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Hoy, como en ninguna otra época, el nuevo presidente de los colombianos ha hecho
renacer las esperanzas del pueblo. El presente y el futuro comienzan a percibirse
promisorios en oportunidades, paz, autoridad y en justicia social. Sin embargo, el logro
de los objetivos propuestos durante su campaña, demanda el apoyo de todos y de todas
y una tremenda coherencia entre el comportamiento de su gabinete con los principios y
valores, rectores de la administración pública.
Parte de los problemas por los que atraviesa el sector salud se deben a la falta de
coherencia de muchos funcionarios y actores responsables de la conducción del
cambio propuesto por la ley 100 de 1.993, a la ausencia de vasos comunicantes entre
las diferentes organizaciones y a la posición secundaria en la cual fue colocado el
paciente o usuario, en estos primeros ocho años de implementación de la ley.
El sector salud, tiene un diagnostico bastante claro sobre las realidades del
aseguramiento, financiación y prestación de servicios, suficiente para efectuar los
ajustes requeridos sin llevar al Congreso de la República más proyectos de ley. Lo que
si se requiere es: voluntad política, armonía entre los actores y un compromiso
colectivo con la salud de la población y no con los intereses particulares de algunos.
Las evidencias demuestran que son seis las áreas en las cuales el actual gobierno debe
concentrar su trabajo en forma inmediata: 1. reubicación del usuario dentro del contexto
del nuevo modelo, 2. coherencia y estabilidad normativa, 3. liderazgo de los
organismos de dirección del sistema, 4. implementación de un sistema de información,
5. fortalecimiento de la red prestadora de servicios, y 6. Organización del aseguramiento
del sector público.
Para julio del año 2.003 todos los colombianos deberían poder consultar su situación de
afiliación en tiempo real, a través de Internet, una línea 9800, o un sistema similar a los
cajeros electrónicos. La población de regiones apartadas y carentes de recursos de
telecomunicaciones, exige modalidades innovadoras para acceder a esta información,
evitando la malversación de recursos destinados a la población más pobre y vulnerable.