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PROGRAMA No.

0729

PROVERBIOS

Cap. 8:10-36

En nuestro programa anterior, amigo oyente, al observar lo que decía el capítulo 8 del
Libro de Proverbios, al cual volvemos hoy, pudimos ver que la sabiduría está presentando
un último llamado, casi diríamos una llamada desesperada al joven, para que vaya a su
colegio, a su universidad y para que reciba instrucción de su parte. Las cosas que aquí se
menciona son en realidad tremendas. En los versículos 8 y 9, por ejemplo, de este capítulo
8, leemos:

8
Justas son todas las razones de mi boca;
No hay en ellas cosa perversa ni torcida.
9
Todas ellas son rectas al que entiende,
Y razonables a los que han hallado sabiduría. (Pro. 8:8-9)

Hay muchas personas en el día de hoy que hablan acerca de errores en la Biblia y también
mencionan problemas. Hay varios libros que tratan con problemas de las Escrituras. Y
reconocemos que para una persona inteligente hay algunos problemas. Sin embargo, amigo
oyente, el problema en realidad no está en la Palabra de Dios, sino que el problema está en su
mente y en la mía, para decir verdad. Al principio también teníamos muchos problemas, ahora
tenemos menos. Pero el problema no está en la Palabra de Dios; el problema, amigo oyente, se
encuentra en el corazón y la mente del hombre. Dios dice que no hay nada perverso ni torcido

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en las palabras de sabiduría. Es interesante ver que las cosas que los hombres llaman profundo,
no siempre son así.

Hay un pasaje muy interesante en las Sagradas Escrituras, el cual observamos allá en la
Segunda epístola a los Corintios, y al cual hemos hecho referencia varias veces, y vamos a
continuar haciendo referencias a él. Creemos que es absolutamente profundo, sin embargo muy
sencillo. Y nos referimos al pasaje que se encuentra en el capítulo 3 de esa Segunda epístola a
los Corintios, versículos 13 y 14; y allí dice: No como Moisés, que ponía un velo sobre su
rostro, para que los hijos de Israel no fijaran la vista en el fin de aquello que había de ser
abolido. Pero el entendimiento de ellos se embotó; porque hasta el día de hoy, cuando leen el
antiguo pacto, les queda el mismo velo no descubierto, el cual por Cristo es quitado.

Bueno, existe un velo sobre sus ojos. Ahora, inmediatamente estamos seguros que alguien
nos va a decir: “Bueno, si existe un velo sobre sus ojos, si no pueden ver, entonces ellos no son
responsables”. Bueno, eso es lo que muchos están diciendo en el presente: “Tengo un velo
sobre los ojos, no puedo comprender esto”. Pero, ese no es su problema amigo oyente.
Tenemos que darnos cuenta que ese velo ha sido quitado por Cristo, como lo hemos podido leer
ahora. Pero en el versículo 15, del capítulo 3, de la Segunda epístola a los Corintios, dice: Y aun
hasta el día de hoy, cuando se lee a Moisés, el velo está puesto sobre el corazón de ellos. Pues,
bien, aquí dice que el velo está puesto sobre el corazón de ellos. ¿Qué podemos decir sobre
eso? Aquí tenemos el versículo 16, que es un versículo de suma importancia, y ahí dice: Pero
cuando se conviertan al Señor, el velo se quitará. Ese velo que se encuentra en el corazón de
ellos será quitado cuando ellos se conviertan al Señor. Entonces, podemos notar que el
problema no existe en la cabeza – sino que es un problema del corazón. Existe muchos
problemas en el corazón, en el día de hoy.

Hablemos directamente entonces, hagamos referencia a las cosas que nos tocan a nosotros
aquí donde vivimos. Usted dice que tiene problemas intelectuales. Usted no los tiene, amigo
oyente. Su problema es que usted tiene pecado en su vida, y que usted no quiere abandonar ese

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pecado. Hay cosas en su vida que usted no quiere cambiar. Usted no quiere inclinar su cabeza
y su corazón, y acercarse a Jesucristo. Ese es su problema. Las cosas cambian cuando usted
está dispuesto a hacer eso. Notemos lo que hemos leído: Pero cuando se conviertan al Señor,
el velo se quitará. Es decir que, ese velo que se encuentra en el corazón es quitado cuando usted
está listo a volverse a Cristo, a acudir a Él; y es sorprendente lo que sucede, y el velo se quitará.
Estas cosas que ahora son problemas, serán quitados.

Se ha hecho referencia a un hombre, gran intelecto de la Edad Media que dijo: “Yo tenía
muchos problemas hasta cuando llegué a Cristo”. Sí, usted tendrá muchos problemas –
problemas intelectuales. Pero el problema es en realidad una aflicción del corazón. Cuando
usted está listo, puede ir a Cristo, porque Él ha dejado eso muy en claro en Su Palabra. Usted no
puede entender mal el evangelio. Lo que se está realizando es una resistencia deliberada,
premeditada, terca del evangelio. Y es por esa razón que muchos Pastores utilizan la Palabra de
Dios como si fuera un contador Geiger. Simplemente enseñan la Palabra de Dios.

Usted sabe que cuando uno lleva consigo un contador Geiger y lo usa, puede decir si en el
punto donde se encuentra, existe o no, uranio. Y la Palabra de Dios es algo similar. Usted la
toma en la Iglesia, y se acerca a una persona, y la aguja indicadora comienza a saltar. Esto
indica que ha encontrado algo. Ellos aman la Palabra de Dios. Como usted ve, la Palabra de
Dios es un contador Geiger. Sin embargo, uno se puede acercar también a otra persona que
tiene una expresión muy piadosa sobre su rostro y utiliza un vocabulario muy fundamental, sin
embargo, indican que están completamente muertos. Nunca se acercan a la Iglesia los miércoles
por la noche, y si lo hicieran, hubieran mostrado resistencia a la Palabra de Dios.

Uno siempre encuentra pequeños grupos que están resistiendo a la Palabra de Dios. Ahora,
alguien quizá diga: “Bueno, ¿y por qué no se trata con ellos directamente?” Tenemos que dejar
que Dios haga eso, amigo oyente. Sorprende de veras el observar las cosas que suceden con el
andar del tiempo; cómo Dios actúa en esta familia, cómo Él la trata, cómo Él trata con el otro
miembro y luego, ese joven arrogante, orgulloso, abandona su hogar y se va a vivir con otra

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mujer, abandonando a la suya propia. Y eso sucede una y otra vez. Permítanos decirle, amigo
oyente, que había pecado en su vida. Que ese es el problema del día de hoy.

Hacemos énfasis en esto, amigo oyente, porque Dios indica eso claramente. No hay ninguna
cosa torcida ni perversa en la Palabra de Dios. Él le dice a usted que no le agrada para nada el
pecado. Quizá a usted le guste el pecado, y no le va a gustar Dios; y no le gusta el predicador
que está proclamando la Palabra de Dios. Entonces, amigo oyente, usted va a resistirlo mucho.
Hay muchos predicadores en el día de hoy presentando la Palabra de Dios y tienen esos
pequeños grupos que están resistiendo a la Palabra de Dios. Y, ellos, amigo oyente, tienen su
vocabulario propio. Ah, aparecen ser muy piadosos. Usted los escucha hablar, y parecería que
tuvieran una aureola alrededor de su cabeza y que de un momento a otro, van a partir agitando
sus alas. Pero no son así dentro de sí mismos. Notemos lo que dicen aquí, los versículos 10 y
11, de este capítulo 8, de Proverbios:

10
Recibid mi enseñanza, y no plata;
Y ciencia antes que el oro escogido.
11
Porque mejor es la sabiduría que las piedras preciosas;
Y todo cuanto se puede desear, no es de compararse con ella. (Pro. 8:10-11)

Cuando usted y yo llegamos al punto, como le ocurrió a Job, donde el precio de la sabiduría
es mejor que las piedras preciosas; cuando usted y yo logramos establecer correctamente las
prioridades en nuestras vidas; cuando usted y yo le damos el valor apropiado a las cosas de este
mundo, y comenzamos a poner a Dios primero, entonces podemos ver el resultado. Dios dice
que en el momento de colocarlo a Él primero, todas estas cosas os serán añadidas. (Mateo
6:33) Notemos ahora, lo que dice el versículo 12:

12
Yo, la sabiduría, habito con la cordura,
Y hallo la ciencia de los consejos. (Pro. 8:12)

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Vamos a descubrir, como ya hemos sugerido, que la Palabra de Dios, nos presentará muy
claramente que la sabiduría es una persona; y la persona, es el Señor Jesucristo. Ahora, el
versículo 13, dice:

13
El temor de Jehová es aborrecer el mal;
La soberbia y la arrogancia, el mal camino,
Y la boca perversa, aborrezco. (Pro. 8:13)

Esto es algo que es muy cierto en el día de hoy, amigo oyente. Esto es algo que nos toca
muy de cerca. La sabiduría se manifiesta. Es el carácter de Dios, y ese carácter se ha
demostrado en Cristo Jesús. El mal y el orgullo y la arrogancia, como también el mal camino,
son cosas que Dios aborrece. Él es luz y usted no puede morar en las tinieblas. Nosotros
debemos apartarnos de ellas si pertenecemos a Él. Prosigamos ahora con los versículos 14 al
16:

14
Conmigo está el consejo y el buen juicio;
Yo soy la inteligencia; mío es el poder.
15
Por mí reinan los reyes,
Y los príncipes determinan justicia.
16
Por mí dominan los príncipes,
Y todos los gobernadores juzgan la tierra. (Pro. 8:14-16)

Hay una declaración en el Libro de Salmos que es realmente tremenda, y en la profecía de


Daniel está repetida, en el capítulo 4, versículo 17: el Altísimo gobierna el reino de los
hombres, y que a quien él quiere lo da. ¡Eso es algo tremendo! Dios gobierna aquí en los
asuntos de este mundo. Y no importa cuál sea el gobierno que exista aquí en esta tierra.
Ahora, alguien quizá diga: “Bueno, hay algunas naciones que no tienen Dios”. Sí,
probablemente así sea, amigo oyente. Y nosotros mismos estamos bastante lejos de Él. Pero
quien gobierna es Dios, amigo oyente, Su voluntad se cumple; el Altísimo gobierna el reino de

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los hombres. Y el versículo 17, nos dice:

17
Yo amo a los que me aman,
Y me hallan los que temprano me buscan. (Pro. 8:17)

Esto es algo que ocurrió en la vida de Salomón; él descubrió que cuando buscaba a Dios,
Dios le dio a él sabiduría, y él lo buscó a Dios temprano, cuando llegó a ser rey. Él sabía que
esto era cierto en su propia vida. Ahora, Dios le dio a él una sabiduría singular. Y hay muchos
que necesitan eso.

Hay algunos estudiantes de la Biblia que creen que son demasiado piadosos en cuanto al
estudio de la Biblia. Piensan que algún milagro va a tener lugar en el estudio de la Palabra de
Dios. Ahora, creemos que si usted está dispuesto a estudiar la Palabra de Dios, entonces el
milagro va a ocurrir, que el Espíritu de Dios abrirá su mente y su corazón. Pero hasta cuando
usted esté dispuesto a hacer eso, tiene que haber un amor a Dios, un amor a la Palabra de Dios, y
luego, entonces, hay que buscarlo temprano. Hay algunos que han esperado mucho tiempo en
esta vida para hacerlo, sin embargo, recién han sido salvos; por eso es prioritario buscarlo a Él
temprano. Ahora, los versículos 18 y 19, de este Libro de Proverbios, capítulo 8, dicen:

18
Las riquezas y la honra están conmigo;
Riquezas duraderas, y justicia.
19
Mejor es mi fruto que el oro, y que el oro refinado;
Y mi rédito mejor que la plata escogida. (Pro. 8:18-19)

Estos son unos dones que no se guardan en un Banco, ni tampoco en una caja fuerte. Éstos
no son posesiones materiales, valores o acciones; tampoco son bienes raíces, sino que son dones
espirituales maravillosos que Él nos da. Luego, continúa en el versículo 20 y en el versículo 21,
diciendo:

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20
Por vereda de justicia guiaré,
Por en medio de sendas de juicio,
21
Para hacer que los que me aman tengan su heredad,
Y que yo llene sus tesoros. (Pro. 8:20-21)

Creemos que de aquí en adelante usted descubrirá que el Señor Jesucristo es mencionado,
porque aquí tenemos a Uno que está en medio de sendas de juicio para hacer que los que me
aman, tengan su heredad, dice aquí. Notemos lo que dice en el versículo 22:
22
Jehová me poseía en el principio,
Ya de antiguo, antes de sus obras. (Pro. 8:22)

Ese es el Señor Jesucristo. Eso es sabiduría. Y el versículo 23, dice:

23
Eternamente tuve el principado, desde el principio,
Antes de la tierra. (Pro. 8:23)

Así es que, aquí tenemos mencionado al Señor Jesucristo. Éste es el que es mencionado en
el evangelio de Juan, en ese prólogo donde dice: En el principio era el Verbo, y el Verbo era
con Dios, y el Verbo era Dios. Este era en el principio con Dios. Él fue engendrado, no en el
mismo sentido de comenzar la vida, sino como siendo de una naturaleza y sustancia con el Padre.
Allá en la eternidad Él era Dios, y Él estaba en el comienzo con Dios. Él estaba en el comienzo
que no tiene comienzo, porque en el comienzo Él era el Verbo. Él era tiempo pasado a la hora
del comienzo. Y Él es quien hoy (Él es el Único) que nos puede aclarar esto.

El Señor Jesucristo dijo: Nadie conoce al Hijo, sino el Padre. (Juan 11:27) Usted no
puede conocer al Señor Jesucristo a menos que el Padre y el Hijo hayan enviado al Espíritu
Santo para que abra su corazón. Y esa es la razón por la cual la persona que ha sido salva puede
descansar y adorar la persona de Jesucristo, y dejar que los escépticos continúen siendo
escépticos. Estamos viviendo en medio de gran incredulidad en el día de hoy, y muchos están

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mofándose en la actualidad. Pero, amigo oyente, nuestra relación es una relación personal con
el Señor Jesucristo, y Él fue el que era el Verbo, y Él era: El Verbo era con Dios, y el Verbo era
Dios. ¡Qué declaración más tremenda la que tenemos aquí! La sabiduría, entonces, es el Señor
Jesucristo. Y leamos ahora, los versículos 24 al 27, de este capítulo 8, de Proverbios, y dicen:

24
Antes de los abismos fui engendrada;
Antes que fuesen las fuentes de las muchas aguas.
25
Antes que los montes fuesen formados,
Antes de los collados, ya había sido yo engendrada;
26
No había aún hecho la tierra, ni los campos,
Ni el principio del polvo del mundo.
27
Cuando formaba los cielos, allí estaba yo;
Cuando trazaba el círculo sobre la faz del abismo; (Pro. 8:24-27)

En realidad, todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue
hecho. – Cuando trazaba el círculo sobre la faz del abismo.

Hay quienes opinan que Dios es cuadrado, pero ya hemos dicho que Él es un triángulo – Él
es una Trinidad. Pero este universo, Su universo no es cuadrado sino que es un círculo. Los
hombres no sabían eso al comienzo. En realidad, los científicos pensaban y hablaban que el
universo era cuadrado; pero Dios siempre ha dicho que era un círculo. Y ese es el cuadro que
tenemos en el día de hoy. Usted y yo vivimos en un mundo que es redondo y estamos girando
alrededor de nuestro sistema planetario. Pertenecemos a un sistema de la galaxia y es un
círculo. Y entonces, todos estos círculos están girando alrededor. También debemos decirle,
amigo oyente, que también nosotros vamos girando y girando en el día de hoy. Ahora, los
versículos 28 y 29, de este capítulo 8, de Proverbios, dicen:

28
Cuando afirmaba los cielos arriba,
Cuando afirmaba las fuentes del abismo;

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29
Cuando ponía al mar su estatuto,
Para que las aguas no traspasasen su mandamiento;
Cuando establecía los fundamentos de la tierra, (Pro. 8:28-29)

Usted puede pararse en la costa del mar y observar que a lo lejos el agua parece estar a una
altura superior a la suya. Ahora, ¿por qué no se vuelca toda esa agua sobre usted? ¿Por qué?
Bueno, Dios ha dado un mandamiento a las aguas. Él tiene una ley por la cual el agua
permanece donde está. Luego en los versículos 30 y 31, leemos:

30
Con él estaba yo ordenándolo todo,
Y era su delicia de día en día,
Teniendo solaz delante de él en todo tiempo.
31
Me regocijo en la parte habitable de su tierra;
Y mis delicias son con los hijos de los hombres. (Pro. 8:30-31)

Sin el Señor Jesucristo, nada de lo que fue hecho fue hecho. Las cosas fueron hechas por Él.
Él fue el primogénito de toda la creación. Superior a todo. ¿Por qué? Porque por Él, el Padre
hizo formar todas las cosas, porque Él es el Dios no creado, y Él estaba teniendo solaz delante de
él en todo tiempo. Esta delicia y este gozo nos lleva a nosotros través de la maravillosa gracia
de Dios. ¡Cuán maravilloso es todo esto! Y ahora, los versículos 32 y 33, de este capítulo 8 de
Proverbios, dicen:

32
Ahora, pues, hijos, oídme,
Y bienaventurados los que guardan mis caminos.
33
Atended el consejo, y sed sabios,
Y no lo menospreciéis. (Pro. 8:32-33)

La sabiduría hoy es Cristo, y debemos tener amor para Él. Luego, los versículos 34 y la
primera parte del versículo 35, dicen:

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34
Bienaventurado el hombre que me escucha,
Velando a mis puertas cada día,
Aguardando a los postes de mis puertas.
35a
Porque el que me halle, hallará la vida, (Pro. 8:34-35a)

Si usted tiene a Cristo, amigo oyente, usted tiene la vida. Y la segunda parte del versículo
35 y el versículo 36, dicen:

35b
Y alcanzará el favor de Jehová.
36
Mas el que peca contra mí, defrauda su alma;
Todos los que me aborrecen aman la muerte. (Pro. 8:35b-36)

Amigo oyente, si usted odia o aborrece a Cristo, usted ama la muerte. Pero, si usted ama a
Cristo, entonces usted aborrece la muerte. ¡Qué cuadro el que tenemos aquí!

En nuestro próximo estudio, Dios mediante, continuaremos hablando de la sabiduría. La


sabiduría es Cristo. Y seguiremos con el capítulo 9, de este Libro de Proverbios. Al
despedirnos, es nuestra ferviente oración que alcance usted el favor del Señor al poner en
práctica Su bendita Palabra. ¡Que Dios le bendiga!

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