurosamente privado de su proceso; más que la
conclusión del juicio por cosa juzgada, en el derecho procesal romano interesaba
su iniciación por la "litiscontestatio"; ciertas investigaciones practicadas sobre el
primitivo derecho procesal noruego han demostrado que el instituto de la cosa
juzgada era desconocido y que siempre en presencia de un nuevo elemento de
convicción era posible rever el proceso ya decidido; el derecho español y el
derecho colonial americano no tenían de la cosa juzgada una noción tan enérgica
como la actual: Las partidas admitían la revocación en cualquier tiempo de la
sentencia dada contra el patrimonio del Rey, y en el Espéculo la cosa juzgada
tenía un acento tan débil que el juicio podía ser revocado dentro de un plazo de 20
años, si el anterior había sido decidido por falsos testigos o falsos documentos; los
plazos de ejecutoriedad de las Leyes de Indias se contaban por meses y años y
no por días; el derecho angloamericano tiene sobre esta materia una concepción
enteramente distinta del derecho continental europeo, ya que en él la sentencia
hace cosa juzgada inmediatamente de dictarse sin perjuicio de su revisión
posterior; en el derecho penal la cosa juzgada no existe en su sentido de
inmutabilidad, o sea como impedimento de revisar un proceso concluido ante la
presencia de un nuevo elemento fundamental de convicción; en el contencioso
administrativo el ejercicio normal de recursos no obsta a la revisión en la vía
ordinaria de las decisiones finales de la administración; tampoco existe una cosa
juzgada en la jurisdicción voluntaria; etc.
41
"La cosa juzgada es, en resumen, una exigencia política y no propiamente
jurídica: no es de razón natural sino de exigencia práctica".35
7. VINCULACIONES
A. JURISDICCION
42
revocado por otro acto administrativo; un acto jurídico privado puede ser
modificado y reemplazado por otro acto jurídico; pero una sentencia pasada en
autoridad de cosa juzgada, no puede ser sustituida, derogada ni revocada por otra
sentencia.
Por ello la cosa juzgada es, en este orden de elementos, la piedra de toque
del acto jurisdiccional. Donde hay cosa juzgada hay jurisdicción y donde no hay
cosa juzgada no existe función jurisdiccional.
B.- PROCESO
43
Esta secuencia o serie de actos que constituyen el proceso tienden a
desenvolverse progresivamente con el objeto de obtener un juicio de la autoridad
jurisdiccional, inmutable, que resuelva de una vez y para siempre el conflicto
suscitado entre las partes. Por ello se dice que la cosa juzgada es el fin del
proceso. Este apunta hacia la cosa juzgada como hacia un fin natural. La idea de
proceso es teleológica y apunta necesariamente hacia la obtención, a través de él,
de una decisión del conflicto mediante un fallo que adquiera la autoridad de cosa
juzgada.
8. CARACTERES
44
corrección del error judicial. Se inclinó por la certeza, la que se desprende de la
propia definición de la cosa juzgada. Ejemplo de esta característica es el art.333
del C.O.T. referente a los efectos de la sentencia de responsabilidad criminal o
civil de un juez que no altera lo resuelto por él en el proceso.
45
artículo 3º de nuestro Código Civil al establecer que "las sentencias judiciales no
tienen fuerza obligatoria sino respecto de las causas en que actualmente se
pronunciaren".
"En conformidad al art.315 del Código Civil, el fallo judicial que declara
verdadera o falsa la legitimidad del hijo, no sólo vale respecto de las personas que
han intervenido en el juicio, sino respecto de todos, relativamente a los efectos
que dicha ilegitimidad acarrea. Y en conformidad al inciso segundo del mismo
artículo idéntica regla deberá ser aplicada al fallo que declara ser verdadera o
falsa una maternidad que se impugna. El art.316 del Código Civil condiciona, sin
embargo, los efectos generales de los expresados fallos a la concurrencia de los
siguientes requisitos:
"El art. 1246 del Código Civil, por su parte, dispone que “el que a instancia
de un acreedor hereditario o testamentario ha sido judicialmente declarado
heredero, o condenado como tal, se entenderá serlo respecto a los demás
acreedores, sin necesidad de nuevo juicio”. En conformidad al inciso 2º del mismo
artículo, la misma regla se aplica a la declaración judicial de haber aceptado pura
y simplemente o con beneficio de inventario.
"Por último, el art.2513 del Código Civil da otro ejemplo al expresar que la
sentencia judicial que declara una prescripción hará las veces de escritura pública
para la propiedad de bienes raíces o de derecho reales constituidos en ellos; pero
no valdrá contra terceros sin la competente inscripción.
46
La cosa juzgada es renunciable siguiendo en ello la regla general contenida
en el art.12 del Código Civil.
Por su propia naturaleza y transcendencia sería tal vez lógico que ella
pudiera mediante la aplicación del principio inquisitivo, ser declarada de oficio por
los tribunales39.
Ello significa que el mandato que emana de la sentencia, una vez firme, no
puede ser modificado o dejado sin efecto de manera alguna.
39.-Verconferencia de Mario Mosquera Ruíz acerca "La Seguridad Jurídica y el Derecho Procesal
publicada por la Facultad de Derecho. Colección Sumarios Nº 6.
47
Sin embargo, las leyes que se limitan a declarar el sentido de otras leyes se
entenderán incorporadas en éstas; pero no afectarán en manera alguna los
efectos de las sentencias judiciales ejecutoriadas en el tiempo intermedio.
Por otra parte, debemos tener presente que concluido el proceso por
sentencia ejecutoriada el resto de los tribunales podrían avocarse al conocimiento
del asunto si las partes no opusieren la excepción de cosa juzgada, puesto que la
prohibición se establece para éstos sólo respecto de las causas pendientes ante
otros tribunales al sentarse la base orgánica del poder judicial de la inavocabilidad
en al art.8º del C.O.T. En tal caso, nos podríamos encontrar ante dos fallos
ejecutoriados que resuelven de distintas maneras un conflicto idéntico. Para dar
una solución a dicho problema de rara ocurrencia, el legislador estableció la
acción de revisión en el Nº4 del art.810 del C.P.C., en el cual opta también por
mantener la irrevocabilidad de la cosa juzgada que emana del fallo pronunciado en
el proceso primitivamente afinado.
48
No se halla en este caso la excepción de cosa juzgada. Quien tiene
derecho de hacerla valer, no necesita realizar acto alguno encaminado a la
conservación de su derecho. Su falta de actividad no puede dar margen a la
presunción de que es su ánimo renunciar a la ventaja que ella significa. Mientras
no sea provocado a un juicio en que se sostengan pretensiones incompatibles con
lo resuelto anteriormente, no ha podido poner en juego su excepción.
40 Debemos hacer presente que se ha señalado también como característica de la cosa juzgada
que ella “es imprescriptible y debe alegarse por el litigante que haya obtenido en el juicio y por
todos aquellos a quienes aprovecha el fallo. Puede alegarse cada vez que se quiera reiniciar un
juicio con un objeto procesal ya resuelto con eficacia de cosa juzgada, cualquiera sea el tiempo
transcurrido desde el pronunciamiento de la sentencia. Al formular la excepción se deberá expresar
determinadamente la sentencia en que ella se funda, debiendo probar su existencia con copia del
fallo firme o ejecutoriado que sirve de base a la excepción. Si no se acreditan los supuestos de
hecho con las copias de la sentencia, la excepción debe ser desestimada. .” Alejandro Romero
Seguel. La Cosa Juzgada en el Proceso Civil Chileno. Editorial Jurídica de Chile. Mayo 2002. Págs
87.
41 En este sentido se ha declarado que producen excepción de cosa juzgada tanto las sentencias
absolutorias como condenatorias, puesto que lo que se pretende por el legislador es la solución
definitiva del conflicto, única forma de provocar la certeza jurídica. C. Sup.6.12.1990.R.D.J. Tomo
LXXXVII Sec. 1ª Pág.214.
49
De acuerdo con lo prescrito en el artículo 158 del Código de Procedimiento
Civil “es sentencia definitiva la que pone fin a la instancia, resolviendo la cuestión
o asunto que ha sido objeto del juicio” y “es sentencia interlocutoria la que falla un
incidente del juicio, estableciendo derechos permanentes a favor de las partes, o
resuelve sobre algún trámite que debe servir de base en el pronunciamiento de
una sentencia definitiva o interlocutoria”.
Nuestra Excma Corte Suprema sostuvo durante algún tiempo que no todas
las sentencias definitivas o interlocutorias tenían la virtud de producir la autoridad
de cosa juzgada una vez firmes, sino que solamente aquellas que establecieran
un derecho sustancial o material.
Sin embargo, nosotros pensamos que dicho criterio es errado y, como por
lo demás actualmente lo sostiene dicho Tribunal, tanto las sentencias definitivas o
interlocutorias producen la autoridad de cosa juzgada, sea que ellas declaren
derechos de orden sustantivo o meramente formal o procesal. Nos basamos para
sostener esta posición en los siguientes términos:
LXVII
188 Pereira A. Hugo. Ob. Cit. Pág. 35
189 Pereira A. Hugo. Ob. Cit. Pág. 37
50
c.- Por definición, ciertas sentencias interlocutorias tienen contenido procesal neto,
especialmente si se piensa en aquellas que resuelven acerca de un trámite que
debe servir de base en el pronunciamiento de una sentencia definitiva o
interlocutoria.190 y
d.- Porque “para fallar y atribuir a las sentencias mérito o eficacia de cosa juzgada,
puede hacerse uso de leyes sustantivas o procesales indistintamente. Un ejemplo
puede aclarar este aserto.
La doctrina estima que son leyes procesales, entre otras, las que reglan los
efectos de los actos procesales. La cosa juzgada es un efecto de un acto procesal,
la sentencia, que para poder alegarse como excepción es menester que entre el
juicio en que aquella se dictó y el nuevo en que se invoca, concurra la triple
identidad de personas, objeto pedido y causa de pedir que exige el artículo 177.
Esta disposición regla entonces ciertos efectos de un acto procesal y detenta lo
mismo, independientemente del texto legal que lo contiene, carácter procesal. En
consecuencia, si el juez acoge la excepción de cosa juzgada o la desecha, falla
aplicando el artículo 177 que es mandato de índole procesal y no sustancial.
judicial puede tener efectos de cosa juzgada, si contiene pronunciamientos que requieran
estabilidad, no siendo preciso para estos efectos distinguir entre pronunciamientos explícitos o
implícitos, o entre pronunciamientos principales o incidentales, o incluso prejudiciales o sobre la
dudosísima distinción entre estas últimas dos categorías, sino solamente analizar si el
pronunciamiento, sea de la clase que fuere, requiere de esta estabilidad. Nieva Fenoll, Jordi. La
Cosa Juzgada. Atelier Libros Jurídicos. Barcelona 2006. Pág 176. De acuerdo con ello, se sostiene
por Jordi Nieva que las resoluciones que acaban un proceso por falta de jurisdicción, o por falta de
capacidad de los litigantes o por litispendencia, o incluso como consecuencia del éxito de la
excepción de cosa juzgada, por poner solamente algunos ejemplos, son resoluciones que
contienen un indudable enjuiciamiento y producen el efecto de cosa juzgada para mantener la
51
Otro de los aspectos que debemos dilucidar en esta materia es si las
sentencias pronunciadas por los tribunales extranjeros requieren para generar la
excepción de cosa juzgada de la autorización previa o "exequatur" que exigen los
arts.244 y siguientes del C.P.C..-
estabilidad que se satisface con la prohibición de reiteración del juicio. Si alguien acude
nuevamente a un tribunal para tratar de eludir indebidamente cualquiera de los defectos procesales
antes enunciados, y ya declarados en un anterior proceso, lo que debe hacer el juez no es declarar
nuevamente su falta de competencia si pertenece al mismo partido judicial y ámbito objetivo del
juez que ya se declaró incompetente, sino que tendrá que estimar la cosa juzgada. De igual modo,
si a un litigante le es rechazada su demanda como consecuencia de haber sido estimada la
excepción de litispendencia, siempre y cuando el proceso que motivó el acogimiento de esa
excepción no haya concluido - y por tanto no se hayan modificado las circunstancias -, la
excepción a hacer valer por el demandado en un ulterior tercer proceso, y a estimar por el juez, no
es la litispendencia, sino la cosa juzgada que, por cierto, se evidencia mejor si se estima la
existencia de cosa juzgada. Nieva Fenoll, Jordi. La Cosa Juzgada. Atelier Libros Jurídicos.
Barcelona 2006. Pág 142 y 142.
52
derivación. Tanto la fuerza ejecutiva como la fuerza de cosa juzgada son, pues,
aspectos de la eficacia de una sentencia. En ambos casos se trata que los
pronunciamientos en derecho de un juez extranjero obliguen al juez donde se
invoca la sentencia. Reducir el exequatur únicamente al aspecto de la ejecución
de la sentencia sería reducir el problema a la parte menos importante, porque
como ya lo hemos mencionado, lo más esencial es la cosa juzgada que en
realidad es el conjunto de eficacia de una sentencia.
"Sin embargo, se ha creído que los preceptos del Párrafo II del Título X del
Libro I del C.P.C. se refieren sólo a la acción de la cosa juzgada, tal vez porque el
art.242 habla de "ejecución de resoluciones extranjeras".
En este caso debe aplicarse el art.396 del citado Código que expresa: "La
excepción de cosa juzgada que se funde en sentencia de otro Estado contraparte,
sólo podrá alegarse cuando se haya dictado la sentencia con la comparecencia de
las partes o sus representantes legítimos, sin que se haya suscitado cuestión de
competencia del tribunal extranjero basado en disposiciones de este Código".
53
2º Si la sentencia ha sido expedida por tribunales de otros Estados a quienes no
se aplique el Código de Derecho Internacional Privado.
"Por lo demás, no existen, como se afirma, las mismas razones para exigir
tal autorización al hacerse valer ambos aspectos de la cosa juzgada. En efecto, la
ley pide autorización previa de la Corte Suprema para ejecutar en Chile un fallo
extranjero por razones perfectamente justificadas, desde que ese cumplimiento
lleva aparejados cambios o alteraciones en las situaciones jurídicas existentes; en
cambio, tratándose de la excepción de cosa juzgada, precisamente se propende a
evitar tales cambios o alteraciones, es decir, se persigue o desea lo contrario.
"Es cierto que diversos preceptos del párrafo 2º del Título XIX del Libro I
(arts.242 a 245) aluden a "la fuerza" de las resoluciones pronunciadas por jueces
extranjeros y la fuerza de la sentencia mira tanto a la acción como a la excepción
de cosa juzgada; pero la ubicación de esos mandatos y texto explícito de los
arts.247, 248 y 251 demuestran claramente que tal fuerza es la relativa a la
ejecución del fallo, o sea, sólo a la eficacia de la cosa juzgada como acción.
Esta tesis ha sido acogida por la Corte Suprema al declarar que "la
excepción de cosa juzgada a que puede dar lugar una sentencia extranjera es
independiente de su ejecución; emana del hecho de estar la sentencia en que se
funda firme o ejecutoriada de acuerdo con lo dispuesto en el art.175 del C.P.C. y
su admisión es de la exclusiva competencia del tribunal ante el cual se deduzca".
54
(art. 158 inc. 4 del CPC), es decir, sin establecer derechos permanentes a favor de
las partes; y los Decretos, Providencias o Proveídos, que son aquellas
resoluciones que tienen por objeto dar curso progresivo a los autos, sin decidir ni
prejuzgar ninguna cuestión debatida entre las partes. (art. 70 inc. 3 COT)
Sin embargo, es claro que ello en ningún caso permitiría llegar a sostener
que el tribunal en ejercicio de la facultad conferida por el art. 181 del C.P.C. podría
modificar en cualquier instante del proceso una resolución que revista la
naturaleza jurídica de auto o decreto. Como dijera Liebman pareciera ser “un
motivo de desorden en juicio si el juez pudiera revocar libremente, de oficio o a
petición de parte, sus propias diligencias. Para los efectos de determinar cuando el
juez carecería de facultad para modificar esta clase de resoluciones dictadas en el
proceso acude en nuestro apoyo el principio formativo del procedimiento de la
preclusión. “El concepto de la preclusión, distinto de la cosa juzgada, mucho más
modesto, más humilde, que no pretende llegar a esta solemne autoridad que la ley
confiere a la sentencia definitiva, permite comprender cómo y por qué la
providencia de trámite, como todas las providencias judiciales, llega en un
momento determinado a no ser más revocables y a quedar como punto firme en el
camino del procedimiento”.
55
auto o decreto: habrá que analizar en cada caso las circunstancias que ocurren a
la luz de los principios y las normas aplicables.
En este caso resulta obvio que dicha notificación deberá efectuarse a todas
las partes del proceso y normalmente deberá llevarse a cabo por cédula conforme
a lo previsto en el artículo 48 del C.P.C.
56
b.2.- Proceden recursos en contra de una resolución y ellos no se han interpuesto.
Sin embargo, debemos excluir para estos efectos los llamados recursos de
revisión, inconstitucionalidad, amparo y protección por las siguientes razones:
57
pronunciada en un proceso que se encuentre pendiente, lo que no acontece en la
especie.
58
A pesar del examen de la historia del Acta Constitucional Nº 3 no se
desprende limitación alguna en cuanto al origen de los actos u omisiones
arbitrarias o ilegales que han de dar lugar a la interposición del recurso de
protección, nuestra Corte Suprema ha establecido que éste no constituye un
medio apto para impugnar una resolución judicial, puesto que ella sólo puede ser
analizada, revisada o dejada sin efecto con arreglo a las leyes de
procedimiento.199 En consecuencia, teniendo presente dicho criterio jurisprudencial
es evidente que no procederá tener en consideración la interposición de este
recurso en contra de una resolución judicial para determinar si ella se encuentra
firme o ejecutoriada.
199
Soto Kloss, Eduardo. Tendencias Jurisprudenciales en Materia del Recurso de Protección.
Revista Gaceta Jurídica Nº 20 Pág. 8
59
judiciales más trascendentes que en él se dictan, pasando a constituir la regla
excepcional aquellas sentencias que no se encuentran sometidas a éste trámite.
60
consulta en el nuevo proceso penal también porque la apelación no se encuentra
contemplada como medio de impugnación en contra de las sentencias definitivas,
siendo procedente que se genere el trámite de la consulta para abrir la segunda
instancia solamente en los casos en que no se hubiere apelado.
A.- GENERALIDADES.
Ahora bien, "la eficacia de la cuestión resuelta por el juez puede ser
particular o general, es decir, puede referirse únicamente al litigio en que la
cuestión se presenta, o bien a todos los demás litigios en que pueda presentarse.
Que lógicamente esta eficacia pueda extenderse también a otros litigios, está
demostrado por la llamada "autoritas rerum similiter judicatarum"; la importancia
que adquiere en la práctica los llamados precedentes jurisprudenciales, no tiene
más explicación que la de la posibilidad de extender a un segundo litigio la
solución de una cuestión dada para el primero; la propia función reguladora de la
corte de casación se funda, como veremos, en dicho presupuesto. Este es
precisamente el punto en que se apartan los dos distintos sistemas jurídicos, que
pueden denominarse continental y anglosajón. Este último atribuye a la cosa
juzgada una extensión fuera de los límites del litigio decidido. El llamado derecho
judicial inglés ("judge made law") expresa precisamente esa extensión. La
diferencia entre los dos sistemas se refiere, "in apicibus", a la forma de la norma
jurídica y se traduce en la distinta extensión del principio de la analogía".
Una vez delimitado lo que constituye “lo juzgado” (esto es, lo que
permanece inmutable a efectos de vinculación para procesos futuros), vamos a
61
examinar la repercusión jurídica entre lo resuelto en el proceso ya fenecido por
sentencia firme (“res iudicata”) y lo que se está juzgando en el que se hace valer la
cosa juzgada (“res iudicanda”).43
43 Tapia Fernández, Isabel. La cosa juzgada. (Estudio de jurisprudencia civil.) Dykinson S.L.
Madrid. 2010. Pág.217.
44 Tapia Fernández, Isabel. La cosa juzgada. (Estudio de jurisprudencia civil.) Dykinson S.L.
62
que configuran el proceso. Es por ello que nuestro legislador se ha encargado de
establecer desde el inicio del proceso en forma expresa en los arts.254, 309 y 314
del C.P.C. los requisitos que para tal efecto deben reunir los escritos en que éstas
se formulen.
Dos "acciones", por lo tanto, que tengan un solo elemento diverso son
individualidades distintas entre sí, aunque la comunidad de otros elementos les
haga afines. Puede existir entre dos "acciones", como entre dos individualidades
en general, mayor o menor afinidad; pero en cuanto a ser o no ser el mismo
individuo, no hay graduación posible.
1.- No pueden tener lugar dos decisiones de juez sobre la misma "acción" (art.
177 del C.P.C.).
2.- No pueden estar pendientes al mismo tiempo dos procesos sobre la misma
"acción" (art. 303 Nº3 del C.P.C.).
4.- El juez puede ser implicado o recusado cuando una cuestión idéntica en
derecho debe decidirse en su interés o de los parientes que indica la ley (arts.195
Nº7 y 196 Nº7 del C.O.T.).
63
vida de que se trata en las acciones objeto de la confrontación; el otro elemento se
refiere a la pertenencia activa o pasiva de este bien.
45 La triple identidad es una categoría susceptible de ser utilizada sólo en el ámbito civil, ya que la
cosa juzgada en el proceso penal se comporta de otro modo. Efectivamente, como lo destaca la
sentencia de la Corte Suprema de 30 de mayo de 1995, los dos elementos relevantes que
constituyen la médula de la decisión que el juez penal debe efectuar en su sentencia son el hecho
que constituye el delito y la persona a que se atribuye su ejecución o se le imputa participación en
él. C. Sup.30.5.1995.RDJ. T. 92.Sec. 4ª.pág.70. Por lo mismo, no resulta aplicable al proceso penal
el concepto de triple identidad del artículo 177 del CPC. Alejandro Romero Seguel. La Cosa
Juzgada en el Proceso Civil Chileno. Editorial Jurídica de Chile. Mayo 2002. Pág 54.
46 En la actualidad, se cuestiona por Jordi Ferrer la sola utilización de los límites subjetivos y
objetivos para determinar la existencia de la cosa juzgada por ser confusos, y por mucho que
hayan sido respetados por la mayoría de la doctrina, resultan profundamente engañosos e
inconducentes. Nieva Fenoll, Jordi. La Cosa Juzgada. Atelier Libros Jurídicos. Barcelona 2006.
Pág 199. Los limites subjetivo y objetivos permiten determinar cuándo dos juicios son iguales, lo
que se ve perfectamente y hasta un lego podría determinarlo sin problemas. El problema radica en
dar respuesta a los casos en que los juicios no son idénticos, sino que solamente similares, y sin
embargo cabe darle eficacia de cosa juzgada a la sentencia respecto de un proceso posterior.
Nieva Fenoll, Jordi. La Cosa Juzgada. Atelier Libros Jurídicos. Barcelona 2006. Pág 203.
Recientemente sobre la materia, Nieva Fenoll nos ha señalado que la triple identidad, cuyo origen
ya vimos antes, es de tan sencilla formulación que hizo fortuna en muchas legislaciones
actualmente vigentes, y desde luego en la jurisprudencia, que encontró una herramienta sencilla
para construir sus motivaciones en este punto. Pero pese a la sencillez de la absolutamente
simplista formulación, la triple identidad plantea justamente tres problemas: en primer lugar, qué
incluir en el concepto “petitum” y sobre todo en el de “causa petendi”. En segundo lugar, si
verdaderamente la cosa juzgada únicamente puede producir efectos inter partes. Y en tercer lugar,
si sólo cuando auténticamente se produce la triple identidad, puede tener eficacia la excepción de
cosa juzgada”. Pues bien, la enorme frecuencia con que la jurisprudencia afirma lapidariamente el
postulado de la triple identidad, contrasta completamente con el hecho siguiente: en la enorme
mayoría de ocasiones en que las resoluciones judiciales estiman la existencia de cosa juzgada, no
se produce, en absoluto, la triple identidad. Normalmente sólo sucede que simplemente se parecen
los objetos de los dos juicios a considerar. Se trata de una situación que resulta ciertamente
paradójica, pero previsible si se considera que la triple identidad no es más que un postulado
puramente teórico. Y es que poquísimas veces se da el caso en la práctica de que se plantee
exactamente un mismo juicio dos veces. Y cuando se produce algo así, lo cierto es que nadie duda
de la existencia de cosa juzgada, y ni siquiera resulta necesario recurrir a la teoría de las tres
identidades. Nieva Fenol, Jordi. La cosa Juzgada: El fin de un mito. Abeledo Perrot. Legal
Publisching. Santiago Chile.2010. Págs.44 y 45. De la Oliva nos ha señalado en un reciente trabajo
sobre el tema, que la cosa juzgada debe recaer sobre el objeto virtual del proceso. Objeto virtual
de un proceso civil es aquello sobre lo que no tiene por qué proyectarse la actividad de las partes y
del tribunal en el correspondiente proceso, pero que, sin embargo, en relación con otros procesos,
valdrá como objeto procesal o tendrá la virtualidad de éste. Así, pues, esa virtualidad o eficacia se
despliega ad extra o trascendentemente, es decir, hacia afuera del proceso mismo, cuando se trata
de establecer si el objeto de varios procesos es el mismo si el de uno de ellos comprende el de un
proceso distinto, aun pendiente o ya terminado. Es asimismo relevante cuando se trata de
establecer si entre objetos de varios procesos existe conexión, a efectos de acumulación de
procesos. El objeto virtual del proceso civil viene determinado respecto del objeto principal y del
accesorio (excepciones materiales), por los sujetos, el petitum, y finalmente, por todos los hechos y
64
todos los fundamentos o títulos jurídicos que se hubieren podido aducir, aunque de hecho no se
hiciesen valer, en un determinado proceso. Cuando se trate de decidir si procede, sobre todo, la
litispendencia y la cosa juzgada- pero también- como hemos dicho la acumulación de procesos-
habrá que atender al objeto virtual del proceso de referencia. De la Oliva Santos, Andrés. Objeto
del proceso y Cosa juzgada en el proceso civil. Thomson Civitas. Navarra España. 2005. Págs 78,
79 y 207. En un sentido semejante. Gimeno Sendra nos ha señalado que como consecuencia de la
obligación de exhaustividad, que tiene el actor, a la hora de reflejar en su escrito de demanda la
totalidad de las causas de pedir o título jurídicos que fundan su pretensión, todo ello con la sanción
procesal de preclusión de su alegación futura establecida por el art. 400, el art. 222.2.II dispone
que a efectos de litispendencia y de cosa juzgada, se considerarán hechos nuevos y distintos, en
relación con el fundamento de las referidas pretensiones, los posteriores a la completa preclusión
de los actos de alegación en el proceso en que aquéllas se formularen. De la puesta en relación de
ambos preceptos se infiere claramente que los efectos materiales de la cosa juzgada, no sólo se
extienden a los hechos o títulos jurídicos expresamente alegados en el escrito de demanda y
resueltos en la sentencia del primer proceso, sino también a todos aquellos que, siendo anteriores
y perfectamente conocidos por el demandante, pudieron y debieron ser afirmados en la demanda.
Por ello, el art. 400.2 extiende los efectos excluyentes de la cosa juzgada a los hechos y títulos
jurídicos viejos, que pudieron ser afirmados en la demanda del primer proceso, pero no a los
posteriores o que surjan una vez finalizados los actos de alegación en el primer proceso. Los
efectos materiales de la cosa juzgada se extenderán necesariamente sobre la totalidad de los
hechos y títulos jurídicos que en el momento de la interposición de la demanda eran conocidos por
el actor, tanto si los hubiera alegado expresamente como si hubiera omitido alguno de ellos. Pero,
de esta regla general, como se ha dicho, excluye con razón el art. 400.2 los nova reperta o, lo que
es lo mismo, los hechos posteriores o desconocidos en el momento preclusivo de aportación de
documentos que pudieren fundar una nueva causa de pedir, ya que, en tal supuesto, en realidad
nos encontramos ante una nueva pretensión. Gimeno Sendra, Vicente. Derecho procesal civil.
Tomo I. El proceso de declaración. Parte General. Editorial Colex. Madrid. 2004. Págs. 545 y 546.
Finalmente, Isabel Tapia nos señala que la máxima según la cual la cosa juzgada cubre lo
deducido y lo deducible ha sido históricamente admitida. Es la lógica consecuencia de la
naturaleza de la cosa juzgada como determinación de las recíprocas situaciones jurídicas de las
partes en contienda, y no como mera operación cognoscitiva sobre los argumentos o razones o
sobre el valor persuasivo o no de las pruebas. Establecida en la sentencia la concreta relación
jurídica entre las partes, es irrelevante que a tal resultado se haya llegado acogiendo o rechazando
esta o aquella argumentación o razón, o acogiendo o rechazando tal o cual prueba. Todas las
razones que se alegaron o se pudieron alegar (ya sea por parte del actor como por parte del
demandado) quedan cubiertas por la cosa juzgada. La razón o justificación que se ha dado a tal
aserto, consiste en que la declaración contenida en la sentencia pasada en autoridad de cosa
juzgada rompe el nexo que une la norma con el supuesto de hecho concreto aducido; en cuanto
se forma el iudicatum, el supuesto de hecho del que deriva el derecho hecho valer en juicio
encuentra la fuente de su relevancia jurídica únicamente en la declaración contenida en la
sentencia pasada en cosa juzgada y no ya en la norma general y abstracta. Por ello, se dice que la
cosa juzgada opera como lex specialis. De ahí la inatacabilidad de la cosa juzgada sobre la base
de consideraciones anteriores a la formación temporal de la cosa juzgada, deducibles en el
proceso en que ésta se ha formado, aunque no se hayan deducido. La sentencia pasada en cosa
juzgada “precluye” la posibilidad de una demanda en un nuevo proceso para plantear nuevos
argumentos que podrían haber podido ser planteados al Juez en el anterior litigio, siempre – se
venía entendiendo- dentro de los límites objetivos de la acción ejercitada. Por ello, si el nuevo
procedimiento contenía un objeto diverso (porque el petitum o la causa petendi variasen) la acción
ejercida era distinta y no se veía alcanzada por los efectos de la cosa juzgada de la sentencia
dictada en el proceso anterior. Tapia Fernández, Isabel. La cosa juzgada. (Estudio de
jurisprudencia civil.) Dykinson S.L. Madrid. 2010. Págs.107 a 109. La cosa juzgada dice el art.400
LEC, se extiende no sólo a los hechos y fundamentos de derecho efectivamente alegados como
base de la petición concreta de tutela, sino que también quedarán cubiertos por la cosa juzgada
cuantos fundamentos ( de hecho y de derecho) pudieran haber sido alegados para fundar aquella
petición. El legislador ha querido que la petición de tutela (el petitum de la acción ejercitada en la
65
B.- LIMITES SUBJETIVOS
a) Concepto
demanda) quede definitivamente juzgada sin posibilidad de entablar nuevo pleito, con aquella
misma petición, pero fundada en hechos o argumentos jurídicos distintos. Como decía más arriba,
las distintas causae petendi en que se funda el petitum quedan cubiertas por la cosa juzgada,
hayan sido alegadas o no por el actor en su demanda (o el demandado en su reconvención: art.
406.4. LEC). A ello sólo (y nada menos) se ciñe la norma que comentamos; norma que, por ser
restrictiva de derechos, ha de ser interpretada en su literalidad, sin que deba ser aplicada
analógicamente a supuestos diversos. Tapia Fernández, Isabel. La cosa juzgada. (Estudio de
jurisprudencia civil.) Dykinson S.L. Madrid. 2010. Pág.117. A estas cuestiones (deducibles y no
efectivamente deducidas) que quedarían cubiertas por la cosa juzgada aunque no se hubieran
planteado en el pleito anterior, les serían de aplicación dos limitaciones: uno temporal y otro
objetivo, a los que se aludirán posteriormente. El temporal limita las argumentaciones que pudieron
deducirse dentro del período de alegaciones del proceso donde se formó la sentencia con efectos
de cosa juzgada. El objetivo limita las argumentaciones (de hecho y de derecho) constitutivas de la
causa de pedir de la acción efectivamente ejercitada. Cualquiera argumentación fuera de los
límites objetivos de aquella acción no quedaría cubierta por la cosa juzgada. Tapia Fernández,
Isabel. El objeto del proceso, alegaciones, sentencia y cosa juzgada. La Ley. Madrid. 2000.
Pág.159.
66
El primer paso que es necesario dar para comprender el alcance del límite
subjetivo consiste en analizar los conceptos de parte y de terceros, si tenemos en
cuenta que por regla general la cosa juzgada solo beneficiará y perjudicará a las
partes del proceso.
67
calidad de demandante, no es la demanda, ya que también el demandado
demanda la desestimación y rechazo de la demanda deducida en su contra, sino
que "el hacer la primera demanda relativa a un objeto determinado". No es posible
imaginar un proceso sin estas dos partes, ya que es la esencia de éste, la
concurrencia de dos personas distintas del juez, que se encuentran en posiciones
contrapuestas, al menos en lo formal.
La capacidad para ser parte es aquella que habilita a una persona natural o
jurídica para ser demandante en un proceso. Esta capacidad se confunde con la
capacidad de goce del derecho civil y pertenece en principio a toda persona,
cualquiera sea su edad, sexo, estirpe o condición. Sólo excepcionalmente y en
virtud de la ley una persona puede ser privada de ella y siempre para casos
determinados.
68
abogado que asume su defensa y representación en el proceso. Por ello es que la
parte se define como aquél que pide en propio nombre o en cuyo nombre se pide
la satisfacción o denegación de una pretensión dentro del proceso.
Puede también ocurrir, que en un proceso sean varias las personas que
asumen la calidad de demandante o demandado, en cuyo caso nos encontramos
ante el litisconsorcio o pluralidad de partes. El litis- consorcio se subclasifica en
litisconsorcio activo (varios demandantes), litisconsorcio pasivo (varios
demandados) y litisconsorcio mixto (pluralidad tanto de demandantes como
demandados). La razón de ser del litisconsorcio está dada por el principio de
economía procesal y la necesidad de certeza, tendiendo esta institución a evitar la
pluralidad de procesos con el consiguiente riesgo de que se dicten fallos
contradictorios. El litisconsorcio está reglamentado en nuestro derecho en los
artículos 18 al 21 del C.P.C.
69
La intervención sobreviviente en juicio se clasifica en espontánea o forzada,
atendiendo a si es producto de la libre voluntad del interviniente, o si por el
contrario, para éste la intervención presenta el carácter de una carga.
Por otra parte, sabemos que la noción de parte está dada por la relación
procesal. Enfocando entonces el problema de las tercerías a partir de la relación
procesal, podemos apreciar que los terceros intervinientes en el proceso son
sujetos de la aludida relación, y por ende, revisten la calidad de partes.
70
El hecho de que los terceros revisten el carácter de parte y como tales se
ven afectados por la autoridad de cosa juzgada que emana del fallo pronunciado
para resolver el litigio no admite mayor discusión en nuestro ordenamiento jurídico,
puesto que existe norma expresa que así lo establece. En efecto, el artículo 24 del
C.P.C. prescribe que "las resoluciones que se dicten en los casos de los artículos
anteriores producen respecto de las personas a quienes dichos artículos se
refieren (terceros coadyuvantes y excluyentes) los mismos efectos que respecto
de las partes principales". En tal sentido nuestra jurisprudencia ha declarado que
"la disposición del art.24 sólo comprende a las partes que ejercitan el derecho
otorgado en los artículos precedentes apersonándose al pleito respectivo; pero no
a aquellos que aunque tengan derecho para hacerlo, no lo hubieren ejercitado".
c) La identidad de partes
71
Como muy bien lo expresa el Nº1 del art.177 del C.P.C. la identidad de
personas debe ser legal. El demandante y el demandado deben ser en ambos
juicios la misma persona jurídica; es indiferente que sean o no la misma persona
física. Existe identidad legal o jurídica de personas, cuando las partes figuran
en el nuevo juicio en la misma calidad que en el anterior.
a.- La Representación.
72
deba comparecer en juicio a su nombre propio o como representante legal de
otra..."
73
del Estado es el representante de la misma, el Rector de la Universidad de Chile lo
es de esta Corporación, etc.
Respecto del mandato judicial, debemos tener presente que nuestra ley no
acepta por regla general la representación del mandante por el mandatario cuando
obra fuera de los límites de su poder o actúa como agente oficioso.
Así nos encontramos con que la palabra causahabiente puede ser utilizada
en un sentido genérico "para designar cualquier persona que deriva el todo o parte
de sus derechos de otra que se llama su autor y que, desde el punto de vista de
estos derechos, se encuentra en el lugar y situación de su autor, en la misma
LXXVII C. Sup. R.D.J. Tomo XXX 2da P. Sec. 1ra. Pág. 321
74
condición que él. (Ille qul causam autoris habet). Hay pues, en la idea de
causahabiente dos nociones esenciales: sucesión de una persona en los derechos
de otra y, como consecuencia, identidad, similitud de posición en cuanto a los
derechos transferidos o transmitidos.
Para los efectos de analizar el problema de la cosa juzgada entre las partes
en relación a los sucesores de éstas es menester que nos refiramos
separadamente a las distintas categorías que puede revestir la sucesión.
Dejaremos de lado lo relativo a la sucesión universal y singular ya vista en
Derecho Civil, limitándonos a desarrollar otras de gran aplicación de Derecho
Procesal, especialmente en el orden civil.
En nuestra ley esta premisa resulta clara en razón de que todas sus
disposiciones discurren sobre la base de que el causante continúa en la persona
del sucesor, quien le sucede en todos sus derechos y obligaciones transmisibles;
empeciéndole en consecuencia al sucesor respetar lo juzgado con su causante.
ILXXX C. Sup. R.D.J. Tomo XXI 2da. P. Sec. 1ra. Pág. 229
75
Son sucesores a título singular aquellos que suceden al autor en una o más
especies o cuerpos ciertos o en una o más especies indeterminadas de cierto
género.
Sólo hay cesión de derechos litigiosos según el art.1911 del C.C., cuando el
objeto de la cesión es ese evento. Desde que este evento deja de ser su objeto
directo, el contrato ya no se encuentra en la definición del art.1911; es lo que
ocurre en el caso en examen, pues mediante esta cesión el demandado transfiere
al comprador la cosa misma que posee y sobre ella recae el consentimiento de las
partes.
El art.1460 del C.C. dispone que toda declaración de voluntad debe tener
por objeto una o más cosas que se trata de dar, hacer o no hacer. En la cesión de
derechos litigiosos la declaración de voluntad del cedente y cesionario recae
76
necesariamente sobre el evento incierto de la litis, es decir, sobre la pretensión
que reclame el demandante porque es lo único que tiene en su patrimonio; el
objeto de la declaración es la pretensión, o sea, la contingencia de ganar o perder
en el juicio, contingencia que puede ser objeto de ella a virtud de los arts. 1441 y
1461 del C.C. En la venta o cesión que hace el demandado la voluntad de las
partes no tienen por objeto esa contingencia sino una cosa cierta, preferentemente
tangible y determinada, como es el bien que aquél posee y que se encuentra en
su patrimonio. Sobre él recae su consentimiento y a su transferencia se obliga el
cedente. Luego, el objeto directo de la cesión es esa cosa que el cedente ha de
dar al cesionario y no ese evento o pretensión.
b) La sustitución procesal.
Las personas sustituidas tienen interés actual en los resultados del proceso
en el cual el sustituto ha hecho valer sus derechos y por ello nuestra
77
jurisprudencia les ha reconocido invariablemente la facultad de intervenir en el
proceso en el carácter de terceros coadyuvantes, a los que afectará la sentencia
de conformidad a lo previsto en el art.24 del C.P.C.
Dicha afirmación fue tomada por Chiovenda, quien le dio un nuevo enfoque
al señalar que como todo acto jurídico referente a las partes entre las cuales
interviene, la sentencia existe y vale respecto a todos; como el contrato entre A y
B vale respecto de todos como contrato entre A y B, así la sentencia entre A y B
vale en cuanto a todos, en cuanto es sentencia entre A y "B". Los límites
subjetivos de la cosa juzgada no significan para ese autor que la sentencia sea
eficaz solo para las partes, sino por el contrario, todos están obligados a reconocer
la cosa juzgada entre las partes, pero no pueden ser perjudicados por ella. La
sentencia, como todo acto jurídico que afecta a las partes que intervienen en él,
existe y es válida respecto de todos, pero los terceros no pueden llegar a ser
perjudicados por ella.
78
existencia previa de aquella. En cambio, la conexión económica de dos relaciones,
a diferencia de la jurídica, significa que estando vinculadas ambas, la existencia de
una no determina ni es trascendente para la existencia de la otra; así por ejemplo
que el deudor sea o no dueño de un bien raíz, interesa naturalmente a su
acreedor, existiendo entonces una relación entre el crédito del acreedor y la
propiedad del deudor, pero en este caso la conexión entre ambas relaciones es
económica y no jurídica; ya que de la propiedad del deudor puede depender que el
crédito sea satisfecho, pero no que el crédito exista. Según si la conexión es
económica o jurídica se puede decir que el tercero titular de la relación conexa,
sufre un perjuicio económico o jurídico con la extensión de la cosa juzgada a su
respecto.
Por otra parte, Betti, para los efectos de precisar el efecto que la cosa
juzgada puede alcanzar respecto a un tercero, ha procedido a establecer las
diversas situaciones en que éste se puede encontrar respecto de ésta. Al efecto
de autor distingue tres categorías de terceros: terceros jurídicamente indiferentes,
terceros jurídicamente no sujetos a la excepción de cosa juzgada y terceros
jurídicamente interesados sujetos a la excepción de cosa juzgada.
79
vale y les afecta sino como cosa juzgada ajena, dada su situación de indiferencia
frente a la relación decidida, proveniente de la compatibilidad de la relación de la
cual son titulares con aquella. Estos terceros nunca podrán verse perjudicados
jurídicamente con la cosa juzgada formada entre partes, ya que la relación de la
cual son titulares es perfectamente compatible y no se opone a la relación
decidida. La cosa juzgada que afecta a éstos terceros es la cosa juzgada formada
entre las partes y no referible a ellos; estos terceros se ven afectados,
eventualmente por la cosa juzgada ajena a su carácter de tal. Los efectos de la
cosa juzgada entre las partes que podrían afectar a esta categoría de terceros
pertenecen a los efectos reflejos del fallo. Este sería el caso de los acreedores de
un deudor, frente a la sentencia que reconoce la existencia de una nueva deuda
frente a otro acreedor".
80
que ha sido objeto de la decisión según el derecho sustancial. En este caso la
eficacia del fallo es directa y no refleja, puesto que la cosa juzgada respecto a
ellos no vale como ajena sino que como propia.
El que la sentencia sea eficaz respecto de todos no significa que para los
terceros ajenos al juicio, los efectos del fallo presenten el carácter de inmutables
que revisten para las partes, ya que para ellas va a operar la autoridad de cosa
juzgada, mas no para los terceros. Así, la extensión subjetiva de los efectos de la
sentencia se produce respecto de todos, pero con la característica que para
quienes no son partes en el proceso los efectos del fallo no presentan el carácter
de inmutables, ya que esta cualidad es dada por la cosa juzgada que concurre en
razón de su límite subjetivo y por lo tanto, únicamente respecto de quienes han
sido partes en el proceso.
81
La posición de Liebman, a partir de la consideración de la cosa juzgada
como cualidad de los efectos del fallo, distingue entre límites subjetivos de la cosa
juzgada y extensión subjetiva de los efectos del fallo. Sólo para las partes opera la
cosa juzgada en razón de los límites subjetivos. Para los terceros opera la eficacia
natural de la sentencia como acto del estado en razón de la extensión subjetiva de
los efectos del fallo. Siendo así, los terceros perjudicados jurídicamente por el fallo
pueden desconocer éste evitando los efectos dañosos que puede producir a su
respecto al no afectarles la autoridad de cosa juzgada en razón de los límites
alcanzados por la eficacia de la sentencia, pero no por la cosa juzgada, puedan
defenderse del perjuicio que la sentencia les produce, cuando son titulares de un
interés jurídico que se halla en conflicto con el que en ella fue declarado".
d. La eficacia del fallo respecto de terceros en nuestra legislación
Por otra parte, los arts.22, 23 y 24 del C.P.C. que regulan la intervención de
terceros en juicio, son otras normas que nos permiten concluir que nuestro
derecho ha recogido la realidad que, a raíz de la conexión en las relaciones
jurídicas, lo fallado respecto de una afecta de algún modo a las otras, conexas a
ella. A través de dichos preceptos se admite la intervención voluntaria de un
tercero en un proceso pendiente entre otros, en razón, que dicho tercero tenga
interés en el procedimiento en que interviene. El interés que justifica la
intervención del tercero en el proceso no es otro que evitar los efectos
perjudiciales que a su respecto podría causar el fallo. Esto no es mas que la
demostración que la sentencia que se pronuncia en un proceso puede llegar de
alguna manera a afectar al tercero, puesto que de no ser así, no se justificaría el
interés que podría tener éste para intervenir.
82
a) La solidaridad.
Sin embargo, cabe pensar que para los efectos de dilucidar el problema es
menester tener presente las dos teorías que se han sustentado para explicar la
institución de la solidaridad.
Para los romanos cada acreedor es dueño del total del crédito y como tal
puede disponer de éste en su propio beneficio, prescindiendo de los demás
acreedores. Desde el punto de vista pasivo el deudor está obligado por el total y
puede operar con ella como el deudor único puede hacerlo con la suya, aún
cuando tales actos perjudiquen a los demás deudores.
83
En nuestro Derecho Civil es claro para la mayoría de la doctrina que
nuestro Código recogió la tesis romana dado que:
b.- Porque Bello así lo dijo en la nota al margen del art.1610 del Proyecto Inédito
equivalente al 1513 actual: "El proyecto se separa aquí del Código Francés y sigue
el Derecho Romano".
84
codeudores va a operar la eficacia del fallo desprovista de la cosa juzgada, y por
esto podrán ellos discutir lo fallado, ya que para ellos no concurre la cualidad de
irrevocable de la cosa juzgada. Entonces la sentencia afecta tanto al coacreedor o
codeudor que intervino en el juicio como a los demás, con la diferencia que
respecto del que fue parte, concurre la cosa juzgada y la eficacia del fallo, siendo
entonces lo decidido irrevocable a su respecto, mientras que para los que no
fueron en el juicio va a operar tan solo la eficacia del fallo, y para ellos lo decidido
no revestirá el carácter de irrevocable y podrán en consecuencia discutir la
decisión, si experimentan un perjuicio jurídico proveniente de ella.
b) Hipoteca.
85
El caso propuesto en relación con la hipoteca, demuestra de manera clara
que hay casos en que el fallo despliega sus efectos más allá de las partes y que
esto no significa extensión de la cosa juzgada a terceros, sino que extensión de la
eficacia del fallo a terceros titulares de relaciones conexas a las de las partes, en
razón de la manera en que se encuentran estructuradas dichas relaciones
jurídicas de acuerdo al derecho sustantivo.
c) Fianza, nulidad y resolución.
c.1.Fianza.
Sin embargo, debemos tener presente que negar toda la eficacia a dicho
fallo respecto a la relación jurídica entre fiador y acreedor significaría desconocer
la realidad de las cosas que nos demuestra la estrecha vinculación existente en
cuanto a la estructura de ambas relaciones. Por ello, creemos que el caso se
soluciona recurriendo a la distinción formulada por Liebman entre autoridad de
cosa juzgada y eficacia del fallo. Al fiador se extiende, no la cosa juzgada formada
entre deudor y acreedor, sino la eficacia de ese fallo. En consecuencia, aún
cuando ese fallo sea eficaz respecto al fiador, éste lo será sin la cualidad de
inmutable que tiene para las partes a causa de la cosa juzgada, pudiendo
entonces discutirse nuevamente la existencia o inexistencia de la obligación
principal en la causa que se promueva en su contra por el acreedor.
86
Esta eficacia del fallo creemos en todo caso que se extenderá al fiador
cuando él se hubiere referido a excepciones reales, mas no a las de carácter
personal del deudor, puesto que el art. 2354 del C.C. le veda al fiador el ejercicio
del derecho de invocar la sentencia que hubiera acogido esta clase de
excepciones opuestas por el deudor.
87
fundamento del fallo, ya que frente a él se dará la eficacia de éste pero no ya la
cosa juzgada, que es la que confiere el carácter de irrevocable a los efectos de la
sentencia. Esta solución se encuentra además acorde con nuestro derecho
positivo, ya que sería absurdo que si la ley establece por ejemplo: que la nulidad
da acción frente a terceros poseedores, impusiera por otra parte al primer
enajenante la carga de demostrar frente al subadquirente los vicios de nulidad.
Por otra parte, si el legislador hubiera querido que la cosa juzgada se extendiera al
subadquirente, debiera bastar la sentencia que declara la nulidad para desposeer
al subadquirente de la cosa.
88
precisamente el verdadero contenido de esta disposición, ya que la limitación de la
cosa juzgada a las partes se encuentra establecida en otros preceptos (art. 3 C.C.
y 177 Nº 1 C.O.P) y habría resultado superfluo volver a reiterarla. Puede resultar
perfectamente que una de las partes de un contrato tenga legítimo interés en que
no se declare su nulidad, y siendo así, la extensión a su respecto de la declaración
de nulidad en causa promovida por otra de las partes importaría un perjuicio
jurídico al contratante que no promovió ni intervino en la causa en que se declaró
la nulidad y no tenía interés en que ésta se declarara. Protegiendo los intereses de
este tercero es que el legislador estableció el artículo 1690 del C.C.239
Los límites objetivos de la cosa juzgada han sido trazados por nuestro
legislador a través de los elementos "cosa pedida" y "causa de pedir". Mediante
ellos se tiende a identificar el objeto de la litis, el bien de la vida cuya satisfacción
se pretende, a fin de impedir que se vuelva a discutir acerca de él, entre las
mismas partes, una vez que hubiere recaído sentencia firme.
a) Concepto
89
se pide la redhibición de la venta; la hay entre una demanda en que, fundándose
en la calidad de heredero, se piden las cosas de la herencia y otra en que se pida
la herencia misma; en estos casos, no obstante la similitud de la pretensión
material, lo discutido ha sido lo mismo; la calidad de acreedor en el primer caso; la
existencia de vicio en el segundo y la calidad de heredero en el último".
a) Si reclamo la entrega de un reloj porque alego ser heredero de Juan, dueño del
bien, y pierdo el pleito, más tarde no podré, porque se me opondrá la cosa
juzgada, pedir la entrega de un caballo pretendiendo nuevamente ser heredero de
Juan. En ambas situaciones se solicita el mismo beneficio jurídico: reconocimiento
de la calidad de heredero.
b) Si pido que se me declare dueño del fundo "LOS JAZMINES" y pierdo el pleito,
nada se opone a que en otra demanda haga valer sobre el mismo fundo un
derecho de usufructo que pretendo tener. Porque si bien es cierto que se trata de
la misma cosa material, no lo es menos que el beneficio jurídico en uno y otro
caso es distinto: en el primero hubo cuestión sobre el derecho de propiedad y en
el segundo sobre el derecho de usufructo".
90
obtener de los tribunales o en otros términos, debe consignar en su libelo la causa
de pedir y la cosa pedida, sin cuyos supuestos la demanda será incompleta.
En una palabra, la idea que debe servir de guía para saber si hay o no
identidad de objeto es la siguiente: al estatuir sobre el objeto de la demanda ¿se
expone el juez a contradecir una sentencia anterior, declarando un derecho ya
negado o negando un derecho establecido en la precedente decisión?
91
sentencia que rechaza el todo produce cosa juzgada respecto de la demanda en
que se solicita la parte.
Cabe pensar, sin embargo, que al ser el objeto pedido una idea abstracta y
no de carácter estrictamente materialista es imposible sentar dogmas para
resolver el problema. La solución es una cuestión de hecho que deberá ser
resuelto por el juez en cada caso que ante él se presente, sopesando los
antecedentes de los procesos en que el problema se haya planteado. Para tal
efecto, sólo debe tenerse en cuenta que, "si el bien garantizado en un caso puede
concebirse aun sin el bien garantizado en otro, hay diversidad objetiva de
acciones. Un bien puede encontrarse en relación de más o menos con otro bien;
es cuestión de hecho el establecer caso por caso si la negación de uno significa la
negación de otro: cuando el bien menor puede ser concebido no sólo como parte
del mayor, sino también por sí, la negación del bien mayor no implica
necesariamente negación del bien menor.
a) Concepto
92
Dado que a través de la definición legal se acoge la concepción clásica
acerca de la acción (derecho deducido en juicio), se puede señalar que causa de
pedir es el hecho material o jurídico que sirve de razón a la pretensión que se ha
hecho valer". Es decir, la causa no viene a ser sino que "la razón de la pretensión
deducida en el juicio anterior" (Couture).
93
En este sentido, se ha resuelto que no concurre la identidad de causa de
pedir:
94
Según esta doctrina centrada en la nulidad y formulada por Toullier,
reproducida por Mercadé y acogida en nuestra doctrina por José Bernardo Lira y
Leopoldo Urrutia, la causa de pedir la constituye sólo la causa próxima o
inmediata. Para nada importa que las causas lejanas o remotas sean diferentes.
Para estos efectos, Toullier y sus partidarios, agrupan los vicios del
consentimiento que han de producir la nulidad de una convención, en ciertas
categorías o grupos. Cada categoría forma el fundamento inmediato de la acción
de nulidad (causa próxima) y, por consiguiente, constituye la causa de pedir de la
acción de nulidad. Los vicios del consentimiento, error, fuerza o dolo, que integran
el grupo, son simples fundamentos mediativos, (remotos) que no alcanzan la
categoría de una causa de pedir. Ellos concurren sólo a integrar la causa de pedir
y a justificar su existencia.
Cada vez que se deduce una demanda de nulidad por vicios del
consentimiento, fundándose en error, por ejemplo: los efectos de lo juzgado se
extienden a todos los demás vicios (fuerza y dolo) aún cuando no se hayan hecho
valer; de suerte que no podría renovarse la acción de nulidad por fuerza o dolo,
pues obsta a ello la identidad de causa de pedir. En resumen, cada vez que se
deduzca demanda por vicios comprendidos en una categoría determinada de las
tres causales de nulidad que se reconocen, la sentencia produce cosa juzgada
respecto de los vicios que corresponden al grupo, aún cuando no se hayan hecho
valer en el juicio, en razón de la identidad de causa.
95
Los defensores de esta doctrina, la fundamentan en que siendo una de las
bases de la cosa juzgada el deseo del legislador de poner fin a los juicios, se
burlaría este propósito si se permitiera a las partes renovar su acción por cada
vicio particular que vieran aparecer en el acto de que se trate, con lo cual ellos no
terminarían nunca y los derechos no tendrían jamás seguridad. Abrir nueva causa,
dice Mercadé, por muy lejana que sea, es decir, por todo medio nuevo, sería
eternizar los procesos, reducir las decisiones judiciales a no ser sino provisionales,
destruyéndose de esta suerte, la autoridad de la cosa juzgada.
96
dolo, no existe identidad de causa de pedir, aún cuando en ambas existe vicio del
consentimiento.
1.- Da el realce necesario a cada uno de los vicios de nulidad que puedan afectar
a un acto jurídico, al no concebir éstos como simples medios o argumentaciones
de la causa de pedir, como ocurre con la doctrina de la causa próxima que los
agrupa en clasificaciones antojadizas y arbitrarias.
Así, por ejemplo, el demandante debe enunciar en forma precisa y clara las
peticiones que somete a la decisión del tribunal (art.254 No.5o. del C.P.C.).
El art.170 No.6, reforzó más aún este mandato, al preceptuar que "la
decisión del asunto controvertido deberá comprender todas las acciones y
excepciones que se hayan hecho valer en el juicio"; pero podrá omitirse la
resolución de aquellas que sean incompatibles con las aceptadas".
La omisión de este deber por parte de los jueces, es decir, que otorguen
más de lo pedido por las partes, o si extienden su fallo "a puntos no sometidos a la
decisión del tribunal", constituye el vicio de casación en la forma, de ultra petita, y
la sanción para él es la nulidad de la sentencia (art.768 No.4 del C.P.C.).
97
controversia, sólo sobre este punto versó la prueba y se rindió esta prueba sin que
se mencionara en absoluto ninguno de los otros vicios".
a) Teoría Clásica
98
desmembrados si no se desea desnaturalizar la unidad lógica y jurídica de la
decisión".
b) Teoría Moderna
Sin embargo, debemos tener presente que, de acuerdo con esta teoría, a
los motivos o fundamento del fallo no debe negárseles todo valor; por cuanto ellos
"pueden utilizarse ampliamente como elementos de interpretación de los pasajes
poco claros de lo dispositivo del fallo. Ello significa, que siendo los fundamentos un
antecedente lógico de la decisión, debe reinar entre una y otra parte, la debida
correspondencia y armonía, y la oscuridad de una se ilustra con la claridad de la
otra. Ambas partes se prestan, recíprocamente, puntos de apoyo que aseguran la
inteligencia de todo el conjunto.
99
algunos casos es menester ocurrir al contexto de ellos para determinar qué es lo
que el tribunal sancionador ha entendido como cuestión controvertida por las
partes y cuál ha sido, por lo tanto, lo resuelto en el fallo".
Sin embargo, es menester hacer presente que existen dos casos en que los
considerandos del fallo sí tienen la virtud de producir la fuerza de cosa juzgada.
Ellos son, a saber:
b.- Los considerandos a los cuales se remite en forma expresa lo dispositivo del
fallo.
100
En determinadas situaciones los fundamentos de un fallo pueden pasar en
cosa juzgada por cuanto sientan las bases a través de las cuales deberá
satisfacerse la pretensión hecha valer y que es reconocida en su parte dispositiva.
Tal sería el caso, por ejemplo, “de la sentencia que condena por responsabilidad
civil, dando en sus fundamentos las bases sobre las cuales deberá procederse a
la liquidación de daño causado y estableciendo en el fallo la llamada condena
genérica en daños, los que deberán liquidarse en un procedimiento posterior. Al
pasar en cosa juzgada el fallo, lo serán también, implícitamente, las bases sobre
las cuales debe hacerse la liquidación en el procedimiento posterior. 255
Debemos tener presente que en estos últimos años, parte de los autores ha
experimentado un vuelco hacia la doctrina clásica, insistiendo en que la sentencia
constituye una unidad.51
a) Concepto de preclusión
Las personas, con el objeto de solucionar los conflictos que las afectan
dentro de su vida comunitaria, deben recurrir al proceso para obtener una decisión
de la autoridad al respecto. La secuencia o serie de actos que constituyen el
proceso requieren irse realizando de acuerdo a un sistema, un método o un orden,
el cual puede encontrarse preestablecido por la ley (orden consecutivo legal),
determinado por el tribunal una vez requerida su intervención (orden consecutivo
discrecional) o fijarse de común acuerdo por las partes al requerir la intervención
del juez para la resolución del conflicto (orden consecutivo convencional).
101
El proceso avanza hacia el logro de la decisión de la autoridad ciñéndose al
orden establecido, mediante el impulso de las partes (principio dispositivo) o del
juez (principio inquisitivo) según el caso.
Uno de los medios establecidos por el legislador para hacer que las partes
respeten las fases de desarrollo establecidas respecto de un proceso y evitar que
se efectúen maniobras dilatorias tendientes a retardar la obtención, mediante él,
de una decisión acerca de un conflicto, es el instituto de la preclusión.
La palabra preclusión deriva de las voces latinas "pre", que significa antes,
y "claudo", que quiere decir cerrar. Con ellas se ha formado la expresión verbal
"precluder", sinónima de "prohibir, impedir", o no permitir que una cosa ocurra o se
haga".
b) Modalidades de la preclusión
102
Si una parte no ejercita una facultad dentro del término que la ley ha
establecido para ello, precluirá la facultad para llevarla a cabo, en beneficio de la
parte que no debía realizarlo.
El medio a través del cual nuestro legislador reconoce esta forma de operar
de la preclusión es el establecimiento de los plazos fatales. "Los plazos que señala
este Código son fatales cualquiera sea la forma en que se exprese, salvo aquellos
establecidos para la realización de actuaciones propias del tribunal. En
consecuencia, la posibilidad de ejercer un derecho o la oportunidad para ejecutar
el acto se extingue al vencimiento del plazo. En estos casos el tribunal, de oficio o
a petición de parte, proveerá lo que convenga para la prosecución del juicio sin
necesidad de certificado previo. (art.64 inciso primero del C.P.C.).
Así, por ejemplo, si no se hace valer una excepción dilatoria dentro del
término de emplazamiento o no se interpone un recurso dentro del plazo
establecido por la ley, precluirá el derecho de hacerlos valer.
Para lograr que en un proceso regido por el orden consecutivo legal, las
actuaciones se vayan realizando en el orden lógico preestablecido, se ha sentado
el principio de la eventualidad.
103
valer después precluiría aún cuando no hubiere expirado el término que establece
la ley para ejercer dicha facultad.
104
"La cosa juzgada formal es el efecto de la preclusión del derecho a provocar
el cambio de la decisión, o sea de impugnarla. Y así como la cosa juzgada
material se traduce en un efecto imperativo, la cosa juzgada formal se manifiesta
en un efecto preclusivo".
Sin embargo, debemos dejar en claro que el hecho que la preclusión del
sistema de impugnaciones sea el que da origen a la cosa juzgada, no nos permite
llegar a asimilar ambas instituciones. Estas instituciones obedecen a principios
distintos y existen entre ellas diferencias que las hacen inconfundibles.
Por otra parte, tanto la preclusión como la cosa juzgada están impuestas
por la necesidad de la organización jurídica, en cuanto ambas procuran el
perfeccionamiento del proceso. Pero la preclusión afecta más bien el desarrollo de
la relación procesal, en tanto que la cosa juzgada (sustancial) se refiere
esencialmente a la afirmación de la voluntad legal, afirmación que se hace así
indiscutible y obligatoria.
105
por la clausura que obsta a la reproducción de las mismas en el futuro. En cambio
la cosa juzgada, además de su función negativa que se opone a que los jueces
dicten nuevas decisiones sobre la materia de la sentencia, tiene otra positiva que
emana de la obligatoriedad de la propia sentencia y que impele a la observancia o
ejecución de sus decisiones.
Cosa juzgada relativa es aquella que afecta sólo a las partes que hubieren
formado parte de la relación procesal respecto de la cual se hubiere dictado la
sentencia que la genera.
Cosa juzgada directa es aquella que afecta a las partes que hubieren
promovido el conflicto concurriendo los límites que establece el artículo 177 del
C.P.C.
106
B) EN CUANTO A LA EFICACIA DEL PROCESO DEL CUAL EMANA EL
FALLO QUE GENERA LA COSA JUZGADA
107
Dentro de la doctrina se denomina proceso fraudulento a aquel en que las
partes, para conseguir determinados efectos que no podrían obtenerse de otro
modo, proceden a ponerse de acuerdo para fingir entre ellas una pugna que en
realidad no existe (cosa juzgada colusoria), o se valen de medios ilícitos para
lograr dentro del proceso la dictación de una sentencia que les favorezca (cosa
juzgada fraudulenta propiamente tal).
Otro caso semejante nos presenta el artículo 2.460 del Código Civil que
atribuye a la transacción los efectos de cosa juzgada, y no obstante, admite su
impugnación: cuando ha sido obtenida por título falseados y, en general, por dolo
(artículo 2.453) o cuando se fundó en un título nulo (art.2.454) o versa sobre
derechos ajenos o inexistentes (art.2.452).
Pero estas prevenciones son sólo aisladas, puesto que en nuestro derecho
existe un temor reverencial hacia la institución de la cosa juzgada, siendo su
autoridad respetada incluso ante demostraciones patentes de la ilicitud de los
medios a través de los cuales ella se ha obtenido. La más clara demostración de
este aserto, dentro de nuestra legislación, la constituye el art.331 del C.O.T., el
cual prescribe que "ni en el caso de responsabilidad criminal ni el caso de
responsabilidad civil la sentencia pronunciada en el juicio de responsabilidad
alterará la sentencia firme".
108
Es verdad que la institución del mal llamado recurso de revisión tiende a
remediar los inconvenientes de la cosa juzgada fraudulenta o colusoria pero esto
no es suficiente. "Su reglamentación es incompleta con las exigencias de la
victima de la colusión, que ya está actuando en juicio para hacerse cargo de dos
juicios más: uno para obtener las exigencias previas que exige el art.810 y otro, el
de revisión ante la Corte Suprema, para obtener la nulidad de la sentencia (art.815
del C.P.C.)". Además, es una acción de derecho estricto, puesto que en cuanto a
su procedencia se encuentra enmarcada dentro de causales taxativas y su
ejercicio limitado por los diversos trámites que deben realizarse para hacerla
efectiva.
52 En la actualidad, se sostiene por algunos que distinguir entre cosa juzgada formal y material no
tiene sentido, porque el concepto es el mismo. La cosa juzgada material buscaría la coherencia de
los juicios, que es el objetivo final de toda la problemática de la cosa juzgada, que un juicio
posterior no desvirtúe uno anterior. Si bien se mira, la cosa juzgada formal tiene el mismo objetivo
de la cosa juzgada material. Se dice que la cosa juzgada formal implica la inatacabilidad o
imposibilidad de que sea modificada por el mismo juez que la ha dictado. Dos aspectos que tienen
la misma finalidad, es decir, preservar el juicio ya emitido. Exactamente el mismo objetivo de la
cosa juzgada material, con la diferencia que la cosa juzgada formal sería “intraprocesal”
(refiriéndose al mismo proceso en que se ha dictado), y la cosa juzgada sería “extraprocesal”, es
decir, implicando a procesos diferentes de aquel en que el juicio anterior fue formulado. La única
diferencia entre uno y otro concepto es el proceso al que afectan. Ahora bien, cabe preguntarse si
es tan importante especificar claramente este punto. Personalmente, mucho me temo que no. La
preocupación jurídica que aparece en este sentido, repito una vez más, es la integridad de un juicio
ya emitido. Y evidentemente, esa integridad puede ser atacada por el mismo juez, o bien por otro
109
a.- Cosa juzgada formal.
Sólo una vez que han precluído los medios de impugnación en contra de
una resolución judicial se produce la inatacabilidad de la sentencia, puesto que
para que se genere esa cualidad de los efectos de la sentencia es menester que
ella se encuentre firme o ejecutoriada. La cosa juzgada formal es el supuesto
necesario de la cosa juzgada sustancial o material.
Es claro que toda sentencia final estará constituida sobre la base del juego
permanente de la cosa juzgada formal durante el curso del procedimiento.
Si las partes dejan transcurrir los plazos para interponer recursos en contra
de la sentencia definitiva, ésta desde ese instante adquiere el carácter de
inimpugnable, puesto que todas las facultades procesales vinculadas a la decisión
de un conflicto se han extinguido.
diferente, desvirtuando lo enjuiciado. Nieva Fenoll, Jordi. La Cosa Juzgada. Atelier Libros Jurídicos.
Barcelona 2006. Pág 87.
53 De la Oliva nos señala que la cosa juzgada formal es la vinculación jurídica que, para el órgano
jurisdiccional (con indirectos efectos sobre las partes e intervinientes), produce lo dispuesto en
cualquier resolución firme, dentro del propio proceso en que se haya dictado dicha resolución. De
la Oliva, Andrés. Sobre la Cosa Juzgada. Editorial Centro de Estudios Ramón Areces S.A. Madrid.
1991. Pág 20.
110
Existirá la cosa juzgada sustancial o material cuando a la condición de
inimpugnable en el mismo proceso, se une la inmutabilidad de la sentencia
en otro juicio posterior.54
No puede existir cosa juzgada substancial sin cosa juzgada formal, porque
a la primera no se llega sin la preclusión de todos los medios de impugnación.
54 De la Oliva nos señala que la cosa juzgada material es cierto efecto propio de algunas
resoluciones firmes consistentes en una precisa y determinada fuerza vincular, en otros procesos,
a cualesquiera órganos jurisdiccionales (el mismo que juzgó u otros distintos), respecto del
contenido de esas resoluciones(de ordinario sentencias).De la Oliva, Andrés. Sobre la Cosa
Juzgada. Editorial Centro de Estudios Ramón Areces S.A. Madrid. 1991. Pág 23.
55 Ortells Ramos, Manuel. Derecho Procesal Civil. Págs. 557 y 558. Thomson Aranzadi.2005.
Navarra. España.
111
En la cosa juzgada formal, a pesar de concurrir la triple identidad, se puede
revisar en un juicio posterior la sentencia ejecutoriada. Pero si en el plazo que
señale la ley no se ejercita esa facultad lo que nació como cosa juzgada formal se
transforma en cosa juzgada sustancial.
56 De la Oliva es partidario de mantener el concepto de cosa juzgada formal por entender que se
diferencia de la ejecutoriedad, dado que una cosa es que – siempre en el mismo proceso en que
ha recaído la resolución firme- se ejecute o se lleve a término o a debido efecto lo que una
providencia dispone- a eso cabría denominarle ejecutoriedad o ejecutividad- y otra distinta-, que no
se replantee un punto o cuestión ya decidido en una resolución firme o que no se decida algo
contrario o distinto de lo ya decidido- y quizás ya ejecutado- sobre ese punto o cuestión en una
resolución firme. De la Oliva, Andrés. Sobre la Cosa Juzgada. Editorial Centro de Estudios Ramón
Areces S.A. Madrid. 1991. Pág 21. En mismo sentido, De la Oliva Santos, Andrés. Objeto del
proceso y Cosa juzgada en el proceso civil. Thomson Civitas. Navarra España. 2005 Pág 99.
112
b) Renovación de la "Acción" Ejecutiva.
En efecto, produce el efecto de cosa juzgada formal por cuanto impide, una
vez precluídos los medios de impugnación, que se siga debatiendo en el proceso
acerca de la excepción alegada por el demandado que hubiere sido acogida en la
sentencia. Pero a su vez, produce el efecto de cosa juzgada sustancial provisional
en cuanto impide que se haga valer nuevamente la "acción" ejecutiva desechada
en otro proceso, mientras no se hubiere corregido los defectos que motivaron su
rechazo.
c) Querellas Posesorias
113
c.a) Cosa juzgada de la sentencia que falla las Querellas de Amparo y de
Restitución.
Se basan para ello en que "la reserva a que se refiere el inc.1 del art.563,
dice relación solamente con el ejercicio de la acción de dominio y el resarcimiento
de las costas y perjuicios que hayan pagado los condenados o que se les hayan
causado con la querella, materias que por su naturaleza no son susceptibles de
ser dilucidadas en estos juicios sumarios.
114
concluir que el fallo no produce cosa juzgada sustancial con respecto a ninguna
otra acción posesoria o de dominio.
La demanda pudo ser desechada por diversos motivos. Así, por no haber
acreditado los actos de violencia con que se hizo despojo, o por que la acción se
encontraba prescrita (seis meses desde que cesó la violencia), o por no haberse
acreditado la posesión. En este último caso, no obstante haberse pronunciado la
sentencia sobre la posesión, deja a salvo otras acciones posesorias.
A nuestro entender, aún en ese evento existe cosa juzgada sustancial, pues
en la primera demanda se pide restablecimiento en virtud de despojo violento, y en
la segunda, se pide restitución aunque no exista despojo violento; vale decir,
existen en ambos juicios causas de pedir diferentes.
115
"De ahí que pueda fundadamente sostenerse que la sentencia, que falla en
la especie, el interdicto, no produce cosa juzgada sustancial sino únicamente
formal".
Por otra parte, el art.576 del C.P.C., dispone al respecto que "cuando se dé
lugar al interdicto, no se entenderá reservado el derecho de ejercer en vía
ordinaria ninguna acción que tienda a dejar sin efecto lo resuelto".
"La sentencia firme que acoge la demanda produce cosa juzgada sustancial
al no ser posible su revocación en vía ordinaria. Sin embargo, si no se da lugar a
116
la demanda, tal resolución puede revocarse en vía ordinaria, en cuyo caso la
sentencia produce cosa juzgada formal. Esta posibilidad de revocación del fallo
que se pronuncie rechazando el interdicto, en vía ordinaria, se desprende de la
interpretación de los diversos preceptos que rigen sobre la materia y de los
antecedentes que obran acerca de la historia legislativa de dichas normas".
117
a.- Resoluciones Positivas o Afirmativas.
De acuerdo con el referido precepto, para los efectos que pueda el tribunal
modificar las resoluciones afirmativas requiere que exista una solicitud del
interesado; que hayan variado las circunstancias que motivaron su dictación y que
se encuentren pendientes en su ejecución.
En estos casos no cabe hablar de cosa juzgada puesto que los asuntos no
contenciosos, de acuerdo con la doctrina, tienen un carácter administrativo y no
jurisdiccional. La cosa juzgada, como hemos señalado anteriormente, sólo es
propia de los actos jurisdiccionales y no de los actos administrativos -estos por
regla general- o legislativos.
f) Recurso de protección.
57Corte Suprema. 30.9.2004. Cas. fondo. Rol 1.355-2003.Jurisprudencia procesal civil. Abandono
procedimiento. Cosa juzgada. Litispendencia. Nulidad procesal. Departamento Estudios Jurídicos
Punto Lex. Thompson Reuters. Santiago. 2009. Pág. 207.
118
En el recurso de protección, la sentencia que se pronuncia en este proceso
de urgencia58 sólo produce cosa juzgada formal59, dado que pueden ejercerse con
posterioridad en los procesos declarativos las acciones que se estimen
procedentes conforme a lo previsto en el artículo 20 de nuestra Carta
Fundamental.60
b) La cosa juzgada formal sanea todos los vicios de los cuales puede adolecer un
procedimiento, salvo los de inexistencia o nulidad de la relación procesal; y
c) Es supuesto previo para que se produzca la cosa juzgada sustancial, ya que sin
esa no puede producirse ésta.
b.. La cosa juzgada sustancial o material.
De acuerdo al concepto dado por Jaime Guasp, podemos decir que la cosa
juzgada sustancial es la inatacabilidad indirecta o mediata de un resultado
procesal, el cierre de toda posibilidad de que se emita, por la vía de apertura de un
nuevo proceso, ninguna decisión que se oponga o contradiga a la que goza de
esta clase de autoridad.
Puede existir cosa juzgada formal sin cosa juzgada sustancial, tal como
ocurre en los ejemplos que acaban de exponerse. No puede existir, en cambio,
58 Mosquera Mario y Maturana, Cristian. Los recursos procesales. Editorial Jurídica de Chile. 2010.
Pág.409.
59 Mosquera Mario y Maturana, Cristian. Los recursos procesales. Editorial Jurídica de Chile. 2010.
Pág.427.
60 Corte Suprema. 29.5.2003. Rol 3.084-2001 Jurisprudencia procesal civil. Abandono
119
cosa juzgada sustancial sin cosa juzgada formal, porque a la primera no se llega
sin la preclusión de todos los medios de revisión.
61 En la doctrina, se denomina entre otros, por De la Oliva a esta situación como los límites
temporales de la cosa juzgada en cuanto a que si la situación cambia y llega a ser la res de aqua
agitur en un nuevo proceso, no surtirá en éste efectos de cosa juzgada la sentencia del proceso
anterior. Pero esta ausencia de cosa juzgada no se deberá al simple paso del tiempo o a que la
cosa juzgada de la sentencia sobre el fondo del primer proceso haya rebasado unos límites
temporales, sino a que la situación cambió, a que, como diríamos con palabras de lenguaje
corriente, las cosas han cambiado. En el momento en que una sentencia adquiere fuerza de cosa
juzgada material, no puede decirse cuál será la duración de esa fuerza. Interrogarse por la
duración de la cosa juzgada puede implicar un grave desenfoque en la contemplación de la
realidad, porque bien mirado, lo que está en juego es el posible nacimiento de una “cosa” distinta
de la juzgada, de una nueva res iudicata, y esa posibilidad no se identifica con el factor tiempo ni,
propiamente depende de él. Es innegable que el factor temporal, por sí solo, no produce, de
ordinario, las modificaciones que nos importan e interesan. Lo que sucede, eso sí, es que esas
120
En ciertos casos esta provisionalidad puede darse en determinadas
sentencias finales (sustancial provisional) y en otros casos respecto de
resoluciones que se dictan durante la tramitación de un procedimiento
determinado (formal provisional).
b) Cosa juzgada formal provisional, que sería aquella en que las resoluciones
que se dictan durante el curso del procedimiento, una vez que hubieren adquirido
el carácter de inimpugnable, producen todos sus efectos dentro del juicio, no
obstante poder ser ellas modificadas cuando hubieren variado las circunstancias
que se tuvieron en vista para su dictación.
El inciso final del art.10 de la ley sobre Abandono de Familia (Ley 14.908),
producto de la modificación efectuada en la Ley 17.814 de 17 de Noviembre de
1972, introdujo el concepto de provisionalidad respecto de las pensiones
modificaciones se producen en o con el tiempo. En este sentido, y sólo cabe en él, cabe hablar de
duración de la cosa juzgada. La clásica rúbrica “límites temporales de la cosa juzgada” cumpliría la
función de poner de relieve que la cosa juzgada no tiene por qué valer siempre, aunque debe
entenderse de inmediato, que esa posible falta de valor temporalmente ilimitado no se debe a un
carácter intrínsecamente perecedero de la cosa juzgada, sino a la posibilidad y la probabilidad de
que, con el tiempo y en el tiempo, lo que se tenga que juzgar no sea ya, incluso lo parezca, lo
mismo que se juzgó. De la Oliva nos señala que la cosa juzgada formal es la vinculación jurídica
que, para el órgano jurisdiccional (con indirectos efectos sobre las partes e intervinientes), produce
lo dispuesto en cualquier resolución firme, dentro del propio proceso en que se haya dictado dicha
resolución. De la Oliva, Andrés. Sobre la Cosa Juzgada. Editorial Centro de Estudios Ramón
Areces S.A. Madrid. 1991. Págs.82 y 83.
121
alimenticias al establecer "el derecho de las partes para solicitar el aumento o
disminución de la pensión, en su caso, si han variado las circunstancias que se
tuvieron presente al fijar su monto".
Por otra parte, los casos más resaltantes en nuestro país de la cosa
juzgada formal provisional, es decir, de modificación de resoluciones dictadas
dentro de un mismo procedimiento y luego de haber adquirido el carácter de
inimpugnables, por haber variado las circunstancias que motivaron su dictación,
serían el privilegio de pobreza judicial, (art.136 del C.P.C.), las medidas
precautorias, (art.301 del C.P.C.), la resolución encargatoria de reo, (art.356 del
C.P.P., inciso 2º y 3º) la resolución que se pronuncia acerca de la libertad
provisional (art.356 del C.P.P. ya citado y 377 mismo cuerpo legal) y la que
declara el sobreseimiento temporal (art.418, inc.3º del C.P.P.).En el nuevo sistema
procesal penal, revisten el carácter de resoluciones que generan cosa juzgada
formal provisional las que se pronuncian sobre medidas cautelares personales
(arts 144 y 145), sobre medidas cautelares reales ( art. 157), la resolución judicial
que fija plazo menor al legal para el cierre de la investigación ( arts. 234 y 247)
Como se ve, este último aspecto de la cosa juzgada en cuanto a una mayor o
menor intensidad de la cualidad de sus efectos juega tanto en los asuntos civiles,
como en los penales.
Los casos concretos citados han sido todos objeto de detenido estudio
anterior.
122
dejada sin efecto en el nuevo proceso. Así, por ejemplo, en un mismo proceso de
alimentos puede una segunda sentencia modificar la primera, sea favorable o
desfavorable para cualquiera de las partes, si la fortuna de la otra resulta
modificada por causas sobrevivientes a la primera sentencia (cosa juzgada
sustancial provisional); en cambio, si en juicio ejecutivo ha mediado reserva de
acciones o excepciones, el nuevo pronunciamiento puede ser diverso del anterior,
sea en favor o en contra del ejecutante o del ejecutado, según los casos, a pesar
de mantenerse íntegramente los hechos que legitimaron el fallo primitivo (cosa
juzgada formal).
Ortells nos explica en forma clara que el efecto negativo o exclusión consiste en la
exclusión de toda decisión judicial futura sobre la misma pretensión procesal y
entre las mismas partes o personas a las que la cosa juzgada afecte. 62
Andrés De la Oliva nos explica claramente que a esta función de la cosa juzgada
se la denomina negativa o excluyente, pues niega o excluye el segundo proceso o,
cuando menos, una segunda sentencia sobre el fondo. Responde, a nuestro
entender, a un principio general del Derecho, que hace siglos se expresa en el
aforismo non bis in idem. (Uno dos veces sobre lo mismo).
62Ortells Ramos, Manuel. Derecho Procesal Civil. Thomson aranzadi.2005. Navarra. España. Pág.
562.
123
Congrua congruis referendo, también la cosa juzgada formal cumple una similar
función negativa: la de impedir que en el mismo proceso en que ha recaído una
resolución firme se replantee una cuestión ya juzgada y que vuelva a enjuiciarse y
resolverse sobre ella.63
Ortells nos explica en forma clara que el efecto positivo o prejudicial consiste en el
deber de ajustarse a lo que ya ha sido juzgado si es condicionante o prejudicial del
juicio sobre la pretensión pendiente de juzgar. En cualquier caso, que deba
decidirse partiendo de lo ya decidido no es más que una consecuencia de que lo
último ya no puede ser juzgado de modo diferente.
Pueden ser ejemplos de este efecto de cosa juzgada los siguientes: la declaración
positiva o negativa de una relación paterno- filial respecto de una pretensión de
condena de alimentos entre parientes; la declaración de validez o de nulidad de un
testamento respecto de la condena a la entrega de un legado dispuesto en el
mismo; la declaración de validez o de nulidad de un contrato respecto de la
pretensión de condena al cumplimiento de prestaciones derivadas del mismo.64
De la Oliva nos explica que si se incoa un segundo proceso con un objeto que es
idéntico a la cosa ya juzgada en otro proceso anterior, es indudable que, cuanto
antes, debe eliminarse ese segundo litigio. Mas si el segundo ( o tercero, cuarto,
etc) proceso no es reproducción del primero, pues su objeto esencial es sólo
parcialmente idéntico a la cosa juzgada producida en el primer proceso, el juez del
proceso posterior, en el caso que formen parte de su “tema decidendi” cuestiones
- cosas- ya decididas en sentencia firme anterior recaída respecto de los mismos
sujetos, deberá atenerse al contenido de dicha sentencia, sin contradecir lo
dispuesto en ella, sino tomándola, por el contrario, como indiscutible punto de
partida. Esta es la llamada función positiva o prejudicial de la cosa juzgada.
63 De la Oliva, Andrés. Sobre la Cosa Juzgada. Editorial Centro de Estudios Ramón Areces S.A.
Madrid. 1991. Pág 25. También en De la Oliva Santos, Andrés. Objeto del proceso y Cosa juzgada
en el proceso civil. Thomson Civitas. Navarra España. 2005 Pág 108.
64 Ortells Ramos, Manuel. Derecho Procesal Civil. Thomson aranzadi.2005. Navarra. España.
124
vinculados por lo resuelto en una sentencia anterior cuando ésta aparezca como
antecedente lógico de lo que sea su objeto siempre que exista identidad entre los
litigantes o que así venga dispuesto por una norma que expresamente lo
establezca. Por lo tanto, el efecto positivo no impide la existencia de un proceso
posterior, simplemente lo condiciona.
Salvando las distancias, la cosa juzgada formal presenta, asimismo, una especie
de función positiva: la de obligar al tribunal que dicta la resolución con autoridad
de cosa juzgada a obrar, en el propio proceso, conforme a lo decidido en esa
resolución. Por ejemplo: si se han admitido ciertos medios de prueba por
considerarlos pertinentes y útiles, como tales habrá de tenerlos después, sin
perjuicio – es cosa distinta- de que sean libremente valorados. Y sobre ciertos
supuestos u óbices procesales se ha resuelto en firme por el tribunal, éste no
puede reconsiderarlos a su antojo y menos aún resolver contrariamente a lo que
ya hubiese decidido.66
Del análisis de este precepto resulta que, pueden alegar la cosa juzgada
civil:
65 Moreno, Juan Damián. La Nueva Ley de enjuiciamiento civil español. Tomo II. Valentín Cortés
Domínguez y Víctor Moreno Catena (coordinadores). Editorial Tecnos.Madrid.2000. Pág. 120.
66 De la Oliva, Andrés. Sobre la Cosa Juzgada. Editorial Centro de Estudios Ramón Areces S.A.
Madrid. 1991. Págs 25 y 26. También en De la Oliva Santos, Andrés. Objeto del proceso y Cosa
juzgada en el proceso civil. Thomson Civitas. Navarra España. 2005 Pág 109.
125
1) Los que hubieren sido partes en el juicio en que se pronunció la sentencia firme;
y
126
Nosotros estimamos que el legislador nacional debería establecer una
disposición que autorizara al juez para declarar de oficio la cosa juzgada, luego de
escuchar a las partes, puesto que ella garantiza un principio de orden público
como es la certeza del derecho que emana a través del proceso. Al posibilitar la
dictación de sentencias contradictorias entre sí, por no alegarse la cosa juzgada
por una de las partes, puede llevar un desprestigio de la función jurisdiccional.
La cosa juzgada67 puede hacerse valer dentro del proceso civil como
excepción o como fundamento de ciertos recursos procesales.
67 Entendemos que esta forma de hacer valer la cosa juzgada se refiere a la cosa juzgada negativa
o excluyente. Coincidimos con De la Oliva en cuanto a que la función positiva o prejudicial de la
cosa juzgada que puede interesar tanto al demandante como al demandado, es en los respectivos
escritos de alegaciones – apoyados, en su caso, con la prueba- donde habrá de hacerse valer. En
caso que se estime existente la cosa juzgada en ese sentido o función prejudicial, será en la
sentencia sobre el fondo- supuesto que se den los supuestos procesales y no existan óbices de
esa misma naturaleza- el acto en que se manifieste, aunque, en rigor, ya será eficaz en el proceso
de formación interna de aquella resolución. Rechazamos tajantemente que la efectividad de la
función positiva de la cosa juzgada haya de lograrse mediante el instrumento de la excepción de
cosa juzgada ni de cualquiera otra excepción procesal, como quiera que se quisiese denominarla.
En primer lugar, es obvio que puede ser el actor- y lo será en no pocas veces- quien pretende que
en un proceso se encuentre el tribunal correspondiente vinculado a lo ya decidido en un proceso
anterior. Tratándose del demandante o actor, nada cabe decir de excepciones. Mas, incluso,
cuando del demandado se trate, esto es, cuando sea la parte pasiva la que pretende que el tribunal
resuelva de conformidad con lo decidido en una sentencia anterior, fácilmente se comprende que
el demandado opone un elemento influyente sobre el contenido de la sentencia y de ninguna
manera afirma que, por falta de algún presupuesto procesal o por existir un óbice esa misma
naturaleza, no quepa dictar una sentencia sobre el fondo. Si el demandado introduce en el proceso
el hecho de la existencia de una anterior sentencia o análoga resolución vinculante para el tribunal
que está conociendo, podrá sostenerse que se defiende mediante una excepción. Pero, en todo
caso, se tratara de una excepción (lato sensu) material o sustantiva, que se encamina no a negar
el derecho al proceso, sino a que se desestime total o parcialmente la demanda (o a que se estime
una reconvención). En suma, la invocación de la eficacia positiva o prejudicial de la cosa juzgada,
por cualquiera de las partes, no requiere utilizar ningún nomen iuris y tampoco acudir a un cauce
formal específico. De la Oliva, Andrés. Sobre la Cosa Juzgada. Editorial Centro de Estudios Ramón
Areces S.A. Madrid. 1991. Págs. 109 y 110. Véase también De la Oliva Santos, Andrés. Objeto del
proceso y Cosa juzgada en el proceso civil. Thomson Civitas. Navarra España. 2005. Pág 291. Por
su parte, Gimeno Sendra nos explica claramente que el tratamiento procesal de la cosa juzgada es
distinto, según se trate de los efectos positivos o prejudiciales, de los negativos o excluyentes. En
el primer caso, una vez constatada la prejudicialidad de una sentencia con respecto al objeto
procesal de un segundo proceso, dispone el art. 421.1.II que no por esta causa se sobreseerá el
proceso, debiendo dicha primera sentencia ser tomada en consideración por el tribunal, a través
127
Las vías a través de las cuales se puede hacer valer la excepción de cosa
juzgada son:
El art. 310 del C.P.C. posibilita al demandado para alegar, entre otras, la
excepción de cosa juzgada con posterioridad a la contestación de la demanda,
del régimen de las cuestiones prejudiciales (arts.40-43) a la hora de dictar sentencia en el segundo
proceso. Pero, tratándose de los efectos materiales negativos la existencia de la cosa juzgada
puede ser denunciada por el demandado en su escrito de contestación de la demanda y dilucidada
en la comparecencia previa o ser examinada de oficio por el propio tribunal en la mencionada
audiencia preliminar. Gimeno Sendra, Vicente. Derecho procesal civil. El proceso de declaración.
Parte General. Editorial Colex. Madrid. 2004. Tomo I. Págs. 547 y 548. La eficacia de la cosa
juzgada positiva o prejudicial puede beneficiar tanto a los intereses del actor como a los del
demandado, de donde se infiere que cualquiera de ellos podrá, en apoyo de su pretensión o
defensa, aducir, ante el Juez, la existencia de una sentencia anterior que condiciona o
predetermina, en el sentido que sea, el contenido de la futura sentencia. El momento procesal
oportuno para poner en conocimiento del Juez la preexistencia de una sentencia material de
contenido conexo a la pretensión pendiente de enjuiciamiento será la demanda, para el actor, y la
contestación de la demanda, para el demandado, con acompañamiento, en ambos casos, del
documento en que conste la referida resolución judicial. El juez ya no habrá de apreciar, en tales
supuestos, la existencia de dos objetos exactamente idénticos o, lo que es similar, dos
pretensiones conexas, de suerte que el resultado de la iudicata anterior sea condición necesaria,
prelógica y prejudicial de la res iudicanda actual. Quiere esto decir que el resultado de la sentencia
sustantiva con fuerza de cosa juzgada constituye el obligado antecedente empírico o
imprescindible punto de partida fáctico de la nueva pretensión, con la que guarda, debido al
carácter prejudicial de aquélla respecto de ésta, grandes paralelismos. Y todo ello con la finalidad
de dotar de coherencia lógica a las sucesivas resoluciones materiales, dictadas entre las mismas
partes por objetos conexos, de nuestros Tribunales y evitar, con ello, las graves contradicciones o
incompatibilidades que, en otro caso, podrían ocasionarse en nuestro sistema de impartición de
justicia. La resolución judicial donde el juez del segundo proceso valore e integre en su
enjuiciamiento, la función positiva o prejudicial de la cosa juzgada material dimanante de la
resolución anterior, como condicionante lógico o prejudicial de la posterior, será, como parece
lógico, la sentencia que finalice el proceso en curso. Calaza López Sonia. La cosa juzgada. La Ley.
Madrid. 2009. Pág.238 y 239.
128
mediante un escrito que se presenta antes de la citación por oír sentencia en
primera instancia o de la vista de la causa en la segunda. Estamos frente a lo que
se denomina una excepción anómala.
a) Sin embargo, debemos tener presente que tratándose del juicio ejecutivo, la
cosa juzgada sólo puede hacerse valer conjuntamente con las otras excepciones,
en un mismo escrito, y dentro del plazo fatal que para tal efecto prevé el legislador
(art.459 a 463 Nº18 y 465 del C.P.C).
b) Asimismo debe tenerse presente que en los procedimientos en los cuales la ley
hace primar la concentración o la economía procesal (ejemplo juicio sumario) la
cosa juzgada debe hacerse valer en la oportunidad procesal que la ley determina y
que normalmente, es una sola y única para dilatorias, perentorias y alegaciones o
defensas.
129
Si el tribunal reconociere o desconociere arbitrariamente la cosa juzgada
por una errada interpretación de la ley, incurriría en una falta o abuso que podría
ser subsanado mediante el recurso de queja (art.541 del C.O.T.).68
68 A partir de la dictación de la Ley 19.374, que modificó el artículo 541 del C.O.T., no obstante que
claramente el juez o jueces que dictaren una sentencia contraviniendo la cosa juzgada alegada en
juicio que emanare de una sentencia ejecutoriada incurrirían en una flagrante falta o abuso, por
regla general no será procedente el recurso de queja al ser impugnable semejante resolución
generalmente por un recurso ordinario o extraordinario.
69 Debemos hacer presente que la doctrina en general, está de acuerdo en que en el proceso penal
sólo opera la cosa juzgada negativa o excluyente, pero que no tendría aplicación la cosa juzgada
positiva o prejudicial, en el sentido de entender que una sentencia ejecutoriada penal podría
determinar prejudicialmente el contenido de una segunda sentencia, ni respecto de otro inculpado
–por el mismo hecho-, ni del mismo inculpado por un hecho distinto, aun conexo del hecho juzgado
o condicionado por él. Véase De la Oliva, Andrés. Sobre la Cosa Juzgada. Editorial Centro de
Estudios Ramón Areces S.A. Madrid. 1991. Pág 160 y sgtes.
70 Barja de Quiroga, Jacobo. El principio: nos bis in idem. Dykinson.Madrid.2004. Pág.14.
130
los órganos de persecución penal a una realización realmente meticulosa y a una
valoración correcta de los hechos.71
Maier nos explica el sentido garantista del principio non bis in idem al
señalarnos que el valor definitivo de la decisión final está amparado, en todo
aquello que hace a la situación de quien es perseguido penalmente, absuelto o
condenado en la sentencia definitiva, por la prohibición de persecución penal
múltiple (ne bis in idem); una vez que se alcanzó la cosa juzgada ella es
irrevisable en perjuicio del acusado absuelto o del condenado, con miras a una
condena superior, por más que se le pueda demostrar el fracaso del
procedimiento y de la decisión que le pone fin para cumplir la función de realizar el
Derecho penal que le es propia, aspecto que acentúa el carácter de garantía
individual de la regla.
71 Roxin, Claus. Derecho Procesal Penal. Editores Del Puerto. Buenos Aires.2000. Pág. 436.
72 Maier, Julio. Derecho Procesal Penal. Fundamentos. Ediciones Del Puerto. Buenos Aires.2002
Tomo I Págs.92 y 93.
73 Maier, Julio. Derecho Procesal Penal. Fundamentos. Ediciones Del Puerto. Buenos Aires.2002
Tomo I Pág.602.
131
a) Algunos han sustentado la tesis que en las materias criminales nunca debe
aceptarse la teoría de la cosa juzgada. Es decir, que nunca debe considerarse
absolutamente irrevocable una sentencia criminal, tanto si se ha pronunciado en
sentido condenatorio, como si lo ha sido en sentido de absolución. Los partidarios
de estas tesis sostienen que al condenado siempre debería dársele la libre
facultad de suspender la ejecución de la condena y pedir la revisión de ella,
alegando que fue errónea y aseverando haber encontrado nuevas pruebas en
justificación de su propia inocencia, y por otra parte, debería conferírsele a la
acusación el poder de ser propuesta una vez más, después de la sentencia
absolutoria sobre la base de nuevas pruebas que han surgido con posterioridad,
de confesiones, de testimonios o de otras demostraciones materiales del delito.
El extender la cosa juzgada que emana del fallo pronunciado en el proceso penal
tanto al aspecto civil como criminal constituye un error muy grave.
132
No se puede decir que, prácticamente, la intuición de este absurdo no se
haya manifestado. Las instituciones de la liberación condicional y rehabilitación
constituyen una brecha al instituto de la cosa juzgada penal.
“El fin primordial del Estado es el de realzar el ideal o valor Justicia, y para ello
objetiva lo justo por medio de normas jurídicas y dicta norma procesales para
garantizar su cumplimiento. El receso tiende por tanto a la realización de la justicia
en las relaciones humanas. Pero puede ocurrir que el resultado no coincida con el
fin del proceso, y la sentencia que se dicta sea injusta, por no haber llegado a la
verdad de los hechos, o por no haber aplicado correctamente las normas jurídicas
que habían de garantizarse. En este caso, la realización del fin justicia exigiría que
el Estado permitiera la renovación del proceso, el desenvolvimiento de un proceso
nuevo, que pudiera llegar a la verdad o aplicar realmente la norma jurídica. La
cosa juzgada, concebida en estos términos, es un obstáculo a la realización de la
justicia.
Pero en las relaciones sociales existe otro valor que puede pesar tanto
como el de la justicia: el de la seguridad o certeza jurídica. El proceso, para
cumplir su fin, requiere que el Estado, una vez terminado aquel, dé por finiquitado
el asunto que en él se sustanciaba, y que no permita un nuevo examen en un
nuevo proceso. El ciudadano, sea inocente o culpable, luego de haber sido
juzgado por la comisión de un determinado hecho en unas determinadas
circunstancias, debe saber con certeza cuál es su situación jurídica, y debe quedar
133
a cubierto de futuros enjuiciamientos sobre el mismo hecho. La cosa juzgada, en
estos términos, sirve a la necesidad social de seguridad jurídica.
134
proceso y hacer posible la realización de un proceso nuevo en el que se decida
nuevamente sobre la actuación o denegación de la pretensión.
“Correlativorum iden debe esse judicium (el juicio acerca de las cosas
correlativas debe ser idéntico) es un precepto que se remonta a los textos
romanos y que nos llegó a nosotros coronado por el aplauso y por la reverencia de
veinte siglos, como guía segura para la conciencia del jurista. Pero la autoridad de
ese precepto, como la de tantos otros fundados en textos legales o en
interpretaciones, es preciso no tenerla nunca como apodíctica. Sin duda deben
respetarse, pero siempre como reglas generales aplicables a los casos ordinarios
que, por otra parte, se hacen inaplicables y falsos en otras condiciones. Y también
la regla de las correlaciones queda sometida a esta limitación, a la cual queda
sujeta siempre entre los casos en apariencia correlativos media una diversidad de
razón, quia si diver a ratis detur non vale argumentum (porque si hay una
diversidad de razón, no vale el argumento).
135
principio fundamental. En cambio, la irrevocabilidad de las sentencias absolutorias
se coordina con el fin de las penas, y no puede decirse que destruye o se pone en
antagonismo con el principio cardinal del derecho punitivo.
136
supremas, antes que proferir una condena mientras se tienen dudas acerca de la
culpabilidad”.
137
disponer de él en igual medida, sin que por ello sufra la cosa juzgada civil, en el
primer caso, ni la cosa juzgada penal, en el segundo.
Nadie podrá ser juzgado ni sancionado por un delito por el cual haya sido
condenado o absuelto por una sentencia firme de acuerdo con la ley y el
procedimiento penal de cada país.
Nadie podrá ser acusado o condenado penalmente por una infracción respecto de
la cual ya haya sido absuelto o condenado en la unión mediante sentencia penal
firme conforme a la ley.
138
Convención Americana de Derecho Humanos: Art. 8.4.
El inculpado absuelto por una sentencia firme no podrá ser sometido a un nuevo
juicio por los mismos hechos.
Prevé respecto de las sentencias absolutorias el art.418 del C.P.P. que "el
sobreseimiento total y definitivo pone término al juicio y tiene la autoridad de la
cosa juzgada" y en el art.501 vigente con anterioridad a la dictación de la Ley
18.857 agregaba que "la sentencia absolutoria es definitiva y tiene la fuerza de
cosa juzgada. De consiguiente, no puede absolverse de la instancia, ni
sobreseerse sino respecto de los reos ausentes en los casos prescritos por la ley".
74Julián López Masle. Principios y garantías del sistema procesal penal chileno. María Inés Horvitz
L. Julián López Masle. Derecho Procesal Penal Chileno. Editorial Jurídica de Chile Mayo 2002
Tomo I. Pág.87.
139
la fuerza de cosa juzgada, mientras dura el plazo para formalizar el recurso de
casación".
140
supletoria las disposiciones que existen sobre la materia en el Código de
Procedimiento Civil en cuanto no se opongan a la naturaleza del proceso penal.
Pero es importante señalar desde luego que existen claras diferencias entre los
límites o requisitos de procedencia de ellas ("identidades").
75
Reforma Procesal Penal. Génesis, Historia Sistematizada y Concordancias. Fernando Londoño
Martínez y otros. Editorial Jurídica de Chile. Febrero 2003 Tomo I. Pág. 89.
141
respectivo no hubiere sido instruido de conformidad con las garantías de un debido
proceso o lo hubiere sido en términos que revelaren falta de intención de juzgarle
seriamente.
142
de los casos en que procede la revisión de las sentencias condenatorias firmes
por crimen o simple delito, pero siguiendo a la doctrina debemos entenderla
incluida en la letra d) de ese precepto al concebir que el descubrimiento de la
existencia de una sentencia firme anterior a aquella que hubiese condenado al
imputado constituye un "hecho desconocido" que posibilita que ésta sea dejada
sin efecto por bastar para establecer la inocencia del procesado en el segundo
proceso.
Al tratar la cosa juzgada civil, vimos que ésta no opera sin discriminación, de tal
modo que quede sujeta a ella cualquier acaecimiento judicial que más tarde puede
producirse. El legislador, a base de la triple identidad consagrada en el art.177 del
C.P.C. fija las zonas a las cuales llega la fuerza expansiva del fallo.
Al respecto se ha señalado de modo general que "del texto del art.177 del
C.P.C. se desprende que esa disposición reglamentaria de la triple identidad se
refiere a la materia civil. El intérprete no podrá olvidar que en todas estas
situaciones está frente a un precepto que le habla de "demanda", de "litigantes
que ha obtenido en juicio", etc. Y no olvidará tampoco que se entiende por juicio
una "contienda suscitada entre parte" etc. y que llegamos a consecuencias
deplorables cuando se pretende trasladar normas del derecho privado al derecho
público".
"En el juicio criminal en que se ejercita la acción pública, las partes están
constituidas por el reo y la sociedad. Si un particular ejerce la acción pública, no
actúa como parte directa con interés propio, sino más bien en representación de la
sociedad; tan es así, que su desistimiento de la acción no obsta a que continúe de
oficio la prosecución del proceso.
Es cierto que, entre las menciones que debe tener la acusación, el querellante
particular según el artículo 427 del C.P.P., debe expresar en el escrito de
acusación "las circunstancias que deben influir en la aplicación de las penas y
concluirá solicitando la imposición de estas, expresa y determinadamente", pero
esto no significa pretender para sí incorporar al patrimonio de los acusadores
ningún beneficio jurídico, ni que la pena les sea entregada.
De modo, pues, que sería una incoherencia hablar, en materia penal, de cosa
pedida en el concepto que se tiene en los asuntos civiles".
c.- La identidad de causa de pedir.
144
En el proceso penal no es tampoco aplicable la causa de pedir, porque no se
puede pedir lo que no existe. La ley ha entendido por causa de pedir el
fundamento inmediato del derecho deducido en juicio, y es claro que en proceso
no está en juego ningún derecho susceptible de representar un beneficio jurídico
en favor de las partes.
De lo cual es lógico concluir que si bien el hecho delictuoso que dio origen al
delito tiene un mismo e indivisible origen, no lo será jamás a título de identidad de
causa, que obedece a un fundamento de derecho. Lo ilícito no constituye derecho.
En el proceso penal, desde el inicio hasta su fin, existen dos elementos que
siempre deben tenerse presente por el juez para emitir un pronunciamiento: el
hecho punible y la persona del procesado. En efecto, "el art.76 del C.P.P. nos
presenta las bases del Sumario cimentadas en la determinación de los hechos
constitutivos de delito y la persona que los hubiere realizado.
145
expuestos en la querella, el juez no le dará curso, y dictará, al efecto un auto
motivado. El art.106 vuelve a realzar el hecho punible al referirse a la pesquisa de
oficio, etc.
Por lo que respecta a la identidad del procesado, son numerosas y notables las
preocupaciones legales, a fin de individualizar la persona del delincuente.
El Título VII del Libro II. 1ª parte, denominado "De la identidad del delincuente y
sus circunstancias personales", está íntegramente destinado, como su nombre lo
indica, a individualizar al procesado.
76En la doctrina extranjera, De la Oliva nos señala que el objeto del proceso penal es un factum y
no un crimen. El objeto del proceso se identifica- lo mismo que la cosa juzgada- por la persona del
146
En mérito de los expuesto, se puede -al igual de lo que acontece respecto de la
cosa juzgada civil-, apreciar respecto de la cosa juzgada penal un límite subjetivo,
que dice relación con las partes intervinientes en el proceso, y un límite objetivo,
que dice relación con el objeto sobre el que ha de pronunciarse la sentencia.
a) Límite Subjetivo:
acusado y por el hecho. Si el hecho -con sus dificultades de delimitación- y el inculpado son los
mismos en uno y otro proceso, hay cosa juzgada y el segundo proceso debe excluirse cuanto
antes o terminar con una sentencia absolutoria sobre el fondo, y no en la instancia (aunque sin
necesidad de examinar el fondo). Este desenlace viene exigido, tanto porque siempre será
improcedente el ejercicio del ius puniendi, cualquiera haya sido el contenido de la sentencia
anterior, como porque las sentencias absolutorias en la instancia- aquellas que dejan abierta la
posibilidad de un proceso posterior sobre el mismo objeto- están proscritas en nuestro
ordenamiento procesal penal. De la Oliva nos señala que la cosa juzgada formal es la vinculación
jurídica que, para el órgano jurisdiccional (con indirectos efectos sobre las partes e intervinientes),
produce lo dispuesto en cualquier resolución firme, dentro del propio proceso en que se haya
dictado dicha resolución. De la Oliva, Andrés. Sobre la Cosa Juzgada. Editorial Centro de Estudios
Ramón Areces S.A. Madrid. 1991. Págs 157 y 158.
147
entonces, del mismo imputado en una y otra persecución penal, comprendiéndose
como imputado, según lo definen los Códigos modernos, la persona que es
indicada como autora del hecho o partícipe en él ante cualquiera de las
autoridades establecidas por la ley para la persecución penal.77
Finalmente, "la cosa juzgada penal obliga frente a todos, hayan sido o no
partes en el proceso ya decidido; de tal manera que un proceso en que no haya
sido parte el acusador particular impide a los que hubieran podido serlo interponer
de nuevo la pretensión porque es inadmisible la pretensión punitiva; punto éste en
que, como en otros muchos, la cosa juzgada penal se separa radicalmente de la
concepción de la misma en el proceso y en el Derecho Procesal Civil, donde la
cosa juzgada, salvo los supuestos excepcionales, no tiene efectos "erga omnes"
sino sólo entre las partes mismas, en virtud del principio "eadem personae".
Cuando un hecho ha sido llevado a cabo por más de una persona, sin que en
el proceso correspondiente se haya producido el litisconsorcio de imputados; o
aunque éste se haya producido, el litisconsorcio no abarque a la totalidad de las
partes materiales, los que no hayan sido imputados en el proceso pueden serlo
por el mismo hecho, sin que sobre ellos surta efecto la cosa juzgada más que en
el supuesto que la pretensión se hubiere desestimado por una causa objetiva, y no
en cualquier otro caso".
Pero no basta la sola identidad física del imputado entre el proceso afinado y el
que se pretende iniciar para que nos encontremos en presencia de la cosa
juzgada, sino que es preciso que concurra la identidad del hecho punible respecto
de ambos.
77Maier, Julio. Derecho Procesal Penal. Fundamentos. Ediciones Del Puerto. Buenos Aires.2002
Tomo I Págs.604.
148
de un acaecer histórico, individualizado en su unidad natural y no en la jurídico
penal, de que se pretende sacar consecuencias jurídico penal, cualquiera ellas
sean.
Como nos señala Maier, se mira al hecho como acontecimiento real, que
sucede en un lugar y en un momento o período determinado, sin que la posibilidad
de subsunción en distintos conceptos jurídicos afecte la regla, permitiendo una
nueva persecución penal, bajo una valoración distinta de la anterior. 78
78 Maier, Julio. Derecho Procesal Penal. Fundamentos. Ediciones Del Puerto. Buenos Aires.2002
Tomo I Págs.607.
79 Maier, Julio. Derecho Procesal Penal. Fundamentos. Ediciones Del Puerto. Buenos Aires.2002
Tomo I Págs.608.
149
b. Calificación jurídica de los hechos.
Esta amplia competencia del tribunal del crimen para calificar los hechos se
encuentra reconocida en el art. 527 del C.P.P. al prescribir que "el tribunal de
alzada tomará en consideración y resolverá las cuestiones de hecho y de derecho
que sean pertinentes y que se hallen comprendidas en la causa, aunque no haya
recaído discusión sobre ellas ni las comprenda la sentencia de primera instancia.
Como consecuencia de ello, la sentencia es dada ultra petita sólo cuando se
extiende a puntos inconexos con los que hubieren sido materia de la acusación y
defensa (art. 541 Nº10 del C.P.P.). El tribunal en el juzgamiento agota el debate
acerca de la calificación jurídica y goza de amplias atribuciones para ello, puesto
que puede dar en la sentencia definitiva una calificación jurídica diferente a los
mismos hechos que sirvieron de base a la acusación, sin incurrir en ultra petita.
150
estos límites en la determinación del hecho o en su calificación jurídica y
circunstancias agravantes constituye un motivo absoluto de nulidad conforme a lo
previsto en la letra f) del artículo 374 del Código Procesal Penal.80
80 Debemos tener presente que se ha señalado que “en general, se afirma que existirá identidad
entre la persecución penal y, por lo tanto, infracción de la garantía, cuando concurran tres
identidades o correspondencias: 1) identidad de persona ( eadem persona); 2) identidad de
objeto ( eadem res) ; y 3) identidad de motivo de persecución ( causa petendi). La identidad de
persona suele ser resuelta pacíficamente, exigiéndose que exista identidad física, es decir, que se
trate del mismo imputado en una y otra persecución penal. La identidad objetiva está referida al
hecho imputado. La regla que preside este punto es que debe prescindirse de toda valoración
jurídica del hecho. De esta manera se impide que, invocando una calificación jurídica distinta,
pudiera llegar a burlarse el principio. La identidad de causa se refiere, finalmente, y a nuestro modo
de ver, a la pretensión punitiva, de tal manera que no existirá infracción al principio si la pretensión
de uno de los procesos no es la aplicación de una sanción penal, sino una reparación civil o una
sanción disciplinaria, por ejemplo. Julián López Masle. Principios y garantías del sistema procesal
penal chileno. María Inés Horvitz L. Julián López Masle. Derecho Procesal Penal Chileno. Editorial
Jurídica de Chile Mayo 2002. Tomo I. Págs 88 y 89.
81 En este sentido, Maier, Julio. Derecho Procesal Penal. Fundamentos. Ediciones Del Puerto.
151
b.- Con varios resultados.
82 En este sentido, Maier, Julio. Derecho Procesal Penal. Fundamentos. Ediciones Del Puerto.
Buenos Aires.2002 Tomo I Págs.613.
83 En este sentido, Maier, Julio. Derecho Procesal Penal. Fundamentos. Ediciones Del Puerto.
152
después de decidido el proceso se continuara en la misma situación fáctica de
carácter definitivo, no impide la decisión del proceso la apertura de uno nuevo
cuando la pretensión se funde en los hechos realizados a partir de la sentencia
firme.84
Algunos, como don Rafael Fontecilla estiman "que la voz" procesado, que usa
el art.405, corresponde "a reo". En primer lugar, se debe tener presente que las
excepciones de previo y especial pronunciamiento reglamentadas en el juicio
plenario, se entienden indefectiblemente con el reo, tanto porque no se concibe un
plenario sin reo, como porque las diversas disposiciones del Título II de la 2da.
parte del Libro II así lo disponen (arts.433, 435, 441 y 446) y estas excepciones,
que se tramitan con el reo en el plenario, son las mismas que pueden suscitarse
en el Sumario (art.445) y no es lógico suponer que pueden tramitarse con el
inculpado, que todavía no está en plenitud de su capacidad procesal.
84En este sentido, Maier, Julio. Derecho Procesal Penal. Fundamentos. Ediciones Del Puerto.
Buenos Aires.2002 Tomo I Págs.618y sgtes.
153
En seguida, la situación en que puede encontrarse el inculpado frente a estas
excepciones, hace necesario que se le dé una intervención especial para
oponerlas, porque el juez, de oficio y en uso de la facultad que le confiere el
art.109 debe tomar a su cargo estas excepciones. La ley ha previsto todos los
casos en que puede encontrarse un inculpado frente a las excepciones de previo y
especial pronunciamiento, obligando al juez a proceder de oficio, sin que sea
menester, por lo tanto, investir al inculpado de una facultad que en nada mengua
sus derechos de defensa. "Tratándose de la litispendencia el art.319 ordena al
juez lo que debe hacer cuando de la declaración del inculpado aparece otro
proceso pendiente en su contra".
Otros, como don Fernando Alessandri, señalan respecto al inculpado, que "es
evidente que él tiene derecho a solicitar medidas a su favor; el juez calificará si
son o no convenientes y debemos aceptar esto tanto más cuando que el Código
de Procedimiento Penal confunde en diversas disposiciones al procesado con el
inculpado. Y más aún, al hablar de los artículos de previo y especial
pronunciamiento dice que pueden producirse en el Sumario o en el Plenario. En el
art.433, que está dentro de la materia del plenario, se establece que el reo puede
oponer, como excepciones de previo y especial pronunciamiento, la litispendencia,
la declinatoria, la cosa juzgada y otras. El Código establece que estos incidentes
pueden producirse en el Plenario, pero otro artículo establece que también pueden
en el Sumario. Pues bien, supongamos que empiece un juicio criminal y que el
juez no haya declarado su incompetencia o que la acción esté prescrita, puede
entonces el inculpado que no es reo presentarse al juez y de acuerdo con el
art.405 oponerse por uno de estos artículos de previo y especial pronunciamiento".
154
Esta interpretación adquiere mayor valor si tenemos en cuenta que con ella se
da aplicación al principio de la economía procesal, que persigue el máximo
resultado en la aplicación de la Ley con el menor desgaste posible de la actividad
jurisdiccional.
Además, en la actualidad, debemos tener presente que art.67 del C.P.P. otorga
al inculpado, sea o no querellado, y aún antes de ser reo en la causa, la facultad
de hacer valer, hasta la terminación del proceso, los derechos que le acuerden las
leyes y los que el tribunal estime necesario para su defensa, dentro de los cuales
obviamente se encuentran las excepciones de previo y especial pronunciamiento
por los efectos que ellas generan en caso de ser acogidas.
2. El tribunal.
El art.107 del C.P.P. obliga al juez a dictar un auto motivado, para negarse a
dar curso al juicio, cuando los antecedentes o datos suministrados permiten
establecer que se encuentra extinguida la responsabilidad penal del inculpado. Y
el art.93 Nº2 del C.P.P. dice que la responsabilidad penal se extingue: "2º Por el
cumplimiento de la condena, esto es, en presencia de la cosa juzgada".
3. El Ministerio Público.
155
El Ministerio Público, que debe actuar conforme al principio de la objetividad,
no puede dar inicio a una investigación respecto de hechos que hubiere operado
la cosa juzgada (art.168), y si lo hubiere efectuado, deberá solicitar el
sobreseimiento definitivo (art. 248 letra a) y 250 letra f).).
156
formuló en carácter subsidiaria (art.446 del C.P.P.) en la cual, como
oportunamente se estudió, se puede haber reiterado la cosa juzgada como
defensa del fondo.
El art.541 Nº10 del C.P.P. faculta a las partes del juicio penal para
interponer el recurso de casación en la forma contra el fallo que hubiere sido
dictado en oposición a otra sentencia criminal pasada en autoridad de cosa
juzgada.
157
rechazado en la sentencia definitiva la cosa juzgada incurriendo en un error de
derecho y ésta hubiere sido alegada como defensa de fondo en la contestación a
la acusación (art.546 Nº5, 433 Nº4 y 434 del C.P.P.); y c) Si se hubiere dictado
sobreseimiento definitivo incurriendo en un error de derecho en cuanto a la
calificación de la cosa juzgada (arts.547 Nº6, 408 Nº5 del C.P.P. y 93 Nº2 del
C.P.P.).
85 A partir de la dictación de la Ley 19.374, que modificó el artículo 541 del C.O.T., no obstante que
claramente el juez o jueces que dictaren una sentencia contraviniendo la cosa juzgada alegada en
juicio que emanare de una sentencia ejecutoriada incurrirían en una flagrante falta o abuso, por
regla general no será procedente el recurso de queja al ser impugnable semejante resolución
generalmente por un recurso ordinario o extraordinario.
86 A partir de la dictación de la Ley 19.374, que modificó el artículo 541 del C.O.T., no obstante que
claramente el juez o jueces que dictaren una sentencia contraviniendo la cosa juzgada alegada en
juicio que emanare de una sentencia ejecutoriada incurrirían en una flagrante falta o abuso, por
158
h) Constituye, al tratarse de un hecho desconocido, un causal de la acción
de revisión de una sentencia condenatoria por crimen o simple delito
(art. 473 letra d).).
regla general no será procedente el recurso de queja al ser impugnable semejante resolución
generalmente por un recurso ordinario o extraordinario.
159
SECCION TERCERA: EL PRECEDENTE
1.- GENERALIDADES.
A lo largo de la historia, han sido muchas las visiones que se han dado respecto de la
trascendencia que tiene la labor del juez en un Estado de Derecho.
Los jueces dentro de un ordenamiento jurídico son los únicos depositarios del ejercicio
de la función jurisdiccional, misión que les impone el deber de resolver los conflictos que
las partes someten a su decisión, con la autoridad y eficacia de cosa juzgada.
En todo caso debemos ser sumamente claros y categóricos en sostener que los jueces
para la solución de los conflictos deben respetar el principio de la legalidad en su
actuación como todos los órganos públicos, por lo que un juez frente a un conflicto debe
buscar su solución, aplicando criterios legales y valorativos compatibles con la
Constitución y la ley.
La obediencia del derecho por parte de los jueces no sólo es necesaria, sino que
constituye una lección ejemplificadora y decisiva para los demás poderes públicos y los
ciudadanos, pues no podrían exigir el cumplimiento de las leyes, imponer sanciones o
adoptar otras medidas si es que primero ellos no las cumplen, de manera adecuada.90
87 García Enterría, Eduardo. Democracia, jueces y control de la Administración. Civitas. 3ª ed. Madrid
1997. Pág.128.
88 Hart Herbert. El concepto de derecho. Trad. Genaro Carrió. Abeledo Perrot. Buenos Aires.1961 Pág.
176.
89 De Diego, Clemente La función jurisdiccional de los jueces y la aplicación del derecho en general.
Revista De Derecho Privado. N° 3.1913.Pág 74-77.En mismo sentido, Domínguez Aguila, Ramón.
Observaciones a ciento veinte años de jurisprudencia. Revista de Derecho. Universidad de Concepción.
N° 178. 1985. Pág.59-60
90 Castillo Alva, José Luis. El uso de los precedentes en materia penal como técnica de argumentación
160
respeten los alcances del sistema de fuentes de nuestro ordenamiento jurídico, el cual
eleva al principio de legalidad a pilar fundamental del mismo. No se ajusta a derecho la
resolución que, prescindiendo de la ley o contraviniéndola, pretenda resolver la
controversia sólo sobre la base de los precedentes.
La circunstancia que el precedente sea admitido como fuente de derecho está muy lejos
de constituir un indicio de que el juez crea el derecho a partir de su propia voluntad. En
esta perspectiva, la fuerza obligatoria del precedente como fuente de derecho, no
significa que el Poder judicial tiene poder para crear el derecho.91
En forma previa al análisis del precedente, resulta necesario analizar brevemente los
diversos factores históricos y culturales que se han presentado en los llamados sistemas
jurídicos del civil law y del common law.
Este breve análisis nos permitirá apreciar, entre otros aspectos, la forma como en sus
orígenes se ha concebido el precedente, la posición que ocupa dentro del sistema
jurídico, el papel que ocupa el juez dentro de cada ordenamiento jurídico, la forma en
91 Marinoni, Luis Guilherme. Aproximación crítica entre las jurisdicciones del civil law y la necesidad de
respecto de los precedentes en Brasil. En Constitución y proceso. Pontificia Universidad Católica del Perú.
Ara Editores. Lima. Perú. 2009 Pág.68.
92 Laporta, Francisco J. La fuerza vinculante de la jurisprudencia y la lógica del precedente. En: El carácter
vinculante de la jurisprudencia. Víctor Ferreres y Jan Antonio Xiol. Fundación Coloquio Jurídico Europeo.
Madrid.2009. Pág.37.
93 Castillo Alva, José Luis. El uso de los precedentes en materia penal como técnica de argumentación
161
que debe ser concebido el principio de legalidad y, consecuencialmente, el rango y la
eficacia que deben revestir las decisiones judiciales.
El primero de los aspectos que cabe tener presente es el histórico, que nos explica a
través de la evolución política de la sociedad el distinto posicionamiento y función del
juez dentro del common law y el civil law.
En esta forma de concebir el derecho se estimada que debido a su abstracción, las leyes
siempre podían estar incompletas y no podían prever todas las circunstancias fácticas y
problemas que planteaba la realidad. En ese sentido, mediante sus precedentes, los
jueces configuraban “el derecho nuevo”, completaban y adaptaban el ordenamiento
jurídico a través de la solución de casos concretos (Case Law). Aquí, los jueces tenían
una clara función política, un papel de promotores del cambio, pues creaban derecho
vigente de acuerdo al contexto social de cada caso. Asimismo, el razonamiento jurídico
se hacía a través de una operación inductiva (partía de las particularidades del caso
concreto para establecer la regla de conducta), y admitía que un caso pudiera tener más
de una respuesta concreta.95
La Revolución Francesa, sin embargo, procuró crear un derecho que fuera capaz de
eliminar el pasado y las tradiciones hasta entonces heredadas de otros pueblos,
mediante el olvido no sólo del Derecho francés más antiguo, sino también de la negación
de la autoridad del ius commune. El derecho común había de ser sustituido por el
Derecho nacional. Tal derecho, contrario al inglés, tenía que ser claro y completo, para
no permitir ninguna interferencia judicial en el desarrollo del derecho y del poder
gubernamental. No había cómo confiar en los jueces, que hasta entonces estaban al
lado de los señores feudales y manteniendo fuerte oposición a la centralización del
poder. Nótese, así, que el Derecho francés, además de rechazar el derecho común del
civil law y de procurar instituir un Derecho nacional nuevo, tuvo la necesidad de
legitimarlo mediante la subordinación del poder del juez al Parlamento. El derecho
contaría con un grave e insoportable déficit democrático en caso fuera interpretado por
los magistrados. O mejor, había buen motivo para no dar a los jueces el poder de
interpretar las normas establecidas por los representantes del pueblo.
162
El derecho es un sistema cerrado, completo y coherente, donde los jueces se
comportaban como aplicadores mecánicos de la ley, y estaban absolutamente
prohibidos de involucrarse en el cambio o la creación del derecho. La jurisprudencia era
una herramienta secundaria en importancia frente a la ley, la cual se limitaba a trasladar
(sin modificación alguna) la aplicación de esta al caso concreto (solo tenía efectos entre
las partes). Los poderes de los jueces eran muy limitados. Así, las técnicas del
razonamiento jurídico se regían por la lógica formal y el proceso de aplicación de las
normas se hacía a través de una operación deductiva, el silogismo jurídico que solo se
admitía una respuesta correcta para solucionar la controversia jurídica: la que señalaba
la ley.96
Las historias del poder en el common law y en el civil law fueron las responsables por las
diferentes funciones atribuidas a los jueces dentro de estos sistemas jurídicos. Sin
embargo, es necesario señalar para la circunstancia que la diferencia entre funciones de
los jueces del common law y del civil law quedó, en buena medida, en el papel y en la
intención de los inspiradores del Estado legislativo francés. La Revolución francesa,
como toda revolución, se resintió de fuerte dosis de ilusiones románticas y utopías,
generando dogmas como la de la prohibición de que el juez interprete la ley.97
El segundo de los aspectos que cabe tener presente es el papel que se debe atribuir
al juez dentro del sistema jurídico para resolver los conflictos que se someten a su
decisión.
Dentro del sistema del civil law, juega un papel trascendental en estas materias el
Código Civil de Napoleón, cuya influencia se extendió por Europa, y a través de Andrés
Bello a nuestra América Latina, y especialmente a Chile.
El artículo I, párrafo 5, del Código de Napoleón establecía: “Se prohíbe a los jueces fallar
por vía de disposición general o reglamentaria en las causas que se sujetan a su
decisión”.
respecto de los precedentes en Brasil. En Constitución y proceso. Pontificia Universidad Católica del Perú.
Ara Editores. Lima. Perú. 2009 Págs. 82 y 83.
98 Laporta, Francisco J. La fuerza vinculante de la jurisprudencia y la lógica del precedente. En: El carácter
vinculante de la jurisprudencia. Víctor Ferreres y Jan Antonio Xiol. Fundación Coloquio Jurídico Europeo.
Madrid.2009. Pág.12.
163
En todo caso, es bien sabido que incluso en la Francia absolutista se daba una falta de
uniformidad en la solución de los conflictos por la inexistencia de la técnica del
precedente. El hiperbólico lamento de Voltaire, dirigido a esta característica del
panorama legal, se hizo famoso: Hay tantas interpretaciones de la ley como ciudadanos.
(Il y ait autant des jurisprudences que de villes). 99
El civil law se concibe así como un sistema cerrado en el que toda cuestión de derecho –
en teoría- encuentra solución lógica. En ese sistema, teóricamente autosuficiente, la
jurisprudencia no es considerada como una de las fuentes formales del derecho y no
liga, en principio, a las jurisdicciones.101
Sin embargo, la evolución del civil law, particularmente en virtud del impacto del
constitucionalismo, dio al juez un poder similar al del juez inglés sometido a la common
law y, muy claramente, al poder del juez americano, dotado del poder de controlar la ley
a partir de la Constitución. En el instante en que la ley pierde la supremacía,
sometiéndose a la Constitución, se transforma no sólo el concepto de derecho, sino
asimismo el significado de jurisdicción. El juez deja de ser siervo de la ley y asume el
deber de actuarla en la medida de los derechos positivados en la Constitución. Si el juez
puede negar la validez de la ley frente a la Constitución o aún instituir regla
imprescindible a la realización del derecho fundamental, su papel no es más aquel
concebido por juristas y procesalistas de épocas lejanas. Nótese que el juez brasileño,
99 Damaska Mirjan. Las caras de la justicia y el poder del Estado. Editorial Jurídica de Chile.2000.
Chile. Pág. 63.
100 Laporta, Francisco J. La fuerza vinculante de la jurisprudencia y la lógica del precedente. En: El
carácter vinculante de la jurisprudencia. Víctor Ferreres y Jan Antonio Xiol. Fundación Coloquio Jurídico
Europeo. Madrid.2009. Pág.13.
101 Garapon, Antoine y Papadopoulus, Ioannis. Juzgar en Estados Unidos y Francia. Cultura jurídica
164
hoy, tiene poder creativo mayor que el juez del common law, pues, al contrario de éste,
no presta el adecuado respeto a los precedentes.102
Frente a esta línea de razonamiento, hay que recordar cuál es el punto de partida de la
tesis favorable a la fuerza vinculante de la jurisprudencia.
El punto de partida es la constatación que los textos legislativos (junto con otros
materiales jurídicos relevantes) no siempre ofrecen una respuesta clara a las
controversias jurídicas. Para afrontar este fenómeno, se apela a la jurisprudencia como
factor de unificación, en aras de la certeza, la igualdad y la objetividad. Podemos, con
toda razón, lamentar que las leyes emanadas del Parlamento no sean más claras,
coherentes y completas, y desear que este déficit se reduzca con una mejor técnica
legislativa. Pero en la medida que las deficiencias existan en mayor o menor grado, el
riesgo de disparidad es inevitable. Si dotar de valor vinculante a la jurisprudencia es
contrario a la democracia ¿Es más democrático que cada juez aplique el Derecho a su
manera, sin sujetarse a un criterio común? Si los jueces carecen de legitimidad
democrática para crear Derecho ¿por qué nos debe parecer bien que cada juez cree
Derecho en los litigios que tiene encomendados y nos debe parecer mal, en cambio, que
el Tribunal Supremo cree Derecho con vocación de generalidad para todos los casos?
En el fondo del common law se encuentra la regla del precedente. Una vez que la
decisión ha sido tomada, la misma debe ser preferida en todos los casos de especie
similar por todas las jurisdicciones. Si una situación casi asimilable presenta, sin
embargo, algunas diferencias mínimas, dos soluciones se abren entonces para el juez:
aplicar la regla preexistente, si ello le resulta deseable, o, por el contrario, diferenciar los
dos casos por especie con la finalidad de decidir libremente. En casos muy
excepcionales, la jurisdicción suprema puede cambiar la jurisprudencia. Si la regla del
precedente, del stare decisis, tiene por objeto garantizar cierta seguridad jurídica, la
distinción y el cambio jurisprudencial le otorgan al common law cierta flexibilidad.
102 Marinoni, Luis Guilherme. Aproximación crítica entre las jurisdicciones del civil law y la necesidad de
respecto de los precedentes en Brasil. En Constitución y proceso. Pontificia Universidad Católica del Perú.
Ara Editores. Lima. Perú. 2009 Pág.69.
103 Ferreres Comella, Víctor Sobre la posible fuerza vinculante de la jurisprudencia. En: El carácter
vinculante de la jurisprudencia. Víctor Ferreres y Juan Antonio Xiol. Fundación Coloquio Jurídico Europeo.
Madrid.2009. Pág.67 y 68.
165
cuya opinión no ha prevalecido, - opinión disidente- no obligan a las jurisdicciones
subordinadas, pero tienen un valor de persuasión importante. El precedente
jurisprudencial que emana de las jurisdicciones superiores obliga a aquellas que están
subordinadas y ejerce en los otros casos un poder de influencia no despreciable.
En un sistema del common law, la aproximación a los asuntos jurídicos y políticos tiende,
entonces, a legitimar aquello que posee un carácter antiguo, costumbrista, santificado
por el tiempo. El derecho es menos una serie de disposiciones legislativas, de las cuales
será posible identificar la fecha de promulgación o los autores, que una práctica, que un
uso registrado en la memoria colectiva, una obra común producida al filo del tiempo,
cuya perduración y ausencia de modificaciones fundamentales refuerzan su crédito.104
En conclusión, el juez no requiere ser limitado para la generación del derecho porque él
es un miembro más del pueblo mismo, que al emitir sus decisiones debe respetar las
leyes, tradiciones y principios que rigen en una sociedad, debiendo fundar sus
decisiones en la ley vigente si se ajusta a la Constitución, respetando en virtud de los
valores de la igualdad y seguridad jurídica las decisiones que se han adoptado
anteriormente respecto de casos similares.
El tercero de los elementos que debe tenerse presente es el instrumento que se ideó
en el civil law para velar por el respeto del principio de la supremacía de la
legalidad como lo fue el recurso de casación a ser conocido por la Corte de Casación,
ambos de claro origen francés.
De todos es sabido que el recurso de casación es aquel que permite acudir a una Corte
de Casación con la finalidad de anular la sentencia pronunciada por un tribunal que haya
sido pronunciada con infracción de ley.
104 Garapon, Antoine y Papadopoulus, Ioannis. Juzgar en Estados Unidos y Francia. Cultura jurídica
francesa y common law. Legis.2006. Colombia. Pág 36.
105 Laporta, Francisco J. La fuerza vinculante de la jurisprudencia y la lógica del precedente. En: El
carácter vinculante de la jurisprudencia. Víctor Ferreres y Juan Antonio Xiol. Fundación Coloquio Jurídico
Europeo. Madrid.2009. Pág.15.
166
aplicación literal de la ley. Pronto, sin embargo, se patentizó una gran paradoja: El
Tribunal de Casación acabó generando su propia jurisprudencia.106
La Corte de Casación francesa fue instituida en 1790, con el nítido objetivo de limitar el
Poder Judicial mediante la casación de las decisiones que divergieran del derecho
creado por el parlamento. Es posible decir que la Cassation fue instituida como una
válvula de escape contra la aplicación incorrecta de la ley, la no presentación del caso a
la interpretación autorizada del Legislativo. Sin embargo, tal vez se vislumbrará la
dificultad práctica de exigirse a los jueces la exposición de sus dudas al Legislativo, así
como el trabajo excesivo y prácticamente inviable que sería sometido a los legisladores
cuando todas las dificultades interpretativas les fueran anunciadas.
Aunque fuera llamada como Corte, ese órgano no formaba parte del Poder Judicial,
constituyendo un instrumento destinado a proteger la primacía de la ley. Esta primera
naturaleza (no jurisdiccional) de la Casación era compatible con su función de sólo casar
o anular las decisiones judiciales que dieran a la ley sentido indeseable. Sin obligar al
juez a requerir la debida interpretación, se impedía que las decisiones que no se
limitaran a aplicar la ley tuvieran efectos. En vez de utilizarse el instrumento de la
“consulta interpretativa autorizada”, se prefería algo más factible, es decir, casar la
interpretación equivocada.
El mismo tiempo hizo sentir que el momento para afirmar cómo la ley no debería ser
interpretada también sería oportuno afirmar como la ley debería ser interpretada. O sea,
la historia muestra que la Casación, de órgano destinado a simplemente anular la
interpretación errada, pasó a órgano de definición de interpretación correcta. Tal
evolución igualmente obligó a la mutación del carácter de órgano estatal, que asumió la
naturaleza jurisdiccional, de órgano incumbido de participar en el proceso de producción
de decisiones judiciales.107
106 Xiol Ríos, Juan Antonio. Notas sobre la jurisprudencia. En: El carácter vinculante de la jurisprudencia.
Víctor Ferreres y Juan Antonio Xiol. Fundación Coloquio Jurídico Europeo. Madrid.2009. Pág. 89.
107 Marinoni, Luis Guilherme. Aproximación crítica entre las jurisdicciones del civil law y la necesidad de
respecto de los precedentes en Brasil. En Constitución y proceso. Pontificia Universidad Católica del Perú.
Ara Editores. Lima. Perú. 2009 Págs.85 y 86.
167
abocado a garantizar la supremacía de la ley hacia órgano destinado a firmar y a velar
por una única interpretación de la ley, esto es la verdadera mutación por la cual la
Casación pasó.108
El cuarto elemento que cabe tener presente es la percepción doctrinal que se ha tenido
acerca del concepto de fuente del derecho109 y, consecuencialmente, determinar la
naturaleza que cabe atribuirle a la jurisprudencia o precedente dentro del ordenamiento
jurídico.
Si fuente jurídica sólo puede llamarse al poder de dictar una reglamentación vinculante
para todos, se arriba a una concepción limitada de fuentes del derecho, el que importa
una suerte de enumeración tasada de los lugares a los que el juez ha de ir a buscar las
normas aplicables al caso, que no pueden ser otras que la ley, la costumbre y los
principios generales del derecho.
La jurisprudencia no se ha considerado como una fuente del derecho dado que para la
solución del conflicto se señala que el juez debe acudir a la ley, y en silencio de la ley o
para determinar su alcance a la costumbre, y luego, ante la inexistencia de ambas, debe
resolverse conforme a los principios generales de derecho.
Como veremos tal situación resulta insostenible de aceptar incluso en los actuales
ordenamientos del civil law, porque importan una violación flagrante de los principios de
igualdad y seguridad jurídica, encontrándonos dentro de esos sistemas en la búsqueda
de diversos mecanismos para impedir que se consagre semejante aberración que
destruye las bases de un sistema democrático.
108 Marinoni, Luis Guilherme. Aproximación crítica entre las jurisdicciones del civil law y la necesidad de
respecto de los precedentes en Brasil. En Constitución y proceso. Pontificia Universidad Católica del Perú.
Ara Editores. Lima. Perú. 2009 Pág.87.
109 Laporta, Francisco J. La fuerza vinculante de la jurisprudencia y la lógica del precedente. En: El
carácter vinculante de la jurisprudencia. Víctor Ferreres y Juan Antonio Xiol. Fundación Coloquio Jurídico
Europeo. Madrid.2009. Pág.18.
168
El quinto elemento ha sido la consagración del dogma del principio de legalidad en
cuanto a entender que al estar sometidos los jueces únicamente a la ley, no pueden
estar también sometidos al imperio del precedente judicial.
Sin embargo, si las decisiones de los tribunales deben ser fundadas, no ser arbitrarias y
tratar en forma igualitaria a los ciudadanos, debería aplicarse las decisiones judiciales
anteriores en casos similares, puesto que en caso contrario debería justificarse con
razones motivadas el apartamiento de un precedente.
Por otra parte, no ha sido posible en ningún país eliminar completamente las brechas
legislativas por las que se abren espacios de indeterminación y se entrega a los jueces
una cierta libertad interpretativa e integradora del Derecho. En las dos grandes culturas
jurídicas se plantea, pues, un mismo problema: es inevitable que, con respecto a
determinados casos, la legislación existente no ofrezca respuesta alguna, o no ofrezca
respuesta clara. Los tribunales en su conjunto gozan de cierto poder de interpretación e
integración del Derecho.
110 Laporta, Francisco J. La fuerza vinculante de la jurisprudencia y la lógica del precedente. En: El
carácter vinculante de la jurisprudencia. Víctor Ferreres y Juan Antonio Xiol. Fundación Coloquio Jurídico
Europeo. Madrid.2009. Pág.23.
111 Ferreres Comella, Víctor Sobre la posible fuerza vinculante de la jurisprudencia. En: El carácter
vinculante de la jurisprudencia. Víctor Ferreres y Juan Antonio Xiol. Fundación Coloquio Jurídico Europeo.
Madrid.2009. Pág.50 y 51.
169
fingiendo creer que la ley sería suficiente y prefiriendo preservar el dogma en vez de
denunciar la realidad y la funesta consecuencia de ella derivada 112.
Al respecto, se nos ha señalado que este razonamiento que vincula la existencia del
precedente obligatorio con la amenaza de la independencia judicial es sorprendente.
Sólo imaginar que nos lleva al solemnísimo disparate de suponer que todo juez que
ejerza en un orden jurídico que establezca el principio stare decisis, todo juez inglés o
americano, digamos, carece sólo por ello de independencia, sería razón bastante para
reconsiderarlo114.
Marinoni nos indica que semejante afirmación se trata de un grosero mal entendido,
derivado de la falta de comprensión que la decisión es el resultado de un sistema y no
algo construido de forma individualizada por un sujeto que puede hacer valer su voluntad
sobre todos los que lo rodean, y así, sobre el propio sistema del cual forma parte.
Imaginar que el juez tiene derecho de juzgar sin someterse a sus propias decisiones y a
las de los tribunales superiores es no vislumbrar que el magistrado es una pieza en el
112 Marinoni, Luis Guilherme. Aproximación crítica entre las jurisdicciones del civil law y la necesidad de
respecto de los precedentes en Brasil. En Constitución y proceso. Pontificia Universidad Católica del Perú.
Ara Editores. Lima. Perú. 2009 Pág.88.
113 Ferreres Comella, Víctor Sobre la posible fuerza vinculante de la jurisprudencia. En: El carácter
vinculante de la jurisprudencia. Víctor Ferreres y Juan Antonio Xiol. Fundación Coloquio Jurídico Europeo.
Madrid.2009. Pág.65 y 66.
114 Laporta, Francisco J. La fuerza vinculante de la jurisprudencia y la lógica del precedente. En: El
carácter vinculante de la jurisprudencia. Víctor Ferreres y Juan Antonio Xiol. Fundación Coloquio Jurídico
Europeo. Madrid.2009. Pág.30.
170
sistema de distribución de justicia, y, más que esto, que este sistema no sirve a él, sino
al pueblo.115
Por ello, nos indica Marinoni que ha llegado el momento de colocar punto final al
agotador discurso de que el juez carece de libertad cuando es obligado a decidir de
acuerdo con los tribunales superiores. El juez, además de libertad para juzgar, tiene
deber para con el Poder de que forma parte y para con el ciudadano. Posee el deber de
mantener la coherencia y velar por el respeto y por la credibilidad del Poder Judicial.
Además de esto, no debe transformar su propia decisión, a los ojos del justiciable, en un
“nada”, o, peor, en obstáculo que tiene que ser rodeado mediante la interposición de
recurso al tribunal superior, violando los derechos fundamentales a la tutela efectiva y a
la duración razonable del proceso. De otra parte, es cierto que el juez deja de respetar a
sí mismo y al justiciable cuando niega sus propias decisiones. Se trata de algo poco más
que contradictorio, bordeando, en términos únicamente lógicos, lo inconcebible.116
No hay poder que no tenga responsabilidad por sus decisiones. Es poco plausible que
alguien pueda justificar su responsabilidad cuando decide casos iguales en forma
desigual. “Treat like cases alike” es el principio, que, visto en su significado originario,
siempre estuvo en la base del common law, consistiendo en una de las principales
razones de su coherencia, así como de la confianza y respeto en los jueces. Tratar de la
misma forma casos similares es algo fundamental para la estabilidad y credibilidad del
Poder.117
El séptimo elemento ha sido sustentar una cierta visión limitada acerca de lo que es
la interpretación de la ley.
115 Marinoni, Luis Guilherme. Aproximación crítica entre las jurisdicciones del civil law y la necesidad de
respecto de los precedentes en Brasil. En Constitución y proceso. Pontificia Universidad Católica del Perú.
Ara Editores. Lima. Perú. 2009. Pág.89.
116 Marinoni, Luis Guilherme. Aproximación crítica entre las jurisdicciones del civil law y la necesidad de
respecto de los precedentes en Brasil. En Constitución y proceso. Pontificia Universidad Católica del Perú.
Ara Editores. Lima. Perú. 2009. Pág.90.
117 Marinoni, Luis Guilherme. Aproximación crítica entre las jurisdicciones del civil law y la necesidad de
respecto de los precedentes en Brasil. En Constitución y proceso. Pontificia Universidad Católica del Perú.
Ara Editores. Lima. Perú. 2009. Pág.91.
171
En este sentido, se nos ha señalado por Laporta que la posición menos abierta hacia el
precedente o hacia la fuerza vinculante de la jurisprudencia parece mantener una teoría
de acuerdo con la cual cuando un tribunal interpreta una norma y produce una sentencia
a través de esa interpretación está simplemente poniendo de manifiesto cuál es el
verdadero significado de esa norma; es decir, que no está añadiendo nada a la norma,
sino que revelando su auténtica significación. Los jueces, pues, son la boca por la que
habla la ley. En ese proceso no se crea ninguna norma nueva. Y eso explica que la
jurisprudencia, es decir, las sentencias que interpretan la norma, no necesiten tener esa
fuerza vinculante, ya que lo único que hacen es mostrar lo que la ley dice y con ello se
hacen portadoras de la fuerza vinculante que tiene la propia ley.
El common law suele ser visto como una suerte de reducto sólido e inflexible que gravita
sólo en torno a casos y en el que todo juez está estrictamente vinculado tanto al pasado
como al órgano judicial superior119, lo que importa una descripción incorrecta de ese
sistema.
118 Laporta, Francisco J. La fuerza vinculante del la jurisprudencia y la lógica del precedente. En: El
carácter vinculante de la jurisprudencia. Víctor Ferreres y Jan Antonio Xiol. Fundación Coloquio Jurídico
Europeo. Madrid.2009. Pág.31.
119 Laporta, Francisco J. La fuerza vinculante del la jurisprudencia y la lógica del precedente. En: El
carácter vinculante de la jurisprudencia. Víctor Ferreres y Jan Antonio Xiol..Fundación Coloquio Jurídico
Europeo. Madrid.2009. Pág.33
172
Sin embargo, el case law, el principio de stare decisis y la doctrina de la vinculación
obligatoria del precedente, son tres elementos que no son equiparables, ni tienen
relaciones necesarias entre sí.
Los precedentes son razones para decidir. Por eso es tan escasa e infrecuente la
afirmación de vinculatoriedad. Los precedentes, como razones para decidir, han de ser
tomados en cuenta, pero al hacerlo no hacen sino entrar en el campo del juego de las
razones, y pueden ser argumentados y, en último término, abandonados. Las clásicas
prácticas de overruling y distinguishing son de todos conocidas. Pero también pueden
ser cuestionados en el momento de determinar cuál es la ratio decidendi de un caso y
qué cosas son meros obiter dicta. Con ello se consigue muchas veces evitar la
aplicación de un precedente a un caso nuevo. Y hay todavía muchas otras técnicas
similares a estas.121
En la actualidad, tanto el sistema del common law como el del civil law han confluido en
lograr la materialización de la aspiración que los tribunales que ocupan la cúspide del
sistema judicial fijen cuál es la respuesta que estiman correcta en los casos
120 Laporta, Francisco J. La fuerza vinculante de la jurisprudencia y la lógica del precedente. En: El
carácter vinculante de la jurisprudencia. Víctor Ferreres y Jan Antonio Xiol. Fundación Coloquio Jurídico
Europeo. Madrid.2009. Pág.34 y 35.
121 Laporta, Francisco J. La fuerza vinculante de la jurisprudencia y la lógica del precedente. En: El
carácter vinculante de la jurisprudencia. Víctor Ferreres y Jan Antonio Xiol. Fundación Coloquio Jurídico
Europeo. Madrid.2009. Pág.36 y 37.
173
controvertidos, y que los tribunales inferiores se ajusten a ella. Es decir, se espera que
los tribunales inferiores dejen de lado su propia opinión acerca de qué solución es
jurídicamente adecuada y se rijan por la opinión expresada por el tribunal superior. La
fuerza vinculante de la jurisprudencia, en su dimensión vertical, implica este tipo de
autoridad.
En síntesis, las condiciones que deben concurrir para que la jurisprudencia desempeñe
su imprescindible papel en un sistema jurídico moderno no son fáciles de asegurar de
manera efectiva, pues exigen unas transformaciones institucionales y de gran calado.
Pero no debemos cerrar los ojos ante el problema: si no existen las vías eficaces para
reducir a una cierta unidad la disparidad de criterios judiciales, se lesionan importantes
valores del Estado de Derecho. Es necesario pensar y ensayar propuestas para mejorar
el actual estado de cosas, a pesar de la dificultad que entrañe semejante empresa. 123
En todo caso, debemos tener presente que siempre se hace muy complicado comparar
el civil law y el derecho civil que, en consecuencia, no tienen la misma forma ni la misma
configuración; uno es pragmático y reactivo mientras el otro es abstracto y
sistemático.124
En conclusión, nadie duda que en virtud de los valores de la igualdad, seguridad jurídica,
de la razonabilidad de las decisiones judiciales, respeto del principio jerárquico y de la
economía procesal que debe conducir a una pronta tutela de los derechos, se requiere
que los sistemas del civil law vayan acercándose a la teoría del precedente, como
tampoco nadie pone en duda que en el sistema del common law debe respetarse el
principio de la legalidad, que no es más que una consecuencia del respeto del sistema
democrático que nos rige en la actual civilización.
3.- CONCEPTO.
Se dice que nos encontramos ante un precedente cuando existe una resolución acerca
de una cuestión jurídica ya discutida y resuelta anteriormente por un tribunal, la cual
122 Ferreres Comella, Víctor Sobre la posible fuerza vinculante de la jurisprudencia. En: El carácter
vinculante de la jurisprudencia. Víctor Ferreres y Juan Antonio Xiol. Fundación Coloquio Jurídico Europeo.
Madrid.2009. Págs.44 y 45.
123 Ferreres Comella, Víctor Sobre la posible fuerza vinculante de la jurisprudencia. En: El carácter
vinculante de la jurisprudencia. Víctor Ferreres y Juan Antonio Xiol. Fundación Coloquio Jurídico Europeo.
Madrid.2009. Pág.78.
124 Garapon, Antoine y Papadopoulus, Ioannis. Juzgar en Estados Unidos y Francia. Cultura jurídica
174
puede aplicarse posteriormente en la solución de otros asuntos, siempre que presente
una situación de similitud entre ellos.
El carácter de fuente normativa con que aparecen revestidas las sentencias precedentes
resulta del principio conocido con el nombre de stare decisis, conforme con el cual los
jueces deben resolver sus casos de acuerdo con lo decidido por jueces de la misma
jurisdicción, de mayor o igual jerarquía, en casos previos de naturaleza similar. 125
Para formular un concepto del precedente en un sistema del stare decisis del common
law se deben tener presente las siguientes características específicas: la referencia al
precedente se basa en la similitud o identidad de los hechos del caso, en relación con
los hechos del caso previo; el precedente es la ratio decidendi referida a esos hechos; la
distinción entre ratio decidendi y obiter dictum es clara; usualmente hay uno o pocos
precedentes sobre un determinado asunto jurídico; es fácil de saber si un precedente
aún existe o ha sido anulado y también saber cuándo una decisión de un tribunal no es
un precedente dotado de autoridad.126
Se ha dicho que conforme con el principio del stare decisis, una decisión deliberada y
solemne de un tribunal o juez, dictada luego de discusión, sobre un punto de Derecho
planteado correctamente en un caso, y necesaria para su decisión, es una autoridad (is
an authorithy *127) o precedente obligatorio en el mismo tribunal, o en otros tribunales
de igual o inferior rango, en casos subsiguientes, cuando “ el mismo punto” se vuelve a
litigar; pero el grado de autoridad que corresponda a tal precedente, depende
necesariamente de su acuerdo con el espíritu de los tiempos, y del juicio de tribunales
subsiguientes, respecto de su corrección como una manifestación del Derecho real o
vigente, y la compulsión o exigencia de la doctrina es, en último análisis, de orden moral
o intelectual, más que arbitraria e inflexible.
Este concepto ha sido citado por el juez Hutcheson como el que mejor expresa la
doctrina norteamericana sobre el punto. Se trataría meramente de un principio que
obligaría moralmente al juez y de un hábito intelectual desplegado en el ejercicio
profesional.
Por otro lado, aún dentro de los límites señalados (de orden moral e intelectual), el
principio del stare decisis sólo compelería a aplicar la sentencia precedente cuando “el
mismo punto” vuelve a ser debatido. Que sea el “mismo punto” o, en otras palabras, que
sea “un caso similar”, es una cuestión sumamente flexible e imprecisa. Y aun respecto
de casos futuros “similares” el precedente sólo se debería aplicar si está de acuerdo con
el espíritu de los tiempos. Y si ha sido aprobado en sentencias posteriores como la
expresión del derecho vigente. En caso contrario, el juez tiene la facultad de omitir la
125 Cueto Rúa, Julio César. El common Law. Abeledo Perrot. Buenos Aires. 1997. Pág. 23.
126 Taruffo Michele. El Precedente en Italia. En Páginas sobre justicia civil. Colección proceso y derecho.
Marcial Pons.2009. Madrid. Pág. 579.
127 *La expresión authority en el common law es muy equivoca. Puede significar que se trata de un
principio o de una norma jurídicamente válida y que, por razón de su validez demandan su aplicación al
caso. También puede significar que es buena doctrina. A veces se la utiliza como sinónimo de sentencia
precedente.
175
aplicación de la sentencia precedente “en punto” y recurrir a la analogía para aplicar
otras sentencias precedentes, dictadas en casos que ofrecen menor similitud. 128
Se admite que un criterio organizativo como es la máxima jerarquía del Poder Judicial
constituye el primer elemento de la noción de jurisprudencia en sentido estricto. Ello se
debe fundamentalmente a la función casatoria que desempeña la máxima instancia de la
justicia. En efecto, la Corte Suprema aparece como un órgano de casación que
garantiza la uniformidad y la unidad de la actividad judicial, al poner punto final a
cualquier controversia y resolver cualquier problema interpretativo.
Asimismo, aparece aquí un argumento material o ad hominem que refleja que los
miembros de la Corte Suprema poseen un mayor conocimiento del derecho, una larga
trayectoria judicial o profesional, la experiencia suficiente y la imparcialidad necesaria
para conocer los más espinosos asuntos, razones que los convierten de manera
individual y colegiada en el órgano más idóneo dentro de la estructura judicial para
establecer las pautas de interpretación más adecuadas sobre determinados temas y
asuntos.
128 Cueto Rúa, Julio César. El common Law. Abeledo Perrot. Buenos Aires. 1997. Pág. 91.
129 Cueto Rúa, Julio César. El common Law. Abeledo Perrot. Buenos Aires. 1997. Pág. 23.
130 Taruffo Michele. Dimensiones del Precedente judicial. En Páginas sobre justicia civil. Colección proceso
176
Por otra parte, para que se pueda hablar de jurisprudencia es necesario que haya
resoluciones reiteradas sobre un determinado asunto que instauren una misma línea
interpretativa o un mismo fallo, aún cuando se debe reconocer que lo decisivo, por
ejemplo en la casación, no es tanto la fundamentación jurídica como el fallo o la parte
resolutiva que de él se desprende.
Pese a ello, un sector cualificado de la doctrina precisa que lo que determina que una
resolución judicial sea considerada como precedente no es tanto la parte dispositiva
como su fundamentación y explicación de sus considerandos, sin perjuicio que se
reconozca al mismo tiempo que lo que interesa a las partes no es tanto la
fundamentación, sino la parte dispositiva del fallo.
El precedente es ante todo una técnica de argumentación jurídica que posee un enorme
valor persuasivo y una eficacia indiscutible. Un precedente puede iniciar o sentar en el
futuro una línea jurisprudencial, pero por si solo no constituye jurisprudencia. Un
precedente puede ya formar un motivo fundado y aportar una razón valedera para que el
juzgador resuelva un caso.
132 Con ello se asemeja al aforismo que una golondrina no constituye verano
177
en cuenta – desde el punto de vista técnico y metodológico – los precedentes no implica
que se reitere la jurisprudencia. En efecto, la técnica del precedente más que valorar de
manera automática las resoluciones judiciales anteriores que sientan una determinada
línea, permite su ponderación racional y dado el caso un cambio justificado del mismo o
simplemente su abandono, siempre que se motive adecuadamente dicha modificación o
renuncia.
Como nos señala Taruffo respecto de Italia, la fuerza específica de cada precedente es
inversamente proporcional al número de sentencias. Cuando hay una cadena de
precedentes convergentes y coincidentes, un solo eslabón de la cadena no tiene mayor
peso. Ni siquiera es decisivo el primer eslabón, es decir, el leading case: lo que cuenta
es la cadena completa de precedentes, su extensión y su consistencia interna. Cuando
los precedentes son muchos, pero inconsistentes, la situación es aún peor: no puede
tener mucha fuerza persuasiva una sentencia entre muchas, alguna de las cuales están
en contradicción o conflicto con aquella. Es más, cuando hay muchas sentencias
inconsistentes, podría cuestionarse si realmente hay un precedente. Otro problema
importante es que en muchos casos el complejo de sentencias relativas al mismo
133 Taruffo Michele. Precedente y Jurisprudencia. En Páginas sobre justicia civil. Colección proceso y
derecho. Marcial Pons.2009. Madrid. Pág. 559.
134Taruffo Michele. Precedente y Jurisprudencia. En Páginas sobre justicia civil. Colección proceso y
178
aspecto no puede ser manejado y controlado adecuadamente: siempre existe el riesgo
de olvidar o de subestimar el valor de una sentencia importante. Con frecuencia es
simplemente imposible controlar la totalidad de los precedentes sobre la misma materia.
Por tanto, estos precedentes tienden a ser usados aleatoriamente o por acumulación,
con abogados que esperan reunir una cantidad suficiente de sentencias significativas
que apoyen su interpretación de una norma jurídica. 136 En síntesis, como señala Taruffo,
si estamos ante un aluvión de sentencia, los precedentes son una especie de bodega o
de centro comercial en el que cualquiera puede encontrar de todo.137
Como ejemplo de este aluvión, se nos señala por Taruffo que la House of Lords
pronuncia en promedio menos de cien sentencias al año, la Corte Suprema, que es
también juez de constitucionalidad, pronuncia menos de doscientas, y la Corte de
Casación Italiana pronuncia por término medio aproximadamente cincuenta mil
sentencias al año.138
Difícilmente, o más bien sería imposible, que con este aluvión de sentencias pueda
cumplirse con la función de monofilaxis a través del precedente, esto es, cumplir la
función típica de un tribunal supremo de asegurar el respeto uniforme de la ley, a través
de decisiones universables y proyectadas hacia futuro.139
5.- FINALIDAD.
136 Taruffo Michele. El Precedente en Italia.En Páginas sobre justicia civil. Colección proceso y derecho.
Marcial Pons.2009. Madrid. Pág. 576.
137 Taruffo Michele. El Precedente en Italia. En Páginas sobre justicia civil. Colección proceso y derecho.
Marcial Pons.2009. Madrid. Pág. 576.
138Taruffo Michele. Precedente y Jurisprudencia. En Páginas sobre justicia civil. Colección proceso y
derecho. Marcial Pons.2009. Madrid. Pág. 561.
139Taruffo Michele. Precedente y Jurisprudencia. En Páginas sobre justicia civil. Colección proceso y
derecho. Marcial Pons.2009. Madrid. Pág. 568.
140Taruffo Michele. Precedente y Jurisprudencia. En Páginas sobre justicia civil. Colección proceso y
derecho. Marcial Pons.2009. Madrid. Págs. 559 y 560.
179
El precedente reviste especial trascendencia dentro de un sistema jurídico, puesto que
conduce al logro y respeto de los valores de la igualdad, seguridad, imparcialidad u
objetividad y eficiencia o economía en la solución de los conflictos por parte de los
tribunales, sin desconocer el respeto de la organización jerárquica de los tribunales.
En primer lugar, debemos tener presente que desde una perspectiva constitucional, la
extensión del principio de igualdad nos exige perfeccionar los instrumentos jurídicos
para garantizar de un modo efectivo, la regla elemental de justicia que exige tratar de
igual forma a las situaciones análogas, prohibiendo la discriminación. 141
La idea que la aplicación de la técnica del precedente favorece la vigencia del principio
de igualdad debe entenderse como correcta en una primera formulación. Sin embargo,
hay que precisar que el respeto al precedente no significa siempre el respeto inmediato
al principio de igualdad; de tal manera que precedente e igualdad no son términos
sinónimos. Basta señalar como ejemplo que en algunos casos cuando se respeta el
precedente se puede estar legitimando la aplicación de normas discriminatorias o
desiguales que imponen un trato distinto sobre la pertenencia a un credo religioso,
sexual o económico.142
Un fallo judicial tiene una finalidad mediata: que en el futuro todo caso similar debe ser
resuelto de acuerdo al fundamento o sentido final del fallo; por lo que la ratio de la
decisión puede operar y extenderse más allá del caso particular. En tal sentido, todo fallo
141 Romero Alejandro. La jurisprudencia de los tribunales como fuente de derecho. Una perspectiva
procesal. Editorial Jurídica de Chile.2004. Pág 12.
142 Castillo Alva, José Luis. El uso de los precedentes en materia penal como técnica de argumentación
180
debe ser un modelo o un prototipo para solucionar futuras controversias que tengan
relación con la misma cuestión jurídica. La coherencia de las autoridades jurisdiccionales
no se reduce solamente a una cuestión de jerarquía, sino que se funda en una razón de
coherencia hacia el pasado y hacia el futuro.
El juez no solo debe mirar de manera aislada la necesidad de resolver el caso concreto
según su leal saber y entender, con su conocimiento y experiencia. Un sentido de
responsabilidad y compromiso mínimo con la función que desempeña y con el papel que
la sociedad le asigna debe llevarlo a estudiar las decisiones de cómo otros jueces han
resuelto el mismo caso, aún cuando su criterio sea distinto y su razonamiento no se
ajuste finalmente a estas decisiones o, incluso, debe observar, cómo frente ante una
determinada problemática nueva los órganos jurisdiccionales responderán en el futuro.
Si bien nadie discute el rol creativo que el juez desempeña en la aplicación del derecho,
nadie puede también dudar que esa creación no es absolutamente libre, autónoma y sin
ningún condicionamiento. De allí que junto a la interpretación correcta de la ley con los
métodos admitidos y con los valores que la Constitución recoge, el juez se vea obligado
a utilizar la técnica de los precedentes para conocer cómo efectivamente se aplica el
derecho por otros jueces y se resuelve determinada controversia.143
Como nos señala Marina Gascón, lo que prohíbe el principio de igualdad en la aplicación
de la ley es el cambio irreflexivo y arbitrario, lo cual equivale a sostener que el cambio es
legítimo cuando es razonado, razonable y con vocación de futuro, esto es, destinado a
ser mantenido con cierta continuidad…, siendo ilegítimo si constituye tan sólo una
ruptura ocasional en una línea que viene manteniendo con total uniformidad antes de la
decisión divergente o se continúa con posterioridad.145
En segundo lugar, debemos tener presente que la existencia de una jurisprudencia que
respete los precedentes permite otorgar seguridad al ordenamiento jurídico.
143 Castillo Alva, José Luis. El uso de los precedentes en materia penal como técnica de argumentación
racional. Su alcance y valor en el derecho peruano. Pág 15.
144 Garrido Gómez, María Isabel. Ius et Praxis. V. 15. N° 1. Talca. 2009. Pág.6.
145 Gascón Abellan, Marina. La justicia constitucional: Entre legislación y jurisdicción constitucional Pág. 83
http://www.tc.gob.pe/cec/themes/bluemarine/diplomado/tema2_marina_gascon.pdf
181
protección jurídica. Dicha expectativa implica en sentido amplio reclamar dos cosas: a)
Que se evite la arbitrariedad; b) Que la decisión sea la correcta.
Uno de los más grandes juristas norteamericanos y precursor del realismo jurídico,
Oliver Wendell Holmes, nos indica: Si usted desea conocer el derecho y nada más,
usted debe mirarlo como lo mira el hombre malo (bad man). ¿Y cuál es la actitud del
hombre malo cuando analiza el Derecho? Simplemente la de predecir cuáles pueden ser
las consecuencias legales susceptibles de acaecer siempre en determinada trayectoria
de conducta. El derecho no sería otra cosa que una exposición general y sistemática de
la conducta judicial probable en la consideración de casos concretos. La Ciencia del
derecho, en definitiva, no es sino el arte de predecir la forma en que actuarán ciertos
tribunales determinados considerando casos concretos.147
En nuestro país, Alejandro Romero señala que la unidad de la jurisprudencia debe ser
mirada como una autentica garantía, que permita- de un modo razonable- prever el
contenido final de la decisión para casos análogos, evitando la arbitrariedad judicial. Es
innegable que constituiría un tremendo avance aceptar como principio rector de la
actividad jurisdiccional que un caso similar debe ser resuelto de igual modo: Lo anterior
es sin perjuicio de las necesarias adaptaciones y cambios que se puedan ir produciendo
en la aplicación del derecho, pero que el sentenciador debería justificar cuando entra en
contradicción con una doctrina que ya ha sentado jurisprudencia.148
146 Ferreres Comella, Víctor Sobre la posible fuerza vinculante de la jurisprudencia. En: El carácter
vinculante de la jurisprudencia. Víctor Ferreres y Juan Antonio Xiol. Fundación Coloquio Jurídico Europeo.
Madrid.2009. Pág. 45.
147 Citado por Cueto Rúa, Julio César. El common Law. Abeledo Perrot. Buenos Aires. 1997. Pág.
41.
148 Romero Alejandro. La jurisprudencia de los tribunales como fuente de derecho. Una perspectiva
182
El conocimiento de las resoluciones judiciales, fundamentalmente de los órganos
superiores de justicia, permite que la aplicación del derecho sea más predecible, segura
y confiable, reduciendo los márgenes de discrecionalidad. Ayuda también a eliminar la
arbitrariedad, el capricho, el abuso y la subjetividad de la administración de justicia.
La seguridad jurídica se torna mayor y adquiere ribetes más altos cuando los fallos
adquieren constancia, uniformidad y se vuelven cada vez más permanentes en la
resolución de una determinada controversia. La seguridad jurídica que nace de los fallos
judiciales depende en buena medida de la uniformidad y de la vocación de permanencia
de los mismos. De nada vale el conocimiento de las resoluciones judiciales si estas al
final resultan completamente contradictorias, opuestas y radicalmente distintas frente a
situaciones similares o idénticas que se han resuelto con anterioridad.
En este punto, incluso, la seguridad jurídica se conecta y relaciona directamente con los
criterios de justicia derivados de la aplicación igualitaria de la ley. El juez tiene la
responsabilidad de procurar que la idea de seguridad y certeza se realice o, por lo
menos, quede suficientemente satisfecha.
183
La adopción de un precedente o de una línea de interpretación no debe tender al
inmovilismo y a la fosilización judicial. Por el contrario, debe encontrarse siempre abierta
y dispuesta al debate y al análisis riguroso que la problemática del caso plantea en una
determinada situación. Y dada las circunstancias debe estar en condiciones de asumir
un cambio justificado de la decisión como único camino de respetar la idea de justicia,
haciéndolo compatible con las razones de seguridad jurídica, como cuando las
condiciones sociales así lo exigen. Se plantea en este punto una vinculación relativa a
los precedentes, postulándose que: “Hay que seguir a los precedentes, salvo que se
justifique su modificación o su abandono”. El inmovilismo judicial y la no modificación
de los precedentes solo tendría sentido si es que en el mundo no aparecen hechos
nuevos.No es posible tolerar la petrificación de la jurisprudencia.
Todo cambio de una situación dominante tiene y debe ser justificado, puesto que no
resulta razonable renunciar sin justificación a lo que ha sido adoptado como precedente.
Una decisión adoptada con anterioridad no puede abandonarse sin una explicación de
los motivos que lo inspiran semejante cambio. Un mismo órgano judicial no puede
modificar el sentido de sus decisiones en casos sustancialmente idénticos, sobre todo si
no ofrece una explicación detallada, minuciosa y suficiente. Con semejante conducta, se
violaría el principio de igualdad y de la seguridad jurídica, incurriéndose en una
arbitrariedad.
184
influenciar una decisión posterior del mismo tribunal o de otro, es una cuestión que
depende del orden institucional de los órganos que administran justicia. 150
En la actualidad en todos los países se estima deseable que los tribunales inferiores
ajusten sus interpretaciones jurídicas a las doctrinas emanadas de los superiores.
Sucede, simplemente, que en unos países (los del civil law) no ha hecho falta insistir en
ello de manera oficial, porque la estructura orgánica y procesal parecía ya asegurar este
resultado de manera suficiente, por la existencia de una carrera funcionaria y la amplitud
para interponer el recurso de apelación y casación incluso, mientras que en otros países
(los del common law) ha sido necesario inculcar esta idea a través de la socialización de
los individuos en la cultura jurídica del precedente, dada la mayor fragilidad de la
estructura judicial en que no existe carrera judicial y han sido siempre escasas las
posibilidades de recurrir las sentencias dictadas por los tribunales de primera instancia
por la existencia de una apelación muy limitada y en que el acceso al tribunal supremo
es verdaderamente excepcional.154
150 Taruffo Michele. Dimensiones del Precedente judicial. En Páginas sobre justicia civil. Colección proceso
y derecho. Marcial Pons.2009. Madrid. Pág. 544.
151 Castillo Alva, José Luis. El uso de los precedentes en materia penal como técnica de argumentación
vinculante de la jurisprudencia. Víctor Ferreres y Juan Antonio Xiol. Fundación Coloquio Jurídico Europeo.
Madrid.2009. Págs.53.
185
Desde esta perspectiva, se nos ha señalado por Ferreres que si el tribunal supremo,
enfrentado a un determinado supuesto respecto del que existe discusión, sabe que su
decisión sienta jurisprudencia vinculante, tenderá a distanciarse de las particularidades
del caso para ver los problemas que éste plantea desde una perspectiva más general.
Como el tribunal no puede saber de antemano qué personas protagonizarán los pleitos
que se entablen en el futuro, se ve empujado a adoptar la solución que sinceramente
cree correcta bajo el Derecho vigente, haciendo abstracción de los concretos sujetos
que son parte en el proceso actual y de sus circunstancias específicas.155
En este sentido, Blackstone nos señala que “es una norma establecida el obedecer
sentencias previas cuando las mismas cuestiones se plantean otra vez en litigio; como
así también conservar la balanza de la justicia en equilibrio firme, y no inclinada a oscilar
con la opinión de cada nuevo juez, e igualmente porque habiéndose declarado y
determinado solemnemente el derecho en dicho caso, lo que antes era incierto y quizás
indiferente, ahora se ha convertido en una norma permanente cuya alteración o
variación no depende de la discreción de cualquier juez siguiente, conforme a sus
sentimientos privados; él ha prestado juramento para decidir no de acuerdo con su
propio juicio privado, sino de acuerdo con las leyes y costumbres conocidas del país; no
ha sido facultado para crear nuevo Derecho, sino para mantener y exponer el viejo
Derecho”156
Este principio de la economía procesal nos debe conducir a cumplir con el imperativo
consistente en que los tribunales brinden una pronta y cumplida administración de
justicia, lo que importa no sólo que los conflictos se resuelvan en forma no
discriminatoria y predecible, sino que en forma pronta por parte de los Tribunales.
Para lograr un respeto del precedente y que exista realmente una jurisprudencia
vinculante para los Tribunales es necesario e indispensable introducir el certiorari y una
variación en cuanto a la forma de pronunciar las sentencias.
El writ of certiorari consiste en una presentación directa a la Corte Suprema para que
esta requiera a un tribunal inferior el envío de la causa para su posterior examen. La
competencia de la Corte en estos casos no es obligatoria, como en el writ of appeal
debido a que la Corte posee facultades discrecionales para acceder o denegar la
petición.
155 Ferreres Comella, Víctor Sobre la posible fuerza vinculante de la jurisprudencia. En: El carácter
vinculante de la jurisprudencia. Víctor Ferreres y Juan Antonio Xiol. Fundación Coloquio Jurídico Europeo.
Madrid.2009. Pág.46.
156 Citado por Cueto Rúa, Julio César. El common Law. Abeledo Perrot. Buenos Aires. 1997. Pág.
27.
186
En Estados Unidos, la Evans Act de 1891 introdujo el principio de la revisión discrecional
de las sentencias. Mediante el Acta del 23.12.1914 y el Acta de 13.2.1925t -conocida
como Judges Bill- se profundizó la tendencia de dotar a la Corte de poderes
discrecionales para aceptar o denegar el conocimiento de los casos presentados ante
ella. La reforma de 1988 al Código Judicial de los Estados Unidos dejó el writ of appeal
para supuestos marcadamente excepcionales. La uniformidad de la cantidad de casos
fallados por la Corte en el año revela que ella ha puesto un techo al número de
intervenciones que anualmente realiza. La regla 17 dispone: “la revisión por writ of
certiorari no es una obligación legal, sino materia de sano arbitrio judicial y, solamente
será otorgada cuando existan para ello razones especiales e importantes” 157158
En este sentido, Ferreres nos indica que es por todos conocidos la enorme avalancha de
casos que llegan al Tribunal Supremo cada año y el elevado número de sentencias que
debe dictar. No puede haber jurisprudencia vinculante si el Supremo no dispone del
tiempo necesario para meditar con profundidad acerca de los problemas jurídicos
planteados en los recursos, y para perfilar con claridad y sin contradicciones los criterios
con arreglo a los cuales deben resolverse.159
157 Oteiza Eduardo. El certiorari o el uso de la discrecionalidad por la Corte Suprema de justicia de la
Nación sin rumbo preciso. Véase en mismo sentido Campos Martínez, Alicia Jessica. El certiorari; Messitte
Peter. El recurso de certiorari, o de revisar: decidir cuales casos examinar.
158 Asuntos conocidos por la Corte Suprema de Estados Unidos en los últimos años.*
* Oteiza Eduardo. El certiorari o el uso de la discrecionalidad por la Corte Suprema de justicia de la Nación
sin rumbo preciso. Dichas cifras se ratifican por Campos Martínez, Alicia Jessica. El certiorari.
159 Ferreres Comella, Víctor Sobre la posible fuerza vinculante de la jurisprudencia. En: El carácter
vinculante de la jurisprudencia. Víctor Ferreres y Juan Antonio Xiol. Fundación Coloquio Jurídico Europeo.
Madrid.2009. Pág.76.
160 Oteiza Eduardo. El certiorari o el uso de la discrecionalidad por la Corte Suprema de justicia de la
187
adecuado desempeño de su función constitucional. Esta preocupación, ampliamente
compartida por jueces y expertos, se trasladó por fin a esferas políticas y el Congreso
tomó conciencia que su intervención era imprescindible para otorgar atribuciones
discrecionales a la corte para delimitar discrecionalmente su carga de trabajo.161
La autoridad del tribunal más alto no se merma, sino que antes se acrecienta, cuando se
contrae su jurisdicción, descargándola de los negocios en los que se disputa meramente
sobre aplicación de leyes secundarias, puesto que así se le capacita para enfrentarse,
con desahogo, a las cuestiones realmente graves.162
161 Ahumada Ruiz, María de los Angeles. El certiorari. Ejercicio discrecional de la jurisdicción de apelación
por el Tribunal Supremo de los Estados Unidos. Revista Española de Derecho Constitucional. Año 14.N°
41. Mayo- Agosto de 1994. Pág.92.
162 Carillo Flores, Antonio. Prólogo en La Corte Suprema de los Estados Unidos, charles Evans Hughes.
por el Tribunal Supremo de los Estados Unidos. Revista Española de Derecho Constitucional. Año 14.N°
41. Mayo- Agosto de 1994. Pág.94.
164 Ahumada Ruiz, María de los Angeles. El certiorari. Ejercicio discrecional de la jurisdicción de apelación
por el Tribunal Supremo de los Estados Unidos. Revista Española de Derecho Constitucional. Año 14.N°
41. Mayo- Agosto de 1994. Pág.107. En el mismo sentido, véase Hernández Denton, Federico. El
certiorari en el proceso apelativo de Puerto Rico y los Estados unidos. Véase en
federico@tribunales.gobierno.pr
188
Por otra parte, los tribunales encargados de unificar criterios no sólo deben conocer de
pocos asuntos, sino que deben redactar sus resoluciones pensando, ante todo, en la
regla jurisprudencial que están tratando de sentar para el futuro.
En general, resulta difícil extraer de las sentencias del Tribunal Supremo y del Tribunal
Constitucional la ratio decidendi. Las facilidades que da la informática para componer
largos textos no hace sino empeorar las cosas; bajo la apariencia de un extenso
razonamiento se oculta a menudo un déficit de auténtica argumentación. Y no es raro
que distintas sentencias sostengan cosas contradictorias, o marchen en direcciones
opuestas, sin que el lector pueda entresacar de todas ellas una regla jurisprudencial
clara y relativamente estable.165
6.- IMPORTANCIA.
El argumento pragmático destaca los beneficios del estudio de los fallos en la uniforme
aplicación de las leyes, la predicción de las decisiones judiciales, la economía procesal,
la seguridad jurídica, el prestigio de los jueces y tribunales, etc.
Por su parte, el argumento de justicia formal destaca que la razón para seguir los
precedentes reside en el respeto al principio de igualdad que se manifiesta en el
principio de: “donde hay la misma razón, hay el mismo derecho”.166
165 Ferreres Comella, Víctor Sobre la posible fuerza vinculante de la jurisprudencia. En: El carácter
vinculante de la jurisprudencia. Víctor Ferreres y Juan Antonio Xiol. Fundación Coloquio Jurídico Europeo.
Madrid.2009. Pág.77.
166 Castillo Alva, José Luis. El uso de los precedentes en materia penal como técnica de argumentación
189
Sin embargo, la utilización de la técnica de los precedentes está condicionada a que
existan recopilaciones judiciales que permitan conocer cuál es el derecho y la
Interpretación del mismo en cada caso, de tal manera que los ciudadanos y en especial
los usuarios de la administración de justicia puedan acceder a dicha información. Solo la
publicación de las resoluciones judiciales permite la utilización argumentativa de los
precedentes en la práctica.
De todos estos factores, como nos señala María Isabel Garrido Gómez, los más
importantes de cara a la posibilidad de predicción de las decisiones judiciales son el rol y
el estilo judicial.
Por lo que respecta al rol judicial, el término que se emplea como adecuado es la
imparcialidad, un término que describe una condición: no inclinarse hacia una de las
partes, carecer de interés personal en el resultado. Mas cuando se emplea esta palabra
la referencia es algo más, se quiere decir, como adición a lo anterior, recto. O sea, una
actitud positiva y activa, el juez tiene que hacer todo lo que esté en su mano para ver el
asunto con imparcialidad y con la vista puesta en las partes litigantes y en todos
nosotros. Con ello se hace referencia a otra actitud, a ser abierto, a estar dispuesto a oír,
a ser informado, a ser persuadido, a responder con buenas razones. El rol judicial es tan
relevante porque es el mayor frente al uso de la libertad judicial. El elemento humano no
queda eliminado, enmarcándose dentro de aquél, de lo que se espera que habrá un juez
que cumpla con su papel.
El otro factor capital que permite o promueve la regularidad de las decisiones judiciales
y, con ella, la posibilidad de predecirlas es el estilo judicial, la clase de razonamiento
que se impone en cada época. No se trata, por tanto, del estilo literario, en este
supuesto la referencia recae en los métodos que siguen los jueces para tomar
decisiones. Dos son los posibles estilos, el formal y el gran estilo. El formal se apoya
más en las normas legales que en una percepción de las demandas de la política
pública («la política es para los Parlamentos; lo nuestro son las normas»). Es el que
190
demanda una ideología ortodoxa de la que desaparece todo, salvo las normas que se
aplican deductivamente al caso, mecánicamente. Por el contrario, el gran estilo deriva de
la apelación del juez a la razón.
El gran estilo minimiza la incertidumbre y reduce todo tipo de conflictos entre las
demandas de la justicia y los mandatos de las autoridades. Se parte del precedente (o
normas), pero el precedente no se aplica mecánicamente, se le confronta con tres
variantes de razones antes de ser aceptado y aplicado: la reputación del juez que
elaboró la opinión; el principio en el sentido característico del gran estilo, es decir, no
sólo como principio de ordenación o de sistematización, sino como principio que da
sentido; y la política, referida al examen de las consecuencias de la regla. Se trata de
una «constante búsqueda de la mejor regla aplicable, que guíe el futuro, regla que tiene
que construirse sobre lo mejor que nos ofrece el pasado. La búsqueda consiste en un
constante re-examen y reconstrucción de una herencia que puede generar no sólo
solidez, sino remedio para el presente y para el día de mañana». Los jueces que
adoptan el gran estilo muestran lo que Llewellyn denomina «sentido de la situación».
Examinan cada caso no como individual, sino como un caso que puede suponer
dotarnos de una regla como referencia en el futuro.167
8.- CLASIFICACIÓN
El llamado precedente vertical presupone un orden en el cual hay una jerarquía vigente
de autoridad entre los órganos judiciales. No es casualidad que se hable usualmente de
la eficacia del precedente de las decisiones de los tribunales supremos: en efecto, se
considera que éstos, al representar el vértice del sistema judicial, tienen el máximo
grado de autoridad y legitimidad. El fenómeno del precedente se presenta como un
reflejo -más claro o más difuso, según el caso- de la organización jerárquica de los
tribunales en los distintos ordenamientos.169
167 Garrido Gómez, María Isabel. Ius et Praxis. V. 15. N° 1. Talca. 2009. Págs 7 y 8.
168 Taruffo Michele. Dimensiones del Precedente judicial. En Páginas sobre justicia civil. Colección
proceso y derecho. Marcial Pons.2009. Madrid. Pág. 544.
169 Taruffo Michele. Dimensiones del Precedente judicial. En Páginas sobre justicia civil. Colección proceso
y derecho. Marcial Pons.2009. Madrid. Pág. 544. En mismos sentido, Copello, Yvo Cuba. El precedente y
su importancia en la búsqueda de una justicia de calidad en el sistema procesal civil peruano. En
Constitución y proceso. Pontificia Universidad Católica del Perú. Ara Editores. Lima. Perú. 2009. Pág.129.
191
En palabras de Taruffo, la fuerza del precedente desciende de lo alto a lo bajo: los
verdaderos tribunales del precedente son los tribunales supremos, cuyas decisiones se
imponen a los órganos judiciales de grado inferior; luego vienen los tribunales de
apelación, y así va descendiendo en la escala judicial. Naturalmente, puede ocurrir que
un tribunal supremo pronuncie una mala decisión y el juez de primer grado pronuncie
una decisión excelente, pero esto es una casualidad, y por tanto, no corroe el
fundamento de la concepción vertical del precedente.170
Debemos tener presente, como nos ha señalado Taruffo, que el hecho que la Corte
Suprema tienda a comportarse como un juez de tercera instancia o de la justicia “ del
caso concreto” más que como verdadero tribunal de legitimidad, explica las frecuentes
contradicciones sincrónicas y revirements, aún injustificados, que caracterizan su
jurisprudencia. De aquí una de las razones por los cuales los precedentes de la Corte de
Casación son a menudo ineficaces, incluso en el contexto de las decisiones posteriores
de la misma Corte.172
170Taruffo Michele. Precedente y Jurisprudencia. En Páginas sobre justicia civil. Colección proceso y
derecho. Marcial Pons.2009. Madrid. Pág. 564.
171 Taruffo Michele. Dimensiones del Precedente judicial. En Páginas sobre justicia civil. Colección proceso
192
decisiones son vistas usualmente como precedentes significativos por los jueces
ordinarios173.
Los jueces de un mismo nivel suelen mantener semejantes pronunciamientos, dado que
se estima que cuando existe una desviación o desconocimientos de la línea de
pronunciamientos estaríamos ante algo seriamente criticable o incorrecto.
Esta clase de precedente posee una menor fuerza persuasiva y de influencia que el
precedente vertical y solo cuenta en la argumentación a título de ejemplo69. Incluso, se
llega a sostener que no cabe aceptar como precedente con fuerza vinculante una
resolución del Tribunal del mismo nivel, dado que ello supondría la existencia en cada
nivel jurisdiccional de tantas fuentes de precedentes como tribunales en ejercicio y
comportaría la presencia de precedentes contradictorios. 174
El autoprecedente deriva de manera directa del principio de igualdad que obliga a tratar
de manera semejante casos iguales. No se refiere solo a la necesidad de conservar una
línea de pensamiento ya mantenida en el pasado, sino más bien a la disposición de
173 Taruffo Michele. Dimensiones del Precedente judicial. En Páginas sobre justicia civil. Colección proceso
y derecho. Marcial Pons.2009. Madrid. Pág. 545.
174
Castillo Alva, José Luis. El uso de los precedentes en materia penal como técnica de argumentación
racional. Su alcance y valor en el derecho peruano. Págs 12 y 13.
www.unifr.ch/ddp1/derechopenal/articulos/a.
175 Taruffo Michele. Dimensiones del Precedente judicial. En Páginas sobre justicia civil. Colección proceso
193
mantener la decisión que se adopte para casos futuros. Así como un juez inferior debe
guiarse por los pronunciamientos de los Tribunales superiores, los Tribunales deben
respetar en el futuro sus propias decisiones177. Como nos señala Taruffo, un tribunal
que, sobre la misma cuestión, cambiase en forma frecuente, arbitraria, casual y carente
de justificación seria de opinión, tendría escasa autoridad y violaría cualquier principio de
igualdad de los ciudadanos ante la ley178.
La decisión adoptada en un caso constituye una buena razón, aunque no sea la única,
para que se reitere y aplique en supuestos análogos y la decisión del presente debe
tomarse teniendo en cuenta el fututo, preguntándose si la misma regla y solución vale
como criterio general179
Como señala Taruffo, está claro que cuando un tribunal de un Estado hace referencia a
las decisiones de tribunales de otros Estados o de tribunales internacionales, se está
fuera del recurso al precedente, ya que no se tiene ni la dirección vertical ni la dirección
horizontal del mismo. Este tribunal, en efecto, no está obligado a uniformarse con estas
decisiones ni –por decirlo así- el ordenamiento al que pertenece espera que aquéllas
sean usadas como punto de referencia. Sin embargo, el recurso al Derecho extranjero, y
en particular, a las decisiones formuladas por tribunales extranjeros, se ha ido
difundiendo en conjunto con la creciente globalización de la cultura jurídica, de la cual
representa un aspecto muy relevante. Fuera de todo vínculo de cualquier naturaleza,
esto representa, en realidad, un instrumento potente de circulación transnacional y de
177
Castillo Alva, José Luis. El uso de los precedentes en materia penal como técnica de argumentación
racional. Su alcance y valor en el derecho peruano. Pág.13. www.unifr.ch/ddp1/derechopenal/articulos/a.
178Taruffo Michele. Precedente y Jurisprudencia. En Páginas sobre justicia civil. Colección proceso y
194
homogeneización tendencial de reglas de juicio, que se ubican, sobre todo, a nivel de los
principios generales y garantías fundamentales.181
Como nos señala Castillo Alva, si se parte de la premisa de que fuente del derecho es
todo factor que colabora con la creación y desarrollo del derecho no cabría duda que los
fallos de los Tribunales serían una fuente del derecho.
De allí, que se llega a señalar que el uso de los precedentes –al no ser fuente de
derecho– solo constituiría una forma de observación empírica, más o menos falible con
la que los prácticos del Derecho trabajan.
Otros autores consideran que la jurisprudencia es fuente del derecho en la medida que
crea normas individuales por delegación de una norma general.
Sin embargo, no faltan quienes más allá de la consideración de si el juez crea una
norma individual afirman categóricamente y, con razón, que nadie puede dudar de la
influencia del Poder Judicial y de los jueces en la creación de normas por parte de otros
poderes, por lo que desempeñan un papel importante en la solución de la controversia.
Resulta indiscutible que los precedentes son una fuente de conocimiento jurídico.
Incluso algunos autores señalan que es la mejor fuente de conocimiento del derecho
positivo. Y esta característica es independiente y está al margen de si se les reconoce la
calidad de fuente del derecho. Todos los jueces y operadores jurídicos reconocen una
relevancia de facto a los precedentes, en la medida que ofrecen ejemplos de cómo se
interpreta y aplica el derecho. El valor del uso de los precedentes judiciales descansa no
tanto en la regulación jurídica que se haga de ellos, ya sea en la Constitución, en el
Código Civil, en otro cuerpo normativo o ley especial, sino en la interpretación y
aplicación que ellos realizan de la ley y el derecho en cada caso concreto.
195
discute si este valor de hecho o de poder fáctico del precedente lo puede llevar a estimar
como una fuente del derecho o como el fundamento de vinculación normativa.
Al respecto, nos señala Taruffo en referencia con el derecho italiano, que desde el punto
de vista teórico, es dudoso que los precedentes puedan ser reconocidos como fuentes
del Derecho. Desde una perspectiva formalista, la respuesta sería negativa, pero el
enfoque más reciente y menos formalista se encuentra a favor de adscribir a los
precedentes al menos un papel relevante en el desarrollo del Derecho italiano. En
cualquier caso, que los precedentes se consideren teóricamente como fuentes del
Derecho o no, es una cuestión sustancialmente irrelevante, dado que normalmente se
citan en la práctica cotidiana. En consecuencia, el único problema significativo es
determinar qué fuerza pueden tener los precedentes italianos.183
Si entendemos que la jurisprudencia pasa a formar parte del conjunto de pautas jurídicas
que los jueces de los tribunales inferiores deben aplicar a los pleitos de los que conocen
(con la excepción, en su caso, de los supuestos en que pueden discrepar de esa
182 Castillo Alva, José Luis. El uso de los precedentes en materia penal como técnica de argumentación
racional. Su alcance y valor en el derecho peruano. Pág 24 a 28.
www.unifr.ch/ddp1/derechopenal/articulos/a.
183 Taruffo Michele. El precedente en Italia. En Páginas sobre justicia civil. Colección proceso y derecho.
196
jurisprudencia aportando razones de peso), tendríamos que afirmar que la jurisprudencia
es fuente de Derecho.
Sin embargo, por otro lado, no podemos olvidar que la jurisprudencia trata de interpretar
de la mejor manera el Derecho vigente, integrado por una serie de materiales jurídicos.
El carácter de fuente del derecho del precedente es debatido incluso en el common law.
Que el stare decisis sea una norma jurídica general de origen consuetudinario, o un
principio axiológico (los valores de orden y seguridad parecerían ser manifiestos en el
caso) o una mera técnica judicial, es algo discutido en la teoría jurídica norteamericana.
Por cierto todas estas doctrinas han sido sostenidas con buenas razones.185
b.- Solo poseen una fuerza persuasiva o intelectual que se basa en la convicción de
sus argumentos y en el peso del razonamiento que desarrolla; y
184 Ferreres Comella, Víctor Sobre la posible fuerza vinculante de la jurisprudencia. En: El carácter
vinculante de la jurisprudencia. Víctor Ferreres y Juan Antonio Xiol. Fundación Coloquio Jurídico Europeo.
Madrid.2009.v
185 Cueto Rúa, Julio César. El common Law. Abeledo Perrot. Buenos Aires. 1997. Pág. 89.
186 Ver Taruffo Michele. Dimensiones del Precedente judicial. En Páginas sobre justicia civil. Colección
197
c. Cumple un papel disuasorio, dado que sin llegar a ser obligatorio y por encima de la
labor persuasiva que comúnmente se le asigna, conduce a que de no seguir la doctrina
jurisprudencial o los precedentes que se citan se corre el riesgo de que el fallo sea
revocado.
Un tercer punto de vista, toma una perspectiva intermedia a las dos posiciones aludidas.
El precedente sin llegar a ser obligatorio, y por encima de la labor persuasiva que
comúnmente se le asigna, cumple un papel disuasorio, en el sentido que de no seguir
la doctrina jurisprudencial o los precedentes que se citan se corre el riesgo de que el
fallo sea revocado. 189
Como nos señala Taruffo, entre los dos casos extremos antes señalados, pueden
identificarse algunos grados intermedios de “fuerza del precedente”. En orden
descendente, se está en presencia de los siguientes grados intermedios:
187
Castillo Alva, José Luis. El uso de los precedentes en materia penal como técnica de
argumentación racional. Su alcance y valor en el derecho peruano. Pág 35 y 36.
www.unifr.ch/ddp1/derechopenal/articulos/a.
188 Taruffo Michele. Dimensiones del Precedente judicial. En Páginas sobre justicia civil. Colección proceso
198
a.- Del precedente deriva un verdadero vínculo, aunque sujeto a excepciones y
limitaciones determinadas, con posibilidad del segundo juez de no observarlo cuando
tengan lugar razones admitidas por el ordenamiento. En este caso el precedente es
binding y debe seguirse, salvo las excepciones previstas (must, except…)
b.- Se prevé en principio que el precedente debe ser seguido, pero se admite que el juez
posterior pueda separarse de él cuando subsistan razones relevantes para hacerlo, las
cuales el segundo juez puede determinar libremente, pero que deben estar indicadas y
justificadas. En este caso el precedente es defeasibly binding en cuanto debería
seguirse a menos que existan buenas razones para no hacerlo (should, unless…)
c.- El grado más inferior, no fácil de distinguir del extremo de la plena discrecionalidad,
se tiene cuando se considera conveniente que se siga el precedente, pero no hay
consecuencias relevantes si no se hace, y el juez no está obligado a justificar
expresamente su propia orientación en otro sentido. En este caso el precedente es
weakly binding, dado que sólo hay una expectativa genérica a que se siga. 190
Fuera de estas clasificaciones existen otras situaciones en las que se hacen referencia a
otros casos, siendo las dos de ellas más importantes: a.- La decisión a título de ejemplo;
y b.- El overruling expreso.
La cita de una decisión a título de ejemplo se verifica cuando se hace para mostrar un
posible significado de una regla jurídica, pero sin la pretensión de derivar de allí
indicaciones que influyan sobre una decisión posterior. Como nos indica Taruffo, su
función no es indicar el criterio de la decisión que debe seguirse en el caso siguiente,
sino simplemente mostrar que la norma que se trata ha sido aplicada de cierta manera
en un caso determinado. Así, el ejemplo informa pero no sugiere, y mucho menos
impone una decisión conforme. Lo demuestra la existencia de ejemplos negativos, es
decir, casos que son citados a fin de decir que no deben ser seguidos.191
190 Taruffo Michele. Dimensiones del Precedente judicial. En Páginas sobre justicia civil. Colección proceso
y derecho. Marcial Pons.2009. Madrid. Págs. 553.
191Taruffo Michele. Precedente y Jurisprudencia. En Páginas sobre justicia civil. Colección proceso y
http://www.tc.gob.pe/cec/themes/bluemarine/diplomado/tema2_marina_gascon.pdf
199
En todo caso, dado el carácter instrumental que reviste el precedente para el logro de
ciertos principios, es necesario, conforme nos señala Marina Gascón, efectuar un
somero repaso de las últimas contribuciones de la teoría del Derecho para mostrar
algunas de las dificultades que presenta la categoría de los principios: las reglas se
aplican a manera de todo o nada (all-or-nothing), mientras que los principios son simples
razones para decidir que “deben tenerse en cuenta”; las reglas exigen un cumplimiento
pleno, y en esa medida, pueden ser solo cumplidas o incumplidas, a diferencia de los
principios, que son normas que ordenan que se realice algo en la mayor medida
posible…., son mandatos de optimización; los principios se caracterizan porque no son
entre sí incompatibles, sino concurrentes, y aplicar uno significa simultáneamente aplicar
todos los concurrentes, intentando que el sacrificio de uno sea el menor compatible con
el sacrificio de los demás; los principios configuran el caso de forma abierta, mientras
que las reglas lo hacen en forma cerrada, de modo que mientras en las reglas las
propiedades que conforman el caso constituyen un conjunto cerrado, en los principios no
puede formularse una lista cerrada de los mismos.194
11.- OBJETO.
La dimensión objetiva del precedente tiene que ver con la determinación de aquello a lo
que se atribuye eficacia de precedente, es decir, la parte de la sentencia a la cual se
hace referencia para derivar de ella la regla de juicio que tiene la capacidad de influir en
la decisión posterior de un caso.
A este propósito, nos señala Taruffo que se distingue entre ratio decidendi, o sea, la
regla de Derecho que está usada como fundamento directo de la decisión sobre los
hechos específicos del caso, y obiter dictum, es decir, todas aquellas afirmaciones y
argumentaciones que están obtenidas de la motivación de la sentencia pero que, incluso
pudiendo ser útiles para la comprensión de la decisión y de sus motivos, sin embrago no
constituyen parte integrante del fundamento jurídico de la decisión.197
194 Gascón Abellan, Marina. La justicia constitucional: Entre legislación y jurisdicción constitucional Pág. 79
http://www.tc.gob.pe/cec/themes/bluemarine/diplomado/tema2_marina_gascon.pdf
195 Gascón Abellan, Marina. La justicia constitucional: Entre legislación y jurisdicción constitucional Pág. 84
http://www.tc.gob.pe/cec/themes/bluemarine/diplomado/tema2_marina_gascon.pdf
196 Gascón Abellan, Marina. La justicia constitucional: Entre legislación y jurisdicción constitucional Pág. 85
http://www.tc.gob.pe/cec/themes/bluemarine/diplomado/tema2_marina_gascon.pdf
197Taruffo Michele. Precedente y Jurisprudencia. En Páginas sobre justicia civil. Colección proceso y
200
Usualmente la distinción entre ratio decidendi y obiter decidum se invoca para decir que
la eficacia del precedente corresponde a la ratio decidendi, mientras que el obiter dictum
tiene, a lo sumo, una función, en sentido lato, persuasiva.198
Esta situación se ha señalado por Taruffo que en la realidad es ilusoria por las siguientes
razones:
a.- Ella es aplicable sólo en los sistemas del common law en los cuales se realiza esta
distinción para el análisis, sin perjuicio de señalar que el stare decisis norteamericano
no es vinculante en realidad y que aún en el common law se habla de persuasive
precedent
c.- El obiter dictum se define por exclusión al considerarle obiter todo lo que no cabe en
la ratio dedidendi, teniendo tal naturaleza los aspectos más diversos, lo que es
particularmente complejo en aquellos casos en que deja de tener un carácter meramente
persuasiva como acontece cuando se le asigna una eficacia particularmente intensa y no
diferenciable de la ratio decidendi; y porque en la práctica tiene influencia considerable
en las decisiones posteriores y la formación de jurisprudencia.199
d.- La naturaleza del precedente y el objeto a que se refiere su eficacia depende de que
se trate de un tribunal que decide también el mérito de la causa, a veces tomando en
consideración hechos controvertidos, o se trate de un tribunal de mera legitimidad, que
limita su tarea a la decisión de la questio iuris. “En la primera hipótesis, es más probable
que valga una noción de la ratio decidendi en la que prevalece la referencia a los hechos
relevantes de la controversia y la regla de derecho se configura en términos
“concretados” en referencia al supuesto hecho particular. En la segunda hipótesis, en
cambio, es más probable que el supuesto de hecho concreto de descuide y se ponga el
acento en la regla de derecho en sí misma considerada, enunciada en términos
generales e interpretada de la manera que resulta abstractamente más admisible.”200
La dimensión estructural del precedente tiene que ver con lo que constituye el
precedente que se usa como punto de referencia a una decisión posterior, pudiendo
distinguirse cuatro situaciones:
198 Taruffo Michele. Dimensiones del Precedente judicial. En Páginas sobre justicia civil. Colección proceso
y derecho. Marcial Pons.2009. Madrid. Pág. 546.
199 Véase Taruffo Michele. Dimensiones del Precedente judicial. En Páginas sobre justicia civil. Colección
201
a.- Caso en que invoca un único precedente;
b.- Caso en que se invocan varios precedentes que son uniformes para la solución de la
misma cuestión;
c.- Caso en que existen varios precedentes en conflicto para la solución de la misma
cuestión;
Es el caso más común en el common law al existir en ellos una selección de casos y que
por ello constituye la hipótesis clásica que se toma en consideración para los análisis
teóricos del precedente.
b.- Caso en que se invocan varios precedentes que son uniformes para la solución
de la misma cuestión.
En este caso nos encontramos ante una situación de elección por el juez posterior, la
que debe justificar en su sentencia, exponiendo las razones por las cuales sigue un
precedente para resolver la cuestión y rechaza el otro.
202
Entendemos que en estos últimos dos casos el asunto debería resolverse con la
intervención del Pleno de la Corte Suprema si la existencia de discrepancia emana de
las Salas de ella, lo que debería ser de difícil ocurrencia si ellas actúan generalmente en
Pleno como acontecía en los orígenes de nuestra casación en el fondo o lo hacen a
través de Salas especializadas, como acontece en la actualidad.
En nuestro Derecho se nos ha explicado por Alejandro Romero con gran claridad que
“con el triunfo de la Revolución Francesa se aceptó como dogma que al Poder Judicial le
está vedado dictar normas generales, puesto que la plenitud de la creación de normas
jurídicas y de su interpretación auténtica radicaría en el Poder Legislativo. Dicho
postulado se ve reflejado claramente en el artículo 3° del Código Civil cuando dispone
que sólo toca al legislador explicar o interpretar la ley de un modo generalmente
obligatorio.
Para nuestra doctrina mayoritaria, nos ha explicado Alejandro Romero que “la
jurisprudencia no es fuente del derecho por los siguientes motivos:
1°) Por la creencia muy arraigada que reduce la actividad jurisdiccional a un acto de
aplicar a los hechos de la causa la norma de derecho producida por el legislador. El
órgano jurisdiccional no tendría ninguna competencia para la creación de nuevas
normas jurídicas, debiendo encuadrar su actuación a la aplicación de la ley, la que se
obtendría a través de la aplicación de las reglas de interpretación contenidas en los
artículos 19 a 24 del Código Civil.
2°) Ni siquiera en el caso de que exista jurisprudencia uniforme sobre una determinada
materia surge para los jueces y litigantes una obligación de observancia. La existencia
de un criterio uniforme, a lo más, tendría un valor de persuasión.
201Romero Alejandro. La jurisprudencia de los tribunales como fuente de derecho. Una perspectiva
procesal. Editorial Jurídica de Chile.2004. Págs. 46 y 47.
203
3°) El principio del efecto relativo de las sentencias, consagrado en el artículo 3° del
Código Civil, impediría dar valor a la jurisprudencia.202
Alejandro Romero nos ha señalado que “la común explicación sobre el efecto relativo de
la sentencia ha sido el principal argumento para sustentar el nulo valor de la
jurisprudencia en nuestro sistema. La base legal de este principio está recogida en el
inciso 2° del artículo 3° del Código Civil, en los siguientes términos: “Las sentencias
judiciales no tienen fuerza obligatoria sino respecto de las causas en que actualmente se
pronunciaren”.
1°) La decisión judicial decide un caso en forma singular, sin vincular a los otros jueces
ni menos a otros sujetos que no fueron parte en el proceso, salvo que estos últimos
puedan beneficiarse con la excepción de cosa juzgada, si se da la triple identidad del art.
177 del CPC.203
Ninguna objeción se puede formular a la explicación que comprende dentro del efecto
relativo de las sentencias el efecto de cosa juzgada. En tal sentido, no puede ser más
exacta la formulación del inciso 2° del artículo 3° del Código Civil en orden a que los
efectos del acto jurisdiccional se producen sólo entre los sujetos que conformaron la
relación procesal. Como es sabido, constituye un principio fundamental de nuestro
sistema jurídico que los efectos de la cosa juzgada no se extienden a los terceros.
También es exacto en cuanto a los límites temporales de tal decisión: ella resuelve un
conflicto actual, no uno futuro ni hipotético. Sería impropio de una sentencia (y contrario
al debido proceso) que el mandato imperativo que de ella resulta fuera aplicable a una
situación futura, aunque el nuevo conflicto que se pueda suscitar sea análogo con el que
se encuentra resuelto judicialmente. Todo conflicto de relevancia jurídica para que sea
solucionado con valor de cosa juzgada, debe pasar siempre por un proceso
jurisdiccional (contencioso).204
2°) El fallo judicial no sirve, ni sienta un precedente de obligatorio acatamiento para las
decisiones posteriores y no puede tener carácter general, esto es, tiene un efecto
relativo.205
No parece exacta la tesis que valiéndose del efecto relativo de la sentencia ha negado
sistemáticamente valor a la jurisprudencia en nuestro ordenamiento. La revisión de esta
propuesta clásica surge de considerar que el valor de la jurisprudencia es un tema
202 Romero Alejandro. La jurisprudencia de los tribunales como fuente de derecho. Una perspectiva
procesal. Editorial Jurídica de Chile.2004. Págs. 48 y 49.
203 Romero Alejandro. La jurisprudencia de los tribunales como fuente de derecho. Una perspectiva
204
diverso al efecto de cosa juzgada. En rigor, se trata de una temática vinculada con la
opción política, que implica tomar partido sobre la misión que se debe atribuir a las
decisiones de la Corte Suprema, especialmente cuando conoce del recurso de casación
en el fondo y del recurso de nulidad en el Código Procesal Penal.
De un modo concreto, cuando el Código Civil establece que “las sentencias judiciales no
tienen fuerza obligatoria sino respecto de las causas que actualmente se pronunciaren”,
en nuestro concepto, no está intentando solucionar la interrogante política que la
jurisprudencia provoca en el desempeño del conjunto del ordenamiento jurídico. Para
sostener lo anterior no se puede perder de vista que el establecimiento de la casación
justamente apuntaba a abordar la problemática que estaba generando el
comportamiento de la jurisprudencia, dejando en claro que la respuesta a ello en gran
medida es una cuestión de técnica procesal.206
En este sentido, nuestra Excma Corte Suprema nos ha señalado que “el concepto de
cosa juzgada jamás ha buscado imposibilitar la existencia de juicios y problemas iguales
a otros que hayan sido resueltos con anterioridad. Esto significaría el absurdo de
entrabar cambios en la legítima variación de la jurisprudencia. Sólo se pretende impedir
que el mismo problema específico -con identidad de personas, de cosa pedida y causa
de pedir- se plantee nuevamente después de haber sido resuelto por sentencia
ejecutoriada.”207
Entrando al siglo XXI se hace necesario que hagamos un balance acerca de algunas de
las medidas que se han adoptado por nuestro legislador durante estos últimos años para
los efectos de poder precisar si se ha mantenido su posición original en cuanto al valor y
la posición que ocupa la jurisprudencia en nuestro ordenamiento jurídico, o si más bien,
las medidas que en forma aislada y no tan sistemática se han adoptado durante estos
últimos años nos acercan más bien a una teoría del precedente.
La Ley 19.374, trato de adoptar diversas medidas con el fin de lograr la uniformidad de la
jurisprudencia en nuestro país, especialmente, la que emana de la Corte Suprema.
206 Romero Alejandro. La jurisprudencia de los tribunales como fuente de derecho. Una perspectiva
procesal. Editorial Jurídica de Chile.2004 Págs 51 y 52.
207 C. Suprema 30.11.1995.RDJ. T.92.Secc.1ª.P.119.
208 Mosquera Mario y Maturana, Cristian. Los recursos procesales. Editorial Jurídica de Chile.2010.
Pág.285.
205
En segundo lugar, en el aspecto procedimental se modificó el artículo 780 del C.P.C. en
el sentido de permitir que interpuesto el recurso de casación en el fondo, cualquiera de
las partes podrá solicitar, dentro del plazo para hacerse parte en el tribunal ad quem,
que el recurso sea conocido y resuelto por el pleno del tribunal. La petición sólo podrá
fundarse en el hecho que la Corte Suprema, en fallos diversos, ha sostenido distintas
interpretaciones sobre la materia de derecho objeto del recurso.209
En la práctica, esta norma no ha recibido mayor aplicación práctica dado que rara vez se
ha ejercido esta facultad, demostrándose con ello que no existe mayor conocimiento por
las propias partes de la jurisprudencia como para estimar y hacer valer la concurrencia
de la disparidad de interpretaciones para hacer efectivo este derecho que altera la forma
de funcionamiento de la Corte Suprema para resolver el recurso de casación.
Con ello, se logró cambiar en la práctica el medio habitual para acudir a la Corte
Suprema desde el recurso de queja al recurso de casación en el fondo, medio al cual
siempre se le ha tratado de atribuir la idoneidad para lograr la uniformidad de la
jurisprudencia.
Sin embargo, la medida destinada a lograr atribuir a la Corte Suprema facultades para
controlar el ingreso de los recursos de casación en el fondo potenciando la función del
ius contitucionis por sobre el ius litigatoris fue declarada inconstitucional por parte del
Tribunal Constitucional al ejercer el control preventivo de ese cuerpo legal, eliminándose
la facultad para declarar inadmisible el recurso que carece de relevancia jurídica para la
adecuada interpretación y aplicación del derecho.211
209 Mosquera Mario y Maturana, Cristian. Los recursos procesales. Editorial Jurídica de Chile. 2010.
Pág.312.
210 Mosquera Mario y Maturana, Cristian. Los recursos procesales. Editorial Jurídica de Chile. 2010.
Pág.385.
211 Mosquera Mario y Maturana, Cristian. Los recursos procesales. Editorial Jurídica de Chile. 2010.
Pág.315.
212 Mosquera Mario y Maturana, Cristian. Los recursos procesales. Editorial Jurídica de Chile. 2010.
Pág.332.
206
En el Segundo Informe de la Comisión de Constitución, Legislación, Justicia y
Reglamento del Senado se señala expresamente sobre la materia que “nos hicimos
cargo de la posibilidad de que, respecto de la materia de derecho objeto del recurso
existan distintas interpretaciones sostenidas en diversos fallos emanados de los
tribunales superiores. Es el caso, por ejemplo, de sentencias discrepantes sobre un
mismo punto jurídico que hubieren sido pronunciadas por la propia Corte de
Apelaciones, otra u otras Cortes de Apelaciones o, incluso, la Corte Suprema,
especialmente en su etapa anterior a la actual especialización de las salas en que
desarrolla su trabajo. Por lo tanto, consideramos desde todo punto de vista
recomendable, para velar por la uniformidad jurisprudencial y lo que ella involucra frente
a valores preciados para nuestro ordenamiento como son la igualdad ante la ley y la
seguridad jurídica, que el conocimiento del recurso no quede radicado en la Corte de
Apelaciones, sino en la Corte Suprema. 213
207
De lo expuesto, podemos apreciar que nuestro legislador en estos últimos años ha
dispuesto diversas medidas para lograr la uniformidad de la jurisprudencia de los
tribunales, velando por la igualdad y uniformidad en la solución de los conflictos.
Sin embargo, estimamos que esas medidas son instrumentos más bien aislados y
que no responden a un sistema en el cual se privilegie por parte de los diversos
operadores del sistema jurídico la emanación de verdaderos precedentes, su difusión y
estudio, y especialmente, la conciencia de que ellos deben ser respetados más que por
constituir una obligación jurídica a ser impuesta por la aflicción de sanciones o medidas
disciplinarias, sino que más bien por constituir una obligación moral que debe conducir a
la igualdad y seguridad en la solución de los conflictos y que obliga a conocer, respetar y
promover los razonamientos previos, a menos que se justifique expresamente los
motivos que concurren para apartarse de ellos.
Uno de los elementos cuya carencia con mayor extrañeza se aprecia es el certiorari,
dado que no es posible pensar en la existencia de precedentes por parte de la Corte
Suprema si nos encontramos ante un órgano jurisdiccional que más bien que sentar
principios generales en casos de relevancia jurídica se dedica por mandato del legislador
a privilegiar el ius litigatoris.
Sin embargo, debemos tener presente que el sistema de precedente puede conducir
a la máxima eficacia en el caso del control de constitucionalidad de la ley, a través de los
mecanismos de los requerimientos de inaplicabilidad e inconstitucionalidad, ambos de
conocimiento del Pleno del Tribunal Constitucional216, cuyo conocimiento se ha radicado
en ese órgano a partir de la dictación de la Ley 20.050, publicada en el Diario Oficial de
26 de agosto de 2005217.
216 Mosquera Mario y Maturana, Cristian. Los recursos procesales. Editorial Jurídica de Chile. 2010.
Pág.490.
217 Mosquera Mario y Maturana, Cristian. Los recursos procesales. Editorial Jurídica de Chile. 2010.
Pág.483.
218 Mosquera Mario y Maturana, Cristian. Los recursos procesales. Editorial Jurídica de Chile. 2010.
Pág.549.
208
inaplicabilidad del mismo precepto legal por falta de fundamento plausible, al no poder
contradecir los fallos del propio tribunal que previamente se hubieren pronunciado
declarando la constitucionalidad de preceptos legales por los mismos fundamentos 219, a
menos que exista un razonamiento serio y fundado que se haga cargo de los diversos
criterios que justifiquen apartarse de la doctrina anterior.
Sin embargo, hasta ahora se han tomado medidas aisladas, sin que se haya
configurado en forma plena un sistema que nos permita establecer una estructura
orgánica y procedimientos que permitan que podamos alcanzar ese objetivo. Además,
debemos velar por introducir modificaciones respecto del estudio del derecho y la
formación de los jueces, abogados y estudiantes, que nos permita colocar la doctrina del
precedente en un sitial que amerite un reconocimiento acorde con la importancia que se
suele proclamar, pero no reconocer en la práctica a la hora de su estudio y divulgación
en nuestros países inspirados en el sistema del civil law.
219 Mosquera Mario y Maturana, Cristian. Los recursos procesales. Editorial Jurídica de Chile. 2010.
Pág.524.
220 Mosquera Mario y Maturana, Cristian. Los recursos procesales. Editorial Jurídica de Chile. 2010.
Pág.558.
221 Debemos hacer presente que algunos ya sostienen una postura minoritaria en la doctrina en virtud del
principio de la igualdad que contempla que “ni la ley ni autoridad alguna podrán establecer diferencias
arbitrarias”, siempre que la observancia de la ley nos lleve a una diferencia arbitraria, en relación a lo ya
antes decidido por la jurisprudencia, habrá que preferir respetar el precedente por encima de la ley, salvo
209
15.- DIFERENCIA ENTRE EL PRECEDENTE Y LA COSA JUZGADA.
que la ley tenga fundamentos sólidos que justifiquen el cambio de temperamento, derogando así el
precedente. Quijano Fernández, Alvaro. El precedente judicial. Editorial Alfonso X. Santiago. Pág.85.
222 Cueto Rúa, Julio César. El common Law. Abeledo Perrot. Buenos Aires. 1997. Pág. 23.
223 Cueto Rúa, Julio César. El common Law. Abeledo Perrot. Buenos Aires. 1997. Pág. 25.
210
general, en la medida en que requiere de los jueces de la misma jurisdicción, de
jerarquía coordinada o inferior, que recurran a ella como fuente cuando tengan que
resolver casos que ofrezcan cierta similitud.224
De allí que la eficacia de la autoridad de la cosa juzgada requiere que se fijen los
limites dentro de los cuales puede operar su eficacia, como son los tradicionales de la
triple identidad en el proceso civil. En cambio, la regla general que se extrae de la
sentencia para configurar el precedente no se configura mirando el caso particular, sino
que los hechos que se extraen como norma general carentes de una individualidad
determinada.
En cambio, el stare decisis no es, como la regla de res iudicata, una orden
universal, inexcusable. La regla del stare decisis, aunque tiende hacia la consistencia y
uniformidad de las sentencias, no es inflexible. El que sea seguida o dejada de lado es
una cuestión sujeta a discreción del tribunal ante el cual se encuentra pendiente una
decisión, una cuestión ya decidida antes.225
224 Cueto Rúa, Julio César. El common Law. Abeledo Perrot. Buenos Aires. 1997. Pág.90.
225 Cueto Rúa, Julio César. El common Law. Abeledo Perrot. Buenos Aires. 1997. Pág. 93.
226 Cueto Rúa, Julio César. El common Law. Abeledo Perrot. Buenos Aires. 1997. Pág. 117.
227 Nieva Fenoll, Jordi. La Cosa Juzgada. Atelier Libros Jurídicos. Barcelona 2006. Pág 121.
211
16. CONCLUSIONES.
Pero no debemos cerrar los ojos ante el problema: si no existen las vías eficaces
para reducir a una cierta unidad la disparidad de criterios judiciales, se lesionan
importantes valores del Estado de Derecho. Es necesario pensar y ensayar propuestas
para mejorar el actual estado de cosas, a pesar de la dificultad que entrañe semejante
empresa.230
Las medidas que se han adoptado hasta ahora revisten un carácter aislado y no
sistemático, estando consciente que por importar un cambio cultural la mutación desde
la noción de la jurisprudencia a la del precedente, serán muchos los años y las medidas
que en los más diversos ámbitos deberemos adoptar para arribar eficazmente al logro
de ese objetivo.
Para ello, debemos ser abiertos de mente para utilizar todos los instrumentos que
nos permitan construir un sistema que nos conduzca al respeto de los precedentes, obra
en la cual deben participar no solamente nuestros legisladores, sino que también
especialmente nuestros jueces, pero también ciertamente los abogados, universidades,
y en general, los miembros de la comunidad, todos los que nos debe recordar siempre
228 Romero Alejandro. La jurisprudencia de los tribunales como fuente de derecho. Una perspectiva
procesal. Editorial Jurídica de Chile.2004. Pág 10.
229 Romero Alejandro. La jurisprudencia de los tribunales como fuente de derecho. Una perspectiva
vinculante de la jurisprudencia. Víctor Ferreres y Juan Antonio Xiol. Fundación Coloquio Jurídico Europeo.
Madrid.2009. Pág.78.
212
los casos en los cuales no se trata de manera igual a las personas, importa la
injustificable violación de los principios de la justicia y de la seguridad que siempre
deben regir un sistema democrático.
213
CAPITULO II. LA CONEXION HETEROGENEA
1. CONCEPTO.231
231 En la actualidad, otra óptica bajo la cual se puede abordar este tema es a través de las
cuestiones prejudiciales, pudiendo suscitarse no sólo cuestiones prejudiciales civiles respecto de
un proceso penal que son las que hasta ahora se regulan expresamente por nuestro legislador,
sino también de cuestiones prejudiciales civiles en el mismo proceso civil, así como las cuestiones
prejudiciales concernientes al derecho administrativo o laboral.
Para que nos encontremos ante el fenómeno de la prejudicialidad se requiere la existencia de una
cuestión prejudicial y de una cuestión principal, puesto que un asunto no es prejudicial por sí sólo,
sino que en relación a otro, vinculación en la que se respeta la existencia autónoma de ambas
cuestiones. Reynal Querol Nuria. La prejudicialidad en el proceso civil. Bosch Procesal. Barcelona.
2006. Pág. 32.
La cuestión prejudicial presenta como características las siguientes: 1.- Es una cuestión que surge
en un proceso, pero que no integra la cuestión principal. 2.- Es una cuestión cuya resolución es
necesaria para decidir la cuestión principal, lo cual justifica que se resuelva previamente a ésta.3.-
Es una cuestión sustantiva de orden civil, penal, administrativo, laboral, constitucional e incluso en
algunos casos internacionales, que deben formar parte autónoma de una decisión jurisdiccional a
la principal que debe pronunciarse, la cual una vez firme genera la eficacia positiva de cosa
juzgada. Véase Reynal Querol Nuria. La prejudicialidad en el proceso civil. Bosch Procesal.
Barcelona. 2006. Págs. 31 a 71.
Las cuestiones prejudiciales se clasifican en: 1°.- Cuestiones prejudiciales homogéneas y
heterogénea. Estamos ante una cuestión homogénea si se formula una cuestión prejudicial civil
respecto a un proceso civil, como sería el caso si se debe decidir acerca de la nulidad de un
testamento para determinar si debe cumplirse con un legado. Estamos ante una cuestión
heterogénea si se formula una cuestión prejudicial penal, laboral, constitucional o de otro orden
respecto a un proceso civil, como sería el caso si se debe decidir acerca de un requerimiento de
inaplicabilidad por inconstitucionalidad de la ley por el Tribunal Constitucional respecto de un
proceso civil que se conoce por nuestros tribunales.2.- Cuestiones prejudiciales devolutivas y
no devolutivas. El sistema devolutivo es aquel en que el juez que conoce del asunto principal
respecto del cual se promueve una cuestión prejudicial no puede resolverla, sino que debe hacerlo
el órgano que tenga atribuida competencia para conocer de la cuestión prejudicial como asunto
principal. Por ejemplo, no puede conocer el juez civil del cuestionamiento de inconstitucionalidad
de una ley para la resolución del conflicto, sino que esa cuestión debe ser resuelta por parte del
Tribunal Constitucional. El sistema no devolutivo es aquel en que el juez que conoce del asunto
principal respecto del cual se promueve una cuestión prejudicial puede resolverla, no obstante que
se tenga atribuida competencia a otro tribunal para conocer de la cuestión prejudicial como asunto
principal. Por ejemplo, por regla general, el juez del crimen puede resolver todas las cuestiones
prejudiciales civiles, aún cuando considerada autónomamente respecto del asunto penal aquella
debiera ser conocida por un juez civil. En consecuencia, por regla general, el juez penal posee
preferencia respeto del juez civil para resolver las cuestiones prejudiciales civiles que se
promuevan en el proceso penal. En el ordenamiento jurídico la regla general es el sistema no
devolutivo por adecuarse mejor a la unidad jurisdiccional, la independencia judicial y la sumisión
exclusiva de los tribunales a la ley, se adecúa mejor con la garantía constitucional de un proceso
sin dilaciones indebidas; y al existir un solo tribunal y un mismo proceso, se favorece la reducción
de gastos procesales y la pronta, eficaz y armónica obtención de una resolución que resuelva el
conflicto. Véase Reynal Querol Nuria. La prejudicialidad en el proceso civil. Bosch Procesal.
Barcelona. 2006. Págs. 72 a 124. En caso que se plantee una cuestión prejudicial en un sistema
no devolutivo lo que procederá por regla general será la acumulación de autos, para los efectos
que ellas se resuelvan por un solo tribunal y en un mismo proceso, a menos que nos encontremos
ante un caso de litispendencia, si es que en un proceso se han hecho valer tanto la cuestión
prejudicial y la principal, en cuyo caso el segundo proceso no podría ser planteado solo respecto
de la cuestión prejudicial. En caso de plantearse una cuestión prejudicial en un sistema devolutivo,
nos podemos encontrar ante casos de suspensión obligatoria por mandato del legislador, como
acontece en el proceso penal cuando se formula una cuestión prejudicial civil que es de
214
Pudiera creerse, por ser diversas las naturalezas jurídicas de los procesos
penal y civil, ya que el uno juzga la conducta humana con miras hacia la
imposición de la pena o la absolución y el otro se traduce fundamentalmente en
relaciones de orden patrimonial, etc. que los procedimientos y las respectivas
sentencias, productoras de la cosa juzgada, no pudieren llegar jamás a una
interferencia.
competencia de un juez civil u otro órgano jurisdiccional como acontece con el juicio de cuentas,
debiendo disponerse el sobreseimiento temporal en tal caso; o ante un caso de suspensión
facultativa, como acontece en el caso del requerimiento de inaplicabilidad por inconstitucionalidad,
en el cual se prevé que puede facultativamente el Tribunal Constitucional disponer la suspensión
del proceso en el cual incide el requerimiento en caso de ser acogido a tramitación..
215
El nexo entre la pretensión punitiva y la llamada acción civil "ex delicto" es,
en cambio, de naturaleza exclusivamente jurídica: ambas pretensiones como
consecuencia de la distinta consideración que un mismo complejo de conductas y
hechos merecen a normas jurídicas diversas, penales y civiles. La aplicación de
estas últimas es renunciable, mientras que la de las penales, por regla general, no
lo es.
Por otra parte esa conexión heterogénea no se da sólo entre los procesos
civiles y penales al hacer valer las pretensiones que emanan de un mismo hecho,
sino que también respecto de los fallos que se pronuncian por los diversos
tribunales".
Las dos competencias criminal y civil, son dos ramas del mismo poder;
ambas tienen un mismo objeto, que se resuelve en el acto jurídico jurisdiccional
sentencia, pero cada una obra en campos distintos y no es permitido a una
penetrar en la esfera de atribuciones de la otra. De esto se sigue que el juez civil
no puede volver a examinar cuestión resuelta ya que por él magistrado penal, sin
poner frente a la acción pública, que dio término al juicio criminal, la acción privada
que se desenvuelve en el juicio civil, sin destruir el orden inalterable de la
competencia y no ocasionar una contraposición de cosa juzgada que cedería en
desprestigio de la misma organización jurisdiccional.
216
podrán deducirse también, con arreglo a las prescripciones de este Código, las
acciones civiles que tengan por objeto reparar los efectos civiles del hecho
punible, como son, entre otras, las que persigan la restitución de la cosa o su
valor, o la indemnización de los perjuicios causados.
La acción civil indemnizatoria que puede nacer del delito puede ejercitarse
ante el tribunal que conoce del respectivo proceso criminal (art.171 del C.O.T.) o
separadamente ante el tribunal civil correspondiente (art.5 del C.P.P.). En este
caso nos encontramos ante un caso de competencia acumulativa, puesto que
tanto el juez de la acción civil y indemnizatoria, pero el que haya prevenido en el
conocimiento excluye al otro, el cual cesa desde ese instante de ser competente
(art.112 del C.O.T.).
La acción civil ejercitada ante los tribunales civiles se tramitará como juicio
ordinario (art.3 del C.P.C.), cualquiera que sea ante la ley penal el carácter del
delito o cuasidelito de donde emana.
217
pronunciamiento de ésta hasta la terminación del proceso criminal, si en éste se
ha dado lugar al procedimiento plenario".
"Esta suspensión podrá decretarse en cualquier estado del juicio, una vez
que se haga constar la circunstancia mencionada en el inciso precedente.
Los requisitos para que se suspenda el juicio civil por existir uno penal
pendiente para el juzgamiento de los hechos que sirven de fundamento a la
pretensión hecha valer en aquél, son:
a. Que la existencia del delito o cuasidelito que es objeto del procedimiento penal
sea fundamento preciso de la sentencia a dictar en el civil o tenga influencia
notoria para ella.
b) Que el juicio penal, en el cual se juzgan los hechos delictivos fundantes o con
influencia notoria para el pronunciamiento de la sentencia civil, hubiere pasado a
la etapa de Plenario .
"La facultad que confiere la ley a los tribunales para suspender el fallo de un
juicio civil hasta la terminación de un proceso criminal que incide en la existencia
de un delito que ha de ser el fundamento preciso de una resolución civil, sólo
puede ser admisible cuando el juicio criminal se encuentre en estado de Plenario".
218
Esta subordinación de la acción civil a la penal jamás ha sido desconocida y
obedece a dos órdenes de consideraciones: en primer lugar, razones de
conveniencia política imponen el respeto de la primera a la segunda; en segundo
lugar, porque la acción quedará sin causa cierta, mientras no se produzca la
condena penal.
Uno de los prácticos del derecho penal enunciaba así: "Antes que la civil,
debe primero resolverse la causa criminal, aún estando establecido que todas las
excepciones deben tratarse al final del litigio".
219
procedimiento penal no se podrá deducir nuevamente ante un tribunal civil. (art.
59 inc. 2º última parte NCPP).
232 En todo caso, debemos recordar que respecto de la ejecución de la parte civil indemnizatoria
de la sentencia definitiva dictada dentro del proceso penal no debe ser ejecutada ante los
tribunales penales, sino que ante el juzgado de letras civil que fuere competente conforme a las
reglas generales.
De conformidad a lo previsto en el artículo 349 del NCPP, tanto en caso de absolución como en
el de condena, deberá el tribunal pronunciarse acerca de la demanda civil válidamente
interpuesta.”
Por otra parte, el inciso final del artículo 171 del C.O.T. haciendo una clara excepción a la regla
general de la ejecución, nos señala que será competente para conocer de la ejecución de la
decisión civil de las sentencias definitivas dictadas por los jueces con competencia penal, el
tribunal civil que fuere competente conforme a las reglas generales.
En consecuencia, si se hubiere pronunciado una sentencia definitiva penal, acogiéndose la
demanda civil indemnizatoria deducida por la víctima en contra del imputado, único caso en que
ello es posible ante los tribunales del crimen en el nuevo sistema procesal penal, la ejecución
de la sentencia civil no deberá seguirse ante ellos, sino que ante el tribunal civil que fuere
competente conforme a las reglas generales.
El procedimiento que deberá aplicarse para obtener la ejecución de la sentencia civil se nos
señala en el artículo 472 del N.C.P.P. señalándonos que “en el cumplimiento de la decisión civil
de la sentencia, regirán las disposiciones sobre ejecución de las resoluciones judiciales que
establece el Código de Procedimiento Civil.”
Ello implica que el único procedimiento que cabrá aplicar para la ejecución de esa sentencia
que contempla prestaciones civiles será el juicio ejecutivo, dado que no cabe aplicar el
procedimiento incidental que sólo es procedente cuando la ejecución se solicita ante el tribunal
que conoció del proceso en única o primera instancia. Debemos acordar que conforme al
artículo 233 del C.P.C. el procedimiento incidental sólo es aplicable “cuando se solicite la
ejecución de una sentencia ante el tribunal que la dictó dentro del plazo de un año contado
desde que la ejecución se hizo exigible, si la ley no ha dispuesto otra forma especial de
cumplirla, se ordenará su cumplimiento con citación de la persona en contra de quien se pide.”.
220
tenga en ella influencia notoria, con la modificación obvia introducida por la Ley
19.806 que ello no ocurre cuando se ha dado lugar al procedimiento plenario
que no se contempla en el nuevo proceso penal, sino que ello ocurre en la
actualidad cuando en el proceso penal se ha deducido acusación, lo que
acontecerá en la etapa intermedia del juicio oral, o se hubiere formulado
requerimiento en el procedimiento simplificado.
221
2. El proceso penal debe suspenderse en caso de ser necesaria la resolución
previa de una cuestión prejudicial civil que no sea de la competencia del juez
del crimen.
Por otra regla general, es competente para conocer y fallar las cuestiones
prejudiciales civiles el juez del crimen (art.173 en relación con el art.111 del
C.O.T.). En estos casos, esa cuestión no reviste el carácter de prejudicial, puesto
que no procede ordenar la suspensión del proceso penal, conforme a lo dispuesto
en los arts.5 y 409 Nº4 del C.P.P.
222
necesarias a la comprobación de los hechos; y se paralizará en seguida hasta que
sea fallada la cuestión civil".
En estos casos, en los autos penales debe limitarse el juez a comprobar los
hechos, siendo indudable que no podría mantenerse la detención del inculpado
mientras no se dicte sentencia en el juicio civil; sobre todo si se toma en cuenta
que este fallo es el que en realidad determina la existencia o no del delito.
Para obviar este inconveniente, los incisos 2º y 3º del art.4º del C.P.P.
dispusieron en "en el juicio civil prejudicial intervendrá el Ministerio Público,
cuando la causa criminal verse sobre delito que debe perseguirse de oficio, para
hacer todas las gestiones conducente a la iniciación o a la pronta terminación de
dicho juicio. Podrá también hacerse parte principal cuando lo estime conveniente".
Sin embargo, esta disposición carece de aplicación práctica al haberse eliminado
el cargo de los promotores que representaban al Ministerio Público en la primera
instancia, conforme a lo prescrito en el DFL. 426 de 28 de febrero de 1927; sin
perjuicio de ser discutible la intervención en este caso a los fiscales de la Corte de
Apelaciones de acuerdo a lo previsto en el art.26 bis del C.P.P.
El proceso penal deberá reiniciarse una vez que se hubiere fallado por el
tribunal civil la cuestión prejudicial, puesto que sólo entonces habrá cesado el
inconveniente legal que detuvo la prosecución del juicio (art.418 inc.2 del C.P.P.).
223
Esta suspensión no impedirá que se verifiquen en el proceso penal
actuaciones urgentes y estrictamente necesarias para conferir protección a la víctima
o a testigos o para establecer circunstancias que comprobaren los hechos o la
participación del imputado y que pudieren desaparecer.
Ejecutoriada la resolución pronunciada por el juez civil que falla una de esas
cuestiones, se producirá cosa juzgada y el juez del crimen deberá considerarla
para fallar la causa.
224
Fallada la cuestión prejudicial civil por un tribunal que no sea el juez del
crimen, éste deberá proceder a ordenar la reiniciación del juicio. La suerte que
corra en el futuro el proceso penal dependerá del carácter que revista la sentencia
que hubiera fallado la cuestión prejudicial civil. Para estos efectos debemos
distinguir:
225
podrá decretar la reapertura del procedimiento cuando cesare la causa que hubiere
motivado el sobreseimiento temporal.
Otro caso en que la sentencia civil puede influir en aquella que dicte con
posterioridad el juez penal es aquel que se produce cuando la acción civil
indemnizatoria ha sido deducida ante el juez civil en forma separada de la acción
penal. La influencia aquí dice relación no con los hechos delictivos que se
juzgarán por el juez del crimen, sino que con la pretensión civil que emana de
esos hechos.
Si la acción civil indemnizatoria que emana del delito se hace valer ante el
juez civil, no podrá ejercerse con posterioridad ante el juez del crimen por cuanto a
ello se opondrá la litispendencia si el asunto se encontrare pendiente, o la cosa
juzgada, si el fallo pronunciado por el juez civil acerca de la acción indemnizatoria
se encontrare ejecutoriada. Debemos recordar que en el nuevo sistema procesal
penal ello puede acontecer solo en el caso de la acción civil que la victima puede
ejercer en contra del imputado, caso en el cual nos encontramos con una
competencia acumulativa o preventiva.
Para los efectos de estudiar la influencia que tienen las sentencias penales
respecto de las civiles a dictarse en un procedimiento posterior, debemos clasificar
las sentencias penales en condenatorias y absolutorias.
El art.178 del C.P.C. señala al respecto que "en los casos civiles podrán
hacerse valer las sentencias dictadas en un proceso criminal siempre que
condenen al procesado".
226
condenado en el juicio criminal, como responsable del delito, no ponerse en duda,
en el juicio civil, la existencia del hecho que constituya el delito, ni sostenerse la
inculpabilidad del condenado".
Así por ejemplo: en un juicio civil se hace valer una sentencia que condenó
al reo, por lesiones menos graves (art.399 del C.P.P.) en razón de haberse
probado que estas lesiones produjeron en el ofendido enfermedad o incapacidad
para el trabajo por menos de 30 días.
La simple aplicación del art.13 del C.P.P., sin necesidad de acudir a los
preceptos del C.P.C. soluciona el problema del ámbito de los efectos de la
sentencia penal en el juicio civil posterior.
a) Generalidades.
227
ordenan el sobreseimiento definitivo, no producen cosa juzgada en el juicio
civil.
Debemos tener presente en todo caso que, de acuerdo al texto del inc.1º
del referido art.179 la resolución que decreta el sobreseimiento temporal no
produce jamás cosa juzgada en los juicios civiles posteriores, lo que es del todo
lógico puesto que mediante ella no se falla o decide el juicio, sino que sólo se
suspende el procedimiento.
Para los efectos de estudiar este precepto debemos tener presente las
acotaciones que al respecto señala magistralmente Ricci: "Si el juez del orden
penal hubiera absuelto al procesado, la cosa juzgada que entraña la absolución
¿impide que en el juicio civil pueda procederse contra el mismo para el
resarcimiento de los daños?
228
A continuación analizaremos los casos contemplados en el art.179 del
C.P.C. en que excepcionalmente la sentencia absolutoria o sobreseimiento
definitivo producen el efecto de cosa juzgada respecto del proceso civil.
229
c) Se dictó sentencia absolutoria o sobreseimiento definitivo porque, si bien
los hechos existen y están castigados por la ley, la intervención del causante
ha sido casual.
Para otros, es evidente que el caso fortuito elimina o desplaza el delito, pero
no por eso puede decirse que no existe fugazmente si se quiere, pero susceptible
de producir consecuencias o perjuicios civiles indemnizables en muchos casos.
La razón de ser de este artículo es lógica, puesto que no hace más que
ratificar la independencia de la responsabilidad civil. Así, por ejemplo, en el caso
del Nº1 del art.10 del C.P., por el loco o demente responde del daño causado la
persona a cuyo cargo esté (art.2319 del C.C.).
230
Llama la atención en este precepto que la circunstancia de "no existir
relación alguna entre el hecho que se persigue y la persona acusada", no figura
entre las siete causales que taxativamente enumera el art.408 del C.P.P. y que
fundamenta el sobreseimiento definitivo.
Nos preguntamos entonces, ¿qué ha querido decir la ley al exigir esta falta
de relación entre el hecho perseguido y la persona del acusado?
Nótese que los términos que el precepto pone en relación: el hecho punible
y el participante son de gran entidad en el juicio penal (art.76 del C.P.P.), a tal
extremo que sin su correspondiente enlace no puede existir el procedimiento
criminal.
Si esto ocurre ¿no significa acaso que no puede existir relación alguna
entre el hecho punible y la persona del acusado? Creemos estar en lo cierto.
Esta falta de armonía que advertimos entre el Nº2 del art.179 del C.P.C. y el
art.408 del C.P.P. podría justificarse dentro de una interpretación literal por el
hecho de haber sido pronunciado el primero de estos Códigos con anterioridad al
segundo, y por tanto el legislador no pudo tenerlo a la vista para ponerlo a tono en
el punto que se trata.
231
actos de terceros, o por daños que resulten de accidentes, de conformidad a lo
establecido en el Título XXXV, Libro IV, del Código Civil (art.179 Nº2 del C.P.C.).
La excepción del Nº2 del art.179 del C.P.C. se acercaba al Nº3 del referido
art.408 del C.P.P., esto es, en aparecer claramente establecida la inocencia del
procesado. Sin embargo, en este caso no se ha demostrado claramente la
inocencia del procesado, sino que lo acontecido es que a lo largo del proceso no
se llegó producir prueba para acreditar su culpabilidad en los hechos que se le
imputan. En este caso creemos que más bien podrá subsumirse en la causal de
sobreseimiento temporal contemplada en el Nº2 del art.409 del C.P.P., esto es,
"cuando resultando del sumario haberse cometido el delito, no haya indicios
suficientes para acusar a determinada persona como autor, cómplice o
encubridor", y esa resolución como ya vimos no produce el efecto de cosa juzgada
en materia criminal.
232
NOCIONES ACERCA DE LA COSA JUZGADA .................................................... 1
CAPITULO I. LA COSA JUZGADA .................................................................... 1
SECCION PRIMERA: LA COSA JUZGADA EN MATERIA CIVIL. ................ 1
1. INTRODUCCION ...................................................................................... 1
I. El procedimiento denominado "de ejecución incidental". ...................... 5
a.- Reglamentación. .................................................................................. 5
b.- Naturaleza jurídica. .............................................................................. 5
c.- Tribunal competente. ........................................................................... 6
d.- Requisitos solicitud. ............................................................................. 6
e.- Menciones de la solicitud y notificación. .............................................. 7
f.- Oposición del ejecutado. ....................................................................... 8
g.- Paralelo entre la oposición en el procedimiento incidental y en el juicio
ejecutivo. ................................................................................................... 9
h.- Actitudes del tribunal frente a las excepciones opuestas. .................. 10
i.- Procedimiento de Apremio. ................................................................. 11
j.- Cumplimiento respecto de terceros.- .................................................. 13
k.- Diferencias entre el procedimiento ejecutivo incidental y el juicio
ejecutivo ordinario. .................................................................................. 13
II. El Procedimiento o juicio ejecutivo ......................................................... 14
III. Procedimientos especificos. .................................................................. 15
IV. Procedimientos supletorios de apremio ................................................ 16
V. Procedimientos ejecutivos especiales para cumplir determinadas
resoluciones en procedimientos especiales ............................................... 16
2.- BREVE RESEÑA HISTÓRICA.............................................................. 16
3. CONCEPTO ........................................................................................... 21
A.- LA COSA JUZGADA ES UNA FICCION DE VERDAD ..................... 23
B.- LA COSA JUZGADA ES UNA PRESUNCION DE VERDAD ............ 25
C.- LA COSA JUZGADA ES UN EFECTO DE LA SENTENCIA ............. 28
D.- LA COSA JUZGADA ES UNA CUALIDAD DE LOS EFECTOS DE LA
SENTENCIA ........................................................................................... 29
a) La cosa juzgada es una cualidad de los efectos de la sentencia. 30
b) En la cosa juzgada debe distinguirse la autoridad y eficacia de la
sentencia. ............................................................................................ 31
4.- FUENTES .............................................................................................. 34
A.- CONSTITUCION POLITICA DE LA REPUBLICA ............................. 34
233
B.- CODIGO CIVIL .................................................................................. 35
C.- CODIGO DE PROCEDIMIENTO CIVIL ............................................. 36
D.- CODIGO DE PROCEDIMIENTO PENAL .......................................... 37
E.- CODIGO PROCESAL PENAL. .......................................................... 38
5.- RANGO ................................................................................................. 38
6.- FUNDAMENTO ..................................................................................... 40
7. VINCULACIONES .................................................................................. 42
A. JURISDICCION .................................................................................. 42
B.- PROCESO ........................................................................................ 43
8. CARACTERES ....................................................................................... 44
9. RESOLUCIONES JUDICIALES QUE GENERAN LA COSA JUZGADA
EN NUESTRO DERECHO. ........................................................................ 49
10. LIMITES DE LA COSA JUZGADA ...................................................... 61
A.- GENERALIDADES. ........................................................................... 61
B.- LIMITES SUBJETIVOS ..................................................................... 66
a) Concepto ......................................................................................... 66
b) Las partes y la cosa juzgada ........................................................... 66
c) La identidad de partes ..................................................................... 71
d) Instituciones que generan la identidad legal de parte ..................... 72
a.- La Representación. ........................................................................ 72
b.- La Sucesión.................................................................................... 74
c.- La eficacia de la sentencia respecto de terceros. ........................... 78
d. La eficacia del fallo respecto de terceros en nuestra legislación ..... 82
a) La solidaridad. ................................................................................. 83
b) Hipoteca. ......................................................................................... 85
c) Fianza, nulidad y resolución. ........................................................... 86
C.- LIMITES OBJETIVOS ....................................................................... 89
a.- LA COSA PEDIDA ............................................................................. 89
a) Concepto ......................................................................................... 89
b) Identidad de cosa pedida. ............................................................... 90
b.- LA CAUSA DE PEDIR ....................................................................... 92
a) Concepto ......................................................................................... 92
b) La identidad de causa de pedir ....................................................... 94
a. Teoría de la causa próxima o inmediata .......................................... 94
b. Teoría de la causa exclusiva y remota ............................................ 96
234
11. PARTE DE LA SENTENCIA QUE PRODUCE COSA JUZGADA ....... 98
a) Teoría Clásica ..................................................................................... 98
b) Teoría Moderna .................................................................................. 99
12. LA COSA JUZGADA Y LA PRECLUSION ........................................ 101
a) Concepto de preclusión .................................................................... 101
b) Modalidades de la preclusión ........................................................... 102
1) La facultad precluye por no haberse ejercido dentro del plazo
establecido por la ley. ........................................................................ 102
2) La facultad precluye por no haberse respetado en su ejercicio el
orden establecido por la ley para hacerla valer. ................................ 103
3) La facultad precluye por haber realizado un acto incompatible con su
ejercicio. ............................................................................................ 104
4) Una facultad procesal precluye por haberse ejercido validamente.
.......................................................................................................... 104
c) Relación entre la preclusión y la cosa juzgada ................................. 104
13. CLASES DE COSA JUZGADA.......................................................... 106
A) EN CUANTO A LOS EFECTOS QUE GENERA RESPECTO DE LAS
PERSONAS. ......................................................................................... 106
a) Cosa juzgada relativa y cosa juzgada absoluta............................. 106
b) Cosa juzgada directa y refleja ....................................................... 106
B) EN CUANTO A LA EFICACIA DEL PROCESO DEL CUAL EMANA EL
FALLO QUE GENERA LA COSA JUZGADA ........................................ 107
C) EN CUANTO A LA MAYOR O MENOR INTENSIDAD CON QUE SE
DESPLIEGAN LOS EFECTOS DE LA SENTENCIA ............................ 109
a.- Cosa juzgada formal. ................................................................... 110
b.. La cosa juzgada sustancial o material. ......................................... 119
c.- La cosa juzgada provisional. ........................................................ 120
D) EN CUANTO A LA FUNCION QUE CUMPLE LA COSA JUZGADA.
.............................................................................................................. 123
14. TITULAR DE LA COSA JUZGADA ................................................... 125
15. FORMA DE HACER VALER LA COSA JUZGADA .......................... 127
A.1.- En el juicio ordinario ..................................................................... 128
A.2.- En otros procedimientos ............................................................... 129
A.3.- Como fundamento del recurso de apelación. ............................... 129
A.4.- Como causal del recurso de casación en la forma. ...................... 129
A.5. Como fundamento del recurso de casación en el fondo ................ 129
235
A.6. Como fundamento de un recurso de queja .................................... 129
A.7. Como fundamento del llamado "recurso" de revisión .................... 130
SECCION SEGUNDA: LA COSA JUZGADA EN EL PROCESO PENAL .. 130
1.- EXISTENCIA DE LA COSA JUZGADA SEGÚN LA DOCTRINA EN EL
PROCESO PENAL................................................................................... 130
2.- EXISTENCIA DE LA COSA JUZGADA SEGÚN NUESTRO
LEGISLADOR EN EL PROCESO PENAL. .............................................. 138
3.- LOS LIMITES DE LA COSA JUZGADA. ............................................ 143
A. La triple identidad en el proceso penal ............................................ 143
a.- La identidad legal de partes. ........................................................ 143
b.- La identidad del objeto pedido...................................................... 144
c.- La identidad de causa de pedir..................................................... 144
B. Los límites de la cosa juzgada en el proceso penal.......................... 145
a) Límite Subjetivo: ............................................................................ 147
b) Límite objetivo ............................................................................... 148
a. Individualización y apreciación de la identidad del hecho. ............ 148
b. Calificación jurídica de los hechos................................................. 150
C. Situaciones especiales que deben distinguirse para apreciar la
identidad del hecho. .............................................................................. 151
A.- Concurrencia ideal. ...................................................................... 151
a.- Con un solo resultado. ................................................................. 151
b.- Con varios resultados. .................................................................. 152
B.- Concurrencia real......................................................................... 152
C.- Delito continuado. ........................................................................ 152
D.- Delito Permanente. ...................................................................... 152
4.- TITULARES DE LA COSA JUZGADA ............................................... 153
1. El inculpado, reo y acusado. ............................................................. 153
2. El tribunal. ......................................................................................... 155
3. El Ministerio Público. ......................................................................... 155
5.- FORMA DE HACER VALER LA COSA JUZGADA EN EL PROCESO
PENAL. .................................................................................................... 156
En materia penal, la cosa juzgada en el proceso penal se puede hacer valer a
través de las siguientes vías: ....................................................................... 156
1. Como incidente en el sumario ........................................................... 156
2. Como artículo de previo y especial pronunciamiento en el Plenario . 156
3. Como defensa en la contestación a la acusación ............................. 157
236
4. Como fundamento del recurso de apelación ..................................... 157
5. Como causal del recurso de casación en la forma............................ 157
6. Como causal del recurso de casación en el fondo ............................ 157
7. Como fundamento del recurso de queja ........................................... 158
8. Como causal de revisión ................................................................... 158
SECCION TERCERA: EL PRECEDENTE ................................................. 160
1.- GENERALIDADES. ............................................................................ 160
2.- ANTECEDENTES HISTORICOS Y CULTURALES. .......................... 161
3.- CONCEPTO. ....................................................................................... 174
4.- JURISPRUDENCIA Y PRECEDENTE. ............................................... 176
5.- FINALIDAD. ........................................................................................ 179
6.- IMPORTANCIA. .................................................................................. 189
7.- FACTORES DEL COMPORTAMIENTO JUDICIAL QUE HACEN
POSIBLE LA PREDICCIÓN DE LAS DECISIONES JUDICIALES. ........ 190
8.- CLASIFICACIÓN ................................................................................ 191
9.-RANGO DENTRO DEL ORDENAMIENTO JURÍDICO. ...................... 195
10.- FUERZA OBLIGATORIA. ................................................................. 197
11.- OBJETO. ........................................................................................... 200
12.- DIVERSAS SITUACIONES QUE PUEDEN PRESENTARSE
RESPECTO DE LA CONFIGURACIÓN DEL UN PRECEDENTE. .......... 201
a.- Caso en que invoca un único precedente. ....................................... 202
b.- Caso en que se invocan varios precedentes que son uniformes para la
solución de la misma cuestión. ............................................................. 202
c.- Caso en que existen varios precedentes en conflicto para la solución
de la misma cuestión. ........................................................................... 202
d.- Caso en el cual se presenta un caos jurisprudencial por existir
pulveralización y contradictoriedad múltiple entre decisiones. .............. 202
13.-RANGO DE LA JURISPRUDENCIA EN CHILE. ............................... 203
14.- ACTUAL SITUACIÓN EN CHILE. .................................................... 205
15.- DIFERENCIA ENTRE EL PRECEDENTE Y LA COSA JUZGADA. . 210
16. CONCLUSIONES. .............................................................................. 212
CAPITULO II. LA CONEXION HETEROGENEA................................................ 214
1. CONCEPTO. ........................................................................................ 214
2.- LAS NORMAS QUE RECONOCEN LA CONEXIÓN HETEROGÉNEA
EN NUESTRO ORDENAMIENTO JURÍDICO. ......................................... 216
237
A. INFLUENCIA RECÍPROCA ENTRE LOS PROCESOS CIVILES Y
PENALES EN TRAMITACIÓN. ............................................................. 216
A. 1) INFLUENCIA DE UN PROCESO PENAL EN TRAMITACIÓN
RESPECTO DE UN PROCESO CIVIL EN IGUAL ESTADO. ........... 216
a.) El proceso penal en el sistema antiguo que hubiere llegado a la
etapa de Plenario o en el nuevo proceso penal en que se ha deducido
acusación o se hubiere formulado requerimiento, puede provocar la
suspensión del proceso civil. ............................................................. 216
A.2. INFLUENCIA DE UN PROCESO CIVIL EN TRAMITACIÓN
RESPECTO DE UN PROCEDIMIENTO PENAL ............................... 221
1. El ejercicio de la acción civil que emana de un delito extingue la
acción penal privada.......................................................................... 221
2. El proceso penal debe suspenderse en caso de ser necesaria la
resolución previa de una cuestión prejudicial civil que no sea de la
competencia del juez del crimen. ...................................................... 222
B. INFLUENCIA RECÍPROCA ENTRE LAS SENTENCIAS CIVILES Y
CRIMINALES..................................................................................... 224
a) Influencia de las sentencias civiles respecto de las penales a
dictarse en un proceso posterior. ...................................................... 224
a. La sentencia civil ejecutoriada declara inexistente o nulo el hecho de
carácter civil que constituye uno de los elementos que la ley penal
estima para definir el delito o para no estimar culpable al autor. ....... 225
b. La sentencia civil ejecutoriada declara existente o válido el hecho de
carácter civil que constituye uno de los elementos que la ley considera
para definir el delito o para no estimar culpable al autor. .................. 225
b) Influencia de las sentencias penales respecto de las civiles que se
dictarán en un juicio posterior ............................................................ 226
a. Influencia de las sentencias penales condenatorias respecto de las
sentencias emanadas de un juicio civil posterior ............................... 226
b. Influencia de las sentencias penales absolutorias respecto de las
civiles que se van a dictar en un juicio posterior................................ 227
a. Generalidades. .............................................................................. 227
b. Casos excepcionales en que las sentencias absolutorias o las que
ordenan el sobreseimiento definitivo producen cosa juzgada en el juicio
civil. ................................................................................................... 228
1. Las sentencias absolutorias o que ordenan el sobreseimiento
definitivo producen cosa juzgada en materia civil, cuando se fundan en
la no existencia del delito o cuasidelito que ha sido materia del juicio,
(art.179 Nº1 del C.P.C.). .................................................................... 229
238
a) Se dictó sentencia absolutoria y se sobreseyó definitivamente por no
haber delito o cuasidelito penal, ya que no existen los hechos en que
se fundan ese delito o cuasidelito...................................................... 229
b) Se dictó sentencia absolutoria o se sobreseyó definitivamente,
porque si bien los hechos existen y están probados, no están
sancionados por la ley penal. ............................................................ 229
c) Se dictó sentencia absolutoria o sobreseimiento definitivo porque, si
bien los hechos existen y están castigados por la ley, la intervención
del causante ha sido casual. ............................................................. 230
d) Se dictó sentencia absolutoria o sobreseimiento definitivo porque, si
bien los hechos existen y están castigados por la ley penal, concurrió
una circunstancia eximente de responsabilidad penal. ..................... 230
2. Las sentencias absolutorias o que ordenan el sobreseimiento
producen cosa juzgada en materia civil, cuando se fundan en la
circunstancia de no existir relación alguna entre el hecho que se
persigue y la persona acusada (art.179 Nº del C.P.C.). .................... 230
3. Las sentencias absolutorias que ordenan el sobreseimiento definitivo
producen cosa juzgada civil, cuando se fundan en la circunstancia de
no existir en autos indicio alguno en contra del acusado (art.179 Nº3
del C.P.C.). ........................................................................................ 232
239