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Coloquios | 2014
La Locura. Historia, prácticas e instituciones. Siglos XIXXX – Dossier coordinado por Silvana Vetö y María José Correa
SILVANA VETÖ
Psicoanálisis, higienismo y eugenesia:
educación sexual en Chile, 19301940
[09/06/2014]
Resúmenes
Español English Français
Este trabajo apunta a dilucidar algunos aspectos de la recepción del psicoanálisis en Chile que hasta hoy no han sido puestos de
relieve en su historia oficial: los anudamientos establecidos por el psicoanálisis con otros discursos de la época, el higienismo y la
eugenesia. Se abordan dichos anudamientos en un campo cultural que en las décadas de 1930 y 1940 fue particularmente relevante
en Chile, y que se construyó sobre la base de un potente discurso nacionalista. Se trata del campo de la educación sexual, el cual es
abordado aquí a partir del análisis de dos cuerpos textuales: algunos escritos del Juez de Menores Samuel Gajardo, por un lado; y
otros pertenecientes al psiquiatra y psicoanalista católico, Manuel Francisco Beca, por el otro.
Resulta de este análisis una visión de la apropiación del psicoanálisis en Chile particularmente divergente de aquella transmitida
hasta el día de hoy por la historia oficial. Un discurso plástico, de múltiples lecturas y aplicaciones, tremendamente útil en el campo
de la profilaxis de las enfermedades de transmisión sexual, y respecto del cual se subraya especialmente la importancia atribuida a la
infancia y a la sexualidad infantil. Lejos de la exclusividad que la historia oficial del psicoanálisis chileno le ha adjudicado
generalmente al campo clínico, a la psiquiatría y a las instituciones psicoanalíticas, resaltan aquí los usos que el psicoanálisis puede
tener para proyectos sociopolíticos y culturales.
This work aims to elucidate some aspects of the reception of psychoanalysis in Chile that have not been brought to the forefront so far
in its official history: the knots established by psychoanalysis with other discourses of the time, hygienism and eugenics. These knots
are addressed in a cultural field that was particularly relevant in the 1930s and 1940s in Chile, and which was built on the basis of a
powerful nationalist discourse. The field in question is the field of sexual education, which is approached from the analysis of two
corpuses of writings: a set of texts by Judge Samuel Gajardo, on the one hand; and a set by the Catholic psychiatrist and
psychoanalyst, Manuel Francisco Beca, on the other.
This analysis gives rise to a vision of the appropriation of psychoanalysis in Chile that greatly diverges from the vision that continues
to be transmitted today by the official history. Psychoanalysis seems to have been as a tremendously plastic discourse, with multiple
readings and applications, particularly useful in the field of prophylaxis of sexually transmitted diseases (STDs). What is mostly
emphasized, is its focus on childhood and child sexuality. In stark contrast to the exclusivity that the official history of Chilean
psychoanalysis has generally accorded to the clinical field, to psychiatry and to psychoanalytic institutions, what stands out here are
the uses that psychoanalysis can have for sociopolitical and cultural projects.
Ce travail vise à élucider certains aspects de la réception de la psychanalyse au Chili qui n'ont pas été mis en évidence jusqu'à
présent dans son histoire officielle : les nœuds établis par la psychanalyse avec d'autres discours de l'époque, l'hygiénisme et
l'eugénisme. Ces nœudsci sont traités dans un domaine culturel qui, dans les années 1930 et 1940, a été particulièrement relevant
au Chili, et qui a été construit sur la base d'un puissant discours nationaliste. C'est le domaine de l'éducation sexuelle, qui est abordé
ici à partir de l'analyse de deux corps textuelles : certains écrits du Juge des Mineurs Samuel Gajardo, d'une part ; et d'autres écrits,
appartenant au psychiatre et psychanalyste catholique, Manuel Francisco Beca, de l'autre.
Il résulte de cette analyse une vision de l'appropriation de la psychanalyse au Chili notamment divergente de celle transmise jusqu'à
aujourd'hui par son histoire officielle. Un discours extrêmement plastique, avec des lectures et des applications multiples, très utile
dans le domaine de la prophylaxie des maladies sexuellement transmissibles, et duquel ce qui est particulièrement souligné est
l'importance accordée à l'enfance et à la sexualité infantile. Loin de l'exclusivité que l'histoire officielle de la psychanalyse chilienne a
généralement décerné au domaine clinique, à la psychiatrie et aux institutions psychanalytiques, ce qui ressort ici sont les possibles
utilisations de la psychanalyse dans des projets sociopolitiques et culturelles.
Entradas del índice
Mots clés : Histoire de la psychanalyse, hygiénisme, eugénisme, éducation sexuelle, Chili
Keywords : History of psychoanalysis, hygienics, eugenics, sexual education, Chile
Palabras claves : Historia del psicoanálisis, higienismo, eugenesia, educación sexual, Chile
Texto integral
“Freud ha expuesto también la falacia de ciertas escuelas que pretenden que el carácter del individuo viene preformado
desde la célula germinativa. Sin negar en su integridad la influencia de la herencia, él mostró cómo es la infancia la
edad clave de la vida, modeladora de la personalidad futura. Con ello dio una base a la Pedagogía y a la Higiene Mental,
y revolucionó la Criminología y la Jurisprudencia entera (…)”1
Introducción
1 Partamos de la tesis siguiente: el psicoanálisis, nacido de la mano de Sigmund Freud en la Viena de fines del siglo
XIX, estuvo atado a ciertas condiciones de emergencia (políticas, económicas, sociales y culturales), que difieren de las
condiciones presentes en el Chile del Centenario en el cual puede situarse su recepción. Dicho de otro modo, las
condiciones que pueden rastrearse en el “campo de producción” del psicoanálisis, divergen de las condiciones presentes
en lo que llamaremos, “campo de apropiación”. 2
2 Aludiendo al “tráfico de saberes”, Sinclair afirma que éste se sostiene “no en realidades objetivas sino en deseos,
proyecciones, idealizaciones, identificaciones y prejuicios”, es decir, en “imaginarios culturales”. 3 Éstos hacen que los
saberes sean sometidos a adaptaciones y transformaciones, revelando así su carácter inestable y cambiante, su
permeabilidad a las condiciones presentes en los campos de apropiación. En términos de Bourdieu, es posible afirmar
que los textos circulan sin su contexto, lo cual implica que “los receptores, estando ellos mismos insertos en un campo
de producción diferente, los reinterpreten en función de la estructura del campo de recepción”. 4
3 La historia que hasta hoy se ha escrito del psicoanálisis chileno, prescinde, lisa y llanamente, de un análisis de las
condiciones de recepción, operando por lo tanto con el supuesto de que el psicoanálisis, ese objeto vienés, habría sido
importado a Chile sin que en el camino le sucediera nada que modificara su naturaleza. Aquí, en cambio, planteamos
que resulta imperativo circunscribir y analizar los imaginarios culturales que sostuvieron el tráfico del psicoanálisis
entre Europa y Chile en las primeras décadas del siglo XX, a la vez que describir y considerar las modificaciones a las
que se vio sometido como consecuencia. Es decir, analizar críticamente los efectos que tuvieron sobre el psicoanálisis,
las condiciones sociales, políticas, culturales y económicas presentes en Chile en esa época. 5
4 Tal análisis, demuestra que el nacionalismo, 6 ausente del campo de emergencia del psicoanálisis, le impuso
particulares condiciones de apropiación en las décadas del treinta y del cuarenta especialmente. Condiciones que lo
harán entrar en relaciones y anudamientos específicos con otros discursos, y someterse a transformaciones particulares,
que no existían en Europa al momento de su nacimiento. Nos referimos a los anudamientos que establece con el
movimiento higienista y la eugenesia. Estos anudamientos, hasta cierto punto compartidos con lo sucedido en otros
países americanos, pueden ser explicados a partir del la consideración del campo cultural de la época, el cual puede
tildarse de “utopía nacionalista”.
5 El concepto de utopía, en su uso más abarcativo, implica una idea acerca de lo que sería una “buena sociedad”. 7 Las
utopías arrancan, en efecto, de una evaluación del estado actual de una sociedad, vivido con malestar, y construyen un
estado ideal a alcanzar para resolver dicho malestar. En ese sentido, indican un objetivo, una meta, un punto de
llegada que, en tanto idea de futuro, aglutina diversos grupos o colectivos. Siguiendo a Mannheim, podemos decir que
las utopías se definen por su oposición al status quo y por su voluntad de transformarlo. 8
6 La utopía nacionalista que funciona como telón de fondo de las apropiaciones del psicoanálisis en nuestro país en las
décadas en cuestión, es un proyecto de sociedad ideal construido desde diversos ámbitos (literatura, medicina social,
educación nacional, medios de comunicación, política e intelectuales en general), que atravesó –con modificaciones,
por cierto todos los gobiernos hasta aproximadamente la década del cincuenta. Esta utopía tiene su origen histórico en
el malestar experimentado por amplios estratos de la población y encauzado por una emergente clase media, respecto
de la llamada “cuestión social”, 9 la decadencia de las clases dominantes y la crisis del parlamentarismo oligárquico
hacia fines del siglo XIX y en las dos primeras décadas del siglo XX, sistema que no hacía más que impedir la resolución
de las inhumanas condiciones de vida de la gran parte de chilenos y chilenas. 10
7 Las deplorables condiciones de higiene y salubridad en que vivía el bajo pueblo, denunciadas por Augusto Orrego
Luco a fines del siglo XIX, implicaban la propagación de epidemias (como la viruela, el cólera, la peste bubónica, la
tuberculosis, entre otras), altísimas tasas de mortalidad, sobre todo infantil, y de delincuencia, así como también una
serie de graves problemas sociales, llamadas en la época “enfermedades de trascendencia social”: prostitución,
alcoholismo y enfermedades venéreas (sífilis, gonorrea y chancro blando, fundamentalmente). 11
8 Dentro de estas preocupaciones, se dibuja uno de los campos principales en los que el psicoanálisis se insertará y
entrará en relaciones con el higienismo y algunos principios eugénicos en nuestro país, esto es, la educación sexual.
9 Antes de otorgar algunas definiciones de higienismo y eugenesia, debemos subrayar que las concepciones
historiográficas aquí delimitadas desprenden también un modo de entender el psicoanálisis. Tomamos, por ello, la
aclaración que al respecto hacen Damousi y Plotkin, cuando argumentan:
“El psicoanálisis nació como una teoría psicológica y una técnica terapéutica, pero a través de su vida se ha
transformado en un artefacto cultural en el más amplio sentido. Dado que creemos que la historia de las ideas no
puede ser distinguida de la historia de sus múltiples recepciones y apropiaciones, rehusamos (…) aceptar la
existencia de una versión ortodoxa del psicoanálisis que pueda ser usada como norma para definir desviaciones y
heterodoxias. Nos interesamos más en el psicoanálisis como un fenómeno cultural ampliamente definido que como
un teoría psicológica específica y, por lo tanto, definimos como psicoanálisis todo discurso y práctica que se legitimiza
en su referencia a la herencia freudiana”.12
10 El movimiento higienista, nacido en Europa en el siglo XIX, implicaba la consideración de la enfermedad como
producto de las condiciones ambientales y sociales producidas por la Revolución Industrial. Conllevaba, además, “la
necesidad del fortalecimiento del rol del Estado, y por tanto, una crítica implícita al liberalismo”13 y a la concepción de
que las libertades individuales se encuentran por encima del bienestar social.
11 Como primero en Europa, en Chile la introducción del pensamiento higienista coincide con los efectos de la
industrialización, precisamente con la expansión de la industria salitrera después de la Guerra del Pacífico y con el
crecimiento del proletariado urbano. Así, en 1892, después de una mortal epidemia de cólera, 14 nace el Consejo Superior
de Higiene Pública, primera institución de regulación sanitaria de carácter estatal (pero que tenía aun muy poco poder
ejecutivo). Con este Servicio, y la tardía aprobación del primer Código Sanitario en 1918, comienza a realizarse el paso
desde una salud que descansaba en la beneficencia de las clases acomodadas, a la salud como asunto de Estado
(aunque cabe subrayar que la beneficencia convive mucho tiempo con la salud pública). El Código Sanitario implicaba
no sólo la asistencia, sino también la vigilancia y la estadística, el aislamiento y la segregación, es decir, ponía en
funcionamiento todo un sistema de control y administración de la población. 15
12 Los principios higienistas se transformaron rápidamente en las claves orientadoras de la educación, 16 la medicina17 y
el derecho, 18 produciéndose lo que se ha llamado “medicalización de la sociedad”. Uno de los conceptos clave del
higienismo era el de la profilaxis o prevención, el cual inunda todo el campo cultural de la primera mitad del siglo XX.
La profilaxis implicaba también una reconceptualización de la infancia. 19 Como señala Richardson, el higienismo
sostenía “la idea de que la promoción del bienestar infantil podría prevenir disfunciones de la adultez”, 20 es decir, que
era necesario implementar programas de cuidado y de prevención de las enfermedades en la infancia, para así asegurar
la existencia de adultos sanos, y, con ellos, de una sociedad sana. Es decir, “se originó con la premisa de que la sociedad
podía ser perfeccionada a través de la socialización de los niños. Niños felices y sanos, se argumentaba, eran la mejor
garantía de una población adulta racional y productiva”. 21 Esto, unido al ideario racialnacionalista, hacía de los niños
el germen de la salvación de la raza y la nación.
13 En lo que respecta a la eugenesia, de acuerdo a la definición de su creador, el inglés Francis Galton, la eugenesia es “la
ciencia que se ocupa de todas las influencias que mejoran las cualidades innatas de una raza; también de aquellas que
desarrollan al máximo sus ventajas”. 22 Se trata, por lo tanto, de una ideología científica de corte evolucionista y
hereditarista que, a la vez, no puede ser desligada de programas de intervención social, del intento de incidir
coactivamente sobre la evolución humana a través de políticas públicas. La eugenesia, en ese sentido, no fue sólo una
ciencia, sino también un “proyecto interdisciplinario” de control social, una utopía científicopolítica.
14 Como afirma Labarca, la eugenesia apunta a “evitar la degeneración de la raza, causada principalmente por las
enfermedades venéreas y males sociales, mediante el proceso de la transformación de la «selección natural» en
«selección racional»”, 23 y agrega que la propuesta incluía “la elaboración de prácticas que estimularan la reproducción
selectiva, con el fin de obtener niños sanos y aptos (…) para concretar su proyecto de progreso nacional”. 24
15 Es posible pensar, a primera vista, que el corte hereditarista de la eugenesia no permitiría incluir la influencia del
ambiente, tan central en el movimiento higienista, con el cual entró en relaciones estrechas desde su surgimiento. Sin
embargo, las lecturas neolamarckianas, es decir, la idea de la “heredabilidad de los caracteres adquiridos”, volvían
posible dicha inclusión. 25 También la influencia de la sociología evolucionista de Herbert Spencer y lo que en general se
ha llamado “darwinismo social”, permitieron dichas lecturas. Y en efecto, como afirma Cabrera, “[e]n Chile, y en general
en América Latina, existió la tendencia a considerar los factores medioambientales como más relevantes que los
hereditarios”. 26
16 Si bien después de la Segunda Guerra Mundial, la eugenesia fue leída casi exclusivamente en clave nazi, diversos
investigadores contemporáneos han demostrado que sus preceptos eran mucho más amplios y su influencia mundial
verdaderamente impactante. 27 Es que la eugenesia no se reduce solamente a lo que se ha llamado “eugenesia negativa”,
que puede definirse como la implementación de medidas que apuntan a “interferir sobre la reproducción de seres que
tendrán –o presumiblemente tendrán, según el caso hijos con enfermedades hereditarias graves…”, 28 como la
esterilización de ciertos grupos de personas, 29 sino que comprende también otro tipo de medidas, llamadas “eugenesia
positiva”. Estas apuntan al refuerzo y promoción de ciertas uniones matrimoniales y de la natalidad entre ciertos
grupos de personas, “con la finalidad de modificar la media poblacional, es decir tener relevancia evolutiva”. 30
17 Un sinnúmero de instituciones, discursos y prácticas realizadas en Chile en las primeras décadas del siglo XX,
promovieron medidas en la línea de la eugenesia positiva, entremezclándose con las ideas higienistas; en los discursos
de defensa de la raza; en la lucha contra las enfermedades sociales; en las reformas educacionales y sanitarias, y, como
veremos en lo que sigue, también en las campañas de educación sexual. 31
18 En lo que sigue, abordaremos los procesos de apropiación y anudamientos del psicoanálisis con el higienismo y la
eugenesia en el campo de la educación sexual. Nos acercamos a ellos, a partir del análisis de algunos cuerpos textuales
demostrativos. Analizaremos primero los aportes del Juez de Menores y Profesor de Medicina Legal de la Facultad de
Ciencias Jurídicas y Sociales de la Universidad de Chile (UCh), Samuel Gajardo Contreras (18941969), a través de
algunas de sus publicaciones y de los cursos realizados en el marco de la lucha antivenérea comandada por el Estado.
En segundo lugar, examinaremos algunas contribuciones realizadas desde círculos católicos, especialmente la revista
Estudios, y por el psiquiatra y psicoanalista, Manuel Francisco Beca Soto (19101958), colaborador de la revista y
miembro activo de la Acción Católica.
Pedagogía sexual: contribuciones de Samuel Gajardo
19 Abogado y especialista en temas de Derecho Penal y delincuencia infantil y juvenil, Gajardo fue profesor de Medicina
Legal de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de la UCh entre 1928 y mediados de los cincuenta, donde realizó
una de sus más sistemáticas prácticas de divulgación del psicoanálisis, guiando e informando diversas tesis sobre
medicina legal y derecho penal articulados con el psicoanálisis. 32 Publicó también artículos y libros sobre temas muy
diversos, desde novelas, hasta tratados sobre infancia y delincuencia, psicología, enfermedades venéreas, sexualidad y
derecho, manuales de Medicina Legal, entre muchos otros.
20 Este personaje, hoy prácticamente olvidado, tuvo un rol fundamental en el campo intelectual de su época. No sólo
fue el primer Juez de Menores del país, profesor universitario y un incansable defensor de los derechos del niño, sino que
además durante años realizó cursos sobre educación sexual en diversas instancias, orientadas a distintos tipos de
público. Uno de dichos cursos fue el realizado con el Dr. Alberto Bahamonde Quezada, 33 en el marco de la lucha
antivenérea comandada por el Estado a través de las secciones del Ministerio de Higiene, Asistencia, Previsión Social y
Trabajo, creado luego de las reformas de 1924 que marcaron la caída de sistema parlamentarista.
21 Este Ministerio, incluía una Dirección General de Sanidad, fundamental en su operatoria, la cual a su vez
comprendía una División de Higiene Social, que fue dirigida por más de diez años por el Dr. Waldemar Coutts,
“reconocido especialista en enfermedades venéreas y en la aplicación de la eugenesia preventiva”. 34 Esta División tenía
a su cargo “el cuidado de la raza”, 35 especificado en el DecretoLey nº 355, llamado “DecretoLey sobre Defensa de la
Raza”, el cual indicaba que su objetivo era la lucha “contra las enfermedades i costumbres susceptibles de causar
degeneración de la raza i adoptar los medios que juzgue adecuados para mejorarla y vigorizarla”. 36 Dichas
enfermedades eran la sífilis, la gonorrea y el chancro blando, tuberculosis, alcoholismo y prostitución, y “todas las
prácticas sociales i profesionales que favorezcan la difusión de aquellas enfermedades…”, 37 para lo cual comprendía, por
ejemplo, la “obligatoriedad del certificado prenupcial que acreditaba la situación de la salud venérea para los varones
que desearan casarse”. 38
22 La División de Higiene Social estuvo a cargo de los primeros programas de prevención de enfermedades venéreas de
nuestro país, los cuales fueron cruciales en las apropiaciones locales del psicoanálisis. Es que, como sostiene Labarca,
“la estrategia preventiva sobre la cual se estructuraron los programas antivenéreos instaló la discusión pública en las
«bases sexuales humanas» y posicionó conceptos como «reproducción» y «sexualidad» en el debate sanitario”. 39
23 Una de las cuestiones primordiales en el ámbito de la educación sexual, era, primero, secularizar la sexualidad para
hacer de ella un objeto discursivo y, luego también, científico. Una vez que logró ser arrebatada al dominio exclusivo de
la Iglesia, que la transformaba en tabú y corruptora de almas, hubo que enfrentar el debate sobre la identificación de sus
principales receptores. En general, se tenía clara consciencia de que no eran los adultos quienes se beneficiarían más de
ella, sino los niños y jóvenes de ambos sexos. Sin embargo, por esa vía apareció el problema acerca de la carencia de
preparación de padres y educadores para entregar dicha enseñanza. Es por ello que los programas preventivos dirigidos
por la División de Coutts, incluyó también cursos de educación sexual en las escuelas, dirigidos a educadores, médicos,
padres y madres, los cuales introdujeron, dentro de sus sustentos teóricos, las teorías de Freud sobre sexualidad.
24 En 1931, el nuevo Código Sanitario, promulgado bajo el primer mandato del Presidente Carlos Ibáñez del Campo,
incorporaba un articulado específico referido a las enfermedades venéreas que daba importancia primordial a la
educación y los medios preventivos. El artículo no. 68, establecía: “La autoridad sanitaria tendrá a su cargo la lucha
contra las enfermedades venéreas y procurará evitar su propagación por todos los medios educacionales, preventivos o
de otro orden que estime necesarios”, y el artículo no. 69 especificaba: “La Dirección General de Sanidad deberá proceder
a supervigilar la educación de ética sexual y antivenérea en los establecimientos educacionales, cuarteles, naves de
guerra, maestranzas, fábricas, talleres, hospitales, lazaretos, hospicios, cárceles, casas de corrección y demás
establecimientos que señalen dichos reglamentos”. 40
25 Los cursos de educación sexual de la División de Higiene Social, se realizaron en el marco de las actividades de la
Oficina de Educación Familiar, dirigida por Bahamonde. Esta Oficina se creó con el objeto específico de “contribuir a la
solución de los problemas de conducta que, con tanta frecuencia, se presentan en el hogar y en la escuela, y en cuyo
tratamiento raras veces se intenta otras medidas que el castigo moral o corporal”. 41 Es decir, se orientaba a introducir
modelos relacionales al interior de las familias y escuelas, que, de acuerdo a las ideas de la higiene y la puericultura, les
ayudaran a adultos; padres y maestros, a lidiar con los problemas conductuales de los niños por medios distintos que
los represivos. Así, en el caso de los cursos de educación sexual, se trataba de introducir elementos educativos que
permitieran a los adultos concebir, y luego enfrentar, los aspectos sexuales del desarrollo de los niños de un modo más
comprensivo que permitiera hacer profilaxis y así evitar la instalación de patrones nocivos de conducta, o bien intentar
corregirlos en esta etapa de la vida, en que aún no sería tan dificultoso.
26 En 1934, la Oficina de Educación Familiar elaboró un Reglamento de Educación Sexual, con el fin de “establecer los
principios básicos de esta enseñanza”, y de “uniformar los conceptos y procedimientos educativos”. 42 Surgió de allí un
programa, el cual se implementó por primera vez en los cursos dictados por Gajardo y Bahamonde entre 1935 y 1938.
27 Dicho programa, que fue presentado por Bahamonde en las Jornadas Sanitarias realizadas en Santiago en 1937,
incluía: “la vida sexual como fuente de delitos”; clases sobre las distintas etapas del desarrollo sexual durante la
infancia y la adolescencia; “teoría sexual de Freud”43; “generalidades sobre la psicología sexual del escolar”; “errores del
conocimiento sexual infantil”; “constitución y sexualidad”; “instintos”; “primeras impresiones como determinantes de
la conducta”; “sexualidad y carácter”; “complejos psicológicos”; “reacciones institivoreflejas” y “reacciones
inteligentes”; “consciente e inconsciente”; clases sobre onanismo y homosexualidad; así como conclusiones referidas a
la “educación de la voluntad” y a “metodología de la educación sexual infantil”. 44
28 Por otra parte, en El Mercurio se encuentran una serie de noticias acerca de las charlas de educación sexual dictadas
por Gajardo, las cuales no se reducían únicamente a aquellas realizadas con Bahamonde. Sabemos, por ejemplo, que en
junio de 1937, ofrecía una conferencia en la Sociedad de Empleados de Comercio, donde se señala que “se refirió en
primer lugar a demostrar que, el problema sexual, por todas las características que él encierra, como asimismo por sus
consecuencias, merece considerársele como uno de los problemas fundamentales de la sociedad humana”. 45 Dicho
problema, sostiene el Juez, “radica entre la función biológica del individuo y las exigencias de la sociedad”. 46 Entre
porque precisamente Gajardo apunta al conflicto señalado por Freud entre ambos tipos de demandas que recaen sobre
el individuo.
29 Para apoyar su planteamiento, Gajardo traía a colación las experiencias adquiridas en su práctica como Juez de
Menores: “más de cinco mil casos” de lo que llama, en clara referencia freudiana, “seducción”. 47 Sin entrar en mayores
detalles al respecto, agrega que “todos ellos habían sido producto de la defectuosa educación sexual, porque los padres
creen que sus hijos son ignorantes de la cuestión sexual, cuando en realidad sólo practican la hipocresía”. 48 Es decir, no
es que los hijos sean degenerados, precoces o amorales, sino que los padres son hipócritas sobre el momento de su
despertar sexual, que, a diferencia de lo que pretenden, se produce antes de la pubertad. “(…) a pesar de los senderos
trazados por Freud, existe siempre una gran ignorancia hija de una mal entendida moral y que es la causa de funestas
consecuencias, tanto para la sociedad como para los individuos”. 49
30 En 1940, en el marco de la “Campaña de defensa de la raza y aprovechamiento de las horas libres”, del gobierno del
Presidente Pedro Aguirre Cerda, se reedita el libro de Gajardo La educación sexual del niño y del adolescente, con la
cual se inaugura una colección a bajo costo dirigida por el autor. Allí, se lee lo siguiente:
“S. E. El Presidente de la República [Pedro Aguirre Cerda] ha iniciado una gran campaña de defensa de la raza y
aprovechamiento de las horas libres, con el fin de proporcionar al pueblo entretenciones honestas y útiles, que eviten
otras actividades perjudiciales.
No es necesario insistir en la importancia de una obra como esta, y la Editorial Chile ha querido cooperar con ella,
fundando la «Biblioteca Popular», destinada a editar libros de interés general y venderlos al precio de costo (…)
La «Biblioteca Popular», no tiene, pues, finalidad comercial y sólo persigue cooperar a la obra de defensa de la
raza…”50
31 Así queda trazado el programa y la intención de la editorial al publicar un libro sobre educación sexual que además
aborda ampliamente los aportes del psicoanálisis: prevenir actitudes y conductas sexuales nefastas para la
colectividad, educando a los lectores. Es decir, se inscribe claramente en la perspectiva higienista y eugénica
nacionalista.
32 En el capítulo final del libro, “Los datos del psicoanálisis”, Gajardo demuestra un conocimiento bastante amplio de
las primeras obras esenciales de Freud. 51 Si bien el Juez dedica amplios fragmentos de su presentación a la teoría
freudiana de la seducción, abandonada por Freud en 1896, incluye también temáticas posteriores que amplían el
espectro de lo sexual. Concuerda en que existen actividades infantiles que procuran placer al niño, aquellas que Freud
llama “sexuales”, distinguiendo entre lo sexual y lo genital.
33 Para el Juez, la idea de que el Complejo de Edipo sería una manifestación universal de la sexualidad en la infancia, es
“una errada interpretación” de Freud. 52 Las manifestaciones incestuosas, afirma, son expresión de una mentalidad
primitiva, y se producirían en la actualidad sólo por una desviación: “para que esa desviación se produzca, basta la
influencia del ambiente”. 53 Es aquí donde surge el tema de la higiene social:
“Donde esto aparece en forma bien clara es en la vida familiar de las clases populares. A menudo conviven en sórdidas
habitaciones, hombres, mujeres y niños, durmiendo en un mismo lecho cinco o seis personas, en absoluta
promiscuidad. El efecto natural es la desmoralización y las relaciones incestuosas.
No existe el complejo de Edipo, es sencillamente el efecto del ambiente”.54
34 Dado que, según Gajardo, para Freud el Complejo de Edipo es instintivo, éste no podría ser tocado por la pedagogía.
Para considerar, pues, la ocurrencia de las relaciones incestuosas como algo susceptible de ser transformado por la
educación, es necesario que se produzcan por la influencia del ambiente y no del instinto, es decir, que no sean
universales.
35 En 1935, Gajardo explica:
“La sexualidad del hombre surge de elementos naturales que existen ya en el niño y determinan la constitución
sexual, que ofrece notables diferencias individuales. Pero ella no basta para determinar el carácter definitivo de la
conducta del adulto, el cual resulta de la combinación de los elementos innatos y las influencias educativas del
ambiente.
Estas consideraciones ofrecen un máximo interés a la pedagogía”.55
36 En efecto, el Juez extrae de su recorrido por Freud una serie de temas de interés para la pedagogía sexual. Afirma que
“la sexualidad infantil es una característica constitucional del niño”, 56 lo que tiene como consecuencia que “debe
desaparecer del espíritu del maestro la idea de que las manifestaciones sexuales del niño revelan una temprana
corrupción”. 57 Afirma que aquí se encuentra el “aspecto fundamental de la revolución que las doctrinas de Freud han
introducido en el campo de la pedagogía”:58 que la sexualidad infantil es natural y debe tratarse como a cualquier otro
aspecto de la psicología del niño. “La psicología sexual es, pues, un nuevo e importante acerbo con que se enriquece el
estudio del niño, y no pueden escapar a la cultura del maestro, sin truncar lamentablemente su labor”. 59 De acuerdo a
estos postulados, las “perversiones sexuales” no deben considerarse “estigmas degenerativos, sino como el extravío
natural de la conducta infantil, que requiere la prudente orientación”. 60 Si la sexualidad del niño fuera dejada en su
libre fluir, sería corrompida por los estímulos del ambiente, que Gajardo denuncia como de creciente peligrosidad dada
la complejidad de la vida social de la época. Una educación sexual bien dirigida permitiría ir contra esa fuerza del
ambiente social, y es, además, “la mejor obra preventiva de la neurosis”. 61
37 Dado que la pulsión sexual no desaparece con el castigo, ni tampoco con la represión, el mecanismo favorito de los
educadores (también de los criminólogos), es el de la “sublimación”: desviar dicha energía de los fines sexuales, para
aplicarla a “actividades provechosas”, es decir, “la disciplina de los instintos y la canalización de las tendencias
biológicas, que no es posible extirpar, pero tampoco eximir de control. (…) Ello ofrece un hermoso programa cultural, de
utilización de nuestras tendencias egoístas en beneficio de los intereses humanos”. 62
38 Las ventajas de la educación sexual quedan, pues, evidenciadas: las de otro modo perversas pulsiones sexuales se
ponen al servicio de los más altos intereses humanos. Se trata de profilaxia o higiene mental, en cuanto la educación
previene de las neurosis y aleja a los individuos de las casas de prostitución o de una promiscuidad que pudiera
someterles al contagio de las enfermedades venéreas que, al ser, hereditarias, van mermando las reservas jóvenes de la
sociedad y produciendo la degeneración de la raza. También se suma a la cruzada del movimiento de higiene mental en
cuanto a su utopía más amplia: minimizar la enfermedad, maximizar la salud de la población, apuntar a una sociedad
más sana y más feliz.
Educación sexual en medios católicos: la revista
Estudios y algunos aportes de Manuel Francisco Beca
39 Los aportes de Gajardo y del psicoanálisis al tema de la educación sexual, fueron también celebrados desde la revista
Estudios y los grupos y actividades asociadas a ella. Fundada en 1932 por un grupo de miembros de la Asociación
Nacional de Estudiantes Católicos (ANEC), particularmente aquellos ligados a la Universidad Católica (PUC) y al
Centro de Estudios Religiosos (CER), fue dirigida durante prácticamente toda su existencia por el abogado Jaime
Eyzaguirre. Éste, cercano a Manuel Larraín y Alberto Hurtado, s.j., no comulgaba con el Partido Conservador ni con
ningún otro partido político, e imprimió a la revista una orientación crítica al catolicismo conservador y aristocrático.
Ellos había sido formados por el jesuita Fernando Vives, divulgador de la Doctrina Social de la Iglesia en Chile, y al
alero de la Liga Social y de la Acción Católica, fundada en 1931, como movimiento internacional de propagación de la
doctrina católica por y desde el mundo laico. Por ello, la revista estaba ligada a diversos grupos de intelectuales y
médicos católicos, entre ellos Manuel Francisco Beca (Secretario Pro Moralidad de la Acción Católica, muy interesado
en temas de criminología y de combate contra el alcoholismo), continuo colaborador de la revista.
40 Desde Estudios, una visión distinta del psicoanálisis se promueve, que le hace cierto contrapeso o que más bien
problematiza su incorporación y mixtura en temas eugenésicos e higienistas orientados desde una perspectiva
nacionalista.
41 Estos grupos católicos, que protestaron contra ciertos métodos eugenésicos, en particular el aborto, la esterilización y
el uso de medios anticoncepcionales con fines eugenésicos, 63 no se declararon sin embargo contra la eugenesia en sí
misma, indicando ciertos caminos para una eugenesia propiamente latinoamericana, que incorporaba la ética católica.
42 Luego de la Convención Médica de Valparaíso, celebrada a fines de 1935, donde se había aprobado la “organización
científica del aborto, la esterilización y medios anticoncepcionales”, 64 el Arzobispo de Santiago publica una protesta
firmada por un amplio grupo de médicos católicos. Así, en septiembre del mismo año 1936, la Jornada Católica de
Estudios Médicos, dedica una amplia parte de su programa a debatir sobre medicina social (es decir, higienista), y
eugenesia. El Dr. Roberto Barahona, profesor de Biología General de la PUC, afirma lo siguiente:
“(…) la Iglesia es la mejor ayuda de la Eugenesia, por cuanto; al defender la institución familiar, al velar por los
derechos económicossociales de las clases desvalidas y al consagrar la actividad de muchos de sus mejores hombres a
la educación sana de la juventud, hace Eugenesia verdadera, sólida y desinteresada.
(…)
Creo, en cambio, que la Eugenesia robusta que nace de una nación consciente, patriota y cristiana; de una nación que
se ha renovado interiormente por el perfeccionamiento de cada individuo”.65
43 En la misma línea, el Presbítero y Dr. Carlos Hamilton, Asesor Pontificio de la Academia de Medicina de la ANEC,
afirma:
“La doctrina católica tiene de su parte, la moral, la sociología, la medicina y el sentido común; ella salvaguarda
juntamente la dignidad humana y el porvenir moral y hasta físico de la raza.
Prohíbe las restricciones y mutilaciones que son una injuria al derecho; pero recomienda consejos y providencias
sociales, de higiene preventiva por los que pueda el Estado «con un trabajo constante… obrar la depuración somática
y psíquica de los individuos desde la infancia hasta la edad prematrimonial». «Puede y debe, en su Doctrina, el
Estado actuar un orden de cosas donde la higiene y terapéutica corporal vayan acompañadas de una acción moral y
espiritual paralela; sin la que todas las tentativas para el mejoramiento de la raza caerían en el vacío o se convertirían
en daño grave... La virtud, patrimonio del alma no es un producto de selección o legado hereditario, sino fruto de la
educación integral del hombre sostenida y confortada por la gracia de Dios y nutrida por la Religión.» (Dr. Nicola
Pende)”.66
44 Tal como señalan Miranda y Vallejo, Pende y su “biotipología”, tuvo un importante rol en la apropiación de la
eugenesia en América Latina: “Ciencia y poder confluían simbióticamente en lo que Pende entendió como «biología
política»”, la cual promovió “la clasificación de toda la población con el fin de detectar al universo de la otredad sobre el
que debían implementarse las prohibiciones eugénicas de procrear, contraer matrimonio, ingresar al país, educarse o
ejercer cualquier otro derecho constitucional, en función del bien de un inasible colectivo raza”. 67
45 Ahora bien, al revisar los aportes del psicoanálisis en esta perspectiva eugenésica católica que aparece en estas
agrupaciones y en Estudios, una nueva cara de su anudamiento con la utopía nacionalista chilena aparece. 68
46 Una de las primeras menciones del psicoanálisis en la revista, es la reseña del libro de Gajardo abordado más arriba.
No sólo se aplaude el trabajo de Gajardo, sino que además se agradece la llegada de las obras de Freud al país, en el
contexto de la posibilidad de que la sexualidad sea abordada desde una perspectiva científica. 69 En general, las críticas
que los medios católicos le hacen en psicoanálisis son los mismos en todo el mundo occidental. Lo primero que se
crítica, es la perspectiva “materialista” presente en su antropología. Freud habría promovido una visión donde lo
sexual, a saber, lo instintual, domina todas las acciones del hombre, lo sepa este conscientemente o no, opacando así la
voluntad racional y el libre albedrío y haciendo caso omiso de la importancia del “espíritu”.
47 Desde esa crítica, y para no desechar por ella toda la doctrina psicoanalítica, los católicos habitualmente dividen el
psicoanálisis en dos dimensiones, el método de investigación y curación de las neurosis, por una parte, y su filosofía
por la otra. De estas dos dimensiones, defienden la primera, mientras que discuten y descartan la segunda.
48 Manuel Francisco Beca parece ser el único psicoanalista chileno que formula una lectura católica del psicoanálisis,
propiamente tal, es decir, un sistema de interpretación que le permite defenderlo, practicarlo y transmitirlo, sin verse
cuestionado por ello en su fe religiosa.
49 Hijo del destacado médico Manuel Segundo Beca Pérez, Beca Soto se había graduado de la Facultad de Medicina de la
UCh en 1934. Entre 1936 y 1937 estudia en Munich y Berlín, becado por la Fundación Alexander Von Humboldt. 70
Como señala Escobar, mientras su padre había recibido la influencia de la antigua psiquiatría francesa (Pinel, Esquirol,
Magnan, Charcot, Janet) –de hecho, había estudiado en Francia entre 1895 y 1896–, él siguió más de cerca los
planteamientos de la psiquiatría germanófona (Meynert, Kraepelin, Bleuler, Freud). 71
50 Beca Soto trabajó en la Cátedra de Psiquiatría del Dr. Vivado en la UCh hasta la muerte de éste en 1949, momento en
el cual participa en el concurso por el cargo, perdiéndolo frente al también psicoanalista, Ignacio Matte Blanco. Al año
siguiente, Beca es llamado a crear la Cátedra de Psiquiatría de la Facultad de Medicina de la PUC, siendo su primer
profesor. Además de ello, trabajó desde los inicios de su carrera en el Manicomio Nacional (ex Casa de Orates), como
interno de la Cátedra del profesor Hugo Lea Plaza, con quien comenzó a interesarse por la criminología y la medicina
legal. Fue psiquiatra legista del Instituto Médico Legal, entre 1952 y 1956 y, según Escobar, aplicó por primera vez en
nuestro país el Test de Rorschach en un caso de homicidio, cometido por un paciente del Manicomio. 72 También utilizó
tempranamente el test de asociaciones de los suizos Carl Gustav Jung y Eugen Bleuler en pericias psiquiátricas. 73 Sus
intereses por esa área se plasmaron en varios artículos y presentaciones en congresos. También se interesó por la
pedagogía, siendo Presidente de la Asociación Montessori de Chile entre 1949 y 1954, y además participó activamente
de agrupaciones religiosas: la Asociación Nacional de Estudiantes Católicos; la Acción Católica, perteneciendo al
Secretariado Pro Moralidad encargado de las campañas de lucha contra el alcoholismo y de censura cinematográfica; y
la Academia de Médicos San Lucas, de la cual fue Presidente en 1947.
51 Ahora bien, para Beca, la anulación del libre albedrío por el sometimiento del ser humano a sus instintos, lo que
Freud reconoce en las neurosis, no es falso, sino que es un síntoma que se reduce a los casos patológicos, es decir, que
Freud erró cuando generalizó sus descubrimientos clínicos. Le critica por ello, no haber estudiado más a fondo al Yo, lo
que le habría permitido quizás descubrir modos individuales de lucha contra lo que Coutts, Gajardo y otros en la época,
llamaban “tiranía sexual”. Así, en homenaje a Freud después de su muerte, escribe:
“(…) en la personalidad normal el inconsciente no es tan rebelde ni tan cargado de energías como en el neurótico; que
no hay, teóricamente, conflictos entre las fuerzas de ese inconsciente y lo consciente, porque en la evolución normal se
resuelven en el curso de la vida, y las energías se ponen al servicio de algo más elevado que el objeto del instinto, se
subliman.
Ahora bien, las fuerzas al servicio de lo superior, de lo que es racional, no pueden ser más poderosas que el señor a
quien sirven, la razón. Así debe entenderse la sublimación: como orientación de las energías por la inteligencia. Son
potencias que la razón debe poner en acto. Si en ciertos momentos se actualizan por sí mismas, el acto será instintivo,
no racional; y por lo tanto no específicamente humano. La esencia del hombre es lo racional”.74
52 En 1945, mismo año en que lanzan en la Acción Católica la campaña contra el alcoholismo, que él mismo lidera, 75
Beca publica un artículo titulado “Orientaciones para una psicopedagogía”. 76 Allá y acá señala que lo fundamental es la
prevención y la educación de la voluntad. Para él, principio de placer, que guía al niño hacia el goce inmediato de sus
pulsiones, debe ser moldeado por la educación. Se le enseña e inculca el autocontrol, que más tarde incorporará en su
personalidad, “una disciplina interior cuyo principio es para nosotros la voluntad”. 77
53 Para Beca, esta lucha entre “tendencia e inhibiciones o represiones” traduce la lucha entre el bien y el mal que la
Iglesia siempre ha reconocido, y permite guiar al ser humano hacia la inhibición o represión de la tendencia (Beca no es
claro respecto de la diferencia entre ambas cosas y con la sublimación) por medio de la voluntad, es decir, hacia el bien:
“En el orden práctico, el reconocimiento de una voluntad que pueda contrarrestar los impulsos del mal y a la vez guiar y
mover hacia el bien, obliga a enseñar al niño en el renunciamiento y el sacrificio”. 78 Este fin se consigue, explica Beca,
“más por amor que por temor”, lo hace por el amor que entonces le prometen sus padres y, de la misma manera, luego
aprenderá a “hacerlo también por sus educadores y en seguida por sí mismo, y a la vez por la colectividad, por la Patria
y por último, por Dios”. 79
Conclusiones
54 Como hemos visto, el campo cultural chileno de comienzos del siglo XX, estuvo marcado por la necesidad de nuevos
discursos y prácticas que permitieran abordar la “cuestión social”, es decir, las miserables condiciones de higiene, de
habitación, de educación, en que se desarrollaba la vida de gran parte del pueblo chileno. Dichas condiciones, efectos
colaterales del desarrollo industrial, comienzan a ser concebidas en la época como responsables de los males sociales;
enfermedades venéreas, alcoholismo, prostitución, tuberculosis, etc., que no sólo diezmaban a la población, sino que
además –vía teorías de la herencia, se veían como causantes de la degeneración de la raza. 80
55 Estos discursos, que entremezclaban ciencia y política, tomaron por aquella época la forma de la eugenesia y del
movimiento higienista, los cuales tuvieron gran injerencia en la atmósfera cultural de la primera mitad del siglo XX. En
nuestro país, estos discursos fueron apropiados primero de manera desordenada a partir de comienzos del siglo, se
afianzaron un poco más desde la caída del parlamentarismo oligárquico en 1925, y comenzaron a sistematizarse en
distintos ámbitos y organismos del Estado, desde la primera administración de Ibáñez, hasta los gobiernos del Frente
Popular, especialmente el de Aguirre Cerda. Durante esos años, y sobre el telón de fondo del malestar producido por la
“cuestión social”, se construyó un nuevo proyecto de sociedad, que hemos denominado “utopía nacionalista”, operante
en diversos niveles y subcampos culturales, y en el cual convergieron y se entretejieron distintos discursos, uno de los
cuales, como hemos querido demostrar, fue el psicoanálisis.
56 Hemos abordado aquí uno de los subcampos de la cultura chilena en los que la apropiación del psicoanálisis fue
urdida: la educación sexual, vinculada estrechamente al tema de la infancia, el cual tenía especial relevancia producto
del énfasis puesto en la profilaxis o prevención. De manera general, es importante destacar que en el campo cultural de
la época examinada, el psicoanálisis es utilizado de manera ecléctica, poco ortodoxa y no institucionalizada, es decir,
como un discurso entre otros disponibles, que puede ser leído, moldeado e interpretado en función no de propósitos
corporativos o doctrinarios, sino de metas de intervención y de transformación social. En otras palabras, quienes lo
utilizan en esa época, como Gajardo y Beca, no lo hacen para mostrar la superioridad del psicoanálisis sobre otros
discursos y prácticas clínicas y lograr así su inserción y eventualmente su hegemonía, sino para extraer de él lo que sea
útil para alcanzar objetivos vinculados al proyecto nacional. 81
57 Si hemos subrayado el tema de la infancia y la profilaxis varias veces, es precisamente porque parece ser una de las
principales vías a través de las cuales los tres discursos en cuestión; psicoanálisis, eugenesia e higienismo, logran
anudarse en pos de un mismo objetivo. El psicoanálisis, para bien o para mal, ya se había levantado como uno de los
principales discursos de la época acerca de la infancia. Había develado la sexualidad de los niños, así como las
consecuencias psíquicas que tienen sobre la vida adulta los acontecimientos de ese período de la vida. También había
sistematizado el concepto de inconciente y de huella mnémica, es decir, la idea de que los sucesos infantiles,
especialmente sexuales, aunque no sean recordados concientemente después de la pubertad, dejan huellas en la
memoria. En una memoria inconciente, fundamentalmente productiva, donde las huellas, sin mediar la conciencia,
siguen produciendo efectos, sea en la formación del carácter, sea en síntomas y formaciones psicopatológicas.
58 Por otra parte, como la historia crítica del psicoanálisis ha demostrado, la obra de Freud es muchísimo más
divergente de lo que su historiografía oficial ha pretendido. 82 Como otros discursos contemporáneos, estaba inmerso en
la cosmovisión de su época; aquella que valoraba y se nutría de los descubrimientos de Darwin, a los cuales situaba en
la cima de la construcción de la mentalidad científica moderna, en la que Freud soñaba con ocupar un sitio. 83 Como
muchos han demostrado, en toda la obra de Freud puede verse convivir la cuestión de la herencia y de la influencia del
ambiente, así como la idea de la recapitulación de la filogenia en la ontogenia. 84
59 Sin duda que la concepción que Freud maneja de la herencia no es igual a la de los eugenistas, ni las consecuencias
que extrae de ella. Freud no sólo introdujo lo inconciente en el medio del asunto de la herencia, sino que además –y de
allí la creación del método psicoanalítico creía en la modificación de las huellas mnémicas y de los efectos de aquello
que podía considerarse heredado. Pero aún así, tener en cuenta estos elementos, presentes en la obra de Freud, permite
comprender con mayor facilidad que en las propuestas y prácticas de determinados agentes en nuestro país, el
psicoanálisis pueda haber contribuido con los principios higienistas y eugénicos.
60 También cabe destacar que Freud jamás defendió ningún tipo de intervención social que pudiera apuntar al control y
administración de las características genéticas de la población al modo de la eugenesia negativa o positiva. Tampoco,
hasta donde sabemos, lo hicieron otros psicoanalistas. No obstante, una vez más, advertimos que los usos que de
algunas de sus tesis se hicieron en la época en tierras chilenas (y americanas en general), también confluían con esos
intereses. Es crucial enfatizar además, que los anudamientos que estableció el psicoanálisis con la eugenesia fueron
muchísimo más laxos que aquellos que estableció con el higienismo. En general, da la impresión que el nexo
psicoanálisiseugenesia, es más bien el de compartir agentes, campos y áreas discursivas, que el de conformar en
conjunto alguna práctica. Cuando más se entremezclan es, precisamente, cuando la higiene social viene a colaborar con
la eugenesia positiva, en su versión más ambientalista, confundiéndose con ella.
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1 Marín, Juan, Ensayos Freudianos. De la medicina, de la historia y del arte, Santiago, Editorial ZigZag, 1938, 4849.
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consultado el 28 de mayo de 2013. URL: www.transcomm.ox.ac.uk/working%20papers/hannerz.pdf; y Vertovec, Steven,
Transnationalism, New York: Routledge, 2009.
3 Sinclair, Alison, Trafficking Knowledge, op. cit., p. 2 [mi traducción].
4 Bourdieu, Pierre, Intelectuales, política y poder, op. cit., p. 169.
5 Hace algunos años, Mariano Ruperthuz y yo misma hemos comenzado a desarrollar investigación en este sentido, principalmente
en las respectivas tesis de Doctorado, de las cuales, la de Ruperthuz ya fue defendida y aprobada. Véase: Ruperthuz, Mariano, “Freud
y los chilenos: Historia de la recepción del psicoanálisis en Chile (19101949)”, Tesis de Doctorado en Psicología, Universidad de
Chile, 2013.
6 Sobre nacionalismo, véase: Gellner, Ernest, Naciones y nacionalismos, Madrid, Alianza Editorial, 1988; Hobsbawm, Eric J.,
Nations and Nationalism since 1780. Programme, Myth, Reality, Cambridge, Cambridge University Press, 1992. Para el caso
chileno en particular: BarrMelej, Patrick, Reforming Chile. Cultural Politics, Nationalism and the Rise of the Middle Class, Chapel
Hill, The University of North Carolina Press, 2001; Subercaseaux, Bernardo, Historia de las ideas y de la cultura en Chile, Tomo IV,
Nacionalismo y cultura en Chile, Santiago, Ed. Universitaria, 2007; Rinke, Stefan, Cultura de masas: reforma y nacionalismo en
Chile. 19101931, Santiago, Ed. DIBAM, 2002.
7 Levitas, Ruth, The Concept of Utopia, London, Philip Allan, 1999.
8 Mannheim, Karl, Ideology and Utopia. An Introduction to the Sociology of Knowledge, London, Routledge, 1960.
9 Acerca de la “cuestión social”, véase: Grez Toso, Sergio, La “cuestión social” en Chile. Ideas y debates precursores (18041902),
Santiago, DIBAM/ Centro de Investigaciones Diego Barros Arana, 1995.
10 BarrMelej distingue dos tipos de nacionalismo que conviven, luchan y se yuxtaponen en estas décadas. El “nacionalismo
progresista” y el “nacionalismo conservador”. El primero, crítico de la oligarquía, hundía sus raíces en los movimientos reformistas
de la emergente clase media de la época, vinculada al Partido Radical, que buscaba una vía media entre reformismo y revolución. El
segundo, relacionado a la Unión Nacionalista y posteriormente al Partido Nacional, fue construido por políticos e intelectuales
asociados a la oligarquía, que criticaban el liberalismo y que mostraban una interesante tendencia a la nostalgia del sistema
portaliano.
11 Véase: Orrego Luco, Augusto, La cuestión social, Santiago, Imprenta Barcelona, 1884.
12 Damousi, Joy y Plotkin, Mariano Ben, The Transnational Unconscious, op. cit., p. 4.
13 Cabrera, Josefina, “¿Obligar a vivir o resignarse a morir? Viruela y vacuna: el debate sobre una enfermedad y su prevención a
comienzos del siglo XX en Chile,” en Zárate, María Soledad (comp.), Por la salud del cuerpo. Historia y políticas sanitarias en
Chile, Santiago, Ediciones Universidad Alberto Hurtado, 2008, p. 40.
14 Para mayores detalles, de esa epidemia, véase: Illanes, María Angélica,“En el nombre del pueblo, del Estado y de la ciencia, (…)
Historia social de la salud pública. Chile, 1880/1973 (Hacia una historia social del siglo XX), Santiago, Ministerio de Salud, 2010.
15 Para una descripción de la institucionalidad sanitaria chilena, véase: Molina Bustos, Carlos, Institucionalidad sanitaria chilena.
18891989, Santiago, LOM Ediciones, 2010.
16 Para un análisis de la injerencia del higienismo en la educación nacional, véase: Cabrera, Josefina, “La salvación de la patria y la
raza: discursos y políticas médicoeducacionales en torno a la figura de Pedro Aguirre Cerda”, Cuadernos chilenos de historia de la
educación, 2014, 2, p. 6986; y Serrano, Sol; Ponce de León, Macarena y Rengifo, Francisca (eds.), Historia de la educación en Chile
(18102010), Tomo II, La educación nacional (18801930), Santiago, Taurus, 2012.
17 Acerca de las relaciones entre higienismo y medicina en Chile, véase: Illanes, María Angélica, “En el nombre del pueblo, del
Estado y de la ciencia, (…)”, op. cit.; Salinas, René, “Salud, ideología y desarrollo social en Chile. 18301950”, Cuadernos de historia,
1983, 3, p. 99126; Labra, María Eliana, “Política, Saúde e Interesses Médicos no Chile (19001990)”, Tesis de Doctorado en Ciencia
Política, IUPERJInstituto Universitário de Pesquisa do Rio de Janeiro, 1997; Labra, María Eliana, “Medicina social en Chile:
propuestas y debates (19201950), Cuadernos médicossociales, 2004, 4, p. 207219; Leyton, César, “Historia de la ortopedia urbana
18701930”, Cyber Humanitatis, 2005, 35. Consultado el 11 de abril de 2014. URL:
http://www.cyberhumanitatis.uchile.cl/CDA/texto_sub_simple2/0,1257,PRID%253D16159%2526SCID%253D16176%2526ISID%253D576,00.html.
Aunque no trabaja directamente las relaciones mencionadas, también pueden encontrarse reflexiones atingentes en el reciente libro
de Fuster, Nicolás El cuerpo como máquina. La medicalización de la fuerza de trabajo en Chile, Santiago, Ceibo Ediciones, 2013.
18 Sobre las relaciones entre higienismo y derecho, las cuales puede decirse que se traducen, básicamente, en la implantación del
discurso criminológico en Chile desde mediados de la década del treinta, véase: Carnevali, Raúl, “La ciencia penal italiana y su
influencia en Chile”, Política Criminal, 2008, 6, p. 119; Matus, Jean Pierre, “La doctrina penal de la (fallida) recodificación chilena
del Siglo XX y principios del XXI”, Política criminal, 2010, 59, p. 143206; Matus, Jean Pierre, “El positivismo en el Derecho Penal
chileno. Análisis sincrónico y diacrónico de una doctrina de principios del siglo XX que se mantiene vigente”, Revista de derecho,
2007, XX1, p. 175203; León, Marco Antonio, “Los dilemas de una sociedad cambiante: criminología, criminalidad y justicia en el
Chile contemporáneo (19111965)”, Revista chilena de historia del Derecho, 2003, 19, p. 223277.
19 Sobre la historia de la infancia en Chile, véase: Rojas Flores, Jorge, Historia de la infancia en el Chile republicano, 18102010,
Santiago, JUNJI, 2010.
20 Richardson, Theresa R., The Century of the Child: the Mental Hygiene Movement and Social Policy in the United States and
Canada, Albany, State University of New York Press, 1989, p. 2.
21 Richardson, Theresa R. The Century of the Child, op. cit., p. 2.
22 Galton, Francis, “Eugenics; its definition, scope and aim”, The American Journal of Sociology, 1904, 101, p. 45.
23 Labarca, Catalina, “«Todo lo que usted debe saber sobre las enfermedades venéreas». Las primeras campañas de educación
sexual estatales entre 1927 y 1938”, en Zárate, María Soledad, Por la salud del cuerpo, op. cit., p. 87.
24 Ibid., 87.
25 Véase: Sánchez Delgado, Marcelo, “«El hombre vigoroso es el hombre supremo»: tópicos darwinistas, racistas y eugenésicos en un
caso de la literatura popular chilena”, en Miranda, Marisa y Vallejo, Gustavo (eds.), Derivas de Darwin. Cultura y Política en clave
biológica, Buenos Aires, Siglo XXI, 2010, p. 269297.
26 Cabrera, Josefina, “La salvación de la patria y la raza”, op. cit., p. 77.
27 Al respecto, véase: Stepan, Nancy Leys, “The Hour of Eugenics”. Race, Gender and Nation in Latin America, Ithaca, Cornell
University Press, 1996, texto pionero que sin embargo no incluye el caso chileno. Véase también: Bashford, Alison y Levine, Philippa
(eds.), The Oxford Handbook of the History of Eugenics, Oxford, Oxford University Press, 2010. Más precisamente para el caso
latinoamericano y chileno, véanse todos los trabajos reunidos en diversos volúmenes por Marisa Miranda y Gustavo Vallejo, citados
en este trabajo.
28 Palma, Héctor A., “Consideraciones historiográficas, epistemológicas y prácticas acerca de la eugenesia”, en Miranda, Marisa y
Vallejo, Gustavo (eds.), Darwinismo social y eugenesia en el mundo latino, Buenos Aires, Siglo XXI, 2005, p. 116.
29 Si bien la “eugenesia negativa” se propuso en determinadas instancias en nuestro país, hasta donde sabemos, ninguna medida de
ese tipo fue aplicada.
30 Ibid., p. 117.
31 Si los anudamientos entre higienismo y psicoanálisis pueden intuirse de algún modo, resulta mucho más complejo advertir el
modo en que el psicoanálisis puede haberse anudado al discurso eugenésico. Parecen haber criterios o supuestos de base que los
harían en cierta medida incompatibles. Sin embargo, hay ámbitos de intervención, iniciativas específicas, publicaciones y
personajes particulares, que permiten dilucidar ciertos núcleos de convergencia. Igualmente, como sostendremos en las conclusiones,
los anudamientos del psicoanálisis con la eugenesia son mucho más laxos que con el higienismo, reduciéndose la mayor parte de las
veces a compartir agentes, espacios discursivos y sociales.
32 Véase: Lois Perales, Voltaire, “Psicoanálisis en Derecho Penal”, Tesis de Licenciatura en Derecho, Universidad de Chile, 1948;
Frigerio Castaldi, César, “Estudio sobre la fuerza psíquica como causal de irresponsabilidad en materia civil y penal”, Tesis de
Licenciatura en Derecho, Universidad de Chile, 1950; Rojas Corvera, Mario, “Responsabilidad penal del delirante alcohólico”, Tesis
de Licenciatura en Derecho, Universidad de Chile, 1950; Salfatte Araya, Juan, “Psicoanálisis y criminalidad”, Tesis de Licenciatura
en Derecho, Universidad de Chile, 1950.
33 Bahamonde era especialista en traumatología y educación sexual. En 1933, creó el Servicio MédicoPedagógico del Instituto
Nacional Barros Arana (INBA), dirigiéndolo hasta 1952, donde dictó innumerables cursos de educación sexual para estudiantes y
profesores. En 1934, publicó artículos de divulgación sobre educación sexual en El Mercurio, lo cual da cuenta de que el debate se
instalaba en la escena pública. Tres años más tarde, publicó dos artículos sobre el tema en la Revista Chilena de Higiene y Medicina
Preventiva. Después de los cursos de Bahamonde y Gajardo, Coutts creó la Oficina de Educación Familiar, en cuya jefatura quedaría
el médico. Más tarde, la Oficina de Educación Familiar sería reemplazada por el Departamento de Protección de la Infancia y la
Adolescencia (PROTINFA), en cuya Oficina de Rehabilitación de la Prostituta, Bahamonde desempeñaría la jefatura durante 21 años.
En 1993, después de su muerte, apareció su libro Educación sexual eugenésica.
34 Labarca, Catalina, “«Todo lo que usted debe saber sobre las enfermedades venéreas»...”, op. cit., p. 101.
35 Ministerio de Hijiene, Asistencia, Previsión Social i Trabajo, Recopilación oficial de leyes i decretos relacionados con el Ministerio
de Hijiene, Asistencia i Previsión Social i Trabajo, p. 16.
36 Ibid., p. 16.
37 Ibid., p. 16.
38 Ibid., p. 3940.
39 Labarca, Catalina, “«Todo lo que usted debe saber sobre las enfermedades venéreas»…”, op. cit., p. 93.
40 Código Sanitario aprobado por el “Decreto con Fuerza de Ley Nº 226”, del Ministerio de Bienestar Social, Diario Oficial (1931).
41 Bahamonde, Alberto, “Centros de educación familiar”, Revista chilena de higiene y medicina preventiva, 1937, 1 2 y 3, p.142.
42 Ibid., p. 146.
43 Ibid., p. 146.
44 Ibid., p. 146147.
45 El Mercurio, 24 de junio 1937, p. 13.
46 Ibid., p. 13 [énfasis añadido].
47 El Mercurio, 24 de junio 1937, p. 13.
48 Ibid., p. 13.
49 Ibid., p. 13.
50 Gajardo, Samuel, Educación sexual del niño y del adolescente, Santiago, Editorial Chile, 1940.
51 Freud, Sigmund, “La interpretación de los sueños (1900 [1899])”, en Obras completas vol. IV y V, Buenos Aires, Amorrortu
Editores, 1998; “Psicopatología de la vida cotidiana (1901), en Obras completas vol. VI, Buenos Aires, Amorrortu Editores, 1998; “El
chiste y su relación con lo inconsciente (1905)”, en Obras completas vol. VIII, Buenos Aires: Amorrortu Editores, 1998; “Tres ensayos
de teoría sexual (1907)”, Obras completas vol. VII, Buenos Aires, Amorrortu Editores, 1998.
52 Gajardo, Samuel, Educación sexual del niño y del adolescente, op. cit., p. 193.
53 Ibid., p. 195.
54 Ibid., p. 195.
55 Gajardo, Samuel, “Pedagogía sexual”, Boletín de la Dirección General de Protección de Menores. Revista de Psicología,
Pedagogía, Derecho y Psiquiatría, 1935, III 7, p. 699.
56 Gajardo, Samuel, Educación sexual del niño y del adolescente, op. cit., p. 198.
57 Ibid., p. 198.
58 Ibid., p. 198.
59 Ibid., p. 198.
60 Ibid., p. 199.
61 Ibid., p. 200.
62 Ibid., p. 200.
63 Los cuales habían sido condenados por el Papa Pío XI en 1931, y refrendado en 1934.
64 Campillo, José Horacio. “La doctrina de la Iglesia sobre el aborto, la esterilización y uso de medios anticoncepcionales”, Boletín de
la Acción Católica, 1936, p. 51.
65 Barahona, Roberto, “Los católicos ante el problema científico de la eugenesia”, Jornada Católica de estudios médicos, Santiago,
Imprenta W. Gnadt, 1938, p. 188.
66 Hamilton, Carlos, “El problema de la esterilización eugénica”, Jornada Católica de estudios médicos, Santiago, Imprenta W.
Gnadt, 1938, p. 286.
67 Miranda, Marisa y Vallejo, Gustavo, “Los saberes del poder: eugenesia y biotipología en la Argentina del siglo XX”, Revista de
Indias, 2004, LXIV 231, p. 427.
68 Cabe destacar que la biotipología fue defendida en Roma por el franciscano Agostino Gemelli (18781959), Doctor en Medicina,
Filosofía y Psicología, fundador de la Universidad del Sagrado Corazón de Milán, director de la Academia Pontificia de las Ciencias
desde su fundación en 1936, e importante mediador entre el régimen Fascista italiano y la Santa Sede. Gemelli fue uno de los más
infatigables promotores del desarrollo de la psicología religiosa y de la psicología académica en Italia, en lucha contra el idealismo por
una parte, y la neurologización de la psique por la escuela de Lombroso, por la otra. En esa lucha, Gemelli escribió mucho sobre
psicoanálisis y la mayor parte de tiempo, aunque siempre en la ambigüedad por su contenido sexual, defendió sus aportes al estudio
científico de la psique.
69 Reseña de “Educación sexual, Samuel Gajardo”, Estudios, 1934, III 25, p. 3940.
70 No podemos dejar de señalar que en esos años gobernaba en Alemania Hitler y su Tercer Reich, cuya cuna había sido además
Munich, y que desde septiembre de 1935, momento en que habían sido aprobadas las leyes raciales y antisemitas conocidas como
Leyes de Nuremberg, uno de los pasos esenciales en la posterior aplicación de la llamada “Solución Final”. Para los años en que Beca
se encontraba estudiando en Alemania, los judíos y otros grupos estaban siendo perseguidos, torturados y deportados a distintos
campos de concentración, prohibiéndoseles la práctica profesional, el matrimonio, los negocios y cualquier otro tipo de convivencia
generalizada con los “arios”. Incluso para esa fecha, el famoso Instituto Psicoanalítico de Berlín y su Policlínica ya habían sido
intervenidas y la mayor parte de sus fundadores y profesionales, casi todos judíos y muchos de ellos comunistas, habían huido a
Inglaterra, EE.UU., algunos a Palestina y a otros lugares del mundo. Suponemos, por ende, que el contacto de Beca con el
psicoanálisis tiene que haber sido anterior a su estancia en la Alemania, aunque por algunos pasajes de uno de sus trabajos, que aquí
no hemos abordado, se intuye que también ciertos prejuicios antisemistas se introdujeron en sus apreciaciones de Freud y el
psicoanálisis.
71 Escobar, Enrique, “Los Beca en la psiquiatría chilena”, Revista Médica de Chile, 2000, 1287, p. 801806. Consultado el 18 de
junio de 2013. URL: http://www.scielo.cl/scielo.php?pid=S003498872000000700015&script=sci_arttext
72 Beca, Manuel Francisco, “Informe médicolegal con empleo del psicodiagnóstico de Rorschach”, Revista de Ciencias Penales,
1941, 5, p. 176180.
73 Agüero, Guillermo, Beca, Manuel Francisco y Vivado, Arturo, “Informe sobre un psicópata homicida”, Revista de Psiquiatría y
Disciplinas Conexas, 1942, VII 34, p. 115140.
74 Beca, Manuel Francisco, “Sobre psicoanálisis”, Estudios, 1939, VII83, p. 7.
75 Beca, Manuel Francisco, “El alcoholismo y la lucha antialcohólica en Chile”, Boletín de la Academia de Medicina “San Lucas”,
1945, p. s/n.
76 Beca, Manuel Francisco, “Orientaciones para una psicopedagogía”, Estudios, 1942, X114, p. 5461.
77 Ibid., p. 56.
78 Ibid., p. 60.
79 Ibid., p. 61.
80 Para un interesante análisis de este punto, véase: Foucault, Michel, Historia de la sexualidad. 1 La voluntad del saber, Buenos
Aires, Siglo XXI, 2003.
81 Esto se modificará más tarde, cuando hacia fines de la década del cuarenta el psicoanálisis comienza a institucionalizarse. Estas
adaptaciones y usos comenzarán a ser obliterados en provecho de un psicoanálisis clínico, médico y guiado por intereses gremiales, o
aquellos de un gremio en formación, más que por intereses sociales o políticos. Véase: Vetö, Silvana, Psicoanálisis en estado de sitio.
La desaparición de Gabriel Castillo y las políticas del psicoanálisis en Chile durante la dictadura militar, Santiago, Editorial El
Buen Aire/ FACSO, 2013.
82 Véase: Sulloway, Frank J., Freud, Biologist of the Mind. Beyond the Psychoanalytic Legend, Cambridge, Mass., Harvard
University Press, 1992; Andersson, Ola, Studies in the Prehistory of Psychoanalysis, Stockholm, Norstedt, 1962; Levin, Kenneth,
Freud y su primera psicología de las neurosis. Una perspectiva histórica, México, Fondo de Cultura Económica, 1985; Ellenberger,
Henri F., Histoire de la découverte de l’inconscient, París, Fayard, 1994.
83 Sobre la influencia de Darwin en la obra de Freud, véase: Ritvo, Lucille B., Darwin’s Influence on Freud. A Tale of Two Sciences,
New Haven, Yale University Press, 1990.
84 Como demuestra Carlos Maffi, en Le souvenirécran de la psychanalyse, Freud nunca abandonó su creencia en la famosa ley de
Haeckel, según la cual cada embrión reproduce toda la historia evolutiva de la especie. Incluso en sus textos más tardíos pueden
encontrarse referencias favorables respecto de dicha tesis, que ya a esas alturas había sido desacreditada en el ambiente científico,
para sostener la idea de que el trauma originario de la humanidad, es decir, el asesinato del padre primordial producto del cual se
habría engendrado la cultura, era repetido en la historia individual bajo la forma del Complejo de Edipo. Véase, por ejemplo, Freud,
Sigmund, “Tres ensayos de teoría sexual”, op. cit., p. 155; y Freud, Sigmund, “Moisés y la religión monoteísta (1939 [193438])”, en
Obras completas vol. XXIII, Buenos Aires, Amorrortu Editores, 1998, p. 128.
Para citar este artículo
Referencia electrónica
Silvana Vetö, « Psicoanálisis, higienismo y eugenesia: educación sexual en Chile, 19301940 », Nuevo Mundo Mundos Nuevos
[En línea], Coloquios, Puesto en línea el 09 junio 2014, consultado el 17 enero 2017. URL : http://nuevomundo.revues.org/66920 ;
DOI : 10.4000/nuevomundo.66920
Autor
Silvana Vetö
Doctorante en Historia, Universidad de Chile
Académica Adjunta, Universidad Andrés Bello
Artículos del mismo autor
La Locura. Historia, prácticas e instituciones. Siglos XIXXX [Texto integral]
Publicado en Nuevo Mundo Mundos Nuevos, Coloquios
La Locura. Historia, prácticas e instituciones. Siglos XIXXX [Texto integral]
Dossier coordinado por Silvana Vetö y María José Correa
Publicado en Nuevo Mundo Mundos Nuevos, Coloquios
Derechos de autor
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