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El Tao de la economía
(La economía política del ambiente)
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(52) 555097207
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www.plazayvaldes.com.mx
Agradecimientos......................................................................................13
Presentación............................................................................................15
Introducción general...............................................................................19
La crisis planetaria y México.....................................................................25
Orígenes de la crisis financiera...................................................................28
Nuevo carácter de la crisis..........................................................................29
Causas de la actual crisis económica mundial ............................................31
Del calentamiento planetario al enfriamiento económico global...................34
La crisis ambiental como enfriamiento económico.......................................35
Conclusiones finales..............................................................................354
Bibliografía............................................................................................361
Anexo (Figuras).....................................................................................373
Agradecimientos
13
A mi madre (†)
Presentación
15
Guillermo Torres Carral
16
El Tao de la economía
17
Introducción general
El Tao de la economía
3
Véase de Fritjof Capra, El Tao de la física, Sirio, Málaga, 2002; y de Edward Goldsmith, El Tao de la
ecología, Icaria, Barcelona, 2003.
4
Las civilizaciones mexica, maya e inca son consideradas como parte de las civilizaciones madre, además
de China, India, Egipto y Mesopotamia (Jaguaribe, 2002). Véase también, de Enrique Dussel, Ética de
la liberación, Trotta, Madrid, 2000.
21
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5
“Estos procesos históricos se convierten en costumbre popular” (Marx I, 1971: 61).
22
El Tao de la economía
La nueva economía deberá ser por tanto una economía ecológica, sólo si se
funda en los principios de compatibilidad eco-social: compensación, reci-
procidad, cooperación, convergencia, corresponsabilidad y correspondencia
(Torres, 2001).
Además, es necesario superar el paradigma económico neoclásico (basado
en una desfiguración de los clásicos del valor-trabajo que se entregaron de lleno
al reino de la causalidad) como manifestación del espíritu animal (Keynes dixit)
del consumidor capitalista (público o privado), que se centra en dicha teoría
desde la casualidad (esto es, del azar como ley ciega del mercado, Marx, 1985).
Asimismo, es necesario rescatar el principio indígena de la alternancia
(Soustelle, 1997), coincidiendo con el cumplimiento del precepto del Tao
de la alteridad entre contrarios (Lao Tsé, 1993:122).
Todo ello resulta imprescindible para enfrentar la crisis universal, global,
mundial, nacional, regional, local, comunitaria, familiar e individual que
sufren los pueblos del mundo.
Frente a dicha situación, la sabiduría sugiere aplicar lo contrario a lo que
condujo a la crisis mundial presente, el cual tiene que ver finalmente con
6
Véase “El mundo actual y los cuatro soles o edades” de Jacques Soustelle, en Miguel León Portilla (1977).
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7
“Ser humano es comunicarSE”, Mijail Bajtín, Yo también soy (2000:25).
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El Tao de la economía
Un hombre del Estado de Chi, tenía tal pasión por el oro, que se levantaba
temprano e iba al mercado, donde, deslizándose, procuraba sustraer las
monedas que un cambista tenía en su tienda.
La policía le detuvo y se maravillaron todos de ver que cometía los robos
cuando más gente había a la vista.
-Cuando yo cogía las monedas- dijo el ladrón, no veía a nadie; yo sólo veía el
oro, nada más que el oro
(“El Ladrón”, Tao Te King, Lao Tsé).
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Aparentemente los efectos de esta crisis en México son menores que los provocados por “los errores de
diciembre” de 1994, pero es al revés, dado ya que se trata de una recesión-depresión mundial y no sólo
regional (o nacional), como la del denominado “efecto tequila”.
9
De hecho el año 2011 marca la debacle financiera de Irlanda, Portugal, España, Italia y la inestabilidad
del euro debido al sobrendeudamiento principalmente de los gobiernos que amenazan seriamente con
“tercermundizar” Europa o bien eliminar el euro.
10
K. Marx II, 1975, destacando el capítulo 17, donde se estudian las crisis y sus formas.
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(a la par que surgen gigantescas riquezas en manos de favorecidos por los ca-
prichos políticos del sistema) y el país vive en un claro estado de convulsión
económica, política y de conmoción psico-social (para algunos es equivalen-
te a la expresión de “estado fallido” y “economía fallida”). Claro, todo ello
frente a otros indicadores donde, en contraste, hay un buen desempeño.
No obstante, el riesgo-país ha aumentado y disminuido la calificación de
los papeles financieros como un desenlace resultado del fracaso del modelo
mexicano inserto en el modelo global dominado por EUA, fincado en la
privatización salvaje, la desregulación gubernamental y la apertura comercial
en beneficio de las corporaciones trasnacionales.
Por su parte, el país del norte vivió una situación inédita y típica de los
países subdesarrollados: sobreendeudamiento, finanzas débiles, prácticas de
corrupción, falta de transparencia, manipulación, autoritarismo y colusión
de intereses económico-políticos. Surge así la pregunta: un gobierno en
bancarrota ¿podrá salvar a las corporaciones en bancarrota?
Sí, sería la respuesta en el corto plazo. Su duración dependerá de
los efectos primarios, así como de los secundarios, derivados de dichas
políticas que se retroacumulan con la crisis de por sí. Por ello, ni las
políticas de rescate, menos el salvamento mediático, están a la altura de
la catástrofe, que no sólo amenaza el bienestar social sino que coadyuva
a fomentar la destrucción de los ecosistemas naturales, agroecosistemas
y humano-social, y cuya solución descansa en las demandas universales:
Pan, Paz, Salud y Ambiente.
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d) Las políticas contra cíclicas o pro cíclicas que son coadyuvantes pero
hasta cierto punto independientes del ciclo económico.
Grosso modo, la crisis actual no puede entenderse mas que como una cri-
sis de la civilización (occidental y mundial), agudizada por los diferentes
momentos de la evolución de la crisis ambiental, que comenzó como una
lucha contra la contaminación y ha derivado en el calentamiento global. Es
asimismo derivada de la transición energética, porque aun reconociendo las
perturbaciones derivadas de la industrialización depredadora, ésta se sigue
alimentando mientras las formas tecno-productivas y sociales alternas son
insuficientemente aplicadas. Esto dificulta llevarla a cabo tan rápido como
se requiere y evitar riesgos inconmensurables, producto de la mayor incerti-
dumbre que genera continuar con procesos (claramente) negativos. De ahí
que hay que reconocer que esta crisis se verá acompañada de un verdadero
shock sociocultural (producto del ambiental) que contribuirá sin duda al
desmoronamiento de las instituciones públicas y privadas y al surgimiento
de otras. Definitivamente se aumentará el nivel de conflictos entre naciones,
así como las muertes por inanición; y las enfermedades (pandemias) se in-
crementarán. Es un escenario nada favorable para las mayorías, y siempre
y cuando se carezca de propuestas e instrumentos apropiados para contra-
rrestar un colapso económico mediante nuevas formas civilizatorias (o de
postcivilización) alternas a las actuales. De esta forma, es evidente que la
crisis ambiental-civilizatoria es multifacética e incluye desde luego varios
momentos en su evolución.
Para entenderla es necesario definirla por un fenómeno natural inédi-
to, como es el hecho de que una variable fundamental, como es el estado
del clima (variaciones dentro de los climas establecidos, con consecuencias
en toda la economía y sociedad), pasó de ser exógena a endógena al ciclo
económico. Así, el cambio climático establece el umbral de la nueva crisis
y fija la determinación del ciclo largo en función de procesos evolutivos/
involutivos que constituyen consideraciones que revelan que la dirección del
proceso tiene que ver con el conflicto existente entre el desarrollo económico
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cionismo para salvar al capital (empresas) y atacar las “fallas del mercado”
(Stiglitz, 2000) y que, no obstante, ha exhibido sus propios límites; empero,
la construcción de salidas deberá centrarse en la regulación y reapropiación
social (y en la coproducción sociedad-naturaleza) y en un nuevo modelo
empresarial (con énfasis en el sector social), más que confiar en el Estado
como salvador, ya que a quien salva es a las corporaciones y monopolios
económicos y políticos.
Como se ha dicho arriba, la crisis actual es múltiple. Y hay que dis-
tinguirla de la cíclica, de la general (en todas las ramas) y de la parcial (en
algunas esferas). Esto significa que la recuperación del ciclo en el corto plazo,
no puede por menos que agravar la crisis ambiental (ahora climática).
Ahora coinciden todas ellas. Y, en el marco de la crisis de transición
energético-ambiental y civilizatoria (crisis de la Tierra), con mucho más
fuerza que antes. Lo novedoso es que con esta crisis mundial se derrumba la
idea de que el consumismo es la garantía del crecimiento sostenido (herencia
del keynesianismo puro o híbrido mezclado con el monetarismo).11 Y es
que en la crisis, todas las contradicciones truecan en su contrario (Marx,
1970:53). Lo que antes fue ya no será (Ovidio, 1980).12 Y lo que viene es un
pasado que “ni siquiera es pasado” (Faulkner); es lo no pensado.
Y por inevitable, surge entonces la gran incógnita: en esta coyuntura, ¿se
podrá evitar la repetición de eventos como la Segunda Guerra Mundial y el
neofascismo?
Para responderla es necesario destacar que fue precisamente en el periodo
precedente (noventas) donde se acumularon los factores causantes, lo cua-
les tienen que ver con el consumo13 como palanca del modelo clintoniano
(destruido por el bushismo), cuyo bienestar se expresó en el superávit fiscal al-
canzado, aunque acumulándose deudas astronómicas mediante las emisiones
de bonos del tesoro americano (lo que permitió mantener un superávit en la
cuenta de capital mientras el dólar se abarataba impulsando las exportaciones,
lo que ya no ocurre por la crisis, dado que el déficit estadounidense se ha
financiado mediante la compra de esos pasivos gubernamentales).
11
No es extraño ya que ambos comparten la teoría cuantitativa del dinero, herencia de David Hume,
tan anacrónica como el liberalismo de Smith y Ricardo; así como la teoría de población de Malthus.
12
“Lo que antes fue, pasó y se convierte en lo que no fue, y los instantes se renuevan” (173-185), Publio
Ovidio Nasón (1980: cxxiv). “Al descender las almas entran en las plantas que están animadas ya por
otras almas, según lo declara la escritura” (…) tras de bajar como gotas de lluvia, las almas que descen-
dieron renacen como plantas de arroz y trigo, hierbas, árboles, sésamo y diferentes clases de leguminosas
(…) Aquellas almas que entraron en las plantas se transmiten, más tarde, mediante los actos generativos
animales que efectúan quienes se comen las plantas ulteriormente”. En: La India literaria (1981:62).
13
Es el caso de Kalecki, Keynes, así como anteriormente de Sismondi.
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Las teorías del subconsumo del siglo xx, herencia malthusiana, habrán de convertirse en su opuesto.
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Véase capítulo 23-1 del Tomo I y capítulo 20-2 del tomo II de El capital (Marx, 1971).
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Primera parte
La economía política del ambiente
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La economía política como ciencia (Dobb, 1975; Meek, 1972) tiene un fun-
damento histórico y social. Histórico, por cuanto los diferentes problemas
económicos de las naciones son cambiantes, como resultado de la dinámica
y estructura, que le son inherentes al capitalismo en el ámbito mundial-local.
Y en cuanto a la dimensión social, ésta va implícita en tanto cada periodo
histórico sólo puede entenderse como la puesta en marcha de un proyecto de
clase en donde (Meek, 1975) la ideología no ha estado ausente del ciclo y sus
distintas fases que han generado sus correspondientes políticas económicas
(“patrón de acumulación”), representando a un sector de la sociedad que
puede conquistar el sentido y dirección de la marcha general de la economía.
En el desenvolvimiento teórico de la economía no están ausentes los
instrumentos cuanti-cualitativos, que se plantean como fin alcanzar ciertas
características presentes en el modelo que se persiga (así como los métodos
combinados tanto deductivos como inductivos). Empero, la capacidad heu-
rística comprensiva de cada propuesta argumentativa requiere ser abordada
por sólidos fundamentos conceptuales en el plano teórico teórico-metodo-
lógico, ya que no basta la representación cuantitativa del fenómeno, por lo
que es indispensable construir el mapa mental de la economía moderna en
la transición energético-ambiental y en cada uno de sus momentos.
Un aspecto fundamental a tomar en cuenta en este entramado, es la rela-
ción del sistema como una totalidad,17 respecto a los cambios verificados en
las relaciones que constituyen el núcleo que genera el impulso central hacia
la reproducción socioeconómica, y que de ahí se transmite a su rizoma18
cognitivo y práctico.
Puede afirmarse que, en la evolución social, el pensamiento económico
giró (Dobb, 1975:67) alrededor del origen y funcionamiento del producto
neto (plusproducto). Y hoy en día, las principales preocupaciones tienen que
ver más bien en relación a las posibilidades de alcanzar el crecimiento soste-
nido, ahora sustentable (Costanza, 1999), que en los modelos keynesianos,
neokeynesianos y monetaristas alcanza su máximo esplendor (sin excluir el
marxismo institucional) y que tiene su fundamento en la maximización de
17
A éste se le puede agregar siempre algo más (Leff, 2003).
18
“La multiplicidad se metamorfosea cambiando de naturaleza” (Giles Deleuze y Félix Guatari), en Hugo
E. Biagni y Arturo A. Roig, 2008:171.
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Puede señalarse que la polarización 80%/20% se convirtió en 99%/1%.
20
Instituto para la Protección del Ahorro Bancario; Proyectos de infraestructura Diferidos en el Registro
del Gasto.
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21
Véase a Tugan Baranowsky, Bortkiewicz, etc., en Rosa Luxemburgo, La acumulación de capital, Gri-
jalbo, México, 1966.
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Se refiere a lo que permanece en el tiempo (leyes universales).
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Capítulo 1
La economía política y el valor económico
ambiental
El Tao de la economía
Ser uno con todo, esa es la vida de la divinidad, ese es el cielo del hombre ¡Ser
uno con todo lo viviente!, volver, en un feliz olvido de sí mismo, al todo de la
naturaleza, esa es la cima de los pensamientos y las alegrías, esa es la sagrada
cumbre de la montaña, el lugar del reposo eterno donde el mediodía pierde su
calor sofocante y el trueno su voz, y el hirviente mar
se asemeja a los trigales ondulantes
(“El Hiperión o El eremita en Grecia”, Frederich Hölderin).
Introducción
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En los fisiócratas, la teoría del valor se presenta siempre como una teoría
derivada del valor calorífico y de la aplicación de la fuerza de trabajo, que
se sustentan en un proceso natural (productividad natural de la tierra como
soporte de la productividad natural del trabajo), ignorando la peculiaridad
social del valor.
Más adelante, Adam Smith (1978) logró demostrar la limitación de los
fisiócratas en cuanto al origen del valor y la plusvalía (en su caso la renta de
la tierra), y estableció al trabajo en general como la fuente del valor econó-
mico y moral (Smith, 1978:34), aunque coincidiendo con el individualismo
posesivo de John Locke.
Smith, sin embargo, dio un paso atrás al separar la esfera natural de la
humana, apareciendo la naturaleza más bien en una dimensión sobrena-
tural. Para él, los recursos naturales constituyen un don de origen divino,
siendo el hombre el centro de la creación. De ahí que para Smith (como
para Hume) lo importante es la filosofía moral (“la mano invisible”) y el
antropocentrismo económico.
Además, no distinguió entre el trabajo abstracto y concreto (Marx,
1974:8), y por ello, el trabajo realizado fue confundido con el precio del
trabajo expresado en el salario (al no diferenciar el trabajo de la fuerza de
trabajo como la mercancía que el capitalista compra al obrero), lo cual dio
origen a una contradicción o bien a dos leyes del valor presentes en su obra,
como lo demostró David Ricardo (Dobb, 1975).
De esta doble ley del valor: trabajo humano versus costos de producción
(en ambos casos bajo el equilibrio entre la oferta y la demanda) surge, de
un lado, su continuidad crítica en Ricardo que desarrolló y perfeccionó la
teoría del valor-trabajo;25 y del otro, se fortalece la explicación crematística,
que confunde la riqueza real con la nominal.
De ahí que Malthus retomara esta última y se considere como padre de
la economía ambiental (precursor de Marshall, Jeavons, Pigou, Georgescu-
Roegen, así como también de Keynes) planteando que la tierra crea valor
económico,26 a diferencia de la opinión de Smith, y con mayor claridad
Ricardo (1959), de que sólo el trabajo humano lo hace. De esa forma, la
economía política (exotérica) de Malthus (Marx II, 1971:347) representa
un desarrollo de ese error de Smith, que confunde el gasto de trabajo con
25
“El valor de un artículo, o sea la cantidad de cualquier otro artículo por la cual pueda cambiarse,
depende de la cantidad relativa de trabajo que se necesita para su producción, y no de la mayor o menor
compensación que se paga por su trabajo”, es decir su utilidad, dice Ricardo en su epígrafe crítico a
Smith (1959:9).
26
Ya que se confunde el valor con el valor de cambio (Ricardo, 1959:298), “Opiniones del Sr. Malthus
sobre la renta”.
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“No puede citarse ningún proceso de fabricación en el cual la naturaleza no brinde su ayuda al hombre,
y la brinde, además, de manera generosa y gratuita” (Ricardo, 1959:58).
28
Ésta se refiere a la materialización del trabajo social (Marx I, 1974:28).
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El nominalismo fue creado por Juan Duns Escoto en el siglo XII.
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tiene que ver con su rareza, y ésta, desde luego, es un elemento del valor,30
ya que el mismo trabajo humano abstracto se expresa ahora en una menor
cantidad de valores de uso, lo que denota un mayor valor de la mercancía.
Esto ocurre también cuando sobreviene un desastre natural, además de ser
una hipótesis central: frente al cambio climático se incrementa el valor del
producto agroalimentario.
Pueden señalarse los límites al concepto de trabajo concreto en Marx, al
no haberlo insertado dentro de la reproducción de los ecosistemas y no ha-
berse complementado su análisis con el valor-desecho, que es parte del valor
de uso. Así, hoy está presente el denominado valor de no-uso (Calomarde,
2003). Pero para Marx no hay una separación de la escasez (y el principio
del mínimo esfuerzo, que es más bien una característica del animal humano)
de los contextos humano-natural y socio-cultural en los que emerge. Y es
que no pueden verse las cosas (es decir, las mercancías) aisladas y fuera de
las relaciones sociales que las engendran; en uno y otro caso está presente la
antropogenia económica y no las “leyes naturales del mercado”, a la manera
de la mano invisible; que no es invisible (socialmente) pues se trata del tra-
bajo abstracto gastado: la humanidad como concepto, independientemente
de la forma concreta en la que se obtiene determinado producto-mercancía.
En tanto el trabajo concreto y el valor de uso funcionan como el sustrato
material del trabajo abstracto y del valor de cambio (y del valor real), justo
es señalar que estos últimos se modifican por influencia de los primeros. De
esta manera, la ecología es una economía de los valores de uso (y de no uso)
naturales, y la economía una ecología de los valores de uso sociales, que son
la base sobre la que se presenta la economía del valor-trabajo. Ésta se modi-
fica no sólo por la destrucción ambiental, que a su vez destruye los valores
de uso naturales, sino también por la manipulación social que se produce
al fijarse los precios monopólicos, que es la característica del mundo global.
Dado que los ciclos económicos sólo están determinados por factores
políticos (Kalecki)31 sino ecológicos, conviene destacar que la teoría del valor-
trabajo refiere directa y globalmente al valor de reproducción eco-social, que,
aun cuando fue originado mediante la aplicación de un quántum de trabajo,
esto no quiere decir que la explicación completa radique en ese hecho, pues
la inversión de trabajo social se refiere al caso de una mercancía en particular
30
“La rareza (fuera de la oferta y la demanda) es por tanto un elemento importante del valor de cambio”
(Marx I, 1970: 106).
31
“Kalecki tuvo una visión menos agradable. En un artículo escrito durante la guerra, vaticinó que una
vez comprendidas las causas del ciclo económico comercial, éste sería sustituido por un ciclo económico
político” (Robinson, 1975 133).
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(Marx I, 1974:11). Aparte de que no hay que olvidar que esa cantidad in-
dividual es también y previamente social, en la medida que cada mercancía
individual representa un gasto de trabajo socialmente necesario que no tiene
que ver con la aplicación del gasto de trabajo individual; en otras palabras,
el valor individual (que puede coincidir o no con el social) es producto del
trabajo social y por lo tanto la jornada individual es un componente de la
jornada de trabajo colectiva (Sereni, 1976); finalmente, es el trabajo global el
que importa y no tanto el individual, pues éste genera un valor (individual-
social) que representa sólo un fragmento del valor total producido por el
obrero colectivo, siempre subordinado a los ciclos de la naturaleza.
Considerando a estos últimos, sus interacciones quedan descritas en el
proceso de reproducción social y natural, de manera simultánea. El valor de
uso para la reproducción (Marx, 1976:54) sería la forma más compleja del
valor (y del valor ambiental); esto es porque el valor es un producto (objeti-
vado) resultado del flujo de energía-trabajo y materiales (insumo-productos)
gastados, que constituye tan sólo un momento del ciclo ambiental de la
energía-materia.
Valor y termodinámica
En los ciclos naturales, lo que cuenta son los flujos de energía (mediante
e ciclo de los materiales) en cuanto tales. Y como el valor no es nada más
económico, éstos contienen no solamente un valor ecológico, considerado
como una suma de valores de uso, sino también incluyen una valoración
social de la naturaleza; por ello se puede hablar de un valor-energía, que
se refiere a cómo la energía natural es fijada por la economía y la energía
humanas, a fin de construir la sociedad humana.
El valor-energía no es nada más el valor de uso que fluye mediante trans-
formaciones materiales (metamorfosis) que conservan la energía aplicada ‒a la
vez que la desperdician‒. En este proceso, la actividad humana materializada
se presenta, de un lado, como un valor de uso natural y, del otro, como un
sujeto de valor que aplica una fuerza (que es en su origen un don gratuito pero
que se transforma en un valor para la reproducción y en una convención social
a la vez), que no es sino el trabajo social, el cual reina en la medida en que se
presupone que todas sus manifestaciones son momentos cíclicos de los flujos
de la energía a través del ciclo de los materiales (fijos) (y a la inversa: la materia
se degrada en energía). En aquéllos, se entromete la economía humana sin
darse cuenta que no puede, aunque quisiera, rebasar esos límites.
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“En la economía de la naturaleza, el circulante (la moneda del reino) no es un material -como la plata,
el oro acuñado o el papel moneda-, sino la energía solar”, J.B. Callicot (1997: 119).
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…el universo, la energía y el tiempo, son recursos básicos del universo, dispo-
nibles y aprovechables por medio de sistemas que evolucionan hacia una cada
vez mayor complejidad; (además) se distinguen varios niveles de complejidad
de los sistemas transformadores de energía-materia, siendo el último nivel el
social. En éste, los sistemas como empresas, instituciones, asociaciones y gobier-
nos, la energía de todo tipo, principalmente la humana (en forma de mano
de obra y personal calificado), junto con la energía transformada en forma
de recursos naturales y capital se combinan con la información (manuales de
organización, de procedimientos, leyes, reglamentos y procesos industriales)
para producir bienes y servicios cuyo valor se expresa en un valor monetario
(Morin, 1997:1).
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Hay múltiples teorías del valor económico. El hecho es que la teoría del
valor-trabajo explica más ejemplos (tendencias, ciclos, procesos) que aque-
llas teorías que niegan el trabajo como sujeto (así como las crisis crónicas y
cíclicas). Ciertamente, esta teoría se ha transformado en una reconstrucción
crítica del sujeto, lo que tiene que ver no sólo con la magnitud y formas del
valor sino también con el valor de uso y la sustancia del valor.
El valor energía-trabajo es actualmente la teoría del valor-trabajo reno-
vada pero limitada en el honor de ser una ley absoluta, ya que es una simple
sirvienta del valor-energía, el verdadero jerarca.
En consecuencia, la teoría del valor en general revela ser una parte del
diálogo entre diferentes manifestaciones del valor y de los procesos de valori-
zación y significación social inherentes a ellos. Es una teoría del diálogo entre
los distintos significados del mismo valor, así como del mismo significado de
diferentes valores. Éstos varían de acuerdo a la presencia de puntos de vista
diferentes y que designan otros campos del conocimiento.
La teoría discutida también incluye su tergiversación a través del pre-
dominio de los falsos o no valores sobre los valores reales. De ahí que la
discusión del valor conduce a discutir sobre la significación del significante,
esto es, del signo de valor (Marx I, 1974:83).
Puede agregarse que existe una relación entre todas las formas del valor,
y específicamente de la relación del valor ecológico, con el valor económico
(real). La destrucción ambiental reduce el valor ecológico pero aumenta
absolutamente el económico, al incorporar el coste ecológico como un coste
económico, o sea, la reposición del recurso natural requiere más trabajo
(expresado en mayor valor), y por lo tanto capital, pues en el capitalismo el
dinero invertido para este fin es capital, esto es, ambos trabajan juntos aun-
que el capital domine sobre el obrero; no obstante, socialmente hablando,
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Diferencia valor/precio
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Conclusiones
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Capítulo 2
La teoría del valor-trabajo y la ecología
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Introducción
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mientras que en la segunda fase se trata ahora de un costo que expresa una
inversión hecha con el fin de reponer la naturaleza consumida por el hombre,
y entendida ésta como la monetización (o no) del nuevo producto natural
incrementado (que en el primer caso se da con pérdidas) que se genera.33
En este último caso, se trata de un costo que se incluye en el precio de
producción, así como de la inclusión de este sector en la economía como tal.
Esto es el resultado de más medios de producción y de consumo y, a la par,
más medios naturales (de producción y de consumo). Y también se traduce
en más plusvalía social y el uso de trabajo asalariado, independientemente si
es gratuito (voluntario) o no, redituable o no.
La plusvalía incrementada por el capital y el trabajo de conservación-
restauración no hace sino aumentar el motivo para que ésta no se pueda
realizar aun con precios incrementados, por la razón de que a mayor produc-
ción-productividad disminuye el valor medio pero se genera un mayor valor
total, lo que incluye a quienes tienen una productividad inferior a la media,
tanto social como natural; ergo, en esta última, por requerir de cuantiosos
gastos de trabajo de rehabilitación para mantener las condiciones medias o
normales de la reproducción del capital.
La economía política ecológica o del ambiente es la forma de la economía
política crítica en la actualidad, ya que ejerce la critica a la economía conven-
cional expresada en la economía ambiental que se reduce a la crematística,
en gran medida, y aun a la economía ecológica, la cual considera las leyes de
la termodinámica y en consecuencia tiende a reducir el valor económico al
valor-energía como lo hace Costanza siguiendo a Georgescu-Roegen (Bur-
kett, 2006).
Considera también esta nueva economía el rol del imperialismo ecoló-
gico, en cuanto pretende hacer del mundo una alcancía, donde todos los
recursos naturales se expresan en billete verde (de ahí su carácter ecológico);
su misión es el dominio hegemónico del gobierno invisible que trueca en
visible cada vez más, pero cubre siempre más de lo que enseña.
Un aspecto fundamental es la discusión sobre el “no valor” (no confundir
con el sensorialismo de los términos de valor de no uso, de existencia, con-
tingente, etc., (A. Toledo, 1998). El no valor (Marx, 1975:301) se entiende
como la eliminación del valor por la tecnología (que no elimina la ley del
valor como pretende Leff (2004), así como por la intervención de la natura-
leza en la economía humana; por el hecho de que las nuevas tecnologías son
naturales, debido a la intervención humana en la naturaleza. Esto significa
que la apariencia de dominio sobre natura ignora que a mayor pretendido
33
Fórmula p/c+v+p+(ce). Donde ce=costo ecológico. FIDEl
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Corresponde a la fórmula D-M{T, Mp}…P…D’., “aquí se paga y se consume el mismo proceso de
producción y no un producto separable de él” (Marx II, 1971:51).
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Conclusiones
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El Tao de la economía
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Capítulo 3
El pensamiento económico y el ambiente
El Tao de la economía
Introducción
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Norte, sino en la pobreza en los países del Sur. Aunque la mayor plusvalía
que se extrae desde la periferia proviene de su baja productividad, la pobreza
cumple y amplifica tal papel. Y a pesar de que el centro no vive sólo de
la transferencia de recursos del sur, la modificación del valor es resultado
del diferencial económico entre el Norte y el Sur, la ley del valor continúa
funcionando. Esto ocurre aun en procesos acelerados de automatización,
puesto que al disminuir la cantidad del trabajo, al ser sustituido por máqui-
nas, aumenta la calidad del mismo, es decir, el trabajo complejo, altamente
capacitado (Amin, 1972). Aunque, claro que la disminución del valor social
no niega sino afirma mayores ganancias, sobre todo bajo la modalidad de la
ganancia y la renta de monopolio.
También la teoría de marras está conectada con el gran problema de
nuestro tiempo, que es el desempleo de la fuerza de trabajo, derivado de
la entropía económica, es decir de la anarquía de la producción, la cual es
la forma como se sigue expresando la ley del valor aún en la fase científica
del capitalismo. Causalidad y casualidad se dan de la mano. No se trata de
simples coincidencias, ya que ellos expresan una regularidad como si fuese
una ley natural, por supuesto del capitalismo.
Por lo tanto, la falta de planificación del trabajo social realizado y su
distribución en el producto social e individual es la causa del creciente des-
empleo. La explicación teórica tiene que ver con la lucha por la supervivencia
de la clase y de la especie, y en este último caso, el estudio de lo social es
insuficiente si no toca los límites ecológicos del proceso económico. El reto
es articular las necesidades del hombre en consonancia con los ecosistemas.
Ello implica entender que, en la sociedad actual, sus fines son incompatibles
con los fines eco-sociales.
El entendimiento del proceso económico implica contemplar su fun-
ción social y ecológica. Esto conduce a una economía del trabajo y de la
naturaleza, que como economía política van más allá del simple análisis
económico convencional para sumergirnos en el terreno geopolítico sin
caer, desde luego, en la fanatización de la lucha de clases, las fuerzas produc-
tivas o bien de la utilidad y el coste marginal, el crecimiento sostenido, etc.;
de ahí que los esfuerzos hacia la construcción de una nueva economía, de
una economía ecológica, se fundan en un pluralismo económico (político)
y conceptual, e incluso en cierto eclecticismo, pero la perspectiva dialógica
no elimina nuestra propia visión del mundo (aunque sí la comparte), lo
que representa los intereses de la especie y de la mayoría de la población
económicamente activa o no; se trata de una dialéctica de la positividad y
del constructivismo social, no de una dialéctica negativa y autodestructiva
(Abbagagno, 1979).
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El Tao de la economía
La economía y la ecología
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lo que hoy en día no puede dejar de considerarse como parte de una ética
ambiental (Kwiatkowska e Issa, 1997)].
Así, el eje analítico articulador debe ser la ley del valor, y no una visión
de la contaminación que la presenta aisladamente como resultado casuístico
del enfrentamiento entre el agente que daña, y al agente dañado (Coase, en
Himénez H., 1993).
Puede finalizarse diciendo que, en la relación economía-ecología: “Am-
bas disciplinas comparten algunas características teóricas y en diversos
momentos se han beneficiado de los avances de la otra. Es una historia
fascinante, la manera como dos campos complementarios se han asociado
con prescripciones tan opuestas acerca de cómo la gente debería actuar
con su medio ambiente”.37
37
Lotka (1995), en Costanza (1999: 34).
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El Tao de la economía
La vigencia de la ley del valor en el mundo contemporáneo tiene que ver con el
hecho de que la fuerza de trabajo es creadora de valor (económico y de otros),
no la naturaleza, pero esta última requiere de la aplicación de trabajo que mo-
difica la forma en que se genera el valor (trabajo abstracto) y en que se produce
la riqueza material (trabajo concreto), que si bien forman una identidad real
y conceptual, también está presente en ellos una contradicción y alejamiento;
junto a la unidad y acercamiento entre ambos, como en el doble carácter del
trabajo (las coincidencias entre opuestos, de Nicolás de Cusa, Flesch, 2000).
Frenar la crisis ambiental capitalista pasa por invertir en “capital natu-
ral”, lo cual tiene que ver el surgimiento de un sector de bienes y servicios
ambientales.
De ahí emergen una serie de problemas específicos tanto en la teoría
como en la realidad, que tienen que ver con el hecho de que el ciclo y
evolución de la vida es modificado por el hombre y por el capitalismo; para
adentrarse asíen el comportamiento de la economía y la sociedad como un
todo unificado, independientemente de las relaciones sociales de producción
y del potencial tecnológico acumulado y presupuesto en cada forma concreta
de la reproducción social, es necesario ubicarse en el contexto de la evolución
de los ecosistemas y especies (Prennant, 1972) que ahí habitan. De esta
forma es necesario tomar en cuenta los tres criterios básicos que permiten
captar el proceso cíclico: los flujos de energía, el ciclo de los materiales y los
flujos de información (en el ámbito de la economía de la naturaleza como
en la humano-social) (Guillamaud, 1971:123).
Además hay que tomar en consideración que la diferencia entre la mate-
ria y la energía radica en que la primera es energía en suspenso y la segunda
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Guillermo Torres Carral
un flujo, aunque entre ambas se presenta una mutua conversión, esto es, de
la energía que fluye a la energía fijada como materia y a la inversa. La fijación
de la energía puede darse como consecuencia de la actividad humana, pero
de hecho es una característica esencial de los procesos que ocurren en la
naturaleza.
Hoy está claro que en la materia se encuentra una compleja red de re-
laciones de energía almacenada en diferentes formas y que se transforma
por las leyes de la termodinámica. Pero en nuestro mundo, esto sólo puede
provenir primariamente del sol y polvo cósmico, así como de la influencia
que ejerce la evolución de la corteza terrestre y los procesos geológicos en
general.
Por lo tanto, la Tierra no es un sistema cerrado, o mejor dicho, es abierto
(Rifkin, 1996) hacia fuera y cerrado hacia dentro, que es lo que nos lleva a
distinguir entre la macro y micro naturaleza.
Así pues, una vez descrito el panorama anterior, es menester destacar cua-
tro grandes hipótesis como guía teórico-práctica de la economía ecológica,
basada en los principios de compatibilidad.
Dentro de los primeros hay que incluir a los productos de la naturaleza que
posteriormente serán aprovechados por el hombre para su transformación a
través de su trabajo. Y dentro de los segundos, están presentes las condicio-
nes indispensables para la reproducción de la vida.
En la primera parte del ciclo, deben incluirse no sólo las leyes de la evo-
lución, sino las leyes de la termodinámica. Esto implica que la fotosíntesis,
y la conservación de la energía en general, transforma la energía lumínica en
energía calorífica (Guillamaud, 1971). El hecho es que mediante el consu-
mo alimentario los seres vivos pueden sobrevivir, y los humanos generar sus
alimentos mediante su actividad vital: el trabajo social consciente.
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En el caso de agua hay que partir del cambio climático, lo que pasa por la
reforestación y su captura a través de las ecotecnias.
En la agricultura, hacer más eficiente el uso de la tierra y agua erra-
dicando el monocultivo y cambiando el patrón de cultivos, luchando por
la reconstitución de los cuerpos superficiales y su limpieza (así como de
humedales, llanuras costeras, etcétera).
Por su parte, la industria debe ahorrar lo máximo del líquido.
Y en el consumo final, tecnificar el ahorro, reparando tuberías y sobre
todo parando la emisión de gases invernadero. Asimismo, pagar el servicio
ambiental a un precio justo (fase segunda). Por último, la generación de una
amplia red de sistemas de tratamiento del líquido.
En pocas palabras, el ciclo económico no debe enfrentarse al ciclo del
agua. Ello implica la reapropiación social del agua y pagar según sus capa-
cidades los costos de distribución (lo que no excluye subsidios en el caso de
los más necesitados).
La solución de la problemática no está en alguna de sus fases sino en el
comportamiento del ciclo en su conjunto. De ahí se desprende que lo que
hay que renovar es el proceso total. E independientemente del interés de las
corporaciones trasnacionales por su apoderamiento, sólo puede garantizarse
la continuidad del proceso cuando el agua deje de ser un monopolio (Marx,
1974). No se trata de un problema sólo de derechos de propiedad (que no
son necesariamente incompatibles entre sí) sino de la escasez real o artificial
y de su monopolio. Eso es lo que hay que evitar ya que se trata de un bien
común (Shiva, 2007). Pero quienes la desperdician no sólo deben pagar sino
ser multados por ello y con sanciones más graves de lo que hoy ocurre en
países como México.
En ese contexto ha surgido una propuesta alentadora (Lovelock, 1992):
formar sindicatos del recurso, agua, suelo, aire, vegetación. En estos sindi-
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El Tao de la economía
catos se trataría de lograr que los diversos agentes ambientales que dañan o
resienten el daño colaboren como iguales y/o como desiguales, en el rescate
y defensa del agua, pero esto a dos niveles: macro social y micro social;
e innovando formas mixtas de participación y propiedad entre gobierno,
empresa y sociedad, o dicho de otra forma, crear empresas públicas, privadas
y sociales de manera conjunta e integrada, con una vigilancia en el sentido
de la reapropiación social de la naturaleza y no de una apropiación privada
sin límites.
91
Segunda parte
El ciclo eco-social y las metamorfosis
del valor económico ambiental
El Tao de la economía
Había algo indefinido pero completo en sí mismo, nacido antes del cielo-tierra.
Silencioso e ilimitado, único e inmutable, aunque impregnándolo todo sin
excepción, puede considerarse como la madre del mundo. No conozco su
nombre; lo denomino Tao (“Tao Te King”, Lao Tsé).
1
Energía vital del universo.
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Guillermo Torres Carral
Hay que encontrar las raíces del modo depredador no sólo en la práctica
del sistema capitalista sino en la ecología de la mente (Bateson, 1997), de ahí
la necesidad de ahondar en la superación de los fundamentos de una visión
del mundo anacrónica, pero que continúa arrasando el planeta.
El resultado es la presencia de una doble dualidad: natura-hombre/hom-
bre natura que corresponde a la subordinación a natura o bien a su dominio.
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Capítulo 4
El ciclo eco-social de la materia y los flujos de
energía en la economía ecológica
El Tao de la economía
Introducción
Una acción recíproca tiene lugar entre los diferentes momentos. Este es el caso
para todo orgánico (Marx, 1974:256).
2
Véase de Arne Naess, “La ecología profunda” (1997:18). La sustentabilidad “débil” plantea la sustitución
de natura por capital, la “fuerte” establece límites a dicha sustituibilidad a partir de la integridad de los
ecosistemas. Ambas se equivocan al siquiera pensar en la sustitución de la naturaleza de la cual dependen.
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Esto significa que las leyes generales del universo, que incluyen el funcio-
namiento de la termodinámica y la evolución natural y humana, así como los
flujos de energía y su ciclo (además del ecosistema informático), atraviesan por
tres grandes etapas intercaladas y simultáneas, en tanto pueden ser considera-
dos éstos como flujos de energía natural y/o humana a la vez:
b) Los flujos humanos se presentan en tanto constituyen tan sólo una forma
del ciclo general de la materia y de la energía.
La diferencia entre los flujos naturales y humanos, tiene que ver en cuanto
a su separación y/o autonomía (desdoblamiento), lo cual incluye la transi-
ción de cambios cuantitativos a cualitativos (y a la inversa). En los primeros
predomina la separación y autonomía entre el ciclo natural y humano; en
los segundos tipos de flujos, éstos se alternan como parte de un proceso uni-
tario, ya que la dualidad no niega sino que por supuesto incluye la unidad
entre ellos (Marx, 1985).
El punto de partida consiste en tomar en cuenta que de los dos procesos
señalados pueden abstraerse sus distintas fases, como son las siguientes:
3
Donde la energía como flujo (E), se suspende en materia-producto (M) y luego ésta se desintegra en
energía (E).
4
Es decir, la materia (además del desgaste de los medios de trabajo), como materia prima (M), se reinte-
gra y los flujos de energía E (aplicados en el proceso de trabajo) producen otra materia (producto, M’).
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5
“Todos los fenómenos del universo, sean productos de la mano del hombre o de las leyes naturales de la
física, no nos dan idea de real creación sino únicamente de una modificación de la materia. Juntar y sepa-
rar son los únicos elementos que el ingenio humano encuentra al analizar la idea de la reproducción; y por
lo tanto hay reproducción del valor y de riquezas si la tierra, el aire y el agua en los campos se transmutan
en grano, como si con la mano del hombre la secreción de un insecto se transforma en seda, o algunos
trocitos de metal se organizan para formar un reloj de repetición”, cita de Pietro Verri (Marx II, 1975:57).
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Esto tiene que ver con la energía libre de Gibbs; véase a Isaac Asimov (1975:160).
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Carta del Jefe Sioux al presidente de EUA, en Lucio Leyva (1998).
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Pasaje de Abraham e Issac discutido en Jacques Derrida (1993).
9
Para Marx lo orgánico es el hombre y la naturaleza inorgánica es la verdadera natura (I, 1970:76).
10
Hablamos de economía ecológica para debatir con tales economistas, aunque se considera aquí que
la economía política ambiental, o mejor dicho del ambiente, es más apropiado (a la vez que permite
deslindarse de la economía ambiental y la ecológica, pero a la vez dialogar con ambas).
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Capítulo 5
El ciclo del valor-energía y la economía
política de los servicios ambientales
El Tao de la economía
Introducción
Esta es la relación de cómo todo estaba en suspenso, todo en calma, en silencio; todo
inmóvil, callado y vacía la extensión del cielo (…) Solamente había inmovilidad y
silencio en la oscuridad, en la noche. Sólo el Creador, el Formador,Tepeu,Gucumatz,
los progenitores, estaban en el agua rodeados de claridad (…). Llegó entonces la
palabra, vinieron juntos Tepeu y Gucumatz, y hablaron entre sí (…) se pusieron de
acuerdo, juntaron sus palabras y su pensamiento (Popol Vuh).
11
Véase Ley de desarrollo rural sustentable (2001). Aquí se hace equivaler el desarrollo rural sustentable
con el incremento de los servicios ambientales. Lo que se traduce en un reforzamiento del modelo
depredador.
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Los beneficios obtenidos por los servicios recibidos tienen que ver con
la salud ambiental tanto a nivel planetario (o macrocosmos), (Paracelso,
1994), como social e individual (microcosmos). En el pasado, éstos eran
gratuitos para el capital, mientras que ahora le comienzan a costar al capital.
Esto tiene su explicación en que se está transitando de una época donde los
recursos naturales eran abundantes, relativamente hablando, a otra donde
deben pagarse más caros a medida que escasean, llegando incluso a su ex-
tinción; o si se quiere, se pasa de una menor a una mayor demanda como
resultado del mercado de dichos recursos, tanto por el incremento de la
población como de las necesidades solventes por parte de los consumidores
individuales (así como de los productivos).
El “cambio de era” (Touraine, 1998) implica también un cambio de
paradigma; se asiste a un cambio en la forma de pensamiento que transita
del mecanicismo al pensamiento orgánico y complejo. Lo que es válido
en el nivel espistemológico en general también lo es en el de la reflexión
desde la economía política. Pero sobre todo son los hechos históricos los
que llevan a este punto, a esta bifurcación civilizatoria (Laszlo, 1990).
El beneficio ambiental tiene un doble carácter, ya que de un lado expresa
la tendencia hacia el apoderamiento mercantil-capitalista del mundo natural
que estaba fuera del mercado y que se refiere a lo que llamamos la macro
naturaleza y, del otro, representa una metamorfosis hacia una economía
ecológica donde se incorporan mecanismos que parecieran representar una
filantropía humana hacia la naturaleza (biofilia vs necrofilia), pero que en
realidad son un medio para incrementar los beneficios económicos, más de
tipo privado que social; aquí entonces el beneficio ecológico es un medio
para alcanzar una mayor acumulación de capital.
La visión opuesta es aquélla que considera que no hay mayor beneficio
económico que el que se alcanza a través del mayor beneficio ecológico, co-
menzando esto último a perfilarse actualmente como un fin de la actividad
económica.
Como complemento de la anterior y a la vez crítica de ambas posturas,
nuestro punto de vista es que junto al beneficio ecológico obtenido se re-
quiere beneficiar al sujeto humano, en especial al trabajador (en tanto obrero
colectivo), pero sólo en la medida en que se puede transitar a un verdadero
desarrollo, el cual presupone la liberación humana de la esclavitud de las
cosas (ergo, el capital) así como la liberación de la naturaleza de la esclavitud
que el capital le ha impuesto.
Lo dicho tiene que ver desde luego con la aparición del binomio eco-
social, como un rasgo definitorio en el momento actual en que se vive la
deconstrucción de la sociedad moderna (y posmoderna). Es en este contexto
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Referencia a Giordano Bruno, La expulsión de la bestia triunfante (1975).
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Y desde luego incluyendo la preservación y conservación.
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Aunque también puede ocurrir lo contrario debido a una mayor regeneración de la naturaleza inducida
por el trabajo humano.
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Por esta razón tal retribución puede traducirse en una mayor explotación
del trabajador y de la naturaleza. El resultado es que esta inversión funciona
mediante un capital en explotación y que la sociedad (mejor dicho, el mercado
mundial) se beneficia; no así el productor, tampoco la macro natura, y adi-
cionalmente se desestimula la producción agroalimentaria no contaminante.
En la economía ambiental, el que finalmente resulta beneficiado por
el servicio ambiental es el capital, mientras en la economía ecológica es la
naturaleza la mayor beneficiada e indirectamente el hombre (trabajador).
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El Tao de la economía
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Las unidades clasificadas de autoconsumo representan el 45 % de las Unidades de producción Agro-
pecuarias (siap, 2012).
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No hay que olvidar que el “capital natural”, en la forma del psa (que no es
el valor ecológico, sino el dinero invertido con fines de valorización, aunque
se exprese sólo al nivel global), es una inversión a multiplicarse.
El sa debe pagarse no sólo por conservar el bosque o manantiales sino
por producir biomasa o agua.
En el caso del productor por ejemplo de maíz, significa recibir un sub-
sidio ambiental, lo que sería importante si es que el apoyo a la producción
alimentaria se da de manera eco amigable.
El psa es necesario pero debe ser justo de acuerdo al trabajo eco social en
relación a los siguientes aspectos:
2. Debe agregarse el salario real. Y esta base multiplicada por un índice: diez
dólares por tonelada, por ejemplo.
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El Tao de la economía
d. Por ello debe pensarse en una solución que identifique a los sistemas
agroforestales, que no se traduzcan en castigar a la población local en el
marco de la producción agroalimentaria.
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No hay que olvidar que en los servicios no se separa la actividad del re-
sultado, lo que indica que no podemos separar la tierra del agua, ni de las
poblaciones que ahí viven pues, como afirmó Hernández X. (1985), la ero-
sión cultural y ecológica son mayores cuando se asiste al desmembramiento
de la comunidad por la presencia de agentes del exterior y principalmente
de modos depredadores ajenos a sus prácticas conservacionistas, que si bien
no son la panacea, se trata de mejorarlas con los aportes modernos, no de
desplazarlas por éstos.
Porque finalmente no se trata de que el Estado venga a suplir a la ini-
ciativa privada, porque éste en el sistema capitalista no va dejar de apoyar
y subsidiar las actividades improductivas, especulativas y destructivas. Se
trata entonces de avanzar en la consolidación de una economía social sobre
la base de la reapropiación social y el control social sobre el Estado y el
gran capital.
Cuando se habla de la valoración económica, se insiste en ubicar la discu-
sión confrontando la teoría del valor-trabajo con la crematística económica,
pero hay que entender que hoy en día nuestro marco referencial no puede
ser otro más que el que ofrece una teoría del valor meta disciplinaria, que
permita comprender la vinculación e intersección entre el valor económico,
el ecológico, cultural etcétera (Kellert, 2003).
Es indudable que a la larga los sa conducirán a incrementar los precios
que poco a poco van incorporando el componente del coste ecológico, pero
también se puede obtener una ganancia y renta ecológicas (externalidades
positivas) que distribuyéndose equitativamente puede traducirse en forma
indirecta en una mayor ganancia y renta de la tierra para el propietario-
comunidades, que en México representan la mayoría de los dueños de los
bosques, y beneficiar de manera directa no sólo al propietario sino al mismo
trabajador.
En suma, puede afirmarse que los psa pueden estar al servicio del
capital o del trabajo; y si bien estamos en presencia de un nuevo imperia-
lismo ecológico, también en el contexto de un cambio en los modos de
apropiación, transformación y aprovechamiento de la naturaleza, en el
contexto de la incompatibilidad con el régimen del capital. Sin embargo,
nada se ganaría con negarse al psa, simplemente porque se funda en una
concepción apologética del mercado, mientras la degradación natural y
humana avanza.
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Conclusiones
¿Alguien me puede decir qué está ocurriendo? ¿Por qué cada vez que amanece
mi hogar se vuelve más pequeño? (El jaguar).16
16
Mariela Silva (Un gran plan, Concurso estudiantil de Literatura, uneg, 2007).
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Esto es clave para entender la lógica del tránsito civilizatorio.
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El Tao de la economía
Esto tiene que ver con el téquitl que brindaban los antiguos mexicanos a
la madre tierra y al padre sol. El rito del quinto sol entonces es una escatolo-
gía de una necesidad práctica (y conceptual) que es servir y no sólo servirse.
Y para ello se incluían a los dioses que representaban tan sólo un momento
de una realidad cíclica (y en espiral).
Figura a. 1
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Capítulo 6
El ciclo del valor-calorífico: la alimentación
y salud humanas
El Tao de la economía
Y así encontraron la comida y ésta fue la que entró en la carne del hombre
creado, del hombre formado; ésta fue su sangre, de ésta se hizo la sangre del
hombre (…) De maíz amarillo y de maíz blanco se hizo su carne; de masa de
maíz se hicieron los brazos y las piernas del hombre (Popol Vuh).
Introducción
18
Periódico Reforma, 30 de mayo de 2009.
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19
“Y lo que fue campo se hizo valle, y el monte se inundó y bajó a los mares, y el pantano arideció en
arenal, y el arenal se humedeció en pantano”, Ovidio, 1980: cxxv.
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23
Mientras que para Malthus y Ricardo está presente la ley de rendimientos decrecientes como ley abso-
luta, Marx sostiene la presencia de productividad de la tierra, la cual puede ser ascendente, descendente
o constante (8, cap. 43).
24
“Y corran a chorro pleno los manantiales de la riqueza colectiva”, en K, Marx “Crítica del Programa
de Gotha” (Marx y Engels III, 1971:17).
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El Tao de la economía
plano eco-social, puesto que se requiere de más (no menos) trabajo para
mantener las condiciones medias enfrentadas a la guerra social y contra
natura (Lovelock, 2007).
3. Esta ley de la reproducción (que es parecida a la fisiocrática que se signifi-
ca en el hecho fundamental de la producción del alimento vegetal básico)
(Marx II,1975:123), es la que lleva realmente a una solución de la crisis
ambiental planetaria, ya que establece que la reproducción humana no
debe incluir un límite antinatural como en el modelo depredador.
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La cuestión alimentaria
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2. El modelo agrario. Éste no sólo debe avanzar hacia la equidad en los apoyos
a la mayoría de las unidades de producción sino en diseñar mecanismos que
posibiliten la compatibilidad entre sus tres sectores (campesino, empresarial
y social o cooperativo); además, lograr que la dotación de los factores se
ajuste a la realidad mexicana consistente en: A. La (poca) disponibilidad
y escasez de la tierra; B. Abundancia de fuerza de trabajo; y C. Escasez de
capital y que puedan ser solventados de manera simultánea con la estructu-
ración de un nuevo modelo y políticas agrícolas y agrarias adecuadas.
6. El Estado debe cumplir con sus obligaciones sociales, sin caer en la “es-
tadolatría” (Lipset, 1972).
146
El Tao de la economía
31
Se entiende por éste la capacidad de coleccionar calor por el cuerpo humano, lo que se hace a través
de la alimentación, la medicina, el vestido y la habitación (además de los combustibles). En un nivel
superior incluiría la comunicación.
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Véase la obra de Podolinsky y su comunicación con Marx y Engels, en Burkett, ibid.
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Su contribución al PIB es del 17%, mientras que es 4% el PIB agropecuario y forestal (Inegi, 2008).
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Conclusiones
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11. La salud humana, como parte de la salud ambiental, está conectada con
la alimentación natural y la transición energético-ambiental, y es un
efecto del ajuste entre las condiciones del ecosistema y de la persona en
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Por lo tanto, sólo las tecnologías que convivan y no destruyan a la natura son
y serán las mejores porque:
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Capítulo 7
El ciclo del valor-producto
El Tao de la economía
Introducción
34
Éste, visto desde el valor-trabajo incluye en el movimiento del capital industrial y sus tres ciclos (capital
dinero, capital-productivo y capital-mercancías) de los que desprenden la ganancia industrial, comercial
y el tipo de interés; así como la renta de la tierra.
35
Ésta impone el trabajo social como regulador de los intercambios, el cual depende del grado de pro-
ductividad del trabajo (y de los ecosistemas).
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36
Esta es la principal deficiencia del marginalismo instrumentalista (Bujarin, 1974).
162
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37
Implica tanto inclusión como subordinación. Véase a José Aricó (Marx, 1976).
38
Decía James Stuart que: “Los productos naturales de la tierra, pocos y totalmente independientes del
hombre, son como una concesión de la naturaleza que podría compararse a esa pequeña suma de dinero
que suele darse a los jóvenes para que trabajen y prueben suerte” (en Marx I, 1974:131).
163
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que también incluye una competencia que debe limitarse a fin de no trun-
car las bases cooperativas de la economía mundial y nacional. Además, la
defensa del mundo es una lucha contra el capital, mas no contra las formas
no-capitalistas.
De cualquier forma, como valor de cambio, la naturaleza se expresa en
los precios.
Un aspecto del cual deriva la discusión anterior tiene que ver con la tan
debatida transformación de los valores en precios de producción. Es obvio
que dicha identidad se encuentra en el terreno de un quid pro quo, y de los
ejercicios cuantitativos (que en gran medida son inútiles), así como de la
aplicación de un simple heurismo en la obra de Marx, ya que el problema
de fondo no es su identidad cuantitativa. Lo importante es más bien su di-
ferencia cualitativa (por lo que la identidad cuantitativa es un mero recurso
metodológico).
Aparentemente, y bajo las circunstancias en el funcionamiento de la
competencia restringida, los precios finales estaría por encima de los valores
de las mercancías, pero ello es una mera ilusión pues, aun en ese caso, no
se lograría del todo hacer que el precios se acercara al valor, ya que éste no
puede realizarse completamente, aun incluyendo la renta de monopolio y el
valor económico ambiental. Esto porque crece menos la posibilidad de su
realización en comparación con su incesante producción, que siempre rebasa
los avatares ocurridos en la circulación, y que siempre precede a la demanda
(aunque cada capitalista en lo individual actúa frente a una previa demanda
solvente).
Lo verdaderamente importante es que el estudio de la naturaleza ‒que se
dejaba como un residuo de la ganancia media, constituyendo una ganancia
extraordinaria, lo cual se explica mediante la teoría de la renta de la tierra‒
debe contemplarse en el proceso de la realización del valor total.
Así pues, el costo y el diferencial de la desviación del valor con respecto
al precio comercial, son tan sólo un margen ya incluido e incorporado en la
misma magnitud del valor.
164
El Tao de la economía
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166
El Tao de la economía
167
Guillermo Torres Carral
10. Límites del capital. Los límites del capital, que están detrás de la ley
del valor, radican en que no podrá superarse ésta mientras persista la
subsunción del trabajo y de la naturaleza al capital.
Esto pasa por una reapropiación social que elimine la ganancia (y la plus-
valía) en el largo plazo, así como el dominio capitalista y humano sobre la
naturaleza. Por ello, es necesario aprender a no destruir la Tierra. E implica
una educación socioambiental crítica que busque erradicar el modelo depre-
dador así como a las relaciones de producción capitalista. La cuestión no es
de meras transformaciones jurídicas sino a través de una modificación del
derecho basada en la autogestión popular.
168
El Tao de la economía
13.La economía doméstica es una economía de los valores de uso, por tan-
to también es una economía de la naturaleza pues reproduce la fuerza
de trabajo. Esta economía doméstica constituye una intersección entre
la economía social y los procesos naturales. Su papel es indispensable.
Sin este rizoma eco-productivo no habría economía social y de la na-
turaleza.
169
Guillermo Torres Carral
La ley del valor expresa dos cosas: el trabajo como sujeto y también como
un objeto (natural y social) subsumido al capital. Así mismo, como una
forma que evoluciona históricamente, cambiando sustancialmente en la era
de la destrucción de las fuerzas productivas. Esto es, el trabajo invertido se
expresa como un no-valor derivado de la desvalorización del trabajo y de la
naturaleza, y además expresa el dominio del Norte sobre el Sur que se agrava,
aun cuando no existen los mecanismos correctivos (en la productividad del
trabajo y en la conservación de la naturaleza).
La ley del valor no sólo tiene el aspecto positivo que se expresa en la
significación del trabajo, sino en el negativo en tanto su importancia queda
reducida de manera cuántica. En consecuencia, es la ley del valor la que
explica la explotación al interior y entre países (Marx, 1966).
Este proceso se desarrolla mediante el sistema de precios y la transfe-
rencia de capitales. El primer proceso tiene que ver con la transformación
del valor en precio (precios de producción y de mercado) y el segundo, con
la formación de la tasa de interés derivada de la movilidad de los capitales
dinerarios a nivel mundial.
Lo anterior se traduce en que el gasto de trabajo en los sectores atrasados
es relativamente mayor que en los adelantados, y el resultado es la generación
de mayor valor en relación al precio de producción (el precio natural en
Adam Smith); y a la inversa en los sectores más avanzados, que tienen mayor
productividad y niveles de salarios. Pero como el precio de mercado es fijado
por quienes producen en condiciones más favorables (lo que supone una
oferta mayor que la demanda en estas ramas), los sectores atrasados tendrán
que entregar una parte de su plusvalía a los avanzados. Esto resulta evidente
a través del funcionamiento del precio de monopolio.
Es necesario destacar que no debe confundirse el precio (de producción
o de mercado) con el valor, pues el primero que es una expresión dineraria
del segundo lo conoce el capitalista; el segundo, es una expresión social que
es independiente de su voluntad; así, el precio podrá moverse a voluntad
de los grandes capitales, pero el funcionamiento del valor expresa el de la
economía en su conjunto ( e incluye a los pequeños capitales); y ahí los flujos
de energía económicos actúan de acuerdo a la ley de Lotka,39 concentrando
39
Esta ley indica que pocos abarcan mucho y a la inversa. Alfred Lotka fue el primero en intentar una inte-
gración de los sistemas ecológicos y económicos en términos cuantitativos y matemáticos, considerando la
totalidad del mundo de componentes bióticos y abióticos en interacción como un sistema, donde todo es-
taba vinculado entre sí y nada podría entenderse sin comprender el sistema total. Recalcó pues la necesidad
de entenderlo desde un punto de vista energético en la misma línea de Podolinsky o Georgescu-Roegen.
170
El Tao de la economía
la energía en los sectores más poderosos; pero esa energía no viene de “su”
capital sino del hecho social consistente en la transferencia de energía y valor
desde unos sectores (mayoría) a otros (minoría). La ley del valor permite
entonces explicar las diferencias entre la macro y microeconomía, las cuales
se encuentran entrelazadas; además, el capital individual es una expresión
del valor social.
Lo anterior puede darse en tres escenarios: con precios crecientes, cons-
tantes o decrecientes; y con productividad creciente, constante y decreciente.
Éste último caso es el característico en los modelos de Ricardo y Malthus
(aunque el primero plantea el estancamiento como la tendencia dominante
y el segundo un escenario más pesimista) (Ricardo, 1959); y aunque ellos se
referían a la agricultura en el caso de los rendimientos decrecientes, ahora
(con el marginalismo) ello se ha generalizado en todas las ramas dela eco-
nomía.
Es interesante como Marx, en su crítica a los autores mencionados,
específicamente al modelo de sobrepoblación de Malthus, sostiene que la
presencia de los rendimientos decrecientes (“productividad descendente del
capital”), es una realidad, aunque siempre dentro de un abanico de otras
tantas posibilidades reales y distintos momentos históricos.
Aquí hay un supuesto teórico compartido, en el sentido de que efecti-
vamente diversos factores naturales explican el tener que recurrir a peores
tierras, debido a la sobrepoblación malthusiana (que en realidad es el simple
aumento de la población de manera natural); esto conduce a un incremento
del nivel general de precios (tasa de inflación), por lo tanto, también de los
salarios (aunque en menor proporción), lo que afecta la tasa de ganancia y
de acumulación.
Entonces, en el análisis de la renta del suelo, igualmente puede afirmarse
que aumenta la tasa de la renta diferencial en sus dos formas (Marx 8, 1985:
657), paralelamente al descenso de la productividad e incremento de los
precios.
Con el nuevo paradigma se obtendrá una renta adicional para quienes
empleen tecnologías verdes, ahora más estimuladas por el incremento de
dichos precios (y restringidas en los basureros del Sur).
Todo ello dificulta el escenario mundial presente, que se caracteriza por
el predominio de procesos destructivos, del derroche, la improductividad, y
especulación; y donde su centro es la destrucción de la naturaleza expresada
en la crisis climática producto del progreso y el despilfarro.
Otro aspecto importante a destacar es la lentitud de cómo ocurre la
transición energético ambiental y la poca “internalización de externalida-
des”.
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El Tao de la economía
TABLA I
Dn CC CV G Total Diferencia
A 8 20 20 50 98 +4
Precio
B 12 20 20 50 102 0
medio
C 16 20 20 50 106 -4
TABLA II a
Dn CC CV G Total Diferencia
A 30 12 20 50 128 -6
Precio
B 20 16 20 50 122 0
medio
C 10 20 20 50 116 +6
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TABLA II b
Dn CC CV G Total Diferencia
A 10 8 20 50 108 +14
Precio
B 20 12 20 50 122 0
medio
C 30 16 20 50 136 -14
Dn = Desgaste natural
CV = Capital variable
G = Ganancia
Conclusiones
La ley del valor, bajo la forma y preeminencia de los sistemas complejos, su-
pera su fase mecánica. Por ello es necesario entender el valor también como
una metáfora, y la ley del valor como una especie de “ley de la gravedad”
(Marx 8, 1985); o mejor dicho, como una ley cuántica.
La nueva metáfora que describe el valor puede ser equivalente, es equi-
valente, a la aplicación de la teoría general de la relatividad y la física
cuántica; incluyendo la diferencia en su funcionamiento en el corto y el
largo plazos (Capra, 2002), y en el plano de la teoría unificada (Wilson,
1999). En vista de lo anterior: entender el punto de equilibrio entre el
valor cuántico (mínimo trabajo, máximo resultado) y el valor relativo que
se transfigura en un no-valor: cuando se trascienden límites tecnológicos,
biológicos y sociales.
Desde el punto de vista de la reproducción eco-social, el trabajo así
asume una dimensión termodinámica. Es decir, no sólo crea valor econó-
mico sino al mismo tiempo ejercita un gasto de energía, y ésta se atiene al
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El Tao de la economía
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176
Capítulo 8
El ciclo del valor-desecho
El Tao de la economía
Introducción
El dinero será, por tanto, si se quiere, una basura, pero la basura no es dinero
(Marx I, 1971:69).
Basta con ello, sólo con los desechos. La naturaleza puede existir a través de sus
procesos vitales que incluyen el reciclaje de los desechos. Por lo tanto, este hecho,
como expresión de las leyes de naturaleza, permitiría que el hombre pueda vivir
dentro de los ciclos de la naturaleza. No obstante, lo preferible sería la minimiza-
ción de los desechos humanos, lo cual implicaría vivir conforme a la naturaleza.
179
Guillermo Torres Carral
40
Es necesario diferenciar entre dominio, control y administración (o manejo) de los ecosistemas.
180
El Tao de la economía
VII. Dejar que el planeta respire con nosotros como desechos (Okada,
1995).
Por lo tanto, los desechos no sólo tienen un valor de uso potencial sino un
valor de uso real (además de un valor y valor de cambio) en el marco del
ciclo del valor-energía; constituyen un capital productivo potencial (Marx
II, 1971), considerando que debe enfocarse a permitir la evolución humana
reparando las fallas que hemos cometido a lo largo de la historia, sobre todo
las más recientes.
181
Guillermo Torres Carral
41
Por ejemplo, es preferible capturar agua de lluvia que mezclarla en el drenaje; es más barato lo primero
que los sistemas de tratamiento de aguas, que abarcan un mínimo de aguas residuales, como en la ciudad
de México.
182
El Tao de la economía
del otro como simple suministradora de recursos naturales que entran vía
mercado a la lógica capitalista.
En este contexto, se arriba al mercado de bienes y servicios ambientales,
el cual constituye una parte del mercado en general, así como de los factores
de producción que están presentes en la economía capitalista regida por el
ciclo D-M-D´. Esta es la esencia de la economía ambiental.
La subsunción de la naturaleza pasa entonces por considerarla como una
mercancía que entra en el ciclo económico. No obstante, se ha contemplado
un sector de medios naturales separado del los otros dos sectores de la eco-
nomía como son el de medios de producción y el de consumo.
En cambio, en la economía ecológica, la economía humana es una parte
de la “economía de la naturaleza”, como le llamaba Haeckel a la ecología
(Engels, 1966).
En esta última es necesario reconocer los flujos económicos como parte
de los energéticos, así como de los procesos que condicionan la vida humana
en la homeostasis que resulta del calor que entra y el que sale del planeta, ob-
viamente modificado e incrementado por la actividad humana y su impacto
negativo en los ecosistemas.
Vivo sin vivir en mí y de tal manera espero, que muero porque no muero (…)
(“Coplas del alma que pena por ver a Dios”, San Juan de la Cruz).
183
Guillermo Torres Carral
42
Aunque mediante la voluntad de otro (Goethe), del capital (Marx, 1976:45).
184
El Tao de la economía
Una vez que se establecen los tiempos y movimientos característicos del primer
momento cíclico, que se describe en el mismo proceso de trabajo, es necesario
tomar en consideración que la fórmula M-E-M’, tiene su opuesto en la fór-
mula E-M-E, en la cual el punto de partida no son los medios de producción
sino el proceso de desintegración de la materia expresado en el proceso de
fermentación, el cual significa que el contacto con el ambiente natural disuelve
la materia.
Por lo tanto, en este segundo momento (ciclo E-M-E ), se considera a
la energía punto de partida y punto de llegada, y a la materia como una
transición entre ambos puntos extremos.
Si nos damos cuenta, en esa M, integrante del ciclo de energía (E-M-E ),
se abarca en el ciclo M-E-M’, el cual puede insertarse dentro de ella. Así
entonces, M-E-M’ no es más que un momento del ciclo más general de la
energía (E-M-E ), que se incluye en los dos momentos del ciclo económico-
ecológico que se describe abajo.
Así, el ciclo completo se expresa de la siguiente manera:
E- M [M-E-M’]-E
En este proceso cíclico se pueden dan tres casos (dependiendo del carácter y
direccionalidad de los procesos de producción):
c) E= E(+1) (neguentropía).
Baste decir que las tres leyes están presentes también en este segundo mo-
mento que en realidad no sólo es un tramo de un destino sino constituye
un ciclo (de la materia-energía), más completo que el de M-E-M. Por lo
tanto, es necesario referirse a éste para entender mejor el proceso de trabajo,
es decir: el proceso de trabajo (y de producción) humano no es más que un
185
Guillermo Torres Carral
apéndice y una parte minúscula, pero cada vez más importante del ciclo
natural. Hay que agregar que, así como la naturaleza se perturba por la pro-
ducción humana, el efecto es aún mayor cuando se considera la disipación
de la energía (y la producción de energía no disponible).43
Así, la primera ley se expresa en el movimiento cíclico mismo, esto es,
que para que se conserve la energía, ésta debe existir en forma material; la
transformación de la materia implica la mutación (no sólo fricción) de la
energía. El sentido de sus flujos se revela también porque está presente la
segunda y tercera ley cuando E…E (+ ó – 1), que revelan que la entropía
no puede evitarse en cualesquier proceso de trabajo y de producción (Marx
I, 1971:54); pero las posibilidades de la entropía negativa son las mismas,
aunque en una menor proporción (Guillamaud, 1971). Éstas pueden
entenderse como un mayor (o menor) ajustamiento a la economía de la
naturaleza; la entropía seguirá siendo inevitable, pero se evitaría acelerarla
por la acción humana, o mejor dicho, se minimizaría, aumentando a la
vez las acciones humanas que giren hacia una producción neguentrópica
(Leff, 2004).
En consecuencia, el proceso de trabajo interrumpe el proceso y el ciclo
natural tanto como a la inversa, lo que se traduce en desastres naturales a
veces agravados por el hombre; es producto de la coevolución dentro de la
historia natural del planeta.
La acción humana, en el marco del ciclo de materia y de energía descrito,
es fundamental para realizar la meta del humano que es prolongar su existen-
cia conservando las condiciones de esa misma existencia, de ahí el paradigma
emergente que representa la economía política ecológica o ambiental.
Aquí el reto no sólo es seguir al ciclo eco-social sino reducir los desper-
dicios sociales que se traducen en las pérdidas de energía-materia, las cuales
son el resultado del modelo depredador; sea en su forma privada, social o
mixta (China).
Analizar el ciclo del valor-desecho como parte del ciclo del valor-energía
(destacando el del valor-producto como parte de él), implica comprobar que
el ciclo de materiales y flujos de energía y los impactos negativos provocados
por el proceso de trabajo se multiplican cuando son transmitidos al proceso
de producción visto en su conjunto, es decir, al proceso de reproducción
social o, en este caso, eco-social.
Otro aspecto del ciclo del valor-desecho es la acumulación de un desor-
den informativo que impide su aprovechamiento y nos aleja de la solución
de los problemas complejos. La entropía conceptual impide entonces ser
43
Véase a Burkett (2006:56). Así como los comentarios sobre la cuarta ley de Georgescu-Roegen (1975).
186
El Tao de la economía
44
Y de Alfred Marshall. Por su parte, A. Pigou detalló en el marco de la “Economía del Bienestar” cómo
es que hay costos y beneficios que no están incluidos en los precios de mercado.
187
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45
W= waste, en inglés.
188
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Conclusiones
46
Sobre Podolinski, véase carta de Engels a Marx del 19 de diciembre de 1882 (Marx y Engels, 1975:
109-112).
192
El Tao de la economía
2. Así mismo, los desechos están insertos en los ciclos de la naturaleza (va-
lor-energía) de manera más directa que los productos aún no desechados,
ya que entran a los procesos de degradación biológica o físico-química.
193
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10. Finalmente, el inicio siempre será una nueva inversión de capital que
describe su ciclo sin desechos. Además, obviamente, en el ciclo D-D’, D’
debiera ser mayor y no menor que D’(w), ya que el desecho representa un
descuento de la plusvalía; por ello, a medida que sea menor aquél, mejor
puede cumplir su cometido este ciclo D-D’(w) y dentro de la perspectiva
de la economía ecológica.
194
El Tao de la economía
47
Marx decía que si bien “el dinero será una basura, la basura (todavía, GTC) no es dinero” (Marx I,
1971:37).
195
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Capítulo 9
El capital y la naturaleza
El Tao de la economía
Introducción
De entrada, es necesario mencionar los dos grandes presupuestos que son fun-
damentales para el estudio de la economía política ecológica o del ambiente:
201
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P…M’-D’. D-M P
202
El Tao de la economía
el doble papel del trabajo, como fuerza natural (Engels) y a la vez como
fuerza social. Pero también la dualidad está presente en la naturaleza porque
ésta además incluye a la naturaleza humana (Marx II, 1975:245).
Está claro que la productividad del trabajo depende de la productividad
natural primaria de los ecosistemas (generación de biomasa), como plantean
los estudiosos de la Bioeconomía (Georgescu-Roegen, 1975). Pero ésta es
independiente de la humana, o mejor dicho, era completamente indepen-
diente. Lo nuevo a destacar teóricamente entonces es una creciente y urgente
vinculación entre el proceso natural y el trabajo social, los cuales van a en-
contrar nuevas ligazones, consistentes en que no sólo es el hecho de que la
productividad natural se base en la humana (natural y social), sino que ello
es posible mediante un proceso en que la actividad humana ayude al so-
porte de la natural. Aquí se incluyen crecientes actividades de restauración,
restitución, rehabilitación, manejo y conservación que provocan una mayor
injerencia de las actividades humanas a realizar con ese fin último.
El trabajo humano, cada vez más especializado, se va haciendo más
complejo (Marx I, 1974:32), considerándose éste ya no tanto en cantidad
sino en calidad. Se trata así de un trabajo eco-social que tiene más peso
económico específico que el trabajo considerado como puramente social. En
consecuencia, el valor de una mercancía resulta modificado, ya que incluye
también el trabajo necesario para la reproducción natural –aunque nunca
los procesos naturales considerados de por sí–. Entonces, el trabajo ecoso-
cialmente necesario será mayor mientras menor sea la productividad natural
primaria, así como la humana; y a la inversa: menor, mientras mayores sean
estas últimas.
La renovación continua de la naturaleza es perpetua (no la sustentabili-
dad), y la humana lo será siempre que su ciclo forme parte de ésta y evite así
chocar con los ciclos naturales de manera abrupta y reiterada.
En segundo lugar, sólo una parte del desgaste natural de los ecosistemas,
entra en la circulación del capital ‒parte que no se repone en especie‒. Y lo
hace como capital circulante, en tanto es materia natural –mas no como des-
gaste del capital fijo natural– que supone la reposición del recurso visto en su
totalidad. Y es que aunque no está fijo en el proceso de producción social, sí
lo está en la producción natural, ya que en la naturaleza en sí la producción es
parte de la vida, y ésta de los flujos de energía, así como de la materia física, de
la “materialidad de la materia”. Sin embargo, aquí no nos interesa ésta, sino
solamente en tanto forma parte del ciclo eco-social (o cultural) de la materia
(Torres Montes, 1983:76); esto es considerado como resultado de un proceso
antropogénico entrelazado al proceso natural. Entonces, la renovación de la
naturaleza no pasa sólo por la circulación.
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2. Esto no puede nunca cambiar ya que tiene que ver con lo contingente,
sino más bien modificar la capacidad de contingencia, y no se refiere a
un estadio evolutivo alguno en particular sino a la misma selección natu-
ral. Ésta está fundada en relaciones de simpatía (B. Callicot, 1997:140)
entre sus miembros, por lo que mientras mayor sea tal comunidad ésta
demostrará una mayor adaptabilidad al ambiente; en realidad produce
un nuevo ambiente. El resultado es que la especie (considerada como
elemento a conservar) es superior al espécimen (que puede aprovecharse
o explotarse). Así pues, resulta una ilusión trasladar la manipulación del
individuo a la especie. Esto por supuesto tiene su manifestación más clara
en el caso de la eutanasia. Y también en la genómica “neoliberal”.
49
No confundir con el de Felipe Calderón.
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P…M’-D’. D-M P .
..
P (N.)……….P(N)
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Conclusiones
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Capítulo 10
La economía política de la guerra
El Tao de la economía
Introducción
En donde manos y brazos y todos los miembros yacen destrozados los unos a los
otros, en donde la sangre vital derramada se insume en la arena (“Hiperión o
El eremita en Grecia”, F. Hölderlin).
50
“El revolucionario sistema representado por el pueblo entero en armas quedo pronto limitado a un
reclutamiento obligatorio (y después de la guerra franco prusiana (…) el ejército se ha convertido en
finalidad principal del Estado, ha llegado a ser un fin en sí mismo” (Engels, 1974:162-163).
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Esto tiene que ver con la distinción entre el trabajo productivo necesario e innecesario (Marx,
1976:50-52).
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52
Estas deben estar al mínimo para ser menos improductivas; además de que son expresión de la depen-
dencia hacia e dólar (importaciones y el pago de la deuda interna y externa).
53
Esto alimenta las burbujas financieras.
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Considerando además los aportes de León Walras y otros.
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“El supuesto: la relativa limitación progresiva de los capitalistas del sector I, debiera complementarse
con otro supuesto: relativo aumento productivo del sector privado de los capitalistas del sector II.” Rosa
Luxemburgo (1966:259).
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56
S. Bulgakov. “Sobre los mercados de la producción capitalista. Un estudio Teórico” (Luxemburgo,
1966:231).
57
“Los trabajadores gastan lo que reciben y los capitalistas reciben lo que gastan.” (Robinson, 1975: 134).
222
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58
De ahí que resulte sorprendente que en sus esquemas de economía de guerra, en su Reproducción
Ampliada Negativa, Bujarin (1985:117) excluyera el consumo improductivo de los capitalistas, lo cual
no permite entender el crecimiento sostenido que finalmente fue planteado en la escuela marxista por
Tugan Baranowski y anteriormente en Turgot.
59
Destacando como keynesianos Harrod y Domar.
224
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60
Aquí destaca el intercambio entre el subsector A y el B al interior del sector II. Específicamente cuando
el gasto en salarios en el subsector B que produce artículos de lujo V(B) rebasa la magnitud de la plusvalía
del subsector que produce medios de vida P(A) (Marx II, 1974:234).
227
Guillermo Torres Carral
ción de capital y la crisis financiera; más bien, ambos son sus resultados no
esperados.
Lo anterior se traduce en la explicación de la crisis no como una ruptura
entre la producción y el consumo la cual sí existe pero es un fenómeno
derivado de la desvalorización, no la causa de la crisis), pues en el capitalismo
se presupone que el sector I crece más que el II; esto es, la inferioridad del
consumo sostiene a la larga al capital; del otro lado, la sobreproducción del
sector dos sobre el uno (aunque éste es el que marca el ritmo), significa que
se interrumpe el proceso de reproducción, que implica igualmente subpro-
ducción (en este caso, ahora de energía, alimentos y otros comoditties, pero
también de tecnología y medios de producción en general) paralela a este
incremento que implica desde luego el consumismo.
Esta crisis de reproducción puede resolverse mediante el intercambio
desigual (vendiendo barato los medios de consumo y comprando caro lo de
consumo) y transfiriendo capitales al sector I (Marx II, 1971:289). Sin em-
bargo, la política anticíclica frente a la crisis mundial se funda en el rescate
de los mega empresarios y mega bancos a fin de reanimar el consumo, lo
que es sumamente riesgoso porque catapulta el escenario hacia a una crisis
mayor, ahora sí depresión.
Sin embargo, a lo anterior hay que añadir la inflación, como una preocu-
pación vinculada al crecimiento económico. En este caso, la lucha contra la
inflación, mediante el estricto control monetario, dura un tiempo pero no
más (puesto que depende del ciclo del capital real y de los resultados en el
comportamiento del PIB). Por ello, el consumismo (que es considerar al
consumo como un fin en sí mismo) no sólo provoca una crisis de reproduc-
ción sino que es la base estructural de la misma inflación. Empero, al existir
actualmente tasas de interés negativas (sobre todo en nuestro país, situación
reforzada por la voracidad de la banca extranjera, como consecuencia de
la desregulación, se ha convertido en los nuevos amos de los mexicanos),
debido a que el nivel de la inflación es mayor que el interés medio, se socavan
las bases del ahorro (y a la larga de la inversión, por tanto son un freno a
la acumulación del capital), especialmente ahora que la tasa de descuento
en EUA llegó a disminuir al 0%; aunque, en teoría, una tasa de interés
baja reanimaría la economía; esto es relativo ya que, a la vez, una menor
tasa se traduce en un incremento del capital ficticio, lo que es considerado
como una buena señal para los mercados financieros mas no cuando genera
burbujas de especulación, que es lo que está ocurriendo cuando se anuncia
de manera apresurada la salida del túnel.
En el contexto de la crisis financiera, que es la crisis monetaria en el plano
de la acumulación de capital y el ciclo del crédito, el factor fundamental tiene
228
El Tao de la economía
que ver con la discusión sobre el cómo se crea (y destruye) capital en los bancos
y en el sistema financiero en general, que responde al hecho de que en la mis-
ma evolución de la definición de la masa monetaria, es cada vez menos visible
la línea divisoria entre el dinero como dinero y el dinero como capital. Ya que
no toda transacción en dinero, realizada por los bancos y el sistema financiero
no bancario, constituye capital, es decir, un desembolso de dinero que retorna
a su punto de partida incrementado (atravesando el proceso producción), y
que por lo tanto tenga como referente la generación de riqueza por parte del
capital real (puesto que los desembolsos bien pueden representar minusvalías
o intercambios equivalentes, más no capital). Esto es debido a que, el dinero
como dinero (Marx 7, 1985)61 representa un proceso que se circunscribe a la
órbita de la circulación simple de las mercancías, ya que lo que se da de una
parte se cubre con la otra, lo que tiene que ver con el funcionamiento de las
letras de cambio (en general), cuyo descuento, si bien representa un interés, no
representa un capital puesto que ese interés es parte de otro capital.
El dinero como capital implica que el desembolso del dinero (compra
de títulos) entra como parte de un ciclo donde éste actúa como capital. Sin
embargo, esta conversión no puede ser simultánea a toda transacción de
capital a rédito. Aquélla en que el interés responde a la creación de plusvalía,
la cual ocurre solamente en el proceso de producción. Así, al margen del
proceso de reproducción (que incluye al proceso de circulación) no hay
creación de capital real.
Por lo tanto, el mismo dinero actúa dos veces, pero sólo una como capi-
tal. De lo contrario, sería como pensar que podemos comer con los talones
de venta, o las facturas de una mercancía; es decir, el dinero sólo es capital
si entra al ciclo en el que el éste pasa de las mano del acreedor al deudor y
cuando éste es un agente productivo (el talón y la factura son capital ficticio
y como tal sólo se realizan si la confianza persiste).
El juego continuará mientras hayan más clientes en la mesa de juego; al
desaparecer la confianza el sistema se viene abajo, los clientes se retiran: la
casa también pierde; son mayores los perdedores que los ganadores desde
luego; todo lo cual conduce a mayor acumulación, concentración y centra-
lización del capital.
De esta forma, se acumula capital ficticio más allá de la proporción
que pueda existir entre deuda y capacidad de pago, la cual por supuesto
depende de la cantidad de riqueza actual que se descuenta de la del futuro,
hasta que ocurre “lo no pensado”, el que la deuda (crematística) devore
por completo a la riqueza real; aquí lo que procede es la deschatarrización
61
Especialmente capítulos 28 y 29.
229
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(…) desear poco y saberse abstenerse a su tiempo; recibir lo que a uno le den para
sus sustento, tanto si es grato como si no lo es (…) (El evangelio de Buda).
230
El Tao de la economía
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Guillermo Torres Carral
232
El Tao de la economía
62
Estas deben estar al mínimo para ser menos improductivas; además de que son expresión de la depen-
dencia hacia e dólar (importaciones y el pago de la deuda interna y externa).
63
Esto alimenta las burbujas financieras.
233
Guillermo Torres Carral
Conclusiones
Hay camino que al hombre le parece derecho; perro su fin es camino de muerte.
(Proverbios 14: 12).
1. La crisis cíclica adquiere un nuevo carácter bajo las condiciones del cam-
bio climático y la destrucción global-local de los recursos naturales. Por
ello se trata actualmente de una crisis multidimensional.
234
El Tao de la economía
64
La diferencia actual de la vinculación de la guerra con la economía, en relación a lo que sucedió en el
pasado, es que ésta encuentra su propio sustento en la disponibilidad de recursos naturales propios (y
control estratégico de los no propios), generación de nuevas tecnologías y organización empresarial cor-
porativa, sincronización de políticas de globalización y el “dolarcentrismo”, constituyéndose en el mejor
negocio global, aunque con las consecuencias descritas arriba.
235
Capítulo 11
la entropía económica y la minusvalía
El Tao de la economía
Introducción
La ley de la entropía es una ley física que está presente en toda la actividad
económica, habida cuenta de que lo mismo ocurre con las otras leyes de la
termodinámica. La conservación de la energía implica a la vez la generación de
energía no aprovechable o entropía. Esto se traduce en la economía en flujos
de energía y materiales que no son valorizables por el capital, lo cual genera
pérdidas más que ganancias reales. Así, la minusvalía aparece como un residuo
de un régimen que dio un giro como modo de producción hacia un modo de
destrucción (y su correlato en el nivel de generación de todo tipo de desechos).
De esa manera, las fuerzas de la destrucción, tanto como el instinto de la
destructividad (Marcuse, 1994), actúan en dirección contraria al proceso de
reproducción social, todo lo cual se refleja en tendencias hacia la involución,
es decir, cuando el desarrollo social choca con la evolución humana y de los
ecosistemas.
Sobra decir entonces que sólo con energía liberada (Gibbs) podrá repa-
rarse el daño (expresado en la denominada cuarta ley de la termodinámica)
65
Y la tercera por supuesto.
66
Aquí se trata de un concepto más completo de la entropía cuando se estudia en la repetición de reite-
rados fenómenos, así como en la aparición de nuevos.
67
En esto coincide con la definición de externalidad negativa vista ahora desde el proceso de valorización/
desvalorización.
239
Guillermo Torres Carral
240
El Tao de la economía
71
Representa un 6% dentro del pib en la economía de eua.
72
Pareto presenta la versión social de la ley de Lotka.
Guillermo Torres Carral
242
El Tao de la economía
243
Guillermo Torres Carral
Las aporías económicas73 son fenómenos duales que parecen racionales pero
no lo son. Actualmente la aporía parece ideal para avanzar en el camino del
monopolio total y la muerte masiva, ya que justifica y vuelve racional lo
irracional; con ello el decálogo neoliberal está de plácemes.
Algunas de estas aporías son:
73
La aporía puede definirse como la apariencia racional de la verdad. Véase, Jacques Derrida (1998).
244
El Tao de la economía
9. Que es mejor tener deuda que no deuda, según los niveles de ingreso y
el tipo de interés en un país, lo que no es lo mismo que la deuda refleje
la acumulación a que refleje la falta de ésta.
10. Es mejor tener deudas a largo plazo que a corto plazo, lo que hace es
que la crisis en el largo plazo sea mayor que en el corto. El problema
no es esa relación de causa efecto sino si se mantiene la capacidad de
pago sin afectar los niveles deseados de reproducción económica y
social, trazados en los planes de desarrollo y las políticas públicas a
aplicarse.
245
Guillermo Torres Carral
15. Que la lucha contra las drogas reduce su consumo (aumenta precio) y
tráfico. Pero en la medida que ese lavado de dinero fortalece las finan-
zas, la “guerra a las drogas” amplía el mercado y los productores, capos
etcétera.
16. Se afirma que el subsidio es mejor que la economía real o que todo sub-
sidio es equivocado; o bien la negativa a otorgar subsidios a los pobres,
mas sí a los ricos. Ignorando que el subsidio no es malo ni bueno; todo
depende de su configuración e impacto en el proceso de reproducción
y en la acumulación de capital.
17. Se dice que el libre mercado es por naturaleza eficiente, cuando se ob-
serva que es una máscara del proteccionismo de las grandes potencias.
246
El Tao de la economía
247
Guillermo Torres Carral
5. Se vive por tanto una crisis de transición mundial que lejos de atisbar algo
nuevo nos lleva al precipicio. La misma está marcada por varias rutas:
una, consiste en la transición energética que implica sustituir el sistema
de energía dominante basado en los combustibles fósiles, para acceder
a otro basado en las nuevas tecnologías verdes (lo que constituye en el
fondo una farsa), todo lo cual tiene aspectos duales; otra, es la ruta hacia
una nueva visión de la relación hombre-naturaleza y, asimismo, avanzar
en la dirección de una economía ecológica que desmonte el sistema de
depredación universal y se finque en el advenimiento de los Derechos de
la Naturaleza.
248
El Tao de la economía
249
Guillermo Torres Carral
Conclusiones
250
Capítulo 12
La valoración económica ambiental desde la
economía política del ambiente
El Tao de la economía
And in the end the love you take is equal to the love you make (The Beatles).
Introducción
253
Guillermo Torres Carral
74
Tietenberg, Randall, etcétera.
254
El Tao de la economía
255
Guillermo Torres Carral
eficiencia; sin confundirlo con la renuncia total a su uso como regla. Cosa
diferente ocurre con los recursos renovables, como en la agricultura (en
términos latos) y en parte la pesca.
Así como la finalidad tecnológica es la gratuidad en el funcionamiento de
las leyes de la naturaleza (Marx I, 1974:319), la gratitud misma de la naturaleza
es la principal fuerza productiva (Marx I, 1974:302) y el modelo a realizar
(Bennyus, 2002) en los diseños tecnológicos, tanto en su forma como en su
contenido. Entonces, si se cobra cuando no es necesario (pues no hay reposición
del recurso natural), se está inhibiendo el potencial más importante del desa-
rrollo tecnológico. En este caso, se llega al monopolio de la técnica, así como
de la naturaleza, lo cual es causante de la depredación ecológica, tanto como de
la tecnológica, cuando, por ejemplo, la cantidad de trabajo aplicado aumenta
y el precio final es encarecido, como ocurre con los sistemas computacionales,
creándose nuevos mitos del mercado y perdiéndose de vista el papel de éste
como instrumento, no en tanto un fin en sí mismo, que permitiese la aplicación
de tecnologías apropiadas así como el desarrollo de procesos de restauración y
reconvención y reconstrucción eco-social.
Uno de los instrumentos básicos de gestión es el de la llamada internali-
zación del costo ecológico (Martínez, 1994:53), lo cual no es lo mismo que
asignarle un precio al recurso como condición para su conservación. No se
puede imaginar en esa propuesta el desenlace que viene de fijarle un precio
sino, más bien, de todo lo que está detrás para que el proceso funcione como
se requiere, incluyendo determinada cosmovisión. Ésta tiene que ver con la
consideración de la degradación del recurso natural como externalidad ne-
gativa (Georgescu-Roegen, 1989:187). Pero al constituir el recurso natural
un medio de producción (potencial), es parte del capital y por lo tanto es
interno y no una externalidad.
Y si no tiene precio este bien no funciona a través del precio y, en este
caso, porque dicho bien no lo requiere. El considerar aislado el costo ecoló-
gico, sin considerar la reproducción de la naturaleza (y de la sociedad) (Marx
II, 1975:222) convierte en cierta forma a la naturaleza en capital, olvidando
la supeditación de la producción a medios y fines de ella, invirtiendo esta
relación: la naturaleza al servicio del hombre.
La determinación del coste ecológico debe estar en relación con el valor
ecológico tasado en función de un inventario que tome en cuenta la tasa de
degradación y regeneración. De esta forma, se entiende por coste ecológico
una forma monetaria ‒imaginaria‒, a fin de reponer o restaurar un bien
natural.
Es la sociedad a quien le toca pagarlo, pero ese pago no es, a la inversa,
reproducción, porque ¿cuánto le cuesta a la naturaleza pagar su propio coste?
256
El Tao de la economía
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258
El Tao de la economía
Valor y ambiente
259
Guillermo Torres Carral
260
El Tao de la economía
una cuya finalidad no sea el lucro. Esto modifica la forma valoración, pero
no la valoración misma.
En relación con la técnica de valoración, hay que advertir que no tiene
sentido partir ‒en el caso del uso de la naturaleza para la producción y de
los desperdicios que destruyen las condiciones generales‒ de la asignación
de valores imaginarios que serían puramente arbitrarios (Baudrillard,
1981:8) sino de los costos de producción de la restauración. Como pro-
ceso de trabajo, la restauración-rehabilitación, vista de manera aislada, no
crea valor, pero incorporada en el análisis a la producción, implica que los
costos de tales reparaciones tienen que ser repartidos conforme a su uso y
al tipo del mismo.
Ante todo es necesario diferenciar entre el coste del daño, o su “valor”,
de la reparación del mismo. De igual forma, tomar en cuenta que el daño se
incrementa aún después de su tasación. La distinción entre daño y repara-
ción sería costosísima o imposible, aunque también del extremo contrario,
donde el daño es mínimo y puede ser absorbido por el ecosistema en su
función homeostática.
El daño calculado monetariamente pareciera ser igual a la reparación
contabilizada en dinero, porque la reparación aumenta con el daño, pero
este último se manifiesta como signos monetarios a través de una unidad
de medida como referencia fijada por una autoridad (como ocurre con la
huella de carbono). Debido a la arbitrariedad de este mecanismo, hay que
partir más bien de lo que cuesta (en sus diferentes formas) repararlo y eso
sí lo sabemos pues los precios corrientes de los medios de producción y de
vida están dados así como el de la fuerza de trabajo. La relación entre ambos
aspectos significa: en qué caso conviene rehabilitar dentro de una lógica
económica; en que caso la extinción del recurso hace inútil relativamente, y
en el marco estrictamente económico, rehabilitar.
Así entonces la relación ente daño/reparación (Estrada, 2000:14) se ex-
presaría en la fórmula (fundamental en la toma de decisiones):
261
Guillermo Torres Carral
262
El Tao de la economía
Conclusiones
263
Guillermo Torres Carral
Para terminar este capítulo, puede afirmarse que el valor, como relación social,
se encuentra material y mentalmente determinada. Así, con los fisiócratas
(Meek, 1975:115), no se había roto aún ni mental ni realmente la relación
orgánica hombre-naturaleza-sociedad. De aquí se desprende que es el capital,
merced a la propiedad privada capitalista y luego la “social”, el principal obs-
táculo para restaurar ‒cualitativamente transformada‒ tal relación originaria.
Si bien esta corriente fue producto del racionalismo naturalista, al mismo
tiempo reivindicaba sus rasgos distintivos que vuelven a retomarse, ahora en
el marco ya no de la vieja, sino de una nueva racionalidad (Rivas, 1999:4).
264
El Tao de la economía
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Guillermo Torres Carral
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El Tao de la economía
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Capítulo 13
La crítica de la economía política
y la naturaleza
El Tao de la economía
Introducción
271
Guillermo Torres Carral
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El Tao de la economía
6. Se puede decir que Marx fue menos claro, pero quizás la diferencia entre
ambos es que Marx fue más ambiguo. La visión de dominio de la natu-
raleza, si bien es compartida por los dos, en Engels no hay superación
sino continuación del dominio (en Dialéctica de la naturaleza y en Del
socialismo utópico al socialismo científico). Marx, por el contrario, afirma:
“entregar mejorada la tierra a las siguientes generaciones” (1985,8:967);
casi la definición de Brundtland.
7. La economía estudia las leyes que rigen las formas materiales que dan
sustento a la reproducción humana (y natural but of course). La econo-
mía social, es decir, la economía en sentido estricto, estudia esas formas
como continuas y dinámicas, que establecen el origen y desarrollo de
la sociedad moderna desde el punto de vista de la socialidad como
propiedad natural de ciertas cosas, cosas que constituyen una autén-
tica fenomenología. Ésta se funda en relaciones sociales cada vez más
complejas y extensas que expresan la capacidad humana de producir
y reproducir objetos y relaciones sociales, para cuya producción se
requiere de ciertas asociaciones con la naturaleza y determinados acuer-
dos voluntarios (en el contexto mercantil-capitalista) o involuntarios
que expresan una mayor o menor capacidad de producirlas. Significan
el poder social de que dichas cosas sean más o menos capaces de con-
vertirlas en acumulación de capital.
273
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La relación hombre-naturaleza
274
El Tao de la economía
275
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76
Expresiones que planteó inicialmente Marx en su “Miseria de la filosofía” (1975).
276
El Tao de la economía
277
Guillermo Torres Carral
Se eleva a un nivel social tal que todas las sociedades anteriores aparecen como
los desarrollos puramente locales de la humanidad y como una idolatría de la
naturaleza. En efecto la naturaleza deviene un puro objeto para el hombre,
una cosa útil. Ya no se le reconoce como una fuerza. La inteligencia teórica
278
El Tao de la economía
de las leyes naturales tiene todos los aspectos de la astucia que rata de someter
la naturaleza a las necesidades humanas, ya sea como objeto de consumo, ya
sea como medio de producción. El capital (…) arruina la exaltación d ela
naturaleza al mismo tiempo que las costumbres ancestrales (…) derriba todo
ello, y está él mismo en revolución constante, rompiendo todas las trabas al
desarrollo de las fuerzas productivas, a la expansión de las necesidades, a la
diversidad de la producción, a la explotación y al cambio de todas las fuerzas
naturales y espirituales (Marx I, 1970:307). (Marx I, 1970:307).
279
Guillermo Torres Carral
77
“Así como el salvaje debe bregar con la naturaleza para satisfacer sus necesidades, para conservar y
reproducir su vida, también debe hacerlo el civilizado, y lo debe de hacer en todas las formas de sociedad
y bajo todos los modos de producción posibles “ (Marx 8, 1985:1044).
280
El Tao de la economía
“(la naturaleza) apare ce como obra suya, como su realidad ( ) la naturaleza es el cuerpo inorgánico del
78
281
Guillermo Torres Carral
Conclusiones
Pero, concretamente, ¿qué será riqueza una vez despojada de su forma burguesa
todavía limitada? (…) será la dominación plenamente desarrollada del hombre
sobre las fuerzas dela naturaleza, sobre la naturaleza propiamente dicha así
como su propias naturaleza (Marx I, 1970:372).
282
El Tao de la economía
283
Tercera parte
el Tao de la economía
El Tao de la economía
El sendero del cielo semeja el acto de tender un arco: quitar de un convexo para
añadirlo a un cóncavo, suprimir un mucho para aumentar un muy poco. El
sendero del cielo es tomar donde hay abundancia, dar donde hay insuficiencia.
Los procederes humanos difieren: tomar donde hay ya muy poco, dar donde ya
hay mucho (“Tao Te King”, Lao Tsé).
287
Capítulo 14
Dualidad y unidad de contrarios
El Tao de la economía
No es agua ni arena la orilla del mar ( “La orilla del mar”, José Gorostiza).
80
Véase de Silvio Funtowicz y Bruno de Marchi, “Ciencia posnormal, complejidad reflexiva y sustenta-
bilidad”, en E. Leff (coordinador), 2000.
291
Guillermo Torres Carral
Introducción
292
El Tao de la economía
293
Guillermo Torres Carral
83
“Uno de estos errores reside en suponer que la renta es una ganancia líquida y constituye una nueva
creación de valor ( …) es simplemente una transferencia de valor”, David Ricardo, 1959:297-8 (“Opi-
niones del señor Malthus sobre la renta”).
84
Sobre todo de Stanley Jeavons y Alfred Marshall.
85
Véase a Eugen Böhm Bawerk, 1974 (“crítica del sistema de Marx”).
294
El Tao de la economía
295
Guillermo Torres Carral
296
El Tao de la economía
lección de calor (Marx y Engels, 1975). Esto quiere decir que el empalme
(económico-ecológico) no debe llevar a las conclusiones o conceptos que
designen objetos distintos de estudio, trasladando los conceptos de una dis-
ciplina a otra, en vez de construir nuevos; sin embargo, el comportamiento
de la esfera física es básico para entender los límites del trabajo social. Éste
es dinámico y no meramente pasivo, por lo cual el trabajo económico debe
actuar conforme a la termodinámica, de tal forma que pueda funcionar el
trabajo social como redistribuidor de recursos entre los distintos agentes de
la economía pero también con natura.
Resulta de lo anteriormente dicho, que el trabajo ecosocialmente necesa-
rio hace alusión al trabajo humano, pero siempre dentro del ciclo natural, y
si bien éste no hace que la naturaleza tenga valor o lo cree, sí debe portarlo
como producto de una convención social, resultado del diálogo entre los
diferentes productores y consumidores de energía.
La economía puede ayudar a la regulación ecológica de la misma manera
que ésta regula a la economía, y el resultado es una organización que rebasa
los sistemas naturales y sociales, y, más bien, da cuenta de su interacción.
El Tao de la ecología
Lo que más me ha impactado en los últimos tiempos es que los rasgos princi-
pales de la visión del mundo en las sociedades vernáculas eran básicamente los
mismos en todas partes. Entre ellos encontramos dos principios fundamentales,
necesarios en cualquier visión ecológica del mundo. El primero consiste en que
el mundo viviente o biosfera es la fuente primaria de todo beneficio y por con-
siguiente de toda riqueza, pero sólo nos dispensará esos beneficios si preservamos
su orden crítico. De esta primer principio fundamental deriva el segundo, que
consiste en que el propósito permanente de las pautas de comportamiento de
una sociedad ecológica debe ser preservar el orden crítico del mundo
natural o del cosmos
(El Tao de la Ecología, E. Goldsmith).
297
Guillermo Torres Carral
1. El todo está en las partes y paralelamente es una parte. Esto significa que el
ecosistema marca la pauta de sus componentes (y por lo tanto la Tierra en
sus distintos ecosistemas); así, el agua tiene un micro-ciclo distinto; más
aún al nivel planetario. Además, las partes pueden rebasar al todo porque:
3. Las partes y el todo pulsan en sentido doble (polaridad): yin yang; esto sig-
nifica que lo estático es una ilusión a la que no hay que darle sostenibilidad.
298
El Tao de la economía
Antes de estudiar el Zen, las montañas son montañas, y los ríos son ríos.
Mientras estés estudiando el Zen, las montañas ya no son montañas y los ríos ya
no son ríos, pero una vez obtenida la iluminación, las montañas vuelven a ser
montañas, y los ríos vuelven a ser ríos (en Capra, 2002:161).
299
Guillermo Torres Carral
300
El Tao de la economía
301
Guillermo Torres Carral
302
El Tao de la economía
Se mueve. No se mueve
Está lejos y está cerca.
Se encuentra dentro,
Y está fuera
(Oppenheimer en Capra, 2002:199).
303
Guillermo Torres Carral
Los monopolios pueden ser definidos como especies de hoyos negros que
se comen a la materia económica, formada por cientos de miles de pequeñas
empresas que nacen y mueren como flor de un día.
Este dominio se expresa a través de precios favorables para ellos, y des-
favorables para los que están fuera, y constituyen sus propios niveles de
ganancia (Mandel, 1974). No obstante, la explicación racional está precisa-
mente en el nivel de precios (relativos). Estos últimos no son más que una
envoltura del trabajo invertido y distribuido socialmente, aunque de manera
totalmente distorsionada.
En este aspecto, no hay que olvidar que el valor es diferente al precio final,
ya que éste es una desviación de aquél en proporción al grado de monopolio
(Kalecki, 1975); y este último es una relación directamente proporcional al
intercambio desigual [que siempre se presente como algo natural a través
de la teoría de las ventajas comparativas (hoy competitivas) de Ricardo].
Además, por definición, difieren cualitativamente, aunque puedan coincidir
cuantitativamente (Marx 6, 1985: capítulo 8). El hecho de que se suponga
su identidad cuantitativa es sólo para destacar su diferencia cualitativa.
La racionalidad del trabajo en el proceso de intercambio, hoy día pare-
ce perderse en el tiempo de la nostalgia decimonónica; sin embargo, bajo
el principio de la complejidad y la termodinámica, éste se expresa en el
proceso de desvalorización, por lo cual la demostración de su vigencia está
precisamente en que frente a los fenómenos que niegan el valor-trabajo, está
presente la explicación no racionalista sino fundada ahora en una racionali-
dad ambiental alterna, lo que le da al trabajo una importancia mayor que en
el pasado porque une al espacio-tiempo. De esta manera, la forma choca con
el contenido, ya que aquí el trabajo contrasta con los precios dados por la
racionalidad administrativa impuesta por el capitalismo corporativo global.
El desenlace inevitable son las contradicciones, desequilibrios y distorsio-
nes en el ámbito del orden (des-orden) del mercado mundial. Hoy, la “mano
invisible” aparece como un cúmulo de maldiciones que se han enraizado en
el mundo humano y natural.
La determinación de los precios por el valor-trabajo materializado es
consecuencia también de la fuerza de trabajo con el nivel de intensidad y
productividad alcanzado; éstas altísimas. Lo cual provoca que la riqueza de
los países avanzados se base no simplemente en la distribución mediante
un intercambio desigual favorable-desfavorable, sino en un aumento de la
reproducción (y acumulación) de su propio valor-mercancía (abaratando
irremediablemente las mercancías).
Es decir, a mayor cambio e innovación tecnológica, mayor relevancia
del trabajo complejo (Marx I, 1974:34), el cual crea mayor valor en una
304
El Tao de la economía
305
Guillermo Torres Carral
En el contexto trazado arriba, la ley del valor se nos presenta de dos maneras:
directa e indirectamente.
Indirectamente, porque sube el valor social y real (que es el individual
que coincide con las condiciones medias) debido a la valoración de la natu-
raleza que está presente en el contexto actual transcivilizatorio y ambiental.
Y directamente, a través de una cambio en el funcionamiento de la forma
del valor, ya que incorpora el tiempo de trabajo en la producción de un valor
ecológico (mediante la inclusión del sector ambiental).
El sector ambiental es aquél que vende (y repone a sí mismo) a los otros
dos sectores recursos naturales, y que, por lo tanto, se incorpora a la base de
toda la economía; aquí P se convierte en D sin pasar por M (porque se trata
de un servicio).
El valor entonces, como valor económico ambiental se traduce en M=
C+V+P +-N (valor ecológico). N es la suma imaginaria de los gastos para
calcular el valor consumido de la natura tanto a nivel macro como micro.
Esto implica la reposición del valor-trabajo pero también la reposición
del valor ecológico (en valor de uso). Dicha reposición, no es gratuita ya
que representa trabajo indirecto que se suma al directo y, por eso, el valor
económico ambiental es mayor que el valor económico. El resultado es la
dualidad descrita. Y es mayor el valor porque incluye un trabajo adicional,
que es concreto pero que indirectamente es abstracto.
Así, la separación valor de uso/valor de cambio manifiesta la unidad
presente, y eso es el Tao, a lo diferente lo une. Se llega al resultado de que,
así como en el capital el valor de uso es el soporte del valor de cambio, en
la transición civilizatoria el valor de cambio es el soporte del valor de uso. Y
esto es así debido a que la economía es parte del ecosistema (y a la inversa).
Este proceso pasa por las siguientes fases:
306
El Tao de la economía
M= (C+V+P) + N; P
C+V+N
307
Guillermo Torres Carral
308
El Tao de la economía
309
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El Tao en el capital
310
El Tao de la economía
89
Además de la “cuadratura del círculo” de Giordano Bruno, ibídem; igualmente véase a Jacques Sous-
telle, ibídem.
311
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El Tao eco-social
312
El Tao de la economía
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314
El Tao de la economía
Conclusiones
315
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90
“Crítica del Programa de Gotha”, op.cit.
316
El Tao de la economía
El Tao, entendido como lucha y unidad de los contrarios, implica dos posi-
bilidades: aplicar formas de compensación sin cambiar la fragmentación de
la vida y la sociedad a que conduce el modelo depredador y el capitalismo;
317
Guillermo Torres Carral
El papálotl de la economía
Se refería, se decía
Que así hubo ya antes cuatro vidas,
Y que ésta era la quinta edad.
Como lo sabían los viejos,
En el año I-Conejo
Se cimentó la tierra y el cielo.
Y así lo sabían,
que cuando se cimentó la tierra y el cielo,
habían existido ya cuatro clases de hombres,
cuatro clases de vidas.
Sabían igualmente que cada una de ellas
Había existido en un sol (una edad)
(Poema náhuatl, Recopilación de Cuauhtitlán)
318
Cuarta parte
La economía política del ambiente y la
política ambiental
El Tao de la economía
El capital implica (hasta cierto punto) la perpetuidad del valor: si bien las (…)
La eternidad, en efecto, no puede manifestarse sino bajo una forma efímera;
ella es lo que pasa: a la vez el proceso y la vida: pero el capital sólo adquiere esa
cualidad chupando el alma del trabajo vivo, como un vampiro.
Por lo que afirma Marx en esta cita, el desarrollo sustentable sería una tram-
pa del capitalismo, independientemente de que todo siempre tiene algo de
positivo, ya que busca un proceso de perpetuidad, que ni por asomo se da
en los procesos naturales que no son sustentables sino siempre cambiantes y
mediante ciclos; no en línea recta.
En esta cuarta parte se abordan los temas más acuciantes en materia de
economía política eco-ambiental, para avanzar en la discusión de los instru-
mentos de política pública a partir de los planteamientos realizados en las
primeras tres partes de este libro.
321
Capítulo 15
Los fundamentos teórico-prácticos de la
economía política del ambiente (discusión)
El Tao de la economía
¡Pero tú brillas todavía, sol del cielo; ¡tu verdeas aun, sagrada Tierra! Todavía
van los ríos a dar en la mar y los árboles umbrosos susurran al mediodía.
El placentero canto de la primavera acuña mis mortales pensamientos. La
plenitud del mundo infinitamente vivo nutre y sacia con embriaguez mi
indigente ser, ¡Feliz naturaleza! No sé lo que pasa cuando alzo tus ojos ante
tu belleza, pero en las lágrimas que lloro ante ti, la bien amada de las bien
amadas, hay toda la alegría del cielo
(“El Hiperión o El eremita en Grecia”, F. Hölderlin)
Introducción
Balance eco-social
1
Véase el Anexo con las figuras numeradas en este capítulo.
325
Guillermo Torres Carral
2
Se refieren a costos y beneficios que se hallan fuera del mercado. Pueden traer efectos negativos o
positivas
326
El Tao de la economía
3
Véase capítulo 3, tercera parte. PN se refiere a la producción más el incremento del producto natural
inducido.
327
Guillermo Torres Carral
4
Citas a la mexicana mencionan un 8%, periódico Reforma, 29 de diciembre de 2009.
328
El Tao de la economía
5
Véanse los Derechos de la Pachamama, en la Cumbre de Cochabamba (2010) sobre el Cambio Cli-
mático.
329
Guillermo Torres Carral
La plusvalía eco-social
330
El Tao de la economía
6
Aquí esto tiene que ver con las jubilaciones, seguridad ambiental, salud, etcétera
331
Guillermo Torres Carral
332
El Tao de la economía
los recursos naturales, sólo de esta manera se puede evitar un costo ecológico
y social mayor.
También es necesario situarse en el modo de apropiación de natura a
escala mundial, como forma dominante que se impone sobre cualquier otra
forma de apropiación del pasado, despreciada como opción para el presente
globalizado, más aún para el futuro.
Como reiteradamente se afirma, en el ámbito alrededor de la discusión
sobre el carácter del modelo de apropiación de la naturaleza dominante, debe
ampliarse el estudio de los modos de producción para destacar que el modo
de apropiación no puede estudiarse sólo como una parte del modo de pro-
ducción, sino que debe comprenderse en su especificidad como algo diferente.
En este caso, el modo de apropiación complementa el análisis del modo de
producción, pero permite identificar la relación sociedad-naturaleza de una
manera más rica y completa, ya que constituye una parte de la realidad com-
prensible por sí misma y otra evidente interacción de lo ecológico con lo social
en el proceso de construcción histórico-natural del ambiente en que vivimos.
Y es un hecho que no hay otro parámetro de comparación que la plusvalía
y la ganancia en el sentido fenoménico, ya que éstas no sólo nos determinan
el sistema económico sino también el modo de apropiación ecológico, en
el que se estudian los flujos de energía física (y los ciclos de la materia);
mientras que en el sistema económico se estudian tan sólo los flujos econó-
micos (metabolismo social), mediante la conversión del trabajo humano en
el valor, y éste en dinero y en capital.
Mientras la ganancia es la forma de racionalidad económica que marca
la pauta en la vida moderna, la extracción y destrucción de la naturaleza
conducen a una evidente irracionalidad ecológica y cada vez más también
económica, ya que ambos aspectos están íntimamente relacionados. Su
distinción radica en que el modo de apropiación es otro campo del cono-
cimiento, y hace referencia al aspecto técnico-productivo. En este sentido,
pueden vislumbrarse las coincidencias presentes entre sistemas económicos
opuestos ‒aunque ambos ese miden por la ganancia‒ en cuanto a la diferen-
cia entre capital privado y estatal.
Sin embargo, al compartir un mismo modelo de relación con los ecosis-
temas fincado en ambos casos por el dominio, más que por el control de la
naturaleza, el desenlace es inevitable, ya que paulatinamente se abandonan
los procesos auto regenerativos, siendo débil y desordenada la acción huma-
na encaminada a la restauración del ecosistema.
El común denominador de las economías contemporáneas, indepen-
dientemente de sus signos ideológicos, es entonces la depredación. A ésta se
le ha vaciado de significado y reducido a un mero adjetivo peyorativo.
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El óptimo de compatibilidad
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E. La productividad social del trabajo, por su parte, puede bajar más que la
productividad natural, ya que una depende de la otra. El hombre puede
vivir sin tecnología (exosomática desde luego), pero no sin naturaleza,
ergo sin la productividad natural de los ecosistemas.
F. La productividad natural del trabajo debe crecer más que la social a fin
de que puedan evitarse las externalidades negativas provocadas por la tec-
nología (y mercados) y el cambio de ésta, lo que ocasiona problemas de
acumulación de desechos y por tanto de contaminación. Como resultado
de ello, una mayor productividad natural (que se centra en considerar
tecnologías ecológicas), en la medida que requiere trabajos de restaura-
ción; por lo tanto, no disminuye el empleo (al contrario, aumenta los
empleos verdes) como en el caso del incremento del cambio tecnológico
convencional.
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Termoeconomía
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En otras palabras es el análisis económico desde los flujos de energía (Rikfin y Howard, 1966:234).
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El Tao de la economía
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Valor y naturaleza
La teoría del valor-trabajo, en la fase actual del desarrollo del mercado ca-
pitalista, se caracteriza porque normalmente el valor individual no coincide
con el precio, como ocurre desde el capitalismo industrial, y por la preva-
lencia de las rentas de monopolio, tanto como por las ventajas obtenidas en
el mercado y en la tecnología, o por ambas.
E independientemente de que las mercancías se vendan (a nivel agrega-
do) por debajo de su valor (Marx, 1985), y no por encima, como se hace a
nivel individual, aun incluyendo una renta de monopolio (figura 23), ello
expresa el funcionamiento del valor como valor mundial, pero también de
la reducción de su soporte que es el valor de uso natural: las fuentes que
originan los materiales y energía con los que la sociedad realiza su destino
mercantil-capitalista, subordinando las necesidades humanas a dicho fin;
todo ello dependiendo del ciclo económico (figura 24 a y b).
Al deteriorarse los ecosistemas naturales, también se deteriora el potencial
que es la base material de los valores de uso; éstos de las mercancías, y estas
últimas del capital. Desde este punto de vista, se está frente al deterioro de la
base del valor que es el potencial natural, y a la vez del poder de asociación
humano-social que es degradado por el capital, haciendo que aumente el
valor de las mercancías.
Esto no sólo porque baja la fuerza productiva natural ‒lo que puede ser
compensado al nivel individual y a pesar del decremento del salario real y
nivel de vida de las poblaciones, incluso con tasas cero de inflación‒ y con
ella la productividad social del trabajo, sino porque se requiere de una mayor
cantidad de trabajo (mediante tecnologías apropiadas eco-socialmente) para
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El Tao de la economía
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Es decir la compra de medios de producción y fuerza de trabajo
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d. Buscar la ponderación del peso económico de todos los valores que inte-
gran el valor ambiental.
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El cambio sistémico
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Esto quiere decir que sin el rescate del espacio y el cambio del sentido y
dirección del sistema no se podría pensar en una auténtica restauración.
Además los comités locales deberán tener el poder para parar los focos rojos
y aplicar las sanciones correspondientes.
En otras palabras, el cambio sistémico implica una dualidad que se refiere
al cambio en el sistema económico basado en la explotación del trabajo asa-
lariado y en la explotación de la naturaleza, por otro fundado en el cambio
de polaridad, a favor de la cooperación (económica-ecológica) y el servicio
socioambiental.
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Surgen así las industrias ecológicas que tienen un doble sentido, como re-
ceptoras y transformadoras de desechos y también aprovechadoras de los
mismos, si el fenómeno que se estudia es el reciclaje, lo cual se acompaña de
la disposición final considerada como un valor inherente e incluyendo por
supuesto su valor económico.
La función ambiental, en este momento, es lograr la prevención del
daño. Y el instrumento de política ambiental pertinente es la reparación
del daño y, en su caso, las penalizaciones, estímulos, apoyos y subsidios a
quienes favorecen la salud ambiental.
Teorema de la abeja
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Conclusiones
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Conclusiones finales
Y murió toda carne que se mueve sobre la tierra, así de aves como de ganados, y
de bestias, y de todo reptil que anda arrastrando sobre la tierra, y todo hombre
(Génesis, 7-21).
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por sus metamorfosis arriba analizadas. Y también entender que la ley del
valor ha sufrido cambios fundamentales no sólo como producto de nuevos
hechos ya que también cambia su explicación: 1. Porque presupone una teo-
ría del valor en general; 2. Porque implica un transformismo en el proceso
evolutivo a partir del ciclo del valor-energía; y 3. El valor-trabajo se modifica
al incorporar el desgaste natural.
En este contexto, la interrelación entre ambas disciplinas debe observarse
al nivel individual y social. En el primer caso, mediante la ampliación del
trabajo socialmente necesario incorporando el ambiente natural como un
componente que debe ser cubierto por el trabajo social y redistribuido en
todas las ramas de la producción y al interior de cada una de éstas, mediante
la ley del valor [expresándose en un incremento del valor-precio de todos
los productos en proporción a su mayor o menor dependencia respecto a la
naturaleza (como “insumo”)]. En el segundo caso, tomando en cuenta que
la economía, al ser parte de la ecología, requiere entender y verificar cómo
el valor-energía se convierte en valor-calorífico y valor-trabajo, pero que
finalmente todo retorna a su punto de partida (mediante la transformación
del valor-desecho en valor-energía).
En ese sentido, la lógica del movimiento del valor económico ambiental
conduce forzosamente a explicar sus manifestaciones como parte de un
proceso integrado por varias fases y en la conexión de lo económico con lo
ecológico, ámbitos considerados como momentos de la cadena de la vida;
pero que ésta no presuma su superioridad, porque en la órbita de la repro-
ducción económica, finalmente se resiente la interferencia sin control del
lucro privado en su movimiento cíclico conectado a los procesos naturales.
La economía política del ambiente supone que sólo el control por parte
de los individuos asociados del fenómeno económico-ambiental, podrá lo-
grar que la ecología se libere de la cárcel que le impone la economía. Claro
que esto es sólo una cara de la moneda, porque la otra es como todo: se
“desvanece en el aire”. Comprender el problema ambiental de manera com-
pleja, y como parte de una desconstrucción civilizatoria, tiene que conducir
a soluciones oportunas.
La perspectiva analógica con el Tao tiene implicaciones teórico-prácticas
y éstas se fundan en la idea de la fusión tanto negativa como positiva, de
oriente- occidente, e implica que la oposición economía/ecología puede
revertirse en una unidad; esto supone cambios de todo tipo, expresados en
una revolución integral, que tiene por eje la diversidad y unidad a la vez de
la realidad y el pensamiento.
Con relación a la crítica de la economía política en Marx y Engels, el
primero analiza cómo la unidad se convierte en separación; pero hay que
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El Tao de la economía
recorrer el camino inverso para avanzar hacia una sociedad mejor que la
capitalista; la cual es antinatural y antihumana por su naturaleza.
El enfoque de convergencia de Marx con Lao Tsé, entre otros, responde
al hecho de que la ciencia no hace sino confirmar la sabiduría tradicional
arraigada en la mente de pueblos. El reto es conservarla y tomarla como
base para los cambios sistémicos en el orden socioambiental y político; en
dirección hacia la unión de economía-ecología y en una perspectiva meta
disciplinaria.
Dichos paralelismos refuerzan el carácter crítico de la economía, reno-
vando los conceptos y actualizándolos a las nuevas circunstancias; esto es,
separando los nuevos hechos de aquéllos que perduran, y de los que des-
aparecen; a todo ello debe ajustarse una economía política crítica. Se trata
de distinguir entre lo que permanece y lo que cambia, así como lo nuevo,
e inédito.
De esta forma pueden sugerirse algunas premisas en la era del fin de la
civilización occidental:
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10. Todo ello tiene que ver con el shock socio-ambiental para el que hay que
estar preparados con un manual de supervivencia, como dijera James
Lovelock (2007).
¡Que cambie todo a fondo! ¡Que de las raíces de la humanidad surja el nuevo
mundo! ¡Que una nueva deidad reine sobre los hombres, que un nuevo mundo
se abra ante ellos! En el taller, en las casas, en las asambleas, en los empleos;
¡Que cambie todo en todas partes!
(Hiperión o el eremita en Grecia, F. Hölderin).
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“Para los antiguos mexicanos IPALVENOVANI, el Gran Padre, se manifiesta como OMETÉOTL,
Dios de la Dualidad, y se hace presente en OMETECUTHLI, Señor Dos, y en OMECÍHUATL, Señora
Dos. El señor y la señora dos se atraen y generan los CUATRO SOLES, regidos, dos por QUETZAL-
CÖATL y dos por TEZCATLIPOCA, en una lucha cósmica que, para nuestros tiempos se resuelve en
el QUINTO SOL, regido por QUETZALCÓATL. En forma poética la leyenda dice que CÖATL, la
serpiente, volteará hacia el Quinto Sol con las alas de una mariposa (PAPÁLOTL) como coatlpapálotl
(curiosamente, otra leyenda dice que Quetzalcóatl pedía como ofrendas serpientes y mariposas”.) En
cuadernos Papálotl, México, 2008.
361
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Anexo
Figuras
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El Tao de la economía (La economía política del ambiente).
Se terminó de imprimir en mayo de 2015, el tiraje consta de 1000 ejemplares.
Estuvo a cargo del Departamento de Sociología Rural
de la Universidad Autónoma Chapingo.