You are on page 1of 2

La objeción de la conciencia

2017/10/18 09:51

+ Felipe Arizmendi Esquivel


Obispo de San Cristóbal de Las Casas

VER
El 10 de octubre, la Cámara de Diputados aprobó una reforma a la Ley General de
Salud, para que médicos y enfermeras puedan negarse a dar servicios de salud a
pacientes, cuando consideren que ese servicio es contrario a su creencia religiosa. Por
ejemplo, si se niegan a practicar un aborto, a colaborar en una eutanasia, a operar a
una persona para que ya no pueda tener hijos, cuando no hay razones graves de salud.
Otro ejemplo: Los seguidores de una religión no aceptan una transfusión de sangre.
Podemos estar en desacuerdo con ellos, pues su interpretación de textos bíblicos está
fuera de contexto histórico, pero un médico de ellos puede aducir razones religiosas
para no hacer dicha transfusión.
Esto es un avance notable, pues antes de esta reforma, los médicos se exponían a
perder su trabajo y ser multados, si se negaban a practicar un aborto. Ahora se
protege su libertad religiosa. En medio de la marabunta de las precampañas
electorales, que trae inquietos a todos los legisladores, es de alabar que hayan
aprobado este cambio. Felicito particularmente a los legisladores que promovieron
esa iniciativa. Dan testimonio de su fe, no la esconden como otros legisladores, y
quieren iluminar la política con el Evangelio. Afortunadamente hubo mayoría en el
Congreso que les apoyó, pues las razones que sostienen la objeción de conciencia no
son sólo religiosas, sino sociales, psicológicas, antropológicas y culturales. En
muchos países se reconoce este derecho, y nuestro país se había retardado en
asumirlo.
Como era de esperar, de inmediato se levantaron voces que dicen que esta reforma
va en detrimento de los “derechos sexuales y reproductivos” de las mujeres, y que les
orillaría a buscar servicios ilegales para acceder a una interrupción del embarazo.
Habría que aclarar que, así como hay que defender los derechos de las mujeres, con
la misma determinación habría que defender el derecho a la vida de los concebidos y
que aún están en el seno materno. Son personas, a partir de la concepción. Y si las
mujeres tienen derechos, también los médicos y las enfermeras tienen derechos que
se deben proteger; con más razón los más indefensos e inocentes, los aún no nacidos.
PENSAR
Dice el Papa Francisco en su Exhortación La alegría del amor: “No puedo dejar de decir
que, si la familia es el santuario de la vida, el lugar donde la vida es engendrada y cuidada,
constituye una contradicción lacerante que se convierta en el lugar donde la vida es negada y
destrozada. Es tan grande el valor de una vida humana, y es tan inalienable el derecho a la
vida del niño inocente que crece en el seno de su madre, que de ningún modo se puede plantear
como un derecho sobre el propio cuerpo la posibilidad de tomar decisiones con respecto a esa
vida, que es un fin en sí misma y que nunca puede ser un objeto de dominio de otro ser humano.
La familia protege la vida en todas sus etapas y también en su ocaso. Por eso, a quienes
trabajan en las estructuras sanitarias se les recuerda la obligación moral de la objeción de
conciencia. Del mismo modo, la Iglesia no sólo siente la urgencia de afirmar el derecho a la
muerte natural, evitando el ensañamiento terapéutico y la eutanasia, sino también rechaza
con firmeza la pena de muerte” (No. 83).“Hay que afirmar decididamente la libertad de la
Iglesia de enseñar la propia doctrina y el derecho a la objeción de conciencia” (No. 279).
El Catecismo de la Iglesia Católica afirma: “El hombre tiene el derecho de actuar en
conciencia y en libertad a fin de tomar personalmente las decisiones morales. No debe ser
obligado a actuar contra su conciencia. Ni se le debe impedir que actúe según su conciencia,
sobre todo en materia religiosa” (1782).
Aunque en otro número el Catecismo habla del derecho a no usar armas, la afirmación
fundamental es la misma: “Los poderes públicos atenderán equitativamente al caso de
quienes, por motivos de conciencia, rehúsan el empleo de las armas; éstos siguen obligados a
servir de otra forma a la comunidad humana” (2311).

ACTUAR
Ojalá que nuestros legisladores se atrevan a presentar otras iniciativas que amplíen
el derecho a la libertad religiosa, pues aún tiene restricciones en la legislación. Y que
los médicos y enfermeras no ayuden a matar indefensos en el seno materno, sino que
sean valientes y defiendan el derecho a la vida.

*Fuente: http://www.cem.org.mx/Mensajes/1310-La-objeci%C3%B3n-de-la-conciencia.html

You might also like