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4. Una explicación, de la crecida (D.

Sículo 1 ,41, 4 -5 )

-La propuesta más próxima a la verdad ha sido hecha por Agatár-


cides de Cnido. Su explicación es la siguiente: cada año caen conti­
nuas Lluvias en las monEañas de Etiopia, desde el solsticio de verano
hasta el equinoccio de otoño. Por ello es absolutamente razonable
que el Nilo disminuya en el invierno, cuando extrae su capacidad na­
tural de agua sólo de sus fuentes, y que sin embargo deba incrementar
su volumen en verano, en razón de las lluvias que vierten en éL>

BIBLIOGRAFÍA: a) Texto y traducción: C. H. Oldfather, D iodoru s Si-


culu s, Loeb Classical Libraiy, 1968, vol. I*. b ) Estudios: A. Bur-
ton, D iodoru s Siculus, 8 o o k £ Leiden, 1972. Para el tema del
Nilo y la crecida: K. W , Butzer, E atiy H id ra u lic C iv ilization in
Egypt. Chicago, 1976; W . Schenkei, D ie B eavasserungsrevolu-
tion tn alten Á gypten, Maínz, 1978.

COMENTARIO-, Diodoro de Sicilia, escritor del siglo í a.C., dejó una


larga obra (la Biblioteca), en la que dedica el libro I fundamen­
talmente a Egipto. Aunque se ha cuestionado mucho su cali­
dad literaria y el valor de las noticias que incluye, no es cierto,
com o en tiempos se mantuvo, que se limitó a copiar funda­
mentalmente la obra de Hecateo de Abdera. El mismo tono
abigarrado de su narración, no exenta, de contradicciones y de
repeticiones, muestra claramente que trató de sintetizar múlti­
ples fuentes, entre las que estarían Posidonio, Éforo, Polibio,
Artemidoro, etc., lo que por sí sólo revela el interés que para
nosotros ha de tener su obra. El volumen I está dedicado a Ja
geografía, historia, rasgos culturales y religiosos de los egip­
cios. En el primer texto seleccionado se explaya en la descrip­
ción general del país y sus límites, destacando io que sin duda
será uno de los elementos naturales que m ás va a condicionar
el desarrollo histórico egipcio: su aislamiento. Los otros tres es­
tán dedicados al Nilo y a la crecida, elem ento geográfico cuya
importancia básica — razón misma de ser d e Egipto— necesita
pocos comentarios. Diodoro menciona el problema de las
fuentes del Nilo, que los egipcios situaban, primero en Gebel-
Silsileh, luego en Assuan, y que finalmente, a medida que
ampliaban su horizonte político y geográfico, las desplazaron
hasta un punto desconocido en el sur (donde hasta el siglo XK
las buscaron exploradores y aventureros com o Burton y Speke).

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La descripción de la crecida es de las mejores que nos han
quedado en textos antiguos. Con respecto a su completa rela­
ción de Jas causas de este particular fenómeno, que se consti­
tuyó en un tópico entre los geógrafos e historiógrafos griegos,
hemos seleccionado la opinión de Agatárcldes de Cnido, del
siglo II a.C , que efectivamente es la correcta, conectando la
crecida estiva] del Nilo con las masas de nubes que, proceden­
tes de los océanos, empujadas por vientos tropicales como los
alisios y monzones, chocan contra las grandes batieras orográ-
ficas de Etiopía entre abril y septiembre y desencadenan el
caudal de lluvias que alimenta la crecida del gran río.

Cociendo pan al aire libre


(De Vandier, Manuel D’Arcbéologie Égyptienne, IV (1), pág. 274.)

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