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0719
PROVERBIOS
INTRODUCCIÓN
Ahora, el verso principal o clave en este libro de Proverbios, podemos decir que lo
encontramos en el primer capítulo, versículo 7, donde dice, “El principio de la sabiduría es
el temor de Jehová; los insensatos desprecian la sabiduría y la enseñanza”. Hay algunas
características bastante fuera de lo común en este libro de Proverbios de las cuales,
quisiéramos hablar un poco en el día de hoy. Debemos decir que el antiguo Oriente es el
hogar de los Proverbios. Pensamos que Salomón coleccionó muchos de ellos de diferentes
fuentes. Él fue el editor de todos ellos y es el autor de algunos. Eso quiere decir que lo
que tenemos aquí es el registro inspirado de los Proverbios que son de la pluma de Salomón
o de otros autores, a los cuales Dios ha dado su aprobación.
El Dr. Thurtle y otros eruditos han notado que existe un cambio en los pronombres en
este libro de la segunda persona a la tercera persona. Vamos a poder notar esto, digamos
de paso, cuando comencemos a analizar este libro. Las conclusiones a las que arribaron
estos eruditos era que los Proverbios con la segunda persona, le fueron enseñados a
Ahora, es extraño poder notar que en toda esta información antigua que existe en este
libro que contiene cientos de proverbios, ninguno de ellos va contra la ciencia del día de
hoy. Usted no puede encontrar algo así en ninguna otra clase de Escritura. Creemos que
eso en sí mismo debería alertar a cualquier persona que piensa o que es inteligente.
Lo segundo que podemos notar de Proverbios, es que está en un nivel elevado y moral.
Los dichos inmorales que aparecen en otras escrituras, usted no los puede encontrar aquí.
Por ejemplo, Justín Mardor dijo que Sócrates era un cristiano antes de Cristo, lo que por
supuesto sería una imposibilidad. Pero, en realidad, cuando uno lee las escrituras de
Sócrates, uno descubre que él presenta un alto concepto de moralidad, según sus
admiradores. Pero Sócrates también le da instrucciones a las prostitutas de cómo
Ahora, en el libro de Proverbios parecería que existiera una colección de dichos sin
ningún orden en particular o un arreglo preconcebido. Al leerlos, uno piensa que ha
encontrado un libro en la Biblia donde uno puede tomar un versículo por sí sólo y ponerlo
en un cuadro en la pared. Bueno, no creemos que uno pueda hacer eso aun con este libro
de Proverbios. Creemos que este libro nos cuenta una historia, y usted se dará cuente de
eso al estudiarla juntamente con nosotros. En realidad lo que aquí se relata es un cuadro
de un joven que comienza en su vida. La primera lección que él recibe se encuentra en el
versículo 7 del primer capítulo, que como ya hemos dicho es la clave de este libro. “El
principio de la sabiduría es el temor de Jehová; los insensatos desprecian la sabiduría y la
enseñanza”. Ahora, escuche usted lo que dice el siguiente versículo, el versículo 8:
8
Oye, hijo mío, la instrucción de tu padre,
Y no desprecies la dirección de tu madre; (Pro. 1:8)
Usted recordará lo que vimos allá en el libro de Efesios en el capítulo 6, versículo 1, leímos:
“Hijos, obedeced en el Señor a vuestros padres, porque esto es justo”. Esto mismo lo
8
Oye, hijo mío, la instrucción de tu padre,
Y no desprecies la dirección de tu madre; (Pro. 1:8)
Un niño pequeño tiene que comenzar su vida siendo una persona obediente a sus padres.
Allí es donde comienza la vida, digamos de paso, y donde se debe aprender esta importantísima
lección. Podemos decir que hay dos escuelas o pensamientos en pugna por este joven. Él se
crió en su hogar. Él tiene que escuchar lo que dicen sus padres. Ellos son sus primeros
maestros. En realidad, para el niño, la madre y el padre son como un Dios.
Supongamos que usted tenga que realizar un largo viaje, se encuentra en su automóvil con su
esposa y un niño pequeño. A cierta altura del viaje la madre tiene que darle de comer al niño.
Entonces, ella toma el biberón y le da de comer al niño. Luego, el niño se sienta entre el padre y
la madre y se continúa el viaje. Después de andar un rato, el niño se cansa y se apoya en su
papá para dormir. Con esta acción, el niño está demostrando la gran confianza que tiene en su
papá. Y uno puede pensar en ocasiones como esa que podría orar al Señor y decirle: “Señor,
ayúdame a confiar en Ti, mi Padre celestial, de la misma manera en que mi hijito confía en mí.”
Cuando un niño comienza a vivir en un hogar, la mamá y el papá son como Dios para él. Pero
es muy importante que la madre y el padre actúen de la forma en que Dios quiere que ellos lo
hagan. Así es que, en este libro de Proverbios vemos que este joven es enviado a sus padres ya
que en el versículo 8 leemos,
8
Oye, hijo mío, la instrucción de tu padre,
Y no desprecies la dirección de tu madre; (Pro. 1:8)
Pero, un momento. Quizá la madre y el padre no son creyentes. Quizá la madre y el padre
no van a criar este niño como corresponde. Pero Dios dice que ellos son responsables ante Él
por esa tarea.
Dijimos entonces que el libro de Proverbios nos cuenta una historia. Y que este joven que
se menciona aquí descubre que hay dos escuelas que están en pugna tratando de lograr que él
vaya con una de ellas. Es como si él hubiera recibido los catálogos de la universidad digamos,
indicándole los beneficios que puede recibir al asistir a una de ellas. Una de estas escuelas es
conocida como la universidad de la sabiduría. La otra es conocida como la universidad para los
insensatos.
En cierta ocasión un creyente que tenía por oficio el de joyero, logró que la sociedad bíblica
hiciera una versión especial del libro de Proverbios con una cubierta muy atractiva. Era de color
oro y, ciertamente, esto es algo que un joyero quisiera hacer, y logró pues que este libro fuera
muy atractivo. Y este hombre regalaba copias del libro de Proverbios de a miles a los jóvenes
con los cuales él se encontraba. Cuando él tenía que hablar en algún lugar al finalizar su
disertación siempre entregaba copias del libro de Proverbios a los jóvenes.
Ahora, alguien quizá nos diga: “Pero en este libro no se encuentra nada acerca del
evangelio”. Pero, amigo oyente, vamos a ver algo aquí que le va a sorprender: Aquel de quien
este libro habla acerca de la sabiduría no es ningún otro sino el mismo Señor Jesucristo. El libro
de Proverbios no es una conglomeración de declaraciones sin sentido; por el contrario, es un
libro que sí tiene mucho sentido lo cual podremos comprobar. Esa es definitivamente la forma
como este libro ha sido arreglado y organizado.
Salomón tenía algo que decir en cuanto a esto. Allá en Eclesiastés, capítulo 12, versículo 9,
él dice: “Y cuanto más sabio fue el predicador, tanto más enseñó sabiduría al pueblo; e hizo
escuchar, e hizo escudriñar, y compuso muchos proverbios”. Así es que Salomón estaba
enseñando estos Proverbios aquí.
Vamos a realizar ahora un pequeño examen de este libro de Proverbios. A pesar que nos
encontramos en un programa de cinco años, no podemos pasar demasiado tiempo en este libro
que nos gusta tanto. Podemos destacar ciertas partes de los Proverbios, lo cual haremos más
adelante. Ahora, esto no quiere decir que vamos a hablar de las cosas más importantes o las
más populares, sino aquellas que creemos que para esta clase de ministerio, deberían ser
enfatizadas. Aquí hay algo que hará del libro de Proverbios una experiencia emocionante para
usted: hay un proverbio que es un esbozo en miniatura de cada personaje en la Biblia, y vamos
a sugerir algunos de ellos. Aquí tenemos también algo que lo hace interesante: hay un
proverbio que es apropiado para todos los amigos y conocidos suyos. Y quizás sería mejor que
Al leer este libro, de vez en cuando usted va a leer un proverbio e inmediatamente pensará de
fulano de tal o de zutano y por cierto que ese Proverbio le cae muy bien, le encaja perfectamente,
lo describe correctamente. Es interesante poder ver que los Proverbios no solamente describen
los personajes de la Biblia sino también nuestros amigos y conocidos en la actualidad. Y esto
nos demuestra, que la Palabra de Dios es un libro que está siempre al día. Eso hace, entonces,
de este libro de Proverbios algo muy interesante. Quizá no le hagan la persona más popular
para identificarlos públicamente, pero aquí los puede ver. Ahora, Salomón escribió 3.000
Proverbios, eso es lo que leímos antes allá en el Primer Libro de Reyes, capítulo 4, versículo 32.
Y aquí tenemos menos de 1.000 Proverbios en este libro, así que podemos ver que no tenemos
todos los Proverbios aquí.
Ahora, la estructura literaria en el libro de Proverbios (y vamos a repetir esto que
mencionamos en cuanto al libro de los Salmos, ya que creemos debemos presentar esto aquí); la
forma literaria de los Proverbios que tenemos ante nosotros es como en coplas, es decir que el
verso que rima con el que le sigue. Se lo ha llamado “paralelismo”, y eso es parte de la poesía
hebrea. Existe tres clases de paralelismos que uno puede encontrar en el libro de los Proverbios
– lo cual es conocido como “paralelismo sinónimo”. La segunda cláusula vuelve a repetir lo
que se dijo antes en la primera cláusula en un forma un poco diferente.
Aquí Tenemos un ejemplo: en el capítulo 19, de este libro de Proverbios, versículo 29,
leemos: “preparados están juicios para los escarnecedores, y azotes para las espaldas de los
necios.” Aquí tenemos un contraste en este paralelismo, o lo que podíamos llamar algo que
contiene antítesis. Una verdad que se declara en la primera cláusula se hace más fuerte o se le
da más énfasis en la segunda cláusula al contrastarlo con una verdad opuesta. Aquí tenemos un
ejemplo en el capítulo 13, versículo 9: “la luz de los justos se alegrará; mas se apagará la
lámpara de los impíos”. Usted puede notar el contraste que existe aquí. Y luego tenemos un
Luego, más adelante, los Proverbios de Salomón que fueron escritos y organizados por él
mismo, en los capítulos 10 al 24. Los proverbios de Salomón organizados por los hombres de
Ezequías los encontramos en los capítulos 25 al 29. Luego tenemos las palabras o los
obstáculos de Agur, un sabio desconocido, en el capítulo 30. Luego en el capítulo 31, que es el
último del libro de Proverbios, tenemos las palabras de una madre a Lemuel. Y creemos que esa
era Betsabé, la madre de Salomón.