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Viktor E. Frankl, comienza su trabajo con la aclaración que su obra no pretende ser un
relato de los sucesos en los campos de concentración nazis, sino que su estudio se enfoca
a encontrar cómo era afectada la mente de los individuos prisioneros que se vieron libres
al final , al pasar por situaciones tan adversas, como lo era el choque constante de las
atrocidades cometidas en los campos de concentración; la lucha por la supervivencia entre
estos hombres; el miedo a los horrores de exterminio que amenazaban con terminar la
vida de cualquiera y la pérdida de condición humana.
Frankl, define tres fases en las reacciones mentales de los prisioneros; la fase que sigue a
su internamiento, la vida en el campo de concentración y la fase después de su liberación.
Dicho de otro modo estas tres fases son: la fase que sigue a la situación difícil, la vida en
la situación difícil y la superación de esa situación.
Sin embargo, al inicio de esta obra, el autor destaca que su objetivo no es ilustrar
los acontecimientos, sino que estos son una herramienta para demostrar cómo
el ser humano busca un porqué vivir, un sentido a la vida, una meta por alcanzar.
La primera parte muestra el shock al que entraron los prisioneros al darse cuenta
que estaban siendo recluidos en un campo de concentración en Auschwitz, sus
primeras reacciones y pensamientos tales como el que les cruzara por la mente
suicidarse tirándose a la alambrada electrificada.
La segunda parte, es donde se concentra
todo el análisis psicoterapéutico que el autor hace de los prisioneros mientras
transcurrían los años en que estuvieron cautivos.
En esta parte Frankl destaca aspectos como la pérdida de sensibilidad ante los
actos brutales que cometían los capos, capataces y miembros de la SS en contra
de los prisioneros.
La segunda parte de esta obra, es una explicación que Frankl hace sobre los
aspectos básicos de la Logoterapia, tales como la frustración existencial, el
sentido de la vida, el sentido del sufrimiento, y el suprasentido, entre otros.
Así pues, el sistema nervioso hace posible el increíble acto de respirar, sin que
tengamos que estar conscientes de ello. Éste le da vida a los latidos del corazón.
Y, sin embargo, también le da vida a los pensamientos, emociones, sentimientos,
y sensaciones. El cerebro juega una parte muy importante en lo que un ser ve,
y la forma en la que lo ve.
Un ejemplo claro de esto es la apatía mencionada por Frankl al principio del relato
de la vida dentro del campo de concentración. El autor menciona que un
prisionero recién llegado al campo, volteaba la cabeza a la hora de ver como un
agente de la SS maltrataba a un recluso.
Sin embargo, con el tiempo, los prisioneros se fueron adaptando a estos sucesos
y su sensibilidad ante los mismos se iba perdiendo, al punto que eran capaces
de ver cómo azotaban a un hombre sin voltear la cara;
al punto que podían ver como le amputaban las extremidades a alguien que le
había dado gangrena a causa de las bajas temperaturas y condiciones precarias
en las que trabajaban; y, más impactante aun, al punto que estos presos
estuvieron cautivos durante más de tres años, soñando día con día con el
momento en que se levantaría la bandera blanca de la libertad, y el día que por
fin ese sucede, no sintieron alegría.
Para ejemplificar esto, narra varios sucesos. Uno de ellos puede ser el momento
en que uno de los compañeros del autor, convaleciente por el tifus, tuvo un sueño
que serían liberados en determinada fecha.
Esto le dio un aliento, algo porqué luchar a este individuo. Sin embargo, conforme
se acercaba esa fecha y no se miraban señales que la guerra iba a terminar, el
hombre empezó a decaer en su salud, hasta que una noche empezó a delirar y
falleció.
Otro ejemplo de esto, es la manera en la que Frankl lidiaba día con día con su
cautividad. El menciona que mientras sus compañeros se preguntaban cuándo
saldrían de eso, cuándo se acabaría la guerra, él se preguntaba si ese sufrimiento
tenía un sentido y cuál era.
Esta breve obra toca una serie de aspectos mentales y emocionales por las que
todo ser humano pasa: la apatía, la desilusión, la esperanza, el amor, las ganas
de sobrevivir, la pérdida de voluntad, etc.
Todos estos aspectos el autor los vivió de manera extrema en su paso por
Auschwtiz. Pero de esta experiencia logró terminar de sentar las bases de la
tercera escuela de Viena de la Psicología, la Logoterapia, la ciencia del sentido de
la vida.
Tras 4 días en una barraca en la que solo cabían 200 personas, los 1100 prisioneros
sufrieron la 1ª selección: los que físicamente parecían enfermos o débiles eran llevados a la
cámara de gas o a los crematorios, al resto los utilizaban para trabajar. Los mejores de ellos
no regresaron (solo se salvaron los que utilizaron métodos poco éticos para sobrevivir)
A los prisioneros al llevarles al campo de concentración los dejan sin pertenencias (cosas
materiales necesarias para vivir) y los alejan de su familia, su trabajo, sus hobbies... (cosas
que necesitaban psicológicamente. A esto se le llama “existencia desnuda”, cuando no
poseen nada (ni siquiera material)
“Lanzarse contra la alambrada” era la manera más fácil de suicidarse en el campo, pero el
autor decidió no hacerlo porque tenia esperanza por sobrevivir.
En la 1ª fase el nuevo prisionero apartaba la mirada de los maltratos a los otros prisioneros;
en la 2ª ya se había acostumbrado y no la apartaba (sentimientos embotados)
Todos los prisioneros eran maltratados e insultados por los guardias y los “capos”, pero
muchas veces estos insultos les hacían mucho mas daño (mentalmente) que los maltratos
físicos.
Los prisioneros estaban desnutridos, y entre ellos hablaban de sus comidas favoritas para
darse ánimos, pero estas charlas no eran muy buenas para ellos porque aunque les parecía
un alivio psicológico, eran ilusiones.
Por esta causa de desnutrición (y por otras muchas) los prisioneros no sentían deseos
sexuales, incluso en sus sueños aparecían muy pocas veces.
Los prisioneros se habían quedado sin sentimientos a causa de la vida que tenían.
Cuando todo se ha perdido, en lo que todos los prisioneros pensaban era en la mujer amada
que habían dejado lejos. Su salvación estaba en el amor, en los momentos mas duros
recordaban a su amada y se sentían menos desolados; la recordaban y sentían que tenían
que luchar por ella. El amor era por lo que luchaban los prisioneros, y no se rendían.
Como en el campo de concentración era todo tan horrible y tan poco bello que los prisioneros
estaban obsesionados con buscar el arte por todos sitios, y lo encontraban donde antes de
llegar al campo no lo habían visto: ahora un atardecer les parecía lo más hermoso que
habían visto nunca.
Tampoco habían perdido el sentido del humor y esto les era muy útil para sobrevivir. Para
divertirse de vez en cuanto montaban espectáculos donde todos actuaban y donde era muy
importante aplaudir a los capos más poderosos.
La suerte para los prisioneros en el campo de concentración era esas cosas horribles que
tenían que hacer otros prisioneros y que ellos veían. También cuando se estaba enfermo
era tener suerte, porque no tenía que trabajar, y cuando a Víctor Frankl lo trasladaron al
campo de infecciosos, su suerte aumentó.
Los prisioneros necesitaban momentos de soledad para pensar y estar solos durante un
rato.
Tan dura era la vida en el campo, Víctor Frankl y otro compañero intentaron fugarse, pero la
ultima de las veces que lo intentaron no se escaparon porque la guerra llegó al campo.
La vida en el campo era una existencia provisional porque no sabían cuál iba a ser el final
ni cuanto iba a durar aquello.
La relación entre la mente y el cuerpo estaba muy visible, porque según como estaban de
moral, físicamente estaban mejores o peor.
Dentro del campo si los prisioneros debían encontrar un sentido a su vida por lo que seguir
luchando y sobrevivir (su mujer, su hijo, un trabajo muy importante...) Si no le encuentran
sentido, no tienen porque luchar y dejarán de vivir.
Había diferentes tipos de guardias en el campo: los sádicos que maltrataban a los
prisioneros y disfrutaban con ello; los que tenían los sentimientos embotados, que no
practicaban actos sádicos, pero no los prohibían hacer a otros guardias; y la minoría que
sentían lastima por los prisioneros y le ayudaban.
Algunos prisioneros se sentían tan maltratados, que a partir del día de la liberación pasaron
de ser oprimidos a opresores.
La logoterapia es una doctrina terapéutica ideada por Víctor Frankl en la que, al contrario
que en el psicoanálisis, “mira al futuro”. Se busca que el paciente encuentre sentido a su
vida para seguir viviendo (cosas y personas que le hacen luchar), sentidos que el paciente
tiene que realizar en el futuro.
La voluntad de sentido es la búsqueda por parte del hombre del sentido de la vida. Si no la
encuentra, se frustrará (“frustración existencial”) Esta frustración existencia se puede volver
neurosis noógena.
La neurosis noógena nace de los conflictos morales que tiene la persona. Se debe tratar con
la logoterapia.
Víctor Frankl dice que el pandeterminismo es una presunción errónea y peligrosa. Él piensa
que el hombre no esta determinado, y que no se limita a existir, si no que él decide cual será
su existencia.
Víctor Frankl tiene un gran credo psiquiátrico y piensa que los pacientes son algo mas que
eso, que tienen una dignidad humana. Si no la tuviesen, la eutanasia estaría justificada.
2. PREGUNTAS
A los prisioneros al llevarles al campo de concentración los dejan sin pertenencias (cosas
materiales necesarias para vivir) y los alejan de su familia, su trabajo, sus hobbies... (cosas
que necesitaban psicológicamente). A esto se le llama “existencia desnuda”, cuando no
poseen nada (ni siquiera material)
Comprende que cuando esta totalmente vencido y ya no le importa si vivir o morir, puede
salvarse con el amor que siente hacia otra persona. Al estar en el campo de concentración,
ese amor lo contempla como una imagen en el recuerdo, igual que los ángeles son felices
al saber que están en una gloria infinita.
A pesar de estar prisioneros en el campo de concentración conservan el humor porque lo
utilizan para luchar por la supervivencia. El humor les ayuda a que los trabajos que debían
realizar no se les harían tan duros (Víctor Frankl bromeaba con un compañero que era
cirujano sobre los efectos del campo de concentración en su vida diaria después de la
liberación)
MUERTE EN TEHERÁN:
En cierta ocasión, un persa rico y poderoso paseaba por el jardín con uno de sus criados,
compungido este porque acababa de encontrarse con la muerte, quien le había amenazado.
Suplicaba a su amo para que le diera el caballo más veloz y así poder apresurarse y llegar
a Teherán aquella misma tarde. El amo accedió y el sirviente se alejó al galope. Al regresar
a su casa el amo también se encontró a la Muerte y le preguntó: “¿Por qué has asustado y
atemorizado a mi criado?” “Yo no le he amenazado, sólo mostré mi sorpresa al verle aquí
cuando en mis planes estaba encontrarle esta noche en Teherán”, contestó la muerte.
El relato significa que no se puede huir del destino, si algo nos tiene que pasar, tarde o
temprano nos pasará. No podemos cambiar el azar y no podemos elegir lo que va ha ocurrir.
El prisionero que hablaba sentía envidia (surgida por la apatía que todos tenían en el campo
de concentración) por el capo que tenía más poder que él.
La libertad interior del prisionero es poder elegir lo que piensa. Si decide bien mental y
espiritualmente tendrá dignidad humana y será digno de sus sufrimientos. La última de las
libertades humanas es la elección de la actitud personal ante un conjunto de circunstancias
para decidir su propio camino (el hombre elige lo que cree que es mejor).
F. (un prisionero) tuvo un sueño en febrero en el que una voz le decía que la guerra
terminaría el 30 de marzo. Entonces estaba bien física y mentalmente (rebosaba de
esperanza). El día 29 de marzo, al ver que el fin de la guerra no llegaba, enfermó con una
fiebre muy alta. El día 30 cayó en estado de delirio, y el 31 murió (por apariencia de tifus).
Al ver que su esperanza de liberación murió, él empeoró físicamente y también murió.
El sufrimiento hay que afrontarlo con valentía. No hay que avergonzarse de las lágrimas,
porque ellas demuestran el valor de sufrimiento con valentía.
Es importante darle un sentido a nuestra vida para sobrevivir por algo o alguien.
Dos hombres a punto de suicidarse no lo hicieron porque tenían motivos para seguir
luchando: uno tenía un hijo al que quería mucho que le esperaba en el extranjero; el otro era
un científico que tenía una colección de libros que solo podía publicar. Los dos encontraron
el sentido que faltaba en su vida para sobrevivir en el campo de concentración.
había guardias que tenían los sentimientos embotados y estaban endurecidos moral y
mentalmente. No participaban en los actos sádicos, pero no los impedían
pero no todos eran malos, también había guardias con lástima que ayudaban a los
prisioneros
Los prisioneros pasan de estar oprimidos a ser opresores tras la liberación del campo de
concentración, pero no es justo ni ético justificar la conducta por las propias experiencias; al
haber sido maltratados ahora ellos no tenían derecho a maltratar.
3. DEFINICIONES
INSULTO: muchas veces los insultos que los guardias del campo gritaban a los prisioneros
les hacía más daño (mental) que los maltrato físicos.
AMOR: el amor era utilizado en el campo para sobrevivir. Recordando las imágenes que
tenían en la memoria de la persona amada luchaban hasta el momento de la liberación.
ARTE: como el campo de concentración era repugnante, se daban cuenta de cosas bellas
que antes no había visto (atardeceres) y la búsqueda del arte para los prisioneros se volvió
una obsesión.
SUERTE: la suerte para los prisioneros en el campo de concentración era esas cosas
horribles que tenían que hacer otros prisioneros y que ellos veían. También cuando se
estaba enfermo era tener suerte, porque no tenía que trabajar, y cuando a Víctor Frankl lo
trasladaron al campo de infecciosos, su suerte aumentó.
VOLUNTAD DE SENTIDO: es la búsqueda por parte del hombre del sentido de la vida.
Viktor Frankl escribe este libro, más que como experiencia autobiográfica, como
estudio psicológico del hombre ante las atrocidades en las que se vio inmerso durante
los tiempos de los campos de concentración nazis. (de hecho es “el informe del
prisionero nº 119104”, de un simple número, nunca de un individuo único y personal)
Así Frankl divide dicho análisis en tres partes. A modo de resumen y para no extender
demasiado lo que más tarde se va a comentar, he seleccionado varias ideas sin
desarrollar:
INTERNAMIENTO EN EL CAMPO: shock; horror; “ilusión del indulto”; abandonarse
sin resistencia al curso de los acontecimientos; borrar de la conciencia toda vida
anterior(la existencia desnuda); un variante frío y macabro de la curiosidad; “perdías
el miedo a la muerte”;” ante una situación anormal, la reacción anormal constituye
una conducta normal”.
LA VIDA EN EL CAMPO: (incluso las ideas sueltas rescatadas de esta parte del relato
siguen una clara evolución, comenzando por la “mutilación” del sentir que se va
convirtiendo poco a poco en un aprender a vivir...): plomiza apatía, anestesia
emocional, vaga sensación de que a uno ya no le importará nunca nada; humillación
e indignación provocadas por la injusticia; ”todos los esfuerzos se concentraban en
una única tarea: conservar nuestra vida y la vida de los camaradas amigos”; ”cuando
los prisioneros sentían inquietudes religiosas, éstas brotaban de lo más íntimo y
sincero que cabe imaginar”; intensificación vida interior (et lux in tenebris lucet); un
extraño sentido del humor, dominar el arte de vivir; el corazón endurecido; juguete
del destino; íntima paz, libertad interior; ”el sentimiento que se convierte en
sufrimiento, deja de serlo cuando nos formamos una idea clara y precisa del mismo
(Spinoza)”; aquel que tiene un porqué para vivir, puede soportar casi
cualquier cómo”; ”en realidad no importa que no esperemos nada de la vida, sino que
la vida espere algo de nosotros”; ”todo lo que no acaba conmigo me hace más fuerte”
Para terminar con esta fase, Frankl recuerda a los guardias del campamento, en esta
parte llama la atención la serenidad con la que es capaz de analizar al hombre, a ese
mismo que, como él dice “inventó las cámaras de gas, pero también entró en ellas
con paso firme y musitando una oración”
DESPUÉS DE LA LIBERACIÓN: Se presenta un ex-prisionero que analiza la vuelta a
casa, a una casa que muchas veces estaba ya vacía; la vuelta a una vida que, como la
casa, carecía ya de todo lo que el hombre creía recordar que la llenaba; una vuelta
difícil en la que valores como el perdón, el sentido de la vida y el rechazo absoluto al
mal ayudan al individuo a luchar contra la instintiva venganza, a la vez que lograr la
fortaleza interior suficiente para VIVIR: “habíamos perdido la capacidad de alegrarnos
y lentamente teníamos que volver a aprenderla”; ”después de soportar aquellos
increíbles sufrimientos, uno ya no tenía nada que temer, salvo a su Dios”
*************
Hay varios detalles que me gustaría señalar, que me han hecho parar, y me han dado
bastante en qué pensar. Aunque, puestos a comentar, tendría una barbaridad de
anécdotas, he seleccionado tres escenas especialmente significativas para mí: la
primera de ellas, un fragmento de lo titulado por Frankl como “la última voluntad
aprendida de memoria”; me ha sorprendido la ternura de las palabras que el psicólogo
dedica a su mujer; es una despedida breve, directa y sincera, no repara en frases
bonitas sino en contenido certero.
El segundo aspecto, al que calificaría de conmovedor, es la comparación que Frankl
hace en” el humor en el campo” referente a la cámara de gas y el “tamaño” del
sentimiento, el cual (según explica en este texto) se expande por el alma entera del
hombre, ya sea grande o pequeño, la ocupa por completo y regularmente. Resulta,
cuanto menos, impactante.
Por último quería resaltar unas ideas que expone el autor en” la pregunta por el
sentido de la vida”; con sinceridad, estas líneas me han llevado más tiempo que
cualquier otra del libro ya que creo que son las más duras de todo el relato (sobre
todo difíciles de asimilar),quizás porque sean también las que más cerca puedan
sentirse; no hace falta estar en un campo de concentración para ser consciente del
sufrimiento humano... En ellas, Frankl lleva al extremo aquello de que es la vida la que
espera algo de nosotros; y es que - dice - en caso de que, en un momento, el destino
de un hombre sea sufrir, éste debe aceptarlo con dignidad, ya que es el sufrimiento
su única y peculiar tarea, el que le otorga el carácter de persona única e irrepetible y
el que, paradójicamente, da sentido a su vida. Termina este fragmento diciendo:
Nuestro sentido de la vida abarcaba los amplios círculos de la vida y la muerte, del
sufrir y el morir. Ahí se entablaba nuestra lucha. El psicólogo utiliza aquí el imperfecto
de indicativo, lo que parece tranquilizar... pero ¿acaso nuestro sentido de la
vida hoy no abarca todos estos campos?¿ Puede hablar Frankl de aceptar el
sufrimiento como “tarea”, como vida, en un carácter (el humano) que se afana por
cercenar todo tipo de dolor? Es cierto que afirma y reafirma que el sufrimiento no es,
en absoluto, necesario y que éste puede dejar de ser, en cierto modo, doloroso si le
encontramos una razón, pero aún así... ¿No da miedo “entender” al autor en esta idea
de sumisión al destino en la que expone que podemos, en un determinado momento,
llegar a un sufrimiento que le otorgue a nuestra existencia todo su sentido?
EL SENTIDO DE LA VIDA
Creo que el título del libro es un tributo a aquello que le salvó, el sentido que le
encontró a su vida, por el que no se lanzó contra las alambradas, por el que no dejó
de luchar, por el que siguió afeitándose y caminando derecho para parecer fuerte y
capaz de seguir viviendo en aquellas condiciones.
Es, a mi modo de ver, tremendamente contradictorio (y es justo en la contradicción
donde reside su fuerza) que sea en un campo de concentración, donde se convive día
a día con la muerte, el mismo sitio en el que alguien no sólo encuentre sentido a su
vida sino que se esfuerce porque los demás también lo encuentren.
Frankl expone el sentido de la vida como aquello que la vida espera de cada persona,
la responsabilidad de encontrar la respuesta correcta a las cuestiones que la
existencia nos plantea, cumplir con las obligaciones que la vida nos asigna a cada
uno en cada instante particular o admitir y abrazar la singularidad que diferencia a
cada individuo y se fundamenta en su trabajo creador y en su capacidad de amar.
Nosotros debemos encontrar ese sentido, sin olvidarnos nunca de que, como él
explica, es la propia vida quien nos ha encontrado antes y espera algo de nosotros.
LA EXISTENCIA DESNUDA
La existencia desnuda es la experiencia del sentimiento profundo del ser, del ser
despojado de tiempo, de espacio, de todo lo que le rodeaba en el pasado. Es el hecho
de tenerse a sí mismo, al verdadero yo, al que se le ha usurpado todo, menos aquello
ya vivido; porque, como señala casi al final del libro, haber sido es también una forma
de ser, quizás la forma más segura de ser.
La existencia desnuda es, de otra forma, un “Siddhartha” forzado, torturado y
oprimido, un individuo que conserva los tres tesoros de los que no nos pueden
despojar nunca: su presente, su pasado y su profundo ser, donde reside su
capacidad de elección y libertad interior.
Los prisioneros ”desnudos” se muestran tal y como son, con todo lo que esto acarrea;
cierto instinto de supervivencia y efímera felicidad provocada por pequeños
y básicos placeres (pag.74) a la vez que un compañerismo capaz de poder con el
hambre de dos días y una profunda religiosidad. En conclusión, la contradicción en
estado puro, “el torbellino de valores”(pag76), el hombre “desnudo”.
CONTRA LAS ALAMBRADAS
En la primera fase del internamiento, cuenta Frankl, que compañeros suyos optaban
por el suicidio tirándose a las alambradas. No temían a la muerte, si no se mataban
ellos, los matarían los otros... La vida no tenía sentido... ; para ellos “la única razón
para vivir era salvarse”, su vida pendía del fino hilo de azar tejido en el campo de
concentración, por eso, su vida “no merecía la pena ser vivida”
SÍNTOMAS Y SENTIMIENTOS DE CADA FASE
En la fase de internamiento en el campo los prisioneros comienzan con un shock
intenso que se acompaña de horror y de un infundamentado optimismo. La ilusión del
indulto, así es como se designa en psiquiatría, consiste en mantener una esperanza
que no se apoya en ningún dato presente ni real para así, amortiguar, de algún
modo, el sufrimiento. El prisionero se abandona al destino, al tiempo que el dolor
cubre sus recuerdos con una capa que, tras la liberación, se verá obligado a retirar.
Poco a poco, las ilusiones se desvanecen y aparece una singular curiosidad, por el
futuro inmediato y sus consecuencias. Aparece en algunos prisioneros la idea del
suicidio como resultado de esa pérdida de esperanza.
En la fase de la vida en el campo predomina la apatía, la indiferencia; ya no hay
horror, no se siente miedo, ya todo resulta normal a los ojos de los prisioneros. (lo
que Frankl llama anestesia emocional). Lo que no les abandona jamás es un profundo
espíritu del compañerismo que hace que se despierte indignación ante la humillación,
los insultos y el trato lacerante por parte de los kapos. Muy relacionado con esta
hiriente ofensa a la vida está el complejo de inferioridad que se creaba en el
prisionero.
Otro aspecto importante en la psique de los hombres internos en el campo es el tema
de los sueños, en ellos se manifestaban todos los deseos y aspiraciones que
se truncaban durante el cautiverio. También en esta fase, la religión y la dimensión
espiritual del hombre se desarrollan especialmente; de esta forma, el prisionero es
capaz de sumergirse en un mundo de riqueza interior y libertad de espíritu, escapando
de la dureza y crueldad de la vida en el lager. En el equipaje de esta huida de la
realidad están los recuerdos de cada individuo y el amor hacia las personas que, un
día, entrando en su memoria, los crearon. Se forma la idea de una ”existencia
provisional”, no es motivo de preocupación el futuro (es el pasado el que ocupa la
mente del prisionero) y existe una extraña percepción del tiempo. En cualquier caso,
y ya para terminar con esta fase, he de decir que, tal como explica Frankl, es el hombre
el que decide, el que siempre conserva, si lo desea, un reducto de libertad espiritual.
Así, su estado de ánimo y, en definitiva su propia persona, dependen, en última
instancia, de sus decisiones; De esta manera, podríamos señalar tres tipos de
conductas en el lager: El hombre que, libremente y por propia decisión, perdía la fe
en el futuro. Estaba condenado... Le faltaban las fuerzas espirituales para seguir
luchando por aquello que la vida esperaba de él. Otro tipo de visión era la de aquellos
que basaban su vida en salvarse, en salir del campo; muchos de éstos morían de
desengaño al ver que la fecha de la liberación, además de incierta, se presentaba cada
día más agobiante e ilusoria. La tercera variante de espíritu, sería el de gente como
Frankl (o como los que tuvieron la suerte de saberle escuchar), aquellos que se
preocupaban por encontrar el sentido de su vida, que guardaban en su interior
una tremenda esperanza que podía con todas las adversidades vividas en el campo y
que les salvó de una muerte en él.
Durante la última fase que distingue este análisis, el prisionero comienza inseguro de
ser libre.¿Estaban de verdad libres o era la repetición de aquel sueño que todos los
días se desvanecía?¿ Existía la felicidad o, por el contrario, el tiempo pasado en el
lager había hecho que, para ellos, esta dimensión ya no fuera real? Tras este misterio
se producía una reacción psicológica en el ex-cautivo: el desahogo, donde, en
algunos casos, la brutalidad hacía estragos convirtiendo al oprimido en opresor,
opresor que poco a poco, y con ayuda, se daría cuenta de que a nadie le está permitido
hacer el mal, ni aún cuando la injusticia se haya cebado con él. Siguiendo este camino
- no exento de baches - que debía recorrer el individuo después de su liberación,
encontramos un profundo desencantoproducido por la vuelta a casa. Aquí el hombre
descubre que todo lo que le había hecho continuar luchando en el lager, o buena parte
de ello, es ya un simple sueño. Ilusiones , como abrazar el énfasis de los
recibimientos, reencontrarse con sus seres queridos o, sencillamente, no seguir
palpando la infelicidad, se desplomaban ante ligeros encogimientos de hombros y
frases estereotipadas como bienvenidas, ante casas vacías y ante la terrible
sensación de que el sufrimiento no tiene límites y se podía sufrir, aún tras la
experiencia del campo, más y más intensamente.
Finalmente, y pasado el tiempo, el ex-prisionero vuelve la vista hacia atrás; es así
como realmente supera las atrocidades a las que se vio sometido durante el tiempo
de internamiento, ahora ya lejanas pesadillas recordadas por su espíritu fuerte; un
espíritu que endurecido por tanto sufrimiento, ya no teme sentirlo.
LA RELIGIÓN DENTRO DEL CAMPO
Los sentimientos religiosos conformaban para el prisionero (como para todo hombre)
un aspecto importante en la continuidad de su lucha. Es un soporte de su sentido de
la vida. Según Feuerbach, Dios es una proyección de todo lo que el hombre desea y
no puede alcanzar; Aunque esto es sólo una visión, siguiendo este
razonamiento, Dios(el concepto de Feuerbach) está mucho más cerca del hombre en
el campo, ya que éste posee más ilusiones que hechos satisfactorios.
Por otro lado (para analizar la religión desde un punto de vista ateo y otro religioso),
no muy lejos de la opción de Feuerbach, y en contra de lo que pudiera parecer, se
encuentra la teología actual; ésta reconoce que la idea de Dios es también un
producto de las “latencias y potencias” del hombre, sin embargo, no es accidental
sino que pertenece esencialmente a lo más íntimo de su ser. Así que, desde este
planteamiento llegamos a la misma conclusión que desde Feuerbach, el hombre, en
el lager, está más cerca de Dios, ya que partimos de que es dueño solamente de su
existencia desnuda, de su íntimo yo, que está estrechamente y en su esencia, unido
a Él. De hecho, así lo afirma Frankl en el libro: ”cuando los prisioneros sentían
inquietudes religiosas, éstas brotaban de lo más íntimo y sincero que cabe imaginar.”
LIBERTAD Y HUMOR
El humor existe como paliativo del dolor, es una ayuda más para seguir,
para evadirse por unos momentos de aquella degradante situación que, por ser, podía
ser de todo menos cómica.
Además, teniendo presente la comparación de la cámara de gas con la “capacidad”
del alma, cualquier sentimiento, alegre o triste, fuerte o débil, ocupa el interior del
individuo por completo; por esto una simple broma podía expandirse por su
conciencia, robando así, y momentáneamente, espacio al sufrimiento que la ocupaba.
El humor es un aspecto más de lo que Frankl llama el arte de vivir, el reírse de todo lo
posible, el saber distanciarse del horror y sobreponerse a él. No se trata de que el
humor pueda existir sino que tiene la obligación de hacerlo, como arma humana
contra el sufrimiento.
La libertad forma parte de lo substancial del hombre, por lo tanto existe donde exista
él, o su más profundo interior; En el lager ese íntimo ser existe, es más, es lo único
que existe; ahí está la libertad.
Es ella, la libertad, la que lucha por y para un camino, contra el sentimiento de creerse
un juguete del destino. Ella quien permite al prisionero decidir continuar o rendirse.
Ella, quien da la oportunidad de dotar de sentido a la vida, de conservar su valor y
dignidad o, por el contrario, de olvidar estos dos aspectos de la misma, tirarse al
vacío de la existencia y comportarse como un ser irracional y carente de toda
espiritualidad.
AMOR Y SUFRIMIENTO
El amor -a la vida, a la esperanza de algo mejor, a la libertad, a la felicidad, al hombre,
a Dios - es la meta ultima y más alta a la que puede aspirar el hombre. Es, por lo tanto,
y en última instancia, donde reside su sentido de la vida. Esta es la visión que da
Frankl en el libro. Él se aferra a la imagen de su mujer; es lo que le empuja a continuar,
a luchar; es lo que otorga a su vida una meta.
Sin saber si su liberación dejará algún día de ser simplemente un sueño y, en el caso
de que esto ocurra, si su mujer estará aún en este mundo en dicho momento, al
prisionero nº119.104 (como él mismo se presenta) le merece la pena seguir viviendo
porque tiene una meta, un sentido, que es el amor.
La salvación del hombre es posible sólo en el amor y a través del amor; un hombre
despojado de todo puede sentir la felicidad si siente el amor. Y amando, es amado, es
feliz, VIVE.
El sufrimiento es otra cara consustancial de la vida y sin éste, la existencia no sería
completa. En ocasiones, afirma Frankl, es el dolor el que “regala” el sentido a nuestra
vida, aquello que nos toca vivir y debemos aceptar con la dignidad y el valor que
nuestra existencia humana nos ofrece a nosotros. Además, añadiría la siguiente cita
que introduce el autor en homenaje a Spinoza: ” El sentimiento que se convierte en
sufrimiento, deja de serlo en cuanto nos formamos una idea clara y precisa del
mismo”. Por lo tanto, la dimensión del sufrimiento, como de la felicidad, reside en la
libertad de la que hablábamos antes. Es el hombre el que decide sufrir o no ser feliz
en contraposición a formarse la idea mencionada por Spinoza y disfrutar, en la medida
de lo posible, de su particular y única dicha.
Ambos, sufrimiento y amor, conforman las dos caras de la moneda de la vida, ambos
son innatos al hombre; lo que no significa que le quiten a éste, sabiéndose digno y
valioso como humano que es, su capacidad de elección para amar, sufrir, ser feliz o
darse por vencido.
LOGOTERAPIA
La logoterapia o “Tercera Escuela Vienesa de Psicoterapia” es una teoría que se
centra en el sentido de la existencia humana y en la búsqueda de ese sentido por parte
del hombre; de acuerdo a ésta, la primera fuerza motivante del hombre es la lucha por
encontrarle esa razón de ser a su propia vida, la voluntad de sentido, en contraste con
la voluntad de placer de Freud y la voluntad de poder de Adler.
Según Frankl - y a diferencia de Sartre - nosotros no inventamos nuestro sentido, nos
limitamos a descubrirlo. Cuando el individuo malogra esa voluntad de sentido,
hablamos, en logoterapia, de frustración existencial, que puede llevar a una neurosis
noógena, aquella que no nace de los conflictos entre impulsos e instintos, sino más
bien de los conflictos morales, espirituales o existenciales.También es cierto que no
todos los conflictos conforman un perfil de neurosis, ya que, según afirma
Frankl, cierta dosis de tensión(entre lo que somos y lo que deseamos ser, entre lo
logrado y lo que queda por conseguir) es necesaria en el espíritu del hombre para
despertar el estado de latencia de su voluntad de sentido, ese inequilibrio espiritual
es lo que él designa como noodinámica.
Cuando se carece totalmente de sentido para vivir hablamos de vacío existencial. El
individuo, al no tener razones propias para su vida, se aferra al conformismo (hago lo
que los otros hacen) o el totalitarismo (hago lo que los otros quieren que haga).
Ahora, una pequeña diferencia entre no saber lo que la vida espera de ti y modificar
la idea sobre esta tarea que la existencia te pide. El sentido de la vida cambia
continuamente, pero nunca deja de existir. Se puede descubrir este sentido de tres
modos diferentes:
Realizando una acción
Acogiendo las donaciones de la existencia; el amor, es el único camino para arribar a lo más
profundo de la personalidad de un hombre. Sin amar no se conoce su esencia.
Por el sufrimiento. El valor no reside en el mero sufrimiento sino en nuestra actitud para
afrontarlo, sólo siendo éste inevitablemente necesario. EL sentido de la vida es posible sin el
sufrimiento o a pesar de él.
EL suprasentido es otro termino de la logoterapia, es el contexto que sobrepasa la
limitación humana.
La transitoriedad de la vida, desde la logoterapia, hace que la muerte se vea desde
un punto de vista optimista en la medida en que estar consciente de la finitud del
hombre nos orienta a la responsabilidad y, por ello, a encontrar sentido.
En la logoterapia como técnica, Frankl se centra en el aspecto del placer, del que dice
que es un efecto y no un fin. Y con esto deriva a lo que el llama “intención
paradójica”. Para explicarlo parte del problema humano: el miedo provoca lo que uno
teme y la intención excesiva (hiperintención) paraliza la consecución de aquello que
se desea con todas las fuerzas. Ante este conflicto plantea una solución, que empieza
por reírse de uno mismo, de las fobias o de las fijaciones de cada uno, engañando a
su propia psique para lograr el efecto que quiere lograr (y que ha fingido ante sí mismo
detestarlo)
Frankl en este pequeño apéndice sobre la logoterapia, critica al psicoanálisis por
su pandeterminismo, por creer que el paciente no es nada más que una máquina
cerebral dañada. El autor de la logoterapia defiende, en contraste, que el hombre,
aunque pierda su capacidad para resultar útil, siempre conserva la dignidad de ser
humano. Así crea la psiquiatría rehumanizada, aquella que, detrás de la enfermedad,
ve al ser humano que la padece.
VALORACIÓN PERSONAL
Creo que es uno de los libros que más me ha hecho pensar. El trato que hace del
interior del hombre me ha hecho plantearme aspectos que nunca me había
preguntado. Además, ha reforzado mi idea de estudiar psiquiatría; aunque no lo tengo
como única y segura opción es un campo que me apasiona, por lo que he disfrutado
mucho leyéndolo.
El enfoque que Frankl da a su particular experiencia personal me parece interesante
y digno de reconocimiento ya no por la calidad del escrito, que me parece maravillosa,
sino por su capacidad para el distanciamiento
Me ha llamado la atención su comprensión hacia el hombre (aspecto nada fácil en
cualquier coordenada de tiempo y espacio, cuanto más en sus circunstancias)
palpable en detalles como la serenidad con la que habla casi al final del libro de
aquellos que se cebaron con su sufrimiento y el de sus compañeros o las aclaraciones
sobre los prisioneros que salían del campo con sentimientos de venganza y el cariño
con el que los recuerda.
Frankl es capaz de hacer que se sienta la ternura a través de las páginas del libro sin
llegar al sentimentalismo, relatar las brutalidades del campo sin sensacionalismos ni
muestra de expresionismo alguno. Capaz de compartir su más íntima sensación sin
caer en una simple biografía. Capaz, también, de hacer llegar al lector, mediante
sencillas palabras y frases cercanas, sentimientos tremendamente profundos. Capaz
de dotar de sentido su existencia, la de la gente que tuvo la suerte de cruzarse con él
y ya, también, la de todos los que hemos leído este magnífico manual para la VIDA
Una gran dificultad q encierra este tipo de obras es q a veces se hará necesario tener valor
para contar experiencias muy íntimas
El auténtico peligro d un ensayo psicológico no estriba en la posibilidad d q reciba un tono
personal, sino en q reciba un tinte tendencioso
La valentía d la confesión eleva el valor de los hechos.
Decidí expresar mis convicciones cn franqueza, / me abstuve d suprimir algunos d los pasajes,
venciendo mi desagrado hacia el exhibicionismo
Cabe distinguir tres fases en las reacciones mentales de los internados en un campo de
concentración:
1ra fase es la q sigue a su internamiento, 2da fase, la de la auténtica vida en el campo y la 3ra
fase es la siguiente a su liberación
El síntoma que caracteriza la primera fase es el shock. / puede incluso preceder a la admisión
formal del prisionero en el campo.
Hay una señal, Auschwitz! Su solo nombre evocaba todo lo que hay de horrible en el mundo.
Cámaras de gas, hornos crematorios, matanzas…
/ la “ilusión del indulto”, según la cual el condenado a muerte, en el instante antes d su
ejecución, concibe la ilusión d q le indultarán
Durante cuatro días, nuestro único alimento consistió en un trozo de pan de unos 150 gramos.
(silencio, autocrítica)
/ qué se ocultaba tras aquel pequeño movimiento d dedo q señalaba unas veces a la izq. y
otras a la derecha, pero sobre todo a la derecha.
X la tarde nos explicaron la significación dl juego dl dedo. Se trataba d la 1ra selección, el 1er
veredicto sobre nuestra existencia o no
/ se entregaba 1 pastilla d jabón y dsp…, gracias a Dios no necesito relatar lo que sucedía dps.
Muchos han escrito ya sobre tanto horror
De las SS extendieron mantas sobre las q teníamos q echar todo lo q llevábamos: Nadie podía
aceptar d q absolutamente todo se lo llevarían
No podéis llevar nada con vosotros a excepción d los zapatos, el cinturón, las gafas y, en todo
caso, el braguero. Empiezo a contar: ahora
Para afeitarnos no se conformaron solamente con rasurar nuestras cabezas, sino que no
dejaron ni un solo pelo en nuestros cuerpos
A los pocos días nuestra curiosidad se tornó en sorpresa, la sorpresa d ver q no nos habíamos
resfriado.
Los médicos q había en nuestro grupo fuimos los primeros en aprender q los libros d texto
mienten
En alguna parte se ha dicho q si no duerme un determinado núm d horas, el hombre no puede
vivir. ¡Mentira!
En cada litera (q medía aprox 2x 2,5 m) dormían 9 hombres, directamente sobre los tablones.
Para cada 9 había 2 mantas
La proximidad d la muerte d otros —la mayoría— hacía q casi todos, aunque fuera por breve
tiempo, abrigasen el pensamiento de suicidar…
La 1ra noche q pasé en el campo me hice a mí mismo la promesa de que no “me lanzaría
contra la alambrada”
Dostoyevski asegura q el hombre es un ser q puede ser utilizado para cualquier cosa / Cierto,
pero no nos preguntéis cómo…
/ A los pocos días / el prisionero pasaba / a la 2da fase, una fase d apatía relativa en la q
llegaba a una especie d muerte emocional
El prisionero recién llegado experimentaba las torturas d otras emociones + dolorosas, todas
las cuales intentaba amortiguar
La 1ra d todas era la añoranza sin límites d casa y familia. A veces era tan aguda q
simplemente se consumía d nostalgia
Seguía dsp la repugnancia q le producía toda la fealdad q le rodeaba, incluso en las formas
externas más simples
Una d las prácticas consistía en destacar a un recién llegado en el grupo encargado d limpiar
las letrinas y retirar los excrementos
Si parte de éstos (excrementos) le salpicaba la cara / cualquier signo de asco / merecía cuando
menos un latigazo por parte del “capo”
… indignado (el capo) ante la “delicadeza” del prisionero. De esta forma se aceleraba la
mortificación ante las reacciones normales
A un muchacho d 12 a. se le habían congelado los dedos y el médico le arrancaba los negros
muñones gangrenados con tenazas, uno por uno
Asco, piedad y horror eran emociones q / no podía sentir
Mis frías manos agarraban la taza d sopa /miraba x la ventana el cadáver /sólo 2h antes había
estado hablando con aquel hombre
¿Con qué soñaban los prisioneros? Con pan, pasteles, cigarrillos y baños de agua templada
El soñador tenía q despertar d ellos y ponerse en la realidad d la vida en el campo y del terrible
contraste entre ésta y sus ilusiones
Comprendí en seguida q ningún sueño, x horrible q fuera, podía ser tan malo como la realidad
del campo q nos rodeaba
Debido a la desnutrición d los prisioneros, el deseo d procurarse alimentos era el instinto más
primitivo en el q se centraba la vida mental
Los prisioneros intercambiaban recetas y planeaban un menú para / el día, en un futuro
distante, en el q fueran liberados
Siempre consideré las charlas sobre comida muy peligrosas. ¿Acaso no es una equivocación
provocar al organismo /?
Aunq / pueda parecer un alivio psicológico, se trata de una ilusión, q psicológicamente, y sin
ninguna duda, no está exenta de peligro
La dieta diaria consistía en una única ración d sopa aguada y un pequeñísimo pedazo de pan
Una dieta absoluta~ inapropiada, teniendo en cuenta nuestro pesado trabajo manual y nuestra
exposición a la intemperie con ropas inadecuadas
Los enfermos —es decir, a los que permitían quedarse en el barracón en vez de ir a trabajar—
estaban todavía en peores condiciones
Cuando desaparecieron las últimas capas d grasa y parecíamos esqueletos disfrazados,
observamos cómo nuestros cuerpos se devoraban a sí mismos
El organismo digería sus propias proteínas y los músculos desaparecían; al cuerpo no le
quedaba ningún poder de resistencia
Llegada la noche, pensábamos algo así: Este cuerpo, mi cuerpo, es ya un cadáver, ¿qué ha
sido de mí?
El momento más terrible era el despertar, cuando todavía d noche nos arrancaban nuestro
dormir exhausto y d las añoranzas d nuestros sueños
Empezábamos entonces a luchar con nuestros zapatos mojados en los q a duras penas
podíamos meter los pies, llagados e hinchados por el edema
En aquellos fatales minutos yo gozaba de un mínimo alivio; me sacaba del bolsillo un trozo de
pan que había guardado la noche anterior
La desnutrición / probablemente explica también el hecho de que el deseo sexual brillara por su
ausencia
En oposición a otros establecimientos estrictamente masculinos —como los barracones del
ejército— la perversión sexual era mínima
Incluso en sueños, el prisionero se ocupaba muy poco del sexo, aun cuando según el
psicoanálisis deberían manifestarse d forma muy especial
Centrarse en salvar el pellejo llevaba al abandono d lo q no sirviera a tal propósito, lo q
explicaba la ausencia d sentimentalismo
Lo experimenté x mí mismo cuando me trasladaron dsd Auschwitz a Dachau. / Las vías nos
acercaban a la calle donde yo nací…
Les supliqué, les rogué / Intenté explicarles cuánto significaba para mí en ese momento mirar
por el ventanuco…
Pero mis súplicas fueron desechadas con rudeza y cinismo: “¿Q has vivido ahí tantos años?
Bueno, entonces ya lo tienes demasiado visto
En el campo sufríamos también de “hibernación cultural”, con sólo dos excepciones: la política
y la religión
Las discusiones surgían ante todo de rumores q se cazaban al vuelo y se transmitían con ansia
/ sobre la situación militar
Una y otra vez se desvanecían las esperanzas d q la guerra acabara con celeridad, esperanzas
avivadas por rumores optimistas
A pesar dl primitivismo físico y mental, en la vida dl campo d concentración aún era posible
desarrollar vida espiritual
Las personas con una vida intelectual rica sufrieron muchísimo (eran a menudo endebles)pero
el daño causado a su ser íntimo fue menor
De esta forma puede explicarse q los prisioneros, a menudo los menos fornidos, parecían
soportar mejor la vida del campo q los más robustos
A medida q la vida interior d los prisioneros se hacía más intensa, sentíamos la belleza dl arte y
la naturaleza como nunca
Si alguien nos hubiera visto contemplando las montañas nunca hubiera creído q se trataba d
hombres sin esperanza d vivir
Una tarde, muertos de cansancio, uno d los prisioneros entró para decirnos q saliéramos al
patio a contemplar la maravillosa puesta de sol
Y entonces, después de dar unos pasos en silencio, un prisionero le dijo a otro: “¡Qué bello
podría ser el mundo!
En una violenta protesta contra lo inexorable d mi muerte sentí como si mi espíritu traspasara la
melancolía q nos envolvía
Sentí trascender aquel mundo desesperado, insensato y dsd alguna parte escuché un “sí”
sobre la existencia d una intencionalidad última
“Et lux in tenebris lucet: y la luz brilló en medio de la oscuridad”
Es sabido q una vida comunitaria, en la q se presta atención a todo lo q uno hace, puede
producir la irresistible necesidad d alejarse
El prisionero anhelaba estar a solas consigo mismo y con sus pensamientos. Añoraba su
intimidad y su soledad
Siempre q no eran necesarios mis servicios solía sentarme en cuclillas sobre la tapa d madera
d un pozo, contemplando el florecer d laderas
Soñaba añorante y mis pensamientos vagaban en dirección a mi hogar, pero sólo veía nubes.
No me molestaban los cadáveres próximos a mí
Resulta difícil para un extraño comprender cuan poco valor se concedía en el campo a la vida
humana
El prisionero estaba ya endurecido, y adquiría más conciencia d este absoluto desprecio x la
vida cuando se organizaba un convoy d enfermos
Los cuerpos demacrados se echaban en carretillas q los prisioneros empujaban a lo largo d
muchos kilómetros hasta el siguiente campo
Si uno d los enfermos moría antes d salir, se le echaba d todas formas, ¡la lista tenía q estar
completa! La lista era lo único importante
Uno se convertía literalmente en un número: q estuviera muerto o vivo no importaba, ya q la
vida de un “número” era totalmente irrelevante
Y menos aún importaba lo q había tras aquel número y aquella vida: su destino, su historia o el
nombre del prisionero…
Por regla general, contestaba a todas las preguntas con la verdad, pero guardaba silencio
sobre lo q no se me pedía de forma expresa
Se anunció q quien se presentara voluntario para el turno d noche sería borrado d la lista, d
inmediato se ofrecieron 28 prisioneros
Más tarde se canceló el transporte, aquellos 28 prisioneros quedaron en el turno de noche.
Para ellos significó la muerte en 15 días
‘Otto’, en caso d q yo no regrese a casa junto a mi mujer y en caso d q tú la vuelvas a ver, dile
q hablaba d ella a diario, continuamente
En segundo lugar, dile que la he amado más que a nadie.
En tercer lugar, q el breve tiempo q estuve casado con ella tiene más valor q nada, q pesa en
mí más incluso q todo lo q hemos pasado aquí
Tras la liberación un amigo me contó q él, como policía, había tenido que buscar de carne
humana d cadáveres y q la rescató d un puchero
El canibalismo había hecho su aparición; yo me fui justamente a tiempo. ¿No recuerda esto el
relato de Muerte en Teherán? :
Una vez, un persa poderoso paseaba con uno de sus criados, compungido éste pq acababa d
encontrarse con la muerte, quien le había amenazado
Suplicaba a su amo para que le diera el caballo más veloz y así poder apresurarse y llegar a
Teherán aquella misma tarde
El amo accedió y el sirviente se alejó al galope. Al regresar a su casa el amo también se
encontró a la Muerte y le preguntó:
“¿Por qué has asustado y aterrorizado a mi criado?” “Yo no le he amenazado…” dijo la Muerte
…sólo mostré mi sorpresa al verle aquí cuando en mis planes estaba encontrarle esta noche
en Teherán”, contestó la muerte
El prisionero de un campo de concentración temía tener que tomar una decisión o cualquier
otra iniciativa.
Esto era resultado d un sentimiento muy fuerte q consideraba al destino dueño d uno, y creía q
bajo ningún concepto, se debía influir en él
Este querer zafarse del compromiso se hacía más patente cuando el prisionero debía decidir
entre escaparse o no escaparse del campo
Debía intentar escaparse? ¿Debía correr el riesgo? También yo experimenté este tormento…
Tuve la oportunidad d escaparme. Una vez fuera del campo, un miembro d la resistencia
extranjero nos proporcionaría uniformes y alimentos
Me acerqué a un paisano mío, ya casi medio muerto, y cuya vida yo me empeñaba en salvar a
pesar de su situación
Mi camarada pareció adivinar q algo iba mal. Me preguntó: “¿Te vas también?” Yo lo negué,
me resultaba muy difícil evitar su triste mirada
De pronto decidí, por una vez, mandar en mi destino. Salí corriendo del barracón y le dije a mi
amigo que no podía irme con él
Tan pronto como le dije que había tomado la resolución de quedarme con mis pacientes mi
sentimiento de desdicha me abandonó!
Aquel día se dio la orden d q el campo iba a ser evacuado al atardecer. Incluso los pocos
prisioneros q quedaban tendrían q marcharse
Iba a ser el último día en el campo. Nuestro regocijo fue prematuro. El delegado de la CruzRoja
nos aseguró q no se iba a evacuar el campo
Sin embargo, aquella noche llegaron los camiones d las SS trayendo orden de despejar el
campo. Descargaban cajas con medicinas…
Se distribuían cigarrillos, nos fotografiaban y la alegría era inmensa. Ya no teníamos necesidad
de salir corriendo ni de arriesgarnos!
Nos amontonábamos en los camiones. Mi amigo y yo estábamos en el último grupo y de éste
eligieron a 13 para la última expedición
El jefe contó el número preciso, pero nosotros dos no estábamos entre ellos. Impacientes
esperamos un último camión, listos para el viaje
El estruendo de los rifles y cañones nos despertó. Nos dimos cuenta de lo que sucedía: ¡la
línea de fuego había llegado hasta nosotros!
Nuestros amigos q pensaron viajar hacia la libertad aquella noche, murieron abrasados. Yo
pensé de nuevo en el cuento de Muerte en Teherán
La apatía era resultado de factores: El hambre, la falta d sueño, la irritabilidad, los bichos, la
falta d higiene y atención sanitaria…
Estaban tb las enfermedades mentales, en forma d complejos d inferioridad. Todos habíamos
creído q éramos alguien o al menos lo imaginamos
La conciencia dl amor propio está tan arraigada en las cosas + elevadas y + espirituales q no
puede arrancarse ni en 1 campo d concentración
Pero cuántos hombres libres, por no hablar de los prisioneros, poseen amor propio? El
prisionero medio se sentía terriblemente degradado
Mientras trabajé como médico en el pabellón d los enfermos de tifus, era responsable d su
limpieza (si es q se puede utilizar el término)
La única preocupación d los inspectores era ver si en el pasillo había paja o si ls mantas sucias
e infectadas d piojos estaban bien plegadas
Me veía obligado a mantener estiradas las mantas, a recoger las motas d paja y a gritar a esos
pobres diablos q se revolvían en sus catres
La apatía crecía sobre todo entre los pacientes febriles, de suerte que no reaccionaban a nada
si no se les gritaba
A veces fallaban incluso los gritos y ello exigía un tremendo esfuerzo de autocontrol para no
golpearlos
La propia irritabilidad personal adquiría proporciones inauditas cuando chocaba con la apatía
de otro, especialmente en los casos de peligro
Tras este intento d explicación /se podría sacar la impresión d q el ser humano es alguien
completa e inevitablemente influido x su entorno
Pero, ¿y qué decir d la libertad humana? ¿No hay una libertad espiritual con respecto a la
conducta y a la reacción ante un entorno dado?
¿Es cierta la teoría q nos enseña q el hombre no es más q el producto d muchos factores
ambientales condicionantes?
¿El hombre es sólo un producto accidental de factores d naturaleza biológica, psicológica o
sociológica?
¿El hombre no puede escapar a la influencia d lo q le rodea? ¿Es q frente a tales
circunstancias no tiene posibilidad de elección?
El hombre tiene capacidad d elección. Los ej. son abundantes y heroicos, y prueban q puede
vencerse la apatía, eliminarse la irritabilidad
Puede conservar un vestigio d la libertad espiritual, d independencia mental, incluso en terribles
circunstancias d tensión psíquica y física
Los q estuvimos recordamos a los hombres q iban d barracón en barracón consolando a los
demás, dándoles el último trozo d pan q les quedaba
Puede que fueran pocos en número, pero ofrecían pruebas suficientes de que al hombre se le
puede arrebatar todo salvo una cosa:
La última de las libertades humanas —la elección de la actitud personal ante un conjunto de
circunstancias— para decidir su propio camino
Allí (en el campo d concentración) siempre había ocasiones para elegir. A diario, a todas horas,
se ofrecía la oportunidad d tomar una decisión
Decisión q determinaba si uno se sometería o no a las fuerzas q amenazaban con arrebatarle
su yo más íntimo, -la libertad interna-
Determinaba si uno iba o no a ser juguete d las circunstancias, renunciando a la libertad y a la
dignidad, para convertirse en un recluso típico
Aún cuando condiciones insuficientes pueden llevar a creer que los reclusos se veían obligados
a reaccionar de cierto modo…
Se hace patente q el tipo d persona en q se convertía era resultado d una decisión íntima y no
únicamente producto d la influencia del campo
Cualquier hombre podía decidir lo q sería d él -mental y espiritualmente- pues aún en un campo
d concentración puede conservar su dignidad
Dostoyevski dijo en una ocasión: “Sólo temo una cosa: no ser digno de mis sufrimientos”
Palabras q retornaban a mi mente al conocer a aquellos cuya conducta testimoniaban el hecho
d q la libertad íntima nunca se pierde
Fueron dignos d sus sufrimientos y la forma en q los soportaron fue un logro interior genuino
Es esta libertad espiritual, que no se nos puede arrebatar, lo que hace que la vida tenga
sentido y propósito!
Una vida activa sirve a la intencionalidad de dar al hombre una oportunidad para comprender
sus méritos en la labor creativa
Mientras q una vida pasiva d simple goce le ofrece la oportunidad d obtener la plenitud
experimentando la belleza, el arte o la naturaleza
Tb es positiva la vida q está casi vacía d creación como d gozo y q admite una sola posibilidad
d conducta: la actitud hacia su existencia
En el Campo al hombre le están prohibidas tanto la vida creativa como la existencia de goce y
todos los aspectos de la vida significativos
El sufrimiento es un aspecto de la vida q no puede erradicarse, como el destino o la muerte.
Sin todos ellos la vida no es completa
El modo en q un hombre acepta su destino, incluso bajo las circunstancias + difíciles, puede
conservar su valor, su dignidad, su generosidad
O bien, en la dura lucha por la supervivencia, el hombre puede olvidar su dignidad humana y
ser poco más que un animal
No piensen q estas consideraciones están muy alejadas d la vida real. Sólo unas cuantas
personas son capaces d alcanzar metas tan altas
La fortaleza íntima del hombre puede elevarle por encima de su adverso sino
Un joven q acababa d saber q no viviría mucho tiempo, se acordó d una película sobre un
hombre q esperaba su muerte con valor y dignidad
Pensó entonces q era una gran victoria enfrentarse d este modo a la muerte y ahora el destino
le brindaba a él una oportunidad similar
La influencia más deprimente de todas para el recluso era no saber cuánto tiempo iba a durar
su encarcelamiento
Un investigador psicológico manifestó en cierta ocasión q la vida en un campo de
concentración podría denominarse “existencia provisional”
Nosotros completaríamos la definición diciendo que es “una existencia provisional cuya
duración se desconoce”
Con el fin de la incertidumbre venía la incertidumbre del fin. Era imposible prever cuándo y
cómo terminaría aquella existencia
En el vocablo latino “finis” tiene dos significados: final y meta a alcanzar
El hombre que no podía ver el fin de su “existencia provisional”, tampoco podía aspirar a una
meta última en la vida
Los prisioneros sufrían una extraña “experiencia dl tiempo”. Un día, por ejemplo, repleto d
torturas y d fatiga, parecía no tener fin
Mis camaradas concordaron conmigo cuando dije q en el campo el día duraba más q la
semana. Cuan paradójica era nuestra experiencia dl tiempo
A este respecto me viene el recuerdo d La Montaña Mágica, d Thomas Mann, q contiene unas
cuantas observaciones psicológicas muy atinadas
Mann estudia la evolución espiritual de personas que están en condiciones psicológicas
semejantes; enfermos q no conocen la fecha dl alta
Estos pacientes q no conocen la fecha en q les darán d alta, experimentan una existencia sin
ningún futuro, sin ninguna meta
Un prisionero me dijo q había sentido como si estuviera desfilando en su propio funeral. Como
si ya estuviera muerto. Un “cadáver viviente”
Se experimentaba la duración ilimitada dl período d reclusión y, en cuanto al espacio, los
estrechos límites d la prisión
Todo lo que estuviera al otro lado de la alambrada se antojaba remoto, fuera del alcance y, de
alguna forma, irreal
Lo q sucedía afuera, a la gente de allá, todo lo q era vida normal, adquiría para el prisionero un
aspecto fantasmal
La vida afuera, hasta donde podía verla, parecía casi como lo q podría ver un hombre ya
muerto q se asomara desde el otro mundo
Resultaba fácil desentenderse d las posibilidades d hacer algo positivo en l campo pero, esas
oportunidades, existían d verdad
Ver nuestra “existencia provisional” como algo irreal constituía un factor importante para q los
prisioneros perdieran su dominio d la vida
Olvidaban q es en una situación externa y excepcional~ difícil la q da al hombre la oportunidad
d crecer espiritual~ más allá d sí mismo
Sólo unos pocos son capaces d alcanzar cimas espirituales elevadas. Esos pocos tuvieron una
oportunidad d llegar a la grandeza humana
Bismarck dijo: “La vida es como visitar al dentista. Se piensa siempre q lo peor está por venir,
cuando en realidad ya ha pasado”
El jefe d mi barracón me confió un día: “Me gustaría contarle algo Dr. He tenido un sueño
extraño. Una voz me decía q deseara lo q quisiere
Todas mis preguntas tendrían respuesta: “Pues quisiera conocer cuándo terminaría para mí la
guerra” Ya sabe lo q quiero decir Dr. ¡para mí!
Y cuándo tuvo usted ese sueño? le pregunté yo. “En febrero de 1945”-, contestó. Por entonces
estábamos a principios de marzo
“¿Y qué le contestó la voz?” Me susurró: “El 30 de marzo.” El 29 de marzo cayó enfermo. El 30
de perdió la conciencia. El día 31 falleció
Su fe en el futuro y su voluntad de vivir se paralizaron y su cuerpo fue presa de la enfermedad.
Sus sueños se hicieron finalmente realidad
La tasa d mortandad semanal en el campo aumentó por encima d todo lo previsto desde las
Navidades de 1944 al Año Nuevo de 1945
La explicación d este aumento no estaba en el empeoramiento d condiciones, ni en la
disminución alimenticia, ni en un brote d nuevas epidemias
Se trataba simplemente d q la mayoría d los prisioneros había abrigado la ingenua ilusión d q
para Navidad les liberarían
“Quien tiene algo por qué vivir, es capaz de soportar cualquier cómo” dijo Nietzsche
Desgraciado aquel q no viera ningún sentido en su vida, ni meta, ni intencionalidad y, x tanto,
ninguna finalidad en vivirla, ése estaba perdido
La respuesta a cualquier razonamiento q tratara d animarle, era: “Ya no espero nada de la
vida.” ¿Q respuesta podemos dar a estas palabras?
Cuando un hombre descubre que su destino es sufrir, ha de aceptar dicho sufrimiento, pues
ésa es su sola y única tarea
Nadie puede redimirle d su sufrimiento ni sufrir en su lugar. Su única oportunidad reside en la
actitud q adopte al soportar su carga
El sufrimiento se había convertido en una tarea y no queríamos volverle la espalda.
Aprehendimos las oportunidades q se ocultaban en él
Cómo había vencido el edema aquel compañero? Me confesó: “Lo he expulsado de mi cuerpo
a base de lágrimas”
No había necesidad d avergonzarse d las lágrimas, pues ellas testificaban q el hombre era
verdaderamente valiente; tenía el valor d sufrir
Yo tenía como objetivo dotar su vida de significado /Pude comprobar q lo había logrado
/cuando se acercaron renqueantes a darme las gracias
En el campo estaba prohibido cortar la soga dl q intentaba ahorcarse; era d suma importancia
impedir q se llegara a tales extremos
Recuerdo 2 casos d suicidio frustrado. Ambos prisioneros habían comentado sus intenciones
basándose en q ya no esperaban nada d la vida
La unicidad y resolución q confieren el significado d la existencia d cada individuo tiene su
incidencia en la actividad creativa y el amor
Cuando se acepta la imposibilidad d reemplazar a una persona, se da paso para q se
manifieste en toda su magnitud asumiendo su existencia
El hombre consciente d su responsabilidad ante otra persona q le espera o ante una obra
inconclusa no podrá nunca tirar su vida por la borda
La influencia inmediata de una determinada forma de conducta es siempre más efectiva que
las palabras
Pero, a veces, una palabra también resulta efectiva cuando la receptividad mental se intensifica
con motivo d las circunstancias externas
Recuerdo un incidente en que hubo lugar para realizar una labor terapéutica provocada por una
determinada situación externa:
Un prisionero robó unos kilos d patatas /se descubrió y /nos ordenaron q les entregáramos al
culpable; si no, todo el campo ayunaría un día
Los 2500 hombres d aquel barracón prefirieron callar. Aquella tarde d ayuno yacimos
exhaustos. Y para empeorar las cosas, se apagó la luz
El jefe d nuestro barracón improvisó una pequeña charla. Se refirió a los compañeros q habían
muerto y al medio d prevenir futuras víctimas
En aquel momento era más necesario q nunca infundirles ánimos. Yo también tuve q
sobreponerme a mí mismo y aprovechar la oportunidad
Les dije q no tenía intención d perder la esperanza y tirarlo todo por la borda, pues nadie sabía
ni lo q podía depararle la hora siguiente
Hablé dl futuro y dl velo q lo cubría. También hablé dl pasado: d todas sus alegrías y d la luz q
irradiaba, aún en la presente oscuridad
Cité palabras d un poeta: “Was du erlebt, kann keine Macht der Welt dir rauben”, ‘Ningún poder
d la tierra podrá arrancarte lo q has vivido’
Me referí a las muchas oportunidades existentes para darle un sentido a la vida y tb al
sufrimiento, la agonía, las privaciones y la muerte
No tenían q perder las esperanzas, debían conservar la certeza d q en nuestra lucha
desesperada no perderían ni su dignidad ni su sentido
Les hablé d un camarada q había hecho un pacto con el cielo para q su sacrificio y su muerte
liberaran al ser q amaba d un doloroso final
Yo tenía como objetivo dotar su vida de significado /Pude comprobar q lo había logrado
/cuando se acercaron renqueantes a darme las gracias
Confesaré q raras veces hallé fuerzas para establecer este tipo d contacto con mis compañeros
d sufrimientos. Perdí muchas oportunidades!
Hay dos razas d hombres en el mundo y nada más q dos: la “raza” de los hombres decentes y
la “raza” d los indecentes
En este sentido, ningún grupo es d “pura raza” y, por ello, a veces se podía encontrar, entre los
guardias, a alguna persona decente
La escisión q separa el bien dl mal y atraviesa a todo ser humano, se hizo manifiesta en el
abismo q se abrió en los campos d concentración
El hombre es el ser q ha inventado las cámaras d gas y tb es el q ha entrado en ellas con paso
firme musitando una oración
Llegamos a los prados cubiertos de flores. Nos dábamos cuenta de que estaban allí, pero no
despertaban en nosotros ningún sentimiento
El primer destello d alegría fue al ver un gallo d plumas multicolores. Pero no fue más q un
destello: todavía no pertenecíamos a este mundo
Un hombre le dijo en secreto a otro: “¿Dime, estuviste hoy contento?” Y el otro le contestó un
tanto avergonzado: “Para ser franco: no!”
Literalmente hablando, habíamos perdido la capacidad de alegrarnos y teníamos que volverla a
aprender, lentamente
Desde el punto de vista psicológico, lo que les sucedía a los prisioneros liberados podría
denominarse “despersonalización”
Todo parecía irreal, improbable, como un sueño. No podíamos creer q fuera verdad. Cuántas
veces, estos años, nos habían engañado los sueños!
El cuerpo tiene menos inhibiciones q la mente, así q desde el primer momento hizo buen uso
de la libertad y empezó a comer vorazmente
Un día, poco después d la liberación, yo paseaba por la campiña florida. Me detuve, miré en
derredor, al cielo, y finalmente caí de rodillas
Sólo tenía en la cabeza una frase: “Desde mi estrecha prisión llamé a mi Señor y él me
contestó desde el espacio en libertad”
Sé que aquel día, en aquel momento, mi vida empezó otra vez. Fui avanzando, paso a paso,
hasta volverme de nuevo un ser humano
Un hombre q ha vivido bajo presión mental y durante tanto tiempo, corre también peligro
después de la liberación
Sería un error pensar q el prisionero liberado no tenía ya necesidad d cuidados. El peligro es la
contrapartida psicológica d la aeroembolia
Lo mismo q la salud d los q trabajan bajo presión atmosférica, el hombre liberado
repentinamente de la presión espiritual puede sufrir daños
Durante esta fase se observaba q las personas d naturaleza más primitiva no podían escapar a
las influencias d la brutalidad vivida
Al verse libres, pensaban q podían hacer uso d su libertad sin sujetarse a ninguna norma. En
vez de ser oprimidos eran opresores
Los prisioneros liberados, al volver la vista atrás a aquella experiencia dl campo, fueron
incapaces d comprender cómo lo habían soportado
Si el día de su liberación pareció como un bello sueño, todas las experiencias del campo no
fueron nada más que una pesadilla
La experiencia final para el hombre que vuelve a su hogar es la maravillosa sensación de
que…
… después de todo lo que ha sufrido, ya no hay nada a lo que tenga que temer, excepto a su
Dios
En medio de tanta confusión y dolor, se se capaz de mantenerse de pie, aun sin saber si
afuera hay alguien en tu espera; aquí la simplicidad de tan olvidada pero generosa
voluntad, voluntad que sale en tu rescate, para no perderte en la terrible oscuridad.
Al final del libro hace un pequeño resumen de la logoterapia muy recomendable. En especial,
de cómo dar un significado al sufrimiento y llevarlo con dignidad.
Un pensamiento del libro que quiero compartir:
El ser humano, pese a su situación, no está determinado, ni en un campo de concentración.
Privándole de toda libertad, siempre queda la libertad de pensamiento, la actitud que
tomamos frente a la vida.
El ser humano es ese animal que construye los campos de concentración, pero también es
el que entra con la cabeza alta murmurando el “Shema Yisrael”.
Es vital para el ser humano creer que su existencia tiene sentido, que no marcha hacia la
nada y que su vida importa, que tiene posibilidad de ayudar o afectar a otras personas, que
sus actos tienen consecuencias siempre. De otra manera cae en un profundo desánimo y
en un irresponsabilidad abismal. El ser humano necesita sentirse útil, y generalmente de
una manera muy tangible y directa. Son pocos los hombres que pueden actuar teniendo en
mente como motor a la humanidad o a algún ente abstracto; generalmente son las relaciones
cercanas, el sufrimiento de los demás y el amor de los amigos y familiares lo que llaman a
la acción y sostienen el ánimo. En algunos casos, grandes artistas, logran encontrar un
sentido en la soledad, pero su soledad no es tal, ya que logran unirse con la naturaleza
misma o con el alma del mundo o con alguna fuerza numinosa a través de su arte. Este
sentido también es provisto en ocasiones por la religión, particularmente el aspecto
devocional reemplaza la comunidad humana con la comunión divina -los místicos hablan de
dios y del alma como amantes. De cualquier manera es siempre entenderse como parte de
un tejido, de una unidad o de una causa o fuerza superior lo que permite acciones que llegan
a trascender lo que una persona se creía capaz de hacer. Es el sentido y el significado lo
que inspiran las grandes acciueones, lo genial y lo heroico; grande es aquel que no depende
de las contingencias o de las eventualidades para encontrar sentido y propósito.
El otro título que dejó en mí una profunda huella fue “El hombre en busca de
sentido”, de Viktor Frankl. El autor de este relato fue prisionero en Auschwitz y él
mismo sintió en su propio ser lo que significaba una existencia desnuda. Sus padres,
su hermano, incluso su esposa, murieron en los campos de concentración o fueron
enviados a las cámaras de gas, de tal suerte que, salvo una hermana, todos
perecieron. La lista de Schindler, es una película biográfica que cuenta la historia de
un empresario alemán que salvó la vida de una multitud de judíos polacos durante el
Holocausto.
Cuando oigo la banda original de esta película no puedo evitar recordar la obra de
Frankl, porque Auschwitz fue precisamente el lugar en el que Frankl descubrió el
verdadero sentido de la libertad. Frankl afirma que descubría más libertad en la mirada
del recluso que en la de su torturador, porque el preso conocía que únicamente el odio
era el motivo por el cual había sido injustamente recluido mientras que su guardián
ignoraba porqué colaboraba en aquel teatro de maldad. La libertad era un fenómeno
interior y nadie puede vivir sin un ideal. Esto fue algo que aprendí de aquel libro.
Frankl solía peguntar a sus pacientes: «¿Por qué no se suicida usted?» Y muchas
veces, descubría en las respuestas de sus pacientes aquello que los ataba a la vida. A
uno eran los hijos; al otro, su talento; a un tercero, unos cuantos recuerdos que
merecen la pena rescatar del olvido. Entonces no conocía las consecuencias
filosóficas de aquel análisis existencial que hoy conocemos como Logoterapia, pero
intuí la fuerza del ideal para tejer las tenues hebras de una vida rota en una urdimbre
firme y coherente. Frankl narra qué ocurre cuando un ser humano no tiene «nada que
perder excepto su ridícula vida desnuda».
Frankl afirma: «Quien tiene un porque para vivir, encontrará casi siempre el
cómo». En el campo de concentración, todas las metas de la vida han sido
arrancadas de cuajo, lo único que resta es «la última de las libertades humanas», la
capacidad de «elegir la actitud personal ante un conjunto de circunstancias». Los
prisioneros no eran más que hombres normales y corrientes, pero algunos de ellos al
elegir ser «dignos de su sufrimiento» atestiguan la capacidad humana para elevarse
por encima de su aparente destino.