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Control de lectura de “El alma de la toga” – Ángel Osorio [edición posterior a 1981]
para el primer martes de abril.
De la profesión
Concepto
Se forma etimológicamente por pro que es un prefijo pasivo y fatere, así esta última
significa declarar públicamente
Empleo como facultad u oficio que cada uno tiene y que ejerce públicamente
Cada persona es distinta, así cada una de ellas tiene condiciones y aptitudes diversas
para ciertas actividades, de lo cual se elige cual es la que más le acomoda o a la que más
sirve, a fin de otorgar un servicio a la sociedad.
La persona humana es un ente social o sociable, vale decir, es un ser gregario; sociedad
a la cual cada uno efectúa un aporte a cambio de una retribución.
Ahora, no toda actividad tiene la calidad de profesión, sino que solamente las
actividades lícitas pueden ser llamadas profesión. El objeto de esta actividad debe tener
la calidad de lícito.
i) Las aptitudes
iii) El atractivo
a) Estabilidad. Lo normal es que la profesión sea vitalicia, lo cual supone que la persona
dedicará gran parte de su vida a esa profesión, sin perjuicio de que el sujeto en cuestión
no se agota en ser profesional
Esta es una actividad personal puesta de una manera estable y honrada al servicio de los
demás y en beneficio propio a impulsos de la propia vocación, y una dignidad que
corresponde a una persona humana.
Así tenemos que no puede haber profesión sin moral, la cual se encuentra regulada por
una norma ética, así el profesional ama su profesión.
De la profesión de abogado
Abogado proviene de advocatus, que era el llamado junto a la parte, así se compone de
ad que es cerca y vocari de la parte, a fin de defender los derechos de los litigantes.
Luego en la Edad Media, la actividad del abogado adquirió mayor importancia en lo que
fuere la actividad litigante y de asesoramiento.
El abogado tiene que aprender a desdoblarse, y que debe desarrollar su actividad propia
de la profesión, sin perjuicio de que de debe igualmente avocarse a asuntos privados o
personales diversos de la profesión.
El abogado es además, un experto en derecho, del cual la sociedad espera que maneje
éste, sin convertirse, a su turno, en un esclavo de la profesión.
Debe tomar en consideración a las personas de cada caso, sin que establezca a la
profesión como una actividad automatizada [por más que se parezcan]. Se debe dedicar
tiempo al cliente, pero no de manera absoluta.
Existen ocasiones en que se debe vivir el conflicto del cliente, sin perjuicio de que en
ocasiones los clientes no siempre son los más correctos o los casos en comento son de lo
más honestos. Hay muchas personas que siempre tratan de obtener una ventaja,
instrumentalizando la profesión del abogado para ello.
El non plus ultra o la frase culmen sería finalmente que “el fin no justifica los medios”.
El capital más valorado del abogado, a la larga, es su prestigio.
El abogado puede pertenecer a una empresa, bajo cuyo caso a veces se hace énfasis en
tener que ganar licitaciones, ante lo cual el abogado debe emplear todas las herramientas
que tenga a su haber, incluyendo cualquier subterfugio y resquicio.
El abogado debe resolver el caso del cliente, mas no atender a la persona misma. Podrá
el letrado resistirse a él, por medio de la insensibilidad [no absoluta] y a través de la
templanza; generalmente la clientela piensa que el abogado es una especie de
instrumento procesal o mercader de servicios profesionales que se basa en triquiñuelas y
malas prácticas. El riesgo es que el cliente se convierta en el amo del letrado; de modo
tal que a uno le debe ir bien como sea, empleando cualquier forma para ganar el caso y
muchas veces justificando cualquier fin.
Finalmente tenemos como corolario que el abogado debe buscar el equilibrio, un punto
medio para poder soportar el caso que le presenta el cliente en cuestión. De igual modo
debemos hacer presente que no porque se sea la defensa de un individuo, ello no mejora
el caso del cliente per se, y de igual forma, no debido a que uno asuma el caso, la
contraria es por ello la parte malvada o equivocada.
Lo que se debe hallar en el caso, es la verdad, ante todo. Y no por representar a un
sujeto, ello signifique éste se encuentre en lo correcto.
De la ética
Concepto de ética
Esta es la parte de la filosofía que trata de la moral del hombre y de sus obligaciones
[RAE].
Concepto de moral
La moral es la ciencia que trata del bien, en general, y de las acciones humanas en orden
a su bondad o maldad.
La ética de la ciencia es la bondad del bien y el mal moral en los actos humanos, es
decir, en los actos libres del hombre, el cual se refiere también al orden que debe existir
en dichos actos libres de la persona, considerando que los mismos son medios para
llevarla al fin último, el cual será, según Aristóteles, “la posesión de Dios mediante la
contemplación”.
Para ver si los actos humanos son buenos o malos, la ética se va a preocupar de la moral
del hombre y de sus obligaciones. La obligación del hombre será buscar el bien en
general, vale decir, que es lo bueno, debiendo ajustar sus actos a dicho bien.
Una vez conociendo lo que es bueno, se debe actuar de conformidad a ello, a fin de ser
honesto, mientras que si se sabe y se prefiere hacer algo malo, se estará siendo
deshonesto.
Ética y moral son expresiones sinónimas, incluso etimológicamente lo son. Ética viene
de ethos que quiere decir costumbre, mientras que moral viene de moris, que se
entiende como buenas costumbres.
I) Ética objetiva
Esta se encuentra fundada en la ley natural, así será bueno lo que lleva al hombre,
conforme a su naturaleza, al conocimiento de lo absoluto. Se debe atenerse a la razón
que demuestra la existencia de Dios y la cual enseña una legalidad moral, vale decir, la
ley moral que va insita en la persona humana. Ello fue afirmado por Platón, Aristóteles
y luego por Santo Tomás.
La búsqueda de un orden ético, supone el reconocimiento de que el hombre no el centro
de referencia en sus propios actos, vale decir, no determinará éste que actos revisten la
calidad de bueno o malo; así las cosas deberá estarse a lo que designe la naturaleza
humana para ello.
Aceptar un orden ético objetivo aplicable a todas las personas, susceptible de imponerse
por la autoridad civil a través de la ley, supone admitir la validez de nuestro
conocimiento, tener presente la capacidad de conocer. Quien rechace nuestra capacidad
de conocer, se reduce su calidad a la calidad de planta, y por ende, no tienen derecho a
seguir pensando [Aristóteles y “La Metafísica”]
La filosofía
El primero que emplea el término filósofo es Pitágoras, refiriéndose a éste como “aquel
que busca la sabiduría en general”, así la filosofía es la ciencia y la tecnología a la vez,
siendo más general y más real
Lo anterior se traduce en una imagen humana del conocimiento, y por tener la calidad
de tal, es imperfecta. El ser humano se encamina hacia el conocimiento absoluto, a
pesar de que igualmente es inalcanzable.
La filosofía es la ciencia de todas las cosas por sus causas últimas, adquirido este
conocimiento mediante la luz natural de la razón humana. Se pone la razón al servicio
del conocimiento; lo cual no hace apartarnos de la teología, que se basa en la revelación.
Los filósofos dicen que ente es lo que tiene ser, vale decir, lo que tiene un existir y un
coexistir, y que en otras palabras se entiende como la subsistencia subsistente.
La superioridad del conocimiento filosófico es, ya no, de cantidad, sino más bien de
calidad. Esta parte de la filosofía que trata de conocer el ente o todas las cosas por sus
causas más profundas, es lo que recibe el nombre de metafísica, lo que en palabras de
Aristóteles denominaba “la filosofía primera”, pero este mismo señalaba que era posible
dividir esta totalidad en partes, cuyo nombre es “filosofías segundas”, las cuales no
tienen esta misma vocación de totalidad.
Es aquella rama que se preocupa del estudio de lo que podemos captar por nuestros
sentidos, las que tienen un carácter mutable. Santo Tomás los denominaba seres
contingentes.
Esta filosofía de la naturaleza parte del conocimiento de las cosas más elementales que
percibimos a través de los sentidos, y alcanza su máxima expresión en el estudio de la
humana, las cuales son la inteligencia y la voluntad, la cual se encuentra sumergida
dentro de la ciencia denominada psicología.
b) La lógica
Esta es la técnica aplicable al buen modo de razonar que se tendrá que seguir para llegar
a conclusiones verdaderas. Esta es un instrumento del saber, y su conocimiento
sistemático será, en términos académicos, un prerrequisito para poder discurrir y
razonar adecuadamente.
c) La ética
Esta es la parte de la filosofía que trata de la particular naturaleza del ser humano a
partir de la consideración del libre albedrío humano junto con la conciencia de la
ordenación racional de la conducta frente al juego de las pasiones del apetito sensible
[este es el concepto de la cátedra]
Todo lo anterior parte de la base de que se tiene una naturaleza primera, que será una
cierta manera de ser y de comportarnos, que será una forma innata de ser.
Se tiene libre albedrío o libertad individual que nos permite tomar decisiones. Esta
libertad para tomar decisiones nos da la posibilidad de elegir, elemento del cual carecen
animales y plantas, la cual nos permite que en la persona humana se puedan formar unas
segundas naturalezas, que no vienen incorporadas en nosotros, vale decir, no son innatas
y por ende, se adquieren y forman; lo que da paso a las costumbres o hábitos.
Lo antes dicho da paso a la libertad moral, la cual será adquirida, no se nace con ella, y
ésta accederá a la libertad natural, la cual se traduce en el pleno señorío o dominio de las
pasiones humanas.
Planos humanos
i) Espiritual
ii) Lo racional
iii) Lo volitivo
iv) Sensible
Se tendrá esta cuando queramos hacer lo que la razón nos presenta como buenos,
controlando los sentidos, para que se apunten a su objetivo. Esta no se completa en un
solo acto, sino que en varios de ellos que dan paso a las costumbres, mediante el control
de las pasiones, lo que nos da libertad respecto de ella.
Se debe tener la costumbre de comportarse como dueño y señor de las pasiones, mas no
como esclavo de ellas.
La ética parte de la base de la libertad natural, pero su tema será la libertad moral, así las
cosas, si alguien no tiene libertad natural, no tendrá consecuencialmente, libertad moral,
así no podrá elegir.
La razón debe primera por sobre la voluntad y esta someter los sentidos, de manera tal
que existe un orden. La libertad moral requiere que en las personas se den hábitos
operativos [en la forma de actuar] que consisten en sobreponerse a las pasiones, las
cuales se traducen en las virtudes morales [prudencia, justicia, fortaleza y templanza].
Estos son convenientes, porque hacer de la persona, un mejor sujeto.
Un primer objeto de la ética son las virtudes morales y como contrapartida, tenemos
hábitos operativos no convenientes, que se traducen en los vicios, los cuales, como se
dijo, se oponen a la libertad moral.
La libertad moral que tiene que ser un objetivo de cada persona, a fin de ser una mejor
persona, requiere un orden que es establecido por la razón, dando el a su vez, la
organización de los actos voluntarios intencionales, de manera que la libertad moral en
sí, ya es un orden.
Nuestra razón tiene que fijar los límites donde debemos y podemos actuar, si no se
establece un orden primaran las pasiones o la voluntad por sobre la razón.
La ética tiene por objeto de estudio las virtudes y los vicios, de manera que este orden
moral es establecido por la razón.
La razón además de conocer las cosas en lo que son, genera un orden en las operaciones
de la voluntad, es decir, el querer del hombre [prioridades].
La razón nos muestra que la justicia es un bien, de manera que nos dirá que debemos
realizar actos justos, transformándose de esa manera en un hábito operativo, llegando al
punto en que la voluntad debe seguir a la razón. Si la voluntad se ajusta a lo que la razón
le presenta como bueno, vamos a ser personas justas en la medida que se adquiera el
hábito de realizar actos justos.
Se debe tener presente que en materia de actos humanos no existen actos neutros, ello
en virtud de todos los actos humanos son deliberados. En estas materias, la persona se
perfecciona a través del habito de realizar actos buenos o, en su defecto, se degradará
realizando acciones malas.
La ética se va a preocupar de los actos de la voluntad desde el punto de vista de la que
sería la libertad moral, es decir, de sí están o no ordenados a lo que la razón presenta
como bueno, los cual se encuentra muy ligado al libre albedrío. Dentro de las decisiones
que queremos tomar, esta la de seguir un orden, el cual será finalmente el orden moral.
Cuando se elige atenerse a ciertos actos morales o leyes morales, se esta ejerciendo un
acto de libertad natural que ya de por sí es moral. Al querer elegir bien, podría pasar que
la razón muestre como bueno algo que no tenga la calidad de tal, de modo que este acto
es objetivamente malo, pero si por voluntad propia se desea y quiere hacer un acto que
se estima bueno, siendo que no lo es, dicha persona estará equivocada, empero de
igualmente sea honesta.
La libertad moral consiste en poder hacer lo que se debe querer. Lo que se debe querer
es todo aquello que perfeccione al individuo, vale decir, que lo haga más y mejor
persona, que nos acerque a la felicidad.
Clases de justicia
a) Justicia general
b) Justicia particular
i) Conmutativa
ii) Distributiva
La justicia legal o general tienen como objeto el bien común, es la que ordena a cada
uno de los individuos hacia el todo social, para determina que debe aportar y recibir de
la sociedad en razón del bien común.
Como el derecho es la facultad de recibir cada uno lo suyo, la ley es fuente de los
derechos y de las obligaciones correlativas, de modo que también es la fuente del deber
de alcanzar cada uno su fin, de poner todos los medios según sus posibilidades, siendo
la raíz de todos sus derechos.
a) La ética trata de la voluntad moral propia de los actos humanos, y esa bondad resulta
de la conformidad de esos actos con los dictámenes de la razón, de modo que esa
bondad moral se puede dividir en tantas especies como los objetos a los cuales tienden
esos dictámenes de la razón, por ejemplo la calidad
c) La ética es una ciencia general y el derecho una ramificación de la ética. La ética trata
de la realidad moral en general, el derecho mientras tanto, analiza una de estas especies
de bondad, que es la justicia en las relaciones particulares y sociales
d) El derecho enfoca los actos humanos desde la justicia o lo justo y la ética desde todos
los aspectos.
e) La ética contiene los fundamentos remotos, pero también próximos del derecho. La
ética se encuentra constituida de las normas que rigen y regulan el uso del derecho,
además de contener también la virtud que divinifica y fortalece al derecho.
Solamente los actos son susceptibles de ser evaluados moralmente, de ser calificados de
buenos o malos en caso de estar conformes o disconformes con la ley natural.
Para juzgar la moralidad del acto humano, hay que considerar sus tres elementos
i) Su fin intrínseco
Es el objeto al cual tiende ese acto, prescindiendo de la intención del que actúa [sujeto].
Es aquel que le agrega el que actúa, vale decir, la intención del que actúa.
iii) La circunstancia
Son accidentes que rodean el acto y que pueden afectar la voluntad del que actúa.
Aspectos a analizar
La bondad primera del acto viene dada por su fin intrínseco o materia, porque los actos
tienen su propia naturaleza.
El acto va a ser bueno en la medida que estos tres aspectos sean buenos, y cualquiera
que de ellos falle va a hacer que el mismo adopte el carácter de malo.
Nos dice que es moralmente aceptable un acto que no es malo en su objeto, del que se
siguen dos efectos, uno bueno y otro malo; siempre que se busque el efecto bueno pero
que colateralmente se va a producir un efecto perjudicial tolerable, de modo que haya
una razón proporcionalmente grave para que soportarlo, y en orden a que no hay otra
manera de producir el efecto bueno.
Se debe hacer presente que el efecto malo no debe generar el efecto bueno, sino
estaríamos cayendo en “el fin justifica los medios”, lo cual no es adecuado. El que actúa
no tiene por qué renunciar a un bien a causa de que el acto que tiene que realizar para
obtenerlo no es malo en sí, así por ejemplo si se dispara en legítima defensa y junto con
disparar a la persona que intenta matar a quien se defiende, la bala rebota y le llega a un
inocente, por ende resulto que hay un efecto colateral no deseado, que de por sí es malo,
pero que intrínsecamente el acto inicial ejecutado fue bueno.
Hay que partir de la base de que nunca se puede causar un mal moral para obtener un
bien, pero si se podría causar un mal físico para causar un bien, aunque hay que
distinguir entre distintos planos, por ejemplo bien físico, mal físico, bien moral. Pero si
se podría eventualmente tolerar un mal moral para evitar un acto peor. Solamente se
omite impedir un mal moral para evitar un acto peor.
Deontología jurídica
i) Deontología
Derecho
La ley es definida por Santo Tomás como aquel ordenación nacional destinada al bien
común dada o promulgada por quien tiene a su cargo el cuidado de la comunidad.
El precepto se impone a cada persona o parte de la sociedad con miras al bien del
individuo. Cuando se habla de “ordenación racional” u ordenación de la razón, se
establece el contenido material y formal de la norma. La norma misma y sus
disposiciones y desde donde toma el ser la norma.
Cuando el legislador realiza su función propia, que es legislar o dictar leyes, tiene una
obligación moral, la que consiste en enterarse de todos los elementos necesarios para
hacer una buena asignación conforme a la naturaleza, las costumbres, el lugar y el
tiempo en que va a operar la ley.
En la medida que se cumpla con estos requisitos, lo que de paso implica enmarcarse
dentro de la ley natural, la ley obliga en conciencia; incluso aunque sea una ley
imperfecta [que no tenga contemplada una sanción o que sea coactiva].
El derecho subjetivo que se puede exigir de otro, tiene su justificación en que tiene por
objeto algo que se debe. Se resume en la actitud que debe realizar un sujeto.
El derecho subjetivo se vincula con el derecho objetivo, el que establece cuál es el obrar
justo a través del título que me permite exigir el cumplimiento de la obligación o fuente
de la obligación. El título del derecho real será aquello que me permitió adquirirlo
[modo de adquirir].
Se habla de la ciencia del derecho en el sentido de que estudia las causas primarias del
derecho. La cátedra considera que el derecho sí reviste las características de ser una
ciencia y un arte.
Tipos de justicia
Justicia legal significa darle a la sociedad lo que es debido. Cada particular le debe la
justicia legal a toda la sociedad. Esta relaciona al hombre con la sociedad y ordena todos
los actos de los individuos con miras al bien común.
Su fuente está en la ley, y será en razón a ello que se le denomina “justicia legal”. Será
la norma legal la que determinará lo que debe aportar cada uno a la sociedad.
Se le llama “justicia general” porque el aporte del individuo a la sociedad es común y se
debe hacer por todos los actos, y en obediencia a todas las virtudes que cada persona
contribuye o debe contribuir al bien común.
i) Distributiva
El sujeto deudor es la sociedad. La sociedad debe a cada uno de sus miembros una
prestación y el acreedor es cada uno de los integrantes de la sociedad.
La igualdad de esta justicia radica en la proporción entre los méritos de la persona y los
beneficios que se otorguen. Entre la capacidad que tiene una persona para contribuir al
bien común y las cargas que se le exigen a la misma. Aquí no debe haber acepción de
persona o entre ellas existir un discriminar arbitrariamente.
ii) Conmutativa
Está inclina a la persona a dar más, lo que le corresponde, lo que es suyo como persona
privada. Cada individuo tiene propiedad sobre sus bienes, pero siguen teniendo los
bienes un destino común. Cada uno administra sus bienes para su uso propio, sin
perjuicio de que ello también involucre a la comunidad. Las personas son más eficiente
en la administración de sus bienes que la autoridad pública. Se debe contribuir más si se
tiene más.
En esta justicia se dan tres cualidades, las que son comunes a toda justicia en general
ii.a) Alteridad
Relación con el otro, entre personas. Por lo menos dos sujetos producirán un
intercambio de cosas.
ii.b) Deuda
Se encuentra representado por lo que se puede exigir a otro y lo que se debe dar.
ii.c) Igualdad
Cálculo matemático relativo a cuanto o tanto se da, para recibir cierta cantidad. Sin
perjuicio de lo anterior, se dice que es conmutativo, más no equivalente en absoluto, de
manera que las prestaciones que se intercambian entre las partes miran como
equivalentes. No es la igualdad de la justicia distributiva.
La persona justa no es la que reclama sus derechos. El que le da lo suyo los demás, le da
el titulo para exigir lo que le deben.
Se dice que la justicia es la más perfecta de las virtudes morales, porque se ciñe al bien
del otro. Es la virtud social por excelencia.
De la jurisdicción
Son aquellas que derivan de la naturaleza humana sociable, como la familia y la nación
a) Sociedades perfectas
Aquellas que gozan de todos los medios para conseguir su fin, como la nación y la
iglesia
b) Sociedades imperfectas
Aquellas que no tienen todos los medios para lograr sus fines
a) Sociedades completas
Aquellas que logran cubrir todos los aspectos de la persona, como lo son la familia, la
nación y la iglesia
b) Sociedades incompletas
Todas estas organizaciones, a pesar de que tienen diversos objetos, sin perjuicio de ello,
tienen un fin semejante, que es el bien común de todos sus miembros y que nacen de la
naturaleza humana como ser sociable
El bien común se opone, por esencia, al bien particular, de tal manera que egoísmos,
particularismos, y otros aspectos, están en contrapartida con el ya mencionado bien
común, los cuales no propenden a la conveniencia de la comunidad.
La definición más acertada de bien común es la que dio el Papa Pío XII como aquel
“conjunto de condiciones externas para que el hombre pueda desarrollar sus cualidades
y oficios, si vida material, espiritual y religión, que el individuo, la familia y los demás
organismos inferiores no son suficientes para perfeccionar”.
Toda sociedad aspira al bien común de sus integrantes, debiendo cada integrante velar
por dicho fin y contribuir a la consecución del mismo. Gobernantes y gobernantes deben
aspirar al bien común.
La justicia general obliga a todos los individuos, sin distinguir, ello en cuanto
comprendan parte de la sociedad, para la prosecución de este fin que es el bien común.
Santo Tomás y Aristóteles señalan que le príncipe o gobernante tienen como obligación
primaria, la justicia legal, ello como piedra angular para la construcción de la sociedad.
Por otro lado los gobernados tienen esta obligación como secundaria, sin perjuicio de
que deben contribuir a procurar dicho fin.
Los gobernantes tienen como medio para la obtención del bien común, la dictación de
leyes justas, lo cual trae aparejado la construcción de un poder ejecutivo eficiente y que
logre velar por el cumplimiento de las normas legales impartidas a la sociedad toda.
a) La bilateralidad de la audiencia
Que el juez esté en condiciones de oír a todas las partes y que éstas, a su turno, puedan
estar en la posibilidad de exponer su posición, tanto en los hechos como el derecho.
Debe existir igualdad en las oportunidades procesales, en que las partes puedan hacer
valer su posición, tanto en los hechos como en el derecho; efectuándose válidamente las
notificaciones.
b) Rapidez
Esto es lo que en derecho procesal se llama la aporía o dilema del derecho procesal, que
se reduce en la rapidez del proceso y la menor profundidad de conocimiento del tema,
situación que a la inversa, a menor rapidez, mayor conocimiento, lo cual puede traer la
inseguridad jurídica, porque la decisión puede llegar tarde.
c) La publicidad
Deben los actuaciones judiciales ser públicos, y así se reconoce en el Art. 9 del COT
que señala “Los actos de los tribunales son públicos, salvo las excepciones
expresamente establecidas por la ley”. Se debe conocer la forma en que ha razonado el
juez.
La autoridad que ejerce la jurisdicción es el juez. Así la RAE dice que el sentenciador es
la persona que tiene la autoridad y la potestad para juzgar y sentenciar. Al juez le
corresponde dar certeza del derecho, frente a una situación ambigua y de intereses
contrapuestos. Todo lo anterior se lleva a cabo a través del juicio, lo que se plasma en la
sentencia, que resolverá el asunto controvertido de acuerdo al mérito del proceso.
Las sentencias deben dictarse según los siguientes elementos para que se ejercite un
juicio justo
i) Para que la sentencia sea justa, se requiere que no sea arbitraria, vale decir, que le
juicio que emite el tribunal, sea fundado, y que se funde en el mérito del proceso, es
decir, lo antecedentes que constituyen el mismo. Y entonces, el juez cuando dicta
sentencia, debe expresar su raciocinio para llegar a resolver [cómo tiene por acreditado
los hechos expuestos en el proceso, cuáles fueron las pruebas y su análisis, por qué le
otorga tal valor; y por otro lado, la interpretación de la ley al caso concreto]
ii) El juez, además, debe fallar dentro de la órbita de su competencia, teniendo que
resolver el conflicto en cuestión. Si no actúa dentro del ámbito de su competencia, su
sentencia es un juicio privado y no atañe a las partes que hubieren intervenido, sin
perjuicio del eventual recurso de casación; así lo ha reconocido el Art. 10 y 7 del COT
iii) Debe resolver el asunto de acuerdo al mérito del proceso, vale decir, dictar sentencia
de acuerdo a los antecedentes que consten en el proceso, de manera que no puede
emplear el conocimiento privado
vii) No puede condonar penas. Ello sería claramente injusto, porque la pena tiende a la
rectificación de la voluntad en aras al bien común [la pena es un bien para quien la
recibe]; de igual modo será de justicia para el ofendido, en donde se reconoce que se le
ha afectado, evitando de esta manera la autotutela o venganza, lo que claramente es
contrario a una sociedad organizada y civilizada
ix) Que exista el efecto de cosa juzgada, de modo que la excepción de cosa juzgada nos
da certeza jurídica, mientras que la acción otorga los medios para hacer cumplir lo
sentenciado, incluso coercitivamente
El juez debe fallar lo que fuere justo para el caso concreto, ello en afinidad a lo que
señala la ley positiva, siempre que sea verdadera ley. De manera que la sentencia viene
a ser la forma que se deben de aplicar a los actos humanos para que los mismos sean
justos.
En la esencia, el acto del legislador, al crear la ley, y el acto del juez, dictando sentencia,
tienen la misma naturaleza, sólo que el sentenciador vela por el bien común particular al
caso concreto y el legislador tiende al bien común general mediante la ley general y
abstracta.
Elementos de la prudencia
i) Deliberación o consejo
La persona cuando debe actuar, antes de hacerlo, debe deliberar, vale decir, meditar
detenidamente sobre los pro y contras de su decisión. Debe atender a la memoria de los
actos ejecutados con anterioridad, los cuales lo pueden haber perfeccionado o
defeccionado; pero no tiene memoria anterior, deberá pedir consejo antes de ejecutar el
acto en cuestión.
La prudencia es la virtud de los medios, de modo que deberá premeditar acerca de los
medios y circunstancias para que el acto que va a realizar sea honesto o virtuoso, de
manera que lo perfecciones [y no que lo degrade]. Todo con la finalidad de alcanzar el
fin [recordando que el fin no justifica los medios].
Deberá tener entonces, pleno conocimientos de los hechos, y en el caso preciso del juez,
será igualmente del derecho, y si no tuviera dicho conocimiento, deberá pedir consejo.
Es menester que el sentenciador conozca las reglas del procedimiento.
Finalmente, luego del consejo o la deliberación, se nos dirá que el acto será
responsabilidad del que lo ejecuta.
Luego de seleccionar los medios necesarios para el caso en concreto, deberá emitirse un
juicio respecto del caso particular con miras a buscar lo justo.
iii) Imperio
b) La imparcialidad
Que no tenga prejuicios o que tenga designios anticipados acerca de quien tiene la
razón; que tampoco tenga prevenciones a favor o en contra de alguna de las partes o de
alguna situación, de manera que pueda juzgar el caso con autonomía y libertad con
vistas a buscar lo justo.
En caso de carecer de libertad y autonomía, el juez debe inhabilitarse, y para ello es que
se han creado las implicancias y recusaciones
Tiene que ser y parecer imparcial, porque es importante el juicio público que hace el
vulgo respecto de la actividad del juez. Si ello no fuere así, esto traerá aparejado la
corrupción en el ministerio del sentenciador.
La falta de imparcialidad ocurre cuando el juez tiene algún interés en el juicio, así por
ejemplo si el sentenciador militare en un partido político; si aceptare dádivas antes,
durante o después del juicio; aceptar presiones o sobornos, etc.
Frente a esto, la Corte Suprema ha dictado un Auto Acordado del primero de agosto de
2003, cuya acta tiene el número 52 que se denomina principios de ética judicial. Estos
son unos mínimos de decencia para poder desempeñar la labor de juez [este es materia
del curso].
i) Dignidad
ii) Probidad
iii) Integridad
iv) Independencia
v) Prudencia
vi) Dedicación
vii) Dignidad
viii) Respeto
ix) Reserva
Muchas veces se dice que ciertos asuntos son un problema de conciencia, lo cual podría
dar paso a que ello da paso al libre albedrío, pero la verdad de las cosas es que se debe
atender a la recta formación de la conciencia profesiones
De la conciencia
Clasificación de la conciencia
a) Conciencia psicológica
b) Conciencia moral
Se debe decir que no puede haber una conciencia sin la otra, de modo que se
complementan y dan paso al acto humano, entendido por el mismo aquel acto voluntario
y conciente. Igualmente se dirá que la conciencia psicológica está implícita en la moral
Tiene que ver con el momento en que se analiza la moralidad del acto
a) Conciencia antecedente
b) Consiguiente
a) Conciencia verdadera
Es aquella cuyo juicio coincide con la verdad objetiva, así a modo ejemplar si la razón
dice que ello es bueno, se hace porque tiene calidad de tal y finalmente resulta que es
conveniente.
b) Conciencia errónea
Es aquella cuyo juicio discrepa de la verdad objetiva, así por ejemplo la razón dice que
no se haga algo porque se piensa que es malo, no se hace y finalmente ello era algo
bueno.
Esto no implica que el acto que se ejecute o deje de hacer, vaya a ser precisamente
deshonesto. Se podrá estar equivocado, pero ello no atenderá a la honestidad.
a) Conciencia cierta
Este es un juicio de la razón práctica que se denomina conciencia acerca de los bueno o
malo de un acto que se desea realizar o que ya se ha realizado sin miedo a equivocarse
en ello, todo con seguridad.
b) Conciencia probable
Se tiene conciencia y juicio de la razón práctica respecto de un acto, pero ello es con
cierto temor al error. Se afirma o niega algo, pero puede ello ser errado.
c) Conciencia dudosa
La conciencia profesional
Esta conciencia obliga, porque si no se hace lo que ella dice que es correctamente hacer,
se está siendo prudente y viceversa. La imprudencia claramente es un vicio, de modo
que la persona humana se degrada.
Como la prudencia es una virtud, este es un hábito que nos perfeccionar mientras se
ejecuta, así las cosas, el que actúa prudentemente normalmente, será virtuoso en ese
sentido. En materia profesional, cuando se acostumbra el mismo a actor y teniendo en
consideración los respectivos deberes que impone la profesión, tenderá a actuar según
una recta conciencia profesional; siempre que no recaiga ello en formas abstractas de
moralidad [se debe aplicar al caso concreto].
Hoy por hoy no es fácil formar la conciencia profesional, ello en virtud de varias causas,
entre las que encontramos [sin perjuicio de que exista un sinnúmero]
c) La costumbre general. El clásico aforismo de “Sí todos lo hacen, por qué no yo”, lo
que al final trae aparejado la justificación de los medios, y lo normal es que se aplique a
realizaciones de conductas que son malas [mas no para cosas buenas], las que son
justificadas a través de este medio
h) Que la retribución que las personas reciben por su trabajo, es inferior a lo que se cree
que vale la obra. Esto trae como consecuencia necesaria un mal obrar profesionalmente,
y ello tiene como resultado, una labor mediocre, lo que claramente atenta contra la
justicia
j) El desprestigio de las leyes. Se dictan normas que, a veces, pueden ser muy severas,
pero que sin perjuicio de ello se dejan abiertas ciertas puertas para que exista cierta
impunidad, o también ocurre que las leyes se aplican a veces y en otras situaciones no
tienen aplicación alguna, lo que al final, lisa y llanamente, resulta en que no se aplican
tales leyes
k) La doctrina de las leyes meramente penales. Esta es una falsa doctrina, por su puesto,
la que habla que una gran cantidad de leyes, por más que sean justas y legitimas,
igualmente ellas no obligan en conciencia, así las cosas si se pueden infringir o evadir,
se hace, deseando que no se le pille cometiendo la infracción, y así lo anterior trae
adjunto que el sujeto tenga una relatividad moral
b) El carácter social de la persona humana, ello porque sin la ayuda de los demás es
imposible subsistir, pero además se debe sumar que todos participan de la misma
naturaleza del ser humano, que es que tal ser es eminentemente gregario, y tal calidad
impone un sinnúmero de consideraciones en lo que a los tratos y convivencia con los
demás, de modo que el otro ha de tener, necesariamente, derechos inherentes, necesarios
e irrenunciables
c) Los actos de la persona humana debe ser esencialmente sociable, y el trabajo, que es
una especie de trabajo, es eminentemente social [lo que además se ve reafirmado por el
principio económico de la división del trabajo], sin perjuicio de que igualmente ello se
verá en el ámbito espiritual. Lo precedente se ve relacionado con que profesión es una
vocación de servicio, como ya se dijo, lo que claramente colabora a que se forme un
ambiente que tienda a mejorar y desarrollar correctamente la conciencia
c) Debe existir una recta formación de la conciencia profesional. Esto implica cumplir
con obligaciones morales que son importantes, y entonces el profesional tiene que
preocuparse de saber y conocer cuáles son las obligaciones que impone el ejercicio de
su respectiva profesión
f) Debe existir justicia estricta. No hay ninguna profesión, sea directa o indirectamente,
que no tenga relación con el prójimo, lo cual se ve vinculado con el bien común, asunto
que se asocia a la justicia conmutativa y la distributiva [en donde la clientela paga para
recibir un servicio, el cual se piensa que vale una determinada suma y de lo cual se
espera una retribución adecuada], y todo lo que atente contra ese equilibrio, es
claramente un fraude, lo que lleva a la obligación moral de restituir lo recibido, y
indemnizar los perjuicios, cuando los existiere
El COT señala a su turno que “Los abogados son personas revestidas por la autoridad
competente de la facultad de defender ante los Tribunales de Justicia los derechos de
las partes litigantes”.
La función esencial del abogado es defender a las partes en juicio, pero más importante
es el que patrocina a la persona de que se trata; patrocinar también se relaciona con el
asistir en lo que respecta al conocimiento del derecho.
El juicio es un proceso dialéctico, en donde existe una contienda o combate entre las
partes, existiendo además una estrategia, en donde las partes, por lo general, no están en
igualdad de condiciones, de modo que la actuación de los abogados permite nivelar la
situación de ambas [aplicándose el principio de la bilateralidad de la audiencia]. El
abogado debe conocer el derecho tanto sustantivo como adjetivo, de manera que éste
sea un verdadero auxiliar de justicia, así le planteará el caso al juez de la mejor manera
posible para que el sentenciador dicte un fallo justo; y se han de exponer los argumentos
que favorecen a la parte, obviamente.
El Art. 523 del COT nos señala los requisitos para ser abogado, así dicha norma dice
que “Para poder ser abogado se requiere:
1° Tener veinte años de edad;
2° Tener el grado de Licenciado en Ciencias
Jurídicas otorgado por una Universidad, en conformidad a la ley;
3º No haber sido condenado ni estar actualmente acusado por crimen o simple delito
que merezca pena aflictiva;
4° Antecedentes de buena conducta.
La Corte Suprema podrá practicar las averiguaciones que estime necesarias acerca de
los antecedentes personales del postulante, y
5° Haber cumplido satisfactoriamente una práctica profesional por seis meses en las
Corporaciones de Asistencia Judicial a que se refiere la circunstancia que deberá
acreditarse por el Director General de la respectiva Corporación. Las Corporaciones
de Asistencia Judicial, para este efecto, podrán celebrar convenios con el Ministerio
Público y con la Defensoría Penal Pública”
Señala el Artículo 1 del antiguo Código de Ética Profesional [que aun está vigente y que
es ley de la República] “El abogado debe tener presente que es un servidor de la
justicia y un colaborador de su administración; y que la esencia de su deber
profesional es defender empeñosamente, con estricto apego a las normas jurídicas y
morales, los derechos de su cliente”.
En materia civil, el abogado no debe asumir ninguna causa en donde esté manifiesta la
injusticia, ya sea porque los fines son injustos, ya sea por el uso de medios ilegítimos,
porque no existe ninguna posibilidad razonable
No puede el abogado emplear medios que no sean los adecuados, como testigos falsoso,
sobornos, cohecho, etc.
Este caso es aquel en que la persona no puede entablar demandas infundadas y que no
llevan a ninguna parte. Lo anterior tiene como excepción, y que no hay falta a ética,
cuando en el arrendamiento, el arrendatario utiliza medida dilatorias para defender
bienes fundamentales [por ejemplo, el tener vivienda]
Entonces, el abogado no puede asumir causas injustas, aun cuando tenga la razón, ello
porque el fin no justifica los medios, como ya se ha dicho.
Vigencia del antiguo de ética
De igual modo se debe señalar que ocurrió un cambio en la jurisdicción, ya que en vez
de recurrir a los colegios profesionales, se debía ocurrir a los tribunales de justicias,
quienes tramitaban la causa según un procedimiento o juicio sumario, empero de que
las reglas respecto a la ética fueran las que estableció el Colegio de Abogados, ello
como consecuencia de una delegación que le hizo la Ley Orgánica Constitucional del
mismo Colegio de Abogados, norma que le dio facultades al Consejo General del
Colegio para dictar un Código de Ética. En definitiva, quedaron vigentes las antiguas
normas, pero las mismas sólo eran aplicables a los miembros pertenecientes al Colegio
de Abogados.
En relación con lo anterior, una doctrina dice que se recupera la facultad de cancelar los
respectivos títulos a los letrados infractores a las reglas de la ética, cosa que ocurre por
la modificación a la LOC del Colegio de Abogados, haciendo la salvedad de que el
reclamo se hace ante la Corte de Apelaciones y no ante la Corte Suprema.
Los abogados no colegiados deberán recurrir ante los tribunales ordinarios de justicia a
fin de que sean sujetos a un control de ética.
Son injustas por los fines, uso de medios ilegitimo o por no haber ninguna posibilidad
razonable de que la gestión tenga eficacia.
Materia penal
Siempre se puede defender al reo, nunca una causa es injusta, pero el hecho de que el
cliente sea un delincuente no inhabilita al letrado para tomar el asunto, de modo que el
papel del abogado es poner los antecedentes en conocimiento del juez, y que en
definitiva se aplique una pena justa.
El artículo 6 del Código de Ética expresa lo siguiente “El abogado tiene la libertad
para aceptar o rechazar los asuntos en que se solicite su Patrocinio, sin necesidad de
expresar los motivos de su resolución, salvo en el caso de Nombramiento de oficio, en
que la declinación debe ser justificada. Al resolver, debe Prescindir de su interés
personal y cuidar de que no influyan en su ánimo el monto Pecuniario, ni el poder o la
fortuna del adversario.
No aceptará un asunto en que haya de sostener tesis contrarias a sus convicciones,
inclusive las políticas o religiosas, con mayor razón si antes las ha defendido; y cuando
no esté de acuerdo con el cliente en la forma de plantearlo o desarrollarlo, o en caso de
que pudiera ver menoscabada su independencia por motivos de amistad, parentesco u
otros. En suma, no deberá hacerse cargo de un asunto si no cuando tenga libertad
moral para dirigirlo”.
Siempre se puede defender al reo, incluso aunque le conste la existencia del delito y la
culpabilidad del cliente al abogado, lo importante es que se le aplique una pena justa a
la persona que delinque y no que éste se encuentre en un estado de indefensión o de
desamparo.
El abogado no puede iniciar una querella sin argumentos, así será más grave que se
condene a un inocente, a que sea exonerado un responsable, todo por el tema del bien
común al cual está dirigida la sociedad, en cuanto a su obtención.
La función del juez penal es más pública que la que respecta al juez civil, el juez no se
limita a reconocer la existencia de un hecho determinado, sino que tiene que velar por el
bien común de la sociedad toda, protegiendo la libertad de las personas y garantizando
sus respectivos derechos.
Cuando se aplica una pena penal, ella puede tener diversos fines
a) Prevención Especial
La pena para el delincuente debiera ser un remedio, de manera que la persona a la cual
se aplica una pena, aprenda con eso y eventualmente trate de no volver a delinquir.
b) Prevención general
c) Aspecto retributivo
Los únicos que están obligados a tomar el asunto, son los nombrados de oficio, en que
se si debe presentarse una excusas justificadas para no tomar una causa y frente a esto se
podría dar una objeción de conciencia.
a) Deber de veracidad
El abogado debe colaborar para que el juez tenga un conocimiento de los hechos y el
derecho, todo a través de medios procesales. El letrado no puede mentir en juicio, lo
cual no significa denunciar a los patrocinados, todo, precisamente, como consecuencia
del deber del secreto profesional.
Hay que cuidar los términos usados en los escritos y en las entrevistas personales.
No hay que tener enfrentamiento con el juez [de manera personal], sino que para ello se
han inventado los respectivos recursos.
Si se trata mal al juez es muy probable que se perjudique al cliente, nunca hay que
perder de vista que uno representa intereses de terceros. No hay que comentar asuntos
judiciales en ambientes sociales.
Por otra parte, hay que tener cuidado con desprestigiar a los jueces, el desprestigio de
los sentenciadores significa un desprestigio igual para el abogado, en virtud de que
todos pertenecen al sistema de administración de justicia, tanto el juzgador como el que
fuere letrado.
Prescribe el artículo 22 del Código de Ética antiguo que “Es deber del abogado no
tratar de ejercer influencia sobre un juzgador, apelando a Vinculaciones políticas o de
amistad, o recurriendo a cualquier otro medio que no sea el convencer con
razonamientos. Es falta grave intentar o hacer alegaciones al juzgador fuera del
tribunal sobre un litigio pendiente”.
En los tribunales existen colaboradores del juez. Los actuarios no ejercen jurisdicción,
pero tienen gran influencia en la tramitación de la causa, por eso es importante el trato
que se tenga con ellos, ya que no siempre se puede conversar con el juez de manera
directa, así la relación con los colaboradores tiene que ser siempre adecuada. Lo que no
se puede aceptar, es procedimientos que no sean legales; y así nos remitimos a lo que
pasaba en la justicia procesal penal antigua, en donde los actuarios eran muy propensos
a ser coimeados y desfigurar de ese modo el proceso penal.
Se debe cumplir con todas las formalidades del procedimiento, con los actuarios no se
puede discutir, ni tampoco se les puede hacer regalos de ninguna especie.
Soborno y cohecho
a) Sobornar
Implica corromper a alguien con dádivas para conseguir del corrompido algo.
b) Cohecho
El artículo 4 del Código de Ética reza “El abogado que en el ejercicio de su profesión
cohecha a un empleado o funcionario Público, falta gravemente al honor y a la ética
profesionales. El abogado que se entera de un hecho de esta naturaleza, realizado por
un colega, está facultado para denunciarlo a quien corresponda”.
Además el delito está tipificado en el artículo 241, 248 bis, 250, 250 bis del Código
Penal.
El artículo 241 del Código Penal expresa que “El empleado público que exigiere directa
o indirectamente mayores derechos de los que le estén señalados por razón de su cargo,
será castigado con una multa del duplo al cuádruplo de la cantidad exigida.
El culpable habitual de este delito incurrirá además en la pena de inhabilitación
especial temporal para el cargo u oficio en su grado medio”.
Por su parte, el artículo 250 del cuerpo normativo punitivo habla de delitos aplicables a
los abogados y procuradores.
Nociones previas
e) Nunca se puede asegurar el buen éxito de una causa en los tribunales, porque ello
escapa a la voluntad de la persona del letrado, todo por cuanto pende el mismo de un
tercero, que será el juez
Prescribe el Art. 26 del antiguo Código de Ética Profesional que “No debe el abogado
asegurar a su cliente que su asunto tendrá buen éxito, ya que influyen en la decisión de
un caso numerosas circunstancias imprevisibles; sino sólo opinar según su criterio
sobre el derecho que le asiste. Debe siempre favorecer una justa transacción”.
A su turno dice el Art. 25 del antes anotado cuerpo normativo que “Es deber del
abogado para con su cliente servirlo con eficacia y empeño para que haga valer sus
derechos sin temor a la antipatía del juzgador, ni a la impopularidad. No debe, empero
supeditar su libertad ni su conciencia ni puede exculparse de un acto ilícito
atribuyéndolo a instrucciones de su cliente”.
En relación con esto, nos encontramos con los Art. 27 y 28 del nuevo Código de Ética
Profesional.
El profesional puede otorgar la opinión respecto del derecho que tiene el cliente, sin que
ello importe que de plano se ganará el caso, y aun ello puede ocurrir por
desconocimiento del juez [donde yerra el sentenciador].
El abogado debe valorar siempre una justa transacción, lo cual se entiende como el
buscar soluciones alternativas a los conflictos, así el abogado antes de tomar un asunto,
debe estudiarlo y emplear a fondo sus respectivos conocimiento, ello porque el
conocimiento del derecho y el análisis del asunto del cliente junto a las circunstancias,
permitirá aconsejar teniendo en consideración las posibilidades reales de éxito. Muchas
veces el mejor consejo al cliente es el “usted no tiene la razón”, así cuando el letrado
entiende que no se está muy seguro en el caso en cuestión [en cuanto a ganarse], el
recomendable llegar a una salida alternativa; todo en aras del cliente.
Los asuntos que le corresponde opinar al abogado son meramente jurídicas, ello porque
muchas veces las consultas que se le hacen al abogado, no son de carácter jurídico, sino
que se extiende a otros ámbitos. Muchas veces los asuntos que recibe el abogado, no
son estrictamente jurídicos, de manera que podemos tener salidas alternativas al
conflicto planteado; así verbigracia en materias propias de la familia.
Los niveles de tolerancia, ello en cuanto a cuánto se está dispuesto a ceder. Obviamente
hay cosas que no se pueden tolerar, así como lo es la violencia intrafamiliar.
a) Deber de conocimiento
i) De la causa
No se deben aceptar asuntos si no se tiene la ciencia suficiente [tecné], a menos que ello
se pueda suplir por medio del estudio respectivo; siempre y cuando se tenga el tiempo
necesario y conocimiento básicos de derecho, y si ello no fuera posible, no se debe
asumir el caso.
Hay que introducirse en la psicología del cliente, para poder determinar la intención del
mismo. De ahí que sea importante la primera entrevista que se tiene con el mismo. El
cliente constantemente desea que uno le encuentre la razón, deseando que uno asuma la
personalidad del cliente, de modo que se asumen las causas como propias [perdiéndose
perspectiva y análisis del caso].
Se debe determinar la realidad y fondo del asunto [sin que ello importe que el cliente
tenga o no la razón].
Prescribía el antiguo Art. 27 del Código de Ética que “Las relaciones del abogado con
su cliente deben ser personales, por lo que no ha de aceptar el patrocinio de clientes
por medio de agentes, excepto cuando se trate de instituciones altruistas para ayuda de
pobres. El patrocinio de personas morales no obliga al abogado a patrocinar a las
personas físicas que actúan por ellas”. Lo mismo se recoge en el Art. 23 del nuevo
Código de Ética.
Se debe determinar los medios de prueba, los cuales deben ser procurados por el
patrocinado, no siendo deber del abogado el conseguirse los medios probatorios. Las
pruebas se deben tener antes de asumirse el asunto, o por lo menos, tener la certeza de
que se tendrán los mismos en la oportunidad respectiva.
El abogado esta obligado a pronunciarse respecto de la relación que tiene para con el
cliente, anunciando si es que acepta o rechaza el asunto; y tan es así, que el Código
Civil señala que si callare, se entenderá, su silencio, como aceptación.
Reza el Art. 6 del antiguo Código de Ética que “El abogado tiene la libertad para
aceptar o rechazar los asuntos en que se solicite su patrocinio, sin necesidad de
expresar los motivos de su resolución, salvo en el caso de nombramiento de oficio, en
que la declinación debe ser justificada. Al resolver, debe prescindir de su interés
personal y cuidar de que no influyan en su ánimo el monto pecuniario, ni el poder o la
fortuna del adversario. No aceptará un asunto en que haya de sostener tesis contrarias
a sus convicciones, inclusives las políticas o religiosas, con mayor razón si antes las ha
defendido; y cuando no esté de acuerdo con el cliente en la forma de plantearlo o
desarrollarlo, o en caso de que pudiera ver menoscabada su independencia por motivos
de amistad, parentesco u otros. En suma, no deberá hacerse cargo de un asunto si no
cuando tenga libertad moral para dirigirlo”. Lo mismo se encuentra replicado en el Art.
17.
b) Deber de diligencia
Diligencia viene de diligere, lo que se entiende en latín, como amar. Así tenemos el Art.
25 del Código de Ética antiguo señala que “Es deber del abogado para con su cliente
servirlo con eficacia y empeño para que haga valer sus derechos sin temor a la
antipatía del juzgador, ni a la impopularidad. No debe, empero supeditar su libertad ni
su conciencia ni puede exculparse de un acto ilícito atribuyéndolo a instrucciones de su
cliente”.
c) Deber de información
Reza el Art. 39 del Código de Ética antiguo que “El abogado dará aviso inmediato a su
cliente de los bienes y dinero que reciba para él; y se los entregará tan pronto aquél lo
solicite. Falta a la ética profesional el abogado que disponga de fondos de su cliente”.
El Art. 3 se refiere a la honradez, de modo que prescribe “El abogado debe obrar con
honradez y buena fe. No ha de aconsejar actos fraudulentos, afirmar o negar con
falsedad, hacer citas inexactas o tendenciosas, ni realizar acto alguno que estorbe la
buena y expedita administración de justicia”.
Igual situación anota el Art. 40 del nuevo Código de Ética nuevo. Y en el Art. 41 habla
de la rendición de cuentas [forma de efectuarla].
El problema, al final, es del cliente, y no del letrado, de modo que el interés atañe a la
persona representada. Obviamente que el abogado debe emitir su opinión, pero no se
puede actuar contra la voluntad del cliente, ni siquiera por su propio bien, lo cual
claramente constituye un límite a la extensión del patrocinio [el abogado tiene libertad
moral y perspectiva en cuanto a lo que desea el cliente]; y si existe desacuerdo, el
abogado deberá renunciar al patrocinio.
Dice el Art. 30 que “Una vez aceptado el patrocinio de un asunto, el abogado no podrá
renunciarlo sino por causa justificada sobreviniente que afecte su honor, su dignidad o
su conciencia, o implique incumplimiento de las obligaciones morales o materiales del
cliente hacia el abogado o haga necesaria la intervención exclusiva de profesional
especializado”. En principio, no se renuncia al patrocinio, sino por causa justificada.
A su vez dice el Art. 31 que “El abogado ha de velar porque su cliente guarde respeto a
los magistrados y funcionarios, cuanto a la contraparte, a sus abogados y a los terceros
que intervengan en el asunto; y porque no haga actos indebidos. Si el cliente persiste
en su actitud reprobable, el abogado debe renunciar al patrocinio”.
Y el Art. 32 reza que “Cuando el abogado descubre en el juicio una equivocación que
beneficie injustamente a su cliente o una impostura, deberá comunicárselo para que
rectifique y renuncie al provecho que de ella pudiera obtener. En caso de que el cliente
no esté conforme, puede el abogado renunciar al patrocinio”.
En el nuevo Código de Ética profesional, tenemos el Art. 29.
Por una parte el dueño del asunto es el cliente, y por otro lado el abogado debe actuar
dentro de un margen que respecta a su libertad moral; y en caso de disyuntiva, debe
renunciar el letrado.
De los honorarios
Dice el artículo 33 relativo a los honorarios, que “Como norma general en materia de
honorarios, el abogado tendrá presente que el objeto esencial de la profesión es servir
la justicia y colaborar en su administración. El provecho o retribución nunca debe
constituír el móvil determinante de los actos profesionales”.
Hasta antes del año 1981, existía un arancel según el cual se cobraban los honorarios
[desde el mínimo hasta un máximo]. El Art. 34 del Código de Ética antiguo prescribía,
ello en relación a las bases de estimación de honorarios, que “Sin perjuicio de lo que
dispongan los aranceles de la profesión, para la estimación del monto de los
honorarios, el abogado debe fundamentalmente atender lo siguiente:
VI. La capacidad económica del cliente, teniendo presente que la pobreza obliga a
cobrar menos y aún a no cobrar nada.
VII. La posibilidad de resultar el abogado impedido de intervenir en otros asuntos o de
desavenirse con otros clientes o con terceros;
El pacto de cuota-litis
Así las cosas, se han señalado limitantes para este pacto de cuota-litis, así tenemos el
Art. 35 del Código de Ética antiguo que “El pacto de cuota litis no es reprobable en
principio. En tanto no lo prohíban las disposiciones locales, es admisible cuando el
abogado lo celebra y escritura antes de prestar sus servicios profesionales sobre bases
justas, siempre que se observen las siguiente reglas;
1º .- La participación del abogado nunca será mayor que la del cliente [hasta un 50%].
Aquí en el fondo se asocia el abogado con el cliente para repartirse lo que se obtenga en
el asunto. No es lo mismo que se pacte una remuneración a todo evento y que si se
llegare a ganar el caso, se otorgue una recompensa o premio en virtud de dicha
situación.
Recordemos lo señalado en el Art. 30 del Código de Ética antiguo que señala, ello a
propósito de la renuncia al patrocinio, que “Una vez aceptado el patrocinio de un
asunto, el abogado no podrá renunciarlo sino por causa justificada sobreviniente que
afecte su honor, su dignidad o su conciencia, o implique incumplimiento de las
obligaciones morales o materiales del cliente hacia el abogado o haga necesaria la
intervención exclusiva de profesional especializado”.
Muchas sanciones por faltas a la ética se relacionan con materia de cobro de honorarios.
Dice el artículo 36, referente a los gastos del asunto que “No es recomendable en
principio, salvo que se trate de un cliente que carezca de medios, que el abogado
convenga con él en expensar los gastos del asunto, fuera del caso de promediar pacto
de cuota litis u obligación contractual de anticiparlo con cargo de reembolso”.
En el Código nuevo se hace una estimación de gastos durante la negociación del asunto
a asumir. Se señala la idea de que los gastos son del cliente, pero si ellos fueran
superiores a los presupuestados, deberá consultarse a éste
Dice el artículo 37, relativo a la adquisición de interés en el asunto, que “Fuera del caso
de cuota litis escriturado con anterioridad a su intervención profesional, el abogado no
debe adquirir interés pecuniario de ninguna clase relativo al asunto que patrocina o
haya patrocinado.
Tampoco debe adquirir directa e indirectamente bienes de esa índole en los remates
judiciales que sobrevengan”.
Dice el artículo 38 que “El abogado debe evitar toda controversia con el cliente acerca
de sus honorarios, hasta donde esto sea compatible con su dignidad profesional y con
su derecho a recibir adecuada retribución por sus servicios. En caso de verse obligado
a demandar al cliente, es preferible que se haga representar por un colega”.
Lo normal es que se deba evitar las disputa con los clientes en lo relativo a los
honorarios, y si ello no se puede evitar, objeto de lo cual se ha de demandar, ello deberá
ser llevado por otro letrado distinto del que lo disputa.
Prescribe el artículo 39 que “El abogado dará aviso inmediato a su cliente de los bienes
y dinero que reciba para él; y se los entregará tan pronto aquél lo solicite. Falta a la
ética profesional el abogado que disponga de fondos de su cliente”.
Convenios entre abogados
Anota el artículo 43 que “Los convenios celebrados entre abogados deben ser
estrictamente cumplidos, aunque no se hayan ajustado a las formas legales. Los que
fueren importantes para el cliente deberán ser escritos; pero el honor profesional exige
que, aún no habiéndolo sido, se cumplan como si constaran de instrumento público”.
Igualmente el Código nuevo habla de la controversia de honorarios con los clientes, ello
en el Art. 38. Y en el Art. 39 se habla del manejo de la propiedad ajena. Deberá existir
en el manejo de propiedad ajena, la respectiva rendición de cuentas.
Estos, en principio serán del cliente, salvo ciertos casos, por ejemplo pacto en contrario
o que dichos documentos
Defensa de Pobres
Señala el Artículo 7 que “La profesión de abogado impone defender gratuitamente a los
pobres, tanto cuando éstos se los soliciten como cuando recaiga nombramiento de
oficio. No cumplir con este deber, desvirtúa la esencia misma de la abogacía. No rige
esta obligación donde las leyes provean a la defensa gratuita de los pobres”.
El Código nuevo habla de la defensa pro bonno, vale decir, atención gratuita a favor de
la comunidad. Esta actividad no libera de la diligencia o obligaciones que la actividad
letrada importan; tampoco este asunto puede importar propaganda para el letrado ni
implicar competencia desleal para con otros abogados.
El abogado de turno
Este es un tema polémico, incluso el Colegio de Abogados elevó el asunto a la OIT por
la importancia del asunto.
Se crea la clientela por un buen trabajo y la publicidad se crea en virtud de ello. Esta es
la forma normal y decente para que ello ocurra.
Dice el artículo 15 a propósito del empleo de medios publicitarios para consultas que
“Falta a la dignidad profesional el abogado que habitualmente evacue consultas por
radio o emita opiniones sobre su firma por conducto de periódicos o cualquier otro
medio de publicidad sobre casos jurídicos concretos que le sean planteados, sean o no
gratuitos sus servicios”.
Puede y debe haber publicidad, pero ello debe ser decente. No se puede mendigar la
clientela. Igual tema trata el Código de Ética nuevo.
Secreto es según la RAE “el dominio de la verdad conocido por una o por pocas
personas desconocido por el resto de la sociedad, existiendo la conveniencia o
necesidad de que permanezca así”. También se entiende como “Todo aquello que deba
permanecer oculto o que deba ocultarse”.
Elementos del secreto
a) Objetivo
b) Subjetivo
Este es un elemento fundamental para poder velar por los intereses del cliente
a) Secreto natural
Este es aquél que es conocido por casualidad, por consecuencia de una investigación o
por indiscreción ajena; el que no puede ser revelado sin causar perjuicio o disgusto al
prójimo.
Este secreto debe guardarse por ley natural [de ahí el nombre] porque nadie puede dañar
a otro injustificadamente [non alterum laedere] y porque no se tiene derecho a decir
todo lo que se le ocurra al sujeto, aun cuando pueda ser ello verdad.
Aquello que por su naturaleza [lo que se conoció] no puede ser revelado, porque si así
se hace, se causa un perjuicio al prójimo.
b) Secreto prometido
Aquí alguien revela algo que debe permanecer oculto, haciendo prometer que ello
quedará oculto. Bajo este orden de ideas, existe un compromiso de guardar el secreto, es
de decir, de no revelar lo que se ha dado a conocer, y ello obliga porque ha mediado una
promesa; sin perjuicio de que no coincida con aquellas materias que por ley natural no
deben ser reveladas.
c) Secreto confiado
Aquí antes de revelarse algo, se hace una prometa ex ante al conocimiento mismo del o
que se debe ocultar. Nuevamente, la razón de la no revelación es la promesa; aquí
igualmente puede o no ser de aquellas materias propias del secreto natural.
Fundamentos de la profesión
El secreto profesional será todo lo que se reveló en relación con un asunto profesional,
sea que se le va a encomendar o que ya se le ha encomendado; o que el abogado ya ha
asumido.
Tenemos tanto un deber y un derecho. Será un deber hacia los clientes, el que perdura
en los absoluto, aún después de que les haya dejado de prestar sus servicios; y a su vez
será un derecho ante los jueces, pues no podría aceptar que se le hagan confidencias, si
supiese que podría ser obligado a revelarlas.
Reza el artículo 11, relativo al alcance de la obligación de guardar el secreto, que “La
obligación de guardar el secreto profesional abarca las confidencias hechas por
terceros al abogado, en razón de su ministerio, y las que sean consecuencias de
pláticas para realizar una transacción que fracasó. El secreto cubre también las
confidencias de los colegas. El abogado, sin consentimiento previo del confidente, no
puede aceptar ningún asunto relativo a un secreto que se le confió por motivo de su
profesión, ni utilizarlo en su propio beneficio”.
En la parte final del Art. 12, se está refiriendo a la situación en un sujeto va a cometer
un delito, hipótesis que no queda cubierta por el secreto profesional. Ello es distinto de
aquél que ya ha cometido
a) El deber
Para tener este deber, se ha de ser abogado en ejercicio, no es que tenga el título nada
más.
b) El derecho
El derecho se puede hacer valer ante los jueces y antes cualquier autoridad, de modo
que se hará patente ante cualquiera que desee extraer el secreto. Y si no se hace valer
este derecho, se entenderá que es un testigo de la parte o de la contraria; lo cual
claramente es incompatible en ser el defensor de la parte y a su turno testigo.
En ese orden de cosas, este derecho que tiene el abogado, finalmente termina siendo un
deber, a fin de defender los intereses del cliente.
El abogado no tiene la obligación de probar su excusa de declarar, basta con que la haga
presente, debiendo las autoridades tener presente la calidad de letrado que reviste éste.
Incluso puede oponer la reserva contra su propio cliente.
También es un deber para con la sociedad, es sano para el todo social que se guarde el
secreto profesional.
Si no es secreto prometido, o confiado, el mismo será natural y éste obliga por razón de
justicia [según la ley natural].
El Código nuevo de Ética, entre los Art. 46 a 64, realizó un desarrollo respecto de los
deberes que comprenden el deber de confidencialidad que son
b) Deberes de cuidado
El Art. 47 señala que el secreto tiene duración indefinida, vale decir, no releva de esta
obligación el traspaso del tiempo
Es deber de revelar información por el abogado que desempeña una función pública.
Si el cliente señala que se puede revelar el secreto, esto es posible. Debe ser un
consentimiento expreso.
El abogado puede solicitar al cliente la autorización para revelar el secreto. Pero debe
a) Para evitar un serio peligro de muerte o daño corporal para una o varias personas
b) Para evitar la consumación de un crimen o simple delito que merezca pena aflictiva
A continuación se habla del Art. 55 del Código de Ética Profesional nuevo. No se puede
ir más allá de lo estrictamente indispensable para el caso concreto.
Además, la revelación del secreto profesional constituye delito a la luz de los Art. 231 y
247 del Código Punitivo.
Anota el Art. 231 que “El abogado o procurador que con abuso malicioso de su oficio,
perjudicare a su cliente o descubriere sus secretos, será castigado según la gravedad
del perjuicio que causare, con la pena de suspensión en su grado mínimo a
inhabilitación especial perpetua para el cargo o profesión y multa de once a veinte
unidades tributarias mensuales”.
Dice el Art. 247 que “El empleado público que, sabiendo por razón de su cargo los
secretos de un particular, los descubriere con perjuicio de éste, incurrirá en las penas
de reclusión menor en sus grados mínimo a medio y multa de seis a diez unidades
tributarias mensuales.
Las mismas penas se aplicarán a los que ejerciendo alguna de las profesiones que
requieren título, revelen los secretos que por razón de ella se les hubieren confiado”.
Se ha dicho que el abogado cuando asume un asunto, lo debe llevar hasta el final, salvo
cuando legítimamente renuncia al patrocinio. Así en ese orden de cosas, existe el caso
de que se pactó una cuota-litis entre el abogado y el cliente, habiendo obtenido una
parte importante de los honorarios a lo largo del proceso, sin perjuicio de que en medios
de comunicación se señala que el cliente tenía otro abogado diverso que era de los
parientes del cliente, y además éste primitivo abogado asesoraba desde antes al cliente,
quien ocurría a consultarle asuntos jurídicos que le señalaba el otro abogado.
Aquí existe un conflicto entre el Art. 30 del Código antiguo y el caso en cuestión, así
dicha norma anota que “Una vez aceptado el patrocinio de un asunto, el abogado no
podrá renunciarlo sino por causa justificada sobreviniente que afecte su honor, su
dignidad o su conciencia, o implique incumplimiento de las obligaciones morales o
materiales del cliente hacia el abogado o haga necesaria la intervención exclusiva de
profesional especializado”.
En relación con el Art. 25 del Código de Ética, que habla de las obligaciones para con el
cliente, señala que “Es deber del abogado para con su cliente servirlo con eficacia y
empeño para que haga valer sus derechos sin temor a la antipatía del juzgador, ni a la
impopularidad. No debe, empero supeditar su libertad ni su conciencia ni puede
exculparse de un acto ilícito atribuyéndolo a instrucciones de su cliente”, existe un caso
en que un abogado le informa a su cliente que finalizó un asunto sin previa consulta a él,
de modo que el cliente no se encontraba conforme con tal asunto solicitando copias de
los escritos para iniciar otros juicios; y así la clienta reclama de esta no entrega de las
copias y que se le paguen parte de los honorarios. Como consecuencia del inactuar del
abogado, se decretó el abandono del procedimiento.
A propósito del artículo 37 que habla de la adquisición de interés en el asunto, éste reza
que “Fuera del caso de cuota litis escriturado con anterioridad a su intervención
profesional, el abogado no debe adquirir interés pecuniario de ninguna clase relativo
al asunto que patrocina o haya patrocinado.
Tampoco debe adquirir directa e indirectamente bienes de esa índole en los remates
judiciales que sobrevengan”.
Aquí se sancionó al abogado, por cuanto atentaba contra la ética, porque independiente
de hacer defensas escritas o no, él ya aceptó la causa, de manera que se le sanciona por
faltas a la ética por adquirir interés en el asunto, sin perjuicio de que igualmente se
señala que la venta era nula porque quien adquirió no gozaba de capacidad alguna para
ello; existiendo una norma de orden público en medio.
Otro caso es el de un abogado que cobra el total de lo convenido antes de alegar una
causa. El cliente señala que ello no era lo convenido, y la razón por la que éste estaba
cobrando anticipadamente, era para impedir que otro abogado asumiera el asunto; y en
ese orden de cosas, señalaba el letrado que podía tomar una nueva defensa, siempre y
cuando fuere un abogado de la Corporación de Asistencia Judicial, todo por cuanto el
cliente no tenía dinero para pagarle a él y menos a otro.
Otro caso se refiere al cumplimiento del mandato que hace el cliente. Se le encomienda
al abogado que cobre cuatro cheques, incluyendo uno que ya había sido pagado, y ante
la presión del abogado de que ejecutará al deudor, éste deposita y consigna el total de
los cheques. Así se accede al retiro del dinero con el compromiso de hacer presente el
pago parcial del primer cheque.
Ahora existe otra situación entre abogados, en donde el abogado y querellado llegan a
un acuerdo de que se pagarán las costas del juicio por una de las partes, ante lo cual se
entregan dos letras de cambio aceptadas por la contraria, las que son protestadas por
falta de pago. El abogado no quería responder de su calidad de avalista, todo por cuanto
fue engañado por su cliente, quien si le garantizó que gozaba de los fondos suficientes
para el pago. Se señala que no excusa de la obligación de pago el haber sido engañado
por el cliente.
Se ausenta un abogado del lugar del juicio, ante lo cual delega poder en otro abogado.
Así a la vuelta de su viaje, se alega la nulidad de todo lo obrado por vicios en la
notificación de la contraria. Se genera un incidente y se lleva como testigo al abogado
en el que se delega el poder, sin perjuicio de que la otra parte gana el incidente,
declarándose la nulidad de la notificación; y además se acusa de falta a la ética al
abogado en el que se delegó poder. En este caso, fue sancionado el abogado que se
sirvió de su colega en calidad de testigo.
La verdad es que aquí no media secreto alguno, todo por cuanto ambas partes conocían
de los verdaderos hechos. Sin perjuicio puede haber falta a la lealtad entre la relación
letrado y cliente.