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ACOGER Y TRANSMITIR
LA PALABRA DE DIOS
SUMARIO
INTRODUCCIÓN
nidad cristiana. «La fuerza sanadora de la según los expertos, un amanecer único en la
Palabra de Dios es una llamada viva a una historia. El acercamiento a la Palabra de
constante conversión personal».2 Es, pues, Dios escrita no es un fenómeno que se cir-
sumamente apropiado que, en el inicio de cunscribe a un área cultural. Ha ido surgien-
este tiempo de gracia, sea la Palabra el cen- do casi al mismo tiempo y de forma autó-
tro de nuestra reflexión creyente. noma en varios continentes. La lectura y me-
Si ensanchamos además nuestra mirada a ditación de la Escritura está siendo fuente de
la sociedad, la anemia espiritual de nuestro renovación cristiana y de expansión de la
tiempo, registrada por muchos analistas so- Iglesia. Se cumple la vieja profecía de Amós
ciales y simultáneamente «la difusa exigen- (8, 1): «Habrá hambre no de pan ni de agua,
cia de espiritualidad que… se manifiesta en sino de oír la palabra del Señor».
una renovada necesidad de oración»,3 han de
suscitar en la comunidad cristiana la urgen- Todavía las metas propuestas por el Vati-
cia por ofrecer a sus conciudadanos el ali- cano II quedan lejos. La Escritura no es aún,
mento vigoroso de la Palabra y la referencia en la medida deseable, el alma de la teología
neta del Evangelio. Esta misión reclama un ni la inspiradora de toda la existencia cristia-
entusiasmo por la Palabra de Dios y un cora- na.5 Pero los avances realizados en los estu-
je para transmitirla que distan mucho de ser dios bíblicos y teológicos y en los plantea-
patrimonio compartido por nuestras concre- mientos catequéticos, el relieve alcanzado
tas comunidades cristianas. por la proclamación de la Palabra en la Li-
turgia, las Escuelas de Formación escriturís-
2. Aperturas y opacidades tica, las cuidadas traducciones de la Biblia,
ante la Palabra de Dios las Semanas y Jornadas bíblicas, la inmensi-
2. Pero, ¿interesa de verdad esta Palabra a dad de los materiales de apoyo publicados y,
nuestro mundo? Bastantes indicadores sobre todo, el auge y la extensión casi uni-
sugieren espontáneamente la respuesta nega- versal en la Iglesia de la lectura creyente y
tiva. En el amplio espacio de la fe desvaneci- orante de la Biblia, ofrecen un panorama
da o fenecida, la Palabra de Dios es valorada sorprendente y esperanzador. La Palabra de
como un residuo anacrónico, «una de las úl- Dios se revela como dotada de un frescor y
timas ideologías que se resiste a morir».4 En un vigor que no posee ninguna palabra hu-
una cultura en la que el hombre, seducido mana. Felizmente, la Palabra de Dios es hoy
por sus propios logros increíbles, tiende a entregada, en vivo y en directo, al pueblo
considerarse como único protagonista de su cristiano con mayor intensidad que en tiem-
propia salvación, el ofrecimiento de la Pala- pos pasados. La gente sencilla y pobre no
bra trascendente que se presenta como reve- sólo la acoge con alegría y esperanza sino
lación del rostro de Dios y salvación radical que la comprende con especial profundidad.
del hombre está de antemano abocado a ser «Hay que alegrarse de ver que gente humilde
rechazado. En una civilización rigurosamen- y pobre toma la Biblia en sus manos y puede
te crítica, esta Palabra tiende a considerarse aportar a su interpretación y actualización
como un producto mítico gestado hace miles una luz más penetrante, desde el punto de
de años en un medio muy distante de la sen- vista espiritual y existencial, que la que le
sibilidad, las preocupaciones y las preguntas viene de una ciencia segura de sí misma».6
de nuestro tiempo. Se cumplen aquí, de manera particularmente
incisiva, las palabras de Jesús: «Yo te alabo,
En contraste con este panorama, la Pala- Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque
bra de Dios experimenta hoy en el mundo, has escondido estas cosas a los sabios y pru-
(2) Sínodo de los Obispos 2008, proposición 8ª. (5) Cfr. JUAN PABLO II, Tertio millennio adveniente, n.
(3) JUAN PABLO II, Novo millennio ineunte, n. 33. 36.
(4) E. SALMANN, La palabra partida, PPC, Madrid (6) PONTIFICIA COMISIÓN BÍBLICA, La interpretación de
2006, pp. 9-12. la Biblia en la Iglesia, IV, C. 3.
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dentes y se las has revelado a los sencillos» sobrevivir en un mundo complejo, difícil,
(Mt 11, 25). fragmentado y desorientado como el moder-
no» (card. Martini).
La apertura hacia la Biblia no es un fenó-
meno puramente eclesial. Extensos continen- La presente Carta Pastoral pretende abri-
tes culturales como la India y el Extremo ros el camino hacia el conocimiento, la valo-
Oriente, hasta hace pocos años casi imper- ración y el uso de la Palabra de Dios, a la es-
meables al cristianismo, se sienten atraídos pera de la Exhortación Postsinodal, más
por la Palabra contenida en la Escritura. Re- autorizada y más completa, del Papa Bene-
sulta confortador que, mientras el sol de la fe dicto XVI. Para cumplir este cometido, nos
parece ocultarse en Occidente, vuelve a re- proponemos proceder por los pasos siguien-
nacer en Oriente. tes.
Pero algo sucede también en Occidente.
Precisamente en algunos países, al parecer 4. La Carta paso a paso
más desertizados, registramos la emergencia
de grupos minoritarios que, insatisfechos 4. Antes que un elenco de verdades o un di-
con los sentidos parciales que encuentran o rectorio para nuestra conducta moral, la
persiguen en su vida, anhelan un sentido más Palabra es expresión del amor de un Dios
profundamente motivador y lo buscan con que quiere abrirnos su corazón, mostrarnos
frecuencia en la Religión. El encuentro con su rostro paternal, revelarnos su proyecto
la Biblia, cuando es orientado pedagógica- salvador, suscitar nuestra fe, provocar nues-
mente, les resulta un verdadero descubri- tra conversión, buscar nuestra adhesión, libe-
miento y les abre el acceso a la noble y lim- rarnos de nuestras esclavitudes. Desvelar
pia figura de Jesús y a la fe en Él. Todo hace este trasfondo profundamente alentador ocu-
pensar que este fenómeno, aún bastante inci- pará las primeras páginas de nuestra Carta.
piente entre nosotros, va a cobrar en un futu-
La Palabra de Dios no es una melodía
ro próximo un gran relieve.
simple, sino un canto coral. En este canto, la
melodía principal es Jesucristo. Desgranar
3. La intención de esta Carta Pastoral las diversas voces de este canto (es decir, sus
diferentes acepciones) y subrayar su orienta-
3. Es preciso reconocer que este renacer bí- ción a Cristo constituirá el segundo paso de
blico no afecta ni mucho menos a la tota- nuestro itinerario.
lidad del pueblo de Dios. La gran mayoría
de la comunidad cristiana tiene un conoci- Por ser de Dios, la Palabra proclamada o
miento muy rudimentario de lo que es y lo escrita reviste unas cualidades altamente sa-
que dice y hace la Palabra de Dios. Tal des- ludables para los creyentes: su eficacia y su
conocimiento origina una muy débil adhe- actualidad. Describiremos estas cualidades
sión. El 50% de las familias españolas tienen en el tramo siguiente de nuestra exposición.
una Biblia en su casa. Sólo un 2% la utilizan Por ser también palabra humana, refleja las
para una lectura asidua. Si la Palabra de Dios condiciones culturales del tiempo en que fue
es tan necesaria para la fe, no hay tarea más escrita y las características personales de sus
importante ni más urgente para la Iglesia que autores.
promover su conocimiento cabal y su apre-
cio real. Aprender a leer la Biblia, a descu- La Palabra, el Espíritu, la Iglesia y la Eu-
brir su sentido original y actual, a orar con caristía, están íntimamente ligados entre sí.
ella, a extraer de su texto consecuencias para Descubrir este vínculo será cometido de las
nuestro comportamiento es algo más que una páginas subsiguientes.
de las posibles iniciativas que merecen un Ser discípulos que acogen la Palabra y
intenso cultivo. «Una espiritualidad cristiana testigos que la transmiten constituye la voca-
no basada en la Escritura, difícilmente podrá ción de todos los cristianos. Procuraremos
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2.2. La Palabra de Dios en los profetas Hijo la condición humana para hacernos par-
tícipes de su condición divina.
7. Tras haber creado la humanidad y la di-
versidad de sus culturas, Dios prepara un Jesús es Palabra con plena autoridad. A
pueblo para que sea cuna del Mesías, su Hijo Él no «viene» la Palabra de Dios como a los
y su Palabra. Suscita en su seno a los profe- profetas o al mismo Bautista. Él es la Pala-
tas que, movidos por ella, hablan en nombre bra de Dios. De Él brotan palabras y gestos
de Dios, desvelan valerosamente los desva- que sanan, perdonan los pecados, confortan
ríos de su pueblo tentado por la idolatría, la y consuelan, interpelan y avisan, convierten,
insolidaridad, el formalismo religioso y el defienden a los débiles, se enfrentan con los
desenfreno, lo consuelan de parte de Jahvé opresores. Estas palabras no son acogidas
en los momentos de máximo aprieto y sufri- por los que «no le recibieron» (Jn 1, 11), le
miento y regeneran su esperanza abriéndole condujeron a la Pasión y a la Muerte. El Pa-
horizontes de futura salvación y despertando dre lo resucitó y lo hizo Señor de todo y de
la espera del Mesías. En la palabra de estos todos.
profetas está presente y activa la Palabra de
Dios. Es Palabra de Dios en palabras huma- 2.4. La Palabra de Dios
nas, que reflejan las aptitudes naturales y las en la predicación de los Apóstoles
limitaciones personales y culturales de los
llamados a este servicio. 9. Tras los acontecimientos del Triduo Pas-
cual y con la creación de la primitiva co-
2.3. La Palabra de Dios se hizo carne munidad cristiana, Jesucristo transfiere su
Palabra salvadora a los Apóstoles. No sólo
8. He aquí el momento decisivo de la histo-
les encarga ser «repetidores» de su Palabra,
ria de nuestra salvación cuyos pasos prin-
sino testigos y servidores. Jesucristo ha que-
cipales estamos apuntando. En vez de confi-
rido que su predicación sea en sentido análo-
narse en el océano de plenitud y de dicha de
go, pero verdadero, Palabra de Dios. Él ha
la vida trinitaria, el Hijo de Dios, la Palabra,
prometido estar personalmente presente en la
enviada por el Padre y el Espíritu, quiere
palabra de los Apóstoles. «El que os recibe a
compartir, por amor, nuestra condición hu-
vosotros, a mí me recibe, y el que me recibe
mana. «La Palabra se hizo carne y plantó su
a mí, recibe a Aquél que me envió» (Mt 10,
tienda entre nosotros» (Jn 1, 14).
40). Jesús les ha prometido, asimismo, que
Este hombre, Jesús, es Palabra de Dios de su Espíritu estaría con ellos a la hora de dar
un modo único e irrepetible. Dios no sólo testimonio de Él (Mc 13, 11). Esta doble
está presente en Él. Él es el Hijo de Dios en- promesa garantiza que la palabra apostólica
carnado. En Él, Dios se nos ha revelado «de es palabra del mismo Cristo.
cuerpo entero». Él es la Palabra plena y defi-
nitiva. «Porque, en darnos como nos dio a su 2.5. La Palabra de Dios en la Escritura
Hijo, que es Palabra suya que no tiene otra,
todas las habló junto y de una vez en esta 10. Ya algunos profetas plasmaron por escri-
sola Palabra y no tiene más que hablar» (San to su palabra. Si no hubieran tomado esta
Juan de la Cruz). previsión, hoy no nos hubiera quedado ape-
nas nada de su rico mensaje. En el Nuevo
Toda su vida, desde su concepción en el Testamento pronto surgió la necesidad de
seno de María hasta la efusión pascual del consignar por escrito la vida, los actos, las
Espíritu Santo a los Apóstoles (Jn 20, 19- palabras, la Muerte, la Resurrección del Se-
22), es Palabra de Dios. Por ella nos dice ñor. Lucas, «después de haber investigado
quién es Dios, su Padre: misericordia, fideli- cuidadosamente», se propone «escribir una
dad, amor. Por ella nos muestra lo que quie- exposición ordenada» para que las genera-
re ser para los humanos: Padre que ama, her- ciones sucesivas lleguen «a comprender la
mano que acoge, amigo que comparte en su autenticidad de las enseñanzas recibidas»
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(Lc 1, 1-4). La misma necesidad les condujo Es tal la dignidad de la Escritura a los ojos
a plasmar por escrito sus enseñanzas a los de la Iglesia que ésta, siguiendo la senda de
Apóstoles e inmediatos colaboradores. Padres de la Iglesia, descubre en ella una
Plasmar por escrito la Palabra de Dios analogía entre la Palabra de Dios plasmada
anunciada por los profetas, ofrecida por Je- en la Escritura y la Palabra de Dios encarna-
sús y predicada por los Apóstoles no fue una da en el seno de María. El texto bíblico sería
simple iniciativa pragmática orientada a con- como el cuerpo literario de la Palabra de
signarla con mayor precisión y a facilitar su Dios encarnada. «La palabra de Dios, expre-
transmisión. Fue una gran iniciativa del Es- sada en lenguas humanas, se hace semejante
píritu Santo. Asistida por Él, la Iglesia supo al lenguaje humano como la Palabra del
entrar en el río de la Tradición y discernir y Eterno Padre, asumiendo nuestra débil con-
aceptar aquellos escritos inspirados por este dición humana, se hizo semejante a los hom-
Espíritu. De esa Palabra escrita se nutre prin- bres» (Dei Verbum, n. 12).
cipalmente la fe de la Iglesia. «El Espíritu ha
querido de esta manera asegurar a la Palabra No contienen, pues, exageración alguna
inspirada por Dios mismo una forma de con- las palabras que en el s. III escribía Orígenes:
tinuidad más estable y de conservación más «Sé bien con qué precaución respetuosa
fiel».12 La Revelación de Dios fluye a noso- guardáis el Cuerpo del Señor cuando os es
tros de la Tradición viva y de la Escritura confiado, no sea que se os caiga alguna parte
que nació en su seno. Ambas merecen de no- de él. Si cuando se trata de su Cuerpo tomáis
sotros igual veneración. Pero el papel real
razonablemente tanta precaución, ¿pensáis
que, apoyada en la Tradición, la Escritura
juega en la vida de la Iglesia, es excepcional. que la negligencia de la Palabra de Dios me-
rece una reprensión menor que la de su
«Toda la predicación de la Iglesia, como Cuerpo?».14 Verdaderamente nos admiran y
toda la religión cristiana, se ha de alimentar nos confortan las palabras iniciales de Dei
y regir con la Sagrada Escritura… Ella cons- Verbum, n. 21: «La Iglesia ha venerado
tituye sustento y vigor de la Iglesia, firmeza siempre la Sagrada Escritura como lo ha he-
de la fe para sus hijos, alimento del alma, cho con el Cuerpo de Cristo».
fuente límpida y perenne de vida espiritual»
(Dei Verbum, n. 21). La Biblia tiene el aval
2.6. La Palabra de Dios
incomparable de estar inspirada por el Espí-
ritu Santo, que es su verdadero autor. en la predicación de la Iglesia
Con todo, la Escritura necesita de la Tra- 11. El recorrido de la Palabra por la historia
dición viva en la que tiene su origen y con la no se congela con la transcripción escrita
cual mantiene una estrecha vinculación. Esta de la Palabra de Dios. La Iglesia sigue escu-
Tradición, procedente de los Apóstoles, enri- chándola y proclamándola a lo largo de los
quecida por lo que la Iglesia es, dice y cree, siglos y a lo ancho del mundo. La Palabra
y decantada cuidadosamente por la asisten- continúa su curso en la predicación viva, que
cia del Espíritu Santo, es una garantía nece- se realiza de muchas maneras entre las que
saria para una genuina interpretación de la sobresalen el anuncio, la catequesis y la ho-
Escritura. La decantación realizada por el milía en la celebración litúrgica. El encargo
Espíritu discierne la verdadera Tradición de y la promesa de la presencia de Cristo y de
otras tradiciones eclesiales que pueden ser la acción de su Espíritu siguen vigentes. La
marginales e incluso contrarias a aquella.13 promesa de Jesús y la acción de su Espíritu
nos autorizan a denominar la predicación de
(12) Card. MARTINI, Carta Pastoral In principio la Pa- la Iglesia como Palabra de Dios en sentido
rola, Centro Ambrosiano, Documentatione Studi Religiosi, verdadero y propio, aunque análogo, con tal
Milán 1981, p. 45.
(13) Cfr. Card. KASPER, Escuchar la Palabra de Dios
que tenga a la Escritura como su alma, su re-
con devoción y proclamarla con valentía. La Constitución gla y su alimento y esté en sintonía con la fe
dogmática ‘Dei Verbum’ sobre la Revelación, Federación
Bíblica Católica, p. 7. (14) ORÍGENES, In Exodum, Homilía 13, 3.
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de la Iglesia. Nos sorprende e incluso nos es- por el Espíritu Santo y venerado como tal
panta esta verdad, que reclama de la predica- por la Iglesia desde sus orígenes, cobra
ción de la Iglesia y de sus ministros tanta pleno sentido a la luz del Nuevo Testa-
responsabilidad. mento. Y el Nuevo Testamento entero tie-
12. A la luz de esta reflexión podemos tal ne como eje y quicio a Jesucristo. Es una
vez comprender mejor el enunciado que amplia catequesis sobre el Misterio de
encabeza este apartado: Cristo.
– Jesucristo está presente en la Palabra por- – Jesucristo está presente en la Palabra por-
que toda ella habla de Él. El Antiguo Tes- que ésta, en sus formas diferentes de
tamento está surcado por la espera del Me- anuncio, es expresión de la Palabra Encar-
sías. Los mismos autores del Nuevo nada, del Hijo de Dios encarnado. Todas
Testamento entendieron que la clave para estas formas están habitadas e impregna-
comprender el Antiguo Testamento era das por Él. «Contienen la fragancia de
Cristo. El Antiguo Testamento, inspirado Cristo».15
«La Palabra de Dios es viva y eficaz y larmente a Karl Barth) el habernos ayudado
más cortante que una espada de dos filos: a descubrir mejor y valorar más esta dimen-
penetra hasta la división del alma y del espí- sión capital: la Palabra de Dios hace lo que
ritu, hasta las coyunturas y tuétanos y dis- dice. Santa Teresa de Jesús expresará el mis-
cierne los pensamientos y las intenciones del mo pensamiento de manera bien gráfica:
corazón. Así que no hay criatura que esté «sus palabras son obras».
oculta a Dios» (Hb 4, 12-13).
Las ciencias del lenguaje han resaltado el
carácter «performativo», es decir, eficaz, de
1. Palabra eficaz la palabra humana. En su frágil envoltura ge-
13. La Palabra de Dios no siempre es una nera consensos, construye comunidad, pro-
pieza literaria brillante. «Ha habido y ha- duce alegría, suscita amor, siembra esperan-
brá libros mejores, más refinados e incluso za. Pero, al mismo tiempo, la palabra
más edificantes que muchos libros de la Bi- humana es también pobre: falible, impotente
blia. Pero ninguna de estas obras maestras para curar enfermedades y asegurar los éxi-
producirán el efecto del más modesto de los tos deseados, dubitante y tornadiza, incluso,
libros inspirados. Existe en sus palabras una en ocasiones, destructiva.
desproporción evidente entre el signo verbal
y la realidad que éste produce. En las pala- En cambio, la Palabra de Dios es eficaz
bras de la Escritura hay algo que actúa más en grado eminente. «No me avergüenzo del
allá de toda explicación» (Cantalamesa). En Evangelio, que es fuerza de Dios para que
términos teológicos: la Palabra de Dios es se salve todo el que cree, tanto si es judío
eficaz. como si no lo es» (Rm 1, 16). La Palabra de
Dios crea, da el ser a lo que no existe: «Y
La teología católica, preocupada por de- dijo Dios: que exista la luz. Vio Dios que la
fender la verdad de la Palabra de Dios, no se
(15) SAN FRANCISCO DE ASÍS, cita tomada de RODRÍ-
había ocupado tanto en registrar su eficacia. GUEZ CARBALLO, Ministro General de OFM, Mendicantes
Debemos a la teología protestante (particu- de sentido, de la mano de la Palabra, Roma 2008, n. 15.
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luz era buena… Y dijo Dios: que haya una momentos de angustia. Nos da coraje, soli-
bóveda entre las aguas… y así fue» (Gn 1, daridad, conciencia de nuestra fragilidad, vi-
passim). El profeta Jeremías, asustado y re- gilancia sobre nuestras ambiciones superfi-
nuente ante la llamada de Jahvéh, contem- ciales, fidelidad para cumplir nuestra misión,
plará cómo Él toca su boca y le dice: «Mira, esperanza para perseverar sin desmayo.
pongo mis palabras en tu boca; en este día
te doy autoridad sobre naciones y reinos, «¿Hay algo más grave y más pecaminoso
para arrancar y destruir, para edificar y que no leer la Escritura y creer que su lectura
plantar» (Jr 1, 9-10). En Is 55, 10-11, es inútil y no sirve para nada?».16
Jahvéh asegura: «como la lluvia y la nieve Es preciso, con todo, disipar un posible
caen del cielo y solo vuelven allí después de equívoco: que la Palabra de Dios sea eficaz
haber empapado la tierra, de haberla fecun- no significa que siempre sea efectiva. La efi-
dado y hecho germinar para que dé simiente cacia de la Palabra de Dios no es mágica: no
al que siembra y pan al que come, así será se da sin un personal y específico empeño de
responsabilidad por parte de quien la escu-
la palabra que sale de mi boca: no volverá a
cha. La parábola del sembrador (Mc 4, 1-9)
mí de vacío». es bien esclarecedora. Como la buena semi-
14. Jesús, en los Evangelios, con el poder de lla, portadora de una promesa de vida, tiene
por delante un largo recorrido hasta conver-
su Palabra cura a los enfermos (Mt 8, 3;
tirse en espiga, la Palabra de Dios escuchada
Mc 7, 34; Lc 7, 14); expulsa malos espíritus tiene ante sí un largo itinerario antes de lle-
(Mt 8, 32); domina la naturaleza (Mc 4, 39); gar «al corazón» del ser humano, al centro
convierte corazones y perdona sus pecados vital del que fluyen los criterios, las opcio-
(Mt 9, 6); renueva vidas humanas (Jn 4). Su nes, las actitudes. Al igual que aquella se
palabra penetra hasta lo más hondo del cora- malogra en terreno pedregoso o entre cardos,
zón humano y allí crea vida. «Nadie ha ha- la Palabra puede y suele quedar retenida por
blado como este hombre» (Jn 7, 46), dirán, la superficialidad, la insensibilidad o la fuer-
admirados, sus oyentes. za de nuestras pasiones. Sólo la lectura asi-
dua puede reblandecer estas resistencias y
Todas las modalidades de la Palabra de abrir camino por entre ellas a la Palabra que
Dios tienen esta fuerza salvífica. Pero la Es- llega. Ésta se hace efectiva cuando, supera-
critura, cuando es proclamada o escuchada das las resistencias, llega al corazón. Enton-
con fe, con espíritu de pobre, con voluntad ces podemos decir con Ignacio de Antioquia:
de acogida, la tiene en grado eminente. Na- «Yo me refugio en el Evangelio como en la
die permanece igual que antes tras haber es- Carne de Cristo».
cuchado la Palabra de Dios. Aquel que cul-
pablemente se resiste o frívolamente se 2. Palabra actual
desentiende, queda en una situación más la-
mentable que antes de la escucha. No se pue- 15. «Le entregaron el libro del profeta
de jugar con la Palabra del Dios vivo. Isaías… Todos los que estaban en la si-
nagoga tenían sus ojos clavados en él. Y co-
Tenemos, en la Escritura, un tesoro valioso menzó a decirles: Hoy se ha cumplido ante
para ir adquiriendo mediante la escucha asi- vosotros esta profecía» (Lc 4, 17. 20-21).
dua de la Palabra «la mente de Cristo» (1 Co Las palabras pronunciadas por el profeta (Is
2, 16), es decir, su modo de pensar, su sensi- 61, 1-3) unos 550 años antes, se cumplen en
bilidad, sus valores, su adhesión al Padre, su el «hoy» y «aquí» de Nazaret. Fueron dichas
debilidad por los pobres. Así la Palabra nos en un contexto. Son actuales en un nuevo
convierte y nos introduce progresivamente contexto. Tan actuales y tan adaptadas a la
en el proyecto divino de la salvación. Nos situación como en el momento en que se
mueve a reconstruir una y otra vez el edifi- pronunciaron originariamente. No están «en-
cio de la comunidad cristiana. Nos ofrece un
rayo de luz y un bálsamo de consuelo en los (16) SAN JUAN CRISÓSTOMO, In Matheum, 2, 5 (PG 57).
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cadenadas» a una cuadrícula del espacio y en casa de un pecador», ese pecador soy yo.
del tiempo. Por algo son Palabra de Dios. Cuando oigo las palabras de Jesús: «Hoy ha
Ella es contemporánea de todos los tiempos llegado la salvación a esta casa… pues el
y coextensiva de todos los lugares. Hijo del Hombre ha venido a buscar y sal-
var lo que estaba perdido», soy yo quien
La Escritura no es, pues, una palabra
doy gracias al Señor porque me ha buscado
mantenida «en conserva» porque, aunque
y encontrado. Y esta lectura no es una aco-
pronunciada hace mucho tiempo en otro
modación piadosa, sino una actualización
contexto, pueda sernos útil para nuestros
completamente legítima de la Palabra viva
días. Es una palabra viva y actual que se
de Dios.
pronuncia para mí o para una concreta co-
munidad cuando la estoy escuchando. Está
vinculada a la Palabra originaria, dicha mu- 3. Palabra de Dios
chos siglos antes, pero es creadora de una y palabra humana
nueva situación de salvación. Entonces la
palabra que parecía congelada «se encien- 16. Basta asomarse a las Escrituras del Anti-
de»; la que parecía opaca se vuelve transpa- guo y Nuevo Testamento para percibir
rente. El Espíritu Santo la reaviva para sal- que estamos ante una palabra humana con su
vación de quienes la escuchan con fe. Por riqueza y su limitación, con su impregnación
esta razón, el Concilio (Dei Verbum, n. 21) cultural y su genialidad transcultural. Esta-
utiliza el presente al afirmar: «en los libros
mos ante una obra conjunta del Espíritu y de
sagrados, el Padre que está en el cielo sale
amorosamente al encuentro de sus hijos y un amplio grupo de escritores inspirados por
conversa con ellos». Él.
Cuando el Espíritu inspira a un escritor
Una de las deficiencias más frecuentes sagrado no anula su condición humana. No
consiste en que nuestra relación con la Biblia le extrae del cuadro de sus condicionamien-
sea relación con el libro, no con el Autor. En tos psicológicos, sociológicos, culturales.
la escucha de la Palabra se encuentran, de un Asume tales condicionamientos hasta tal
lado y del otro, sujetos palpitantes y vivos punto que todo el escrito es obra del Espíritu
que se comunican entre sí y «tienen mucho Santo y obra del autor humano; el Espíritu
que decirse». No. La Biblia no es un simple otorga su aval a la verdad consignada «para
libro de contenido espiritual. Es una Palabra nuestra salvación» en los libros inspirados
viva de Alguien que se hace presente a tra- (cfr. Dei Verbum, n. 11). Los autores huma-
vés de ella y quiere entablar con nosotros nos persisten en sus percepciones antropoló-
una relación de amor. gicas, cosmológicas, ingenuas y precientífi-
cas, desbordadas hoy por visión más
Si la Palabra de Dios es actual, lo son científica del mundo. Esto no «molesta» en
también las circunstancias que se dan cita en absoluto a Dios. En palabras de algunos Pa-
este encuentro. Ella nos invita a descubrir las dres griegos, Él se autolimita, se «estrecha»
nuevas lepras, parálisis, fiebres, malos espí- y se «contrae» en aras de poder comunicarse
ritus, tempestades, los que invaden nuestra con los humanos.
vida y entorno y los nuevos necesitados, las
nuevas invitaciones que nos dirige el Señor.
La Palabra de Dios no es, pues, una Pala-
En una palabra, las nuevas aperturas o difi-
bra divina sembrada entre palabras humanas,
cultades que le ofrecemos.17 Cuando escu-
sino una Palabra divina en palabra humana.
chamos a Jesús que se invita a sí mismo a
Este comportamiento del Señor no mengua
casa de Zaqueo (Lc 19, 1-10), somos noso-
su santidad. Antes bien, «nos muestra la ad-
tros los visitados. Cuando escuchamos a los
mirable condescendencia de Dios para que
murmuradores de turno: «Ha ido a alojarse
aprendamos su amor inefable y cómo adapta
su lenguaje a nuestra naturaleza con su pro-
(17) Cfr. BADIOLA, Dios se dice en su Palabra. Confe- videncia solícita» (Dei Verbum, n. 13).
rencia en el aniversario de la fundación de la Facultad Teo-
lógica del Norte de España, p. 9.
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asistencia del Espíritu Santo para el cumpli- de Jesús es, desde este momento, pleno…
miento de esta delicada misión. Son cons- aunque fugaz. Palabra y Eucaristía les mue-
cientes de que «el Magisterio no está por en- ven sin demora a la misión de anunciar su
cima de la Palabra de Dios, sino a su experiencia pascual.
servicio, para enseñar puramente lo transmi-
tido pues, por mandato divino y con la asis- El episodio de Emaús evoca la celebra-
tencia del Espíritu Santo, la escucha devota- ción de la Palabra y el memorial de la última
mente, la custodia celosamente y la explica Cena, que se actualizan en la Eucaristía. La
fielmente» (Dei Verbum, n. 10). teología y espiritualidad protestante tiende a
estimar la Eucaristía (la Cena) como un
Si el Espíritu activa la Palabra de Dios y complemento de la celebración de la Pala-
nos remueve para acogerla y hacerla fructifi- bra, que es «el plato fuerte». Durante mucho
car, hay algo que no debemos olvidar nunca tiempo, la sensibilidad católica ha tendido a
cuando entramos en contacto con el texto sa- considerar la liturgia de la Palabra como
grado: reconocer con agradecimiento y pedir algo previo al sacramento de la Eucaristía.
con ardor la acción intensiva de este Espíritu. Muchos recordamos aún que el precepto do-
minical quedaba cumplido si el feligrés se
incorporaba a la Misa inmediatamente des-
2. Palabra y Eucaristía
pués del Evangelio. En esta mentalidad, la li-
19. «Cuando estaba sentado a la mesa con turgia de la Palabra sería contemplada como
ellos, tomó el pan, lo bendijo, lo partió y la parte catequética y pedagógica, y la Euca-
se lo dio. Entonces se les abrieron los ojos y ristía sería la parte mistérica y salvífica. La
lo reconocieron, pero Jesús desapareció de primera instruye; la segunda salva; la prime-
su lado. Y se dijeron uno a otro: ¿no ardía ra subrayaría la acción del hombre; la segun-
nuestro corazón mientras nos hablaba en el da, la acción de Dios. No es preciso insistir
camino y nos explicaba las Escrituras? En en las deficiencias teológicas de esta concep-
aquel mismo instante se pusieron en camino ción.
y regresaron a Jerusalén… y contaban lo
que les había ocurrido cuando iban de cami- 20. Ciertamente, Palabra y Eucaristía no son
no y cómo lo habían reconocido al partir el intercambiables. La comunión con el Pa-
pan» (Lc 24, 30-35). dre en Cristo y con los hermanos en la Euca-
ristía es una verdadera cima, a la que se sube
El relato de Emaús es una perla, «un pe- por las veredas ascendentes de la Escritura.
queño evangelio dentro del Evangelio». Nos La Palabra está orientada hacia una más
ilumina para comprender la estrecha relación fructuosa celebración de la Eucaristía y de
existente entre Palabra y Eucaristía y, en ge- los sacramentos. A su vez, la Eucaristía se
neral, entre Palabra y Sacramento. enraíza en la Escritura. Las palabra centrales
de la Plegaria Eucarística son precisamente
El encuentro con Jesús como compañero el relato escriturístico de la Cena pascual del
de camino opera una notable transformación Señor. «La Palabra de Dios se hace carne sa-
en el corazón de los discípulos. La Palabra cramental en el acontecimiento eucarístico y
del Señor les hacer ver la realidad con ojos (este acontecimiento) lleva a su cumplimien-
diferentes. No ha cambiado la realidad; han to la Sagrada Escritura».19
cambiado los ojos para verla. Esta Palabra
les conduce de la desesperanza a la esperan- El Concilio (Sacrosanctum Concilium, n.
za, de la depresión a la alegría. Cura la heri- 56) formuló este vínculo inescindible con las
da provocada por el traumatismo de la Pa- siguientes palabras: «Palabra y Eucaristía es-
sión. Prepara el reconocimiento. La Cena tán tan estrechamente unidas entre sí que
eucarística con el Forastero acaba y lleva a constituyen un solo acto de culto». Esto sig-
término el trabajo salvífico de la Palabra: re-
conocen a Jesús al partir el pan. El encuentro (19) Sínodo de los Obispos 2008, proposición 7ª.
- 15 -
(20) T. DE KEMPIS, Imitación de Cristo, libro IV, cap. (21) Card. MARTINI, Programmi pastorali diocesani
11. 1980-90, Centro Ambrosiano, Milano, p. 529.
- 16 -
3.3. La Palabra de Dios penetra y anima, – Los creyentes han de tener «amplio acceso
con la potencia del Espíritu Santo, a la Sagrada Escritura» (Dei Verbum, n.
toda la vida de la Iglesia 22). Han de contar para ello con traduc-
ciones fieles, dotadas de introducciones y
Sin la fuerza de la Palabra de Dios y la notas suficientes.
acción del Espíritu, toda la ingente actividad
de la Iglesia sería un simple «correr en – A todos se les exhorta «con vehemencia»
vano». Podemos lamentar la desproporción a que accedan a la directa «y frecuente
entre nuestros esfuerzos y los resultados. lectura de las Sagradas Escrituras… No
Pero son la Palabra y el Espíritu quienes ani- olviden que la oración debe acompañar a
man la predicación, vivifican la liturgia, esti- la lectura… porque a Él hablamos cuando
mulan la acción caritativa, alimentan a los oramos y a Él oímos cuando leemos las
palabras divinas» (Dei Verbum, n. 25).
contemplativos, inspiran a los teólogos, sos-
tienen a los educadores cristianos, alientan a – «El estudio de la Sagrada Escritura ha de
los catequistas, mantienen nuestras editoria- ser como el alma de la Sagrada Teología»
les, sustentan nuestras universidades, confor- (Dei Verbum, n. 24).
tan a los políticos creyentes, acompañan a
laicos comprometidos en la construcción de – «Los exegetas católicos y demás teólogos
una sociedad más humana, fortalecen a los deben trabajar aunadamente, bajo la vigi-
pobres que luchan por una vida más digna, lancia del Magisterio, para investigar y
alivian a los enfermos, ensanchan las ener- proponer las letras divinas» (Dei Verbum,
gías de los misioneros y misioneras. Percibi- n. 23).
mos un notable vigor y aliento en esta in-
mensa tarea evangelizadora. Será mayor, si – La lectura devota de la Escritura es espe-
cialmente urgida a los que «se dedican le-
quienes estamos en ella, nos apoyamos más
gítimamente al ministerio de la Palabra
firmemente en la Palabra que renueva y da (sacerdotes, diáconos, catequistas). Su-
esperanza. mérjanse en las Escrituras con asidua lec-
tura y con estudio diligente para que nin-
3.4. Para un mayor arraigo de guno de ellos resulte predicador vacío y
la Palabra en la Iglesia superfluo de la Palabra de Dios que no es-
cucha en su interior» (Dei Verbum, n. 25).
22. Profundamente persuadido de estas ver-
dades, el Concilio dedica un capítulo – «Toda la predicación eclesiástica… ha de
(Dei Verbum, n. 6) a señalarnos unas tareas nutrirse de la Sagrada Escritura y regirse
que aseguren una mejor acogida y un mayor por ella» (Dei Verbum, n. 21).
fruto de la Palabra en la Iglesia. Es necesaria
la lectura íntegra de este capítulo, «el punto – Ha de procurarse el número mayor y la
culminante del documento».22 He aquí algu- preparación mejor de los ministros de la
nos apuntes: Palabra (cfr. Dei Verbum, n. 23).
taron a Pedro y a los demás apóstoles: ¿qué como un tesoro del que hablar y lo tendrá en
tenemos que hacer, hermanos?» (Hch 2, 37). sus manos como algo ineludible que tiene
Así es la docilidad del discípulo. que entregar».23
25. Ser testigo es algo muy serio. No es un 26. Nadie ha acogido la Palabra de Dios
simple vendedor de ideas. Ni siquiera sin como María. San Agustín nos dice que la
más un hombre convencido de lo que afirma, concibió antes en su espíritu que en su cuer-
pero no implicado en ello. Un testigo es po. Sobre todo en el Evangelio de la infan-
aquel que ha vivido un acontecimiento abso- cia, María es retratada como aquella que
lutamente central en su existencia. Este muestra su plena docilidad y disponibilidad
acontecimiento le ha marcado, ha cambiado a la Palabra que le comunica el proyecto de
el curso de su existencia, hasta el punto de Dios sobre su vida, a pesar de que este de-
que no puede en adelante sino transmitirlo signio altera sus planes previos. «Aquí está
con su palabra y con su vida. La Palabra y el la esclava del Señor; que me suceda según
Espíritu crean testigos así. «Creo a testigos dices» (Lc 1, 38). En el «Magnificat», María
que se dejan degollar» (Pascal). acoge con exultante gratitud el proyecto sal-
vador del Dios fiel y misericordioso que a
Esta vocación común de todo creyente, través de ella se realiza en Jesús, cumpliendo
reconocida, acogida y vivida, es capital para así la antigua promesa a su pueblo. Inmersa
el presente y el futuro de nuestra Iglesia. En en la tradición de los pobres de Jahvéh, Ma-
unos tiempos en los que incluso muchos ría muestra su alegría de que Dios se acuerde
bautizados han perdido todo contacto habi- de los pobres y desvalidos. «Tomó de la
tual con la Palabra de Dios y nos encontra- mano a Israel su siervo, acordándose de su
mos con generaciones a quienes la Palabra y misericordia… Ensalzó a los humildes y col-
la fe se les antojan extrañas y mitológicas, mó de bienes a los hambrientos» (Lc 1, 51.
no podemos olvidar, sin embargo, que son 53. 54).
muchos los cristianos sinceros y motivados
«sembrados» en todos los ambientes y en Los acontecimientos en torno al naci-
contacto directo (incluso de calidad) con es- miento del Niño dan mucho que pensar y
tas personas más que alejadas. No deben ol- sentir a María, que «guardaba todos estos
vidar estos cristianos que, por su condición recuerdos y los meditaba en su corazón» (Lc
bautismal, son enviados de Jesucristo y de su 2, 19). A medida que su Hijo crecía, ella le
comunidad a tales ambientes. Reconocemos observaba con los ojos del corazón (cfr. Lc
la dificultad de manifestar la fe en determi- 2, 28-38) y retenía todos los signos, incluso
nados ámbitos. Pero la Palabra de Dios tiene aquellos que no comprendía y le producían
una fuerza especial que consuela e interpela dolor y desconcierto, como el episodio del
al mismo tiempo. En la vida de estas perso- templo (cfr. Lc 2, 41-50).
nas tan distantes hay coyunturas en las que En el inicio del ministerio de su Hijo, in-
la fuerza combinada de una proximidad vita a los criados de Caná a «hacer lo que Él
afectiva y servicial y de un mensaje bíblico les diga» (Jn 2, 5). A lo largo de su vida pú-
adaptado, puede abrir puertas y romper ba- blica, María está entre los discípulos del Se-
rreras. No faltan testimonios que avalan que ñor que escuchan su Palabra y la cumplen
esto es posible y real. (cfr. Lc 11, 27-28).
Eso sí: «sólo aquel creyente que tenga el Llegado el gran momento de la Pasión,
Evangelio en su corazón, un evangelio con- María está al pie de la Cruz, sufriendo en su
vertido en objeto de contemplación y motivo (23) P. CHÁVEZ, Rector Mayor de los Salesianos, Pala-
de oración, logrará mantenerlo en su boca bra y vida salesiana hoy, Roma 2004.
- 19 -
corazón el martirio que Jesús sufría en su todas las garantías y seguridades del mundo.
cuerpo, «porque en María todo sucede den- Esta confianza le abre el camino a la obe-
tro» (beata Isabel de la Trinidad) y recogien- diencia total a Dios. No en una actitud vo-
do con sumo cuidado las palabras entrecorta- luntarista sino con la sintonía del corazón,
das de Jesús: «Ahí tienes a tu Hijo…, ahí aunque no sin costo ni dolor. María progresa
tienes a tu Madre» (Jn 19, 26-27). Vivida la
experiencia de la Resurrección, persevera en su fe y va comprendiendo mejor el miste-
con los discípulos en oración a la espera del rio de su Hijo porque recoge y medita sus
cumplimiento de la palabra de su Hijo, que palabras, gestos y acciones. Por esto es mo-
había prometido la venida del Paráclito (cfr. delo y estímulo para todos los que, entre di-
Hch 1, 14). ficultades y tropiezos, queremos ser discípu-
En síntesis, María es la mujer que renun- los y testigos de Jesús, Palabra hecha carne
cia a su propia lógica para aceptar la lógica en el seno de María. «Ella es el arquetipo de
desconcertante de Dios. Se fía de Él y de su la fe de la Iglesia que escucha y acoge la Pa-
promesa, que es, a sus ojos, más valiosa que labra de Dios».24
27. La naturaleza misma de la Escritura pos- mila a nosotros: nos hace pensar y sentir
tula que nos aproximemos a la Biblia en como ella y actuar consecuentemente. Dios
unas determinadas actitudes coherentes con lleva la batuta. Él toma la iniciativa. Por esto
ella. Nos proponemos enumerarlas y descri- el humilde reconocimiento y la dócil escu-
birlas escuetamente. Pero a menudo nuestra cha son connaturales a una Palabra así. La
aproximación suele quedar lastrada por pre- tentación de los judíos fue interpretarla sobre
juicios, intereses, frivolidades ajenas a la es- todo como una ley; la de los griegos, hacerla
tructura de la Palabra de Dios. Hemos de demasiado acomodada a la razón y olvidar
identificarlas con cuidado. Así podremos su carácter paradójico, que rompe la lógica
acercarnos al mandato del Concilio: «Oír [la humana para introducir la novedad de Dios.
Palabra de Dios] con piedad, guardarla con Tal vez la de muchos creyentes de hoy que-
exactitud y exponerla con fidelidad» (Dei da bien retratada por Paul Claudel: «El res-
Verbum, n. 10). peto de los católicos por la Sagrada Escritura
es inmenso, pero se manifiesta sobre todo en
la distancia que adoptan ante ella».
1. Actitudes auténticas
1.2. Agradecimiento
1.1. Reconocimiento y escucha
28. La Palabra de Dios es gratuita. Es un re-
La Palabra que escuchamos es de Dios. galo total e inmerecido. «Nuestro Dios es
Al acercarnos a ella es preciso reconocer hu- un Dios que habla» no un ídolo mudo. Aun-
mildemente su soberanía; es decir, su priori- que muchas veces, dolorosamente, creamos
dad absoluta sobre cualquier palabra humana percibir su silencio, Dios ha querido libre-
que pronunciemos o escuchemos. No la he- mente comunicarse con nosotros por amor,
mos elegido nosotros. Ella nos ha elegido. revelarnos su Rostro, hacernos partícipes de
En rigor, no somos nosotros quienes asimila-
mos la Palabra de Dios; es ella quien nos asi- (24) Sínodo de los Obispos 2008, proposición 4ª.
- 20 -
su proyecto salvador. Merece todo nuestro te aburrido que «se la sabe de antemano», ni
agradecimiento. No es la suya una palabra la del interlocutor «escaldado» que no se
mágica cuyos efectos benéficos podamos cree que esta Palabra introduce un fermento
evocar a nuestro antojo, sino Alguien que se de cambio en mí, en nosotros. No debemos
ofrece libremente cuando llega el momento ir derrotados de antemano a la Palabra de
oportuno, cuando encuentra nuestra casa dis- Dios, sino confiados.
puesta y preparada o la sorprende revuelta y
enrevesada y se propone pacificarla y con- 1.6. Admiración sobrecogida
vertirla. 32. La Palabra de Dios es siempre nueva y
sorprendente. El Espíritu Santo la rejuve-
1.3. Acogida incondicional
nece cada vez que se pronuncia para todos o
29. La Palabra de Dios es medicina necesa- para mí. Ella regenera lo que toca. La situa-
ria para nuestra salvación. Sin ella el ción que vivimos, diferente a la que vivieron
pueblo creyente se diluiría y la humanidad sus primeros destinatarios hace que ella sea
correría el gran riesgo de perder la ruta en «siempre antigua y siempre nueva». Escu-
las cañadas de la historia. Sin ella, cada uno charla con esperanza es, pues, coherente con
de nosotros seríamos seres definitivamente su naturaleza. Benedicto XVI pide al oyente
malogrados. Nuestras heridas se volverían que «se deje sorprender por la novedad de la
crónicas. Podríamos acabar destruyéndonos Palabra de Dios que nunca envejece y nunca
unos a otros. La amargura y la desesperación se agota; que vence la sordera para escuchar
ahogarían el gozo de vivir y la esperanza. las palabras que no coinciden con nuestros
Dios se nos difuminaría en el horizonte. Las prejuicios y opiniones». Esta Palabra siem-
tremendas, geniales y gráficas palabras de pre nueva reclama nuestra admiración.
Nietzsche que proclaman la muerte de Dios
y el frío glacial y el vacío abismal provocado 1.7. Compromiso
por ella, reflejarían una experiencia compar-
33. La Palabra de Dios es interpeladora y di-
tida. Una Palabra que nos es tan necesaria
námica. Provoca a la acción, al cumpli-
postula de nosotros acogida incondicional.
miento, al compromiso. «Poned pues en
1.4. Consciencia atenta práctica la Palabra y no os contentéis con
oírla, engañándoos a vosotros mismos… Di-
30. La Palabra de Dios es actual. No es un choso el hombre que se dedica a meditar la
simple precipitado de anteriores interven- ley perfecta de la libertad y no se contenta
ciones de Dios. Aquí y ahora el Padre con- con oírla, para luego olvidarla, sino que la
versa con sus hijos cuando nos reunimos pone en práctica» (St 1, 22-25). «Guardar la
para leer las Escrituras. Conversa conmigo Palabra es cumplirla» (M. Blondel).
cuando abro el texto sagrado. Esta actualidad
reclama de nuestra parte una consciencia 2. Actitudes inapropiadas
atenta. Nuestra relación con la Palabra es un
encuentro, un acontecimiento salvador. No 34. Toda actividad noble corre el riesgo de
se puede leer la Palabra de Dios «en diago- quedar contaminada cuando es tocada
nal», como se lee la prensa diaria. Es nada por manos humanas. Veamos algunas de las
menos que Dios quien me habla. No se pue- marcas con las que la mano humana puede
de «dormitar» ni «profundizar en la superfi- empañar la Escritura. Ellas actualizan nues-
cie» ante una Palabra así. tra tentación de servirnos de la Palabra de
Dios en vez de reconocer su soberanía.
1.5. Confianza
2.1. La lectura fundamentalista
31. La Palabra de Dios es eficaz: hace lo que
dice. Es palabra y acontecimiento. Nues- La Pontificia Comisión Bíblica25 dedica
tra actitud ante ella no puede ser la del oyen- un extenso texto a describir y valorar esta
- 21 -
42. ¿Cómo colaborar con el Espíritu para perdiendo contornos y difuminándose pro-
que la Palabra de Dios sea efectivamente gresivamente. Con todo, la formulación ne-
palabra de vida para nosotros? ¿Cómo reali- cesita «alma» para que nos «resuene dentro»
zar una lectura verdaderamente espiritual de lo que conocemos y podamos orar con la Pa-
la Escritura? labra de Dios. Lamentablemente no son mu-
chos en la Iglesia los que pueden dedicarse
El primer camino es la lectura asidua de larga e intensamente al estudio de la Palabra
la Escritura (cfr. Dei Verbum, n. 25) «Ali- de Dios. Nos son necesarios. El Concilio los
mentarnos de la Palabra para ser servidores anima explícitamente (cfr. Dei Verbum, n.
de la Palabra… es indudablemente una prio- 23). Pero es más que deseable para todos un
ridad para la Iglesia al comienzo del nuevo mínimo conocimiento bíblico, siquiera por
milenio».29 La asiduidad es un factor muy medio de adecuadas introducciones a los li-
relevante. Ordinariamente los libros sagra- bros sagrados y de oportunas notas explicati-
dos nos abren su sentido nuclear a través de vas al pie de página.
un trato continuado con ellos. Sucede lo mis-
mo en la investigación científica. Charcot, Hay un tercer camino, estrechamente em-
una celebridad de la medicina parisina, decía parentado con los anteriores. Ha sido reco-
que su método consistía en «dar vueltas a los mendado con calor por Juan Pablo II y Be-
hechos hasta que se le ponían a hablar». nedicto XVI. El reciente Sínodo lo ha
Sólo una lectura asidua permite el acceso a resaltado reiteradamente. Tiene una solera de
un conocimiento «sapiencial», es decir expe- muchos siglos en la Iglesia. Se ha extendido
riencial y connatural, de la Escritura, mucho portentosamente, en formas variadas, en to-
más vital y nutritivo que el conocimiento pu- dos los continentes. Está considerada como
ramente exegético. Sólo ella consigue debili- la «sugerencia más práctica de la DV» (card.
tar las resistencias y reticencias que anidan Kasper). Produce frutos notables de renova-
en nosotros ante la Palabra de Dios. «Es la ción eclesial. Es la «lectio divina» o lectura
permanencia de la Palabra la que transforma creyente y orante de la Biblia. A ella dedica-
el corazón de piedra en corazón de carne».30 mos el resto del presente apartado.
43. El segundo es el estudio de la Palabra de
Dios. Es preciso reconocer el primado 1. La gestación y alumbramiento
del conocimiento sapiencial sobre el conoci- de la «lectio divina»
miento científico. En el ámbito social en el
que se desenvuelve nuestra vida creyente, lo 44. «La “Lectio divina” es una lectura indivi-
que no es sapiencial se desmorona fácilmen- dual o comunitaria de un pasaje más o
te. Pero, lejos de ser excluyentes, conoci- menos extenso de la Escritura, acogida como
miento sapiencial y estudio se combinan y Palabra de Dios. Se desarrolla bajo la mo-
refuerzan. Necesitamos formular lo que vivi- ción del Espíritu en meditación, oración y
mos. Tal formulación refuerza nuestra expe- contemplación».31
riencia interior. Siempre «lo vivido es más La Iglesia ha leído desde sus orígenes la
rico que lo formulado» (Husserl) pero nece- Escritura en actitud creyente y con espíritu
sita el sostén de la formulación para no ir orante. Basta comprobar cómo las comuni-
dades que se reunían en torno al Evangelio
(29) JUAN PABLO II, Novo millennio ineunte, n. 40. de Lucas acogían respetuosamente los textos
(30) RODRÍGUEZ CARVALLO, Ministro General OFM,
o.c., p. 50. (31) PONTIFICIA COMISIÓN BÍBLICA, o.c., III, C 2.
- 24 -
bíblicos, los interpretaban, los leían a la luz periencia originaria de la fe que suscitó en
de la Pascua del Señor, en comunidad presi- sus primeros destinatarios. Este esfuerzo evi-
dida por los responsables, y buscaban en ta que el texto sea manipulado, «haciéndole
ellos lecciones para su vida actual. decir» lo que no dice.
En los primeros siglos del cristianismo,
grandes Padres de la Iglesia (Orígenes, San La lectura ha de hacerse con sumo respe-
Juan Crisóstomo, San Basilio, San Agustín) to. Consiste en acercarnos al texto para ver
ponían los cimientos de la «lectio divina» lo que dice, sin dejarnos llevar por prejuicios
con una aproximación a la Escritura impreg- ni proyectar sobre él nuestra subjetividad.
nada de los caracteres en que ésta habría de Hemos de abordar el texto desde el punto de
plasmarse más tarde en los monasterios de la vista histórico, literario y teológico. Para
Edad Media. La centralidad de la Palabra de esta lectura nos aportan una luz inestimable
Dios, la unidad de todas las Escrituras, su in- los trabajos de la exégesis, cuyo objeto es
terpretación sapiencial y espiritual y su preo- comprender el significado preciso del texto
cupación por inculturar la Biblia en el mun- en su contexto.
do greco-romano son testimonio de una
auténtica lectura creyente realizada y ense-
ñada por los Padres.32 A ellos debemos la 2.2. Acceder al texto
identificación y la práctica de cuatro mode- desde la vida y para la vida
los de aproximación a la Biblia: la literal 46. El creyente no lee la Biblia sobre todo
descubre en el texto los hechos contrastados
para acrecentar su cultura bíblica, sino
y fija tal texto. La alegórica recoge las ver-
dades salvadoras que el texto nos revela. La para entender y orientar su vida. Las Escritu-
moral es sensible a las normas orientadoras ras les revelan el sentido de los aconteci-
de nuestra conducta contenidas en el texto. mientos y los acontecimientos ayudan a que
La mística se propone desvelar el sentido úl- se nos desvele el sentido de las Escrituras.
timo que la Palabra comentada guarda para La Palabra de Dios es «de ayer y de hoy».
el destino de la humanidad. La vida monásti- Tuvo un mensaje para ayer y tiene un men-
ca de la Edad Media supo recoger esta rica saje para hoy, y ambos están emparentados.
herencia y establecer un recorrido a través de
la Palabra de Dios, cuyas etapas constituyen Así sucede, por ejemplo, en el relato de
el nervio de la «lectio divina». Todas las Emaús. La pregunta que se hacían los discí-
nuevas formas de lectura creyente y orante pulos de la segunda generación cristiana era
de la Biblia son adaptación o complemento ésta: ¿dónde podemos encontrar hoy a Jesús
de la forma de acceso ideada por los monjes. Resucitado? Ellos no le habían conocido
personalmente. Los seguidores comprenden
2. Las claves de la «lectio divina»33 a la luz del texto que, a pesar de sus desfalle-
cimientos y sus dudas, el Resucitado no esta-
45. Antes de describir uno a uno los pasos de
ba ausente en el camino de su vida, sino pre-
este itinerario es necesario interiorizar
sente en las Escrituras, en la Eucaristía, en la
sus claves. Están ya presentes en la lectura
comunidad creyente.
realizada por las comunidades de San Lucas.
2.1. Una lectura respetuosa de los textos 2.3. Compartir la Palabra de Dios
en la comunidad orante y presidida
Tal respeto se muestra en el interés por
aproximarnos al sentido originario que tuvo 47. La comunidad cristiana es el lugar natu-
en el contexto en el que fue escrito y a la ex- ral por excelencia para escuchar la Pala-
bra. La Escritura ha sido consignada por es-
(32) M. MASINI, La lectio divina, BAC, Madrid 2001, crito principalmente para ser proclamada en
pp. 356-370. la asamblea eclesial. Con todo, el Concilio
(33) Cfr. S. GUIJARRO, La Biblia en el centro de la pas-
toral y de la vida de nuestras iglesias, Boletín Dei Verbum (Dei Verbum, n. 25) recomienda también la
50, 1999, pp. 111-116. lectura individual. Ella precede provechosa-
- 25 -
esta práctica que tantos frutos produjo en el existencia».36 Benedicto XVI decía reciente-
pasado, que lamentablemente se oscureció mente: «estoy convencido de que si esta
durante siglos y que tanta esperanza suscita práctica se promueve eficazmente producirá
en nuestro apretado presente. «Es necesario en la Iglesia una nueva primavera espiri-
que la escucha de la Palabra se convierta en tual… Jamás se debe olvidar que la Palabra
un encuentro vital, en la antigua y siempre de Dios es lámpara para nuestros pasos y luz
válida tradición de la “lectio divina”, que en nuestro sendero».37 Aguardamos con es-
permite encontrar en el texto bíblico la pala- peranza esta primavera en el corazón del in-
bra viva que interpela, orienta y modela la vierno eclesial.
tura] debe ser necesariamente plural. Ningu- nos. El pecado más frecuente en los hombres
na interpretación particular puede agotar el de Iglesia puede ser el de confesar sin creer
sentido del conjunto que es una sinfonía a al menos con la debida intensidad» (R. Can-
varias voces. La interpretación de un texto talamesa).
debe, pues, evitar la exclusividad» (Pontifi- Dentro del amplio mundo laical han naci-
cia Comisión Bíblica). Todas nuestras inter- do en los últimos tiempos grandes asociacio-
pretaciones no son sino aproximaciones a nes en cuya espiritualidad ocupa la Escritura
una Palabra que, por ser de Dios, desborda un lugar relevante. Leen e interpretan la Bi-
los límites interpretativos. Siempre «dice blia para los creyentes de hoy. Son un medio
más». privilegiado de acceso a la Palabra de Dios
Deseamos en este apartado final recoger para muchos creyentes que de otra forma no
el mensaje especial que Jesucristo Palabra la habrían conocido. En algunos casos sería
divina y humana, dirige a algunos de los muy importante que enriquecieran su lectura
grupos y comunidades de nuestras iglesias de la Biblia. Por un deseo laudable de descu-
locales, especialmente vinculadas al servicio brir lo que Dios dice a sus vidas, podrían
de la Palabra. descuidar la pregunta por el mensaje origina-
rio del texto, punto de partida necesario para
preguntarse sin riesgos de arbitrariedad o
2. A los laicos subjetivismo qué dice este texto para mí y
para nosotros en las presentes circunstancias.
52. El servicio a la Sagrada Escritura no es
La Iglesia, al discernir el canon de las Escri-
patrimonio exclusivo de los cristianos
turas reconoció como ejemplar y dinamiza-
implicados en el ministerio de la Palabra.
dora de la fe la experiencia creyente origina-
Todo bautizado ha de nutrir su fe por la es-
ria consignada en ellas. Es por eso necesario
cucha de esta Palabra. «El Santo Concilio
partir de ella, aunque no quedarnos anclados
exhorta vigorosamente a todos los cristia-
en ella. «No se es fiel a la intención de los
nos… a que se acerquen gustosamente al textos bíblicos sino cuando se procura en-
mismo texto sagrado» (Dei Verbum, n. 25). contrar en el corazón de su formulación la
A todos los campos que conciernen a la Es- realidad de fe que expresan y se enlaza ésta a
critura (la investigación, el estudio, las es- la experiencia creyente de nuestro mundo».38
cuelas de Biblia, los grupos de lectura cre-
yente) tienen los laicos acceso abierto por su Hemos aludido más arriba a diversos mo-
condición bautismal, en la medida de las po- vimientos y asociaciones preferentemente lai-
sibilidades de cada uno. Participar en alguno cales cuyo objetivo central es promover la
de estos ámbitos debería entrar en el progra- lectura creyente y orante de la Biblia. Que-
ma de compromisos de un cristiano. rríamos ver que esta onda que está bañando
y refrescando la ancha playa de la Iglesia y
Como miembros plenos de la Iglesia los que felizmente riega también la costa de
laicos estáis llamados no sólo a «escuchar nuestras iglesias locales llegara igualmente a
devotamente la Palabra de Dios» sino tam- las jóvenes parejas y a los cristianos compro-
bién a «proclamarla con valentía». Hay una metidos en la construcción de la sociedad.
doble manera común a todos los laicos agru-
pados en la familia, encuadrados en el traba- 2.1. A los catequistas y
jo, diseminados en las diferentes áreas de la
profesores de Religión
vida social en la diáspora del mundo: el tes-
timonio de una conducta coherente con el 53. La etimología de vuestro nombre de cate-
Evangelio y la confesión explícita de vuestra quistas es muy evocadora. Catequizar
fe. Ni lo uno ni lo otro deja de suscitar resis- significa «hacerse eco» de algo. En nuestro
tencias en estos tiempos. «El pecado más caso, de la Palabra de Dios.
frecuente en los laicos es creer sin confesar,
ocultando su propia fe por respetos huma- (38) PONTIFICIA COMISIÓN BÍBLICA, o.c., 1993, p. 90.
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El ministerio que realizáis reclama de vo- Llevad el pulso de las reuniones procu-
sotros y vosotras una especial afinidad hacia rando que en el encuentro recorráis todos los
la Palabra. La cultivaréis por el estudio de la pasos del itinerario. Cuidad la ambientación
Escritura y por la participación en alguno de previa invitando a que todos invoquen al Es-
los grupos de la lectura creyente. Nuestras píritu que vivifica la Palabra que vais a com-
iglesias locales seguirán brindándoos la for- partir. Procurad una escueta decoración del
mación y la motivación necesarias. espacio. La Palabra colocada en el lugar pre-
ferente, debe ser el centro. Los demás, sin
Este mismo ministerio postula de voso- ninguna precedencia, tomamos asiento en
tros una vida cristiana que resulte ejemplar y torno a ella.
estimuladora para la comunidad a la que ser-
vís. En la realización de vuestro ministerio, Necesitáis y pedís un especial acompaña-
ateneos siempre fielmente a las indicaciones miento en el que, al tiempo que vais reci-
que recibáis de la Iglesia. Sabéis, en fin, que biendo un complemento de vuestra forma-
la manera plena de celebrar el domingo es, ción bíblica, comunicáis la marcha de
para los creyentes, la participación no sólo vuestro grupo y vais despejando, en diálogo
en el Banquete, sino en el Sacrificio Eucarís- con el Responsable y con los demás monito-
tico. Las celebraciones que presidís llevan en res, los problemas e interrogantes que se os
sí mismas una «nostalgia de eucaristía» que plantean en el ejercicio de vuestra tarea.
vosotros debéis alimentar explícitamente en Sería saludable para vosotros y para la
la asamblea. marcha del grupo que cada uno se habituara
a dedicar diariamente un tiempo a la «lectio
2.4. A los monitores de divina» individual.
la lectura creyente de la Palabra
2.5. A los padres de familia
56. Sois testigos de primera mano de los
57. La familia creyente y dotada de vínculos
efectos de conversión y renovación cris-
sólidos es un espacio muy adecuado para
tiana que los encuentros periódicos en torno
que los padres os iniciéis e iniciéis a los hi-
a la Palabra producen en vuestro grupo y en
jos, sobre todo en ciertas edades más recepti-
vosotros. Tenéis experiencia de la verdad de
vas, a la lectura común de la Escritura. Debi-
esta frase de Pedro: «Habéis vuelto a nacer y
damente adaptada a la estructura familiar,
no de una semilla inmortal, sino de una in-
puede resultar un medio excelente para hacer
mortal, por medio de la Palabra de Dios
más vivencial vuestra fe e implicaros en su
viva y verdadera» (1 P 1, 23).
transmisión y para que los hijos vivan la ex-
periencia única de percibir «en vivo y en di-
Vuestra misión es delicada. Por un lado,
recto» el latido vital de la experiencia cre-
os corresponde deshacer las dificultades en
yente de sus progenitores. ¿No debería
las que pueden enredarse y esclarecer los
orientarse en esta dirección la esperanzadora
puntos que les resultan más oscuros o des-
experiencia de la catequesis familiar-parro-
concertantes. Por otro lado, debéis procurar
quial que está cobrando arraigo en nuestras
el encuentro directo de los participantes con
iglesias?
la misma Palabra de Dios. Es ella, en su des-
nudez, el oxígeno que regenera los tejidos de 2.6. A los creyentes de
nuestro espíritu. Este doble cometido os
los medios de comunicación social
aconseja ser sobrios en vuestras intervencio-
nes explicativas y atajar aquellas reflexiones 58. «El primer areópago del tiempo moderno
que se conviertan en un debate entre los es el mundo de la comunicación, que está
miembros. No favorecen ni el contacto es- unificando a la humanidad… La utilización
pontáneo con la Palabra ni la mutua comu- de los medios de masas ha llegado a ser
nión. esencial para la evangelización y la cateque-
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sis… La Iglesia se sentiría culpable ante su tran una actitud agresiva ante las posiciones
Señor si no emplease esos poderosos me- de la Iglesia y ante la misma fe.
dios… Gracias a ellos puede hablar a las ma-
sas». Es preciso para ello la capacidad para
3. A los profesores de exégesis y teología
incardinar el mensaje «en la nueva cultura…
con nuevos lenguajes, nuevas técnicas y nue-
59. El Concilio (Dei Verbum, n. 24) afirma
vas actitudes psicológicas».39 Para difundir
que «la Escritura debe ser como el alma
el mensaje de la Palabra de Dios, la Iglesia
de la teología», es decir, su principio inspira-
tiene todo el derecho de procurarse sus pro-
dor y regulador. «Así se mantiene firme y re-
pios medios de comunicación social cuidan-
cobra su juventud» (ibid.), en consecuencia,
do, eso sí, que toda su programación esté en
encarece a exegetas y teólogos a que, bajo la
coherencia con aquella y no le reste credibi-
mirada del Magisterio, trabajéis en unión de
lidad. Pero los muchos hombres y mujeres
fuerzas para investigar con métodos adecua-
que trabajan en medios oficiales o cívicos
dos la Escritura y para explicarla de tal
han de procurar análoga coherencia, por en-
modo que contribuyáis a que se multipliquen
cima de las cuotas de audiencia o las direc-
los ministros de la Palabra capaces de ofre-
trices ideológicas marcadas por sus respon-
cer al Pueblo de Dios el alimento de la Escri-
sables.
tura (cfr. Dei Verbum, n. 23).
La presencia de la Palabra de Dios en al-
gunos de sus programas no es ningún privi- Estas orientaciones nos ayudan a com-
legio abusivo. No se caracterizan en general prender mejor la importancia de vuestra mi-
tales medios por su generosidad en ofrecer sión en la renovación de la Iglesia y en la re-
espacios religiosos. Más bien se distinguen vitalización de los creyentes. Puesto que
algunos medios públicos y privados por ad- todos (también vosotros) somos discípulos
mitir en su programación espacios que tergi- antes que maestros, os invitamos calurosa-
versan o ridiculizan la fe y hacen una lectura mente a escuchar con docilidad y con asidui-
selectiva de las reales o supuestas noticias dad la Palabra de Dios antes de explicarla
eclesiales de signo desfavorable. No pedi- con fidelidad en vuestras sesiones académi-
mos tratos de favor. Reconocemos el carác- cas y en vuestros escritos. Felizmente pasa-
ter cívico y plural de nuestra sociedad. Sólo ron los tiempos en los que la Escritura era
pedimos el respeto que se merece la comuni- para los teólogos casi una simple cantera de
dad creyente. Los profesionales cristianos la que se extraían dichos bíblicos para funda-
que, desde diferentes niveles de responsabi- mentar afirmaciones doctrinales. Hoy ocupa
lidad, colaboráis en ellos sois invitados por un puesto mucho más central en el quehacer
vuestros Obispos a preguntaros qué podéis teológico y académico. La Escritura está en
hacer, sobre todo para que el humanismo el origen, en el recorrido y en el término fi-
coherente con el Evangelio inspire vuestros nal de vuestra reflexión teológica. Que vues-
programas. Y nuestras iglesias diocesanas tra exposición esté siempre, como la de los
deberían alentar a los laicos a participar en grandes Padres de la Iglesia, impregnada de
programas de prensa, radio, TV, exponien- la Escritura.
do, respecto de temas en los que son compe-
El Concilio considera necesario vuestro
tentes, criterios coherentes con el Evangelio.
trabajo «para comprender cada vez más pro-
La excesiva timidez de los creyentes facilita
fundamente la Escritura» (Dei Verbum, n.
el que muchos espacios sean ocupados en
23) y para hacer plausible su mensaje en las
exclusiva por personas que hacen profesión
actuales coordenadas mentales, culturales,
pública de increencia y, en ocasiones, mues-
sociales. Seguid brindándonos cada vez con
mayor esmero este servicio. Con él nos ayu-
(39) CONGREGACIÓN PARA EL CLERO, Directorio Gene- daréis a evitar la escisión existente dentro de
ral para la Catequesis, 1997. muchos cristianos entre la dimensión creyen-
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evangelizadora. Muchas veces nos comuni- Os entristece que los puentes de la rela-
cáis vuestra desazón al comprobar la despro- ción con muchas personas y áreas de la vida
porción entre los recursos dedicados a esta social sean para vosotros cada vez más estre-
misión y la modestia de los resultados obte- chos y menos numerosos. A veces vivís esta
nidos con los alumnos y sus familias. Tal preocupación con un sentimiento de culpabi-
vez podáis a veces sentiros algunos tentados lidad injusto o al menos exagerado. Tenéis
de rebajar la extensión y la intensidad de todavía entre vosotros núcleos de feligreses
vuestro ofrecimiento creyente. No sucum- próximos y sensibles a la fe y la Palabra.
báis nunca a esta tentación. Mejorad el Tendréis siempre con vosotros a aquellos a
quienes la sociedad les da tal vez los medios
«cómo», pero no descuidéis el «qué». Sed
necesarios, pero no les brinda generosamen-
vosotros por vuestro testimonio orante, aco-
te su tiempo, su afecto, su compañía. Una de
gedor, abnegado, anuncio de vuestra fe. For-
las tareas que Jesús nos señala en este tiem-
mad a los profesores laicos en la fe y en la po es la proximidad humana y evangélica a
vocación educadora. Utilizad la Biblia de tantas personas impedidas o limitadas por la
manera intensiva y pedagógica. Familiarizad edad, la enfermedad, la soledad. Estar junto
con ella a vuestros alumnos y alumnas y a a ellos incluso silenciosamente es una mane-
sus padres. Orad entre ellos con la Biblia en ra de ser testigos de «la Palabra que viene
las manos. Vosotros sois, por vuestra entrega del silencio [de Dios Padre] y en silencio
a los niños y adolescentes y por vuestra rela- debe ser escuchada».43
ción con los padres uno de los puentes que la
comunidad eclesial ha de cuidar. Si en algún No desistáis, con todo, de tender estos
momento ha sido necesaria la Escuela Cris- puentes. No tan lejos encontraréis a los po-
bres. Ellos no os han abandonado todavía.
tiana, lo es en la época actual. Necesitáis y
«Los primeros que tienen derecho al anuncio
merecéis nuestro aprecio, nuestro apoyo cor-
del Evangelio son justamente los pobres, ne-
dial mucho más que nuestras observaciones cesitados no sólo de pan sino también de pa-
críticas. labras de vida… No son sólo destinatarios.
Los pastores están llamados a aprender de
5. A los presbíteros y diáconos ellos, a guiarlos en su fe y a motivarlos a ser
artífices de su propia historia. Los diáconos
61. También para vosotros el anuncio del encargados del servicio de la caridad tienen
Evangelio es gozo y cruz. Os desalienta una especial responsabilidad en este ámbito.
sobre todo la apática indiferencia de muchos El Sínodo los alienta en su ministerio».44
bautizados ante lo que para vosotros es de
Tampoco estarán tan lejos los inmigran-
suma importancia, hasta el punto de haberle
tes. Muchos han llegado a nuestra tierra con
entregado vuestra vida. Sintonizamos con
un vivo, fresco y profundo sentido de Dios y
vuestras alegrías y vuestras decepciones pas- de la Religión. Corren el riesgo de que, en
torales. contacto con la frialdad religiosa de nuestra
sociedad y el ánimo no muy elevado de
Queremos confortaros con las hermosas
nuestras iglesias, vean depauperarse y debili-
palabras de Pastores dabo vobis, n. 26: «El tarse su fe. Invitémosles a nuestros grupos
sacerdote es, ante todo ministro de la Palabra de fe y a la vida parroquial.
de Dios… Por eso debe ser el primero en te-
ner una gran familiaridad con esta Palabra... Queremos, en fin, comentar con vosotros
Necesita acercarse a la Palabra con un cora- un «punto caliente» que es, al mismo tiem-
zón dócil y orante... Debe ser el primer cre- po, pieza muy relevante en la liturgia y una
yente de la Palabra… y crecer en la concien- cruz para los predicadores.
cia de su permanente deber de ser (43) SAN JUAN DE LA CRUZ, Dichos de luz y amor, p. 99.
evangelizado». (44) Sínodo de los Obispos 2008, proposición 11ª.
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una sociedad insuficientemente sensible a su cruz y no somos del todo ajenos a la tenta-
valor intangible. Y, sobre todo, hemos de ción de rehuirla descafeinando el mensaje o
anunciar valerosamente la Muerte y Resu- suavizando en exceso aquellas partes que es-
rrección de Jesucristo como eje y quicio de cuecen la sensibilidad de unos o de otros.
todos estos mensajes. Pablo pedía a los cristianos de sus comuni-
Como vosotros y vosotras, somos seres dades que le confortaran en su ministerio.
de carne y hueso. Sabemos que el anuncio Nosotros os pedimos insistentemente este
del Evangelio está estrechamente ligado a la mismo servicio.
CONCLUSIÓN
63. Tenemos inmediatamente, queridos dio- congregar por la Eucaristía. Así el gozo pas-
cesanos, ante nuestros ojos la Cuaresma. cual será más profundo y más auténtico.
La Palabra de Dios escuchada intensivamen- Pedimos, en fin, a Jesucristo Palabra de
te nos dará fortaleza para soportar las adver- Dios que podáis sintonizar con este precioso
sidades y pruebas de nuestra vida con el mis- texto de un monje del sigo XII. «Hermanos:
mo espíritu que el Señor. Ella acrecentará en aprended lo que escribieron los antiguos Pa-
nosotros una necesidad de conversión que dres: leed la Escritura porque es luz y puerta
nos conducirá al Sacramento de la Peniten-
de la vida. Que su lectura os sea grata, que
cia celebrado según la normativa de la Igle-
os complazca su santa palabra. De ella brota
sia. Ella hará más vivas nuestras Eucaristías
una fuente que sana el corazón. Es palabra
cuaresmales. Inspiradas por ella, oraremos
mejor, seremos más sobrios y compartire- que deshace las durezas interiores. La Escri-
mos más generosamente. tura desvela siempre al creyente los secretos
celestiales. Sus santas palabras fluyen dulce-
En el mundo de la salud, el éxito de una mente como rocío sobre la hierba. Leyéndo-
intervención quirúrgica depende, en una me- las y meditándolas cada uno ve cómo se ca-
dida sensible, de una preparación adecuada.
De manera análoga, el efecto salvador que mina hacia la vida bienaventurada y cuáles
deje en nosotros la Semana Santa será mayor son la senda de los santos y la senda del
y mejor si, durante estas seis semanas, nos bien. Leyéndolas adquirimos sabiduría».47
dejamos convocar por la Palabra de Dios, re-
(47) Citado en M. MASINI, o.c., p. 436.
conciliar por el sacramento del Perdón y
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