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95-131
ESTUDIOS E INVESTIGACIONES
I. INTRODUCCIÓN
Es decir que a pesar del importante avance que implicó la aprobación de la reforma
constitucional plebiscitada en 19898, en orden a incorporar a nuestro sistema de
protección de los derechos humanos las normas de los tratados internacionales
sobre la materia, se hace imprescindible para darle vigencia interna a esos
acuerdos y principios internacionales, que se adecué todo nuestro ordenamiento
jurídico para obtener de esta forma que en Chile se dé efectivo y cabal
cumplimiento a los tratados sobre derechos fundamentales a los que ha adherido
nuestro país, mediante su ratificación y los cuales están igualmente vigentes9.
Una perspectiva desde la cual podemos abordar este estudio, y que es desde luego
la que más nos interesa para dicho propósito, es mediante el análisis de la
estructura del proceso penal chileno y su evaluación en cuanto a si las normas
legales que lo rigen, se adecúan al "respeto de las normas y principios de los
derechos humanos por medio de un análisis fundamentalmente dogmático" 10.
Los derechos fundamentales que, por respeto a la dignidad del ser humano han
sido proclamados en la Declaración de Derechos Humanos y en otros convenios o
pactos internacionales, requieren para su efectiva realización de un sistema de
enjuiciamiento criminal que armonice las exigencias de la justicia penal con el
respeto efectivo de las garantías de las personas cuyos derechos se ven afectados
por el procedimiento penal16. La Justicia Penal es un instrumento de poder en
manos del Estado y puede afectar los derechos de las personas, sean culpables o
inocentes pudiendo constituirse,incorrectamente empleada en un instrumento de
violencia que desde luego requiere de mecanismos de control que puedan ser
eficaces para atender, en opinión de Wolfgang Schone "con cuidado y equilibrio a la
siguiente paradoja: que el ciudadano tiene que ser protegido por y contra el
derecho penal."17.
Las exigencias de la actual Reforma Procesal Penal para que ella cumpla los
objetivos fundamentales que la justifican plenamente y la hacen imprescindible, se
materializan, desde nuestro punto de vista en exigencias de carácter constitucional,
desde el momento que estimamos que el proceso penal vigente no responde
adecuadamente a los principios y a los preceptos constitucionales ni a las normas
contenidas en los pactos internacionales sobre derechos humanos vigentes en
nuestro país.
Estas son las reflexiones más importantes que constituirán el centro de nuestro
estudio que pretende hacer conciencia respecto de la necesidad no solo de contar
con una reforma puramente "procesalista" que lleve a la realidad cambios
efectuados- al interior del proceso penal, sino que las transformaciones en estudio
afecten positivamente dicho procedimiento desde el punto de vista de las garantías
del debido proceso y la protección de los derechos de los intervinientes en el
mismo, sin perder de vista, desde luego, el que con ello se logre la satisfacción de
la justicia.
III. LAS GARANTÍAS PROCESALES DEL IMPUTADO
Como una opinión generalizada se sostiene que el "modelo que mejor vela por el
respeto de los derechos de los imputados durante la etapa de instrucción es el
sistema auténticamente acusatorio, que representa una solución equilibrada en la
cual son considerados debidamente no solo el interés estatal en el esclarecimiento
y sanción de los hechos delictivos, sino que también, y con el mismo vigor, los
derechos de las personas" 31. En efecto, en este nuevo sistema los derechos del
imputado deben ser resguardados por el Juez de Control de la Instrucción quien
deberá cumplir tal papel en el nuevo sistema a implementarse en nuestro país,
debiendo asumir para ello la función de controlar que la investigación a cargo del
Ministerio Público se lleve a cabo conforme con la ley, asegurando especialmente el
respeto de los derechos que le corresponden al imputado durante la etapa
preparatoria del juicio.
Para los efectos indicados hemos escogido algunas garantías procesales del
imputado que estimamos como esenciales y que serán analizadas para resolver la
cuestión planteada acerca del nuevo proceso penal, esto es, en cuanto a si el nuevo
sistema de enjuiciamiento criminal responde a los objetivos fundamentales de la
reforma y principalmente si con este mejorará sustancialmente la protección que de
dichos derechos existe en el presente.
De estos derechos fundamentales nos referiremos a aquellos que dicen relación con
los que pueden invocar las personas que deben enfrentar la imputación de haber
participado en un hecho delictivo y el posible posterior juicio criminal. ¿Qué
derechos asisten al imputado de un delito? Es inconcuso que el derecho de defensa
adquiere una importancia radical para cualquier persona que se vea involucrada en
un hecho delictivo en calidad de imputado, derecho que comprende una serie de
garantías que lo conforman, como lo son el derecho a ser oído o derecho de
audiencia, el derecho que asiste al imputado de un delito a guardar silencio y no
verse compelido a prestar testimonio en contra de sí mismo, el derecho a la
presentación de pruebas para controvertir los cargos e igualmente contar con la
posibilidad de rebatir las pruebas contrarias y el llamado derecho a la defensa
técnica prestada por letrado. Igualmente aludiremos en este estudio a la
presunción de inocencia, que constituye la garantía doctrinalmente considerada de
mayor trascendencia en vinculación con la de defensa, pues ubica el peso de la
obligación probatoria en el acusador, quien debe acreditar los cargos imputados,
relevando al afectado de la obligación de comprobar su inocencia.
A. La presunción de inocencia
Entre los instrumentos internacionales a los cuales nuestro país se halla vinculado
obligadamente, encontramos disposiciones referentes al tema, y así, en la
Convención Americana, se encuentra establecido el principio de que "toda persona
inculpada de delito tiene derecho a que se presuma su inocencia mientras no se
establezca legalmente su culpabilidad." 33 En los países europeos, el Convenio de
Roma prescribe lo que sigue en este sentido: "toda persona acusada de una
infracción se presume inocente hasta que su culpabilidad haya sido legalmente
declarada,"34 por lo que la presunción de inocencia es para los signatarios de dicha
Convención una obligación legal de corte internacional según se desprende de la
norma citada, por lo que se ha sostenido que dicha presunción, conforme la actual
doctrina europea es consustancial con el espíritu dubitativo e hipotético del proceso
penal que sólo desaparecerá cuando se logre la constatación de la verdad por los
medios probatorios legales y disipadas las dudas al término del juicio, el tribunal
resolverá en su sentencia, acerca de la culpabilidad o no del imputado 35.
Pero sin duda que debemos tener presente la reforma constitucional del artículo 5°
inciso 2°, de 1989, a contar de la cual nuestro sistema constitucional se vio
enriquecido con lo que a este respecto consagran los tratados internacionales, pues
en estos se contemplan, en forma categórica, normas que consagran dicha
garantía41.
En el ámbito legislativo, el artículo 1° del Código Penal hace presumir dolosas todas
las acciones u omisiones penadas por la ley 42, y, por su parte, en el Código de
Procedimiento Penal vigente, entre las normas relativas a la comprobación del
hecho punible, en el artículo 109, se contiene la imposición de un deber para el juez
quien no solo debe investigar las circunstancias que establecen o agravan la
responsabilidad del inculpado sino que también de aquellas que lo exoneran o
disminuyen tal responsabilidad43. Por lo establecido en las normas legales citadas
de nuestros códigos punitivo y procesal del ramo, podría concluirse que no habría
en nuestra legislación una norma que consagre la presunción de inocencia, ni de
culpabilidad, pero la Ley N° 18.85744 introdujo un nuevo artículo 42 en el Código de
Procedimiento Penal, el que establece que "a nadie se le considerará culpable de
delito ni se le aplicará pena alguna sino en virtud de sentencia dictada por el
tribunal establecido por la ley, fundada en un proceso previo legalmente tramitado;
pero el imputado deberá someterse a las restricciones que con arreglo a la ley se
impongan a su libertad o a sus bienes durante el proceso" 45. Indudablemente que
con la introducción de dicha disposición en el Código Procesal Penal vigente se
puede concluir que a nivel simplemente legal existe en la actualidad una norma que
reconoce la vigencia de dicha presunción de inocencia, pero también debemos estar
conscientes en cuanto a que ello es así de manera muy restringida, pues la propia
norma se encarga de limitar gravemente sus posibles beneficiosos efectos al
disponer que, no obstante lo anterior, el imputado debe quedar sometido a las
restricciones legales respecto a su libertad y a sus bienes "durante el proceso", con
lo cual indudablemente se desvirtúa casi totalmente la referida presunción46.
Se vincula este derecho con el principio in dubio pro reo, pues mientras el primero
de ellos dice en verdad relación con la posición de la persona durante todo el
proceso y la actitud de los operadores del sistema con el presunto culpable, en
tanto en el segundo se trata más bien de la actitud del juzgador al momento de
dictar la sentencia conforme a los elementos de convicción reunidos durante el
proceso. Para este último efecto el sistema obliga al juez a que "examine en
profundidad todas las circunstancias personales y sociales en que ha actuado la
persona, y en este sentido cuáles eran las alternativas reales de la persona frente
al sistema, ese es el fundamento del principio in dubio pro reo"57. Se ha sostenido
en este sentido58 que el principio "in dubio pro reo" es difícil de convertir en derecho
reclamable y solo entra a operar como norma de interpretación de la prueba ya
rendida y en caso de que su resultado no aparezca claro en la apreciación del
juzgado, a diferencia de la presunción de inocencia que es un derecho fundamental
que exige la producción de prueba que la desvirtúe59 60.
Pero en el proyecto de nuevo Código procesal del ramo queda en claro que se
reconoce plena vigencia a esta garantía, aunque la norma básica debería formar
parte de la Carta Fundamental para que así se dé a las personas completa
seguridad de su aplicación. Efectivamente en el referido proyecto se establece lo
siguiente: "tratamiento del imputado como inocente e interpretación restrictiva.
Ninguna persona será considerada culpable ni tratada como tal en tanto no sea
condenada por medio de una sentencia firme "63.
La vigencia de este principio trae consigo una serie de otras consecuencias que
dicen relación, fundamentalmente, con que si se parte de la premisa básica de que
el inculpado es inocente, necesariamente deben reducirse al mínimo las medidas
restrictivas de su libertad y la privación de esta debe ser excepcional y no una regla
general, como lo es en el sistema actualmente vigente. Indudablemente que en
este punto se levantarán muchas voces provenientes- principalmente de aquellos
que opinan que el sistema procesal penal que da muchas garantías al imputado
atenta en contra de la eficacia de la persecución criminal y tiende a favorecer a los
delincuentes habituales o reincidentes64.
La presunción de inocencia implicará, una vez vigente el nuevo proceso penal, que
la prueba completa de la culpabilidad del imputado debe ser proporcionada por la
acusación, pues caso contrario, habrá de dictarse sentencia absolutoria 66. Por ello,
para llegar a una condena, el peso de la prueba recaerá en la fiscalía, la que deberá
para lograrlo, desvirtuar la presunción y solo en virtud de aquellas pruebas
producidas en el acto del juicio oral, pues las que se verifiquen en el período de la
instrucción serán adecuadas solo para fundar en ellas la acusación, mas no así la
condena del inculpado 67. Sobre el imputado no recae ninguna carga de probar su
inocencia sino que, por el contrario, ella recae exclusivamente sobre la acusación,
por lo que, si no se produce la prueba de los cargos, se mantiene la presunción de
inocencia y se ha de proceder a dictar sentencia de absolución a favor del
acusado68.
Sin embargo, en el artículo 484 inciso 2° del mismo cuerpo legal, nos encontramos
con una norma de la cual se desprende que, el imputado no estaría obligado a
contestar, desde el momento que no se le asigna al silencio de este el carácter de
indicio de participación, culpabilidad o inocencia 76, pero como lo hemos expresado,
al no existir de parte del juez la obligación de informarle de este principio, si el
procesado no está asistido por un abogado, no ejercerá en la realidad esta
prerrogativa.
Referente a esta misma cuestión que ahora nos ocupa, Nicolás González-Cuéllar
Serrano98 expresa que el "principio de proporcionalidad es un principio general del
Derecho que, entendido en sentido amplio, obliga al operador jurídico a tratar de
alcanzar el justo equilibrio entre los sectores en conflicto" 99 exigiéndole tomar
conocimiento de los intereses que están en juego, comparando los valores sobre los
que se apoyan y, limitar, en la medida de lo necesario, sacrificando los que deban
ceder100. En la antítesis "autoritarismo" versus "garantismo" 101 González-Cuéllar,
mencionando expresiones que han tenido reiterada utilización en el Tribunal
Europeo de Derechos Humanos, manifiesta que la interdicción de excesos de parte
del "autoritarismo" exige que "las restricciones de los derechos fundamentales se
encuentren previstas por la ley, sean adecuadas a los fines legítimos a los que se
dirijan, y constituyan medidas necesarias en una sociedad democrática para
alcanzarlos."102 Agrega que en todo caso, "el interés del Estado y los intereses de
los ciudadanos cuyos derechos sean restringidos deben ponderarse y limitarse
recíprocamente en aplicación del principio de proporcionalidad." 103.
Como puede apreciarse a través de las normas transcritas, se trata que de esta
forma se garantice efectivamente la vigencia del derecho del imputado a no ser
obligado, por ninguno de los métodos o argucias señalados, a prestar declaración
en contra de su voluntad. Desde luego que la garantía más plena de la vigencia de
este derecho consiste en la obligación de la autoridad de dar a conocer desde el
primer momento al imputado que entre sus derechos está precisamente el de
permanecer en silencio si así él lo prefiere.
Fuera de las sanciones en que incurrirán los que violen estos preceptos 111, está que
la declaración así obtenida "carecerá de todo valor probatorio, por tratarse de una
prueba ilícita, obtenida con infracción de derechos fundamentales"112.
E. El derecho de defensa
Analizaremos los diversos elementos que, estimamos, son constitutivos del derecho
de defensa y que son los siguientes:
1. El derecho de audiencia
El derecho a defensa del imputado criminalmente es, sin duda, uno de los
elementos más importantes y característico del debido proceso, por lo que la
tendencia mundial118 apunta precisamente a reforzar y consolidar este derecho que,
de un análisis desde el punto de vista doctrinario del mismo, presenta varias
facetas que lo integran. Uno de los aspectos relevantes del mismo es el llamado
"derecho de audiencia",que incluye el derecho de conocer los cargos que se
imputan al afectado, pues su conocimiento es la base primordial que posibilitará el
ejercicio adecuado del derecho de defensa la que no podría ser efectiva si para
ejercerla se desconocen los cargos imputados.
En efecto, nuestro derecho interno otorga la facultad al juez para que, bajo ciertas
circunstancias que él apreciará y estimará cuando concurren 128, no se señalen en la
orden los motivos por los cuales esta es expedida, posibilidad que es abiertamente
atentatoria en contra de los derechos que asisten al afectado por dicha orden a
quien, no cabe dudas, le será dificultoso aspirar a una defensa eficaz, desde el
momento que ni siquiera se le dan a conocer los motivos por los cuales se le está
privando de la libertad. En los mencionados pactos internacionales se contiene la
obligación de informar de los motivos por los cuales se ha procedido a la detención
de la persona, sin que exista ninguna posibilidad o circunstancia que justifique la
omisión de la obligación de informar al afectado de las razones de su detención. Por
ello, es posible concluir que la disposición aludida del Código Procesal Penal es
inconstitucional129 y debiera en realidad ser derogada para ajustar nuestro
ordenamiento jurídico interno a las obligaciones internacionales constitucionalmente
contraídas por Chile.
Otro aspecto de la mayor importancia, que tiene este derecho de defensa que se
reconoce al imputado de un delito, consiste en la posibilidad de contar con un
abogado que lo asesore y asuma su defensa, derecho que en nuestras normas
fundamentales lo encontramos reconocido en cuanto se refiere a la "defensa
jurídica" que es asegurada a toda persona en la Carta de 1980V 133 en la forma
señalada en la ley, prohibiendo a toda autoridad o individuo impedir, restringir o
perturbar la debida intervención del abogado, si esta hubiere sido requerida.
Además, la Carta Fundamental se preocupó de señalarle al legislador un mandato
en orden a que otorgue defensa jurídica y asesora-miento a quienes no están en
condiciones de procurárselas por sí mismos, sistema conocido en nuestro derecho
como "privilegio de pobreza"134, y en el orden legal se reconoce a todo inculpado,
desde que aparece como tal, el derecho a designar abogado patrocinante y
procurador135.
Así, algunos entienden este derecho como derecho de acceso a la justicia, pero esta
noción más bien corresponde a los conceptos de derecho a la jurisdicción o tutela
judicial efectiva que al concepto técnico o constitucional de la defensa 153. Desde el
punto de vista constitucional, tal como se asegura este derecho en la Carta de
1980, debemos considerar que, por un lado, se garantiza a todas las personas la
"protección de sus derechos" y, por otro, que ello se obtenga sin afectar el principio
de "igualdad ante la ley".
Para que el sistema dé los resultados que puedan ser calificados de individual y
socialmente justos, ello tiene relación con que el propósito de facilitar el acceso no
se vea frustrado sea porque se predique una versión restrictiva de la legitimación
para actuar en juicio o por que el sistema procesal no se haya adaptado a las
nuevas necesidades de defensa de derechos sin una clara connotación subjetiva e
individual,sino que se refieren, por ejemplo, a "intereses difusos difícilmente
tutelables en sede judicial" 159.
Al analizar el derecho a no ser obligado a confesar sobre hecho propio 184 pudimos
apreciar algunas discordancias entre la norma fundamental que prohíbe, en esta
situación, la confesión prestada bajo juramento, en cambio en el CPP se estatuye la
obligatoriedad de la confesión185, aunque ella no deberá ser prestada bajo
juramento186 sino bajo promesa de decir verdad, ello por cuanto en dicho cuerpo
legal se autoriza al juez para privar al inculpado de algunos medios de prueba si
rehúsa contestar las preguntas que le formule el magistrado, o se finge loco, sordo
o mudo, suponiendo que,en estos últimos casos que haya simulación de parte del
imputado187. Esta atribución que se otorga al juez, cuando el inculpado no quiere
prestar declaración nos demuestra que la ley le obliga a hacerlo, bajo una sanción
de tal gravedad que afecta radicalmente su derecho a la defensa, pues nada menos
que ante esta negativa a declarar el juez puede privarlo de algunos medios de
defensa, prerrogativa del juez que consideramos excesiva y totalmente contraria a
los derechos del imputado en el proceso penal.
Ello no es una realidad en nuestro sistema en que el inculpado carece de los más
elementales derechos, especialmente el de defenderse, durante la etapa del
sumario criminal,pues luego de una larga investigación realizada por el inquisidor-
investigador, mayormente secreta, donde se acumulan las pruebas más relevantes
en contra del imputado sin dársele en ningún instante una real posibilidad de
refutarlas y, sobre la base de estas probanzas, así obtenidas prácticamente en
secreto, se le acusa para entrar de esa manera a la fase plenaria del proceso en
que supuestamente se desarrolla el "juicio" contradictorio propiamente tal. Pero la
realidad difiere sustancialmente de este aserto, y el plenario que es la parte del
proceso donde deberían confrontarse en igualdad de condiciones el acusador y el
acusado, sabemos que en dicha etapa procesal no dispone el acusado de
verdaderas posibilidades probatorias, y que le será muy difícil a esa altura del
proceso poder desvirtuar las pruebas que se han acumulado en su contra. Ello por
la sencilla razón de que ha transcurrido un tiempo considerable desde la obtención
de esas pruebas y que ellas se produjeron sin su conocimiento ni intervención.
Por ello es que en nuestro sistema procesal penal vigente pierden validez aquellas
investigaciones y pruebas que se obtienen y practican ante la ignorancia absoluta
de quien es posteriormente acusado 190. En nuestro ordenamiento jurídico no se
sigue el principio de que la prueba obtenida por la autoridad en violación de los
derechos fundamentales o con infracción de normas legales carece de valor en
juicio, por ende, no se aplica el principio de exclusión en derecho de ciertas pruebas
obtenidas ilegalmente191. "El juez no le pregunta a la policía el origen de sus
pruebas, las toma siempre en consideración, incondicionalmente" 192.
La garantía cubre pues todo el proceso penal, desde su inicio, por lo que desde el
acto de imputación policial o judicial que da comienzo a la acción penal, deben ser
puestos en conocimiento del imputado para que este pueda hacer efectivo su
derecho a defensa. Por lo mismo que la defensa en las condiciones del actual
proceso penal es impracticable en las primeras etapas del proceso debido
precisamente a que, por la estructura del mismo, se impide al inculpado tomar
cabal conocimiento de la denuncia o acción iniciada en su contra, desde el
momento que el sumario es secreto y dicho secreto vulnera abiertamente y pugna
con el derecho fundamental de toda persona contra quien se dirige la acción penal
a defenderse de ella.
Por otro lado, el propio juicio oral está estructurado fundamentalmente sobre la
base del principio contradictorio, puesto que en su desarrollo cada interviniente
tendrá la posibilidad de efectuar las alegaciones que estime convenientes 205 con el
fin de controvertir o desvirtuar las de la parte contraria, sin las limitaciones que
presenta el actual procedimiento.
Un elemento fundamental del derecho de defensa, para que sea efectiva esta
garantía constitucional, se traduce en la posibilidad cierta que debe tener el
imputado criminalmente para intervenir en el proceso no solamente haciendo las
alegaciones pertinentes, por sí o por su defensor, sino que, además y con el
propósito de lograr la dictación de una sentencia favorable, mediante el ejercicio de
su derecho a hacer valer, dentro del proceso, las pruebas de que sus alegaciones o
defensas tienen base de sustentación en la realidad y obtener en definitiva el
convencimiento del tribunal de su inocencia o la verdadera participación que le cupo
en los hechos que se le imputan. En el propio artículo 6° del proyecto, ya
mencionado anteriormente, se reconoce este derecho al imputado y a su defensor
para "intervenir en todas las actuaciones del procedimiento que puedan servir a la
incorporación de elementos de prueba ".
Este derecho del imputado a allegar todas las pruebas que estime convenientes a
sus intereses, y que es parte del derecho de defensa, está convenientemente
desarrollado en el nuevo proceso penal, procurando en todo momento el
establecimiento de una igualdad de posibilidades entre las partes para
producirlas206. En el proyecto se garantiza, en materia probatoria, entre otros
aspectos, el de proponer y producir todos los medios de prueba de que dispongan
las partes, sin que estos se encuentren restringidos como el proceso actual de
prueba tasada a aquellos que la ley señale, sino que se podrá recurrir a cualquier
medio de prueba que sea idóneo para acreditar el hecho de que se trate 207 208, y el
tribunal deberá formarse su convicción valorando en la sentencia la prueba
producida durante el juicio oral209.
Entre los proyectos que integran el nuevo sistema procesal penal se encuentra uno
que ha sido enviado para su tramitación en el Parlamento y que se refiere
precisamente a la Defensoría Penal Pública, sistema en el cual es el Estado el que
debe ocuparse de la defensa de quienes carecen de abogado, pudiendo llevarse a
cabo esta por letrados que sean funcionarios públicos, en los primeros actos de
instrucción, hasta la primera declaración judicial, o de profesionales que se
desempeñan en instituciones que han participado y se han adjudicado porcentajes
de atención en procesos de licitación, los que desarrollarán su misión en las otras
actuaciones del proceso posteriores a la primera declaración225.
IV. CONCLUSIONES
Una de las conclusiones más importantes que desprendemos del estudio realizado,
es en cuanto a que la Reforma Procesal Penal que está en vías de materializarse en
nuestro país, no es en ningún caso, y así la entendemos, una transformación
meramente "procedimentalista", con miras a darle validez formal a un determinado
procedimiento, sino que con el objetivo fundamental y exclusivo de que, con ello,
se aseguren los derechos constitucionales de los intervinientes en el proceso. Esta y
no otra debe ser la finalidad perseguida con este cambio trascendental: de
instaurar no solo un nuevo proceso penal, sino que reformar desde la base toda la
Justicia Penal, el poder punitivo del Estado, llevándolo desde el existente en un
Estado prácticamente Policial para transformarlo en el de un verdadero Estado
Constitucional de Derecho que, con vistas al bien común asegure todas las
garantías de tipo procesal que se deben reconocer a las partes que enfrentarán ese
"poder punitivo estatal". No sólo debe buscarse satisfacer total o parcialmente la
necesidad de Justicia, sino que ello debe alcanzarse con pleno reconocimiento y
respeto de los derechos humanos de todos los intervinientes en el proceso, sean
víctimas, victimarios o testigos.
No se trata pues solo de una reforma "del procedimiento penal", no es una mera
reforma "técnico-administrativa" que busca una mejor utilización de los recursos
disponibles, sino que la vemos como una reforma vital que tiende a que se
garantice mediante su aplicación, en forma plena, los derechos de las personas,
especialmente, como es el propósito fundamental de este estudio, en lo que
respecta a los "derechos fundamentales del imputado." Además, que la mutación
implique una notable mejoría en la percepción que la población tiene de la justicia
chilena,en especial en cuanto a que se asegure a todos el acceso a ella de modo
que el "nuevo juicio penal" mejore la situación garantista, no de algunos, sino de
todos, principalmente de los más desposeídos.
No concordamos con quienes pretenden construir el proceso penal sobre la base del
logro, como fin último de la instrucción, el de búsqueda de la verdad material
realizada aun entrando en conflicto con valores esenciales que constituyen el
substrato de la dignidad de la persona, ya que estimamos que los "métodos" y
"procedimientos" deben sujetarse a exigencias de constitucionalidad y concordancia
con los derechos humanos. No puede sostenerse como principio del proceso penal
el de indagar la verdad "a toda costa", debe existir el debido equilibrio entre la
evidencia objetiva a investigar, la constitucionalidad y la seguridad jurídica que,
como deber necesita cumplir el Estado para satisfacer a la población.
En suma, el proceso penal chileno requería desde hace mucho tiempo una reforma
como la que ha sido encarada y está en vías de ser realidad durante los primeros
años del tercer milenio, porque se han demostrado tan reiteradamente sus
falencias que hoy día casi a nadie le cabe la menor duda que requiere un cambio de
la envergadura del que se acerca, pues en el proceso penal, en definitiva,hay una
serie de problemas que no derivan de la buena o mala voluntad de los participantes
en el proceso, sino que constituyen problemas estructurales del sistema inquisitivo
chileno, que lo permean entero, que condicionan sustancialmente en rol de los
actores y que en definitiva conducen a una violación permanente de los derechos
humanos226.
NOTAS
1
El Presidente Frei Ruiz-Tagle en ,el acto de promulgación de la Reforma
Constitucional que creó el Ministerio Público, manifestó entre otras ideas que "la
construcción de una sociedad mejor para todos no es posible si no reformamos la
justicia chilena de manera de hacerla accesible, eficiente, rápida y, por sobre todo,
transparente"; que "poco sacamos con ofrecer derechos y libertades si, junto con
eso, no somos capaces de instalar en el país un sistema judicial que proteja
efectivamente los derechos de la gente, limite al poder y asegure la imparcialidad
en la resolución de los conflictos"; para agregar luego que "el sistema de
enjuiciamiento criminal vigente en nuestro país no satisface a cabalidad las
exigencias que una sociedad exige al respecto (sic): ni ofrece seguridad y eficiencia
en la persecución de la criminalidad, ni tutela cabalmente los derechos de las
personas inculpadas de conductas delictuales"'. Énfasis agregado. (Discurso del
Presidente de la República obtenido de Internet:
<http://www.segegob.cl/justicia/reforma/presidente.html>
2
En la presentación de la Reforma Constitucional en el Senado la Ministra de
Justicia doña María Soledad Alvear, el 15 de abril de 1997, manifestó que "el actual
sistema procesal penal adolece de deficiencias que lo tornan incompatible con un
auténtico Estado de Derecho y con las exigencias más elementales de
modernización de las instituciones públicas" ya que hay deficiencias y vacíos
fundamentales en la estructura del proceso "de instrucción que caracteriza nuestro
sistema" y "que desembocan en sistemas de investigación lentos, innecesarios e
incluso dañinos para los objetivos de justicia, reinserción social y seguridad
ciudadana"; agrega más adelante que "las estadísticas en materia criminal resultan
elocuentes y constituyen un testimonio indesmentible de las graves deficiencias que
rodean la actual estructura de persecución criminal", ya que, por ejemplo el robo
con violencia presenta 7,6% de sentencias condenatorias y 74,4% de
sobreseimientos temporales, representando estos últimos aquellas causas que no
concluyen por falta de pruebas o por la imposibilidad de conocer al responsable del
delito. Por otra parte, expresa que la sensación de injusticia se manifiesta debido a
la ausencia de inmediación, esto es, contacto directo entre las partes y el juez, y en
el carácter secreto del sumario que atenta contra la regla de publicidad y
transparencia de todo proceso de instrucción criminal. Apunta la crítica central al
sistema actual en lo que es su estructura inquisitiva"que contradice los
lineamientos centrales de la garantía del debido proceso, violentando los criterios
de imparcialidad objetiva de que deben estar revestidas las acciones
jurisdiccionales". (Discurso de la Ministra de Justicia obtenido de Internet:
<http://www.segegob.cl/justicia/reforma/ministra.html>
3
Documento emanado del Ministerio de Justicia explicando la reforma procesal
penal "Una nueva Justicia para Chile. Los principales componentes de la Gran
Reforma de la Justicia". En Internet: <http://www.segegob.cl/justicia/re-
forma/newjusl.html>
4
Discurso de la Ministra de Justicia,ante el Senado, según cita en nota N° 2.
5
Ver Wolfgang Schöne, "Derechos Humanos y Procedimiento Penal: pautas del
Procedimiento Penal Alemán", en "Proceso Penal y Derechos Fundamentales"
Colección Estudios N° 1 de la Corporación Nacional de Reparación y Reconciliación,
Santiago de Chile, 1994, pág. 607 y 608.
6
En el Mensaje dirigido al Congreso por el Presidente Jorge Montt, el 31 de
diciembre de 1894, entre otros acápites muy interesantes, se lee lo siguiente:
"Mientras llega el día en que sea posible plantear en el país un sistema de
enjuiciamiento más perfecto (hubo de esperar el país más de 100 años para ello)
preciso será aprovechar las mejoras que este Proyecto introduce" y agrega que "la
observancia de sus disposiciones hará mucho más difícil la impunidad de los
delincuentes; abreviará la tramitación de los procesos criminales; y permitirá que
los presuntos culpables gocen de todas las garantías que tienen derecho a exigir
para su completa defensa y para hacer menos penosa su situación mientras esté en
tela de juicio su inocencia o su culpabilidad.''' (Énfasis agregado).
7
En los documentos oficiales del Ministerio de Justicia publicados en su página de
Internet la denominan "La Reforma del Siglo"
(http://www.segegob.cl/justicia/reforma/reforma-2html).
8
Nos referimos a la Reforma Constitucional introducida por el artículo único, N° 1,
de la Ley N° 18.825 de 17 de agosto de 1989 que modificó el artículo 5° inciso 2°
de la Constitución. A este respecto en la obra "La Constitución Chilena", de Neville
Blanc Renard, Humberto Nogueira A., Emilio Pfeffer U. y Mario Verdugo M., Centro
de Estudios y Asistencia Legislativa, Universidad Católica de Valparaíso, en el Tomo
I, pág. 38, se lee:
9
La referida enmienda constitucional del artículo 5° de la Constitución en lo que
dice relación con su inciso segundo, presenta varios problemas de interpretación,
discutiéndose principalmente, entre otros aspectos, por la jerarquía de las normas
sobre derechos humanos consagrados en los tratados internacionales, es decir, si
las normas sobre tales derechos contenidas en los tratados referidos a la materia se
han incorporado a nuestro ordenamiento jurídico con rango de norma fundamental;
si la reforma se aplica solo a los derechos humanos consagrados en tratados que
entren en vigencia con posterioridad a la vigencia de la enmienda; si la expresión
"vigentes" requiere que los tratados a los que se refiere deben estar vigentes de
conformidad al derecho internacional, de acuerdo al ordenamiento jurídico interno,
o de acuerdo a ambos. En este tema, existe una abundante bibliografía, pudiendo
consultarse, entre otras muchas publicaciones: Cecilia Medina Quiroga, Jorge Mera
Figueroa y otros, "Sistema Jurídico y Derechos Humanos, El derecho nacional y las
obligaciones internacionales de Chile en materia de Derechos Humanos", Cuadernos
de Análisis Jurídico, Escuela de Derecho Universidad Diego Portales. Santiago de
Chile, 1996, págs. 59 y ss. Miguel Ángel fernández gonzález, "La Reforma al
artículo 5° de la Constitución", en Revista Chilena de Derecho, Universidad Católica
de Chile, Volumen 16 N° 3, 1989, págs. 809 y ss.; Alejandro silva bascuñán,
"Reforma sobre los Derechos Humanos", en la misma Revista, págs., 579 y ss.;
Alejandro silva bascuñán, "Reforma al artículo 5° de la Constitución de 1980", en
Revista Chilena de Derecho, Pontificia Universidad Católica de Chile, Vol.17 N° 1,
1990, págs. 121 y ss.; César Pinochet Elorza, "Eficacia de la elevación a rango
constitucional de los tratados internacionales" en Cuadernos de Análisis Jurídico, N°
13, Escuela de Derecho, Universidad Diego Portales, Santiago de Chile, 1990, págs.
9 y ss.; Natacha panatt, "La modificación del artículo 5° de la Constitución Chilena
de 1980, en relación con los Tratados", XX Jornadas Chilenas de Derecho Público,
Universidad de Valparaíso,Edeval, Valparaíso, 1990, Tomo II, págs. 585 y ss.;
Humberto Noguiera Alcalá, "Constitución y Derecho Internacional de los Derechos
Humanos"; XXIV Jornadas de Derecho Público, en Revista Chilena de Derecho de la
Pontificia Universidad Católica de Chile, Tomo II, Volumen 20, Nos. 2 y 3, 1993,
págs. 881 y ss.; Claudio Troncoso y Tomás Vial, "Sobre los Derechos Humanos
reconocidos en tratados internacionales y en la Constitución", en ibídem; Paulino
Varas Alfonso, "El respeto a todo derecho inherente a la persona, aunque no esté
contemplado en el texto de la Constitución", en ibídem; Salvador Mohor A.,
"Elementos de juicio para la interpretación del artículo 5° inciso 2°", Facultad de
Derecho, Universidad Central, 1991; Cecilia medina quiroga, "Constitución, tratados
y derechos esenciales", Editorial Corporación Nacional de Reparación y
Reconciliación, Santiago de Chile, 1994. Humberto Noguiera Alcalá, "Dignidad de la
persona y derechos humanos: Constitución, Tratados y Ley de Amnistía", XXV
Jornadas Chilenas de Derecho Público, Facultad de Derecho, Universidad de
Valparaíso, Edeval, Valparaíso, 1995, Tomo II, págs. 51 y ss.; Humberto Noguiera
alcalá, "Dogmática Constitucional",Editorial Universidad de Talca, Chile, 1997, págs.
30 y ss.
10
Cristián Riego, "El proceso Penal Chileno y los Derechos Humanos", Cuadernos de
Análisis Jurídico, Escuela de Derecho, Universidad Diego Portales, Santiago, 1994,
pág. 13.
11
Cristián Riego, ob. cit., pág. 3.
12
Ver Declaración Universal de los Derechos Humanos adoptada el 10 de diciembre
de 1948 por la Asamblea General de las Naciones Unidas, en Máximo pacheco
Gómez, "Los Derechos Humanos. Documentos Básicos," Editorial Jurídica de Chile,
Santiago, 1997.
13
Cristián Riego, ob. cit., pág. 19.
14
Santiago Benadava "Derecho Internacional Público", 6a edición, Editorial Jurídica
ConoSur, Santiago, 1999, pág. 194.
15
Santiago Benadava, ob. cit., págs. 194 y 195.
16
En este sentido ver Preámbulo de las Reglas Mínimas del Proceso Penal,
conocidas como "Reglas de Mallorca", en "Derechos Humanos y Procedimiento
Penal: pautas del Procedimiento Penal Alemán", del profesor Wolfgang Schöne,
trabajo publicado en la Colección Estudios N° 1 "Proceso Penal y Derechos
Fundamentales", de la Corporación Nacional de Reparación y Reconciliación,
Santiago de Chile, 1994, págs. 630 y ss.
17
Wolfgang Schöne, ob. cit. pág. 603.
18
Alberto M. Binder, secretario del Instituto de Estudios Comparados en Ciencias
Penales, Buenos Aires, Argentina, en "La Justicia Penal en la transición a la
democracia en América Latina", trabajo publicado en Colección Estudios N° 1 de la
Corporación Nacional de Reparación y Reconciliación, ob. cit., págs. 522 y 523.
19
Alberto M. Binder, ob. cit., pág. 523.
20
Alberto M. Binder, ibídem.
21
En este sentido en el llamado Informe Rettig se expresa que en cuanto a la
normativa aplicable para enfrentar dichas violaciones el principal instrumento legal
vigente, el recurso de amparo o de hábeas corpus, "careció de eficacia real durante
todo el período, lo que resulta especialmente grave, pues fue precisamente durante
él cuando, en la breve vida del Chile independiente, se hizo más necesario, dado
que desde 1973 a 1988 el país vivió bajo estados de excepción restrictivos de los
derechos fundamentales". Agrega dicho Informe que la ineficacia del recurso de
amparo durante ese período se debió en parte a la insuficiencia de la legislación
que lo regulaba, y en tal sentido se señala lo dispuesto en el artículo 4° del Código
Orgánico de Tribunales que dio lugar a que en razón del principio de separación de
poderes en él consagrado, se entendiera que a los jueces les estaba vedado
analizar las razones de la autoridad cuando ordenaba detenciones, traslados o
exilios durante los estados de excepción. Pero agrega: "creemos que esta tesis, que
siempre fue discutible y que dio lugar a una jurisprudencia disidente, no podía
entenderse como una aceptación de la arbitrariedad o como una prohibición
absoluta para el juez de ponderar en alguna forma las circunstancias de hecho
invocadas para una detención o traslado." En realidad la situación se vino a aclarar
en sentido adverso al deseado desde el punto de vista de la real protección y
defensa de los derechos humanos cuando en la actual Constitución se consagró
implícitamente la prohibición al tribunal que conoce el recurso durante los estados
de excepción constitucional, de calificar los fundamentos y las circunstancias de
hecho que tuvo en vista la autoridad administrativa para dictar la medida que
motivó el recurso.
Por otra parte, no fue solo la falta de una normativa adecuada la única razón que
tornó insuficiente en aquella época el recurso de amparo en la idea de otorgar
efectiva protección a la libertad y seguridad personal. La legalidad vigente, aunque
insuficiente, dejaba al tribunal un margen amplio que permitía dar resguardo al
afectado, lo que en la práctica no fue utilizado, debido a variadas razones, que no
es del caso analizar en esta ocasión (demora excesiva en resolverlo y en muchos
casos en que faltaba orden escrita, esa demora servía precisamente para que con
posterioridad a muchos días después de la detención, se subsanara el problema
agregando la orden previa que era necesaria). Ver, en este sentido, "Informe de la
Comisión Nacional de Verdad y Reconciliación", Santiago, febrero de 1991, Tomo I,
Volumen I, especialmente el Capítulo IV, Segunda Parte, págs. 95 a 104.
22
Se han publicado algunos análisis empíricos como el estudio realizado por
Libertad y Desarrollo, denominado "Seguimiento de causas penales de robo y
hurto", estudio efectuado por Sergio Yáñez, Paulina Villagrán, Rosa Camhi, Claudio
Osorio y Juan Peribonio, publicado en "Proceso Penal y Derechos Fundamentales",
ob. cit., págs. 17 a 46; igualmente se puede consultar a este respecto a Jorge
Correa Sutil y Luis Barros Lezaeta, Editores, "Justicia y Marginalidad: Percepción de
los pobres. Resultados y Análisis de un Estudio Empírico", Corporación de
Promoción Universitaria, Dirección de Estudios Sociológicos. Pontificia Universidad
Católica de Chile, Santiago de Chile, 1993.
23
Domingo Sánchez, "Las instituciones del Proceso Penal Chileno frente al derecho
comparado, desde la perspectiva de los derechos del imputado", trabajo publicado
en la Colección Estudios N° 1 de la Corporación Nacional de Reparación y
Reconciliación, ob. cit., pág. 61.
24
Domingo Sánchez, ob. cit., pág. 61.
25
Especialmente aludiremos para este efecto los derechos que se consagran en la
Convención Americana de Derechos Humanos.
26
Según el art. 277 del actual CPP, "por el procesamiento la detención se convierte
en prisión preventiva" y el art. 278 agrega que desde ese momento "el procesado
es parte en el proceso penal y deben entenderse con él todas las diligencias del
juicio.Su defensa es obligatoria."
27
En este sentido ver el trabajo del profesor Jorge Mera figueroa, "Propuesta de
Reforma del Sistema Procesal Penal chileno desde la perspectiva de los Derechos
Humanos", publicado en Colección Estudios N° 1 de la Corporación Nacional de
Reparación y Reconciliación, ob. cit., especialmente lo expresado en págs. 352 y
353.
28
Como si los males de nuestro sistema procesal penal fueren solo deficiencias de
gestión o fallas en la administración de los recursos disponibles.
29
Alberto Binder, "Crisis y Transformación de la Justicia Penal en Latinoamérica",
pág. 73, citado por Jorge mera figueroa, ob. cit. pág. 353.
30
En este sentido en su trabajo "Propuesta de reforma del sistema procesal penal
chileno desde la perspectiva de los derechos humanos", ya citado anteriormente, el
profesor jorge mera figueroa plantea que para lograr aquello se debe ir a un
reforma que considere los derechos humanos y se aboque a lo siguiente: 1. El
establecimiento de un juicio previo propiamente tal, contradictorio, con las
características de imparcialidad del tribunal, publicidad, inmediación, oralidad y
concentración. 2. Un sistema de instrucción criminal en que se asegure el derecho
de audiencia, los derechos respecto de las pruebas, el derecho a no declarar contra
sí mismo y el derecho a la defensa técnica. 3. Que las medidas coercitivas en
cuanto implican privación de libertad del imputado no deben contradecir el principio
de presunción de inocencia, debiendo ser tratado el inculpado durante el desarrollo
del proceso y antes de la dictación de la sentencia como si fuera inocente,
reconociéndole el pleno uso de sus derechos, especialmente el de la libertad
personal, como lo tienen todas las personas. Ver ob. cit. págs. 354 y siguientes.
31
Jorge mera figueroa, ob. cit., pág. 363.
32
"La instituciones del Proceso Penal Chileno frente al Derecho Comparado, desde
la perspectiva de los derechos del imputado", trabajo realizado por Domingo
Sánchez, publicado en Colección Estudios N° 1 de la Corporación Nacional de
Reparación y Reconciliación, ob, cit. pág. 79.
33
Convención Americana de Derechos Humanos, aprobada en San José de Costa
Rica el año 1969, artículo 8.2.
34
Ver artículo 6.2 del Convenio Europeo para la Protección de los Derechos
Fundamentales y de las Libertades Públicas, llamado "Convenio de Roma".
35
En su trabajo intitulado "Las instituciones del Proceso Penal chileno frente al
Derecho Comparado, desde la perspectiva de los derechos del imputado", de
Domingo Sánchez, incluido en la Colección Estudios N° 1 de la Corporación Nacional
de Reparación y Reconciliación, ob. cit., pág. 81, el autor cita en el sentido ya
señalado a Diego López Garrido, "Terrorismo, Política y Derecho. La Legislación
Antiterrorista en España, Reino Unido, República Federal Alemana, Italia y Francia,
Madrid, 1987, pág. 100.
36
Domingo Sánchez, ob. cit., pág. 81.
37
En efecto, la Constitución española en el artículo 24.2 establece dicha presunción,
en los siguientes términos:
38
Artículo 19 N° 3 inciso quinto de la Constitución de 1980.
39
Neville Blanc et al. "La Constitución Chilena", tomo I, Edeval, págs. 100 y 101.
40
Neville Blanc et al. ob. cit., tomo I, págs. 100 y 101.
41
En ese sentido podemos citar la Convención Americana de Derechos Humanos, la
que en su artículo 8.2. la consagra expresamente en los siguientes términos: "toda
persona inculpada de un delito tiene derecho a que se presuma su inocencia
mientras no se establezca legalmente su culpabilidad."
42
Dicho artículo 1° del Código Penal chileno estatuye que "es delito toda acción u
omisión voluntaria penada por la ley." Luego en el inciso segundo agrega: "Las
acciones u omisiones penadas por la ley se reputan siempre voluntarias, a no ser
que conste lo contrario" (la cursiva es nuestra).
43
En el Título III del Libro II del Código de Procedimiento Penal, denominado "De la
comprobación del hecho punible y averiguación del delincuente", el artículo 109
mencionado establece que: "El juez debe investigar, con igual celo, no solo los
hechos y circunstancias que establecen y agravan la responsabilidad de los
inculpados, sino también los que les eximan de ella o la extingan o atenúen."
44
Ley N° 18.857, publicada en el Diario Oficial de fecha 6 de diciembre de 1989,
modificó varias normas del Código de Procedimiento Penal, entre ellas el artículo 42
de dicho cuerpo de leyes.
45
Artículo segundo N° 2 de la Ley N° 18.857, ya citada.
46
En efecto, si no se le considera culpable mientras no se dicte una sentencia
fundada en un proceso previo legalmente tramitado, debemos preguntarnos
entonces, ¿por qué se estatuye a renglón seguido, que, no obstante ello, el
inculpado durante el proceso, es decir, antes de dicha sentencia que dilucide su
culpabilidad,se puede permitir que se le trate "como si fuera culpable", pues se
autoriza a que la ley establezca cualquier tipo de restricciones a su libertad e
incluso a sus bienes y esto último desde luego que antes de saberse si es o no
culpable.
47
Domingo Sánchez, ob. cit., pág. 80.
48
Domingo Sánchez, ob. cit.,pág. 81. Además es importante tener presente, como
lo afirma Domingo Sánchez en la obra citada que"el real problema de la presunción
en nuestro país es su concreción en el comportamiento de los magistrados del
crimen, por lo que resulta viable afirmar que el marco institucional vigente no es el
apropiado para garantizarla efectivamente. A pesar de que el plenario es definido
teóricamente como el verdadero juicio,la realidad ha demostrado que es otra de las
tantas ficciones con las que se opera, en el sistema legal chileno, ya que el sumario
ha resultado ser la parte más importante de todo el mecanismo procesal penal."
Domingo Sánchez, ob. cit. Pág. 81.
49
Evidentemente que nuestra argumentación a este respecto parte de la base
hipotética enfocando el problema desde un prisma de las garantías que se deben
asegurar a todo aquel que enfrente una incriminación, especialmente si lo hacemos
considerando la posición de quien efectivamente es inocente del hecho punible que
se le pretende imputar. No se trata indudablemente de que, con ello, estemos
propiciando un garantismo excesivo, más allá de lo que significa y constituye el
contenido esencial del derecho de que estamos hablando, y, desde luego sin que
ello se traduzca en que lleguemos al otro extremo de que prácticamente sea
imposible lograr la condena de quien es verdaderamente culpable, y que pueda
esto significar que la mayoría de los procesos terminen con la absoluta impunidad
de los responsables del delito. En este sentido y para explicitar aún más nuestro
aserto, podemos afirmar que coincidimos con quienes han sostenido que más vale
que en definitiva se llegue a absolver a algunas personas que efectivamente
cometieron un ilícito penal a que se pueda condenar a un solo inocente. La posición
contraria es la que prácticamente se desprende de nuestro sistema actual de
enjuiciamiento criminal, pues al no presumirse la inocencia de todo aquel que
enfrente una acusación penal, se traduce esto en la inversión del peso de la prueba
y, en lugar de que el acusador sea quien soporte el peso de acreditar su acusación,
es en definitiva el acusado quien está obligado a demostrar su inocencia, mediante
la "prueba diabólica", esto es, debe probar un hecho negativo, que él no desplegó
la conducta que se "presume" que habría desarrollado y que es la que motivó la
formulación de los cargos que se le hacen.
50
El artículo 4° del Proyecto, aprobado por la Cámara de Diputados, inserto en el
"Diario de Sesiones del Senado", publicación oficial, Legislatura 339a,
Extraordinaria, sesión 2a de 20 de octubre de 1998, contiene como anexo una
transcripción completa del Proyecto de Código Procesal Penal aprobado por la
Cámara de Diputados, págs. 73 y ss., establece lo siguiente: "Artículo 4°
Tratamiento del imputado como inocente e interpretación restrictiva. Ninguna
persona será considerada culpable ni tratada como tal en tanto no sea condenada
por medio de una sentencia firme."
51
Artículo 7° del PCPP aprobado por la Cámara de Diputados.
52
Art. 7° inciso 1° del Proyecto.
53
Art. 7° inciso 2° del Proyecto.
54
Cecilia Medina Quiroga, "El Derecho Internacional de los Derechos Humanos", en
"Sistema Jurídico y Derechos Humanos. El derecho nacional y las obligaciones
internacionales de Chile en materia de Derechos Humanos", Escuela de Derecho,
Universidad Diego Portales, Santiago, 1996, págs. 73 y ss.
55
Agrega Cecilia Medina que "el problema se presenta, por lo tanto, no en la validez
dentro del estado del tratado en su integridad, sino en la posibilidad de que
determinadas normas del tratado no puedan ser aplicadas por los tribunales
domésticos porque su formulación no lo permite".
56
Cecilia Medina Quiroga, ob. cit., pág. 74.
57
Juan Bustos Ramírez, "Principios garantistas del Derecho Penal y Proceso Penal",
en "Proceso Penal y Derechos Fundamentales", de la Corporación Nacional de
Reparación y Reconciliación, ob. cit., pág. 192.
58
Ver Alex Carocca Pérez "El debido proceso en el ordenamiento jurídico chileno y
en el nuevo Código Procesal Penal",en Ius et Praxis, Año 5 N° 1, Facultad de
Ciencias Jurídicas y Sociales, Universidad de Talca, Chile, 1999, pág. 433.
59
Alex Carocca P., ob. cit., pág. 433.
60
En la misma obra citada en notas anteriores, Alex Carocca, cita, al efecto, para
comprobar las diferencias entre esos principios, una sentencia del Tribunal Supremo
español en la que se lee: "tal principio (in dubio pro reo) no resulta confundible con
el art. 24.2 de nuestra Constitución (española de 1978) que crea a favor de los
ciudadanos el derecho a ser considerados inocentes mientras no se preste prueba
bastante para destruir dicha presunción; mientras que el in dubio pro reo se dirige
al juzgador como norma de interpretación para establecer que, en aquellos casos
en que se ha realizado una actividad probatoria normal, si las pruebas dejaren duda
en el ánimo del juzgador de la existencia de la culpabilidad del acusado, debería por
unanimidad y por justicia absolvérsele, con lo cual el primero se refiere a la
existencia o no de una prueba que la desvirtúe; el segundo envuelve un problema
subjetivo de valoración de la misma." (Ob. cit., páginas 433 y 434). (Art. 24.2 de la
Constitución española verlo en cita N° 37).
61
Artículos 14.2 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos y 8.2. de la
Convención Americana de Derechos Humanos.
62
En este sentido ver notas Nos 8 y 9.
63
Artículo 4° del proyecto de Código Procesal Penal.
64
Alex carocca PÉREZ, "El debido proceso en el ordenamiento jurídico chileno y en
el nuevo Código Procesal Penal," en Ius et Praxis de la Facultad de Ciencias
Jurídicas y Sociales de la Universidad de Talca, Talca, Chile, Año 5 N° 1, 1999,
página 427.
65
Artículo 169 del Proyecto.
66
Alex Carocca Pérez, ob. cit., pág. 430.
67
El artículo 200 del Proyecto dispone que "la prueba que hubiere de servir de base
a la sentencia deberá producirse durante el juicio oral, salvas las excepciones
expresamente previstas en la ley".
68
Alex carocca pérez, ob. cit., pág. 432.
69
Artículo 19 N° 7, letra O de la Carta de 1980. Por su parte, la Carta Fundamental
de 1925, en su artículo 18 establecía una norma similar que disponía que "en las
causas criminales no se podrá obligar al inculpado a que declare bajo juramento
sobre hecho propio así como tampoco a sus ascendientes, descendientes, cónyuge
y parientes hasta el tercer grado de consanguinidad y segundo de afinidad
inclusive". En el Acta Constitucional N° 3, en el artículo 1° N° 6 letra e) se contiene
una norma casi idéntica a la de la Constitución actual de 1980.
70
El Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos adoptado por la Asamblea
General de la Organización de las Naciones Unidas por Resolución N° 2.200 de 16
de diciembre de 1966 y suscrito por Chile en esa misma fecha, promulgado por
Decreto Supremo N° 778 publicado en el Diario Oficial de 29 de abril de 1989,
estatuye en el artículo 14 N° 3 que:
71
La Convención Americana sobre Derechos Humanos, denominada "Pacto de San
José de Costa Rica", promulgada por Decreto N° 873 publicado en el Diario Oficial
de 5 de enero de 1991 dispone en el artículo 8 N° 2. Lo siguiente:
"2. Toda persona inculpada de delito tiene derecho a que se presuma su inocencia
mientras no se establezca legalmente su culpabilidad. Durante el proceso, toda
persona tiene derecho, en plena igualdad, a las siguientes garantías mínimas:
g) derecho a no ser obligado a declarar contra sí mismo ni a declararse culpable."
72
Artículo 8.3. de la Convención Americana.
73
En el sentido referido, es decir, en cuanto a normas que tienen por finalidad
prevenir y sancionar la tortura en cualquier forma que ella pudiera ser practicada,
citaremos el artículo 7 del Pacto de Derechos Civiles y Políticos y el artículo 5.2 de
la Convención Americana.
74
El artículo 320 del Código de Procedimiento Penal expresa que "la declaración del
inculpado no podrá recibirse bajo juramento. El juez se limitará a exhortarlo a que
diga la verdad, advirtiéndole que debe responder de una manera clara y precisa a
las preguntas que le dirigiere."
75
Las referidas disposiciones del Código de Procedimiento Penal vigente en la
actualidad, respectivamente establecen:
"Artículo 327: Si el inculpado rehúsa contestar, o se finge loco, sordo o mudo, y el
juez en estos últimos casos, llegare a suponer con fundamento la simulación, sea
por sus observaciones personales, sea por el testimonio de testigos o el dictamen
de uno o más peritos, se limitará a hacer notar al inculpado que su actitud no
impedirá la prosecución del proceso y que puede producir el resultado de privarle
de algunos de sus medios de defensa."
"Artículo 328: El inculpado no podrá negarse a contestar a las preguntas del juez,
fundándose en la incompetencia de este funcionario, pero se pondrá testimonio en
autos de la protesta que formulare a este respecto."
76
La mencionada disposición del artículo 484 Inciso 2° del Código de Procedimiento
Penal establece: "el silencio del imputado no implicará un indicio de participación,
culpabilidad o inocencia." Con esta norma, por lo demás queda en evidencia que en
nuestro sistema procesal penal, no se reconoce la garantía de presunción de
inocencia del inculpado de un delito, puesto que su silencio, además de no poder
constituirse en indicio de culpa o participación en el delito, tampoco es apto para
presumir su inocencia.
77
En este sentido el inciso agregado al art. 284 del CPP por la Ley N° 19.567,
publicada en el Diario Oficial de 1° de julio de 1998, establece que el funcionario
público a cargo del procedimiento de detención o aprehensión, "antes de conducir a
la persona detenida a la unidad policial", deberá informarle verbalmente las razones
de su detención y de los derechos que le asisten. En relación a cuáles son los
derechos que asisten al detenido y que debe informarle el aprehensor,
desafortunadamente la ley citada no los explícita (dice "los derechos a que se
refiere el inciso siguiente") sino que ello queda entregado en cuanto a su texto a lo
que establezca un decreto supremo; en efecto, el inciso segundo agregado al art.
284 del CPP por la referida Ley 19.567 dispone lo siguiente "en todo recinto de
detención policial y casa de detención, en lugar claramente visible del público,
deberá existir un cartel destacado en el cual se consignen los derechos de los
detenidos, cuyo texto y formato serán fijados por decreto supremo del Ministerio de
Justicia."
78
En esos términos está sugerida esta propuesta programática en el trabajo del
profesor Jorge Mera Figueroa, "Propuestas de Reforma del Sistema Procesal Penal
Chileno desde la perspectiva de los Derechos Humanos", inserto en "Proceso penal
y Derechos Fundamentales", ob. cit. Pág. 366.
79
En nuestro derecho la sola confesión del procesado no es apta para acreditar la
existencia del hecho punible, conforme a lo establecido en los artículos 110 y 111
del CPP que al respecto disponen cómo se comprueba el delito (art. 110), para
luego (art. 111) disponer que el delincuente puede ser determinado por uno o más
de los medios expresados en el artículo que precede y además por la confesión de
él mismo". La confesión solo es idónea para probar su participación en el delito si
reúne las condiciones señaladas en el artículo 481 del CPP, esto es: "1 a Que sea
prestada ante el juez de la causa, considerándose tal no solo aquel cuya
competencia no se hubiere puesto en duda, sino que también al que instruya el
sumario en los casos de los artículos 6° y 47. 2 a Que sea prestada libre y
conscientemente; 3a Que el hecho confesado sea posible y aun verosímil, atendidas
las circunstancias y condiciones personales del procesado; y 4 a Que el cuerpo del
delito esté legalmente comprobado por otros medios y la confesión concuerde con
las circunstancias y accidentes de aquel."
80
Artículo 484 inciso 1° del Código de Procedimiento Penal.
81
En relación a este tema se puede consultar el trabajo realizado por el Centro de
Estudios y Asistencia Legislativa de la Universidad Católica de Valparaíso, "La
protección de los derechos de las personas en el marco del proceso penal chileno:
bases para una futura reforma", en que participaron los profesores Gonzalo Calvo,
Tito Solari, Felipe de la Fuente y Fernando Parada y los ayudantes Sergio Alfaro y
Claudio Barroilhet, documento inserto en la obra "Proceso penal y Derechos
Fundamentales", ob. cit., págs. 419 a 516.
82
Centro de Estudios y Asistencia Legislativa de la Universidad Católica de
Valparaíso, ob. cit., pág. 495.
83
Nos referimos precisamente a la Ley N° 19.567 que modifica el Código de
Procedimiento Penal y el Código Penal en lo relativo a la detención de las personas,
cuerpo legal que contiene una serie de modificaciones de los citados códigos,
especialmente conocida como la ley que derogó la llamada "detención por
sospecha".
84
Los dos primeros incisos agregados al art. 284 del CPP establecen:
85
Implícitamente se reconoce en la propia Carta Fundamental la validez de la
incomunicación al establecer la norma del artículo 19 N° 7, que se refiere al
derecho a la libertad personal y a la seguridad individual, en su letra d), que
"ninguna incomunicación puede impedir que el funcionario encargado de la casa de
detención visite al arrestado o detenido, procesado o preso, que se encuentra en
ella." Con ello queda claro que la norma constitucional en caso alguno está
prohibiendo que se practique la incomunicación, dejando su regulación
íntegramente entregada al legislador, sin señalarte más restricciones que las que,
desde luego, se desprenden de lo dispuesto en el N° 26 del mismo artículo 19 (que
limita la actividad del legislador al regular por ley las garantías, prohibiendo que por
esa vía se las afecte en su esencia o se impongan condiciones, tributos o requisitos
que pudieran impedir su libre ejercicio). Del examen comparativo de las normas
fundamentales mencionadas (19 N° 7 letras d) y f) y N° 26) concluimos que en
nuestro sistema de instrucción criminal no es claro que explícitamente se reconozca
esta garantía de no estar obligado el inculpado a declarar en contra de sí mismo, no
solo por el texto de la referida letra f), sino que por la existencia de normas como
la letra d) que demuestran el predominio del interés estatal por sobre el
reconocimiento de los derechos del sujeto.
86
En este sentido podemos, entonces, incluir a la "incomunicación" como uno de los
apremios legítimos, que no estaría prohibido al tenor del derecho asegurado en el
numerando primero del artículo 19, que en su inciso final dispone que "se prohíbe
la aplicación de todo apremio ilegítimo".
87
En este sentido en el Código de Procedimiento Penal vigente, en el artículo 298
se autoriza al juez para incomunicar al detenido o preso cuando estimare que esta
medida "fuere indispensable para la averiguación y comprobación del delito." Como
se puede colegir de la norma citada la incomunicación podrá decretarla el juez
cuando él estime, a su criterio, que esta se justifica por ser necesaria para la
investigación y comprobación del hecho delictivo, y en la realidad los jueces la
utilizan precisamente en todos aquellos casos en que el detenido o preso niega su
participación en el delito, y puede prolongar la medida durante todo el tiempo de la
detención y, "si esta se convirtiera en prisión preventiva, podrá prolongarse hasta
completar el tiempo de diez días" (art. 299 CPP). Sin perjuicio que se autoriza al
juez para "decretar una nueva incomunicación del procesado cuando nuevos
antecedentes traídos al sumario dieren mérito para ella; pero esta incomunicación
no podrá exceder de cinco días", (art. 300 del CPP).
88
Por su parte, la Convención Americana de Derechos Humanos, artículo 3,
establece que "la confesión del inculpado solamente es válida si es hecha sin
coacción de ninguna naturaleza." Ver texto de la Convención en apéndice de la
edición oficial de la CPR, Editorial Jurídica, 1998.
89
Art. 298 del CPP.
90
En virtud de la norma del artículo 5° de la CPR, inciso 2°, según modificación
introducida por la Reforma de 1989.
91
En efecto, en dicha Convención se contiene una disposición que establece: Art.
5.2. "Nadie puede ser sometido a torturas ni a penas o tratos crueles, inhumanos o
degradantes. Toda persona privada de libertad será tratada con el respeto debido a
la dignidad inherente al ser humano."
92
La Comisión Interamericana de Derechos Humanos en el informe sobre
Guatemala de 1983 consideró la comparecencia de un abogado defensor en las
declaraciones indagatorias "como requisito indispensable de debido proceso", esto
es, la Comisión estimó que dicha asistencia letrada debe existir desde el momento
en que el inculpado es interrogado por primera vez. En este sentido, Domingo
sánchez, ob. cit., pág. 89.
93
Vicente Gimeno Señora, catedrático de Derecho Procesal y Magistrado del
Tribunal Constitucional español, en el prólogo a la obra de Nicolás González-Cuéllar
Serrano, "Proporcionalidad y Derechos Fundamentales en el Proceso Penal", Colex,
Madrid, 1990, pág. 7.
94
Vicente Gimeno Señora, en ibídem, pág. 7.
95
Nicolás González-Cuéllar Serrano, "Proporcionalidad y Derechos Fundamentales
en el Proceso Penal", ob. cit., pág. 244.
96
En este sentido, Alex Carocca, en ob. cit., pág. 427, señala que la presunción de
inocencia es mirada con desconfianza por parte de los sectores conservadores,
autoritarios o no democráticos que conciben el proceso penal no como un sistema
de garantías, sino como un instrumento de represión del delito. Agrega que,
semejantes consideraciones parecen haber estado en la mente de los redactores de
nuestra Constitución, cuando en lugar de establecer derechamente una norma que
reconociera la presunción de inocencia, solo apuntaron como garantía el que "la ley
no podrá presumir de derecho la responsabilidad penal."
97
Nicolás González-Cuéllar Serrano, ob. cit., pág. 245.
98
Nicolás González-Cuéllar Serrano, ob. cit., pág. 246.
99
Nicolás González-Cuéllar Serrano, ob. cit., pág. 17.
100
Id. anterior, pág. 17.
101
Sin duda que con estas expresiones nos estamos refiriendo, por una parte -al
hablar de "garantismo"-, a la preocupación del derecho moderno frente a la
arbitrariedad y el terror de la persecución criminal del Antiguo Régimen, lo que se
tradujo en la consagración del principio de "legalidad", y más aún la ordenación de
delitos y sanciones con arreglo a criterios coherentes que sirvan simultáneamente
para "humanizar" la respuesta estatal frente al delito y para facilitar el
cumplimiento de la finalidad de las penas. Desde luego que cuando nos referimos al
"autoritarismo" estamos aludiendo al sistema pretérito en que primaba en forma
casi absoluta el interés estatal por sobre los prácticamente nulos y desconocidos
derechos del individuo afectado.
102
Ibídem, pág. 17.
103
Nicolás González-Cuéllar, ob. cit., pág. 245.
104
Nicolás González-Cuéllar, ob. cit., pág. 332, el énfasis es nuestro.
105
Artículo 107, letra h) del proyecto de Código Procesal Penal.
106
Artículo 14.3 letra g) que establece entre los derechos que en el proceso se
reconoce a toda persona acusada de un delito a "no ser obligada a declarar contra
sí misma ni a confesarse culpable."
107
Artículo 8.2. g) que garantiza a toda persona inculpada de un delito a "no ser
obligada a declarar contra sí misma ni a declararse culpable."
108
Artículo 122 inciso 1° del proyecto.
109
Artículo 122 inciso 2° del proyecto.
110
Artículo 122 inciso 1° del proyecto.
111
Artículo 122 inciso 4° del proyecto.
112
Artículo 122 inciso 3° del proyecto.
113
Artículo 102 del proyecto.
114
Los derechos se hallan consignados en el artículo 118 del proyecto.
115
Artículo 102 inciso 3° del proyecto.
116
Eduardo Meins Olivares, "El debido proceso en el ordenamiento jurídico chileno y
en el nuevo Código de Procedimiento Penal", en Ius et Praxis, Año 5 N° 1, Facultad
de Ciencias Jurídicas y Sociales de la Universidad de Talca, Talca, Chile, 1999, pág.
455.
117
Eduardo meins olivares, ob. cit., pág. 455.
118
En este sentido y a nivel de Tratados Internacionales o Declaraciones de
Derechos, podemos mencionar la Declaración Universal de Derechos Humanos,
artículo19; la Declaración Americana, artículo 26; el Pacto Interamericano de
Derechos Civiles y Políticos artículo 14.1 y 14.2 y la Convención Americana 4«
Derechos Humanos, artículo 8.1 y 8.2.
119
A este respecto la CPR en el artículo 19 N° 7 letra c) dispone que "Nadie puede
ser arrestado o detenido sino por orden de funcionario público expresamente
facultado por la ley y después de que dicha orden le sea intimada en forma legal.
Sin embargo, podrá ser detenido el que fuere sorprendido en delito flagrante, con el
solo objeto de ser puesto a disposición del juez competente dentro de las
veinticuatro horas siguientes."
120
El Diccionario de la Real Academia define "intimar" como "requerir, exigir el
cumplimiento de algo especialmente con autoridad o fuerza para obligar a hacerlo";
y "requerir", como "avisar o hacer saber una cosa con autoridad pública". La
acepción de requerir o avisar nos indica que intimar significa o es sinónimo de
notificar o dar a conocer algo.
121
La disposición mencionada es el artículo 281 del CPP que establece las
exigencias que debe contener el mandamiento de detención o prisión y que en su
número 4° señala que deberá contener: "el motivo de la detención o prisión
siempre que alguna causa grave no aconseje omitirlo."
122
Domingo Sánchez, ob. cit., pág. 93.
123
Ley N° 19.567 publicada en el Diario Oficial de 1° de julio de 1998.
124
Inciso agregado al art. 284 del CPP por la citada Ley N° 19.567.
125
Artículo 9.2. del Pacto Internacional sobre Derechos Civiles y Políticos.
126
Artículo 7.4 de la Convención Americana de Derechos Humanos.
127
Artículo 281 N° 4 del CPP.
128
Que haya una "causa grave que así lo aconseje."
129
Domingo Sánchez, ob. cit., pág. 93.
130
El artículo 19 N° 7 letra c) en su inciso segundo de la actual Carta Fundamental
dispone que "si la autoridad hiciere arrestar o detener a alguna persona, deberá,
dentro de las cuarenta y ocho horas siguientes, dar aviso al juez competente,
poniendo a su disposición al afectado"; luego agrega una facultad que no estaba
incorporada a la Carta anterior de 1925, ya que esta incluía una norma idéntica a la
citada, pero en la Constitución de 1980 se lee a continuación que "el juez podrá,
por resolución fundada, ampliar este plazo hasta por cinco días, y hasta por diez
días, en el caso que se investigaren hechos calificados por la ley como conductas
terroristas."
131
En tal sentido el artículo 9.3. del Pacto Internacional de Derechos Civiles y
Políticos señala que "toda persona detenida o presa a causa de una infracción penal
será llevada sin demora ante un juez u otro funcionario autorizado por la ley para
ejercer funciones judiciales, y tendrá derecho a ser juzgada dentro de un plazo
razonable o a ser puesta en libertad." En términos casi idénticos formula este
derecho del detenido o preso la Convención Americana de Derechos Humanos o
Pacto de San José de Costa Rica: ver artículo 7.5 de esa Convención.
132
Artículo 108, letra d) del referido Proyecto, según texto aprobado por la Cámara
de Diputados, inserto en el Diario de Sesiones del Senado, citado.
133
Los términos en que la actual Constitución reconoce el derecho a defensa, según
el artículo 19 N° 3 que asegura "la igual protección de la ley en el ejercicio de los
.derechos", y en el inciso 2°, el que "toda persona tiene derecho a defensa jurídica
en la forma que la ley señale y ninguna autoridad o individuo podrá impedir,
restringir o perturbar la debida intervención del letrado si hubiere sido requerida."
134
Así lo dispone la norma del mismo artículo 19 N° 3 en su inciso 3°. En tal sentido
funcionan en nuestro país las Corporaciones de Asistencia Judicial y el sistema de
los "abogados de turno", ambos destinados a servir a las personas de escasos
recursos que no están en condiciones de sufragar los honorarios de un abogado
para su defensa o asesoramiento. A nivel legal, en nuestro CPP se le reconocen
como prerrogativas a "todo inculpado, sea o no querellado, y aun antes de ser
procesado en la causa", que "podrá hacer valer, hasta la terminación del proceso,
los derechos que le acuerden las leyes y los que el tribunal estime necesarios para
su defensa", y "en especial, podrá: 1.- Designar abogado patrocinante y
procurador;" lo anterior, de acuerdo al artículo 67 del CPP.
135
Artículo 67 N° 1 del CPP.
136
El artículo 14 del Pacto Internacional en el número 3, entre las garantías que,
con plena igualdad, durante el proceso se aseguran a toda persona acusada de un
delito, está la siguiente: "d) A hallarse presente en el proceso y a defenderse
personalmente o ser asistida por un defensor de su elección, a ser informada, si no
tuviere defensor, del derecho que le asiste, a tenerlo y, siempre que el interés de la
justicia lo exija, a que se le nombre defensor de oficio, gratuitamente, si careciere
de medios suficientes para pagarlo."
137
En la Convención Americana sobre Derechos Humanos, del mismo modo se
reconocen, en su artículo 8°, a toda persona inculpada, el derecho a gozar de
ciertas garantías procesales mínimas y en un pie de plena igualdad, entre las
cuales, a este respecto podemos mencionar las que se señalan en las letras d) y e),
donde se expresa lo que sigue: "d) derecho del inculpado de defenderse
personalmente o de ser asistido por un defensor de su elección y de comunicarse
libre y privadamente con su defensor;" y "e) derecho irrenunciable de ser asistido
por un defensor proporcionado por el Estado, remunerado o no según la legislación
interna, si el inculpado no se defendiere por sí mismo ni nombrara defensor dentro
del plazo establecido por la ley."
138
Domingo Sánchez, ob. cit., pág. 95.
139
Id. pág. 95.
140
Id. pág. 95.
141
Artículo 19 N° 3 inciso 2° de la Carta de 1980.
142
Ello, por cuanto en la Carta de 1925 solo se contemplaba a este respecto lo
siguiente: En el art. 11 se establecía que "Nadie puede ser condenado, si no es
juzgado legalmente y en virtud de una ley promulgada antes del hecho sobre que
recae el juicio," y en el art. 12, que "Nadie puede ser juzgado por comisiones
especiales, sino por el tribunal que le señale la ley y que se halle establecido con
anterioridad por esta."
143
Enrique Evans de la Cuadra, "Los Derechos Constitucionales", Tomo II, Editorial
Jurídica de Chile, Santiago de Chile, 1986, páginas 25 y 26.
144
Art. 19 N° 2 de la Constitución de 1980.
145
El art. 19 N° 3 establece, en los incisos 1 a 3°, que se asegura a todas las
personas lo siguiente:
N° 3°: "La igual protección de la ley en el ejercicio de sus derechos. Toda persona
tiene derecho a defensa jurídica en la forma que la ley señale y ninguna autoridad
o individuo podrá impedir, restringir o perturbar la debida intervención del letrado
si hubiere sido requerida. Tratándose de los integrantes de las Fuerzas Armadas y
de Orden y Seguridad Pública, este derecho se regirá, en lo concerniente a lo
administrativo y disciplinario, por las normas pertinentes de sus respectivos
estatutos. La ley arbitrará los medios para otorgar asesoramiento y defensa
jurídica a quienes no puedan procurárselos por sí mismos."
146
Enrique Evans de la Cuadra, ob. cit., pág, 26.
147
Incisos 2° y 3, ya citados del art. 19 N° 3° de la Carta de 1980.
148
Christian Suárez Crothers "El derecho a la defensa a la luz de la Reforma del
Proceso Penal", en Ius et Praxis, Año 5 N° 1, Facultad de Ciencias Jurídicas y
Sociales, Universidad de Talca, Talca, Chile, 1999, págs. 351 y ss.
149
Christian Suárez, ob. cit., pág, 351.
150
En efecto, el artículo 24.1 de la Constitución española de 1978 establece que
"todas las personas tienen derecho a obtener la tutela efectiva de los jueces y
tribunales en el ejercicio de sus derechos e intereses legítimos, sin que en ningún
caso pueda producirse indefensión."
151
Francisco Fernández Segado, "El sistema Constitucional Español", Dykinson
Madrid, 1992, página 266.
152
Francisco Fernández Segado, ob. cit., pág. 266.
153
Christian Suárez C., ob. cit., pág. 353.
154
Art. 73 inciso 1° de la Constitución.
155
Christian Suárez C., ob. cit., pág. 354.
156
Arts. 20, 21 y 80 de la Constitución, sin perjuicio de las normas relativas a las
atribuciones del Tribunal Constitucional para controlar la constitucionalidad de las
normas de los proyectos de ley.
157
La Carta Fundamental expresa al efecto que lo asegurado es "la igual protección
de la ley en el ejercicio de los derechos".
158
Christian Suárez, ob. cit., págs. 355 y ss.
159
Christian Suárez, ob. cit., pág. 356.
160
Enrique Evans de la Cuadra, ob. cit., pág. 27.
161
José Luis Cea Egaña, "Manual de Derecho Constitucional", Tomo II, apuntes de
clases del Curso de Derecho Constitucional, de la Pontificia Universidad Católica de
Chile, Facultad de Derecho, no editado, 1995, pág. 55,
162
Enrique Evans de la Cuadra, ob., cit., pág. 27.
163
Enrique Evans de la Cuadra, ob., cit., pág. 27.
164
Domingo Sánchez, expresa en Su trabajo de investigación denominado "Las
Instituciones del Proceso Penal chileno frente al Derecho Comparado, desde la
perspectiva de los derechos del imputado" que en el sistema norteamericano las
investigaciones que realiza el fiscal y la policía también son secretas, y que la
fiscalía tiene la obligación de mostrar solo algunas de las pruebas reunidas contra el
acusado, antes de que comience el juicio. Agrega que "la doctrina ha desarrollado
el concepto de 'juicio por emboscada' (trial by ambusch) para referirse a esta
situación, cuyos negativos efectos sobre el ejercicio del derecho de defensa son
obvios de concluir y han dado origen a fuertes críticas de parte del estamento
judicial", luego expresa que "a partir de 1963, la Corte Suprema federal, en el caso
'Brady v. Maryland', adoptó la decisión de que el fiscal, a requerimiento del
acusado, tenía el deber de revelar pruebas materiales exculpatorias", pero aunque
con ello mejoró las oportunidades de la defensa, aún contiene la limitación de que
es el fiscal quien decide si las pruebas que ha reunido tienen o no carácter
exculpatorio. (Domingo Sánchez. Ob. cit., págs. 84 y 85).
165
De acuerdo al artículo 78 del CPP establece que "las actuaciones del sumario son
secretas, salvo las excepciones establecidas por la ley". Por su parte el artículo 79
del mismo cuerpo legal dispone que "el juez puede autorizar al procesado para que
tome conocimiento de aquellas diligencias que se relacionen con cualquier derecho
que trate de ejercitar, siempre que haciéndolo no se entorpezca la investigación".
166
Augusto Quintana Benavides, "El procedimiento penal ante el derecho y la
jurisprudencia internacionales", publicado en "Proceso Penal y Derechos
Fundamentales", ob. cit., pág. 125.
167
Artículo 19 N° 7 letra d) inciso 3° de la Constitución de 1980 que dispone que
"ninguna incomunicación puede impedir que el funcionario encargado de la casa de
detención visite al arrestado o detenido, procesado o preso, que sé encuentre en
ella."
168
En el mismo sentido que la disposición constitucional el artículo 304 del CPP
dispone que la incomunicación no "puede impedir que el funcionario encargado del
establecimiento en que se halle el detenido o preso, lo visite."
169
Domingo Sánchez, ob. cit., pág. 95.
170
En este sentido se debe tener presente lo expresado en relación a las
declaraciones que preste el inculpado, especialmente la declaración indagatoria.
171
Párrafo 5 del Libro II, primera parte, título IV del CPP.
172
Artículo 299 del CPP.
173
El artículo 298 del CPP dispone que "el detenido o preso puede ser incomunicado
por el juez cuando fuere indispensable para la averiguación y comprobación del
delito". Es decir, se deja entregado al criterio del juez de la causa la decisión de
incomunicar al detenido cuando este lo estime indispensable para los propósitos de
la investigación del delito.
174
Artículo 300 del CPP.
175
En el artículo 301 del CPP se establece que el incomunicado podrá asistir a las
diligencias periciales siempre que con ello no se desvirtúen los objetivos de la
incomunicación y también podrá tener los libros, recado de escribir y demás efectos
que él se proporcione, "si a juicio del juez no hubiere peligro para el éxito de la
investigación" (artículo 302 del CPP). Pero al incomunicado no se le permite recibir
carta ni comunicación alguna sino con la venia del juez, quien se instruirá
previamente de su contenido, salvo en cuanto se refiere al derecho de todo
detenido o preso a escribir a los funcionarios superiores del orden judicial o a los
oficiales del Ministerio Público (302 inciso 2° y 295 inciso 2°, ambas del CPP).
176
Artículo 303 del CPP.
177
Id. anterior.
178
Artículo 19 N° 5 de la CPR.
179
Artículo 295 del CPP.
180
Conforme a la norma mencionada del artículo 295 del CPP incluso puede el juez,
si él lo decide por estimar que de otra forma se perjudica el éxito de la
investigación, ordenar que el detenido no reciba ni dirija cartas, telegramas ni
mensajes de ninguna especie sin que pasen por la revisión del juez, quien
determinará si existe o no inconveniente de que lleguen a su destino.
181
En el sentido señalado, el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, en
el artículo 14.3. señala que, "durante el proceso toda persona acusada de un delito
tendrá derecho, en plena igualdad, a las siguientes garantías mínimas", entre las
que, en la letra c) contempla la de "ser juzgada sin dilaciones indebidas". Por su
parte, la Convención Americana sobre Derechos Humanos, en el artículo 7.5.
dispone que "toda persona detenida o retenida debe ser llevada, sin demora, ante
un juez u otro funcionario autorizado por la ley para ejercer funciones judiciales y
tendrá derecho a ser juzgada dentro de un plazo razonable...".
182
El artículo 80 inciso 2° del CPP establece que "en los procesos por delitos de
robos con violencia o intimidación en las personas, el sumario deberá cerrarse
dentro de 40 días contados desde aquel en que el inculpado haya sido procesado.
Este plazo será prorrogable por una sola vez y por igual tiempo, mediante
resolución fundada. Sin perjuicio de lo anterior el procesado tendrá siempre
derecho al conocimiento del sumario transcurridos 120 días desde la fecha de la
resolución que lo sometió a proceso."
183
En el mencionado artículo 67 del CPP, ubicado en el Libro I, Título III, párrafo 3,
intitulado "Derechos del inculpado", que fuera agregado por Ley N° 18.857 de 6 de
diciembre de 1989, se lee: "Todo inculpado, sea o no querellado, y aun antes de
ser procesado en la causa, podrá hacer valer, hasta la terminación del proceso, los
derechos que le acuerden las leyes y los que el tribunal estime necesarios para su
defensa". Agrega que "en especial, podrá: 2. Presentar pruebas destinadas a
desvirtuar los cargos que se le imputen; 3. Rendir información sumaria de testigos
para acreditar su conducta anterior, sin necesidad de ofrecerla o anunciarla por
escrito previamente."
184
Contemplado en el artículo 19 N° 7 letra f) de la Carta de 1980.
185
Artículos 318 y siguientes del CPP.
186
En el artículo 320 del CPP se dispone que "la declaración del inculpado no podrá
recibirse bajo juramento", debiendo exhortarlo el juez a decir verdad, "advirtiéndole
que debe responder de una manera clara y precisa a las preguntas que le dirigiere."
187
Art. 327 del CPP.
188
Augusto Quintana Benavides, ob. cit., pág, 126.
189
En el trabajo del profesor don Jorge Mera Figueroa (ob. cit., pág. 365, nota al
pie número 21) se transcribe parte del Mensaje del proyecto de reforma al proceso
penal presentado en 1963, y en que se lee: "De hecho aparece menospreciada y
disminuida la parte del juicio constituida por el plenario, que en doctrina y en el
espíritu de nuestra ley, constituye el aspecto contradictorio del juicio, en el que se
pretende a través del debate entre la acusación y la defensa, las probanzas de
cargo y descargo, unido al mérito del sumario, reunir en forma completa la materia
que le permitiría al tribunal emitir su fallo. En la práctica, los hechos acreditados en
el sumario resultan definitivos y los promovidos en el plenario desoídos, ya que el
juez confía más en los antecedentes reunidos en la investigación, desentendiéndose
de los que aportan las partes en el plenario, por estimarlos interesados,
olvidándose que si esta parte del juicio criminal fuera dirigida por un juez que
tuviera la oportunidad de presidir el debate, contribuirían a formar un juicio más
exacto de la verdad que se busca, tanto a través del contra interrogatorio de los
testigos como de la ratificación activa y ágil de las probanzas sumariales."
190
Augusto Quintana Benavides, ob. cit., pág. 126.
191
Luis Narros Lezaeta, "Proposiciones de Reforma del Sistema de Justicia Penal",
en "Proceso Penal y Derechos Fundamentales", ob. cit,, pág. 178.
192
Luis Barros Lezaeta, ob. cit., pág. 178.
193
Luis Barros Lezaeta, ob. cit., pág. 177 .
194
En el sentido señalado, es interesante consultar el trabajo realizado por el
investigador señor Luis Barros Lezaeta, "Radiografía del Proceso penal", publicado
en la obra "Proceso penal y Derechos Fundamentales", ob. cit., págs. 131 y
siguientes.
195
Convención Americana, artículo 8.2. f).
196
Según proyecto aprobado por la Cámara de Diputados.
197
Texto del proyecto de Código Procesal Penal aprobado por la Cámara de
Diputados.
198
Específicamente en relación a las normas ya señaladas del Pacto Internacional y
la Convención Americana.
199
Art. 6° inciso 1° del Proyecto de Código Procesal Penal, norma que establece:
"Defensa. El imputado y su defensor tendrán derecho a intervenir en todas las
actuaciones del procedimiento..."
200
Art. 6° inciso 2° del referido proyecto.
201
Ibídem.
202
El artículo 107 letra a) del proyecto establece que el imputado, "de un modo
especial tendrá derecho a: a) Que se le informe de manera específica y clara acerca
de los hechos que se le imputan".
203
En el artículo 119 del proyecto en comento se señala la regla general en este
sentido, es decir, que en todas las fases del proceso el imputado tendrá derecho a
declarar "cuanto tenga por conveniente sobre el hecho que se le atribuye" y agrega
que "las respuestas del imputado serán dadas verbalmente" y "tanto el Ministerio
Público como el defensor podrán dirigir al imputado las preguntas que estimaren
convenientes, con la venia del juez".
204
El propio artículo 6°, ya citado anteriormente, asegura al imputado el derecho de
él o de su defensor de formular "los planteamientos o alegaciones que consideren
oportunos, salvo las excepciones expresamente previstas en este Código".
205
En efecto, en el proyecto de Código Procesal Penal se señala que hasta antes del
inicio de la audiencia de preparación del juicio oral, por escrito, al inicio de esa
audiencia, o en forma verbal, asiste al imputado el derecho a: c) exponer los
argumentos de defensa que considere necesarios" (artículos 333 y 337). Luego en
el artículo 361 del proyecto, y durante el juicio oral propiamente tal, y luego de su
apertura "se concederá al imputado la posibilidad de ejercer su defensa. Al efecto,
el abogado defensor podrá hacer uso de la palabra exponiendo los argumentos que
fundare en su contra."
206
En el proyecto de nuevo Código Procesal Penal, la validez del concepto de
"prueba" se reconoce solo a la que es rendida durante el juicio oral contradictorio y
no la que se produce en las etapas previas como lo es la de investigación o
instrucción, prueba esta última que solo es competente para sostener la acusación
(artículo 200 del proyecto referido). Por ello, y con el propósito justamente de
desvirtuar la eventual acusación, se reconoce al imputado la posibilidad de que
durante el período de investigación solicite al Ministerio Público diligencias de
investigación destinadas a este propósito, es decir, desvirtuarlas imputaciones que
se le formulan (artículo 107 letra c), del mencionado proyecto).
207
El artículo 199 del proyecto estatuye en este sentido que "los hechos podrán ser
probados por cualquier medio probatorio e incorporado en conformidad a la ley,
salvo disposición legal expresa en contrario".
208
En el nuevo sistema, toda prueba propuesta válidamente debe ser admitida, no
constituyendo ello una prerrogativa de los jueces sino que un derecho de las partes
y, por ello entre las normas del juicio oral, se establece que una vez abierto el
juicio oral, el presidente del Tribunal "dispondrá -imperativo- la recepción de las
pruebas" y, una vez admitidas todas las partes pueden intervenir en su práctica y
esta prueba así rendida, con la más libre y amplia intervención de las partes en
este juicio oral contradictorio, es la única prueba que tiene el carácter de tal
(artículo 200 del proyecto).
209
El artículo 380 del proyecto establece que "el tribunal formará su convicción
sobre la base de la prueba producida durante el juicio oral". Agrega luego que en la
sentencia debe contenerse "la valoración de los medios de prueba que
fundamentaren dichas convicciones" (artículo 383 letra b).
210
Art. 6° inciso 2° del proyecto.
211
El art. 128 del mencionado proyecto, ubicado en el párrafo denominado "la
defensa", establece lo siguiente, en el mismo sentido ya señalado: "durante todo el
procedimiento, y en cualquiera de sus etapas, el imputado tendrá derecho a
designar libremente a un defensor de su confianza o a ser asistido por un defensor
público, en los términos que señale la ley respectiva", agrega a continuación que "si
el imputado no hubiere designado un defensor, el fiscal del Ministerio Público o el
tribunal deberán designarle un defensor público antes de proceder a tomar la
primera declaración que preste en la causa."
212
Alex Carocca Perez, "El debido proceso en el ordenamiento jurídico chileno y en
el nuevo Código Procesal Penal", en lus et Praxis, Derecho en la Región, Facultad de
Ciencias Jurídicas y Sociales, Universidad de Talca, Talca, Chile, Año 5 N° 1, 1999,
pág. 414.
213
Art. 6° inciso final del proyecto.
214
Sin perjuicio de lo anterior, se permite al imputado, aun después de habérsele
designado defensor letrado de oficio para no perjudicar la eficacia de su defensa,
para que formule planteamientos o alegaciones por sí mismo (artículo 6° inciso 3°
del Proyecto). Además de ello, hay una serie de normas del nuevo Código Procesal
que se refieren y permiten la intervención con cierta libertad por parte del
imputado, como por ejemplo en los artículos 107, 108, 124, 361 y 374 inciso 2° del
Proyecto, norma esta última en virtud de la cual se permite al imputado para que,
una vez cerrado el juicio oral para que exprese lo que crea conveniente a su
defensa, antes de la sentencia.
215
Artículo 19 N° 3 inciso 2° de la Carta de 1980.
216
Según Jorge Vásquez Rossi en "El proceso penal. Teoría y práctica", Editorial
Universidad, Buenos Aires, 1986, pág. 185, "por defensa técnica entendemos, de
un modo genérico, toda intervención del profesional letrado dentro de un proceso
penal, a favor de los derechos e intereses de su defendido. A diferencia de la
defensa material, ejercida por el propio imputado, la defensa técnica está a cargo
del abogado que ha tomado intervención en la causa, por los medios legales y que
realiza a favor de su pupilo las funciones de asistencia y representación, en las
oportunidades y mediante los actos establecidos por la legislación procesal para
tales fines".
217
Artículo 278 del Código de Procedimiento Penal.
218
Artículo 6° del proyecto.
219
Ver arts. 107 letra b y 130 del proyecto.
220
Art. 133 del proyecto.
221
Art. 129 del proyecto.
222
Art. 130 del referido proyecto.
223
Art. 131 del proyecto. Además, según la referida norma del proyecto, el
juez"podrá disponer la comparecencia del imputado a su presencia, al objeto de
que acepte la designación del defensor" (mismo artículo 131, inciso 2°).
224
De acuerdo al artículo 278 del actual CPP si en el acto de notificación del auto de
procesamiento el notificado no designa abogado y procurador, le quedan
designados los de turno, a quienes se notificará personalmente por cédula o por
carta certificada.
225
Alex carocca pérez, ob. cit., pág. 419.
226
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