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VXRGINIE DESPENTES

,
TEOR][A K][NG KONG

Traducción de Beatriz Preciado

UHF
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· A KAREN BACH, (
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RAFAELA ANDERSON y CORALiE TRINH THI
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TItulo original; King Kong Théorie (

© Edicions Grasser & FasqueUe. 2006


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© De la rcaducción: Bearrh Preciado

© Editorial Me1usina, S.L., 2007


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www.melusina.com ( 'J','
Ilustración de cubie~a: Marie Meier
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Primera edición, 2007. e
Reservados todos los derechos. ('
Forocomposición: Víctor Igual, S.L. (
Impresión: ,RomanY'J. VaHs, S.A.
ISBN-I3: 978-84-966[4-27-7
(
ISBN-[O: 84-966I.4-27-I (
Depósito legal: B.44.269-2007
impreso en España (
(
CONTENIDO

TENIENTAS CORRUPTAS 7

¿TE DOY O ME DAS POR EL CULO? 15

IMPOSIBLE VlOLAR A UNA MUJER TAN VlCIOSA 29

DURMIENDO CON EL ENEMIGO 49

PORNO-BRUJAS 75

KING KONG GIRL 93

BUENA SUERTE CHICAS 113

BIBLIOGRAFÍA 123
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Tenientas corruptas'~ (
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Escribo desde la fealdad, y para las feas, las viejas, las camio-
(
neras, las frígidas, las mal folladas, las infollables, las histéricas,
las raradas, rodas las excluidas del gran mercado de la buena- (
chica. Y empiezo por aquí para que las cosas queden claras: no (
me disculpo de nada, ni vengo a quejarme. No cambiaría mi (
lugar por ningún orro, porque ser Virginie Despenres me pa- (
rece un asunto más interesante que ningún otro. (
(
Me parece formidable que haya también mujeres a las que les
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guste seducir, que sepan seducir, y otras que sepan casarse,
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que haya mujeres que huelan a sexo y otras a la merienda de
los niños que salen del colegio. Formidable que las ha.ya. muy- (
dulces, otras conrenras en su feminidad, que las haya jóvenes, (
muy guapas, otras coquetas y radianres. Francamenre, me ale- (
gro por todas a las que les convienen las cosas tal y como son. (
Le digo sin la menor ironía. Simplemente, yo no formo p.2.!'-
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* Agradezco a Itziar Ziga y José Pons Bertrart la lecrura de esra tra-
ducci6n en casrellano. (H..de la t.)
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te de ellas. Seguramente yo no escribiría lo que escribo si fue- siado brutal, demasiado hirsuta, demasiado viril, me dicen~
ra guapa, tan guapa como para cambiar la actitud de todos los Son, sin embargo, mis cualidades viriles las que hacen de mí .
hombres con los que me cruw. Yo hablo como proletaria de algo distinto de un caso social entre otros. Todo lo que me
la feminidad: desde aquí hablé hasta ahora y desde aquí vuele gús1a de mi vida, todo lo que me ha salvado, lo debo a mi vi-
vo a empezar hoy. Cuando estaba en el paro no sentía'ver- rilidad. Así que escribo aquí como mujer incapaz de llamar la
güenza alguna de ser una paria, sólo rabia. Siento lo mismo atención masculina, de satisfacer el deseo masculino y de con-
como mujer: no siento ninguna vergüenza de no ser una tía tentarme con un lugar en la sombra. Escribo d@sde aquí,
buena. Sin embargo, como chica por la que los hombres se como mujer poco seductora pero ambiciosa, atraída por el di-
interesan poco estoy rabiosa, mientras todos me explican que nero que gano yo misma, atraída por el poder de hacer y de
ni siquiera debería estar ahí. Pero siempre hemos existido. rechazar, atraída por la ciudad más que por el interior, siem-
Aunque nunca se habla de nosotras ·en las novelas de hom- pre excitada por las experiencias e incapaz de contentarme
bres, que sólo imaginan mujeres con las que querrían acostar- con la narración que otros me harán de ellas. No me interesa
se. Siempre hemos existido, pero nunca hemos hablado. ponérsela dura a hombr~queno ~~. hacen soñar. Nunca me
Incluso hoy que las mujeres publican muchas novelas, rara- ha parecido evideñte qtielas·chica.ss~dtictorasse lo pasen tan
mente encontramos personajes femeninos c.uyo aspecto físico bien. Siempre me 'he sentido fea, pero tanto mejor porque
sea desagradable o mediocre, incapaces de amar a los hom- esto me ha servido para librarme de una vida de mierda jun-
bres o de ser amadas. Por el contrario, a las heroínas de la li- to a tíos amables que nunca me habrían llevado más allá de la
teratura contemporánea les gustan los hombres, los encuen- puerta de mi casa. Me alegro de lo que soy, de cómo soy, más
tran fácilmente, se acuestan con ellos en dos capítulos, se deseante que deseable. Escribo desde aquí, desde las invendi-
wrren en cuatro líneas y a todas les gusta el sexo. La figura de bles, las torcidas, las que llevan la cabeza rapada, las que no
la pringada de la feminidad me resulta más que simpática: es saben vestirse, las que tienen miedo de oler mal, las que tie-
esencial. Del mismo modo que la figura del perdedor social, nen los dientes podridos, las ,que no saben cómo montárselo,
económico o político. Prefiero los que no consiguen lo que ésas a las que los hombres no les hacen regalos, ésas que folla-
quieren, por la buen2. y simple razón de qu.e yo misma tam- ría.TI con cualauiera
, que auisiera
, hacérselo con ellas, las más·
poco lo logro. Y porque, en general, el humor y la invención zorras, las putitas, las mujeres que siempr~ tienen el coño
están de nuestro lado. Cuando no se tiene lo que hay que te- seco, las que tienen tripa, las que querrían ser hombres, las
ner para chulearse, se es a menudo más creativo. Yo, como que se creen hombres, las que sueñan con ser actrices porno,
chica, soy más bien King Kong que Kate Moss. Yo soy ese ,a las que les dan igt~allos ho!!!b!'es pero 2. las q-ue sv.s amigas
tipo de mujer con la que no se casan, con la que no tienen hi- interesan, las que tienen el culo gordo, las que tienen vello
jos, hablo de mi lugar como mujer siempre excesiva, dema- duro y negro que no se depilan, las mujeres brutales, ruido-
( siado agresiva, demasiado ruidosa, demasiado gorda, dema- sas, las que lo rompen todo cuando pasan, a las que no les
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gusran las perfumerías, las que llevan los labios demasiado ro- realizada pero no desbordada por los pañales y por las taréas
(
jos, las que están demasiado mal hechas como para poder ves- del colegio, buen ama de casa pero no sirvienta, culrivada
(
tirse como pertitas calentonas pero que se mueren de.ganas, pero menos que un hombre, esra mujer blanca feliz que nos
pan.en delante de los. ojos, esa a la que deber/amos hacer el es- (
las que quieren vestirse como hombres y llevar barba por la
fuerzo de parecernos, a parte del hecho de que pareee rom- (
calle, las que quieren enseriarlo todo, las que son púdicas por-
que están acomplejadas, las que no saben decir que no, a las perse la crisma por poca cosa, nunca me la he enconreado en (
que se encierra para poder domesticarlas, las que dan miedo, ninguna parte. Es posible incluso que no exista. (
las que dan pena, las que no dan ganas, las que rienen la piel (
flácida, la cara llena de arrugas, las que sueñan con hacerse un (
lifting, una liposucción, con cambiar de nariz pero que no (
tienen dinero para hacerlo, las que están desgastadas,'las que
(
no tienen a nadie que las proteja excépto ellas mismas, las
(
que no saben proteger, esas a las que sus hijos les dan igual,
esas a las que les gusta beber en los bares hasta caerse al suelo, (

las que no saben guardar las apariencias; pero también escrl- . (

bo para los hombres que no tienen ganas de proreger, para los (

que querrían hacerlo pero no saben cómo, los que no saben (


pelearse, los que lloran con facilidad, los que no son ambicio- (
sos, ni competitivos, los que no la tien'en grande, ni son agre- (
sivos, los que tienen miedo, los que son tImidos, vulnerables,
los que prefieren ocuparse de la casa que ir a trabajar, los que
(
son delicados, calvos, demasiado pobres como para gustar, los
que tienen ganas de que les den por el culo, los que no quie- (

ren que nadie cuente co!! ellos, los que tienen miedo por la (
noche cuando están solos. (
(
Porque el ideal de la mujer blanca, seductora pero no pura, (
bien casada pero no a la sombra, que trabaja pero sin derna-
siadoéxito para no aplastar a su hombre, delgada pero no ob-
sesionada' con la- alimentación, que parece indefinidamente
(
joven pero sin dejarse desfigurar por la cirugía estética, madre
II
lO

(
"En realidad, si la mujer no tuviera existencia salvo en la fic-
ción que han escrito los hombres, uno se la imaginaría como
una persona de la mayor importancia, muy heterogénea, he-
roica y mezquina, espléndida y sórdida, infinitamente hermo-
sa y extremadamente horrible, tan grande como el hombre,
más grande según algunos. Pero ésa es la mujer en la ficción.
En la realidad, como sefiala el profesor T revelyan, la encerra-
ban, la golpeaban y la zamarreaban por el cuarto.»

Virginia Woolf. Una habitación propia, 1929.


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¿Te doy o me das POJ[ dcwo?
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Desde hate un tiempo, en Francia, no nos dejan de echar la
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bronca con respecto a los años 70. Que si hemos tomado el
mal camino, que qué hemos hecho con la revolución sexual, (
que si nos creemos hombres o qué y que, con nuesrras tonte- (
rías, váyase a saberdónde ha idoa parar la buena y vieja virili- (

dad, esa de papá}" del abuelo, de esos hombres que sabían mo-
rir en la guerra y conducir un hogar con una sana autoridad. Y (
con la ley respaldándoles. Nos echan la bronca porque los (
hombres tienen miedo. Como si la culpa fuera nuesrra. Resul-
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ta asombroso y, como poco, moderno, que sea un dominante
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el que venga a quejarse de que el dominado no pone bastante
de su parte:.. El hombre blanco, ¿se dirige aquí realmente a las (
mujeres o imenta más bien expresar que está sorprendido del e.
giro que están dando globalmente sus asuntos? En cualquier (
.caso; no es posible que nos echenranto la bronca, que nos lla- (
men al orden y nos controlen de este modo. Por una parte, ju- (
gamos demasiado a ser la víctima, por orra, no follamos como
(
es debido, o sornos demasiado zorras o demasiado tiernas y
(
enamoradas. Sea lo que sea, no hemos entendido nada. O so-
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mas demasiado pomo o no somos demasiado sensuales... De- cribí un primer libro que firmé con mi nombre de mujer, sin
finitivamente, esta revolucióll-5exual fue como echar margari- imaginarme por un segundo que cuando fuera publicado ven-
tas a las tontas. Hagamos lo que hagamos, siempre hay alguien drí~ a recitarme la cartilla de todas las fronteras que no debo
que se esfuerza por decirnos que es una mierda. Casi era me- cruzar. Las mujeres de mi edad son las primeras que pueden
jor antes. ¿De verdad? vivir una vida sin sexo, sin tener que entrar en un convento.
El matrimonio forzado se ha vuelto insólito. El deber conyu-
Nací en 1969. Fuia un colegio mixto. Supe desde los prime- gal ha dejado de ser una evidencia. Durante años, estUve a mi-
ros cursos que la inteligencia escolar de los niños era la misma llones de kilómetros del feminismo, no por fal ta de solidari-
que la de las niñas. Uevé minifalda sin que nadie de mi fami- dad o de conciencia, sino porque, durante mucho tiempo, ser
lia se preocupara por mi reputación frente a los vecinos. Em- del sexo femenino no me impedía hacer gran cosa. Como te-
pecé a tomar la píldora a los catorce años sin más complica- nía ganas de vivir una vida de hombre, he vivido una vida de
ción. Follé desde que tuve la primera ocasión, me gustaba hombre. Y es que la revolución feminista ha ocurrido. Basta
muchísimo en esa época y, veinte años después, el único co- de contarnos que antes estábamos más satisfechas. Los hori-
mentario que se me ocurre al respecto es: «mejor para mí». zontes se han ampliado, nuevos territorios se han abierto ra-
Me fui de casa a los diecisiete años y tuve derecho a vivir sola dicalmente, hasta tal punto que hoy nos parece que siempre
sin que nadie pudiera decirme nada. Siempre he sabido que ha sido así.
trabajaría, que no estaría obligada asoponar la compañía de
un hombre para que me pagara el alquiler. Abrí una cuenta Es cierto, hoy Francia dista mucho de ser la Arcadia para to-
corriente a mi nombre sin ser consciente de que pertenecía a dos. Aquí no estamos ni contentas ni contentos. Y esto no tie-
.= la primera generación de mujeres que podían hacerlo sin deo ne ninguna relación con el respeto de la tradición de los géne-
pender de su padre o de su marido. Empecé a masturbarme ros. Podríamos quedarnos todas en delantal en la cocina y
bastante' tarde, pero ya conocíaJa expresión después de haber tener hijos cada vez que follamos, eso no cambiaría en nada la
leído libros muy claros sobre la cuestión: no era un monstruo quiebra del sistema de trabajo, del liberalismo, del cristianis-
social porque me masturbaba, en todo caso, lo que yo hacía mo y del equilibrio eC01ógico.
con mi coño era asunto mío. Me he acostado con cientos de Las mujeres que me rodean ganan efectivamente menos
tíos y nunca me he quedado embarazada y, de todos modos, que los hombres, ocupan puestos subalternos, encuentran
sabía dónde abonar, sin necesidad de autorización, sin poner normal que las menosprecien cuando emprenden algo. Existe
mi vida en peligro. He sido puta, me he paseado por la ciudad un orgullo de sirvien(a que avanza CODo trabas, corno si fUcÁ<:i
con tacones altos y escotes largos sin rendir cuentas a nadie, útil, agradable o sexy. Un goce de esclavo en la idea de servir
cobraba y me gastaba cada céntimo·que· g:¡.naba. He hecho de trampolín. Nos avergüenza r¡uestro poder. Siempre esta-
auto-stop, me violaron, y después volví a hacer auto-stop. Es- mos vigiladas por los hombres que siguen metiéndose en

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nuestros asuntos para decirnos lo que nos' conviene y lo que de! corazón, nos asalta la explosión del estilo super-puta, por (
no, vigiladas sobre todo por las otras mujeres, por la familia, otra parte muy favorecedor, que adoptan muchas chicas. Es (
por las revistas femeninas, por el discurso dominante. Es ne- una manera de disculparse, de tranquilizar a los hombres:' (
cesario reducir nuestro poder,. nunca bien visto en una mujer: «mira qué buena estoy, a pesar de mi autonomía, de mi cultil-
«competente» quiere decir todavía «masculino». ra, de mi inteligencia, en realidad, lo único que quiero es gus-
(
tarte» parecen gritar las niñas en tanga. Tengo la posibilidad
Joan Riviere, psicoanalista de principios del siglo xx, escribe de vivir de orro modo, pero he decidido vivir aliena<h-a-través de (
La feminidad como mascarada en 1927. Estudia el caso de las estrategias de seducción más eficaces. (
una mujer «intermedia», es decir, heterosexual pero viril, (
que sufre cada vez que se expresa en público, tiene un mie- ,Podemos extrañarnos, a primera vista, de que las chavalas (
do tan horrible que pierde los papeles y que se traduce en adopten con tanto entusiasmo los atributos de la mujer.«ob-
(
una necesidad obsesiva y humillante de atraer la atención de jeé.o», que mutilen su cuerpo y lo exhiban espectacularmente,
(
los hombres. al mismo tiempo que esta joven generación valoriza la «mujer
(
«El análisis desveló que sU toquetería y sus flirteos compul- respetable», lejos de una sexualidad lúdica. La contradicción
sivos ... se explicaban de este modo: se trataba de un inteneo es' tan sólo aparente. Las mujeres envían a los hombres un (
inconscienee de disminuir la ansiedad que le provocaba el mensaje tranquilizador: «no tengáis miedo de nosotras». Vale (
miedo a las represalias que temía recibir por parte de las figu- la pena llevar ropa poco confortable, zapatos que dificulten la (
ras paternas después de haber mostrado sus proezas intelec- matcha; vale la pena rehacerse la nariz o hincharse los senos, (
tuales. La demostración en público de sus capacidades inte- vale la pena morirse de hambre. Nunca antes una sociedad (
lectuales, que en sí mismas representaban un éxito, adquiría e! había exigido tantas pruebas de sumisión a las normas estéti-
(
sentido de una exhibición que pretendía mostrar qUe ella po- cas, tantas modificaciones corporales para feminizar un cuer-
(
seía el pene del padre, después de haberlo castrado. Una vez po. Al mismo tiempo, ninguna otra sociedad ha permitido de
hecha la demostración, sentía un miedo horrible de qUe el pa- modo tan libre la circulación corporal e intelectual de las mu- (

dre se vengara. Se trataba] evidenteluente, de una conducta jeres. L2. re~feminización de las m'~jeres parece una excusa· (

destinada a apaciguar la venganza intentando ofrecerse sexual- que viene después de la pérdida de las. prerrogativas masculi- (
mente a él.» nas, una manera de tranquilizarse, tranquilizándoles. «Liberé- (
monos, pero no demasiado. Queremos jugar e! juego, no (
. Este análisis ofrece una clave de lectura del éxito del modelo ..... 'l""'"..""~O'
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de la «calentona» en la cultura popular actual. Ya sea mientras nadie.» Las mujeres se aminoran espontáneamente, disimu·
(
andamos por la ciudad o cuando vemos la MTV o un -programa lan lo que acaban de conseguir, se sitúan en la posición de la
musical en la primera cadena o cuando hojeam~suna revista ~eductora, incorporándose de este modo a su papel, de modo (
(
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tan ostentoso que ellas mismas saben que -'-en el fondo- se la que el trabajo asalariado es una condición de la supervivencia
trata simplemente de unsi In "l1acro., El ac¡:;es,o a íosp~deres social,. aunque no está garantizado para nadie, y sobre todo para
tradicionalmente masculinos implica el miedo alc:istigo. las mujeres. Traed hijos a ciudades donde la vivienda es preca-
Desde siempre, salir de la jaula se ha visto acompañado de, ria~.Qonde el colegio dimite, donde se somete a los niños a las
sanciones brutales. ' '. . . agresiones mentales más perversas, a través de la publicidad, la
televisión, internet; las empresa.> de refrescos y todos sus cole-
No .es tanto el hecho de que haYamOS asimikdo la idea de gas. Sin niños la alegría femenina no existe; pero criar a los ni-
nuestra propia inferioridad,. no impor;ra cuál haya sido la vio- ños en condiciones decentes es casi imposible. Es ne';;sario, de
lencia de los instrumentos de control, la historia cotidiana nos todos modos, que 'las mujeres sientan que han fracasado. En
ha mostrado que los hombres no eran por naturaleza ni supe- cualquier co~a que emprendan, debemos poder demostrar que
riores ni diferentes a las mujeres. Es más bien la idea de qUe ellas lohah hecho mal. No hay actitud correcta, forzosamente
nuestra independencia reswta nefasta la que está implantada hemos cometido un error en nuestra elección, se nos responsa-
en n<;>sotras hasta el tuétano. Idea que los medios de comunl-. biliza de un fracaso que es, en realidad, colectivo, social y no fe-
cación retoman con insistencia: ¿cuántos artículos en los últi- menino. Las armas utilizada.> contra nuestro género son especí-
mos :v:einteañosse,han escrito sobre las mujeres q\ledan mie- ficas, pero el método también se aplica contra los hombres. Un
do a los hombres, sobre las que se han qued~do s;'la:s, las q~e buen Consumidor es un consumidor inseguro.
han sido castigada.> por su ambición ~ su singularidad? Como
si ser viuda, estar sola o abandonada ',en tiempos de guerra, o Sorprendente Y tristemente revelador: la revolución feminista
ser maltratada fuera una invención reciente. Siempre hemos' de los años 70 no ha dado lugar a ninguna reorganización con
tenido que arreglárnoslas sin l~ ayuda de, n~die. Pretender que respecto al cuidado de los nifios. Tampoco del espacio domés-
los hombres Y las mujeres se llevaban mejor antes de los añ~s tico. Ambos son trabajos benévolos, por tanto, femeninos. No
setenta eS una contraverdad histÓrica. Nos frecuentábamos hemos salido de la condición del artesanado. Tanto política
menos, eso es todo. como económicamente, no nos hemos preocupado del espa-
cio público, no nos lo hemos apropiado. No hemos creado las
En el mismo orden de cosas, la maternidad se ha vuelto una ex- guarderías necesarias ni los jardines de infancia, no hemos
periencia femenina ineludible, valorada por encima de cual- ' creado los sistemas industriales de trabajo a domicilio que nos
quier otra: dar la vida es fut.tástico. La propaganda "pto-mater- hubieran permitido emanciparnos. No hemos invertido en es-
nidad" nunca ha sido tan martilleat'!.te. l'ifenudo camelo, el tos sectores económicamente rentables, ni para hacer fortuna,
método contemporáneo Y sistemático' de la doble obliga\=ión: ni Siquiera para que sirvieran a la comunidad. ¿Por qué nadie
«tened hijos, es fantásticO, os sentiréis más mujeres Ymás reali" ha inventado el equivalente de Ikea para cuidar a los nifios, el
zad~ que nunca", pero hacedlo en únasociedad decadente en equivalente de Macintosh para hacer las tareas domésticas? La
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( ....

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(
· organización de la colectividad sigue siendo una prerrogativa getir, lo que podemos ver, leer, comprender; cómo debemos e
masculina. Nos falta seguridad con respecto a nuestra legiti- desplazarnos; gastarnuestro dinero, distraernos. Cuand.o e! (
midad para irrumpir en lo poiftico; no se puede pedir menos, gobierno reclama la presenda de lapolicia en e! colegIO o (
visto e! terror físico y moral al que se enfrenta nuestra catego- pide1a presencia de! ejército en los barrios p~ri~éricos, ~o "iti. c
ría sexual. Como si otros se fueran a ocupar correctamente de troducen una figura·viril de la ley en e! dominIO de la infan- (
nuestros problemas, y como si nuestras preocupaciones espe- cia, se trata más bien de la prolongación de! poder absolutO
cificas no fueran tan importantes. Nos equivocamos. Si pare- (
de la madre. Sólo ella sabe castigar, encuadrar y mantener a
ce evidente que las mujeres se vuelven tan corruptas y asque- los niños en est~do de crianza prolongada. Un Estado que se"
(

rosas en contacto con e! poder como los hombres, parece proyecta como madre todopoderOsa es un Estado fascista. El
también innegable que ciertas consideraciones son específica- ciudadano de la dieradúra vuelve a la condición de bebé:· con
mente· femeninas. Abandonar e! terreno político como lo he- . los pañales bien limpios, bien alimentado y mantenido en .su (
mos hechos nosotras marca nuestras propias resistencias a la cüna por una fuerza omnipresente que todo lo úbe, que t1~­
emancipación. Es cierto que para luchar y tener éxito en polí" ne "todos .los derechos sobre él, y todo ello por su propIO
tica se requiere estar lista para sacrificar la feminidad, porque (
bien. Se libera al individüo de su autonOmía, de su facultad
hay que estar dispuesta a combatir, triunfar, y demostrare! (
de 'engáñar, de ponerse en· peligro. Nuestra sociedad tiende
poder de una. Hay que olvidaise de ser dulce, agradable, ser- hacia ahí, posiblemente porque ya hemos dejado atrás nues- (
vicial, hay que autorizarse a dominar al OtrO, públicamente. trO tiempo de glOria, regresamos hacia estados de organiza- (
Pasar de su consentimiento, .ejercer e! poder frontalmente, sin ,.
ción colectiva que infantilizan al individuo. Según la tradi- \
remilgos ni excusas, porque son escasos los contrincantes que ción, los valores viriles son los valores de la experimentación,
os felicitarán por haberles ganado. de! riesgo, de la rúptura con e! hogar. Los hombres se equi- (
vocan si se sienten "alegres o protegidos al ver que desde to-
La maternidad se ha vuelto e! aspecto más glorificado de la (
dos los ámbitos se menosprecia, se entorpece y se designa
condición femenina. Es también, en Occidente, e! dominio (
como funesta la virilidad de las mujeres. Lo que se cuestiona
en e! que e! poder de la mujer se ha intensificado más. Lo es tanto nuestra autonomía como la suya. En una sociedad (
que era cierto en e! caso de las niñas desde hace tiempo, e! de vigilancia liberal, .el hombre es un simple consumidor e
dominio total de la madre, lo es hoy también en e! caso de como cualquier otro, y nO es deseable que tenga ·más poder (
los niños. La mamá sabe lo que es bueno para su hijo, nos lo que una mUJer. (
repiten de todas las maneras posibles, en ella reside intrínse-
camente ese asombroso poder. Réplica doméstica de lo que El cuerpo coleCtivo funciona como un cuerpo individual: si e! (
se organiza colectivamente: el Estado s.iempre vigilante· sabe sistema es neur6tico engendra inmediatamente estructuras au-
mejór que nosotros lo que debemos comer, beber, fumar, in" todesrructoras. Cuando e! inconsciente colectivo, á través· de e
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los instrumentos de poder de los medios de comunicaci6n o Del mismo modo, las mujeres ganaríamos pensando me-
de la industria cultural, sobrevalora la maternidad, no lo hace jor en .las ventajas del acceso de los hombres a una paterni-
ni por amor de la feminidad ni por bondad global. La madre dad activa, más que aprovecharse del poder que les confiere
investida de todas las virtudes es el cuerpo colectivo que se po!Iütamente la exaltaci6n del instinto maternal. La mirada
prepara para la regresi6n fascista. El poder que otorga un Es-· del padre sobre el niño constituye una revoluci6n en poren-
rada enfermo es forzosamente un poder sospechoso. cia. Los padres pueden hacer saber a sus hijas que ellas tienen
una existencia propia, fuera del mercado de la s€<Íucci6n,
Hoy escucharnos a hombres que se lamentan de que la eman- que poseen fuerza física, espíritu emprendedor e indepen-
cipaci6n femenina les desviriliza. Echan de menos un estado diente, y pueden valorarlas por esta fuerza sin miedo a un
anterior, en el que su fuerza estaba enraizada en la opresi6n fe- castigo inmanente. Pueden hacer saber a sus hijos que la tra-
menina. Olvidan que esta ventaja política .que se les había dici6n machista es una trampa, una restricci6n severa de las
concedido tenía un coste: el cuerpo de las mujeres pertenecía emociones al servicio del ejército y del Estado. Porque la vi-
a los hombres; en contrapartida, el cuerpo de los hombres per- rilidad tradicional es una maquinaria tan mutiladora como
tenecía a la producción, en tiempos de paz, y al Estado, en lo es la asignaci6n a la feminidad. ¿Qué es lo que exige ser un
tiempos de guerra. La confiscaci6n del.cuerp,? de laS mujeres hombre, un hombre de verdad? Reprimir sus emoci0 l1 es.
se pr~du~ ~ ~ismo tiempo que la confIScaci6n del cuerpo de Acallar su sensibilidad. Avergonzarse de su delicadeza,'de su
los hombres. Los únicos que salen ganando en este negocio vulnerabilidad. Abandonar la infancia brutal y definitiva-
son los dirigentes. mente: los·hombres-niños no están de moda. Estar angustia-'
El soldado más famoso de la guerra de Iraq es una mujer. do por el tamaño de la polla. Saber hacer gozar sexualmente
Hoy en día, 10sEstados envían sus pobres al frente. Los con- a una mujer sin que ella sepa o quiera indicarle c6mo. No
flictos armados se han vuelto territorios mixtos. Cada vez más, mostrar la debilidad. Amordazar la sensualidad. Vestirse con
la polaridad en la realidad se estructura en funci6n de la clase colores discretos, llevar siempre los mismos zapatos de pa-
social. tán, no jugar con el pelo, no llevar muchas joyas y nada de
Los hombres denuncian con virulencia las injusticias socia- maquillaje. Tener que dar el primer paso, siempre. No tener
les o raciales, pero se muestran indulgentes y comprensivos ninguna cultura sexual para mejorar sus orgasmos. No saber
cuando se trata de la dominaci6n machista. Son muchos los pedir ayuda. Tener que ser valiente, incluso si no se tienen
que pretenden explicar que el combate feminista es secundario, ganas. Valorar la fuerza sea cual sea su carácter. Mostrar la
como si fuera un deporte de ricos, sin pertinencia ni urgencia. agreshridad. Tener un acceso restringida a la paternidad. T e-
Hace falta ser idiota, o asquerosamente deshonesto, para pen- ner éxito socialmente para poder pagarse las mejores muje-
sar que una forma de opresi6n es insoportable y juzgar que la res. Tener miedo de su homosexualidad porque un hombre,
otra está llena de poesía. uno de verdad, no debe ser penetrado. No jugar a las muñe-
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(

cas cuando se es pequeño, contentarse con los coches y las (


pistolas de plástico aunque sean feas. No cuidat demasiado (
su cuetpo. Sometetse a la brutalidad de los ottOS hombtes sin· (
quejarse. Saber defendetse incluso si se es tierno. Privatse de (
su feminidad, de! mismo modo que las mujetes se privan de
(
su vitilidad, no en función de las necesidades de una situa-
ción o de un caráctet~ sino enfuncÍóIi eÍ~ lo que exige e! cuet-
(

po colectivo. De tal modo que las mujeres ofte~can siempte (

los niños a la guetta y los hombtes acepten ir a dejatse matat (

pata salvaguatdat los inteteses de tres o cuatro ctetinos de (

mitas COttas. (
Si no avanzamos hacia ese lugar desconocido que es la re- (
volución de los géneros, sabemos exactamente hacia donde «En Estados U nidos y en otros países capitalistas, las leyes
(
tegtesamos. Un Estado omnipotente que nos infantiliza, que contra la violación fueron originalmente formuladas para pro-
teger a los hombres de las clases altas frente a las agresiones (
interviene en todas nuestras'·decisiones, pOt nuestro ptopio
que podían sufrir sus hijas y esposas. Habitualmente, los tri- (
bien, que --con la excusa de protegernos mejot- nos man-
tiene en la infancia, en la ignotancia y en e! miedo al éastigo y bunales han prestado poca atención a lo que pudiera ocuttir- (

la exclusión. El tratamiento de faVOt que hasta ahora estaba re- les a las mujeres de clase trabajadora, y por consiguiente, el (
servado a las mujeres, con la vergüenza como punta de lanza número de hombres blancos procesados por violencia sexual (
que las mantenía en el aislamiento, la pasividad, la ü)movili- infligida a estas mujeres es extraordinariamente reducido.»
(
dad, podría ahora extenderse a todos. Comprendet los meca- (
nismos que nos han hecho inferiores y los modos a través de Ange!a Davis, Mujeres, clase y raza, 1981.
(
los cuales nos hemos convertido en nuestras mejores vigilan-
tes, es comprender los mecanismos de control de toda la po- (
blación. El capitalismo es una teligión igualitarista, puesto que (
nos somete a todos y nos lleva a todos a sentitnos atrapados, (
como lo están todas las mujeres. (

(
(

(
(
Imposible violar
a una mujer tan viciosa"<

Julio de 1986, tengo 17 años. Somos dos chicas en mi~ifalda,


yo llevo unos leotardos a rayas y unas zapatillas Converse rojas.
Regresamos de Londres donde nos hemos gastado en discos,
tintes y diversos accesorios con clavos y tachuelas JpdaJa pas-:
ta que teníamos ahorrada, así que no tenemos ni un duro para
el viaje de vuelta. Nos las arreglamos para llegar hasta Dover
haciendo auto-stop. nos lleva todo el día, después pedimos di-
nero aliado de la taquilla para pagar el ferry; cuando llegamos
a Calais ya es de noche. Durante la travesía hemos buscado a
alguien que nos pueda acercar en coche. Dos italianos bastan-
te guapos y fumadores de porros nos llevan hasta la entrada de
París. Nos dejan en plena noche en una gasolinera en algún
iugar de la autopista que rodea París. Decidimos esperar a que
se haga de día y los conductores se levanten para encontrar un
camión que nos lleve directamente hasta Nancy. Vagabundea-
mos en el parking. en la tienda; apenas hace frío .

• Titulo de una canción del grup() punk francés Tm,r del album An-
tisocial. (N. d< la t.)
(
(
(
Un coche con eres chavales blancos, típicos barriobajeros como violador. Puesro que lo que han hecho es orra cosa. Tres (
de las afueras en esa época, cervezas, porros, hablan de Re- con un fusil contra dos chicas a las qtle han pegado hasta ha-
naud, e! cantante. Como son tres, al principio, no queremos cerles sangrar: no es una viola:éión. La prueba: si verdadera- " ,
\
montarnos con ellos. Pero se toman la molesria de hacerse los merrte hubiéramos querido que no nos violaran, habríamos
simpáticos, de bromear y de discutir. Nos convencen de que preferido morir, o habríamos conseguido matarlos. Desde e~
(
es estúpido esperar al oeste de París cuando ellos podrían de- punto de visra de los agresores, se las arreglan para creer q~e ~i
jarnos en e! este, desde donde sería más fácil encontrar a al- ellas sobreviven es que la cosa no les disgustaba tanto. B.s la UnI-
guien que nos lleve. Y acabamos montándonos en e! coche. ca explicación que he encontrado a esta paradoja: a partir de la (
De las dos, yo soy la que ha corrido mas mundo, la:más boca- publicación de Fóllame me encuentro con mujeres que vienen
zas, la que decide irnos con ellos. Nada más cerrar las puerras, a contarme:· {(me violaron, cuanto tenía ta.."1tos años, en tales (
ya sabemos que hemos hecho una tontería. Pero en lugar de circunstancias». Esta situación se repetía tan a menudo que re- (
gritar «nos bajamos» durante los pocos metros que hubiera sido sultaba molesta, y en 'un primer momento, me preguntaba si
(
posible, cada una se dice en su esquina que hay que dejar de ser mentían. En nuestr~ cultura, desde la Biblia y la historia de
(
paranoica y de ver violadores por todas partes. Llevamos una . José en Egipto, la palabra de la mujer que "acusa al hombre de
hora hablirndo con ellos; tienen pinta de simples tarados, gra- habérlaviolado es una palabra que ponemos inmediatamente (
ciosos, realmente nada agresivos. Esta proximidad quedará en- en duda. He aquí un hecho aglurinador, que conecta a todas (
rre las cosas imborrables: cuerpos de hombres en un lugar con- las clases sociales, todas las generaciones, todos los cuerpos y (
finado en e! que estamos encerradas, con ellos, pero sin ser todos los caracteres. Pero, ¿cómo explicar que nunca oigamos
como ellos. Nunca iguales, nuestros cuerpos de mujer. Nunca al adversario: "fuianito ha: violado a fuianita, en tales cirouns- (
seguras, nunca como ellos. Somos e! sexo de! miedo, de la hu- tancias»? Porq~e los hombres siguen haciendo lo que las muje- ,
\.
millación, e! sexo extranjero. Su virilidad, su famosa solidari- res han aprendido a hacer durante siglos: llamarlo de otro
(
dad masculina, se construye a partir de esta exclusión de nues- modo, adornarlo, darle la vuelta, sobre todo no llamarlo nun-
tros cuerpos, se [eje en esos m011).entos. Es un pacto que reposa (
ca por su nombre, nO utilizar nunca la palabra para describir lo
sobre nuestra inferioridad. Sus risas de tíos, entre ellos, la risa que han hecho. Se "han pasado un poco», ella estaba "un poco (
de los más fuertes, de los más numerosos. . borracha» o bien era una ninfómana que hada como si no qui- (
Mientras ocurre ellos hacen como si no supieran exacra- siera: pero si ha ocurrido es "que, en realidad, la chica consentía. (
mente qué está pasando. Como llevamos minifalda, como te- Que haga fulta pegarla, amenazarla, agarrarla enrre varios p~a (
nemos una e! pelo verde y la otra naranja, sin duda, "follamos obligarla y que llore antes, después y durante, eso no cambia
(
como perras», así que la violación que se está cometlendo no es nada; en la mayoría de los casos, el violador se las arregla con su
tal cosa. Como en la mayoría de las violaciones, imagino. Ima- .conciencia: no ha sido una violación, era una puta que no se
gino que, después, ninguno de esos tres tipos se :identifica (
asume y a la que él ha sabido convencer. A menos que ese no
(
30 3I
(
(
sea un peso demasiado difícil de soportar, tambi~~ del lado de sas. Siempre me ha impresionado la belleza de la ciudad, yese
ellos. Peto nO sabemos nada, ellos no dicen nada. día especialmente. La violación, como si estuviera ya contenida
Sólo se identifica en prisió~ a los psicópatas gra~es, los vio~ , de a1giín modo en la ciudad, no perturba esa tranquilidad. Cie-
ladores e~ serie que recortan coños con cascos <:le botella, o a rroJatienda y voy a dar una vuelta. Me indigno más ese día que
los pedófrlos que atacan a las niñas. Porque los hombres, dato cuando nos ocurrió a nosotras. A través de su historia com-
está, condenan la violación. Lo que ellos practican" eso es otra prendo que la violación es algo que se pilla y de lo que después
cosa. no te puedes deshacer. Contaminada. Hasta ese m0i!'ento, yo
A menudo se dice que el pornoaumenta el númeto de vio- creía que lo había asumido bien, que tenía la piel gruesa y cosas
laciones. Hipócrita y absurdo. Como si la agresión sexual fue- m(':joresque hacer en lugar de dejar que trespaletos me trau-
ra unainvención reciente, que tuvo que ser inttoducida en las matizaran, Peto al darme cuenta de haSta qué punto yo veía la
mentes a través de laS películas. Sin embargo, que los machos violación de mi amiga cómo un acomecimiento a partir del
franceses no hayan ido ,a la guerra después de los años ses.enta cual, nada seria nunca, como antes, acabé aceptando, de rebote,
en Argelia aumentase'guramente el númeto de violaciones «ci- lo ,iJ.4e nosotras mismas sentíamos. La herida de 'una guerra que
viles». La vida militar hasta ahora era una ocasión habitual de se libra en el silencio y en la oscuridad.
practicar violaciones colectivas «por la buena causa». Se trata ,CUf'illdo violaron a mi amiga, yo tenía veinte aftoso Entonces
enpfiricipio de una estrategia de gtlerra, que participa de la vi- no me' interesaba que me hablaran de feminismo. Poco punk y
rilización del grupo que la lleva a cabo y debilita, al mismo demasiada buena voluntad. Después de su agresión, cambié de
tielIlPo, al grupo adversario. Esto es así desde que las guerras idea, y participé en un fin de semana de formación de "Stop
existen. Dejen de hacernos creer que la violencia sexual con~ra Violación», una línea telefónica de ayuda, para hablar después
las mujere~ es u~ fenómeno reciente, o ptopio de un grupo es- de una agresión o para encontrar información jurídica. El se-
pedfico. ' minario apenas había empezado y yo ya estaba refunfuñando
en mi silla: ¿por qué aconsejar a alguien que pusiera una de-
Los primeros años;ptocurábamos no hablar de ello. T~esaños nuncia? Al ir a la policía, salvo para recibir el dineto de un se-
más tarde, en las c~estas de la Cruz Roja de Lyon, violan una a guro, no le veía ningún interés. Declararse víctima de una vio-
chica a la que yo quería mucho: un tipo la sigue desde la calle y lación, en una comisaría, pensaba yo de forma instintiva, era
la viola en su casa, sobre la mesa de la cocina. ~I día que me en- una manera de ponerse de nuevo en peligro. La ley de los ma-
tero estoy trabajando en una peqlleiía tienda de discos, Ataque detos es la ley de los hombres. Después una participante nos
Sonoto, en el casco viejo de Lyon. Hace un dia estupendo, luce explica: «la mayoría de las veces, lJlna mujer que habla de su
el sol, la luz in~nda los muros de las calles eStr~chas de la vieja violación empezará llamándola de otro modo.» En mi interior,
ciudad, las piedras calladas y pulidas, los bancos amarillos y ana- como siempre, sigo renegando. Eso me pareda altamente im-
ranjados. El muelle de Saone, el puente, laS fachadas de las ca- ptobable: ¿por quéno dirán esa palabra y, además, qué sabe ésa
. r ... ." '.

32 33


(
que habla? ¿Acaso se 'cree que nos pare,cemos codas? De re- los otros hombres: yo me follo a vuestras mujeres a lo bestia).
pente, pongo freno a ini rollo: ¿Qué es lo que yo he hecho h:is- Así que el consejo más razonable; por diferentes razones, sigue (
ca ese momento? Las pocas veces - a menudo super pedO---: siendo: ¡<guarda eso en tu fuero imerior.» Asfriciada entre dos
(
que he querido hablar del tema, ¿acaso he dicho la palabra? órG"'lles. Púdrere, puta, como quien dice.
Nunca. Las pocas veces que he intentadoconrarlo, he esquiva- Así se eVita la palabra. A causa de todo lo que la palabra
do ,la palabra <<violación,>: «unaagresión», «un lío», «un aga- abarca. En el campo de las agredidas, como en el de los agre-
rrón», «una mierda», whatever... Mientras no lleva su nombre, sores, tódoel mundo da vueltas en torno al término. El resul-
la agresión pierde su especificidad,' puede confundirse con cadó es un silencio cruzado. (
otras agresiones, como que 'te roben, que te pillela'policía, que
te arresten o que ce peguen una paliza. Esta estrategia de mio- Los primeros años' después de la violación, una triste sorpresa:
pía resulta úcil. Porque, desde el momento en que se llama a los libros no podrán ayudarme. Eso 'no me había ocurrido
una violación violación, todo el dispositivo de vigilancia de las nunca. Cuando, por ejemplo, en 1984 me internaron en un
mujeres se pone en marcha: ¿qué es lo que quieres?, ¿que se hospital psiquiátrico duran ce unos meses, mi primera reac-
sepa lo que ce ha sucedido? ¿Qué es lo que quieres?, ¿que todo ción, al salir, fue leer; Elpabellón de los niños locos, Alguien voló
el mundo ce vea como a una mujer a la que eso 'le ha sucedido? sobre el nido del cuco, Cuando tenÚJ cinco años me maté y los en-
Yde codos modos, ¿cómo es posible que hayas sobrevivido sin sayos sobre psiquiatría, internamiento, vigilancia y adolesq:n- (
ser realmente una puta rematada? Una mujer que respeta su cia. Los libros estaban ahí, me acompañaban, hacían 'que (
, dignidad hubiera preferido que la macaran. Mi supervivencia, aquello fuera posible, enunciable, que yo pudiera compartirlo. (
en sí misma, es una prueba que habla contra mí. El hecho de La prisión, la enfermedad, los malos craros, las drogas, el aban-
(
cener más miedo ala posibilidad de que ce maten que a quedar dono, la deportación, todos los traumas tienen su literatura.
(
traumatizada por los golpes de pelvis de cres cabrones, parecía Pero ninguna mujer después de haber pasado por una viola-
algo monstruoso: yo nunca había oído hablar del tema, en nin- ción había podido utilizar el lenguaje para hacer de esa expe- (
guna párre. Gracias a mi condición de punley practicante, po- riencia el tema de una novela. Nada, ni guía, ni compañía. Eso
,.
dia vivir sin mi pureza de mujet decente. Porque es necesario no pasaba al dominio de lo simbólico. Es asombroso que las (
quedar traumatizada después de una violación, hay una serie mujeres no diga,íTloS nada a las niñas, que no haya ninguna (
de marcas visibles que deben ser respetadas: tener miedo a los transmisión de saber, ni de consignas de supervivencia, ni de
hombres, a la noche, a la autonomía, qúe no te guscen ni el consejos prácticos y simples. Nada.
sexo ni las bromas. Te lo repicen'de todas las maneras posibles:
es grave, es un crimen, los hombres que te aman, si se enceran, Finalmente, en 1990, voy a París a un concierto de Limboma-
,.
se van a volver loéosde dolor y de rabia (la violación es tam- niacs, en el cren leo Spin, una revista americana. Una tal Ca-
bién un diálogo privado a través del cual un homDte dedaraa mille Paglia escribe un artículo que me interpela y me hace (
(
34 35
(
reír, en el que describe e! efectp qUe: lecausa ver a los jugad,o- Camille Paglia es, sin duda, la más controvertida de todas
res de fútbol sobre e! terreno, faScinantes bestias de sexo' llenas las feministas americanas. Propone pensar la violación como
de agresividad. Empieza su artí~uloh;¡blandod~qS~O le gus~ . un ri~sgo 'inevitable, inherente a nuestra condición femenina:
ta toda esa rabia guerrillera, ese ¡¡1arqe de sud()ry d,!" piernas Una libertad increíble de des-dramatización. Sí, habíamos
lIlusculosas en acciono Yeso la lleva, como de ocaen oca, a ha- salido afuera, a un espacio que no era el nuestro. Sí, había-
blar de violacion. He olvidado los términos. exactos. Pero, era mos sobrevivido en lugar de haber muerto. Sí, (,:stábamos en
algo;¡sí, en esencia: «Es un riesgo inevirable, es un riesgo que · minifald;¡ sola,s sin. un tío que noS acompañara, de noche, sí,
'las nluj~res deben tener en cuenta y deben correr si quieren.sa- habíamos
'.
','
sid,o id,iotas, y débiles
..' ..•. . '.' .'
como las niñas aprenden
.
a
lir de SIlS casas y circular libremente. Si te sucede, levántate, serl() cuando las agreden. Sí, eso nos había ocurrido a n050-
dustyourfe/f, desempolvate, y pasa a otra cosa. Y si eso te da de- · tras, pero por pÍim~~avez comprendíamos lo que habíamos
.masiado miedo, entonces qUédate en casa de mamá y ocúpate hecho: habíamos salido de. casa, porque en casa de papá y
de hacerte' la manicura.» 'Esome da rabia en su mOmento. mamá no pasaba nada interesante. Habíamos corrido e! ries-
Pero unos minutos después, se instala en mí una paz interior: · go, habíamos pagado e! precio, y más que sentir vergüenza
me impactá. París, estación de Lyon, se ha hecho de noche, ·por estar vivas podíamos decidir levantarnos] recuperarnos
llamo a Carolina, la misma amiga de siempre, antes de tirar lo mejor posible. Paglia nps permitía imaginarnos como gue-
hacia el norre'en busca de la sala de concierros de la calleOr- rrilleras,. no .tanto. responsables personalmente de algo que
de~er. La llamo, emocionada, para hablarle de esta italo-ame- nos habíamos buscado, sino víctimas ordinarias de algo que po-
.ricana, tiene que leerla y decirme lo que piensa. El arrículo im- díamos esperar cuando se es mujer y se quiere correr el riesgo
pacta a Carolina como me impactó a mÍ. . de salir al exterior. Ella era la primera que había sacado la
violación de! .hmror .absoluto, de lo. no dicho, de lo que no
A parrir de ese momento ya nuncaha habido nada prohibido, debe ocurrir nunca.. Ella hada de la violación una circuns-
cerrado como antes. Pensar por primera vez la violación de tancia polltica: algo que debíamos aprender a encajar. Paglia
una manera nueva. El [emahabía sido rab,ú hasta emonces, cambiaba todo: ya' no se trataba de negar, ni de morir, se tra-
tan minado que no nos permitían decir otra cosa que .«qué ho- taba de vivir con.
rror>, y «pobres chicas». Verano de 2005, Filade!fia, estoy frente a Carnille Paglia,
Por primera vez, aÍguien valorába la capacidad de recupe- realizando una entrevista para un docume~ltal. Asiento con la
rarse de una violación, más que de largar un florilegio de cabeza entusiasmada escuchándola: «En 'Ios años sesenta, en
traumas de forma condescendiente. Desvalorización de la los camptis universitarios, se encerraba a las chicas en los dor-
violación, de su alcance, de su resonancia. Eso no anulaba mitorios a las. s~is de la tarde, mientras que los chicos podían
nada de lo que habí~pasad~ ni borraba nada de lo que había- hacer lo'que querían. Nos~tras preguntamos: "¿por qué esta di-
mos aprendidoaqti~llanoche. . .. ferenci~ de trato?". Nos explicaron: "porque e! mundo es pe!i-

36 37
(

groso; corréis e! 'riesgo de ser violadas". Respondimos: "enton- metida a uha atracción moral no en:unciáda, que hace que
ees dadnos e! derecho de correr e! riesgo de ser violadas."" -todo reéaiga siempre de! lado de aquella a laque se la meren (
He aquí algunas de las reacciones que la narración de mi más que de! lado de! que la mete.
(
historia ha. suscitado: «¿Y tú has hecho dedo después?» Porque .-Cuando se retiró de -los Cines l:¡. película Fóllame, muchas
(
yo contaba que no se lo había dicho a mis padres, por miedo mujeres -los hombres no se han atrevido a decir nada al res-
(
a -que me-encerraran en una caja fuerte por mi bien; Porque pecto- afirmaron públiCamente: «Qué horror, sobre todo no
evidentemente había vuelto a hacer dedo. Menos contenta, . hay que creer que la violencia es una solución cont~:l.la_ viola-
menos efusiva, pero lo he vuelto a hacer. Hasta que otros pun- ción.»¿Ah, no? Nunca oímos en e! telediario hablar de éhicas,
kis me dieron la idea de viajar en tren a golpe de multa no co- solas o en banda, que arrancan la polla del violador con los
nocía otra manera de ir a un concierto en Toulouse e! jueves y dientes durante la agresión, que les busca.'l después para ven- (
a otro el sábado -en -Lille. Y en esa época, ir a un concierto úa garse, o que les dan una hostia. Esos ejemplos existen única-
más importante que cualquier otra cosa. Justificaba cualquier mente en las películas hechas por hombres: La última casa de
(
riesgo. Nada podía sei peor que quedarme en mi habitación, la izquierda de Wes Craven, El ángel de la venganza de Abe!
lejos de la vida, cuando ocurrían tantas cbsasfuera. Así que se- Ferrara, Escupo sobre tu tumba de Meir Zarchi, por ejemplo. (
gúí yendo a ciudades en las que no conocía a nadie, seguí es- Las tres películas empiezan por una violación más o menos re- (
perando que las estaciones de tren cerrasen para poder pasar la pugrtante (más bien más que menos, por otra paree). Desp~és, (
noche dentro, seguí durmiendo en las entradas de los edificios eh la segunda parte, detallan las venganzas u1trasangrientas (
esperando un tien para e! día siguiente. Haciendo como si yo que las mujeresinf1igen a sus agresores. Cuando los hombres ,
no fuera una chica. Y si nunca me han violado después, he éo- ponen en escena personajes femeninos, rara vez suele ser para
rrido- no obstante ese riesgo cientos de veces, simplemente por intentar comprender sus vivencias o lo que ellas sienten como
rondar por la calle. Lo que viví en esa época, a ésa edad, fue mujeres. Es más bien para poner en escena su sensibilidad de \
irremplazable, mucho más intenso que encerrarme en e! cole- hombres en un cuerpo de mujer. Volveré sobre esta cuestjón (
gió y aprender la docilidad, o quedarme en casa a hojear revis- al hablar de porno, que sigue la misma lógica. En estas tres pe-
tas. Esos fueron los mejores años de mi vida, los más ricos y lículas, vemos cómo los hombres reaccionárían frente a la vio-
bulliciosos; y todas las mierdas que vinieron con ellos, yo en- lación si estuvieran en e! lugar de las mujeres. Un baño de san- (
contré la manera de vivirlas. gre, de una violencia despiadada. El mensaje que nos dirigen (
Pero evité escrupulosamente contar mi historia porque no está claro: ¿por qué vosotras no os defendéis más violenta-
(
sabía cuál sería' e! juicio de antemano: «ah, así que has segui- mente? Lo que resulta sorprendente, efectivamente, es que no
(
do haciendo dedo; si eso no ha bastado, es que te debió gus- - reaccionemos de ese modo. U na empresa política ancestral,
taL» Porque en la violación siempre es necesario probar que implacable, enseña a las mujeresa no defend~rse. Como siem- (
no estábamos realmente de acuerdo. La culpabilidad está so- pre, doble obligación: hacernos saber que no hay nada tan gra- (
(
39
(
(
ve, y al mismo tiempo, que no debemos, defendernos, ni ven- bría reacciona:do de la misma manera. si hubiera habido un
garnos. Sufrir y no poder hacer nada más. Una espacia de Da- único chico contra mí misma. Era d proyecto mismo de la
mocles entre las piernas. ' · violació~ lo que hacía de mí una mujer, alguien esencialmen c
Pero las mujeres sienten aún la necesidad de afirmar: la vio- te-vulnerable. Se domestica a las nifias para que nunca hagan
lencia no es una solución. Por tanto, e! día que los hombres daño a los hombres, y las mujeres las llaman al orden cada vez
tengan miedo de que les laceren la polla a golpe de cúter cuan- que se saltan esa regla. A nadie le gusta saber hasta qué punto
do acosen a una chica, seguro que de repente sabrán controlar es un cobarde. Nadie quiere sentirlo en su propia p~l. No es-
mejor sus pasiones «masculinas» y comprender lo que quiere toyfuriosa contra mí por no haberme atrevido a matar a uno
decir «no,;. Yo habría preféCido, aqúella noche, ser capaz de de ellos. Estoy furiosa contra una sociedad que. me ha educa-
dejar atrás lo que habían ensefiado a mi sexo y degollados a to- do sin en~efiarme nunca a golpear a un hombre si me abre las
dos, uno por uno. En lugar de vivir como una persona que no ·piernas a la fuerza, mientras que esa misma sociedad me ha in-
se atreve a defendérse, porque es una nlujer y la violencia no es culcado la idea de que la violación es un crimen horrible del
su territorio, como si la inú:gridad física de un hombre fuera que no debería reponerme. Sobre todo, me da rabia que fren-
más importante que la de una mujer. te a tres hombres, una escopeta y atrapadas en un bosque de!
Durante la violación, llevaba en el bolsillo de mi cazadora que no podíamos escapar corriendo, llOY tociavía me sienta
Teddy roja una navaja, mango negrobdllante, mecánica im- culpable de no haber tenido el coraje de defendernos con una
pecable, cuchilla fina pero larga, afilada, perfecta~ radiante. pequefia navaja.
Una navaja que yo sacaba con bastante facilidad en esa época Al final, uno de ellos encontró la navaja y se la ensefió.a los
globalmente confusa. Me había acOstumbrado a ella; a mi ma- otros, sinceramente sorprendido de que yo no la hubiera saca-
nera, había aprendido a usarla. Esa: noche, la navaja se quedó' do: "o sea que les gustaba». los hombres, francamente, igno-
escondida en mi bolsillo y la única idea que me vino a la cabe- ran hasta qué punto el dispositivo de emasculación de las chi-
za fue: sobre todo que no la encuentren, que no decidan jugar · cas es imparable, hasta qué punto todo está escrupulosamente
..con ella. Ni siquiera pensé en utilizarla. Desde e! momento organizado para garantizar que ellos triunfen sin arriesgar de-
en que comprendí lo que nos estaba ocurriendo, me convencí de masiado cuando atacan a mujeres. Creen inocentemente que
que ellos eran los más fuertes. Una cuestión mental. Luego me su superioridad se debe a su gran fuerza. No les molesta pe-
.he dado cuenta de que mi reacción habría sido diferente si hu- learse con una escopeta contra una navaja. Piensan, alegres
bieran intentado robarnos las cazadoras. Yo no era temeraria, imbéciles, que ese combate es igualitario. Ese es el secreto de
pero sí bastante inconsciente. En ese momento preciso me su tranquilidad de espíritu.
sentí mujer, suciamente mujer, comonuncá me había sentido , Resulta.sorprendente que en 2006, mientras que todo el
antes y como nunca he vuelto a sentirme después. No podía mundo se pasea con minúsculos ordenadores portátiles, ,con
hacer daño a un hombre para salvar mi pellejo. Creo que ha- cámaras de fotos, teléfonos, agendas y aparatos de música en el


(

(
(
(
bolsillo, no exista todavía un solo objeto que podamos meter- res. En Las metamoifosis de Ovidió parece que los dioses pásan
nos en el cofio cuando salimos a dar una vUelta y que cortaría el tiempo queriendo tirarse a mujeres que no esi:án de acu~rdo, (
en 'pedazos la polla del primer idiorn'que quisiera' entrar sin consiguiendo lo que quieren por la fuerza. Fácii, para los que
permiso. Quizás no sea deseable hacer que el sexofemehino s0n-dioses. Y cuando se quedan embarazadas, encima las mu-
sea inaccesible por la fuerza. Es necesario que siga abierto, y te- jeres de 'los dioses se vengan de ellas. La condición femenina,
(
meroso: una mujer. Si no, ¿qué definiría la masculinidad? su alfabeto. Siempre culpables de lo que nos hacen. Criaturas
Post-violación, la única actitud que se tolera es volver la a las que se responsabiliza del dese~ que ellas suscitª!!o La vio-
violencia' contra una'misma. Engordar veíntekilos, por ejem- lación es una programapolfticó preciso: esqueleto delcapita-
plo. Salir del mercado sexual, porque has sidó' dafiada, sus- lismo, es la representación cruda y directa del ejercicio del po-
traerte voluntariamente al deseo. En Francia ¡lO 'se mata a las der. Designa un dominante y organiza las leyes del juego para (
mujeres violadás, pero se espera qüe sean dlas mismas'las que permitirle' ejercer su poder sin restricción alguna., Robar, (
tengan la decencia de sefialarse cómo mercarida deteriorada, arrancar, engafiár,imponer, que su voluntad se ejerza sin obs-
(
contaminada. Putas o feas, que salgan espontáneamente del táculos y que goce de su brutalidad, sin que su contrincante
(
vivero de las casaderas. ' ',' pueda manifestar resistencia. Correrse de placer al anular al
Porque la violaci6n fabrica las mejores putas. Una vez. otro, al exterminar su palabra, su voluntad, su integridad. La \,
abiertas por lafuerza, guardan a veCes a Hor de ¡:iief algo mar- violación es la guerra civil, la organización política a través de (
chito que excita a los hombres, un roque desesperado y seduc- la cual un sexo declara al otro: yo tomo todos los derechos so- (
tor. La violación es a menudo iniciática, esculpe en la carne bre ti, te fuerzo a sentirte inferior, culpable y degradada.
para fabricar la mujer abierta, que no se vueive a cerrar nunca La violación es lo propio del hombre; ni la guerra, ni la
completamente. Esroy segura de que hay como un olór, 'algo caza, ni el deseo crudo, ni la violencia o la barbarie, la viola-
(
que los machos detectan y que les excita especialmeni:e. "ción es lo Único que las, mujeres -hasta ahora- no se ltan·re-
(
Nos obstinamos en hacer como si la violación fu~ra algo apropiado. La mísrica masculina debe construirse como si fue-
extraordinario y periférico, fuera de la seXualidad, evitable. ra peligrosa, crim~nal e incontrolable por naturaleza. Por ello, (
Como si concerniera tan sólo 'a unos pocos, agresoresy vícti- debe ser rigurosamente vigilada por la ley, gobernada por el (
mas, como si constituyera 'una situación excepcional, que no grupo., Derrás del velo de control de la sexualidad femenina (
dice nada del resto. Cuando; por el comrario, está en el 'c~ni:ro, aparece el objetivo principal d~ lo político: formar el carácter i,
en el corazón, en la base de nuestra sexualidad. Riro de sacrifi- viril como asocial, pulsion:lI, brutal. La violación sirve como (
cio central, está omnipresente en el arre,' desde laanngüedad medío para'afirmar esta constatación: el deseo del hombre es
(
su representación en los textos, la escultura, la pintura es una más fuerte que él, no puede dominarlo. Oímos todavía decir
(
constante a través de los siglos. En los jardin~s de París y en los , , «gracias a las pu1:?,S, h~y il:l.eno§ violaciones», como si los varo-
museos, vem¿s representaciones dehombres fordfido a muje- nes no pudierari. comenerse y tuvieran' que descargarse en (
(
43
(
alguna parte. Creencia política construida y no evidencia na- viene de. nuestras. hormonas, ni del tiempo de las cavernas,
tural -pulsional- como nos quieren hacer creer. Si la tes- sino de un sistema cultural preciso, yque tiene impli¡;aciones
tosterona hiciera de ellos animales de pulsiones indomables, perturbadoras en el ejercicio que podemos hacer de nuestra
entonces matarían tan fácilmente como violan. Y éste no es el independencia. Voluptuosay excitante, resulta también per-
caso. Los discursos sobre la cuesrión de la masculinidad están judicial: qtie nos atraiga lo que nos destruye nos aparra siem-
esmaltados con residuos de oscurantismo. La violación, el acto pre del poder.' .
condenado del que no se debe hablar, sintetiza un cO,njunto de En el caso preciso de la violación, se presenta el problema
creencias fundamentales sobre la virilidad. del sentimiento de culpabilidad: puesto que he tenido a me- .
La fantasía de la violación existe. La fantasía sexual. Si quie- nudo esa fantasía, soy co-responsable de la agresión. Para em-
ro hablar de «mi» violación, entonces tengo que pasar por peorar las cosas, de ese tipo de fa.!ltasías no se habla. Sobre
esto. Es una fantasía que tengo desde que era una niña. Diría todo si re. han violado. Somos probablemente numerosas las
que es un vestigio de la escasa educación religiosa que he reci- que nos hallamos en esra situación: haber pasado por una vio-
bido, indirecramente, a través de los libros, la tele, los otros ni- lación y haber tenido anteriormente fantasías de <::ste tipo. Por
ños del colegio, los vecinos. Las sanras, atadas, quemad~ vi- tanto, sob~e el tema, sólo hay silencio, porque lo que no se
vas,los mártires sOn las primeras imágenes que me provocaron puede decir puede destruit sin trabas.
una emoción erótica. La idea de ser entreg.idá, forzada, obli- Cuando el chico se da la vuelta y declara «se acabaron las
gada era Una fascinación mórbida y excitanre para la niña que risas» dándome la primera bofetada, no es la penetración lo
yo era entonces. Después, esas fantasías me acompañari. Estoy que me aterra, sino la idea de que nos van a matar, para que
segura de que son muchas las mujeres que prefieren mastur- no podamos hablar después. Ni denunciarlos, ni declarar.
barse fingie¡'¡do que eso no les interesa, anres de saber lo que En su lugar, después de todo, eso es lo que yo hubiera hecho.
les excita. Na todas somos iguales, pero no soy la única~ Esas Del miedo a la muerte, me acuerdo de manera precisa. Esa
fanrasías de violación; de ser tomada por la fuerza, en condi- sensación blanca, una eternidad, no ser nada, ya nada. Eso se
cionés más o menos brutales, que yo declino a lo largo de mi acerca más a un trauma de guerra que al trauma de la viola-
vida masturbatoria, no me vienen out o/the blue. Se trata de . dón, tal y como de ello hablan los libros. Es la posibilidad de
un dispositivo culniral omnipresente y preciso, que predestina la muerte, la proximidad de la muerte, la sumisión al odio
la sexualidad de las mujeres a gozar de su propia impotencia, deshumanizado de los otros, que hace que esa noche sea im-
es decir, de la superioridad del otro, más bien a gozar contra su borrable. Para mí, la violación posee arire todo esa particula-
propia voluntad que como zorras a las que les gusta el sexo. En ridad: es algo obsesivo. Vuelvo a ello, rodo el tiempo. Desde
la moral judeo-cristiana, más vale ser tomada por la fuerza que hace veinte años, cada vez que creo haber acabado con ello,
ser tomada por una zorra, nos lo han repetido suficientemen- vuelvo. Para decir cosas diferentes y contradicrorias. Nove-
te. Hay una predisposición femenina al masoquismo que no las, historias conas, canCIOnes, películas. Imagino siempre

44 45
l

que un día podré acabar con ello. Liquidar el evento, vaciar-


lo, agorarlo.
(
Imposible. Es fundacional. De lo que soy como escritor~,
(
como mujer que ya no es exactamente una. Es al mismo tiem-
po lo que me desfigura y lo que me constituye.
(

«El paradigma servIciO femenino!compensación masculina (


corresponde a un intercambio social desigual; intercambio
que yo he llamado "prostitucional" con el fin de hacer explíci-
tas las bases materiales concretas de las convenciones heterose-
xuales. Ya sean públicamente consagradas por la ceremonia
del matrimonio o clandestinamente negociadas en la industria
del· sexo, las relaciones heterosexuales se construyen social- e
mente y psicológicamente sobre el postulado del derecho de (
los hombres sobre el trabajo de las mujeres. Incluso aquellos
que denuncian la vejación y la violencia contra las mujeres lle-
(
vada a cabo por los hombres, cuestionan raramente los privi- ,
\
legios de los hombres en los dominios sexuales. domésticos y
reproductivos.» .
(

Gail Pheterson, El prisma de la prostitución. 1996.

(
Durmiendo con en enemigo

Hacer lo que no debe hacerse: pedir dinero por lo que debe se-
guir siendo gratuito. la decisión no pertenece a la mujer adul-
ta, e! colectivo impone sus leyes. Las prostitutas forman e! úni-
co proletariado cuya condición conmueve tanto a la burguesía.
Has'ta e! punto de que a menudo, mujeres a las que nunca les ha
faltado de nada están convencida~ de esta evidencia: eso no hay
que legalizarlo. El tipo de trabajos que las mujeres no pudientes
ejercen, los salarios miserables a cambio de los cuales venden su
, -,
tiempo, eso no le interesa a nadie. Es el destino de las mujeres
que han nacido pobres al que nos acostumbrarnos sin proble-
ma. Ninguna legislación prohíbe dormir en la calle a los cua-
renta años. Convenirse en vagabundo es una degradación tole-
rable. El rrabajo es otra. Pero la venta de! sexo, eso le concierne
a todo e! mundo, y las mujeres «respetables» tienen algo que de-
cir al respecto. Durante los últimos diez años me he encontrado
bastantes veces en un bonito salón, en compañía de mujeres
mantenidas a través de un contrato matrimonial, a menudo
mujeres diVorciadas que han obtenido una pensión vitalicia dig-
na de ese nombre y que, sin dudarlo un solo segundo, me expli-

49
(

can que la prostitución es algo intrínsecamente' denigrante para conttato de la prostitución, el contrato matrimonial aparece de
las mujeres. Ellas saben intuitivamente que ese trabajo es más modo más claro como lo que es: un imercambio en e! que la (
degradante que cualquier otro. De forma intrínseca. No en ~ir­ mujer se compromete a efectuar un cierto número de tareas in~ .
(
cunstancias .particulares, sino en sí mismo. La afirmaCión es ca- grlttas asegurando así e! confort de! hombre por una tarifa sin
(
tegórica, pocas veces matizada, como por ejemplo: «si las chicas competenci~ alguna. Especialmente las tareas sexuales.
no dan su consentimiento», o «cuando ellas no cobran ni un Ya he dicho públicamente yen varias ocasiones, en distin-
céntimo po~ su trabajo)}, o «cuando se les obliga a ir a trabajar tas emrevistas, que me 'prostituí de forma ocasion::t! durante
fuera, a la periferia de las ciudades.» Como si no hubiera ningu- dos años. Cuando escribí este libro, me estancaba siempre al
na diferencia a priori entre putas de lujo, ocasionales, de la calle,. llegar a este capítulo. No me lo esperaba. Se mezclan varias re-
viejas, jóvenes, virtuosas, dóminas, yanquis o madres de familia. ticencias. Contar mi experiencia resulta difícil. Buscarme clien-
'Intercambiar un servicio sexual por dinero, incluso en buenas teS en SU momento, fue mucho menos di fíei!.
condiciones, incluso voluntariamente, es un ataque a la digni- En 1991, e! minite! * me da por primera vez la idea de pros-
dad de la mujer. He aquíJa prueba: si pudieran elegir, las pros- titiúrme. Todos los medios de comunicación modernos sirven
titutas dejarían de hacerlo. HaCe falta retórica..~ como si la chi- . primero al mercado de! sexo. El min:ite!, este anticipo de in-
ca que hace la depilación en Yves Rocher extendiera la cera o teniet, hiw posible que toda una generación de chicas se pros- (
.. limpiara los poros de la nariz por pura vocacióne.stética. La ma- tituyera en condiciones ideales de anonimato, elección, de (

yoría de la gente que trabaja dejaría de hacerlo si pudiera, ¡me- cliente, discusión de! precio y autonomía. .A.quellos que querían (
nudo chiste! Lo que no impide que, en ciertos ambientes, se nos pagar por e! sexo y aquellas que querían venderlo podían en-
repita sin fin que la cuestión no es sacar la prostitución de la pe- trar en contacto fácilmente, ponerse de acuerdo sobre las mo-
riferia de las ciudades donde las prostitutas están expuestas a dalidades de este intercambio. La posibilidad de pagar los
todo tipo de agresiones (condiciones en las que verlderpan,por hoteles con tarjeta de crédito hacía todavía más fácil que e! ne-
ejemplo, sería un deporte de alto riesgo), ni obtener e! márco le- gocio se llevara a cabo: las habitaciones estaban limpias, e! pre-
gal que reclaman las ti-abajadoras sexua1es,sinoprohibir la pros- ¿io era moderado, no nos cruzábamos con nadie en la entrada.
titución. Resulta dificil no pensar que lo que no dicen las l1mje- El primer trabajo que encontré por minite1, en r989, consistía
res respetables, cuando se preocupan de! destino de las putas, es en vigilar un servidor. Se me pagaba para desconectar a todos
que en e! fondo tienen miedo de la competencia: desleal; dema- los participantes que utilizaban Un lenguaje racista o antisemi-
siado oportuna y directa. Si la prostÍtuta ejerce su negocio en ta, pero también a los pedófilos y finalmente, a las prostitutas. (
condiciones decentes, similares a la esteticien o la psiquiatra, si Así se aseguraban que este útil no serviría a aque!hi.s mujeres
libera su actividad de todas las presiones legales que se ejercen
actualmente sobre ella, entonces, la posición de la mújet tasa~ "1,' Siste.ma de comunicación telefónica escrita que existía en Francia

se vuelve de repeme menos interesante. Porque si se bartaliza e! arites de internet. (N de 1<l t.)

5° 51
que querían disponer libremente de sus cuerp~s para ganar di- Odiaba trabajar. Me deprimía ia cantidad de tiempo que
nero, ni a los hombres q~e podían pagar y deseaban solicitar dejaba en el1o, lo poco que ganaba y la.facilidad con la que me
ciaramente lo que buscaban, sin pasar' po~ los subterfugios gastaba el dinero. Miraba a las mujeres más mayores que yo,
para obtenerlo. Porque la prostitución no debe banalizarse, ni trabajando toda una vida de ese modo para ganar poco más
ejercerse en condiciones confortables. '. que el sueldo mínimo y para que, cuando tuvieran cincuenta
Corría 1991, la primera guerra del Golfo, retrapsmitida por . años, les echara la bronca el jefe de sección porque iban dema-
la televisión, misiles Scud sobre Bagdad, un disco de Noir Dé- siadas veces a mear. Mes tras mes, comprendía c0f!2etalle lo
sir'en'rotación intensa, «Aux Sombres Héros», eliminan al que quería decir llevar una vida de trabajadora honrada. Y no
Profesor Griff de Public Enemy, Neneh Cherrylle~a mallas veía escapatoria posible. Ya en esa época, había que contentar-
aj ustadas y zapirtiUas de depone enormes. Yo me visto del s~ con tener un trabajo. Pero yo nunca he sido razonable y me
modo máS unisex posible, es decir, más bien cOmo un chico. costaba conformarme.
No llevo maquiliaje, ni un corte de pelo identificable, ni joyas, En el ordenador en el que facturaba las tiradas de fotos se
ni zapatos de chica: Los atributos femeninos clásicos no me podía ir ai minitel y me conectaba a menudo para discutir
conciernen. Tengo olias cosas en la cabeza. con un amante rubio, Un chico de París, que trabajaba como
Trabajo en un supermercado, en el revelado de fotos en una «animadora» en un servidor. Yo estaba acostumbrada a hablar
hora. Tengo 22 :i.fios. No tengo en principio el perfil de al- por el minitel y, de p'aso, charlar con mucha gente. Una vez
guien que va a tomar el camino del sex-business. En todo caso, tuve una conversación más excitante que las demás con un se-
\ I
no tengo realmente e1look. Además, dos años antes, cuando ñor convincente. Mi primera cita fue con él. Me acuerdo de
era vigilante en la red miu"itel, y veía a «hombres generosos» su V02, cálida y excitante, pensaba que tenía ganas de ver
proponer mil francos* por M pol~o me parecía una u~pa: cómo era, que lo hubiera hecho gratis, que me enloquecía a lo
leS proponían pagar un precio tan caro para' poder atraerlas besria. Finalmente, no fui a la cita. Me había preparado, esta-
hasta sus casas y hacerles toda un serie de horrores antes de ba cerca, pero me rajé en el último momento. Demasiado
arrojarlas desnudas y ensangrentadas en la fosa más próxima. miedo. Demasiado lejos de mí. No en mi vida. Las chicas que
Lectura de El1roy, algunas películas, la culrura dominante acaba «\0 hacían» habían recibido seguramente algún tipo de con- .
consiguIendo pasar su mensaje: desconfiad, chicas, nos gustáis signa particular, un mensaje llegado desde otra dimensión.
mucho cuando sois cadáveres. A la larga, yo había terminado Pensaba que hacer la calle no podía improvisarse, que debía
convenciéndome de que los hombres pagaban efectivamente haber una iniciación precisa cuyo protocolo me era descono-
mil francos por cita, había deducido que lás tías en cuesrión cido. Pero el afán de lucro, mezclado con la curiosidad, con' el
debían ser extraordinarias megabombas sexuales. '. imperativo de encontr2.l una manera de que me echaran del
supermercado, además de las ganas de aprender algo impor-
* 150 euros. (N. de la t.) tante... Me di de nuevo cita, unos días más tarde, con otro

53
(
(
(
(
'hombre, ese precisamente no muy sexy. Simplemente un dí~ hacer ese trabajo. Final'mente, no era necesario ser una (
cliente. uno de verdad. megabombá sexual, ni conocer secretos técnicos inimagina-
(
La primera vez que salgo en minifalda con tacones alto~. bles pará'converrirseen una mujer fatal... bastaba con jugar el
(
La revolución depende de unos cuantos accesorios. Después, jullgo. El juego de la feminidad. Y nadie podía decirte «cuida-
la única sensación comparable será mi primer paso por la te- do, es una impostora», porque no lo era, no más que 'cualquier (
levisión, en Canal Plus, cuando estrenamos la' película Fólla- otra. Al principi~ ese proceso me fascinó. A mí que siempre (
me. Tú no has cambiado en nada, pero algo fuera de ti se ha me habían dado igual esas cosas de chicas; me volv( !lna apa- (
desplazado y' ya nada es como antes. Ni las mujeres, ni los siónada de los tacones de aguja, de la lencería fina y de los tra- (
hombres. Sin que estés segura de que te guste'o no ese cam- jesde falda y chaqueta. Me acuerdo de'mi propia perplejidad, (
bio, de comprender todas sus consecuencias. Cuarido las nor- los primero~ meses, cuando me veía rdlejada en los cristáles
teamericanas hablan de sus experiencias conio «trabajadoras de los escaparates. Es verdad que esa no era simplemente yo,
sexuales» les gusta emplear el término '«empowerment», 'empo- esa gran pLita de piernas alargadas por los tacon~ altos. La
deramiento; un subidón de poder. Me gustó inmediatamente , chica tímida, rellenita, masculina, desaparecía en un abrir y (

el impacto que causaba en la población masculina, el carácter cerrar de ojos. InclusO aquello que había de masculino en mí, (
exagerado, casi teatral, el cambio notable de estatus. YO que como mi manera de avanzar superrápida y con seguridad, se (
hasta entonces era una tía casi transparente, pelo corto y Za- convertía, una vez que me había puesto el unifo'rme, en at,á- (
patillas sucias, me había convertido bruscamente en una cria- buto de hipérfeminidad. Al principio, eso me gustó, conver- (
tura de vicio. La gran clase. Parecía Wonder Woman que da tirme eh esa otra chica. Era como hacer un viaje, sin cambiar (
vueltas en una cabina de teléfono para acabar saliendo con- de sitio, perp el)trando en otra dimensión. Inmediatamente,
vertida en superheroína; todo esto era divertido: Pero en se- desde el momento en qUe llevaba el disfraz de la hiperfemini-
, , '

guida también sentí miedo precisamente de esa importan- dad puesto: un cambio de autoafirmación, como cuaridote
cia, que iba más allá de mi comprensión y de'nii control. El metes mía raya de coca. Después, como la' coca, se volvió más (

efecto que todo ello causaba en muchos hombres era casi hip- difícil de gestionar. (
nótico. Entrar en una tienda, en el metro, cruzar la calle, sen- Entretanto, me había armado de coraje, habia conseguido (
tarse en un bar. Por todos lados, atraer las miradas de los ham- mi primer cliente a domicilio, un buen hombre, un sesentón, (
brientos, estar increíblemente presente. Depositaria de un qué fumaba cigirillosnegros uno tras orro y hablaba mucho ,
(

tesoro furiosamente deseado, mi entrepierna; mis pechos, co- durante el sexo. pirecía solo y a mí me resultaba sorprendente-
(
braban una importancia extrema. Esto no causaba ese efecto mente amable. No sé si terigo pinta de torpe o de dulce o, al
(
únicamente en los obsesos. Una mujer con estilo de puta le contrario, soy demasiádo imponente; -osi simplemente he te-
interesa a casi todo el murid<;}. Me -había convertido en'iln ju- nido buena suerte, pero esta tendencia se confirmó después: los (
guete gigante. En todo caso, lo que estaba claro es que yo po- clientes fueron más bien cariñosos conmigo, atentos, tiernos.

54 55
•\
Mucho más que en la vida real, de hecho. Si mi memoria es den permitir les gusta pagarse mujeres. He llegado a esa con-
buena, y creo que lo es, lo que era difícil de soportar no era su cl~ión. A algunos les gusta frecuentar putas según un ritual
agresividad o su desprecio, ni nada de lo que querían, sino más estricto, dinero en efectivo en mano y escenario exacto de la'
bien su soledad, su tristeza, sus pieles blancas, su timidez de- relaeión previamente acordado. Otros prefieren que aquello se
samparada, los fallos que dejaban al descubierto, sin maquilla- parezca más a una relación. Lo llaman libertinaje, te piden que
je, su fragilidad expuesta. Su vejez, sus ganas de carne fresca les traigas facturas o que les digas qué quieres que te regalen en
contra sus cuerpos de viejo. Sus tripas cerveceras, sus pollas pe- concreto. Una manera de jugar a papá, de hecho.
queñas, sus culos caidos o sus dientes amarillentos. Era su fra- «Subrayemos que se define a aquellas o aquell@s que piden
gilidad lo que hada que fuera cOmplicado. Aquellos a los que dinero a cambio de servicios sexuales por su actividad corno
podia odiar o despreciar eran los únicos, finalmente, con los uprostitJJtasn, un estatuto ilegítimo o ilegal, mientras que aque-
que e~a posible hacerlo permaneciendo bien cerrada. Ganar un llos que pagan por el sexo son raramente diferenciados de la
máximo de pasta, en un mínimo de tiempo, y después no pen- población masculina en general», escribe Gail Pheterson en El
sar en ello. Pero, en mi corta experiencia,Ios clientes estaban prisma de la prostitución. Decir que «te has hecho un cliente»
llenos de humahidad, de fragilidad, de angustia. Yeso, des- te sitúa al margen y te somete a los fantasmas más diversos.
pués, se te queda pegadqcomo un .remordimiento. Nada anodino. Decir que te vas de putas, es distinto. ~so, no
En ese momento, desde un puntode vista físico, tocar la hace de un hombre un hombre aparte, no marca su sexuali-
piel de! otro, poner mi piel asu disposición, abrir mis piernas, dad, no le predefine de ningún modo. Se piensa que los clien-
mi vientre, todo mi cuerpo al olor del extranjero, superar el tes de las prostitutas constituyen una población variada, tanto
asco corporal no representaba un problema para mi. Era una por sus motivos como por sus modos de actuar, su categoría
cuestiÓn de caridad, incluso teniendo' precio. Resultaba evi- social, racial, su edad o su cultura. Sin embargo, las mujeres
j \...:...-1 dente que para el cliente era importante que yo no me inos- que realizan ese trabajo son inmediatamente estigmatizadas,
trara asqueada por sus gustos, o sorprendida por sus defectos pertenecen a una categoría única: las vÍCtimas. En Francia, la
físicos, que finalmente, valía la pena fingir. mayoría de eUas se niega a hablar públicamente con el rostro
Descubrir un mundo completamente nuevo en el que e! al descubierto, porque saben que ese trabajo no debe aSumir-
dinero cambia de valor. El mundo de las mujeres que juegan . se. Hay que guardar silencio. Siempre la misma maquinaria.
e! juego. Lo mismo que se gana en cuarenta horas de CurrO in- Se exige de ellas que estén sucias, mancilladas. Y si no dicen lo
grato se te ofrece por menos de un par. Evidentemente, hay que hay que decir, si no se quejan del daño que les han hecho,
que contar el tiempo de la preparación, la depilación, el tinte, si no cuentan cómo las han forzado, entonces lo pagan caro.
la manicura, el maquillaje, los gastos en ropa, medias, lencería, No nos da miedo que no sobrevivan, al contrario, lo que nos
en complementos de vinilo. Pero, aun así, las condiciones de <:G. miedo es que digan que ese trabajo no es tan aterrador
trabajo seguían sielido un lujo. A los hombres qué se lo pue- como parece. Y no sólo porque todo trabajo es degradante, cli-
;6 p

)
(
(

(
fkit, duro. Sino porque muchos hombresnlinca son 'tan ama- gradaSocialffiente, habí~trabajadó varios añós como esreticien, (
bles corno cuando están con una puta. ' estaba comprometida con un chico que la adoraba y tenía mu- (
Creo que conocí unos cincuenta y tantos dientes distintos cho'humhr y muy buen gus'to para la música. A mí me parecía
en dos, años. Cada vez que necesitaba dinero en eféctivo, me , sólida, trabajadora, decididá. Lúcida'y con laS cosaS daras com-
conectaba por minire!,en un servidor de Lyon. En diez minu- parada conmigo o con las Otras chicas que'yo conocía. Nada
toS dé con:exión, anotaba varios números de teléfono de hom- que ver éon la imagen de las profesionales de! sellO que yo te-
bres y buscaba una cita para ese mismo día.. ArnéilUdo eran ti- nía. 'Muy soiícitada, ganaba una fortuna éada día, <:!inero en
pos que estaban de viaje de negocios. En Lyo'n 'había más , efectivo 'que ella ahorraba éoncienzudameme. Al mismo tiem-
dientes que chicas, lo qué ha.cía más fácil la se!éd:ión y e! tra- po que yo llegó al salón una chica pequeña, morena, que volvía (
bajo más agradable. Hablando con los que «venían» más ame- de Yugoslavia, donde había trabajado en el ámbito humani- (
nudo, me declan que encontraban bastanre rápidiméme 'lo tario. Tenía un diploma de la escuela de comerCio, pero se ha-
que buscaban. Si loscliemes eran numerosos y estaban~átisfe­ bía enconrrado confundida al buscar un «curro» normal. Y había
(
chos es que también éramos muchas las que proponíamos imentadoemrar en un salón por azar. Le decía a su novio que
(
nuestros servicios. La prostitución ocasional no tiene nada de era secretaria en una gran empresa. N o pensaba hacer eSe tra-
extraordinario. Lo único excepcional eti 'mi caso es que yo ha- bajo por mucho tiempo. Hablábamos muchísimo sobre la ex- (
blo de ello. Este trabajo, que p'uede ptacticarse' en secreto to- trañeza de ese tipo de trabajo que nos fasdnaba por igual. (
tal, no es más que un curro bien pagado, para una mujer poco El único punto én éomun que he podido encontrar emre (
o nada cualiflcada. todás las éhicas con las' que me he cruzado es, evidentemente, (
CUando trabajaba en los salones de masaje «erótico» y en al- 'Iá falt~ de dinero, pero sobre todo el hecho de qtie ellas no ha-
(
, gunos peep-shows 'de París, tenía 'tiempo de discutir con otras blaban de lo que hadan. Secretos de mujeres. Ni a los amígos,
(
Chicas e;"tre dos dientes. Conocí a chicas muy distintas, las más ni a la fumilia, ni a'los novios, ni a los maridos. Creo que la
inesperadas 'según la conciencia colectiva para (,ese tipo de tra- mayoría de eUas han hecho lo mismo que yo: han trabajo en (
, bajo.» La priJneravez que trabajé en un salón de masajes, venía esto algún tiempo, algunas veces, y después se ha.n. dedicado a ( .
de un ambiente de extrema izquierda en el que había escucha- 'otras cosas completamente distintas. (
do decir,:convencida, que las chicas que se prostituyen son víc- A la gente le gusta poner cará de incrédula. cuando les dices (
timas, inconscientes o manipuladas, que en todo caso no te- que has úabajado <;como puta, lo mismo que ocurre con lá vio- (
nían elección. La realidad sobre el terreno era muy distinta. La lación: pura hipoéresía. 'Si se pudiera. realizar una encuesta,
(
chica que me abriÓ la puerta era una negraz~ asombrosa: una nos ásombráríamosde la cantidad de chicas que han vendido
(
de las chicas más guapas que he visto de cerca. Difíéil de com- sexo a un' desconocido. 'Hipócritalneme,' porque en nuestra
cultura, e! límite entre la seducción y la prostitución es borro- (
padecerla o de tener piedad de una .aiitata así. Después nos
conocimos bien: era algo más joven que yo, estaba mejor iu'te- so, aunque en el fondo codo e! mundo sea. conscieme de ello. (
( .
59
(1 I

,/ >
Durante todo el primer año, realmente me gustó ese traba- Al principio, roda el mundo me felicitaba y se alegraba ran-
jo. Porque se hacía más dinero fácil que en orros sirios, pero tode mi éxiro que era fácil apreciar mi nuevo trabajo. Una chi-
también porque me permirió experimentar casi todo lo que ca que~e feminiza, eSO si que causa emoción. AsI son las cosas.
me intrigaba, me excitaba, me perturbaba o me fascinaba sin Po~s son los que se preguntaban qué me ocurría. Ya lo he di-
hacerme demasiadas preguntas y evitando toda consideración cho antes, «el disfraz de mujer>' nunca me había interesado.
moral. Además de otras muchas cosas que yo no hubiera pen- Pero llevarlo .me permitió comprender dos o tres cosas impor-
.sado espontáneamente y que no me habrían gustado que me i:arites sobre los hombres. Cuando no te lo esperas, elefecro
pidieran en lainrimidad, aunque fue interesante hac~rlas una que producen los objetos fetiche-el liguero, los t;~ones de
vez. Sólo comprendí el conforr de mi posición despues de ha- aguja, los sujetadores que realzan el pecho o el carmln- es un
berlo dejado, cuando, después de convertirme en Virginie chiste. Hacemos como si no lo supiéramos cuando compade-
Despenres, me pasé por un club de interCambio de parejas. cemos a las mujeres-objero, las bimbas de pechos remodelados,
Enronces me di cuenra de. que era mucho más fácil hacedo todas las zorras anoréxicas y re¿onstruidas que salen en la tele.
como pura que acompañ¡¡ a un cliente. Sin comerse la cabeza: ·Pero la fragilidad esrá sobre todo del lado de los hombres.
vengo aqul porque es mi rrabajo, hago lo que no debe hacerse, Como si nadie les hubiera avisado de que Papá Noel no ven-
.me pagan por ello. Es punk-rock. Sin el dinero como motivo, drá: les basta con ver una chaqueta roja para correr con la lista
todo se complicaba: ¿venf~ para acompañar a un produCtor, o de regalos que querrlan ver junto a su chimenea. Me hace gra-
solamente por mi propio placer? ¿Las cosas que hacia allí las cia, desde entonces, escuchar cómo los hombres diserran sobre
hacía porque estaba demasiado borracha o porque verdadera- la estupidez de las mujeres que adoran el poder, el dinero o la
mente me excitaban? ¿Te~la ei coraje al menos de saber cómo fama: como si adorar un liguero fuera menos estúpido...
me senda el dla despuéS? Benévola y .lúdica, mi sexualidad me .
En mi caso, la prostitución ha sido una erapa ¿rucial de re-
"¡=.. parecía entonces mucho más confusa. Soy una chica, así que el · construcción después de la violacióri. Una empresa de indem-
terrirorio del sexo fuera de la pareja [la me perrenece. La pros- nización, billete a billere, de lo que me había sIdo robado por
titución ocasional, con la posibilidad de elegir los clientes y los la fuerza. Aquello que yo podla vender a cada cliente, lo habla
tipos de escenario, es también para una mujer una manera de · guardadointacro. Si yo lo ~endía diez veces seguidas, queda
echar un vistazo al lado del sexo sin sentimientos, de experi- decir que aquello no se desgastaba con el uso. Este sexo sólo
mentar, sin tener que pretender que lo hace por puro placer y me perrenecía a mi, no perdla su valor a medida que se usaba,
sin esperar beneficios sociales colaterales. Cuando se trabaja · e incluso podla ser rentable. De nuevo, me encontraba en una
corno pura, se sabe a·lo que se viene, por cuánro, y mejor si situación de ultra-feminidad, pero esra vez yo sacaba un bene-
además re lo pasas bien o si satisfaces ru curiosidad. Cuando se ficio nero..
es una mujer libre, la éos~ es mucho.niás complicada, en defi- Lo que resulta dificil, incluso hoy, no es el haberlo hecho.
nitiva, menos ligera.·· . Recordar mi pasado para escribir este capitulo me confronta
60 61
(

(
(
con buenos recuerdos. El subidón de a.drenalina antes de l1a- ya no estaba sola, así que empezaron las mentiras y la sensa- (
mar a uria puerta, y súbidones todávía más fuerces antes de em- ción de traer mi rnierda a casa. Pérdida de equilibrio.
(
pezar una sesión. Me gustaría deCi~ otra co~a visto que no ~e Es difícil dejarlo. Volver a trabajos pagados no~malmente,
hace falta añadir mucho del'ládo de 'lo cutre; pero' desde un , en~lo,s que se te t~ata noilnalmente, como un empleado. Le-
púnto de vista sexual, en general, fue muy eXcitan'te. Ser puta , vantarse por las mañanas, dar'todo tu tiempo. De codosmo- (
era áme'nudo lo más, el deseo resultaba gratificante:Aqudlas dos, yo echaba soliCitudes por codos I~dos, pero no encontra- (
, fueron támbién mis primeras salidas de compras, con mi pro- ba trabajo. Tuve que esperar a conocer a a.lguien que a su vez (

'pio diriero, en efectivo, como nunca antes hubiera soñadó' te- conocía a alguien queérabajaba en Virgin para pode;ernpezar
nerlo y poder fundirlo en un solo día. AdemáS; esta experien- , a ser dependienta durante unos meses. Trabajar por 'el sueldo
Cia, al presentarme a los hombres bajo un ángulo más infantil, mínimo se había vuelto una especie de lujo. El mercado se ha-
(
frágil y vulnerable, los volvió más simpáticos, menos impresio- bía endurecido y, entretanto, yo me había hecho mayor y tenía
(
narites, más ámables. Y finalmente, más accesibles. Dé~éubrí 'lagunas sospechosas en mi ev. La readaptación no era eviden-
una receta para atraer m:!> atenCión de la que yo podía geStio- , te.'EI único tr~bajo estable que encontré consiséía en hacer re- (
nar. Eso ha disminuido mi agresividad contra ellos, más de lo señas de películas X para un editor de revistas pomo. Yeso no (
que nunca hubiera imaginado. Una agresividad que, a diferen- daba para pagar un alquiler en París. Cuidé niños, cosa que al (
. cia de lo que se cree, nunca ha sido muy elevada. Lo queme da menos era divenida, pero eso tampoco daba para vivir en la (
rabia no es lo que los hombres hacen o son; sino lo que quieren capital: ',
(
impedirme que haga o 10 que quieren obligarme a hacer. Cabría comparar el estar enganchad'o a una droga dura y
(
Lo que resulta difícil es hablar de ello. Lo que eso provoca- ser puta. Todo ernpieza'bien: sensaciones fáciles de poder (so-
(
, ría"eri laéabeza de la gente,con laque luego me encontraría. bre los hombres; el dinero), emociones fuerces, descubrimien-
La condescendencia, el desprecio, la proximidad, las conclu- , . tos interesantes sobre ti misma, liberaCión de dudas. Pero es
siones fuera de'lugar. un álivio traiCionero, los efectos secundarios son duros, sigues (

Cuando llegué a París, la práctica se complicó. Muchas buscando las sensaciones del principio, como con la droga. (
más chicas, muchas más blancas, chicas del Este, muy guapas, Cuando intentas dejarlo, las complicaciones se parecen: vuel-
muchos más dientes peligrosos. Los servidores de minitel es- . ves una vez más, una sola veZ y después una semana más tarde, (
, taban vigilados y era difíCil elegir como antes. N o conocía éuando se presenta,el más mínImo problema, vuelves a encen-
(
bien los barrios a los que ibá.' Y cuando quería pasarme a tra- der tu minitd, por Liltiffia vez. Entonces empiezas a entender
(
bajar en el masaje o en el striptease, para entrar en una estruc- que aquello te da más problemas que beneficios, pero 'aun así
tura, los porcentajes eran ridículos, los locales demasiado pe- vuelves. Lo que antes era una fuerza fantástica que controlabas
queños y la ofena siempre superior a la demanda, Jo que hacía acaba desbordándolo todo y volviéndose amenazadora. Y todo (

que el ambiente entre las chicas fuera un espanto. Además, yo 1~ que antes te atraía del asunto, se vUelve un problema: \

62

(
. ,

Durante cierto riempo estuve así, v,olviendo y dejándolo, que ha satisfecho a su cliente, puede largarse tranquila- yen
hasra que me con~ertí en Virginie Despentes. Siempre me ha e! caso de los hombres, que sólo puedan acceder a lasexuali-
impresionado la similitud entre la parte promocional de mi dad si tienen un modo de apoquinar. Es mi lado clase media:
trabajo de escrirora mediatizada y e! acro de prostituirse. Con hªy~videncias que no puedo digerir y respecto a las, cuales me
la diferencia de que cuando dices «soy puta», tienes a rodos los falrasutileza. Pero si tuviera que dar consejo a una chavalita, le
salvadores de tu parte, mientras que cuando dices «sálgo en la diría que hiciera iascosas sin tapujos, ,que guardara su inde-
te!e» lo único que encuentras son envidiosos. Pero e! senti- pen~encia, y que si quiere, saque provecho de sus encanros en
'mienro de no poseerse a sí misma por completo, de v~nder lo luga~ de casarse, encerrarse, parir y dejar que un tipo al que
íntimo, de mostrar lo privado, es exactamente e! mismo. ella no soporta y que no la lleva de viaje le ponga un cerrojo.
Aún no veo bien la diferencia entre l~ prostitución ye! tra- A los h~inbres les gusta pensar que lo que las mujeres pre-
bajo asala,riado legal, entre la prostirución y la seducción fe- fierenes ~educirles y hacerles enloquecer. Pura proyección ho-
'menina, ente e! sexo pagado y e! sexo interesado, entre lo que mosexual: si fueran de sexo femenino, lo que les gusraría a ellos
conocí durante aquellos años y lo que he visro después., Lo es excitar a otros hombres. Vale, es verdad, es a,gradable hacer-
'que las mujeres hacen con su' cuerpo, desde' e! momento les perder la cabeza a base de escotes y de carmín. Haya quien
en que hay hombres que tienen pasta y poder alrededor, me le gusra llevar un disfraz de Mickey para distraer a los niños,
parece rodo bastante parecido al final. Entre la feminidad tal y pero hay quien prefiere otra cosa. Por ejemplo, hay quien pre-
como se nos vende en las revistas y la de la puta, se me escapa fiere no trabajar en Disney. Seducir esrá al alcance de muchas
siempre e! matiz de diferencia. Porque aunque algunas no di- jóvenes, siempre que acepten jugar e! juego, porque de lo que
gan claramente cuáles son sus honorarios, tengo, la impresión se trata es de reconfonar a los hombres sobre su virilidad, ju-
de haber conocido a: muchas putas. Muchas mujeres a las que gando e! juego de la feminidad. Sacar un beneficio personal
e! sexo no les interesa pe~o que saben sacar beneficios de él. exige un perfil preciso, cualidades poco frecuentes. Todas no
Que se acuestan con hombres viejos, feos, muermos, idiotas venimos de las clases sociales superiores, a rodas no nos han en-
hasta la depresión, pero socialmente poderosos. Que se casan trenado para sacar e! máximo de dinero de los hombres. Y, ade-
con ellos y que luchan por sacar un máximo de dinero en e! más, algunas preferimos el dinero ,que ganarnos nosorras mis-
momentode! divorcio. Que les parece normal que una mujer mas.A diferencia de la idea que se hacen muchos hombres, no
sea una mantenida" que se la lleve de viaje, que se la mime. rodas las mujeres rienen alma de cortesanas. A algunas, por
Que incluso piensan que eso es un éxito. Es trisre escuchar a ejemplo, les gusra e! poder direcro, e! que permire llegar donde
algunas mujeres hablar de! amor como,de un contrato econó- quieres sin necesidad de sonteír a rres fulanos esperando que les
mico implícito. Que esperan que los hombres paguen por contraren como esto, o les confíen aquello. E! poder qU,e re per-
acostarse con ellas. Esó me parece lo más curre, en suea;;o, que mire ser desa,gradahle, exigir, ser cortanre. Y ese poder no es
renuncien a roda independencia -al menos la puta, una vez más vulgar cuando una mujer lo ejerce que cuando lo hace un
(
(

(
hombre. Se supone que, a causa de nue~tro sexo, nosotras de- en la que se explota a las mujereS sin papeles. Por sudimeh- (
, bemos renunciar a este tipo de placer. Eso es mUcho pedir. No si6n eSpectacular evidente: un poco de irijusticia medieval en
(
nos encontramos con muchas Sharon Stoneen la vida. Hay nuestras carreteras siempre produce buenas imágenes. Nos'
(
más bellezas pasadas de coca, idiotas con vestidos bonitos. Alos gusracontarhistoriasde mujeres maltratadas qué cuentan,a
hombres les gUStan. las chicas guapas, cortejarlasy fanfarronear las otras que se han librado por los pelos de lo peor. Además
cuan.do se llevan una al huerto. Pero lo que rnásles gusta en tea- r'esulta más f.ícil, porque los y las que trabajan en el exterior no (
lidadesver cómo se la pegan mientras simUlan compadecerlas pueden mendr 'acerca de su actividad, como lo hacen los que (
o se'alegran'directamente. La prueba es sutosai alegría cuando la practicim a través de internet. Buscimos lo más,sórdido y lo e
ven envejecer a aquellas mujeres que no han podido obtener o encontramos sin mucha dificultad porque ésa és precisamente
a las que les hicieron sufrir. ~ACaso hay algo más rápido y pre- la prostitución. que no puede sustraerse a la mirada pública.
visible que la caída de una mujer que ha sido guapa? No es ne- Chicas ilegales, que trabajan. sin dar su consentimiento, 'que ,
cesario tener mucha paciencia para obtener vengania. hacen clientes en cadena, domesticadas por la violaCión, dro- "
«Lo que resulta inaceptable no es que se gratifique mate- 'gadaS, retratos de chicas perdidas. Cuanto más cutre, mejor y 1,
rialmente a una mujer a cambio de satisfacer el deseo de un más fuerte se siente un hombre en comparación. Cuanto más e
hombre, sino que se pidaesa gratificación dé formaexplícita», ~órdido, más emancipado se siente el pueblo francés. Así, a (
'escribe Pheéerson.' partir de imágenes inaceptables de un tipo de prostituc;ión (
, Como el trabajo doméstico yla educación de los niños, el practicada en condiciones asquerosas, se acaban extrayendo (
servido sexual debe ser graruito. El dinero es la independencia. conclusiones sobre elm'ercado del sexo en su conjunto. Es tan
(
Lo que atacala 'moral en la práctica del sexo pagado no es él he- pertinente como nablar del trabajo textil mostrando única-
cho de que lamujer no encuentre placer, sino que se aleje del mente imágenes de niños sin contrato en sótanos. No impor-
'hogar y qué gane su propia independencia. La puta es lá «cria- ta, lo que cúenta es poder transmitir unaúnica idea: ninguna
tura del asfalto», la que se apropiade la ciudad. Trabaja fuera mujer debe sacar beneficios de sus servicios sexuales fuera del (

, de la domesticidad y dé la maternidad, fuera de la célula fami- matrimonio. En ningún caso ella es lo suficientemente adulta (
o liar. Los hombres no necesitan mentirle, ni ella necesita enga- como para 'negociar con sus encantos. Prefiere forzosamente
ñarlos, más bien ella se puede convertir en su cómplice. Tradi- tener un trabajo honesto. Honesto según las instancias mora-
cionalmente, las mujeres y los hombres no están hechos para , les. Un trabajo no'degradante. Porque el sexo para las mujeres,
(
comprenderse, entenderse y ser sinceros entre sí. Claramente, sin amor, es siempte degradante. o

(
esta posibilidad da miedo. Esta imagen precisa de la' prostituta, que nos gusta tanto
Los medios de comunicación franceses, los artículos, los exhibir, un.a mujer privada de tbdos su~ derechos, ele su auto- (
documentales y los reportajes de radio se centran siempre en , hornía, de su poder de deci;ión., sirve varias, furicioneS. Princi- (
las formas más sórdidas de la prostitución, como la de calle palmente mostrar a los hombres que quieren' hacérselo con (
(
66
(
(
una puta lo bajo quedebetán Caet pari'-conseguido. De este política, que proteja lafIloral. La cuestión no es solamente eVi-
modo, también se les attastta á ellos hasta la célula familiat: tar que esta población pobre esté a la visra de los ciudadanos
todo el mundo a casa. Es también u~ ma~;efad~recotdatIes del cenúo de las ciudades, los más ricos de entre nosotros. A
que su ~exualidad es monsttuosa, que Ctea víctimas y desttuye trav.és del cuerpo de la mujer, definitivamente un insttumen-
vidas. Potque la sexualidad masculina debe segtÚr siendo cti- to esencial en la elaboración política de la mística de la mas-
~inal, peligrosa, asoCial yamenazadota. Esro no es una vetdad culinidad, el gobierno decide deportar fuera de la ciudad el
en sí, és una consttucción cultutal. Cuando impedimos que deseo bestial de los hombres. Si las putas ·se instalaban has·ra
las putas t~abajen en condiciones decentes, atacamos ·ditecra- ahora sin problema en los barrios favorecidos, es p¡;rque los
mente a las mujetes, pero también buscamos controlar la se- clientes estaban allí, y se paraban para que les hicieran una ma-
xualidad de los hombtes. Echat un polvo cuando tienen ganas mada rápida antes de volver a sus casas.
no debe set algo agtadable y fácil. Su sexualidad débe segtÚt
siendo un problema. De nuevo, doble imposición: en la ciu- En su libro, Pheterson cita a Freud: «la corriente tierna y la co-
dad todas las imágenes inyitan al deseo, pero el alivio debe se- rriente sensual sólo se han fusionado como es necesario en un
guit siendo problemático, cargado de culpa. pequefio gtupo de seres civilizados; los hombres se sienten casi
La decisión política que con~¡ste en hacet de las ptostitu- siempre limitados en el ejercicio de ~u actividad sexual por res-
tasvíctimás .también cumple una función: matcat el deseo peto a las mujeres y sólo desarrollan su plena potencia sexual
~ascclino, encerrado en la infamia. Que se cortan pagando, cuando se encuentran en presencia de un objeto sexual des-
si quieten, pero que pa~ hacedo te~gan quemetetse en el preciado, una cuestión fundada también sobre el hecho de que
fango, la vetgüenza y.la miseria. El pacto de la prostitución existen en sus deseos sexuales componentes perversos que no
«yo te pago y tú me satisfa~es» es la base de la relación hete- se permiten satisfacer con una ~ujer a la que respetan.»
rosexual. Hacernos creer que ese contrato es extraño anues- . La dicotomía madre-puta está dibujada artificialmente so-
tra cultura es pura hipocresía. Al cOfHrario, la relación entre bre el cuerpo de las mujeres, un poco como el mapa de Africa:
el cliente varón heteros·exual y la puta es un contrato entre los sin tener .en cuenta las realidades del terreno, sino únicamente
sexos sano y claro. Por eso, es necesario complicado de ma- los intereses de los colonizadores. Esta separación no procede
nera artificial. de un proceso «natural», sino de una voluntad política. Se
Cuando las leyes Sarkozy sacan a las prostitutas de la calle .condena a las mujeres a estar escindidas en dos opciones in-
fuera de la ciudad, obligándolas a trabajar en los bosques. del co~patibles. Al mismo tiempo, se encierra a los hombres en
otro lado de las autopistas, a· merced de los caprichos de los otra dicotomía: lo que se la pone dura debe ser problemático.
policías y los clientes (el símbolo del bosque es interesante: la Sobre todo, que no haya reconciliación, es un imperativo.
sexualidad debe salir físicamente del dominio de lo visible, de Una. de. las características particulares de los hombres es una
lo consciente, de lo iluminado), no se trata de una decisión tendencia a despreciar aquello que desean, así como a despre-
68
(
(
(
(
ciarse a sí mismos a causa de la manifestación física de ese de- C~eo que no "tendría Un recuerdo tan positivo de mis años de (
seo. En desacuerdo· fundamental con ellos mismos, se empal- ... puta sin la'lectUri de las ferriinisr~ americanaS «pro-sexo;>, * Nor-
(
man con aquello que avergüenza. Al eliminar la prostitución mi Jane Almodóvar, Carol Queen, Searlot Harlói, Margot Sto
. de las calles, la que ofrece un alivio más rápido, e! cuerpo so- J~, por ~jemplo: No es casual que ninguno de sus textos es- (

cial complica e! alivio de los hombres. tén traducidos al francés --o al espiñol-, que e! libro Elprnma (

Una frase de cliente me ha marcado, una frase repetida va- de la pro~iución de Pheterson haya tenido uni pequeña"difUsión (
rias veces, por distintos hombres, después de sesiones muy di- .. a pesár de ser una obra ine!udible, que e! libro de Clair~Car­ (
ferentes unas de otras.· Me dedan, en un tono suave y algo thorinet}ai des choses a vousdireno se conozcaapen~;) que sea
triste, en todo caso resignado: «es a causa de hombres como considerado como un simple testimonio. El desierto teórico al (
yo que chicas como tú hacen lo que hacen». Era una manera . que noscondenam~s socialmente es una éStrategía. Es neceSario
(
de reasignarme a mi posición de chica perdida, probablemen- guardar la prostituCión en la vergüenza y la oscuridad "para pro-
te porque yo no daba suficientemente la impresión de sufrir teger tanto co~o sea posible la célulafamiliar 1:~dicional.· (

con lo que hada. Era también una frise que venía a expresar Vuelvo a hacerme algurios clientes a frrialesdef 91, "escribo Fó-
lo doloroso que es e! recinto del placer masculino: lo que a mí llame en abril de! 92. Nocreo que se trate de simple azar. Existe (
.me gusta hacer contigo produCe forzosamente infelicidad. A una relación real entre escrirura y prostituCión. Ema11ciparse,
···solas con su culpabilidad. Es necesario que se a':ergtienceri de hacer lo que no debe hacerse, ofrecer la intimidad, exponerse a (
su propio deseo, incluso si encuentran satisfacción en Un con- .... los peligros de ser juzgado por los otros, aceptar la exclusióri de! (
texto que no causaría dolor, donde ainbas partes podrían Sa- grupo, Más en concreto, como mujer: convertirse en una mujer
(
tisfacerse. El deseo de los hombres debe herir a las mujeres, pública:. Ser leida por cualquiera, hablar de aquello que debe
ultrajadas. V; en consecuencia, debe cülpabilizar a los hom- permanecer en secreto, eXhibirse en los periódicos... En conflic~
bres. De nuevo, no se trata de una fatalidad, sino de una to evidente con la posición que se nos asigna tradicionalmente:
construcción política. Actualmente, los hombres no dan la mujer privada, propiedad, mitad y sombra del hombre. Conver- (
impresión de querer liberarse de este tipo de cadenas. Más tirse en escritora, ganar dinero fácilmente, provocar tanta r¡;:pul- (
bien al contrario. sión como fascinación: la vergüenza pública es comparable a la
No estoy afirmando que en cualquier condición y para de la puta. Aliviar, acompañar a aquellos que nadie quiere, com-
cualquier mujer esta forma de trabajo resulte anodina. P¡;:ro partir la intimidad con un desconocido, aceptar sin juzgar dife-
teniendo en cuenta que e! mundo económico actual es lo que rentes tipos de deseo. Encontrarnos muchas prostirutas en las
(
es, es decir una guerra fría sin piedad, prohibir e! ejercicio de
* La l!.H:ora se refiere aquí al feminismo ~(pro-~eY..'), un~ :::eacd6n -:dd- (
la prostitución en un marco legal adecuado, es prohibir a ia. ca frence al feminismo conseIVador «pro-censorship) que defiende la abo-
clase femenina enriquecerse y sacar ventaja de su propia es- lición de la prosdrución y la censura de la producción ¡ludiovisual porno- (
tigmatización. gráfica. Traducimos aquí literalmente feminismo "pro-sexo». (N. de la t,) (
(
70 7'
(

(
novelas: Bola de sebo, Nana, Sofía Se~ionovna, Marguerite,
Fantine... Son figuras populares, anti-madres, en el sentido reli-
gioso del término, mujeres que no juzgan, que son comprensi-
vas, que reconocen el deseo de los hombres, condenadas y libres.
Cuando los hombres sueñan que son mujeres, se imaginan más
Ekilmente siendo putas, excluidas y libres de movimientos, que
siendo madres de fumilia preocupadas. de la limpieza del hogar.
A menudo, las cosas son exactamente lo contrario de lo que nos
dicen que son, por eso nos lo repiten con tanta insistencia y bru-
talidad. La figura de la puta es un buen ejemplo: cuando afir-
mamos que la prostitución es una «violencia contra las mujeres»
es para que olvidemos que es el matrimonio lo que constituye
una violencia contra las mujeres y, de modo general, rodo lo que «La pornografía es como un espejo en el que podemos mirar-
aguantamos. Aquellas que se dejan foll:ir gratis deben seguir di- nos. A veces, lo que vemos no es muy bonito y nos puede ha-
ciendo que Sll opción es la única posible, si no ¿cómo las reten- cer sentir bastante mal. Pero es una ocasión maravillos~ para
dríamos? La sexualidad masculina en .síinisma .no· 'constituye conocerse así mismo, para aproximarse ala verdad y aprencler.
una violenci~ contra las mujeres, si éstas consientefl y están bien La respuesta al porno malo no es la prohibición del porno,
pagadas. Lo que resulta violento es el control que se ejerce sobre sino hacer mejores películas porno.»
cada una y ca~ uno de nosotros, la facultad de decidir por no-
sotros lo que es dignoy lo que no lo es. Annie Sprinkle, Hardcore from the Heart, 2001.

72
(
(

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(
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JPdrno~brujas (

(
(
(

Una se preguhta qué diablos está en juego en el pomo que (


hace que el dominio X tenga ta! poder blasfematorio. Basta (
~on que nos muestren un rabo enorme ta!adrahdoun coño (
depilado para que un buen número de nuestros conteinporá- (
, ,.'
, neoS sé santigüe mientras cierra el ano. Algunos, haciendo
(
como si ya escuvieran de vuelta, repiten: «eso tlo tie¡{eningún
(
interés»; pero'basta con caminar cien metros por la dudad con
(
una actriz pomo para d"arse cuenta de lo contrario. O con echar
un vistazo en internet a la: prosa antipornó. Los que se ofuscan
cuando se trata de ptohibiruna caricatura religiosa, «no esta- (
, mos en la Edad Media, es el colmo», ya no tienen las ideas tan (
claras cuando se trara de clítoris y de cojones. Asombrosas pa-
radojas del pomo. (
Las afirmaciones circulan, de forma canto más perentoria
(
puesto que siguen sin ser verificadas. 'Entretanto se sigue ha-
ciendo' responsable a! pomo de las violaciones colectivas, de la (
violencia entre los sexos, de las violaciones en Bosnia o en Ruan- (

da. Sé lo' compara inclLiSo con las cámar:is de gas... Sólo una (
cosa parece surgir de todo esto con claridad: filmar el sexo no es (
(

(
(

(
anodino. Los artículos y los libros consagrados a la cuestión son mente al centro de las fantasías, sin pasarpor la palabra ni por
extraordinariamente numerosos. Los esrudios serios son mu- la reflexión. Primero,nos empalmamos o mojamos, después
chos menos, y raramente se molestan en investigar las reaccio- nos preguntamos por qué. Los reflejos de autocensura se ven"
nes de los hombres consumidores de porno. Preferimos imagi- trastocados. La imagen pomo no nos deja elección: esto te ex-
nar 10 que les pasa por la cabeza que preguntarles directamente. cita, esto te hace reaccionar. Nos hace saber dónde hay que
David Loftus en su libro Watching sex, how mm realiy respond apoyarse para ponerse en marcha. Ahí está su mayor fuerza, su
to pornog;aphy pregunta precisamente a cien personas de sexo dimensión casi mística. Por eso se crispan y gritan tanto los
masculino, de diversos perfiles, sobre sus reacciones frente al militantes antiporno. Rf,chazan que se hable directamente a su
porno. Todos dicen haber descubierto el porno antes de la edad propio deseo, que se les fuerce a saber algo" sobre sí mismos
legal. De la muestra de consumidores analizada por Lofrus, nin- que han decidido ignorar o acallar.
guno de los hombres dice haberse sentido mortificado. Al con- El pomo presenta un verdadero problema: libera el deseo
trario, el descubrimiento del material pornográfico está asociado y le promete satisfacción demasiado rápido como para permi-
para ellos con un recuerdo agradable, constructivo de su mascu- tir una sublimación. En este sentido, cumple una función
linidad de formas distintas, ya sea lúdicamente o de forma exci- mediadora, relaja la tensión en nuestra cultura entre delirio
tante. A excepción de dos hombres, ambos homosexuales, que sexual abusivo (en la ciudad, los signos que llaman al sexo nos
explican cómo al principio les fue difícil porque sabían,confu- invaden literalmente el cerebro) y rechazo exagerado de la
samente, que les gustaban los hombres, pero sin haberlo formu- realidad sexual (no vivimos en una gigantesca orgía perperua,
lado clarnmente. En estos dos casos, la visión del material p<:>r- las cosas permitidas o posibles son más bien relativamente
nográfico les obligó a identificar claramente su atracción. pocas). El pomo interviene aquí como una liberación psíqui-
Para mí este experimento ofrece una pista interesante para ca, para equilibrar la diferencia de presión. Pero aquello que
comprender la violencia del rechaza a menudo fanático, al bor- resulta excitante a menudo es socialmente molesto. Pocos son
de del pánico, que suscita el porno. Los milit~tes despavoridos aquellos y aquellas capaces de asumir en público lo que les
reclaman la censuray la prohibición a gritos como si les fuera la pone a cien en la vida privada. Aveces, ni siquiera tenemos
vida en ello. Esta acritud resulta objetivamente sorprendente: ganas de hablar de ello con nuestros compafieros sexuales. El
¿Amenaza la seguridad. del Estado un primer plano de una po- dominio de lo privado, lo que me hace mojar. Porque la ima-
lla que penetra a unachica a cuatro patasr Las páginas web an- gen que ello da de mí es incompatible con mi idemidad social
tiporno son más numerosas y vehementes que las páginas con- cotidiana.
tra la guerra en Iraq, por ejemplo. Asombroso vigor contr~ algo
que no deja de ~er un simple género cinematográfico. N uestras fantasías sexuales hablan de nosotros, en la manera
El problema que plantea dporno reside"en el modo en el desplazada de los suefíos. No dicen nada de lo que deseamos
que golpea el ángulo· muerto de la razón. Se dirige directa- que ocurra de facto.

76 77
(
(

(
(
Es evidente que muchos hombres he~eroseXuales se empal- 'dice de mí no siempre"me agrada, nosie;npre ericaja' con'lo
(
'man pensando en ser perietradospor otros' hombres, O' ser hu- que a mí me gustaría ser. Pero puedo prefúir -saberlo, en lugar
millados, sodomizados'por una mujer, del mismo modo que es de esconder la cabeza y decir lo Contrario de lo que sé de mí,
evidente que muchas mujeres se excitan con la idea' de ser vio- para.preservar una imagen social tranquilizadora. (
lentadas; de participar en un gang bang o de ser folladas por Los detractores del género se quejan de la pobreza del por- (
'otra mujer. El pomO' también nos puede molestar porque reve- no, y pretenden que sólo existe un único tipo de porllo. Les (
, la' que somos inexcitables mientras que nos imaginamos a- no- gUsta hacer circular la idea según la cual este sector no es crea- (
sotros mismos como calentones insaciables. Aquello que nos tivo: Y ésto es fulso. El sector está dividido en 'subgé~eros dis- (
excita o que no nos excita proviene de'wnas incontrolables; 'Os- tiMoS: las películas de 35 mm de los año~ 70 son diferentes de
curas y pocas veces en 'acuerdo con lo que deseamos conscien- las peilculas amateur que aparecert con el vídeo, y éstas son di-
(
temente. 'He aquí el interés de este género cinematográfico, si ferentes de las viñetas hechas con teléfonos móviles, cón las
nos gusta soltar amarras y perderla razón, he aquí también el webcams o de las actuaciones live de interrter. Pomo chic, alt- (
peligro de este tipo de cine, precisamente si tenemos miedo de , pom, post-porn, gang bang, gon:fó, SM, fetichismo, bondage, (
no poder controlarlo todo. uro-scato, películas temáticas ---Con mujeres maduras, pechos (
Pedimos demasiado a menudo al pomo que sea una ima- enormes, pies bOriitos, culos bonitos-, películas con transe- (
'-
"gen de lo real. Como si el porno ya no fuera cine. Reprocha- xuales, películas gays, películas lesbianas. Cada género porno
, mas a las actrices, por ejemplo, que finjan el placer. Están ahí .. tiene su propio prograrria, su historia, su estética. Del mis.:uo
para eso, se les paga para eso, han aprendido a hacerlo. No se ,modo, el cirie pomo alemán no gira en tomo a las mismas ob- (
le pide a Britney Spears que tenga ganas de bailar cada tarde sesiones que el cine japonés, italiano o estadounidense." Cada '-

(
que 'sale a actuar. A eso es álo que viene, nosotros pagamos parte del mundo tiene: sus especificidades pomográficas. -
para verlo, cada uno hace su trabajo y nadie se queja al salir di- Lo qtÚ escribe realmente la historia del pomo, laque la in-
ciendo: "yo creo que simulab~). El pomo debería decir la ver- venta y lo define eS la censura. Aquello que prohibimos mos- (
'dad. Algo que nunca pedimos' al cine, esencialmente una téc- trar es lo que va a marcar ~a. ciI)",,: pc>(no> buscando modos (
nica de ilusión. interesantes de soslayar los límites. . (
Le pedimos al pomo precisamente lo-que nos asusta de él: Con las aberraciones y los contraefectos más o menos alie- (
que diga la verdad sobre nuestros deseos. Yo, yo no sé nada so- , nantes que ello supone: en Francia, las cadenas de televisión
(
bre por qué es tan excitante ver a otras personas follando' y di- privadas definen lo que se puede mostrar o no. Ni escenas de
(
ciéndose guarradas. El caso es que funciona. Es mecánico. El -violencia ni de 'sumisión, por ejemplo. Hacer pomosin pasar
pomo revela crudamente ese otro aspecto de nosotros mis- por ciertas obligaciones es como patinar sobre hielo siñ las cu- (
mos: el deseo' sexual es una mecánica, nada complicada de po- chillas. Buen~ suerte... También se prolúbe el uso d~ objetos:
ner en marcha. Y sin embargo, mi libido es compleja, lo que ,dildos, cinturones-polla. Se prohíbe el pomo lesbiana' y toda (

(
79
(
(
imagen de un hombre siendo penetrad9..' Con la excusa de que el. griego clásico. Los hombres maduros no se airergiíen-
proJeger la dignidad de las mujeres. zan de seducir a chicas que acaban de salir de la infancia, les
No se sabe muy bien por qué la dignidad de las mujeres se parece normal hacerse una paja mirando culos apenas púbe~
verá especialmente atacada por la utilización de un cinturón- res.--Es un problema de adultos, eso es asunto suyo, debed,m
polla. Sabemos que tienen suficientes recursos para compren- asumir las consecuencias. Por ejemplo, siendo particularmen-
der que una escena 5M no implica que ellas quieran que las te atentos y amablescon las chicas aún jóvenes. que. aceptan
azoten cuando lleguen a la oficina, ni que las amordacen . satisfacerslls.apetitos.Pues bien, en absoluto: les da rabia que
. cuando friegan los platos. Sin embargo, basta con encender la ellas.se! payan tomado la libertad de hacerex;l.ctamente lo
telepara ver mujeres en posiciones humillantes. Las prohibi- que ellos deseabaq ver. Toda la elegancia y.liJ. coherencia mas-
ciones son las que son y tienen su justificación política (el 5M culina resl;lmidasen una actitud:. «Dame lo que quiero, te lo
debe seguir siendo un deporte de élite, el pueblo es incapaz de suplico,. pa~~ que yo pueda despUés escupirte en la cara.»
ent~nder SU complejidad, le haría daño). En todo caso, la . La chica que h,lCe pomo 10 sabe nada más entrar en la pro-
«dignidad» de la mujer nos viene como anillo al dedo cuando fesión, todo el mundo se lo repite, para que. no se haga ilusio-
se trata de limitar la expresión sexual... nes: no habrá reconversión. Decididamente, a.las mujeres las
Las condiciones en las que trabajan las actrices, los contra- queremos sobretodo cuando están en peligro. Marcadas, el
tos.al:>errantes que firman, la imposibilidad de controlar su .colectivo se. preocupa de que paguen eJ precio más alto por
imagen cuando abandonan la profesión, o de que les retribu- haberse apartado del camino recto y por. haberlo hecho pú-
yan cada vez que se utiliza su imagen, esta dimensión de su blicamente.
dignidad no interesa a los censuradores. El hecho de que no .·Yo 10 he visto de cerca, al co-dirigir la película Fóllame con
exista ningún centro' de ayuda especializado al que las. actrices Coralie T'rinh-Thi. Que su figura deje a los señores ensimis-
pomo puedan acudir en busca de información sobre las par- mados, que la recuerden emocionados, por qué no. Pero el
ticularidades de su profesión no inquieta en .absoluto a los empeño con eJ . q ue después se le niega el derecho de ser capaz
poderes públicos. Hay una Qignidad que les preocupa y otra de hacer otra cosa que no sea pomo es molesto. Si ella era cQ.~...
que no interesa a nadie. Pero eJ pomo se ha~ con came hu- directora de la película sólo podía ser porque a mí se me había.
mana, con la came de la actriz. Yal finaí, sólo suscita.un úni- antojado. Poco importa cuál sea el argumento, la cuestión es
co problema moral: la agresividad qm la que se trata a las ac- que el caso esté cerrado en treinta segundos: ilegítima. No po-
tnces porno. día ser una criatura sulfurosa y mostrar después invención, in-
Estamos hablando aquí de mujeres que deciden ejercer teligencia y creatividad.. Los hombres no querían ver al objeto
esta profesión cuando tienen entre dieciocho y veinte años. de sus fantasías salÍrdel marco particular e;" el que 10 habían
Es decir, durante un pedodo partiéular de la vida e.n el que la en,"errado; las mujeres se. sentían. amenazadas por su simple
expresión «consecuencias a largo plazo» tiene menos sen'tido presencia, iJ,quietas del efecto que su status provocaba en .los
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(
(
hombres. Los unos tlas' otras se poníqn de acuerdo en un rnostrar agresividad y arriesgarse a destruir sus propios cuerpos
punto esencial: habla que cerrarle la boca,' interrumpirla,' im- · para diverrir a los ricos. Pero los boxeadores, incluso los ne-
pedir que hablara. Incluso en las entrevistas en las que se pu~· g~os, son hombres. Tienen derecho a este margen mínimo de .
blicaban sus palabras, éstas se me atribulan ami. No me cen- mobilidad social. Las mujeres no.
tro aqur en algunos casos aislados, sino en· reacciones casi Cuando Valery Giscard d'Estaing prolúbe e! pómó' en los (

sistemátiCas. Era necesario hacerla desaparecer de! espacio pú- cines, en los afias 70, no lo hace respondiendo a una protesta (
blico. Para proteger la libido de los hombres, a quienes les gus- · popular -la gente 'no salió a la ca:lle gritando «no podemos (
ta que e! objeto de su deseo se quede donde y como debe' es- más»--'- o a un aumento de los problemas sexuales: Lo hace
tat,es decir desencarnado, y sobre todo mudo. · porque las películas pomo tienen demasiado éxito: e! pueblo
De! mismo modo que resulta crucial para el político ence- llena las salas y descubre la noción de placer. El presidente
rrar la representación visual de! sexo en guetos delimitados, protege al pueblo francés de sus ganas de ir al cine a ver bue-
clar3lIlente separados del resto de la industria con el fin de re- nas pelíeuias de sexo. A partir de ese momento, e! pomo será
cluir el pomo ene!·lumperíproletariadodel espectáculo, re- objeto de una censura económica asesina~ Ya no habrá posibi- \
sulta crucial encerrar a las actrices pomo a través de la conde~ lidad de realizar películas ambiciosas, de filmar e! sexo como (
na, la vergüenza y la estigmatización. No es que ellas no sean se filma e! dne bélico, romántico o de gangsters. Se dibujan así ,
I

capaces de hacer nada más que pomo, ni que no quieran ha- 'las fronteras de! gueto, sin ninguna justificación política. La (
cerlo, es que todo está organizado para asegurar 'qúe ello no moral que se protege es la que vela porque los dirigentes sean
(
.sea posible. · los únic6s que tengan la experiencia de una sexualidad lúdica.
Las chicas que se meten en el sexo pagado y que, siendo au- El pueblo tiene que estarse quieto, sin duda demasiada lujuria
tónomas, obtienen ún beneficio concreto de. su posición de · podría interferir ensu rendimiento en el trabajo.
hembras, deben ser castigadas públicamente. Han transgredi- No es la pornografía lo que molesta a las élites, sino su de-
do; no h~':lLllgado e! pape! ni de la buena madre ni de Iá:bue- mocratización. Cuando la revista Le Nouvel Obúrvateur titula (
na esposa; y todavía' menos e! de la mujer respetable '-"no hay --en 2000, a propósito de la prohibición de Fóliame- "Por- (
úna manera más clara de salirse de esta categoría que haciendo nogtafía, el derecho a decir que no», no se trata de prohibir a . I
pomo--, así que deben ser excluidas de la sociedad. la gehte cultivada e! acceso a los escritos de Sade, ni' de cenar
(
Es la lucha de clases. Los dirigentes interpelan a las que han las columnas de 10spetÍódicos dedicadas a los anuncios para
(
querido liberarse, tomar e! aséensor social al asalto y obligarlo lectores generosos y salaces. Nadie se hubiera extrafiado al en-
(
a ponerse en marcha. El mensaje es político, va de una clase a contrarse a esos virulentos antipomo en compafiía de 'jóvenes
la. otra. La mujer no tiene otra perspectiva de ascenso social pUtas o en los clubs de intercambio de parejas. Es e! libré ac- (
que e! matrimonio, es necesario quena lo olvide. El equiva- ceso a aquello que debe seguir siendo e! dominio de unos pri- (
lente de! pomo para los hombres es e! boxeo. Tierienque de- ·vilegiados a: lo que Le Nouvel Observateurreclama e! derecho a (

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8,
,1·

decir que no. La pornografía es el sexo puesto en escena, ri- seducción? ¿Qué tabú se ha transgredido aquí que merezca
tualizado. Porque, por un número de magia conceptual que una moyilización tan febril?
nos sigue resultando opaco, lo que es bueno para unos, léase
aquí libertinaje, supondría un peligro para las masas frente al La J:<:spuesta, después de haber visto centenares de películas
cual hay que protegerlas. pomo, me parece simple: en las películas, la actriz pomo des-
En el discurso antipornográfico nos perdemos rápidamen- pliega una sexualidad masculina. Para ser más precisa, se com-
te pero, ¿quién es la víctima? ¿Las mujeres que pIerden toda porta exactamentecoffi!J,un marica en un backroom. Tal y
dignidad a partir del momento en el que se cOmen una polla? como se la representa en.las películas, quiere sexo, con··eual-
¿O los hombres, demasiado débiles e incapaces de controlar su quiera, quiere que sela metan P9r todos los agujeros y quiere
deseo de ver sexo y de comprender que se trata únicamente de correrse cada vez. Como un hombre si éste tuviera un cuerpo
una representación? de mujer. .
La idea según la cual la pomografía se articula únicamente . Si observamos una película pomo heterosexual, siempre es
en torno al falo resulta sorprendente. Lo que vemos son, en . el cuerpo femenino el que resulta valorizado, el que es mostra-
realidad, cuerpos de mujeres. Ya menudo euerpos sublimados do, es el cuerpo que cu~nta para producir un efecto. No se pide
de mujeres. ¿Hay algo más inquietante que una actriz pomo? lo mismo de un actor pomo, se le 'pide que se empalme, que se
Ya no estarnos en el dominio de la «bunny girJ", de la chica de agite, que saque su esperma. El espectador efe una película por-
la puerta de aliado, que no da miedo, que es de fácil acceso. no se identifica sobre todo con la actriz, más que con el prota-
La actriz pomo es la liberada, la mujer fatal, la que atrae todas gonista masculino. Del mismo modo que en cualquier otrape-
las miradas y provoca forzosamente una inquietud, ya sea ésta lícula nos. identificamos espontáneamente con el personaje
deseo o rechazo. ¿Pero por qué nos dan pena estas mujeres que valorizado. El pomo es también ¡amanera que tienen los hom-
poseen todos los atributos de la bomba sexual? bres de imaginar lo que ellos harían si fueran mujeres, cómo se
Tabatha Cash, Coralie Trinh Thi, Karen Lacawne,R:¡fae- esforzarían en dar placer a otros hombres, siendo buenas puti-
la Anderson, Nina Roberes: lo que ~e ha llamado la ;u~~ción ras y comiéndose todas las pollas. Se evoca a menudo la frustra-
al estar junto a ellas no es que los hombres las trataran como ción de lo real, comparada con la puesta en escena pornográfi-
a una mierda, ni que ellos dominaran la situación. Al contra- ca, esa realidad en la que los hombres deben follar con mujeres
rio, nunca antes había visto a los hombres tan impresionados. que no se les parecen, o al menos no muy a menudo. En este
Si es verdad, como afirman a gritos, que nada es tan bonito sentido resÚlta interesante notar que las mujeres «req.les>, que
para tina mujer cOmo hacer soñar a los hombres, ¿por qúé si- acumulan los signos de la feminidad, las que repiten doce veces
guen compadeciendo a las actrices pomo? ¿Porqúé el cuerpo a 10 largo de una .conversación que ellas se sienten «ran muje-
social insiste en hacer de ellas víctimas, cuando en realidad lo res», y que participan de una sexualidad compatible con la de
tienen todo para ser las mujeres más realizadas en términos de los hombres,.a menudo son las más viriles. La frustación de lo
e
(

(
(
real es el duelo que los hombres deben real,izar si quieren: entrar Sólo los hOlIlbres imag.i~an el potno, lo ponen en escena, (
en la hererosexualidad, el duelo de la posibilidad de follar con lb mirany sacanpi¿vecho; así el deseo femeninose ve someti-
l
hombres que tengan atributos externos de mujeres. do a la misma distorsión: debe pasar por la mirada masculina..
Lentamente nos acostumbramos a la idea" de un orgasmo
El pomo, facilmente denunciado pot su capacidad de peW.ír- femenino. Hasta hace poco tabú e impensable, el orgasmo fe- \

bar la relación que la gente tiene con el seXb, es' en realidad u~ menino aparece en el leng~aje cotidianoa' partir de los años (

ansiolítico·.' Pot eso lo atacamos con virulencia: Es importante setenta. R.á]Jidame~te, se vuelve doblelnente contra I~ muje- (

que la sexualidad nos dé miedo. En: la película pomo sabemos que res. Primero, haciéndonos cbmprender que hemGs fallado si .
la gente va a "hacerlo», esta posibilidad nonoS inquieta, mien- nb lograinos gozar. La frigidez se ha vuelto casi un signo de
ttas que sí lo hace en la vida real. Fotlar conalguiendescono- impotencia. La anorgasmia femenina no es sin embargo com-
cido da siempte un poco de miedo, a menos que se esté" müy parable a la impotencia masculina: una' mujer frígida no es e
(
borracho. Es incluso una de las ~osas mas interesantes del una mujer estéril: Ni una mujer amputada de su sensualidad.
así.lllto. En el pomb sabemos que los hombres se empallnarí, Pero, en lugar de ser una posibilidad, el orgasmo se ha vuelto (

que las mujeres Se corren. No podemos vivir 'en'una sbciedad un imperativo. Es necesario sentirse siempre incapaz de algo.... (
. espectacular invadidá por represe~ta~iones'desedu~ción, de y segundo, porque los hombres se han apropiado rápidamente i,
flirteb, de sexo; y no'ser capaces de eÍ'ltender que el porrio es de este orgasmo femenino: la mujer debe gozar a través de ellos. (
un espacio de seguridad. No est~bs denüo de la acción, pó- La masturbación feirtenina continúa siel:'-do objeto de despre-
demos ver cómo otros los hácen, cómo' saben hacerló, con la cio, c¿mo si fuera aÍgo anexo. El orgasmo al que debemos lle-
(
irtayor tranquilidad. Aquí, 'Ias mujeres -';stán: contentas del ser- gar es el que nos procura~1 macho. El hombre debe "saber
vicio que se les ha oftecidó, los hombres la tienen dura yeya- cómo hacerlo.» Como en La Bella durmlintedel bosque, se
cularí, todo el mundo habla el mismo lenguaje, por una vez, tumba sobre la princesa y le hace ver las estrellas.
todo sale bien. . . , Las mujeres escuchan el filensaje y, como siempre, se to- (

man a pecho no ofender al sexo susceptible. En 2006, escu- (

¿Por qué el pomo es el dominio exclusivo de los hom- chamos a chicas aún muy jóvenes decir que esperan que un
btes? ¿Por qué, si el pomo es una industria que tiene tan sólo hombre les haga gozar. Así todo el mundo est:!.' molesto: los (
treinta años, son ellos los principales beneficiarios económi- chicos que se preguntan cómo van a hacerlo, las chicas, frus-
(
cos? La respuesta es la misma en todas las situaciones: el po- tradas porque ellos no conocen mejor que ellas mismas sus
(
der y el dinero resultandesvalorizantes para las mujeres que propias anatomías y sus dominios fun tasmáticos.
lbs poseen. Nb debe ejercerse u obtenerse si no es a través de En cuanto a la masturbación femenina, basta Co~ hablar con (
la colaboración masculina: sé élegidá ~omo esposa y te apro- la gente que te rodea: «eso no me interesa sol:l», "lo hago s~la­ (
vecharás de las ventajas de tu compañero. . .. mente cuando no tengo novio durante mucho tiempo», "yo no (
(
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(
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1
¡
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lo hago, no me gusta.» No sé qué es lo que hacen todas ellas en i


Rápidamente aparece el desprecio. La histeria de lagroupie. Na-
su. tiempo libre, pero en todo caso, si es cierto que no se mastur- die quier¡;: oír lo que ellas han venido a decir, que están ardientes
ban, entonces resulta comprensible que no tengan ningún inte~ y llenas de deseo. Se oculta este fenómeno clave. Los hombres'
rés en las películas pomo cuyas vocaciones, por otra parte, no no q1!ieren saber nada de él. El deseo es ~u dominio, en exclusi-
son diversas. Una película pomo está hecha para masrurbarse. va. Resulta impresionante pensar que despreciamos a una, chica
Sé que lo que hacen todas esas chicas solas con sus clítoris que grita de deseo cuando John Lennontoca la guitarra, mien-
no es asunto mío, pero su indiferencia frente a la masturba- tras que nos parece gallardo que un viejo le silbe a un¡l adoles-
ción me perturba: ¿Cuándo se conectan l~ mujeres con sus cente en falda. Por un lado, existe un apetitosexua1;qü~es Üldi~
propias fantasías, si no se tocan cuando están solas? ¿Saben lo cado,r debulCna salud, sobre el que la colectividad se 'pone de
que les excita realmente? ¿Y si no se sabe eso sobre una mis- acuerdo, que se ve favorecido, y por el que se muestra bondad y
ma, qué se sabe exactamente de sí? ¿Cuáles el contacto que comprensión. Y por otro lado, un apetito forzosamente grotes-
una.establece consigo misma cualido sll ~exo está sistemática- ro, monstruoso, que provoca la risa y que debe'.ser reprimido.
mente bajo el poder delot.ro? La explicación psicológica popular que se emplea para pen-
Queremos ser mujeres decentes. Si la fantasía aparece sar la ninfomanla, 'según la cual las ninfómanas' multiplican
como un problema, imp!lra y despreciable, la reprimimos. Ni- sus relaciones sexuales porque no pueden .sentir satisfacción
ñitas modelo, angelitos del hogar y buenas' madres, construi- sexual, es un ejemplo patente de desprecio,. Así,seelft¡eqd~ii
das para el bien del prójimo, pero no para conocer nuestro in- idea según la cual la multiplicación de conquistas es un índice
terior. Estamos formateadas para evitar e~trar en contacto con de frustración femenina. Cuando, en realidad, es una teoría
nuestro propio lado salvaje. Antes que nada, tenemos que que se ajustaría mejor a los hombres, frustrados por la pobre-
adaptarnos a las conveniencias, pensar primero enla satisfac~ za de su sensualidad y orgasmos. Son los hombres los que so-,
ción del otro. Nuestras sexualidades nos ponen en peligro, re- brevaloran y subliman el cuerpo femenino y quienes, incapa-
conocerlas es quizás experimentarlas y~04~,.$.lfperienciasexual ces de obtener el placer esperado, acumulan las conquistas ,COi)
para una mujer conduce a su exclusión del grupo. 12. esperanza de sentir, un día, algo que se parezca a un verda-
dero orgasmo. Una vez más, aquello ,que es fundamentalmen-
El deseo femenino estuvo silenciado hasta los años cincuenta. te cierto en el caso de íos hombres es desphzado para estigma-
La primera vez que las mujeres se reúnen masivamente y sé ex- tizar la sexualidad femenin2..
presan: "Tenemos deseos, estamos atravesadas por pasiones
brutales, inexplicables, nuestros clítoris son como pollas, buscan CuandoParis Hilton se pasa de la raya, se presenta a cuatro pa-
satisfacción». Esto sucede en los primeros concieáos de rock. tas y aprovecha la difusiónde la imagen para hacerse mundial-
Los Beatles se ven obligados a dejar de acruar: las mujeres se ru- mente famosa, entendemos algo importante: ella pertene~ a
borizan con cada nota, sus gritos ahogan el sonido de la música. su clase social, antes de pertenecer a su sexo. Así, en el plató de'
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(
(

televisión del programa francés «Nulle Part Ailleurs», frente al (


cómico de origen popular Jamel Debouze, sucede una escena (
interesante. El joven cómico busca inmediatamente el modo' ,
(
de reasignarla, de ponerla en su lugar de mujer caída: «Tú, yo
te conozco, te he visto, te he visto poi internet». Él habla en \
nombre de su sexo, cuenta con su superioridad intrínseca para ,
(

ponerla en una posición delicada. Pero Paris Hilton no es una «Efectivamente, en nuestros días el hombre' representa el posi- (
actriz pomo local, antes de ser la chica a la que le hemos visto tivo y el neutro, es decir, el macho yel ser humano, mientras
el coño, es la heredera de los hoteles Hilton. Para ella, resulta que la mujer es sólo el negativo, la hembra. Cada vez que la
impensable que un hombre de clase social inferior la ponga en mujer se conduce como un ser humano, se dice que se identi-
(
peligro, ni siquiera un segundo. Ni se inmuta, apenas le mira. fica con el varón. Sus actividades deportivas, políticas, intelec-
(
Cero desestabilizada. No porque tenga un carácter especial. tuales, el deseo que siente por otras mujeres, se interpreta
Sitnplemente rÍos indica a todos que ella puede penrtitirse el como una "protesta viril"; no se quieren tener en"cuenta los l
lujo de follar delante de todo el mundo. Pertenece a esta casta valores hacia los que ella se trasciende, lo que lleva evidente- (
que tiene'históricani.ehte el derecho al escánda1o,a no adecuar- mente a considerar que ha elegido la opción inauténtica de (
se a ias niglas qtie se aplieanal pueblo. Antes de ser tina rnújer, una actitud subjetiva. El gran malentendido sobree! que des- (
sometida a la mirada del hombre, es Uria dominarite 'social, coil cansa este sistema de interpretación es que se admite que es (
capacidad para acallar el juicio de los menos privilegiados: natural para el ser humano hembra convertirse en una mujer
(
, Así comprerÍdenios qué latinica mmera de haterexplotar femenina: no basta con ser heterosexual, ni siquiera ser madre,
el sacrificio rituaiizado de¡ portio será hacer entrar en él a las para realizar esta idea. La "mujer, mujer" es tin producto arti-
chicas delasbu~nas familias. Lo que explota cuando estallan ficial que fabrica la civilización como antes se fabricaban cas-
las censUras impuestas por los dirigentes es un orden moral trados; sus supuestos "instintos" de coquetería, de docilidad, (
fundado sobre ia expiotación de todos. La familia, la virili- se insuflan como al hombre el orgullo fálico; él no siempre
dad guerrillera, el pudor, todos los valores tradicionales in- acepta su vocación viril; ella tiene buenas razones para aceptar
tentan asignar cada sexo a sU:' rol. Los hombres como cadáve- menos dócilmente todavía la que se le ha asignado.»
res gratuitos para el Estado, las mUjeres como esclavas de los
(
hombres. Al final, todos subyugados, nuestras sexualidades Simone de Beauvoir, El Segundo Sexo, 1949.
(
'COnfiscadas, sometidas a la vigilanci~ policial,- riormalizádas.
Siempre hay una: clase social a la que le interesa qtie las cosas (

, sigan siendo como son y que no dice la verdad sobre sus mo- (
tivaciones profundas. (
(

(
(
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KilJng Kong Girli

La versión de King Kong realizada por Peter Jackson en 2005


comienza a principios del siglo pasado. Al mismo tiempo que
. se construye la América industrial, moderna, y se dice adiós a
l<!-Santiguas formas de diversión, al teatro burlesco, a la COm-
pañía solidaria, uno seprepara para formas de entretenimien-
to y de control modernas: el cine y el pomo. , ..
Un director de ú:atro megalómano y mentiros¿, un,hom-
bre de cine, hace subir a una mujer rubia a uh barco: Ella es la
única mujer a bordo. la isla que les interesa se llama Skull 1s-
land'. No existe en los mapas, porque nadie que haya ido ha
vuelto jamás. Pue!:llos primitivos, criaturas fetales, niñas con
cabelleras negras y enmarañadas, viejas amenazantes, desden-
tadas, gritan bajo una lluvia diluviana.
Raptan a la rubía para ofrecérsela a Kíng Kong. La atan;
unavieja le pone un collar antes de dejarla a merced del simio
gigante. Los humános que la precedieron, ataviadios con' ese
mismo collar, fueron devorados, como si fueran tapitas. Este
Kíng Kong no tiene ni polla, !1i cojones, ni tetas. Ninguna es-
cena nos permite atribuirle un género. No es ni un macho iü

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(
(

una hembra. Es simplemente peludo y ,negro. Herbívoro y ha venido' a buscar; sacarla de la seguridad para llevarla a la
(
contemplativo, se trata de una criatura con sentido d~l humor, ciudad, dOnde ella se ved amenazada po;' todas partes. Éscena ,
[
y hace gala de una gran potencia. Entre Kong y la rubia,'·no', a cámara lenta, primer plano sobre los ojos de la rubia: ella '
(
hay ninguna eScena de seducci6n er6tica. La bella y'labestia se comprende que ha sido utilizada. Que ha servido para captUe
aCostumbran el uno al otro y se protegen,. son sensualmente rar al animal. A la animal. Que ha traicionado a su aliada, a su
tiernos el unó con el otro. Pero de un modo nó sexual. protectora: Con la que tenía afinidades. Su elecCión de la he-
,La isla está poblada de criaturas que no son ni maSculinas terosexualidad y de la vida en la ciudad, es la elecci6n, de sacri- (
ni femeninas: orugas monstruosas, con tentáculos viscosos y ficado que en ella habla de hirsuto, de potente, lo que ríe en (
penetrantes, pero húmedos y rosados como pollaS, que se ella golpeándose el pecho. Lo que reina en la isla. Pero algo de-
abren para volverse vaginas dentadas que se comen las cabezas' bía ofrecerse como sacrificio.
de los miembros de la tripulaci6n... Otras hacen referencia a A continuaci6n encadenan a King Kong, y lo exbiben en
una iconografía más marcada en términos de género, pero de- 'Nueva York. Es necesario ,que la fiera aterrorice a las masas, (

penden del dominio de 13, sexualidad polimorfa.: arañas vellu- pero que las cadenas sean sólidas: qúe las ~asas puedan ser
das y brontosaurios grises rodos iguales, semejantes a uria hor- también de ese modo domesticidas, como en la pornografía. ' f
\
da detorpes esperinatózoides... ' '" , , ' Queremos tocar de cerca lo bestial, temblar, pero no quere- (
king Kong funciona' aquí como una metáfora de 'una se- mos daños colaterales. Habrá daños, porque la bestia escapa al (
xualidad anterior a la distinci6if entre los génerostalycomo se dominio del que la muestra, como en el espectáculo. No es la (
impuso políticamente hacia finales del siglo'Íax. King Kong recuperaci6n del sexo o de la violencia lo que hoy causa pro-
(
está más allá de la hembra y ~allá del macho. Es la bisagra blemas, sino lo contrario, la'imposibilidad de recuperar las no-
(
entre el hombreyel animal, entre 'el idultoy el animal, entre ciones de las que nos servimos en el espectáculo: la representa-
el bueno y el malo, ló primitivo y lo civi(izado,elbl~nco y el ci6n no puede domesticar ni a la violencia ni al sexo.
negro. Híbrido, ~teriorala obligación de lo binario. La isla de En la ciudad, King Kong arrasa con todó a Su paso. Des- (
la pelí;;Wa: es la posibilidad de una forma de seJl'ualidad poli- truye rápidamente la civilizaci6n qúe veíamos en construcci6n
morf~ e hiperpotente. Eso es precisamente lo que el cine quie- al principio de la película. Esta fuerza que no hemos querido
re capturar, exbibir, desnaturalizar y finalmente' exterminar. ni domesticar, ni respetar, ni tampoco dejaría donde estaba, es
C)lando el hombre viene 'a buscarla, la mujer duda en se- excesivamente grande para la ciudad que aplasta simplemente
(
guirle. Él quiere salvarla, llevarla a la ciudad, a la heterosexua- al caminar. Con una gran tranquilidad, la bestia busca a su ru-
(
lidad hipe~nórmativa: La bella sabe que está segura juntO a bia en una escena que no es erótica, sino que hace referencia a
KingKóng. Pero sabe también que será necesario abandonar la infancia: te agarro de la mano y patinamos juntos, comó en (
su larga y segu~a palma de la mano para irado~de están los ;"n vals. Y tú te ríes como un niño montadóen un tiovivo en- (
hombres y poder afreglársel~ a solas. Decide seguir al que la canudo.Aquí no hay seducci6n er6tica, sino una relación sen- (
I
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(
(
sual evidente, lúdica, en la que la fuerza qo cristaliza en domi- ga el morro ,de preguntarme eso, cuando yo, con mi cresta
nación. King Kong o el caos anterior a los géneros. roja, mis labios pintados de negro, mis medias blancas de reji-
Después los hombres en uniforme, la política, el Estado,' , Jla y mis"botas ~ili1:are~tne encuentro superchic. Insiste: ¿aca-
intervienen para matar a la bestia. Subirse a lo más alto de los so r~go miedo de ser fea? Me dice que tengo los ojos bonitos.
edificios, batirse con los aviones que son como m()squitos. Es Yo ni siquiera entiendo de qué diablos me habla. ¿Aca.m él se
su número lo que permite matar a la bestia. Y dejar a la rubia siente sexy con su rraje de chaqueta de mierda y con cuarro pe-
sola, lisra para casarse con el héroe. los de sobra en ,el cráneo? Ser punkarta implica forzosamente
'El director de cine, con los ojos desorbitados frente al cuer- reinventar iafeminidad porque se rrara de estar en la calle,
po del animal' fotografiado como un trofeo: "Los avkmes no mendigar, v~;';irar cerveza, esnifar cola hasra caerse al suelo,
rienen la culpa. Es la beJJa la que ha matado a la bestia.» que te arrape la policía, bailar el pago, beber por un tubo,
Pal,,!.bra de director: mentira. La beJJa no ha elegido matar aprender a to~ar la guirarra, JJeVar la cabeza rapada, JJegar to-
a la bestia. La beJJa se niega a participar en el espectáculo. Fue a dos los díaS a casa pedo, salrar como una loca en los concier-
buscarla en cuanto supo que se había escapado, se ha divenido tos, cantar en el coche"a gritos himnos supermasculinos con
sobre su' mano mientras se deslizaban sobre el agua helada del las ventanillas bajadás, saber qué pasa en el fútbol, ir a las ma-
parque, la ha seguido hasta la cumbre donde la han matado. Y nifestaciones con pasamontañas y lista para darse de hostias...
después, labdlaha ido detrás de su chulo. La beJJa no ha po- y Jodo el mundo te deja en paz. Habría incluso bastantes tíos
dido impedir que los hombres trajeran a la bestia, ni que la que piensan que es estupendo, capaces de ser buenos colegas y
mataran. Se deja proteger por el más deseante, el más fuene, el de no intentar dane lecciones. He aquí el concepto punk, no
más adaptado. Se ha distanciado de su potencia fundamental. hacer lo que te dicen que hagas. Con la policía pasa lo mismo
ÉSe es nuesrro mundo moderno. . que con el psiquiatra: en la comisaría, un inspector senrimen-
- rál me, dice que' soy más guapa de lo que creo, que por qué llevo
Cuando JJeg6 a París en el 93 apenas JJevo accesorios de la fe- la vida que JJevo. Ésa me la van a jugar, a menudo. Aunque
minidad,sólo aqueJJos que tienen una utilidad profesional. A yo no me quejo de nada, ni a nadie. Sé guapa: ¿de qué me ser-
partir del momento en que decido dejar de foJJar por dinero, viría eso si no me siento superdotada en el rema y mis estrate-
me visto con un anorak; vaqueros, zapatos planos y casi sin gias para compensar funcionan mejor de lo que hubiera podi-
maquillaje. El punk-rock es un ejercicio através del cual se di- do esperar? Yo era amable con los chicos y, en general, eJlos
namitan los códigos establecidos, especialmente los de género. también lo eran conmigo. En Lyon, me cono el pelo super-
Aunque sólo sea porque nos alejamos,físicamenie, de los cri- cono, la gente me JJama "señOr» en las panaderías o en los
terios de la beJJeza tradicional. Cuando ,me internan en un psi- kioscos, y a mí me da totalmente igual. Los comenrarios son
quiátrico, a los qtlince años, el psiqiliatra me pregunta por qué escasos -"deja de fumar como un tío»-, la mayor parre de
me empeño en afearme hasta ese punto. Me alucina que ten- las veces, en la cultura underground, privilegiada y al margen,

97
(

l
n~ me dan la vara. Se debe notar que Yo estoy bien como es- saben distinguir entre lo que debe hacer y no debe hacer una (
toy. El pUllk-rock es mi casa. Pero eso no dura mucho.' chica en la ciudad. . ' ', ,
(
Cuando te vuelves U:na chica pública, te dan palos por to-
(
En el 93 publico Fóllame. La primera crítica aparece en Polar. do~Jados, de una manera muy particular. Pero no hay que
Una revista de tíos. Tres páginas. Para reasignarme. Lo qüe quejarse porque está mal visto. Hay que tener buen humor, to-
molesta al tío no es, según' sus criterios, que el libro no sea márselo con distancia y tener un buen' par de cojones para
bueno. E.rirealidad, ni siquiera habla del libro. Lo que le in- aguantarlo. Todas esas discusiones para saber si yo tenía o no (
teresa es que soy uria chica que escribe sobre chicas como derecho a decir lo que deda. Una mujer. Mi sexo,. Mi cuerpo. (
ésas, como yo. Y sin hacerme preguntas -puesto que es un En todos los artículos, más bien de forma amable, por cierto. (
hombre y según él debe tener derecho, evidentemente, a de- No, no se describe a un autor COIflO se describe a una mujer.
cirme lo que' puedo permitirme según su definición de deco- N adie cree necesario decir que Houellebecq es guapo. De ser
rO--,- me lo viene a explicar, ese desconocido, y a decírmelo una mujer, y si a un número igual de hombres les hubieran \
, "

públicamente: yo no debo ha~r eso. Pasa totalmente de! li- gustado sus libros, habrían escrito sobre él que era guapa. O (
bro. Lo que cuenta es mi sexo. Pasa de quién soy, de dónde fea. Púo habríamos sabido lo que piensan sobre el tema. Y ha- (
vengo, de lo que me conviene, de quién va a leerme, de la cul- brían intentado, en nueve de cada diez artículos, cantarle las (
, turOl. punk-rock. Papy interviene, con las tijeras, para corre- cuarenta y explicarle, en detalle, por qué este hombre era tan (

gírmela, para cortarme mi polla mental, porque de las chicas desgraciado sexualmente. Le habrían dicho que era Culpa suya, ,/
,como yo hay que ocuparse: Y de paso cita a'Renoir: "las pelí- que no hada las cosas correctamente, que no podía quejarse de
culas deberían estar hechas por chic~ bonitas que muestran nada. Y de paSo, se hubieran reído de él: ¿Pero has visto la cara
cosas bonitas.» 'Eso ál menos me dará una idea para un títu- que tienes? Habrían sido extraordinariamente violentos con él
lo. *' En ese' momento, me parece tan grotesco que Ille hace si, como mujer, hubiera dicho sobre el sexo yel amor con los
rek Pero después carrtbio de tono, me doy cuenta de que me hombres lo que él dice sobre el sexo y el amor con las muje- (
dan palos portodos lados y que eso es lo único'queles inte- res. Con el mismo talento, no hubiera habido el mismo trato. (
resa: que yo sea una chica, una chica, una chica. Tengo un No querer a las mujeres, cuando se es hombre, es una actitud. No
coño pegado en la cara. No me había confrontado todavía querer a los hombres, cuando se es mujer, es una patología. (
con el mundo de los adultos y menos aún con e! de los adul- ¿Una mujer no muy seductora que se quejara de que los hom-
(
tos normales, así que al principio me sorprendo de cuántos bres no fueran capaces de darle un orgasmo? N os tocaría oír
(
hablar de su cuerpo, y de su familia, de sus complejos, de sus
(
"f~La aurora se refiere aquí a su libro Lesjo/ies choses, las cosas bonitas, . problemas. No es casual que todas las marujas o casi todas, a
partir de una cierta edad, intenten no hacerse notar demasia- (
[raducido en casreUano como Lo bueno de verdAd, Barcelona. 1997. (N. de
tú) do. Que no nos cuenten que es una cuesti6nde carácter o de

99
naturaleza, que a nosotras no nos gusta pr9vocar Yque lo nues- un consejo que te dan. Y se aseguran deque te enteres bien.
tro es la: casa y los niños. No hay más que darse cuenta de la Hay que impedir que tres actrices pomo y una exputa hagan
que nos cae encima en cuanto hacemos algo: Ni siquiera al', una película sobre la violación. Incluso si se trata de un pe-
más loco de los tíos del hip-hop le tratan tan mal como a una queño presupuesto, de una pellcula de género, incluso si es
mujer. Y sin embargo, ya sabemos lo que los blancos piensan una parodia. Es importante. Cualquiera diría que estamos
de lbs negros. No haynada: peor que ser una mujer juzgada por amenazando la seguridad del Estado. No se puede hacer una
los hombres. Valen todos los golpes, empezando por los más película sobre una violación colectiva en la que las ';'ícrimasno
bajos. No somos ni siquiera extranjeras: nos ponen subtítulos lloriqueen en el hombro de los iíos que las vengarán: Eso no.
todo el tiempo, como si no supiéramos lo que tenemos que de- Consenso unánime de la pren~a: ~u famoso derecho a décir
cir. No lo sabemos tan bien como los machos dominantes, ha- que no. Nos representan a mí y a las Otras tres chicas de la pe-
bituados como están desde h~e siglos a escribir libros sobre la llcula como si no quisiéramos otra cosa que ganar dinero. Evi-
cuestión de nuestra feminidad y sobre sus implicaciones. dentemente. No es necesario ver la película para saber lo que
Es en esta época cuando descubro, con consternación, que hay que pensar. Si las chicas hablan de sexo, es para robarles el
cualquier huevón dotado de una pija se cree con derecho a ha- dinero a los hombres honestos. Puras. Porque si no, seguro,
blar en nombre de todos los hombres, de la virilidad, de los habríamos hecho una pellcula con pradéras y perritos saltari-
pueblos guerreros, de los señores, de los dominantes y, en con- nes, una película con mujeres preocupadas por seducir a los
secuencia, se cree con derecho a darme lecciones de femini- hombres. O no hubiéramos ni siquiera hecho la película, no
dad. Da igual si el tío mide uno cincuenta, es más ancho que nos hubiéramos movido de nuestro sirio. Puras, forzosamente.
largo, y nunca, ni en nada, haya demostrado su ~asculinidad. El cuerp':' de !<aren, en primera página. Normal. Putas. Cual-
Es un tío. Y yo ... yo soy del otro sexo. No soy la única a la que quiera tiene derecho a vender periódicos gracias a su vientre
le espanta que la pongan sistemáticamente e~ su 'lugar de 'porque ella lo habla querido enseñar. Putas. Y la ministra de
hembra. Sólo me comparan con otras mujeres. ,Marie Da- cultura, una mujer, esa izquierda que se dice sutil, declara que
rrieussecq, Amélie Nothomb, Lorente Nobécourt, poco im- una artista debería sentirse tesponsable de lo que muestra. No
porta, con tal de que tengamos la misma edad. Y sobre todo, son los hombreslos que deberían sentirse responsables cuan-
que seamos del mismo sexo. Como mujer, me roca tomarme do se ponen de acuerdo entre tres para violar a una chica. No
una ración doble de condescendencia, vejaciones suplementa- son los hombres los,que deberían sentirse responsables cuando
rias y llamadas al orden. Mis amistades. Mis salidas. Mis gas- se van de puras pero no votan las leyes necesarias para que ellas
tos. Dónde vivo. Bajo vigilancia. De todo tipo. Una chica. puedan trabajar tranquilamente. No es la sociedad la que de-
bería sentirse responsable cuando vemos en todas las películas
Despuésviene la película. La prohibición. La verdadera cen- a las mujeres haciendo los papeles de las víctimas más atroces.
sura, evidentemente, no pasapor los textos legales. Es más bien Somos nosOtras las que debemos sentirnos responsables. De lo
100 101
1j
,j.
que nos sucede, de negarnos a palmarla" de querer vivir para modo eri el que las coSas suceden que haga que nos compense
'contarlo. De abrir la boca. Ya cónocemos esta cantinela, la que a las mujer~s suavizar l¿s golpes que damos? '
l
dicé que tienes que sentirte culpable de lo que te sucede. En la:, Son aquellas 'de entre nosotras que ocupanlas' mejores po-
(
revista Elle, una imbécil cualquiera, al reseñar otro libro sobre siOones las que han firmado una alianza con los más poder.o-
'la violación, sin ninguna relación ton el mío, subraya la dig- sos. Son'las más capaces de callarse cuando Se las engaña, de (

nidad de su argumento, sintiéndose obligada a oponerlo a los aguantar cuando ~e irwfan de ell.;s, de adular el ego de los
«aullidos" que yo profiero. Como víctima, no soy lo siJficien- "hombres: Lás más capac~s' de adaptarse a'la dominación mas-
temente silenciosa. Merece la pena sefialarlo en una revista fe- 'culiria' son evidentemente aquellas que ocupan l;;~' mejo~es
menina, es un consejo a las lectoras: la violación, de acuerdo, 'puestos, ya que siguen siendo ellos los que a:ceptan o no a las
es algo triste, pero limiten los aullidos, señoras. No son lo su- mujeres en posiciones de poder. Las más coquetas, las más be-
ficientemente dignos. Que te den por el culo. En la revista Pa- llas, las que se muestran más amables, con los hombres. Las
ris Match, el mismo método, para decirle a la hija de Mon- mujeres que se expresan son 'aquellas que saben acomodarse a
tand, cuartdohabla de las cari~ias desu padre,' que es ~ejor ellos.' Preferiblemente, aquellas para quien~s el feminismo es
que se calle; otra imbécil subraya el estilo de Marilyn Monroe, una causa secundaria, un lujo. Las que no se rompen la cabeza (
que ha sabido ser una buena 'victima. Léase: dulce, sexy, con la con la cuestión. Y más bien las mujeres más presentables, pues-
, ,
(
boquita cerrada. Ella ~abía tenerla cerrada, mi~ntrás pasaba de ro que nuestra cualidadprimordial sigue siendo ser agradables. (
marto en mano a' cuatro patas en las orgías más 'cutres. Conse- Las mujeres de poder son las aliadas de los hombres, aquellas
jo de mujeres, entre ellas. La llave maestra. Guarden sus' heri- , de entre nosotras que saben mejor doblar la rodilla ysonreír
das, seño~as, porque podrían molestar al torturador. Hay que bajo la dominación. Las que hacen como si eso no doliera. A
ser una víctima 'digna. Es decit, que se sepa callar. La palabra l~ otras, a las furiosas, las feas, las bocazas, se las asfixia, se las 1,

les ha sido siempre confiscada. Peligrosa, ya lo hemos enten- aleja, se las extermina. Persona non grata para la flor y nata.
dido. ¿A quién podría quitarle el sueño? ' A mi me gusta Josée Dayan. Ronroneo de placer cada vez que
¿C~á¡' es la ~entaja que sacarnos de nuestta situación que la veo en la tele. Porque excepto ella, todas las demás, las nove-
hace que metezca la pena que colaboremos ran activamente? listas, las periodistas, las deportistas, las cantantes, las presidentas
¿Por qué las madres animan a los níños a hacer ruido mientras de empresas, las productoras, todas las señoras sienten la obliga- (
enseñaÍl' a las niñas a 'callarse? ¿Por qué 'seguimos valoriZando ción de ponerse un escote, un par de pendientes, de pasar por la
I
al hijo que se hace notar mientras que 'nos da vergüenza que peluqúería, de dar fe de su feminidad y garantía de docilidad.
una chica se salga del tiesto? ¿Por qué' enseñarnos a las niñas la Ya conocemos el síndrome del rehén que se identifica con e
docilidad, la coquetería y el disimulo, mientras que decimos a su carcelero. Así es como acabamos vigilándonos las unas a las
los niños que deben ser exigentes; que el fuutido es suyo, que otras, juzgándonos a través de los ojos de1que nos encierra con
deben tomar decisiones y elegir? ¿Qué hay de bilenó en el doble cerrojo. (

102 1°3
(
1,
En la treintena, cuando dejé de beber, fui a diferentes psi- casposos de polla pequeña del barrio los que se sienten obliga-
coanalistas, sanadores, magos, ninguno de ellos tenía demasia- dos a desafiarme, para mostrar asus amigos que han tenido el
do que ver con el ~tro. Excepto porque todos esos hombres;. valor de ponerme en mi sitio. No voy a entrar en detalles, ni a
varias veces, me dijeron: "Sería necesario que se reconciliara describir qué es lo que ocurre cuando estos tíos en cuestión
con su feminidad." Yo siempre respondía lo mismo, espontá- entienden que todas las chicas que a ellos les gustaría tirarse
neamente: «Sí, no tengo hijos, pero... » y siempre me inte- prefieren acostarse conmigo. Eso les pone. superagresivos.
rrumpían para decirme que no era cuestión de maternidad. Se ¿Qué puedo hacer si son tan sexys como un viejo R-5 oxid¡¡dp?
trataba de mi feminidad. ¿Pero qué quieren deCir cOn eso? Seguramente se imaginan que si yo no existiera ellos í~ tendrÍan
Nunca me han dado una respuesta clara. Mi feminidad ..: no más grande. No ~erece la pena darle vueltás. De todos ~¿¡­
estoy en contta, si además me lo dicen varias veces, con mucha dos, ya se trate de mí o de cualquier otta, desde este punto de
convicción y con una bondad evidente. Así que intenté com- vista, es lo mismo: nunca es suficiente. Hagas lo que hagas,
prender, sinceramente, qué es lo que me faltaba. Me párecía ~iempre r~u1ta demasiado para un necio local que se siente
que lohal¡ía dicho todo, que no intentaba ser más esto que obligado a intervenir e intentar devolverte al redil.
aquello, que me dejaba llevar sin reservas. La feminidad, de Cuanto más escasa es la virilidad de un tipo, más atento
qué serrataba... Las CircunsranCias en las que yo visitaba a esos está a Ipque hacen las ~ujeres. Y.al contrario, cuanta más se-
terapeutas eran privilegiadas, yo era más bien dulce y tranqui- guridad tiene un hombre mejor soporta la divers.idad de acei-
la. No soy una bestia a tiempo completo. Soy más bien tími- tudesde las mujeres y su masculinidad. Por eso nunca se nos
da, reservada, desde que dejé de beber no se puede decir que llama al orden de una manera tan severa y estricta como en el
haga mucho ruido, en general. Es verdad que a veces se me te~ritorio de las clases pudi.entes: allí donde la masculinidad no
cruzan los cables y escalio. Y de una forma no particularmente está garantizada para los hombres, se pide a las féminas que
femenina, lo confirmo, pero po~ casualidad, de una manera jueguen el juego de lahipersumisa.
bastante eficaz. Pero ellos no me hablaban ni de agitación ni C~ando, en la tele, consternados, pasan una y otra vez imá-
de agresividad, sino de «feminidad". Sin entrar en detalles. Me genes de «Happy slapping», un chico que le da una hostia a
comí la cabeza. ¿Se traraba de ser menos imponente, de dar una chica que mide dos cabezas lI).enos que él y pesa quince
más seguridad, de se~accesible, quizás? Bueno, eso, incluso in- quilas menos; y se hace filmar por un amigo para después ha-
tentándolo, va a ser difícil. Al final, set la chica que ha hecho cerse el chúlito delante. de otros tíos, nos las muestran para de-
Fóllame es una broma. A veces, es fácil, me siento como Bru- cirnos: «Estos musulmanes hijos de padres polígámos, no res-
ce Lee. Cuando él contaba en las entrevistas cómo los tíos ve- petan a las mujeres, es insoportable". Peró eso es exactamente
nían a darle una palmádira en la espalda para provocar un lo que vosotros haceis en un tercio de la literatura blanca mas-
duelo. Querían probar a todo e1vecindario que eran tan fuer- cúlina. (;ontáis cómo os aprovecháis de vuestrO estatuto de
res que se' habían peleado con Bruce Lee. En mieaso, son los dominantes para abUsar de chavalicas que elegís entre las más

1°4 lOS
(
(

débiles, contáis cómo las enganals, las jqdéis, las humilláis, Esas son las ventajas de su sexo. Los hombres quieren hacer pa-
para que os admirtn vuestros colegas. U ntriutlfo a buen pre- sa.da excitación máS pitética cómo si fuera algo simpático y
cio. Sería mucho más gracioso si e! chaval de! móvil le fuera a pulsional. Pero no hay muchos Bukowskis, la mayoría de las '
romper la cara a un tío que fuera e! doble de alto que éÍ; sería vec;<:s-, se trata simplemente de un paleto cualquiera.'Sería corno (
mucho más gracioso si os diera pOi' incordiar a los tíos más fe- si yo, por tener una vagina, me creyera t~ catión como Greta
roces de! grupo, o a las mujeres más ariscas. Pero eso no es lo Garbo. Estar atómplejada, he aquí algo femenino. Edip.sada.
que os motiva. El triunfo barato, la fuerza de los débiles. Mie Escuchar bien lo que te dicen. No brillar por tu inteligencia.
rad lo que les hacen a las chicas eriun tercio de la producción Tener la cultura justa como para poder entender lÜ\lue un
cinematográfica blanca contemporánea. Triunfo de cobardes. guaperas tiene que'contarre. Charlar es femenino. Todo lo que
y es' que hace falta reconfortar a los hombres. De eso se trata. no deja huelJa. Todo lo doméstico se vuélve a hacer cada día,
Despúés de Utlos años de buena, leal'y sincera investigaCión no lleva nombré. Nílos grandes discursos, ni los grandes libros,
he acabado llegando a esta conclusión. Lafeminidad: puta hi- ni las grandes cosas. Las cosas pequeñas. Las monadas. Feme-
pocresía. El arre de ser servil. Podemos llamado sedu~ción y ninas. Pero 'beber: viril. Tener amigos: virie Hacéf e! payaso:
hacer de ello un asÚllto de glamour. Pero en poCOs casos se trata viril. Ganar mÍlcha pasta: viril. Tener un coche enorme: viril.
detindeporte de alto nivel. En general, se trata simplemente de Andar como te dé la gana: viril. Querer follar con mucha gen-
acostÚmbr:irse a comportarse como alguien inferior. En¡rar en te: viril. Responder con brutalidad a algo q lÍe te amenaza: viril. (
una habitación, mi¡ar a ver si hay hombres, querer gUstarles. No perder el tiempo en arreglarsepo~las mañanas: viril. Llevar (
No hablar demasiado alto. No expresarse en un tono demasia- ropi práctica: viril. Todo bis cosas divertidas son viriles, todo lo
do categórico. No sentarse con las piernas abiertas. No expre- que hace que garies terreno es viril. Eso no ha cambiado tanto
sarse en un tonoaútoritario. No hablar de dinero. No querer en cuar:enra años. El Único ~varice significativo es que ahora
tomar e! poder. No querer ocupar un puesto de autoridad. No nosotras podemos mantenerleS. Porque el trabajo alimenticio
bUscar e! prestigio. No reírse demasiado fuerte. No ser dema- es demasiado exigente para los hombres, que' son arristas, pen- (
siado graciosa. GUSt~ a los hombres es un arte complicado, sadores,' pei:sonajescomplejos y terriblemente fáciles. El salario (
que exige que borremos todo aquello que tiene que ver con el mínimo es más bien una cosa de mujeres. 'Evidememente, en (
dominio de la potencia. Entre tanto, Íos hombres, en todo caso contrapartida, habrá que entendér que ser unos mantenidos tes
,
I

los de mi edad, no tienen cuerpo. Ni edad, ni corpulencia. puede transformar en tipos violentos o desagradables. Porque
(
Cualquier huevón con la cara roja po~ e! alcohol, calvo, con ba- no es fácil, cuando se pertenece a la raza de los grandes cazado-
(
rriga y un look de mierda podrá permitirse hacer comentarios res, no ser el que trae'la comida a casa. Los hombres, qué guay,
sobre la ~pariencia física de las chicas, comentarios desagrada- nos pasamos la vida comprendiéndolos. Porque la extraordina- (

bles si esque no las. encuentra suficientemente arregladas u ob- ria desesperación también tiene sexo, el nuestro, nuestra pi-ác-
servaciones asquerosas si es que le da rabia no podérselas tirar. tica es el gemido q uéjica. (

106 10 7

(
No digo que ser una mujer sea en sí mismo una obligación se alra, ni a las niñas de las revisras, ni alas chicas de las uni-
horrible. Las hay que lo hacen muy bien. Lo que resulra degra- versidades de prestigio. El periodisra qu~ ha escriro este co-
danre es el hecho de que sea una obligación. Evidenremenre, ment'fúo tiene la -impresión de que ser. una mujer como las' .
las grandes seducroras son, cuando se rrara de divinidades loca- mlJj.etes que le rodean es algo natural. Que esra feminidad no
les, las reinas del mambo. Hacer parinaje artísrico es también tiene raza, ni clase, que no está construida políti.camente, cree
muyboniro. Y, sin embargo, no nos exigen a rodas que seamos que si dejamos a las mujeres ser lo que son, naturalmente,. de
parinadoras. Monrar a caballo rambién riene su punro. y, sin la manera más poéticamenre admirable, se convertirán en mu-
embargo, no re dan una silla y un caballo nada más nacer. jeres como las que trabajan y ce:nan a su lado: en bÚrguesas
En una cadena de relevisión informativa, pasan un docu- blancas como debe ser. . .
menral sobre las chicas de los barrios de la periferia de las gran- No es solamenre mi naturaleza profunda, y lo que ella tení~
des ciudades. Para ser más exacros: sobre la pérdida inquieran- ck difetente, de brutal, de· agtesivo, de potenre, lo que empecé
re de su feminidad. Vemos a rres niñas con buena cara jurando a domesticat. También aptendí a tenegat de mi clase social.
Como un camionero. Una de ellas inrenra arrapar a alguien No fue una decisión consciente. Más bien fue una estrate-
que sube por el húeco de la escalera con la esperanza de propi- giaiI;tsupervivencia social. Limitat los movimienros, física-
narle una paliza. Barrio desangelado, juvenrud a la deriva y sin menre, pteferit los gestos suaves. Ralenrizar la dicción. Privile-
objerivos, chavales que saben que, probablemenre, no rendrán giar aq\Jello que no da miedo. Volvetme rubia. Arteglatme los
más oportunidades que sus padres, es decir, .nada de nada. dienres. Emparejarme con un hombre mayor que yo, más. tico
Imágenes, siempre un poco molesras para alguien de mi edad, y más famoso. Queter tenet un hijo. Hacet lo que hace~ los
de una Francia que se ha vuelro 'un país del cuarto mundo. demás. Después del escándalo de la película. Funditme un
Una pobreza exrrema que roza el lujo más indecenre. Yen me- poco en su decorado. Dar tiempo al tiempo. Dejar de beber.
dio de rodo eso, lo que inquiera a los reporteros, lo dicen sin' Tanro pOt pteservar mi look como pot evitat la desinhibición
reírse, es que las chicas ya no llevan falda. Yqué hablan mal. del alcohol. Y los comporramienros vitiles que vienen con él:
Es¿ les sorprende, son sinceros. Se irnaginan,-rranquilamenre, acostarse con cualquiera, inrimar con el ptójimo, haéer ruido,
que las niñas nacen en una suerre de rosas virtuales y que se teítse demasiado. Volví a mi categoría, tal y como la enrendía
converrirán después en criaruras duices y pacíficas. Inciuso mi nuevo ambienre. Vestitse de rosa y llevat pulsetas brillan-
cuando se ven arrojadas a un mundo hosril donde más vale sa- tes. Hice cuanto pude pata pasar desapercibida... Pero no fue
ber cómo dar un buen cabezazo si quieres sobrevivir mínima- neutro. Fue un debilitamienro conse,nrido.
menre. LaS chicas deberían ocuparse de que las cosas fueran POt suerre, existe Cortney Love, en concreto, yel punk-rock
boniras, regando las planras y canrandodulcemenre. Eso es lo en general. U na tendencia a amar el conflicto. Inrenro recupe-
único que parece preocupar a los que han venido a filmarlas, tar la salud mental bajo mi ~ombra de rubia. El monstruo que
Esas mujeres no se parecen a las mujeres de los barrios de cla- habita en mí no se rinde. Mi novio me planta, no tengo hijos.
r08 r09
(
(

(
El día de mi 35 cumpleaños es la muerte..Sin saber siquiera si
(
todavía tenía algo que demostrarle al mundo, que soy una mu-
(
jer como cualquier otra, con todas las veces que me han repeti-' .
do «usted odia a los hombres», yo me habla empeñado en de- (
mostrar lo contrario. Qué idea tan absurda. Intentar probar (
que soy una mujer amable. Que incluso tiene hijos. Como lo
pr~scribe la prensa. Pero cada uno lleva la vida que debe llevar, (
y todo eso no Junciona en mi caso. No soy dulce no soy ama- (
ble no soy una pija. Tengo subidones de hormonas que me
(
causan estallidos de agresividad. Si no viniera del punk-rock,
me avergonzada de lo que soy. Incapaz de adaptarme hasta ese \
punto. Pero vengo del punk-rock y estoy orgullosa de no lo- (

grarlo. "El primer deber de una mujer escritora es matar al ángel del (
hogar.» (
Virginia Woolf
(
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1.

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IID (
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(
B1!Jlena S1!Jlerte chka.§

En internet, me encuenrro por casualidad con una cartafir-


mada por Antonin Arraud. Una carta de ruptura, de aleja-
miento en todo caso, dirigida a una mujer que él declara ha-
ber amado. Comprendo que, en deralle, su historia debe ser
complicada. Pero al final, la cosa queda así: «Necesito una
mujer que sea únicamente mía y que pueda encontrar en mi
casa en todo momento. Escoy desesperadamente solo. Por la
noche, no puedo volver a una habitación solo, sin que ningún
servicio de la vida me sea accesible. Necesito un interior, y lo
necesito urgentemente, y una mujer que se ocupe sin cesar de
mí hasra en los detalles más ínfimos. Una artista como rú tie-
ne su propia vida y no puede hacer eso. Tod.o lo que digo es
de un egoísmo feroz, peco así es. Ni siquiera es necesario que
esa mujer seamuy guapa, rampoco quiero que renga tina in-
reiigeneia excesiva, ni que reflexione demasiado. Basra con
que esré arada a mí."
Desde que soy niña, después de Goldorak y Candy, que
pasaban en la rele a la salida del colegio, me apasiona inverrir
las cosas, simplemente para ver lo que pasa.

"3
(
(
(
(
«Necesito un hombre que sea únicamené,e mío y que pue- 'por la borda. Todas sabemos que, en caso contrario, la mana-
I
da encontrar en mi casa en todo momento.» Esto suena inme- da se ocupará cuidadosamente de darnos nuestro merecido.
(
diatamente muy distinto. El hombre no está ahí para quedarse ,
en casa, ni para ser poseído. Incluso si yo necesitara o qu'isiera Año,lfJ48, muere Amonin Ai;taud. Genet, Bataille, Breton; los \

un hombre que fuera únicamente para mí, todo me aconseja- hombres explosionan los límites de lo decible. Violette Leduc
ría moderar mis ardores y, al contrario, consagrarme comple- comienza a redactar lo que se convettirá después en Teresa e (
, '

tamente a él. No es la misma historia. No hay nadie a mi alre- Isabel. Un teXto magiscral.Beauvoir al leerlo escribe inmedia- (
dedorque haya sido asignado; políticamente, a sacrificar su ' tamente: «Es imposible publicarlo. Es una historia de sexuali-
vida pata hacer la mía más confottáble. Esta relación de ucili- ' ' dad lesbiana tan cruda como las de Genet». (
dad no es recíproca. Del mismo modo, yo no podría escribir Violette Leduc edulcora el texto, aue -
, Queneau. . autor de
de un' modo sinceramente egoísta: «Necesito un interior, y lo Zazie in el metro y editor, rechaza rápidamente: «imposible
necesito urgentemente, y un hombre que se ocupe sin cesar de publicarlo abiertamente». Habrá que esperar a 1966 para que
,
(

mí hasta en los'detalles m~s' ínfimos.» Si encontrara a un hom-' Galliínard lo ediré. ' , "," , ,','
bre aSí,sería porque t~ngo medios paraasalariarlo.«Ni siqui~­ Yo pertenezco a ese sexo, el que debe callarse, al que codos
, '
(
ra es neces;Uio que ese hombre ~ea 'muy guapo, t<Únpoco quiero' acallan. Y que debe tomárselo con cottesía, una vez más, jugar (
que tenga una inteligencia excesiva, ni que reflexione dema-' a mantener un perfil bajo. A riesgo de que te borren del mapa. (
siado. BaSta con que esté atado a,mÍ.» " Los hombres saben mejor que nosot~as lo que podemos decir (
Mi poder no reposará nunca sobre la sumisión de I~ocra sobre nosotras mismas. Las mujeres, si quieren sobrevivir, tie-
(
mitad dela humanidad. Un ser humano de cada: dos no ha ve- nen que aprender a entender las órdenes. Que no me vengan
nido al mundo para obedecerm~;'ocuparse de nii interior, cui- a 'contar que las cosas han evolucionado tanto y que ya no es
,
dar mis hijos, gustarme, distraerme, confortar efpoder de rnJ lo que era. A mí no. Lo que yo he soportado por ser mujer es- \

inteligeftcia, procurarme reposo después de la batalla, dedicat- ' critora es el doble de lo que un hombre soporta. (
se a alimentarme bien... y es mejorasL" , Simone de Beauvoir empieza las Cartas al Castor con esta
En la literatura femenina, los ejemplos de confrontación o primera carta que le escribe Sartre: «¿Querría usted ser tan (
de hostilidad contra los hombres softrarísimos. Censurados. amable y ilevar mi ropa sucia (en el cajón inferior del armac (
I
Yo pettenezcoa ese sexo que ni siquiera tiéne derecho a to- rio) a la lavandería esta mañana? Dejo la llave puesta en.la 1
\
márselo mal. Colette, Duras, Beauvoir, Yourcenar, Sagan" puerta. La amo tiernamente, mi amor. Ayer tenía usted una 1
(
toda una historia de escritoras que juegan a mantener un per- caritaran mona al decir: "Ah, usted me ha mirado, me ha mi- I
fil bajo, a dar la ra2;ón alas hombres, ~ disculparsé por escribir' rado" y, cuando lo 'pienso, se me rompe el corazón de ternu- r
I
repitiendo cuánto les aman, les respetan, les adoran y que, so- " ra. Adios, cariñito.» Démosle la ,vuelta a todo,démosle la
, ' ,
(
bre todo, no quieren -pese a lo qu~ escriberi- echarlo iodó' vuelta a la ropa sucia y a la carita tan mona. Así entenderemos e:
(
II5 I
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mejor de qué sexo somos, e! sexo de la ropa ~ucia de los orros, sigue siendo difícil es ser mujer y aguantar, todas vuesrras estu~
e! de las caritas monas. pideces. Las ventajas que vosotros sacáis de nuestra opresión
en realidad son trampas. Cuando defendéis vuestros derechos
Como escritora, la política se organiza para ralentizarme, para rnasq.I.linos, sois como los empleados de un gran hotel que se,
discapacitarme, no tanto como individuo sino más bien como creen los propietarios de la finca... siervos arrogantes, eso es lo
mujer. Y esto no es algo que yo me 'tome con gracia, filosofía que SOIS.
o pragmatismo. Puesto q'f,e se me impone, lo asumo. Lo hago , ',' .
con rabia. Sin humor. IndUsO cuando agacho la cabeza y es~ Cuando e! mundo capir,uista se viene abajo y no p,uede abas-
cucho todo aquello que no quíe~o ofr y me callo porque no tecer las necesidades" de los hombres, ~uando no hay ttabajo,
tengo otra alternativa. No tengo intención de disculparme ele ni dignidad en e! trabajo, en medio de ~xigencias económicas
lo que se me impone, nide aspiiár a encontrarlo formidable. crueles y absurdas, de vejacio~~s adrninistt~ti;"as, de humilla-
Ange!a Davis habla de la esdava negra americana: "Ella ha- ciones burocráticas, de la segutidad de que nos engañan cada
bía aprendido a través de! trabajo que su potencial de mujer vez que comptamos algo, se nos toma de nue;"opor las únicas
era equivalente al del hoinbre.» es
tesponsables. Lo que les hace sentitse illfe!ices nuestra libe-
El sexo débil, eso siempre ha sido una broma. Podemos tación. No es culpa de! sistema político, sino de la emancipa-
despreciar todo lo que ,queramos a las mujeres negras que ve- ción de las mujeres. '
mos mover e! culo con una eficacia perturbadora en los dips ¿Querer ser un hombre? Yo soy mejor que eso. No me in-
de 50 Cents, podemos compadecerlas pensando que se las uti-, teresa el pene. N o me interesa ni la barba ni la testosterona, yo
liza y degrada como mujeres: son hijas de esdavas que hari tra- tengo todo e! coraje y la agresividad que necesito. Pero claro
bajado como los hombres, a lasque seha azotado como a los que quiero todo lo, que un hombre puede querer, como un
hombres. ,Angela Davis: «Pero a las mujeres no sólo se les azo- hombre en un mundq de hombres, quierodesáfiar a la ley.
raba y mutilaba, rambién se les violaba». Preñadas a la fuerza y Frontalmente. Sin atajos y sin excusas. Quiero obtener más de
obligadas a criar sus hijos solas. Pero sobrevivieron. Lo que las lo que me prometieron al principio. No quiero que me cierren
mujeres han recorrido no es sólo la historia de los hombres, la boca.~No quiero que me digan lo que tengo que hacer. No
como los hombres, sino su propia opresión específica. Uría quiero que me abran la piel para hincharme íos pechos. l'io quie~
hisroriade una violencia inaudita. De ahí que surja una pro- ro tener un cuerpo 10)lgilíneo de adolescente cuando me ac:er-
posición simple: iros todos a tomar por el culo, con vuesrra co a los cuarenta. No quiero huir de! conflicto para esconder
form'a condescendiente de mirarnos, con vuestras simulacio- mi fuerzay evitaJ; perder mi feminidad.
nes de fuerza gararitizadas por e! colectivo, vuestra protección Liberan a una rehén. Ella declara en la radio: "Por fin he
puntual o VUestra manipulación de víctimas para las que la ' podido depilarme, perfumarme, recuperar mi feminidad.» Al
emancipaciÓn femenina sería algo difícil de soportar. Lo que menos ése es el fragmento que han decidido seleccionar. Ella
II6 II7
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no quiere caminar por la ciudad, vera sus arrligos o leer ~I pe~
.
tras la'meten'en un cofiiJ. Se miran a si mismos en el cine, se (
riódico. ¿Lo que' quieée ~s depilarse? Es su derecho inalienable. dan los mejores papeles, se sienten potdntes, .fanfarronean,
(
Pero que no me pidan que me parezca normal. alucinan de ser 'tan fuertes, "tan guapos y de tener tanto valor.
(
Monique Winig:«Hemos caído de nuevo en la trampa,en Escrih.en unos para otros, se felicitan mutuamente, se apoyan.
el farrúliarcallejón' sin salida de qué~maravilloso-es-ser-tnujer;); Tienen razóri. Pero de tanto escucharles quejarse de que las
Una afirmaciÓn que repiten sin problemas los hombres. Y mujeres no follan bastan,te,de que no les gusta tanto el sexo (
que sus colaboradoras citan, siempre prestas a defender los in" como haría falta,' de 'que no entienden nada; aaibarilos pré- .
tereses del amó. Es lo que a los hombres maduros les 'gusta de- . guntándonos:¿A qué esperan para darse por el cul010s unos a I
cimos. Se callan el final lógico de su "qué maravilloso es ser los otros? Venga. Si eso os puede devolver la sonrisa, entonces (
mujer»: joven, delgada y con posibilidad degustarle a los ' es que esd. bien. Pero entre las cosas que les han inculcado
(
hombres. Si no, no hay nada de' maravilloso en"ello:' Es sim-':" bien está el miedo de ser marica, la obligación de que les gus~
(
plemente el doble de alienante. . . . . ten las mujeres. Así que se sujeta.,n. Refunfuñan" pero ob~de­
ceno y de paso, furiosos por tenerqJ~'someterse,le dan un par
(
A los hombres les gusta hablar de las mujeres. Asi no tienen
que hablar sobre sí rrlismos. ¿Cómo se explica que en los últi- de hostias a una o dos chicas. (
mos treinta años ning4ri hombré haya prodllcid~ tin'text~ in~ (
novador sobre la masculinidad? Ellos que son tan locuaces y Hubo una revolución feminista. Se anicularondiscursos, a (
tan competentes cuando se trata de disertar sobre las mujerés, pesar del decoro y frente a la hostilidad. Yeso sigue en mar- (
¿cómo se expliCa ese silencio con respecto a'si mismos? Porque cha. Pero, de momento, nada con respecto a la masculinidad.
sabemos que cuanto más hablan, menos dicen. Sobre lo esen-' Un silencio aterrorizado de chavale~ frágiles. Ya basta. El sexo . I
cial, lo" qué tienerÍrealmente en lá cabeza. ¿Quiiás qllierenque que se dice fuerte es precisamente el que hay que proteger sin '.
,
seamos ahora noso"tras las que hablemos de ellos? ¿Querrán, cesar, el que hay que confortar, curar, cuidar. Al que hay que ,I
por ejemplo; que digarn()s qué es lo que pensamos nosotras, proteger contra la verdad.. Las mujeres son tan cabronas como
desde fuera, de sus violaciones colectivas? Diremos que ellos ellos' y los hombr~s 'tan pútos y tan f1"ladres como ellas, todos ( I
quieren verse follando entre dios, mirarse las pollas los unos a estamos en medio de la misma confusión. Hay hombres que {
los otros, empalmarse juntos, diremos que tiénen ganas de están hechos para ocuparse del jardin, de la decoración intee
metérsela entre ellos por el culo. Diremos que de lo que tienen' rior y para llevar a los niños al parque; y muj eres con un cuer- 1
\'
ganas, realmente, es de follar entre ellos. A los hombres les po capaz de agujerear la cabeza de un mamut, de hacer ruido ( 1
gustan los hombres. Nos explican todo el rato cuánto les gus- y defender emb?scadas. A cada cual su terreno. El eterno fe- (I
tan las mujeres, pero todas sabemos que no son'más que pala- menino es' úna tremendábroma. Cualqlliera 'diria que la vida. •I
bras. Se quieren entre hombres. Se follan unos a orros a través de los hombres depende de segllir ocultando esta mentira... (I
de las mujeres, muchos de ellos piensan en sus amigos mien- . mujer fatal, conejira, enfermera, lolita, puta, madre boridado- I I
II8 119 (
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sa o castradora. Eso son sólo películas. Puesta,en escena de sig- no ocultarse. Me da lo mismo que el héroe lleve falda y tenga
nos y precisión de los disfraces. ¿De qué queremos tranquili- dos tetas como melones o que la tenga. como un toro y fume
zarnos con todo esto? N o sabemos exactamente qué riesgo co- puros.
rrerían si todos estos arquetipos construidos se vinieran abajo: Clara que es penoso ser mujer. Miedos, obligaciones, im-
las putas son individuos como cualquier otro; las madres no perativos de silencio, ll:¡madas a un orden que es el mismo
son intrínsecamente ni buenas ni valientes ni cariñosas, ni desde hace tiempo, festival de Iiniítaciones imbéciles y estéri-
tampoco los padres, eso depende en cada caso, de la situación, les. Siempre como extranjeras, haciendo los peores trabajos,
del momento. suministrando la materia prima y asumiendo un perfiIbajo...
Liberarse del machismo, esta trampa para bobos sólo sirve Pero, frente a lo que significa ser un h~mbre, eso parece una
para calmar a los idiotas. Admitir que no queremos respetar broma... Porque, al final, no somos nosotras las que tenemos
las reglas del reparto de cualidades. Ni el sistema de mascara- más miedo, ni las que estamos más desarmadas, ni a las que les
das obligatorias: ¿Cuál es la autonomía de la que los hombres ponen más rrabas. El sexo del aguante, de la valentía, de la re-
tienen tanto miedo que prefieren seguir callándose y no in- sistencia, siempre ha sido el nuestro. De todos modos, tampo-
ventar nada nuevo, ningún' discurso nuevo, crítico, creativo. co hemos tenido elección.
acerca de su propia condición? El verdadero coraje. Confrontarse con lo nuevo. Posible.
¿Para cuándo la emancipación masculina? Mejor. ¿Fracaso en el trabajo? ¿Fracaso en la: familia? B\lenas
A ellos, a vosotros, os toca ahora independizaros. «Sí, pero noticias. Puesto que cuestiona, inmediatamente, la virilidad.
cuando somos amables, las muje;res prefieren los brutos», se Otra buena noticia. De estas tonterías, ya hemos tenido bas-
quejan los antiguos privilegiados. Falso. A algunas mujeres les tante.
gusta la potencia, no les da miedo que otros sean potentes. El feminismo es una revolución no un reordenarníento de
Pero la potencia no es la brutalidad. Ambas nociones son bien' consignas de marketing, ni una ola de promoción de la fela-
distintas. ción o del intercambio de parejas, ni tampoco una cuestión de
LEMMY CANTONA BREILLAT PAM GRIER HANK ¡jUKÓWSKI CA- aumentar el segundo .sueldo. El feminismo es una aventura
MILLE PAGLIA DENIRO TON)( MONTANA JOEY STARRANGELA DA- colectiva, para las mujeres pero también para los hombres y
VIS ETA JAMES TINA TURNER MOHAMED AL! CHISTIANE ROCHE- para todos íos demás. Una revoiución que ya ha comenzado.
FORT HENRI ROLLlNS AMELlE MORESMO' MAoONNA COURTNEY Una visión del mundo, una opción. No se trata de oponer las
LYDIA LUNCH LOUlSE MICHEL MARGUERITE DURAS CLlNT JEAN pequeñas ventajas de las mujeres a los pequeños derechos ad-
GENET •• ,Cuestión de actitud, de valentía, de insumisión. Exis- quiridos de los hombres, sino de dinamitarlo todo.
te una clase de fuerza, que no ~s'ni masculina ni femenina, que .y dicho esto, buena suerte chicas y mejor viaje...
impresiona, que enloquece, que da: seguridad. Una capacidad
de decir que no, de imp~ner una visión ptopia de las ci>~as, de
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