You are on page 1of 4

Fr. Álvaro Pérez Castro, OFM.

Materia: Literatura Joánica


Octubre de 2017

Síntesis de artículo
Artículo: ¿POR QUÉ SAN JUAN NO CUENTA LOS EXORCISMOS DE JESÚS?
Autor: Ariel Álvarez Valdés
Fuente: Revista Bíblica Mexicana QOL, n. 40, enero-abril, 2016, UPM, México.

Los milagros más llamativos que hacía Jesús eran lo exorcismos. Los Evangelios han
conservado el relato de seis de ellos:
Exorcismos Mc Mt Lc
Endemoniado de Cafarnaúm 1, 23-28 8, 28-34 4, 31-37
Poseído de Gerasa 5, 1-20 “ 8, 26-39
Hija de la siro-fenicia 7, 24-30 15, 21-28 -
Joven epiléptico 9, 14-27 17, 14-21 9, 37-43
Endemoniado mudo - 9, 32-34 11, 14-15
Endemoniado ciego y mudo - 12, 22 “

De igual manera, se encuentran en los Evangelios, resúmenes generales donde se muestra a


Jesús curando endemoniados (cf. Mc 1, 32-34. 39; 3, 10-12). Las parábolas también hablan
de los exorcismos de Jesús (cf. Mt 12, 43-45). Por lo tanto, los Evangelios conservan el
recuerdo de los exorcismos de Jesús en tres maneras distintas: en los relatos, en los sumarios 1
y en las parábolas.
La función de exorcista de Jesús era tan característica de él que, según estudiosos, ésta fue la
que lo volvió famoso al principio en los pueblos de Galilea. Resulta extraño que el EvJn
guarda absoluto silencio sobre esta característica de Jesús.
Los estudiosos han propuesto diferentes soluciones:
1. El autor del 4° Evangelio no conocía estos exorcismos. Mientras los Sinópticos
relatan muchos milagros de Jesús, Juan sólo cuenta siete, como si hayan sido los
únicos que conoció. Sin embargo, al final de este último, el autor escribe: “Jesús
realizó muchos otros signos, que no están escritos en este libro” (20, 30). Por lo tanto,
el autor conocía muchos más milagros (signos) que esos siete. Por otra, parte, María
Magdalena es un personaje muy importante en el 4° Evangelio. ¿Nunca se enteró Juan
de la antigua tradición, según la cual Jesús había expulsado de ella siete demonios?
(Mc 16, 9; Lc 8, 2). Solución inaceptable.
2. Jerusalén, ciudad sin endemoniados. En los Sinópticos, Jesús pasa casi todo el tiempo
en Galilea, en el Cuarto Evangelio está casi siempre en Jerusalén, la ciudad santa,
donde era difícil encontrar endemoniados. Por eso Juan no tiene ocasión de contar
exorcismos. Sin embargo, cuatro de los siete milagros que Juan cuenta, tienen lugar
en Galilea: la conversión del agua en vino (2, 1-12), la curación del hijo de un
funcionario real (4, 43-54), la multiplicación de los panes (6, 1-15) y Jesús caminando
Fr. Álvaro Pérez Castro, OFM.
Materia: Literatura Joánica
Octubre de 2017

sobre las aguas (6, 16-21). Por lo tanto, sí pudo haber contado algún exorcismo hecho
en Galilea. Solución rechazada.
3. Autor, ex-saduceo convertido al cristianismo. Los saduceos no creían en demonios,
ni en espíritus, ni en ángeles (cf. Mc 12, 18; Hch 23, 8). Sin embargo, en EvJn se
afirma cuatro veces que los enemigos de Jesús lo consideraban a Él un endemoniado
(cf. 7, 20; 8, 48; 8, 52; 10, 20). Solución rechazada.
El evangelista Juan no niega la posibilidad de la posesión demoníaca. Lo que niega es que
Jesús la hubiera curado alguna vez.
4. Los exorcismos le trajeron muchos problemas a Jesús (explicación más probable).
Es por esto que Juan los suprime de su Evangelio. Jesús le dio mucha importancia a
la curación de endemoniados porque eran personas enfermas, marginadas, excluidas.
Mediante la liberación de los endemoniados y su reintegración social, Jesús revelaba
lo que realmente estaba ocurriendo: que el Reino de Dios estaba llegando a este
mundo. “Si yo expulso los demonios por el Espíritu de Dios, es que ha llegado a
ustedes el Reino de Dios” (Mt 12, 28).
La curación de endemoniados estaba muy relacionada con la magia. Muchos judíos, en
tiempos de Jesús, realizaban exorcismos mediante ritos mágicos y fórmulas esotéricas. Estas
prácticas eran sumamente llamativas y extravagantes. Jesús sana mediante su palabra. A
pesar de ello, su actividad despertaba sospecha. Su auditorio quedaba asombrado y hasta
asustado (cf. Mc 5, 15). Se llegó a utilizar el nombre de “Jesús” como palabra mágica para 2
expulsar demonios (Mc 9, 38). Jesús termina siendo acusado de obrar por el poder de Satanás
(cf. Mc 3, 22; Mt 10, 25).
Se malinterpretaron los exorcismos realizados por Jesús. La idea y fama de que Jesús era un
gran mago, continuó hasta después de su muerte. Flavio Josefo (escritor judío del s. I):
“hacedor de obras extrañas”. Talmud (libro sagrado de los judíos): lo acusa de practicar
magia, instigar a la idolatría y engañar al pueblo. Celso (filósofo griego del s. II): Jesús
aprendió en Egipto las artes mágicas. La imagen de Jesús quedó dañada a causa de los
exorcismos. Un “Jesús exorcista”, no era la mejor imagen para presentar a los lectores del 4°
Evangelio. Por esto, prefiere omitirlos para evitar confusión y escándalo entre sus lectores.
Se pueden sumar otras dos circunstancias que influyeron en la decisión del evangelista Juan
para no integrar los exorcismos de Jesús.
1. Juan fue el único evangelista que llegó a la comprensión de que “Jesús era igual a
Dios” (Jn 10, 30), obraba como Dios (5, 19) y procedía de Dios (1, 14). Evita el riesgo
de que se relacione a Jesús con la magia y/o con el demonio.
2. Éfeso (lugar donde se redactó el Evangelio), famoso centro de actividad ocultista.
Clara referencia bíblica: Hch 19, 18-19. En un ambiente de esta naturaleza, la imagen
de Jesús exorcista habría dañado la de Jesús Hijo de Dios.
Fr. Álvaro Pérez Castro, OFM.
Materia: Literatura Joánica
Octubre de 2017

En síntesis. Cuando san Juan escribió su Evangelio, conocía los exorcismos realizados por
Jesús. No ignoraba que era una de sus actividades más famosas, más aún que sus parábolas
y enseñanzas. Pero, sabía también, que esa actividad había sido malinterpretada y que
muchos habían confundido a Jesús con un mago. Para evitar esto a sus lectores, Juan calla el
recuerdo de los exorcismos y ensalza otros milagros (signos) más estimados.
Magia y religión
Juan sabía que la magia es peligrosa. Aunque tiene un gran parecido con la religión, es todo
lo contrario, es su corrupción.
La magia hace creer que ciertos ritos o ceremonias tiene poder por sí mismas (cf. Mt 7, 21-
23). Que basta con cumplir con determinadas prácticas o pronunciar unas fórmulas para estar
en contacto inmediato con Dios, y así, obtener su favor y auxilio. La fe, en cambio, es la
entrega a Alguien. La magia nos da, según ésta, lo que queremos. La fe nos hace descubrir
qué quiere Dios. La magia nos hace repetir ritos automáticos. La fe nos hace descubrir la
novedad de Dios cada día. La magia provoca dependencia y miedo. La fe trae liberación y
entusiasmo.

Comentario personal
El tema de la ausencia de las narraciones sobre exorcismos de Jesús en el Evangelio de Juan, 3
es un claro ejemplo y prueba del hecho de que, éstos, fueron escritos para destinatarios
determinados. Destinatarios que vivían en su momento, situaciones muy peculiares y
específicas, y que, si las perdemos de vista o las dejamos de contemplar, el sentido del libro
queda a la deriva, sin marco referencial para la posterior hermenéutica. En este sentido,
encuentro muy provechoso el presente artículo.
Considerando directamente el artículo, me parece muy probable y convincente la propuesta
de explicación del autor del artículo, referente al tema del mismo. Sin embargo, hay una
aseveración del autor con la que no estoy de acuerdo. Es cuando dice lo siguiente: “El
evangelista Juan no niega la posibilidad de la posesión demoníaca. Lo que niega es que Jesús
la hubiera curado alguna vez”. El que el autor de Cuarto Evangelio no haya puesto por escrito
el recuerdo de los exorcismos de Jesús, no significa que los haya negado tal cual, sino que
simplemente, como él mismo dice más adelante, “calló” sobre ellos (por las razones ya
aludidas). Es muy distinto callar a negar. Una simplemente una crítica.
Por último, creo que no sólo para los destinatarios del Cuarto Evangelio, hubiera podido
resultar escandaloso un Jesús exorcista, por el riesgo de interpretarlo -en el marco de su
contexto- como un “Jesús mago”; sino también, para nosotros, hoy en día. Ante el creciente,
y al parecer, establecido estado de violencia e inseguridad que vivimos en México, el
fenómeno de la corrupción que permea todos los ámbitos de la sociedad, la falta de
credibilidad en las instituciones (políticas, sociales, religiosas) que supuestamente nos
representan; ante este panorama actual, muchos de los que nos llamamos cristianos, podemos
Fr. Álvaro Pérez Castro, OFM.
Materia: Literatura Joánica
Octubre de 2017

caer en la tentación de invocar y apelar al cielo por un Jesús que venga de una vez por todas,
y como por arte de magia, haga “justicia” y elimine nuestras crisis humanas. En otras
palabras, cualquier solución que no nos involucre directamente, es la mejor y la más
conveniente. La religión nos involucra con Dios, con los demás y con nosotros mismos. La
religión apela a un compromiso de vida. La fe -como creyentes- es lo que nos sostiene ante
la ilusión mágica de la vida.

You might also like