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El siquiatra Claudio Naranjo (Valparaíso, 1932) es uno de los más destacados participantes
del Congreso del Futuro, el evento que reunirá a conocidos científicos y especialistas a
partir del próximo 15 de enero.
En el Congreso del Futuro, Naranjo será parte de la charla "La política de la consciencia",
el 16 de enero, a las 10:25, en el Teatro San Ginés (Mallinkrodt 76, Barrio Bellvista), en
una época de grandes y veloces cambios tecnológicos.
"La conciencia es nuestra última esperanza. La humanidad podría ser un gran organismo
que funciona como un todo, con una función colectiva, como las neuronas del cerebro",
pero para resolver los problemas, tal como ellas, es necesario que se comuniquen.
-Yo digo que la educación es el socio invisible del complejo industrial militar y financiero.
Sirve para transmitir una mentalidad que yo llamo "patriarcal" para crear gente obediente,
supuestamente moral, pero con un tipo de moralidad que produce lo contrario, más
criminalidad que virtud. Una moral autoritaria represiva.
-Hay algunos modelos educativos alternativos, como los Waldorf y Montessori. ¿Van
en esa misma dirección o son realmente diferentes?
-Yo propongo una educación que va incluso más allá que esas corrientes. Esas corrientes
son bien intencionadas y tienen sus virtudes, pero mi crítica va a lo que es la educación de
las mayorías. Waldorf y Montessori sirven a unas minorías, ¿pero qué pasa con la
educación de la masa, de los países? La educación no sirve al desarrollo humano, no se
propone desarrollar a la gente como gente, sino sólo darle informaciones. Sirve a que uno
sirva para un trabajo, para que uno pase pruebas, pase exámenes, para que habiendo tenido
buenas notas tenga posibilidad de entrar a un trabajo, pero debería ser para formar seres
humanos.
-¿Podríamos decir que la que tenemos es la misma educación del siglo XIX, aunque
estamos en el siglo XXI?
-Claro que sí, es la más retrógrada de todas las instituciones. Muchas instituciones cambian,
pero la educación, no. Creo que no cambia porque está haciendo muy bien lo que se
propone secretamente, que es que se mantenga el statu quo.
-Sobre el futuro, ¿es optimista o pesimista? ¿Cree que esto puede cambiar en algún
momento, y qué sería necesario para que eso ocurra?
-No sé si va a cambiar la educación institucional, si van a cambiar los ministerios y sus
directivas, si va a cambiar el poder transnacional. Puede ser que la educación instituida no
cambie, que sea demasiado difícil cambiarla. Pero en ese caso la comunidad instituirá una
educación más a la medida de lo que necesita la gente. Así como la gente ya no va a la
iglesia como hace un siglo, la gente ya no irá a las escuelas.
-Creo que el pueblo va a tener que asumir muchas funciones que los gobiernos o el poder
no asumen, o asumen falsamente.
-Creo que es mejor. Hay más atención a los seres humanos, pero no lo conozco
detalladamente. En general en los países nórdicos más cuidado. La educación del resto del
mundo exige mucho, pero cuida poco. Mucho paternaje y poco maternaje, como si no fuera
importante para las personas recibir cuidado y amor. En Suecia la política está muy
orientada hacia ese cuidado, se considera una buena inversión, que da muchos frutos cuidar
a los jóvenes, cuidar a las madres para que los niños reciban buena atención materna, por
ejemplo, al no tener que volver al trabajo tan pronto.
-¿Cómo se imagina una escuela ideal? ¿Que los niños vayan media jornada, que haya
10 en un aula?
-Sería una educación probablemente más corta de lo que es actualmente. Hoy la educación
soluciona el problema de los padres que no pueden darle atención a los hijos porque tienen
que estar trabajando. El sistema lo ha dispuesto de esa manera, para que alguien más se
haga cargo de los hijos. Es como si le tomara la economía los hijos a los padres y les
impidiera lo que tienen naturalmente como los así llamados primitivos, que aprenden
dentro de la comunidad y la familia todas las cosas importantes.