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MARIO ALEJANDRO ILLANES

Nació en Oruro, en 1913. Ante la temprana muerte de sus padres, vivió con sus hermanos en orfanatos
de esa ciudad, insertándose muy joven al trabajo en las minas donde fue barretero y “listero”. Posterior-
mente trabajó como dibujante en la Semana Gráfica, realizando sus primeros ensayos pictóricos que
luego reforzaría en Warisata. En 1938 se exilió en México donde vivió hasta 1946. Allí conoció a los
maestros del muralismo mexicano, recibiendo un reconocimiento público como un gran artista de los
Andes. En 1946 emigró a Nueva York. Su obra fue destacada por Carlos Salazar Mostajo, sin que en el
país se le diera el reconocimiento que merecía, hasta que fue “descubierto” en 1995, en Nueva York, por
una galería de arte que de manera casual encontró su obra entre las posesiones de la familia Ford.
Agradecemos a Cecilia Salazar por las referencias y las imágenes de la obra de Mario Alejandro Illanes que
acompañan al contenido del número 13 de T’inkazos. Éstas fueron publicadas por Carlos Salazar Mostajo
(1978); Bolivian Times (1993) y la página web de A.D. Gatto Fine Arte, en EE.UU.
Con la muestra de la producción de Illanes, T’inkazos cierra su homenaje a los artistas de la Generación
del 52, desarrollado en los tres números de la revista correspondientes al 2002.

Nota: Por un lamentable error, en el número 11 de T’inkazos, en las referencias sobre Miguel Alandia Pantoja, se incluyó un dato
incorrecto reclamado por un atento lector. Este artista nació en Catavi (Potosí), y no en Oruro como se señalaba.

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índice
octubre 2002 AÑO 5 Nº13

Presentación ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ 6 Revista Boliviana de Ciencias Sociales, cuatrimestral


del Programa de Investigación Estratégica en Bolivia
(PIEB)
SECCIÓN I: ESTADOS DEL ARTE, Comité Directivo del PIEB
REVISIONES BIBLIOGRÁFICAS Y Silvia Escóbar de Pabón
Carlos Toranzo
DIÁLOGOS ACADÉMICOS Susana Seleme
Xavier Albó
Claudia Ranaboldo
Gilberto Pauwels
Contar a los indígenas:
Bolivia, México, EE.UU. Consejo Editorial
Rossana Barragán
Pamela Calla
Jean Pierre Lavaud Godofredo Sandóval
Carlos Toranzo
y Françoise Lestage ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ 11
Directora
Rossana Barragán
Comentarios Editora
Nadya Gutiérrez
Alvaro García Linera 38
Diagramado
Carmen Beatriz Loza 43 Rubén Salinas
Graciela Solezzi Pintura de tapa e interiores
y Mariska de Boer ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ 46 Mario Alejandro Illanes

Portada
“Wiracocha danzante”
SECCIÓN II: PROCESOS DE
INVESTIGACIÓN - FORMACIÓN Esta publicación cuenta con el auspicio del DGIS
(Directorio General de Cooperación Internacional del
Ministerio de Relaciones Exteriores de los Países Bajos)

Conducta económica Depósito legal: 4-3-722-98


de los hogares: Impresión
notas metodológicas “EDOBOL” Ltda.

Derechos reservados: Fundación PIEB, octubre 2002


Fernanda Wanderley ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ 53
PIEB
Ed. Fortaleza, p. 6 of. 601. Av. Arce, 2799
Teléfonos: 2432582-2435235
Fax: 2431866
fundapieb@unete.com
www.pieb.org

Los artículos son de plena y entera responsabilidad de


los autores. T’inkazos no comparte, necesariamente,
la opinión vertida en los mismos.

3
SECCIÓN III: INVESTIGACIONES SECCIÓN VI:
RESEÑAS Y COMENTARIOS
Democracia y política en
Berenguer Rodríguez, José. Tiwanaku:
Bolivia: rediscutiendo la
Señores del Lago Sagrado. Chile: Museo
construcción conceptual
Chileno de Arte Precolombino.
Fernando Luis García, Luis Alberto
Por: José M. Capriles ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ 139
García y Luz Mery Quitón 69 ○ ○ ○ ○

De la revuelta campesina Cerrón Palomino, Rodolfo. Lingüísti-


a la autonomía política: ca Aimara. Cusco: Centro de Estudios
la crisis boliviana y Regionales Andinos Bartolomé de las
la cuestión aymara Casas. Biblioteca Oral Andina.

Alberto Zalles ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ 93 Por: Carmen Beatriz Loza ○ ○ ○ ○ 141

SECCIÓN IV: García Linera, Alvaro; Gutiérrez,


HACIA POLÍTICAS PÚBLICAS Raquel; Prado, Raúl y Tapia,Luis.
Pluriverso. Teoría Política Boliviana.
La propuesta de género La Paz: Muela del Diablo
en la agenda estatal
Por: Juanita Roca ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ 144
María Machicado ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ 107

SECCIÓN V: ARTE Y CULTURA


Lehm, Zulema (coord.); Melgar,
Tania; Lara, Kantuta y Noza,
El alma en la plástica Mercedes. Matrimonios interétnicos.
boliviana o la nación Reproducción de los grupos étnicos y
expresionista relaciones de género en los Llanos de
Mojos. La Paz: PIEB.
Cecilia Salazar ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ 127
Por: Alison Spedding ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ 151

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Mario Alejandro Illanes. Autorretrato III (1944)

Wietüchter, Blanca (coord.);


Paz Soldán, Alba María; Ortiz
Rodolfo y Rocha Omar. Hacia una
historia crítica de la literatura en
Bolivia. La Paz: PIEB.
Por: Rubén Vargas ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ 158

SECCIÓN VII:
A LA CAZA DE LIBROS

Bibliografía 2002
Rossana Barragán ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ 163

SECCIÓN VIII:
VENTANAS AL MUNDO ○ ○ ○ ○ ○ 169

T’inkazos virtual ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ 175

Datos útiles para escribir


en T‘inkazos en su formato
regular y en T‘inkazos
virtual ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ ○ 177

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Dinámicas políticas y sociales
Después de las elecciones, cuyos resultados no fueron del todo previsibles, T’inkazos 13 publica tres
artículos sobre la dinámica política y social desde diversas perspectivas. Por una parte, en la primera
sección presentamos un trabajo del conocido investigador francés Jean-Pierre Lavaud, autor de varios
libros sobre Bolivia, quien junto a su colega Françoise Lestage abordan una reflexión crítica y compara-
tiva (además de polémica) sobre términos y conceptos poco explicitados como las categorías étnicas y
raciales, focalizando su atención sobre la “contabilización de los indígenas”. Cuatro reconocidos(as) espe-
cialistas como Alvaro García, desde la sociología y el análisis político; Carmen Beatríz Loza, desde la
historia y las estadísticas; y Graciela Zolezzi y Mariska de Boer, desde la antropología y las tierras bajas,
comentan este trabajo.
Por otra parte, en la sección investigaciones incluimos dos artículos. En el primero, de Fernando Luis
García, Luis Alberto García y Luz Mery Quitón, producto de la Convocatoria Nacional de Jóvenes, se
analiza las corrientes y los aportes sobre la política y la democracia boliviana en las últimas décadas; se
trata de un artículo que sin duda constituirá una importante e ineludible referencia. En el segundo,
Alberto Zalles reflexiona sobre lo que considera la emergencia de un proyecto político autonomista aymara,
un tema central cuando en el Parlamento boliviano actual se tiene una participación numéricamente
importante y autónoma de representantes de partidos que reivindican lo indígena.
T’inkazos 13 ofrece, también, otras temáticas no sólo novedosas sino también relevantes. Fernanda Wan-

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derley, en la sección Procesos de Investigación-Formación, y como primicia de un libro en prensa, aporta con
una reflexión enriquecedora en torno a la relación entre el marco teórico, la metodología e instrumentos
desarrollados en la investigación sobre la conducta económica de los hogares y la relación del trabajo mercantil
y no mercantil en ellos. Cecilia Salazar, en Arte y Cultura, explora la escisión entre racionalidad y subjetividad
en la plástica boliviana; y descubre la obra de un pintor importante, pero poco reconocido: Mario Alejandro
Illanes, cuyos cuadros y murales, además, ilustran el contenido de este número.
La sección Hacia Políticas Públicas se abre, a partir de este número, tanto al análisis de políticas
públicas sectoriales como a la reflexión de quienes, estando en cargos de decisión, han sido responsables
de ellas. El objetivo es nutrir esta sección con la experiencia concreta en torno a la agendación y gestión de
políticas públicas y los desafíos y problemas a los que se enfrentan sus operadores. Retomando el tema de
género, presente en el trabajo de Wanderley, María Machicado ofrece un recorrido sintético sobre la
institucionalidad de las políticas públicas al respecto, reflexionando también en torno a la propuesta de
género en la agenda estatal.
Finalmente, difundimos un importante conjunto de reseñas que abordan publicaciones recientes, las
que son complementadas con una parte de la bibliografía publicada el año 2002.

Rossana Barragán

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Mario Alejandro Illanes. Viva la guerra (1938)
SECCIÓN I

ESTADOS DE ARTE,
REVISIONES BIBLIOGRÁFICAS
Y DIÁLOGOS ACADÉMICOS
10
Contar a los indígenas:
Bolivia, México, Estados Unidos1
Jean-Pierre Lavaud y Françoise Lestage2

Categorías como etnia y cultura, que en principio pare-


cían un progreso en el conocimiento, se han transfor-
mado en los censos y registros en una trampa que in-
troduce clasificaciones abusivas, da continuidad a los
prejuicios y provoca enfrentamientos. Los autores de
este artículo se preguntan: ¿a nombre de qué se identi-
fica y cuenta a los indígenas?

En su reciente libro3, Gérard Noiriel recuerda es quizás por esta razón que no son “prácticamente
oportunamente esa constante de Emilio Dur- jamás definidas por los que las emplean”, contra-
kheim en su obra El suicidio4: “Los sociólogos es- riamente a la categoría “joven”, “pasada bajo el
tán tan acostumbrados a emplear los términos fuego de la crítica”. La misma hipótesis puede
sin definirlos… que les sucede sin cesar dejar una aplicarse para la categoría “indígena”, usada en
misma expresión extenderse, sin intención, del las Américas y fuera, tanto por el común como
concepto al que apuntaba primitivamente o al por la literatura científica y por las taxonomías
que parecía apuntar, a otras nociones más o me- nacionales e internacionales. En efecto, lo menos
nos vecinas”. Observando que las nociones “in- que se puede decir es que su definición plantea
migrado”, “segunda generación”, “asimilación”, un problema. Por eso no abordaremos aquí esa
“integración”, han nacido o han sido reactivadas cuestión de frente. Nuestro propósito consistirá
en Francia, en el seno de polémicas y violentas en exponer, a la vez, cómo se desarrollan las bata-
políticas, Gérard Noiriel emite la hipótesis de que llas del conteo de los indígenas que apuntan a

1 Este artículo ha sido traducido del francés por Liliana Paz Arauco.
2 Jean Pierre Lavaud, de nacionalidad francesa, tiene un doctorado en Letras y otro en Sociología; es autor de numersosas inves-
tigaciones y publicaciones sobre Bolivia referidas a temas diveros, entre ellos el indígena. El 2001 publicó “Essai sur la définition
de l’indien; le cas des indiens des Andes”. En: Gabriel Gosselin et Jean Pierre Lavaud (ed.). Ethnicité et mobilisatins sociales, Paris,
l’Harmattan, que antecede a este artículo. Françoise Lestage es especialista en Etnología y Sociología, y estudiosa del tema de
Identidad y Migración en México.
3 Gérard Noiriel (2001: 221).
4 Emilio Durkheim (1960: 108).

11
forjar imágenes legítimas de la realidad social — no desembocará en una reflexión epistemológica
socioétnica en su caso—, las diferencias conside- relativa a la imputación categorial.
rables a las que estos cálculos llegan según los cri-
terios adoptados; y, por lo tanto, según las defi- EL PROBLEMA DE LA
niciones generalmente implícitas que revelan, las DEFINICIÓN DEL INDÍGENA
simplificaciones, por no decir las caricaturas y
también las máscaras o enredos de esta misma Tratándose de indígenas, los empadronamientos
realidad social a los que conducen. Finalmente, que circulan, fruto de extrapolaciones, de censos
veremos cómo esas batallas están indisolublemen- o de estimaciones, basan su credibilidad, la ma-
te ligadas a apuestas políticas, o si se prefiere, en yor parte del tiempo, en la garantía que supone
qué medida éstas son efectivamente batallas polí- la presencia de universitarios cuyo título basta para
ticas en las que el trabajo del “científico” oscila que se les crea, o de instituciones internacionales
entre el rol de simple técnico y el de consejero o (UNESCO, Programa de las Naciones Unidas
inspirador del príncipe para la construcción del para el Desarrollo, Banco Mundial, etc.) cuya le-
rótulo identitario. Invitamos, entonces, a nues- gitimidad tampoco está puesta en duda. Así, se
tro lector, a un inicio de reflexión sobre el trabajo nos remite a contabilizaciones sin fundamentos
burocrático de asignación identitaria y de fabri- explícitos, como pelotas de ping-pong, acreditan-
cación de la representación categorial concentrán- do la idea de conjuntos indígenas sin dar pruebas
donos en los censos5. Un inicio solamente, ya que verdaderamente convincentes.
si esta presentación permite mostrar mediante la Según Alexia Peyser y Juan Chackiel, miem-
comparación —y desde ese punto de vista la bros del Centro Latinoamericano de Demografía
aproximación a Bolivia, México, Estados Unidos (CELADE), hay, entre las diferentes fuentes, bre-
es particularmente esclarecedora— que la esta- chas tales que los indígenas representan entre el 17
dística oficial está, como lo sostiene Alain Desro- y el 40 por ciento de la población de América La-
zières, “marcada por las formas de la acción pú- tina; siendo las cifras de los censos siempre infe-
blica dominante en un país y en una época”6 ella riores a las de las estimaciones “científicas”7.

5 Desde este punto de vista, los datos y reflexiones que vienen a continuación se aproximan al debate francés sobre el cálculo de
inmigrados y sus modalidades: cf. entre otros, Le Bras (1993,1998); Tribalat (1995); Population nº 3, 1998, y el sitio www-
user.ined.fr-blum/
6 Desrozières (2000: 304).
7 Peyser y Chackiel (1994: 94-119).

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América Latina: Población indígena total
(En millones)

AÑO ESTIMACIONES POBLACIÓN


CENSADA
1940 10.9 a 29.3 b
1960 12.4 c
1970 12.5 j
1978-1980 18.8 d 20.6 e 26.3 f 34.2 g 15.7 j
1990 36.6 h 39.9 i 17.4 j

a Steward, J. Handbook of South American Indians, Vol. 5 y Marino, A. (s/f ), Handbook of Middle American Indians, Vol. 6 en
Mayer y Masferrer (1979).
b OIT (1953), Condiciones de vida y trabajo de las poblaciones indígenas de América Latina, en Mayer y Masferrer (1979).
c Instituto Interamericano Indigenista (1962), Anuario Indigenista, Vol. 22, en Mayer y Masferrer (1979).
d Maletta, H. (1981), “Comentarios y ajustes sobre población indígena en América en 1978”. América Indígena, vol. 11 No. 3.
México.
e Rodríguez y Soubie (1978), “La Población Indígena Actual en América Latina”, Revista Nueva Antropología, Vol. 3, nº 9, en
Mayer y Masferrer (1979).
f Mayer y Masferrer (1979).
g Gnerre, M. (1990), Indigenous Peoples in Latin America. The International Fond for Agricultural Development. Working Paper
No. 30. Roma.
h Thein Durning, A. (1992) “Guardians of the Land: Indigenous Peoples and the Health of the Earth”. Worldwatch Papers No.
112. Worldwatch Institute. Washington D.C.
i Jordán Pando, R. (1990) Poblaciones Indígenas de América Latina y el Caribe. FAO-Instituto Indigenista Interamericano (III).
México.
j Población estimada a partir censos sin corrección (cuadro 2). Ciertos valores han sido intrapolados y otros extrapolados. Para el
Ecuador no existen datos, la estimación ha sido hecha a partir de Maletta (1978), considerando que esas estimaciones son
generalmente las que más se aproximan a las cifras de los censos.

Sin embargo, y a pesar de que los dos autores en cuenta en los censos; una subestimación que
apuntan al hecho de que estas disimilitudes se para ellos no tiene lugar a dudas.
deben a definiciones implícitas variadas, que im- Adelantan, como prueba, la mala cobertura
plican el uso de indicadores distintos —lengua de las zonas periféricas por los empadronadores y
hablada, auto-identificación o localización geo- añaden el hecho de que cuando se utiliza el indi-
gráfica—, esto no los conduce a cuestionarse so- cador de la lengua hablada, los niños menores a
bre la legitimidad de tales operaciones. En efec- seis años no son contabilizados. El argumento
to, su propósito consiste, por un lado, en inter- técnico del mal conocimiento de los confines es
pretar la dinámica demográfica de esos conjun- impecable y sin duda conduce a una subestima-
tos indígenas (fecundidad, mortalidad...) sobre ción del número de indígenas; pero, ¿es acaso cier-
la base de dudosas cifras de las que disponen y, to que su porcentaje en relación a la población
por otro lado, en argumentar la hipótesis de una global puede verse afectado considerablemente?
subestimación de la población indígena tomada En cuanto a la población menor a seis años, pasa

13
algo similar si se razona en cifras absolutas y por- miembro de un subconjunto social aislable cuya
centajes. Sin embargo éstas son, una vez más, dis- cultura es el marcador.
cusiones técnicas que eluden por completo la En efecto, a la rotulación político-adminis-
cuestión de fondo: ¿a nombre de qué se identifi- trativa de la época colonial no le sucede directa-
ca a niños menores a seis años con un mundo mente la rotulación o etiqueta cultural. En el in-
indígena o blanco? Por interesante que sea, este terin predominó una rotulación racial muy en
artículo de síntesis no provee el menor esbozo de boga al terminar el siglo XIX que prevaleció has-
una definición clara del indígena ni incita a nin- ta la Segunda Guerra Mundial. Algunos analistas
guna reflexión argumentada sobre el tema. utilizan también el término de etnia para enfati-
Escribimos en ocasiones anteriores, después zar una distinción cultural más que racial. Sin
de otros8, que no era posible dar una definición embargo, como lo ha apuntado muy acertada-
objetiva del indígena, cualesquiera que fuesen los mente Julian Pitt-Rivers: “Esta figura no es del
criterios que se tomen9. No volveremos en esta todo satisfactoria, ya que hace de la ‘raza’ una cues-
ocasión a realizar esta demostración. Sin embar- tión de cultura, cuando se trata en realidad de
go, en la mayor parte de los casos es a partir de una cuestión de relación social”11. Era también la
esos criterios que el número de indígenas ha sido tesis, más antigua aún, de Charles Wagley quien
evaluado. Después de los años 1950, los criterios había forjado el concepto de “raza social” para
son más bien culturales. ¿Será necesario recordar, designar a “un grupo o una categoría de personas
una vez más, que ése no ha sido siempre el caso? que no puede definirse más que de manera social
Durante la colonia, “la relación indio/no indio y no biológica... aun si las palabras que le sirven
no se plantea más que en términos prácticos de de rótulo puedan haberse referido originalmente
explotación; jamás fue abordada... en términos a características biológicas”12.
que no fueran político-administrativos”10. En ese La sustitución del término raza por el de cul-
entonces era importante contabilizar a los indí- tura o de etnia no cambia en el fondo nada, ya
genas porque pagaban el tributo o porque se im- que para los dos autores el indígena no podía ser
ponían cuotas de la población, así designada, para definido sin tomar en cuenta, en primer lugar, su
trabajos forzados, especialmente en las minas posición social en un conjunto más vasto; y, en
(mita). El que recientemente se haya tomado en segundo lugar, las relaciones que lleva con los no
cuenta el criterio lingüístico y la manera de ves- indígenas que, al menos en los Andes, no están
tir, nos lleva a la idea de que la indianidad es ante solamente representados por miembros de un
todo (e incluso se resume y se manifiesta por) polo blanco hispánico designados como españo-
una cultura propia o específica: el indígena es les, blancos, criollos, vecinos, mistis... según los lu-

8 Mörner (1971).
9 Lavaud (2001: 41-65). Sobre el tema, ver también la puesta al día esclarecedora de Malengreau (2000: 57-66). “La designación
de los habitantes del mundo andino, como la de los grupos o la de las divisiones en las que se inscriben, reflejan una realidad
sociológica e histórica compleja y móvil”, escribe, y añade que “la terminología con connotación étnica de alcance nacional,
refleja (entonces) un doble criterio de origen y de status social, permitiendo este último criterio revisar contradictoriamente el
origen, fijado por definición” (Ibid.: 58).
10 Reissner (1982: 33).
11 Pitt-Rivers (1971: 3-31).
12 Wagley (1959: 403-417).

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gares; sino, también, por intermediarios que son delicados y a las comparaciones imposibles entre
los mestizos, cholos, indígenas refinados... Fernan- una época y otra, y entre un lugar y otro.
do Fuenzalida expresa al respecto: “Hay una gra- Julian Pitt-Rivers proporciona una excelente
duación fenotípica, social y cultural que corres- ilustración sobre estas dificultades en el caso de
ponde a una escala de status. Sin embargo, el sta- Guatemala. En 1940 hubo un intento de utilizar
tus del mestizo o del indígena no proviene de una la apreciación física de la raza para separar y enu-
cierta configuración de rasgos cuya consecuencia merar a los indígenas, mestizos, negros, blancos
sería un rol dominante o de subordinación. Es la y orientales. Fue un fracaso reconocido. Conse-
situación inversa la que corresponde a la reali- cuentemente, antes del censo de 1950 se llevó a
dad: es la posición extrema o media en la cadena cabo una reflexión para decidir la definición del
nacional de subordinación, la que determina el indígena que debía adoptarse. Se descubrió, en-
status y la subcultura de un grupo y de un indivi- tonces, que los criterios utilizados para identifi-
duo”13, lo que implica que no existe una “cultura car a un indígena variaban de una ciudad a otra.
del mestizo” o una “cultura del indígena” que En un caso, era la forma de vestir, en el otro la
puede ser aislada y definida independientemente lengua y, en el otro, el estilo de vida. Recono-
de sus contextos locales14. ciendo esta dificultad, los promotores del censo
De igual manera, François Bourricaud insis- ordenaron a los encuestadores fundar su decisión
tió en el hecho de que los grupos indígenas no “en el sistema social en el que la persona se man-
son autónomos: “Se inscriben en una red de rela- tuvo en el lugar en el que fue contada. En las
ciones que los unen a los no-indígenas. Se inser- pequeñas comunidades hay una cierta opinión
tan en un sistema de relaciones por las cuales par- pública que califica a un individuo como indio o
ticipan en la sociedad global. Sin embargo, sien- como ladino. Por esa razón, la toma de datos del
do esas relaciones desequilibradas y sus aspectos censo fue confiada, en lo posible, a miembros de
desiguales, su unión a los no-indígenas y su par- la comunidad local que conocen bastante bien la
ticipación en la sociedad global se dan en depen- manera en que la gente está clasificada ahí”16.
dencia. Y es en el seno de esa situación de depen- Este censo asume, entonces, que la califica-
dencia que se definen como indígenas”15. Subra- ción de indígena es social y que se distingue de
yarlo nos remite a decir que las definiciones de las características culturales. Provee, sin embar-
indígena no son constantes ni en el tiempo ni en go, toda una serie de datos sobre la lengua habla-
el espacio, lo que hace a los empadronamientos da en casa, la vestimenta, las formas de alimenta-

13 Fuenzalida Vollmar (1971: 79).


14 Fuenzalida (1971: 63). Marie-France Houdart-Morizot, quien investigó en los Andes peruanos, en Cuenca, muestra claramen-
te, basada en la lectura de registros, que “tal familia española” al finalizar el siglo XVIII, es considerada en la actualidad como la
más india, mientras que tal otra, indígena hace dos siglos, es parte hoy día de la” “gente decente”, lo que prueba que “un blanco
puede volverse indígena si de dominante se convierte en dominado; puede quedarse blanco a pesar de la miscegenación con
elementos indígenas, si ha logrado mantener su posición de dominación” (Houdart-Morizot, 1976: 149-153). El hecho no
había escapado a los observadores sagaces, como el político y ensayista boliviano Tristán Marof, quien escribió en 1934: “Blancos
son todos los que tienen una fortuna en Bolivia, los que gozan de influencias y ocupan cargos ejecutivos. El mestizo o el indio
enriquecidos, aunque tengan la tez aceitunada, se consideran blancos” (Marof, 1934: 85).
15 Bourricaud (1967: 334-335).
16 Pitt-Rivers (1971).

15
ción, la asistencia a la escuela que pueden ser cru- habría que considerar otros criterios? ¿Cuáles?
zados con la etiquetación de indígena así obteni- Asumamos que se hubieran planteado real-
da, confirmando el hecho de que no hay una co- mente estas preguntas y que se hubieran resuelto
rrelación directa (straightforward) entre ese rótu- realmente todos estos problemas epistemológicos.
lo y los rasgos culturales supuestamente indíge- En otros términos, a pesar de que no es la tesis
nas. defendida aquí, admitamos tener excelentes ra-
Comprendámonos bien, sin embargo, sobre zones para considerar a la lengua como un buen
lo social, que no puede reducirse a características marcador o el mejor marcador de la identidad.
simples observables y contabilizables. Indígena no Innumerables y temibles problemas técnicos sub-
equivale a campesino, a rural o a pobre, por ejem- sisten. Ocurre, de hecho, que se pueden conocer
plo. Por cierto, una mayoría de los que son deno- y hablar varias lenguas. De ahí las distinciones
minados así viven en el campo y son campesinos entre lengua del hogar y lengua de uso público,
pobres. Pero el censo guatemalteco mencionado lengua materna y lengua oficial, lengua primaria
por Julian Pitt-Rivers muestra que el 5 por cien- y lengua secundaria. De ahí las más agudas pre-
to de los propietarios de tierras de 111 acres o guntas de los encuestadores para distinguir di-
más son considerados como indígenas. Es decir, versos espacios de uso y conocimiento de las len-
que tampoco es posible asimilar el grupo de in- guas. Pero la resolución del problema técnico, el
dígenas a una clase o un estrato social. Es en la conocimiento del bi o del multilinguïsmo, trae
relación social, aquí y ahora, que la categoriza- más problemas de los que resuelve. Efectivamen-
ción toma sentido. te, estamos ubicados frente al siguiente dilema:
¿deben los bilingües y los multilingües ser o no
LOS CÁLCULOS BASADOS EN EL considerados como indígenas? Se pueden tomar
CRITERIO LINGÜÍSTICO diversos puntos de vista que concluyen en el caso
del censo boliviano de 1992 en una diferencia
¿Qué suponen los actuales conteos de los indíge- extrema de 1 a 5.
nas basados en el criterio lingüístico? Inicialmente
un corte entre diferentes culturas o etnias com- Saben solamente una lengua originaria 11,5 %
prendidas en un conjunto social más amplio, sin Saben una lengua originaria 58,9 %
que se sepa verdaderamente lo que debe enten- Saben castellano 87,4 %
derse por esos conceptos. En un libro clásico, A.L. Saben solamente castellano 41,7 %
Kroeber y C. Kluckhon repertoriaban, a inicios
de los años 5017, más de un centenar de defini- En un caso, los indígenas constituyen una
ciones del concepto de cultura. ¿En cuál inspi- población muy minoritaria del país (11,5 por
rarse? ¿Y se tomarán en cuenta las subculturas? ciento), en el otro, se vuelven mayoritarios (58,9
¿Se analizarán y cuestionarán las relaciones de un por ciento).
conjunto cultural en relación a otro, o de un sub- Decimos diferencia extrema, ya que se puede
conjunto al conjunto? En síntesis, ¿cuál es la le- ser más puntilloso o sagaz preguntándose cuál es
gitimidad de esos cortes? ¿Será el idioma la ex- la lengua materna o hablada en el hogar, y consi-
presión sintética y emblemática de la cultura? ¿No derar, por ejemplo, como indígenas tanto a los

17 Kroeber y KlucKhon (1952).

16
que no hablan más que una lengua nativa y a los por ciento al menos de los habitantes hablaba una
que la hablan en casa en la intimidad. El cálculo lengua nativa en el primer caso; de 30 a 69 por
le quitaría el carácter de indígena a los que prac- ciento en el segundo, y menos del 30 por ciento
tican las lenguas nativas sin hablarlas en casa, para en el último. Añadiendo el número total de ha-
el comercio por ejemplo, lo que reduciría la bre- bitantes de las localidades de las dos primeras ca-
cha de los porcentajes. tegorías al número de hablantes en lengua indí-
Estas discusiones técnicas agitan a los orga- gena de las localidades de la última categoría, el
nismos empadronadores: es el caso de México, INI obtuvo, en 1993, un total de 8.701.688 in-
donde esfuerzos considerables tanto intelectua- dígenas, es decir, el 10,7 por ciento de la pobla-
les como financieros se desplegaron para realizar ción total. A pesar de todos esos resultados no
el cálculo de la población indígena y responder a siempre suscitaron unanimidad. En 1994, el INI
la insatisfacción de los partidarios de su subesti- intentó una última precisión a partir de los datos
mación. Después de 1980, el Instituto Nacional del censo considerando como indígenas a todos
de Estadísticas, Geografía e Informática (INE- los ocupantes de domicilios particulares cuyo jefe
GI), encargado de esta tarea, modificó los indi- de familia o cónyuge hablaba una lengua nativa,
cadores utilizados en cada censo. En esa época se contabilizando además a los individuos aislados
tomaba en cuenta a las personas de más de cinco que hablaban una lengua indígena en hogares
años que hablaban una lengua india18. En 1990, donde el jefe de familia o su cónyuge no la habla-
el INEGI añadía una segunda variable, incluyen- ban. Se alcanzaba así al 10,5 por ciento de la po-
do a los niños de cero a cuatro años que vivían en blación total, es decir un poco menos que en el
un hogar cuyo jefe de familia hablaba una lengua cálculo precedente. El INI consideró entonces
nativa, obteniendo así 6.411.972 indígenas; es cerrado el debate hasta el censo del 2000, año en
decir, alrededor del 7,5 por ciento de la pobla- el que se plantearon nuevas preguntas sobre la
ción total19. En este tema, con la ayuda de un autoidentificación21.
organismo internacional20, el Instituto Nacional Este laboratorio culinario que tiene por ob-
Indigenista (INI), organismo gubernamental jetivo responder a las críticas de subestimación
exclusivamente consagrado a las políticas socia- aumentando el total de la población indígena,
les hacia los indígenas y al estudio antropológico pretende ser científico: está justificado y argumen-
de esas poblaciones, intentaba pulir el cálculo tado. Cada cálculo o cada construcción de nue-
permitido por los datos del censo, tomando en vos cuadros se funda sobre lo que se presenta
cuenta las localidades donde residía al menos una como hipótesis, basadas todas en la validez del
persona hablante en lengua “indígena”. Las clasi- indicador de la lengua hablada, pero cruzando o
ficaba en tres categorías: las “localidades eminen- comparando otras variables como la localidad o
temente indígenas”; las “localidades medianamen- la vivienda. Sus promotores subrayan las condi-
te indígenas” y las “localidades con población ciones particularmente irreprochables de estas
indígena dispersa”, donde respectivamente, el 70 operaciones: una pluridisciplinariedad de la que

18 El término utilizado en México para designar a los indios es el de indígena.


19 Es decir 5. 285. 347 adultos y 1. 129 .635 jóvenes niños de cuatro años o más.
20 El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, PNUD.
21 Osorio y Mondragón (2000).

17
Mario Alejandro Illanes. Roturando la tierra (Detalle de mural de Warisata)

18
se felicitan; un diálogo permanente entre el orga- ubicados frente a la cuestión espinosa (pero
nismo empadronador, la institución indigenista ineludible) de la definición del indígena. Si no es
y los investigadores; una garantía internacional posible dar una definición objetiva y en conse-
(el Programa de las Naciones Unidas para el De- cuencia efectuar un cálculo según criterios tam-
sarrollo). Pero en ningún momento se discute o bién objetivos, ¿es acaso probable hacerlo toman-
se pone en duda la utilización del criterio de la do como punto de partida una definición subje-
lengua hablada, considerada como “única fuente tiva?
demográfica de confianza”. Este ejemplo es re-
presentativo de los esfuerzos de los investigado- LOS CÁLCULOS BASADOS EN LA
res para llegar a cifras que serán aceptadas por la AUTOIDENTIFICACIÓN
mayoría de las personas y por los organismos in-
teresados en el tema. Desde este punto de vista, los censos efectuados
Por cierto, si no se pone en duda el postula- en Estados Unidos proveen valiosas indicaciones
do según el cual la lengua es un criterio válido, el ya que cada sujeto es invitado a clasificarse en
procedimiento sigue paso a paso las etapas del una categoría racial desde 1960. Antes, los en-
razonamiento de las ciencias sociales, construye cuestadores ponían a las personas interrogadas en
hipótesis, compara los puntos de vista de las di- una categoría racial, de acuerdo a su criterio. En
ferentes disciplinas utilizando los instrumentos 1990, entre las cinco categorías de clasificaciones
del demógrafo y del antropólogo. Llega incluso a posibles, encontramos la de American Indian; a
rechazar la nueva definición cultural que se en- la que se suman: blancos, negros, asiáticos e his-
cuentra en la Convención 169 de la Organiza- pánicos. Según las indicaciones del U.S. Census
ción Internacional del Trabajo (OIT), en los Bureau, las cuatro primeras categorías están cla-
acuerdos de San Andrés con los zapatistas y en el ramente identificadas como “razas” y definidas
proyecto de la nueva Constitución mexicana, a de la siguiente manera: “Generalmente reflejan
saber: “poblaciones que habitaban el país en la la definición social de raza reconocida en este país.
época de la conquista o de la colonización (...) y No pertenecen a criterios biológicos, antropoló-
que conservan sus propias instituciones sociales, gicos ni genéticos”23. La quinta, hispánica, no de-
económicas, culturales y políticas, o parte de signa una “raza” sino una “noción transcultural”24
ellas22”; una definición “inadaptada para una que fue utilizada por primera vez en 1970; y re-
mejor comprensión de las condiciones económi- mite al origen sociogeográfico de la persona: “he-
cas y sociales (de los indígenas)” desde el punto rencia, grupo de nacionalidad, linaje o país de
de vista de los autores, pero allí se quedan. nacimiento de los padres o ancestros de la perso-
Es evidente que el problema planteado no es na antes de su llegada a los Estados Unidos”25.
para nada técnico. Nos encontramos, una vez más, Esta categoría es presentada en un lugar distinto

22 Embriz y Ruiz se refieren a M. Gómez, Derechos indígenas, Lectura comentada del Convenio 169 de la Organización Interna-
cional del Trabajo, México, INI, 1995: 27; Acuerdo de Concordia y Pacificación con Justicia y Dignidad, celebrado en San
Andrés Larraínzar, Chiapas, México, INI, 14.01.1996, p. 38; Iniciativa de Reformas Constitucionales en Materia de Derechos
y Cultura Indígena enviada a la Cámara de Senadores por el Ejecutivo Federal el 15 de marzo de 1998: 7.
23 Cf. http://www.census.gov/Press-Release/www/2001/raceqandas.html.
24 Lacorne (1997: 289).
25 Cf. http://www.census.gov

19
en los formularios26. Las personas deben escoger se vieron en la imposibilidad de marcar una casi-
una de las cuatro “razas” mencionadas respon- lla ya que su “raza” (mestiza) no estaba prevista?
diendo a la siguiente solicitud: “llene un círculo Finalmente, si el 97,6 por ciento de los cen-
que corresponda a la ‘raza’ a la que piensa perte- sados escogió una sola raza, el 2,3 por ciento es-
necer”. cogió dos (es decir, más de seis millones de per-
En el año 2000, el censo retoma la distin- sonas) y el 0,2 por ciento tres o más razas (alrede-
ción entre grupo “racial” y grupo “étnico”. Pero dor de 450.000 personas)27, de todas las regiones
en lugar de constreñir a cada individuo a identi- y los grupos de edad: 5 por ciento entre los Blac-
ficarse con una de las razas previstas —White, ks, 6 por ciento entre los Hispanics, 14 por ciento
Black, American Indian y Native Alaskan, Asian, entre los Asians, 40 por ciento entre los American
Native Hawaian y Pacific Islander, Some other Indians. Y, sobre todo, subraya Tamar Jacoby28,
race—, se le deja toda la libertad para declarar su en la ciudad de Nueva York y en las zonas pobla-
identificación con más de una de ellas, conside- das de migrantes, la proporción de elecciones
rando la posibilidad extrema de conectarse con combinadas alcanza a un censado sobre cuatro:
todas a la vez. Las formulaciones de las combina- es más, se duplica entre los menores de 18 años
ciones así obtenidas reúnen a las razas separán- en relación a los mayores.
dolas por un punto y coma: alrededor de En el caso de los indígenas, la autoafiliación
800.000 individuos son “White, Black o African desemboca en la multiplicación de su número casi
American”; es decir blancos pero también negros. por cinco, entre 1960 y 2000: de 523.591 pasa-
Podría leerse de diferente manera: son descen- ron a ser alrededor de dos millones y medio (0,9
dientes de parientes blancos y negros, por lo tan- por ciento de la población total), el aumento más
to mestizos, término que sin embargo no se en- fuerte se produjo entre 1970 y 1980. En el 2000,
cuentra nunca en el censo, aunque si figurara con las razas combinadas (india y alguna otra),
como raza habría sido probablemente plebiscita- representan a más de cuatro millones de perso-
da por los mexicanos que, después del inicio del nas (1,5 por ciento), es decir, un aumento del 65
siglo XX, reconocen la existencia de tres razas: por ciento entre 1990 y 2000.
indígena, europea y mestiza, esta última repre- Este tipo de contabilización merece eviden-
sentante del arquetipo mexicano en el país, aún temente una discusión. Primer apunte: si efecti-
hoy en día. Se pueden plantear, además, pregun- vamente nos propusiéramos una búsqueda socio-
tas sobre la reticencia de los hispánicos frente a lógica sobre la autoafiliación o designación étni-
las categorías propuestas en el censo estadouni- ca —aquí empleamos voluntariamente el térmi-
dense del año 2000: 42 por ciento de ellos no se no étnico en el sentido amplio de pertenencia a
reconocieron y afirmaron ser de otra raza (Some un grupo que puede también ser concebido como
other race). ¿Por qué ese rechazo a entrar en los racial, étnico o cultural—, habría que preguntar-
marcos previstos por la oficina de empadrona- se inicialmente sobre la voluntad de los sujetos
mientos estadounidense? ¿Puede encontrarse una para inscribirse en tal categorización, la impor-
relación con la fuerte presencia de mexicanos que tancia que le otorgan (respecto, por ejemplo, a

26 Lacorne (1997: 228-289).


27 US Census Bureau, Census 2000.
28 Tamar Jacoby (2001).

20
otras formas de identificación), la formulación el origen alemán todavía estaba incluido, pero no
que le dan (más bien racial, étnica, cultural, geo- el inglés: el número de los que se reivindicaban
gráfica), el contexto y la situación de interacción de ascendencia alemana aumentó en un 18 por
en las cuales es producida; la dimensión del (o de ciento (58 millones), mientras que el número de
los) grupo(s) de afiliación; el (o los) nombre(s) los que se reivindicaban de origen inglés dismi-
que se le(s) ha dado. De hecho, aquí se pide a los nuyó en 34 por ciento (33 millones). El origen
encuestados que encajen en el estrecho molde de francés que ha desaparecido entre 1980 y 1990
casillas preestablecidas en número muy limitado. hace que los que se reclamaban como tales dis-
Por consiguiente, esta forma de contabilización minuyera en un 20 por ciento. No mencionados
no tiene en cuenta a la auto-definición más que en 1980, los Cajuns eran menos de 10.000; men-
aparentemente. Conduce, de alguna manera, a cionados en 1990, se convirtieron en 668.00030.
una autodefinición constreñida, o al menos in- Así mismo, entre 1990 y el 2000, una parte
ducida. de los Colombianos y los Dominicanos de Nue-
En segundo lugar, la autoafiliación, en este va York ha desaparecido. Se ignora si se trata de
caso sobre la base del llenado de cuestionarios un traslado masivo o de las consecuencias de una
dirigidos por el correo, da lugar a resultados que modificación del formulario en cuanto a las op-
invitan a “la sospecha más grande”29. Por un lado, ciones del origen “étnico”, en realidad geográfi-
son varios los que no responden a la pregunta co. En 1990, como en el año 2000, los que se
sobre la raza (casi siete millones en el año 2000). reivindicaban hispánicos o de origen latino tenían
Por otro lado, se puede ver la importancia extre- opción entre cuatro categorías: Mexican American,
ma de la etiquetación de las preguntas sobre Puerto Rican, Cuban o Some other Spanish-Hispa-
autoafiliación —y, al mismo tiempo, la fragili- nic group. Mientras que en 1990, el documento
dad y la débil credibilidad de los resultados—, especificaba cuáles podían ser los subgrupos in-
considerando las respuestas a un largo cuestiona- cluidos en la última categoría (“Argentinos,
rio sobre la ascendencia, enviado a una muestra Colombianos, Dominicanos, etc.”); en el año
de 17 por ciento de los hogares, tanto en 1980 2000 esta precisión tenía que ver con el espíritu
como en 1990. Una de las preguntas estaba for- de iniciativa de cada encuestado. En consecuen-
mulada así: “¿Cuál es la ascendencia de la perso- cia, muchos no marcaron la casilla otro grupo his-
na?” (censo de 1980); después, “¿Cuál es la as- pánico ni mencionaron su subgrupo de pertenen-
cendencia o el origen étnico de la persona? (cen- cia.
so de 1990). Seguían ejemplos de respuestas po- El orden de las preguntas también tiene su
sibles: Afroamericano, Ecuatoriano... importancia y puede afectar y sesgar los resulta-
El censo de 1980 daba como ejemplo los orí- dos. Considerando el censo estadounidense del
genes alemán e inglés: cada uno produjo más de año 2000, un cambio en el formulario con rela-
49 millones de respuestas. En el censo de 1990, ción a 1990 podría explicar el origen del aumen-

29 Teitelbaum (2001: 228).


30 Teitelbaum (2001: 228). Conclusiones similares pueden ser emitidas a partir de la lectura de censos canadienses entre 1971 y
1996, en los que la pregunta sobre el grupo étnico o cultural de origen varía de un cálculo a otro, lo que hace decir a A. Spire y
D. Merllié: “Así, después de una ya importante evolución de los orígenes declarados entre 1971 y 1991, los canadienses han
cambiado masivamente de ancestros, convirtiéndose mayoritariamente... de origen canadiense” (Spire y Merllié, 1999).

21
to de los American Indians así como la definición que una variación apenas velada de las cinco ra-
de esta “raza”. Esta variación y sesgo tiene que zas identificadas en el siglo XIX por los detento-
ver con un desplazamiento de la pregunta rela- res del darwinismo social: los blancos, los negros,
cionada con la hispanidad31. Mientras en 1990 los amarillos, los morenos, los rojos”33. En efec-
se encontraba después de la pregunta sobre las to, admitiendo el “uso social” de que el que tiene
razas —y por lo tanto, después de la afiliación la menor gota de sangre negra es negro, esta no-
con los American Indians—, en el 2000 ha sido ción de raza implica claramente un fundamento
ubicada antes. Los censados precisaron inicial- genético o biológico que la tipología propuesta
mente que venían de un país latinoamericano y retoma sino explícitamente —ya que se defiende
satisfacieron así su identificación nacional antes de ésta—, al menos implícitamente. En cuanto a
de llegar a la pregunta sobre la “raza”, en la que se la etnicidad que se aplica aquí solamente a la di-
sentían más libres de escoger la pertenencia a los cotomía “hispánico o latino” o “no hispánico o la-
indios americanos. Así, invirtiendo el orden de la tino”, permite contabilizar a los “morenos” (o co-
elección de las identificaciones —en el año 2000, brizos) que deben también, sin embargo, ubicar-
origen geográfico y nacional en primer lugar, y se en uno de los conjuntos raciales, pero que re-
“raza” en la terminología del censo en segundo chazan hacerlo como se ha visto más arriba.
lugar—, los cuestionarios permiten la aparición Al final, entonces, la elección de contabilizar
o el aumento de ciertas “razas” o “etnias”. a los individuos de acuerdo a su apariencia exte-
Todas estas observaciones nos remiten nue- rior, en el caso, su color de piel —o más bien de
vamente a la nota precedente. No se vuelven a invitarlos a hacerlo según esos criterios—, no obe-
encontrar en estos cuestionarios más que (las) dece a ninguna justificación científica posible. Se
características étnicas o raciales que se han intro- trata, claramente, de una elección política deli-
ducido más mal que bien. berada, encubierta desde los años 70 por una
A instancia de Claude Dubar32, conviene con- buena intención: implementar dispositivos que
cebir a la identificación como resultante de “ac- permitan favorecer a las minorías, víctimas de dis-
tos de atribución identitaria por instituciones o criminación en el pasado34. Son diversos disposi-
agentes en interacción con el ‘individuo’” por una tivos que van desde el establecimiento de circuns-
parte, y de “actos de pertenencia que expresan la cripciones electorales hasta políticas educativas y
identidad para sí” por otra. En este caso, es la de empleo, pasando por ayudas económicas.
institución US Census Bureau la que propone Resulta, sin embargo, que incluso bajo la co-
una forma de clasificación por conjuntos racia- bertura de políticas “afirmativas”, la rotulación y
les. Lo menos que se puede decir es que esta cla- etiquetación aquí utilizada contribuye a cuajar,
sificación, poco precisa y borrosa, no es realmen- perpetuar y popularizar una visión racial del
te tal. Como subraya Denis Lacorne, “las cinco mundo social. Ésta no sólo es científicamente
categorías privilegiadas no son en el fondo más insostenible sino que cubre el constante movi-

31 Pregunta si la persona censada estima ser Hispánica o Latina, es decir, haber nacido o tener ascendientes nacidos en un país en
el que la lengua hablada es el español.
32 Dubar (1991: 114).
33 Lacorne (1997: 289). En 1990: White, Blacck or Negro; American Indian, Aleut. Eskimo; Asian or Pacific Islander; Some other race.
34 Lacorne (1997: 286).

22
miento de agitación, mezcla, mestizaje biológico electrónicos fueron enviados la víspera del censo,
y cultural que se produce en los Estados Unidos rogando a las personas conservar como identi-
como en otras partes. Pero peor aún, contribuye dad racial la de nativos de Hawaï”36. Los Native
a sostener, endurecer e incluso a forjar fronteras, Americans estaban igualmente preocupados, como
barreras ideales (o cognitivas) fundadas en crite- lo afirma en el mismo periódico la directora del
rios raciales, con todos los estereotipos y los pre- Centro Indio del Sur de California, que no de-
juicios que les acompañan. Como lo dice muy seaba que su gente “sea ubicada en otra catego-
bien Gérard Noiriel, “el hecho mismo de desig- ría”. Los más serenos eran los defensores de los
nar a un grupo social a ‘integrar’ es una manera negros, “un grupo minoritario con menos pro-
de apuntarlo con el dedo incluso cuando se pre- babilidades que los otros de reivindicar más de
tende ayudarlo (...) a causa de la estigmatización una raza”, se leía37. Es de hecho lo que pasó, ya
que implica esta etiquetación”35. que 12,3 por ciento (más o menos 35 millones
de personas) declararon ser solamente “negras”,
LAS BATALLAS POR mientras que 12,9 por ciento (36.500.000 per-
“LA IDENTIDAD MÁS VERDADERA” sonas) combinaron con una otra raza.
A la inversa, otras organizaciones le vieron
En el terreno se observan verdaderas batallas de un provecho inesperado, en particular las de in-
influencia por la paternidad, la autenticidad, la dígenas o neoindios venidos de América hispáni-
conservación del rótulo étnico o “racial”. En los ca, ya que el censo redefinió a los American In-
Estados Unidos, antes del censo del año 2000, dians como “descendientes de pueblos indios de
las organizaciones políticas de las minorías étni- todas las Américas”38, permitiendo la emergencia
cas intentaron influenciar a sus miembros, sobre de los Hispanic Indians. ¿Quiénes son ellos? Mi-
todo a los más poderosos como la National Asso- grantes venidos de México, Guatemala o del Perú,
ciation for the Advanced of Colored People (ne- que prefieren identificarse como indígenas más
gros) o el National Council of La Raza (Latinos), que blancos o de alguna otra raza, pero también
que veían una amenaza real en los estallidos de neoindios estadounidenses como los Puerto-
las “razas”. Estas organizaciones habían aconseja- rriqueños, seducidos por el Movimiento de Res-
do a sus miembros a declararse de una sola raza y tauración de la “nación Taino”, los primeros in-
por lo tanto no utilizar el abanico ofrecido por el dígenas encontrados por Cristóbal Colón, des-
censo, para no arriesgarse enseguida a perder sus aparecidos hace mucho tiempo, pero que reviven
derechos “difícilmente adquiridos”, acordados en en Nueva York desde los años 1980. Gracias a
tanto que minorías (la affirmative action sobre ellos, las filas de American Indians han crecido
todo) ni el poder político conferido por su peso notablemente en relación al censo de 1990: en
numérico. En Hawaï, “una avalancha de correos total 26 por ciento (500.000 personas). Pero

35 Noiriel (2001: 225). Es también la opinión de Rubén G. Rumbaut, profesor de sociología de la Universidad del Estado de
Michigan: “Nos ubicamos nosotros mismos en un impasse. Para combatir la discriminación controlamos la pertenencia racial,
lo que de vuelta, no hace más que fijar y reforzar las categorías raciales”.
36 Cotidiano estadounidense en español, La Opinión del 23 de abril de 2001.
37 La Opinión, ibid.
38 El subrayado es nuestro.

23
mientras que los Native Indians aumentaban en reconocidas por el gobierno federal y trataban con
un 15 por ciento, los Hispanic Indians, práctica- el Bureau Of Indian Affairs. En el año 2000, sola-
mente ausentes del censo precedente, aumenta- mente en California, uno de los Estados en los
ron en 150 por ciento39. que se encuentra actualmente el número más
Sin embargo, todas las organizaciones de mi- grande de indígenas mexicanos, dos tercios de los
grantes indígenas —entre los que están los fun- indígenas censados fueron hispánicos. Desde en-
dadores del Movimiento de Restauración Taino— tonces, los Native Americans temen las inciden-
no estaban de acuerdo en declararse hispánicos, cias de esos nuevos porcentajes en la distribución
“un término poco habitual que sugiere una rela- de los financiamientos. Para los proyectos de las
ción con España”, según un migrante originario reservas es la relación con una tribu la que cuen-
del sur de México que vivía en Fresno, Califor- ta, más que las cifras de los censos. Pero para los
nia, portavoz de una organización india binacio- proyectos fuera de las reservas, los nuevos datos
nal, a la vez mexicana y estadounidense; relación van ya sea a facilitar la obtención de recursos su-
que disgusta a los herederos de los antiguos colo- plementarios o acarrear una distribución diferente
nizados. Y este dirigente añadía, evocando a los a la que existe. A pesar de que un millón seiscien-
migrantes indígenas mexicanos que se iban “a reír tos mil nuevos indios viven fuera de las reservas y
cuando se les dijera que podían identificarse como no pertenecen a tribus, ¿deberá el gobierno fede-
mixtecas o zapotecas”40. Es, en efecto, una extra- ral aumentar sus ayudas a los Native Americans
ña consigna para los migrantes, acostumbrados a en 65 por ciento conforme a la tasa de crecimiento
ser considerados como mexicanos cuando están de esta minoría?41. Cualquiera que fuese la deci-
en Estados Unidos y no como grupos étnicos. sión, provocará conflictos y roces entre los bene-
Una consigna que se ha enfrentado también a las ficiarios, American Indians o Hispanic Indians,
de otras organizaciones mexicanas o latinoame- creando nuevas barreras42. Mientras, los dirigen-
ricanas relacionadas con grupos de presión lati- tes Native Americans aprehenden la rivalidad con
nos, preocupadas por la emergencia de indígenas las organizaciones latinas, bastante más podero-
hispánicos que reforzarían a los Native Americans. sas y eficaces que las tribus indias.
Por otro lado, como señalamos antes para el caso Paralelamente, asistimos a una serie de de-
de los Mexicanos, las categorías de migrantes no bates sobre la identidad “más verdadera” (truest
corresponden siempre a las de los encuestadores, identity) y los “intereses reales” de los Hispanic
de ahí los quiproquos y las confusiones de sentido Indians. Estos conciernen a las organizaciones de
que hacen aún más discutibles los resultados del Native Americans y de migrantes indios que de-
cálculo en “razas” y en “etnias”. berán compartir los financiamientos otorgados
Este repentino aumento de los American In- por los gobiernos y las fundaciones y decidir so-
dians no agrada a los Native Americans. En 1990, bre sus orientaciones políticas; y se extienden
en el conjunto del país, los dos tercios de indios igualmente a los antropólogos que los estudian.
censados eran listados en una de las 300 tribus En este contexto surgen nuevas preguntas: los His-

39 Tilove (2001).
40 Ibid.
41 Tamar Jacoby (2001).
42 Tilove, 2001.

24
panic Indians deben integrarse a los programas de 1990. La pregunta sobre la lengua indígena
de los American Indian Studies (o los mixtecas e hablada por cada miembro del hogar de más de 5
incluso los “aztecas”) aparecidos en el último cen- años (pregunta 12) que ya existía en los anterio-
so, o más bien dejarlos en el de los Estudios Lati- res censos fue planteada en los mismos términos:
noamericanos43? “¿Habla usted un dialecto o una lengua indíge-
Las consecuencias de un cálculo de la pobla- na? Si - No”. ¿Qué dialecto o qué lengua indíge-
ción que pone un fuerte énfasis en las caracterís- na habla usted? ¿Habla también español? Si - No”.
ticas raciales y geográficas de los individuos son Pero, se le añadió una nueva pregunta de “perte-
evidentes; y no satisface más que a un puñado de nencia étnica” y rotulada como sigue: “Es usted
personas, generalmente las más extremistas. Tras- nahuatl, maya, zapoteco, mixteco o de algún otro
torna el panorama social y político, poniendo en grupo indígena? ¿Si o no?” (pregunta 20). Esta
cuestión a los grupos de poder y a los privilegios pregunta ha sido voluntariamente ubicada justo
de cada uno. Erige a las minorías unas contra antes o después de preguntas que tenían que ver
otras, intentando cada una conservar o extender con la escolaridad (13 a 18) y la religión (19), y
su zona de influencia. Conduce a los investiga- no antes o después de la primera para no influen-
dores hacia preguntas ociosas y contribuye, ante ciar las respuestas.
todo, a fabricar y reforzar las diferencias que ya La idea de los que conceptualizaron el cues-
se construyen sin la ayuda de los encuestadores. tionario era la diferenciación entre el criterio ob-
Es evidente, igualmente, que las supuestas jetivo (según ellos) de la lengua, y el subjetivo de
elecciones individuales de los encuestados no son la autoidentificación44; esto con el objetivo de
más que la expresión y el reflejo de negociaciones dejar lugar a la autodeterminación identitaria, ya
y de luchas de influencia en los que se oponen que los que no hablaban ninguna lengua nativa
grupos de presión más o menos poderosos, insti- pudieran, a pesar de todo, declararse indígenas.
tuciones estatales, eventualmente organismos in- Pero la pregunta constriñe a elegir entre las in-
ternacionales. dianidades posibles sin proponer criterios parti-
culares. Podemos preguntarnos sobre la forma en
LA CATEGORIZACIÓN ÉTNICA EN que los encuestados han determinado el grupo
CENSOS EN AMÉRICA LATINA indígena. ¿Tuvieron problemas para percibir lo
que distingue a un “nahuatl” de un “maya” o un
Es, sin embargo, en esa dirección de la afiliación “zapoteco”, si no es otra cosa que su capacidad
subjetiva que América Latina se orienta cada vez para expresarse en una lengua epónima de su “gru-
más. Así ocurrió en México, en el censo del año po indígena” cuando además la lengua y el grupo
2000, en el que se tomó en cuenta este nuevo “étnico” no siempre coinciden? A veces una mis-
criterio provocando un cambio significativo en ma lengua puede ser hablada por dos grupos dis-
la concepción de la indianidad, incluso tomando tintos: los Yaqui y los Mayo del Estado de Sono-
en cuenta que el cuestionario del censo mexica- ra hablan el cahita, pero se diferencian radical-
no del 2000 fue apenas mejorado en relación al

43 Ibid.
44 El resultado del censo hizo aparecer más de un millón de personas que se consideran indígenas pero no hablan una lengua india,
mientras que lo locutores de lenguas indias son alrededor de 7. 500. 000, es decir, 8 650. 750 en total, lo que corresponde al 9
por ciento de la población.

25
Mario Alejandro Illanes. La siembra (Detalle de mural de Warisata)

26
mente desde el punto de vista de la organización que decir respecto a esas elecciones y muestran
social45. A la inversa, las personas que pertenecen interés en contabilizar a un gran número de indí-
a un mismo grupo son hablantes de variantes muy genas y en incitar a los censados a identificarse
alejadas de una lengua que se vuelve ininteligible con éste u otro grupo: las organizaciones políti-
entre ellos: es el caso de los Chontales del Estado cas indígenas y las instituciones estatales, espe-
de Oaxaca “establecidos en dos nichos ecológi- cialmente indigenistas. Las primeras esperan re-
cos muy diferenciados, la montaña y la costa”, forzarse numéricamente a fin de pesar en las rei-
que condicionan su forma de explotación de los vindicaciones y negociaciones con los gobiernos.
recursos46. Es igualmente concebible hablar una El objetivo reconocido de las segundas es el de
lengua y reconocer su pertenencia a otro grupo llevar adelante políticas sociales adaptadas a una
lingüístico: los mismos chontales de la costa, que población discriminada y/o marginalizada48. Pero
hablan una variante de chontal “son fuertemente probablemente es también cuestión de controlar
influenciados por la tradición zapoteca del ist- y de “clientelizar” a esta población. En fin, no se
mo, al punto de preferir definirse como tales”47. puede ignorar que esos cálculos desembocan en
Es evidente que la autodeterminación corre aplicaciones totalmente concretas, para los indí-
el riesgo de hundir a ciertos encuestados en un genas por supuesto (individuos, comunidades y
abismo de perplejidad y pone a los encuestadores organizaciones políticas) y también para los tra-
frente a una serie de subcategorías de individuos bajadores sociales y los funcionarios de la institu-
o de grupos que dicen hablar una lengua y decla- ción indigenista, presentes en cada Estado49, para
ran pertenecer a otro grupo al que habitualmen- quienes los indígenas constituyen un medio para
te se le relaciona con esa lengua, sin que las razo- ganar el pan. Como lo hacen notar Arnulfo Em-
nes de estas declaraciones sean perceptibles en las briz y Laura Ruiz, a propósito de los resultados
solas cifras. del censo de 198050, los funcionarios indigenis-
La pregunta que se plantea más bien es ¿si tas son los más vehementes frente a la “subesti-
uno se reivindica indígena, qué indígena es me- mación” de los indígenas. El ardor de su crítica
jor ser? ¿Hay que valorizar la lengua o el prestigio parece efectivamente ambiguo: puede estar ins-
regional o nacional del grupo que la habla? ¿Cuá- pirado en la preocupación por defender de la
les son las apuestas sociales, económicas y políti- mejor manera posible y representar a la pobla-
cas de tal elección? ción con la que trabajan; como por la de justifi-
En México, dos tipos de actores tienen algo car su empleo en un país en el que el desempleo

45 Bartolomé, 1997.
46 Ibid.: 58.
47 Ibid.: 58.
48 Esta acción es generalmente indirecta, y consiste en aconsejar a las organizaciones y comunidades de aldeas en los proyectos y las
demandas que someten a las administraciones o a los organismos gubernamentales.
49 Con la llegada al poder del PAN, que ha asumido la dirección del país en diciembre de 2000, esto cambia. En el 2001, los nuevos
responsables y funcionarios del INI fueron escogidos preferentemente entre los intelectuales indígenas.
50 “Las críticas provenían de diferentes sectores: indígenas, demógrafos, antropólogos, universitarios y quizá las más virulentas
fueron las de los indigenistas mismos, en particular las de los trabajadores que residían en las comunidades y en las regiones
indias” (Embriz y Ruiz, 2000).

27
comienza a aparecer y donde la pobreza toca a lizaron los niños beneficiarios de esta ayuda? ¿Se
más de cuatro personas sobre diez. La elección ensancharon las filas de los “indígenas” porque el
final del censado depende, entonces, de la confi- presupuesto les estaba destinado? Es una pregun-
guración de los poderes y de los grupos de pre- ta legítima que nos la podemos plantear. En caso
sión locales, así como de los programas de ayuda de duda, esto ayudaría a desconfiar de los cálcu-
económica y social. los realizados por los organismos internacionales
Fuera de los censos oficiales, la incitación a sobre la base de las ayudas que distribuyen de
realizar cálculos “en subida” viene también de los acuerdo a perfiles no siempre respetados.
organismos internacionales que reservan ayudas En Bolivia, en el censo del 2001, cuyos da-
a la población indígena exclusivamente y traba- tos aún son procesados, dos preguntas están des-
jan en concierto con los Estados: hemos visto que tinadas a tener en cuenta la dimensión “étnica y
para hacer esos cálculos, el Instituto Nacional cultural”, como en el caso de México. Una obje-
Indigenista se benefició de la ayuda del Banco tiva: ¿Cuál es el idioma o la lengua en la que apren-
Interamericano de Desarrollo (BID). Esta arti- dió a hablar en la infancia?”; la otra subjetiva:
culación entre las instituciones estatales y los or- “¿Considera usted que pertenece a uno de los
ganismos internacionales anima la inflación de pueblos originarios o indígenas siguientes:
las cifras e incita a jugar con las estadísticas, reto- Quechua, aymara, guarani, chiquitano, mojeño,
madas y citadas después por los investigadores o otro nativo?”. De lo que se trata claramente es de
las organizaciones políticas. Tomemos al Banco poner fin a la “tradicional invisibilidad étnica en
Interamericano de Desarrollo (BID). Hace una las estadísticas” para “asumir los desafíos del de-
década firmó un contrato con el gobierno mexi- sarrollo nacional”52. Tales registros y contabiliza-
cano para asegurar el financiamiento de proyec- ciones permitirían, según el ex vicepresidente,
tos educativos. Una demanda en este sentido le Víctor Hugo Cárdenas, una mejor planificación,
ha sido planteada recientemente por un organis- tanto nacional como regional, y servirían para
mo gubernamental para construir guarderías y combatir la pobreza. Esta relación de necesidad
asegurar una continuidad alimenticia, educativa entre conocimiento “étnico” y desarrollo es rápi-
y de salud para los niños que viven en las zonas damente deducida de la relación inversa, apunta-
de agricultura industrial de Baja California. El da por el Informe de Desarrollo Humano 2000 de
BID estaba de acuerdo en comprometerse eco- las Naciones Unidas, según el cual “las poblacio-
nómicamente frente a un “usuario” específico: un nes indígenas continúan siendo las más privadas
niño de indígena jornalero y migrante. Sin em- de derechos económicos, sociales y culturales,
bargo, entre los niños concernidos en esta deman- tanto en los países en desarrollo como la India,
da pocos eran indígenas. Finalmente, frente a la como en los países industrializados como Aus-
realidad de los hechos (niños sin acceso a la edu- tralia, Canadá y Estados Unidos”. Es evidente que
cación, con riesgo de desnutrición, enfermedad), los registros así establecidos no tienen un efecto
la misión del BID se dejó convencer y destinó mecánico sobre una posible reducción de la po-
varios millones al proyecto51. ¿Cómo se contabi- breza. De lo que se trata, aún si no se ha dicho

51 Entrevista con el director del Programa de Ayuda al Jornalero Agrícola en Baja-California, julio 2000.
52 Víctor Hugo Cárdenas (2000).

28
claramente, es de permitir la elaboración de polí- identificación étnica es reivindicada de manera
ticas de “affirmative action”, para las que se po- desigual y no recubre necesariamente el mismo
drían drenar créditos: el interés de la coopera- significado según la posición de los individuos
ción internacional por tales estadísticas está de en la escala social54.. Su explicación va más bien a
hecho apuntado en el artículo. señalar que han tenido dificultades para respon-
Este tipo de operación no está exenta de in- der porque han sido mal condicionados! Se trata
genuidad o candor —a menos que se trate de ma- entonces de reacondicionarlos, volverlos a poner
licia — de parte de ciertos responsables de la ope- en el camino correcto del “orgullo étnico”: es una
ración. Así, para María Isabel Rivera, las pregun- de las vocaciones asignadas al censo.
tas planteadas permitirán revelar “la verdadera faz Respecto a la lengua de la infancia, la en-
multiétnica y multicultural del país”53. Comen- cuesta no debía mencionar más que una. La for-
tando el censo experimental realizado en junio mulación de la pregunta no permitía tomar en
de 2000 en la provincia Betanzos, esta autora cuenta las situaciones de bilingüismo, mayorita-
constata que las personas interrogadas tardaban rias ahora en el país, que hacen que en muchos
tanto en contestar a la pregunta sobre la auto- hogares, urbanos especialmente, el niño esté in-
afiliación a un grupo etnocultural que los encues- merso, desde su más tierna infancia, en un doble
tadores se dejaban tentar y respondían en su lu- universo lingüístico.
gar, ajustando etnia y lengua hablada en la infan-
cia. Según ella, esta duda proviene del hecho que LOS CÁLCULOS Y LA NOCIÓN
durante cientos de años no ha habido interés en DE MESTIZAJE
la identidad etnocultural, que ésta incluso se ha
ocultado. Sólo una autovalorización de las raíces Es notable, sin embargo, cómo en los Estados
permitiría que los bolivianos respondan con “or- Unidos va tomando fuerza, aunque tímidamen-
gullo” a esta pregunta. La sensibilización de la te, una tendencia opuesta a los cálculos raciales
población sobre este tema y el “que se le dé su y étnicos. Denis Lacorne señalaba en una nota
verdadera dimensión” habría sido un desafío para de su obra, editada en 1997, la existencia de un
el censo 2001. lobby de los “mixed-race americans”, que recla-
A la responsable del servicio de información maban la enseñanza de cursos consagrados a la
del Instituto Nacional de Estadística (INE) no se mezcla racial en las universidades y la introduc-
le ocurre pensar, ni por un instante, que si los ción de una nueva categoría multiracial en el
encuestados tienen dificultad en responder es censo del año 200055. En 1997, Tiger Woods, el
porque quizás no tienen la voluntad o la costum- campeón de golf ganador del torneo de masters,
bre de situarse de esa manera, o se sitúan de otra rechazó, después de una emisión de televisión,
manera, no obligatoriamente como pueblo, sino ser considerado como el “primer negro” en ha-
como habitantes de un lugar o miembros de una ber obtenido el título. En esa ocasión, para dar
categoría social, según el interlocutor que tienen cuenta de su identidad, forjó el neologismo “ca-
enfrente. Ella no puede imaginar tampoco que la blinasian”, una mezcla de caucasian, black, in-

53 Rivera (2000).
54 Ayalon, Ben-Rafael y Sharot.
55 Lacorne (1997: 294).

29
dian y asian. Es a causa de esta batalla que el do una sociedad ciega a la raza y a la etnicidad
Congreso de los Estados Unidos resolvió revisar surgiría de las cenizas del viejo sistema america-
la manera en que el gobierno federal medía las no de discriminación y segregación”, tiempo en
cuestiones de raza y de etnicidad56. Y el Census el que algunos consideraban incluso —audacia
Bureau, además de crear una raza adicional, la suprema— “eliminar completamente de las esta-
de Native Hawaian o Pacific Islander decidió, dísticas oficiales, las informaciones relativas a la
para el nuevo censo, proponer la identificación raza y a la etnicidad”59?
de 63 “subcategorías raciales”, categorías mixtas Continuemos este razonamiento cuestionán-
en realidad, como se vio más arriba, en las cua- donos sobre la composición del conjunto de per-
les se han inscrito 14 millones de estadouni- sonas que se identifican como indias en los Esta-
denses57. dos Unidos. En un artículo muy esclarecedor,
¿Pero se puede llegar a afirmar que esta ins- Joane Nagel60 muestra claramente que la infla-
cripción multiracial es el “inicio de una revolu- ción de este grupo se debe a un cambio étnico
ción sociocultural”? Es lo que parece decir Levo- (“ethnie swichting”) previo de parte de las perso-
nne Gaddy, Presidente de la Asociación de los nas que se identifican como no-indias y que des-
americanos multiétnicos de Tucson (Arizona) que pués se clasifican en esta rúbrica. No retomare-
afirma: “Hoy día, las nuevas generaciones nos mos en detalle su explicación que mezcla la in-
dicen que rechazan las etiquetas raciales, las que fluencia de las políticas federales del pasado ha-
fueron durante mucho tiempo el principal me- cia los indios, conllevando la aparición progresi-
dio para identificar a las poblaciones”58. Se pue- va de una población urbana bicultural; la políti-
de dudar ya que se sigue proponiendo a los habi- ca más reciente respecto a los derechos cívicos y
tantes de los Estados Unidos situarse, identifi- la explosión de los recursos federales que la acom-
carse, contarse como razas; las categorías mixtas pañan, creando una atmósfera favorable a la con-
no son de hecho más que subcategorías de razas ciencia y al orgullo étnico; y, finalmente, el rol
principales y por lo tanto el filtro racial es la cate- del movimiento activista “poder rojo”.
goría oficial de clasificación. Sin embargo ¿está Nos parece interesante, en cambio, mencio-
tan lejano el tiempo de los años 60 en el que “cier- nar ciertos aspectos de esta “nueva” población in-
tos dirigentes de derechos civiles” entreveían “el dia. Si en 1960 ésta era en un 27, 9 por ciento
día en que esas categorías serían obsoletas, cuan- urbana, en 1990 lo es en un 56,2 por ciento; un

56 Zúñiga (1999: 425-452).


57 De una población total de 281. 421. 906 personas, 274. 595. 768 escogieron una sola raza, 14. 168. 760 una raza combinada
únicamente (dos o más). El total de personas que han escogido una raza sola o combinada se eleva a 288. 764. 438 (fuente: U.S.
Census Bureau).
58 Liberation,19 de marzo de 2001.
59 Teitelbaum, Jay Winter, op. cit., p. 229. Hay, sin embargo, algunas razones para creer en un cambio posible. Del 2,4 por ciento
de los estadounidenses que han decidido por la opción multiracial, “la mitad tiene menos de 18 años”, y por otro lado se anuncia
una iniciativa californiana para marzo del 2002 que constituye “un primer paso para prohibir la identificación de los americanos
en función a su raza”, lanzada por Ward Connerly, ese hombre de negocios negro de Sacramento que en 1996 ya había hecho
adoptar exitosamente una medida contra la discriminación positiva. Courier International, The economist publications, Le
Monde en 2002, diciembre 2001 - febrero 2002, fuera de serie Nº 20, p. 40.
60 Joane Nagel (1995, vol. 60:947- 965).

30
crecimiento tres veces más rápido del número de plio de opciones étnicas (raciales en la termino-
indios en la ciudad que en el campo. Crece seis logía del censo) y concepciones más flexibles so-
veces más rápido en los Estados que histórica- bre sí mismos. Es entonces sobre un fondo de
mente contaban con débiles núcleos de pobla- mestizaje (biológico, social, cultural) acelerado
ciones indias, que en aquellos en los que estaban que se produce esta autoidentificación india,
bien implantados (Estados en los cuales existían cuando ciertas circunstancias particulares la ha-
en 1950 conjuntos de indios de alrededor de cen deseable.
3.000 personas). Veamos ahora lo que pasa cuando se incluye
Los nuevos indios contrajeron en su mayoría la categoría mestizo en encuestas sobre la
matrimonios mixtos (15 por ciento en 1960, 59 autoidentificación, tomando el caso boliviano. En
por ciento en 1990 y de 72 a 82 por ciento en las 1996, una encuesta fue realizada en Bolivia en
regiones no tradicionalmente indígenas). En el una muestra de 4.250 personas adultas de más
seno de estas parejas mixtas, un poco menos de de 15 años, representativas de cuatro departamen-
la mitad de los niños son rotulados como indios tos que cubren el 78 por ciento de la población
por sus padres. En cuanto al uso de la lengua in- del país61. La pregunta propuesta era la siguiente:
dia, ha disminuido notablemente con el paso del “¿Qué origen étnico considera usted tener?”. Y
tiempo: en 1990, el 77 por ciento de los que se las categorías de clasificación eran tres: blanco,
consideran indios no hablaba más que inglés en mestizo, indígena. El resultado es claro: la mayo-
casa. Este uso varía mucho según las regiones. En ría de los encuestados se consideraron mestizos:
ciertas reservas, el uso de una lengua india es aún 66,8 por ciento.
mayoritario. En dos encuestas más recientes (1998 y 2000)
En resumen, los neoindios están más clara- que ofrecen categorías de clasificación vecinas (a
mente mezclados y “fundidos” (blended) que sus blanco, mestizo, indígena, le añaden cholo y ne-
pares tradicionales. Tienen un espectro más am- gro), la categoría de mestizo es también la más

Origen étnico según la edad y el nivel de estudios (%)

NIVEL DE ESTUDIOS * EDAD


ORIGEN
ÉTNICO BAJO MEDIO ELEVADO 15 - 24 25 - 44 45 y +

Indígena 23, 6 15, 2 3, 2 11, 2 16, 1 22, 2


Mestizo 68, 1 65, 6 67,3 70, 3 67, 5 61, 1
Blanco 7, 9 18, 9 28, 9 18, 1 15, 9 16, 7
Otros, NS NR 0, 4 0, 3 0,6 0, 4 0,5 -
TOTAL 100 100 100 100 100 100
* Bajo nivel de estudios: ninguno, primario incompleto. Nivel de estudios medio: primario completo, secundario incompleto, otros.
Nivel de estudios elevado: secundario completo o superior.

61 PRONAGOB/PNUD/ILDIS (1996).

31
mencionada: 61 y 57,4 por ciento62. Contraria- rritorios indígenas” o conforman “pueblos indíge-
mente a la idea preconcebida, al cliché de “Boli- nas”, mientras que el término de “comunidades
via país de indígenas”, y a las interpretaciones campesinas”, “agrarias” u “originarias”, es emplea-
maximalistas, los que se ven como indígenas son do para designar a los conjuntos indígenas de alti-
muy minoritarios: 16,1 por ciento y 16,8 por tud.
ciento se clasifican entre los “blancos”. Por otro Se ve muy bien que las tres categorías utilizadas
lado, mientras más joven se es, menos tendencia no sean homogéneas. Según un corte puramente
se tiene a verse indígena y más se inclina uno a racial, se tendría que haber clasificado por series entre
clasificarse como mestizo. En fin, no importa cuál blanco, mestizo, rojo o moreno. Una propuesta de
sea el nivel de instrucción, y a pesar de que se clasificación sociocultural podía haber sido: criollo,
note una correlación entre éste y el posiciona- cholo, indígena. Pero el encuestador choca con el
miento étnico, el porcentaje de los que se ven problema del uso de esos términos en el lenguaje
como mestizos no varía. Dicho de otra manera, corriente. Raza morena o roja no es prácticamente
el nivel de estudios no permite trazar fronteras nunca utilizada. De igual manera, criollo, en el uso
definidas entre las diferentes afiliaciones. actual “no se refiere casi nunca a individuos”64, pero
Tal resultado merece un comentario. En pri- se usa para designar ciertos rasgos culturales: la co-
mer lugar, conviene preguntarse por las categorías cina criolla por ejemplo.
de clasificación propuestas a los encuestados. Blan- Se ha dicho que el término indígena era pe-
co y mestizo remiten a la biología, a la raza —pura yorativo. Pasa lo mismo con el de cholo que, en
o mezclada— aun si localmente implican lo que efecto, es más utilizado en femenino y se aplica a
Charles Wagley conceptualiza en términos de “raza un grupo de mujeres que habitan las ciudades y
social”, es decir, que evocan una posición social las villas y que se distinguen por su vestimenta: la
más que una apariencia física y un color de piel; falda o pollera es el rasgo más distintivo, lo que
aunque por otro lado la traducción de blancos por las opone a las mujeres de vestido, es decir con
blancs y mestizos por métis engaña. En cuanto a la falda o pantalón. Es el diminutivo cholita el que
categoría indígena, es claro que ha sido utilizada se usa más afectuosamente.
para significar indio. Sin duda se ha querido evitar Es muy difícil, entonces, fabricar a priori cate-
una subestimación de éstos: los encuestadores eran gorías adaptadas de designaciones que correspon-
perfectamente conscientes del hecho de que la ca- den al uso corriente, un uso que varía fuertemente
tegorización indio funciona de manera peyorativa: en función del contexto, y, en éste, según se trate de
“Indio persiste especialmente como insulto o me- una autoclasificación o de una autoidentificación o
nosprecio”63. Indígena es un término más neutro de la de los otros. Se entiende fácilmente que, según
en el contexto nacional y puede significar la alteri- los términos usados, aun si se conserva una propuesta
dad sin inferioridad o degradación; o al menos dis- de clasificación en tres conjuntos, hay grandes pro-
minuyéndolas. Notemos también, al paso, que es babilidades de que se obtengan cifras diferentes, a
utilizado oficialmente para designar a las pobla- fortiori si se propusiera a los encuestados la única
ciones indígenas de tierras bajas que ocupan “te- alternativa indígenas-blancos.

62 Seligson (1999 y 2000).


63 Spedding (1996: 30).
64 Ibid.

32
La comparación con Estados Unidos es, en tintas. Las posiciones sociales relativas se convier-
este hecho, muy esclarecedora. En efecto, se ve ten, así, en diferencias de esencia. Se ignoran, por
cómo, por un lado, contextos sociopolíticos di- lo tanto, las múltiples pasarelas, las identificacio-
ferentes y, por otro, categorías de clasificación nes variadas, los mestizajes cotidianamente en
propuestas como diferentes ellas también, indu- obra, recurriéndose para ello a los medios oficia-
cen a afiliaciones subjetivas inversas. En un caso, les. Sin lugar a dudas que los registros y contabi-
la idea o la representación del mestizaje se abre lizaciones van a terminar en lo que buscan: “visi-
penosamente un sendero a través de categorías bilizar” y legitimar la existencia de patchwork iden-
centrales que permanecen racializadas. En el otro, titarios nacionales y luego, sin duda, institucio-
el mestizaje biológico y cultural es descrito, visi- nalizar la fragmentación.
ble, pensado, desde hace tiempo, como en Méxi- Para medir la parte de manipulación que va
co. Incluso si generalmente, durante la colonia y detrás de esas operaciones, hay que tener en mente
la primera mitad del siglo, el mestizo ha sido es- los resultados de las encuestas bolivianas en las
tigmatizado, su evidencia se impone65. Actual- que eran propuestas las identificaciones blanco,
mente, entonces, representa una forma aceptable mestizo o indígena. La brecha entre sus resulta-
de autodesignación. dos y los del censo 2001 mostrará, claramente,
En este contexto se ven los límites de una que en esta materia la clave de lectura identitaria
contabilización “étnica” nacional fundada en la impuesta por el encuestador induce a resultados
afiliación subjetiva. Ésta siempre engaña ya que completamente diferentes e incluso opuestos, que
refleja, en gran medida, las categorías de clasifi- permiten fundar políticas, éstas mismas distintas
cación oficiales de una sociedad dada, en un mo- y contrarias.
mento dado, que son instrumentalizadas y esque- En conclusión, es pernicioso pedir a los ha-
matizadas hacia fines políticos, como la “affirma- bitantes que se enmarquen en mono-identifica-
tive action” en los Estados Unidos. Categorías que, ciones pseudo-científicas (etnia, raza, cultura): ello
para los gerentes estatales de la identidad son, en remite a hacerlos interiorizar barreras y a susci-
la mayor parte de los casos, monoidentificacio- tar, al menos estimular, oposiciones y enfrenta-
nes, identificaciones de “raza” o etnia a las que mientos. Resulta que, finalmente, lo que aparece
uno debe afiliarse y adscribirse, con poca escapa- al principio como un progreso en el conocimien-
toria, junto con el “credo” que se profesa66. to, como la autoidentificación, se transforma en
una regresión o en una trampa, por la manera en
LA ILUSIÓN DE LA que se induce la respuesta de los encuestados.
AUTOIDENTIFICACIÓN Mientras las categorías de clasificación más co-
múnmente usadas por los sociólogos y los demó-
En fin, tenemos todavía el mismo problema. Se grafos se basan en datos de hecho [sexo, edad,
tiende absolutamente, por razones políticas y eco- lugar de nacimiento, de residencia, recursos eco-
nómicas, a hacer aparecer pueblos o culturas dis- nómicos, nivel de estudios, lengua(s) conocida(s)

65 Sobre el tema, cf. dos estudios que tienen por objeto la novela boliviana de inicios del siglo XX: Salvador Romero Pittari (1998)
e Irurozqui (1995).
66 Cuche (1996: 60).

33
y usada(s)], son relativamente neutras y consen- tienen que ver con el lugar de nacimiento, la len-
sualmente admitidas tanto por la comunidad gua hablada y eventualmente preguntas del mis-
científica como por los informadores [65], y apa- mo tipo relacionadas a los padres de los encues-
recen también como legítimas contribuyendo a tados. Para concluir, es imposible la reducción
la producción de conocimientos sobre las socie- del indígena a uno o más indicadores ya que su
dades locales y nacionales; las seudo clasificacio- categorización como tal no toma cuerpo y senti-
nes enredan o más bien introducen cortes abusi- do más que en la relación indígena-no indígena
vamente y llenan de prejuicios que finalmente en contextos sociales singulares. Repitamos una
reifican las identificaciones bajo la forma de iden- vez más con Magnus Mörner67 que no puede
tidades únicas y exclusivas. haber cálculo científico oficial sobre la base de
Respecto a las categorías objetivas de clasifi- matrices preformadas de conjuntos de individuos
cación, especialmente fundadas en la lengua, plan- indígenas; no hay más que cálculos ideológicos y
tean un problema mostrado anteriormente: el políticos. He ahí el por qué de la obtención de
paso y salto de datos de hecho a la rotulación y resultados tan diferentes de un cálculo a otro en
etiquetación étnica, hacia, por ejemplo, la de in- una misma área geográfica, y he ahí por qué, tam-
dígena. Es la construcción de categorías étnicas a bién, los “debates agresivos”68 que éstos últimos
posteriori por el censo, a partir de preguntas que suscitan y seguirán suscitando.

67 Mörner (1969: 28-38).


68 Teitelbaum, Jay Winter (2001: 237).

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Mario Alejandro Illanes. La cosecha (Detalle de mural de Warisata)

37
Comentarios al artículo “Contar a los indígenas”
Dada la importancia del tema abordado por Jean-Pierre Lavaud y Françoise Lestage, invitamos a tres
personas que con distintas trayectorias, experiencias y miradas, comenten el artículo que publicamos. Por
una parte, Álvaro García Linera, uno de los analistas políticos más importantes en la actualidad y cuyo
ámbito de reflexión se ha centrado fundamentalmente en los movimientos sociales de los últimos años.
Por otra parte, Carmen Beatriz Loza, historiadora y demógrafa cuyo trabajo ha estado ligado a la reflexión
histórica de las estadísticas. Finalmente, Graciela Zolezzi y Mariska de Boer, antropólogas, que aportan
con su experiencia de trabajo en las tierras bajas y orientales. Graciela Zolezzi ha trabajado, además,
durante varios años con APCOB, institución de Apoyo para el Campesino Indígena del Oriente Bolivia-
no en Santa Cruz en diferentes proyectos con los Pueblos Indígenas del Oriente. Mariska de Boer, por
otra parte, tiene, además de la experiencia de Bolivia, la de Guatemala, donde realizó una investigación
sobre la identidad étnica.

COMENTARIO DE ción categoría. En el departamento de Tarija, por


ÁLVARO GARCÍA LINERA1: ejemplo, existen numerosos grupos sociales ur-
LA CREACIÓN DEL INDIO bano-rurales que sólo hablan el castellano pero
por sus atuendos y por la organización de sus ac-
El artículo de Lavaud y Lestage ofrece un con- tividades laborales, son clasificados por las elites
junto de consideraciones sobre el tema de la re- regionales como “indios”. Igualmente, en las áreas
presentación y contabilización de las/los indios rurales, es más común que individuos aymara
sobre las que es pertinente hacer algunas puntua- hablantes, se autoidentifiquen primeramente
lizaciones. como pertenecientes a una zona administrativa
(“soy omasuyeño”) que a una comunidad lingüís-
EL INDIO, IDENTIDAD SOCIAL tica (aymara), nacional-estatal (boliviano) o ét-
nica (“mestiza” o india, por ejemplo). Resulta así
Tal como muestran los autores, está claro que no que según los lugares, el indígena puede ser tanto
es posible tener una definición objetiva de la ca- la vendedora de frutas, el artesano, como el pro-
tegoría indio o indígena. Ni el idioma, ni el ori- fesor universitario, mientras que en otros luga-
gen sociogeográfico ni la autoidentificación, son res, es el miembro de una comunidad de paren-
elementos suficientes y estables para la construc- tesco que mantiene un sistema de derechos y obli-

1 Docente de la Carrera de Sociología de la Universidad Mayor de San Andrés. Es sin duda uno de los más importantes analistas
políticos en la actualidad. Ha realizado varios trabajos sobre los últimos movimientos sociales, especialmente sobre la “guerra del
agua” y los levantamientos indígenas del altiplano. Entre sus publicaciones más importantes se encuentran: Reproletarización.
Nueva clase obrera y desarrollo del capital industrial en Bolivia: 1952-1998; La Paz: Muela del Diablo, 1999; y La condición obrera:
estructuras materiales y simbólicas del proletariado de la minería boliviana. La Paz: IDIS y Ed. Muela del Diablo, 2001. Como parte
del grupo Comuna ha escrito, junto con Raquel Gutiérrez, Raúl Prada y Luis Tapia, El regreso de la Bolivia Plebeya. La Paz: Ed.
Muela del Diablo, 2000 y con los mismos coautores, además de Felipe Quispe, Tiempos de Rebelión. La Paz: Ed. Muela del Diablo,
2001.

38
gaciones sobre recursos colectivos y funciones Lo que Lavaud y Lestage olvidan tomar en
dirigenciales. En otros contextos, el idioma pue- cuenta, es el modo de producción de la categoriza-
de ayudar a delimitar la frontera identitaria, mien- ción, los componentes objetivos que en momen-
tras que en una zona diferente la identidad asig- tos determinados y en contextos particulares deli-
nada depende más de la condición socioeconó- mitan al indio que ha de pagar tributo. Y aquí,
mica sumada a ciertos rasgos somáticos. como bien lo muestra el padrón de revisitas, y las
En síntesis, coincidimos con que es indio estrategias de huida o “desindianizacion”, el lugar
quien es asumido como tal por ser objeto de abier- de residencia, el idioma materno, el oficio, el ape-
tas o veladas discriminaciones en las estructuras llido, el nivel de ingresos, el tipo de propiedad, la
de poder y ascenso social o quien se asume como vestimenta e incluso los rasgos físicos, serán hilva-
tal (como en el caso de las elites indianistas). Vale nados de manera flexible en los distintos periodos
decir que las fronteras identitarias son evidente- para objetivar al indio, o huir de él, como sujeto
mente contingentes, relacionales y sumamente de exacción económica y exclusión política.
porosas por lo que el intento de fijación de la El indio no es una raza, y tampoco una cul-
identidad india (o mestiza) es una empresa con- tura, pero sí hay una constante racializacion y
denada al fracaso, como lo seria cualquier inten- culturalizacion del indio pues de alguna manera
to de considerar a la identidad como un concep- se tiene que delimitar a la población tributaria y
to estable. Sin embargo, esto no anula que el in- subordinada, con lo que de facto se establece una
dio existe en el imaginario de todos y, lo más etnificación de la explotación. Tenemos enton-
importante, se trata de un imaginario que guía ces en todo ello tres procesos interconectados. El
conductas prácticas, que tiene efectos materiales primero, la conquista, que delimita dominantes y
en la organización social de las personas. De ahí dominados como un hecho resultante de la con-
que se deba hablar entonces de la función objeti- frontación de fuerzas de aparatos político-estata-
va de la categoría indio, en vez de la definición les. En segundo lugar, la colonia que delimita los
“objetiva” del indio. espacios de la división del trabajo y los poderes
culturales, administrativos y económicos, a par-
EL INDIO, IDENTIDAD tir de una identificación geográfica, cultural y
HISTÓRICAMENTE CONSTRUIDA racial del colonizado. Y por último, la legitima-
ción y naturalización del orden de la dominación
El hecho de que no pueda definirse objetivamente a partir de esta jerarquización culturalista, espa-
al indio no debe hacer olvidar su objetivación cial y racial del orden social.
negativa desde la época de la Colonia y los efec- Ahora bien, la república y la adquisición de
tos sociales de la misma. La categoría indio fue derechos políticos individuales a partir de 1952, al
inicialmente introducida por los representantes menos formalmente, han disuelto el régimen co-
de la corona española como categoría tributaria y lonial de división del trabajo, tanto económico
fiscal. Esta clasificación, además de diluir parcial- como político; pero lo que no ha desaparecido,
mente otras formas de identificación autóctonas, pues más que una medida administrativa es una
estableció una división del trabajo, una jerarqui- estructura cognitiva de la realidad in-corporada,
zación de saberes y vías de acceso a oficios, dan- es la representación racializada o etnificada del
do lugar a una compleja estructura de enclasa- mundo, la naturalización de las diferencias y apti-
miento social. tudes sociales a partir de determinadas propieda-

39
des culturales, históricas geográficas o somáticas. dio no cumpla una función objetiva. El texto de
La discriminación expresada racialmente, al me- Lavaud y Lestage hubiera ganado en precisión al
nos en Bolivia, hoy no es ya sólo una invención subrayar este punto. El indio, o mejor los indios
estatal o tributaria; es, por sobre todo, un sentido en tanto “otro negativo” existe en el imaginario de
común. Y en la medida en que se trata de una es- todos y, lo más importante, se trata de un imagi-
tructuración imaginada del mundo mediante la nario que guía conductas, prácticas, que tienen
cual tanto dominantes como dominados se ven y efectos materiales en la organización social de las
ven a los demás en el mundo, tiene un papel efec- personas. Claro, en sociedades de fallida iguala-
tivo de estructuración práctica de ese mundo. ción política, como la boliviana, la categoría indio
Borrada la memoria del hecho social que dio expresa y legitima a la vez el prejuicio de la des-
lugar a esta etnificación de las diferencias sociales, igualdad sustantiva entre las personas en la com-
la jerarquización racial o étnica del mundo tiene petencia por el acceso a los bienes socialmente dis-
fuerza estructurante porque ayuda a delimitar sim- ponibles. En el ámbito universitario, por ejemplo,
bólicamente las diferencias sociales, aumentando un estudiante que tuvo como lengua de hogar o
con su fuerza, la fuerza de la diferenciación social. de infancia el aymara, tendrá que incorporar entre
De ahí que se pueda hablar de la existencia de un los condicionantes estructurales para el éxito aca-
tipo de “capital étnico”, esto es, de un régimen de démico, junto con la disposición de tiempo y re-
competencias en torno a bienes étnicos (contin- cursos culturales resultantes de su condición so-
gentemente atribuidos al idioma materno, al lu- cioeconómica, la conquista de nuevas aptitudes
gar de origen, al color de piel, al apellido...), que lingüísticas, monopolizadas por los estudiantes
refuerza o devalúa en cada persona, según su acer- castellano hablantes, ya que el idioma legítimo para
camiento a la etnicidad legiítima o a la estigmati- la adquisición de los bienes educativos es el caste-
zada, la adquisición de los otros bienes sociales de llano. Acá, el idioma de hogar es el punto de parti-
tipo económico, relacional o educativo. De esta da de una indianidad visibilizada que depreciará el
forma hoy, como puede comprobarse en las dis- conjunto de destrezas disponibles para las distin-
tintas trayectorias desplegadas por los sujetos en tas competencias sociales. Algo similar sucede en
sus estrategias matrimoniales, en las adquisiciones gran parte de los ámbitos públicos (servicio mili-
culturales, en las jerarquías salariales, en la distri- tar, cargos administrativos, judicatura acceso ban-
bución proporcional de prestigios por proceden- cario, etc.) y no de forma minoritaria sino con poco
cia cultural y en el propio tratamiento del cuerpo, más de la mitad de la población. En ciertos con-
la “blanquitud cultural” y la indianitud no son sólo textos, el apellido, la vestimenta y el color de piel
enunciaciones burocrático-administrativas, sino pueden cumplir esta misma función devaluadora
polos ordenadores del campo de los bienes simbó- de la trayectoria social.
licos legítimos que contribuyen a los enclasamien- Se puede decir, por ello, que el indio es el
tos sociales. espectro del otro inferior, del que no está capaci-
tado, del que debe ser mandado, educado, adoc-
LOS EFECTOS SOCIALES DE ESTA trinado, guiado, gobernado, y, últimamente, del
CONSTRUCCIÓN peligroso descontento que debe ser aplacado. En
cualquier caso, la estigmatización por la indiani-
Si bien es cierto que no se puede dar una defini- dad (que a su vez tiene escalones de medición
ción objetiva del indio, esto no significa que el in- simbólica), naturaliza prácticas de exclusión eco-

40
nómica, legitima monopolios políticos o cultu- te un solo idioma como lengua de Estado, devalúa
rales en la definición de las reglas de competen- de facto a las otras lenguas como modo de acceso a
cia social, etc. De ahí que no sea raro que todos los cargos públicos o como mecanismo de ascenso
tengan en cierta medida su “indio” en el cual jus- social urbano y, de manera velada, coacciona a los
tificar su derecho a algún tipo de grandeza o su- bilingües o monolingües aymara-quechua hablan-
perioridad; incluidos los propios indios que siem- tes a abandonar sus idiomas pues no están inclui-
pre hallarán a “más indios” que uno. dos entre los bienes culturales legítimos. El que
Es sabido que todo Estado necesita crear ad- cada vez haya más personas que hablen el castella-
herencias colectivas, sistemas de fines y valores co- no o combinen el castellano con otro idioma nati-
munes que permitan cohesionar imaginariamente vo no es ninguna “elección” fundada en el recono-
a los distintos grupos sociales presentes en el ám- cimiento de las virtudes del mestizaje monoétnico
bito de su influencia territorial. La escuela, el siste- del Estado; es un efecto de las relaciones de domi-
ma de registros de nacimiento, de carnetización, nación étnicas que han jerarquizado, con la fuerza
de sufragio, los rituales públicos, el conjunto de del poder estatal, específicos bienes culturales en
símbolos cívicos, etc., crean esta base de filiación detrimento de otros.
cultural que a la larga dan lugar a una etnicidad, La negativa de varias comunidades campesi-
estatalmente inventada. El problema de ello radi- nas a que la enseñanza en escuela primaria sea
ca cuando esta monoetnización del Estado se la bilingüe (castellano/aymara, por ejemplo) es, en
hace seleccionando arbitrariamente un conjunto este sentido, un acto racional de cálculo de ex-
de aptitudes, de competencias y valores monopo- pectativas. Claro, ¿de qué sirve aprender a leer y
lizados por determinados grupos en detrimento escribir en aymara si ello no va a ser útil para
de otros. Este problema se complejiza cuando es- adquirir empleos urbanos ni para tramitar en re-
tos componentes identitarios están bajo control particiones públicas ni acceder a una profesión
predominante de sectores limitados o minorita- reconocida? Por ello, la disminución de las per-
rios de la población y, peor aún, cuando la adqui- sonas que sólo hablan un idioma nativo junto
sición de esos componentes de legitimación étnica con el crecimiento del bilingüismo o del bloque
es una empresa fallida o mutilada por la devalua- de personas que sólo hablan castellano no debe
ción simbólica, estatalmente refrendada, a la que sorprender a nadie ya que es el resultado directo
son sometidas las personas que incursionan en es- de la coerción cultural y simbólica del Estado. Es
tos procesos de des-etnificación y re-etnificación, fácil prever que las tasas de medición del bilin-
que es precisamente lo que sucede en Bolivia. güismo e incluso del monolingüismo nativo cre-
Siendo Bolivia un país de aproximadamente 8 cerían notablemente si las estructuras de poder
millones de habitantes, en términos lingüísticos, estatal, de manera normativa y generalizada, fue-
poco más de 5 millones tienen como idioma ma- ran bi o trilingües, como sucede en otros Estados
terno el aymara o quechua o son bilingües con el modernos multiculturales y multinacionales.
castellano. Sin embargo, ninguna repartición pú-
blica, ningún instituto de enseñanza superior ni LA CONSTRUCCIÓN POLÍTICA
ningún puesto de jerarquía económica, política o DE LA INDIANIDAD
cultural tiene al idioma aymara o quechua como
medio de comunicación oficial. El monolingüis- Compartimos el criterio de que las construccio-
mo estatal, al tiempo de consagrar arbitrariamen- nes étnicas y las visibilizaciones identitarias no

41
son elaboraciones científicas y que, ante todo, son acaso lo que piden los movimientos indígenas
elecciones políticas deliberadas. El indio fue en modernos más representativos?), de “engañosas” e
un inicio un invento estatal; varias de las etnici- “instrumentalizadas”. No cabe duda que acá la ri-
dades “descubiertas” por ejemplo en el oriente gurosidad académica de los autores tiende a ren-
boliviano, son artificios de ONGs o de intelec- dirse ante el deseo y la intencionalidad ideológica
tuales y funcionarios políticos que logran obte- de una sola identidad (la“mestiza”) que también es
ner presupuestos gubernamentales, generosas ayu- una arbitrariedad política. Quizá esto también ex-
das extranjeras o prestigios académicos gracias a plique la poca exigencia, y hasta cierto punto can-
sus ocurrencias. Igualmente, y esto es lo que los dor, con la que los autores recogen apresuradamen-
autores olvidan, la indianidad puede ser también te los resultados de las encuestas de Seligson en
un artefacto político movilizador de sectores sub- Bolivia, que muestran una mayoritaria adscripción
alternos frente a específicas políticas estatales. Este a la identidad “mestiza”, en contraste con la rigu-
es precisamente el caso del indianismo y kataris- rosidad con que se demuestran los errores y lími-
mo contemporáneos en Bolivia y de los indianis- tes de encuestas realizadas en México y EE.UU.
mos emergentes en otras zonas del continente. A que arrojaron resultados de una mayor presencia
su modo, estas reinvenciones del indio son dis- indígena.
cursos preformativos que están imaginando un En términos estrictos, todas las identidades
parentesco ampliado, una comunidad litigante en son social y políticamente construidas, incluso la
torno a unas carencias, una exclusiones o desigual- mestiza. Ellas son artefactos políticos por exce-
dades político-culturales. lencia. Lo único científico es la comprensión del
No cabe duda de que los indianismos emer- por qué se forman las identidades.
gentes desde el subsuelo político son construccio-
nes políticas, como en su tiempo lo fueron los dis- ALGUNAS PREGUNTAS
tintos nacionalismos históricos que dieron lugar a
la formación de los estados nacionales en Europa, Por último, sugiero algunas preguntas cuya respues-
y que encima, al develar una desigual distribución ta podría aclarar varias de las consideraciones ex-
de los recursos culturales y políticos, sólo contri- puestas por los autores. Si bien la identidad india
buyen a ampliar la práctica democrática de la bús- se resiste a una clasificación de tipo objetiva, ¿la
queda de la igualdad y del reconocimiento de la deslegitimación de las clasificaciones en base a una
“parte” de los que no tienen “parte”. Pero a la vez, autoadscripción no contradice en el fondo la tesis
así como está claro que no hay etnicidad que no de los autores? Si se plantea que la mayoría de las
sea política pues de hecho es un montaje moviliza- personas se reconocen de todas formas en el mes-
dor de grupos por la disputa del control de una tizaje, ¿por qué concluir que la promoción de la
parte o de la totalidad de los recursos públicos, no indianidad tiene el poder de estimular “las oposi-
es menos política e ideológica la propia filiación ciones y los enfrentamientos”?
mestiza que, para Lavaud y Lestage, sería la “for- Igualmente, el efecto pernicioso de estas po-
ma más aceptable de autodesignación”. No hay líticas no resulta ser muy claro. ¿Por qué creen los
justificativo teórico alguno para calificar a ciertas autores que la invitación a autoadscribirse en ca-
identidades de “evidentes”, porque son las domi- tegorías en las cuales la gente no se reconoce “nor-
nantes; en tanto que a otras, encima levantadas en malmente” refuerza los riesgos de fragmentación
torno a una querella por la igualdad (¿no es eso de la sociedad?

42
COMENTARIO DE CARMEN BEATRIZ vamente en “términos prácticos de explotación y
LOZA2: LA FIGURA INDIO político-administrativos”.
Cuando nos referimos a la colonia, no pode-
El artículo de Lavaud y Lestage se enmarca en mos ignorar que el problema de su definición
una problemática de la historia de la estadística, estuvo estrechamente ligado a las famosas polé-
deteniéndose en una reflexión crítica sobre la micas filosóficas entre Bartolomé de Las Casas y
“semántica” de la categoría indio, en los recien- Juan Ginés de Sepúlveda, las mismas que tuvie-
tes censos. En una perspectiva comparativa se ron como consecuencia una reflexión en el Dere-
inicia una reflexión de la categorización de las cho que condujo a crear una figura jurídica
sociedades de Bolivia, México y Estados Uni- inédita: indio, como síntesis de tres estados: mi-
dos. Se interrogan, a la vez, acerca del carácter serable, rústico y menor, es decir aquél que nece-
formador de esa categoría en la distinción de sita de la protección de las autoridades de la jus-
nuevas realidades sociales y, recalcan, en qué ticia.
medida se toma en consideración la identidad
india como una representación forjada en las DE LAS BATALLAS JURÍDICAS
esferas políticas. Lo interesante es que los auto- A LA LUCHA ARMADA
res persiguen mostrar cómo se desarrollan las
batallas del conteo de los indios que apuntan a Ahora bien, esa condición jurídica estaba a su vez
forjar imágenes legítimas de la realidad social unida a un estatus fiscal. Así, vendrá a ser indio
(socioétnica en su caso), y “las diferencias con- tributario al erario de la Corona de Castilla, indio
siderables en que estos cálculos concluyen se- yanacona dependiente de un señor de sirvientes
gún los criterios adoptados”. entre otros. Durante los registros de población
coloniales, la figura de indio no fue puesta en
DE LAS POLÉMICAS SOBRE LA NATURALEZA tela de juicio, pero sí fueron cuestionados los es-
DEL INDIO A LA FIGURA JURÍDICA tatus jurídico-fiscales. Los funcionarios colonia-
les efectuaron una serie de cambios destinados a
Los autores afirman categóricamente que indio instrumentalizar los estatus y categorías para lo-
no es equivalente a “campesino, rural o pobre”. grar una dominación total. A pesar de la imposi-
Sin embargo, lo extraño es que en ningún mo- ción, las poblaciones indias entablaron verdade-
mento utilizan una definición propia. Al respec- ras batallas jurídicas en los tribunales de distintas
to, discrepo de ciertas afirmaciones en sentido que instancias reclamando el cambio de sus estatus.
en la colonia, indio fue definido única y exclusi- Si menciono esta dimensión histórico-jurídica es

2 Dra. en Historia con mención en Demografía. Su experiencia de trabajo se desarrolló en demografía histórica y médica en el
Institut National de Démographie (París) y el Laboratoire de Démographie Historique de l’École des Hautes Études en Sciences
Sociales (París). Ha escrito en revistas bolivianas e internacionales sobre poblaciones, estatus y derechos de los indios del Perú,
siendo sus más recientes publicaciones “‘Tyrannie’ des Incas et ‘naturalisation’ des Indiens. La politique de Francisco de Toledo,
vice-roi du Pérou (1571-1628)”. Annales HSS 2002. Sus investigaciones en historia de las ciencias se realizaron en el Max-Planck
Institut für Wissenchaftsgeschichte (Berlín) acerca de la historia material del cálculo en los Andes, más precisamente: “Quipus
and quipolas at the Museum für Völkerkunde, Berlin. Genesis of a reference collection”, Baessler-Archiv 47, 1999. Tiene en
prensa el libro en historia de la ciencia arqueológica: Itinerarios de Max Uhle en el altiplano boliviano. Sus libretas de expedición e
historia cultural (1894-1896). Ibero-Amerikanisches -Institut (Berlín, 2002).

43
Mario Alejandro Illanes. Sin título

44
para connotar que fue en ese plano que se produ- que intentan fijarlo progresivamente en sus regis-
jo la discusión acerca de la condición del indio y tros de población. Las naciones latinoamericanas,
hoy en día esa dimensión sigue latente. siguiendo la tradición europea del siglo XIX, han
A pesar de los innumerables pleitos que privilegiado la lengua como un indicador seguro.
desembocaron en los cambios en sus estatutos, Sin embargo, en el artículo, se muestra de manera
su condición fue invariable en la sociedad colo- transparente la ambigüedad de este procedimien-
nial. Pero, a medida que pasó el tiempo, surgió to. Y, los autores resaltan que los administradores
una conciencia de conquistar la condición de per- del Estado proceden de manera irreflexiva al utili-
sona. De ahí que durante las sublevaciones indias zar indicadores como: lengua hablada, autoidenti-
del siglo XVIII, encabezadas por Tupac Amaru, ficación o localización geográfica. Los autores se
se reivindique este aspecto, entre otros. Este ob- cuestionan acerca de la legitimidad de tales opera-
jetivo no fue evidentemente alcanzado, pero lo ciones y critican abiertamente que éstos sean los
que interesa resaltar es la lucidez de los subleva- mejores indicadores de la indianidad.
dos indios en materia jurídica. He ahí una de las Efectivamente, el problema de la caracteriza-
batallas armadas para reivindicar Derechos en una ción lingüística encierra múltiples problemas liga-
sociedad colonial opresora. dos a dinámicas de alternancia de leguas utilizadas
La figura de indio no sufre transformaciones en distintos momentos de la vida. Por ejemplo, los
manteniéndose desde el siglo XVI hasta la crea- sacerdotes-médicos y adivinos (yachaj) Kallawayas
ción de la República de Bolivia (1825), cuando se de la Provincia Bautista Saavedra de La Paz utili-
plantea la figura jurídica de indígena, término que zan su lengua machaj juyai para alimentar la tierra,
continuó en vigencia, pero que no es considerado dirigirse a sus ancestros y practicar sus curaciones.
en el artículo analizado (Cf. nota 16). No se trata En cambio, para la comunicación de sus pacientes
de un cambio simplemente “semántico”: de indio de otros grupos sociales y étnicos emplean el que-
a indígena. Existe un trasfondo eminentemente chua, aimara y castellano. Los kallawayas se vieron
jurídico y de reconocimiento de Derechos. Aun- en el dilema de declarar una lengua principal du-
que estos aspectos históricos no son abordados en rante la inscripción del censo. Y de alguna manera
el artículo, nos parece importante mencionarlos estuvieron constreñidos, sino inducidos a autode-
porque permiten comprender la raíz colonial de la clararse como quechuas, produciéndose una con-
categoría indio. Desde mi punto de vista, la histo- tradicción entre la lengua que hablan y el grupo al
ria nos permite dar una mayor profundidad a la que dicen pertenecer.
discusión, examen y presentación de las categorías De ahí la necesidad de tener en mente que
de los censos de población actuales, sobre todo las categorías de los censos son producto de una
porque se irán incrementando nuevas nociones construcción social. Y la estadística es la expre-
como: población nativa y población originaria. sión de ciertas formas de representaciones so-
ciales producidas por los administradores en un
DE LA RAZA A LA ETNIA, A PARTIR proceso de articulación particular entre el po-
DE UNA BASE LINGÜÍSTICA der de decisión política y la administración que
sostiene el funcionamiento del Estado. El Esta-
El lento proceso de objetivación de las categorías do en Bolivia ha abandonado la designación
estadísticas para describir al indio se ha constitui- explícita de indio, sustituyéndola por nativo,
do a través de referencias heterogéneas y oscuras originario, entre otras, sin mantener una nomen-

45
clatura constante en sus encuestas, lo cual mues- COMENTARIOS DE GRACIELA ZOLEZZI Y
tra la inconsistencia y la falta de reflexión al res- MARISKA DE BOER3: VISIÓN DESDE LAS
pecto. Los administradores olvidan que los in- TIERRAS BAJAS DE BOLIVIA
dividuos no conservan una pertenencia étnica a
la vez objetiva y constante en el curso del tiem- El artículo de Lavaud y Lestage nos conduce a
po, y que los procesos de desetnisización y et- plantear alguna reflexión metodológica básica
nogénesis acompañan la recomposición de las frente al intento de utilizar el censo para captar y
identidades. describir un fenómeno complejo social como el
Comprender lo “indio” desde un punto de de la identidad indígena; coincidimos con el au-
vista demográfico, solo será posible consideran- tor en su crítica a los intentos de contabilización
do lo “no indio”, en la medida que esta figura de los indígenas que conducen a simplificaciones
primigenia ha sido construida en función de otra de la realidad social, caricaturizándola. Queremos
ya existente. Hasta el presente, se ha trabajado a respaldar su posición y comentar algunos aspec-
nivel de la autoidentificación, lengua y localiza- tos que hacen a la dificultad de operacionalizar
ción geográfica, pero carecemos de análisis que estas categorías sociales complejas. Esto será mos-
tomen en cuenta otros criterios sociodemográfi- trado en el caso del censo indígena.
cos que nos permitan deconstruir lo explícitamen- Los censos son instrumentos de análisis de-
te señalado como indio. mográfico: cuentan individuos, suman unidades,
que suponen tienen valores unívocos y las mis-
BIBLIOGRAFÍA mas características básicas que permiten agregar-
los en conjuntos. Al confrontar el problema de
Loza, Carmen Beatriz contabilizar realidades sociales, los censos se en-
1998 “Juger les chiffres. Statut des nombres et pratiques
frentan a un problema técnico de asignar descrip-
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Indiens. La politique de Francisco de Toledo, vice-roi la raíz del problema está en que la asignación de
du Pérou (1571-1628)”. En: Annales HSS 2, 2002 descriptores no es objetiva pues implica en su ela-
(mars-avril): 375-405. boración relaciones de poder que se plasman en
Prada Alcoreza, Raúl
interpretaciones de la realidad que se pretende
1992 Poblaciones Nativas. Análisis demográfico. La Paz: medir. ¿Quiénes tienen la capacidad de introdu-
República de Bolivia, Ministerio de Hacienda, Instituto cir elementos mensurables para una realidad que
Nacional de Estadística; Fondo de Población de las varía en el contexto y que implica relaciones de
Naciones Unidas UNFPA, 1998 (Proyecto Bol/94/ oposición plurivalentes?
PO6, II fase de Análisis de datos del Censo Nacional de Los instrumentos de análisis demográficos son
Población y Vivienda 1992).

3 Graciela Zolezzi estudió Antropología Social en la Universidad Católica en Lima; hizo su maestría en Antropología Urbana en la
Universidad de Sussex. Es miembro de la institución Apoyo Para el Campesino Indígena del Oriente Boliviano (APCOB). Ha
realizado diferentes investigaciones sobre los indígenas de las tierras bajas de Bolivia. Una de sus más importantes publicaciones
como coautora es el libro Identidad cultural y lengua (1989). Mariska de Boer estudió Antropología Social en la Universidad de
Amsterdam y realizó su tesis de maestría sobre la Identidad étnica y matrimonio en San Juan Ostuncalco, Guatemala. Actualmente
trabaja en calidad de atención en el área de salud en Bolivia.

46
forzados a tratar realidades no matemáticamente timas dos décadas. Conocemos que la visibiliza-
discretas. La categoría sociopolítica como indí- ción de estos grupos étnicos no responde a un
gena, no puede ser aprehendida por descriptores fortalecimiento de la identificación individual de
simples pues están condicionadas por la interpre- sus miembros “a su cultura”; es resultado, princi-
tación que cada individuo hace de ellas según su palmente, de una lucha por sus derechos territo-
experiencia, vivencia y su percepción del interlo- riales. Al solicitar la auto identificación de esta
cutor que demanda de su persona una respuesta. manera, el resultado ratificará dicha jerarquiza-
En otras palabras, son categorías plurivalentes y ción inhibiendo una identificación adecuada de
complejas y por lo tanto variables. Se trata de los otros grupos étnicos.
categorías que se definen contextualmente y por
contraposición en la medida en que implican re- EL CENSO INDÍGENA
laciones de poder y subordinación. Por lo tanto,
no son categorías objetivas. En el año 1993, se hizo un censo piloto indígena
El problema de contabilizar a la población rural de tierras bajas, después del Censo Nacio-
indígena se ha presentado también en el último nal de Población y Vivienda, al constatar que éste
censo nacional del 2001. La pregunta: ¿se consi- fue deficiente en relación a la población indíge-
dera perteneciente a alguno de los siguientes pue- na, lo que se explica en un contexto histórico
blos originarios o indígenas?, una pregunta apa- posterior al proceso de la reivindicación territo-
rentemente simple, esconde un abanico de posi- rial de la marcha indígena (1990).
bilidades de interpretación exigida al individuo Resulta interesante destacar que en la intro-
bajo el concepto de pertenencia que puede ser ducción del documento del censo indígena rural
interpretada por la descendencia, por la lengua, se explica que la iniciativa del registro de la po-
el sentido de pertenencia, su residencia, su pro- blación surge de un dirigente indígena mojeño,
piedad territorial, etc. Esto añadido a una opción presidente de la Central de Pueblos Indígenas del
cerrada a cinco etnias que aparecen jerarquizadas Beni, y luego presidente de CIDOB, vinculado
frente al resto que quedan ocultas bajo “otro na- al interés por el levantamiento de información
tivo”. El concepto de autoidentificación inserta- del territorio indígena y el Parque Nacional del
do por el Estado en el censo resulta incierto por- Isiboro Sécure (TIPNIS). El interés proviene de
que da por supuesto los elementos identificado- los propios pueblos indígenas que sienten la ne-
res. Los porcentajes resultantes del censo no apor- cesidad de legitimar sus conquistas; el decreto su-
tan elementos para la comprensión de cuáles se- premo que reconocía los territorios como resul-
rían los aspectos con los que los individuos ads- tado de la marcha estaba siendo cuestionado de
cribirían su pertenencia a los pueblos aymaras, inconstitucional por grupos de poder. El censo
quechuas, guarani, chiquitano, mojeño u otros indígena se realizó en abril 1994 y aúna los es-
nativos, aspecto que es justamente importante fuerzos de la cooperación Sueca, PNUD, la or-
desde el análisis social. Pensamos que la herra- ganización indígena de las tierras bajas CIDOB
mienta utilizada no facilita una mayor visibiliza- y la Subsecretaria de Asuntos Étnicos.
ción de los otros grupos étnicos. El censo jerar- Pese a que el censo fue diseñado sólo para la
quiza sólo a los pueblos numéricamente signifi- población indígena, en su introducción se men-
cativos y que han estado involucrados en los pro- cionan múltiples dificultades en la aplicación,
cesos reivindicativos de las tierras bajas en las úl- elaboración de criterios e indicadores. De espe-

47
cial interés con relación a los planteamientos de ción de indicadores siempre resulta ser incom-
Lavaud y Lestage, son dificultades que se seña- pleta y parcial. Las experiencias censales recien-
lan para una adecuada cobertura de “los proce- tes muestran que la formulación y la aplica-
sos crecientes de abandono, no sólo de habitat ción de los censos son resultado y se derivan
natural, sino del idioma originario y otras pau- de cambios en la constitución formal del Esta-
tas culturales de identificación” que “han deri- do. Las demandas al Estado de parte de los in-
vado en algunos casos en la negación de la pro- dígenas de las tierras bajas han obligado a una
pia condición indígena” (1994: 4). Con respeto respuesta oficial.
a los indicadores sociales, las dificultadas encon-
tradas parecen haber sido enormes cuando la LO “INDÍGENA”
propia explicación sobre las limitaciones es con-
fusa: “existe una dispersión muy grande de los En el proceso de construcción del movimiento
indicadores específicos en relación al valor cen- indígena de las tierras bajas, la nominación in-
tral, lo que distorsiona la realidad: por otro lado, dígena ha tenido una connotación esencialmente
la situación “real” no es tan óptima como lo política para construir la unidad reivindicativa
muestran los indicadores” (Ibid.: 4). Se conclu- de grupos étnicos que eran percibidos en los años
ye, por lo tanto, que existe “la necesidad de 80 como grupos minoritarios dentro de la so-
manejar nuevos indicadores para lograr un aná- ciedad nacional, en la cual se reconocía única-
lisis acertado de la realidad indígena, tomando mente a los quechuas y aymaras como represen-
en cuenta, por ejemplo, elementos tales como tantes del componente originario del país. El
la inseguridad territorial, el deterioro ambien- significado de lo “indígena” en las tierras bajas
tal, la pérdida de identidad cultural, etc.” (Ibid.: ha estado vinculado fundamentalmente a la rei-
3). Otras limitaciones fueron la cuantificación vindicación territorial (entendida como la tie-
de gran escala y su correspondencia a unidades rra y todos sus recursos naturales de propiedad
socioculturales demasiadas pequeñas para deter- histórica colectiva), sobre la cual tempranamen-
minar tasas como por ejemplo maternidad, fe- te, a mediados de los 80, se incluyen las deman-
cundidad etc., así como los procedimientos de das de reconocimiento de sus lenguas origina-
agregación de unidades geográficas comúnmente rias como lenguas nacionales. Esto constituyó
utilizadas como Secciones Municipales, Provin- un nuevo paradigma frente a la concepción de
ciales o Departamentales que no corresponden reivindicación sindical agraria con lo cual se
con las de los pueblos indígenas. enlazaba lo indio. Estas dos concepciones se
Evidentemente, el censo no es el instrumen- mantienen vigentes hasta la fecha como demues-
to más idóneo para generar información de ca- tra el testimonio siguiente del presidente del
rácter político, social y cultural. Es un instru- CIDOB:
mento que por sus propias características no
puede adaptarse a situaciones y contextos par- Desde el principio, nosotros la gente de las
ticulares y a complejidades locales regionales. tierras bajas nos hemos considerado
Sin embargo, un país que se reconoce pluriét- indígenas. Los andinos han preferido
nico y multicultural se enfrenta al reto de ge- identificarse a sí mismos como campesinos
nerar la información correspondiente. La ex- y siempre han objetado y renunciado al
periencia muestra que la construcción y selec- término indígena. Pero ahora, en toda esta

48
lucha que se está llevando a cabo, la gente dades de desarrollo futuro. Lo indígena, por lo
andina está comenzando a aceptar el tanto, no es un elemento de identificación cultu-
término indígena, y si esto continúa, yo le ral sino un instrumento de lucha política. Ya en
doy la bienvenida. Yo pienso que está muy el año 1986, en el seminario para la unificación
bien que ellos hayan encontrado sus raíces e del alfabeto guaraní, los indígenas de las tierras
indudablemente los vamos a apoyar. bajas tenían una propuesta de aporte a la cons-
(Indigenous affairs, 2/02, p 35, entrevista a trucción de un Estado boliviano de diversidad
Marcial Fabricano, presidente de CIDOB, que incluía el reconocimiento de sus derechos
mayo 2002, traducido por Graciela postergados:
Zolezzi).
Vivimos en un país multinacional,
De esta manera, las categorías raciales “blan- multilingüe, donde habitan diferentes
co, mestizo e indígena”, tal como han sido em- grupos indígenas con sus características
pleadas en la encuesta en Bolivia, resultan inade- particulares, pero en el fondo los problemas
cuadas y reflejan una interpretación sesgada y son los mismos; el indígena siempre se ha
prejuiciada de la realidad étnica. En ese sentido identificado con el problema de la tierra
es pertinente rescatar algunas interpretaciones porque en ella está su supervivencia, porque
teóricas: ella misma es parte de la naturaleza que es el
Cuando se aborda el asunto de grupos étni- territorio. Es así que CIDOB nace
cos, frecuentemente se le atribuye una importan- planteando el problema de la tierra, de la
cia primaria al hecho de compartir una cultura economía, de la educación y la salud. Es ésa
común. Sin embargo, como también argumenta su plataforma de lucha y a la cual va
Barth (1969: 15), no se puede equiparar la cul- encaminada a solucionar esos problemas.
tura al grupo étnico. Esto implicaría que sólo las Entonces el CIDOB busca cómo reclamar
diferencias culturales constituyen la barrera en- sus derechos ante el estado y ante el
tre grupos étnicos. Pero las culturas de los pue- gobierno, sus derechos que le fueron
blos pueden cambiar, y de hecho cambian con el postergados por mucho tiempo (Riester y
tiempo, mientras las barreras entre los diferentes Zolezzi, 1989: 187).
grupos persisten. Como sostiene Barth, el foco
crítico en la investigación de los grupos étnicos Difícilmente podemos encontrar a indivi-
es la barrera étnica, no el contenido cultural que duos y grupos étnicos que se autodefinan como
comprende (Ibid.: 15). indígenas. Volviendo a las categorías emplea-
La historia reciente de los pueblos indígenas das en las encuestas, resulta claro que éstas exi-
de las tierras bajas de Bolivia muestra la capaci- gen de los individuos una identificación forza-
dad organizativa y política lograda para superar da que solamente distorsiona la realidad y re-
sus barreras étnicas. El propósito político reivin- fuerza el racismo en la sociedad que discrimi-
dicativo prioriza en la alianza la resolución de sus na al indio. El censo boliviano adopta, en ese
problemas sociales y de discriminación comunes, sentido, aunque con dificultades para realizar-
focalizando su lucha para la recuperación de sus lo, un enfoque de análisis social correcto al tra-
territorios, que constituyen la base material so- tar de operacionalizar la autoidentificacion ét-
bre la que se construye su cultura y sus posibili- nica.

49
BIBLIOGRAFÍA INE, SAE
1994 Censo Indígena.
Barth, F.
1969 “Introduction”. En: Barth, F. Ethnic groups and Riester, J. y Zolezzi, G.
boundaries: The social organization of cultural difference. 1989 Identidad Cultural y Lengua. Santa Curz: Ed.
Boston: Little, Brown and Company. APCOB.

IGWIA
2002 Indigenous affairs, 2/02.

Mario Alejandro Illanes. Mujer tejiendo

50
SECCIÓN II

PROCESOS DE
INVESTIGACIÓN - FORMACIÓN

51
52
Conducta económica de los hogares:
notas metodológicas
Fernanda Wanderley1

En este artículo, la autora analiza la relación entre el


marco teórico y la metodología empleada en una in-
vestigación sobre la organización de la producción no
mercantil de bienes y servicios en los hogares bolivia-
nos, y la participación de hombres y mujeres en las
actividades generadoras de ingreso.

Desde el trabajo pionero de Rosabeth Kanter de la investigación y la metodología empleada


(1977) sobre la interrelación de los roles en el para la recopilación de información, la construc-
dominio familiar y dentro del mercado de traba- ción de los datos y su interpretación. Se espera
jo, una extensa literatura se dirigió a entender que el ejercicio motive a que posteriores investi-
cómo las relaciones y actividades que se desarro- gaciones profundicen el tema, eludiendo las difi-
llan en el ámbito de los hogares son interdepen- cultades y aprovechando los aprendizajes del pre-
dientes con las relaciones y actividades en el mer- sente estudio.
cado de trabajo2. La investigación Conducta eco- Este artículo ha sido dividido en ocho partes:
nómica de los hogares3, realizada en cuatro ciuda- la primera se dirige a la interrelación entre traba-
des de Bolivia, buscó iniciar una línea de estudio jo productivo mercantil y no mercantil; la segunda
en el país sobre la organización de la producción discute los alcances y limitaciones de la categoría
no mercantil de bienes y servicios en los hogares de jefatura del hogar y la formulación de una
bolivianos, y su relación con la participación de nueva categoría de análisis denominada conduc-
hombres y mujeres en las actividades generado- ción del hogar; la tercera parte analiza el trata-
ras de ingreso. El objetivo de este texto es anali- miento empírico de los conceptos de género, ci-
zar la relación entre el marco teórico conceptual clo doméstico y estrato socioeconómico; la cuar-

1 Es socióloga y actualmente realiza su tesis de doctorado para la Universidad de Columbia. Trabaja el tema de las redes sociales y
las empresas en Bolivia).
2 Entre estos trabajos están el de Tilly y Scott (1978), Bielby y Bielby (1988) y Folbre (1986).
3 Esta investigación fue desarrollada por el CIDES-UMSA con el auspicio de la Cooperación Holandesa. El equipo de investiga-
doras estuvo compuesto por: Fernanda Wanderley (coord.), Fernanda Sostres, Teresa Reinaga e Ivonne Farah; y los investigado-
res: Irma Lizarazu, Emilia Copa, Profirio Cohi, Laura Jaimes y Gloria Rocabado.

53
ta discute las consecuencias de la inclusión de las des mercantiles y no mercantiles, sitúa el análisis
nociones de poder, conflicto y negociación, para de la producción dentro del hogar al mismo ni-
la definición de la unidad de observación del es- vel conceptual que el trabajo mercantil, e incor-
tudio; la quinta presenta las principales conside- pora la idea de que el factor tiempo es limitado y
raciones teóricas alrededor de los conceptos de que los individuos deben distribuirlo entre las
conducta y estrategia que guiaron la elaboración actividades mercantiles (remuneradas), las acti-
de los instrumentos de recojo de información y vidades no mercantiles en el hogar y las otras ac-
la interpretación de los datos; la sexta parte in- tividades sociales como el ocio y la recreación.
troduce algunos de los recursos utilizados por el Esta perspectiva del hogar, como un espacio
estudio para procesar las informaciones, en espe- de producción de bienes y servicios para el consu-
cífico las tipologías de hogares y los indicadores mo, el ocio y la recreación, fue rescatada en el pre-
de género; y, finalmente, la última parte conclu- sente estudio para analizar la relación entre las ac-
ye con algunos comentarios sobre las ventajas de tividades productivas —no mercantil y mercan-
la metodología longitudinal. til— no desde el mercado, sino desde la propia
dinámica de los hogares bolivianos; y discutir, con
TRABAJO PRODUCTIVO: base en evidencias empíricas, la explicación pro-
MERCANTIL Y NO MERCANTIL puesta por la NEF para la división del trabajo por
género5 . La mirada desde el hogar, además de com-
El estudio partió de la idea desarrollada por la plementar investigaciones anteriores realizadas en
Nueva Economía de la Familia (NEF)4 que plan- el país sobre las relaciones de género desde el mer-
tea que la producción de bienes y servicios para cado de trabajo6 , permitió levantar, por primera
la satisfacción de las necesidades humanas com- vez, información sistemática sobre la organización
bina actividades generadoras de ingresos mone- del trabajo no mercantil en el área urbana del país.
tarios (trabajo mercantil) y actividades de proce- El estudio definió el hogar y el mercado de
samiento en la esfera del hogar (trabajo no mer- trabajo como espacios formados por un conjun-
cantil). Con los ingresos generados en los traba- to de rutinas y prácticas, pautas de soluciones y
jos remunerados, los hogares obtienen los pro- significados que tienden a perpetuarse en el tiem-
ductos y servicios en el mercado que luego son po dado el carácter colectivo de las expectativas
procesados en el espacio doméstico para satisfa- sobre los deberes y obligaciones de los individuos,
cer las necesidades de sus miembros. La defini- los cuales se concretizan en la división del trabajo
ción de los hogares como espacios de producción, mercantil y no mercantil entre los miembros del
consumo y ocio, además de vincular las activida- hogar7. Al partir de la comprensión del hogar y

4 Becker (1991).
5 La NEF sostiene que la división del trabajo mercantil y no mercantil entre los cónyuges es más eficiente cuando uno de los
miembros se especializa en la producción en el mercado (el varón) y el otro (la esposa) se especializa en la producción en el hogar.
Sobre los análisis críticos de la teoría económica, consultar Borderías y Carrasco (1994); Blau, Ferber y Winkler (1998); Sen
(1990) y Benería y Roldán (1992).
6 Wanderley (1995).
7 El enfoque institucional adoptado por el estudio se encuentra en la línea de los trabajos de DiMaggio y Powell (1991), Douglas
(1986) y Simon (1991).

54
del mercado de trabajo como espacios tanto de cuatro ciudades del país, así como la elaboración
producción de bienes y servicios como de pro- de los instrumentos de recojo de información para
ducción de género, en el sentido de identidades su posterior análisis, estuvieron pautadas por cri-
sociales diferentes y de inequidad entre hombres terios que respondieron a consideraciones teóri-
y mujeres8, el estudio buscó detectar los princi- cas que serán analizadas a continuación.
pios ordenadores de las esferas de interacción a
través de las prácticas concretas y las actitudes JEFATURA Y CONDUCCIÓN:
desarrolladas por los individuos. CONCEPTOS COMPLEMENTARIOS
Debido al carácter pionero del estudio en el
país, se optó por un diseño exploratorio de natu- En el inicio del proceso de investigación, uno de
raleza longitudinal que se tradujo en un proceso los temas centrales de discusión fue el referido a
de sucesivos acercamientos a la realidad social de la variable “relación de parentesco”, articulada en
118 hogares a lo largo de 12 meses. En este pe- torno al “jefe de hogar”. Si bien llegamos a la
ríodo, se intercalaron instrumentos cuantitativos conclusión de que no podíamos prescindir de esta
y cualitativos que buscaron, por un lado, recoger variable en la primera ronda, para establecer los
las prácticas concretas de los individuos y sus ac- vínculos familiares entre los distintos miembros
tividades cotidianas y, por el otro, las historias de del hogar, este concepto no nos brindaba la posi-
vida, los discursos sobre sus prácticas, las imáge- bilidad de visualizar quiénes eran los actores res-
nes y visiones del “deber ser” de los géneros. En- ponsables de la organización del mismo.
tre éstos se encuentra el registro, instrumento Esta constatación nos llevó a utilizar la varia-
cuantitativo que se aplicó con la finalidad de ex- ble relación de parentesco sólo como referente
plorar, en una primera instancia, las principales del vínculo familiar, y construir la categoría
características de la organización del hogar para, “conductores(as)” para identificar a los miembros
progresivamente, observarlas con más profundi- que son responsables por la conducción de los
dad y desde otros ángulos por un espacio de tiem- hogares, que incluye la administración de los tra-
po suficiente para entender al hogar como esce- bajos y tareas cotidianas, la percepción de ingre-
nario de relaciones de cooperación, conflicto y so monetario y la asignación de estos recursos.
negociación. Otro instrumento cuantitativo uti- Para esta identificación se tomaron en cuenta as-
lizado fue la planilla de gasto que recuperó en pectos tales como: generación de ingresos, res-
más detalle la estructura de gastos de los hogares. ponsabilidad en la organización cotidiana del
Los métodos cualitativos utilizados en el estudio hogar, capacidad de decisión sobre la dinámica
fueron agendas de uso del tiempo que permitie- del hogar y tenencia de hijos(as) en situación de
ron complementar y profundizar la información dependencia. Sobre la base de estos criterios se
sobre las actividades cotidianas de los miembros; reclasificó a los miembros según su rol en la or-
y entrevistas en profundidad que documentaron ganización del hogar, independientemente de la
la historia de vida de los conductores, además de posición de autoridad que se le fuere otorgada a
captar percepciones, aspiraciones y problemas que alguno.
dimensionaron sus prácticas y actividades. La categoría de conductor(a) permitió al es-
La selección de los hogares familiares en las tudio superar el modelo jerárquico de familia

8 Para más detalle sobre esta perspectiva, ver: McKie, Bowlby y Gregory (1999).

55
nuclear que tiene la jefatura, normalmente repre- hogares en el ciclo III tienen el hijo(a) menor entre
sentada por un varón, como el principio ordena- 15 y 19 años. El instrumento de historia de vida
dor del tratamiento de la información y del aná- documentó la narrativa de hombres y mujeres
lisis. Con esta nueva categoría fue posible revelar sobre sus vivencias personales a lo largo del tiem-
el protagonismo de las mujeres y de otros miem- po, y permitió el análisis de sus percepciones so-
bros en las dinámicas de los hogares, los cuales bre los cambios interrelacionados entre la diná-
permanecerían subestimados bajo el sistema de mica familiar y la participación en otras esferas
clasificación con base en la figura simbólica de de interacción, principalmente el mercado de tra-
autoridad definida como “jefe”9 . bajo.
El estudio también se adscribió a la perspec-
GÉNERO, CICLO DOMÉSTICO tiva de que el género se cruza con otros princi-
Y ESTRATO ECONÓMICO pios de diferenciación social en la construcción
de las relaciones e identidades sociales. Por lo tan-
Entendemos por género un conjunto más o me- to, los espacios sociales están formados por inte-
nos articulado de prácticas, actividades, conduc- racciones y prácticas cotidianas que tienen al gé-
tas, sentimientos, valores y percepciones que di- nero, en combinación con otros principios so-
ferencian al hombre de la mujer en los procesos ciales, como ejes ordenadores. A partir de este
de interacción cotidiana que ocurren en distin- enfoque, y de la incorporación de otras caracte-
tos espacios sociales. La definición de género rísticas estructurales importantes como el tipo de
como prácticas sociales resalta el carácter diná- hogar y la posición socioeconómica, se contex-
mico de las identidades sociales, en el sentido de tualizaron las prácticas e interacciones humanas.
que los actores no sólo poseen una identidad de Antes de abordar la variable “tipo de hogar”,
género como la forman, reafirman y cambian. Eso es importante mencionar que el estudio definió
implica que en el transcurso de los ciclos de vida, hogar familiar como grupos de individuos que
los individuos varones y mujeres experimentan además de compartir un mismo espacio físico y
transiciones, ambigüedades y cambios en sus va- organizar colectivamente las actividades cotidia-
lores, prácticas, sentimientos y conductas. nas, están conectados por lazos de matrimonio o
Para captar las diferencias en los distintos ci- nacimiento. Fueron identificados tres tipos de
clos de vida, la investigación recurrió principal- hogares familiares10 : hogar monoparental, inte-
mente a dos recursos metodológicos: la selección grado por una madre o un padre y sus hijos; ho-
de hogares en los distintos ciclos domésticos y la gar biparental, integrado por una pareja y sus hi-
incorporación del instrumento de historia de vida. jos; y hogar extendido, donde figura una madre
La edad del hijo menor se constituyó en la varia- y/o padre con sus hijos y otros parientes o no
ble de definición de los ciclos domésticos: los parientes. El estudio confirmó que la composi-
hogares en el ciclo I son aquellos con el hijo(a) ción del hogar definida por las relaciones de pa-
menor entre 0 a 4 años; los hogares en el ciclo II rentesco de los miembros es un factor muy im-
tienen el hijo(a) menor entre 5 y 14 años, y los portante en su organización social.

9 Un estudio reciente que analiza la categoría de jefatura del hogar es: Farah (2002).
10 Dado el objetivo del estudio, de analizar la división y coordinación del trabajo no mercantil, los hogares formados por una sola
persona y aquellos sin hijos menores a 20 años no ingresaron como sujetos de análisis.

56
El concepto de posición socioeconómica fue (los hogares dirigidos por personas que han su-
quizás el que ha requerido más esfuerzo analítico perado el nivel primario, pero no alcanzaron los
del equipo de investigación. En primer lugar, se estudios superiores) y alto (los hogares con con-
privilegió el concepto de estrato socioeconómico ductores que alcanzaron estudios superiores uni-
sobre el de clase social, después de considerar las versitarios o técnicos concluidos o no).
implicaciones metodológicas de cada concepto a Se evidenció que el nivel de instrucción pola-
la luz de los objetivos del estudio. Toda vez que el rizaba los hogares en dos grupos: los hogares con
estudio no estaba dirigido a los procesos de ex- conductores analfabetos o con nivel primario, y
plotación en la esfera de la producción mercan- los hogares conducidos por personas que supera-
til, el concepto de clase social no presentaba un ron el nivel primario de estudio y que podrían
valor heurístico específico para la investigación. ser identificados con el estrato medio y/o alto.
El concepto de clase nos llevaría, además, a clasi- Esta polarización demostró que el nivel de ins-
ficar a priori los hogares como unidades que ocu- trucción no permitía diferenciar los hogares de
pan una posición en la producción mercantil (ver- estrato alto respecto al medio, y el límite entre
tiente marxista del concepto de clase social) o que éste y el estrato bajo. Esta evidencia ameritó un
comparten una misma situación de mercado (ver- análisis que fue desarrollado posteriormente con
tiente weberiana). Esta clasificación nos oculta- el cruce de las variables nivel de instrucción e in-
ría el objeto mismo del estudio: las dinámicas greso per cápita.
internas de los hogares y los distintos vínculos de En un segundo momento se procesó la infor-
los miembros con la producción mercantil y no mación sobre los ingresos de todos los miembros
mercantil de bienes y servicios. Lo que el estudio del hogar, y se crearon las variables de ingreso
necesitaba era un concepto que permitiera la cla- total del hogar, ingreso laboral y no laboral. Con
sificación de los hogares en términos de su posi- base en la información del ingreso per cápita, ni-
ción en la estratificación social. vel de instrucción y otras características de la vi-
Una vez definido que el concepto de estrato vienda —propiedad, tenencia de cocina, baño y
era el más adecuado para el estudio, teníamos que saneamiento básico— se efectuó el Análisis de
seleccionar las variables para operar empíricamen- Correspondencias Múltiples, a fin de reducir la
te el concepto de estrato socioeconómico. Este se dimensión de las variables y crear un índice so-
constituyó en un largo proceso que demandó cioeconómico. Este ejercicio permitió advertir que
varios ejercicios y discusión. En un primer mo- estas variables tampoco discriminaban adecuada-
mento se asumió el nivel de instrucción de los mente a los hogares, toda vez que el ingreso per
conductores como la variable “proxi” de clasifi- cápita y el nivel de instrucción no presentaron
cación socioeconómica de los hogares, toda vez correlación significativa con las otras variables del
que no se contaba todavía con otras informacio- hogar.
nes como ingreso y características de la vivienda, Creemos que el tamaño de la muestra pudo
obtenidas en las rondas siguientes de recojo de haber influido en el resultado de este ejercicio
información. El nivel de instrucción más alto al- estadístico. Sin embargo, es interesante conside-
canzado por uno de los conductores, definió la rar que el análisis del cruce de las variables de
ubicación de cada hogar en tres estratos: bajo (los nivel de instrucción y de ingreso per cápita con-
hogares donde los conductores son analfabetos o firmó que la relación entre logros educativos y
tienen primaria completa o incompleta), medio acceso a recursos monetarios no es directa ni sen-

57
Mario Alejandro Illanes. Faro de Khonchupata (1941)

58
cilla en la sociedad boliviana. Los datos indica- mismos actores de su posición relativa en la so-
ron que si bien la mayoría de los conductores con ciedad con las condiciones “objetivas” de vida,
los ingresos más altos presentaban niveles de ins- medida por la disponibilidad de recursos mone-
trucción universitario completo y post universi- tarios. Uno de los resultados de este análisis es la
tario, y los conductores con los ingresos más ba- coincidencia entre la identificación de su posi-
jos presentaban niveles de instrucción primaria y ción relativa en la sociedad y la disponibilidad de
secundaria, alrededor del 20 por ciento de los los hogares de recursos monetarios (variable ex-
conductores con ingresos más bajos ha logrado terna que definió los estratos y la ubicación de
acceder a niveles de estudio superiores, y el mis- los hogares en el mismo).
mo porcentaje de conductores con los ingresos A través de este proceso, el estudio seleccionó
más altos no ha llegado a concluirlos. En cuanto la muestra y estructuró el análisis de los hogares a
a las conductoras mujeres, los datos indican que partir de las tres variables articuladas: tipo de
el nivel de instrucción tiene menor incidencia hogar, ciclo doméstico y estrato económico. Es-
—en relación a sus pares varones— en el acceso a tas tres variables, combinadas con la diferencia-
recursos monetarios. ción por el sexo de los actores sociales y su parti-
Luego del análisis de los resultados de estos cipación en las actividades mercantiles, enmarcó
ejercicios, se determinó que el ingreso per cápita el análisis de las dinámicas sociales dentro y fuera
era la variable más significativa (en esta etapa del de los hogares.
estudio) para discriminar a los hogares en térmi-
nos de acceso a los bienes y servicios disponibles CONFLICTO, PODER Y NEGOCIACIÓN
en el mercado. De esta manera se construyeron
cuatro estratos económicos: el estrato bajo, con El enfoque institucional adoptado por la investi-
ingresos per cápita mes entre 33 y 302 bolivia- gación11 orientó la interpretación de las prácti-
nos; el medio bajo, con ingresos entre 321 y 747; cas sociales al interior de los hogares como “mo-
el medio alto, con ingresos entre 760 y 2.250; y delos de asociación” que comparten grupos de
el alto, con ingresos entre 2.340 y 7.778 bolivia- individuos en un contexto social y cultural espe-
nos. cífico. La sostenibilidad en el tiempo de los “mo-
Posteriormente, el estudio analizó otras va- delos de asociación” tales como el matrimonio y
riables de identificación sociocultural captadas en la maternidad ocurren a través de la reproduc-
las siguientes rondas: la identificación por los ción de prácticas, actividades, valores y significa-
mismos actores de su posición en la estructura dos de generación a generación. Sin embargo,
jerárquica de la sociedad boliviana, su identifica- estos procesos no son ni automáticos ni sin pro-
ción étnica, su origen espacial y su posición en blemas porque todas las relaciones sociales, sean
relación a los medios de producción mercantil; ellas íntimas o distantes, están traslapadas por
todas éstas combinadas con la variable de estrato temas de poder, conflicto y negociación12 .
económico medido por el ingreso per cápita. Este Al compartir la visión de que toda relación
análisis permitió afinar el concepto de estrato social tiene la posibilidad de imposición de uno
socioeconómico y cruzar la identificación por los de los actores sobre el otro, imposición que pue-

11 Ver pie de página número 7.


12 Weber (1974).

59
de estabilizarse por la aceptación (en diferentes facilitó la observación de las diferencias de per-
grados) de estas relaciones asimétricas tanto por cepción y participación de hombres y mujeres en
los que mandan cuanto por los que obedecen, la los procesos de decisión, de administración de
investigación se apartó de las posiciones teóricas los recursos, de distribución de responsabilida-
que definen los hogares como grupos de indivi- des y de coordinación de las actividades cotidia-
duos que comparten un objetivo común, para nas. Entre estas decisiones está la realización de
comprender a los hogares como grupos de indi- las entrevistas en profundidad y el llenado de la
viduos que al mismo tiempo que comparten cier- agenda de uso de tiempo de manera individual
tos objetivos también tienen intereses conflicti- por hombres y mujeres.
vos. Este enfoque traslada la unidad de observa-
ción y análisis del agregado hogar a las dinámicas CONDUCTA Y ESTRATEGIA
sociales al interior de los hogares, y abre las puer-
tas para la comprensión de las actividades de ne- El concepto de conducta económica de los hoga-
gociación, de resolución de disputas y de la par- res se refiere a las relaciones y prácticas concretas
ticipación de los individuos en el grupo. dirigidas a la producción de bienes y servicios para
Las relaciones de poder pueden ser captadas satisfacer las necesidades de los miembros del
por varias vías. Una de ellas es el análisis de las hogar. La producción de bienes y servicios para
dinámicas de toma de decisión y su vinculación el consumo incluye tres diferentes pero interrela-
con la distribución de responsabilidades y parti- cionadas etapas: 1) adquisición de productos en
cipación en actividades dentro y fuera del hogar. el mercado con la remuneración recibida en acti-
Otro camino para captar las relaciones de poder vidades mercantiles; 2) el procesamiento de estos
es el análisis de los juicios de valor presentes en productos en la esfera del hogar; 3) la distribu-
las narrativas personales que denuncian los con- ción de éstos entre los miembros.
troles sociales ejercidos en las interacciones hu- La adopción de los conceptos de estrategia y
manas. Estos controles limitan lo que algunos de conducta por la investigación buscó eludir dos
actores pueden hacer, al mismo tiempo que mol- posiciones metodológicas. Por un lado, aquella
dean sus prácticas y horizontes de posibilidades. que reduce a los actores a tomadores de decisión
La fuerza de los controles está en que la vivencia que no tienen presiones y no están constreñidos
de los mismos define la manera como los actores por relaciones sociales más o menos estables (au-
se identifican como miembros de una colectivi- sencia de estructura social). Por otro lado, la vi-
dad. Al responder adecuadamente a los contro- sión de los actores sociales como agentes pasivos
les, los actores son aceptados en su entorno so- que son casi marionetas de las estructuras socia-
cial, y reciben la aprobación y reconocimiento les. En esta última perspectiva se pierde el carác-
como miembros adecuados de una comunidad ter dinámico de las interacciones sociales. La pri-
política de derechos y obligaciones. Al infringir mera perspectiva no capta la posibilidad misma
las expectativas colectivas sobre su rol social, los de análisis de la relación entre identidad social y
actores sufren sanciones directas e indirectas para patrones de interacción social.
que ajusten su comportamiento a las normas so- El análisis de las conductas de los hogares se
ciales. Estas dos vías fueron seguidas por el estu- desarrolló en dos niveles: 1) el nivel de los indivi-
dio. duos que interactúan unos con otros; y 2) el de los
Un conjunto de decisiones más operativas hogares como prácticas coordinadas de un grupo

60
de individuos. En los dos niveles, el análisis buscó los actores y los patrones de acción definidas por
distinguir entre las estrategias de los actores y los el analista.
patrones de acción observados por el analista que
no necesariamente coinciden con la comprensión TIPOLOGÍAS E INDICADORES
de los mismos actores sobre sus prácticas.
En las ciencias sociales, el concepto de estra- La utilización de tres variables como principal
tegia ha sido empleado de manera poco precisa, referencia del análisis de los hogares (tipo de ho-
incorporando una amplia gama de significados. gar, estrato y ciclo) en combinación con otras
Un importante debate fue generado sobre el con- variables como condición de actividad, sexo y
cepto de estrategia y sus ventajas y limitaciones edad, al mismo tiempo que enriqueció el análi-
como una herramienta analítica13 . Una manera sis sociológico de los hogares, planteó un desa-
de escapar al uso ecléctico y poco preciso del con- fío para el procesamiento de la información
cepto de estrategia es definirlo en contraste con cuantitativa y su posterior análisis. No era posi-
los comportamientos no estratégicos. La primera ble generar cuadros de salida sin la previa cons-
alternativa es vincular el concepto de estrategia al trucción de “variables compuestas” denomina-
de decisiones que buscan utilizar y distribuir los das tipologías. A través de la combinación de
recursos de manera racional con base en infor- variables “simples” se padronizó uno de los ejes
maciones disponibles. Estrategia, en este caso, se de los cuadros de salida (horizontal). Un ejem-
refiere a la manera como individuos o colectivi- plo de estas tipologías es la que hemos denomi-
dades buscan conscientemente estructurar sus nado “B”, por estar referida a los hogares bipa-
acciones a partir de una perspectiva de mediano rentales con cuatro combinaciones posibles de-
y largo plazo. pendiendo de la condición de actividad de los
Estrategia también fue empleada como de- conductores: 1) padre y madre que trabajan en
ducciones del analista utilizadas para ofrecer in- actividades mercantiles; 2) padre que genera in-
terpretaciones lógicas y coherentes de patrones gresos y madre que no genera; 3) madre que
de comportamiento observados en los análisis de genera ingresos y padre que no genera; 4) padre
información agregada. En estos análisis no se es- y madre que no generan ingresos. Estrato y ci-
clarece cuándo la descripción de los comporta- clo en la tipología B formaron el eje diagonal
mientos de los actores se basa en principios aje- (externo) de los cuadros. Otra tipología impor-
nos a la lógica del actor, y cuándo las conclusio- tante para el estudio fue denominada “F” con la
nes son fruto de un trabajo de interpretación de inclusión de: 1) los conductores por sexo, 2) los
los significados imputados por los actores a su otros miembros por tramos de edad y sexo, y 3)
accionar. Aunque la explicación de patrones de la trabajadora del hogar. En la tipología F, estra-
acción es importante, no se debe confundir la to, ciclo y tipo de hogar constituyeron el eje dia-
construcción externa y objetiva de estrategia con gonal.
las maneras que los individuos responden a las Para el segundo eje de los cuadros (vertical) se
circunstancias. Guiado por esta consideración han construido categorías para agrupar las activi-
teórica, el recojo de información y el análisis buscó dades e índices de participación individual que sin-
distinguir entre las “prácticas intencionales” de tetizaron un conjunto de datos de difícil manejo

13 Para más detalle sobre este debate ver Anderson, Bechhofer y Kendrick (1994).

61
debido al nivel de desagregación de los mismos. los indicadores de inequidad de género. Un ejem-
Estas categorías e índices permitieron el análisis de plo se refiere a la clasificación de las actividades no
la participación relativa de los conductores y no mercantiles en el hogar: 1) actividades cotidianas,
conductores en las actividades no mercantiles que 2) actividades no cotidianas, 3) actividades admi-
posteriormente sirvieron para la construcción de nistrativas y 4) de crianza de niños.

Cuadro 1
Cuadro mudo con el eje horizontal con la tipología B, el eje vertical con las
actividades no mercantiles y el eje diagonal con el estrato económico o ciclo doméstico

ESTRATO SOCIOECONÓMICO O CICLO DOMÉSTICO

LOS TIPOS 1 Y 2 DE LA TIPOLOGIA B Hogares: el cónyuge varón Hogares: los dos cónyuges
genera y la cónyuge mujer no generadores de ingresos
genera ingresos
Actividades Conductor Conductor Conductor Conductor
Hombre Mujer Hombre Mujer
Limpiar la casa
Lavar ropa
Cotidianas Preparar almuerzo
Preparar cena
Lavar platos
No cotidianas Botar la basura
Realizar mantenimiento
Definición del menú
Abastecimiento de
Administrativas alimentos
Organización del orden
y limpieza del hogar
Fuente: Conducta económica de los hogares, CIDES-UMSA 2002.

En relación a los índices de división del tra- dianas realizadas por cada uno de los conducto-
bajo por género, que constituyó el eje horizontal res sobre el total de las actividades realizadas en
de varios cuadros, se pueden mencionar dos in- el hogar. Los dos indicadores tienen una escala
dicadores construidos con base en la información de 0 cuando no existe inequidad de género en el
de uso del tiempo y de la distribución de respon- hogar, hasta una inequidad de V negativo cuan-
sabilidades. El primer indicador se refiere a las do la diferencia recae sobre la mujer, y de V posi-
diferencias entre las horas dedicadas por los con- tivo cuando la inequidad recae sobre el varón.
ductores hombres y por las conductoras mujeres El cuadro que sigue sobre la distribución por-
en las actividades cotidianas de labores domésti- centual del total de los hogares —de un genera-
cas y cuidado de los niños. El segundo se refiere a dor y de dos generadores de ingreso—, por gra-
la diferencia entre el número de actividades coti- dos de inequidad en el uso del tiempo, ofrece

62
un ejemplo de las tipologías e indicadores desa- esposos; -III de 4 a 6 horas más; -II de 2 a 4
rrollados por la investigación. El índice V nega- horas; y -I de 1 a 2 horas. En el índice 0, la
tivo indica que las cónyuges mujeres dedican 8 diferencia del tiempo entre los cónyuges es de
horas y media más en las actividades no mer- menos de 1 hora diaria. Los índices positivos
cantiles que sus esposos; -IV indica que las mu- indican la misma diferencia de horas a favor del
jeres dedican de 6 horas a 8 horas más que sus varón.

Cuadro 2
Indicadores de inequidad de género en los hogares biparentales
(en términos de tiempo dedicado a las actividades no mercantiles)

ÍNDICE DE INEQUIDAD HOGARES CON DOS HOGARES DONDE TOTAL


DE GÉNERO PERCEPTORES EL PERCEPTOR
DE INGRESO ES EL VARÓN

-V 8% 56% 22%
- IV 14% 6% 11%
- III 31% 22% 28%
-II 14% 11% 16%
-I 19% 6% 14%
0 8% 0% 5%
+I 3% 0% 2%
+ II 3% 0% 2%
T O TA L 100% 100% 100%
Fuente: Conducta económica de los hogares, CIDES-UMSA 2002.

La comparación de los dos tipos de hogares de ingresos no está acompañada por el aumento
—de un preceptor (masculino) de ingresos y con proporcional de los hombres en el trabajo del
los dos cónyuges generadores de ingresos— indi- hogar. Confirmando la tendencia en otros paí-
ca una tendencia (aunque muy tímida) de incre- ses, se observa en los hogares bolivianos la resis-
mento de la participación de los cónyuges varo- tencia de los varones a participar en las activida-
nes en las actividades no mercantiles cuando la des dentro del hogar, inclusive cuando sus com-
esposa también participa en trabajos mercanti- pañeras se incorporan al mercado de trabajo. La
les. La participación de los varones es en cambio participación de los varones es muy limitada tan-
nula en los hogares donde solo él genera ingre- to en los hogares donde él es el único generador
sos; el porcentaje de cónyuges varones que parti- de ingresos, como en los hogares donde ambos
cipan en las actividades no mercantiles en la esfe- cónyuges generan ingresos.
ra del hogar aumenta cuando sus esposas tam- Estos cuadros facilitaron el análisis compara-
bién generan ingresos. Sin embargo, es interesante tivo de los hogares con diferentes características
observar que el incremento de la participación estructurales, los cuales fueron complementados
de las mujeres en las actividades de generación con las otras informaciones —cuantitativas y cua-

63
litativa— generadas por la investigación. El estu- utilizados en la construcción de los instrumen-
dio llegó a la configuración de tres modelos de tos, muchos de ellos personalizados, y en el pro-
división del trabajo mercantil y no mercantil por cesamiento de la información. Estos identifica-
género que predominan en las cuatro ciudades dores, además, sirvieron de base para la construc-
del país: modelo de especialización absoluta, mo- ción de fichas resumidas de los hogares que fue-
delo híbrido y modelo equitativo.El estudio ar- ron muy importantes para el análisis de las infor-
gumenta que solo a través de la comprensión de maciones cualitativas. El recurso de identificación
la doble interdependencia: 1) entre el mundo mer- es apenas un ejemplo de los muchos temas técni-
cantil y no mercantil y 2) entre la distribución cos y operativos que posibilitaron la consecución
del tiempo y esfuerzo de los cónyuges, podremos de un estudio tan complejo. El aspecto técnico
comprender las diferencias de participación en el de la investigación recibió la misma atención y
mundo laboral entre hombres y mujeres. cuidado por parte del equipo que el marco analí-
tico, que fue el objeto de análisis del presente tex-
NOTAS FINALES SOBRE LA to, debido a su importancia para garantizar la
METODOLOGÍA LONGITUDINAL calidad de los datos construidos y el análisis sis-
temático de los mismos.
Como se ha mencionado, la investigación Con-
ducta económica de los hogares fue diseñada como
una ruta continua formada por distintos momen-
BIBLIOGRAFÍA
tos de acercamiento a la realidad social de los
hogares, con la combinación de instrumentos Anderson, Bechhofer y Kendrick
cuantitativos y cualitativos.El carácter longitudi- 1994 “Individual and Household Strategies”. En: The
nal del estudio permitió profundizar y ampliar Social and Political Economy of the Household. Oxford:
las temáticas abordadas e incorporar en cada uno Oxford University Press.
de los momentos un nuevo aspecto o dimensión.
Becker, Gary
Las visitas continuadas a los mismos hogares fa- 1991 The treatise on the family. Cambridge:
cilitaron la creación de confianza entre los suje- Harvard Press.
tos de investigación y los asistentes, y garantiza-
ron la captación de información sensible y de di- Benería y Roldán
fícil acceso con estudios puntuales de una sola 1992 Las encrucijadas de clase y género. México:
El Colegio de México-Fondo de Cultura Económica.
visita. La metodología longitudinal permitió,
además, el control de la calidad de la informa- Bielby y Bielby
ción y la adopción de diferentes instrumentos 1988 “She Works Hard for the Money: Household
cualitativos y cuantitativos para abordar un mis- Responsibilities and the Allocation of Work Effort”.
mo tema. American Journal of Sociology, 93.
Es importante resaltar que una de las princi-
Blau, Francine D.; Ferber, Marianne A. y Winkler,
pales ventajas de la metodología longitudinal: el Anne E.
cruce de la información de las diferentes rondas 1998 The Economics of Women, Men and Work.
tanto a nivel de hogares como de los miembros, New Jersey: Prentice Hall.
fue posible gracias a la construcción de identifi-
cadores de hogares y miembros que luego fueron

64
Borderías y Carrasco McKie, Bowlby y Gregory
1994 Las mujeres y el trabajo – Rupturas Conceptuales. 1999 Gender, Power and the Household. New York:
Madrid: Economía Crítica. St. Martin´s Press.

DiMaggio, Paul y Powell, Walter Sen, Amartya


1991 The New Institutionalism in Organizational 1990 “Gender and Cooperative Conflicts”. En:
Analysis. Chicago: Chicago University Press. Persistent Inequalities – Women and World Development.
Irene Tinker (ed.). Oxford: Oxford University Press.
Douglas, North
1986 “The new institutional economics”. Journal of Simon, Hebert
Institutional and Theoretical Economics, 142. 1991 “Organizations and Markets”. Journal of Economic
Perspectives, 5.
Farah, Ivonne
2002 Familias bolivianas y trabajo de hombres y mujeres. Tilly y Scott
La Paz: CIDES/UMSA – INE. 1978 Women, Work and Family. New York and London:
Hold, Rinehart and Winston.
Folbre
1986 “Cleaning House: New Perspectives on Wanderley, Fernanda
Households and Economic Development”. Journal of 1995 Discriminación ocupacional y de ingresos por género.
Development and Cultural Change, vol. 32, 2. Ministerio de Desarrollo Humano: Subsecretaría
de Asuntos de Género.
Kanter, Rosabeth
1977 Men and Women of the Corporation. New York: Weber, Max
Basic Books. 1974 Economía y sociedad. México: Fondo de Cultura
Económica.

65
Mario Alejandro Illanes. Muelle en el lago
SECCIÓN III

INVESTIGACIONES

67
68
Democracia y política en Bolivia:
Rediscutiendo la construcción conceptual
Fernando Luis García Yapur
Luis Alberto García Orellana
Luz Mery Quitón Herbas1

Tres corrientes de investigación y reflexión sobre la rea-


lidad política pueden ser detectadas en el país: la del
“pensamiento ILDIS”, la “institucionalista“ y la “pers-
pectiva crítica”, señalan los autores. Este trabajo recu-
pera una parte del estado de arte de la investigación
“ La crisis de la política. La ‘guerra del agua’ en
Cochabamba“, financiada por el PIEB.

El ensayo presenta, en una síntesis apretada, el 1. CORRIENTES DE PENSAMIENTO


estado de la investigación social, politológica en EN LA CIENCIA POLÍTICA
particular, respecto a la política y la democracia
boliviana durante las dos últimas décadas. Si- En el estudio del sistema político y de la demo-
guiendo la configuración de las corrientes de pen- cracia boliviana, se han desarrollado por lo me-
samiento, los principales ejes de investigación y nos tres vertientes de pensamiento y análisis que
reflexión temática, se realiza una lectura crítica han venido a conformar una particular y fructí-
de los más importantes trabajos de análisis polí- fera discusión teórica dentro de las ciencias so-
tico e investigación acerca de la construcción de ciales en general, y en la todavía embrionaria cien-
la democracia representativa, la consolidación de cia política boliviana en particular2.
las instituciones, la interacción y cultura política La corriente institucional del análisis políti-
y, finalmente, las interpretaciones en torno a la co, muy influenciada por la escuela neoinstitu-
crisis política y social del país. cionalista de la ciencia política europea y norte-

1 Fernando Luis García es licenciado en Ciencias Políticas de la Universidad Autónoma Metropolitana de México y tiene estudios
de maestría en Administración Pública. Luis Alberto García es licenciado en Ciencias Políticas (UAMM) y obtuvo una maestría
en Sociología Política. Luz Mery Quitón es socióloga; licenciada de la Universidad Mayor de San Simón.
2 Esta primera clasificación, no pretende encasillar la gran heterogeneidad de vertientes teóricas que el conjunto de politólogos
viene incorporando en sus reflexiones interpretativas del acontecer político y la descripción del proceso democrático; sin embar-
go, permite establecer ciertas líneas de continuidad en el debate del proceso.

69
americana3, ha logrado introducir al acervo de la de posturas de esta corriente, encabezada princi-
disciplina, el análisis institucional y comparado palmente por René Antonio Mayorga y Jorge
como metodologías que pretenden superar las Lazarte.
restricciones del análisis comportamental o be- Se debe fundamentalmente al trabajo de esta
havorista de la escuela tradicional de ciencia polí- perspectiva, la caracterización del régimen polí-
tica4. tico y la democracia boliviana, como un sistema
En este marco se ubican los aportes de inves- de gobierno “híbrido”, de “presidencialismo par-
tigación de René Antonio Mayorga5, Jorge La- lamentarizado”, así como la introducción de las
zarte6 y H.C.F. Mansilla7, como reflexiones neo- temáticas relacionadas con la ingeniería institu-
institucionalistas sobre los principales problemas cional y constitucional, y las consecuentes refor-
político-institucionales, de cultura política y de mas políticas para la instauración, la consolida-
ingeniería constitucional que plantea la reciente ción y el perfeccionamiento del sistema de go-
construcción de la democracia representativa en bierno democrático-representativo.
Bolivia. Asimismo, las reflexiones e investigación de
Dentro de las prioridades de estudio de la H.C.F. Mansilla se han centrado fundamental-
democracia, el aporte de esta vertiente se centra mente en la crítica al conjunto de valores y prác-
en la explicación del proceso de transición de un ticas de la cultura política tradicional y autorita-
régimen autoritario y corporativo a otro demo- ria, como de los más importantes déficit discur-
crático. Los estudios de los cambios y dilemas sivos de valores y prácticas de las principales eli-
institucionales, la particular crisis de gobernabi- tes modernizadoras del país. Éstas son caracteri-
lidad del periodo de 1982 a 1985, el “pacto por zadas como tradicionales, perniciosas, imitativas
la democracia”, el cambio del campo político de y poco originales en el diseño e implementación
confrontación a uno de acuerdos y pactos, la ca- de las políticas de modernización y desarrollo de
racterización del sistema político boliviano, la las reformas institucionales del último periodo.
crisis del sindicalismo y la incidencia de los par- Las líneas de reflexión de estos autores en su
tidos políticos en el sistema, las reformas institu- conjunto han sido homogéneas desde su incur-
cionales y la eficiencia e impacto de la función de sión en la discusión y debate de la ciencia políti-
gobierno y de las políticas estructurales, han sido ca boliviana. Las lecturas de la realidad institu-
fuentes de análisis, deliberación y construcción cional y de la cultura política corresponden a los

3 Sobre los principales ejes temáticos de la ciencia política europea, una primera aproximación publicada en español es la obra
compilada por Pasquino (1986) en torno a los fundamentos de la perspectiva de la ciencia política norteamericana. Ver: Almond
(1999).
4 Una sugerente discusión sobre el desarrollo de las principales corrientes y paradigmas de análisis en la ciencia política es la
formulada por Julio Pinto (1999) en “La ciencia política”. Asimismo, la reflexión crítica de Zolo (1999) en “La ´tragedia´ de la
ciencia política”.
5 Ver, principalmente, los trabajos respecto a la democracia y el sistema político de René Mayorga (1991, 1992, 1995).
6 El autor ha compilado sus diferentes escritos, investigaciones y reflexiones en torno a la política, la democracia y el sindicalismo
en tres volúmenes. Ver: Lazarte (1993). Asimismo, existe un conjunto de trabajos publicados en diversas revistas, coordinacio-
nes, etc.
7 Son de destacar los trabajos sobre cultura política y la reflexión crítica en torno a los procesos de modernización en América
Latina y Bolivia. Ver, al respecto: Mansilla (1992, 1991 y 1992).

70
problemas de la construcción política de la de- ción político-administrativa, las reformas insti-
mocracia boliviana, entendida como la configu- tucionales del sistema político, el análisis y estu-
ración de un sistema político o modelo de go- dio de las políticas públicas y la caracterización
bierno con sustento de las condiciones básicas de de la cultura ciudadana. Los análisis se han pro-
la democracia representativa, de acuerdo a las ten- ducido a partir de la investigación empírica, la
dencias más recientes y genéricas de la teoría e evaluación de los procesos políticos y del diseño
historia de la democracia liberal. e implementación de las políticas públicas desde
Por otra parte, una nueva corriente del pen- los supuestos del comportamiento racional; y, a
samiento político en el desarrollo de las ciencias través del levantamiento de información respec-
sociales bolivianas, enmarcada en la perspectiva to a las percepciones valorativas de la sociedad,
institucionalista, es la que se ha denominado como principales instrumentos metodológicos de
como la corriente del “Pensamiento ILDIS”8, la descripción de la instituciones, el análisis de la
vertiente influenciada por una heterogeneidad de interacción política y el conocimiento del desa-
tendencias de análisis, sobre todo de la politolo- rrollo de la cultura política. Los escritos de Car-
gía americana, el enfoque racional, comportamen- los Toranzo10, Jorge Lazarte y politólogos del
tal o behavorista; así como de la perspectiva de “Foro o Debate Político”11, así como de la Fun-
análisis de cultura ciudadana, a través del levan- dación Milenio12 y Fundemos13, han y vienen
tamiento de información sobre las percepciones aportando en esta corriente de análisis político.
y opiniones ciudadanas9. En esta corriente se percibe una heterogenei-
Esta corriente ha incorporado en el análisis dad de posiciones como de temáticas, que en gran
político, la temática de la gobernabilidad, la ca- parte corresponden a los intereses fragmentados
racterización de la función de gobierno, el rendi- y particulares que los diferentes escenarios de con-
miento y desempeño institucional, el análisis de flicto institucional y político de coyunturas espe-
los procesos de reforma estatal, la descentraliza- cíficas han demandado para la reflexión y la in-

8 Denominación surgida a partir de una polémica desarrollada en la prensa nacional a propósito de la composición y los principa-
les temas y orientaciones analíticas de esta corriente. Una recopilación de parte de este debate se encuentra en: García Argañaras
(1999).
9 El Instituto Latinoamericano de Investigaciones Sociales (ILDIS), bajo la dirección de Thomas Manz y Carlos Toranzo, ha
venido publicando diferentes trabajos vinculados a las temáticas de reforma del Estado, democracia y descentralización, gober-
nabilidad y ciudadanía, así como los resultados analíticos sobre encuestas nacionales en torno a la democracia y el sistema
político.
10 A partir de la publicación de su libro, en 1989, Nueva Derecha y desproletarización en Bolivia, Carlos Toranzo ha venido editando
un conjunto de reflexiones en torno a los diferentes componentes del sistema político boliviano en publicaciones del ILDIS, así
como en coedición con otras editoriales e instituciones.
11 Entre los que se destacan: Luis Verdesoto, Gloria Ardaya, Fernando Mayorga, Henry Oporto, Alfonso Ferrufino, Iván Finot,
Maria Teresa Zegada, Moira Zuazo, Gonzalo Rojas y Roberto Laserna, entre otros.
12 Quienes han venido editando trabajos de investigación relacionadas con los temas de la modernización, Cf. (1998) Las reformas
estructurales en Bolivia, y/o institucionales, Cf. Proyecto de Reforma de la Constitución Política del Estado 1991-1992. Asimismo,
muy recientemente se han editado los informes económicos y del acontecer político como trabajos de investigación para el
seguimiento de la coyuntura económica y política del país, Cf. Informe de Milenio sobre la Economía. No.9, e Informe de Milenio
sobre el acontecer político en Bolivia. No.1y 2.
13 Fundación que edita la revista Opiniones y Análisis.

71
vestigación temática. Las investigaciones se su- postulan la confluencia de la democracia repre-
mergen en estudios de casos, descripciones y aná- sentativa o liberal con la democracia comunita-
lisis de problemáticas, diagnósticos para posibles ria, indígena y/o participativa en un sistema de-
diseños de reformas y políticas institucionales, y mocrático consociacional15 .
para medir y evaluar la evolución de las percep- Esta corriente pretende incorporarse a las pre-
ciones en torno a la democracia y la política. Su ocupaciones contemporáneas de larga data en la
principal deficiencia es la fragmentación reflexi- ciencia social boliviana, como es la temática de
va14 , el reducido esfuerzo interpretativo y desa- las inquietudes reiteradas de René Zavaleta Mer-
rrollo de la crítica politológica que dé mayores cado16 , de la confluencia o el logro del “óptimo
luces a la discusión en torno a la cuestión demo- social” entre la forma estatal e intersubjetividad
crática, la crisis política-institucional y las refor- social, la democracia representativa y la autode-
mas en curso. terminación social, lo nacional-popular y la cons-
Sin embargo, el principal aporte de la corrien- trucción del Estado, etc.
te a la comprensión del problema democrático y Destacan en esta vertiente dos perspectivas de
la política boliviana, es la oferta de reflexiones análisis. Una, de orientación sociológica, hace
académicas, la identificación de líneas de investi- hincapié en el estudio de los actores sociales en la
gación y la sistematización de información para configuración de las instituciones; por ello se
la mejora de los procesos decisorios; el diseño de nutre de fuentes históricas y sociológicas que han
las políticas públicas, la gobernabilidad del siste- especificado una particular perspectiva pluralista
ma político y la difusión de reflexiones e interac- de pensamiento social y de interpretación del
ción entre las perspectivas académicas y los deci- proceso de construcción de la democracia, así
sores de la política. como de los fenómenos sociales y políticos. Los
Por último, muy recientemente se ha venido escritos de Zavaleta Mercado, como fuente y re-
desarrollando en el ámbito de la ciencia política, ferencia de gran influencia, Xavier Albó17 , Silvia
una corriente de pensamiento social heterogénea Rivera18, Gonzalo Rojas Ortuste19 , Luis Tapia20 ,
en sus fuentes y vertientes, inspirada en una vi- entre otros, se inscriben en esta tradición crítica
sión crítica de la interpretación de la realidad y la del pensamiento político boliviano.
historia boliviana. Abarca un abanico de proble- Por otra parte, en el marco del pensamiento
máticas circunscritas en las perspectivas étnicas sociológico y de reflexión devenida de la filosofía
de la política y la democracia hasta aquellas que política, se desarrolla una corriente que pretende

14 La mencionada heterogeneidad y eclecticismo de las vertientes que la sustenta, no manifiesta una asimilación crítica y sistemá-
tica de las corrientes de moda, que permitan una mayor continuidad de las investigaciones temáticas, siendo a lo mucho
acercamientos y reflexiones fragmentadas de la realidad política y social.
15 Un trabajo que inicia esta propuesta y discusión en el país es el de Rojas Ortuste.
16 Ver: Zavaleta Mercado (1986, 1983).
17 Ver, principalmente, Albó (1987, 1994 y 1999).
18 Ver: Rivera (1984, 1990, 1996).
19 El autor, a partir de la influencia de Arend Lijphart, politólogo holandés, ha venido desarrollando interesantes propuestas de
análisis de la democracia, las reformas institucionales y la cultura política en el país. Ver: Rojas O. (1997, 1999).
20 Ver: Tapia y Yaksic II (1997).

72
sustentar la emergencia de un nuevo campo de la configuración institucional de la democracia, in-
política, a partir de la constatación de nuevos ac- troduciendo, en muchos casos, sin embargo, pro-
tores sociales que especifican formas de construc- puestas que caen en nuevas formas de particula-
ción de identidad, la heterogeneidad desde lo rismo romántico, como la recuperación de la pers-
nacional popular, las identidades restringidas y la pectiva indigenista en la construcción del orden
nueva intersubjetividad social emergente de las social y político; escepticismo político y socioló-
formas particulares de configuración del sistema gico expresado en los análisis del fracaso de la
económico, político y social. Los trabajos de Gar- sociedad y los actores frente al neoliberalismo; y
cía Linera21 y la corriente denominada como la fundamentalismo histórico de izquierda, postu-
Comuna22 representan este esfuerzo. lado por la emergencia de nuevos actores y suje-
En ambas tradiciones de investigación y re- tos sociales que (re)significan la trama histórica
flexión, se encuentran señales de configuración hacia una sociedad más igualitaria.
de una perspectiva crítica del proceso de moder- Desde estas perspectivas se ha abierto un fruc-
nización e instauración del modelo democrático tífero debate sobre la democracia y su posibili-
representativo en el país; por ello, es quizás la más dad institucional en nuestra realidad, siendo has-
rica en la oferta de hallazgos reflexivos en torno a ta el momento los principales ejes temáticos: el
la discusión de los contenidos y significados de la análisis de la consolidación del sistema democrá-
noción y la particularidad de lo político y lo de- tico representativo, la cultura política y, muy re-
mocrático, introduciendo elementos reflexivos cientemente, las temáticas relacionadas con la
ausentes en las otras dos perspectivas: la institu- crisis política e institucional, la reforma consti-
cionalista y la conductista del pensamiento IL- tucional, la construcción de la democracia repre-
DIS. sentativa en el ámbito de reconocimiento de la
Las preocupaciones de esta perspectiva, en el pluralidad social y los conflictos, la representa-
ámbito del análisis de la política y la democracia, ción política, el rendimiento institucional, las
se circunscriben en la reflexión de la ampliación políticas públicas y los partidos políticos.
del entendimiento de la política y la democracia Con relación a los mencionados ejes, como
más allá de lo estatal y lo procedimental del siste- hemos apuntado arriba, es de destacar la influen-
ma de interacción política y discursos políticos- cia de las corrientes institucionalistas, referida a
institucionales, recuperando la noción de los ac- la historia de la construcción de la democracia
tores, la construcción de comunidades y relacio- representativa, contándose con los importantes
nes de sentido en función a estrategias de resis- aportes analíticos de René A. Mayorga y Jorge
tencia, sobrevivencia e integración social y sim- Lazarte, y la corriente del “pensamiento ILDIS”,
bólica. los cuales se han constituido en las referencias
El aporte de esta vertiente es la crítica, aun- obligadas del análisis institucional sobre la de-
que todavía marginal, a la concepción instrumen- mocracia y la configuración del sistema político
tal de entendimiento de la política y la democra- en el país desde la apertura democrática de 1978
cia, como categorías reflexivas de los hechos y la a la fecha.

21 Ver: García Linera (1999).


22 Respecto a las propuestas teóricas y estudios sociológicos, se encuentran los trabajos colectivos desarrollados por García Linera;
Gutiérrez; Prada y Tapia (2000, 2001).

73
Sin embargo, esta construcción de la historia de la cultura del autoritarismo, corporativismo,
política de las instituciones y de la interacción patrimonialismo de hace medio siglo, y al prag-
política en el país, no encuentra, todavía, una matismo en la recepción de las pautas genéricas
reflexión crítica sobre los principales dilemas res- del diseño e implementación de reformas y polí-
pecto a su consolidación y desarrollo; esto es, más ticas institucionales en los ámbitos de la reforma
allá del estudio de las reglas y mecanismos for- del Estado, la economía y la sociedad.
males del funcionamiento del sistema político, La poca discusión en torno a la democracia,
de la sociedad civil, de la construcción del espa- sobre los dilemas, la crisis y déficit de la edifica-
cio público y las formas de interiorización y ex- ción de lo político, no ha permitido una mayor
presión de la ciudadanía, etc.; así como sus sus- profundización sobre las formas de apropiación de
tentos o conexos de investigación en el ámbito los procesos institucionales y reformas estructura-
regional o local, vacíos que debieran ser comple- les. Ésto ha conllevado, como efecto negativo, una
mentados por esfuerzos de investigación temáti- reducción del ámbito de la política en el marco del
ca que escudriñen las particularidades de los pro- sistema y de la acción de los actores del sistema
cesos políticos e institucionales a la hora de su político y la institucionalidad formal, dejando al
consolidación y/o aplicación. análisis de la sociedad civil, los actores sociales y al
Además, algo que trasciende a todas las corrien- desarrollo del conflicto político y social, al margen
tes clasificadas como institucionalistas, es que el de los intereses reflexivos y políticos.
impacto de la producción reflexiva y de hallazgos,
se ha reducido a recomendaciones de carácter téc- 2. NUEVOS INTERESES TEMÁTICOS
nico político, en el mejor de los casos; y en el peor, Y TAREAS PENDIENTES
en una hegemonía de una visión lineal, extrema-
damente instrumental y procedimental de com- Dentro de la investigación politológica de la de-
prensión de la instauración y consolidación de la mocracia en el país, además de la expuesta y pre-
democracia representativa. Esta visión ha tenido dominante, se cuenta con esfuerzos recientes so-
consecuencias nefastas en la implementación de bre los ejes de cultura política, la representación
las políticas públicas y las formas de interpelación y los partidos políticos, estudios regionales de los
discursiva de las elites que dirigen el proceso de procesos de descentralización y configuración po-
modernización y reforma del Estado. lítica-institucional y, últimamente, en torno a la
En este sentido, al parecer, durante los 20 años crisis política y social del sistema democrático en
del proceso de instauración de la democracia re- general.
presentativa en el país, se ha socializado una no- Los estudios de cultura política, objeto de una
ción reducida de la política y la democracia muy evaluación más pormenorizada en el siguiente
vinculada a las preocupaciones de las corrientes acápite, tanto desde la perspectiva institucional
neoinstitucionalista y conductista de la ciencia como behavorista o comportamental, propuestos
política boliviana, caracterizada por un excesivo en diferentes reflexiones teóricas de sustento his-
“institucionalismo procedimental” de compren- tórico e institucional por H.C.F. Mansilla, o las
sión del proceso de edificación de la democracia, evaluaciones de las percepciones ciudadanas for-
una crítica a las prácticas tradicionales derivadas muladas por Jorge Lazarte23, Fernando Calde-

23 Ver: Lazarte (2000).

74
rón24, Gonzalo Rojas Ortuste y Luis Verdesoto25, lidación y escudriñamiento de las percepciones
entre otros, son todavía iniciales. Se abre así una de la población sobre los principales ejes temáti-
discusión que apenas empieza en el país y que cos de la política en el país.
pretende desarrollar nuevos ejes de análisis y re- Por otra parte, las investigaciones sobre re-
sultados prometedores, como son las aproxima- presentación y los partidos políticos son muy es-
ciones al estudio de las élites en los ámbitos loca- casas en la ciencia social y política boliviana, aun-
les26, la construcción del espacio público y la ciu- que destaca una reciente discusión promovida por
dadanía27, la caracterización de los estilos de go- el PNUD29 entre Carlos Toranzo y Luis Tapia,
bierno y los liderazgos en los municipios28, etc. los trabajos de Luis Verdesoto y Gloria Ardaya30,
Estos esfuerzos de abordar la temática, al ser Jorge Lazarte31, Maria Teresa Zegada32 , y Gonza-
iniciales, manifiestan un grado de agregación cir- lo Rojas O. y Moira Zuazo O.33 Son aún inexis-
cunscrita al nivel nacional, dejando de lado las tentes estudios específicos en los ámbitos regio-
particularidades que en el ámbito local y regio- nales y locales. Al respecto, existe un gran vacío
nal son determinantes a la hora de la caracteriza- en investigación respecto a los partidos políticos
ción de los hábitos, prácticas y creencias que per- en Bolivia34, el desempeño de éstos a partir de la
mean la interacción y desempeño político. Por territorialización política y la problematización
ello es importante examinar la construcción del de la representatividad en el nuevo contexto des-
espacio público, la ciudadanía, la pervivencia y/o centralizado.
cambio de los valores y hábitos de la política en Por último, a partir de los sucesos de abril y
el nivel local, así como la complementación, va- septiembre del año 200035, diferentes ámbitos de

24 Ver: PNUD (2000).


25 Rojas y Verdesoto (1997).
26 Al respecto, ver: Rojas, Tapia y Bazoberry (2000).
27 Un trabajo inicial sobre el tema en el país ha sido formulado por Oporto (2000).
28 Sobre el tema, un primer trabajo exploratorio es el de García (2000).
29 Ver Tapia y Toranzo (2000).
30 Verdesoto y Ardaya (1997).
31 Jorge Lazarte es, quizás, quien más ha trabajado la temática de los partidos políticos en el periodo democrático; ver al respecto:
Lazarte (1992, 1998).
32 Zegada (1998).
33 Rojas y Zuazo (1996).
34 Existen, además de los citados, los trabajos formulados por Lazarte (1988) y Calderón (1988). Un trabajo todavía muy explora-
torio sobre las dinámicas internas de los partidos es el de Zegada (1996).
35 En abril del 2000, en Bolivia, confluyeron movilizaciones políticas sectoriales (magisterio, la policía) y campesinas, con la de la
ciudadanía respecto a la temática del agua en Cochabamba, originando la denominada “guerra del agua”. Los enfrentamientos
entre la ciudadanía y la población cochabambina, contra las autoridades prefecturales, el Gobierno Nacional y los representantes
del Consorcio “Aguas del Tunari” pusieron en crisis a la institucionalidad vigente. Asimismo, en septiembre del 2000, a partir
nuevamente de las movilizaciones de los campesinos del occidente del país y de los cocaleros en Cochabamba, se desarrolló un
paro y bloqueo de las principales zonas rurales que comunican a las ciudades de La Paz, Cochabamba y Santa Cruz, conocidas
como el eje transversal de comunicación de transporte y mercados, ocasionando en los hechos un cerco campesino que paralizó
el desempeño de las actividades económicas en todo el país durante aproximadamente tres semanas.

75
Mario Alejandro Illanes. El balsero en el lago Titikaka (1937)

76
reflexión y análisis han venido profundizando el Gonzalo Rojas Ortuste, Luis Tapia Mealla y Os-
estudio, discusión y reflexión sobre la situación car Bazoberry Chali41 .
política nacional, presentando distintas lecturas, En general, se hace visible una fuerte tenden-
como se puede ver en el análisis de la crisis políti- cia de los teóricos por asumir a la cultura política
ca y la desilusión en torno al futuro del sistema como determinante en el estado actual del siste-
político y la democracia, expuestos en la parte ma democrático. Tanto la corriente instituciona-
final de esta revisión. Estas lecturas permiten cons- lista como la conductista del ILDIS, se han ca-
tatar, en todos los casos, la crisis de gobernabili- racterizado por elaborar estudios evaluativos del
dad del sistema político; esto es de la política des- proceso de asimilación de la democracia y de las
plegada desde las instancias gubernamentales, de reformas emprendidas desde 1994 en el sistema
las instituciones del sistema de representación político.
como de los mecanismos de mediación, canali- Al interior de la corriente institucionalista se
zación y comunicación entre el Estado y la socie- encuentra el trabajo presentado por J. Lazarte
dad civil, los partidos y el parlamento, entre otros. (2000), quien desarrolla un análisis evaluativo del
estado actual de la democracia a partir de dos
3. EL ESTUDIO DE LA CULTURA ejes42: 1) La evaluación de la relación de los boli-
POLÍTICA EN BOLIVIA vianos con la democracia y las razones de esta
relación; y 2) la evaluación de la posición de los
Los estudios sobre cultura política en Bolivia son encuestados respecto a los valores centrales de la
escasos; entre los más relevantes se pueden men- democracia, llegando a las siguientes conclusio-
cionar a los de Jorge Lazarte R.36 , H.C.F. Mansi- nes:
lla37 , Gonzalo Rojas y Luis Verde Soto38 , los in-
formes del PNUD39 , los trabajos de Michell Se- - Bolivia y su democracia se encuentran en trán-
ligson40 , quienes conjuntamente con la empresa sito entre dos mundos: el imaginario y el real,
Encuestas y Estudios, han realizado uno de los el tradicional y el moderno, el democrático y
más completos análisis empíricos sobre el tema. el antidemocrático.
Finalmente, estudios recientes de investigadores - Actualmente se vive en una especie de con-
financiados por el Programa de Investigación tradicción entre estos mundos, cuya caracte-
Estratégica en Bolivia (PIEB), constituyen im- rística fundamental es la presencia de viejas
portantes contribuciones al análisis sobre la cul- prácticas políticas junto con nuevas tenden-
tura política de las élites; es el caso del libro de cias hacia la consolidación democrática.

36 Lazarte (2000).
37 Castedo Franco /H.C.F.Mansilla (2000).
38 G. Rojas y L. Verdesoto (1997).
39 PNUD: Informe de Desarrollo Humano en Bolivia 2000.
40 Seligson (2000).
41 Rojas O., Tapia y Bazoberry (2000).
42 Lazarte basa su análisis en los resultados de una encuesta sobre “Democracia y valores democráticos” realizada en abril de 1999
por E&E. Fueron encuestadas 3.024 personas en todo el país, lo que hace de ella la encuesta más representativa y con informa-
ción generalizable a escala nacional.

77
- La población en general opta por la demo- urbanos”44. Lo ajeno, en oposición, es lo caracte-
cracia como sistema político; pero, los que rizado por “la imitación indiscriminada de la ci-
apoyan la democracia realizan acciones no de- vilización moderna occidental que se da con ma-
mocráticas lo que refleja una pervivencia de yor claridad y vehemencia entre los mestizos y
orientaciones autoritarias o no democráticas blancos de las clases urbanas medias y altas”. En
al interior del sistema. medio de ambas categorías se encuentra la iden-
- Existe en Bolivia un problema de integración tidad cultural boliviana, es decir, entre dos polos
cuya causa fundamental es su característica básicamente diferentes pero profundamente in-
pluri-multi de composición étnica-cultural. terconectados. En este sentido, tomando como
- El problema fundamental del estado actual de base empírica los resultados de 50 entrevistas
la democracia es precisamente una carencia de abiertas y los datos de las encuestas sobre Seguri-
educación ciudadana que oriente a la construc- dad ciudadana45 y Cultura política ciudadana”46,
ción de una cultura política “verdaderamente llega a las siguientes conclusiones:
democrática”43, cuya base sean los valores de-
mocráticos y la conciencia ciudadana. - Existe en la cultura política un permanente
encuentro y desencuentro entre lo propio y
H.C.F. Mansilla presenta un análisis más pro- lo ajeno.
fundo al momento de indagar en la construcción - En general prevalece arraigado el carácter se-
de la cultura política, pero muy parecido al de lectivo del proceso de imitación, donde la
Lazarte en sus conclusiones. Para este autor, tam- adopción de determinado estilo de vida deri-
bién existe una dualidad en la cultura política va de prácticas de consumo.
boliviana, en la cual juegan un papel importante - Toda la conducta social, y por tanto la políti-
las relaciones entre los valores de lo propio y lo ca, está permeada por impulsos emocionales,
ajeno. Su análisis se basa en la búsqueda de los donde son determinantes los vínculos fami-
vínculos que se dan entre los cambios en el com- liares y amistosos para el establecimiento y
portamiento colectivo y los hábitos socio psíqui- construcción de las instituciones.
cos, y las modificaciones de la estructura social - Existe muy presente una tendencia al irracio-
de la sociedad boliviana. nalismo, al activismo, estatismo y burocratis-
Mansilla define a lo propio como los valores mo que resultan de la vigencia de viejos cá-
tradicionales, autónomos y los arraigados por la nones hispánicos.
tradición hispano-católica: “Los fenómenos de - Es visible la fuerte tendencia al racismo que
nativismo, fundamentalismo e indigenismo es- existe al interior de la cultura boliviana, en
tán asociados al mundo rural campesino, y a las especial de parte de aquellos que asumen lo
etnias aborígenes y a sus múltiples asentamientos ajeno como propio.

43 Es interesante ver que la mayoría de las preguntas de la encuesta en la cual basa su análisis este autor, orientan hacia una
evaluación de una concepción ya definida de lo que es la democracia como conjunto de valores determinados en base a la libertad
jurídica, la participación y la ciudadanía.
44 Para más detalles, ver: Mansilla y Castedo (2000: 113-159).
45 La encuesta sobre Seguridad Ciudadana fue realizada en 1995 por Fernando Calderón y Carlos Toranzo.
46 Esta es la encuesta realizada por G. Rojas y L. Verdesoto (1996).

78
En conclusión, tanto Lazarte como Mansilla junto de actitudes, normas, tradiciones, ideales y
definen una característica fundamental de la cul- creencias compartidos con referencia a fenóme-
tura política boliviana: el juego de las dos polari- nos políticos, cuyos elementos son: a) conoci-
dades o dos mundos. El moderno versus el tradi- mientos (normas que establecen derechos y obli-
cional; el imaginario versus el real. Al interior de gaciones); y b) orientaciones (confianza, adhesión
ambos se define lo estrictamente propio, que vie- y tolerancia políticas). Es el análisis del mandato
ne a ser una mezcla de ambos sentidos. Lazarte y la obediencia a través de las actitudes y opinio-
define más estos mundos al nivel de las prácticas nes”47.
políticas y democráticas, y Mansilla en el ámbito El análisis se estructura alrededor de tres
de construcción identitaria donde lo síquicoso- ejes fundamentales: 1) Cultura ciudadana
cial juega un papel preponderante. emergente; 2) Los lugares de la sociedad y la
Siguiendo la lógica evaluativa del proceso de- política; y 3) La participación popular como
mocrático, tenemos en los estudios de cultura po- eje de interacción política. Estos ejes intentan
lítica los trabajos de G. Rojas y L. Verdesoto, Mi- dar respuesta a un objetivo general: “conocer
chell Seligson y el informe del PNUD sobre De- el grado de afianzamiento de la democracia,
sarrollo Humano del 2000. Estos trabajos se con- indagando en el conocimiento de las normas
centran, también, en buscar la caracterización de generales para el funcionamiento de un régi-
la cultura política democrática boliviana por me- men democrático y la apropiación de las refor-
dio de un sistema de evaluación de la asimilación mas como las promueven la ley de Participa-
de los procesos vinculados con la democracia “for- ción Popular, que impulsan la vitalización de
mal” y sus principales aspectos genéricos de “con- la ciudadanía”48.
solidación de una identidad ciudadana”. Sin embargo, para entender la evaluación que
Un trabajo importante fue el realizado por realizan los autores, es preciso señalar que toma-
G. Rojas y L. Verdesoto (1997) en el cual se rea- ron en cuenta en el análisis, la noción del “grotes-
liza una exposición interesante sobre la cultura co social”49. Partiendo de este concepto, se identi-
política democrática boliviana a través de una ficaron núcleos grupales en la población encuesta-
evaluación de los procesos de participación ciu- da: el primero, la elite local; el segundo, la pobla-
dadana. El estudio toma como eje central del ción provincial en relación con la urbana; y un
análisis a la democracia, como determinante para tercero, definido como mestizo. Como resultado
la existencia de una cultura ciudadana en la cual de la aplicación de las preguntas de la encuesta, se
el individuo puede participar y ejercer sus dere- determinaron las siguientes características de la
chos sin restricciones. cultura política ciudadana emergente:
La noción de cultura política que manejan
los autores, corresponde a la definición conduc- - En la memoria colectiva de la ciudadanía per-
tista del término: “La cultura política es el con- manece latente el funcionamiento estatal tra-

47 Rojas y Verdesoto (1997).


48 Rojas y Verdesoto (1997).
49 El grotesco social fue introducido por R. Ortuste en 1996, quien, en un intento por caracterizar la cultura política democrática,
tipificó a ésta como una categoría estética, entendiendo al grotesco social como una situación de transición e hibridez. Esta
utilización del concepto fue realizada sobre la base de los aportes teóricos de Benjamín (1998) y Sanjinés (1992).

79
dicional paternalista y clientelar de preben- crático. Las conclusiones son muy parecidas a las
dalismo partidario. de los autores G. Rojas y L. Verdesoto.
- Existe, sin embargo, la emergencia de una elite
local, que se define como un grupo más abier- - El apoyo al sistema político es bajo. Las insti-
to y con mayores predisposiciones al cambio tuciones con menor puntaje son los partidos
y a asumir conceptos más vinculados con la políticos y la policía.
modernidad. - Los bolivianos son particularmente intoleran-
- En general, la participación ciudadana es baja tes con el derecho de libre expresión y de pos-
con relación a objetivos colectivos, pero es alta tulación a cargos públicos, lo que no aumen-
a nivel de grupos y asociaciones selectos. ta con el nivel de educación.
- Se confunde mucho la noción de participa- - La mitad de los bolivianos tienen valores com-
ción con acción; la gente dice participar más patibles con el de una democracia en riesgo.
de lo que realmente lo hace. - La participación en la sociedad civil es relati-
- La política es mirada como algo externo a la vamente buena, pero los bolivianos no son
identidad social. La identificación partidaria activos en los gobiernos locales.
tiene relación con la condición de clase, pero - La incapacidad de combatir la delincuencia
un tercio de la población no tiene ningún es una percepción generalizada.
interés en la política: la mayoría se define - Los jóvenes son más propensos a apoyar un
como desinteresado por militar o participar golpe de estado, pero en general se prefiere la
en política. democracia ante cualquier otra forma de go-
- Se ha producido un déficit de legitimación: bierno.
la democracia no llena las expectativas de los - Existe una gran tendencia a la desobediencia
sectores populares. La preocupación funda- civil y un indiscriminado apoyo a los medios
mental de la ciudadanía gira en torno al violentos de resolver acuerdos y conflictos
desempleo, la pobreza, la educación, la crisis políticos.
económica, la corrupción y la salud, en ese
orden de importancia. El PNUD (2000), con Fernando Calderón
- Como conclusión final, se define a la actual como coordinador, centra su análisis en el estu-
democracia como un modelo en proceso de dio de las aspiraciones ciudadanas tomándolas
afianzamiento. como generadoras de desarrollo. La relación que
se establece es la siguiente: “a mayores aspiracio-
Un análisis similar es el realizado por Michell nes mayor desarrollo humano”; lo que en políti-
Seligson50. Los ejes de la encuesta tuvieron como ca podría traducirse en: a mayores aspiraciones
objetivo indagar y evaluar el apoyo al sistema, la mayor demanda y cuestionamiento al sistema, y
tolerancia política, la participación social en el mayor posibilidad de cambio y transformación
gobierno local, las percepciones sobre la admi- del mismo.
nistración de la justicia y el apoyo a las medidas El análisis gira en torno a seis ejes: las aspira-
antidemocráticas o atentatorias al sistema demo- ciones de la sociedad boliviana, las percepciones

50 Basa su análisis en una encuesta efectuada por la empresa E&E en 1998, a 3.000 personas. Ver: Seligson (2000).

80
de las causas de los problemas del país, las poten- - Se detecta una persistencia de la visión pater-
cialidades sociales para el desarrollo humano, nalista del Estado acompañada de una ten-
participación en organizaciones sociales, confian- sión entre libertad e igualdad.
za institucional y sociabilidad. Las conclusiones - Existe una crítica generalizada a los partidos
más importantes de este estudio son: políticos, por sus prácticas clientelares y pre-
bendales.
- Existe una elevada participación social en or- - A escala general, se distinguen tres posiciones
ganizaciones vinculadas a su sustento y espa- ante el desarrollo y la democracia: una mo-
cio social; ésta es mayor en el área rural que dernista, una intermedia y otra conservado-
en la urbana. ra, todas en transición entre cultura autorita-
- La desconfianza en las instituciones políticas ria a democrática
y en las personas es en general elevada.
- La búsqueda de una mejor calidad de vida es La diferencia de este estudio con relación a
la aspiración generalizada; para alcanzarla se los anteriores expuestos, se encuentra al nivel de
emplean tres rutas distintas: 1) lógica pater- los temas que afectan o interesan a la región, y en
nalista, 2) lógica individualista, y 3) lógica de especial a la elite beniana, tales como la preocu-
la participación. pación por la conservación del medio ambiente,
- La incomunicación entre hombres y mujeres los derechos de explotación forestal, la necesidad
lleva a la violencia. de establecer mercados de exportación, etc.
- A nivel general, existen diferencias entre los En el balance de los estudios presentados, re-
proactivos y los fatalistas. La mayoría tiende salta el enfoque evaluativo que busca demostrar
a señalar como fundamental la falta de insti- la debilidad del sistema político, producto de la
tucionalidad, bajos niveles de confianza y re- persistencia de una cultura política paternalista
laciones débiles entre estado y sociedad. Todo de prácticas clientelares que evidencian la falta
esto en un marco de persistencia de la exclu- de confianza de la población hacia el sistema po-
sión social. lítico, reflejánda en la baja participación ciuda-
- Al igual que Lazarte, el PNUD detecta la pre- dana.
sencia de fuertes desigualdades sociales que Casi la mayoría de los trabajos sobre cultura
dificultan el diálogo y la construcción de una política en el país han basado su análisis en estu-
sola noción identitaria unificadora. dios empíricos, orientados hacia un análisis eva-
luativo de la asimilación de la democracia y de
Finalmente, un estudio importante es el pre- los procesos de reforma emprendidos desde el
sentado por Rojas, Tapia y Bazoberry (2000)51, Estado. Sin embargo, si bien estos estudios son
quienes realizaron una investigación explorato- reiterativos, constituyen un avance importante en
ria y evaluativa del proceso democrático desde la la preocupación por entender las prácticas ciuda-
perspectiva de las elites en el departamento del danas y su relación con el sistema político. Fruto
Beni. Los resultados no son muy diferentes de de la revisión de las metodologías, se ha podido
los estudios que abordan el tema en el ámbito determinar que existen ciertos vacíos al momen-
nacional: to de abordar el análisis de la cultura política; por

51 El estudio tuvo como base empírica la encuesta abierta y cerrada a 88 personas y 12 informantes clave.

81
ejemplo, aún no se cuentan con estudios regio- bién se circunscriben o devienen de la tradición
nales y locales sobre el tema, a excepción del de política cultural, en el caso de los demás estu-
Rojas, Tapia y Bazoberry, lo cual sería importan- dios.
te desde la perspectiva de asumir que la construc-
ción de identidades es distinta a nivel regional; y 4. LA CRISIS POLÍTICA-INSTITUCIONAL
muchas conclusiones a nivel nacional no siem- DEL 2000
pre dan pautas para poder generalizar el compor-
tamiento individual en el ámbito local. Una de las prioridades fundamentales de la re-
Por otra parte, si bien se ha cubierto un gran flexión y acción política durante los últimos veinte
número de temas relevantes sobre las prácticas, años, ha sido la problemática de la construcción
hábitos y percepciones de la ciudadanía respecto o logro de la “gobernabilidad democrática”. El
al sistema político y a la democracia en particu- entendimiento de las particularidades de la inte-
lar, no se ha indagado lo suficiente en el proceso racción política y social, y la implementación de
de apropiación, interiorización y “densificación” políticas y reformas estructurales, han sido los
de los valores políticos y del concepto político de principales temas y aspectos de preocupación y
democracia; tampoco se ha indagado sobre las atención de los actores políticos e intelectuales
prácticas y estrategias más aceptadas y reconoci- en el país.
das para participar en el ámbito público. Asimis- En esta discusión, en diferentes ámbitos como
mo, no se sabe por qué y cómo se llegó a produ- lo hemos apuntado, se ha desarrollado un gran
cir un fenómeno de creciente desprestigio del esfuerzo interpretativo, práctico y comprensivo
concepto de lo político y la política a nivel nacio- de nuestra sociedad y de su actual configuración
nal. En otras palabras, no existen estudios que institucional: la descripción de los procesos his-
indaguen sobre las formas particulares de cons- tóricos de construcción de la democracia, el com-
trucción de las nociones básicas que interconec- portamiento y configuración de los actores so-
tan los comportamientos sociales con el orden ciales y políticos, el acercamiento a la crítica de la
político y los valores identitarios de lo democrá- cultura política y los valores tradicionales y, como
tico. resultado de las iniciativas políticas, la aplicación
Esta situación ha llevado a postular una lec- de una amplia agenda de reformas instituciona-
tura prospectiva de la edificación de la democra- les que han transformado los escenarios de inte-
cia como modelo de gobierno y de interacción, racción y desempeño político, social y económi-
sustentada en el establecimiento de los concep- co. Estos han sido los principales aportes y avan-
tos genéricos del “buen gobierno y la ciudadanía ces en el entendimiento y edificación de la de-
formal”, siendo el diagnóstico de los males de la mocracia boliviana.
democracia y su edificación, la latencia de los las- Sin embargo, la debilidad en la autorreflexión
tres de la tradición cultural en la práctica política crítica de la ciencia social boliviana, sumada al
e institucional, devenidas, según la interpretación reducido espacio reflexivo y de debate de los ac-
de Mansilla, desde el periodo prehispánico y co- tores políticos e institucionales desde la transi-
lonial, o como formas perniciosas de reproduc- ción a la democracia hasta la fecha, no han per-
ción continua de prácticas clienterales, cleptóma- mitido ampliar el espectro de análisis, discusión
nas y patrimoniales en el modo de hacer política y acción política más allá de las interpretaciones
y de interacción social, que en último caso, tam- descriptivas e instrumentales de comprensión de

82
la realidad política y social. Esto ha ocasionado, de viejas pautas de certidumbre y explicación de
lamentablemente, una reducida lectura de la cons- la democracia, la política y la institucionalidad.
trucción institucional de la democracia, y una En este sentido, los principales ejes de discu-
interpretación pragmática e instrumental de la sión parten del supuesto de una crisis del modelo
significación de la política. “neoliberal” instaurado en el país a partir de la
Al respecto, y durante este periodo, en el promulgación del D.S. 21060, a mediados de los
ámbito de la investigación politológica bolivia- 80, puesto que a 17 años de ajuste estructural,
na, se ha consolidado una corriente hegemónica los problemas de pobreza, marginación social y
de reflexión y análisis político, influida y quizás exclusión política constituyen realidades lejanas
determinada por el contexto de turbulencia y alta a su superación. La mencionada crisis del mode-
conflictividad social. Esta corriente ha desarro- lo cuestiona, también, la debilidad de nuestra
llado reflexiones coyunturales, descriptivas e in- integración social, su reducida densidad institu-
crementales en torno a la interacción política, la cional, la crisis de gobernabilidad y del sistema
ingeniería y reformas institucionales, y la edifica- político y, por tanto, de la particular noción de la
ción de un sistema político moderno generando política que ha predominado en el quehacer po-
un conjunto de conocimientos y aportes signifi- lítico-institucional de la democracia en el país.
cativos para garantizar y viabilizar la rápida tran- Al parecer, existe un consenso sobre la crisis
sición y consolidación institucional de la demo- de la política, de las nociones cargadas a ella y,
cracia representativa. Sus principales aportes son sobre todo, de la particular interiorización social
muy importantes para el desarrollo político ins- de lo político, que manifiesta señales de agota-
titucional del país. Gran parte de los avances en miento en la temprana crisis de representación
la instauración de la llamada “gobernabilidad de- en este ámbito y de las instituciones del orden
mocrática” o “democracia pactada”, con su am- democrático. El vaciamiento de la política, su
plia agenda de ajustes y reformas aplicadas y en devaluación significativa o de sentido, es un serio
curso, se debe a la influencia y grado de madurez cuestionamiento al conjunto de valores que han
de la reflexión institucional alcanzada en el país predominado y caracterizado a nuestra cultura
durante este periodo. política, y a la unilinealidad de la noción de la
Sin embargo, a finales de la década de los 90, política y el orden democrático que han inspira-
en particular a partir de la manifestación de los do los procesos de diseño institucional y ejecu-
fuertes conflictos sociales como los de abril y sep- ción de políticas de ajuste estructural y de mo-
tiembre del 2000, vienen configurándose, bajo dernización.
nuevas categorías y propuestas analíticas, reno- Así, los problemas y conflictos derivados de
vadas corrientes de interpretación y reflexión po- las políticas neoliberales, la inestabilidad política
lítica e institucional. Nuevamente, como propu- y social, la paulatina pérdida de confianza de la
siera ya Zavaleta Mercado en sus diferentes tra- población en ciertos mecanismos de la democra-
bajos sobre la realidad boliviana, a partir de la cia representativa, vienen a constituirse en nue-
constatación de un escenario de crisis social y vos ejes de análisis y discusión que ponen en en-
sobre la base de la ruptura del pensamiento úni- tredicho la suficiencia y confiabilidad del proce-
co y hegemónico, se viene oxigenando la reflexión so de reforma del Estado y democratización del
de la realidad política y social del país, generan- sistema político como instrumentos de goberna-
do nuevos procesos de debate y reconsideración bilidad e integración social. Con el tiempo, crece

83
Mario Alejandro Illanes. Pescadores

84
la certeza de que los problemas de la “gobernabi- tes de los recientes procesos de crisis social de abril
lidad” no sólo constituyen dificultades instrumen- y septiembre52, y descifrando su composición, las
tales de eficiencia gubernamental, a partir de la prácticas que priman y los principales valores que
institucionalización de varios espacios de relación entretejen la interacción política.
o comunicación entre Estado y sociedad civil, y Al respecto se sostienen dos perspectivas de
la instauración de una racionalidad gubernamen- interpretación de la crisis política. La primera
tal eficientista. El cuadro permite ver que la go- sustenta que el problema está vinculado a la do-
bernabilidad está vinculada a los problemas con- minación colonial que aqueja y permea a las rela-
cernientes con la legitimidad de la democracia, a ciones sociales, políticas, económicas y, por su-
las dificultades de la construcción de una identi- puesto, a la constitución del Estado, que por la
dad colectiva, de valores y de integración social confluencia de múltiples “causalidades” deriva-
democrática; en suma, a una cultura política que das del mundo social y político, ha generado es-
permita al mismo tiempo: a) la formación de una cenarios de crisis que cuestionan desde la raíz la
identidad formal regulatoria como procedimien- constitución del “Estado aparente” y la democra-
to —la democracia representativa—; y b) la cons- cia formal (Prada, Tapia, Gutiérrez y García;
trucción de un escenario o espacio de posibilidad 2000).
y expresión de la pluralidad social: el espacio pú- La segunda, se inspira en presupuestos de aná-
blico. lisis sociológicos —vinculados a los procesos de
Esta problemática propone a la ciencia polí- cambio social a raíz de la desestructuración de
tica boliviana nuevos y prometedores desafíos que los lazos tradicionales de integración, derivados
apenas se vienen desarrollando, siendo sus ejes el de los procesos de modernización en la década
estudio y análisis de la política como construc- de los cincuenta con la revolución nacional y, par-
ción de mediaciones, prácticas y desempeño ins- ticularmente, profundizados a partir de media-
titucional. Asimismo, se reinicia una “vieja dis- dos del ochenta con la aplicación de las políticas
cusión” de la perspectiva sociológica de la inte- neoliberales—. Esta perspectiva ha generado es-
gración social, de los dilemas del desencuentro cenarios para el surgimiento de nuevos movimien-
en la edificación de las instituciones políticas con tos sociales y nuevas temáticas y expectativas. És-
las formas de constitución de las identidades po- tas conflictúan la construcción institucional de
líticas y sociales que constantemente vienen con- la democracia y no encuentran su cauce de reso-
flictuando la consolidación y el perfeccionamien- lución y perspectiva intencional, convirtiéndose
to del sistema democrático representativo. en un escenario altamente peligroso, cuando la
En esta vertiente, están los esfuerzos de inter- conducción política muestra grandes deficiencias
pretación de la llamada perspectiva crítica del aná- de llevar y manejar el conflicto social (Laserna,
lisis social y político, los que han dado mayores 2001; Calderón, 2000).
aportes con reflexiones originales, profundizan- Por otra parte, en la perspectiva instituciona-
do sobre las particularidades de constitución de lista y la del ILDIS, se percibe un consenso para
los “nuevos actores sociales y políticos” emergen- fundamentar a la crisis política como un desajus-

52 Además de las publicaciones de la prensa, existen pocos trabajos reflexivos sobre el tema: Cf. Tapia y García Linera (2000). Por
otra parte, se pueden encontrar descripciones sobre los componentes de los conflictos consultando: De la Fuente (2000); Opor-
to (2000). Por último, un trabajo propositivo es el de Roberto Laserna y Fernando Mayorga (2000).

85
te del sistema de gobierno y de los partidos polí- tos, racionales y lógicos sobre la dinámica his-
ticos, más que una crisis del modelo de democra- tórica de la realidad, reduciendo la complejidad
cia instaurada en el país. La miopía de la clase del mundo social a una visión homogeneizante
política y la situación difícil por la que pasan las y autoritaria de instauración del orden demo-
formas y estilos de hacer política, vinculadas a las crático. En el segundo, de un fundamentalismo
formas tradicionales de mediación, comprensión de filosofía de la historia hacia un escenario, la
y práctica, han dado lugar, por una parte, a una modernización, como ámbito predefinido de lle-
reducida capacidad de gobierno, y, por otra, a una gada y finalidad del devenir histórico de consti-
crisis de representación y de interpelación a la so- tución de la nación-estado, o, finalmente, de
ciedad, que viene generando salidas antipolíticas, romanticismo indigenista expresado como el
maximalistas y delicadas para el avance de la de- reclamo de las identidades restringidas y origi-
mocracia, encontrándonos frente al escenario pau- narias, de la pluralidad que da cuerpo a la es-
latino de desmontaje de lo avanzado en la cons- tructura social y política, planteadas por algu-
trucción institucional (Mayorga, R., 2001; To- nas de las corrientes antropológicas y de la in-
ranzo, 2001; Mayorga F., 2001). vestigación historiográfica boliviana.
En estas preocupaciones, pero quizás sin con- En este marco, es importante proponer una
tinuar con los mismos presupuestos teóricos de las concepción y lectura sobre el proceso de demo-
corrientes mencionadas, se inscribe la perspectiva cratización, ampliando su perspectiva de inter-
de abrir y seguir con el estudio de la democracia y pretación al ámbito de conflictividad de la cons-
la política en Bolivia, pretendiendo utilizar la pers- trucción y mantenimiento del orden democráti-
pectiva del análisis institucional y de cultura polí- co, el cual se expresa en las condiciones de plura-
tica en la interpretación de la crisis del sistema lidad y contingencia de las racionalidades en el
político y de las nociones restringidas de lo políti- mundo social y la edificación institucional de la
co, la democracia y las instituciones que permean democracia en Bolivia. Asimismo, superar la vi-
el desempeño del sistema político, explicando sus sión maximalista y del sujeto, que todavía influ-
principales deficiencias y dilemas. Con ello se pre- ye en el análisis sociológico y político de las cien-
tende pensar la política desde la razón y la especi- cias sociales bolivianas.
ficidad de la misma política, comprendiendo la Este esfuerzo interpretativo de la construc-
realidad nacional desde las particularidades de su ción de la democracia boliviana, estudiada des-
propia configuración; esto es desde las formas y de el sistema político regional, pretende propo-
dinámicas propias de la sociedad que siempre ex- ner y recuperar la conceptualización de las ba-
presan y contienen la pluralidad de condiciones, ses del orden político de la democracia: el con-
criterios, opiniones, etc., haciendo a lo social, lo flicto, la contingencia y la pluralidad del mun-
político y lo institucional, ámbitos de contingen- do social como condiciones estructurales que
cia y conflicto permanente. hacen a la democracia y al orden político un
Esta perspectiva de análisis de la crisis está dispositivo simbólico que se levanta y se sostie-
reñida con las concepciones tradicionales de ne en las interacciones conflictivas de lo social,
comprender y explicar los fenómenos de la po- político y discursivo; siendo, en suma, la refe-
lítica que, mayormente, pecan de normativis- rencia de un marco normativo de consenso pro-
mo e historicismo filosófico producto, en el pri- cedimental (consensus iuris) que continuamente
mer caso, de la primacía de conceptos abstrac- es (re)inventado por los actores sociales, políti-

86
cos y ciudadanos en los espacios y/o escenarios y estado del arte, siendo a lo más, por ello, un
públicos de la política. primer y modesto acercamiento que abre nuevas
Indudablemente, esta concepción, que pre- líneas de investigación presente y futura, que ten-
tende discutir con las corrientes y proyectos teó- drá como tarea, en el ámbito de la ciencia políti-
rico-metodológicos hegemónicos, constituye una ca boliviana, reconstruir las nociones de demo-
tarea que supera el ámbito de esta aproximación cracia y política.

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Mario Alejandro Illanes. Vendedora de pescado

92
De la revuelta campesina a la autonomía política:
la crisis boliviana y la cuestión aymara
Alberto A. Zalles Cueto1

Las recientes revueltas campesinas en los Andes boli-


vianos son la expresión de la emergencia de un pro-
yecto político autonomista aymara2, según el autor de
este ensayo. En su análisis desemboca en una
prospectiva de los escenarios futuros y los desafíos que
debe afrontar ese proyecto societal que supone la
redefinición misma del Estado-nación.

INTRODUCCIÓN para favorecer el desarrollo de sus intereses econó-


micos; en segundo lugar, por el nacionalismo re-
La crisis boliviana es una crisis de viabilización de volucionario del MNR cuyo fin fue consolidar al
la democracia pero también de integración de las Estado-nación. Esos dos ensayos reformadores, en
autonomías regionales y sociales dentro de un pro- realidad, fueron adecuados muy bien a los propó-
yecto de Estado nacional que no ha podido pro- sitos caudillistas de los dirigentes y dieron conti-
ducirse eficazmente, y que no se ha pensado de nuidad a una cultura política premoderna que
otra manera que centralista y unitario. Al contra- merece otra reflexión. Ahora bien, el inoperante
rio, el centralismo y el unitarismo bolivianos han centralismo quiso ser atenuado en la actualidad a
sido largamente reforzados a lo largo del siglo pa- través de la Ley de la Participación Popular, la cual,
sado; inicialmente por los liberales, quienes enar- sin embargo, a estas alturas, sufre dificultades en
bolaron el federalismo que, en la práctica, les sir- su aplicación, como lo hace notar la evaluación
vió para cumplir con un objetivo prosaico: trasla- crítica de Lupe Cajías (La Prensa 3.07.01). Una
dar la sede del gobierno nacional de Sucre a La Paz cosa es evidente: a través de la Ley de Participa-

1 Sociólogo. Sus áreas de estudio son la sociedad boliviana, el campesinado y la movilidad y la estratificación social en las socieda-
des rurales.
2 Los movimientos de protesta más importantes se dieron en septiembre del año 2000 y en julio del 2001 con bloqueos de
caminos organizados por la CSUTCB, y marchas masivas de campesinos hacia la ciudad de La Paz, sede de gobierno.

93
ción Popular, el Estado aceptó un problema de en uno de los seis grandes sistemas sociocultura-
fondo: la presencia de distintos sistemas y autono- les que precedieron al imperio de los Incas (1976:
mías sociales y regionales que conviven incómo- 39). De otro lado, este pueblo andino logró exis-
damente dando una existencia forzada a una Boli- tir como una confederación de ayllus entre los
via compuesta por varios países (la retórica multi- siglos IV y X de nuestra era, teniendo como cen-
culturalista habla de país multiétnico y pluricultu- tro político ceremonial Tiwanaku, una verdadera
ral), los cuales están subordinados a un poder cen- urbe situada en las proximidades del lago Titikaka
tral y a una estructura política floja para canalizar (Ibarra Grasso, 1973). Pero el carácter más nota-
sus demandas específicas. ble de la sociedad aymara fue su persistencia cul-
Una de esas autonomías sociales se encuentra tural y organizativa pese a sufrir la dominación,
en la población aymara que se ha distinguido a lo primero de los incas, en segundo lugar de los es-
largo de la historia por su cohesión cultural y or- pañoles y luego la marginalización social y políti-
gánica, manteniendo a sus autoridades tradicio- ca del Estado boliviano, hasta 1953. De ahí que,
nales de forma paralela al Estado. Asimismo, la en la actualidad, su innegable autonomía cultu-
manifestación de su fortaleza autonomista se plas- ral y su cada vez más evidente deseo de autono-
ma en la conservación y el desarrollo de su idio- mía política hayan inducido a los antropólogos a
ma, pero también en la capacidad de los aymaras definir a la sociedad aymara como un “mini-esta-
para actuar en las esferas económicas del merca- do” al interior de Bolivia (Albó y Carter, 1988).
do interno y en ciertos sectores particulares del El porcentaje de población que habla aymara al-
comercio internacional de pequeña y mediana canza un 23 por ciento, lo que quiere decir que
escala. El pueblo aymara se ha desarrollado a pe- alrededor de una cuarta parte de la población
sar del Estado y con la voluntad de contar con boliviana es aymara, apreciación prudente si con-
instituciones culturales operativas, económicas y sideramos las imprecisas fronteras étnicas existen-
sociales; incluso podríamos decir que viene rein- tes en Bolivia, donde la “raza” no es más que una
ventando la tradición en el presente. término social, de estatus, antes que una cues-
Por lo tanto, la resolución de la crisis societal tión genética o de fenotipo (Klein, 1982).
boliviana debe contar con el pueblo aymara como Desde el punto de vista político la evolución
uno de sus principales actores que se expresa, si de su autodeterminación, a lo largo del siglo XX,
revisamos los conflictos que se agudizan a partir es decir en la historia contemporánea, puede ser
de septiembre del año 2000, mediante una espe- dividida en tres períodos:
cie de insurrección permanente bajo la forma de
revuelta campesina. Esa manifestación conflicti- - 1874-1900, el período de movilización co-
va exige un prolijo análisis para comprender su lectiva espontánea de lucha agraria, cuyo impul-
carácter, sus alcances y la conducta de sus líderes, so contribuye a redefinir al Estado boliviano a
así como la actitud de los principales actores po- comienzos del siglo XX, gracias a la alianza que
líticos nacionales y de las elites tradicionales. estableciera José Manuel Pando con las fuerzas
campesinas dirigidas por Pablo Zárate Willca
EL PUEBLO AYMARA Y SU HISTORIA (Condarco, 1978). Nosotros llamamos moviliza-
ción colectiva espontánea para enfatizar que el
Si nos basamos en los estudios del etnólogo Víc- movimiento depende de un liderazgo único y que
tor Von Hagen, el pueblo aymara se constituye es casi neutralizado una vez que Zárate Willca es

94
asesinado por los liberales. La consigna de revo- LAS CIENCIAS SOCIALES Y LA
lución federal fue un argumento movilizador uti- CONSTRUCCIÓN DE
lizado por el liberalismo de fines del siglo XIX LA PROBLEMÁTICA AYMARA
pero olvidada luego que alcanzara su principal
objetivo político: desplazar del poder a la oligar- La visión contemporánea de las ciencias sociales
quía “minero-feudal”, postergando, asimismo, la sobre los aymaras bolivianos se ha desarrollado a
vocación emancipatoria sino autonomista de la partir de los estudios antropológicos y linguísti-
revuelta aymara. cos, entre los cuales se destacan, por su constancia
- 1900-1953, el periodo de acción educativa y y cantidad, los dirigidos por Xavier Albó. Si bien
lucha legal por el reconocimiento de los títulos de este antropólogo no es el único que ha dedicado
composición coloniales para preservar el derecho sus trabajos a este pueblo andino, se puede decir
a la propiedad de las comunidades ante la expan- que ha tratado múltiples y diferentes aspectos de
sión latifundista (Mamani, 1991; Ticona, 1992; los problemas actuales de la sociedad aymara seña-
Antezana, 1996). Este periodo se caracteriza por lando los rasgos de la modernidad y la urbaniza-
la emergencia de las escuelas indigenales autoges- ción. A ese propósito, un trabajo sintético es la
tionadas por las comunidades y por la revitaliza- trilogía: Chukiyawu, la cara aymara de La Paz.
ción de las autoridades tradicionales al influjo de Por otro lado, los etnólogos e historiadores
la legitimación de los títulos coloniales. En suma, en su indagación de los orígenes, del proceso y
es una etapa de acción pedagógica y cultural y de del desarrollo de la cultura aymara han construi-
aggiornamiento de la estructura organizativa con do una historia que abarca desde la época colo-
miras a la participación ciudadana dentro del pro- nial hasta nuestros días; en este grupo podemos
ceso de modernización que prometía el siglo XX. destacar a Ramiro Condarco, Tristan Platt, Oli-
- 1953 hasta nuestros días, el periodo de con- via Harris, Roberto Choque, Silvia Rivera, Este-
solidación de una elite política capaz de disputar ban Ticona, Carlos Mamani, Nathan Watchel.
el poder a las elites tradicionales —al menos en la Otro tipo de estudios de corriente filosófica y
región andina boliviana— y la emergencia de lí- culturalista se han centrado en la reflexión sobre
deres campesinos con gran capacidad de negocia- el pensamiento aymara como la obra de Fernando
ción frente al Estado3. Este periodo culmina con Montes (1986), quien ensaya definir la mentali-
la elección de Víctor Hugo Cárdenas como Vice- dad aymara a partir de las teorías modernas de la
presidente de la Républica y la presencia de dipu- psicología y los trabajos de Hans Van den Berg.
tados indígenas en el parlamento, nombremos, por Este autor, desde una antropología de la religión,
ejemplo, a los diputados Untoja, Loza o Vazques, analiza algunos aspectos fundamentales de la cos-
quienes reivindican sus orígenes étnicos. movisión contemporánea de este pueblo.
Asimismo, tiene sus antecedentes en la acción Además, no se puede dejar de mencionar la
sindical de unificación del movimiento campesi- literatura de orientación política dentro de la cual
no, en el año 1979, cuando se destaca como prin- es esencial la obra de Fausto Reynaga, escritor que
cipal líder Jenaro Flores, y que hoy tiene conti- ha diseñado el pensamiento político indianista
nuidad en la dirigencia de la CSUTCB. contemporáneo en Bolivia.

3 Esta situación se confirma con los recientes resultados de las elecciones nacionales de junio 2002 y la imagen de la nueva
geografía electoral que de ella resulta.

95
Todo este movimiento de las ciencias sociales las instituciones religiosas fueron y son más di-
ha contribuido, a su vez, a definir el marco ideo- námicas en el proceso de reconocer y asimilar la
lógico del movimiento autonomista aymara pero, autonomía cultural, pues recordemos que la tra-
sobretodo, ha puesto en debate los problemas ducción de catecismos y materiales de evangeli-
centrales de la sociedad boliviana y los “clivajes” zación tiene sus orígenes en el siglo XVII. Hoy,
del Estado boliviano, de la democracia y de la las diferentes iglesias cristianas difunden diversas
cultura. versiones de la Biblia en los principales idiomas
nativos que se hablan en el país.
LOS FACTORES El segundo factor está constituido por el em-
DEL CONFLICTO ACTUAL pobrecimiento del país y el estancamiento de la
economía agraria y campesina en la región andina
El análisis de la crisis actual del Estado-nación y (Albarracín, 2001). Es innegable que una de las
el conflicto que éste muestra respecto al pueblo condiciones que influyó en la pobreza boliviana
aymara, sin entrar en un esquema enumerativo, fue la debacle de la economía minera, patrón cen-
debe centrarse en los factores que juegan e influ- tral de acumulación del Estado de 1952. Sin em-
yen de manera decisiva en la actual coyuntura bargo, la crisis de aquel modelo económico quiso
política boliviana. ser reencausada por una política de reformas de
El primer factor es la indefinición del Estado un radicalismo privatizador que se extendió a to-
boliviano respecto a la evidente autonomía que dos los terrenos de la institucionalidad destruyen-
de facto vive el pueblo aymara, la cual no es reco- do virtualmente el tejido económico y social de la
nocida sino simbólicamente por el orden consti- nación bajo un pretexto neoliberal. Así, lejos de
tucional boliviano. En tal sentido, es necesario estimular el desarrollo de la economía privada y la
advertir que el artículo primero de la Constitu- inversión exterior se crearon las condiciones de ines-
ción Política del Estado es retórico y voluntaris- tabilidad que impidieron que ésta se realice. No
ta, pues establece que Bolivia es un país multiét- vamos a analizar el problema de la política neoli-
nico y pluricultural sin tomar en cuenta las con- beral, aunque es necesario subrayar que sus conse-
secuencias políticas de la “multietnicidad” y el cuencias son duras, pues el empobrecimiento del
“pluriculturalismo” y sin actuar en consecuencia pueblo es el único resultado de un reformismo que
con esa caracterización; salvo ciertas políticas pe- perdió toda su orientación reactivadora y protec-
dagógicas y culturales que son alegóricas y pater- tora del desarrollo interno. En cuanto a la crisis
nalistas, antes que verdaderos elementos de pro- económica agraria, su resolución es difícil: 1) La
yección de la autonomía ciudadana para los pue- Reforma Agraria de 1952 no aportó nada al desa-
blos indígenas. El Estado reconoce como lenguas rrollo agrícola de los Andes, lo único que resolvió,
oficiales el quechua, el aymara y el guaraní, sin de manera política, fue el problema de la propie-
embargo la misma Constitución no ha sido tra- dad de la tierra; es decir, reconoció la propiedad
ducida todavía al aymara, quechua o guaraní, tam- de las comunidades y distribuyó la tierra de las
poco existen los códigos civil o penal en esos idio- haciendas a propietarios individuales inauguran-
mas. Es decir, no se viabiliza la base jurídica y do también el minifundio. 2) A nivel económico,
política del Estado en correspondencia con el ar- todos los planes de desarrollo estatales y luego no
tículo en cuestión. Para ilustrar la incapacidad del gubernamentales (ONGs, Agencias internaciona-
Estado boliviano señalemos, entre paréntesis, que les de cooperación) no pudieron lograr, salvo ex-

96
cepciones, el bienestar económico para el campe- munidad, los intelectuales aymaras y la dirigen-
sinado respetando el régimen comunitario o dina- cia política.
mizando la propiedad individual4. 3) Se pretende Hecha esa breve explicación, podemos decir
encauzar la regulación jurídica del estancamiento que lo aymara no es totalmente lo campesino5;
agrario a través de la Ley INRA, promulgada en aunque el campesinado por su volumen y por su
1996. Los campesinos resisten esa ley ya que a pe- cohesión orgánica se presenta como el dinamiza-
sar de favorecer una nueva redistribución de la pro- dor actual de este movimiento autonomista. En-
piedad agraria, también justifica el libre mercado tonces, si bien la CSUTCB (Confederación Sin-
de la tierra (Deere et Leon, 2001: 36). 4) El Esta- dical Única de Trabajadores Campesinos de Bo-
do, en su pobreza y abulia, ha resignado la inicia- livia) se atribuye la representatividad de la mayo-
tiva del desarrollo agrícola al espontaneismo y a ría, en el fondo, sus dirigentes intentan deslegiti-
las ONGs lo que ha dado lugar, a diversos como mar a los otros actores y extender su dirección al
fraccionados planes de desarrollo en concordancia conjunto del movimiento. El aislamiento cam-
con la diversidad de fines y visiones de la realidad. pesino y su conducción por un liderazgo perso-
En resumen, la pobreza rural boliviana es insoste- nalizado puede comprometer el sentido autono-
nible. mista del movimiento en su conjunto y, en casos
El tercer factor es el resultado de la existencia extremos, provocar la neutralización de los diri-
de una elite mezquina, autodestructiva, la cual en gentes —como sucedió en el pasado con Zárate
gran parte es la principal responsable del atraso de Willca— o su cooptación por la elite dominante.
Bolivia. Esa elite está conformada por blancos, Un elemento que coadyuva a la apreciación
mestizos e indígenas, quienes ascienden socialmen- sesgada y parcial del movimiento aymara es que
te y reproducen la cultura política de una sociedad tanto los dirigentes, como algunos de sus ideó-
premoderna, participan de los prejuicios raciales, logos, mitifican al campesinado, la etnicidad,
de la corrupción y se desesperan por acceder al —como se hizo en otro tiempo con la clase mi-
poder a cualquier precio y al más breve corto plazo nera— presentándolos como “motor” de las
como si evidenciaran que a largo o a mediano pla- transformaciones sociales. Demás está decir que
zo no quedará recurso que usufructuar. en Bolivia el sindicalismo y las ciencias socia-
les reproducen esa tradición.
EL MOVIMIENTO AYMARA: Por otra parte, a partir de los años ochenta se
SUS ACTORES habla de una intelectualidad aymara. En un sen-
tido restringido se considera como intelectuali-
Ahora bien, el movimiento autonomista aymara dad aymara generalmente a aquellas personas que
tiene tres principales actores: los sindicatos cam- desarrollan su trabajo en el ámbito de la investi-
pesinos y organizaciones tradicionales de la co- gación social, el trabajo académico y la promo-

4 Dos empresas campesinas que pueden hacer excepción son: ANAPQUI, productora de quinua, y la Cooperativa el CEIBO,
productora de cacao; ambas han comprendido el valor que tiene la financiación agrícola externa y la inserción en el mercado
exterior.
5 Petras y Veltmeyer (2001: 100), en una crítica a los estudios de orientación postmodernos, señalan que éstos han descuidado el
análisis de la diferenciación existente dentro de los grupos étnicos, lo cual, asimismo, ha difundido la idea de un campesinado
uniforme y de la homegeneidad social de los indígenas.

97
ción de la cultura aymara6. Sin embargo, de un sumen histórico de su emergencia, de las influen-
modo extensivo podemos decir que la nueva in- cias y de las circunstancias en las cuales fue for-
telectualidad aymara se constituye a partir de la mada; sobre el tema existe un amplia literatura.
primera generación de aymaras que accedieron a Es importante detenerse, sin embargo, en los si-
los estudios superiores, luego de la Revolución guientes aspectos: primero, la elite política ay-
de 1952. En ese sentido, la Encuesta Nacional mara no ha logrado articularse alrededor de un
del Empleo del INE, de 1997, puede aclararnos partido único, es decir los aymaras no han sabi-
el significado cuantitativo de esta población, ya do explotar su ventaja de constituir una nación,
que nos revela la existencia de 998 profesionales un “mini-estado”. Las diferentes tendencias exis-
universitarios y de 14.332 educadores cuyo “idio- tentes actúan —políticamente— como pequeños
ma habitual es el aymara”. Es importante remar- partidos y todavía están dispersas dentro de los
car que esta encuesta es una muestra y de ningu- partidos tradicionales. El fraccionamiento de la
na manera abarca a todo el universo de la pobla- elite política responde también a la segmentación
ción boliviana. de la población aymara, la cual, en opinión de
Los campesinistas frecuentemente niegan la los antropólogos, contiene al menos una subcul-
representatividad identitaria a los profesionales o tura: los aymaras de la urbe (Albó, 1980). En se-
a la gente que ha accedido a la universidad, in- gundo lugar, la clase política aymara no parece
cluso los representan como mestizos “alejados de haberse liberado de la cultura política que im-
sus orígenes”. Sin embargo, desde un punto de pregna el ambiente de la política boliviana. Los
vista sociólogico, los profesionales expresan la principales dirigentes políticos aymaras, los di-
voluntad que tuvieron sus familias, las más de las putados y los representates locales participan
veces campesinas, por conquistarles un nuevo material y culturalmente del sistema clientelar;
estatus social y ocupacional. Sin pensar, en des- de ahí que los juicios morales que se lanzan entre
medro del campesinado, que los intelectuales y sí tengan la característica de mostrar un ideal de
profesionales son los llamados a redefinir el pro- renovación de la política, pero autolegitimando
yecto aymara, es bueno decir que este sector pue- a cada quien como genuinos representantes del
de ser un actor importante en la resolución de la pueblo aymara. Además, si bien está claro que la
autonomía aymara con menor costo humano. elite política aymara compite por el poder con
Dicho de otra manera, puede ser la base para crear las elites tradicionales, también es claro que en su
la institucionalidad de la moderna democracia ay- interior se disputa el liderazgo sobre la gran masa
mara. Esta idea fue sugerida ya por Tristan Platt campesina y sobre la población urbana de La Paz
cuando se refirió al desarrollo del pensamiento y de las principales ciudades intermedias del alti-
político de esta población. plano andino.
En lo que concierne a la elite política aymara, Un cuarto actor, que no debe ser olvidado, es
ella ha logrado un importante espacio en el siste- el conjunto de aquellos aymaras que han alcan-
ma político, especialmente luego de que Víctor zado un importante nivel de riqueza mediante el
Hugo Cárdenas accediera a la vicepresidencia de dominio de ciertos sectores específicos de la eco-
la nación. No creemos pertinente realizar un re- nomía regional, del comercio y del transporte.

6 Marcia Stephenson, a través de un estudio de caso, del Taller de Historia Oral Andina, presenta a la intelectualidad aymara como
principal dinamizadora de una esfera contrapública de poder.

98
Sin embargo, este sector no expresa, de cara a la tura crítica para expresarse, y la acción sindical, a
sociedad global, intereses homogéneos y étnica- la que la reducen las elites tradicionales, debe ser
mente reivindicativos; su movilidad social ascen- comprendida con sus otros actores. Empleando
dente y éxito económico parece condicionar su la caracterización de Víctor Hugo Cárdenas, son
prudencia política, aunque no cabe duda que pre- el katarismo cultural —los intelectuales ayma-
fieren manifestarse y ostentar su riqueza a través ras— y el katarismo político, quienes, en última
de la simbología cultural de las festividades reli- instancia, pueden completar el sentido profundo
giosas, especialmente la del Gran Poder, fiesta que del deseo autonomista que tarde o temprano será
se realiza el mes de junio en la ciudad de La Paz7. un factor central en el cual se apoye la redefini-
ción del Estado-nación.
EL ESPÍRITU CONSERVADOR Ahora bien, nos parece increíble el sentimien-
Y EL MIEDO DE LAS ELITES to flojo y poco reflexivo de las elites tradiciona-
TRADICIONALES BOLIVIANAS les, un conservadurismo que invade a los intelec-
tuales y a los principales editorialistas de la pren-
Las elites tradicionales, es decir las legitimadas, sa. Para ilustrar lo que decimos, de manera clara
fueron eco, estos últimos años, de una retórica y empírica, veamos algunas ideas que se graba-
multiculturalista sin percibir las consecuencias ron en las páginas de los periódicos las últimas
políticas y las responsabilidades que ello supone. semanas de julio de 2001, momento crítico en el
Pareciera que aceptan el país multiétnico y pluri- cual algunos advertían la descomposición misma
cultural en tanto solamente sea un lúgubre epíte- de la nación boliviana.
to constitucional que sirve para autoconvencer- Comencemos con las reflexiones del soció-
les de que la democracia también existe en los logo Fernando Mayorga quien en un tono libe-
extramuros de la ciudad, es decir más allá de la ral, de defensa de las minorías, escribía: “No es
plaza Murillo, de Miraflores y de Cala-Cala. De para sonreír el ‘nuevo contrato social’ que quie-
esa forma, esa elite demuestra la falta de una sin- re ser la base de la ‘nación aymara’ porque se
cera voluntad para redefinir el Estado y coadyu- sustenta en el despotismo de una mayoría con-
var a hacer posible el desarrollo democrático, la ducida por un caudillo poseído de mesianismo
reforma social y cultural; pero lo que es peor, re- apocalíptico” (La Razón, 20.07.01). Orlando
acciona de manera primaria y temerosa: ¡Juzga, Mercado Camacho, por su parte, no solamente
no analiza! La inegable emergencia de la autono- juzgaba el momento político, sino que se ani-
mía aymara, a través de una revuelta campesina maba a definir toscamente el régimen político
que no deja de ser continua y permanente, la es- de las sociedades andinas: “No olvidemos que
candaliza. Y en ese sentido hay que decirlo bien: las sociedades andinas han sido autoritarias (…)
la revuelta campesina implica una vieja cuestión La autoridad en las sociedades andinas se ejer-
no resuelta y muy bien explicada por la antropo- ció de manera vertical e inconsulta, siendo la
logía, la historia, las ciencias sociales (Tristan Platt, misma manifestación del ‘Estado’ autocrático y
Ramiro Condarco, Xavier Albó, Nathan Watchel, teocéntrico” (Los Tiempos, 20.07.01). Por otra
Carlos Mamani, Esteban Ticona). La cuestión parte, en tono patriótico y policial, Ramiro Pru-
aymara simplemente ha encontrado una coyun- dencio Lizón pedía una “enérgica” intervención:

7 Esa conducta y la emergencia misma de la elite son retratadas en el libro: Los señores del Gran Poder.

99
“Si el gobierno y las instituciones democráticas ción. En lugar de la exhortación temerosa, los
no efectúan una enérgica reacción nacionalista periodistas debían dar paso a los diferentes ac-
y anteponen a esas iniciativas separatistas, los tores de la nación aymara para comprender que
ideales de nación boliviana y de patriotismo in- el proyecto autonomista es plural en sus fuerzas
tegral, Bolivia podría comenzar un proceso de interiores, para comprender mejor ese “mini-
desintegración que a la larga podría degenerar estado”.
en una verdadera ruptura de la unidad nacio-
nal” (La Razón, 20.07.01). Por último, Carlos DESAFÍOS, CUESTIONAMIENTOS Y
Mesa Gisbert, cuya opinión, por su prestigio, ESCENARIOS EN TORNO A LA
suele influir en el curso de la vida boliviana, en CUESTIÓN AYMARA
un tono realista advertía: “Felipe Quispe es qui-
zás el ejemplo más dramático pero a la vez más Primeramente digamos que es totalmente irreal
ilustrativo de la lógica de la guerra… Si por él negar la existencia de la cuestión aymara como
fuera, este país como lo concebimos sería susti- una cuestión de voluntad de autoderminación.
tuido de un plumazo por otro, pero él sabe has- La autonomía aymara no tendría porqué escan-
ta dónde puede llegar, sabe lo que está detrás de dalizar a los otros bolivianos o sembrar la sospe-
su discurso ultrista (que si pudiera imponer im- cha. Naciones como Suiza, Bélgica, Canadá, Es-
pondría sin un milímetro de duda)… Felipe tados Unidos, España han favorecido las autono-
Quispe sabe lo que quiere y actúa en consecuen- mías locales y linguísticas sin comprometer su
cia” (La Prensa, 22.07.01). Nosotros podríamos soberanía; al contrario, por esa vía han fortaleci-
hacer una verdadera antología con ese tipo de do su sociedades globales.
pronunciamientos, sin embargo pasemos al aná- Por otra parte, el problema de la resolución
lisis. de esta voluntad de autoderminación correspon-
Naturalmente, ese ambiente conservador no de a los aymaras mismos; a una elite emergente
ayuda a la resolución de los conflictos por la vía que debe ponerse de acuerdo para redefinirse a sí
del debate, del argumento sociológicamente fun- misma y para redefinir a Bolivia. Es decir, los prin-
dado y no coadyuva a la redefinición del Estado cipales actores del movimiento aymara tendrán
boliviano y a la producción de una democracia que dotarse de una institucionalidad política y
que incluya practicamente en su proyecto las as- organizativa que funcione en el presente y que
piraciones autonomistas del movimiento ayma- permita conciliar las tendencias e intereses parti-
ra y con ello de las regiones. Los intelectuales y culares de sus dirigentes, de los grupos, respetan-
los periodistas no proponen metodologías ope- do las reglas de la democracia (tradicional o mo-
rativas para una reforma estatal y societal o sim- derna) para, de esa manera, activar la promoción
plemente para la consulta ciudadana; no conci- de los talentos de la base y garantizar la fluidez de
ben la democracia como un mecanismo de trans- las ideas. Una actitud similar debe fomentarse
formación y de reforma permanente, y no se entre las elites tradicionales pues, sin duda, ellas
prestan como mediadores de un proyecto auto- son también responsables de la construcción ciu-
nomista que podría ser único entre los países dadana y del desarrollo del país. La democracia
donde las poblaciones indígenas son mayorita- consiste en evitar que las elites sean cerradas y
rias y donde la clasificación racial es, ante todo, que el poder y los recursos sean monopolio de
una atribución de estatus o una autorepresenta- unos cuantos.

100
Una autonomía aymara sólo puede ser posi- dimensiona las desdichas bolivianas. Por otro
ble si los actores establecen una política interior lado, las elites aymaras tienen el desafío de afinar
y exterior clara y mecanismos de representación su proyecto autonomista y formular su opción
operativos fomentando sobre todo el desarrollo societal sometiéndola a un amplio debate y a una
ciudadano. Si no se trabaja en función de la ins- reflexión crítica.
titucionalización democrática, la legitimación
interna y externa de la autonomía será difícil. CONCLUSIONES
Asimismo, el movimiento autonomista tiene
todavía un largo camino por recorrer en la cons- El pueblo aymara se perfila como uno de los ac-
trucción de su imagen hacia el exterior de Boli- tores fundamentales en la redefinición del Esta-
via; es decir, dar a conocer la dimensión de sus do boliviano a partir del proceso de desarrollo de
proyecciones a las instituciones suprapolíticas in- su autonomía.
ternacionales, pues es evidente que, en la actuali- Los actores del movimiento aymara son va-
dad, el desarrollo de la política interior de los rios, y si bien la revuelta campesina parece mos-
Estados depende fuertemente de la comunidad trar su fuerza, el movimiento como proyecto au-
internacional. Además, es posible que el desarro- tonomista no ha integrado a todos los actores,
llo autonomista de los aymaras bolivianos reper- los cuales están políticamente fraccionados. Los
cuta en la región andina. En ese sentido es de líderes del movimiento aymara no dejan de tener
esperar diversos tipos de pronunciamientos, po- una tentación mesiánica; sin embargo, es impor-
sitivos y negativos, de parte de Chile y del Perú; tante considerar que se abre un nuevo periodo en
no hay que olvidar que la población aymara tie- la historia de su lucha política y reivindicativa.
ne presencia en el norte chileno y en buena parte Las elites tradicionales y los intelectuales, es-
del sud peruano. pecialmente en su pronunciamiento a través de
Por último es importante decir que la auto- la prensa nacional, expresan una cerrada ortodo-
nomía sobrepasará la condición de revuelta rural xia y conservadurismo en la visión de la realidad
solamente si se da curso a una constituyente ay- social, de las fuerzas sociales emergentes.
mara, un parlamento aymara, donde se represen- Los actores políticos aymaras proponen un
ten todas las tendencias del movimiento y actúen proyecto autonomista, el cual no ha sido exclusi-
en comunidad de objetivos sus diferentes líderes vamente construido por ellos, pues deviene de su
y personalidades. Asimismo, los líderes deben propia historia, de las ideas que aportaron los cien-
sobrepasar sus propios prejuicios: la tradición tistas sociales y los intelectuales indigenistas, y de
implantada como ideología, el abuso de la me- la movilidad social que se ha producido en los
moria —como diría Tzvetan Todorov— y la últimos cincuenta años dentro la sociedad boli-
adopción de un rol de excluidos, que sólo sobre- viana.

101
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103
Mario Alejandro Illanes. Wakita tokhori arando (1937)
SECCIÓN IV

HACIA POLÍTICAS PÚBLICAS

105
106
La propuesta de género en la agenda estatal
María Machicado Terán1

El análisis de políticas públicas constituye un instrumento


de gestión para mejorar el proceso de toma de decisio-
nes del gobierno y de otros actores de la sociedad. La
autora hace un repaso acerca de la propuesta de gé-
nero en la agenda estatal y advierte que no basta sólo
agendar el tema si se quiere mejores resultados en la
tarea de combatir la exclusión de las mujeres de los
beneficios del desarrollo.

INTRODUCCIÓN gestión de género al finalizar una administración


de gobierno2. Con el apoyo de algunos de los ins-
Los instrumentos teóricos del análisis de políti- trumentos de la teoría para analizar la gestión
cas públicas son el resultado de la observación y pública en la temática de género en Bolivia, se
sistematización de diversas realidades por las cua- mostrará cómo se la aplica o no en situaciones
les atraviesan las acciones públicas. Esta discipli- reales, con el propósito de apoyar las acciones de
na, como la mayor parte de las disciplinas de las los actores(as) encargados del tema para que atrai-
ciencias sociales, no es exacta y se encuentra en gan la atención y recursos necesarios que les per-
una etapa de construcción de teorías y de verifi- mitan asegurar un mayor impacto de las accio-
cación en su aplicación como modelos sociales nes públicas en materia de equidad.
generalizados. En la primera parte se hará referencia a lo que
El presente artículo analiza la propuesta de se entiende por análisis de género y las desventa-
género en la agenda estatal, producto de una re- jas relativas de la mujer en los procesos de desa-
flexión personal sobre la experiencia a cargo de la rrollo. Se mencionará cómo las diferentes percep-

1 Economista con maestría en Gestión y Políticas Públicas. Ha sido Viceministra de Asuntos de Género, Generacionales y Familia
y actualmente es profesora de distintos programas de maestrías en universidades del sistema nacional.
2 La gestión a cargo del Viceministerio de Asuntos de Género, Generacionales y Familia se llevó a cabo durante los últimos cuatro
meses de la presidencia de Jorge Quiroga Ramírez.

107
ciones de la problemática han conducido a dis- oficina responsable. Por ello, para entender ade-
tintos tipos de políticas, no siempre con los me- cuadamente lo que se persigue con la incorpora-
jores resultados. También se mencionará cómo el ción del análisis de género en la gestión pública,
análisis de género contribuye a reducir las bre- debemos tener muy claro los conceptos y sus
chas y a incluir a la mujer en los procesos y bene- implicaciones.
ficios del desarrollo desde una perspectiva más La evidencia empírica muestra que las muje-
actual. res se encuentran en desventaja en relación con
Por su importancia, en la segunda parte se los varones en diversos ámbitos de la vida diaria.
analizará de manera exclusiva el proceso de agen- Si bien hay diferencias biológicas que provocan
dación de la temática y sus elementos de gestión que hombres y mujeres tengan diferentes necesi-
involucrados. En ella, la sociedad civil ha tenido dades médicas, son las relaciones culturales las
y sigue teniendo una importante responsabilidad, que han dado como resultado brechas significa-
por lo que se hará una referencia especial a su tivas en indicadores sociales como el analfabetis-
nuevo rol ante el Estado. mo, años promedio de escolaridad e ingresos sa-
En la tercera parte, las etapas de formulación, lariales, participación política y violencia intrafa-
implementación y evaluación de las políticas pú- miliar, por mencionar algunos ejemplos. Por el
blicas de género en la institucionalidad de géne- lado que uno mire, sea geográfico, raza o grupo
ro durante la última fase de la gestión del gobier- étnico, tramo de edad o cualquier otra califica-
no pasado serán abordadas de manera interacti- ción estadística, las mujeres siempre tienen me-
va. Es decir que no se las tratará de manera se- nor grado de escolaridad o reciben en promedio
cuencial, sino más bien se mostrará cómo se in- un ingreso inferior en una misma categoría ocu-
terrelacionan incluso con la etapa de agendación. pacional que sus colegas varones3.
Finalmente, en la cuarta parte se abordarán La conclusión a la que se llega es que las mu-
los elementos necesarios de una estrategia en el jeres no reciben los mismos beneficios del desa-
marco de la nueva institucionalidad que asegure rrollo que los varones y la pregunta es ¿Por qué?
una eficiente y eficaz gestión pública en la pro- Los estudios realizados al respecto han concluido
moción de avances de las mujeres en los procesos que la condición de género, condición estableci-
de desarrollo. da por los roles asignados a hombres y mujeres
en base a sus características biológicas, es la que
1. MUJERES EN EL DESARROLLO determina que éstas últimas sean precisamente
Y GÉNERO eso: las últimas en llegar y recibir. El sólo hecho
de ser mujer y tener la posibilidad de reproducir
La manera de definir y enmarcar los asuntos es a la sociedad, provoca que sea encasillada en su
decisiva para determinar el tipo de atención que rol materno, lo cual limita su posibilidad real de
merecerán (Nelson, 1978). La etiquetación de los participar en las decisiones y de dirigirlas hacia
asuntos de género continúa provocando más de su propio beneficio. Sin embargo, llegar a esta
una confusión y tiene enormes implicaciones en precisión ha sido todo un proceso de lucha femi-
su agendación, gestión e institucionalidad de la nista que se comenta a continuación.

3 Ver datos en la publicación de la Agenda Mínima de Género, del Viceministerio de Asuntos de Género, Generacionales y
Familia y el Instituto Nacional de Estadística, 2002

108
LA ETIQUETA FEMINISTA ta con la que las mujeres reclamaban atención, se
puede observar que la obtuvieron pero no en la
Desde principios del siglo XX se observan cam- medida ni con el impacto esperado; era más una
bios en la participación de la mujer en la socie- concesión para calmar los ánimos u obtener los
dad. En 1921, la mujer adquiere por primera vez votos, pero en el momento de realizar acciones,
el derecho al voto en Europa y, en distintos mo- ni los unos ni las otras sabían cómo. Han pasado
mentos históricos ingresa masivamente al merca- treinta o cuarenta años desde los inicios de la lu-
do laboral. Sin embargo, recién en la década de cha feminista y los resultados siguen siendo insu-
los años 60 la lucha feminista reivindicará con ficientes.
mayor fuerza los derechos de las mujeres. En esta
etapa la revolución femenina adquiere su prime- GÉNERO COMO ELEMENTO TÉCNICO
ra etiqueta, dando lugar a que se entienda porfe-
minismo lo opuesto al machismo; es decir el do- La propuesta de género comienza a surgir con la
minio de las mujeres sobre los hombres. Así, el incorporación neomarxista cuestionadora de las
tema de derechos de la mujer aparece como una relaciones de poder, lo que da lugar a una transi-
guerra entre sexos en la que sólo uno puede salir ción del enfoque de Mujeres en el Desarrollo a
ganador. Mujeres y Desarrollo. Este nuevo enfoque reco-
Agendar el tema de esta manera violenta sir- noce el aporte de la mujer dentro y fuera del ho-
vió para llamar la atención de la sociedad, y aun- gar, aunque sigue concentrado en el rol produc-
que en la mayor parte de los círculos el tema era tivo. El análisis de la influencia del rol reproduc-
rechazado, en otros se lo comenzó a trabajar, prin- tivo en los resultados es apenas inicial.
cipalmente en organizaciones de la sociedad ci- La propuesta de Género y Desarrollo fue plan-
vil. teada por Kate Young, en 1987. Reconoce las re-
Sin pretender entrar en una amplia explica- laciones existentes entre la producción y la re-
ción de las diferentes corrientes analíticas e ideo- producción que determina un rol secundario de
lógicas, los resultados del enfoque de Mujeres en la mujer. Plantea la construcción social de las ca-
el Desarrollo4, de principios de la década de los tegorías de género donde roles, responsabilida-
70 no fueron muy alentadores. Por un lado, las des y expectativas de hombres y mujeres resultan
acciones dirigidas a las mujeres eran puntuales y ser distintas. Cuestiona las estructuras de poder e
aisladas y se referían únicamente a la situación introduce la importancia del potenciamiento
particular de un grupo poblacional sin integrar político de las mujeres para lograr el cambio.
su participación en el común de las cosas. Por Género, por tanto, es categoría analítica que
otro, no reconocía la problemática social de las estudia la forma en que nos relacionamos hom-
estructuras familiares existentes; sólo focalizaba bres y mujeres socialmente, dando lugar a patro-
la división sexual del trabajo productivo, con én- nes que terminan en diferencias significativas en
fasis en la igualdad. el desarrollo de los individuos. Son las relaciones
Si analizamos la fuerza de la etiqueta feminis- de género las que se quieren modificar en esta

4 La inclusión de medidas para favorecer a las mujeres fue considerada como un primer enfoque denominado Mujeres en el
Desarrollo (MED). Este enfoque hacía énfasis en la igualdad y en la división sexual del trabajo productivo sin cuestionar las
estructuras sociales existentes.

109
propuesta, democratizando los roles privados o taciones con las cuales se enfrenta por su condi-
domésticos para que mujeres y hombres se en- ción de género, las políticas ignoran a una im-
cuentren en las mismas condiciones de asumir portante parte de la población.
responsabilidades en los roles productivos y co- Para ello, género se convierte en una categoría
munitarios. de análisis que nos permite comprender por qué
Las diferentes vertientes y posiciones sobre los se dan estas diferencias y en qué medida pode-
problemas de la mujer han motivado, desde la mos hacer algo para resolverlas. Sin embargo, te-
década de los setenta, propuestas del Estado y de nemos que ser más específicos en el objetivo que
la sociedad civil para dirigir acciones en benefi- se persigue: asegurar el avance de las mujeres. Por
cio de las mujeres. Sin embargo, muchas no iban lo tanto, si queremos cambiar las relaciones de
a redefinir o democratizar los roles, sino a pro- género para promover el avance de las mujeres,
mover acciones específicas para mujeres sobre la no se debe hablar simplemente de introducir el
base de sus roles domésticos. Los intentos de in- “enfoque de género” en las políticas pues esto
troducir a la mujer en roles productivos, sin mo- confunde.
dificar las relaciones dentro del hogar, sólo die- El haber etiquetado la temática de la mujer
ron lugar a sobrecargar el trabajo de la mujer y como género redujo en un principio la tensión
mantener su posición subordinada. percibida por la lucha feminista y le dio un toque
Otro tipo de políticas aún se basa en el reco- más técnico. Hablar de género sonaba menos
nocimiento de la importancia de invertir en las ideologizado y, por lo tanto, había más predispo-
mujeres porque tienen una alta tasa de retorno sición a incorporarlo a las políticas, aunque no
por los resultados o impacto en el conjunto de había —y en Bolivia aún no la hay— mucha cla-
los miembros del hogar. Nuevamente se mantie- ridad de cómo hacerlo, dando lugar a un nuevo
nen, y en algunos casos se refuerzan, los roles fe- problema porque lo desconocido provoca resis-
meninos, y la mujer es más un instrumento, un tencia.
medio, que un fin en sí mismo.
Finalmente, si bien ahora es políticamente 2. LA INSTITUCIONALIDAD
correcto reconocer que las mujeres tienen los DE LAS POLÍTICAS PÚBLICAS
mismos derechos que los hombres, cuando se ela-
boran las políticas o diseñan las acciones se suele Podemos dividir las políticas públicas en: “de
olvidar que en la práctica existen diferencias im- género”, aquellas que promueven el avance de
portantes. Bajo la lógica de que todos somos igua- las mujeres de manera directa al buscar cambiar
les, se diseñan políticas neutras que no son sensi- las relaciones de género como objetivo en sí
bles a las diferencias que aún existen5 en nuestra mismo; y “con enfoque de género”, aquellas que
sociedad. Por lo tanto, estas políticas terminan incorporan el análisis de género para asegurar
beneficiando únicamente a los sujetos promedio que el impacto de las acciones alcance a todos,
para los cuales se han diseñado. Es decir, basán- siendo las mujeres un grupo específico y dife-
dose en un modelo masculino sin reconocer las renciado. En un tercer grupo, pretenderíamos
necesidades específicas de las mujeres y las limi- que algunas políticas, que no son específicas a

5 Algunas corrientes, incluso culturas, no quieren modificar las diferencias, y más bien buscan revalorizar las acciones de las
mujeres en su rol materno, sin que ello sea causa de discriminación o desventajas en otros ámbitos. En ambos casos, las políticas
no pueden ser neutras.

110
ningún grupo poblacional, se muestren “sensi- LA SUBSECRETARÍA
bles a género” al tomar en cuenta el análisis de DE ASUNTOS DE GÉNERO
género para no profundizar las brechas entre
hombres y mujeres. En 1993, el escenario político tuvo un enorme
Llevar adelante políticas de género requiere viraje. Después de haber participado en 1985 en
una clara institucionalidad, la cual en Bolivia ha el gobierno que cambió el modelo económico de
sido técnicamente adecuada pero con problemas capitalismo de Estado por uno neoliberal8, Gon-
de gestión. Inicialmente, la temática de la mujer zalo Sánchez de Lozada pretendía encarar los
estaba a cargo del despacho de la Primera Dama asuntos sociales bajo el modelo de desarrollo hu-
o su equivalente6, según las características de la mano. Esta apertura permitió que la temática de
gestión presidencial. Sin embargo, no dejaba de género ingresara a la agenda estatal, con la crea-
tener un carácter asistencial: no se diseñaban ac- ción de la primera oficina encargada de los asun-
ciones estatales sino programas de atención di- tos de la mujer, en ese entonces Subsecretaría de
recta de pequeño impacto. Asuntos de Género (SAG), incluida dentro de
Se debe reconocer que el primer intento de una de las siete secretarías nacionales del Minis-
abandonar el asistencialismo se dio durante el terio de Desarrollo Humano9.
gobierno de Jaime Paz Zamora, con una activa Esta primera experiencia dentro del Estado no
promoción desde las mujeres “pioneras de la ac- podía ser sencilla. La temática había sido trabaja-
ción institucional privada” (Farah, 2000), en un da desde las ONGs, y con esa visión comenzó la
trabajo coordinado con el gobierno. De allí na- gestión. Durante los primeros dos años de gobier-
cería el Programa Nacional de la Mujer, un pro- no la subsecretaría estuvo a cargo de Sonia Mon-
yecto financiado por la cooperación internacio- taño, una profesional que provenía de estas esfe-
nal sin un concreto paraguas institucional7. ras. Como era de esperar en una primera expe-
Paralelamente, se consolidaba un limitado riencia, la etapa inicial se caracterizó por un traba-
número de organismos no gubernamentales jo intenso “hacia adentro”. Es decir, definiendo lo
(ONGs) que tenían por objetivo promover ac- que se debía hacer desde la nueva cartera de Esta-
ciones directas para mujeres con tímidos in- do, con mucho apoyo de la cooperación interna-
tentos de impulsar políticas estatales. El Pro- cional y una obvia participación de ONGs en las
grama Nacional de la Mujer se constituía en el estructuras técnicas y de decisión de la SAG.
resultado de su lucha, pero también en su pro- Sin embargo, el entorno institucional era
pia responsabilidad. El Estado continuaba al nuevo para todos, lo cual representaba una im-
margen. portante oportunidad. El Ministerio de Desarro-

6 Con el retorno de la democracia, en 1982, estos temas fueron abordados por la Junta de Acción Social, desplazando el rol de la
Primera Dama. En 1989, el gobierno de Jaime Paz Zamora creó el Organismo Nacional de Atención a la Mujer y la Familia
(ONAMFA) a cargo de la hermana del presidente.
7 El programa dependía del Ministerio de Planeamiento, que estableció una oficina encargada de la temática social y de la Unidad
de Análisis de Política Social.
8 La promulgación del D.S. 21060 trajo consigo estabilidad económica pero a un enorme costo social asociado con el desempleo
y la caída de los salarios reales.
9 Esta creación fue resultado del desamparo del Programa Nacional de la Mujer que a principios de la nueva gestión de gobierno
había quedado huérfano. La SAG inició sus acciones en base a este programa.

111
llo Humano abarcaba a todos los sectores socia- líder de ONGs como Sonia Montaño a una in-
les, muchos de los cuales habían sido ministerios vestigadora académica como Ivonne Farah, el
poderosos como Educación y Salud. Por lo tan- entorno político estatal también se había modifi-
to, la lucha de interés y fuerzas difícilmente per- cado. El modelo de Desarrollo Humano fracasó
mitiría una amplia coordinación sectorial en pos y las secretarías nacionales recuperaron su inde-
de acciones para el desarrollo humano. A pesar pendencia, aunque no formalmente, ya que la Ley
de ello, dado que se encontraba bajo un mismo de Organización del Poder Ejecutivo no fue cam-
paraguas institucional, se pudo incluir compro- biada durante la misma gestión de gobierno. Sin
misos del Estado en algunos temas10 para incor- embargo, en su accionar, la coordinación fracasó
porar la temática de género como transversal. y el único instrumento con el que contaba el
La V Conferencia Internacional sobre la ministro para ello, la Secretaría Nacional de Polí-
Mujer de Naciones Unidas, realizada en 1995 en tica e Inversión Social, desapareció.
Beijing, marcó un hito en el avance de la temáti- Las dos etapas tuvieron características distin-
ca de género en el país. Por un lado, permitió a la tas. En palabras de la propia Ivonne Farah, el pri-
SAG tener un papel protagónico en la prepara- mer período se caracterizó por “la construcción y
ción de la participación de Bolivia en la Cumbre, consolidación de la SAG”; mientras que el segun-
articulando a la sociedad civil y a los diferentes do por “la consolidación de estrategias y operati-
actores estatales. Sin embargo, la discusión por vización de programas” (Farah, 2000).
quién encabezaría la delegación —Protocolo de- Toda la producción intelectual de ese perío-
finía que debía ser la Primera Dama— marcó la do sirvió para agendar algunos temas aunque no
realidad en la que la temática se encontraba: una se logró establecer un plan nacional con el com-
arena estatal con reglas11propias. En segundo lu- promiso de todos los sectores. El Plan de Igual-
gar, se empezó a separar los roles y responsabili- dad de Oportunidades para Mujeres Bolivianas
dades de la sociedad civil y el Estado, los cuales (PIOMB), que incluía una estrategia para insti-
estaban confundidos en una dulce luna de miel tucionalizar el tema en el Estado, fue lanzado
por su participación directa en las estructuras del hacia finales de la gestión y no tuvo repercusio-
Estado. Ante este nuevo escenario internacional, nes en la siguiente gestión de gobierno. Todavía
las ONGs volvieron a su posición crítica hacia el se estaba asimilando el aprendizaje de las prime-
Estado, aunque en el futuro caerían en algunas ras experiencias en el aparato estatal.
contradicciones respecto a su rol contestatario.
La gestión de género post Beijing tuvo un vi- EL VICEMINISTERIO DE ASUNTOS DE
raje importante, ya que la delegación regresaba al GÉNERO, GENERACIONALES Y FAMILIA
país con una agenda internacional y un compro-
miso nacional para trabajar en ese marco. Si bien El cambio de Gobierno representó un significa-
hubo un importante cambio en la conducción tivo retroceso en las políticas de género por las
de la cartera estatal, pasando de una reconocida nuevas características de gestión. Sin embargo,

10 Un claro ejemplo es la planificación participativa de la Participación Popular. La primera experiencia piloto en 95 municipios
tuvo que ser reeditada para incorporar las demandas de las mujeres.
11 La Primera Dama terminó encabezando la delegación, pero quedó marcada la crítica: la temática de género debía salir del
asistencialismo de los despachos de las primeras damas. Esta anécdota tuvo sus repercusiones en la institucionalidad de género en
el aparato estatal

112
no se puede mirar aisladamente los sucesos den- Otro actor interesante de este período fue la
tro del viceministerio; es importante considerar sociedad civil. El proceso por el cual estas organi-
el entorno político en el cual se encontraba in- zaciones atraviesan es un análisis que escapa al
merso. presente artículo. Sin embargo, no podemos de-
El primer problema fue la integración de la jar de mencionar que su rol ha ido cambiando en
temática generacional con la de género en una el tiempo. En un inicio, era el andamiaje por el
sola cartera de Estado con rango viceministerial. cual se realizaban acciones directas sin el Estado
Por la amplitud de los temas de niñez, juventud, para resolver problemas que la pesada estructura
adulto mayor y adopciones, la atención que se burocrática estatal no podía o no estaba interesa-
podía dedicar a cada uno de los temas era limita- da en atender.
da. Un segundo problema que implicaba esta Con la recuperación de la democracia, las
nueva estructura, era el consecuente traspaso de ONGs se convirtieron en aliados del proceso y
responsabilidades a la Dirección General de Gé- aunque aún no estaba dada la capacidad, vieron
nero, la cual terminó con un carácter más admi- la posibilidad de introducir sus pequeñas expe-
nistrativo. riencias en las estructuras del Estado para con-
Un punto positivo fue la ubicación estratégi- vertirlas en políticas estatales.
ca del tema en el Ministerio de Desarrollo Soste- Su naturaleza no permitía a las ONGs estar
nible y Planificación. Si las políticas nacionales mucho tiempo en el Estado. Aunque en la SAG
iban a ser planteadas desde esta cartera, se estaría participaron activamente12, como se mencionó
asegurando la inclusión de género en todas ellas. anteriormente, se dio una ruptura y cada uno vol-
Ello implicaría una jerarquización de la instancia vió a su lugar. En esta nueva gestión de gobierno,
de género en el aparato estatal. y por la debilidad institucional, pretendieron no
Sin embargo, en la práctica, la planificación sólo participar de ella sino reemplazarla, sentán-
no fue el punto fuerte de la gestión de gobierno y dose no en la mesa de negociación sino en las
la participación del Viceministerio de Asuntos de mesas de trabajo.
Género, Generacionales y Familia (VAGG) fue Si bien es fundamental contar con el apoyo
mínima en los pocos procesos de decisión. de la sociedad civil, es responsabilidad del Esta-
La experiencia Beijing + 5 en Nueva York do el desarrollar las políticas necesarias. La lógica
mostró la debilidad institucional y el quiebre con estatal difiere de la lógica de las ONGs y esa dife-
la sociedad civil. La delegación de Bolivia no pudo rencia muchas veces no es comprendida. Por lo
mostrar avances en los compromisos establecidos tanto, la participación de la sociedad civil puede
cinco años antes. Por un lado, porque no se con- ser perversa, dado que persigue objetivos muy
taba con una base de información (indicadores) propios y puntuales. Se debe promover el diálo-
que permitiera afirmar o descartar los avances, y, go y crear instancias para ello, pero los roles de-
por otro, porque, sobre todo, no había un plan ben estar claros y reconocer que el Estado ha asu-
concreto, con acciones definidas y metas traza- mido la responsabilidad de llevar adelante políti-
das para tal efecto. cas de género y está creando la capacidad técnica

12 Cabe mencionar que las ONGs han intentado organizarse en redes y contar con una representación nacional. Sin embargo, sus
estructuras poco democráticas y la escasa necesidad de rendir cuentas (accountability) han hecho muy difícil la relación coordi-
nada con el Estado. Al atribuirse las más antiguas la representación de las demás, sin un adecuado proceso de consulta, se ha
puesto en riesgo esta relación.

113
para ello; se debe reconocer el esfuerzo del Esta- noció la necesidad de incorporar género en la se-
do, apoyar sus acciones, exigir una cultura de ren- gunda fase del programa. El principal resultado
dición de cuentas (no interpelarlo13) y promover fue la aprobación del Plan Nacional de Equidad
nuevas políticas y acciones. de Género mediante Decreto Supremo, estable-
Lo interesante de las gestiones de las tres vi- ciendo responsabilidades de todo el Ejecutivo
ceministras a cargo del VAGGF fue la evolución sobre su ejecución. Se pudo observar el cumpli-
y la maduración del rol que debía tener el vice- miento de este compromiso en los discursos de
ministerio en el aparato estatal. Si bien su poca los ministros de Estado14, quienes por primera
acción fue duramente criticada, e incluso condi- vez mostraron la forma en que se estaba inician-
cionada por la cooperación internacional, los te- do la incorporación de género en las políticas sec-
mas en agenda eran otros muy distintos y poco toriales.
podría hacerse desde el VAGGF. Sería injusto atribuir estos resultados única-
Esta maduración no se dio necesariamente en mente al cambio de presidente dentro de una
las personas que trabajaban en el VAGGF, sino misma gestión de gobierno15 o al cambio de vice-
fue dándose en los niveles técnicos de las otras ministras, ya que mucho del trabajo técnico ve-
reparticiones de Estado promovidas por la coope- nía dando sus frutos. El VAGGF se encontraba
ración internacional, la cual desde un inicio jugó participando de todos los procesos, aunque no
un papel importante al condicionar muchos fi- con la presencia que se hubiera deseado. Por sus
nanciamientos internacionales al cumplimiento antecedentes de dispersión de acciones e incluso
de metas en la temática de género. Al final de la politización de las mismas, la cooperación inter-
gestión se pudo evidenciar que se estaban toman- nacional se puso muy exigente en la claridad de
do algunas de las acciones necesarias, en la ma- las acciones del VAGGF. Así se generó una cultu-
yor parte de los sectores sociales, para incorporar ra de devoción al POA (Plan Operativo Anual):
género en sus políticas. Sin embargo el VAGGF las acciones estaban más dirigidas a justificar el
se encontraba tímidamente involucrado. uso de los recursos que a sus resultados. La cultu-
En la medida en que el gobierno fue definien- ra organizacional iba más por cumplir con las ac-
do políticas, se pudo recuperar algo de la presen- ciones de los POAs individuales y poder reflejar
cia de género en la agenda pública. La Ley del sus actividades que el involucrarse en otro tipo
Diálogo incorporó el 50 por ciento en la partici- de actividades que no necesariamente tenían cos-
pación del Mecanismo de Control Social; la Es- tos pero sí un enorme impacto. La coordinación
trategia Boliviana de Reducción de la Pobreza intersectorial recién se iniciaba y no precisamen-
incluyó un capítulo sobre género como transver- te por el liderazgo del VAGGF sino por la diná-
sal; el Programa de Reforma Institucional reco- mica de los sectores.

13 Durante mi corta gestión viceministerial, éste fue un tema que la AMUPEI nunca comprendió. El Gobierno tenía previsto
presentar un informe, no por la exigencia de la sociedad civil, sino como parte de su responsabilidad. Por lo tanto, se fijaron
fechas diferentes y el resultado de la interpelación civil fue lamentable, dado que los representantes del Estado no nos presenta-
mos. En cambio, el segundo escenario fue muy positivo y se pudo evidenciar el inicio de la transversalización de género como
política estatal.
14 En la presentación de Avances de las Políticas de Género el 19 de julio de 2002, organizado por el VAGGF.
15 El presidente Banzer renunció el 2001 por razones de salud por lo que asumió su vicepresidente, Jorge Quiroga , durante el
último año de gestión.

114
Mario Alejandro Illanes. Waca y kusillos (1937)

115
3. REFLEXIONES SOBRE LA GESTIÓN Sin embargo, en este caso se atiende a la mujer
PÚBLICA DE GÉNERO en su rol materno, lo que se convierte en un re-
conocimiento del rol social y la responsabilidad
En la gestión pública de género siempre se ha pública que existe en la reproducción de la socie-
tenido claro que lo que se busca como objetivo es dad. Esto no tiene nada que ver con género, sino
un mayor impacto de las acciones del Estado en con las diferencias biológicas entre hombres y
relación a las mujeres, tomando en cuenta la pro- mujeres. La actitud del sector era la de “dejar que
blemática de género y sus implicaciones sobre las suceda no se oponía al tema, pero tampoco adop-
relaciones de poder entre hombres y mujeres. Por taba una posición clara a favor del mismo.
ello, las políticas de género no se pueden formu- Introduciríamos género en la medida en que
lar en una sola repartición del Estado: requieren tomemos en cuenta la forma en que los roles de
el concurso de todos los involucrados en el dise- género, que se traducen en estereotipos y com-
ño de las políticas para que cada uno de ellos con- portamientos, afectan a la salud de la mujer y en
tribuya a este objetivo. su capacidad de atender su propia salud. El acce-
La forma de encarar el tema dentro del pro- so a información sobre salud sexual y reproducti-
pio ejecutivo puede no necesariamente respon- va, la capacidad de decidir sobre su fecundidad,
der a este objetivo, sobre todo si no se tiene claro involucrar a la pareja en la responsabilidad ma-
que es un objetivo común, es decir, si no hay una terna, la adecuada identificación, trato y notifi-
apropiación de la responsabilidad. Y para ello debe cación de casos de violencia familiar, son temas
estar claro lo que se espera. El VAGGF debe dar que aún deben desarrollarse. La conducción no
esa línea. debe darse desde una perspectiva médica, sino
social y allí el Viceministerio de Asuntos de Gé-
AGENDACIÓN nero, Generacionales y Familia debió haber esta-
blecido metas claras y mecanismos de coordina-
El tema de género se encuentra en la agenda pú- ción interinstitucional sólidos16.
blica. Existe la institucionalidad y ella ha sido Otro caso ejemplificador es la Reforma Edu-
parte de las ofertas de las campañas electorales, cativa, la cual incorpora desde su inicio a género
cuenta con recursos asignados por la cooperación como un tema transversal. Se puede observar que
internacional y el presupuesto general de la Re- la reforma está trabajando la temática, tiene una
pública; existen decretos, planes nacionales y per- unidad a cargo de ello. Sin embargo, la coordina-
sonal técnico. Sin embargo, la forma en que se ción con el VAGGF era prácticamente inexisten-
ha agendado el tema dentro de los sectores y el te por el bajo liderazgo y capacidad de negocia-
rol del VAGGF es distinto en cada uno de ellos. ción, lo que la dejaba al margen de este impor-
El enfoque que se da al tema de género en tante proceso. Pero sobre todo, esta situación es-
salud, por ejemplo, está relacionado con la aten- tuvo determinada por la falta de una propuesta
ción de las mujeres en la salud materna lo que concreta, más allá del sentido común de incre-
nadie discute como altamente necesaria ya que mentar la matrícula o plantear que era necesario
las mujeres no deberían morir por tener hijos. eliminar los estereotipos. No se tenía una pro-

16 Seguramente algunas defenderán su posición y dirán que se lo hizo. Sin embargo, en la práctica, el VAGGF no participó ni
siquiera del Comité de Maternidad Segura, presidido por la Primera Dama.

116
puesta técnica sólida con objetivos claros, que integrado al quehacer cotidiano del instituto. Se
permita introducir la discusión con firmeza17. En ha trabajado en diferentes líneas, desde la capa-
este caso, la reforma estaba “haciendo que suce- citación permanente de funcionarios(as), la in-
da” pero sin obedecer a una política nacional. Sim- corporación de mujeres a puestos de decisión
plemente como parte de un proceso educativo hasta la creación de información estadística que
sin conexión con las implicaciones futuras en la dé luces sobre los resultados de los procesos de
vida personal, laboral y comunitaria. Esta orien- adjudicación. El enorme compromiso del Di-
tación es responsabilidad del VAGGF. rector del INRA y el apoyo de la cooperación
En el caso de los sectores con implicaciones internacional han sido factores determinantes
económicas: trabajo, agricultura, microempresa para que se comiencen a ver resultados18. En este
y otros, se podía observar mayor apertura a pesar caso, se observa la apertura de la institución para
de que tradicionalmente son áreas masculinas. Ya coordinar acciones con el VAGGF, la cual no
género no era algo que los amenazara. Aún no fue retribuida oportunamente por una falta de
había mucha claridad de cómo hacerlo, por lo visión, mencionada anteriormente, al concen-
que abundan las consultorías que solicitan apoyo trarse únicamente en acciones específicas. Sin
para introducir la temática. Pero poco a poco se embargo, el proceso se está iniciando, al igual
estaba fomentando a que suceda, asignando re- que en los otros sectores, al haberse enmarcado
cursos y responsables. Estaríamos ante una posi- todas las acciones dentro del Plan Nacional de
ción de “fomentar que suceda”, asignando recur- Equidad de Género19.
sos, personas y atención, sin que ello implique
que la temática esté genuinamente involucrada FORMULACIÓN
en el día a día de la institución. Este esfuerzo no
debe ser desmerecido, pues se constituye en un En vista del análisis realizado en anteriores subtí-
primer paso para internalizar genuinamente el tulos, no basta con agendar el tema de género; es
tema. necesario tener una propuesta sobre la manera
El último caso al que se hará referencia es al en la que debe abordarse; de lo contrario, puede
Instituto Nacional de Reforma Agraria, que tie- darse lugar a una interpretación simplista (salud),
ne un programa dedicado a incorporar la pers- a una interpretación propia (educación), a una
pectiva de género en la problemática de la tie- concesión parcial (trabajo), todas ellas desarticu-
rra. Esta puede considerarse una institución mo- ladas de una causa común. Por ello, la propuesta
delo ya que no desarrolla un trabajo aislado sino de políticas de género requiere salir de las accio-

17 La Ministra de Educación manifestó su preocupación por el tratamiento que se le estaba dando a género, como un asunto
ideologizado, de enfrentamiento y con actitud de “ONG”. En la medida que se mostraban argumentos técnicos, se lograba una
mayor apertura. Ella demandaba una posición técnica y con visión estatal.
18 Se requiere asegurar la sostenibilidad de este proceso, sin la dependencia de recursos internacionales.
19 En los últimos cuatro meses de gestión de gobierno, en la que estuve a cargo del VAGGF, hicimos un levantamiento de todas las
acciones que se estaban realizando en el Poder Ejecutivo que tuvieran relación con el tema de género. En una matriz, estableci-
mos de qué manera estas acciones se enmarcaban en el Plan Nacional de Equidad de Género. Muchas de ellas habían surgido por
iniciativa del propio sector, y otro tanto eran producto de acciones de promoción anteriores realizadas por el VAGGF, que
requerían ser sistematizadas. Este trabajo nos permitió agendar nuevos temas en cada sector y comprometerlos claramente en un
plan nacional aprobado el año anterior.

117
nes reactivas de problemas emergentes en un ex- ONGs. Pero también está la sociedad civil orga-
tremo y del apego al plan o programación anual nizada en clubes de madres, federaciones de mu-
en el otro. Se requiere tener una base, una defini- jeres trabajadoras o la asociación de esposas de
ción mínima de lo que se quiere lograr a corto policías21. Todas ellas, las primeras con fines po-
plazo (POA, planeación racional), mediano (re- líticos, las segundas con la finalidad de mejorar
sultados de acciones y medidas del Estado, en las su situación, presionarán a las autoridades para
áreas de competencia más relevantes no sólo de atraer recursos hacia su propio beneficio.
las acciones del VAGGF) y largo plazo (impacto, Por otro lado, hay presiones de la coopera-
cambio en indicadores de desarrollo calculando ción internacional que tiene la temática de géne-
los efectos estimados). ro en su agenda, no necesariamente por con-
En el camino de la gestión, de la ejecución vicción sino por compromisos internacionales.
misma de las acciones, irán surgiendo nuevos te- Por lo tanto, condiciona permanentemente a que
mas de análisis o de intervención. Nadie pensa- se lleven adelante acciones en este sentido, pero
ba, cuando se elaboró el Plan Nacional de Equi- se limita a ello, esperando que sea el país quien
dad de Género (PNEG), que se diseñaría una encuentre la forma.
Estrategia Boliviana de Productividad y Compe- Finalmente, los propios sectores del poder
titividad y que ésta podía involucrar a género en ejecutivo tienen sus propios intereses e interpre-
las cadenas productivas, contribuyendo al eje de taciones sobre la temática, así como sus propios
Ciudadanía Económica del PNEG. Tampoco se objetivos. En este sentido, género puede consti-
veía cómo el Programa de Reforma Institucional tuirse en una carga adicional a lo que rutinaria-
podría apoyar al tema de la ciudadanía política, mente hacen y por ello lo rechazan. En cambio,
lo cual hará ahora al establecer como estrategia con un enfoque que los colabore en hacer su ta-
que se incremente la participación de mujeres en rea y a que sus políticas realmente tengan impac-
el reclutamiento de posiciones técnicas y de deci- to en la medida en que beneficien a hombres y
sión en las instituciones públicas 20. Una formu- mujeres y cierren la brecha entre ellos, la pro-
lación creativa de políticas es necesaria si quere- puesta será mejor asimilada.
mos tener un verdadero impacto en la gestión Por ello, formular la política de género requie-
estatal. re de la articulación de muchos intereses, actores
Tampoco puede quedar al margen la posibi- y, a la vez, expectativas. Al contar con una oficina
lidad de tener reacciones subjetivas ya que son que se encargue del asunto, da la impresión que
muchos los grupos de presión involucrados e in- es la única responsable. Ello sirve de chivo expia-
teresados en promover acciones del Estado para torio si es que no se logran los objetivos propues-
el logro de sus propios objetivos. Este es el caso tos, cuando debería convertirse en el interlocu-
de las diversas organizaciones de la sociedad ci- tor válido ante el ejecutivo, manteniendo la res-
vil, no necesariamente la sociedad civil organiza- ponsabilidad no sólo en el Estado sino en la pro-
da, que representa a la sociedad civil en forma de pia sociedad civil.

20 En ambos casos, la información llegó por intermedio de la cooperación internacional que puso en alerta sobre la necesidad de
incorporar género. El VAGGF una vez enterado pudo ingresar en el tema.
21 Son las principales víctimas desamparadas de la violencia intrafamiliar y de la falta de ingresos o atención médica al ser las
segundas o terceras concubinas.

118
IMPLEMENTACIÓN “asesores” políticos, técnicos mediocres y de la
propia sociedad civil, el resultado era un am-
Uno de los temas más analizados en las políticas biente laboral confuso, sin líneas claras de ac-
públicas es el dilema de la implementación. La ción.
preocupación que surge una vez que se tiene re- Adicionalmente, el tema de género no se en-
lativamente formulada la política es su puesta en contraba en la agenda pública con un compro-
práctica. En el caso de género, al ser necesario miso claro24. Los temas sociales de otra índole
incluir la temática en todas las instancias del Es- como la “guerra del agua” o los conflictos étnicos
tado, se hace más difícil articular las acciones en de septiembre de 2000 ocupaban la atención de
función de los objetivos planteados por el VA- los gobernantes. El rol de las organizaciones no
GGF. gubernamentales que representan a la sociedad
En primer lugar, no se trata únicamente de civil también fue muy ambivalente. En una pri-
establecer objetivos, sino mecanismos que per- mera etapa participaron de la gestión asesorando
mitan su logro. El Plan Nacional de Equidad de a la viceministra, y pasaron rápidamente a la opo-
Género (PNEG) plantea la problemática con una sición cuando los resultados no eran los que bus-
precisión teórica absoluta. Sin embargo, define caban. No había una adecuada relación y se con-
objetivos demasiado abstractos, de difícil medi- fundían los roles25.
ción y que no orientan las acciones necesarias.
Adicionalmente, el mismo plan plantea acciones EVALUACIÓN
demasiado puntuales que han provocado que el
VAGGF caiga en el activismo22 sin una clara co- La evaluación es parte del proceso de las políticas
herencia con los resultados que se pretendían al- públicas que está más relacionada con la necesi-
canzar. dad de dar cuenta y razón (accountability). La po-
La capacidad técnica del viceministerio se ha sibilidad de revisar las acciones estatales para reen-
visto limitada por una parte por problemas de cauzarlas en caso de no estar logrando los objeti-
presupuesto y, por otra, por la falta de interés vos propuestos o reforzarlas para que el impacto
de profesionales de participar en una gestión de sea mayor, es el principal objetivo de esta etapa.
gobierno estigmatizada23. También influía la falta Al realizar este ejercicio se responde por el uso de
de claridad en los objetivos, al contar con vice- la autoridad y recursos que se asignan a los go-
ministras que no estaban familiarizadas con la bernantes electos, legitimando las acciones reali-
temática de género y que únicamente obedecían zadas.
a definiciones políticas. Si a ello sumamos un Para poder llevar adelante una adecuada
ambiente organizacional interno plagado de evaluación, ésta no debe ser considerada úni-

22 El equipo técnico dedicó la mayor parte de su tiempo a la organización de talleres, lo cual incluía un gran esfuerzo administra-
tivo. Sin embargo, el resultado de los talleres no siempre era claro ni se lograba articular con los objetivos de los planes.
23 Las profesionales de los movimientos feministas no quisieron involucrarse con un gobierno producto de antiguas corrientes
dictatoriales.
24 Este comentario es válido para las dos gestiones presidenciales del gobierno de ADN.
25 Con este comentario no se pretende plantear que mujeres de la sociedad civil no deberían participar de la gestión de gobierno,
sino que cuando lo hacen deben comprometerse con el Estado. En caso de cualquier otro comportamiento, se estaría incurrien-
do en un tema de conflicto de interés al ser juez y parte.

119
camente al final del desarrollo de las acciones: blecer hitos de control intermedios que mues-
debe ser planificada desde un inicio. Por otro tren los avances en cada una de las diferentes
lado, es importante relacionarse con mecanis- áreas de acción.
mos de monitoreo que permitan hacer un se- - Definir momentos de control: Debe haber
guimiento cercano de las acciones, con el ob- claridad sobre el momento oportuno para
jeto de resolver problemas más que de encon- hacer una evaluación y cuáles son los temas
trar culpables26. que se evaluarán en función del tiempo trans-
Algunos elementos importantes a considerar currido y los objetivos de las políticas. Tam-
deberían ser: bién debe acordarse la metodología de eva-
luación y quiénes participarán de la misma.
- Claridad en los objetivos: No basta tener cla- Ello orientará la definición de necesidades de
ro los problemas de las mujeres por su condi- información y formas de presentación.
ción de género; debe señalarse cuáles de estos
aspectos se quiere modificar con acciones con- En la práctica, el VAGGF se encontraba suje-
cretas desde el Estado. Ello implica tener cla- to a evaluaciones periódicas de la cooperación
lidad sobre sus ámbitos de acción. internacional. Sin embargo, estas evaluaciones
- Definición de un plan de acción: Las accio- estaban más dirigidas al uso de los recursos que a
nes en materia de género para lograr objeti- su resultado, lo cual no quiere decir que no le
vos de equidad no son necesariamente direc- interesaran los resultados, más bien insistían
tas; dependen de la promoción de acciones mucho en ello. Lamentablemente, la falta de cla-
de otros actores donde género se constituye ridad sobre los resultados esperados en el corto
en un tema transversal. Por ello, el plan debe plazo provocaban que los informes presentados
reflejar qué acciones se estarían promovien- se refieran simplemente al avance físico financie-
do. ro de las actividades exclusivas del VAGGF, sin
- Involucrar a otros actores: Este plan requiere ninguna articulación con el resto del sector pú-
del comprmiso de los actores. Las responsa- blico.
bilidades sobre los asuntos deben estar asig- Por otro lado, las organizaciones que repre-
nadas y los mecanismos de relacionamiento sentan a la sociedad civil en forma de ONGs fi-
establecidos. nanciadas con recursos de la cooperación inter-
- Indicadores e hitos de control: Cambiar las nacional, se constituyen en actoras que además
relaciones de género y obtener resultados que de buscar protagonismo y justificar nuevas ac-
apunten a relaciones más equitativas es una ciones para ser financiadas con recursos externos27,
tarea de muy largo plazo. Por ello, los indica- demandan al Estado resultados de manera inme-
dores de impacto deben estar claramente es- diata. Ante la cada vez mayor capacidad del Esta-
tablecidos para ir monitoreando el avance en do de desarrollar acciones en materia de género,
los mismos. Sin embargo, se requieren esta- las relaciones Estado–Sociedad Civil requieren

26 La cultura organizacional relaciona al monitoreo con control y castigo. Lo que se busca es fomentar una cultura de aprendizaje
y generar capacidad de reencauzar las acciones si se están desviando respecto al objetivo.
27 Las ONGs obtienen recursos de la cooperación internacional que permite financiar el trabajo de profesionales altamente capa-
citadas y, por ende, altamente remuneradas. Sin embargo, no existe un proceso de rendición de cuentas de sus acciones y
resultados ni un proceso de legitimación como representantes ante el Estado, rol que algunas de ellas pretenden atribuirse.

120
transformarse. No se trata de exigir rendición de traducidos en indicadores. La cultura de moni-
cuentas para ejercer presión, cuando el Estado toreo y evaluación y de indicadores es relativa-
tiene la capacidad de rendirlas y ha asumido la mente reciente en el país y ha llevado a confusio-
responsabilidad de hacerlo, sino de establecer cla- nes muy grandes A pesar de ser la especialidad en
ramente los roles e instancias de relacionamiento la cual estaba involucrada29, dirigir la gestión no
para lograr resultados conjuntos. permitía hacer el trabajo técnico.
Esta fue la intención en la conformación del
Mecanismo de Seguimiento establecido en acuer- EL NECESARIO ENTORNO POLÍTICO
do con el VAGGF y la sociedad civil a sugerencia
de un grupo de la misma: establecer un punto de La conducción de la temática de género dentro
encuentro formal entre Estado y sociedad civil del Estado en un período tan corto y al final de
para monitorear el progreso de los planes y pro- una gestión también corta30, dista mucho de lo
gramas en materia de género. Sin embargo, en el que seguramente es la gestión pública tradicio-
momento en que se inició el proceso, fue cues- nal. Probablemente por el mismo hecho de en-
tionado por las mismas representantes28. Ello lle- contrarnos al final de gestión, no hubo presio-
vó a que queden al margen del proceso y que ac- nes políticas para generar empleos o recursos
tualmente existan otras representantes elegidas por para el partido: la ADN. También en ello, el
un proceso de consulta de la propia sociedad ci- momento por el que atravesaba el partido, el
vil. Este tipo de contradicciones en la sociedad contexto electoral y la clara separación entre el
civil debe dejar de obedecer a reacciones indivi- gobierno y ADN, permitía a los servidores pú-
duales y más bien buscar el bien común. Claro blicos avanzar en un trabajo más técnico que
que esa es responsabilidad del Estado y por ello político.
se continuó con el proceso a pesar de la oposi- No pertenecer a ningún partido político y ha-
ción de estos grupos, pero con el apoyo de la gran ber sido convocada a servir por los antecedentes
mayoría. académicos y técnicos31 era una de las ventajas a
El principal obstáculo para el adecuado tra- nivel personal que también ayudaron a facilitar
bajo de esta instancia será la definición de cómo las cosas. El haber estado trabajando con anterio-
hacer seguimiento a los objetivos de corto, me- ridad en el medio en un nivel técnico y haber
diano y largo plazo, los cuales aún requieren ser dado clases a muchas personas que se encontra-

28 Se insistía mucho en que el proceso se estaría politizando por la cercanía a las elecciones; la transparencia del mismo demostró
que no era cierto.
29 Un año antes estaba trabajando como investigadora a cargo del Proyecto Construcción de un Sistema de Indicadores para la
Igualdad de Género en el Instituto Nacional de Estadística. Pude observar la falta de interés del VAGGF en este tema en ese
momento, y posteriormente el poco compromiso del INE al estar al otro lado.
30 Si bien Jorge Quiroga era Vicepresidente del Gobierno del General Banzer, en los hechos, poco pudo intervenir en la gestión
propiamente dicha, a pesar de que le atribuían una gran participación en las decisiones económicas. Quizá tenía “acceso”, más
probablemente poco “control” de la situación. Por ello, en la práctica, tuvo el control únicamente durante 12 meses, en los cuales
poco pudo hacerse para retomar el rumbo del país. En diciembre de 2001 los planes de género fueron respaldado por un
Decreto Supremo.
31 El Ministro de Desarrollo Sostenible, Ramiro Cavero, mencionaría que estaba buscando a una persona que perteneciera al
medio. Aunque ése no era completamente mi caso, al no ser militante feminista, sí tenía algo de razón porque conocía el medio,
no sólo de género sino de la gestión pública en general.

121
ban en lugares claves permitía la posibilidad de Lo que sí logramos en corto tiempo es de-
crear contactos con amigos que reconocían que mostrar que la gestión pública para el tema de
uno sabía de lo que estaba hablando. Es decir, el género es necesaria; que tener una oficina que
conocimiento experto daba legitimidad a la ges- se encargue de los asuntos de la mujer es funda-
tión. mental para lograr equidad; que las acciones que
El sistematizar las acciones que se desarrolla- realiza el Estado en materia de género tienen un
ban en materia de género en el poder ejecutivo sentido y están a cargo de una instancia que les
nos fue abriendo puertas porque no demandába- da dirección. Dejar a los sectores que interven-
mos acciones: estábamos dando el reconocimiento gan voluntariamente no asegura que lo hagan o
a quienes estaban haciendo esfuerzos en este sen- que lo hagan de la manera apropiada; sólo trans-
tido y les ofrecíamos ayuda. Después, poco a poco, versalizando género en acciones técnicas en los
sugeríamos más acciones en la medida en que nos sectores lograremos un verdadero impacto para
familiarizábamos con el tema e íbamos ganando asegurar que hombres y mujeres tengan igual-
su confianza. Les mostrábamos que todo ello te- dad de oportunidades, reduzcamos las brechas
nía un sentido, un norte: el Plan Nacional de y democraticemos los roles; por ello se requiere
Equidad de Género, aprobado por el Presidente consolidar la institucionalidad de género en el
de la República y su gabinete en pleno. El asunto Estado.
había dejado de ser de las mujeres o del VAGGF;
ahora era de todo el Estado. 4. DESAFÍOS DE LA NUEVA
Paralelamente, el equipo técnico continuaba INSTITUCIONALIDAD
con su trabajo interno cumpliendo sus acciones
y productos establecidos en el POA, pero con una Alguna vez una autoridad estatal32 decía acerca
nueva visión y con un mayor respaldo, ya que su de las oficinas encargadas de abordar temas de
propio trabajo técnico estaba dando frutos. Sin exclusión, que éstas deben desaparecer en la me-
embargo, nos faltó tiempo para consolidar el equi- dida en que se resuelva el problema. Mientras
po y reencauzar las energías hacia el logro de los tanto, dado que tomará mucho tiempo que ello
objetivos del PNEG más allá del POA y lograr el suceda se requiere analizar cuidadosamente su
liderazgo y rol promotor tan necesario para ello. institucionalidad ya que no es suficiente que exista
Nos faltó tiempo también para la parte polí- la oficina, sino que sus funciones y su ubicación
tica. La agenda presidencial estaba muy llena y a deben ser parte de la estrategia.
pesar de haber hecho un trabajo importante con Actualmente nos encontramos ante un nue-
casi todos los ministros, no logramos que el pre- vo escenario, complejo políticamente, pero que
sidente incluyera a las mujeres en su discurso fi- ha repuesto conceptualmente33 la necesaria car-
nal. Probablemente faltó la convicción de los tera de planificación. Lamentablemente, se retira
ministros, quienes nos apoyaron hacia abajo, en la temática de género de la instancia de mayor
el área técnica, pero no hacia arriba, en el discur- poder de decisión y la que precisamente debe es-
so político. tablecer las líneas de trabajo del ejecutivo y se

32 Ramiro Molina Rivero hacía esta reflexión sobre la Secretaría Nacional de Asuntos Étnicos, de Género y Generacionales de la
cual estuvo a cargo en 1993, como parte del entonces Ministerio de Desarrollo Humano.
33 Formalmente existía la responsabilidad en el Ministerio de Desarrollo Sostenible y Planificación, lo cual no ocurría en la práctica.

122
traslada al ahora Viceministerio de la Mujer, den- trabajo de campo, en círculos de ONGs; acos-
tro del Ministerio de Asunto Étnicos y Campesi- tumbradas a trabajar al margen del Estado en
nos, de Género y Generacionales34. acciones de atención directa. Deberán construir
Con ello, pretenden hacernos creer que se ha una nueva cultura de trabajo, dado que las carac-
elevado a rango de ministerio el tema de la mujer terísticas del Estado pueden ser tan absorbentes
sólo porque tiene el título en la puerta. Efectiva- y de tal magnitud, que la gestión puede caer en
mente contamos con la suerte de que se haya de- enormes esfuerzos de trabajo diario sin impacto
signado a una ministra mujer que entiende per- en las políticas nacionales.
fectamente el tema. Otro punto a favor es que se Los desafíos que enfrenta esta gestión son los
le ha permitido nombrar a la viceministra de su pocos avances visibles o resultados concretos lo-
confianza, lo cual no ocurre en el caso de los otros grados en materia de equidad, la falta de infor-
cinco viceministerios de esa cartera. mación para poder verificar los avances, la dis-
Sin embargo, la institucionalidad no debe persión en el movimiento de mujeres, los cada
depender de la voluntad que le asignen las per- vez más escasos recursos de la cooperación inter-
sonas. No debe responder al cuoteo político o a nacional y la débil agenda política en la que se
los intereses partidarios. Pero en la práctica, ello encuentran las ofertas de género en los partidos
sucede. Por lo tanto, la gestión pública de géne- políticos.
ro deberá comprender la complejidad del pro- A pesar de ello, el balance es positivo. El Es-
ceso político y promover, a través de un adecua- tado está firmemente comprometido con llevar
do trabajo técnico, que las decisiones políticas adelante políticas de género, aunque muchas ve-
lleguen. ces no sabe cómo. Se está preparando con un
Preocupa la visión sectaria que se pretende enfoque técnico y confía en el Viceministerio de
dar a género al incluirla como uno más que la Mujer para que los oriente en ello. Existe una
requiere atención especializada como la niñez sociedad civil cada vez más preparada que pre-
o el adulto mayor. Preocupa que no se asimile tende estar organizada democráticamente y que
una teoría de análisis para combatir la exclu- permite al tema de género salir del monopolio
sión y que se espere que sean acciones directas perverso de algunas representantes del movimien-
las que resuelvan el “problema de las mujeres” to de mujeres. Las experiencias de nueve años de
como la atención de casos de violencia intrafa- gestión en el Estado están dando frutos como
miliar o atención materna, olvidándose del parte de un proceso de aprendizaje. La coopera-
impacto que tienen sobre las mujeres las otras ción internacional seguirá promoviendo el tema
políticas, principalmente económicas y políti- porque se halla en su propia agenda y en la medi-
cas. Es decir, se busca dar atención directa de da en que sigamos trabajando por mostrarnos
mujeres para mujeres, y esperan que nos con- unidas en las demandas que por justicia merece
formemos con ello. la mitad femenina de la población, los partidos
Preocupa también que la gestión de género políticos empezarán a hacer sus ofertas electora-
esté en manos de profesionales acostumbradas al les.

34 Los movimientos de mujeres reaccionaron negativamente ante este cambio, señalando su inconformidad de encontrarse como
un sector de excluidos.

123
BIBLIOGRAFÍA Nelson, Bárbara
1978 “La formación de una agenda. El caso del
Campero Núñez del Prado, José Carlos maltrato de los niños”. En: Aguilar, Luis F. Problemas
2002 “Participación, políticas públicas y democracia”. públicos y agenda de gobierno, Segunda edición, volumen
En: T’inkazos. Año 5, No. 12, junio de 2002. 3, México: Miguel Angel Porrúa.

Farah, Ivonne
2000 Desafíos de la equidad 1989 – 1999. Serie:
Miradas a la realidad. La Paz: Defensor del Pueblo.

Mario Alejandro Illanes. La tragedia del pongo (1932), detalle

124
SECCIÓN V

ARTE Y CULTURA

125
126
El alma en la plástica boliviana
o la nación expresionista1
Cecilia Salazar de la Torre2

La autora explora la escisión entre racionalidad y sub-


jetividad en la plástica boliviana, como el síndrome de
una nación fragmentada. En el camino recupera la obra
de un grande la Generación del 52, Mario Alejandro
Illanes, que durante más de medio siglo ha permaneci-
do marginalizada "en el subsuelo de la historiografía
del arte oficial en Bolivia".

“¡Ay, del día en que hable el indio, y un indio lucionaria de 1952, bajo la cual emergió esta
escriba la epopeya novelada de su vida y su versión pesimista de la literatura boliviana (Ro-
pasión!” mero Pittari, 1998).
Carlos Medinaceli También aludiendo al alma, pero en otro es-
cenario, un Medinaceli optimista había señalado
Uno de los dilemas más intensos de la reflexión antes, en una de sus argumentaciones críticas en
fáustica del escritor boliviano Carlos Medina- favor de “El demoledor” de Arturo Borda, que la
celi lo llevó a señalar que el mestizo, en la voz más elevada creación estética proviene de la “po-
de Adolfo de La Chaskañawi, es un “alma rota”, tencia creadora”, donde “se ve al hombre de cuer-
“crepuscular”, “extraviada”, “sin voluntad” y po entero” que busca “manifestar su estado de
“agonizante”, aludiendo al “cósmico divorcio” alma” de “pasmosa fecundidad”. Discutía así la
entre su alma “de otra parte” y el paisaje de su lírica de Franz Tamayo, para él racionalista, eru-
entorno. Señalaba, así, la fractura identitaria del dita, barroca europeizada y europeizante, refina-
mestizo como saldo de la decadencia pre-revo- da y parnasiana, que cuida más la técnica que el

1 Una versión preliminar de este trabajo se presentó en el coloquio “El cuerpo en los imaginarios”, organizado por el Espacio
Simón I. Patiño, la Carrera de Literatura de la Universidad Mayor de San Andrés y el Departamento de Cultura y Arte de la
Universidad Católica Boliviana “San Pablo”, del 22 al 26 de julio del 2002, La Paz.
2 Cecilia Salazar es docente-investigadora del CIDES-UMSA.

127
fondo y que revela a “un alma que no quiere camente, no es un sistema de ideas sino un esta-
mostrarse” (Medinaceli, 1937). do del alma, individual y colectivo, en el que pri-
Inspirado en ello, este trabajo intenta explo- ma el fondo por encima de la forma, es decir, lo
rar la tensa escisión entre racionalidad y subjeti- interno por encima de lo externo, lo irracional y
vidad en la plástica boliviana, como el síndrome subjetivo por encima de la racionalidad y la su-
de una nación fragmentada sobre la que se ha perficie, el desborde y la pasión por encima de la
construido, como diría Medinaceli, un conoci- técnica y el cálculo.
miento “pseudomorfótico”, con formas externas En aquellos elementos irregulares, toscos y
europeas, pero con contenido esencial indígena desenfrenados, está anclada, estética y política-
(Medinaceli, 1938). Ese contenido esencial, el mente, lo que puede llamarse “la nación expre-
fondo, el alma o lo que quiera llamarse, late oculto sionista” que eventualmente emerge para crear el
en el subsuelo de nuestra sociedad a la que se han sismo de la sublevación como “estado del alma”.
sobrepuesto las relaciones de mercado que vie- Este estallido confronta, corporalmente hablan-
nen suturando todos los campos discursivos y do, al alma con la cabeza o a la Nación con el
prácticos, incluido el estético y el político (Tapia, Estado, cuando aquélla se contempla a sí misma
2000). Despojados de su antigua aura y, por lo y hurga en su profundidad, con un efecto catali-
tanto, de aquel elemento que anima la existencia zador que coincide con el encuentro del sí mis-
social en función de la integridad subjetiva y ob- mo.
jetiva, la estética y la política se han fragmenta- En la plástica boliviana contemporánea, el
do, imposibilitando el vínculo entre lo histórica- contrapunteo entre forma y fondo se produjo
mente propio y lo universalmente humano que originalmente en las primeras décadas del siglo
el mismo Medinaceli halla en la obra literaria de XX, entre Cecilio Guzmán de Rojas y Mario Ale-
Borda, en la que, dice él, el hombre “de cuerpo jandro Illanes, ambos buscando lo “autóctono”,
entero” y liberado de todo prejuicio, exhibe su pero, en el primer caso, desde una mirada “esen-
plena desnudez (Medinaceli, 1937). cialmente bucólica y sin peligrosidad social”
En ese marco, este trabajo hace suya la aso- (Lauer, 1997), en la que cobra presencia el indio
ciación entre estética y política, alimentándose armonioso, dulcificado, fantasioso, pasivo e iner-
de la idea de que la nación invisibilizada, o el te; imagen anamórfica que se exhibe desde una
alma de la nación, cobra sentido cuando estalla lírica autosuficiente y distante que terminó “dan-
desde abajo, es decir, cuando pone en duda las do una visión vertical y demagógica de la comu-
relaciones mercantilizadas de la superficie, inhe- nidad” (Sanjinés, 1998).
rentes al poder, y trae consigo la autenticidad, es En esa ruta, recogida por las elites, la nación
decir, la mismidad como logro de la introspec- vino a ser configurada “desde la cabeza” o el Esta-
ción y la autoreflexividad como forma de cono- do, en afinidad con la tesis populista del nacio-
cimiento en el que la veracidad se restituye en nalismo revolucionario, afincado en la neutrali-
tanto cercanía. zación del conflicto social.
Planteada así, la exploración del alma invoca Puesta en la penumbra, en cambio, la obra
a lo profundo que, después de una explosión, casi de Mario Alejandro Illanes sugiere la politización
volcánica, da lugar al desorden, sacudiendo la que se urde desde abajo y bajo los síntomas co-
superficie. En la estética, la exploración del alma munitarios que dan paso a la conflictividad so-
se llama “expresionismo” que, hablando estilísti- cial y a cuyo encuentro se dirige la etnografía y la

128
Figura 1. Mario Alejandro Illanes. La tragedia del pongo

Figura 2. Mario Alejandro Illanes. Wiracocha danzante

129
economía política, en la línea que entonces seña- nes ha permanecido marginalizada en el subsue-
lara José Carlos Mariátegui. lo de la historiografía del arte oficial en Bolivia
En su caso, el indio es un ser endurecido, tos- que ha sucumbido al mercado, a la despolitiza-
co, laborioso, en permanente interacción con la ción y al vaciamiento social, acompañando a la
tierra, aquella que da cuenta de un objeto a ser falsificación “guzmán rojesca”, de un nuevo ana-
controlado y transformado por la acción del tra- morfismo que tiene sentido en la nación desha-
bajo del hombre que, a su vez, se transforma a sí bitada y retraída en cuerpos esqueléticos, momi-
mismo como epicentro de la nación laboral, como ficados, derrotados y sin ánima, metáfora desde
puede apreciarse en “La tragedia del pongo” (Fi- la cual las elites, desde arriba, buscan imponer el
gura 1). Reaparece en el cuadro el alma colectiva silencio como señal de la muerte social, sin capa-
enfrentada a los opresores y promoviendo actos cidad alguna para reconocer la fuerza volcánica
de autodeterminación, como sinónimos del au- que aguarda en el fondo.
toconocimiento (Rivera, citada por Prada, 1998). Sin embargo, con una mirada radicalmente
En su caso, la escuela y el maestro son el símbolo opuesta a ésta, el expresionismo de Illanes vuelve
de un porvenir anunciado de liberación, futuro a tomar cauce en la obra del artista contemporá-
que se hace presente, además, a través de la fábri- neo Max Aruquipa Chambi, señalándose una ex-
ca como símbolo del ethos productivo de la mo- traordinaria continuidad estilística y temática
dernidad. entre ambos (Figuras 3 y 4). Tributario de la ideo-
En otra obra de Illanes, “Wiracocha danzan- logía katarista y de aquella realidad “huidiza e in-
te”, el centro del cuadro lo ocupa la figura mo- acabada”, caótica y explosiva a la que ha dado
numental del danzante principal, alrededor del lugar el Estado del 52, será Aruquipa quien re-
cual lo simétrico tiene el efecto de sintetizar lo presentará en la plástica el frente alterno al del
múltiple, imponiéndose la metáfora de la másca- vaciamiento social, mostrando y siendo parte de
ra que el bailarín, inmutable, sostiene sobre sus esa “realidad inevitable” configurada alrededor de
hombros, mostrándose bajo la figura demoníaca los aymaras en La Paz (Entrevista con Pilar Con-
a la que se festeja con un fin liberador (Figura 2). treras, 1998).
En este caso, la catarsis revela lo subordinado y Inspirado en ello, Aruquipa se define desde
oprimido para ponerlo en fuga, reanimando al la identidad de los “monstruos verosímiles”, con-
indio para sustraerlo de su degradación. En ese torsionados y bestiales que, sin embargo, están
sentido, la máscara viene a ser fuente de la reali- “penetrados de humanidad”, ubicándose, él mis-
dad, en un mundo enajenado por la explotación mo, en el subsuelo estético donde rige el desor-
y las jerarquías señoriales. La simetría en el cua- den y la irracionalidad (Ibid.). Posicionado como
dro, si bien parece ahogar a otras fuerzas, en rea- sujeto de sí mismo, su obra hablará de la imagen
lidad lo hace en función de resaltar el espíritu de introspectiva del homo sylvestris, mito imagina-
éstas y, con ello, dar la vuelta a su sentido formal. riamente resguardado en el subsuelo terrestre
El cuadro anuncia, así, a la masa informe, “amon- donde seres antropomorfos aparecerán en un es-
tonada”, temible y festiva, capaz de subvertir el cenario caótico, sin norma, como en sus obras
orden simbólico y transformarlo en una nueva “Entierro del Conde Tauro” e “Insectolatras y
realidad, que irrumpe vigilada por lo subterrá- depredadores” (Figuras 5 y 6).
neo. En otros trabajos, Max Aruquipa dará cuenta
Durante más de medio siglo, la obra de Illa- del peso brutal que el subsuelo soporta sobre su

130
Figura 4. Max Aruquipa. La merienda

Figura 3. Mario Alejandro Illanes. La merienda

Figura 5. Max Aruquipa. Entierro del Conde Tauro Figura 6. Max Aruquipa. Insectolatras y depredadores

131
espalda. Así lo expresan los dibujos “Muro de es- nos a transformarlo, retrayéndose luego al sub-
paldas” y “Trabajadores mineros” que, con su mundo en el que habita su particularidad, ensi-
misma fuerza, y siguiendo la ruta expresionista, mismada aún en el drama que supuso el cercena-
tendrán como temática central a la multitud aplas- miento corporal de Tupak Katari, en 1781.
tada por el cimiento sobre el que se ha configura- Lo que se aprecia en ella es el estallido pre-
do el poder (Figuras 7 y 8). El subsuelo está com- capitalista, imposibilitado de extenderse y uni-
puesto por una masa informe y amontonada en versalizarse. Su síntesis estética y política se arrai-
la que apenas se distinguen fronteras individua- ga en lo históricamente propio, donde coincide
les, y bajo la presunción de que en ella sólo caben la opresión colonial con la explotación capitalis-
seres deformes a los que se les desconoce su con- ta, pero también la imposibilidad de trascender-
dición humana. las.
En cambio, “Su honda en giros hace estallar Con ese énfasis, deja en pie la frustración de
en saliva” es un dibujo en el que los explotados la nación en tanto “comunión” colectiva, en el
imponen su potencial transformador desde sí mis- que tenga cabida el horizonte y la nostalgia, el
mos y de acuerdo con sus propios recursos. En alma y la razón, o lo particular asociado a lo uni-
este, como en otros trabajos, el puño cerrado y la versal. En su caso, el efecto politizador se trunca
honda suponen la ira beligerante del que asedia y sin lograr su generalización, porque si bien viene
que en este caso es el excluido que desborda la desde abajo, no trasciende. Aruquipa retrata la
superficie, removiéndola y creando un cisma (Fi- sublevación, pero no la revolución.
gura 9). Se trata del mismo personaje que retra- Haciendo un paralelo con la literatura, en
tara Illanes, pero esta vez como plebe despojada aquella frustración radica, diría Medinaceli, la
de la máscara, emergiendo a la superficie para ausencia de la novela como sinónimo de la au-
ponerla en cuestión. sencia de la nación, carencia traducida a lo que el
Estamos frente a una nueva versión de la “es- llama la vida “netamente pasional” del boliviano,
tética de lo real” (Sanjinés, 1992), paralela a la cuya madurez se habría visto truncada en el cuen-
que trajo consigo el testimonio minero de Do- to y la leyenda que esbozan identidades fragmen-
mitila Chungara hace más de veinte años, pero tadas antes que alcanzar la capacidad reflexiva que
esta vez refrendada por la explotación colonial nos ofrezca una identidad común como “bolivia-
más que de clase. nos”. Recogiendo ello, Zavaleta hará hincapié en
Quizá por ello en la obra de Aruquipa tam- la imposibilidad de Bolivia de volver sobre sí mis-
bién es visible una tensión. Sus dibujos son el ma, dadas su “evasiones y fragmentaciones cog-
retrato instantáneo de la convulsión, pero sin pro- noscitivas” que, dice, “aquí son como una pro-
mesa alguna. Parecería que el papel contuviera longación del desconocimiento de sus determi-
con dificultad la fuerza visceral del excluido, plan- naciones” (Zavaleta, 1974).
teándole un límite, como si afuera del mismo no Históricamente, esta carencia nos halla per-
existiera nada, por lo menos nada que animara a sistentemente atrapados en la disyuntiva capita-
Aruquipa a sugerirlo. lismo-precapitalismo de donde provienen, seña-
En ese sentido, su obra retrata el desborde del la Sanjinés (1992), nuestras desfiguraciones esté-
subsuelo en forma de estallido feroz pero circuns- ticas, identitarias, políticas y sociales y en las que,
tancial, que arremete contra el orden vigente en desde nuestra perspectiva, aún pesa el encuentro
la superifice, pero sin llegar a remodelarlo y me- disonante entre mercado y cultura, originado en

132
Figura 7. Max Aruquipa. Muro de espaldas

Figura 8. Max Aruquipa. Trabajadores mineros

Figura 9. Max Aruquipa. Su honda en giros hace estallar en saliva

133
la irrupción agresiva y violenta de las relaciones pone la figura militante de la nación laboral que
instrumentalizadas en las que se ha afincado el sintetiza la especificidad local, pero proyectada
capitalismo, y en aquellas formas de vida cerra- hacia la universalidad. Aquí, la nación desde abajo
das, imposibilitadas de vislumbrar efectos uni- aparece cobijada en el cóndor, símbolo de lo pro-
versales que le den sentido a la totalidad “desde pio, que la transporta a un estado superior por
adentro”, desde el alma, pero proyectada “hacia efecto de la “elevación” que sugieren las alas y
fuera”. En las peculiares intersecciones de esos dos que van en busca de la espiritualidad, vislumbra-
planos se encuentra el “grotesco”, concepto para- da en aquél relato cosmogónico que augura al
lelo al de la desauratización de la política en tan- hombre genérico, desalineado de toda forma de
to práctica envuelta en velos serviles como mer- explotación (Figura 11). En las garras del cóndor
cantiles. yacen figuras que aluden la caída del leviatán y
En otro frente, sin embargo, tan oscurecido del pasado asociado a lo pre-histórico, estando
como el que encubrió la obra de Illanes como la ubicadas, además, en el extremo opuesto de la
de Aruquipa, se halla otra estética, aquella que razón que se simbolizan en el átomo, señal con la
eleva lo popular dándole un sentido aurático, por que el artista mostró su esperanza por la civiliza-
lo tanto, abriendo el cauce que sitúa lo de abajo ción en la que creía fervientemente y a pesar de
en el cosmos, universalizando lo propio. En ese todo
caso, el alma, como torrente sanguíneo, se tras- Con esta obra, Alandia nos devuelve a la idea
troca en espíritu, es decir, en pneuma, sede de la de que la revolución, objetivo extremo de la ra-
sabiduría y del pensamiento en la que la condi- zón universal, se hace desde el alma, desde abajo
ción humana se asienta sobre la vitalidad y la y desde adentro, es decir, desde la particularidad
materia. histórica en la que aquella cuaja. Pero, además,
También olvidada, quizá más que ninguna, nos dice que esta particularidad tiene sentido en
la obra de Miguel Alandia Pantoja sigue siendo tanto nación laboral, en la que confluye la iden-
inspiradora de esta posibilidad. Detengámonos tidad obrera tanto como la identidad indígena.
en el mural “La lucha del pueblo por su libera- En ese sentido, en su obra, la nación, siendo ex-
ción” donde están descritos los diversos episodios presionista y pasional, se transforma en la sínte-
de confrontación social que acompañaron al pue- sis alrededor de la cual adquiere un sentido supe-
blo boliviano (Figura 10). La historia, desde ese rior que deviene en abstracción de la particulari-
punto de vista, es una línea horizontal intersecta- dad; es decir, en su politización como síntoma de
da por una vertical. La primera, convulsionada, la igualdad.
rememora la opresión colonial y la sitúa en el Logrado ello, se vislumbra en lo más alto del
presente, señalando lo históricamente propio; mural al hombre desnudo, de cuerpo entero,
mientras que la segunda se concentra en la idea dueño de sí mismo y de su capacidad creadora,
del futuro como regenerador del pasado, bajo la síntesis desde la cual lo general y lo particular re-
idea de que toda creación humana se apoya en la fieren no sólo a la construcción de una nueva
destrucción. En la línea horizontal prevalece la colectividad sino también de una nueva indivi-
descripción de la historia, en la segunda su inter- dualidad, con cabida de lo espiritual como de lo
pretación, desde el punto de vista marxista. racional. Para Medinaceli el equivalente de ello
En la imagen central, que convoca al resto es el indio como autor de su propia novela.
del mural y donde se cruzan ambas líneas, se im- Se trata de un mensaje de gran actualidad, en

134
un momento de decadencia y futilidad de la su- cia de un proceso de autodeterminación desde
perficie, similar a aquella que condenó a Medi- abajo que, ojalá, logre hacerse bello y elevarse,
naceli a la soledad y que hoy nos confronta con recuperando para sí el nimbo ético original de
nuestra propia fragmentación, sin poder vislum- la política y de la estética. Lo que le queda por
brar la universalidad y completitud que él encon- delante es la trascendencia en forma de una
trara en Arturo Borda. nueva cultura que reconcilie razón con liber-
Sin embargo, a diferencia de aquel momen- tad, por encima del crepúsculo que tanto acon-
to, lo que sí ha quedado planteado en nuestro gojó a Medinaceli y a su alma mestiza, rota y
tiempo es, junto a Max Aruquipa, la emergen- extraviada.

Figura 10. Miguel Alandia Pantoja. La lucha del pueblo por su liberación

Figura 11. Miguel Alandia Pantoja. La lucha del pueblo por su liberación (detalle)

135
BIBLIOGRAFÍA Romero Pittari, Salvador
1998 Las Claudinas, libros y sensibilidades a principios de
Contreras, Pilar siglo en Bolivia. La Paz: Caraspas Editores. Serie
1998 “Max Aruquipa, actor de una realidad inevitable”. Investigaciones Sociales.
Puerta Abierta, Presencia. Domingo 9 de agosto.
Sanjinés, Javier
Lauer, Mirko 1992 Literatura contemporánea y grotesco social en
1997 Andes imaginarios. Discursos del indigenismo 2. Bolivia. La Paz:Fundación BHN/ILDIS.
Cusco: Casa de Estudios del Socialismo SUR/Centro 1998 “Modelos estéticos de cultura nacional”. En:
Bartolomé de las Casas. T’inkazos, Revista boliviana de Ciencias Sociales No. 2.
Diciembre de 1998. La Paz: PIEB.
Medinaceli, Carlos
(1937) 1978 “La personalidad y la obra de Arturo Tapia, Luis
Borda”. En: Chaupi P´unchaipi Tutayarka (A mediodía 2000 “El movimiento juvenil underground y la
anocheció). Obras Completas de Carlos Medinaceli. ciudadanía desde el subsuelo político”. Mimeo. La Paz.
Selección de Carlos Castañón Barrientos. La Paz:
Editorial Los Amigos del Libro. Zavaleta, René
(1938) 1969 Estudios críticos. La Paz: Editorial Los 1988 “La revolución democrática de 1952 y las
Amigos del Libro. Segunda edición. tendencias sociológicas emergentes”. Ponencia
presentada al XI Congreso Latinoamericano de
Medinaceli, Carlos Sociología, San José de Costa Rica, julio de 1974. En:
(1947) 1975 La Chaskañawi. Oruro: Editorial Los Zavaleta, René. Clases sociales y conocimiento. La Paz:
Amigos del Libro. Los Amigos del Libro.

Prada, Raúl
1998 “Requiem para una nación”. En: Revista
Autodeterminación No. 14. La Paz: Editorial Muela del
Diablo.

136
SECCIÓN VI

RESEÑAS Y COMENTARIOS

137
138
RESEÑAS vés de descripciones didácticas, a partir de la espacialidad del ri-
un desarrollo ordenado y mag- tual en Tiwanaku lo lleva a des-
níficas ilustraciones a todo color. tacar las plataformas aterrazadas,
Citas eruditas dan soporte a to- los patios hundidos y las porta-
das las interpretaciones, sin de- das como los elementos más im-
BERENGUER jar de lado el lenguaje tanto ac- portantes del simbolismo arqui-
RODRÍGUEZ, José cesible al público interesado tectónico de Tiwanaku. La con-
como emocionante y provocador catenación del espacio aéreo con
2000 para el especialista. el terrestre y éste a su vez con el
Inicialmente José Berenguer subterráneo (o subacuático) fue,
Tiwanaku: Señores del Lago nos introduce a Tiwanaku a par- al parecer, uno de los temas cen-
Sagrado. Santiago de Chile: tir de las características ecológi- trales en una serie de cultos que
Museo Chileno de Arte cas y geográficas de la región. Se por las dimensiones de los tem-
Precolombino. detallan, igualmente, los antece- plos debieron haber estado reser-
dentes culturales que tuvo Tiwa- vados a un público selecto y re-
José M. Capriles1 naku hasta aproximadamente el ducido. La iconografía represen-
400 d.C., cuando, durante su tada en las portadas líticas mues-
Tiwanaku: Señores del Lago Sa- fase clásica, se convierte en la ca- tra constantemente la importan-
grado es un hermoso volumen pital de un primigenio Estado. cia de los chamanes que durante
editado por el Museo Chileno de Continúa con una descripción de Tiwanaku van segmentándose
Arte Precolombino y auspiciado los principales edificios observa- progresivamente hasta formar
por el Banco Santiago. Su autor, bles de lo que fue el centro tem- diversos grupos corporativos, le-
el Dr. José Berenguer Rodríguez, plario y palaciego de la metrópoli gitimados a partir del trascenden-
es el Curador en Jefe de la insti- en la cual habitaron hasta 40.000 tal Personaje Frontal cuya repre-
tución editora y uno de los más personas. La Pirámide de Akapa- sentación más espectacular se
prestigiosos arqueólogos de Chi- na, el Templo de Kantatayita, el halla en la Puerta del Sol. La lec-
le. José Berenguer lleva más de Templete Semisubterráneo, el tura de estas portadas apoyada en
15 años investigando el pasado Templo de Kalasasaya, el Palacio la etnohistoria de los Inkas, ha-
prehispánico y es, en la actuali- de Putuni, el Palacio de Kheri bilita al autor a reconsiderar la
dad, uno de los principales espe- Kala y la Pirámide de Puma- organización política de Tiwa-
cialistas sobre Tiwanaku y, parti- punku se describen con interpre- naku como una diarquía (i.e.,
cularmente, su presencia en el taciones sobre su forma y funcio- forma de gobierno compuesta de
actual norte de Chile. El lujoso nalidad, derivadas de los princi- dos soberanos).
libro que nos presenta despliega pales resultados de las excavacio- Tiwanaku se expandirá con
una visión sintética e interesante nes arqueológicas realizadas re- este fuerte sustento ideológico
sobre el desarrollo cultural del cientemente en cada uno de es- inicialmente hacia su región in-
Estado de Tiwanaku. Desde su tos impresionantes complejos mediata a través de ciudades sa-
inicio hasta su fin, el fenómeno arquitectónicos. La síntesis del télites como Khonko Wankané al
de Tiwanaku es explicado a tra- urbanismo que propone el autor sur y Ojje, Lukurmata y Pajchiri

1 Carrera de Arqueología, Universidad Mayor de San Andrés, La Paz.

139
hacia el norte. Éstas dos últimas valles de Azapa, Caplina y Os- mercializaba. Tiwanaku generó
se encargaron de gestionar el con- more. El caso del río Osmore, un amplio sistema de intercam-
trol de la producción agrícola que donde se ubica la moderna ciu- bio con esta alejada región, al
sustentó a Tiwanaku. La extensa dad de Moquegua, fue singular; parecer mediado por un lengua-
llanura conocida como Pampa allí, hacia el 750 d.C., Tiwanaku je ritual común cuya evidencia
Koani, de 3.500 hectáreas de ex- continuó ampliando la comple- material más evidente es la gran
tensión, localizada entre Lukur- ja infraestructura agrícola y en el cantidad de tabletas de inhala-
mata y Pajchiri, fue el principal asentamiento más importante ción de sustancias psicoactivas
espacio físico de intensificación construyó un impresionante con iconografía Tiwanaku, halla-
agrícola gracias a la tecnología de complejo ceremonial administra- das en este vital nudo de interac-
los campos elevados de cultivo, tivo conocido como el Patio de ción.
conocidos actualmente como los Tres Patios. El mencionado El libro finaliza describiendo
sukakollos. La eficiencia de este complejo se componía de tres la caída de Tiwanaku como re-
sistema de producción agrícola plataformas con un desnivel de sultado de la prolongada y pro-
permitió sostener a una pobla- seis metros conteniendo en el ter- gresiva sequía que se extendió por
ción superior a los 100.000 ha- cer patio un templete semihun- toda la región andina durante el
bitantes, que incluyó a la elite dido similar a aquellos observa- primer milenio de nuestra era. La
religiosa, el aparato burocrático dos en los sitios del altiplano, sequía tuvo profundos y múlti-
y un importante grupo de arte- siendo la única de tales estructu- ples efectos sobre la estructura
sanos especializados. Para José ras halladas fuera de esta región. político-ideológica de Tiwanaku.
Berenguer, la organización de la Para el autor la evidencia arqueo- Las colonias en los valles empe-
producción se logró mediante la lógica demuestra que Moquegua zaron a tener conflictos y pronto
reciprocidad y la redistribución, fue una genuina provincia impe- se generaron revueltas, saqueos y
dos antiguos mecanismos de in- rial de Tiwanaku. abandono de los asentamientos,
teracción social andina. Los agri- Paralelamente al oriente del evidenciados arqueológicamente.
cultores proporcionaban su altiplano, en el valle de Cocha- Los ritos llevados a cabo por la
mano de obra al Estado mientras bamba, Tiwanaku consolidó otra elite sacerdotal en los templos de
que éste la retribuía mediante el colonia igualmente enfocada en la metrópoli ya no tenían efecto
patrocinio de grandes festivida- la extracción de recursos exóticos y se produjo un fuerte descon-
des. procedentes de las tierras bajas. tento social. Finalmente, Tiwa-
A mediados del primer mile- Desde Cochabamba se coordina- naku se desintegró y dio paso a
no de nuestra era, Tiwanaku ban, al parecer, una serie de rela- una serie de entidades políticas
empezó a colonizar los áridos ciones de intercambio enfocadas menores, cuyos nombres (Paca-
valles occidentales de la costa sur en la obtención de una gama jes, Lupaqas, etc.) conocemos
peruana y del extremo norte de amplia de recursos, proveyendo, etnohistóricamente.
Chile con el fin de garantizar el al mismo tiempo, de bienes ri- Realizando una evaluación
efectivo abastecimiento de maíz tuales a otros grupos vecinos. general, el gran aporte de José
y coca, dos productos de alto va- Asimismo, San Pedro de Ataca- Berenguer es haber sintetizado
lor ceremonial y de prestigio. ma fue una de las regiones más una gran cantidad de conoci-
Tales colonias se localizaron en interesantes para Tiwanaku de- miento, acumulado y disperso en
los fértiles cursos medios de los bido al cobre que producía y co- publicaciones científicas especia-

140
lizadas, en un sólo volumen in- blemente más notables del Esta-
teresante y de lectura ágil. Sin do de Tiwanaku es la integración
embargo, aun así llama la aten- económica que sus gobernantes, CERRÓN PALOMINO,
ción la ausencia de importantes diplomáticos, colonos y comer- Rodolfo
investigaciones como el enfoque ciantes lograron hace 15 siglos
segmentario de Tiwanaku pro- entre el sur de Perú, el norte de 2000
puesto por Juan Albarracín-Jor- Chile, gran parte de Bolivia y
dán (1996, 1999) y de otras in- noroeste de Argentina, una re- Lingüística Aimara. Cusco:
vestigaciones que durante los úl- gión de Sudamérica que sólo re- Centro de Estudios Regiona-
timos años han contribuido sig- cientemente comienza a ser pen- les Andinos Bartolomé de las
nificativamente en resolver diver- sada como un área de integración Casas. Biblioteca
sas problemáticas sobre Tiwa- por los modernos estados nacio- Oral Andina.
naku (e.g., Bermann 1994; Janu- nales” (p. vii).
sek 1999). Igualmente llama la Carmen Beatriz Loza
atención que el autor todavía BIBLIOGRAFÍA
defienda que Tiwanaku logró Rodolfo Cerrón-Palomino, uno
Albarracíin-Jordán, J.
constituirse en un imperio, cuan- de los lingüistas más activos y
1996 Tiwanaku: arqueología regional
do muchos trabajos arqueológi- y dinámica segmentaria. La Paz: prolíficos de los Andes, se dedi-
cos recientes han desechado esta Plural. ca, esta vez, a presentar al públi-
visión. En todo caso, el libro es 1999 Arqueología de Tiwanaku: co el ambicioso proyecto de una
provocador y plantea numerosas historia de una antigua civilización Lingüística Aimara que aspira a
interpretaciones a nivel macro andina. La Paz: Sigma. constituirse en un manual de
que los arqueólogos a menudo Bermann, M. P.
consulta y referencia de la aima-
dejan de lado cuando se restrin- 1994 Lukurmata: Household rística. El autor, convencido de
gen a los límites de sus excava- Archaeology in Prehispanic Bolivia. la madurez de la lingüística an-
ciones y muestras. Yo mismo me Princeton, NJ: Princeton University dina y adoptando una perspecti-
encuentro en desacuerdo con Press. va resueltamente histórica, se de-
muchas de las afirmaciones con- dica a desentrañar una serie de
Janusek, J. W.
cordando totalmente en otras; 1999 “Craft and local power: prejuicios y malentendidos rela-
esto refleja el estado incompleto embedded specialization in tivos a la historia y cobertura geo-
de nuestro conocimiento sobre la Tiwanaku cities”. Latin American gráfica de la lengua. De esa ma-
arqueología de Tiwanaku así Antiquity 10(2):107-131. nera, persigue llamar la atención
como la necesidad de continuar de los “intelectuales peruanos
las investigaciones. En este sen- sobre el papel trascendental que
tido, el libro que nos presenta desempeñó el aimara, como ve-
José Berenguer es bienvenido. hículo de expresión y pensamien-
Por último, a más de uno le lla- to de los pueblos ancestrales cen-
mará la atención que esta obra se troandinos, y de cuyas fuentes
haya publicado en Chile, pese a primigenias dimanó un sistema
que se destaca en la presentación de vasos comunicantes, la savia
que: “Uno de los logros proba- que más tarde nutriría, por boca

141
de sus hablantes, al quechua pri- y buena parte de las “naciones” a los estudios aimarísticos los que
meramente y al castellano des- las cuales hacía referencia irán contribuyeron a una mejor com-
pués, en un dilatado proceso de quechuizándose. De hecho, la prensión del de la lengua, pu-
remodelamientos, adaptaciones y palabra aimara es interpretada diendo distinguirse los estudios
configuraciones idiomáticas que como un temprano quechuismo, del aimara sureño con la obra del
dista de haber concluido” (pp. 9- posiblemente de origen aimara médico alemán Ernst W.
10). primigenio, el mismo sería ayma- Middendorf (1891), Max Uhle
El autor elaboró un conjun- ray. En cambio, otros autores (1894) y Juan Antonio García;
to de ocho capítulos respaldados como Martha Hardman sostie- mientras que los estudios del ai-
por cuatro apéndices, destinados nen que sería, más bien, una pa- mara central son dedicados a la
a abordar los siguientes ejes te- labra de aimara tupino que sig- recopilación de una gramática del
máticos: discute a lo largo de tres nificaría “haragán, ocioso”. La cauqui a cargo de Sebastián Ba-
capítulos la historia de la lengua posición de Cerrón-Palomino es rranca y Julio C. Tello.
en el pasado; la reconstrucción de clara en el sentido que designa a Se aborda el problema de las
la fonología y la morfología asig- la lengua ancestral del aimara lenguas y los dialectos aimaras,
nables a la protolengua y, final- como protoaimara. Pero advier- tomando en cuenta tanto la vi-
mente, las relaciones del aimara te que es necesario hablar de un sión tradicional como la visión
con el quechua. aimara central o tupino y de un contemporánea. Presentando de
En la primera parte, se sinte- aimara sureño o collavino. manera sintética la clasificación
tiza la historia de un nombre, Haciendo un balance histó- en ramas que integran la familia
capítulo donde analiza las cues- rico trata en perspectiva los estu- lingüística: la rama central deno-
tiones glotonímicas desde la pri- dios aimaraicos, incidiendo fun- minada tupina que comprende el
mera documentación colonial damentalmente en los trabajos de jacaru y el cauqui. La rama sure-
del siglo XVI hasta las teorías carácter estrictamente gramatical ña donde figurarían tanto los dia-
planteadas posteriormente. La y léxico. Adoptando una crono- lectos presentes en el altiplano
pregunta explícita a la que desea logía tradicional, aborda las eta- boliviano-peruano, por supues-
responder es: ¿Quiénes eran los pas colonial, poscolonial y los to considerando que el área geo-
aimaras? De acuerdo a sus datos, estudios contemporáneos. En la gráfica presente del aimara, dista
los aimaraes constituían un gru- etapa colonial nos demuestra que de coincidir con la que la lengua
po étnico preinca en el curso alto se enfatizó en la variedad del ai- ostentaba en épocas pasadas. Asi-
del valle de Pachachaca, vecino mara sureño, considerado, al lado mismo, se presenta la primera
de los quechuas, cotabambas, del quechua, como “lengua ge- codificación del aimara que da
cotaneras y omasuyos. La desig- neral” de los Andes centro-sure- lugar a un intento de reconstruc-
nación aimara adquiriría una co- ños. Al mismo tiempo muestra, ción del protoaimara y de su fo-
bertura supralocal y supraétnica con ejemplos, que los estudios nología y morfología, para fina-
sobre la base del uso de una mis- gramaticales y léxicos del aimara lizar en su origen y difusión.
ma lengua por parte de los pue- sólo se concretarán en las obras Posiblemente uno de los ca-
blos involucrados: las antiguas de los jesuitas, siendo sus figuras pítulos más interesantes sea el de-
designaciones étnicas, con excep- señeras Ludovico Bertonio y Die- dicado a establecer las “relacio-
ción de la de colla, irán desapa- go de Torres Rubio. En cambio, nes distantes” entre el aimara y
reciendo en el curso de los siglos, en la etapa postcolonial fueron el quechua, retomando un anti-

142
guo problema abordado desde el negables de la gramática latina y = nosotros iremos a traer pla-
siglo XIX. Complementan el castellana como herencia del pa- ta, considerando que yo me
enorme esfuerzo de síntesis, nu- sado, tal como se aborda el pro- voy a quedar aquí.
meroso mapas y anexos impor- blema de la declinación (p. 101).
tantes sobre el muestreo dialec- Asimismo, cuando se trata el as- Con relación a la pluralidad,
tal, el léxico tupino y un léxico pecto de la pluralidad (p. 103), mencionemos que el aimara tie-
básico comparado. algunos de sus ejemplos merecen ne tres números: singular, plural
El libro de Cerrón-Palomino comentarios aclaratorios. Así, se- y dual. Singular es el común de
está indudablemente centrado, ñala que para decir “serie de ce- cualquier cosa, existiendo tam-
voluntaria o involuntariamente, rros” se utilizaría el vocablo qhu- bién el dual. Por ejemplo, nayra
en documentación peruana, de- llu-qhullu naka. Debemos seña- es ojo, mientras que ampara es
jando de lado importantísimas lar que el sufijo naka es igual a mano, pero si deseamos singula-
referencias del aimara que se es- nuestro o nosotros, tal como lo rizar tenemos que decir mano
tudió en Bolivia. Lo prueba el afirma en el libro (pp.192 y 193). izquierda o mano derecha; éste
hecho de que en la parte dedica- Esto significa que en el libro hay es un ejemplo breve para demos-
da a los estudios aimaraicos se una contradicción en el uso del trar la lógica binaria del aimara.
obvia una buena fracción de la sufijo naka, pues en aimara no La misma nos lleva a distinguir
historia de las organizaciones, tra- hay un sistema pronominal, sólo que no existe nada al medio. O
bajos y discusiones que se enta- existen algunos sufijos que pue- sea que, se está arriba (pata) y se
blaron en La Paz y Oruro acerca den ser usados en forma prono- está adentro (manqha) y no se
de la lengua aimara desde 1872. minal y no en forma secuencial. puede ver. El razonamiento con
Por ejemplo, se deja la historia Por ejemplo, nanaka es nosotros, el uso del verbo es semejante,
de la Sociedad Aimarista y de la y eso tiene que ver con la plurali- pues existe sólo pasado y futuro.
Academia Aimara que funciona- dad que menciona el autor na=yo Y no habiendo una forma verbal
ron en La Paz y que tuvieron un o sea na+na+ka =nosotros, con ordenada, no hay verbos auxilia-
importante papel en transmitir la aclaración que yo estoy toman- res. De tal manera que en el aná-
información a los dos alemanes do parte como nosotros, es decir lisis formal de Cerrón-Palomino
fundadores de la lingüística an- como autor. Subrayemos que en se nota la forma de construcción
dina: Middendorf y Uhle. Asi- aimara existe el hiwasa en el cual que toma en cuenta el castella-
mismo, se olvida que los proce- el yo es miembro de ese nosotros, no. Se plantea el caso de Ustedes
sos del estudio del aimara están pero no toma parte activa. Dos o Vosotros que no existe en ai-
estrechamente ligados a cambios ejemplos nos permiten apreciar mara.
político-sociales en una sociedad la diferencia que no resalta en la En el libro, cuando se trata
semi-feudal anclada en un pro- lógica expuesta en el libro. el pretérito, se usa el mismo sufi-
yecto de subordinación de los jo de Bertonio tha que equivale
propios aimaras2. a) nanaka sarañani kollke aptiri al ña (p. 100). El ña es un sufijo
En la parte lingüística propia- = nosotros vamos a traer plata verbalizante porque de acuerdo
mente tal, existen influencias in- b) hiwasa sarañani kollke aptiri a la filosofía aimara todo tiene

2 Al respecto, remito al capítulo “Uhle y los aimaristas de La Paz” del libro de Carmen Beatriz Loza. Itinerarios de Max Uhle en el
altiplano boliviano. Sus libretas de expedición e historia cultural (1894-1896). Ibero-Amerikanisches Institut (en prensa).

143
movimiento. Cuando se añade el gía. Este es el contexto en el cual
sufijo ña se trata de mostrar que se ha escrito el libro de Alvaro
comienzan a vivir o moverse. De GARCÍA LINERA, Alvaro; García Linera, Raquel Gutié-
esta manera, el ejemplo que el GUTIÉRREZ, Raquel; rrez, Raúl Prada y Luis Tapia que
libro ofrece es luaratha que se tra- PRADO, Raúl y TAPIA,Luis ahora reseñamos. No puedo de-
duce como “yo hice” (p. 104) jar de señalar, sin embargo, que
cuando en realidad debió tradu- 2001 a pesar de la lectura estimulante
cirse como hacer. El segundo y amena, algunas partes me re-
ejemplo es lurata, traducido Pluriverso. Teoría Política sultaron difíciles de entender.
como “tu hiciste” y más vendría Boliviana. La Paz: Admito que si hubiera tenido
a significar “es hecho”. Si se tra- Muela del Diablo mejores conocimientos sobre los
taba de traducir “tu hiciste” de- pensamientos y obras de, por
bería decir lurastha porque no Juanita Roca ejemplo, Heidegger, Deleuze y
hay presente. Luratana, nosotros Derrida, mi lectura habría sido
hicimos esto, es un pasado que Pluriverso es un libro reciente del más fluida. Pero como asumo
se debería decir lurapthua. En grupo Comuna3. Este grupo de que por su contenido Pluriverso
todo caso, los estudios posterio- matemáticos, epistemólogos y a no está dirigido exclusivamente
res a la Lingüística Aimara de la vez cientistas sociales, desde a una elite intelectual que ma-
Cerrón-Palomino, deberán to- hace algunos años viene crean- neja a dichos autores, he decidi-
mar en consideración dos dimen- do y promoviendo espacios de do dar el paso de reseñarlo, a
siones lamentablemente ausen- reflexión y discusión con una pesar de las limitaciones citadas.
tes: la filosofía y la lógica. Sólo raigambre fuertemente episte- El libro ha sido dividido en
considerándolas se podrá lograr mológica y, a la vez, sumamen- cinco ensayos. El primero perte-
una mejor comprensión de una te crítica hacia el neoliberalismo, nece a Raúl Prada, el segundo a
de las principales lenguas vivien- y en general al paradigma mo- Raquel Gutiérrez, el tercero a Al-
tes de los Andes. derno-institucionalista liberal. varo García Linera, y los dos últi-
Paralela a su labor de docencia mos a Luis Tapia. A pesar de que
en universidades, de escribir y cada autor mantiene su estilo y
publicar constantemente, van teorías individuales, se podría de-
sus reuniones, cada lunes, en el cir que atacan el mismo proble-
auditorio de la Alianza France- ma desde distintos ángulos, ar-
sa, donde organizan conferen- mando una teoría política bolivia-
cias y discusiones sobre diversos na cuyo punto de partida es el
temas. Comuna se detiene, por Pluriverso, que significa “plurali-
ejemplo, en el pensamiento de dad de universos alternativos y si-
René Zavaleta y de Bourdieu, o multáneos”. El término Pluriver-
en exposiciones de trabajos de so implica “otras totalidades socia-
historia, sociología o antropolo- les subsumidas bajo el dominio

3 Según lo que me han contado algunos de los miembros de Comuna, eligieron el nombre por un lado aludiendo a Comuna de
París, y, por otro, a la idea de comunidad.

144
colonial, liberal y neoliberal”, que, rrida. Para el primero, lo políti- A partir de lo anterior, plan-
de acuerdo con los autores, no son co se encuentra en la disyunción tea las siguientes interrogantes sin
reconocidas en la teoría política enemigo-amigo, donde el enemi- respuesta: ¿Es el socialismo utó-
vigente en Bolivia. En ella, seña- go viene a ser el fundamento de pico esperado teóricamente
lan, cuenta “un solo modelo teó- la política, enmarcado en la po- como un mesianismo sin Mesías?
rico” basado en la teoría política sibilidad del conflicto. Una vez ¿Es la democracia representativa
de corte liberal e ideas-fuerzas oc- que el conflicto desaparece, se una aristocracia simulada en la
cidentales modernas, que no to- disemina lo político. ilusión de la participación?
man en cuenta otras formas de Para Derrida (quien decons- En cuanto a la genealogía
política. truye esta idea de Schmitt), lo política, Prada la propone como
político no está estructurado a una crítica a la ciencia política
R AUL P RADA : G ENEALOGÍA partir de la contradicción amigo- tradicional, la ciencia del Esta-
P OLÍTICA -P LAN C ONSISTENCIA enemigo, sino dentro de una di- do moderno donde el poder es
námica mucho más compleja, entendido como objeto que no
Raúl Prada basa su trabajo “Ge- donde puede existir amistad con se puede poseer, sino (aludien-
nealogía política-plan de consis- el amigo al igual que con el ene- do a Foucault) ejercer; no es
tencia” en lo que él denomina migo; allí surgen conceptos cua- propiedad de nadie ni de nin-
genealogía política y la decons- litativos y cuantitativos que Pra- guna clase, y tampoco una su-
trucción4 que propone Jaques da define como “políticas de la perestructura determinada por
Derrida sobre las tramas. Abor- amistad”. Así el autor sostiene una estructura económica. El
da lo político a partir de la escri- que esto debería entenderse tan- poder es más bien una relación
tura; es decir, a partir de la com- to como la de fuerzas. De ahí que la genea-
prensión de la escritura como logía del poder se expresa en dos
deconstrucción del poder. Tam- relación amistosa, formas: la guerra y la política.
bién lleva la problemática de la conformadora de lo Ambas constituyen una rela-
amistad a lo político, en el senti- político, así como la política ción de fuerzas, con la diferen-
do de que aunque no se puede como diseño implícito en el cia de que la primera utiliza la
definir todavía lo que es justo en carácter de la amistad en fuerza de una manera muy in-
la amistad, se tiene que partir que juego. Si somos pocos, se tensa, mientras la segunda la
el obrar político consiste en ha- trata de una aristocracia, si maneja de una manera más bien
cer la mayor amistad posible. somos muchos, se trata de difusa.
A partir de estas reflexiones una democracia. Lo que no Según todo lo anterior, es
sobre la amistad, Prada expone excluye todo el juego evidente que a Prada no le sa-
la diferencia entre lo que es el ambivalente y múltiple que tisface el concepto clásico y li-
concepto de lo político para Carl se efectúa entre ambos beral de política atribuido por
Schmitt5, y lo político para De- polos (p. 22). la Ilustración, que se plasma

4 Prada explica el concepto de deconstrucción, citando a Doneán, como “la operación de desmontar un edificio o artefacto, para
que puedan aparecer sus estructuras a la vista, sus nervaduras, y, al mismo tiempo, pueda observar la precariedad de su estructura
formal”.
5 El texto de Carl Schmitt citado en el ensayo de Raúl Prada es: El concepto de lo Político. Madrid: Alianza Editorial, 1999.

145
con la Revolución Francesa. R AQUEL G UTIÉRREZ : otro, y la segunda a la aceptación
Arguye que el pensamiento de F ORMA COMUNAL Y FORMA de ese otro en dicha dirección,
Maquiavelo, Montesquieu, LIBERAL POLÍTICA , DE LA donde las “víctimas absolutas”
Hobbes y Locke, como “filóso- SOBERANÍA SOCIAL A LA subyugadas a cierto tipo de po-
fos políticos del amanecer de la IRRESPONSABILIDAD CIVIL der no existen, puesto que otra
modernidad”, y la conciencia vez, aludiendo a Foucault,
moderna vigente en los siglos Raquel Gutiérrez comienza su
XIX y XX ensayo con un análisis sobre el quien quiera que se asuma
poder, que “comprenda la mul- como víctima en una
crea una perspectiva tiplicidad de las relaciones de relación de poder que le es
clasificadora excluyente, fuerza ejercidas en la sociedad”. adversa, es a su vez
jerárquicamente ordenada y Para lograrlo, sostiene que es ne- cómplice de tal estado de
evolucionista. En el cesario abandonar la concepción cosas, pues siempre existe
discurso iluminista si lo de lo social como acuerdo con- cuando menos una u otra
moderno adquiere una tractual, y de esta manera des- alternativa aparte de aceptar
connotación positiva, lo arraigarse del modelo de la com- la dirección ajena: este
premoderno adquiere una prensión del poder esencialmen- límite (...) lo constituye la
connotación negativa, que te jurídico. muerte (p. 62).
puede significar de hecho Reafirmando la idea de
una descalificación o Foucault sobre la definición de Como ejemplo de lo anterior,
subordinación al proceso poder como “una situación com- ilustra cómo un grupo de muje-
civilizatorio (p. 22) pleja en una sociedad dada”, di- res aymaras en la época de la
vide su ensayo en seis partes. La Guerra de la Independencia en
Es así que insiste en la ne- primera, titulada “La universali- Bolivia, prefirieron lanzarse a un
cesidad de deconstruir estas dad de las relaciones de poder al barranco, antes de someterse a los
idea-fuerzas, con el fin de li- interior de las relaciones huma- abusos del Ejército Realista.
brarse de una visión eurocen- nas”, plantea cómo en cualquier En este contexto no solamen-
trista del mundo. Entonces, en relación humana está siempre te es esencial analizar las relacio-
contraposición a una filosofía presente un factor de desequili- nes desde el punto de vista de o lo
política arraigada en la ilustra- brio, y es sobre esta asimetría y que ejerce la dominación, sino
ción, que inspira y promueve la sobre las necesidades y capacida- indagar en las razones por las cua-
política fundamentada en su des humanas que propone la “ge- les él o los dominados aceptan
amor al Estado, el autor plan- nealogía material e histórica de dicha dominación. A partir de este
tea una teoría política ácrata, las relaciones de poder”, donde punto, la autora pone a conside-
“desamorada” con relación al toda relación es en sí misma una ración la red de relaciones huma-
príncipe o al Leviathan, o a los relación de poder. De esta ma- nas (lo cual implica relaciones de
otros símbolos relacionados con nera presenta dos posibilidades poder), aplicadas a una sociedad
la organización del llamado es- como devenir de las relaciones de moderna, que conforman lo que
tado natural a través de un con- poder, totalmente ligadas entre sí. ella propone como el espacio pú-
trato social, propio de los esta- La primera se refiere a la capaci- blico, y a partir de ahí, plantea su
dos modernos. dad de dirigir la conducta del concepto de “política”:

146
el modo en que los Á LVARO G ARCÍA L INERA : Estas “habilidades necesarias”
individuos se hacen cargo ¿Q UÉ ES DEMOCRACIA ? A PUNTES o el capital político necesario
de la gestión del asunto SOBRE DISCURSO Y POLÍTICA pueden ser de varios tipos: algu-
común. Es la resultante, nos se relacionan con la retórica
inestable y cambiante de ese El ensayo de Álvaro García Li- a través de la cual adquieren le-
complejo sistema de fuerzas nera está articulado en torno al gitimidad en las esferas políticas
constituido por múltiples concepto de democracia, como e intelectuales; otros pueden ser
relaciones sociales de poder un discurso político vigente o un apoyo de instituciones prestigio-
(p. 65). “dispositivo de verdad” (utilizan- sas y de dinero. Lo referido lleva
do el término de Foucault), o un a que García Linera plantee que
Desde esta definición de po- “dispositivo de acceso a la legiti- los discursos políticos sólo tienen
lítica, lanza una pregunta funda- midad” que podría tener un pe- el poder de hacer cosas en la me-
mental: ¿dónde reside la sobera- ríodo de vigencia. dida en que están apoyados en
nía? Las respuestas permiten de- Estas ideas-fuerza se en- “el campo de posibilidades es-
finir dos formas básicas de polí- cuentran cargadas de poder, tructurales heredadas por el dis-
tica que Gutiérrez diferencia puesto que buscan el monopo- curso (las fuentes de invención
como la liberal y la comunitaria. lio de la transformación. Esto del discurso, la trayectoria polí-
Al igual que Prada, pero desde implica un concepto de políti- tica del sujeto enunciante)”.
un ángulo diferente, Gutiérrez cri- ca, en la medida en que las ideas Según lo anterior, el autor
tica el paradigma moderno-liberal. se llegan a constituir en “pala- plantea los distintos significados
El primero ataca su esencia exclu- bras cernidoras” que delimitan del concepto democracia, en fun-
yente y eurocentrista, y la segunda las fronteras entre los “enten- ción a una “contingencia histó-
su carácter pseudo representativo. didos” y los “marginales”. Una rica resultante de la estructura de
En contraposición a esta for- vez que esto ocurre, el siguien- fuerzas discursivas y organizati-
ma enajenada de gobernar, está te paso sería consolidar la fuer- vas dentro del campo político y
la llamada “forma comunitaria de za de los discursos, con el fin el campo intelectual”.
política” donde la soberanía so- de obtener mayores niveles de La base de la crítica de Gar-
cial es ejercida por sus sujetos, y reconocimiento e influencia en cía Linera en contra del concep-
el que manda lo hace “porque el campo político. Su éxito de- to de democracia, en su versión
obedece”, colocándose de una penderá de: liberal, consiste en que en lugar
manera disponible a la voluntad de estar sustentado en un “arma-
común, hecho que legitimiza su las características de la zón lógico”, se apoya en la legiti-
condición de representante. narrativa discursiva que mización de una historia políti-
Gutiérrez no se refiere a nin- acompañan al dispositivo ca. Esto provoca una “desarticu-
gún ejemplo concreto donde este de acceso a la legitimidad lación entre lo lógico y lo políti-
tipo de forma de política comu- (en este caso, a la palabra co”, al no seguir el rigor de
nitaria se ejerce. Sin embargo, “democracia”), a la
pienso que se podría remitir a la habilidad con que se trabaja un proceso de producción
de “mandar para obedecer” que y se lo articula a otros del conocimiento en base a
profesa el movimiento zapatista dispositivos de verdad (p. reglas y procedimientos
de Chiapas. 78). lógicos, sino como una

147
legitimización de procesos presentes en estas escuelas traducción y
históricos, en base a la liberales? (p. 101) distorsión de las opiniones
manipulación de (p. 116).
herramientas Señala que sí, citando los tra-
lógicas (p. 81). bajos de J. Ranciere, U. Beck, Aquellos que a pesar de la
Ch. Mouffe y Luis Tapia, cuyo censura logran expresarse y ser
Como resultado se tendría el ensayo también forma parte de escuchados, forman parte del
discurso de la democracia, don- Pluriverso. subsuelo, mientras que en la su-
de “la retórica ha sustituido a la perficie se quedan los que den-
investigación, y la ideología al L UIS T APIA : S UBSUELO POLÍTICO tro del marco de la Constitución
proceder científico”. El autor ca- hacen política a través de parti-
taloga así a “gran parte de la pro- El ensayo de Luis Tapia, al igual dos y llegan al parlamento.
ducción bibliográfica sobre de- que los otros que conforman Plu- Los demás espacios políticos
mocracia y comportamientos riverso, se caracteriza por ser su- marginados del “modelo de la po-
democráticos en Bolivia”. mamente crítico a los discursos lítica pseudo representativa”, o
Otra de sus críticas al con- que ponderan a la democracia li- del modelo “mono-ideológico y
cepto liberal de democracia, se beral y en general al paradigma mono-programático”, o lo que
refiere a “la legitimación de los moderno. Todo aquello que que- otros llaman partidocracia, acre-
monopolios sobre la política”. da al margen de ese mundo ava- cientan el subsuelo.
No importa cual sea la retórica sallador y totalizador, forma parte Aplicando lo anterior a Boli-
sobre la relación del pueblo con de lo que llama el subsuelo políti- via, sostiene que a pesar del dis-
el gobierno, porque al final de co, y lo que está por encima de curso sobre el país como multiét-
cuentas,“alguien tiene que go- ese subsuelo es la llamada ciuda- nico y pluricultural, los modelos
bernar al pueblo, que no debe, danía. políticos y económicos tienen un
ni puede gobernarse a sí mis- Siguiendo la lógica de Tapia, carácter “monocultural y dogmá-
mo”. la ciudadanía es, en parte, aque- tico”, y las reformas neoliberales
También fundamenta rigu- lla instaurada en el mundo occi- han provocado que la situación
rosamente la quimera que repre- dental a través de la Revolución se parezca a la de inicios del siglo
senta el concepto de democra- Francesa, e institucionalizada con XX y fines del XIX. Los blancos
cia liberal, utilizado en lo coti- la democracia de corte liberal. El occidentales de la superficie, se-
diano y en los discursos de polí- problema es que la ciudadanía no rían parte de “una forma de pro-
ticos e intelectuales. El autor se es ejercida por todos en Bolivia, ducir la ilusión de su superiori-
pregunta: a pesar del armazón legal que la dad y de las formas de dominio
sustenta. Por ejemplo, y exclusión”. Las culturas y so-
¿Es posible construir una ciedades dominadas, en cambio,
definición de democracia la libertad de expresión permanecen en el subsuelo. De
que escape a todas estas generalmente se ve limitada acuerdo con Tapia, los que se han
inconsistencias lógicas y por la estructura económica hecho cargo de revelar todo esto,
sumisiones políticas de la mayoría de los medios invisible a los ojos y a los senti-
legitimadoras de de comunicación que dos de muchos de nosotros, son
dominaciones sociales, ejercen la censura, recorte, precisamente los movimientos

148
del subsuelo, a través de las crisis Tapia plantea varios concep- bolivianos, con la excepción de Za-
de abril y septiembre del 2000. tos que se pueden poner bajo un valeta, quien a su vez está inspira-
solo concepto paragüas llamado do en Marx. Otra crítica que po-
L UIS T APIA : P OLÍTICA SALVAJE política salvaje. Estos conceptos dría surgir al libro es que a pesar
se contraponen a aspectos fun- de que su contenido está inspira-
El último ensayo del libro, fir- damentales del capitalismo, do en el subsuelo, en las formas co-
mado también por Luis Tapia, como la ley del valor (sustitución munitarias de hacer política y en
está enfocado a “La política sal- del valor de uso por el de valor general en los marginados del sis-
vaje”, conceptualizada como de cambio) y la acumulación des- tema de exclusión en el que vivi-
tructiva, a través de la cual se pro- mos, su lectura resulta complica-
un conjunto diverso de duce la descampesinización para da para dichos marginados, quie-
prácticas que no se realizan dar lugar al monopolio de los nes probablemente también estén
para organizar y reproducir medios de producción, y por marginados de leer y aprender fi-
la dominación, sino que ende a la proletarización. losofía y teoría política.
más bien se despliegan para En este marco, el problema El anterior punto saca a relu-
cuestionarla, atacarla y que ha surgido, según el autor, cir aspectos positivos y negativos
desmontarla. Es la como consecuencia de las refor- sobre Pluriverso: por una parte,
eliminación de los jefes (...) mas estructurales neoliberales, que ni desde el ángulo de la crí-
Es la dimensión de algunos es que se truncó la segunda fase tica al paradigma moderno nos
movimientos sociales, entre del proceso de proletarización podemos desarraigar de este
ellos el obrero (...) Las que estaba encarnado por el sin- puesto; que los contradiscursos
políticas salvajes son dicato. Ante esto, tienen que de la modernidad o lo discursos
tiempos de ética igualitaria, existir formas alternativas de postmodernos de todas maneras
sin organización políticas salvajes o “prácticas son resultado de su historicidad
permanente (p. 124). políticas de desmercantiliza- y de sus narrativas, y lo que es
ción”. Como un ejemplo se re- hoy Bolivia —queramos o no—
La política salvaje existe para- fiere a las apropiaciones de tie- forma al menos una parte minús-
lelamente o como contradicción rras por parte del Movimiento cula de todo ese armazón ideo-
y resistencia a un orden social o Sin Tierra del Brasil. lógico surgido con la Revolución
forma de dominación, donde es- Francesa. Por otro lado, Pluriver-
tán aplicados sistemas de norma- P LURIVERSO , EN SU CONJUNTO so, definitivamente, es un gran
tividad y jerarquías, o una cultu- aporte a la teoría política bolivia-
ra que “organiza y legitima las es- ¿Pluriverso podría ser considerado na puesto que al revés de lo que
tructuras de desigualdad o igual- como un libro sobre teoría políti- critica García Linera sobre la pro-
dad social”. También existe den- ca boliviana? Para algunos que cri- ducción bibliográfica boliviana
tro o como parte esencial de los tican la tendencia eurocentrista de enfocada en la democracia, este
movimientos sociales, puesto que los teóricos del grupo Comuna, la grupo sí tiene formas de reflexión
implica una “acción más allá del respuesta sería un no radical. Po- únicas en Bolivia, con sólidas
horizonte de las instituciones exis- drían argumentar que se trata de bases teóricas y, en este caso, uti-
tentes que contienen algún grado ensayos apoyados más por Derri- lizan la investigación y un pro-
de monopolio y desigualdad”. da y Foucault que por pensadores ceder científico en lugar de acu-

149
Mario Alejandro Illanes. Viva la guerra (detalle)

150
dir solamente a la retórica y la yuracarés (San Pablo y Tres de
ideología. No obstante, sería Mayo) y dos trinitarias (Puerto
ideal que los autores tuvieran un LEHM, Zulema (coord.); San Lorenzo, comunidad rural
lenguaje más accesible al públi- MELGAR Tania; como las demás mencionadas, y
co común. Podrían utilizar más LARA, Kantuta y el barrio urbano del Cabildo In-
estudios empíricos sobre las com- NOZA Mercedes digenal de Trinidad). Los capí-
plejas sociedades bolivianas y sus tulos empíricos, resumiendo los
dinámicas de política comunita- 2002 resultados de la investigación con
ria, y las heterogéneas elites que cada grupo étnico, vienen prece-
implican y son muchas más que Matrimonios interétnicos. didos por una introducción que
aquella que “organiza y legitima Reproducción de los grupos resume los trabajos existentes so-
las estructuras de desigualdad o étnicos y relaciones de género bre género y etnicidad en la re-
igualdad social”, como si se tra- en los Llanos de Mojos. gión y un capítulo sobre la his-
tara de una sola elite o grupo La Paz: PIEB. toria de los grupos estudiados,
monolítico y homogéneo. Estos centrado principalmente en la
estudios empíricos, apoyados en misionización que tuvo un alcan-
trabajos históricos, antropológi- Alison Spedding ce e impacto variable (los trini-
cos y sociológicos, podrían ser la tarios, junto con otros mojeños,
base para nuevas teorías, en lu- La coordinadora de este libro ha estaban entre los primeros en ser
gar de dar lugar a un proceso in- trabajado durante muchos años reducidos por los jesuitas a par-
verso, donde las teorías de afue- en la zona de Mojos (Prólogo de tir del siglo XVII, y representan
ra se aplican y, de alguna forma, Luz María Calvo, XVI) y ha pu- una verdadera formación social
se moldean dentro de los contex- blicado sobre los temas de géne- poscolonial, mientras en el otro
tos singulares del país. Los fun- ro y de movimientos indígenas extremo se encuentra a los sirio-
damentos teóricos que utilizan, del pasado y el presente. Es de nó que no fueron efectivamente
por otro lado, no escapan ni a las suponer que sus contactos en la reducidos a la sedentarización
estructuras ideológicas ni a las de zona le alertaron, en primera ins- hasta bien entrado el siglo XX).
una historia política lineal. tancia, acerca de la frecuencia de Continúa un capítulo de resu-
No obstante, los autores de matrimonios interétnicos y de allí men, el seis (“Reproducción de
Pluriverso sacan a relucir ideas urdió el proyecto de investigación los grupos étnicos y relaciones de
imperceptibles y poco o casi nada sobre el tema. No se le puede acu- género en seis comunidades in-
cuestionadas en la superficie de sar de un conocimiento superfi- dígenas de los Llanos de Mojos”)
los discursos sobre política en cial de los tópicos aquí tratados; y unas páginas de conclusiones.
Bolivia, y es esto último lo que por lo tanto, me sorprende que Al parecer, el trabajo parte de
les da legitimidad como artífices Matrimonios interétnicos (MI) un interés demográfico con ribe-
de una nueva y verdadera teoría resulte un texto tan inconcluso. tes de reivindicación indígena:
política boliviana. El libro presenta seis estudios de
caso enfocados en cuatro grupos “...desde el período en que
étnicos: una comunidad guaraya se iniciaron las reducciones
(Naranjito), el Territorio Indíge- en el siglo XVII, una
na Sirionó, dos comunidades preocupación constante de

151
los misioneros y tandad, etc., aunque con mues- lizan con extraños. Al tratar del
posteriormente de los tras tan pequeñas es peligroso ha- Cabildo Indigenal de Trinidad,
antropólogos...fue el peligro cer proyecciones en base a los da- asentamiento urbano, se dice que
de desaparición de estos tos recogidos sobre, por ejemplo, “tanto hombres como mujeres
pueblos que puede el crecimiento de la población en desestiman la importancia de los
expresarse en términos el futuro, como se hace en base al productos para la esfera de la re-
biológicos —reducción de número reducido de nacimientos ciprocidad” (178), lo que sugiere
la población hasta límites registrados en el año de investiga- que no se trata de dos esferas dis-
en los que no es posible su ción en las comunidades yuraca- tintas de intercambio, sino del
reproducción— o en ré frente a las otras estudiadas. grado de integración a la econo-
términos culturales con la El otro eje central del estudio mía del mercado, que evidente-
pérdida total de sus rasgos corresponde a las relaciones de mente va a ser elevado en una co-
distintivos... [Esto] quedó género, donde se enfatiza, por un munidad urbana y reducido en
expresado por Gabriel René lado, el parentesco (matrimonio, una comunidad rural aislada con
Moreno...en su ‘Adiós a los residencia y filiación) y, por otro comunicación sólo por río. Se tra-
últimos mojeños’... Un siglo lado, la división del trabajo y el taría, entonces, de posiciones a lo
después, en 1990, los control de productos y recursos, largo de un continuo, y no de “es-
mismos a quienes René o sea, la interacción entre género feras de intercambio”. Tampoco
Moreno había despedido y economía. Se supone que en he podido entender la base con-
protagonizaron...la Marcha tanto un género controla produc- ceptual del contraste entre una
Indígena por el Territorio y tos y recursos más valorados, va a división de trabajo “diferenciada”
la Dignidad” (MI:XIX-XX). estar en una mejor situación frente por género y otra “complementa-
al otro género. Aquí el análisis es ria” (232-4), dado que se presen-
Consta que hoy en día hay viciado por una división entre tan casos concretos como ‘indica-
502 miembros de los sirionó, fren- productos destinados a “la reci- dores’ (si la mujer o el hombre
te a sólo 267 en 1984, y esta re- procidad” y los destinados “al deben encargarse de la provisión
cuperación demográfica ha ido de mercado” (XXV), y al parecer pro- de leña...). La división “diferen-
la mano con un número crecien- cede de una lectura algo superfi- ciada” también resulta ser “com-
te de matrimonios entre sirionó y cial del artículo de Barth sobre plementaria” en el sentido de que
otras personas que no lo son; el “esferas económicas en Darfur” las mujeres hacen algunas cosas y
segundo elemento de preocupa- (que ha sido criticado alegando los hombres otras, y el conjunto
ción es la “pérdida total de sus ras- que sus “esferas” no son más que de esas actividades es necesario
gos distintivos” que se vislumbra una separación a los ojos del au- para complementar la subsisten-
por el hecho de que una tercera tor y no representan esferas inde- cia familiar. Tengo la impresión
parte de los sirionó de hoy ya no pendientes de circulación) que no que lo que se llama aquí “com-
hablan el idioma sirionó (MI:XX- está fundamentada ni definida. plementaria” quiere decir una di-
XXI). Este enfoque explica por No es claro si “la reciprocidad” se visión de trabajo por género bas-
qué cada capítulo empieza con refiere a la producción para el au- tante rígida, donde el hombre la-
acápites demográficos sobre la toconsumo, o si se trata de los in- bura en ciertas actividades y espa-
composición de la población por tercambios dentro de la misma cios y la mujer en otros, y hay un
sexo y edad, fecundidad y mor- comunidad versus los que se rea- mínimo de actividades comparti-

152
das que puedan ser realizadas al- que los yuracarés son los que pre- toras destaquen la “alta vulnera-
ternativamente por el uno o la otra sentan una división más clásica- bilidad” demográfica de las co-
(p.e. la mujer queda en la casa te- mente “indígena” en términos munidades yuracarés estudiadas
jiendo o cocinando, el hombre amazónicos, comparable por (252). Apoyan esta aseveración
sale a cazar en el monte), mien- ejemplo con la descrita en el ex- señalando la baja tasa de natali-
tras la “diferenciada” es algo más celente estudio de Descola dad, la mortalidad infantil eleva-
flexible e incluye actividades com- (1986/1987) sobre los Achuar da y la presencia de pocos ancia-
partidas o donde ambos géneros ecuatorianos. Los hombres se nos. Estos datos son ciertos para
trabajan en el mismo espacio pro- ocupan de la roza y tumba para su muestra, pero, como ya dije,
ductivo, aunque quizás haciendo la chacra, pero después son bási- no es válido hacer proyecciones
actividades puntuales que no son camente las mujeres que se ocu- demográficas serias sobre una
las mismas (p.e. la esposa acom- pan del cultivo del chaco y la pro- muestra de unas docenas de fa-
paña al marido en las expedicio- visión de los alimentos básicos milias, y a la vez me pregunto si
nes de caza, él mata la presa, ella como yuca (122) y también traer es casual que los más “indios”
lo carnea y lo carga a la casa; am- la leña (127). Cuando el marido resultan ser —como siempre se
bos pueden cuidar a los niños...). sale de caza, la mujer le acompa- percibe a los amazónicos y las
Sin embargo, en el segundo caso, ña (120). En contraposición, los mismas autoras lo constatan––
las actividades también son com- trinitarios tienen una división de los que también están en peligro
plementarias en gran medida. Fal- trabajo más “mestiza”, o sea, las de desaparecer muy pronto.
ta aclarar aspectos conceptuales mujeres se dedican mayormente Las comunidades estudiadas
para el análisis de la división del a actividades domésticas alrede- van desde el mencionado asen-
trabajo (a la vez que cotejar casos dor de la casa mientras que el tamiento urbano, pasando por
reales con la versión ideal, ya que hombre se ocupa tanto del cha- comunidades a 30 o 65 Km. de
la práctica puede divergir bastan- co como de la caza, sin asistencia Trinidad (Naranjitos, Sirionó)
te de ésta) si uno quiere analizar de ella (168-9). Si se casan entre con conexión por carretera, has-
mejor su función e influencia en trinitarios y yuracarés, las muje- ta una comunidad rural que sólo
las relaciones de poder y las posi- res trinitarias suelen ser reacias, tiene conexiones con otros luga-
ciones sociales relativas de los gé- al menos al inicio del matrimo- res por tránsito fluvial eventual
neros. nio, a asumir el trabajo agrícola (Tres de Mayo; ver Cuadro 1,
Quizás una de las omisiones y el deber de cargar pesadas ha- XXXII para un resumen). Esta
del estudio ha sido que, mientras ces de leña y otros productos, diversidad de situaciones intro-
se ha realizado una revisión ex- aunque, dado que este rechazo es duce muchas variables referentes
haustiva de las fuentes disponi- criticado, se dan casos donde ellas no sólo a las relaciones con el
bles sobre Mojos, al parecer no u otras esposas ‘extrañas’ adop- mercado sino a la mera posibili-
se ha tomado en cuenta mucha tan eventualmente estas tareas dad de contraer un matrimonio
otra bibliografía sobre las socie- (139, 149, 155). Me parece que interétnico, que evidentemente
dades amazónicas en general. estas prácticas genéricas están le- es más alta si uno vive en un lu-
Otra forma de analizar la división jos de ser irrelevantes en la clasi- gar de mayor tránsito de perso-
del trabajo por género podría ser ficación de los yuracarés como nas de origen variado y donde los
netamente desde la perspectiva más “indios” que los trinitarios contactos sociales son frecuentes.
étnica: en este aspecto es notable y, a la vez, es notable que las au- Cuando se trata de un grupo de

153
población reducida, los y las jó- para determinar si es mejor ca- nen juntas yendo a otra comuni-
venes en edad de casarse pueden sarse con alguien de fuera pero dad (donde se supone que no se
no encontrar cónyuges potencia- de la misma etnia, o si es mejor sabe que son parientes); y, de to-
les disponibles dentro de su gru- casarse con un(a) vecino(a) aun- dos modos, no se especifica en qué
po inmediato. Si no hay nadie que no sea de la misma etnia... grado de parentesco son rechaza-
más en el lugar que los miembros Me parece que para analizar los dos como cónyuges.
de ese grupo, forzosamente se tie- matrimonios interétnicos como Se sabe que muchos grupos
ne que buscar pareja en otras co- estrategia de sobrevivencia demo- amazónicos permiten el matri-
munidades más lejanas (que a la gráfica, sería necesario tomar en monio entre primos cruzados
vez podrían ser, o no, de su pro- cuenta no sólo la etnicidad de los (ver la tesis de Gonzalo Araoz en
pio grupo). Si existen grupos dis- cónyuges, sino su lugar de resi- la Carrera de Antropología de la
tintos “a la mano”, se puede bus- dencia original y, según lo que he UMSA para un estudio de estos
car cónyuge entre ellos o se pue- podido ver, estos no son aspec- matrimonios entre los chima-
de mantener la preferencia para tos analizados de manera sistemá- nes). Holmberg (1950/1978) se-
cónyuges del mismo grupo aun- tica en el texto. ñala que entre los sirionó, en
que esto significa la necesidad de La posibilidad de casarse den- 1940, se prohibían matrimonios
viajar para encontrarlos. Los es- tro del grupo numéricamente re- entre primos paralelos (herma-
tudios de caso sólo citan matri- ducido será menor en tanto que nos/as clasificatorios) pero se los
monios étnicamente endogámi- las reglas de incesto en el grupo permitía entre primos cruzados.
cos versus los que no lo son en la en cuestión cubran rangos más Este tema está ausente en el li-
comunidad en cuestión; no dis- amplios de parentesco. El incesto bro (si se permite o no, y luego si
tinguen los que son endogámi- es mencionado sólo con referen- siendo permitido se practica o
cos a nivel de la comunidad lo- cia a los yuracarés (134) y en tér- no), aparte de una referencia a
cal y la etnia, los que son exogá- minos aparentemente contradic- una fuente misional que dice que
micos a nivel de comunidad pero torios: “El incesto se controla con en el pasado, las mujeres guara-
endogámicos a nivel de etnia, los los matrimonios dentro de la fa- yas debían casarse con el herma-
exogámicos por comunidad y et- milia extensa... y es ‘mal visto’. no de su madre (48). Es cierto
nia, y los endogámicos por co- Una pareja de estas características que para la Iglesia Católica los
munidad pero exogámicos por no goza del apoyo de sus primos de cualquier tipo (y tam-
etnia (una posibilidad factible familias...muchas veces se rompen bién sobrina y tío) están prohi-
cuando la comunidad es como los lazos familiares. Entonces, la bidos de casarse y, por lo tanto,
Naranjitos, con 64,5 por ciento pareja busca una nueva comuni- los chimanes (por ejemplo) que
de población guaraya y el resto dad para construir su vivienda y quieren casarse entre primos sue-
de otras etnias). En términos es- trabajar un chaco” (134). El ‘con- len mentir sobre su grado de pa-
trictamente demográficos, la trol’ con matrimonios ‘dentro de rentesco frente al cura; puede ser
cuestión es qué tan lejos hay que la familia extensa’ quizás debe leer- que actitudes parecidas hayan
ir para buscar pareja si la comu- se “entre miembros de diferentes contribuido a que los informan-
nidad local es muy pequeña, y no familias extensas” pero no parece tes no mencionaran este tópico.
importa la afiliación cultural de ser un control muy efectivo si hay Pero sí mencionan costumbres
ese cónyuge; luego, las preferen- parejas que al parecer son consi- que sugieren el “servicio de la
cias culturales pueden intervenir deradas incestuosas y se mantie- novia”, donde el yerno tiene que

154
servir a sus suegros, entregándo- a sus suegros y otros parientes y/ les o parentelas. Se constata este
les los productos de su trabajo a o vecinos. Cuando un hombre se tipo de arreglo matrimonial entre
cambio de su aceptación para casa, obtiene los servicios domés- casi todos los grupos estudiados
unirse con su hija. ticos de su esposa y el estatus de (guarayos:48-9, yuracarés:134,
Esto se asimila al informante jefe de familia, o sea actor políti- trinitarios:190), aunque a veces el
guarayo que dice que, después de co en la comunidad, mientras uso de términos es confuso. Con
pedir la mano de su esposa, “les que para una mujer el matrimo- referencia a Naranjitos, se lee que
pagué [a sus suegros] con la co- nio no le proporciona derechos “la primera red de parientes pier-
secha de mi chaco” (46), y es cla- nuevos ni un acceso superior a la de una hija por matrimonio, pero
ro en el caso de ‘los hombres que carne (porque de soltera lo reci- su marido devuelve una hermana
reciben mujeres trinitarias [que] bía también debido a las reglas al parentesco de la esposa, que la
parecen estar obligados a propor- de distribución amplia); así, un casa con el hermanastro de la es-
cionar cacería y frutos de reco- hombre necesita una esposa para posa (hijo de la segunda esposa del
lección al grupo de la mujer” convertirse en adulto, mientras abuelo)...dos hermanos, hombre
(190); es una práctica alternati- que una mujer no necesita un y mujer, que se casan con el hijo y
va a entregar a una mujer del gru- marido. El acceso a las jóvenes la hija de dos hermanas...dos her-
po del novio para que se case con casaderas, y luego las peleas por manos hombre y mujer de un pri-
un hombre del grupo de la no- adulterio o celos, se convierten mer parentesco se casan con dos
via, que es lo ideal cuando am- en el foco de las relaciones polí- hermanos hombre y mujer de un
bos cónyuges son trinitarios, ticas entre hombres. Entonces se segundo parentesco; posterior-
mientras el servicio de la novia controla a las mujeres jóvenes y mente, el hijo de otra hermana del
es preferido por hombres de otras muchas veces se las casa por con- segundo parentesco se casa con
etnias). Hay un artículo clásico certación. Se cita la concertación otra hija del primer parentesco”
de Collier y Rosaldo (1981) so- de matrimonios por parte de los (48-9). Se puede pensar que “pa-
bre “Política y género en socie- padres, a veces sin consultar a la rentesco” es un error para “paren-
dades simples” donde enfocan el novia, entre los guarayos (46), tela”, pero entonces no se entien-
servicio de la novia como engra- yuracarés (128) y trinitarios de qué será una “hija
naje central de las relaciones po- (180-1), aunque se lo ha dejado del...parentesco”, ya que uno pue-
líticas en sociedades simples; allí de practicar en el Cabildo urba- de ser miembro de una parentela,
todos son productores directos, no de Trinidad y, en el caso gua- o hija de un miembro, pero no
cazadores y recolectores o agri- rayo, se constata un control es- directamente hija de una paren-
cultores y la caza sigue siendo la tricto de las chicas en edad de ca- tela. El segundo caso citado es el
fuente principal de carne. Por lo sarse ––“las señoritas sólo pueden intercambio de hermanos(as)
general, la mujer tiene la obliga- salir de la vivienda acompañadas” clasificatorios(as) (dos hermanos
ción de alimentar a su familia con (47). y dos primos hermanos) pero en
productos vegetales (cultivados o Una alternativa al servicio de el primer caso, no se entiende qué
recolectados) todos los días, la novia, que puede funcionar en será un “hermanastro” que resul-
mientras un hombre caza de combinación dentro del mismo ta ser “hijo de la segunda esposa
manera más irregular y tiene la grupo, es el “intercambio direc- del abuelo”. El término “herma-
obligación de distribuir la carne to” de hermanas reales o clasifica- nastro” sugiere que es hijo de otra
no sólo a su familia conyugal sino torias, entre hombres individua- unión de la segunda esposa; es

155
decir que no es hijo del abuelo tes en la vida tradicional antes de ro del tema de la estructura fami-
mismo, pero si es hijo de la espo- ser misionizados. A la vez, los si- liar, que también puede ser críti-
sa del abuelo se supone que sería rionó tienen un sistema produc- ca en las relaciones de género (y
considerado como un tío y no un tivo que a grandes rasgos no se la realización práctica de la divi-
hermanastro, por ser de una ge- diferencia de los otros grupos. sión del trabajo, que sólo corres-
neración mayor, mientras que si Collier y Rosaldo realizan un am- ponde al ideal del grupo en cues-
es hijo de la segunda esposa con plio estudio transcultural para es- tión si la unidad doméstica inclu-
el abuelo sería un tío real, o qui- tablecer su modelo, mayormente ye personas de todas las edades y
zás clasificado como primo si está de grupos relativamente “prísti- géneros). En Puerto San Lorenzo
más cerca en edad a los nietos que nos” (es decir, que no habían sido (comunidad rural trinitaria) hay
a los hijos del primer matrimo- sujetados a esfuerzos de misioni- 11 familias nucleares y 8 exten-
nio, pero no un hermanastro. No zación u otros que cambiaban en sas, pero no se dice qué tipo de
consta si “hermanastro” fue el tér- gran medida su forma de vida tra- extensas (184); en el pueblo sirio-
mino usado por los informantes. dicional, por ejemplo obligando nó se registra 110 familias nuclea-
En este caso era de complemen- a la sedenterización), entonces se res, pero a la vez hay sólo 57 uni-
tar el texto con diagramas de pa- puede sugerir que los rasgos apa- dades domésticas. Una familia
rentesco, que sólo figuran en el rentemente patriarcales de, por nuclear consiste en una mujer, un
capítulo sobre los trinitarios ejemplo, la sociedad yuracaré hombre y los hijos de ambos, pero
(190). De todos modos, se obser- frente a los sirionó, que son los sólo es una familia nuclear si ade-
va bastantes coincidencias con el más igualitarios en las relaciones más constituye una unidad do-
modelo de Collier y Rosaldo, que internas de género, no pueden ser méstica independiente. Si un nú-
intenta justamente dar cuenta de atribuidos simplemente a la in- cleo conyugal de este tipo convi-
las relaciones entre género, políti- fluencia católica; pero los sirionó ve y cocina junto con otros pa-
ca, y la menor autonomía de las como contra-ejemplo también rientes, conformando una unidad
mujeres y su relativa subordina- sugieren que la base productiva doméstica compartida con ellos,
ción frente a los hombres en so- que ellas presentan como funda- entonces no es una familia nuclear
ciedades como las estudiadas aquí; mento de su modelo no sería una sino parte de una familia extensa,
es decir, que se dirigen a proble- condición necesaria para el con- y luego hay que especificar si es
mas que conciernen a Lehm y a trol de las mujeres en el matrimo- una familia extensa de tipo tron-
su equipo. La pieza que sin em- nio, aunque puede ser suficiente. cal, conjunta, etc. Así que no se
bargo no cabe en este rompeca- Mi conocimiento de los casos no dice si las “familias extensas ma-
bezas está constituida por los si- es suficiente para aventurar expli- trilineales” (por ejemplo una pa-
rionó, entre quienes se evidencia caciones de esta situación, pero reja, su hijo varón soltero, su hija
libertad de elección de la pareja me parece que Collier y Rosaldo casada, el marido de la hija y los
(98) —aquí visto como un aspec- ofrecen un eje analítico interesan- hijos e hijas de la hija), referidas
to moderno, pero Holmberg in- te que podría ser más fructífero por Holmberg entre los sirionó,
dica lo mismo para los sirionó que que el contraste algo iluso todavía existen, o si las “unidades
vivían de forma tradicional en el entre”“la reciprocidad” y “el mer- domésticas” mencionadas en rea-
monte en 1940— y libertad de cado” y quién circula sus produc- lidad serían unidades residencia-
movimiento y relaciones sexuales tos más en cuál esfera. les donde varias unidades domés-
para las mujeres, también eviden- Tampoco hay un manejo cla- ticas (que en este caso serían las

156
familias nucleares) viven en casas otro componente, que es la jerar- nio interétnico resulta ser no sólo
vecinas pero cocinan aparte, aun- quización de los grupos étnicos en una estrategia de sobreviviencia
que se mantiene el matrimonio “el marco de un sistema de valo- demográfica, sino un modo de ac-
uxorilocal (97). Esto a diferencia res colonial” (258). Otro compo- ceder al ascenso social, y por tan-
de los otros grupos de estudio, nente de la investigación tenía que to cuando se expresa aprobación
donde se cita una preferencia por ver con la solicitud a los y las in- de tales matrimonios, suelen ser
el matrimonio virilocal, aunque formantes de ordenar en una es- los que se realizan con miembros
entre los yuracarés la pareja recién cala de 1 (más despreciable) a 7 de grupos vistos como superiores.
unida suele pasar unos años visi- (más estimable) a los hombres y Por lo general, un hombre de un
tando parientes de ambos antes de mujeres de su grupo y de otros de grupo inferior se casa con una
fijar su residencia que puede ser la región, y que expresen sus pre- mujer de un grupo superior (así
donde la familia de la mujer, aun- ferencias para que sus hijas e hijos que hay el caso de una carayana
que es más común que sea con la se casen con miembros de uno u casada con yuracaré), mientras po-
familia del hombre (131-3). De otro grupo. Los que casi siempre cas veces un hombre de un grupo
hecho, la residencia matrimonial salen en el fondo de la clasifica- superior se casa con una mujer de
es el único aspecto del parentesco ción son los ayoreos (no se expli- un grupo inferior; entonces, se
presentado con claridad en el li- ca qué de malo tienen, excepto en trata de hipergamia masculina,
bro, aunque el sistema de paren- el caso de los sirionó, de quienes aunque a la vez la endogamia ét-
tesco es un elemento central del los ayoreo eran enemigos tradicio- nica suele ser vista como el ideal
tema de estudio. nales: 95-6); los chimanes tampo- en la mayoría de los casos. Es in-
La amplitud de tópicos inclui- co sacan buenas notas. Los gana- teresante que esta misma práctica
dos en la investigación quizás ex- dores suelen ser los carayana, o sea (en términos de clase y/o “etnici-
plica la falta de dirección que se “no-indígenas”, y por supuesto el dad”) es la que prevalece también
percibe en el conjunto: es cierto propio grupo, aunque no todos en los Andes (Spedding, 1999:
que el parentesco, la división del aseveran que su grupo es mejor, 45), en un contexto colonial co-
trabajo, el control de recursos y la incluso mejor que los carayanas. mún pero con una base indígena
integración del mercado se com- La base de estas jerarquías es ex- bastante distinta a la de Mojos, a
binan para establecer o modificar presada con más claridad por los la vez que contrasta con el Caribe
las relaciones de género, y que las trinitarios (204-212), quienes donde el “sistema matrimonial
elecciones matrimoniales, interét- confirman que los grupos más in- dual”, también de indudable ori-
nicas o no, expresan a la vez que feriores son los que viven en el gen colonial, correspondía a mu-
conforman la situación coyuntu- monte, “como botados nomás”, jeres de posición baja (negras es-
ral de estos factores, pero de he- “no paran en ningún lugar” (ver clavas o libres, mujeres “de color”)
cho es sumamente difícil de de- también p.245 para un resumen que mantenían relaciones de con-
mostrar con claridad las relacio- de los “desprecios escalonados” cubinato con hombres de posi-
nes, y aún más intentar aclararlas prevalecientes en general). No es ción superior, incluyendo la elite
no en una sola comunidad o et- sorprendente que el grupo misio- blanca, quienes se casaban legal-
nia, sino comparando cuatro et- nizado más temprano sea el que mente sólo con mujeres de su pro-
nias y comunidades de diversas mejor haya internalizado los cri- pio estrato (Smith, 1988). Este as-
ubicaciones. La tarea se hace más terios coloniales. pecto político del tema de matri-
compleja al tener que enfrentar En este sentido, el matrimo- monios interétnicos es bastante

157
sugerente, pero las conclusiones BIBLIOGRAFÍA
desvían el análisis hacia un co-
Collier Jane y Rosaldo, Michelle WIETÜCHTER, Blanca
mentario en términos de los “va-
1981 “Politics and gender in simple (coord.); PAZ SOLDÁN,
lores fundamentales” de cada gru- societies”. En: Sherry Ortner y
po, su “vitalidad” y su reconoci- Alba María; ORTIZ
Harriet Whitehead (comps.).Sexual
miento positivo por parte de los meanings. The cultural construction of Rodolfo y ROCHA Omar
otros grupos (256), aunque los gender and sexuality. Cambridge:
“valores fundamentales” son uno Cambridge University Press. 2002
de los elementos más cuestiona- Holmberg Allan
dos en la definición de “grupo ét- Hacia una historia crítica de
1950/1978 Nómadas del arco largo.
nico” de Barth, por la dificultad México: Instituto Indigenista
la literatura en Bolivia.
en establecer, precisamente, cuá- Interamericano. La Paz: PIEB.
les serían tales valores.
En conclusión, este estudio Smith R.T. Rubén Vargas7
1988 “Hierarchy and the dual
presenta una cantidad de datos marriage system in West Indian
sugerentes, y estoy segura que en society”. En: Jane Collier y Sylvia La crítica —lo dijo Octavio
los registros de campo hay mu- Yanagisako (comps.).Gender and Paz— inventa la literatura. Es
chos más que podrían aclarar pun- Kinship. Essays Toward a Unified decir, crea una perspectiva desde
tos que no figuran o que son difí- Analysis. Stanford: Stanford la cual es posible leer las obras
University Press.
ciles de comprender debido al uso —novelas, poemas, cuentos, en-
de términos no muy aptos y a ve- Spedding Alison sayos producidos en algún tiem-
ces erróneos (como “parentesco” 1999 Breve curso de parentesco. La po y algún lugar— como un con-
al hablar de los guarayos)6. Creo Paz: IDIS/UMSA. Cuadernos de junto articulado, como una red
que en este texto se ha intentado Investigación No. 6. de relaciones que las hacen exis-
combinar demasiados ejes en un tir, precisamente, como una lite-
solo análisis y por lo tanto ha ter- ratura. Mientras tanto, las obras
minado con conclusiones anodi- son expresiones aisladas o mera-
nas cuando no vacías. Pero el tema mente sucesivas, datos, que si
en sí es valioso y merece ser abor- bien pueden ser plenos en sí mis-
dado con mayor detalle y claridad, mos, no dialogan (se asemejan,
quizás ya en base a estudios en se diferencian) entre ellos.
profundidad de una sola comu- En Bolivia, en las últimas tres
nidad —o varias comunidades de décadas, la labor crítica ha sido
una sola etnia— para evitar las di- crecientemente consciente de su
ficultades de comparación cuan- papel articulador. Con herra-
do intervienen tantas variables mientas teóricas y metodológicas
aparte de la diferencia étnica. muy diversas, la crítica ha em-

6 La investigadora encargada de este capítulo resulta ser historiadora, entonces no es sorprendente que no tenga un manejo técnico
del tema del parentesco; la capacitación que se enfatiza tanto en los proyectos del PIEB debería haber suplido esa falencia.
7 Publicado en el No. 33 de Salamadra, suplemento de libros y literatura del semanario Pulso, La Paz, Bolivia.

158
prendido —y logrado— lecturas, cia a ser un panorama o un catá- una continuidad respecto a otras
estudios, aproximaciones y, en logo más o menos exhaustivo de historias o perspectivas críticas;
algunos casos, sistematizaciones obras y autores bolivianos. A de hecho, se plantea como una
más o menos abarcadoras, que cambio de ello, se propone, como “nueva lectura” de la literatura
han privilegiado, especialmente, establecen sus autores, “construir boliviana. Finalmente, se presen-
la producción del siglo XX. Los una historia de la literatura en ta explícitamente como un work
trabajos de Óscar Rivera Rodas, Bolivia a partir de una nueva lec- in progress, es decir, como un pro-
Luis H. Antezana, Eduardo Mi- tura de las obras mismas y de las yecto cuyos horizontes continúan
tre, Javier Sanjinés, Blanca Wie- relaciones que establecen entre abiertos: no es una historia a se-
thüchter y Leonardo García Pa- ellas” y así “lograr una perspectiva cas sino una propuesta Hacia una
bón, entre otros, han aportado histórica propiamente literaria y no historia…, como se declara en su
muy significativamente a ese pro- solamente una enumeración de título.
ceso de construcción de perspec- obras o un aval para el canon esta- En este marco, Hacia una his-
tivas para la literatura boliviana. blecido”. toria crítica de la literatura boli-
Una sentida ausencia, sin Dos dimensiones del plantea- viana constituye una articulación
embargo, era la de un proyecto miento crítico destacan inmedia- muy sugerente. Su organización
crítico que emprendiera la tarea tamente. Por un lado, la decisión interna, que responde fielmente
de elaborar un panorama abar- de enfrentarse a “las obras mis- a su perspectiva crítica, constru-
cador de nuestra literatura. Esa mas” —dejarlas hablar— sin par- ye dos grandes cuerpos —cada
perspectiva ha sido asumida por tir de ningún presupuesto —cro- uno corresponde a un tomo—.
Blanca Wiethüchter, Alba María nológico, sociológico, cultural, Por una parte, el primer volumen
Paz Soldán, Rodolfo Ortiz y teórico, formal o de otra índo- “trata de la construcción de la re-
Omar Rocha, autores de Hacia le— que opere como principio flexión histórica propiamente di-
una historia crítica de la literatu- ordenador. Por otro lado, un ges- cha en términos cronológicos” y
ra en Bolivia, trabajo en dos vo- to decididamente crítico, en la responde a un criterio diacróni-
lúmenes que acaba de ser edita- medida que toda crítica asume co, es decir, sucesivo en el tiem-
do por la Fundación Programa una posición, de cuestionamien- po. Por otra parte, el segundo
de Investigación Estratégica en to del—“canon establecido”. volumen, subtitulado Hacia una
Bolivia (PIEB). Aunque sobre esto último habría geografía de lo imaginario, cons-
Esta obra es uno de los apor- que preguntarse si en la literatu- tituye seis territorios “en los que a
tes más importantes y originales ra boliviana existe un “canon es- partir de una obra inaugural se
que ha producido la crítica en los tablecido”. ordenan los gestos o escrituras con-
últimos tiempos. Su importancia Respecto a las historias de la vergentes de otras obras, sin impor-
está marcada por su ambición y literatura boliviana conocidas— tar ya el momento histórico, sino
su originalidad por su perspecti- la de Díez de Medina, la de Fi- más bien las continuidades del
va. La clave de este trabajo está not, por ejemplo— esta historia imaginario”. Este segundo cuer-
en una de las palabras del título: representa una ruptura significa- po responde, entonces, a un cri-
“crítica”; pues a diferencia de las tiva. Para comenzar, ya se lo dijo, terio sincrónico.
historias tradicionales, ésta re- no pretende ser totalizadora o El primer cuerpo está orga-
nuncia de principio a agotar su exhaustiva. Por otro lado, no asu- nizado en torno a dos”“arcos”,
objeto de estudio, es decir, renun- me, por lo menos en la intención, uno llamado Colonial y, otro, de

159
la Modernidad. En el principio poderoso lenguaje que da un giro ro e íntimo” a partir de la obra de
del arco Colonial”—porque toda radical a la literatura boliviana: Adela Zamudio. El camino de los
historia debe tener un princi- la obra de Jaime Saenz. cisnes “distingue la obra de Ricar-
pio— está la—Historia de la Vi- El segundo volumen o cuer- do Jaimes Freyre como la funda-
lla Imperial de Potosí de Bartolo- po de Hacia una historia... pre- dora de nuestra modernidad”.”La
mé Arzáns de Orsúa y Vela, un senta seis espacios que, como ya secreta rebelión de la indigencia”es
monumental libro escrito en el se apuntó, a partir de una obra un territorio constituido en tor-
primer cuarto del siglo XVIII, específica construyen una red de no a”El Loco de Arturo Borda: y,
leído como un texto literario, que relaciones con otras más allá del finalmente, El conjuro de la rue-
no histórico, y lo que es más no- imperio de la cronología. De lo da tiene como eje la obra de Jai-
vedoso, leído como un lenguaje que se trata aquí es de una inda- me Saenz.
y como creador, antes que de una gación de “imaginarios””—for- Esta es la estructura de Ha-
historia, de un espacio: la ciudad. mas de imaginar e imaginarnos cia una historia crítica de la lite-
Estos dos rasgos —el lenguaje y como colectividad— inaugura- ratura en Bolivia. Entre sus mu-
la voluntad de crear un espacio— dos por una obra o un autor y chas zonas de interés cabe desta-
se prolongarán en diversas obras que, por su propio poder, resul- car la atenta mirada que echa a
de los siglos XIX y XX. De ahí el tan constantes que se prolongan la literatura del siglo XIX, casi
lugar fundacional que le otorgan o se dispersan en otras obras. Así ausente en otros estudios críticos;
los autores de Hacia una histo- el territorio denominado El cuer- la novedosa lectura de la poesía
ria... a la obra de Arzáns. po del delito arma un sistema de de Jaimes Freyre que abre suge-
El arco de la Modernidad ecos en torno a la ya citada obra rentes horizontes de interpreta-
comienza donde termina el Co- de Arzáns. Por su parte, La an- ción; el “redescubrimiento” de
lonial: con la obra de Ricardo gustia cívica hace eje en la novela Hilda Mundy; y las extensas con-
Jaimes Freyre, y se prolonga has- Juan de la Rosa de Nataniel Agui- sideraciones sobre el lugar de
ta la segunda mitad del siglo XX, rre. El tercer territorio es Retrato Arturo Borda en nuestra litera-
momento en que aparece otro de familia e indaga “el lado oscu- tura.

160
SECCIÓN VII

A LA CAZA DE LIBROS

161
162
BIBLIOGRAFÍA 2002

Rossana Barragán

Albó, Xavier
2002 Pueblos indios en la política. La Paz: Plural Editores.

Ameller Terrazas, Vladimir


2002 Diálogo para la descentralización. Provocaciones, avances y desengaños. Bolivia: COSUDE

Arnold, Denise y Yapita, Juan de Dios


2002 Las Wawas del Inka: Hacia la salud materna intercultural en algunas comunidades andinas. La Paz: ILCA;
Informes de Investigación No. 2.

Baixeras, José Luis


2002 Melgarejo. Osadía, poder y muerte. La Paz: Editorial Capricornio

Baptista Gumucio, Mariano


2002 Bolivianos sin hado propicio. La Paz: Editorial Garza Azul

Baptista Gumucio, Mariano


2002 José Cuadros Quiroga. Inventor del Movimiento Nacionalista Revolucionario. Bolivia

Bohrt Irahola, Carlos


2002 Crisis política, cultural e ideológica. Dos populismos, una revolución.
La Paz: Fondo Editorial de los Diputados.

CEDLA
2002 ¿Qué país nos quieren dejar?: Análisis de las propuestas electorales de ADN, L y J, MAS, MCC, MIP, MIR,
MNR, NFR, UCS y PS. La Paz.

De la Fuente, Manuel
2001 Participación popular y desarrollo local: La situación de los municipios rurales de Cochabamba y Chuquisaca.
Cochabamba: UMSS, PROMEC, CEPLAG, CESU.

D’orbigny, Alcides
2002 Viaje a la América Meridional. 4 Vols. La Paz: Embajada de Francia, Instituto Francés de Estudios
Andinos y Plural Editores.

163
Escobar de Pabón, Silvia
2002 Condicionalidad externa y desarrollo: Evaluando la Estrategia Boliviana de Reducción de la Pobreza. La Paz:
CEDLA.

Fernadez Orosco, Roberto y Gonzales Angulo, Marco


2002 Basta ya de impunidad gubernamental. La Paz: Fondo Editorial de los Diputados

Foianini Banzer, Dionisio


2002 Misión cumplida. La Paz: Fondo Editorial de los Diputados.

Frias Mendoza, Víctor Hugo


2002 Mistes y moconchinches. Mercado, evangélicos y política local en Calcha. La Paz: Editorial Mama Huaco.

Mamani Bernabé, Vicenta


2002 Ritos espirituales y prácticas comunitarias del aymará. La Paz: CREART.

Soria Galvarro, Carlos


2002 Re Cuentos y Con Textos. La Paz: Plural Editores.

Soria Saravia, Argot


2002 Democracia e izquierda en Bolivia. La compleja alianza entre la izquierda y la derecha.
La Paz: Editorial Sagitario.

Tapia, Luis
2002 La producción del conocimiento. Historia y política en la obra de René Zavaleta.
La Paz: Editorial Muela del Diablo
2002 La velocidad del pluralismo. Ensayo sobre tiempo y democracia. La Paz: Editorial Muela del Diablo.

Ticona Alejo, Esteban


2002 Memoria, política y antropología en los andes bolivianos. Historia oral y saberes locales. La Paz: Plural

Tola Valeriano, Emmo Emigdio


2002 Calendario lunisolar andino aymara-quechua. La Paz: ESCHOTEL Editorial.

Urioste Fernández de Córdova, Miguel


2002 Desarrollo rural con Participación Popular. La Paz.

164
LIBROS PIEB

Serie Investigación

Lehm, Zulema (coord.); Melgar, Tania; Lara, Kantuta y Noza, Mercedes


2002 Matrimonios interétnicos. Reproducción de los grupos étnicos y relaciones de género en los Llanos de Mojos.
La Paz: PIEB

Wiethüchter, Blanca y Paz Soldán, Alba María (coord.)


2002 Hacia una historia crítica de la literatura en Bolivia. 2 tomos. La Paz: PIEB.

Serie Investigaciones Regionales Beni

Bogado, Daniel (coord.); Lijerón, Arnaldo y Vaca, Cristhian


2002 El éxodo de profesionales benianos y su impacto en el desarrollo regional. La Paz: PIEB/CIDDEBENI

Flores, Elba (coord.); Guzmán, Ismael y Paz, Wálter


2002 Control sociocultural y sistemas normativos en el uso de los recursos forestales en los territorios indígenas
del Beni. Serie Investigaciones Regionales. La Paz: PIEB/CIDDEBENI

Molina, Wilder (coord.) y Soleto, Wigberto


2002 Sociedad local y municipio en el Beni. La Paz: PIEB/CIDDEBENI

Plaza, Wilfredo (coord.); Bello, Ikebana y Franco, Ignacio


2002 Situación nutricional de las comunidades campesinas en Riberalta. La Paz: PIEB/CIDDEBENI

Saavedra, Oscar (coord.) y Avila, Ximena


2002 Planificación participativa y zonificación en el municipio del Beni. La Paz: PIEB/CIDDEBENI

Serie Investigaciones Regionales Oruro

Condarco, Carola (coord.); Huarachi, Edgar y Vargas, Mile


2002 Tras las huellas del Tambo Real de Paria. La Paz: PIEB/CEPA/DPIC-UTO

Guzmán, Richard (coord.); Castro, Miguel; Jungwirth, Jeanette y Palenque, Wayra


2002 Del proceso de acompañamiento hacia la autogestión de sistemas de riego. La Paz: PIEB/CEPA/DPIC-UTO

Madrid, Emilio (coord.); Guzmán, Nilda; Mamani, Ernesto; Medrano, Daveiba y Nuñez, René
2002 Minería y comunidades campesinas de los Andes. ¿Coexistencia o conflicto? La Paz: PIEB/CEPA/DPIC-UTO

Moeller, Hans (coord.); Trujillo, Elvys; Soria, Nelly y Soria, Yovana


2002 Dinamitas y contaminantes. La Paz: PIEB/CEPA/DPIC-UTO

Montoya, Juan Carlos (coord.); Amusquivar, Jorge; Flores, Angélica; Mollo, Angel y Sanchez, Pamela
2002 Efectos ambientales y socioeconómicos por el derrame de petróleo en el río Desaguadero.
La Paz: PIEB/CEPA/DPIC-UTO

165
Sanjinés, Freddy (coord.); Vargas, Bruno y Herrera, Zulema
2002 Ventajas comparativas y competitivas del comercio regional orureño. La Paz: PIEB/CEPA/DPIC-UTO

Quispe, Eliseo (coord.); Aguilar, Alberto; Rocha, Ruth y Aranibar, Norka


2002 Tierra y territorio: thhaki en los ayllus y comunidades de ex hacienda. La Paz: PIEB/CEPA/DPIC-UTO

Serie Investigaciones Regionales Potosí

Aguilar, Martin (coord.) y Vilches, Ruth


2002 Terrazas agrícolas: en busca de una estrategia étnica y cultural de desarrollo rural andino.
La Paz: PIEB/DICYT/ISALP

Nicolas, Vincent (coord.); Pozo, Miguel y Zegarra, Sandra


2002 Los ayllus de Tinkipaya. Estudio etnohistórico de su organización social y territorial.
La Paz: PIEB/DICYT/ISALP

Tacuri, Víctor (coord.); Ramirez, Mavel y Carvajal, Mirko


2002 Conocimiento campesino en la conservación de suelos. Ayllus de Qhorqa, Qapaqhanaqa y Aransaya. La Paz:
PIEB/DICYT/ISALP

Rios, Héctor (coord.); Queremba, David; Delgado, Antonio y Ugarte, Guadalupe


2002 Los ayllus de Tacobamba. Procesos históricos, desarrollo y poder local. La Paz: PIEB/DICYT/ISALP

TAPIA, Lourdes (coord.); Quintana, Ernesto; Ance, Delfín y Morales, Jenny


2002 Calidad de vida en Potosí. Efectos ambientales en cuatro municipios. La Paz: PIEB/DICYT/ISALP

Serie Documentos de Trabajo

Rodriguez, Hernán (coord.); Uruña, Martha; Rocha, David y Ocaña, Corsino


2002 Relación del gobierno municipal con la comunidad. La Paz: PIEB

Zabala, Ingrid (coord.); Moreno, Fernanda y Plaza, Casto


2002 Influencia de la carretera Trinidad-Santa Cruz sobre la agricultura en el tramo Elvira-Puente San Pablo.
La Paz: PIEB

Revista T’inkazos

PIEB
2002 Revista Boliviana de Ciencias Sociales T’inkazos, número 11, febrero. La Paz: PIEB

PIEB
2002 Revista Boliviana de Ciencias Sociales T’inkazos, número 12, junio. La Paz: PIEB

PIEB
2002 Revista Boliviana de Ciencias Sociales T’inkazos, número 13, octubre. La Paz: PIEB

166
Otras publicaciones

SIDIS Sistema de Documentación e Información Sindical


2002 Índice de la base de datos electrónica del SIDIS. Federación Sindical de Trabajadores Mineros de Bolivia
(FSTMB). La Paz: PIEB, Programa de Biblioteca, Harvard College Library.

Programa de Investigación Estratégica en Bolivia


2002 Catálogo de publicaciones. 1997-2002. La Paz: PIEB

Mario Alejandro Illanes. Hombre parado

167
SECCIÓN VIII

VENTANAS AL MUNDO
170
CENTROS DE DOCUMENTACIÓN Y DIRECCIONES ELECTRONICAS

Remte. Red Latinoamericana Mujeres Transformando


la Economia y Red Mujeres y Economía. Bolivia
La Red Mujeres y Economía inició sus actividades en 1998 como parte de la REMTE
que integra a México, Ecuador, Perú, Chile, Costa Rica, San Salvador, Nicaragua,
Colombia, Argentina y Brasil. Tiene además la particularidad de reunir esfuerzos de
distintas instituciones y profesionales: Coordinadora de la Mujer, CIDES-UMSA, el
Centro de Promoción de la Mujer Gregoria Apaza, Fundación Solón, Instituto de
Formación Femenina Integral, Red de Género en el Desarrollo Rural, Fundación La Paz,
Casa de la Mujer, Colectivo Rebeldía, Servicios Técnicos Agrícolas para Mujeres y
Centro de Capacitación e Investigación de la Mujer Campesina de Tarija.

Sus ejes de trabajo son:

• Derechos laborales de las mujeres trabajadoras sindicalizadas


• Derechos económicos de las mujeres urbanas y rurales
• Mercados laborales
• Financiamiento externo
• Comercio exterior

171
Centro Documental de la Mujer “Adela Zamudio” del
Centro de Información y Desarrollo de la Mujer (CIDEM)
Centro especializado en temáticas de la mujer y género a nivel nacional e internacio-
nal. Los principales temas del Fondo Documental son:

• Feminismo y estudios de género


• Mujer y educación
• Mujer y desarrollo
• Mujer en la historia
• Mujer y trabajo
• Mujer y economía
• Mujer urbana y rural
• Mujer y sexualidad
• Mujer y salud
• Mujer, derechos sexuales y reproductivos
• Mujer y participación política
• Mujer y violencia
• Mujer y ciudadanía
• Mujer, los derechos y las leyes
• Mujer y organización
• Mujer y políticas públicas
• Mujer y cultura
• Mujer y agricultura
• Mujer y comunicación
• Mujer y familia
• Discriminación de las mujeres
• Género y desarrollo

Los servicios especializados que ofrece son:

Acceso a base de datos y búsqueda bibliográfica temática


Direcciones especializadas por internet
Uso de libros en sala y domicilio
Reportes mensuales bibliográficos especializados
Consultas bibliográficas telefónicas de referencia y contrarreferencia

Tel. 2444794 y 2444795


E-Mail: cidemail.megalink.com
WEB: www.cidem.org.bo

172
SIDIS. Sistema de Documentación e Información Sindical
Se trata del único archivo sindical en Bolivia y uno de los pocos en Latinoamérica.
El Archivo de la Federación Sindical de Trabajadores Mineros de Bolivia, SIDIS,
contiene:

• 961.101 folios en 530 tomos de 82 organizaciones sindicales, desde 1925 hasta


1996.
• 775 fichas sindicales, administrativas y de centros mineros.
• 1.128 horas de información grabada en cintas tanto de eventos sindicales como de
testimonios orales desde 1965 hasta 1997.
• 3.775 fotografías, que abarcan el período desde 1940 a mayo de 1998, reflejan-
do la vida minera, social, sindical, política, familiar, deportiva, etc.
• Una biblioteca especializada con 1.099 libros, 60 videos y 100 títulos de publica-
ciones periódicas.
• 80 casetes y 20 discos de música minera.
• Piezas de museo como estandartes, trofeos, pergaminos y otros. El objeto más
valioso de esta colección es el mural de Miguel Alandia Pantoja.
• Colecciones documentales de dirigentes sindicales mineros como Luis Reyes, Domitila
Barrios, Irineo Pimentel, Federico Escobar Zapata.

Ud. puede tener acceso al SIDIS ingresando a:

www.sidis.org

173
Centro de Documentación para el Estudio y la Práctica del Desarrollo
y la Cooperación Internacional. HEGOA (Instituto de Estudios Sobre
Desarrollo y Cooperación Internacional. Universidad del País Vasco)
Es un centro con más de 11.000 títulos de libros, documentos, obras de referencia y
artículos de revistas.
Temas del Centro de Documentación:

• Economía
• Cooperación al desarrollo
• Política y Relaciones Internacionales
• Mujer y Desarrollo
• Geografía, Ecología y Medio Ambiente
• Derechos Humanos
• Cultura y Sociedad
• Información y Documentación

Los servicios que ofrece son:

• Catálogo on-line del Centro de Documentación


• Servicio de reprografía

www.ehu.es/hegoa

174
T’INKAZOS VIRTUAL

T’inkazos se extiende en la página web. En www.pieb.org el lector podrá encontrar los


siguientes artículos in extensu.

NUEVO

RICARDO JORGE LLANQUE FERRUFINO


“Redes sociales y cultura organizacional en entidades públicas”

En este artículo, el autor presenta los resultados de una investigación realizada en dos entidades
públicas. Las características de las empresas públicas, descritas a partir de su presupuesto, la
normatividad legal, su estructura orgánica, los sistemas de control interno y externo; permiten al
autor avanzar hacia el análisis de las redes sociales y redes familiares cuyo accionar influye en la
consolidación de las empresas.

ANTERIORES

ROSSANA BARRAGÁN
“Tesis universitarias en Bolivia. Universidad Mayor de
San Andrés. Carreras de Historia y
Antropología – Arqueología”

KARIN M. NAASE
“Waqe y cacicato: continuidad y cambio institucional
en una comunidad andina del sur de Bolivia”

175
TON SALMAN
“Investigar para el desarrollo. Reflexiones sobre
ideales en el post – idealismo

ERIC HINOJOSA
“Límites y posibilidades para la autogestión forestal indígena
a la luz de la experiencia Yuracaré”

BARTOLOMÉ CLAVERO
“Doble minoría: adopciones internacionales
y culturas indígenas”

176
DATOS ÚTILES PARA ESCRIBIR EN T‘INKAZOS EN SU FORMATO REGULAR
Y EN T‘INKAZOS VIRTUAL

T’inkazos es una revista cuatrimestral de cien- Extensión: 60.000 caracteres máximo incluyen-
cias sociales sobre Bolivia, de alcance nacional do espacios, notas y bibliografía.
e internacional. Se nutre de investigaciones apo-
yadas por el PIEB y de colaboraciones fuera del Reseñas
PIEB. Los artículos que por razones de espacio Las reseñas pueden ser presentaciones breves de
no puedan ser publicados en su formato regu- los libros, estilo “abstracts” y reseñas informati-
lar, y cuya difusión sea importante, tendrán su vas y comentadas.
lugar en T’inkazos virtual, en la página WEB Extensión: Entre 5.000 y 8.000 caracteres in-
del PIEB. cluyendo espacios, notas y bibliografías.
Atención: Si Ud. desea comunicar la publica-
Ámbitos ción de un libro o que su libro sea reseñado,
Sociología, Antropología, Política, Derecho, favor enviar a la Dirección de la revista dos ejem-
Educación, Historia, Sicología, Economía y dis- plares del mismo; éstos se utilizarán para la in-
ciplinas de las ciencias sociales. formación sobre publicaciones recientes en
Bolivia, y serán entregados a los académicos in-
Secciones teresados en realizar la reseña. El envío de estas
Los artículos deben poder ser incluidos en una copias no garantiza la redacción de la reseña
de las ocho secciones de la revista. pero sí la difusión de su publicación.

Tipo de colaboraciones Bibliografías


1. Artículos para las distintas secciones Trabajos que ofrezcan información bibliográfi-
2. Reseñas y comentarios de libros ca general o detallada (listas) sobre un tema
3. Bibliografías específico, región o disciplina.
4. Noticias
Noticias
Artículos Si Ud. quiere informar sobre actividades que
Artículos de carácter multidisciplinario y ha realizado o realizará su institución, envíe-
transdisciplinario. Los artículos deben ser re- nos la información para su difusión en Noti-
sultado de investigaciones realizadas sobre Bo- cias.
livia. En este sentido, se privilegiarán trabajos
que articulen la investigación empírica con la Colaboraciones
reflexión teórica. La revista no publica proyec- Toda colaboración es sometida a la evaluación
tos de investigación que no sean del PIEB ni del Consejo editorial para su publicación en
artículos de tipo periodístico. función de varios criterios:

177
1. Su relevancia social y temas que se decidan 3. De un artículo de revista
privilegiar en cada número. Autor(es) del artículo de diario o revista
2. Su calidad académica. Año de edición “Título del artículo: subtí-
3. La disponibilidad de espacio en T’inkazos en tulo”. Título de la revista: subtítulo. Volumen,
su formato regular. Para otros casos, los artícu- Nº. (Mes y año). Páginas en las que se en-
los tendrán un lugar en T’inkazos virtual. cuentra el artículo.

En ningún caso se devuelven los trabajos 4. De documentos extraídos del Internet


enviados para su publicación ni se mantendrá Autor(es) del documento.
correspondencia sobre las razones de su no pu- Año del documento o de la última revisión
blicación. “Título de una parte del documento” (si se
trata de una parte). Título de todo el docu-
Normas generales mento. Nombre del archivo. Protocolo y di-
Títulos e intertítulos: Se aconseja no sean muy rección o ruta (URL.,FTP, etc.). Fecha de
largos. acceso.

Notas: Las notas deben estar al pie de página, Envío


ser correlativas y no deben usarse para biblio- Usted puede enviar su artículo o consulta a las
grafía detallada. siguientes direcciones:

Bibliografía: Debe situarse al final del artículo fundapieb@unete.com


o reseña de acuerdo a las siguientes normas: rosana@ceibo.entelnet.bo

1. De un libro (y por extensión trabajos mo- O, en un disquet, a las oficinas del PIEB
nográficos) que se encuentran ubicadas en el sexto piso del
Apellido(s) y nombre(s) del(os) autor(es) edificio Fortaleza (avenida Arce 2799). Es im-
Año de edición Título del libro: subtítulo. portante que adjunte sus datos personales y di-
Nº de edición. Lugar de edición: editorial. rección para mantener contacto. Agradecemos
su interés.
2. De un capítulo o parte de un libro
Autor(es) del capítulo o parte del libro. Jóvenes colaboradores
Año de edición “Título del artículo o parte Como pautas generales para escribir artículos y
del libro”. En: Autor(es) del libro. Título del reseñas, les solicitamos remitirse a la Guía de
libro: subtítulo. Lugar de edición: editorial. formulación de proyectos de investigación del
Páginas entre las que se encuentra esta parte PIEB, en su segunda edición.
del libro.

178
El Programa de Investigación Estratégica en Bolivia (PIEB), patrocinado por el
Directorio General de Cooperación Internacional del Ministerio de Relaciones
de los Países Bajos (DGIS), es un programa autónomo de apoyo a las investiga-
ciones en ciencias sociales establecido en 1995.
Los objetivos del PIEB son:
1. Apoyar la investigación dirigida a la reflexión y comprensión de la reali-
dad boliviana, con la finalidad de contribuir a la generación de propues-
tas políticas frente a las diferentes problemáticas nacionales, promover la
disminución de las asimetrías sociales y las inequidades existentes, lograr
una mayor integración social y fortalecer la democracia en Bolivia.
2. Incentivar la producción de conocimientos socialmente relevantes y las aproxi-
maciones multidisciplinarias que permitan visiones integrales de la socie-
dad, promoviendo simultáneamente la excelencia académica. Para el PIEB,
desarrollar el conocimiento, la investigación y el acceso a la información
son pilares clave para que una sociedad pueda afrontar su futuro.
3. Promover la formación de nuevas generaciones de investigadores hacien-
do énfasis en la formación de los jóvenes.
4. Desarrollar la capacidad regional y local de la investigación con relevan-
cia social.
El PIEB prerende alcanzar estos objetivos a través de cuatro líneas de acción:
a) Investigación. Brindar apoyo financiero a equipos de investigación, previo
concurso de proyectos.
b) Formación. Fortalecer la capacidad de investigadores jóvenes y profesio-
nales a través de la formulación y ejecución de proyectos de investigación,
cursos, conferencias y talleres.
c) Fortalecimiento institucional. Desarrollar actividades de apoyo a unidades
de información especializadas en ciencias sociales, como respaldo indis-
pensable para sostener la investigación.
d) Difusión. Impulsar una línea editorial que contemple la publicación de li-
bros resultantes de las investigaciones financiadas por el Programa y de la
Revista de Ciencias Sociales “T’inkazos”.
En todas las líneas de acción el PIEB aplica dos principos básicos. Primero
reconocer la heterogeneidad del país, lo cual implica impulsar la equidad en
terminos regionales, genéricos y generacionales. Segundo, respetar las pro-
puestas de investigación en términos teórico-metodológicos, de enfoques y de
actores que investigan y se investigan.

179
Esta revista se terminó de imprimir en el mes de octubre de 2002,
en los Talleres de Editorial Offset Boliviana Ltda. “EDOBOL”.
Calle Abdón Saavedra Nº 2101 • Telfs.: 2410448 - 2412282 - 2415437
Fax: 2423024 • Casilla 10495
La Paz - Bolivia

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