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INTRODUCCIÓN

El presente trabajo de investigación tiene como objetivo analizar los bienes jurídicos
protegidos que tutela el derecho penal y la relación que tienen dentro de la Corte
Penal Internacional. Estos bienes jurídicos protegidos tienen mucho valor de
protección ya que representan el objeto de tutela como son la vida, la libertad,
el patrimonio, la seguridad, la salud entre otros.

Las funciones de interpretación de la norma penal, conducirá siempre al bien


jurídico, en cuya sede se pueden establecer criterios esclarecedores o correctivos
de los alcances de la protección a fin de evitar distorsiones en la comprensión del
contenido de bienes jurídicos en concreto.

En otras palabras el bien jurídico es la elevación a la categoría de "bien tutelado o


protegido por el derecho", mediante una sanción para cualquier conducta que
lesione o amenace con lesionar este bien protegido, de esta reflexión se puede
deducir que el bien jurídico, obtiene este carácter con la vigencia de una norma que
lo contenga en su ámbito de protección, más si esta norma no existiera o caducara,
este no deja de existir pero si de tener el carácter de "jurídico".

Por otro lado, se expone como la Corte Penal Internacional es un elemento


fundamental para la constitucionalización del Derecho Internacional, pues
coadyuva a que los derechos y normas se cumplan al proporcionar garantías para
hacerlos efectivos por lo que se trata de un proceso de judicialización de las
violaciones a Derechos Humanos.

En efecto, vemos que a partir de las teorías garantistas se refleja el sentir de que
la CPI viene a llenar una laguna que existía en el sentido de que las violaciones al
Derecho Internacional no repercutían con alguna clase de sanción a los individuos
que las cometen. Sin embargo, este sistema no deja de ser perfectible.

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INDICE
INTRODUCCIÓN................................................................................................................................... 2
CAPITULO I: DERECHOS HUMANOS ...................................................................................... 4
1.1 FUNDAMENTO DE NUESTRO FUTURO COMÚN .................................................. 4
1.2 VALORES UNIVERSALES ........................................................................................... 5
1.3 CÓMO PROTEGE EL DERECHO INTERNACIONAL LOS DERECHOS
HUMANOS? ................................................................................................................................. 5
1.4 RESOLUCIÓN SOBRE LA PROTECCIÓN DE LAS DEFENSORAS DE
DERECHOS HUMANOS ........................................................................................................... 6
CAPITULO II: CORTE PENAL INTERNACIONAL ................................................................... 7
2.1 COMPETENCIA.................................................................................................................... 7
2.1.1 GENOCIDIO ................................................................................................................... 7
2.1.2 CRIMEN DE LESA HUMANIDAD .............................................................................. 8
2.1.3 CRIMENES DE GUERRA .......................................................................................... 10
3.1. BIENES JURIDICOS PROTEGIDOS POR LA CPI ..................................................... 11
CAPITULO IV: CARTA DE LAS NACIONES UNIDAS .......................................................... 12
4.1 HISTORIA ............................................................................................................................ 12
4.2 LA PARTICIPACIÓN DE LA ORGANIZACIÓN DE NACIONES UNIDAS EN LA
CREACIÓN DE LA CORTE PENAL INTERNACIONAL .................................................... 14
4.3 LA VINCULACIÓN DE LA CPI A LA ORGANIZACIÓN DE LAS NACIONES
UNIDAS ...................................................................................................................................... 15
4.4 EL ACUERDO DE RELACIÓN DE LA CORTE CON NACIONES UNIDAS ............ 17
CAPITULO V: IUS COGENS ...................................................................................................... 20
5.1 LA CONVENCIÓN DE VIENA SOBRE EL DERECHO DE LOS TRATADOS Y EL
IUS COGENS............................................................................................................................. 20
5.2. NORMAS CONSIDERADAS IUS CONGENS .............................................................. 22
5.2.1 NORMAS EMANADAS DE LA CARTA DE NACIONES UNIDAS ..................... 23
5.2.2 NORMAS DE DERECHOS HUMANOS .................................................................. 23
5.2.3 NORMAS DE DERECHO INTERNACIONAL HUMANITARIO ........................... 24
5.2.4 NORMAS DEL DERECHO MAR .............................................................................. 25
5.2.5 NORMAS DEL DERECHO INTERNACIONAL ECONOMICO Y DEL
DERECHO AL DESARROLLO .......................................................................................... 25
CAPITULO VI: EL PRINCIPIO DE LEGALIDAD .................................................................... 27
6.1 EL PRINCIPIO DE LEGALIDAD EN EL DERECHO INTERNACIONAL.................. 27
CONCLUSIÓN:.............................................................................................................................. 29
WEBGRAFIA ................................................................................................................................. 30

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CAPITULO I: DERECHOS HUMANOS

La Declaración Universal de los Derechos Humanos es considerada generalmente el


fundamento de las normas internacionales sobre derechos humanos. Aprobada en 1948,
la DUDH ha inspirado un valioso conjunto de tratados internacionales derechos
humanos. Sigue siendo una fuente de inspiración para cada uno de nosotros, ya sea en
momentos de conflicto, en sociedades que sufren represión, en la lucha contra las
injusticias, y en nuestros esfuerzos por lograr el disfrute universal de los derechos
humanos.

La Declaración supone el primer reconocimiento universal de que los derechos básicos y


las libertades fundamentales son inherentes a todos los seres humanos, inalienables y
aplicables en igual medida a todas las personas, y que todos y cada uno de nosotros hemos
nacido libres y con igualdad de dignidad y de derechos. Independientemente de nuestra
nacionalidad, lugar de residencia, género, origen nacional o étnico, color de piel, religión,
idioma o cualquier otra condición, el 10 de diciembre de 1948 la comunidad internacional
se comprometió a defender la dignidad y la justicia para todos los seres humanos.

1.1 FUNDAMENTO DE NUESTRO FUTURO COMÚN

A lo largo de los años, ese compromiso se instaló en el campo del derecho, ya sea en
forma de tratados, de derecho internacional consuetudinario, principios generales,
acuerdos regionales o leyes nacionales, y a través de ellos se expresan y garantizan
los derechos humanos. De hecho, la Declaración Universal de Derechos Humanos ha
inspirado más de 80 declaraciones y tratados internacionales, un gran número de
convenciones regionales, proyectos de ley nacionales de derechos humanos y
disposiciones constitucionales que, en conjunto, constituyen un sistema amplio
jurídicamente vinculante para la promoción y la protección de los derechos humanos.

A lo largo de los años, ese compromiso se instaló en el campo del derecho, ya sea en
forma de tratados, de derecho internacional consuetudinario, principios generales,
acuerdos regionales o leyes nacionales, y a través de ellos se expresan y garantizan
los derechos humanos. De hecho, la Declaración Universal de Derechos Humanos ha
inspirado más de 80 declaraciones y tratados internacionales, un gran número de
convenciones regionales, proyectos de ley nacionales de derechos humanos y

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disposiciones constitucionales que, en conjunto, constituyen un sistema amplio
jurídicamente vinculante para la promoción y la protección de los derechos humanos.

Con el tiempo, los tratados internacionales de derechos humanos se han ido centrando
y especializando tanto en los temas que abordan como en los grupos sociales que
precisan de su protección. La legislación relativa a los derechos humanos sigue
creciendo y ampliando los derechos y libertades fundamentales que figuran en la Carta
Internacional de Derechos Humanos, abordando asuntos como la discriminación racial,
la tortura, las desapariciones forzosas, las personas con discapacidad, y los derechos
de la mujer, los niños, los migrantes, las minorías y los pueblos indígenas.

1.2 VALORES UNIVERSALES

En numerosas convenciones, declaraciones y resoluciones internacionales de


derechos humanos se han reiterado los principios básicos de derechos humanos
enunciados por primera vez en la Declaración Universal de Derechos Humanos, como
su universalidad, interdependencia e indivisibilidad, la igualdad y la no discriminación,
y el hecho de que los derechos humanos vienen acompañados de derechos y
obligaciones por parte de los responsables y los titulares de éstos. En la actualidad,
todos los Estados Miembros de las Naciones Unidas han ratificado al menos uno de
los nueve tratados internacionales básicos de derechos humanos, y el 80% de ellos
ha ratificado al menos cuatro de ellos, lo que constituye una expresión concreta de la
universalidad de la DUDH y del conjunto de los derechos humanos internacionales.

1.3 CÓMO PROTEGE EL DERECHO INTERNACIONAL LOS DERECHOS


HUMANOS?

El derecho internacional de derechos humanos establece las obligaciones que deben


cumplir los Estados. Al pasar a formar parte de tratados internacionales, los Estados
asumen deberes y obligaciones en virtud del derecho internacional, y se comprometen
a respetar, proteger y promover los derechos humanos. La obligación de respetar
supone que los Estados deben abstenerse de restringir los derechos humanos o de
interferir en su realización. La obligación de proteger exige que los Estados protejan a
las personas o grupos de personas de las violaciones de los derechos humanos. La
obligación de promover significa que los Estados deben adoptar medidas positivas
para facilitar la realización de los derechos humanos básicos.

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A través de la ratificación de los tratados internacionales de derechos humanos, los
gobiernos se comprometen a poner en práctica medidas y leyes nacionales
compatibles con los deberes y obligaciones inherentes a esos tratados. En
consecuencia, el sistema jurídico interno proporciona la principal protección jurídica de
los derechos humanos garantizados por el derecho internacional. Cuando los
procedimientos jurídicos nacionales no solucionan las violaciones de derechos
humanos, existen mecanismos y procedimientos a escala regional e internacional para
atender las denuncias individuales y de grupo, con miras a velar por que se respeten,
apliquen y hagan cumplir a escala local las normas internacionales en materia de
derechos humanos.

La declaración sobre el derecho y el deber de los individuos, los grupos y las


instituciones de promover y proteger los derechos humanos y las libertades
fundamentales universalmente reconocidos.
Subraya la importancia de las/los defensoras/es de derechos humanos, y estipula la
necesidad por la parte del Estado de proporcionarles apoyo y protección en el contexto
de su labor. Contiene una serie de derechos para las/los defensoras/es, como el
derecho a reunirse pacíficamente para promover y proteger los derechos humanos; a
solicitar y obtener información sobre los derechos humanos; a difundir información
sobre los derechos humanos y a llamar la atención sobre su cumplimiento; y a obtener
justicia para violaciones de los derechos humanos en su contra. La Declaración no
crea nuevos derechos, sino aplica las disposiciones de tratados existentes, tales como
el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (PIDCP), al caso de las/los
defensoras/es de derechos humanos.

1.4 RESOLUCIÓN SOBRE LA PROTECCIÓN DE LAS DEFENSORAS DE


DERECHOS HUMANOS

En noviembre de 2013, la Asamblea General de la ONU adoptó por primera vez una
resolución específica sobre la protección de las defensoras de derechos humanos.
Reconoce los desafíos particulares que enfrentan, por quienes son y por la naturaleza
de su trabajo, y pide a los Estados que tomen medidas sólidas para protegerlas,
incluyendo el reconocimiento público de su papel importante, la introducción de leyes
y políticas con perspectiva de género, y que se aseguren de que los responsables de
violaciones y abusos contra las defensoras sean llevados rápidamente ante la justicia.
La resolución ha sido aclamada como histórica por los grupos de la sociedad civil

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porque los estados se han comprometido públicamente a tomar medidas concretas
para proteger a las defensoras.

CAPITULO II: CORTE PENAL INTERNACIONAL

El objetivo principal de la CORTE PENAL INTERNACIONAL, es juzgar a quienes han


cometido crímenes que afectan a la comunidad internacional, tales como los crímenes de
guerra, genocidio o crímenes de lesa humanidad. Los crímenes que pueden ser juzgados
deben haber sido cometidos después del 1 de julio de 2002.

La corte penal Internacional tiene competencia sobre aquellos crímenes que han sido
cometidos por un país integrado por las naciones que han ratificado la existencia de dicho
tribunal. La Corte Penal Internacional fue diseñada para tratar conflictos entre estados, no
trata cuestiones que impliquen responsabilidad penal individual (personal).

2.1 COMPETENCIA

La competencia de la Corte se limita a crímenes graves de gran trascendencia para


la comunidad internacional en su conjunto. Estos son:

2.1.1 GENOCIDIO

Es el acto en el cual una persona de algún cargo en el poder, asesina en


masa a propios simpatizantes (su pueblo, sociedad, paisanos, equipo,
familia, etc).
El genocidio es el exterminio sistemático de un grupo social, motivado por
cuestiones de raza, religión, etnia, política o nacionalidad. Se trata de un
asesinato de masas que busca la eliminación del grupo y que, incluso,
puede incluir medidas para evitar los nacimientos.
De ahí que el citado genocidio esté considerado como el acto más grave y
extenso de lo que es la llamada limpieza étnica. Es decir, de intentar
conseguir que en un país o en un territorio concreto se consiga acabar con
la presencia de personas que son consideradas “inferiores” por cuestiones
de raza o de religión, entre otras características.

Los estudios realizados hasta el momento, y especialmente por figuras como


el historiador Michael Mann, han dado lugar al conocimiento de unas cifras
absolutamente trágicas. Así, se calcula que a lo largo de la Historia, los

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genocidios llevados a cabo en distintos rincones del mundo han traído
consigo la muerte de más de 60 millones de personas.

2.1.2 CRIMEN DE LESA HUMANIDAD

Las conductas tipificadas como asesinato, exterminio, deportación o


desplazamiento forzoso, encarcelación, tortura, violación, prostitución
forzada, esterilización forzada, persecución por motivos políticos, religiosos,
ideológicos, raciales, étnicos u otros definidos expresamente, desaparición
forzada, secuestro o cualesquiera actos inhumanos que causen graves
sufrimientos o atenten contra la salud mental o física de quien los sufre,
siempre que dichas conductas se cometan como parte de un ataque
generalizado o sistemático contra una población civil y con conocimiento de
dicho ataque. Los crímenes de lesa humanidad determinados en esta Carta
fueron reconocidos al año siguiente como parte del derecho internacional
por la Asamblea General de las Naciones Unidas y se incluyeron en
posteriores instrumentos internacionales, como los estatutos de los
tribunales penales internacionales para la ex Yugoslavia y Ruanda. Ahora
se han definido por primera vez en un tratado internacional al aprobarse el
Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional el 17 de julio de 1998. El
Estatuto distingue los delitos ordinarios de los crímenes de lesa humanidad
respecto de los que la Corte tiene competencia de tres formas:

En primer lugar, los actos que constituyan crímenes de lesa humanidad,


como el asesinato, tienen que haber sido cometidos “como parte de un
ataque generalizado o sistemático”. No obstante, el término «ataque» no
denota una agresión militar, sino que se puede aplicar a leyes y medidas
administrativas como deportación o traslado forzoso de población .

En segundo lugar, tienen que ir dirigidos “contra una población civil”. Los
actos aislados o cometidos de manera dispersa o al azar que no llegan a ser
crímenes de lesa humanidad no pueden ser objeto de enjuiciamiento como
tales. La presencia de soldados entre la población civil no basta para privar
a ésta de su carácter civil.

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En tercer lugar, tienen que haberse cometido de conformidad con “la política
de un Estado o de una organización”. Por consiguiente, pueden cometerlos
agentes del Estado o personas que actúen a instigación suya o con su
consentimiento o aquiescencia, como los “escuadrones de la muerte”.
Asimismo, pueden ser cometidos de conformidad con la política de
organizaciones sin relación con el gobierno, como los grupos rebeldes.

En el Estatuto de Roma se considera que pueden constituir crímenes de lesa


humanidad los 11 tipos de actos siguientes:

Asesinato: homicidio intencionado.


Exterminio: homicidio intencionado y en gran escala de miembros de un
grupo, incluida la privación de alimentos o medicinas con intención de
provocar la destrucción de parte de la población.
El crimen de apartheid: actos inhumanos cometidos en el contexto de un
régimen institucionalizado de opresión y dominación sistemáticas de un
grupo racial por otro con la intención de mantener ese régimen.
A diferencia del Estatuto del Tribunal Penal Internacional para Ruanda, el
derecho internacional y Estatuto de Roma no imponen tal requisito para el
ejercicio de la competencia respecto de los crímenes de lesa humanidad,
salvo en el caso del crimen de persecución.
Los crímenes de lesa humanidad se distinguen de estos según la corte penal
de Roma, ya que son cometidos “como parte de un ataque generalizado o
sistemático”, es decir puede ser ejecutado por agresión militar o en la
aplicación de medidas administrativas en cumplimiento de la ley
(desaparición forzosa, tortura, etc.), bajo las políticas de un Estado o una
organización armada, subversiva o rebelde.

La predica de estos actos atentatorios contra el derecho internacional


humanitario no hace exclusivamente a los Estados sujeto activo de la
conducta, incluye claramente aquellas organizaciones que delinquen a lo
largo y ancho del territorio nacional y que manera tajante son desconocidos
en el informe del Alto Comisionado de las Naciones Unidas, se observa con
preocupación el sesgo con que se viene trabajando en el tema de los
Derechos Humanos por parte de uno de los entes rectores en la materia y
en detrimento de una institución conscientes de su misión Constitucional y
respetuosa de las leyes que enmarcan sus acciones dentro del respeto y

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garantía de los Derechos Humanos y aplicación del Derecho Internacional
Humanitario.

Los criminales de guerra deben ser enjuiciados en cualquier momento por


el Estado respectivo, en nuestro caso, Colombia llevaría los casos a los
Tribunales respectivos, esto se estipuló en los Convenios de Ginebra. Sin
embargo, el Derecho Internacional Humanitario rompe los límites y exige
que los Estados castiguen los delitos sin importar la nacionalidad del criminal
con el fin de tomar medidas y aplicar la justicia en estos asuntos, llevándolos
a instancias internacionales como el Consejo de Seguridad de las Naciones
Unidas.

2.1.3 CRIMENES DE GUERRA

El Estatuto entiende por "crímenes de guerra" a las infracciones graves de los


Convenios de Ginebra de 12 de agosto de 1949, a saber, cualquiera de los
siguientes actos contra personas o bienes protegidos por las disposiciones del
Convenio de Ginebra pertinente y otras violaciones graves de las leyes y usos
aplicables en los conflictos armados internacionales dentro del marco
establecido de derecho internacional.

Se conoce con el concepto de crímenes de guerra a todos aquellos delitos que


se dan en el marco de un enfrentamiento bélico entre dos o más partes y que
implican un nivel mayor de gravedad ya que por lo general suponen un nivel de
violencia, humillación o denigración inusitado para la vida cotidiana del ser
humano. Todas las sociedades humanas se han visto a lo largo de la historia
involucradas en diferentes tipos de conflictos bélicos que tienen como resultado
el cometer un gran número de actos de barbarie o salvajes.

CAPITULO III: BIEN JURIDICO

El bien jurídico es tutelado o protegido por el derecho”, cuando se sanciona a través de


una norma (o un tipo penal) cualquier conducta que lesione o amenace con lesionar este
bien protegido; de esta reflexión se puede deducir que el bien jurídico, obtiene este carácter
con la vigencia de una norma que lo contenga en su ámbito de protección, más si esta
norma no existiera o caducara, este no deja de existir pero si dejará de tener el carácter de
"jurídico".

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Para concluir, respecto a esta conceptualización, podemos decir que el bien jurídico como
objeto de protección del derecho penal es todo valor individual o de conjunto que merece
la garantía de no ser vulnerado por la acción de otro.

3.1. BIENES JURIDICOS PROTEGIDOS POR LA CPI

Atendiendo a que en la CORTE PENAL INTERNACIONAL solo se sancionan los


crímenes más graves como lo son: GENOCIDIO, CRIMENES DE LESA
HUMANIDAD Y CRIMENES DE GUERRA; Podemos decir que los bienes jurídicos
que se protegen en la CORTE PENAL INTERNACIONAL son los siguientes:

EN LOS CRIMENES DE LESAHUMANIDAD:


- LA VIDA: no hay mayor pérdida que la del viene jurídico, VIDA. Su perdida resulta
la vulneración más grave respecto de todos los bienes jurídicos comprometidos en
los crímenes de lesa humanidad. Se subsumen en este bien el asesinato, el
exterminio y la desaparición forzada de personas.
- LA INTEGRIDAD PERSONAL: Respecto de este bien, la tortura, la violación, la
esclavitud sexual, la prostitución forzada, el embarazo forzado y la esterilización
forzada, son los tipos que expresan este tipo de graves afectaciones.
- LA LIBERTAD PERSONAL: Aquí podemos resaltar las causales de esclavitud,
deportación o traslado forzoso de la población, encarcelación o privación grave de
libertad física.
- LA IGUALDAD: Supone una discriminación racial o étnica, sin mayor fundamento
que la exclusión inmotivada.

EN LOS CRIMENES DE GUERRA:


El fin de la sanción a los crímenes de guerra, es brindarle una protección siquiera
mínima al ser humano en situaciones de extrema anormalidad como es el desarrollo
de un conflicto armado y por ende se busca proteger aquellos derechos que suelen
correr grave peligro en casos de conflicto armado, sea internacional o interno. Por
lo tanto, los bienes jurídicos protegidos son:
- LA VIDA
- LA INTEGRIDAD PERSONAL
- EL DEBIDO PROCESO
- LIBERTADES PUBLICAS (individual, de locomoción y sexual, entre otras)

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EN EL GENOCIDIO

El bien jurídico protegido son los grupos NACIONALES, ETNICOS, RACIALES O


RELIGIOSOS, lo cual constituye la protección de un bien jurídico
SUPRAINDIVIDUAL.

Es decir se protege al grupo humano que está unido en razón de su nacionalidad,


etnia, grupo social o religioso; de esta manera se evita una discriminación basada
en la pertenencia a un determinado grupo, circunstancias que pueden llevar incluso
a la comisión de verdaderas atrocidades en contra de los valores más
fundamentales de nuestra sociedad.

CAPITULO IV: CARTA DE LAS NACIONES UNIDAS

La Carta de las Naciones Unidas es el documento que se firma para fundar las Naciones
Unidas, y que sirve como una especie de constitución interna. Es lo más parecido que hay
a unas reglas de funcionamiento interno que rigen este organismo supranacional.

Asimismo, la Carta de las Naciones Unidas sirve como base para dar forma a las distintas
instituciones de las que está compuesto las Naciones Unidas. En un principio, fue ratificado
por todos los países con los que se fundó la ONU, (51 miembros).

Entre ellos estaban Estados Unidos, la Unión Soviética, Francia, Reino Unido y China, las
potencias que salieron victoriosas de la Guerra Mundial y que se aseguraron un puesto
permanente en el órgano del Consejo de Seguridad de la ONU. Posteriormente, más
países se incorporaron a las Naciones Unidas y ratificaron la Carta. El único caso
excepcional es de El Vaticano, que ha optado por quedarse en un segundo plano y seguir
siendo un estado permanente de observación, por lo que no es considerado como un
completo signatario de la Carta de las Naciones Unidas.

4.1 HISTORIA

La "Carta de las Naciones Unidas" es el documento por medio del cual se constituyen
las Naciones Unidas. Su historia se remonta al 12 de julio de 1941 con la "Declaración

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de Londres", firmada por los representantes del Reino Unido, Canadá, Australia,
Nueva Zelandia, y Sudáfrica, además de los gobiernos en exilio de Bélgica,
Checoslovaquia, Grecia, Luxemburgo, Noruega, los Países Bajos, Polonia, Yugoslavia
y Francia representada por el general De Gaulle. Este documento se pronunciaba a
favor de la concertación de la paz de forma conjunta, estableciendo que la única base
de una paz duradera es la cooperación voluntaria de todos los pueblos libres para
evitar la amenaza de una agresión.

Posteriormente, el 14 de agosto de 1941, el Presidente de los Estados Unidos, Franklin


D. Roosevelt, y el Primer Ministro Británico, Winston Churchill, firman la "Carta del
Atlántico", en la que hacen referencia a que después de terminar la guerra esperan ver
establecida una paz que ofrezca a las naciones seguridad y que sus habitantes vivan
libres del temor y la necesidad, que todas las naciones del mundo renuncien al uso de
la fuerza y establece el deseo de los firmantes de promover la colaboración entre las
naciones para lograr mejores condiciones de trabajo, adelanto económico y seguridad
social.

El 1 de enero de 1942 es firmada por 26 representantes la "Declaración de las


Naciones Unidas", donde se establece el compromiso de proseguir juntas la lucha
contra las potencias del Eje. En este documento se utiliza por primera vez el nombre
de "Naciones Unidas".

La Conferencia de Moscú del 1 de noviembre de 1943 y la de Teherán, dos meses


después, también exhortan a la creación de una organización general internacional
basada en la igualdad soberana de los Estados, con el fin de evitar futuras
confrontaciones.

En 1944 se empieza a proyectar la creación de la Organización de las Naciones Unidas


en la Conferencia de Dumbarton Oaks que terminó el 7 de octubre de ese año. Entre
los principales avances que se obtuvieron está el de la propuesta de que se instituyera
un órgano esencial en las Naciones Unidas cuyo objetivo fuera conservar la paz del
mundo. Posteriormente, en la Conferencia de Yalta, el 11 de febrero de 1945, se
especificó la forma de votar en dicho órgano.

Finalmente del 25 de abril al 26 de junio de 1945 se llevó a cabo la Conferencia de


San Francisco, que se basó en las Conferencias de Dumbarton Oaks y de Yalta,
además de tomar en cuenta enmiendas propuestas por varios gobiernos. Esta
Conferencia forjó la "Carta de las Naciones Unidas y el Estatuto de la Corte

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Internacional de Justicia", que fue aprobada por unanimidad y firmada por todos los
representantes.

La "Carta de las Naciones Unidas" entró en vigor el 24 de octubre de 1945, fecha en


que China, Estados Unidos, Francia, el Reino Unido, la Unión Soviética y la mayor
parte de los demás signatarios depositaron sus instrumentos de ratificación. El
"Estatuto de la Corte Internacional de Justicia", que regula a la Corte Internacional de
Justicia es parte Integral de la Carta.

4.2 LA PARTICIPACIÓN DE LA ORGANIZACIÓN DE NACIONES UNIDAS


EN LA CREACIÓN DE LA CORTE PENAL INTERNACIONAL

La figura de un Tribunal Penal Internacional ha estado siempre vinculada a la


Organización de las Naciones Unidas (ONU). Ya desde el principio del funcionamiento
de la ONU y todavía bajo los efectos de los terribles acontecimientos ocurridos en la
Segunda Guerra Mundial, se planteó la necesidad de crear un Tribunal Penal
Internacional que, junto con un Código de crímenes contra la paz y la seguridad de la
Humanidad, sirviese para sancionar la responsabilidad penal internacional de los
individuos por los más graves crímenes del Derecho Internacional. Durante todo el
período de la guerra fría, las propuestas elaboradas en el marco onusiano por la
Comisión de Derecho Internacional (CDI) se vieron obligadas a dormir el sueño de los
justos hasta que el contexto internacional de principios de los años 90 propició su
recuperación y actualización.

La magnitud de las violaciones de los derechos humanos cometidas en los conflictos


de la ExYugoslavia y Ruanda llevaron a que durante este período el Consejo de
Seguridad aprobase la creación de unos Tribunales penales internacionales ad hoc,
encargados de establecer la responsabilidad penal internacional de los autores de
tales atrocidades. El establecimiento de los Tribunales para la ExYugoslavia y Ruanda
probaron que la creación de una jurisdicción penal internacional era posible y sirvieron
de impulso para la redacción por la CDI de un nuevo “Proyecto de Estatuto de Corte
Penal Internacional” en el que se aunaba la dimensión material de un catálogo de
crímenes internacionales y la de un órgano jurisdiccional encargado de su aplicación.

Para entonces, las opiniones públicas y la Sociedad civil ya habían hecho suya la idea
de la necesidad de acabar con una cultura de impunidad que, escudándose o no en
estructuras de poder establecidas, permite la barbarie. Con este clima favorable y el

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apoyo de un grupo de Estados afines -entre los que se van a incluir Canadá, Australia,
los Estados Miembros de la Unión Europea, la mayor parte de los Estados
latinoamericanos y un número importante de Estados africanos, se adoptó el 17 de
julio de 1998 el Estatuto de Roma de Corte Penal Internacional en el marco de una
Conferencia Internacional auspiciada por Naciones Unidas. Frente a todos los
pronósticos desfavorables, el Estatuto entraba en vigor el 1 de julio de 2002 después
de alcanzar las 60 ratificaciones necesarias para su entrada en vigor. Un viejo sueño
se había hecho realidad. La Comunidad Internacional por fin contaba con una
jurisdicción penal internacional de alcance general: La Corte Penal Internacional.

4.3 LA VINCULACIÓN DE LA CPI A LA ORGANIZACIÓN DE LAS


NACIONES UNIDAS

La CPI es independiente y autónoma de la ONU, sin embargo, está vinculada a la


misma en un doble sentido. Por una parte, la CPI contribuye de manera decisiva a la
realización de los principios y propósitos de la Carta, y por otra, los órganos de las
Naciones Unidas, y de manera prevalente, el Consejo de Seguridad, participan en el
sistema de la CPI.

Por lo que se refiere a la contribución de la CPI a la realización de los fines de la


Organización de las Naciones Unidas, la conexión existente entre los objetivos de
ambas instituciones se recoge en el Preámbulo del “Proyecto de Acuerdo de relación
entre la CPI y NU” y en del Estatuto de Roma. En efecto, los crímenes que integran la
competencia de la Corte y que aparecen definidos en el Estatuto: el genocidio, los
crímenes de lesa humanidad y los crímenes de guerra, sólo pueden concebirse por su
gravedad en relación con situaciones que constituyan una amenaza para la paz, la
seguridad y el bienestar de la humanidad. Además, todos estos crímenes se refieren
a violaciones de los derechos humanos y de la dignidad humana de tal magnitud que
no sólo afectan a los individuos que los sufren, sino a toda la Comunidad Internacional
en su conjunto.
Entra así mismo dentro de la competencia de la CPI el crimen internacional por
excelencia, la agresión, que también da lugar a las medidas previstas en el capítulo
VII de la Carta. Sin embargo, el crimen de agresión no aparece definido en el Estatuto
de Roma debido a las dificultades de orden político y jurídico que se suscitaron. Estas
dificultades no sólo afectan al plano conceptual, sino que se centran
fundamentalmente en la determinación del órgano político o judicial al que debería
corresponder establecer su comisión. Por esta razón, existe un cierto escepticismo

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acerca de que la agresión pueda incluirse efectivamente alguna vez en el ámbito de la
competencia material de la Corte.

En todo caso, la cuestión de la agresión no es sino la punta del iceberg de los


problemas que suscita la participación de los órganos de la ONU en el sistema de la
Corte, y muy especialmente del Consejo de Seguridad. Esta participación se justifica
precisamente en la ya señalada conexión entre los crímenes de la competencia de la
Corte y el mantenimiento de la paz y seguridad internacionales. Partiendo de este
presupuesto, el Estatuto ha intentado llegar a una solución que suponga una
ponderación equilibrada entre la garantía de la independencia de la CPI y el respeto a
las competencias que la Carta de las Naciones Unidas atribuye al Consejo de
Seguridad en materia de paz y seguridad internacionales. Para ello, el Estatuto
reconoce al Consejo de Seguridad una posición claramente privilegiada que se justifica
en la necesidad de compatibilizar las funciones que este órgano tiene asignadas en
materia de mantenimiento de la paz y la seguridad internacionales con la voluntad de
que la CPI sea un instrumento útil para la consecución de este objetivo.

Ahora bien, una cosa es predicar desde una perspectiva teórica el mayor o menor
acierto de la solución incorporada por el Estatuto a la cuestión de la participación del
Consejo de Seguridad en el sistema de la CPI, y otra distinta son los problemas que
tal solución suscita desde una dimensión práctica. En relación con el primer aspecto,
el Estatuto reconoce al Consejo de seguridad una doble competencia de impulso y
bloqueo de la actividad de la CPI. Así, por una parte, el Consejo de Seguridad es uno
de los sujetos legitimados, junto con los Estados partes y el Fiscal, para remitir una
situación a la CPI. Por otra, el Consejo de Seguridad puede pedir a la Corte que no
inicie o que suspenda por un plazo de doce meses la investigación o el enjuiciamiento
que haya iniciado.
Esta posición privilegiada del Consejo de Seguridad en el sistema del Estatuto de
Roma presenta la ventaja de ofrecer al órgano político de Naciones Unidas la
posibilidad de recurrir a un marco institucional permanente de carácter jurisdiccional
cuando una situación de amenaza a la paz y la seguridad internacionales esté ligada
a la sanción de la responsabilidad penal del individuo. De esta manera, se evita que el
Consejo de Seguridad tenga que recurrir a la creación de órganos ad hoc, con los
peligros de tratamiento discriminatorio de situaciones similares en función de presiones
políticas, mediáticas o intereses geoestratégicos. En este sentido, podemos
preguntarnos por qué las violaciones a los derechos humanos y al Derecho
Internacional Humanitario cometidas en el conflicto de la ex Yugoslavia o Ruanda

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dieron lugar a la creación de unos Tribunales penales internacionales, y, en cambio no
las llevadas a cabo en Timor o Colombia, por citar algún ejemplo Por esta razón, una
de las principales aportaciones del Estatuto es la posibilidad de que el Consejo de
Seguridad opte por remitir a la CPI situaciones que representen una amenaza a la paz
y la seguridad internacionales y que sea ésta la que determine la responsabilidad penal
de los individuos implicados.
Ahora bien, esta solución tiene el riesgo de reconocer claramente la primacía del
órgano político frente al judicial y por tanto de quedar al arbitrio de los intereses de los
miembros permanentes del Consejo de Seguridad, tal como la práctica más reciente
se ha encargado de demostrar. A estos efectos hay que recordar que, por iniciativa de
Estados Unidos, el Consejo de Seguridad aprobó por unanimidad la Resolución 1422,
de 12 de julio de 2002, en virtud de la cual la Corte no iniciará ni proseguirá
investigación o enjuiciamiento alguno contra funcionarios, exfuncionarios, personal o
antiguo personal de cualquier Estado no parte en el Estatuto que aporte contingentes
en operaciones establecidas o autorizadas por Naciones Unidas durante un período
de doce meses a partir del 1 de julio de 2002. A mayor abundamiento, esta resolución
ha sido renovada por un año por la Resolución 1487 de 12 de junio de 2003. Estamos,
sin duda, ante una interpretación “fraudulenta” del Estatuto que, como se ha dicho, no
tenía como propósito permitir que el Consejo de Seguridad pudiese, con planificada
premeditación, “suspender ad infinitum una investigación o un enjuiciamiento”, sino
permitirle hacerlo cuando las circunstancias de un asunto, en un momento dado, lo
requiriesen.

4.4 EL ACUERDO DE RELACIÓN DE LA CORTE CON NACIONES UNIDAS

Para acatar el mandato estatutario de elaborar un acuerdo de relación de la Corte con


Naciones Unidas (vid. supra párrafo 1), la Secretaría de la Comisión Preparatoria
elaboró, a petición de ésta, en agosto de 2000 un Proyecto de Acuerdo de 21 artículos
de relación entre las Naciones Unidas y la Corte Penal Internacional.

En su 33ª sesión, de 5 de octubre de 2001, la Comisión aprobó un nuevo Informe en


el que se adoptó un texto definitivo del Proyecto de Acuerdo de relación entre la Carta
y las Naciones Unidas con 24 artículos. Su preparación corrió a cargo del Grupo de
Trabajo sobre este Acuerdo establecido por la Comisión Preparatoria y coordinado por
el Sr. Cristian MAQUIEIRA (Chile). En él se eliminan algunas de las disposiciones que
figuraban en el texto inicial de la Secretaria de 9 de agosto, añadiéndose igualmente
otras.

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El Proyecto de Acuerdo, que deberá aprobar la Asamblea de Estados Partes en su
primera sesión de septiembre del presente año, parte del reconocimiento mutuo que
ambas partes se otorgan y del establecimiento de una obligación general, arco de
bóveda de todas sus disposiciones: "Las Naciones Unidas reconocen a la Corte como
institución judicial de carácter permanente e independiente (...)" (art. 2.1);
comprometiéndose unas y otra a respetar sus respectivos condición y mandato (art.
2.3). Y ambas partes asumen la obligación general de "cooperar estrechamente entre
sí cuando proceda", así como de celebrar "consultas en asuntos de interés común"
(art. 3).

El Proyecto, por lo que al fondo se refiere, se divide en dos parte. En una ("II.
Relaciones institucionales", arts. 4-14), se establecen las normas que reglamentan la
relación institucional indispensable entre la Corte y la ONU a fin de cumplimentar esa
"obligación [general] de cooperación y coordinación" que en su art. 3 se impone. Entre
esas disposiciones podrían destacarse, para ilustrar de qué tipo de problemas estamos
hablando, algunas:

El art. 4 ("representación recíproca"), por el que se permite a la Corte asistir y participar


en calidad de observadora a los trabajos de la Asamblea General de Naciones Unidas,
así como su derecho a ser invitada para asistir a reuniones y Conferencias convocados
bajo los auspicios de Naciones Unidas cuando se examinen cuestiones de interés para
la Corte y se admita la presencia de observadores (art. 4.1). También el Presidente de
la Corte (o el Fiscal) tendrán derecho de voz ante el Consejo de Seguridad cuando
este examine cuestiones relacionadas con las actividades de la Corte (art. 4.2).
Igualmente, la ONU estará permanentemente invitada a asistir a las audiencias
públicas de las Salas de la Corte que se refieran a causas de interés para la
Organización (art. 4.3).

Destacable me parece igualmente el art. 7 ("Temas del programa"), que no figuraba


en el preparado por la Secretaría el 9 de agosto de 2000, por el que se permite a la
Corte "proponer temas para su examen por las Naciones Unidas" acompañándose la
información pertinente. El Secretario General presentará el tema propuesto a la
Asamblea General o al Consejo de Seguridad, así como también, cuando proceda, a
cualquier otro órgano de Naciones Unidas. Y, en fin, el art. 5 precisa el "intercambio
de información" que entre Naciones Unidas y la Corte en materias de recíproco interés
se producirá. Dos aspectos concretos podrían a su vez destacarse:

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Uno, el numeral iii) de la letra a) del párrafo 1 del art. 5 (disposición que no figuraba
tampoco en la primera versión del Proyecto) amplía las obligaciones del Secretario
General de Naciones Unidas establecidas por el art. 121.7 del Estatuto: En este, el
Secretario General tiene la obligación de distribuir las enmiendas del Estatuto que se
adopten en una reunión de la Asamblea de los Estados Partes o en una Conferencia
de Revisión a los Estados partes en Estatuto; en el Proyecto de Acuerdo el Secretario
General distribuirá dichas enmiendas también "a todos los miembros de las Naciones
Unidas., de los Organismos especializados o del Organismo Internacional de Energía
Atómica que no sean partes en el Estatuto".

Dos, la Corte mantendrá informada a las Naciones Unidas "acerca de las actuaciones
que realice en los casos que impliquen crímenes cometidos contra .el personal de las
Naciones Unidas o el uso indebido de la bandera, las insignias o el uniforme de las
Naciones Unidas y que causen la muerte o lesiones graves".

Asimismo, se precisa que en los casos en los que la Corte solicite el "testimonio" de
los funcionarios de Naciones Unidas" "o de uno de sus programas, fondos y
organismos", Naciones Unidas se compromete "de ser necesario" a "renunciar a la
obligación de confidencialidad de esa persona (art. 16.1).

Disposición parecida es la del art. 19 ("normas relativas a las prerrogativas e


inmunidades de las Naciones Unidas"), en cuya virtud si cuando la Corte trate de
ejercer su competencia respecto de un presunto responsable por un crimen de su
competencia y la misma "goce, con arreglo a las normas pertinentes del Derecho
internacional, de las prerrogativas e inmunidades que sean necesario para el
desempeño independiente de las funciones que le competan en la Organización, las
Naciones Unidas se comprometen a cooperar plenamente con la Corte y adoptar todas
las medidas necesarias para que la Corte pueda ejercer su competencia, en particular,
mediante la renuncia a esas prerrogativas e inmunidades".

El Proyecto de Acuerdo se cierra con una Parte IV sobre "Disposiciones finales" (arts.
21-24). Destacaremos dos de ellas:

Su art. 21, que permite tanto al Secretario General de Naciones Unidas como a la
Corte "adoptar las disposiciones complementarias que consideren convenientes" "a
los efectos de la aplicación del presente Acuerdo".

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Y el art. 22, que no figuraba en el texto preparado inicialmente en agosto de 2000,
sobre "solución de controversias", que dispone con laxitud el acuerdo entre Naciones
Unidas y Corte para "solucionar toda controversia relacionada con la interpretación o
aplicación del presente Acuerdo por los medios apropiados".

CAPITULO V: IUS COGENS

Existe en la doctrina del derecho internacional, normas que están por encima de los
tratados y de cualquier otro acuerdo celebrado entre sujetos de derecho internacional de
carácter normativo. (es decir de la voluntad de las partes).
Estas normas son consideradas como tales y la comunidad internacional les ha dado la
suficiente fuerza para que no exista norma alguna que pueda derogarlas. Nos referimos al
ius cogens o la norma imperativa del derecho internacional. El nombre ius cogens se deben
a sus antecedentes en el derecho romano y era la norma de derecho público la que se
consideraba inderogable por ser justamente pública.
Tratadistas como Paúl Guggenheim, citando a Windscheid establece: “La expresión ius
cogens aparece por primera vez a lo que creemos como los pandectistas. Fue sobre todo
Windscheid quien trato de definir el ius cogens como el conjunto de reglas jurídicas que
excluyen toda actitud arbitraria de las personas privadas; reglas que se aplican y se
imponen aún en la hipótesis de que las partes quisieran excluirlas”
Esta concepción civilista del ius cogens a lo largo de los años ha tenido su evolución fuera
del derecho interno y con posterioridad en el derecho internacional; de lo cual emergió la
posición de normas imperativas que no admitían acuerdo en contrario, emergentes de la
costumbre internacional, del derecho natural y de los tratados posicionándose en el ámbito
de todos los Estados.

5.1 LA CONVENCIÓN DE VIENA SOBRE EL DERECHO DE LOS


TRATADOS Y EL IUS COGENS.

Las normas ius cogens tienen su primer enunciado en la Convención de Viena sobre
el derecho de los tratados de 1969.
Es así que el artículo 53 visto anteriormente en el capítulo referente a los tratados
establece:” Es nulo todo tratado que, en el momento de su celebración esté en
oposición con una norma imperativa de derecho internacional general. Para los
efectos de la presente Convención, una norma imperativa de derecho internacional
general es una norma aceptada y reconocida por la comunidad internacional de

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Estados en su conjunto como norma que no admite acuerdo en contrario y que sólo
puede ser modificada por una norma ulterior de derecho internacional general que
tenga el mismo carácter”.
En esa lógica el artículo 64 de la mencionada convención señala: “Si surge una
nueva norma imperativa de derecho internacional general, todo tratado existente
que esté en oposición con esa norma se convertirá en nulo y terminará”.
De la lectura detenida de los dos artículos anteriores tenemos que el ius cogens
tiene como característica:

Ser una regla imperativa de derecho internacional de carácter general.


Ser aceptada y reconocida por toda la comunidad internacional; es decir gozar
de la opinión iuiris necesitatis.

Puede tratarse de normas escritas (tratados, declaraciones, etc) o normas no


escritas (costumbre internacional) lo que quiere decir que tanto un tratado como una
costumbre puede tener el carácter de ius cogens. No admite acuerdo en contrario;
característica esencial y que deviene de los antecedentes del derecho interno y su
pasado del ius cogens: SU INDEROGABILIDAD.

Modificada solo por una norma ulterior de derecho internacional general que tenga
el mismo carácter.; lo que da complemento a la característica de su inderogabilidad
que normas dispositivas o cualquier otro acuerdo no pueden modificarlas y solo es
posible por otra norma similar (ius cogens).

De efecto ERGA OMMES es decir de cumplimiento obligatorio para toda la


comunidad internacional independientemente de la posición que adopte cada
Estado a la norma ius cogens; esta debe ser acatada.

HANNIKAINEN, basándose en el artículo 53 establece los cuatro rasgos


característicos del Ius cogens a saber:

1. Se trata de normas de Derecho internacional general.


2. Tienen que ser aceptadas por la comunidad internacional de Estados en
su conjunto.
3. Inderogabilidad.
4. Sólo pueden ser modificadas por nuevas normas imperativas.

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Verdross, por su parte, sostenía que "en el Derecho Internacional debían
considerarse ilícitos los tratados que atentaban contra la libertad, dignidad o
intereses vitales de los Estados".
Otra clasificación de acuerdo a su aplicabilidad que cierto sector de la doctrina le
da al ius cogens es:

IUS COGENS EMERGENTE: Se refiere a aquella norma imperativa que entra en


vigencia antes de que el tratado lo haga o mejor dicho en el proceso de celebración
del mismo ocasionando que dicho tratado sea nulo por la nueva norma imperativa
emergente.

IUS COGENS DEROGATORIO: Se refiere a la aparición después de celebrado el


tratado de una norma imperativa contraria ha dicho tratado lo cual ocasionaría el
efecto derogatorio de dicho tratado. Tal entendido se tiene en el texto del artículo
63 de la convención de Viena.

IUS COGENS EXISTENTE : Implica en la existencia de normas de cumplimiento


obligatorio como LA PROHIBICIÓN DEL NO USO DE LA FUERZA EN SUS
RELACIONES INTERNACIONALES POR PARTE DE LOS ESTADOS; que
impediría y haría nulo de por sí cualquier tratado que vaya en contra de dichas
normas.

5.2. NORMAS CONSIDERADAS IUS CONGENS

La generación de la norma ius cogens en el derecho internacional ha


generado la más amplia discusión, en varias de sus características: su
carácter de inderogabilidad, su carácter de efecto erga omes y su carácter
de ser aceptada de manera uniforme por toda la comunidad internacional;
pero la discusión mayor y la dificultad que genera esta NORMA
IMPERATIVA se da en determinar cuáles son las consideradas normas ius
congeniti y desde cuando una determinada norma producto de la costumbre
internacional, emergente del tratado o incluso de derecho natural ha podido
llegar a una fuerza tal que revista el carácter de imperativa.

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Los diversos tratadistas establecen varias clasificaciones con relación a
estas normas; sin embargo nosotros sin tratar de ser creadores de una nueva
clasificación las vamos a dividir de la siguiente manera:

5.2.1 NORMAS EMANADAS DE LA CARTA DE NACIONES


UNIDAS

La doctrina esta unánimemente de acuerdo que los principios nacidos de la


Carta de las Naciones Unidas son normas ius cogens. En este sentido se
tiene que la Resolución 2625 (XXV) “DECLARACION SOBRE LOS
PRINCIPIOS DE DERECHO INTERNACIONAL REFERENTES A LAS
RELACIONES DE AMISTAD Y A LA COOPERACION ENTRE LOS
ESTADOS, entra también en esta categoría pues se complementa estos
principios y además define otros.

Tenemos por tanto como normas ius cogens a:

1. El no uso de la fuerza por los Estados en sus relaciones


internacionales.
2. La solución pacífica de las controversias.
3. La no intervención en asuntos de otro Estado.
4. La regla pacta sunt servanta (cumplir de buena fe sus compromisos
internacionales).
5. La Cooperación Internacional.
6. La igualdad de derechos de los Estados.
7. La autodeterminación de los pueblos.

5.2.2 NORMAS DE DERECHOS HUMANOS

Las normas de derechos humanos son también de forma unánime


consideradas normas ius cogens.
Como no podía ser de otra manera los derechos humanos asumidos por el
derecho internacional a partir de la Declaración universal de derechos
humanos de 1948 y posteriormente los pactos de los derechos económicos,
sociales y culturales y de derechos civiles y políticos de 1976.

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El profesor Mc Dugal con relación a la declaración universal de derechos
humanos señala:
“Es aclamada hoy por haber promulgado normas jurídicas consuetudinarias
con los atributos del ius cogens”
Todas estas forman parte del bloque de normas imperativas del derecho
internacional destacando entre los más importantes a:

Los derechos de primera generación, estatuidos en la Declaración Universal


de derechos humanos. Los derechos de segunda generación, conocidos
como los derechos sociales y económicos establecidos en el Pacto
Internacional de derechos Económicos, Sociales y Culturales. Los derechos
de tercera generación; promovidos a partir de la década del 60 y son entre
otros la autodeterminación de los pueblos, el medio ambiente; la
cooperación internacional; el desarrollo y la paz.

5.2.3 NORMAS DE DERECHO INTERNACIONAL HUMANITARIO

Las normas del derecho internacional humanitario que son principios que
deben ser respetados por todos los estados en los conflictos bélicos son
normas ius cogens, nos referimos a aquellas normas nacidas de los
convenios de ginebra de 1929, las convenciones de la haya de 1899 y 1907
y las cuatro convenciones de la haya de 12 de agosto de 1949. Estas normas
de derecho internacional humanitario se refieren a:

1. El principio de que los beligerantes no tienen derecho ilimitado de dañar


al enemigo.
2. El tratamiento humanitario adecuado de heridos, enfermos y prisioneros
de guerra.
3. La obligación de protección a la población civil en tiempo de guerra, lo que
incluye, su mantenimiento, atención médica y el derecho a corresponder con
sus familiares.
4. La protección a las víctimas de los Conflictos Armados Internacionales.
5. La protección a las víctimas de los conflictos armados sin carácter
internacional.
6. La prohibición de matar o herir a un adversario que haya depuesto las
armas o que esté fuera de Combate.

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7. La obligación de recoger y asistir a los heridos y los enfermos por la parte
beligerante en cuyo poder estén.
8. La obligación de respetar el personal y el material médico, los hospitales
y las ambulancias.

5.2.4 NORMAS DEL DERECHO MAR

Existen en el derecho internacional normas del derecho de mar que son


consideradas imperativas mismas que están basadas en la costumbre
internacional y los tratados referentes a la materia. También en el tema
específico de este libro (derecho del mar) estas normas estarán detalladas.

En ese entendido solo es oportuno manifestar que una parte de la doctrina


internacional establece que normas del derecho del mar son consideradas
normativa ius congeniti a saber:

1. El pasó inocente Tránsito libre e irrestricto para los países sin litoral (El
libre tránsito).
2. El status jurídico de la Zona y sus recursos de ser patrimonio común de
la humanidad.
3. La libertad de navegación.
4. La libertad de alta mar con fines pacíficos

5.2.5 NORMAS DEL DERECHO INTERNACIONAL ECONOMICO Y


DEL DERECHO AL DESARROLLO

Parte de la doctrina establece que normas relativas al desarrollo de los


pueblos y del hombre deben ser consideradas ius cogens es así que dichas
normas se relacionan de manera muy estrecha con los principios de la Carta
de las Naciones Unidas que hemos visto que son ius cogens; como la
autodeterminación de los pueblos la igualdad soberana y la coexistencia
pacífica de los pueblos.
En efecto, los principios de la carta y su posterior resolución que lo
complementa (2625 (XXV)) de la Asamblea General es transversal y ocupa
toda la esfera normativa del derecho internacional.

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Sin embargo para la consecución de estos principios fue necesario
desarrollar otros derechos y normas en el ámbito internacional de ahí la
preocupación de la sociedad internacional del desarrollo, y posteriormente
de un desarrollo sostenible, de las relaciones llamadas norte sur y de la
cooperación internacional a los países menos desarrollados pero sin
retribución alguna.
Todas estas normas son parte de un derecho conocido como el derecho
internacional económico que más adelante ha adoptado también normas en
materia de comercio internacional propugnadas y nacidas de los cuerdos del
GATT y de la posterior OMC que regulan elcomercio a nivel mundial.

Varías de estas normas de derecho internacional económico están


desarrolladas por la Carta de los derechos y deberes económicos de los
Estados; la cual fue producto de varias resoluciones de la asamblea general
de naciones unidas.
Deja en claro también que parte de las normas del derecho al desarrollo son
considerados normas de derechos humanos y por ende parte de derecho
internacional de los derechos humanos y no parte del derecho internacional
económico; sin embargo estas discusiones las analizaremos en los capítulos
pertinentes al efecto.

Por lo mismo las normas de derecho internacional económico consideradas


ius cogens entre otras vendrían a hacer:

1. La igualdad soberana de los Estados.


2. La soberanía de los estados en el uso de sus recursos naturales.
3. La cooperación internacional para el desarrollo. Trato preferencial y sin
reciprocidad a los países en desarrollo.
4. La cláusula de la nación más favorecida en las relaciones económicas
internacionales.
5. El trato nacional en las relaciones económicas internacionales.
6. El desarrollo sostenible y la protección del medio ambiente.
7. Otras normas consideradas ius cogens se refieren al derecho espacial y
el espacio ultraterrestre como el considerar el espacio ultraterrestre
patrimonio común de la humanidad.
8. La exploración y utilización del espacio ultraterrestre en provecho de la
humanidad, la Luna como patrimonio común de la humanidad.

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CAPITULO VI: EL PRINCIPIO DE LEGALIDAD

El principio de legalidad o primacía de la ley es un principio fundamental, conforme al cual


todo ejercicio de un poder público debe realizarse acorde a la ley vigente y su jurisdicción
y no a la voluntad de las personas

Este principio se compone de diversos sub principios con la finalidad de brindar seguridad
jurídica a las personas y hacer de su conocimiento cuales son las conductas que se
consideran delictivas. Estos se pueden identificar con las siguientes reglas:

1. Los delitos deben estar establecidos en Ley


2. Esta Ley debe ser expresada en términos claros y precisos
3. Ninguna persona podrá ser procesada por un delito que no estaba
reconocido al momento de su comisión
4. Los tribunales deben interpretar los tipos penales de forma reducida,
evitando el uso de analogía y de otros medios interpretativos que amplíen el alcance
del texto legal.

Es relevante el segundo de los sub principios pues es el único que hace referencia a una
obligación del legislador, los demás solo a cuestiones competenciales: vigencia de la ley e
interpretación judicial.

La Corte Penal Internacional podrá aplicar no solo su Estatuto sino, cuando sea relevante,
los tratados, principios y normas del derecho internacional. Esto nos obliga a estudiar los
diversos tratados y documentos que contemplan el principio de legalidad, y cuando sea
posible las interpretaciones de los tribunales internacionales.

6.1 EL PRINCIPIO DE LEGALIDAD EN EL DERECHO INTERNACIONAL

En el derecho Internacional, goza de una gran aceptación ya que se encuentra


reconocido en diversos tratados internacionales de alcance regional, universal así
como en los conflictos armados.

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Este principio ha sido aceptado como un Derecho Humano fundamental, primero
fue reconocido en la Declaración Universal de los derechos Humanos en su artículo
11.2:

“Nadie será condenado por actos u omisiones que en el momento de cometerse no


fueron delictivos según el Derecho nacional o internacional. Tampoco se impondrá
pena más grave que la aplicable en el momento de la comisión del delito”

Del mismo modo en Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos en su


artículo 15 señala que:

“1. Nadie será condenado por actos u omisiones que en el momento de cometerse
no fueran delictivos según el derecho nacional o internacional. Tampoco se
impondrá pena más grave que la aplicable en el momento de la comisión del delito.
Si con posterioridad a la comisión del delito la ley dispone la imposición de una pena
más leve, el delincuente se beneficiará de ello.

2. Nada de lo dispuesto en este artículo se opondrá al juicio ni a la condena de una


persona por actos u omisiones que, en el momento de cometerse, fueran delictivos
según los principios generales del derecho reconocidos por la comunidad
internacional.”

También lo podemos encontrar en la Carta Africana sobre los Derechos Humanos


de los Pueblos en su artículo 7.2:

“Nadie puede ser condenado por un acto u omisión que no constituya una ofensa
legalmente punible, en el momento en que se cometió. No se puede infligir
pena alguna por una ofensa contra la que no existe ninguna disposición en el
momento de ser cometida. Las penas son personales y sólo pueden ser impuestas
al transgresor”

Finalmente lo reiteran en la Convención de Ginebra en su artículo 6, inciso C:

“Nadie será condenado por actos u omisiones que en el momento de cometerse no


fueran delictivos según el derecho; tampoco se impondrá pena más grave que la
aplicable en el momento de cometerse la infracción; si, con posterioridad a la
comisión de la infracción, la ley dispusiera la imposición de una pena más leve, el
delincuente se beneficiará de ello”

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CONCLUSIÓN:

La Corte Penal Internacional representa sin lugar a dudas un gran avance en la protección
de la humanidad. En la actualidad no existe ninguna organización permanente que pueda
hacer responsable al individuo por violaciones del derecho internacional. Hasta ahora las
personas estaban sujetas solo a los sistemas judiciales de los países, por lo general
incapaces o sin la intención de juzgar a los responsables de atentados contra la humanidad,
en especial si se trataba de autoridades del Estado.

Una CPI efectiva se constituye en un instrumento de disuasión pues advierte que no habrá
impunidad para quienes cometan crímenes contra la humanidad, autoridades
gubernamentales y particulares, disuadiéndolos de ejecutar tales delitos. El mantenimiento
de la paz internacional también se beneficiaría con la existencia de una CPI, puesto que
"al hacer justicia" cerraría las heridas y resentimientos generados por los conflictos que han
padecido.

Nuestra historia como la de muchos pueblos señala que, en la medida en que las
poblaciones piensen que no se ha hecho justicia, la violencia continuará. La esperanza
está centrada en que el Tribunal nazca a la vida jurídica, mediante una toma de conciencia
de los gobiernos, en el sentido de que consideren que tanto su gestión social y política
como la del mismo Estado que dirigen no tiene otro sentido que el garantizar la protección
de la persona humana, en su conservación y realización. El Estatuto de la Corte Penal
Internacional dirige el Derecho Internacional hacia el firme compromiso de hacer prevalecer
el imperio de la ley por encima de la fuerza.

En efecto, queda claro que la idea de bien jurídico como criterio rector para fundar un
sistema penal justo atraviesa fuertes crisis, pues recibe distintas críticas de diversos
sectores de la doctrina. Por ello resulta sumamente difícil lidiar con todos los problemas
que este tópico encarna (conceptualización, ius cogens, relación entre la CPI y la Carta de
las Naciones Unidas, principio de legalidad, protección de los bienes, entre otros), pero, sin
embargo, ello no debe distraer la cuestión central que se refiere a la capacidad concreta
que esta idea, bien entendida, pueda tener a los efectos de funcionar como elemento de
contención del poder punitivo (ya sea en su forma de criminalización primaria, ya sea en
su forma de criminalización secundaria.

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WEBGRAFIA

 www.definicionabc.com/derecho/cortepenal
 www.ejercito.mil.pe
 http://www.dicc.hegoa.ehu.es/listar/mostrar/47
 https://books.google.com.pe
 http://catarina.udlap.mx/u_dl_a/tales/documentos/lri/chavez_e_jp/capitulo1.
pdf
 www.un.org/es/sections/universal-declaration/foundation-
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 www.un.org/es/events/humanrightsday/2008/ihrl.shtm
 www.herramientadefensorasderechostierra.org/.../normas-internacionales-
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 https://dadun.unav.edu/bitstream/10171/22490/1/ADI_XVIII_2002_01.pdf
 http://www.gloobal.net/iepala/gloobal/fichas/ficha.php?entidad=Textos&id=3
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 http://www.cinu.org.mx/onu/documentos/_carta_hist.htm

 http://www.saberia.com/que-es-la-carta-de-las-naciones-unidas/

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