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de la evidencia, aunque sólo sea con un ocasional, sino un elemento consustancial a


único enunciado empírico que recoja un con- humana pero desde la óptica del malestar de cial como una política de dominación, es de-
las funciones del sistema cognitivo; más aún, cir, un conjunto de prácticas que crean las
traejemplo, como el pluralismo, puesto que las mujeres, de sus luchas y anhelos histó-
un conocimiento que no fuera selectivo, de condiciones materiales de posibilidad que
varias teorías pueden ser compatibles con rico-sociales.
un determinado sector de la realidad, sino
la misma evidencia, lógicamente consisten- Como teoría, en el sentido etimológico del les son propias y favorecen dialécticamente
del conjunto de ella, sería disfuncional. Pero, término, el feminismo consiste en un hacer su continuidad y autolegitimación. Tales
tes y mutuamente distintas o incluso contra- en todo caso, tal conocimiento, ni es posible,
dictorias. ver fenómenos que no son significativos prácticas las desempeñan e instituyen las éli-
ni resulta necesario en relación con la super- para otras teorías. Así, el feminismo ha re- tes dominantes (abrumadoramente masculi-
Las derivaciones relativistas y escépticas vivencia.
que pudieran extraerse de aquí son sortea- definido nociones al uso y ha inventado y nas) desde una posición que les permite defi-
En conclusión, el falibilismo no comporta acuñado nuevas categorías interpretativas
das por los pensadores mencionados y sus nir el mundo e imponer esas definiciones a
escepticismo, sino conciencia sobre los lí-
seguidores elaborando teorías de la verdad para designar acontecimientos antes inno- los demás para perpetuarse en dicha posición
mites cualitativos del conocimiento y la ne-
compatibles con el pluralismo falibilista y minados: «sexismo», «violencia domésti- de poder. «Patriarcado», pues, designa un
cesidad de revisarlo críticamente. Además, ca», «feminización de la pobreza» o la cen-
con algún tipo de realismo ontoepistémico. proporciona una visión acumulativa y per- patrón histórico en el que la realidad social
Así. el pragmatismo y el neopragmatismo tral noción de «patriarcado», son algunos se organiza y se divide simbólicamente. Los
fectible del conocimiento humano, salvo en ejemplos. Como crítica, comporta una prác-
de inspiración peirceana ofrecen la noción mecanismos sociales mediante los que se
aquellas de sus versiones que asumen las tica argumentativa de «irracionalización» de
de verdad como convergencia a largo plazo críticas de Thomas S. Kuhn a la noción de instauran y perpetúan los sistemas patriarca-
entre los grupos coherentes de enunciados teorías y situaciones, tratando de poner en les han sido estudiados por la sociología fe-
progreso científico. evidencia los sesgos incoherentes y/o no le- minista, que se refiere a ellos como «defini-
con los que se cuenta en el presente y los Por último, el falibilismo tiene una dimen-
que se vayan añadiendo en el futuro de ma- gítimos de éstas. En esta medida, la teoría ciones sociales de sexo» (Janet Saltzman,
sión praxeológica que adopta la forma de an- feminista tiene dos dimensiones. La primera Cender Equity. An Integrated Theory ofSta-
nera concordante. En estas circunstancias, tidogmatismo político y que constituye el eje
la verdad completa sería algo sólo alcanza- hace de ella un proceso de análisis explica- bility and Change, 1989). Tales definiciones
conceptual de las teorías de la democracia tivo de la dominación de las mujeres en la remiten a un cuerpo general de creencias o
ble en un hipotético término del proceso de elaboradas tanto en el seno del pragmatismo historia, la cultura y las sociedades. Ello ha ideología, del que se derivan un conjunto de
conocimiento; entre tanto, opera como ideal como del racionalismo crítico. exigido a la teoría feminista elaborar re- normas sociales y una serie de estereotipos
regulativo de la investigación en marcha. En — ~^_ [A. J. P.] que, cuando se cumplen y realizan, dotan de
construcciones de su propia genealogía, de
el caso de Popper, la verdad es también una feminismo] su historia (filosófica, artística, geopolí- base empírica y legitiman la ideología, per-
idea regulativa cuya función epistémica es ~EÍTe7rñino surgió en la Francia de finales tica, económica, religiosa...) para fijar el petuando así el sistema.
la de un patrón de ajuste que se busca (me- del siglo xix para designar una serie de cam- lugar desde el que se habla. En segundo En función de la situación del sistema de
diante la crítica), pero que no se posee. De pañas sociales protagonizadas por mujeres término, toda teoría feminista hace uso de dominación en cada época histórica y cada
ahí que no sea posible establecer la verdad que abogaban por su emancipación exi- un horizonte propositivo (más o menos cultura, de su combinación con otros siste-
de ninguna teoría; lo único que cabe deter- giendo el voto, el acceso a la educación y a utópico según los casos) desde el que im- mas de dominación que inciden en la orga-
minar es el grado de corroboración de una las profesiones o el derecho a mantener la pugna las normas, valores e instituciones nización social (como el económico, el ra-
teoría (el índice de contrastación que una propiedad de sus bienes aunque se casaran. de la sociedad en cuestión. También desde cial o el religioso), el patriarcado varía en
teoría posee en-un momento determinado) y A partir de entonces, su uso se generalizó y ese horizonte propositivo se vienen proyec- su contenido específico. Sin embargo, se
el grado de verosimilitud de una teoría en se aplicó retroactivamente para designar lo tando y ensayando nuevos patrones de han identificado una serie de temas y cam-
relación con otras (noción lógica resultante que el Diccionario de la RAE (2001) recoge identidad personal y de relación y configu- pos de regulación constantes. De entrada,
de la combinación de las nociones de conte- en sus dos acepciones: 1) «Doctrina social ración social que el grueso de las teorías fe- las definiciones sociales de sexo siempre
nido de verdad y contenido de falsedad). favorable a la mujer, a quien concede capa- ministas ha pensado en clave emancipato- han señalado y señalan la existencia de su-
Popperianos como Hans Albert han clarifi- cidad y derechos reservados antes a los ria e igualitarista, salvo el denominado puestas «esencias» metafísicas o «naturale-
cado su noción de verdad acentuando la co- hombres»; 2) «Movimiento que exige para «feminismo de la diferencia», sobre el que zas» biológicas específicas para cada sexo,
nexión entre el racionalismo crítico y la las mujeres iguales derechos que para los más adelante volveremos. en virtud del dimorfismo sexual. Ello se
epistemología evolucionista. hombres». El feminismo es, en efecto, a la La corriente emancipatoria del pensamiento acompaña, necesariamente y de forma pa-
Precisamente, de entre la multitud de episte- vez un movimiento social con una larga tra- feminista está recorrida por una idea que ha ralela, de una clasificación simbólica de la
mologías contemporáneas que se autopre- yectoria histórica y un conjunto de doctrinas ocupado gran parte de los esfuerzos teóricos especie en dos géneros, masculino-varón y
sentan como falibilistas en algún sentido, elaboradas desde distintos campos del saber, del feminismo de la igualdad del siglo xx: femenino-mujer, que son presentados como
cabe destacar la epistemología evolucionista incluida la filosofía. la situación de inferiorización, opresión e el modelo social normativo (el deber ser)
y su tesis de la falibilidad estructural del co- La filosofía feminista más reciente se ins- incluso explotación de las mujeres en tanto de la especie «naturalmente» emanado de
nocimiento, que se explica en clave natura- cribe en la tradición del pensamiento crítico que tales no se debe a comportamientos ais- su ser metafísico o biológico. De esta evi-
lista: el aparato cognitivo humano es estruc- urdida en la Modernidad, y en la que ahondó lados, contingentes o marginales a las pau- dente falacia naturalista arrancan los prejui-
turalmente selectivo y parcial en función de Marx al señalar que la crítica de la razón es tas sociales, sino a un sistema de domina- cios patriarcales, por lo que será recurrente-
la supervivencia, lo cual produce un conoci- también crítica de la sociedad. Así, la filoso- ción que Kate Millet —en Sexual Politics mente denunciada por las teorías feministas

L
miento que no es ni cualitativamente per- fía feminista constituye un conjunto de teo- (1969)— denominó «patriarcado» o «siste- de la igualdad.
fecto ni cuantitativamente exhaustivo. Desde rías críticas de la razón y de la sociedad, que ma sexo-género». Esta noción designa tanto Desde el punto de vista individual, los géne-
esta perspectiva, el error no es un defecto piensan éstas en relación con toda la especie una estructura general de organización so- ros asignan identidades, roles, capacidades,
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También hay testimonios de mujeres dedi- construye una utopía y reconstruye una his-
conductas, sentimientos, etc. (todos estereo- des de acción, elección y movimiento de las
cadas a la filosofía y otros saberes, que eran toria de las mujeres con el afán de irraciona-
tipados), a cada persona según su sexo, y de mujeres. Como todo sistema de dominación, lizar los discursos de la inferioridad y los
este modo las ubica socialmente según un los patriarcados cuentan con recursos para reconocidas y respetadas (Aspasia de Mi-
leto. Arete de Cirene, María la Judía, Hipa- ataques al sexo femenino. En la obra recoge
orden de valores desiguales y complementa- garantizar el cumplimiento de las normas y
tia de Alejandría). Sin embargo, han sobre- argumentos que ya había utilizado en otros
rios. Con lo que todo sistema patriarcal in- la realización de los estereotipos. Esos recur-
vivido mejor los textos patriarcales de textos con los que participó en La Querelle
curre en un injustificado salto categorial por sos o bien son directos, coercitivos (como
Aristófanes, Platón o Aristóteles, entre del Román de la Rose: se pronuncia a favor
el que una relación horizontal y recíproca, los castigos de todo tipo previstos por leyes
o normas consuetudinarias a propósito de la otros, donde se aprecia la norma ideológica de la igualdad entre los sexos y del acceso de
como es la diferencia, se transforma en una
promiscuidad sexual femenina, de la sol- que regía para el grueso de las mujeres. las mujeres a la educación y al conocimien-
relación vertical y jerárquica, como es la de-
tería o de un «exceso» de inteligencia o de Durante la Edad Media, la ideología cris- to, presenta una noción positiva y saludable
sigualdad. Sustentar la desigualdad sobre la
diferencia tiene el efecto perverso de hacer presencia pública), o bien indirectos. Los tiana preponderante contiene una imagen de del cuerpo femenino y aborda el tema de la
que la «diferencia» pierda su carácter recí- verdaderamente eficaces son los indirec- las mujeres que es una mixtura de elemen- violación. Todas estas cuestiones serán ob-
proco. De modo que, en lugar de entender tos, pues —como es sabido al menos desde tos procedentes de la antropología aristoté- jeto de discusión en La Querelle des Fem-
que varones y mujeres son recíprocamente Maquiavelo— ningún sistema de poder se lica y tesis elaboradas en la Patrística (con mes, debate que recorre todo el Renacimien-
diferentes entre sí (de forma similar a como mantiene sólo con medidas coercitivas y ne- contribuciones tan relevantes como las de to en paralelo con la búsqueda de la renovatio
los varones se diferencian unos de otros o cesita fomentar el consentimiento y la cola- san Pablo o san Agustín). Las mujeres apa- social y del «hombre nuevo». En este con-
las mujeres unas de otras), se pasa a consi- boración sobre todo del grupo dominado. recen como seres ontológicamente inferio- texto intelectual, como en el de la Reforma
derar que las mujeres son lo diferente, lo Para ello se recurre a la persuasión mediante res, seres que por su sexo son considerados protestante y en el de la Contrarreforma, a lo
otro, frente al prototipo de humanidad que imágenes atractivas y poderosos mitos que más próximos que los varones a lo mun- más que se llegó fue a reconocer una cierta
está representado por el género masculino. se presentan como modelos de identidad fe- dano, natural y animal (frente a lo sobrena- dignidad moral a las mujeres en tanto que es-
Por este camino se convierte lo masculino y menina (y sus contrapartidas masculinas) tural), a la carne (frente a lo espiritual), al posas y madres cristianas, y la necesidad de
los valores asociados a ello en paradigma que deben ser imitados; los vehículos de pecado y al mal. Contra esta concepción, en educarlas como tales.
neutro (sin marca diferencial) de lo humano, transmisión son las instituciones responsa- algunos conventos las monjas instituyeron Desde un punto de vista social, cabe desta-
siendo lo femenino y todo lo asociado a ese bles de la socialización y los medios de co- prácticas de reconocimiento y de respeto car en esta fase final del periodo premo-
género lo otro en virtud de su marca (sexual) municación. mutuo como seres moralmente dignos. Esto derno la numerosa participación de las
diferencial. A este respecto, los tratados fi- Desde un punto de vista histórico, el femi- otorgó a algunas mujeres de talento la auto- mujeres en las sectas milenaristas y protes-
losóficos, teológicos, médicos y científicos nismo ha ido ligado a épocas en las que se estima suficiente para atreverse a desempe- tantes que pretendían instaurar el reino de
vienen desempeñando una valiosa tarea de han puesto en cuestión instituciones centra- ñar actividades públicas más allá de los Dios en este mundo, el reino de la igualdad
legitimación ideológica (en el sentido mar- les del statu quo o, incluso, la totalidad de muros del convento y de las normas y jerar- en todos los órdenes. Como Guillermina de
xiano del término) del patriarcado. Todos éste; épocas de cambio en las que las muje- quías establecidas. A ello siempre acompa- Bohemia (1210-1281), terciaria de la orden
esos saberes ejercen un papel central en el res participaron, unas veces sumándose sin ñaba la conciencia de su situación y de lo del Cister para quien la redención de Cristo
desarrollo y difusión de las definiciones de más a impugnaciones generales del statu que su actividad tenía de rupturista, lo que no había alcanzado a la estirpe de Eva y, por
género, si bien en su seno han acabado por quo, otras con la conciencia de su discrimi- justificaban y defendían por escrito (gene- ello, éste se había encarnado de nuevo (en
brotar también enfoques feministas. nación sexual y contra la responsabilidad ralmente a título individual y apelando a la ella misma) para salvar a las mujeres. Esto
Volviendo a las constantes de los patriarca- del statu quo en ella; únicamente si se cum- voluntad divina). Uno de los ejemplos más ilustra lo apuntado más arriba: las demandas
dos, es preciso señalar que siempre ordenan ple esta última condición cabe hablar de fe- brillantes a este respecto fue la benedictina igualistaristas para las mujeres se hacían oír
jerárquicamente el campo del trabajo to- minismo en sentido estricto. La investiga- Hildegard von Bingen (1098-1179), predi- en un momento en que el statu quo estaba
mando pie en supuestos límites derivados de ción histórica feminista sólo puede constatar cadora, misionera en el norte de Alemania, en crisis y se renovaba. Sin embargo, a las
las diferencias «esenciales»; a partir de ahí que se da tal condición si hay prueba textual autora de tratados físicos, fisiológicos y reivindicaciones feministas siempre ha se-
se instituye la distinción jerárquica entre es- de ello, bien sea indirecta o directa, cosa que místicos, y reconocida compositora musical. guido una reacción patriarcal. En el caso
pacio público y privado-doméstico y las re- no siempre es posible, pues aunque el pro- También ella sirve para ilustrar la reacción ahora mencionado se deja ver en las actas de
gulaciones y fijaciones de la institución fa- ceso de recuperación histórica de la memo- del statu quo ante estos desafíos, pues en la Inquisición, en la rápida desautorización
miliar. Otra constante es que la división ria feminista ha avanzado mucho, encuentra 1178 fue excomulgada por desobediencia. por parte de Lutero de los intérpretes iguali-
sexual del trabajo lleva aparejada la distri- especiales dificultades en los periodos más Fuera de los conventos también surgieron taristas de su obra y en la violenta represión
bución del poder y de la autoridad en todos antiguos de nuestra cultura. De la Antigüe- múltiples voces de protesta y denuncia con- llevada a cabo por los príncipes luteranos
los ámbitos. Por último, toda sociedad pa- dad clásica queda constancia de que en el tra la concepción oficial de las mujeres y la para aniquilar revueltas de tal índole, por no
triarcal intenta asegurar la paternidad de sus seno de la ilustración sofística se discutie- situación real en que se encontraban, pero hablar de la quema sistemática de «brujas»
descendientes (futuros depositarios de la ron los límites de referencia de la igualdad, siempre eran voces aisladas y, en conse- entre los siglos xv y xvn. Las mismas difi-
propiedad y el poder); de ahí que se institu- pero los fragmentos que se conservan son cuencia, con limitada capacidad de presión. cultades con la Inquisición encontraron las
yan mecanismos de control de la conducta breves y escasos. Queda también constancia A este respecto hay que mencionar a Chris- monjas y beatas españolas que empleaban el
sexual, los cuales siempre han acarreado de prácticas igualitaristas en la escuela de tine de Pisan (1364-1430) y su Le livre de la discurso religioso para dar salida a su creati-
mayores restricciones sobre la sexualidad Pitágoras o en escuelas helenísticas que Cité des Dames (1405). Haciendo uso de un vidad intelectual y para intervenir en la vida
femenina y, en definitiva, sobre las liberta- contaban con mujeres entre sus miembros. lenguaje marcadamente alegórico, la autora pública, desafiando así sus normas. Baste el
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ejemplo de las alumbradas de Andalucía que al menos algunas mujeres tenían voz. cie humana en virtud de la mente o buen sujeto, como seres cuya naturaleza les asig-
que, en el siglo xvi, fueron acusadas de re- Desde el punto de vista intelectual, los si- sentido, unificación que es perfectamente na un destino social. Así elabora un nuevo
chazar el matrimonio y la autoridad de los glos XVM y xvni representan una edad de oro compatible con la diversidad interna que modelo de familia (el de la burguesía emer-
prelados (cosa que era cierta); o de Teresa del feminismo en que los conceptos de nace de sus diferencias corporales. Este ar- gente) que consagra la exclusión de las mu-
de Cartagena, que en el siglo xv escribió en razón, igualdad, libertad y universalidad gumento, que vincula la igualdad sociopolí- jeres del ámbito público. Éste fue el pro-
lengua castellana la primera apología de es- conforman pensamientos y proyectos eman- tica con la unidad racional de la especie, y yecto sociopolítico ilustrado que, en lo que
critoras, donde ensalza las capacidades in- cípatenos para toda la humanidad. La filo- que pone en cuestión la legitimidad de la atañe a las mujeres, más se extendió, para lo
telectuales de las mujeres. También del sofía francesa cuenta en su haber con casi maniobra que deriva la desigualdad socio- que contó con el apoyo de la «medicina filo-
discurso religioso arranca la obra de la me- todos los textos fundacionales del femi- política de las diferencias corporales, es otra sófica» (entonces en auge) y de otros filóso-
xicana Sor Juana Inés de la Cruz (1651- nismo moderno. El primero lo publicó en constante en las teorías feministas de la fos ilustres, como Kant.
1695), si bien su obra poética traspasó am- 1673 el cartesiano Fran9ois Poullain de la igualdad. Y ello incluso cuando, ya en el si- Dentro del grupo ilustrado con sensibilidad
pliamente esas fronteras. Llegó a disfrutar Barre (1647-1725) con el título De l'égalité glo xx, se abandone el dualismo radical feminista tampoco hay un discurso unitario.
de prestigio en la corte española antes de des deux sexes. Allí argumenta la necesidad cuerpo/mente. Las posiciones oscilan a causa de algunas
que las autoridades eclesiásticas la castiga- de instaurar la igualdad en todos los órdenes El feminismo ilustrado del xvín siguió las tensiones conceptuales internas al pensa-
ran por cultivar las letras profanas. Su pen- sociales como único medio para reformar pautas racionalistas marcadas por Poullain miento de la Ilustración. Quizá sea Diderot
samiento feminista recorre toda su vasta las costumbres y acabar con los males socia- de la Barre, si bien, por un lado, sus deman- el mejor ejemplo de ello: de un lado, aporta
obra poética y se manifiesta con fuerza en les. También ofrece la pauta de acción: hay das fueron más sectoriales que las del carte- explicaciones culturalistas de la desigualdad
los textos más filosóficos —Primero Sueño que empezar por cambiar la relación básica siano (que reivindicó explícitamente la entre varones y mujeres (las tradiciones, la
(ca. 1685), Carta atenagóríca (1690), Res- y matriz de todas las demás relaciones que igualdad en todos los ámbitos: económico, religión, la falta de educación, serían su
puesta a Sor Pilotea de la Cruz (1691)—, constituyen la sociedad, a saber, la que se da familiar, político, militar e incluso eclesiás- causa); pero de su teoría del cuerpo humano
donde, al hilo de su noción de saber, defen- entre los sexos. De modo que la igualdad tico), y, por otro, la filosofía feminista se di- se deriva un determinismo biologicista que
derá la poesía y la sabiduría que ésta lleva que propugna entre mujeres y varones ten- versificó tanto como la filosofía en general; culmina en una concepción pseudocientífica
aparejada como parte de una cadena de las dría efectos beneficiosos para toda la socie- de hecho, la concepción de las mujeres de las mujeres como seres privilegiados que,
ciencias que conecta con los saberes sagra- dad, con lo que la igualdad entre los sexos como grupo social fue un motor de diver- gracias al útero, poseerían misteriosas dotes
dos. Asimismo, tomando pie en el dualismo es condición necesaria de cualquier otra sificación. Así pues, el de la Ilustración no adivinatorias. Lamentablemente, como ha
cuerpo/alma, argumenta el derecho de las igualdad. Esta idea, que presenta el femi- es un discurso unitario, ni en general ni a sido puesto de manifiesto por las teorías fe-
mujeres a ser educadas y a practicar ambos nismo como proyecto no sectario, sino de propósito de la diferencia genérica. Para ministas de la igualdad, este «discurso de la
tipos de saberes, dado el carácter no se- interés universal (también para los varones), empezar, hay una profunda división en el excelencia» tiene el mismo efecto social que
xuado del alma y de la inteligencia. y como índice de calidad social, constituye pensamiento ilustrado entre feministas y an- los «discursos de la inferioridad».
Por esta época en Francia se han producido una de las señas de identidad del feminismo tifeministas. A este respecto, una vez instau- En cuanto al pensamiento propiamente fe-
novedades sociales y filosóficas decisivas y aparecerá de forma recurrente en los tex- rado el paradigma ideológico ilustrado de la minista, optó por considerar todas las dife-
que permiten diferenciar el feminismo pre- tos feministas posteriores. Tanto en la obra igualdad desde el que se deslegitimaban las rencias que defacto se esgrimían para dis-
moderno y renacentista del propiamente mo- citada como en su De l'education des da- jerarquías aristocráticas del Antiguo Régi- criminar y oprimir a grandes sectores de la
derno, que comienza en el siglo XVH. A tí- mes pour la conduite de l'esprit dans les men, la denuncia de la ilustración feminista población (las de sexo, las de raza y las reli-
tulo general, la diferencia más destacable sciences et dans les moeurs (1674) y en De contra la ilustración antifeminista se centró giosas) como características tan irrelevantes
es que las voces feministas dejan de estar l'excellence des hommes centre l'égalité en la incoherencia manifiesta en la que esta desde el punto de vista político como cual-
aisladas para empezar a concertarse. Desde des sexes (1675), Poullain extrae las impli- última incurría al abogar al mismo tiempo quier otra diferencia corporal. A los argu-
el punto de vista social, fueron decisivos caciones prácticas del programa cartesiano por la idea antiesencialista de un sujeto au- mentos de cuño cartesiano se unieron los
esos Salones Preciosistas del xvn que regen- de lucha contra el prejuicio, las verdades he- tónomo y autoconstituyente al margen de igualitaristas de raíz iusnaturalista o los me-
taron damas de la alta sociedad (fundamen- redadas y el argumento de autoridad, pues cualquier marca discriminatoria de naci- ritocráticos de procedencia liberal: todos
talmente parisina) como Madeleine de Scu- —a su juicio— el w no sólo es una cosa que miento, y por la pervivencia de la aristocra- coincidían en que la desigualdad realmente
déry (1607-1701). Contra ellas escribió piensa, sino también una cosa que actúa; de cia masculina. El filósofo ilustrado que me- existente era un efecto histórico-social que
Moliere Las preciosas ridiculas. Por encima ahí que la lucha contra el prejuicio sea algo jor expresa esa incoherencia es Rousseau. debía ser erradicado mediante la educación
de su importancia como semillero literario, no meramente intelectual, sino práctico, y En contraste con el igualitarismo aparente- y la reforma de las instituciones para cons-
como primer lugar de fijación de la lengua en el ámbito práctico el prejuicio más da- mente universal que apunta en otros textos truir una sociedad más justa y mejor, y no un
francesa y, más tarde, como espacio de de- ñino es el de considerar a otros desiguales célebres, en su tratado sobre la educación hecho natural que hubiera que perpetuar.
bate político, en los Salones se logró que La (por antonomasia a las mujeres) y tratarlos del ciudadano —Émilie (1762), especial- Madame Lambert, Théroigne de Méricourt,
Querelle des Femmes (la disputa sobre si como tales. Que la desigualdad sexual es un mente el capítulo V— esboza un retrato de D'Alembert, Madame d'Epinay, el barón
eran o no imagen de Dios, sobre su cuerpo, prejuicio lo argumenta tomando pie en el la compañera del ciudadano (Sofía) como D'Holbach, el caballero de Jaucourt, el mar-
sobre si tenían alma, sobre sus capacidades, dualismo cartesiano cuerpo/mente y en la ser pasivo destinado a las ocupaciones do- qués de Condorcet, Olympe de Gouges o la
su educación y sus deberes) dejara de ser idea, también cartesiana, de que la mente mésticas que permitan la reproducción y británica Mary Wollstonecraft son sólo al-
coto de teólogos y moralistas y pasara a con- (que piensa y siente) no tiene sexo. Maneja, producción del ciudadano. Rousseau piensa gunos nombres de un nutrido grupo. De sus
-..«.r. ,inn orvn^onoiñn linififüHa í\f Ifl PSOP- „ !«/. m.,:A**ap /*nn lo nn^if^n n escritos cabe destacar en primer lugar los
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Cuadernos de quejas y redamaciones (1789), clama la igualdad formal ante las leyes para antes, y tras un periodo de residencia en cación física y moral de las mujeres (1769)
redactados por mujeres de distinta extracción todos los seres humanos sin excepción, pero Francia que le permitió conocer de primera y del Discurso en defensa de las mujeres y
social para ser llevados por los representantes también medidas de intervención que garan- mano la ideas y sucesos revolucionarios, ha- su aptitud para el gobierno (1790), cuyo
locales a la reunión de los Estados Generales ticen la igualdad material universal. De este bía escrito A Vindication of the Rights of contenido la aleja un tanto (pero no por
convocada por Luis XVI. En ellos se exige modo, además de exigir el derecho a la ciu- Men, que ataca las tesis antirrevolucionarias completo) del modelo de mujer doméstica,
desde el derecho al trabajo al de representa- dadanía política activa (a elegir y ser elegi- de Edmund Burke. En ambos textos se ob- del «discurso de la excelencia» y de la teo-
ción política directa, o un cambio moral que das) para las mujeres, prevé la necesidad de serva que, aunque su pensamiento político ría de la complementariedad de los sexos al
implique la desaparición del doble código que el nuevo orden político intervenga para combina ideas de distinto origen, priman las uso entre los «amigos de las mujeres».
moral, permisivo con los varones y restrictivo paliar las desigualdades sociales debidas al de Rousseau, al que criticará duramente por El brillante episodio francés de la teoría fe-
con las mujeres. desequilibrado reparto de la riqueza y de la su incoherencia. Aquí las ideas ilustradas minista moderna se cerró de la peor manera
El caballero de Jaucourt, autor del artículo educación. Impulsó como diputado un pro- ven acentuado su perfil ético, que adquiere para los grupos sociales beneficiarios de ella
«Mujer (Derecho natural)» de la Enciclope- yecto de educación pública gratuita, iguali- primacía frente al político; reivindica la (mujeres, negros y no propietarios) y para
dia, mezcla argumentos igualitaristas con- taria, universal y mixta (en lo que hace al igualdad como exhortación ética y se centra, sus defensores. La reacción patriarcal que
cernientes al rango estamental y al sexual alumnado y al profesorado) que la Asam- más que en cuestiones de ciudadanía polí- siguió se concretó en Francia en censura, es-
para ofrecer una nueva concepción del ma- blea rechazó, y que inspiraría las más avan- tica, en las de ciudadanía social y civil (ma- carnio público, reclusión en centros para
trimonio, la institución que regula las rela- zadas reformas educativas posteriores. trimonio, educación y trabajo). Considera enfermos mentales, muerte en prisión en cir-
ciones conyugales y la familia. Así, toma pie La misma ambición igualitaria se percibe en fruto de un prejuicio inmoral e injusto el cunstancias no aclaradas (caso de Condor-
en el iusnaturalismo fundado por Hugo Gro- la dramaturga y activista política moderada contrato matrimonial al uso, por exigir la su- cet) o en la guillotina (caso de Olympe de
cio para defender la igualdad natural entre Olympe de Gouges. Sus fuentes de pensa- misión de un ser humano (la esposa) a otro Gouges, «por querer ser hombre de Es-
hombres y mujeres (incluso de distinto esta- miento son tan variadas que incluso recurre (el marido). Defiende para las mujeres el de- tado»). A lo sumo, el único logro social que
mento social) e impugnar la detentación sis- a nociones rousseaunianas (como la de es- recho a la educación y al trabajo en igualdad en el siglo xix obtuvieron algunas mujeres
temática de la autoridad por parte de los va- tado de naturaleza armónico) para contrade- de condiciones, por su capacidad de dignifi- fue el respeto a las esposas castas y piadosas
rones en la sociedad conyugal. Considera el cir al filósofo y ser más coherentemente car moralmente a los individuos y, en conse- y una mínima educación en tanto que ma-
matrimonio un contrato por el que los cón- igualitarista que él. Llegó a ver representada cuencia, a toda la sociedad. dres de ciudadanos, todo ello aderezado con
yuges determinan sus compromisos y dere- una de sus obras, L'Esclavage des Noirs El giro ético preside también el feminismo el ya mencionado doble discurso «de la ex-
chos recíprocos, y asegura que sería acorde (1792), en la que denunciaba la explotación de la Ilustración española. Aquí el debate celencia» y «la complementariedad». Desde
con el derecho natural que se reconociera la y opresión racistas. Publicó numerosos fo- general se centró en la educación (sus con- el punto de vista intelectual, la filosofía y,
autoridad de la esposa cuando su rango, for- lletos sobre medidas de intervención social tenidos y su alcance) como medio para reor- en general, el pensamiento idealista y ro-
tuna, inteligencia, mérito o cualquier otra para redistribuir la riqueza y fomentar la for- ganizar el reino y regenerar las costumbres. mántico del xix fue nefasto para las muje-
circunstancia así lo indicara. mación de los más desfavorecidos, e incluso En todos los casos se reconoce la impronta res, ya fuera por las burdas y misóginas con-
Especialmente notables son las contribucio- redactó manifiestos contra la dictadura de del feminismo francés, pero sin alcanzar sus
nes de Condorcet (1743-1794) y Olympe de cepciones en que incidieron los discursos de
Robespierre. Con su texto más célebre, £><?'- cotas. Tal es el caso de Benito J. Feijoo la inferioridad, ya por la deshumanización
Gouges (1748-'! 793). Diputado de la Asam- claration des Droits de la Femme el de la (Teatro crítico, 1726), que defiende el dere-
blea legislativa, matemático, filósofo for- de las mujeres que encerraban los de la ex-
Citoyenne (1791), denunció la parcialidad cho a la educación de las mujeres argumen- celencia. Pero el panorama filosófico cam-
mado en el entorno de los fisiócratas, el de la Declaración de los Derechos del Hom- tando que la desigualdad es fruto de un pre-
marqués de Condorcet fue uno de los máxi- bió en la segunda mitad del xix, al tiempo
bre y del Ciudadano (1789) que, con el equí- juicio desatento con el hecho de que las que emergían la revolución obrera y la su-
mos defensores de la razón ilustrada, la crí- voco y ambiguo término universal «Hom- mujeres poseen responsabilidad, lo cual las
tica al prejuicio, la tolerancia, la igualdad y fragista. Es el último episodio del femi-
bre», propiciaba que se entendiera (como hace sujetos humanos como los varones. Por nismo moderno, que termina con la Primera
las ideas de perfectibilidad y progreso moral sucedió) sólo referido a los varones. Seme- este mismo camino van los llamados «ami- Guerra Mundial.
y científico de la humanidad. Autor, entre jante maniobra constituía a su juicio una gos de las mujeres», como Pedro Rodríguez
otras obras, de Esquisse d'un tableau histo- Suele decirse que el siglo xx fue el de la re-
muestra de corrupción social únicamente su- de Campomanes y Gaspar de Jovellanos, volución de las mujeres, y lo cierto es que
rique des progrés de I 'espril humain (1793), perable con la implantación de una sociedad ambos comprometidos con una reforma empezó con la actividad política de las su-
Cinq Mémoires sur l'instruction publique igualitaria, para lo cual nada mejor que em- educativa que incluyera a las mujeres; aun- fragistas inglesas que luchaban por conse-
(1791-92) y Sur l'admission desfemmes au pezar redefiniendo el matrimonio como un que no en igualdad de condiciones, pues, si- guir el voto como primer derecho necesario
droit de cité (1790), sostuvo la necesidad de «contrato social» (en sentido rousseauniano, guiendo la estela rousseauniana, suponían de una larga lista que debería venir después.
abolir los prejuicios y la discriminación que es decir, donde los participantes se reconocen que varones y mujeres tenían «por natura- Sin embargo, sus raíces filosóficas y socia-
sufrían las mujeres, los negros de las colo- como iguales) entre el varón y la mujer. leza» funciones sociales diferentes y com- les están en el siglo xix y en continuidad
nias y los protestantes para que toda la hu- Al otro lado del Canal de la Mancha, y en plementarias. Sin embargo, su teoría de la conceptual con el feminismo del xvm. El
manidad alcanzara una conciencia moral y esta misma línea racionalista e igualitarista, complementariedad de los sexos no fue obs- sufragismo se inició como movimiento cí-
una felicidad plenas. Desde un marco teó- Mary Wollstonecraft (1759-1797) publica táculo para que defendieran la admisión de vico y político en EE UU, con la Declara-
rico iusnaturalista y socio-liberal, defiende en 1792 A Vindication ofthe Rights ofWo- las mujeres en las Sociedades de amigos del ción de Séneca Falls (1848) promovida por
la necesidad de respetar la igualdad natural man, texto de referencia del posterior femi- país. Entre las admitidas estuvo Josefa Amar Elizabeth Cady Stanton y Lucretia Mott.
pn la nroanÍ7nrirtn social v nolítica. Así. re- nismo de la ieualdad anelosaión. Dos años y Borbón, autora del Discurso sobre la edu- Pero su elaboración filosófica, ciertamente
feminismo 256 257 feminismo

magnífica, se produjo en Gran Bretaña de la En todo caso, señalemos que el feminismo Desde un contexto ideológico y geográfico mediante el control de la sexualidad, esa re-
mano de dos miembros del radicalismo libe- renació con Le deuxiéme sexe de Simone de distinto, y motivada por razones diferentes, volución política debe ser prima facie una
ral inglés: Harriet Taylor Mili (The Enfran- Beauvoir, con el nuevo feminismo liberal The Feminine Mystique (1963), de Betty revolución sexual —cosa que (con la inesti-
chisemeni ofWomen, 1851) y John Stuart representado por Betty Friedan y con el ra- Friedan, ofrece un mismo diagnóstico de la mable ayuda de la pildora anticonceptiva) se
Mili (The Subjeclion ofWomen, 1869). Esta dical de Millet y Firestone. Esto ocurrió una situación de las mujeres (norteamericanas) ha traducido en prácticas que quiebran el pa-
oleada feminista se dejó sentir en España en vez terminada la Segunda Guerra Mundial. en la posguerra. Como psicóloga social, trón oficial de conducta sexual, con sus va-
la extensa obra de Emilia Pardo Bazán (La Tras las dos grandes guerras, la situación de Friedan se vio sorprendida por el gran nú- lores de castidad, sexualidad procreativa y
mujer española, 1890) o en la de Concep- las mujeres había variado de forma ligera y mero de mujeres que presentaban patologías heterosexualidad obligatoria.
ción Arenal (La mujer del porvenir, 1861), desigual. Desigual porque, aunque en cier- ante las que su disciplina era incapaz de A pesar de las múltiples diferencias internas
así como en la labor social de lucha contra tos países se había conseguido el recono- ofrecer una explicación y un tratamiento sa- que cabe señalar entre estas teorías, todas
el analfabetismo femenino —como forma cimiento de algunos derechos ciudadanos tisfactorios. La investigación que empren- ellas (sólo el biologicismo de Firestone
de emancipación— llevada a cabo por krau- —como el voto, el acceso a la enseñanza su- dió detectó un problema de identidad, cuya marca una discrepancia) se ensartan en la
sistas como Adolfo Posada (Feminismo, perior o al mundo del trabajo fuera del ho- causa era una sociedad que demandaba y cadena del feminismo ilustrado con su an-
1899) o Concepción Saiz de Otero (El femi- gar—, sin embargo ese reconocimiento se construía identidades femeninas acordes tiesencialismo, su afán de lucha contra el
nismo en España, 1897). daba por regla general sólo en términos de con un mito creado por los hombres: el de la prejuicio y sus valores igualitaristas, univer-
No menos interesante es la otra rama del igualdad formal y sin que afectara a los de- feminidad «auténtica» y esencial de las ma- salistas y humanistas. En esa misma cadena
movimiento feminista actuante a comien- más derechos que como mínimo desde la dres y esposas. Las medidas que recomienda habría que situar el pensamiento feminista
zos del siglo: la socialista. También en este Ilustración se venían reivindicando. Tam- son de tipo formalista liberal: una reforma español contemporáneo. De su cada vez más
caso los primeros textos teóricos fueron poco esos logros se habían instaurado en to- jurídico-política de la sociedad que propor- larga y ancha lista es preciso citar al menos
publicados en el xix: L' Union ouvriere dos los países donde había existido una re- cione a mujeres y varones las mismas opor- los primeros textos: Manifiesto para la libe-
(1843) de Flora Tristán, Die Frau und der clamación previa (por cierto, una pequeña tunidades para desarrollar su personalidad ración de la mujer (1974), de la psicóloga e
Sozialismus (1879) de August Bebel y, so- parte del mundo). En España, sin ir más lejos, según sus deseos, méritos y esfuerzo. En re- historiadora Victoria Sau, y Mujer y socie-
bre todo, Der Ursprung der Farnilie, des donde por iniciativa de Clara Campoamor (El flexiones posteriores, Friedan sacó a la luz dad (1969), de Lidia Falcón, que en pleno
Privateigentums und des Slaats .(1884) de voto femenino y yo, 1936) se había conse- el problema de «la doble jornada» que franquismo introdujeron los temas y debates
Friedrich Engels, donde, en clara polémica guido el voto en 1931, el franquismo causó oprime a las mujeres y optó por un femi- propios del feminismo del momento junto
con el «feminismo burgués» sufragista, es- un enorme retroceso ideológico y fáctico al nismo liberal con sensibilidad social. Tam- con su retórica revolucionaria y política-
tablece la no autonomía de los intereses de erradicar lo conseguido hasta la II República. bién participó en la fundación de la Natio- mente comprometida. Por su parte, Hacia
las mujeres y su dependencia de los de la Por otro lado, en los mejores casos la situa- nal Organization for Women (NOW), que una crítica de la razón patriarcal (1985), de
clase social a la que pertenezcan. De este ción de las mujeres había variado sólo ligera- contribuye con fuerza a hacer visibles las Celia Amorós, hunde sus raíces filosóficas
modo, la entonces denominada «cuestión mente, pues su existencia seguía llena de obs- demandas de las mujeres. Por ella pasaron en el igualitarismo del feminismo ilustrado
femenina» quedaba subsumida y diluida en táculos a su libertad. como afiliadas las ya mencionadas K. Millet y en los pensamientos de J. P. Sartre y S. de
la lucha de clases. Bajo la hegemonía de Movida por un deseo personal de indagar en y S. Firestone, cuyas obras provocarían una Beauvoir. Compuesta de varios ensayos, la
esta tesis, feministas socialistas como su propia existencia, la filósofa Simone de segunda ola feminista. obra abarca tanto las implicaciones éticas,
Clara Zetkin o Alejandra Kollontay elabo- Beauvoir, que ni era feminista ni se había sen- Sexual Potitics (1969), de Millet, y The Dia- políticas, antropológicas y ontológicas de la
raron desarrollos teóricos (publicados en- tido nunca inferior por ser mujer, se preguntó lectic ofSex (1970). de Firestone, abordan categorización de las mujeres y de la rela-
tre finales del Xix y comienzos del xx) que, qué había supuesto para ella el hecho de serlo, la «cuestión femenina» desde otra perspec- ción entre los sexos, cuanto la misma con-
sin buscarlo, ponían en evidencia lo que a lo cual la condujo a romper los límites subje- tiva: la de la teoría política de cuño hege- cepción del feminismo. A este respecto
partir de la aparición de las obras de Kate tivos e interrogarse por las condiciones de po- liano-marxista. Ambas fundaron el «femi- Amorós discute con el «feminismo de la di-
Millet y Sulamith Firestone quedó clara- . sibilidad de la existencia vivida como mujer. nismo radical», ya que su investigación ferencia», por aquel entonces nueva co-
mente establecido: la autonomía del femi- Su investigación cuajó en El segundo sexo tiene como objetivo dar con la raíz de los rriente teórica frente a la que argumenta
(1949), obra mayor de la filosofía feminista problemas de las mujeres. Así, la situación mostrando abiertamente sus inconsistencias
nismo (político y teórico) trente a otras po-
siciones emancipatorias e igualitaristas con en la que la pensadora analiza la condición de individual y colectiva de éstas se explica en y las preocupantes implicaciones prácticas
las mujeres en las sociedades occidentales términos de opresión, pero de una opresión que se derivan de su esencialismo y su es-
las que desde largo venía compartiendo
viaje, señaladamente las antirracistas y an- desde la perspectiva de la filosofía existencia- que no viene impuesta por un sistema de do- toicismo.
lista. Los resultados fueron demoledores: el minación económico, sino sexual: el patriar- El «feminismo de la diferencia» apareció en
ticapitalistas. Pero éste ya es un tema ca-
mundo es masculino y está sustentado con cado. Dado que la estructura social y la Francia de la mano de la filósofa y psicoa-
racterístico del tercer período histórico del
mitos forjados por los hombres. En un mundo identidad personal en bloque están determi- nalista Luce Irigaray (Speculum de l'autre
feminismo, el contemporáneo, cuya ri-
así las relaciones entre hombres y mujeres ca- nadas por ese sistema de dominación, para femme, 1974), y arraigó con fuerza poco
queza de perspectivas, conceptos, proble- tiempo después en círculos feministas italia-
mas y campos de investigación es imposi- recen de reciprocidad, y su lógica es la que satisfacer las demandas feministas no basta-
Hegel describió con la «dialéctica del amo y ría con introducir reformas jurídicas par- nos como el de Luisa Muraro (L'Ordine
ble de resumir. Incluso en el marco simbólico delta madre, 1991). Cabe situar
reducido de la filosofía hay una enorme el esclavo»; en un mundo así las mujeres sólo ciales, sino que es preciso el tipo de cam-
pueden llegar a ser conciencias dependientes bio total asociado a una revolución política. esta corriente feminista en la filosofía pos-
producción feminista, global o sectorial (en moderna que tan en boga estuvo durante las
ética, epistemología o filosofía política). y existencias no libres. Y, como la dominación se efectúa sobre todo
fenomenismo 259 fenómeno
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dos últimas décadas del siglo xx. De hecho, nomenista radical, los «objetos» no serían, los de la tradición parmenídeo-platónica, tu- como el punto del que hay que partir nece-
es propio del feminismo de la diferencia su pues, sino reconstrucciones lógicas a partir vieron una concepción peyorativa de los fe- sariamente en todo conocimiento de la natu-
manifiesta ruptura con la tradición feminista de experiencias sensibles o fenómenos. nómenos: lo que parecen ser las cosas se raleza, y, por otra, como el mundo objetivo
moderna. Así, el pensamiento de Irigaray se De acuerdo con su raíz etimológica, «fenó- contraponía para ellos al verdadero ser de (abstracto, matemático) al cual tiende como
inscribe tanto en la escuela psicoanalítica de meno» es «lo que aparece». Los fenómenos éstas. Y no podía ser de otro modo, ya que, su ideal el verdadero conocimiento. Las
Jacques Lacan como en el post-estructura- son, pues, apariencias —apparitiones, como si —como sostuvo Parménides— «es lo cualidades sensibles sólo interesaron a los
lismo francés revivificador de la metafísica luego dirá Leibniz—, meras representacio- mismo pensar y ser», la pluralidad y el deve- científicos modernos, por tanto, como inci-
heideggeriana. Desde esa posición, Irigaray nes que, por ejemplo en el platonismo, con- nir, como formas fundamentales de lo sensi- taciones a la medida, y únicamente entraron
rechaza la herencia emancipatoria e iguali- trastan con los entes genuinos, con la reali- ble, y no de lo inteligible, deben tener un va- en sus teorías a título de funciones. La cien-
tarista por tratarse, a su juicio, de un puro dad verdadera. Para el obispo Berkeley, ser lor ontoepistémico inferior. De todos modos, cia antigua no conoció más que un número
discurso masculino y androcéntrico que ob- no era otra cosa que ser percibido. Para aunque la introducción del término phaino- muy reducido de esas cualidades mensurables
jetualiza y oculta el ser mujer. Desde una Kant, en cambio, el fenómeno se relaciona menon estuvo en efecto unida (Aristóteles, —longitudes, duraciones, velocidades, pe-
óptica férreamente esencialista, la igualdad con el «noúmeno» en cuanto manifestación Metafísica, 986 b 31) a la distinción parme- sos—, todas ellas sugeridas directamente
no es considerada un término con una carga de lo que el objeto «es en sí», lo que hace de nídea entre los aspectos sensibles e inteligi- por la percepción sensible; pero serían
conceptual diversa e históricamente varia- él un objeto de experiencia posible; algo bles de las cosas, el hecho de que en la sen- magnitudes como fuerza o masa, que no se
ble, sino que es ante todo una determinación bien distinto, pues, a una mera apariencia, la sación interactúen un sensible y el órgano presentan a la observación inmediata, las
del ser masculino en su despliegue. De ahí cual para Kant es siempre, por otra parte, un adecuado llevó a Aristóteles a afirmar que que se convertirían en la base de la Nueva
que para las teorías feministas de la diferen- conjunto de representaciones. ese proceso es, de algún modo, infalible (De Ciencia. Asistimos así a un proceso —al
cia la igualdad constituya un valor castrador A pesar del profundo latido fenomenista de anima. III, 3,427 b 12): esto es, la sensación, que no fue ajena la discusión filosófica so-
del ser mujer. La alternativa no pasa, pues, las filosofías de Hobbes, Berkeley y Hume, en tanto que se refiere a un «sensible pro- bre la objetividad de las cualidades sensi-
por camino político alguno, ni por la re- el fenomenismo no se reduce en modo al- pio», es siempre verdadera. Pero también, bles (primarias y secundarias)— en el que
forma ni por la revolución igualitarista, sino guno a la filosofía moderna. Tras el «giro como no dejó de señalar Platón, en la medida terminó por imponerse la idea de que el co-
por una indagación simbólica que permita lingüístico» de la filosofía contemporánea, en que todo conocimiento sensible exige te- nocimiento verdadero y objetivo no se ob-
aflorar en su ser diferente la relación de la surgen como variantes del fenomenismo las ner en cuenta dos seres físicos (un órgano y tiene sino despojando a las cosas de su re-
mujer con lo imaginario. doctrinas que de un modo u otro afirman una cosa material), siempre hemos de consi- vestimiento sensible. La mente humana, al
En esta disputa contemporánea han partici- que todo enunciado sobre cosas u objetos derarlo variable y subjetivo: lo que a mí me conocer, no descubre o representa las for-
pado pensadoras de muy distinta formación materiales puede traducirse, al menos en parecen las cosas, tales son para mí, y lo que mas del mundo real, sino que las construye
filosófica (foucaultianas, neoaristotélicas, principio, a enunciados relativos a los datos a otro le pueden parecer, tales son para él con los conceptos que le permiten enten-
pragmatistas, frankfurtianas, etc.), y ha te- de los sentidos, con la consiguiente reduc- (Cratilo, 385e; Teeteto, 159 d-e y 160 c-d). derla.
nido entre sus virtudes la de alertar frente al ción —ya apuntada—de los «objetos mate- La concepción depreciada de lo sensible se En este punto, Kant se muestra como el me-
peligro de homogeneización, tan real y efec- riales» a construcciones lógicas a partir de mantuvo, aunque pueda resultar paradójico, jor intérprete de la Nueva Ciencia, pues
tivo en las sociedades tardocapitalistas y sense-data. En esta línea, el fenomenismo en una filosofía que, como la moderna, fue supo captar en profundidad sus exigencias
globalizadas; también ha procurado una re- ha sido recientemente precisado por Ulises claramente fenomenista. La clave está en el constructivistas. Por ello, no sólo distinguirá
valorización del orden simbólico femenino Moulines como «un programa de recons- cambio de paradigma epistémico que tuvo entre fenómeno y cosa en sí, sino también
y ha obligado a repensar las implicaciones trucción lógica de conceptos empíricos a lugar en la Modernidad. Si para la tradición entre apariencia y fenómeno. Erscheinung
del hecho social de ser mujer (como género partir de una base única y homogénea cons- realista clásica la actitud que el sujeto —que no bloji Schein [«mero parecer»]—
y como sexo) y a revisar categorías feminis- tituida por experiencias sensibles o "fenó- adopta frente a la res sensibilis es funda- es el objeto puramente sensible, el objeto in-
tas centrales. En los últimos años, el foco de menos"». Serían fenomenistas, en este sen- mentalmente contemplativa, especular (el determinado (categorialmente) de una intui-
interés ha retornado a la clave política y tido fuertemente metodológico, filósofos sujeto se somete al objeto), en la Nueva ción empírica (Crítica de la razón pura, A 20,
constructivista, aunque sin la retórica revo- como Ernst Mach, Bertrand Russell, Rudolf Ciencia, en cambio, el dato sensible no tiene B 34), mientras que PhSnomenon tiene la
lucionaria de los años 70 y con precaucio- Carnap o Nelson Goodman. ya una significación realista ingenua, sino significación más precisa de objeto determi-
nes frente a la homogeneización. Judith Bu- , [J. M.] que supone la intervención activa del sujeto, nado mediante los conceptos puros del en-
tler, Seyla Benhabib, Iris M. Young o Nancy fenómeno que ha de construir propiamente lo dado tendimiento: «los fenómenos [Erscheinun-
Fraser son ejemplos (brillantísimos) del rico El término griego phainomenon, del que de- para que de venga fenómeno científico. Así gen] —señala en A 248-249— pensados
panorama reinante en el actual pensamiento riva «fenómeno», procede del verbo phaino, pues, la ciencia moderna disoció dos com- como objetos según la unidad de las catego-
feminista. que en su acepción ordinaria significaba ponentes que la ciencia antigua mantenía rías se llaman Fenómenos [Phcinomena]».
, [A.J.P.] «aparecer», «mostrarse», pero también «pa- unidos a la hora de dar cuenta de la realidad. La idea de Kant es que, al hablar de fenó-
renomenismo recer ser». Fenómeno es etimológicamente, Lo real es lo dado en la experiencia inme- meno (y, por tanto, de las cualidades que a
Bajo el rótulo «fenomenismo» caen, en por tanto, lo que se muestra y también lo que diata, pero, sobre todo, lo que existe de un él le atribuimos), no hablamos ni del objeto
principio, los enfoques ontoepistémicos que parece ser. Aunque en Ser y Tiempo (§ 7) modo objetivo según el cálculo racional. Di- en sí mismo, ni del sujeto, sino precisamente
reducen toda realidad a fenómeno y/o asu- Heidegger insiste en que el primero de esos cho de otra manera, la palabra «real» es en- de la relación entre ambos: «lo que no se en-
men que los fenómenos son lo único que nos dos significados es el originario, no hay tendida doblemente como terminus a quo y cuentra en el objeto en sí mismo y se halla
es dado conocer. Desde una perspectiva fe- duda de que los filósofos griegos, al menos como terminas ad quem: por una parte, siempre, por el contrario, en sus relaciones

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