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PROGRAMA No.

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PROVERBIOS

INTRODUCCIÓN

Al llegar a este libro de Proverbios, amigo oyente, nos encontramos nuevamente en la


sección de la Biblia que hemos clasificado como la poesía de las Escrituras. Tenemos los
libros de Job, Salmos, Proverbios, Eclesiastés y el Cantar de los Cantares de Salomón.
Todos estos pertenecen al mismo grupo como habiendo sido escritos en lo que es conocido
como la poesía hebrea. Pero debemos notar que el libro de Proverbios es diferente a
cualquier otro libro. Y también debemos indicar que Salomón es su escritor, y no sólo del
libro de Proverbios, sino de los tres libros siguientes: Proverbios, Eclesiastés y el Cantar
de los Cantares.

Proverbios es un libro que trata de la sabiduría. Eclesiastés, por su parte, es el libro


que trata de la tontería. Y el Cantar de los Cantares de Salomón es el libro que habla del
amor. Y el amor es el medio feliz, podemos decir, entre la sabiduría y la insensatez. Y,
amigo oyente, podemos decir que Salomón era un experto en estos tres temas. Usted
puede estar seguro de eso, ¿no es cierto que la misma Palabra de Dios expresa con claridad,
que eso es exactamente lo que era este hombre? Bueno, permítanos leer allá en el Primer
Libro de Reyes, capítulo 4, versículo 32, allí dice, hablando de Salomón: “Y compuso 3.000
Proverbios, y sus Cantares fueron 1.005.” Nosotros ahora tenemos solamente uno de esos
Cantares, y él había escrito 1.005. Y tenemos muy poco de sus Proverbios para decir la
verdad claramente. Ahora, se nos dice en los versículos 33 y 34, de ese capítulo 4, del

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Primer Libro de Reyes: “También disertó sobre los árboles, desde el cedro del Líbano hasta
el hisopo que nace en la pared. Así mismo disertó sobre los animales, sobre las aves, sobre
los reptiles y sobre los peces. Y para oír la sabiduría de Salomón venían de todos los pueblos
y de todos los reyes de la Tierra, a dónde había llegado la fama de su sabiduría.”

En este libro vamos a escuchar de la sabiduría de Salomón. Ahora, nosotros nos


preguntamos, ¿qué es un proverbio? Bueno, ha sido llamado “dicho sentencioso”, por
ejemplo. Y aquí tenemos una definición que compartir con ustedes, escuche: “Un
Proverbio es un dicho que indica una verdad específica de una manera directa”. También
podemos compartir esta otra definición: “Los Proverbios son frases cortas producto de una
larga experiencia”. Y ese en sí mismo, es un buen proverbio, ¿no le parece? También es
“una verdad que se presenta en una forma fácil de recordar; una filosofía basada en la
experiencia y una regla para la conducta”. Por lo tanto un Proverbio es un dicho
sentencioso, una máxima, un adagio, un refrán, un epigrama. Muchas de estas cosas.

Ahora, el verso principal o clave en este libro de Proverbios, podemos decir que lo
encontramos en el primer capítulo, versículo 7, donde dice, “El principio de la sabiduría es
el temor de Jehová; los insensatos desprecian la sabiduría y la enseñanza”. Hay algunas
características bastante fuera de lo común en este libro de Proverbios de las cuales,
quisiéramos hablar un poco en el día de hoy. Debemos decir que el antiguo Oriente es el
hogar de los Proverbios. Pensamos que Salomón coleccionó muchos de ellos de diferentes
fuentes. Él fue el editor de todos ellos y es el autor de algunos. Eso quiere decir que lo
que tenemos aquí es el registro inspirado de los Proverbios que son de la pluma de Salomón
o de otros autores, a los cuales Dios ha dado su aprobación.

El Dr. Thurtle y otros eruditos han notado que existe un cambio en los pronombres en
este libro de la segunda persona a la tercera persona. Vamos a poder notar esto, digamos
de paso, cuando comencemos a analizar este libro. Las conclusiones a las que arribaron
estos eruditos era que los Proverbios con la segunda persona, le fueron enseñados a

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Salomón por sus maestros. Y que los Proverbios con la tercera persona, fueron el
producto de Salomón mismo. Es decir que, existe una diferencia entre el libro de
Proverbios y los Proverbios en otras escrituras. Por ejemplo, los griegos eran tremendos
en hacer Proverbios, especialmente los poetas gnósticos. Uno puede apreciar esto al leer el
griego y poder comprobar lo tremendo que esta gente, estos poetas gnósticos eran al
producir Proverbios. Eran muy inteligentes en la forma en que se expresaban en el
idioma griego y muchos de ellos eran un juego de palabras en ese idioma.
Ahora, existe algunas características de los Proverbios que creemos deberíamos notar.
La primera de ellas es que Proverbios no tiene ninguna declaración que no sea científica o
alguna observación que sea falsa. Por ejemplo, en el capítulo 4, de este libro de
Proverbios, versículo 23, dice: “Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; porque de él
mana la vida”. Y transcurrieron unos 2700 años antes de que Harvey descubriera que la
sangre circulaba en el cuerpo. Como contraste a esto, en un libro apócrifo, la carta de
Bernabé, se hace mención de la mitológica Fénix, un ave fabulosa, que se creía ser única y
que resucitaba de sus propias cenizas, es decir, esta ave se consumía a sí mismo por fuego, y
luego volvía a la vida. Pues bien, esa es una fábula que no aparece en el libro de
Proverbios y que tampoco aparece en ninguna otra parte de la Biblia.

Ahora, es extraño poder notar que en toda esta información antigua que existe en este
libro que contiene cientos de proverbios, ninguno de ellos va contra la ciencia del día de
hoy. Usted no puede encontrar algo así en ninguna otra clase de Escritura. Creemos que
eso en sí mismo debería alertar a cualquier persona que piensa o que es inteligente.

Lo segundo que podemos notar de Proverbios, es que está en un nivel elevado y moral.
Los dichos inmorales que aparecen en otras escrituras, usted no los puede encontrar aquí.
Por ejemplo, Justín Mardor dijo que Sócrates era un cristiano antes de Cristo, lo que por
supuesto sería una imposibilidad. Pero, en realidad, cuando uno lee las escrituras de
Sócrates, uno descubre que él presenta un alto concepto de moralidad, según sus
admiradores. Pero Sócrates también le da instrucciones a las prostitutas de cómo

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conducirse a sí mismas. Bueno, lo mejor que uno podría decir de él es que eso no es moral,
sino inmoral.

Luego, también podemos decir que el libro de los Proverbios no se contradice a sí


mismo. Ninguno de ellos es contradictorio. Los proverbios de los hombres del día de hoy
muy a menudo se contradicen unos a otros. Por ejemplo, podríamos decir: “Al que
madruga, Dios le ayuda”. Pero hay otro proverbio que dice: “No por mucho madrugar,
amanece más temprano”. Luego hay otro proverbio que dice: “El agua hace mal, y el vino
hace cantar.” Pero hay uno que lo contradice al decir: “El agua no enferma, ni
emborracha, ni hace mal, ni adeuda”. Y también hay otro que dice: “El agua corriente,
no mata a la gente”. ¿Ve usted? Hay muchos Proverbios que se contradicen uno al otro
y uno entonces, utiliza aquel que le conviene más.

Ahora, en el libro de Proverbios parecería que existiera una colección de dichos sin
ningún orden en particular o un arreglo preconcebido. Al leerlos, uno piensa que ha
encontrado un libro en la Biblia donde uno puede tomar un versículo por sí sólo y ponerlo
en un cuadro en la pared. Bueno, no creemos que uno pueda hacer eso aun con este libro
de Proverbios. Creemos que este libro nos cuenta una historia, y usted se dará cuente de
eso al estudiarla juntamente con nosotros. En realidad lo que aquí se relata es un cuadro
de un joven que comienza en su vida. La primera lección que él recibe se encuentra en el
versículo 7 del primer capítulo, que como ya hemos dicho es la clave de este libro. “El
principio de la sabiduría es el temor de Jehová; los insensatos desprecian la sabiduría y la
enseñanza”. Ahora, escuche usted lo que dice el siguiente versículo, el versículo 8:

8
Oye, hijo mío, la instrucción de tu padre,
Y no desprecies la dirección de tu madre; (Pro. 1:8)

Usted recordará lo que vimos allá en el libro de Efesios en el capítulo 6, versículo 1, leímos:
“Hijos, obedeced en el Señor a vuestros padres, porque esto es justo”. Esto mismo lo

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encontramos aquí en el Antiguo Testamento en un lenguaje quizá un poquito diferente ya que
dice en este versículo 8, del capítulo 1 de Proverbios:

8
Oye, hijo mío, la instrucción de tu padre,
Y no desprecies la dirección de tu madre; (Pro. 1:8)

Un niño pequeño tiene que comenzar su vida siendo una persona obediente a sus padres.
Allí es donde comienza la vida, digamos de paso, y donde se debe aprender esta importantísima
lección. Podemos decir que hay dos escuelas o pensamientos en pugna por este joven. Él se
crió en su hogar. Él tiene que escuchar lo que dicen sus padres. Ellos son sus primeros
maestros. En realidad, para el niño, la madre y el padre son como un Dios.
Supongamos que usted tenga que realizar un largo viaje, se encuentra en su automóvil con su
esposa y un niño pequeño. A cierta altura del viaje la madre tiene que darle de comer al niño.
Entonces, ella toma el biberón y le da de comer al niño. Luego, el niño se sienta entre el padre y
la madre y se continúa el viaje. Después de andar un rato, el niño se cansa y se apoya en su
papá para dormir. Con esta acción, el niño está demostrando la gran confianza que tiene en su
papá. Y uno puede pensar en ocasiones como esa que podría orar al Señor y decirle: “Señor,
ayúdame a confiar en Ti, mi Padre celestial, de la misma manera en que mi hijito confía en mí.”
Cuando un niño comienza a vivir en un hogar, la mamá y el papá son como Dios para él. Pero
es muy importante que la madre y el padre actúen de la forma en que Dios quiere que ellos lo
hagan. Así es que, en este libro de Proverbios vemos que este joven es enviado a sus padres ya
que en el versículo 8 leemos,

8
Oye, hijo mío, la instrucción de tu padre,
Y no desprecies la dirección de tu madre; (Pro. 1:8)

Pero, un momento. Quizá la madre y el padre no son creyentes. Quizá la madre y el padre
no van a criar este niño como corresponde. Pero Dios dice que ellos son responsables ante Él
por esa tarea.

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Permítanos decirle, amigo oyente, que Dios considera a los padres responsables por la
condición en que se encuentran los hijos. En el día de hoy tenemos una generación que no ha
recibido la instrucción correcta en el hogar y tampoco la están recibiendo en los colegios. Es
por eso que de vez en cuando encontramos algún padre que se pregunta: ¿Qué es lo que está
ocurriendo con los jóvenes en el día de hoy? Y uno podría responder a esos padres: “Usted es el
causante de lo que le está ocurriendo con sus propios hijos, no hay ninguna duda en cuanto a
eso”. Ahora, con esto no queremos decir que cada padre es un fracaso si sus hijos se han
apartado. Muchos de ellos se apartan pero luego regresan al Señor si han recibido la instrucción
apropiada en el hogar, y uno nunca debería desanimarse si algo así ocurre en su propia familia.

Dijimos entonces que el libro de Proverbios nos cuenta una historia. Y que este joven que
se menciona aquí descubre que hay dos escuelas que están en pugna tratando de lograr que él
vaya con una de ellas. Es como si él hubiera recibido los catálogos de la universidad digamos,
indicándole los beneficios que puede recibir al asistir a una de ellas. Una de estas escuelas es
conocida como la universidad de la sabiduría. La otra es conocida como la universidad para los
insensatos.

Ahora, en el capítulo 8, vamos a ver a un joven. Él va a la academia de la sabiduría – la


universidad de la sabiduría – y allí él aprende en Proverbios. En los capítulos 10 al 24, el joven
se encuentra en el aula de la sabiduría. Y este es un libro que es de mucha ayuda en especial
para los jóvenes.

En cierta ocasión un creyente que tenía por oficio el de joyero, logró que la sociedad bíblica
hiciera una versión especial del libro de Proverbios con una cubierta muy atractiva. Era de color
oro y, ciertamente, esto es algo que un joyero quisiera hacer, y logró pues que este libro fuera
muy atractivo. Y este hombre regalaba copias del libro de Proverbios de a miles a los jóvenes
con los cuales él se encontraba. Cuando él tenía que hablar en algún lugar al finalizar su
disertación siempre entregaba copias del libro de Proverbios a los jóvenes.

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Bien, siguiendo adelante podemos decir que los consejos que se presenta en este libro de
Proverbios trascienden todas las dispensaciones. No hay ninguna diferencia si usted está en el
Antiguo o en el Nuevo Testamento, o si se encuentra en la Nueva Jerusalén o en la Antigua
Jerusalén. Este libro es un buen libro para cualquiera – el pequeño libro de Proverbios. Y
quisiéramos poder regalarlo a cada uno de los jóvenes del mundo en el día de hoy. Esto sería
algo maravilloso, en realidad.

Ahora, alguien quizá nos diga: “Pero en este libro no se encuentra nada acerca del
evangelio”. Pero, amigo oyente, vamos a ver algo aquí que le va a sorprender: Aquel de quien
este libro habla acerca de la sabiduría no es ningún otro sino el mismo Señor Jesucristo. El libro
de Proverbios no es una conglomeración de declaraciones sin sentido; por el contrario, es un
libro que sí tiene mucho sentido lo cual podremos comprobar. Esa es definitivamente la forma
como este libro ha sido arreglado y organizado.

Salomón tenía algo que decir en cuanto a esto. Allá en Eclesiastés, capítulo 12, versículo 9,
él dice: “Y cuanto más sabio fue el predicador, tanto más enseñó sabiduría al pueblo; e hizo
escuchar, e hizo escudriñar, y compuso muchos proverbios”. Así es que Salomón estaba
enseñando estos Proverbios aquí.

Vamos a realizar ahora un pequeño examen de este libro de Proverbios. A pesar que nos
encontramos en un programa de cinco años, no podemos pasar demasiado tiempo en este libro
que nos gusta tanto. Podemos destacar ciertas partes de los Proverbios, lo cual haremos más
adelante. Ahora, esto no quiere decir que vamos a hablar de las cosas más importantes o las
más populares, sino aquellas que creemos que para esta clase de ministerio, deberían ser
enfatizadas. Aquí hay algo que hará del libro de Proverbios una experiencia emocionante para
usted: hay un proverbio que es un esbozo en miniatura de cada personaje en la Biblia, y vamos
a sugerir algunos de ellos. Aquí tenemos también algo que lo hace interesante: hay un
proverbio que es apropiado para todos los amigos y conocidos suyos. Y quizás sería mejor que

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usted no les dé a algunos de ellos el Proverbio que es apropiado para ellos. Pero creemos que
existe algunos Proverbios que nos vienen bien a cada uno de nosotros y podemos pasar un buen
tiempo a través de este libro.

Al leer este libro, de vez en cuando usted va a leer un proverbio e inmediatamente pensará de
fulano de tal o de zutano y por cierto que ese Proverbio le cae muy bien, le encaja perfectamente,
lo describe correctamente. Es interesante poder ver que los Proverbios no solamente describen
los personajes de la Biblia sino también nuestros amigos y conocidos en la actualidad. Y esto
nos demuestra, que la Palabra de Dios es un libro que está siempre al día. Eso hace, entonces,
de este libro de Proverbios algo muy interesante. Quizá no le hagan la persona más popular
para identificarlos públicamente, pero aquí los puede ver. Ahora, Salomón escribió 3.000
Proverbios, eso es lo que leímos antes allá en el Primer Libro de Reyes, capítulo 4, versículo 32.
Y aquí tenemos menos de 1.000 Proverbios en este libro, así que podemos ver que no tenemos
todos los Proverbios aquí.
Ahora, la estructura literaria en el libro de Proverbios (y vamos a repetir esto que
mencionamos en cuanto al libro de los Salmos, ya que creemos debemos presentar esto aquí); la
forma literaria de los Proverbios que tenemos ante nosotros es como en coplas, es decir que el
verso que rima con el que le sigue. Se lo ha llamado “paralelismo”, y eso es parte de la poesía
hebrea. Existe tres clases de paralelismos que uno puede encontrar en el libro de los Proverbios
– lo cual es conocido como “paralelismo sinónimo”. La segunda cláusula vuelve a repetir lo
que se dijo antes en la primera cláusula en un forma un poco diferente.

Aquí Tenemos un ejemplo: en el capítulo 19, de este libro de Proverbios, versículo 29,
leemos: “preparados están juicios para los escarnecedores, y azotes para las espaldas de los
necios.” Aquí tenemos un contraste en este paralelismo, o lo que podíamos llamar algo que
contiene antítesis. Una verdad que se declara en la primera cláusula se hace más fuerte o se le
da más énfasis en la segunda cláusula al contrastarlo con una verdad opuesta. Aquí tenemos un
ejemplo en el capítulo 13, versículo 9: “la luz de los justos se alegrará; mas se apagará la
lámpara de los impíos”. Usted puede notar el contraste que existe aquí. Y luego tenemos un

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paralelismo sintético. La segunda cláusula desarrolla más el pensamiento de la primera.
Leamos lo que nos dice el capítulo 20, de Proverbios, versículo 2: “como rugido de cachorro de
león es el terror del rey; el que lo enfurece peca contra si mismo". Como podemos ver es un
libro muy destacado. Y vamos a ver la sabiduría y la insensatez contrastadas en los primeros 9
capítulos.

Luego, más adelante, los Proverbios de Salomón que fueron escritos y organizados por él
mismo, en los capítulos 10 al 24. Los proverbios de Salomón organizados por los hombres de
Ezequías los encontramos en los capítulos 25 al 29. Luego tenemos las palabras o los
obstáculos de Agur, un sabio desconocido, en el capítulo 30. Luego en el capítulo 31, que es el
último del libro de Proverbios, tenemos las palabras de una madre a Lemuel. Y creemos que esa
era Betsabé, la madre de Salomón.

Hoy simplemente hemos presentado la introducción a este libro de Proverbios. Dios


mediante, en nuestro próximo estudio, vamos a comenzar en el texto mismo de este libro.
Mientras tanto, le sugerimos como es nuestra costumbre, leer el primer capítulo de Proverbios
para estar así familiarizado con su contenido y pueda sacar el mayor provecho posible de este
estudio. Será pues, hasta nuestro próximo programa, ¡es nuestra oración que las bendiciones del
Señor contenidas en Su Palabra, sean su más preciado tesoro!

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