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ISEGORÍA. Revista de Filosofía Moral y Política


N.º 57, julio-diciembre, 2017, 707-751, ISSN: 1130-2097

CRÍTICA DE LIBROS

LA JUSTICIA EN PLURAL

RODRÍGUEZ-ARIAS, DAVID; MAISO, JORDI Y Como parte de este nuevo escenario en


HEENEY, CATHERINE (eds.), Justicia ¿para el que hablar de justicia remite a identificar
todos? Perspectivas filosóficas, Madrid, Pla- sus sujetos y, por tanto, a preguntarse por su
za y Valdés, 2016, 266 pp. condición y pertenencia, uno estaría tenta-
do a albergar el más sano temor cuando tras
Ha sido un acierto de los editores el haber la pérdida de la universalidad y el carácter
integrado en el título de esta compilación contingente de todo e incluso los sujetos de
en torno a la justicia la crítica que la justi- la justicia quedan cuestionados. Pero sirva
cia como virtud moral y como ideal polí- el temor como diagnóstico de esa exigen-
tico entraña. Si la justicia es o no para to- cia que nos interpela al advertir que para la
dos. Pensar la justicia es cuestionar lo justicia no todos cuentan, no somos todos
dado, aunque también suponga en ocasio- ni hay tantos quiénes como el universalis-
nes ofrecer alternativas sobre nuestro deber mo o el cosmopolitismo abrazan. Aquí es
ser, normar la conducta que nos permite re- donde se asienta la crítica y la duda que
conocernos como parte de un nosotros, de acompaña al alcance del ideal político y al
una comunidad que comparte un horizon- ejercicio de la virtud moral. Al vernos ayu-
te de valor. De ahí que la pregunta por si esta nos para enfrentar la forma en que nuestra
es para todos, me recuerde a otra que no tan comunidad estrecha sus límites. No será por
recientemente planteara Nancy Fraser falta de teorías sino de diálogo con lo real,
(2008) al abordar el problema de la repre- de persuasión, de encontrar el lenguaje
sentación política y preguntarse (nos) en- con el que hablar de modo apropiado a tan-
tre quiénes se da la justicia. He ahí el quid tos y a tantas sobre el daño y la crueldad o
de la cuestión: ¿para todos?, ¿entre quiénes? de que otros puedan forjar el lenguaje con
Resulta insoslayable la pregunta por la co- el que expresar su sufrimiento; de comba-
munidad moral de referencia y por las for- tir la ceguera y saber identificar la indigencia
mas de definir y establecer el marco polí- moral y resistirnos a ella.
tico que atienda las demandas del sufri- Este libro, compilado por David Ro-
miento infligido socialmente. Se trata en am- dríguez-Arias, Jordi Maiso y Catherine
bos casos de definir el locus de la respon- Heeney, es el fruto de las jornadas “Pers-
sabilidad y en relación a qué debe estable- pectivas sobre la justicia”, organizadas por
cerse. el Instituto de Filosofía del CSIC el año

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de la licencia de uso y distribución Creative Commons Attribution (CC-by) España 3.0
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2013, las cuales se propusieron ampliar el apoya en Richard Rorty y en Iris Marion
registro de la comprensión sobre la justicia Young especialmente. No obstante, Puyol no
en diálogo con otras prácticas científicas quiere que la solidaridad sea un sentimien-
como la antropología, la historia, la bio- to á la Rorty, lo que busca es emplazarla
medicina y la ciencia política. Al diálogo se como principio político anudándose a la tra-
sumaría después la invitación a otros in- dición del republicanismo que en nuestro
vestigadores en filosofía, lo que acabó por contexto tiene a Toni Domènech como uno
componer un conjunto de 14 artículos que, de sus cultivadores más notables (El eclip-
desde ángulos diferentes, nos informan so- se de la fraternidad, 2004). Por su parte, Lo-
bre la construcción social de la justicia. Más renzo Peña y Gonzalo, de una forma quizá
que de una muestra de pluralidad teórica, este complementaria a la interpretación de Puyol,
libro trata de la dificultad de contar con su- reivindica la necesidad de que la justicia vaya
ficiente perspectiva para alojar la diversidad acompañada de otros valores; así, nos habla
de las formas de injusticia y cómo nos las de su conexidad con el fin de evitar la pa-
representamos. No me cabe duda de que el radoja de que por un excesivo celo en la de-
lector/a que se tope con el texto encontra- fensa y aplicación de la justicia acabemos por
rá en artículos como los de Melania Mos- imponernos la injusticia. Conviene creer que
coso, centrado en la discapacidad y orien- Lorenzo Peña nos invita a la moderación
tado desde la antropología, preguntas cla- cuando hablamos de justicia -tal vez poda-
ve que nos hacen mirar con sospecha la cons- mos pensar que se trata de una crítica al ca-
trucción de la diferencia y cómo se declina rácter hegemónico de la discusión de esta vir-
al hablar de la discapacidad. Otro tanto su- tud en nuestros foros o, al menos, así creo
cede con la reconstrucción de María Jesús que podríamos encarar su propuesta. El ar-
Santesmases sobre la alteridad desde la prác- tículo de José María González es de otro ca-
tica biomédica y la asignación de identida- riz ya que presenta un análisis de la justicia
des desde el laboratorio (definición del a partir de su iconografía en las fuentes de
sexo, cuerpos enfermos-anormales, débiles). algunas ciudades europeas. Las fuentes
A estos dos trabajos que desde disci- como portadoras de vida, nos dice, apuntan
plinas distintas nos recuerdan la construc- también otros mensajes políticos que tienen
ción social de la identidad corporal, las con- que ver con la aspiración de un horizonte mo-
secuencias prácticas de la ciencia y su mo- ral con el que se identifica la ciudad. Parte
dulación del espacio de deliberación, le de lo interesante de su análisis está en mos-
acompañan otros cuatro núcleos temáticos trar que el acto justo, dador de vida, que se
que trazan el recorrido de las perspectivas sitúa sobre las consecuencias de otros poderes
de la justicia en clave filosófica. (civil, eclesiástico y militar), se nos representa
El primero de estos núcleos está dedicado por mor de la clemencia atento a la escucha
a la idea de justicia y a su representación ico- y a la palabra del otro.
nográfica. Está compuesto por el trabajo de Tenemos así en este primer núcleo tres
Ángel Puyol, quien rompe una lanza por la propuestas que, de un modo u otro, apun-
solidaridad desde un análisis crítico del tan a la idea de que una sociedad justa tam-
igualitarismo liberal. Para ello, el autor se bién sea una menos cruel.

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El segundo núcleo, al que ya nos refe- co de las ausencias” (p. 109) que condiciona
rimos arriba, tiene que ver con la relación el presente y, en consecuencia, la auto-
entre la justicia y la identidad, pero no en comprensión moral de la comunidad. Fi-
relación a la imputabilidad del acto moral naliza este núcleo Paula Martos, quien re-
que conduce a preguntarse por la conti- cuerda la responsabilidad del espectador en
nuidad o discontinuidad del yo (entendido los campos de concentración de Bergen-
como el problema de la conciencia o del Belsen. P. Martos orienta su trabajo a mos-
continuo de creencias y deseos). Aquí la trar la superioridad moral que se arrogan los
identidad refiere a las condiciones biomé- voluntarios, médicos y enfermeras, partí-
dicas del cuerpo. Justicia y corporalidad cipes en el proceso de liberación del régi-
configuran un aspecto clave sobre cómo de- men nazi. Ante esta superioridad, que la au-
finir lo que, con Judith Butler, llamaríamos tora identifica como un acto irresponsable
los cuerpos/las vidas que importan. del espectador, también es posible apreciar
El tercer núcleo tiene que ver con la jus- una doble moral. No obstante, cabe pre-
ticia transicional. Reyes Mate la define y se guntarse si la irresponsabilidad que la au-
cuida bien de distinguir las razones de esta tora detectara en quienes actuaban por
reivindicación como sus formas de repa- convicciones altruistas y les otorgaba la
ración moral y política con el fin de evitar auto-comprensión de una imagen mejora-
un terreno resbaladizo que pase de la am- da de sí mismos, no ilustra acaso la forma
nistía a la impunidad o que tras la consti- en que nuestro léxico moral se ha visto am-
tución de comisiones de verdad acabe por pliado; esto es, reconocer el doble rasero de
enterrarse el sentido del oprobio como determinadas prácticas denominadas como
mascarada por alcanzar la paz. La justicia altruistas. Esperar una voluntad impoluta por
transicional, en cuanto representa el desafío parte del espectador, como parece anhelar
de una paz a partir de la cual urdir en el re- la autora, quizá prive al espectador de su
lato histórico la memoria del olvido, re- propia condición: testimoniar la dificultad
quiere de un ejercicio de compasión. Por su de aceptar la sinrazón o, quizá mejor, dar
parte, Antolín Sánchez Cuervo considera la cuenta de la irrefutable lucha por hacernos
inadecuación de hablar de justicia transi- creíbles nuestras convicciones.
cional en el proceso de la Transición espa- El cuarto núcleo agrupa el trabajo de
ñola. Para tal fin, recupera el trabajo de los María G. Navarro y el de Darina Marty-
intelectuales en el exilio como parte de la kánová. En cada caso se trata de las con-
tarea por dar con el lenguaje que pueda ex- secuencias prácticas de la aplicación del co-
presar “el sufrimiento concreto de las víc- nocimiento experto. D. Martykánová his-
timas”, lo que él llama la “contraperspec- toriza la emergencia del tecnócrata en Es-
tiva” (p. 108). En esta, apunta Sánchez, ani- paña a finales del siglo XVIII y comienzos
da la fuerza de la historia, entendida como del XIX. La consolidación de la experticia
un relato no-lineal, un sobresalto que exi- del ingeniero permite a D. Martykánová pre-
ge cambiar el lenguaje y nutrirlo con la ex- sentar las relaciones de poder aupadas por
periencia del sufrimiento. La justicia tran- un sistema de escolaridad que, finalmente,
sicional devela “el estatuto epistemológi- acabaría por establecer la exclusiva legiti-

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midad del experto de formar parte en los tencia rawlsianos planteados en la confe-
procesos de toma de decisiones políticas. M. rencia The Law of Peoples de 1993. Dado el
Navarro, situada en el ejercicio democrá- compromiso de Pogge con la erradicación de
tico de nuestros días, apuesta porque la heu- la pobreza, el autor se ha visto obligado a res-
rística social, una herramienta de estimación ponder a las críticas que afirman que no pue-
y ponderación, no solo de cuenta de asi- de rechazar el argumento de una guerra de
metrías de poder, traducidas como injusti- los países pobres contra los más ricos.
cias epistémicas en los procesos delibera- Como todas las críticas, esta tiene la venta-
tivos. También confía en que esta herra- ja de que Pogge se ve conminado a pro-
mienta cognitiva sea susceptible de intro- nunciarse sobre qué ha de entenderse por una
ducir cambios en tales procesos, pues toda guerra justa pero impermisible.
forja de la voluntad colectiva requiere tan- Por su parte, José A. Zamora se centra
to de la argumentación, como de la comu- en la producción de la figura del migran-
nicación que introduce la heurística al po- te por la globalización del capital. Dos son
ner en circulación las creencias de los in- los mayores efectos de esta producción. El
dividuos. primero de ellos es la condición de a-le-
Un quinto núcleo está dedicado a la jus- galidad del migrante fruto del limbo jurí-
ticia global desde la perspectiva distributi- dico (p. 229) que conviene en denominar-
va y a otros desafíos ético-políticos que van se Centro de Internamiento de Extranjeros.
unidos al proceso de globalización del capital El segundo efecto es, a su vez, la quiebra
como son la producción de a-legalidad de los del Estado de derecho. Ambos efectos, re-
migrantes y la crisis ecológico-social. De las presentados en los CIES, conforman la for-
coordenadas para enmarcar la cuestión de la taleza Europa sustentada en la desperso-
justicia global se ocupa el trabajo de Juan nalización a través de la desigualdad polí-
Carlos Velasco, quien nos recuerda la su- tica y jurídica del migrante.
peración del paradigma de la justicia esta- En consonancia con esta crítica de lo
docéntrica, las dificultades en el diseño de dado y a diferencia de la filosofía del deber
instituciones globales y las quizá, a su jui- ser que ilustra la propuesta redistributiva de
cio, esperanzadoras opciones de la gober- Pogge, Jorge Riechmann cierra este libro ocu-
nanza como gestión de lo público. Le sigue pándose de la crisis ecológico-social. El au-
a este discurso, la reedición de un trabajo de tor vuelve su mirada a la idea de égaliber-
Thomas Pogge sobre la responsabilidad té -igualibertad- (p.238) de É. Balibar ante
colectiva de los ciudadanos de los países ri- el reto de la justicia como igualdad; y nos dice
cos en la vulneración de los derechos hu- que, si la libertad se da en condiciones de in-
manos de los ciudadanos de los países po- terdependencia, su ejercicio estaría orienta-
bres. El incumplimiento de los derechos hu- do al cuidado del otro. Así, su alternativa ter-
manos se llama pobreza extrema: su creación mina por invocar a la cáritas, de la mano de
y perpetuación estructurales. El trabajo de Fernández Buey, como parte de una idea de
Pogge se inscribe en su línea de análisis so- justicia que más que acompañarse de la so-
bre el deber negativo de evitar el daño en con- lidaridad -a la que solo ve posible en con-
traposición a la opción de los deberes de asis- diciones de simetría-, se pregunte de forma

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radical “qué hago frente al desvalido” (p. todas. No obstante, es preferible no emple-
247). El cuidado, basado en la interdepen- ar ahora el recurso del plural más o menos
dencia, configura aquí la propuesta para pen- inclusivo. Bástenos con advertir que, si la
sar la justicia en clave ecológica. perspectiva feminista se limita en este tex-
La justicia parece decirse de muchas ma- to a las páginas sobre la reseña de los ca-
neras, de tantas como prácticas sociales nos riotipos de los cromosomas (p. 83), enton-
constituyan. En este libro, la justicia se dice ces aquí se ha perdido la oportunidad de am-
junto a otros valores y virtudes, y de esas pliar el debate y aportar las herramientas ne-
combinaciones surgen otras formas de ha- cesarias para ensanchar el espacio lógico de
blar de ella; de otorgarle un rostro menos deliberación -como dijera Rorty- y que, sin
duro, quizá para intentar que sea cada vez duda, era la tarea a la que este libro aspira-
más nuestra, acaso con el fin de aproximar- ba a contribuir.
la ¿a la vulnerabilidad de la condición hu- Podemos preguntarnos si tras el cuidado
mana? y la cáritas, la clemencia y la solidaridad, está
Con todo, la pregunta de la justicia el empuje del trabajo teórico y político del fe-
¿para todos? sigue abierta, la de los quiénes minismo que exige pensar la justicia bajo otras
de la justicia también: diseños instituciona- coordenadas -las necesarias como para que
les, reordenamiento territorial, justicia epis- esta virtud de tan humana nos permita seguir
témica, y testimonio de la ausencia y del ol- identificando lo que Judith Shklar llamó Los
vido en el relato histórico de los vencedores. rostros de la injusticia (1990). De momen-
Todo esto está muy bien. Hay que escuchar to, no sabemos cuál sería la respuesta a nues-
al otro, pensar el espacio de su representa- tro interrogante, pero ella no vendrá a sub-
ción para que su experiencia tenga voz. Pero sanar el fallo de la omisión en el libro. Una
¿y la voz de las mujeres? ¿Dónde ésta omisión que, además, impide que el título del
nuestra voz en el recorrido sobre las pers- libro le haga justicia.
pectivas filosóficas de la justicia?, ¿dónde es-
tamos cuando nos interpelan e invitan a de- Martha Palacio Avendaño
batir sobre si la justicia es para todos? Ha- PhD Filosofía Moral y Política
ORCID ID: http://orcid.org/ 0000-0003-0637-5826
brá que decir que quizá están todos, pero no

EL PERDÓN EN LA JUSTICIA TRANSICIONAL

PEDRO RIVAS, Salir de la oscuridad. Perdón, sidad da Coruña del área de Filosofía del
Derecho y Política en los procesos de jus- Derecho. El lector que acceda a esta mo-
ticia transicional, Pamplona, Aranzadi, nografía no debe juzgar a la ligera la ex-
2013, 89 pp. tensión de esta obra. Son ochenta y nueve
páginas que condensan una aproximación
El libro que reseño fue escrito por el Dr. Pe- tan fresca como profunda en torno al con-
dro Rivas Palá, prof. titular de la Univer- cepto filosófico de perdón y sus conse-

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cuencias jurídicas y políticas en el marco Las conclusiones que arroja el estudio


de los procesos de justicia transicional. Exis- del concepto secular de perdón precristia-
ten múltiples trabajos que abordan estos pro- no son las siguientes: el concepto grecola-
cesos de justicia de transición a partir de las tino de perdón, a grandes rasgos, no fue
particularidades y excepcionalidades que abordado en las obras de clásicos de esa
exigen y justificarían apartarse de la estricta época tales como Platón, Aristóteles y Ci-
justicia política o legal. Sin desmerecer ta- cerón. Este último sí parece haber una cier-
les contribuciones, me permito sugerir que ta referencia al perdón en la idea ciceroniana
el trabajo de Rivas va más allá de eso. El de la Clementia pero, en rigor, el citado au-
autor se pregunta algo mucho más radical tor lo que pretende es morigerar prudente-
o, si se quiere, aborda cuestiones más fun- mente la aplicación de las penas y no su dis-
damentales y básicas: ¿podría estar justifi- culpa. Dicho de otro modo, la clementia está
cado un perdón incondicionado? ¿Existe la dirigida a la administración del castigo y no
obligatoriedad de un deber —ya sea moral, a la exculpación o perdón. Más aún, la cle-
político o jurídico— de perdonar? En últi- mentia estaba supeditada a la justicia y, por
mo término, ¿qué significa perdonar? ¿Cuál lo mismo, para Cicerón era inconcebible el
es el origen filosófico de nuestro concep- perdón de las ofensas sin caer en un acto in-
to actual de “perdón”? justo. La posición de los clásicos maestros
La obra de Rivas aborda tales cuestio- griegos tampoco se focaliza en el perdón.
nes en los dos capítulos de similar exten- Ambos tienen por delante la misión de mo-
sión que integran el presente libro. En el pri- delar al hombre para así alcanzar máxima
mero de ellos, se aborda detalladamente el excelente, su perfección completa. En la vi-
concepto secular de perdón. Allí Rivas hace sión ética del mundo griego antiguo, que se
un recorrido histórico que tiene dos esca- condensa en su máxima expresión en la idea
las: la tradición greco-latina y el concepto aristotélica del spoudaios, el hombre ex-
secular del Siglo XX. La razón que justi- celente es tan perfecto que no necesita per-
fica haber explorado el concepto de perdón donar, ni mucho menos ser perdonado. Di-
en la antigüedad radica en que se suele afir- cho de otra manera, el hombre virtuoso está
mar que la obligatoriedad del perdón es tri- completamente por encima del perdón.
butaria de la tradición religiosa judeo- Los filósofos de los tiempos actuales, o
cristiana. Más aún, no han faltado autores mejor dicho, del siglo XX parecen ser cons-
que argumentan que el perdón es una ma- cientes del rol que juega el perdón en los ex-
nifestación de creencias religiosas incar- cepcionales procesos políticos que tuvieron
dinadas en la tradición judeo-cristiana. lugar en la pasada centuria. Quizá por ello
Para analizar el influjo de esa tradición en se advierta una mayor proliferación teóri-
la noción de perdón es preciso explorar si ca del tema del perdón después de la se-
en la cultura precristiana occidental había gunda guerra mundial y una vez que fue
elementos análogos o similares. Por ello, Ri- abolido el Appartheid. En cualquier caso,
vas comienza por estudiar tal concepto en esta clase de procesos políticos, en diver-
la tradición filosófica que se remontan a los sas intensidades y por distintas razones, nos
maestros griegos y romanos. ponen frente a la pregunta, ¿qué pueden per-

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donar las comunidades políticas que han su- Ahora bien, esto contrasta fuertemen-
frido graves ofensas contra la humanidad te con la realidad que se advierte en los pro-
misma? ¿Qué es lo que no se puede per- cesos de justicia transicional en donde se
donar? ¿Qué justifica el perdón? ¿Es posi- suelen brindar amnistías o indultos. ¿Por qué
ble hablar de un perdón incondicional? entonces se sigue apelando al perdón en los
Las conclusiones que arrojan esta sec- procesos de justicia de transición? ¿Por qué
ción de la monografía también causan per- las comunidades políticas que han afrontado
plejidad. Si bien en las últimas décadas se delitos de lesa humanidad dan lugar al per-
viene pensando filosóficamente en el per- dón? La respuesta de Rivas, parafraseando
dón con mucha más intensidad que en otras a T. S. Eliot, es que quizá hemos dado lu-
épocas, toda la discusión gira en torno a su gar al perdón porque “el género humano no
justificación. Las razones que se ofrecen son puede soportar demasiada realidad” (pág.
variadas. Rivas nos muestra un panorama 48). Sin embargo, esta explicación, siem-
que parte de quienes pretenden justificar el pre según Rivas, tiene un gran punto de de-
brindar o negar perdón en el respeto a uno bilidad. Porque si no hay ningún deber uni-
mismo —self-respect— como Kolnai. versal de perdonar, si el perdón es una mera
Otros autores como Garrard & McNaugh- liberalidad del ofendido, pues estamos en
ton y Benjabi & Hey, sin perjuicio de al- las manos del juicio subjetivo de un grupo,
gunos matices, abordan la condición super- más o menos amplio, de personas. Aún más,
erogatoria del perdón basándose en la con- así como se brinda el perdón, también se lo
dición humana que comparten tanto vícti- puede retirar o negar. Se trata, pues, de que
ma como victimario; esto es, se trata de una el perdón está en manos de alguien y, por
liberalidad en manos del ofendido, que tan- lo mismo, que los victimarios se encuentran
to podría optar por perdonar como por no bajo el designio de sus víctimas. En sínte-
hacerlo. Hay quien como Allais propone jus- sis, perdonar excede a lo que es común o
tificar el perdón incondicional sosteniendo político y, por lo mismo, es una acción pro-
que hay un deber de abandonar las emo- pia de las personas que integran tales co-
ciones asociadas a la negación del perdón munidades. Por lo tanto, existen serias di-
tales como el odio y el rencor. Sin embar- ficultades para articular un discurso cohe-
go, este autor sostiene que tal clase de per- rente en relación al perdón en el ámbito pú-
dón no puede implicar dejar sin castigo a blico o político.
la ofensa recibida. Así, el panorama que En el segundo capítulo Rivas aborda el
brinda el abordaje filosófico del perdón re- estudio de un caso de justicia transicional.
vela que se han ofrecido distintas justifi- En concreto, el trabajo de la Truth and Re-
caciones del perdón incondicional pero és- conciliation Comission. El estudio que
tas se basan en un carácter supererogatorio. hace Rivas se focaliza no tanto en exami-
En tal sentido, Rivas afirma que no se ad- nar detalladamente el informe redactado por
vierten desarrollos tendientes a defender la la citada comisión, sino en mostrar que en
obligatoriedad del perdón sino a determi- estos procesos políticos tan excepcionales
nar bajo qué circunstancias podría estar jus- es en donde se pone máximamente de ma-
tificado. nifiesto nuestra comprensión del sentido o

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fin del derecho. Aquí el Derecho, según Ri- nos muestran cuál es el lugar y la misión del
vas, corre el riesgo de perder su sentido más Derecho en nuestras comunidades políticas.
habitual o bien de no estar a la alturas de la Así, pues, el perdón aunque desborda el De-
circunstancias (pág. 58). De hecho, es en recho se trata de una cuestión de la máxi-
este punto en donde el perdón desborda o ma importancia para la consolidación de las
excede al derecho. Ambos tienen en común comunidades políticas. Son cuestiones pro-
una relación; esto es, la necesidad de dos pia o específicamente políticas. Esto no pre-
partes. Sin embargo, el perdón podrá llegar tende sino aclarar que el estudio de la am-
a ser un deber moral pero no genera u ori- nistía, perdón y la clemencia rinden mejo-
ginar un derecho en la otra parte. En con- res frutos teóricos cuando se analizan en cla-
secuencia, uno podría tener el deber de per- ve de teoría política o, mejor aún, en cla-
donar pero la otra parte no tiene un derecho ve de filosofía política. Por ello, el tercer
o facultad jurídica para reclamar tal perdón. punto del capítulo segundo se aboca a es-
Más aún, para algunos el perdón no es ni tudiar las dos grandes posiciones teóricas
siquiera un deber sino una mera liberalidad, en torno a la justificación política de los pro-
pura dádiva que se puede brindar como ne- cesos de justicia transicional. De un lado,
gar en la misma medida. los planteamientos que provienen desde la
De un modo similar, el perdón implica llamada “democracia deliberativa” y, del
una acción interna o, si se quiere, íntima que otro, la “democracia agonista”.
por ello mismo está fuera del derecho. Es- Después de advertir algunas insufi-
tamos en el mundo de los pensamientos que ciencias en ambas posiciones, Rivas pro-
está velado al Derecho. Con todo, y lo que pone una tercera vía o, mejor dicho, sugiere
interesa remarcar del estudio de Rivas, es cuáles deberían ser los pilares para funda-
que estudiar la naturaleza y funciona- mentar políticamente el proceso de transi-
mientos de órganos como la Truth and Re- ción que significó el paso del Appartheid
conciliation Comission nos enfrentan a a un estado democrático de Derecho. Así,
una de las preguntas más fundamentales de el proceso de transición sudafricano esta-
la filosofía jurídica, ¿cuáles son esos fines ba apoyado en una doctrina comprehensi-
últimos o básicos al que se dirige Derecho? va del bien; más en concreto, en una serie
Se trata de unas de las preguntas máxima- de valores y bienes que formuló la Truth and
mente filosóficas en el orden del conoci- Reconciliation Comission con toda claridad
miento jurídico, ¿por qué gobernarnos o re- al momento de señalar cuáles eran los fines
solver nuestros conflictos mediante las que perseguía. Y, en efecto, no tuvo pro-
instituciones del Derecho y no más bien blema alguno en reconocer que se trataba
aplicando uno mismo la “ley del más fuer- de valores inteligibles desde una cosmovi-
te”? ¿Por qué vivir bajo el gobierno del de- sión o tradición religiosa —cristiana— y
recho y no más bien de la violencia? desde una particular tradición cultural —
La respuesta de Rivas a estos interro- Ubuntu— (pág. 77). Ahora bien, frente a
gantes es que la amnistía, el perdón, la cle- ello, se podría pensar que el caso sudafri-
mencia son cuestiones que desbordan al cano no podría echar luz sobre otras expe-
mundo del Derecho. Y precisamente por ello riencias de justicia transicional. Dicho de

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otra manera, se podría pensar que es un caso del mundo hispanoparlante— en las que han
totalmente excepcional. tenido o tienen lugar los procesos de justi-
Anticipándose a tal objeción, Rivas cia de transición. Quizá, al finalizar de leer
responde que si bien hay rasgos particula- esta obra, el lector español se podría quedar
res y excepcionales del caso sudafricano, con las ansias de alguna incidencia a los pro-
también hay elementos comunes con otros cesos de justicia transicional españoles o al
análogos. En concreto, una historia reciente de otros países iberoamericanos.
amarga y penosa que pone de manifiesto En lo que respecta a España, el propio
que la etapa que le sigue es, en cierto sen- Rivas parece echar por tierra tales anhelos
tido, fundacional, inaugural u originaria. cuando afirma que “el autor de estas pági-
Esto pasa mucho más seguido de lo que pu- nas no se siente con fuerzas para tomar un
diera parecer a primera vista. De hecho, Ri- punto de referencia más cercano porque le
vas afirma que casi todas las comunidades resulta cuando menos desesperante la ínfi-
políticas han experimentado esto al menos ma calidad de la política de partidos de su
una vez y no pocas lo han vivido en varias país” (pág. 16). En relación a las expe-
oportunidades (pág. 77). Es por ello que la riencias históricas de países latinoameri-
reconciliación a la que aspiran los procesos canos, queda por esperar si el autor estudiará
transicionales más que restaurar un orden esos casos —el inminente caso colombia-
moral apunta a crear un nuevo orden polí- no podría reverdecer el interés teórico por
tico en donde se disuelven los antagonismos la justicia transicional—. De cualquier
pasados. Dicho de otro modo, los procesos manera, parece que queda en manos de otros
de justicia transicional son, al mismo tiem- autores seguir esta senda que Rivas ha alla-
po, procesos que articulan reconciliación nado pero no emprendido. Esa podría ser
con un gran componente fundacional —o, la tarea de sus discípulos o de quien siga sus
si se quiere, refundacional—. pasos intelectuales, al menos en esta línea
Para ir finalizando, quisiera aclarar que de investigación. Quien enfrente ese camino
la breve extensión de este libro y la delibe- puede confiar que este libro de Rivas será
rada opción metodológica por no incidir en un faro que iluminará su recorrido.
casos históricos que vayan más allá del sud-
africano, no debe esconder su valor para com- Luciano D. Laise
prender las raíces filosóficas más hondas de Universidad Austral/
experiencias históricas más cercanas a nos- Universidad de Buenos Aires
ORCID ID: http://orcid.org/0000-0013-4249-5948
otros —que hemos vivenciado buena parte

PRISMAS ÉTICO-JURÍDICOS DEL NACER Y EL MORIR

TRIVIÑO CABALLERO, ROSANA Y RODRÍGUEZ- torno al nacer y el morir. Madrid, Plaza y


ARIAS, DAVID (eds.), Cuestiones de vida y Valdés Editores, 2016, 282 pp.
muerte. Perspectivas éticas y jurídicas en

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CRÍTICA DE LIBROS

La bioética es una materia compleja pues gunas de ellas incompatibles- desde las cua-
se ocupa de los aspectos éticos que afectan les se abordan dichas cuestiones en esta
a nuestras vidas cotidianas, a nuestro estar obra, giran en torno a los límites de la me-
en el mundo, desde que nacemos hasta nues- dicina, del Derecho y de la moral, y la co-
tra muerte, con lo cual los asuntos objeto herencia y adecuación de nuestra legislación
de estudio de esta disciplina suscitan aca- con la realidad actual; la riqueza de los tra-
lorados debates al entrar en juego derechos bajos presentados radica en la interdisci-
e intereses de una pluralidad de sectores, plinariedad de los enfoques desde los cua-
grupos sociales e individuos. “Cuestiones les se aborda cada tema, cuyos autores con
de vida y muerte. Perspectivas éticas y ju- un rigor exquisito van argumentando sus di-
rídicas en torno al nacer y el morir” es un ferentes posturas; así, los asuntos que se
libro que ilustra dichas cuestiones a través abordan en las 282 páginas de este libro pa-
de una serie de artículos que giran en tor- san por lo social, lo filosófico, lo clínico y
no a dos de los procesos humanos más con- lo jurídico.
flictivos: el inicio de la vida y su fin, ana- En torno al origen de la vida, Vicente
lizando la protección debida que las per- Bellver aborda en el primer capítulo la re-
sonas han de recibir en esos momentos. Es- producción humana analizando, desde una
tos asuntos son desplegados en los 10 ca- perspectiva clínica, dos técnicas que per-
pítulos que componen el texto, bajo la co- miten la combinación de gametos para la
ordinación de Rosana Triviño Caballero y “creación” de seres humanos con más de
David Rodríguez Arias, publicado por la dos progenitores: el reemplazo mitocondrial
editorial Plaza y Valdés dentro de su co- y la obtención de células pluripotentes. El
lección Dilemata. En él se abordan temas autor, además de describir en qué consis-
que suscitan numerosas interrogantes: ten dichas técnicas, plantea una serie de de-
¿cuáles son los límites de la investigación bates en torno a: la inseguridad de estas téc-
para solucionar los problemas en torno a la nicas frente a futuras alteraciones físicas en
reproducción humana? ¿Cuál es el límite de las personas originadas con las mismas; la
la libertad procreativa para satisfacer el in- cuestión sobre la licitud de las modifica-
terés de concebir hijos genéticamente pro- ciones genéticas que transmiten cambios en
pios? Después de nuestro nacimiento, ¿es el genoma de la descendencia, y en conse-
la muerte la única certeza que tenemos los cuencia la licitud de una eugenesia tera-
seres humanos durante la vida? Sin duda la péutica; la identidad de dichos individuos,
muerte es un final inevitable e irreversible bajo una noción de identidad ligada a lo fe-
pero, ¿cuándo se determina el momento notípico; la destrucción de los embriones hu-
exacto del origen de la vida y de la muer- manos utilizados en dichos experimentos;
te? ¿Son procesos que se producen de la utilización de óvulos humanos donados
manera natural, sin mediación humana? De así como el estatuto de sus donantes; y los
no ser así, ¿tenemos absoluto control sobre problemas derivados de la pluripaternidad.
éstos o estamos sometidos al criterio, no En el segundo capítulo, de corte filosófico,
siempre inequívoco, de los profesionales sa- Ángel Longueira plantea el dilema repro-
nitarios? Así, las diversas perspectivas -al- ductivo del bajo riesgo y la alta participa-

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ción para argumentar su defensa a la res- timos 50 años sobre los diversos factores
tricción de la libertad reproductiva. Si bien que han operado en dicha determinación y
no niega el derecho de las personas a re- los criterios para que una persona muerta
producirse, lo delimita a un escenario nor- se convierta en donante. Criterios, por
mativo que sea compatible con el bienes- otra parte, cada vez con menos contundencia
tar, a su juicio, de los futuros individuos ori- científica que, en un marcado y preocupante
ginados. Por su parte, Stella Villarmea, Ibo- proceso de construcción social, están de-
ne Olza y Adela Recio (capítulo 3), com- terminando las políticas de donación e in-
binan filosofía, medicina y estadística en un cidiendo en la agenda legislativa. Frente a
trabajo donde nos relatan el impacto que ha quienes el momento de su muerte está de-
tenido una asociación de usuarias y profe- terminada por el arbitrio médico, el capí-
sionales de la obstetricia en la reforma del tulo siguiente (5) presenta los resultados de
sistema obstétrico en España, configuran- un estudio sociológico realizado por Fer-
do una serie de políticas y derechos acor- nando Aguiar, Antonio Cerrillo y Rafael Se-
des con la autonomía de las madres y la sa- rrano-del-Rosal en Andalucía, en tono al
lud de las/los niños. Las autoras resaltan, tema de la elección de la propia muerte. Se
apoyándose en la teoría de M. Dascal y su analizan los discursos que surgen en rela-
tipología de los debates, el papel funda- ción a las creencias morales sobre el final
mental que el activismo de dicha asociación de la vida y de la Eutanasia en particular,
tuvo en los debates detrás de la elaboración encontrando que las personas entrevistadas,
de los documentos legales que soportaron en general, muestran una actitud positiva ha-
la mencionada reforma, esto es, en un cia la decisión sobre su propia muerte y ha-
proceso de democracia deliberativa. Sin cia la legalización de la eutanasia. El intenso
duda, el activismo social en torno a cues- debate allí generado proporciona datos
tiones tan importantes que nos afectan en útiles para la posterior reflexión y conclu-
nuestra vida cotidiana, como el aquí des- siones, que se centran en demostrar cómo
crito, es un ejemplo a seguir para otros co- la legislación en España no es coherente con
lectivos y movimientos emancipatorios. las demandas y deseos reales de la socie-
En el otro extremo, los siete capítulos dad actual. El respeto a los derechos de
restantes están dedicados a la muerte y los las/los pacientes, en especial a su libertad
derechos de salida. David Rodríguez-Arias y autonomía, ha venido adquiriendo una
e Ivan Ortega-Deballon (capítulo 4) anali- gran relevancia en las relaciones sanitarias
zan cómo la manera de determinar la y marcando el pulso de su desarrollo nor-
muerte de las personas se ha venido defi- mativo. De ahí que la Ley General de Sa-
niendo recientemente mediada por la in- nidad de 1986 iniciara un proceso de con-
fluencia de los intereses en torno a la do- creción de ciertos derechos fundamentales
nación de órganos. Comienzan su exposi- de las personas en el ámbito sanitario -ha-
ción planteando la dificultad que subyace ciendo eco de nuestra Constitución de
a la determinación, de manera inequívoca, 1978- especialmente del derecho a la toma
del momento exacto de la muerte; para ello de decisiones sobre la propia salud. En esta
presentan un recorrido histórico de los úl- materia, Ana Ma Marcos del Cano (capítu-

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lo 6) analiza la estructura jurídica articulada ológicas más importantes en la vida de un


en España para garantizar el principio de au- sujeto, la decisión sobre una muerte digna,
tonomía del/a paciente y sus decisiones en aun cuando ésta ni siquiera suponga una
torno a su futuro tratamiento y cuidado una amenaza al orden público. Prosiguiendo en
vez perdida la capacidad de decidir por sí el ámbito de lo penal, Lorenzo Peña y Gon-
mismos, para que sean consideradas en el zalo (capítulo 9) analiza la responsabilidad
proceso de decisiones clínicas. La valora- penal del personal sanitario y el trata-
ción que la autora realiza sobre el desarrollo miento jurídico de las malas praxis. El au-
jurídico de la figura de las Instrucciones Pre- tor, argumenta que es dudoso tipificar como
vias es positiva, si bien reconoce que aún delitos ciertas prácticas médico-quirúrgicas,
persisten una serie de inconvenientes en su máxime cuando sobre estas incurra alguna
óptima aplicación ante situaciones espe- causa de justificación, salvo ciertas ex-
cialmente conflictivas, su falta de difusión, cepciones infrecuentes en que se produzca
de conocimiento y de unos protocolos cla- dolo u omisión no amparados por las cau-
ros de actuación, entre otras cuestiones, que- sas de justificación señaladas. Concluye este
dando bastantes aspectos por mejorar pese libro el capítulo 10, donde Pablo Sánchez-
a que su desarrollo normativo ya se ha dado, Ostiz, igualmente bajo la perspectiva del
supuestamente, por concluido. Siguiendo Derecho penal, aborda dos aspectos de la
con las Instrucciones Previas, José Antonio vida y la muerte que, en su opinión, afec-
Seoane (capítulo 7) analiza los argumentos tan más directamente a la vida y a la salud
éticos, clínicos y jurídicos en torno al pro- e integridad humana: el aborto y el homi-
ceso de la planificación anticipada de la cidio a petición, cuyas penas serían justi-
atención y la toma de decisiones en el fi- ficables como medidas de prevención de la
nal de la vida, y el núcleo normativo común sociedad, aunque planteando ciertas dis-
de dicha herramienta jurídica, que a su jui- tinciones claves del Derecho penal que ayu-
cio es la más importante. En el capítulo 8, darían a resolver los matices que puedan
Íñigo Álvarez cambia el foco de atención acontecer.
hacia uno de los asuntos jurídicos más con- Pese a los variados tópicos que han des-
trovertidos en torno a las decisiones sobre filado en los capítulos de este libro, han que-
la propia muerte: la eutanasia. Analiza y ex- dado fuera muchos debates y perspectivas,
pone sólidos argumentos para evidenciar la imposibles de reunir en un solo volumen.
incompatibilidad del Art. 143.4 de nuestro Además de la riqueza y de la actualidad de
vigente Código Penal (CP) con el Art. 16 los contenidos aquí tratados dada la co-
de la Constitución de 1978 (CE). Además yuntura política y social, para concluir qui-
de la imprecisión y ambigüedad de dicho siera destacar que en este texto confluyen
artículo del CP, el principal argumento para dos aspectos que, en mi opinión, suponen
rebatirlo es que viola el derecho funda- su mayor riqueza: el interés por las meto-
mental que garantiza la libertad ideológi- dologías empíricas, pues los datos empíri-
ca de los individuos y las comunidades (Art. cos sustentan la teoría y las reflexiones; y
16.1 CE). De este modo, se limitaría pre- el abordaje interdisciplinario y en esta línea
cisamente una de las manifestaciones ide- destacar la sugestiva mención al activismo,

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ilustrando la voluntad de intervención di- miento normativo y afectan a las personas


recta en aquellos temas que nos atañen a to- en su vida cotidiana, conformando, así mis-
das las personas en la sociedad. Todo este mo, la opinión pública. La interdisciplina-
abordaje sirve de sostén para afrontar la riedad, patente en este texto, no es solo un
complejidad inherente a la bioética, pues sin valor agregado en materia de bioética,
enfoques que integren diversas perspecti- sino una obligación epistemológica y me-
vas difícilmente se podría reflexionar de ma- todológica
nera cabal en torno a las nociones y pro-
cedimientos implicados en este tipo de cues- Carla Cubillos-Vega
tiones; y en cómo las nociones, los proce- Universidad Complutense de Madrid.
dimientos y la propia actividad de las per- ORCID ID: http://orcid.org/0000-0002-3306- 8787
sonas expertas, inciden en nuestro ordena-

APROXIMACIONES FILOSÓFICAS A LA VIOLENCIA

BYUNG-CHUL HAN, Topologías de la vio- cómo se procede en los últimos tiempos en


lencia, Barcelona, Herder, 2016. los escritos académicos. En efecto, Byung-
Chul Han recopila prácticamente todos los
Topologías de la violencia es el último tex- antecedentes occidentales que piensan ex-
to que ha visto la luz en castellano del pen- plícitamente la violencia, los presenta con
sador coreano-alemán Byung-Chul Han, en claridad y expone algunos puntos de vista
la editorial Herder como casi todos sus tí- propios al hilo de su relación con estos plan-
tulos. En este caso se trata de una revisión teamientos. El problema que encontramos
del tema de la violencia en diversas filo- es que quizá, la premura de la crítica que
sofías, tratando de realizar un mapa de la funciona en su modo de pensar –y de nues-
cuestión. En este aspecto es donde encon- tro tiempo– elimina la estructura escolás-
tramos una de las virtudes de este afama- tica que se requiere en estos modos de ex-
do filósofo pues lleva a cabo un mapeo, una posición, siendo bastante menos completa
topología de la cuestión bastante comple- esta manera de proceder al faltar gran par-
ta donde se exponen, de manera divulgati- te de la quaestio y la disputatio, pero, como
va y comprensible, múltiples pensamientos vemos, mucho más efectiva y efectista a la
acerca de la problemática de la violencia. hora de la buena labor de atraer públicos
En efecto, las virtudes que localizamos cultos hacia la filosofía pues quizá deseen
en este autor son, por un lado, la mencio- acercarse, tras leer el volumen, a pensa-
nada, es decir, que Byung-Chul Han es muy mientos más desconocidos para el gran pú-
buen divulgador, capaz de hacer síntesis bas- blico.
tante completas y livianas de pensamien- Por ello, es decir, porque realiza una to-
tos amplios y complejos; y, por otro lado, pología de la cuestión – y debida a esta pre-
su modo de operar en ello da cuenta de mura que localizamos– no es de extrañar en-

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contrarnos en un mismo volumen de ape- esboza a cada momento sin llegar a pro-
nas casi doscientas páginas nombres tales fundizar en un análisis más completo por
como: René Girard, Pierre Clastres; además su parte de en qué consistiría.
de Sigmund Freud, Immanuel Kant, Richard Como ya sabemos por otros escritos del
Sennett, Alain Ehrenberg, Carl Schmitt, mismo autor, la coyuntura donde se ubica
Walter Benjamin, Hannah Arendt, Aristó- su análisis es la más novedosa actualidad
teles, Hobbes, Giorgio Agamben, Jürgen que el filósofo denomina de varios modos
Habermas, Jean Baudrillard, Friedrich según la perspectiva que trate. Así, su
Nietzsche, Johan Galtun, Pierre Bourdieu; diagnóstico es que mal-habitamos en una
el omnipresente Slavoj Žižek, Michel Fou- sociedad del cansancio, de la trasparencia,
cault, Zygmunt Bauman, Emmanuel Lé- del rendimiento y la autoexplotación, de la
vinas, Michel Serres, Gilles Deleuze, Mi- competitividad, de las enfermedades neu-
chael Hardt y Toni Negri o Marshall McLu- ronales, del infarto y la violencia extendi-
han o Martin Heidegger; lo cual es intere- da a base de aplicar un imperativo de no-
sante si pretendemos llevar a cabo una pa- violencia generalizada hasta la implosión
norámica de la filosofía occidental más o por culpabilización. La descripción de es-
menos actual acerca del tema. La teoría que tas sociedades se lleva a cabo por contra-
atraviesa el libro viene a ser el análisis de posición a otros momentos que Byung-Chul
dichos acercamientos a la cuestión con la Han considera “negativos” o donde la “ne-
notificación de que todos estos estudios son, gatividad” funcionaba frente a la positivi-
en cierto modo, errados pues pertenecen a dad actual.
otras condiciones de planteamiento fuera de La tesis de Topologías de la violencia
aquellas del llamado por el autor “capita- es difícilmente asible. Se comprende la in-
lismo del rendimiento” o “sociedades del tención de criticar –como, por otra parte,
rendimiento actuales”. El mapa que esta- todo crítico social exitoso hace– la pos-
blece, pues, el libro, es un mapa de erran- tmodernidad como forma cultural del ca-
cias, errores o insuficiencias bien porque los pitalismo tardío tal y como F. Jameson la
razonamientos de las distintas filosofías per- expuso o como D. Harvey la trata. Es cier-
tenecen a otras épocas, bien porque tratan to que urge un análisis e intervención en las
la actualidad de modo análogo a otros mo- inercias sociales que G. Deleuze denomi-
mentos, es decir, de una manera anacróni- nó “sociedades abiertas de control”, F.
ca, o bien, por ser aliadas de una postmo- Guattari “Capitalismo mundial integra-
dernidad “positiva” o “afirmativa” donde do”, o el lacanismo “goce” o perversión ge-
todo vale y no hay negación-selección po- neralizados sin ningún otro posible; o A. Ne-
sible. Nos parece curioso que en una to- gri y M. Hardt “imperio” o Z. Bauman “so-
pología ningún pensamiento se ponga en re- ciedades líquidas”. Pero, lejos de salir de
lación con ningún otro y, sin embargo, sí con estas inercias nos parece que Byung-Chul
el propio autor, quien, por otro lado, rechaza Han acaba siendo, en cierto modo, parte de
el narcisismo. De este modo cada pensa- ellas, entre otras cuestiones por el desfile de
miento no se relaciona ni mide con nada sal- nombres que acaecen en el libro y porque
vo con la actualidad que Byung-Chul Han su tesis no queda clara, distribuida en

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enunciaciones breves e inconexas por todo Espósito o el propio M. Foucault– mas,


el libro. como es costumbre en el libro, sólo queda
Es clara su propuesta de que no pode- enunciado:
mos seguir pensando la cuestión de la “Sería necesario, para liberarse de la rue-
violencia bajo los parámetros de ninguna ne- da de hámster narcisista, que da vueltas so-
gación, es decir, bajo las perspectivas bre sí misma cada vez más rápido, resta-
agambianas y de Espósito las cuales pro- blecer la relación con el otro más allá del
siguen la corriente schmittiana de la in- esquema schmittiano del amigo/enemigo,
munidad ante el contagio. No razona por ligado a la violencia de la negatividad. Es,
qué estos análisis no sirven y la única prue- pues, necesaria otra construcción, o más
ba que establece para su falsación es el he- bien una reconstrucción del otro, que no ge-
cho de que todo se muestra como positivo nere un rechazo destructivo inmunológico.
y afirmativo en la actualidad, así como que Debería ser posible una relación con el otro
hay un auge y acento mayor en nuestros días en la que el yo permitiera y afirmara su otre-
de las enfermedades de implosión (infarto dad, su manera de ser. Esté sí a su manera
y burnout), debidas a un exceso en la asun- de ser se llama amistad […] Frente a lo
ción de tareas que víricas o de contagio don- igual, no es posible ni la amistad ni la ene-
de la violencia es ejercida por otro externo. mistad, ni el sí ni el no, ni el acogimiento
Pero, finalmente, no logramos localizar ni ni el rechazo” (p. 76-77).
cuál son sus parámetros de análisis, ni qué Así pues, nos acercamos a un libro que,
significa afirmativo ni negativo en este con- si bien lleva a cabo una muy buena intro-
texto, ni, finalmente, si su estudio clama por ducción a las filosofías que han tratado la
retornar a esas negatividades aun sabiendo violencia y es un buen libro expositivo don-
que no son posibles en nuestras sociedades, de las filias y las fobias, aunque no razo-
por supuesto occidentales, actuales o si pre- nadas, sí quedan reflejadas; sin embargo,
tende salir de esta dicotomía afirmación- fracasa a la hora de plantear algún proble-
negación. Parecería, en todo caso, adolecer ma filosófico. En efecto, sus síntesis acer-
de cierta nostalgia de una negatividad ca de pensamientos como aquellos de R. Gi-
frente a una postmodernidad afirmativa del rard, P. Clastres o C. Schmitt, sobre todo,
capital a la vez que no puede aceptarla ex- son muy aceptables; siendo peores aquellas
plícitamente ya que se acercaría peligro- relacionadas con G. Deleuze, J. Baudrillard,
samente a la postura poco democrática que, el psicoanálisis donde elide completamen-
finalmente, más acento tiene en el texto, esto te a Lacan, de quien, por otro lado, bebe-
es, a la zona más dura y decisionista de C. ría mucho su pensamiento, o incluso M.
Schmitt. Foucault o J. Derrida, R. Espósito y G.
Su propuesta parece inclinarse, final y Agamben a quienes apenas cita y quienes,
brevemente, por un elogio de la amistad, quizá son finalmente la tradición donde se
casi al modo como lo lleva a cabo J. Derrida inscribiría su pensamiento si pudiera agru-
en su Políticas de la amistad –quien no sa- par en diálogos las distintas posiciones, in-
bemos si queda en este mapa como pos- cluida la suya. Pero, como hemos comen-
tmoderno o no, al igual que G. Deleuze, R. tado, no encontramos el modo de seguir en

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él un planteamiento de una problemática o poner algunos de los puntos más enfáticos


un razonamiento. De tal modo, hallamos la del libro que quedan sin aclarar.
relación de la violencia con la negatividad Por todo ello, no podemos hacer otra cosa
como eje central de su acercamiento a la que señalar una cierta insatisfacción con lo
cuestión, pero no sabemos de qué negati- expuesto en libro que, si bien, es interesan-
vidad está hablando ya que no podemos ac- te y pertinente para nuestro presente, queda
ceder a si es relativa, absoluta, qué relación desdibujado haciendo, muchas veces, el
posee con lo otro (sabemos que posee re- juego a aquello que pretende criticar.
lación, pero no está clara), con la afirma-
ción, etc. Tampoco es fácil localizar qué Amanda Núñez García
considera por afirmación, por amistad o por Facultad de filosofía, UNED
ORCID iD: http//orcid.org/0000-0001-8445-0815
interior y exterior, o por poder, por sólo ex-

GENERACIÓN DE IDENTIDAD, LA APUESTA FRENTE


A LA “ILUSIÓN BIOGRÁFICA”
NOELIA BUENO GÓMEZ, Acción y biografía: ble sentido de significado y de dirección.
de la política a la historia. La identidad in- Esta ruptura doble, simbolizada por la no-
dividual en Hannah Arendt, Valencia, Ti- vela de Faulkner, El ruido y la furia, se ex-
rant humanidades, 2017, 391 pp. presa con total claridad en la definición de
la vida como anti-historia que propone Sha-
Pierre Bourdieu presentó en una de sus kespeare al final de Macbeth: «Es una his-
obras una idea crucial que enlaza con el es- toria contada por un idiota, una historia lle-
píritu posmoderno de todo su pensamien- na de ruido y de furia, pero vacía de signi-
to. Me refiero a la idea de la “Ilusión bio- ficado.» Producir una historia de vida,
gráfica”1. Para el pensador francés la his- tratar la vida como una historia, es decir
toria de vida es “una de las nociones de sen- como la narración coherente de una se-
tido común que han entrado de contraban- cuencia significante y orientada de acon-
do en el discurso académico”2. Se presupone tecimientos, tal vez sea someterse a una ilu-
que la vida es una historia, se describe la sión retórica, a una representación común
vida como un camino lleno de encrucijadas, de la existencia, que toda una tradición li-
se le señala un inicio y un fin, se le da co- teraria no ha dejado ni deja de reforzar”3.
herencia, en definitiva, se le encuentra un Abandonar esta ilusión es una meta que de-
sentido. La Literatura ha hecho propia bería estar presente en todo investigador so-
esta caracterización lineal de la vida como cial. Bourdieu destaca la imposibilidad de
historia y “resulta significativo que el comprender una trayectoria sin tener en
arrinconamiento de la estructura de la no- cuenta las redes sobre las que se entreteje.
vela como relato lineal haya coincidido con La obra Acción y biografía: de la polí-
el cuestionamiento de la visión de la vida tica a la historia. La identidad individual en
como existencia dotada de sentido, en el do- Hannah Arendt de Noelia Bueno revitaliza

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el debate iniciado por Bourdieu. De forma centrales: en primer lugar, orienta al lector
rigurosa y exhaustiva, la autora consigue re- con un primer capítulo centrado en la bio-
alizar una reconstrucción crítica de la teo- grafía intelectual de Arendt “que permite ubi-
ría de la identidad individual de H. Arendt car los temas principales de cada fase del
saltando por encima de la “ilusión biográ- pensamiento de la autora” (p. 15); y en se-
fica” y, al mismo tiempo, sometiéndola al gundo lugar, Noelia Bueno, de manera
juicio de la crítica bourdieuniana. La tarea, propia y original, clasifica el pensamiento
como reconoce la propia autora al inicio de de la filósofa alemana en etapas. Ambas
su trabajo, no es nada fácil si tenemos en asunciones metodológicas introducen al
cuenta que la filósofa alemana “nunca ela- lector menos avezado en uno de los aspec-
boró una teoría de la identidad individual sis- tos cruciales, pero menos estudiados, del
temática” (p. 15). Uno de los numerosos mé- pensamiento arendtiano.
ritos del trabajo de Noelia Bueno consiste La propuesta de reconstrucción de la te-
en entresacar de toda la obra de Arendt, des- oría de la identidad individual de H. Arendt
de su tesis doctoral hasta su obra inacaba- realizada por Noelia Bueno es novedosa y,
da La vida del espíritu, una teoría de la iden- consecuentemente, consigue con éxito cu-
tidad individual que está presente a lo lar- brir un hueco en la bibliografía especiali-
go de toda una trayectoria filosófica. Tarea zada sobre la filósofa alemana. No menos
nada fácil si reconocemos, como hace la au- importante es situar esta investigación en
tora, “que casi todas las ideas matrices del el marco más amplio de las teorías de la
pensamiento de Hannah Arendt, aquellas que identidad del siglo XX. Con verdadera
la bibliografía especializada a menudo da ya maestría hermenéutica, la autora ubica la te-
por supuestas (me refiero por ejemplo a su oría de la identidad de Arendt en un espa-
defensa de que hay una condición y no una cio propio, distanciándola de P. Ricoeur, C.
naturaleza humana), son contradichas por Taylor y A. MacIntyre a los que considera
ella misma en lugares diferentes de su los tres filósofos más destacados de la iden-
obra” (p. 19). Noelia Bueno, siendo fiel al tidad narrativa del siglo XX. La voz propia
espíritu arendtiano, comprenderá estas con- de Arendt traslada, en el tema de la identi-
tradicciones, presentes igualmente en el mis- dad individual, la pregunta “¿quién soy?”
mo concepto que se propone analizar, como a la pregunta “¿quién fue?”. Como mues-
el resultado de un pensamiento que debe ser tra Noelia Bueno, “pensar que uno se hace
entendido “como una trama, en lugar de a sí mismo cuando piensa (y no cuando apa-
como una línea” (p. 20). Estamos ante un li- rece), es, para Arendt, el error en el que cayó
bro filosófico que analiza de forma tan pro- Heidegger en Ser y tiempo, error frente al
funda como clara una de las ideas funda- cual quiso proponer un modelo alternativo
mentales de la filosofía, la noción de iden- de comprensión de la identidad individual,
tidad, en una de las pensadoras con voz pro- uno en el que ni siquiera es posible hacer-
pia del siglo XX, Hannah Arendt. Noelia se a uno mismo y en el que la comunidad
Bueno sin renunciar a la profundidad del a la que se pertenece tiene la última pala-
tema consigue entretejer un análisis claro bra´” (p. 223). A diferencia de las teorías per-
gracias a dos planteamientos metodológicos sonalistas y existencialistas de la identidad,

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el concepto arendtiano de identidad indi- A diferencia de otros trabajos sobre


vidual se resuelve en la acción. Serán las ac- Arendt, Bueno destaca la normatividad pre-
ciones las que determinen la identidad. sente en la teoría de la identidad individual
Noelia Bueno nos hace ver a través de de la pensadora alemana: “No pretende des-
los cinco primeros capítulos de su obra, la cribir la política realmente existente, o el po-
originalidad de la propuesta de Hannah der, o la identidad, sino aclarar las condi-
Arendt al distanciarse de la concepción de ciones en que se podría desenvolver ideal-
una identidad individual que, o bien, se iden- mente la política, en que el poder sería re-
tifica con la unidad de estados psicológicos almente legítimo y en que la identidad po-
del yo, o con la personalidad o con el ca- dría desarrollarse plenamente” (p. 186). Esta
rácter. El capítulo quinto es muy signifi- normatividad exige ciertas virtudes al ciu-
cativo al respecto. Dedicado a la obra in- dadano que quiere participar en la vida po-
conclusa La vida del espíritu, Noelia Bue- lítica. No estamos ante una identidad indi-
no mostrará las diferencias entre la identi- vidual formal sino que Arendt la carga de
dad individual de Arendt y las ideas tradi- contenido. Valentía, virtuosismo, juicio, ima-
cionales que ligan esta a la personalidad y ginación, sentido común y amistad, “todos
el carácter. Tal distanciamiento conduce, estos rasgos caracterizan al hombre políti-
como irá enseñándonos la autora, a una ex- co ideal, y de nuevo deben dejar huella en
plicación propia de la unificación del yo. La su personalidad, lo cual sin duda repercu-
identidad individual en Hannah Arendt tirá en el relato identitario, en su identidad.
necesita construir un sujeto diferente, úni- No todos pertenecen a la misma categoría
co, pero tal construcción no puede darse […]Lo que todos ellos tienen en común es
“por una esencia interior, la personalidad o que son relacionales: permiten tipos de re-
el carácter, que constituyen un punto de re- laciones muy específicos que posibilitan la
ferencia estable y dan un contenido al yo” toma de partido en el mundo-entre-los-hom-
(p. 229). La voz propia de Arendt vuelve a bres” (p. 187). Subrayando la normatividad
surgir cuando niega que elementos como la arendtiana, o la búsqueda de la unidad en
personalidad puedan “ser la fuente de uni- la identidad, Bueno se sitúa entre los in-
dad del individuo porque simplemente térpretes que encuentra rasgos modernos en
uno no puede ser el juez total de sí mismo” la obra de Arendt. Rasgos compatibles con
(p. 234). El quién se revela en las acciones una definición posmoderna de identidad ale-
y palabras; desarrollamos nuestro máximo jada de cualquier “esencia individual” y uni-
potencial humano cuando actuamos en el da a la acción y a la narración. La inter-
espacio público, políticamente. Noelia pretación de Noelia Bueno sobre la identi-
Bueno examina las diferentes interpreta- dad en Arendt es un buen ejemplo de
ciones que se han hecho del espacio público cómo se ha de interpretar un pensamiento
arendtiano desde la visión de Habermas que se mueve con voz propia en el quicio
como un espacio de comunicación hasta la entre la modernidad y la posmodernidad. El
propuesta de D. Villa del espacio público libro nos muestra una filosofía, que como
como competición, subrayando el lado la de Adorno o Foucault, se ve acuciada por
plural y agonístico de la política. la violencia de los grandes relatos de

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emancipación, pero que sin renunciar a cier- tar ante una propuesta de dialéctica nega-
tos elementos modernos necesita despren- tiva que conduciría a reconocer falta de ope-
derse del momento de violencia que va uni- ratividad en la teoría de la identidad indi-
do al pensamiento conceptual tradicional. vidual de Arendt. De nuevo, la autora nos
El abandono de los grandes relatos vuelve a sorprender: “Una esfera política pu-
modernos no conlleva en Arendt el recha- ramente libre no es posible en los términos
zo a la narrratividad, todo lo contrario. No- en que Arendt la diseñó. La razón es que
elia Bueno en el capítulo sexto nos descu- propuso un ideal, una utopía. Y cualquier
bre la fuerza del relato para la teoría de la utopía incorpora elementos de dominación.
identidad individual de Arendt: el relato ubi- Esto no significa que no podamos aprender
ca temporalmente una vida vivida, la uni- del ideal. Por el contrario, considero que
fica temporalmente y, lo más novedoso, la puede ser útil para hacer una crítica de nues-
hace perdurar en el espacio político. Otro tro presente” (p. 357). La obra de Bueno no
de los méritos de la obra de Bueno, es la no es meramente descriptiva, va más allá de la
complacencia con la teoría que interpreta mera exposición de la teoría arendtiana al
y estudia, tal falta de complacencia con- identificar en ella elementos útiles para una
ducirá a nuestra autora a plantear en el úl- crítica del presente.
timo capítulo la contradicción en la que po- El libro Acción y biografía: de la polí-
dría incurrir la teoría arendtiana examina- tica a la historia. La identidad individual
da: ¿es posible un storytelling no ideoló- de Hannah Arendt es un buen ejemplo de
gico? Bajo el supuesto de que “para Arendt, cómo podemos analizar una teoría filosó-
storytelling e ideologías eran algo diferen- fica, siendo fieles al autor estudiado y, al
te por definición y no considera la posibi- mismo tiempo, no renunciar a ir más allá
lidad de que las historias puedan ser usadas del autor al plantearnos la posibilidad de su
ideológicamente o de que puedan contener vitalidad en el momento presente.
elementos ideológicos” (p. 350), Bueno ex- El lector de esta reseña deberá ir al libro
pone las diferencias cruciales, que se pue- de Noelia Bueno para responder a una pre-
den extraer de los textos de Arendt, entre gunta que se hace explícita tras el inicio de
ideología y narratividad; discute con la pro- mi comentario: ¿Hannah Arendt consigue
pia autora alemana y con sus intérpretes y vencer la “Ilusión biográfica”? El estudio ri-
llega a la conclusión de la imposibilidad de guroso y polimorfo de Bueno nos da una res-
mantener una diferencia sustantiva entre las puesta tan enriquecedora como abierta.
ideologías y el Storytelling. El lector tal vez
piense que la interpretación de Noelia Asunción Herrera Guevara
Bueno conduce a la imposibilidad de ma- Universidad de Oviedo
ORCID iD: http//orcid.org/0000-0002-1087-3409
terializar la utopía aredntiana, podríamos es-
NOTAS
1
Bourdieu, P. “Anexo 1. La ilusión bio- 2
Ibíd., p. 74.
gráfica” en Razones prácticas. Sobre la teoría 3
Ibíd., p. 76.
de la acción, Barcelona, Anagrama, 1997, pp.
74-83.

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MAPA FILOSÓFICO DEL MESIANISMO CONTEMPORÁNEO*

*
ROSÀS TOSAS, MAR, Mesianismo en la fi- Amador Vega y Francesc Torralba1. Su tra-
losofia contemporánea de Benjamin a De- bajo está en sintonía con el de pensadores
rrida, Barcelona, Herder, 2016, 256 pp. contemporáneos de la religión tales como
Hent de Vries, John D. Caputo2 y Mark C.
Pensar el tiempo es uno de los gestos filo- Taylor, con quien ha trabajado en Chicago
sóficos distintivos del pensamiento con- y a quien ha traducido para Siruela3, así
temporáneo. Pensarlo desde el cruce entre como con el de sus directores. Rosàs Tosas
la filosofía de la religión y el problema de ofrece un enfoque plural proveniente de las
la interpretación, es quizá distintivo de la Humanidades para desarrollar una reflexión
tradición de filosofía judía que recorre y ver- en clave postmetafísica en que religión, éti-
tebra el pensamiento de los siglos XX y ca, política y lenguaje son facetas de la mis-
XXI en su afán por desprenderse de los abu- ma piedra: la temporalidad, la experiencia.
sos metafísicos de antaño. Quizá por ello El libro está dividido en cuatro partes que
el libro de Rosàs Tosas, que publica Her- destacan por su orden y su esfuerzo por re-
der, sea un punto de partida inmejorable lacionar y poner en tensión a quienes han
para comprender la intersección entre pensado el mesianismo. Tras una nota his-
transcendencia vacía, significante sin sig- tórica con las explicaciones etimológicas,
nificado y temporalidad fragmentaria que históricas y teológicas de rigor sobre el me-
compone la experiencia del hombre con- sianismo, la obra dedica un largo capítulo
temporáneo. a abordar y relacionar las distintas teoriza-
Se trata de un libro sobre las formas en ciones que pensadores como Benjamin,
que la filosofía contemporánea, de Benja- Bloch, Schmitt, Taubes, Badiou, Barth,
min a Derrida, ha usado y conceptualiza- Žižek, Rosenzweig, Lévinas y Agamben han
do el mesianismo. Su propósito es el de llevado a cabo al respecto. En ellas desta-
ofrecer una visión panorámica del impac- ca un especial acento en las distintas inter-
to de la lógica mesiánica en la filosofía, y pretaciones que las epístolas de Pablo han
elaborar un mapa de cruces y discusiones recibido recientemente4, así como una re-
de los principales autores implicados que flexión desde y contra la teología política de
permita reflexiones ulteriores sobre los in- Schmitt, y las diferentes lecturas que el cuen-
tercambios entre filosofía y judaísmo y nue- to kafkiano Vor dem Gesetz ha recibido. En
vas formas de pensar la ética y la política tercer lugar, Rosàs Tosas rescata y analiza
postfundacionales. La obra es una versión con precisión y juicio la vinculación que el
de la tesis doctoral en Filosofía que Mar Ro- pensamiento mesiánico ha establecido re-
sàs Tosas, coordinadora de investigación de currentemente con el problema de la ley y
la Cátedra Ethos-URL (Universidad Ramon la pérdida de su significado (Geltung ohne
Llull) y consultora en la Universitat Ober- Bedeutung), así como su relación dialécti-
ta de Catalunya (UOC), presentó en la Uni- ca con el amor. La cuestión de la ley, que
versitat Pompeu Fabra bajo la dirección de puede ser tanto un dique de contención de

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la injusticia cuanto el perverso camino siguiendo a Agamben. La nota derridiana


para legitimar una violencia indiscrimina- en ello consiste en que el fracaso al alcan-
da, atraviesa este capítulo, divide a estos pen- zar esta plenitud (sea ya la plenitud de la ley
sadores entre defensores y detractores del no- en forma de justicia, un tiempo pleno
mos y desemboca a la tercera parte del li- como presentación del sentido o la venida
bro, que Rosàs Tosas dedica a Jacques De- de Dios como Mesías) no se debe tanto a
rrida. Quizá sea este el capítulo más com- la magnificencia de la plenitud cuanto a la
pleto y original del libro, con un ejercicio fi- proliferación y excedencia de nuestra ex-
losófico en el que Rosàs Tosas presenta y de- periencia (el significante, la ley), cuyo
fiende la coherencia del pensamiento de- efecto es la de una promesa en demora de
rridiano desde el término “mesianicidad sin aquella totalidad a la que nunca refiere, sino
mesianismo”, muy poco frecuente en la obra solo anuncia. Hay un resto, un tiempo muer-
de Derrida5, y su relación con la prolonga- to de espera, un exceso de palabras o una
da reflexión sobre el significante y el sig- incompletud de la ley que solo son capaces
nificado a través de términos ya clásicos de apuntar a su más allá, pero no de reali-
como resto o différance, así como sobre la zarla. Y sin embargo, esta imposibilidad y
ley y la justicia, que se extiende contagio- la asunción de la muerte de Dios y la con-
samente a la ética, la estética, la política o tinua prorrogación de su venida pueden ser
el derecho. Según Rosàs Tosas, la mesia- la oportunidad, recuerda Rosàs Tosas, para
nicidad sin mesianismo es la enunciación la fe y el amor. La muerte de Dios, tanto
particular de esta cuestión con la que Derrida como el mesianismo sin mesías, no abocan
se esforzó por pensar “una estructura me- a un nihilismo estéril. Son, antes bien, el mo-
siánica de la experiencia que no se agota en mento de la promesa, de la confianza y la
ningún mesianismo en concreto”6. Con posibilidad paradójica de un pensamiento
ello, Rosàs Tosas incorpora a Derrida a la de la infinitud.
discusión sobre el mesianismo y le reserva En definitiva, el trabajo de Rosàs Tosas
un lugar privilegiado. A través de esta de- aborda con erudición y claridad un tema
fensa y una exhaustiva comparación y diá- aparentemente subterráneo de la filosofía
logo entre todas las propuestas mesiánicas contemporánea, el mesianismo, para mos-
se extiende la cuarta y última parte del libro. trar sus ramificaciones en el esfuerzo de los
En suma, Rosàs Tosas se sirve de la ló- últimos siglos por pensar la temporalidad,
gica mesiánica para pensar las diferentes lec- la ley, la teología política y el lenguaje en
turas del acontecimiento de la muerte de la espera de Dios o tras su muerte. Rastrea
Dios. Desde este fenómeno y su impacto en esta cuestión hasta elaborar un mapa de ten-
la teología política, Rosàs Tosas diseña una siones y debates en que la crisis de senti-
concepción de la experiencia caracteriza- do y la desesperanza son la oportunidad para
da por una temporalidad que, lejos de la li- un pensamiento de la alteridad, para pen-
nealidad cumulativa del tiempo histórico, sar la ética y la política de otra forma. Re-
se encuentra siempre en falta, como un res- serva para el hombre contemporáneo el ries-
to a la espera de una plenitud o una con- go y el desafío de instalarse en el tiempo que
solidación excedente y siempre por venir, falta para alcanzar un final sin término.

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CRÍTICA DE LIBROS

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Caputo, J. D., The Prayers and Tears of Jacques las redes de la ciencia, el arte, las finanzas
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Cristina de Peretti, Trotta, Madrid, 2012
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sianicidad sin mesianismo de Jacques De- Universitat de Barcelona
rrida y sus implicaciones eticopolíticas. Uni- ORCID iD: http://orcid.org/0000-0001-8777-388X
versitat Pompeu Fabra, Barcelona, 2011. En:
NOTAS

Este trabajo ha sido financiado por una


* 3
Cf. Taylor, M. C., Después de Dios : la
ayuda del Subprograma de Formación de Pro- religión y las redes de la ciencia, el arte, las fi-
fesorado Universitario (FPU) del Programa nanzas y la política, trad. de Mar Rosàs Tosas,
Estatal de Promoción del Talento y su Emple- Siruela, Madrid, 2011
abilidad. 4
De las que cabe destacar Badiou, A. San
1
Rosàs Tosas, M, Exploración de la no- Pablo: la fundación del universalismo¸trad.
ción de mesianicidad sin mesianismo de Jac- de Danielle Reggiori, Anthropos, Barcelona,
ques Derrida y sus implicaciones eticopolíti- 1999; Agamben, G., El tiempo que resta: co-
cas. Universitat Pompeu Fabra, Barcelona, mentario a la carta a los Romanos, trad. de
2011. En: http://tdx.cat/bitstream/handle/ Antonio Piñero, Trotta, Madrid, 2006; así
10803/80835/tmrt.pdf?sequence=1&isAllo- como Taubes, J., La teología política de Pablo,
wed=y (consultado el 24/11/2016). trad. de Miguel García-Baró, Trotta, Madrid,
2
Ocupan un lugar destacado en el estudio 2007.
Vries, H. (de), Philosophy and the Turn to Re- 5
Derrida, J., Espectros de Marx : el estado
ligion, John Hopkins University Press, Balti- de la deuda, el trabajo del duelo y la nueva in-
more, 1999 y Caputo, J. D., The Prayers and ternacional, trad. José Miguel Alarcón y Cris-
Tears of Jacques Derrida. Religion without tina de Peretti, Trotta, Madrid, 2012.
religion, Indiana University Press, Blooming- 6
Rosás Tosas, M., Mesianismo en la filo-
ton, 1997, entre otras como Bouretz, P., Testi- sofia contemporània de Benjamin a Derrida,
gos del future. Filosofía y mesianismo, Trotta, Herder, Barcelona, 2016, p. 19.
Madrid, 2003.

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ONTOLOGÍA CRÍTICA Y DERECHO EN EL ÚLTIMO FOUCAULT

MARCO DÍAZ MARSá Ley y Ser. Derecho y de este Foucault, el último Foucault, que ape-
ontología crítica en Foucault (1978-1984). lará a límites conforme a la dignidad y lo in-
Madrid, Colección de Análisis y Crítica, tolerable. El ser alcanza unos límites y los lí-
Editorial Escolar y Mayo, 2016, 182 pp. mites definen al ser en la forma de una co-
pertenencia o retroalimentación presidida
De todos es sabido que en el Foucault de los por el límite infranqueable de un incondi-
años 70 es el hecho de la dominación el eje cionado, nada más y nada menos que la Li-
de sus investigaciones siendo el derecho uno bertad, la cual, como el Ser, no puede deter-
más entre los mecanismos de dominación de minarse, so pena de confundirla con un ente
cada poder estudiado, el derecho es una fic- y cosificarla. De modo que la relación entre
ción que solamente enmarcara el ejercicio del Ley y Ser no puede ser determinada entitati-
poder soberano o disciplinario. Por ese mo- vamente, ni de modo liberal ni de modo re-
tivo el presente libro que reseñamos se cen- volucionario, no puede en principio ser vis-
tra en el periodo 1978-1984, porque precisa- ta por los sentidos pero puede ser pensada por
mente el pensador que pidió que no se le con- la inteligencia, para luego resituarla en el lu-
siderase invariable, durante ese periodo, cam- gar político que corresponde con una onto-
bió radicalmente su consideración de la esfera logía de la actualidad.
del derecho hasta llegar a una configuración Díaz-Marsá resalta con insistencia lo
de la misma que aquí se trata de rescatar. que el propio pensador francés presentó
Por tanto, un libro titulado Ley y Ser in- como “modificaciones” en su segunda na-
dica ya con un signo copulativo que el De- vegación por esas aguas que tematizaban el
recho no va a ser considerado como un es- espacio de lo jurídico y eso es lo que ha dado
pacio derivado, óntico, como la superes- título al primer libro de Díaz-Marsá1, cuyo úl-
tructura de una infraestructura o como ca- timo capítulo ya presentaba el proyecto de Ley
nalizador de las relaciones de dominación, y Ser que ahora tenemos entre las manos, un
sino que va a ser tematizado en sus implica- proyecto expuesto, desarrollado y completado,
ciones de copertenencia con la ontología a par- en este su segundo definitorio libro sobre la
tir de las limitaciones y normatividades no nor- cuestión. Las modificaciones impresas por
malizadoras que acontecen a partir de aque- el Foucault tardío a su pensamiento son re-
llo que Foucault denominase lo intolerable. problematizaciones nuevas de cuestiones
Si hemos leído bien habremos de concluir que tratadas con anterioridad a otros niveles de
hay un principio de limitación del poder ex- emergencia. Tal es el caso del derecho y lo
terior al poder mismo, un principio que no es jurídico que ahora se presentan como límites
meramente el fáctico-liberal proveniente del del poder y de la dominación, como estrate-
mercado sino que anida en el poder-ser mis- gias de la libertad en lugar de como meca-
mo y se establece como relación formal en- nismos del poder. Por eso no es de extrañar
tre iguales heterogéneos. De ahí que Kant, que también se encuentre en este periodo una
Arendt o Heidegger, sean el contenido latente subjetivación que ya no es mera sujeción sino

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CRÍTICA DE LIBROS

auténtica práctica de libertad. El derecho “le- modo fundante de ellos, luego, sería ese fon-
jos de comparecer como un elemento perte- do sin fondo de la indignación la fuente de todo
neciente a la dimensión de la utopía o de la el permanente derecho universal incondicio-
ideología, o como un instrumento de domi- nado a detestar el abuso de poder en todo lu-
nación, se revela más bien como una realidad gar donde se detecte tal ejercicio. Lo absolu-
imprescindible para evitar la constitución de tamente inaceptable aparece aquí como pa-
estados de dominación” (p.40). En conso- trimonio común compartido y como fuente de
nancia con Nietzsche el filósofo francés ha- toda racionalidad moral y toda ética, motivo
bría hecho hincapié en que la justicia no equi- de que la consigna general del Foucault de este
vale a la inexistencia de relaciones de poder, momento sea la de levantarse contra todo abu-
ya que, no todo poder es malo, remite más so de poder sea cual sea este y provenga de
bien al equilibrio entre fuerzas plurales y si- donde provenga, en palabras de Foucault ci-
métricas contrapuestas, a una correlación de tado por Díaz-Marsá, se estaría hablando de
fuerzas. una ciudadanía internacional “que tiene sus de-
Será sobre todo a través de los textos en rechos y sus deberes y que nos compromete
los que Foucault realiza pronunciamientos a levantarnos contra todo abuso de poder, sea
acerca de su actualidad a través de los cua- cual sea el autor, cualesquiera sean las víc-
les Díaz-Marsá construye su propuesta de con- timas” (p. 50). La teodicea biopolítica que
siderar la posibilidad de armar a partir de Fou- cuantifica el sufrimiento humano y planifica
cault una cierta defensa del Estado social de estratégicamente los daños colaterales es ra-
Derecho lo cual no quiere decir que esa de- dicalmente rechazada por la acción común
fensa haya sido emprendida de un modo ex- frente a lo intolerable que desvela ese dolor
plícito por el propio Foucault, tratándose de inaceptable, y así, el sufrimiento humano se
un pensador tenido errónea y frecuentemen- declara incuantificable, inmedible, infinito o
te por neoliberal en su etapa final. El Foucault absoluto, frente a todas las negociaciones que
de la legalidad incondicionada puede entre- los Estados y los Mercados realizan, en
verse, argumenta nuestro autor, con ocasión modo análogo a las campañas militares y bu-
de su defensa en 1977 de Klaus Croissant, rocráticas, cuando ejercitan su poder.
nada más y nada menos que uno de los abo- De este modo lo que Foucault plantea, se-
gados de la banda Baader-Meinhof, acusado gún Díaz-Marsá, serían, dos nociones de de-
de cómplice del grupo terrorista. Es al hilo de recho, la primera la de una ficción jurídica que
una reflexión sobre el derecho de asilo que enmascara la dominación biopolítica, y, la se-
emergerá el Foucault de unos derechos más gunda, un derecho irreductible a la domina-
que universales del hombre, mayormente in- ción que se reivindica en Ley y Ser como he-
alienables, los derechos ante lo intolerable, el rencia de la Ilustración y baluarte del Estado
mismo que hoy nos hace saltar ante el drama constitucional de Derecho. A la articulación
de los refugiados. de un entramado de poder con el mínimo de
Lo intolerable y la experiencia que suscita dominación posible y el máximo de libertad
constituyen una especie de ley no escrita, más sin atender a lo que desde tales coordenadas
profunda y más amplia que la de los derechos pudiera ser recaer en lo utópico, es decir, re-
del hombre y del ciudadano pero de algún caer en la pretensión de un mundo de com-

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CRÍTICA DE LIBROS

pleta eliminación y disolución de las rela- La pregunta por la ontología de lo jurídico


ciones de poder, esto es, a cierto realismo po- se responde a partir de la constatación de que
lítico, sería a lo que apelan Díaz-Marsá y Fou- hay derecho y de la explicitación de sus con-
cault. diciones de posibilidad. La primera consta-
Foucault habría llegado al “estableci- tación es insuficiente porque el que haya de-
miento de un límite propiamente jurídico (no recho no garantiza que lo jurídico no sea una
económico) irrebasable para el poder de un ficción, ya que, las ficciones también existen
modo incondicional (…). El derecho se de- fenomenológicamente en cuanto entes y
termina como realidad, no como ficción, y producen efectos. Pero si lo que hay es una
como instrumento de una limitación real del ontología de lo jurídico, entonces, el derecho
poder” (pp. 65-66). Con lo cual, la veta kan- será algo más que un fenómeno derivado y
tiano-heideggeriana del pensador francés se podrá postular y demostrar su carácter ori-
habría de salir triunfante, en esta sólida in- ginario. El modo como Díaz-Marsá trata de
terpretación, sobre la veta nietzscheano- demostrar la presencia de una ontología de lo
marxiana y otras de sus influencias. Si la pri- jurídico en el último Foucault es a través de
mera veta le empujaría hasta una defensa del la profundización de la vía de lo intolerable
Estado de derecho socio-liberal, la segunda abierta por el pensador francés, que es por-
le habría empujado más en el pasado hacia una menorizadamente considerada. En la consti-
contestación marxiano-anarquizante contra la tución de ese ente que somos nosotros, en
dominación. En ambos casos quien se levanta nuestro ser, se encuentra implícito el impul-
contra la dominación o reivindicando los de- so ante lo intolerable, el saltar frente a lo in-
rechos universales no es nadie en concreto, soportable, algo que es un acontecimiento im-
sino, lo que, como bien resalta Díaz-Marsá, presentable e irrepresentable como tal, pero
el filósofo denomina una ciudadanía inter- que comparece en ese derecho a levantarse
nacional, esto es, una pluralidad en unión for- frente a lo que de ningún modo puede ad-
mal y no de contenido (otros hablarán de mul- mitirse. El ser del derecho que nos atraviesa
titud de singularidades) que estará siempre no es la cosa jurídica sino más bien su fuen-
atenta a saltar frente lo intolerable. La vida, te, un brotar que se manifiesta en el senti-
la libertad, la subsistencia, etc, que necesitan miento de lo inadmisible y, por tanto, que apa-
toda existencia humana operan aquí como rece como condición de posibilidad de la crí-
condiciones de posibilidad y remiten a unos tica y de la sublevación.
derechos humanos como principios de limi- En el último Foucault hay una normati-
tación de aquello que impida y amenace el vidad no normalizadora que remite, ya sin hu-
existir en general, más aún, que amenace el manismos, a los derechos humanos, una
existir en condiciones dignas, unos derechos normatividad que no debe ser confundida con
que estarán por encima de toda soberanía, ya la normalización disciplinaria que anterior-
sea ésta política, económica o religiosa. Con mente había combatido Foucault. “No se in-
ello Díaz-Marsá nos presenta al último Fou- tenta entonces prohibir comportamientos,
cault como un pensador que abre posibilida- al menos no es el objetivo general, o establecer
des para una defensa crítica del Estado social para los mismos un cuadro detallado de
de Derecho. prescripciones; se trata más bien de dejar ha-

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cer” (p. 79). Pero ese dejar hacer se aseme- liberales de Foucault y a resituarlo en un ám-
ja más al laissez faire del liberalismo que a bito que habilita para la necesaria confron-
la gelassenheit de Heidegger y conforma, por tación con las hipótesis que lo acercan hacia
tanto, una normatividad reguladora socioli- el Estado liberal. Por ese motivo, el extenso
beral, que si bien permite cierta pluralidad, está capítulo cuarto lleva por título: “La ontolo-
presidida por un principio de orden socio-eco- gía foucaultiana como contrafigura crítica de
nómico. Al parecer, Foucault, en considera- la ontología liberal”. La ontología de actua-
ción de Díaz-Marsá, iría también más allá de lidad en Foucault se preguntará por las con-
esa normatividad reguladora al considerar que diciones de constitución y de transformación
la instancia suprema no puede ser la econo- del presente y no será por tanto una defensa
mía sino que ha de ser la subjetividad, una sub- de lo establecido sino más bien una partici-
jetividad no sujeta al orden socio-económi- pación en su transformación. Y por eso, el úl-
co: “Las leyes aquí, como codificación de esta timo Foucault, criticará el orden neoliberal es-
instancia normativa formal extrema, pueden tablecido y abrirá la vía para una reivindica-
presentarse como garantía universal, des- ción crítica de un Estado social de Derecho
conectadas de un marco cuadriculado de vi- de índole muy distinta y no confundible ni con
gilancia y corrección total y sin vínculo con los antiguos Estados totalitarios ni con los ac-
una red de control global” (p. 81). Parece tuales Estados neoliberales. El Foucault que
como si Foucault entonces hubiese asimila- aquí se nos aparece es un pensador de su tiem-
do e integrado en su pensamiento último esa po preocupado por el declive del Estado del
ley moral en mí de la que hablara Kant y la bienestar, de modo que se cita la lección 7 de
esgrimiese a su manera, entendida como im- El nacimiento de la biopolítica, para resaltar
pulso de los gobernados a sublevarse ante lo una preocupación de Foucault “en el sentido
intolerable y límite frente al Estado y al Mer- de un retroceso en la actualidad del Estado del
cado: “La ontología de la actualidad fou- bienestar, comprendido como Estado social
caultiana se inscribe así en la tradición críti- de derecho cuyos objetivos sociales univer-
ca kantiana” (p. 97). Y hay que tener claro que sales no serán otros que el pleno empleo y la
el Kant que subyace a este libro tiene que ver distribución de los bienes sociales” (p.167).
sobre todo con una constelación de pensa- Un Foucault muy diferente al de antes y al que
miento que lo reenvía más bien a Heidegger otros han querido ver.
y Arendt, en una trabazón rigurosa que no
debe ser confundida con otras lecturas del fi-
lósofo de Köningsberg. Simón Royo Hernández
Díaz-Marsá dedica los dos últimos capí- ORCID ID: http://orcid.org/0000-0002-7126-9512
tulos a la crítica de las interpretaciones neo-
NOTAS
1
Marco Díaz Marsá Modificaciones. On- condición ontológica: implicaciones para la
tología crítica y antropología política en el articulación de lo político con lo jurídico-es-
pensamiento de Foucault. Madrid, Escolar y tatal».
Mayo, 2014. Capítulo 5: «La libertad como

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SOBRE CÓMO EL GÉNERO HUMANO HA EXPRESADO


LA PERCEPCIÓN DE SU DESTINO

JUAN ANTONIO RUESCAS JUÁREZ, El pen- ha dejado llevar por modas o por las iner-
samiento crítico de Rafael Sánchez Ferlo- cias de corrientes de opinión dominantes,
sio. Sobre lingüística, historia, política, re- y procurar descubrir, en la variedad de te-
ligión y sociedad. Prólogo de Victoria mas abordados, una serie de constantes, que
Camps, Madrid, Biblioteca Nueva, 2016, vendrían a ser el hilo vertebrador de una
277 pp. producción, siempre incisiva, aunque en
apariencia dispersa. Lo que, sin duda, fa-
Juan Antonio Ruescas ya había publicado cilitará la lectura y ayudará a la interpre-
con anterioridad a este estudio un magní- tación de quien, desde diversos ángulos,
fico artículo, “Religión e historia en los en- quiera acercarse a la misma.
sayos de Rafael Sánchez Ferlosio” (Isego- Al explicar la arquitectura de su estu-
ría, 47, 2012) sobre esos aspectos del dio, Ruescas recuerda un pasaje de «La for-
pensamiento de Ferlosio. Y ahora nos ja de un plumífero» en el que dice Ferlo-
ofrece un trabajo sobre el conjunto de la sio: «Las cuestiones por las que me intereso
obra del autor, de tanto más valor por la es- apenas pasarán de 6 o 7, y como, con el paso
casez de los que al respecto disponemos y de los años y de las recurrencias, algunas
por la difícil tarea de tratar de sistematizar acaban abriendo tuberías de comunicación,
unos ensayos de difícil encasillamiento, pero no es raro que se vayan fundiendo y redu-
sin duda muy relevantes para diversos ciendo». Según hemos indicado, la atención
ámbitos del pensamiento, como el subtítulo a las mencionadas «tuberías» es uno de los
deja ver, pero desde luego ante todo para la méritos mayores de este estudio.
filosofía práctica, en el sentido lato que en- De los siete capítulos del libro, los seis
globaría a la filosofía moral propiamente di- primeros acotan y explican las grandes cues-
cha, pero también a ámbitos cercanos tiones que son objeto de la obra ensayísti-
como la filosofía de la historia o la filoso- ca abordada y, además, muestran las rela-
fía de la religión. ciones que hay entre ellas. Por eso, al pre-
El estudio tiene su origen en la docu- sentar un tema determinado, es inevitable
mentada y rigurosa tesis doctoral que de- aludir a los demás. Pero no solo se mues-
fendió en 2014 en la Facultad de Filosofía tran las dependencias “internas” de los te-
de la UNED y que, reelaborada para su pre- mas y las ideas de la obra de Ferlosio, sino
sentación a un público más amplio -sin por que también se trazan las relaciones “ex-
ello dejar de profundizar en los temas per- ternas”, es decir, se explica la pertinencia
tinentes-, publica en la editorial Bibliote- de este autor en el marco de la filosofía mo-
ca Nueva, con prólogo de Victoria Camps. ral, especialmente de la contemporánea.
Como la propia Camps señala, el trabajo de Aunque caben diversos recorridos por
Juan Antonio Ruescas tiene, entre otros, el la red de «tuberías» que conforman el mun-
mérito de tratar de sistematizar ese pensa- do intelectual de Ferlosio, el recorrido
miento difícilmente clasificable, que no se que hace Juan Antonio Ruescas resulta es-

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pecialmente clarificador. El primer capítu- narración, de la naturaleza que sea: una ide-
lo, breve pero muy relevante, se dedica a te- ología, el relato de la historia de una nación,
mas lingüísticos y va al comienzo porque la historia universal, un relato teológico so-
estudia preferentemente los ensayos más an- bre la salvación… De ahí el engarce con las
tiguos de Ferlosio, y porque, como el pro- consideraciones sobre la religión (aborda-
pio Ruescas subraya, la reflexión sobre el da especialmente en el capítulo 5), que,
lenguaje incluye no pocas intuiciones que como se recuerda citando a Kolakowski, se
también se reconocen como constantes ha concentrado en buena medida en cómo
del pensamiento de Ferlosio cuando se aden- el género humano expresa la percepción de
tra en otro tipo de asuntos, como la histo- su destino.
ria, la política o la religión. La actitud «propiamente religiosa» es,
Paradigma de ese tipo de intuiciones es para Ferlosio, aquella para la cual el juicio
lo que Ferlosio sostiene a propósito de la na- sobre la bondad o la maldad de un hecho o
rración y el sentido, enlazando el uso na- idea no atiende a «argumentos de existen-
rrativo del lenguaje con la filosofía de la his- cia, como la posibilidad o la imposibilidad».
toria y con la religión: en la narración (y, de De ahí que la actitud religiosa sea «obsti-
modo particular, en la narración épica), el nación contra la facticidad» o, en otras pa-
«logro final» anula a la entidad de los ele- labras, «negación del principio de realidad
mentos anteriores, los subordina al sentido como criterio válido para juzgar sobre el
del relato, de modo que «el violento vien- bien y el mal del mundo». Ferlosio des-
to del sentido despoja de significación a los vincula tal obstinación de la esperanza, que
momentos (o a los sujetos) particulares». es para él un «voluntarismo de los senti-
Esta «tiranía del sentido» es igualmente re- mientos», un concepto en el que siempre le
conocible en ciertas filosofías de la histo- ha parecido oír un sonido «como a mone-
ria, especialmente en la hegeliana. Y por esta da falsa». Ruescas interpreta este recelo de
senda, el segundo capítulo («Historia, sa- Ferlosio en el siguiente sentido: la esperanza
crificio y dominación») repara en la pues- «parece ser o bien una mera emoción, o bien
ta en entredicho del ideal ilustrado del Pro- una negación de la facticidad que no es to-
greso. Solo que el ataque se hace ahora por tal porque desea, sí, otra facticidad, pero una
otro flanco, al mostrar su dependencia de facticidad al fin y al cabo», mientras que lo
la «mentalidad expiatoria» o sacrificial, específico de la religión, como cuestiona-
mentalidad que atenúa o incluso ignora el miento de lo dado, estribaría en la mera re-
sufrimiento, pretendiendo otorgarle un presentación de un estado contrafáctico, no
sentido, al considerarlo necesario como par- en su capacidad para hacer efectiva una si-
te de un todo o de un telos que lo trascien- tuación objetiva mediante una praxis de-
de. Para Ferlosio, la «cuestión ética por ex- terminada. Todo lo cual aboca asimismo a
celencia» es superar esta mentalidad: es es- una reflexión sobre la naturaleza y el sen-
pecíficamente moral la actitud de quien nun- tido de la utopía.
ca deja de señalar y recordar el carácter irre- No podemos afrontar pormenorizada-
parable del sufrimiento e impide así que este mente ahora ese conjunto de temas, a los
sea reintegrado en el todo armónico de una que se agregan otros muy relevantes en los

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capítulos 3 (La guerra y otros antagonis- currentemente, al albedrío, pues la im-


mos), 4 (El Estado: “la bestia pragmática y pugnación de la idea de autonomía sería
amoral de la dominación”), 5 (La religión) contradictoria con tal apelación. A no ser
y 6 (Ante la sociedad contemporánea), siem- que se trate ante todo de castigar la “arro-
pre incisivos y matizados, por Ferlosio y por gancia del hombre moderno”. Pero quizá tal
el autor de este estudio, que no deja de des- castigo no debería llevar a arrumbarlo, ha-
tacar en los momentos oportunos las rela- biendo quizá de mediar, como Ricoeur pro-
ciones que se pueden detectar con otros au- pugnó al respecto, entre el yo exaltado car-
tores como Adorno o Benjamin, y de dis- tesiano y el yo humillado nietzscheano.
cutir algunas de las tesis planteadas. Pero Dice Juan Antonio Ruescas en la “In-
sí hemos de referirnos al último capítulo, troducción” a este trabajo que con él ha pre-
que tiene un carácter conclusivo y propo- tendido contribuir a remediar una carencia,
ne seis «Claves para la lectura de la obra de pues Ferlosio ha sido «muy celebrado por
Sánchez Ferlosio». Es verdad que toda ex- cómo dice las cosas y, sin embargo, insu-
posición del pensamiento de un autor es ya ficientemente estudiado por lo que dice».
un ejercicio de interpretación, pero, en este Y así es. El libro que ahora se publica tie-
libro, el último capítulo se diferencia del res- ne el interés de ser el primero que hace una
to, porque se sitúa deliberadamente en un presentación del conjunto de la obra ferlo-
«segundo nivel de lectura» y perfila una se- siana, elaborando lo que podríamos deno-
rie de temas y actitudes que Ferlosio no minar el “mapa” del mundo intelectual de
siempre ha explicitado. Así se pasa del es- este autor, trazando las relaciones entre los
tilo predominantemente “expositivo” al diversos asuntos que ha tratado, y hacién-
prevalentemente “interpretativo”. Es Juan dolo tras una lectura de la totalidad de sus
Antonio Ruescas el que, como resultado de artículos y ensayos, por lo que, cuando se
su investigación, formula estas constantes estudia cualquier tema, se ilustra la expo-
de la obra ensayística que ha estudiado, lo sición con textos de muy diversas épocas.
cual orientará al lector cuando haga su pro- Actualmente no es extraño que, en Es-
pia lectura de la misma. Asimismo resultará paña, una persona de nivel cultural medio
fecunda la discusión a propósito de algunas conozca a Sánchez Ferlosio exclusiva-
de las posiciones defendidas por Ferlosio, mente por su narrativa (El Jarama, Alfan-
como, por aludir a una especialmente re- hui, El testimonio de Yarfoz…). Por eso, uno
levante, la idea de sujeto autónomo de la de los motivos centrales de interés de este
Modernidad, frente a la que Ferlosio quie- estudio está en que se plantea como una pre-
re hacer valer que el yo es, más bien, “un sentación organizada de la producción en-
campo de batalla de cien heteronomías en- sayística de Ferlosio, y puede así ser una “in-
frentadas”. Mas, sin dejar de aceptar que en troducción” a la lectura de la misma. Pero
la defensa de tal autonomía ha podido dar- hay otro aspecto de este trabajo que le con-
se un cierto triunfalismo, un exceso de la fiere valor para el lector que, específica-
fe moderna en el sujeto, no podríamos por mente, está interesado en la filosofía, al mos-
completo obviarla si, por otra parte, obje- trar la pertinencia, como hemos indicado,
ta Ruescas, se apela, como Ferlosio hace re- de dicha obra ensayística en el marco de la

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reflexión sobre una serie de temas que cabe dades contemporáneas…). A todos ellos ha
agrupar bajo la denominación de «filoso- dedicado su reflexión Ferlosio, cuya mira-
fía moral». Y a algunos de los ya mencio- da, aguda y peculiar, nos puede dar a nos-
nados (lo específico de la experiencia mo- otros mismos motivos de reflexión, a la que
ral, el problema del sentido de la historia, asimismo nos incita el estudio, inteligen-
las utopías, el problema de Dios…) habría temente estructurado y presentado, de Juan
que agregar otros (los conceptos de «bien» Antonio Ruescas.
y de «valor», la crítica de la dominación y
la violencia, la doctrina de la guerra justa, Carlos Gómez
la naturaleza del Estado y del derecho, el li- UNED
ORCID ID: http://orcid.org/0000-0001-9647-6334
beralismo, el juicio crítico sobre las socie-

¿PARA QUÉ PUEDE SERVIR LA FILOSOFÍA?

FERNÁNDEZ LIRIA, C.: ¿Para qué servimos de permear a todas las personas sin nece-
los filósofos?, Madrid, La Catarata, 2016 sidad de estar encerradas en una élite inte-
lectual y/o académica. Como ha repetido a
En 2016, se ha publicado la segunda edi- menudo en sus intervenciones públicas, pa-
ción del libro ¿Para qué servimos los filó- rafraseando a Gunther Anders, en su opi-
sofos?, con un nuevo prólogo del autor en nión, “un filósofo que escribiera sólo para
el que se aluden a los acontecimientos po- filósofos, sería como un panadero que hi-
líticos que han ocurrido desde la primera ciese pan sólo para panaderos”.
edición en el 2012. Lo primero que llama ¿Para qué sirve la filosofía? Como plan-
la atención es que nos encontramos ante un tea el propio autor en el Prólogo a la segunda
libro con un título un tanto curioso: “¿Para edición del libro (2016), la filosofía es la he-
qué servimos los filósofos?”. Ello se debe rramienta principal de la que disponemos
a que el libro pertenece a una colección que para entender lo que está ocurriendo en la ac-
titula así los libros: ¿Para qué servimos los tualidad. Pero recordemos en primer lugar,
jueces?, ¿Para qué servimos los econo- las tesis fundamentales del libro. Fernández
mistas?, ¿Para qué servimos los arquitec- Liria cita en sus primeras páginas una famosa
tos? Así pues, el autor se inscribe en el pro- sentencia de Kant: “Los hombres se niegan
yecto de realizar un difícil pero exitoso ejer- a perder, por amor a la vida, aquello que hace
cicio de divulgación sobre el asunto de la a la vida digna de ser vivida”. Esta será la má-
presunta no-utilidad o utilidad de la filosofía. xima que vertebre todo el argumento del li-
La trayectoria de Fernández Liria está bro y la postura política del autor. Su tesis
marcada por su interés en hacer accesible podría resumirse en el intento de extraer to-
las grandes y complejas cuestiones filosó- das las consecuencias posibles de esa cons-
ficas y políticas a través de la divulgación, tatación kantiana que nos presenta la filosofía
haciendo del conocimiento algo que pue- como un acontecimiento excepcional, que

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tendría su comienzo en Grecia, y que con- dad, Justicia y Belleza y el lema de la re-
sistiría en ocuparse de “lo interesante que volución francesa Libertad, Igualdad, Fra-
puede ser lo desinteresado”. “Filosofía” ternidad. Pero, ni los ilustrados franceses ni
nombra la posibilidad de “saber por saber”, los antiguos griegos pensaban que a partir
por mero “amor al saber”: “de esa expe- de un determinado momento los ciudada-
riencia -afirma el autor- surgieron las ma- nos empezarían a razonar como si de án-
temáticas, la física, la filosofía, la ética y el geles se tratase. Unos y otros son muy cons-
Derecho. De la perplejidad ante lo desinte- cientes, más bien, de la dificultad que en-
resado surgieron las cosas que más nos in- traña hacer razonar al ser humano. En el
teresan: el mundo entero de la razón y de la proyecto político ilustrado, de lo que se tra-
libertad. Y así fue cómo se inició para la hu- ta es de generar todo un tejido institucio-
manidad la aventura más inquietante: la de nal que pliegue los intereses de los pueblos
convertir esa excepción en norma de la vida a los intereses de la razón, de modo que la
humana, que solo entonces puede llamarse razón pueda hacerse un sitio entre toda la
digna. Y también en norma de una ciudad en maraña que suponen las ideologías, las re-
estado de razón, o lo que es lo mismo, en es- ligiones, los consensos tribales, etc. “Lo fun-
tado de Derecho” (p. 14). damental -añade el autor- es que esas ins-
La filosofía, en principio, “no sirve para tituciones tengan memoria, es decir, que
nada”, posee una “orgullosa inutilidad”, es cada progreso de la razón, pueda conser-
una forma de “perder el tiempo”. Para ello varse legislativamente, de modo que no
es esencial, desde luego, tener tiempo libre. haya que comenzar siempre desde cero to-
Ahora bien, aquí es donde Fernández Liria dos los días” (p. 45). Se trataba de abrir un
aprovecha para plantear el primer enigma espacio vacío en el centro de la ciudad, un
capaz de hacer reflexionar al lector: “¿qué espacio para el “tiempo libre” y para pro-
tiene de peligroso el tiempo libre?” , ponerse una única tarea: legislar conforme
“¿cómo es que, si la filosofía es una forma a los intereses de la razón, conforme a la
de perder el tiempo, la historia de la filo- obligación de garantizar una vida digna que
sofía comienza con una democracia que se merezca ser vivida. Este proyecto fue, en
toma la molestia de condenar a muerte a un opinión de Fernández Liria, derrotado a san-
filósofo?” (p. 19) El filósofo del que ha- gre y fuego por la aparición y el desarro-
blamos no es otro que Sócrates, quien ter- llo del capitalismo. El capitalismo, en
mina su Apología acusando a sus acusadores efecto, acelera el ritmo histórico hasta ha-
de que, “por falta de tiempo”, han elegido cer desaparecer el tiempo libre y la con-
vivir habiendo perdido aquello por lo que sistencia de la palabra: la palabra aparece
merece la pena estar vivo: la dignidad. y desaparece tan rápido como se efectúa una
Fernández Liria establece una línea transacción bancaria o como un anuncio pu-
continua entre Sócrates y Platón, por una blicitario se emite por televisión. De ahí la
parte, y el proyecto político de la Ilustración necesidad de plasmar la palabra, de salva-
que encarna los valores republicanos de la guardarla de las vicisitudes históricas, de
Revolución Francesa, trazando una especie “eternizarla” en una Declaración de los De-
de simetría entre las luces platónicas Ver- rechos del Hombre y del Ciudadano. Es con

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esa palanca como ha sido posible prohibir gunda edición, publicado en 2016, es decir,
la esclavitud, implantar el sufragio universal cuatro años después de la aparición del libro.
o establecer un código penal que censura las En este plazo temporal, señala el propio au-
actitudes y conductas homófobas. Con- tor, han ocurrido algunos acontecimientos po-
quistas de la razón que no tienen marcha líticos importantes, entre los que destaca la
atrás. Una ardua tarea en el movedizo ho- aparición de Podemos en el escenario par-
rizonte del capitalismo. lamentario, poniéndose fin a la hegemonía
“La pretensión de la filosofía -nos dice bipartidista. No cabe duda de que la inten-
Fernández Liria- es que no haya ninguna au- ción de Carlos Fernández Liria -junto con su
toridad más alta que la razón. Aquí suele ob- colaborador habitual, Luis Alegre Zahone-
jetarse que nadie tiene la razón en sus ma- ro, uno de los fundadores de Podemos- ha
nos y que, por tanto, ¿quién puede decir lo sido intentar introducir en el ideario de esta
que dice la razón? Pero ya hemos visto que, “nueva política” las tesis republicanas de-
al postular, la soberanía de la razón, por en- fendidas en el libro que nos ocupa. Otra cosa
cima incluso de la voluntad popular, no sé es que ambos autores hayan logrado un éxi-
está haciendo nada más misterioso o pre- to mayor o menor al respecto. En todo caso,
tencioso que al sentar el reconocimiento de conviene recordar que ese mismo año el au-
la autoridad suprema de los derechos hu- tor presentó un nuevo libro, En defensa del
manos sobre cualquier actividad legislativa populismo, junto con Pablo Iglesias, secre-
o ejecutiva” (p. 51). Y es que hay asuntos que tario general de Podemos, en un acto mul-
están por encima de cualquier condición, ya titudinario en el Paraninfo de la Facultad de
sea religiosa, de género, sexo, etnia, color de Filosofía de la UCM. Fue el momento en el
piel o posición económica. Es así como des- que más claramente se unieron los plantea-
pejamos la incógnita con la que trabaja la ra- mientos teóricos de Carlos Fernández Liria
zón, a saber, la dignidad. El autor resalta que y Luis Alegre Zahonero con el proyecto po-
el proyecto de la Ilustración es el de crear una lítico de Podemos. También puede consul-
“ciudad” a partir de la razón, lo que signi- tarse al respecto el Epílogo que firma Car-
fica crearla a partir de la libertad. los Fernández Liria al libro de Luis Alegre,
Estamos, por tanto, ante un libro que pue- El lugar de los poetas (Akal, 2016), titula-
de servir muy bien de introducción al mun- do, significativamente, “La situación actual
do de la filosofía, de una manera tan seria y en España”.
rigurosa como el inolvidable Iniciación a En definitiva, un libro en el que de ma-
la filosofía de Felipe Martínez Marzoa. No nera muy pedagógica se exponen los inte-
es necesario, en efecto, ser especialista ni gra- reses de la razón y de la libertad, como co-
duado en Filosofía para entender este texto ordenadas para un mundo más justo y
en su totalidad. Más bien conviene advertir más digno, que no puede prescindir de la
que la maestría que demuestra el autor en el filosofía ni, por supuesto, de su enseñanza.
terreno de la divulgación tiene una orienta-
ción y un propósito políticos que no pasarán Daniel García Corral
desapercibidos y que, de alguna manera, han Universidad Complutense de Madrid
quedado bien señalados en el Prólogo a la se- ORCID iD: http://orcid.org/0000-0002-7582-2469

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EL LUGAR DE LA FILOSOFÍA

ALEGRE, L., El lugar de los poetas, Madrid, “qué es” de las cosas (el ti esti). Porque si
Akal, 2017, 432 pp, resulta que Descartes tiene razón, tenemos
que llevar la sospecha tanto más allá como
La historia de la filosofía pareciera ser cosa a la práctica kantiana, y descubrir que hay
vetusta, propia de bibliotecas, de ensayos quienes quieren zafarse de un imperativo
inacabables donde se enredan las palabras (que les hace al mismo tiempo soberanos y
con las ideas en busca de sentido. Parecie- súbditos de la voluntad general) aun a ries-
ra tener que ver con discusiones cíclicas go de renunciando a su condición ciudada-
donde siempre se volviera al mismo pun- na convertirse en unos bárbaros que acaben
to sin encontrar más salida que pedir otro diciendo: “interesa y mucho que se callen
café. También, cómo no, parece ser cosa de los filósofos, pues corremos el riesgo de que
la superviviente facultad que lleva ese el espacio público sea efectivamente pú-
nombre y donde unos cuantos sesos pien- blico”, es decir, un lugar digno para la hu-
san acerca de problemas existenciales que manidad. La barbarie (lo decimos con
sirven no se sabe muy bien para qué. Sin Nietzsche) ya ingresó en este universo
embargo, ese parecer que se le quiere centelleante, ya se infló como un odre, ya
asignar, ¿corresponde con su ser? ¿Qué pa- parcializó sus preferencias, ya relegó la fi-
pel desempeña en la historia de la huma- losofía a un espacio aburridísimo y utópi-
nidad la historia de la filosofía? ¿De qué tra- co donde se discurre de cosas que no sirven
tan esos “problemas existenciales que sir- para nada. Hoy, es bien sabido que el futu-
ven no se sabe muy bien para qué”? ro del ‘más fuerte’ está en las facultades de
A veces, ante la falta de entendimiento, económicas, en las escuelas de negocios, en
en vez de redoblar el esfuerzo por com- los máster de comunicación, en la línea pa-
prender y hacer gala de una solemne vo- rental que te vincula inexorablemente a este
luntad por aprender, se niega, usando un em- o aquel empresario. ¿Qué pasaría si se en-
briagado sentido común, la validez de toda tendiera “el para qué” de la historia de la fi-
una disciplina. Eso si se piensa bien, es de- losofía? ¿Seguiría el concepto libertad tan
cir, si pensamos que la persona o el grupo antropomórficamente reducido? ¿Qué pa-
que así habla se mueve sin interés particu- saría si clarificásemos su lugar (su topos)?
lar. Pero ¿y si seducidos por la duda carte- ¿Continuarían los de arriba arriba y los de
siana decidiésemos pensar mal? Quizás se abajo abajo sin dar otra vuelta de tuerca?
podría decir que ocurre como si se quisie- A pesar de su existencia (y su ventaja)
ra invisibilizar toda una disciplina, como si los bárbaros no han ganado la batalla, la dis-
se quisiera dejar sin voz a toda una facultad cusión continúa. Prueba de ello, de que la
con el fin de que no ocupe ni tiempo ni es- discusión continúa, es el nuevo libro de Luis
pacio eso de dedicarse a asuntos muy se- Alegre, El lugar de los poetas, donde se pro-
sudos, como si se quisiera ayudar a olvidar duce una verdadera indigestión en el orden
el descubrimiento de un cierto tipo de ob- de las cosas, donde la cultura salta por los
jetividad que tiene mucho que ver con el aires, donde se arruinan las razones subje-

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CRÍTICA DE LIBROS

tivas y se denuncia un secuestro. De re- bierne para todas, porque esto tiene todo que
pente, y pese tanto a la opinión de los po- ver con la vida, con forjar un espacio des-
deres fácticos como a la exactitud mate- de donde se pueda declamar que ha mere-
mática, se abre una grieta en el horizonte de- cido la pena vivir.
jando entrever otra posibilidad. Una grie- De modo que la filosofía puede ser algo
ta por donde se cuela la filosofía ¿Cuántas diferente de aquello que dicen que es,
veces un relámpago mostró lo invisible? puede ser algo diferente del fósil con el cual
¿Cuántas veces una metáfora juntó lo que han querido fundirla, puede ser “muy ne-
moraba separado y creó un poema? “Son cesaria” en contraposición a “nada nece-
menester las más raras y felices casualida- saria” para los pueblos. La filosofía, ese
des para que las nubes se aparten de esa amor al saber, puede tener mucho que ver
cima dejando brillar el sol” nos devela el con que nuestro pasar por el mundo sea me-
aforismo nietzscheano ‘vita femina’ en La jor que peor, con que nuestra existencia sea
gaya ciencia. “El lugar de los poetas” es un bella, verdadera y justa, y, por ende, pue-
misterioso rincón donde, ante la posibilidad de ser muy peligrosa para la polis del homo
de elegir sus propias palabras, el juicio se economicus, preocupado en ocultar que “nos
ruboriza. Se ruboriza al recuperar la alegría encontramos ante un modelo (resultado de
con la que jugaba cuando era un niño, para una determinada decisión) en el que la des-
abrir modestos surcos cuan labriego en el trucción de todos los vínculos sociales (y
campo. La inocencia que le otorga al juicio su sustitución por relaciones mercantilmente
reflexionante saberse huérfano de razón le mediadas) aumenta, por definición, la pro-
permite ejercer su tarea y develar la in- ductividad y la riqueza”1. Con Sócrates se
existencia de algo así como un manual de sentó un precedente, al condenarle a muer-
instrucciones que nos dé las claves de te no se condenó solo a un hombre, se con-
cómo ser libres, fraternos e iguales. En cam- denaba a muerte la historia de la filosofía,
bio, y aunque los dioses nos hayan aban- al menos, esa filosofía que tenía y tiene la
donado y este mundo carezca de plan ra- certeza de que la verdad solo puede ser pa-
cional, no todo vale, cabe esperar el ejer- rida desde el mito. Náufraga transitó por si-
cicio público del juicio. La sorpresa es que glos, como diría Heidegger, fuera de su ele-
sencillamente lo divino es ser humano, de- mento, deambulando por continentes y
masiado humano y ¿qué es eso de ser hu- contenidos inocuos, confundida por el or-
mano? Sentir desde el lugar del otro. En den moral establecido, viviendo en “una es-
consecuencia, no se necesita ni ser dios ni pecie de “pueblo de demonios” unidos por
parecerlo, basta con mirar a los ojos, con es- puras leyes coactivas en un mecano sin
cuchar las circunstancias, basta con, sin de- vida”2. Por eso, cuando se daban “las más
jar de ser una, permitir que sean las otras, raras y felices casualidades” y las nubes se
y en esa concesión ir neutralizando (entre apartaban dejando brillar la filosofía en su
el conjunto) los gustos, afectos, compro- elemento, los ojos que osaban contemplar
misos, prioridades de cada una y permitir aquel instante eran acusados de herejía y
una ampliación en el modo de sentir, de sen- condenados a apagarse en la hoguera. Al res-
tirnos, para descubrir un espacio que go- catar el proyecto ilustrado el cuerpo mori-

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bundo del sapere aude, que contenía y con- miedos a sentir el abismo (abgrund), y con-
tiene el peso de lo que es no tener precio fiando en la instrucción de la presencia de
sino dignidad, no solo la filosofía sino la his- voces con fundamento (Platón, Aristóteles,
toria de la humanidad sintió el soplo de aire Descartes, Kant, Schiller, Nietzsche, Lukács,
fresco: no todo estaba decidido. El siglo Marcuse) que el autor pone a dialogar en-
XXI contiene la herencia de un encubri- tre sí mostrando lo que las une y lo que las
miento que se aparece por momentos des- separa. Porque justo cuando crees estar su-
de tiempos socráticos. El lugar de los po- ficientemente instruido como para poder res-
etas es uno de esos momentos. Un momento ponder sin tomar partido pero con juicio a
que nos invita a ampliar el modo de sentir, la cuestión de si destruimos o no las pirá-
regalándonos la posibilidad de crear, de mides de Egipto por ser consecuencia de un
atravesar toda la configuración del orden sistema esclavizador, acudirán todos los de-
práctico, de atrevernos a recordar que so- monios con todas sus creencias y todas sus
mos los artesanos de los conceptos con los razones y tendrás que hablar haciendo uso
que entendemos el mundo, que somos los de la lengua materna, controlando los lati-
artífices de la verdad con los que nos afe- dos del propio corazón. Y si te demoras y
rramos a las cosas, que algo así como “lo zozobras (como es propio de humanos) bus-
seguro” es resultado de una decisión. El li- cando la unión buena, el enlace mejor, pues
bro El lugar de los poetas no consuela, ilu- aprendimos que no hay respuesta correcta,
siona. Su lectura vence la pereza que supone vendrán “los nuestros” a recordarnos el va-
empezar de nuevo, decidir de nuevo (en un lle de los caídos, mermando (obviamente)
entorno donde además se ha avanzado la capacidad de resolverlo juiciosamente.
tanto). Afronta la desgana de discutir con Sin embargo, al igual que la obra, no po-
unos ancestros que tienen todas las buenas dremos claudicar, porque hemos aprendi-
respuestas en el bolsillo. Encierra los pro- do que sin duda hay respuestas “mejores”
legómenos, agota los determinismos, re- y “peores”. Como Ulises volverás viejo y
cuperando la memoria del hacer filosófico. más sabio al puerto que te vio partir cono-
Eso sí, renuncia al orden, al sentido, a la cedor de se puede agitar la indiferencia,
“calma, seguridad y consecuencia” que pro- apartar el despotismo, repartir lo acumulado
porciona el modelo (y lo hace sin caer ni en aun a pesar de la falta de garantías para un
nihilismos ni en relativismos). Es una lec- “final feliz”.
tura que conviene llevar a cabo sin resis-
tencias, sin temores a que el suelo tiemble Vanessa Pérez Gordillo
bajo los pies y quedar en los márgenes, sin ORCID iD:http://orcid.org/0000-0002-9432-1993
distancias pero con fe en el progreso, sin

NOTAS
1
Luis Alegre, El lugar de los poetas, Ma- 2
Luis Alegre, El lugar de los poetas, Ma-
drid, Akal, 2017, p.273. drid, Akal, 2017, p.200.

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LOS CLAROSCUROS DE LA LEYENDA NEGRA

MARÍA JOSÉ VILLAVERDE RICO Y FRANCIS- La sombra de la leyenda negra es un ex-


CO CASTILLA URBANO (directores), La som- tenso trabajo que recoge contribuciones con
bra de la leyenda negra, Madrid, Tecnos, perspectivas y aproximaciones heterogé-
2016, 551 pp. neas: especialistas y estudiosos del mundo
americano y de las problemáticas colonia-
Decía Huizinga que toda labor histórica les (Fermín del Pino-Díaz, John C. Laur-
implica siempre un acto de rendir cuentas; sen, Alicia Mayer, Ricardo Crespo, Pérez
quizá también de ajustarlas. Esto resulta Vejo), de las relaciones hispano-holande-
aun más obvio cuando se trata de la his- sas (Yolanda Rodríguez Pérez), de la his-
toria cultural o intelectual: aquí los datos toria conceptual y política española (Javier
y las evidencias empíricas nunca son lo su- Fernández Sebastián), de la Ilustración y la
ficientemente elocuentes como para aho- historia intelectual europea (Israel, Villa-
rrar al historiador el esfuerzo conceptual verde, Gerardo López Sastre), de la histo-
y valorativo que exige cualquier intento de ria de la ciencia y la literatura de viajes (Juan
comprender, de reconciliarse o de distan- Pimentel), de las crónicas de Indias y de la
ciarse del pasado en función de los cono- filosofía política de la primera modernidad
cimientos disponibles y los intereses del (Francisco Castilla, Peralta Ruiz) o, por úl-
presente. Y quizá pocos ejemplos pueden timo, hispanistas e historiadores sobrada-
hallarse más ilustrativos de la tesis de Hui- mente conocidos (Anthony Pagden, Álva-
zinga que los últimos trabajos publicados rez Junco).
en torno a la cuestión de la leyenda negra, El libro presenta una estructura crono-
en los que la voluntad de comprenderse (o lógicamente bipartita y viene introducido
extrañarse) es explícita. El hecho de que por un amplio estudio preliminar a cargo de
el sintagma en cuestión fuera puesto en cir- María José Villaverde y Francisco Castilla
culación por Juderías en el siglo XX, con- (prácticamente un libro dentro del libro), que
firma igualmente la vieja tesis crociana recorre las fuentes y episodios más signi-
(complementaria en realidad de la de ficativos de la leyenda negra, sobre todo en
Huizinga) de que toda historia es retros- sus orígenes. Tras este dilatado recorrido,
pectiva e inevitablemente contemporánea. los autores concluyen su itinerario confir-
En este sentido, parece obvio que la le- mando su existencia, esto es, la difusión, a
yenda negra como problema historiográ- partir la segunda mitad del siglo XVI, de
fico estuvo estrechamente ligada a las pre- una imagen de España donde se fueron con-
ocupaciones de algunos intelectuales re- jugando críticas razonables con medias ver-
cién salidos de un convulso siglo XIX y dades y prejuicios variados: se puso un gran
de la crisis noventayochista: experiencias énfasis en los aspectos negativos de su his-
críticas y dolorosas que exigían repensar toria y sus gobernantes; se identificó la con-
el pasado y el futuro de España en relación quista de Indias con una empresa exclusi-
con Europa. vamente de expolio y destrucción; se de-

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monizó la Inquisición; se elaboraron clichés ver con cualquier exigencia de verdad his-
y estereotipos caricaturescos en torno a la tórica o política. Jonathan Israel analiza las
semblanza y las costumbres de los espa- diferentes estratégicas hispanas para res-
ñoles, rayando en el racismo en ciertos ca- ponder a la historiografía ilustrada de ca-
sos. Algunos de los artículos que siguen al rácter hispanófobo (Raynal, de Pauw, Ro-
estudio introductorio de Villaverde y Cas- bertson, Diderot). En concreto, Israel exa-
tilla (aunque, como veremos, no todos) sin- mina la desigual suerte de la obra del his-
tonizan con la tesis general de la existen- toriador jesuita Juan Nuix (1740-1783), de
cia real (y no legendaria) de la leyenda ne- la de Juan Bautista Muñoz (1745-1799), o
gra, y muestran o ejemplifican su carácter de la traducción expurgada de Raynal por
tendencioso e hispanofóbico. parte del Duque de Almodóvar (1727-
Francisco Castilla, por ejemplo, se cen- 1794). En esta misma línea temática, Víc-
tra en su capítulo individual en los oríge- tor Peralta aborda la historiografía jesuíti-
nes lascasianos de la leyenda y sobre todo ca española en su afán por combatir la men-
en el posterior intento de cronistas y arbi- cionada producción literaria antiespañola.
tristas de combatir tópicos y aun de inten- Peralta concluye que, en general, la res-
tar propuestas racionalizadoras para el go- puesta jesuita tuvo un carácter más bien des-
bierno indiano. Yolanda Rodríguez examina organizado y fue poco eficaz. Especial aten-
el origen flamenco de la leyenda, en con- ción merece La historia del Nuevo mundo
creto, la Apología de Guillermo de Oran- (1793) del ya mencionado cosmógrafo e his-
ge y la posterior producción panfletaria y toriador Juan Bautista Muñoz. Una obra
literaria antiespañola, señalando su carác- muy sólida que se tradujo rápidamente al
ter maniqueo y tendencioso. De hecho, po- francés, al inglés y al alemán, y fue bien aco-
demos decir que la identidad nacional ne- gida en los círculos especializados europeos.
erlandesa se construyó en buena medida a El trabajo de Muñoz, como muestra Fermín
partir del antagonismo hacia el “odiado ene- del Pino-Díaz, fue una respuesta bien fun-
migo español”. También en el caso norte- damentada al supuesto retraso cultural y ci-
americano, como describe Alicia Mayer en vilizatorio de España. Además Muñoz tra-
su texto sobre la visión de lo hispano en tó de ceñirse a las exigencias de la histo-
Nueva Inglaterra, la continuada campaña de riografía ilustrada (esto es, su punto de par-
descrédito antihispana fue un tópico gene- tida debían ser la documentación de archi-
ralizado y políticamente interesado. vo y los hechos acreditados, más bien que
Ya situados en el siglo de la Ilustración, los libros y juicios ajenos). Sin embargo,
María José Villaverde llega a una conclu- Muñoz cosechó la hostilidad de altas esfe-
sión paralela a la de Mayer y a la de su es- ras de la política y la cultura española, por
tudio introductorio: la campaña antiespañola lo que su obra se malogró y quedó inaca-
en la Francia de enciclopedistas e ilustra- bada. En el contexto de la historiografía eu-
dos como Diderot asumió una deformación ropea crítica con el modelo español de la
exagerada de la realidad, amparada, por lo conquista de Indias, William Robertson
demás, por intereses económicos y territo- (1721-1793) es quizá la figura más ambi-
riales inconfesables y que poco tenían que gua. Gerardo López Sastre sostiene que el

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escocés, en The history of America (1777), cabrosos fueron bien aireados por los pro-
desplegó una visión más matizada y menos pios españoles. Para Pagden es obvio que
maniquea de la conquista y del papel jugado las potencias hostiles a España trataron de
por España en América que la que hallamos contrarrestar su expansión militar y terri-
en las obras de otros célebres contempo- torial del siglo XVI con deslegitimaciones
ráneos suyos, como los ya mencionados morales. Pero lo esencial es que parte de las
Raynal o Cornelius de Pauw. críticas esgrimidas acabaron siendo com-
En todo caso, como ya anunciábamos partidas por muchos españoles de los siglos
antes, no todos los capítulos del libro sin- posteriores, que vieron cómo España se iba
tonizan con la hipótesis de partida, a saber, quedando verdaderamente cada vez más
la de la existencia inequívoca de una leyenda descolgada de los procesos europeos de mo-
negra en una sostenida serie de representa- dernización, anclada acaso en un anacrónico
ciones sobre España de carácter tendencioso y nostálgico “espíritu de conquista”. Por su
y distorsionado e interesadamente orques- parte, Juan Pimentel se centra en la cues-
tadas o propagadas. Cuando menos, algu- tión de la ciencia durante los siglos XVIII
nos trabajos ponen en duda el carácter y XIX, y de alguna manera defiende una hi-
comparativamente más intenso o injusto de pótesis solidaria con la de Pagden: por un
esta hostilidad internacional. Otros, como el lado, la leyenda negra tiene que ver sobre
de Laursen y Crespo, no encuentran ningún todo con un problema interno, esto es, con
dispositivo identificable con una campaña el problema de cómo creímos y creemos que
de desprestigio o de distorsión de la imagen nos ve el resto del mundo. Por otro lado, en
de España en la costa norte del pacífico ame- cuanto al tema específico de su capítulo, no
ricano, aunque sí muchos testimonios que cabe duda de que en España hubo ciencia
pudieron luego incorporarse naturalmente y modernidad filosófica y cultural en los si-
al ancho cauce de la leyenda. Por lo demás, glos XVII y XVIII, pero comparativa-
estos autores sugieren en varias ocasiones mente endeble. En cierta medida se postergó
que la leyenda negra debe entenderse en al- el papel de las ciencias naturales, la expe-
gunos casos más como una polémica de uso rimentación o la filosofía del progreso, y el
interno que como una guerra de propagan- país se decantó más bien por mirarse en un
da internacional. pasado glorioso cimentado en las armas, las
Anthony Pagden duda explícitamente de artes y las letras. Sirva como símbolo, el ma-
la consistencia de un fenómeno histórico logrado proyecto de Floridablanca de cre-
que responda adecuadamente al concepto ar una academia de las ciencias. El emble-
de leyenda negra. Al fin y al cabo, aduce mático edificio que debía albergar la aca-
Pagden, parece innegable que la Inquisición demia empezó a construirse en el Paseo del
española algo tuvo de especialmente cruel, Prado, pero, como bien sabemos hoy, aca-
y que la conquista de Indias, por muchas ra- bó siendo una pinacoteca. En todo caso, la
zones, tuvo rasgos distintivos respecto de cuestión interesante para Pimentel no es tan-
otras empresas imperiales, lo cual aumen- to si la leyenda negra existió, sino la pre-
tó su exposición como blanco de la crítica; gunta de por qué ha tenido tanto interés para
para empezar, porque sus aspectos más es- nosotros y casi sólo para nosotros.

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Tomás Pérez Vejo aborda el renacer de Fernández Sebastián subraya además una
la leyenda en el contexto de las guerras de importante nueva línea argumental que con-
independencia latinoamericanas. Las múl- firmaría el carácter retrógrado y anti-mo-
tiples reediciones de Las Casas o el uso ge- derno de la tradición española: la natural
neralizado de la historiografía antihispana asociación, a partir de principios del siglo
(Raynal, etc.) son ya de por sí indicios elo- XIX, de modernidad y protestantismo.
cuentes del uso de la leyenda negra como Este nuevo filón identificaba la reforma
arma política contra la metrópoli. Lo lla- protestante con la libertad, la tolerancia y
mativo en este caso fue el carácter relati- el progreso; el oscurantismo, el despotis-
vamente interno del discurso contra Espa- mo, el lujo, la ociosidad o el atraso eco-
ña, aunque ahora fuera presentada como una nómico y cultural quedaban del lado del ca-
nación invasora y extranjera por los ánimos tolicismo, particularmente el español. Un
independentistas. Al fin y al cabo, que los discurso que trató de ser contrarrestado por
hijos de los conquistadores se convirtieran autores como Donoso Cortés o Balmes,
en vengadores de los conquistados exigía pero que nuevamente halló eco en la tra-
cierta disonancia cognitiva difícil de sos- dición liberal española. Además, Fernán-
layar. En todo caso, este discurso hispano- dez Sebastián encuentra una obvia conti-
fóbico, con todas sus modulaciones y con- nuidad entre esta crisis interna de repre-
tradicciones, alcanzó su punto álgido en el sentación y la que se producirá después, en
continente a mediados del siglo XIX, para el llamado retrato de las dos Españas, don-
en general ir apagándose lentamente has- de el maniqueísmo y el anacronismo re-
ta volver a reavivarse en los últimos dece- trospectivo camparán a sus anchas.
nios del siglo XX, a propósito de las nue- Álvarez Junco, por último, se hace eco
vas reivindicaciones indigenistas. del cambio operado por el romanticismo en
Como recuerda Pérez Vejo, la Carta de la imagen que la cultura europea se hacía
Jamaica de Bolívar se quejaba expresa- de España. Frente a los clichés anti-hispá-
mente del despotismo y de la tiranía es- nicos representados por el Don Carlos de
pañola, cuyo sistema de dominación, al de- Schiller o el Egemont de Goethe, el ro-
cir de Bolívar, no tenía parangón con manticismo empezó a interesarse positi-
“ninguna otra asociación civilizada” del pa- vamente por la fuerza pasional, misteriosa
sado o del presente. Lo cierto es que un dis- y exótica que se suponía latente todavía en
curso similar será a veces compartido por la península. Humboldt, Byron, Irving o
afrancesados y liberales que, como expli- Víctor Hugo son algunos de lo que pusie-
cará Javier Fernández Sebastián, extende- ron en circulación el nuevo estereotipo his-
rán la crítica del absolutismo decimonónico panófilo. Con todo, concluye Álvarez Jun-
a los desaciertos de la España de los siglos co, el nuevo topos confirmaba en buena me-
precedentes. Para algunos liberales, sobre dida la imagen de atraso que sufría Espa-
todo los más radicales, el celebrado Siglo ña en términos de modernidad y de pro-
de oro español dejó de ser un añorado mo- greso, sólo que ahora era motivo de cele-
mento de esplendor para convertirse en bración, al menos literaria.
aquellos lodos que trajeron estos polvos. En conclusión, el libro editado por Vi-

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llaverde y Castilla confirma que la leyen- pañoles y difícilmente equiparables a otros


da negra tuvo esencialmente dos vetas: por fenómenos similares de la Europa moder-
un lado, el modelo de conquista indiano, ba- na. Algunos otros episodios, como la ex-
sado en el dominio militar y erigido sobre pulsión de los judíos y luego de los moris-
estructuras y mentalidades de reconquista cos, o la persecución de los marranos y la
relativamente premodernas; por otro lado, obsesión por la sangre limpia (fenómenos
un modelo de catolicismo progresivamen- que solo en algunos casos fueron usados por
te identificado con el dogmatismo intelec- el arsenal de la leyenda) fueron en todo caso
tual y la cultura inquisitorial. Estas dos ve- traumáticos y quizá hicieron más vulnera-
tas se fueron metamorfoseando con el ble el inconsciente colectivo del país. Por
paso de los siglos, y acabaron fundidas en lo demás, tal y como señalan algunos de los
la imagen de decadencia y de atraso polí- autores del volumen, tras la Guerra de los
tico y social de un pueblo que daba la es- 30 años y la Paz de Westfalia, la decaden-
palda a la modernidad europea y al imagi- cia política y económica y el atraso social
nario mítico de la tolerancia, el progreso y y científico que sufrió España, hablamos en
la ciencia. Tras el variado periplo que su- términos de modernidad social y cultural,
pone la lectura de La sombra de la leyen- es difícilmente discutible y así fue visto por
da negra, no nos sorprende la diversidad de muchos ilustrados y luego liberales.
criterios ni las dudas remanentes y difícil- Sea como fuere, en lo que creo que casi
mente despejables. Para algunos, entre todos podemos estar de acuerdo, y es qui-
ellos los editores del libro, existió una per- zá lo que resulta más distintivo de esta his-
sistente representación histórica de Espa- toria, es que, desde sus orígenes hasta el mo-
ña particularmente distorsionada e intere- mento presente, la leyenda negra ha sido en
sada, y que acabó contagiándose en menor general un producto de factura y consumo
o mayor medida a muchos intelectuales es- interno: espejo de un espejo. Lo cual arro-
pañoles. Pero, como decíamos, otras na- ja algo más de luz sobre su inusitada efi-
ciones expansionistas o imperiales han cacia. En efecto, poco daño hubiera podi-
sido igualmente objeto de clichés y este- do hacer Guillermo de Orange con su
reotipos condenatorios, a veces injuriosos. Apología si en sus exageraciones no hubiera
Por eso, sin poner en cuestión que tales re- apelado al testimonio jurado del Obispo de
presentaciones exageradas y tendenciosas Chiapas. Y fue desde luego obra de espa-
existieron, la pregunta es por qué tuvieron ñoles la mejor narración (Sanctae Inquisi-
tanta eficacia desmoralizadora en el caso de tionis Hispaniae Artes) de los mecanismos
España. Para empezar, ello pudo tener que más perversos de esa trituradora social que
ver con el hecho, apuntado por algún autor durante muchos años fue la Inquisición es-
en el libro, de que algunas de estas repre- pañola. En fin, sin la deserción y el exilio
sentaciones tenían un fundamento in re. En de Antonio Pérez, tal vez Schiller nunca hu-
este sentido, podría aducirse que tanto la biera escrito un Don Carlos. Y fueron
conquista de Indias como el papel de la In- precisamente los afrancesados y liberales
quisición en España fueron hechos singu- españoles los que más eficazmente pusie-
larmente perturbadores para los propios es- ron en entredicho los símbolos y referen-

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tes más típicos de la historia de España, tra- resabios autoritarios y totalitarios. Incluso
tando de reivindicar tradiciones políticas (las hoy, asimilados con el resto de Europa en
cortes, el movimiento comunero) cierta- lo esencial, muchos españoles son reacios
mente importantes, pero prácticamente in- a las representaciones de su propio pasado,
habilitadas por los derroteros posteriores. y muchos otros expresan una creciente hos-
¿Y no fueron acaso súbditos españoles los tilidad ante cualquier símbolo de su iden-
descendientes de conquistadores que re- tidad española o postulan un imaginario his-
negaron de la “madre patria” y refrescaron tórico o nacional antagónico. También en
el imaginario de la España tiránica, expo- este caso la pluralidad puede transformar-
liadora y criminal? Como bien sabemos, el se en polarización irreconciliable, y también
siglo XX no sólo no apaciguó sino que exa- hoy podemos volver a ser un pueblo anó-
cerbó el uso partidista y poco conciliador malo en ese vagón europeo de primera en
del pasado y de los símbolos históricos. el que siempre creímos o exigimos viajar.
Aquí, como en otros momentos clave, Es-
paña no supo gobernar su propio ser plural, Juan Manuel Forte
rasgo típico de la modernidad liberal, y en Universidad Complutense
ORCID iD: http://orcid.org/0000-0003-1344-552X
su lugar se deslizó a la polarización, con sus

HACIA UNA FILOSOFÍA DE LA INNOVACIÓN

JAVIER ECHEVERRÍA, El arte de innovar. Na- das. Es un concepto muy polisémico. Y des-
turalezas, lenguajes, sociedades, Madrid, de que se ha convertido en un lugar común,
Plaza y Valdés, 2017, 189 pp. ha tenido una rápida evolución semántica.
Para el autor esto se debe a los diferentes
Tras Innovation and Values Javier Eche- tipos de valores que guían las acciones
verría continúa su andadura crítica por los (Ibíd., 39). También el reconocimiento de
estudios de innovación. El objetivo en este procesos de innovación en naturalezas in-
nuevo libro es ensayar un modelo de re- dependientes de los seres humanos exige
flexión lo suficientemente general para una revisión del concepto. Tomando una
comprender la innovación en sus múltiples senda epistemológica pluralista y evolu-
sentidos. El diálogo con una amplia amal- cionista, se denuncia la poca aplicabilidad
gama de interlocutores, de Schumpeter, de definiciones operacionales como las del
Lundvall, von Hippel o Rogers, a Rescher, Manual de Oslo o las que plagan el discurso
Kuhn, Frege o Lynn Margulis, da forma al del Horizonte 2020.
objeto de estudio desde una sugerente con- La reflexión es disruptiva en un doble
cepción axiológica. sentido. Analiza problemas que no se han
“No hay una definición universal de la considerado, al tiempo que cuestiona el bue-
innovación” (Echeverría, 2017: 31). Las hay nismo de la innovación. “Las innovaciones
más o menos aceptadas y más o menos usa- son un bien para algunos y un mal para

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otros. La filosofía de la innovación ha de finiciones del Manual de Oslo han cam-


estar vinculada a una teoría del bien y el mal biado en sus diferentes versiones, poco
que acepte las condiciones empíricas de los añaden a la tipología schumpeteriana. A
bienes y de los males y desarrolle métodos pesar de esta tendencia reduccionista y
para analizarlos” (Ibíd., 58). Más allá del economicista, ofrecen indicadores para
bien y el mal está la multiplicidad de valores medir, evaluar y comparar agentes (y re-
(y valoraciones) en cada entorno. Donde hay sultados) innovadores. Ahora bien, la in-
valor hay disvalor, por lo que se apuesta por novación se entiende como algo inten-
la adopción de una visión consecuencialista. cional cuyo campo de aplicación se ve res-
El autor es radical al sostener que en nin- tringido al contexto mercantil de la
gún caso se trata de una cuestión moral. La OCDE. Los marcadores son útiles solo
axiología de la innovación no es una ética cuando hay éxito. Sin embargo, “el im-
de la innovación (Ibíd., 170). Los valores perativo de innovar nunca determina qué
no son juicios de valores. Y la innovación acciones hay que emprender. Los proce-
no es un valor moral, aunque haya prácti- sos de innovación se desarrollan casi
cas moralmente innovadoras (Ibíd., 171). siempre en condiciones de incertidumbre”
Formula una filosofía naturalizada de la in- (Ibíd., 178). En su primer bosquejo de de-
novación como proceso complejo que crea finición el autor es taxativo: la innovación
y destruye valor. Su éxito depende de su di- no es necesariamente (el resultado de) ac-
fusión, así como de su capacidad de trans- ciones. Son procesos complejos e inter-
formación de los sistemas y entornos im- activos, en los que se produce (dis)valor.
plicados. Este enfoque axiológico, pluralista Están rodeados de incertidumbre y es fre-
y consecuencialista se forja en un modo sis- cuente que fracasen. No son suficiente ni
témico-evolucionista de entender la inno- las concepciones basadas en agentes, ni las
vación en el que “las funciones no satura- que lo hacen en resultados (sean estos pro-
das” de Frege, la teoría general de sistemas ductos, cambios organizacionales o de
y la ontología de procesos de Rescher son cualquier otro tipo). No atienden a la mul-
piezas fundamentales. tiplicidad de variables presentes en los pro-
La obra se divide en seis capítulos pero cesos de innovación, ni a su desarrollo in-
las temáticas no aparecen cerradas, no son dependiente de lo(s) humano(s). Estas au-
herméticas. Tampoco lo es su exposición. sencias en el ámbito teórico y en el prác-
Las ideas y argumentos se exponen, se im- tico son consecuencia del hermetismo que
brican, van, vuelven, se despliegan, se en- se sigue de la concepción unívoca de la in-
tretejen, toman significado y lo vuelven novación como valor económico, aun
a tomar. Desde el comienzo se revelan pro- cuando se define desde las políticas pú-
blemas que muestran la necesidad de blicas o se refiere a lo social.
cambios metodológicos y conceptuales en Al modelo de racionalidad instrumental
los estudios de innovación. En un primer que confiere a estos procesos un halo de con-
momento se explica su estrecha relación trol solucionista y de mejoría indudable, en
con las políticas de innovación, donde el la obra se contrapone un modelo de racio-
foco está en lo económico. Aunque las de- nalidad axiológica. Echeverría destaca la im-

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portancia de lo pragmático en el ars inno- se introducen gran parte de los conceptos


vandi al hacer entrar en escena a Lundvall fundamentales para la comprensión de los
con su modelo DUI (doing, using, interac- últimos capítulos, donde el protagonismo
ting). Este, siguiendo la estela de la inno- de lo axiológico ya es explícito. Se trata de
vación de usuarios de von Hippel, tuvo la ha- una rebelión contra la lingüística heredera
bilidad de destacar el carácter multiagente y de manías artistotélicas, que se ha centra-
plural de los procesos de innovación. En el do en lo lógico, en lo sintáctico. Ha enten-
modelo lineal las variables dependen de los dido lo semántico desde lo óntico, como
sujetos innovadores y los resultados de sus cualidad del ser. Y solo ha considerado un
acciones. En el modelo DUI se comienza a valor lingüístico y epistémico: el valor de
vislumbrar que las innovaciones son más bien verdad. El autor, tomando el relevo de
una cuestión sistémica en la que las diver- Kuhn, lleva a cabo un recorrido por los di-
sas variables toman significado en conjun- ferentes tipos de valores epistémicos, cog-
to. En el segundo capítulo se exponen ar- nitivos y propiamente lingüísticos.
gumentos empíricos y conceptuales que Si se acepta que la innovación es un pro-
representan esta complejidad, haciendo im- ceso que crea (y destruye) valor entonces
posible una ontología esencialista. El autor ha de haber tantos tipos de innovación como
también hace notables las diferencias esca- clases de valores. En tal caso los interro-
lares, pues permiten distinguir una gran di- gantes se dirigen a los valores. La elección
versidad de entornos donde hay innovación de esta vía se sigue de una comprensión del
y, por tanto, donde operan valores. Con el fin ser y el valer que, de nuevo, evoca a
de comprender los procesos de innovación Nietzsche. “La ontología surge porque el
natural, toma como referencia la teoría ge- lenguaje vale” (Ibíd., 126). Los valores guar-
neral de sistemas, y la conjuga con las ide- dan relación directa con la vida. El carác-
as de Steven Johnson y Lynn Margulis. Así, ter axiológico de la racionalidad es condi-
su propuesta continúa siendo evolucionista ción de posibilidad de la supervivencia. An-
pero no en un sentido acumulativo sino dis- tes de designar el ser, todo animal valora en
ruptivo. Es emergentista. Los agentes invo- tanto que actúa (Ibíd., 126). En este senti-
lucrados son sistemas, no sujetos. Los pro- do, la valoración es una cuestión pre-on-
cesos no son intencionales. El entorno toma tológica, pero también pragmática y natu-
relevancia, así como las interacciones y las ral, pues es vital. Siguiendo las hipótesis ex-
consecuencias de los procesos. puestas, si el lenguaje es acción y éstas es-
El siguiente paso en la búsqueda de una tán guiadas por valores, entonces el giro lin-
ontología de la innovación sitúa al lector güístico-pragmático va unido al axiológi-
ante el lenguaje o, más bien, ante una axio- co. Lo característico de esta propuesta es la
logía del lenguaje. La atención a la inno- naturalización vitalista de lo axiológico que,
vación lingüística como caso especial es además, sirve de fundamento a la relación
también el mecanismo del autor para re- entre valorar, actuar y designar.
flexionar sobre (la validez de) sus herra- La afirmación de la existencia de valores
mientas conceptuales, teóricas y metodo- con independencia de lo que es, será, ha de-
lógicas. En esta fase de la argumentación jado de ser o debiera ser, posibilita (pero no

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determina) las acciones y elecciones. De racteriza ontológicamente la innovación des-


todo ello se derivan algunas ideas cardinales de el concepto de valor. Ir más allá de Witt-
en la comprensión del hilo argumental. El genstein y el giro pragmático dando el sal-
lenguaje tiene diferentes funciones, la on- to a los valores puede suponer el riesgo de
tológica solo es una de ellas. El lenguaje no interpretaciones que convergen con un
se agota en el ser. No todo lo que existe es esencialismo en este caso axiológico. Con
óntico, ni se puede pensar desde la onto- el fin de evitarlo, las ontologías de Frege y
logía. Es posible decir lo que no es, decir Rescher se combinan con la teoría general
lo imposible, contradecir, desdecir, decir con de sistemas. El resultado es una ontología
ironía, decir mintiendo, decir sin decir… e de procesos donde los valores son descri-
incluso hacer al decir. tos como funciones axiológicas que se
La ontología occidental tiene un vicio pueden aplicar de manera combinada, se-
esencialista que el giro lingüístico intenta sub- cuencial, compuesta.
sanar situando el centro de reflexión en lo con- Aunque la filosofía occidental ha sido
ceptual. El giro axiológico parece tratar de jus- marcadamente “logocéntrica” y “categóri-
tificar dicha prevalencia de lo conceptual. No ca” (Ibíd., 99), ha habido momentos de rup-
es casual su aparición en una reflexión acer- tura, de innovación metodológica y con-
ca de la innovación, esto es, en un medio de ceptual cuyo efecto se ha prolongado en el
incertidumbre, de lo que todavía no es y que tiempo. En la obra se reserva un espacio de
suele emerger de manera disruptiva. Lo homenaje a tres protagonistas de algunos de
axiológico se presenta así como una herra- estos momentos: Aristóteles, Francis Bacon
mienta para fundamentar el lenguaje. Esto y Leibniz. En particular a este último, por
plantea una cuestión problemática: la rele- el carácter pionero de su reflexión sobre el
vancia de los valores podría conducir a un ars inveniendi, su formulación de una ló-
modo relativista y politizado de comprender gica y una metodología de la invención, y
el ser en general y la innovación en particu- la gran innovación conceptual que fue la
lar. Entraríamos entonces adentrándonos en monadología.
el habitual bucle que, por escapar de lo on- También cabe destacar dos cuestiones
tológico, impide ir más allá de lo social y lo especialmente inspiradoras, que invitan a
político.Las ideas desarrolladas a lo largo del continuar la reflexión. En primer lugar, la
texto ofrecen oportunidades para abandonar mención de los tecnolenguajes (y tecno-
esta espiral. Lo interesante no es tanto la rei- lenguas) como ejemplos de innovación
vindicación de lo axiológico frente a lo ón- disruptiva. Los cuales están dando lugar a
tico, sino su naturalización. un “nuevo tecno-lògos [que] lo practican en-
En el último capítulo el autor sintetiza tidades híbridas, mitad humanas, mitad má-
las sendas argumentativas que componen quinas: tecno-personas” (Ibíd., 118). Pero
la obra, resume las razones por las que con- lo distintivo de los tecnolenguajes y las tec-
viene realizar un giro axiológico en los es- nolenguas no concluye en su naturaleza
tudios de innovación, expone de manera sis- mixta. Un análisis con acento axiológico re-
temática la metodología que sugiere adop- vela que su carácter innovador es plural,
tar, y especifica un marco categorial que ca- pues además de valor cognitivo, epistémi-

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co y social, generan valor político y espe- tes colectivos, y ampliándolas al mundo ani-
cialmente económico. mal y vegetal (ibíd., 181). Esto podría fa-
En segundo lugar, el inciso en el texto cilitar la comprensión de la relación entre lo
en referencia a Amartya Sen supone una rica axiológico y lo pragmático, entre los valo-
apertura de oportunidades conceptuales. res y las acciones.
Su perspectiva axiológica y pluralista no solo “No basta con una filosofía de la inno-
le dio el Premio Nobel de Economía en 1998 vación. El desafío es una filosofía innovadora”
y sirvió para la elaboración del Índice de (Ibíd., 147). Javier Echeverría ha ensayado
Desarrollo Humano de la ONU. También es el ars innovandi. Su edición da paso a la eta-
fundamental en su definición de la libertad pa más interesante: la de su difusión y valor
y la igualdad a partir de las ideas de (espa- de uso. El proceso innovador continúa.
cio de) capacidad y de funcionamiento o des-
empeño de las mismas. Echeverría sugiere Lola S. Almendros
el uso de estas categorías para definir la in- IFS/CSIC
ORCID iD: http://orcid.org/0000-0002-1414-0827
novación, aplicándolas a sistemas y agen-

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