“La Tercera Fuerza”, Franck Goble, Ed.

Trillas (Capítulos 1 y 2)

En Sanford, el sociólogo Richard La Pi3rre escribió (1959): “Esta (la ética

1. PERSPECTIVA freudiana) ha llegado a ser la que de manera más general defienden los
líderes intelectuales de los Estados Unidos de Norteamérica”.
HISTÓRICA El tema de controversia a partir de la publicación de su primer gran trabajo
The Interpretation of Dreams (1900) hizo de Freud un precursor, dedicado a
Antes del siglo XIX, el estudio de la conducta humana fue del dominio,
resolver los problemas de la enfermedad mental. Su obra, hasta cierto
casi exclusivamente, de filósofos y teóricos. Encendido por los
grado, fue una reacción contra el exagerado relieve que se daba al hombre
descubrimientos que realizaron Galileo, Isaac Newton y los científicos que
racional y al poder de la voluntad. Escritor prolífico, Freud solía alterar sus
les siguieron, el interés por el hombre y su conducta comenzó a desplazarse
teorías en cuanto lograba nuevos datos; pero ciertas ideas centrales han
gradualmente del ámbito del teólogo al del científico. Se distingue
permanecido relativamente sin alteración. No sólo rechazó los métodos de
generalmente a Wilhelm Wundt (1832-1920) como precursor de la
la teología, sino aún las conclusiones de ésta; pues, según él, la llamada
psicología científica: publicó un manual general de la entonces nueva
experiencia religiosa es sólo una fantasía infantil.
ciencia, estableció el primer laboratorio formal en Alemania (Leipzig,
1879) y, además, una revista que fue también la primera dedicada a la
Influido profundamente por la obra de Darwin, su premisa fundamental
psicología experimental (1881).
establece que el hombre es producto de la evolución accidental la materia
viviente surgió y se desarrolló a través de la acción de las fuerzas cósmicas
Pronto surgieron otras escuelas psicológicas: William James fomentó el
sobre la materia inorgánica; el hombre es un animal y nada más que un
funcionalismo, en Norteamérica; en Alemania se echaron las bases de la
animal. Estas son sus palabras al respecto; “En el curso de su desarrollo
psicología de la Gestalt, al tiempo que el psicoanálisis freudiano surgía en
hacia la cultura, éste adquirió una posición de dominio sobre sus semejantes
Viena y también en Norteamérica, John B. Watson iniciaba la escuela
en el reino animal; no contento con tal supremacía, comenzó a colocar una
conductista.
barrera entre su propia naturaleza y la de aquellos; negándoles la posesión
de la razón, se atribuyó un alma inmortal y un origen divino que le permitió
Alrededor de 1954 cuando Maslow publicó su libro Motivation and
destruir el nexo comunitario entre sí mismo y el reino animal. Todos
Personality, dos grandes teorías predominaban en los círculos universitarios
sabemos que hace poco más de medio siglo, las investigaciones realizadas
de Norteamérica sin dejar, por ello, de advertirse numerosas teorías
por Charles Darwin y las de sus predecesores y colaboradores, pusieron
menores: no obstante, la mayoría de psiquiatras, psicólogos y científicos de
punto final a esta soberbia. El hombre no constituye un ser diferente ni
la conducta, seguían el pensamiento de Freud o de Watson.
superior a los animales; han surgido de la raza animal y está ligado más
estrechamente a algunos de sus miembros y, de modo más lejano, a otros.
FREUDISMO
A lo largo de su vida profesional, Freud confió en reducir la conducta
Sigmund Freud (1856-1939) desarrolló una de las más completas e
humana a fórmulas físico-químicas; su interés se centró en el individuo
influyentes teorías contemporáneas sobre la conducta humana. “Cualquiera
víctima de alguna perturbación mental, y fueron sus propios pacientes los
que haya llegado a la adultez antes de 1950”, dice Hobart Mowter,
que constituyen sus sujetos de laboratorio. Aunque resultasen muchas las
expresidente de la American Psychological Association, “está consciente de
implicaciones sociales de sus teorías, poco le interesaban en realidad. La
la manera tan penetrante en que la teoría y la práctica freudiana se
tónica freudiana destaca la mente inconsciente y su influencia en la
impusieron no sólo en el campo específico de la psicoterapia, sino también
conducta humana, comparando aquella con un iceberg, cuyo exterior es la
en los distintos niveles de la educación, la jurisprudencia, la religión, el
porción consciente, un segmento minúsculo comparado con la parte
arte, las letras y la filosofía social”
sumergida, inconsciente.

Enraizadas en su origen animal están las pulsiones instintivas, genéticas,

básicas del hombre; éstas pueden dividirse en dos grandes categorías: el

instinto vital de supervivencia y el de propagación, del cual la pulsión
sexual es la parte más importante. El aforismo freudiano establece: “El fin
último de toda vida es la muerte”. Los instintos inconscientes primitivos
que Freud llama el ello son poderosos, antisociales e irracionales. “llenan
(al ello) de energía, pero éste no tiene organización ni voluntad unificada,
sino sólo el impulso de obtener satisfacción para las necesidades instintivas,
de acuerdo con el principio del placer. Las leyes de la lógica –sobre todo las
de la contradicción-, no operan proceso alguno de el ello; son los impulsos
contradictorios los que lo abarcan de extremo a extremo… Naturalmente,
éste (el ello) no conoce valores, ni lo bueno ni lo malo y, por tanto, tampoco
moralidad alguna”.
Freud pensaba que el hombre está en constante conflicto consigo mismo y
con la sociedad; que la persona recta es aquella que reprime sus impulsos,
en tanto que la indigna se regodea en ellos. Describió el psicoanálisis como
“una concepción dinámica que reduce la vida mental a una interacción de
fuerzas recíprocamente apremiantes y moderadoras”. Los instintos
primarios del hombre son reprimidos por las costumbres y la ética de su
propia sociedad, impuestas de modo artificial. Tal revestimiento de
responsabilidad postiza, que Freud llamó superyo, es interpretado por los
progenitores e impuesto por los mismos al niño. El ello y el superyo están
en guerra perpetua uno con otro: la conducta resultante proviene del yo, esa
parte de la mente que combina las fuerzas del ello y del superyo, para
determinar la acción.
En su libreo New Introductory Lectures on Psychoanalysis, Freud habla de
la hostilidad básica del hombre hacia los demás: “la cultura tiene que exigir
todo posible reforzamiento para levantar barreras contra los instintos
agresivos del hombre… de allí, también, que resulte una orden ideal aquella
de amar al semejante como a sí mismo, la cual se justifica, en verdad,
mediante el hecho de que nada está tan completamente en desacuerdo con
la naturaleza humana como lo establecido por tal mandato. No olvidemos lo
que Freud aseveró: “El odio está en la base de todas las relaciones afectivas
y amorosas que rigen entre los seres humanos; en su relación con los
objetos, el odio es más antiguo que el amor”.
Freud sostuvo que la dirección fundamental de la vida humana se determina
a muy temprana edad (alrededor de los cinco años), aunque esto cambia
alguna vez y puede ser alterado por el psicoanálisis, el método terapéutico
freudiano. La conducta ética, la de buena índole, filantrópica, no es natural;
pero puede ocurrir cuando la persona aprende a reprimir o a reorientar su
ello, al acto que Freud llamó “sublimación”. Así la enfermedad mental es
“La Tercera Fuerza”, Franck Goble, Ed. Trillas (Capítulos 1 y 2)
resultado de un superyo o de un código ético que están demasiado fuera de
la realidad, y de la incapacidad del paciente para hacer frente al conflicto
concomitante.
La libre asociación y el análisis de los sueños constituyen el procedimiento
ortodoxo del psicoanálisis. El paciente permanece, en plena relajación,
recostado en un diván, al tiempo que se le anima a hablar acerca de todo lo
que viene a su mente y, también, acerca de sus sueños.
Freud halló que, dadas las condiciones adecuadas, el paciente comenzaba
de pronto a hablar de los recuerdos y las experiencias de su infancia y esto,
junto con la interpretación de sus sueños, conduciría al terapeuta a la
comprensión de esa personalidad y a la forma en que se había desarrollado
y que, a través de la reducción de la culpabilidad y el desarrollo de la
habilidad para reorientar o sublimar sus deseos reprimidos, el paciente
vencía su disturbio mental.
Aunque no existe en la actualidad una teoría sustitutiva que pudieran
emplear de modo extenso los psiquiatras, pocos son los que se adscriben
estrictamente a los cánones freudianos.
CONDUCTISMO
La que podría llamarse “segunda” fuerza en la ciencia de la conducta es la
obra de quienes se hallan más estrechamente vinculados con la teoría del
conductismo. Dicha concepción fue formulada por John B. Watson (1878-
1958), justamente poco después de iniciado este siglo. Profesor de
psicología (John Hopkins University), Watson trató de hacer el estudio del
hombre tan objetivo y científico como resultara posible; como Freud,
buscaba reducir la conducta a términos físico-químicos.
El vocablo “conductismo” se emplea ahora, generalmente, para describir un
número de tareas afines (de psicología, sociología y ciencias de la
conducta) que abarcan la obra no sólo de John Watson, sino también de
Edward Thorndike, Clark Hull, John Dollard, Neal Miller, B.F. Skinner y
muchos más. Newton, quien desarrolló en el ámbito de la física el método
científico, y Charles Darwin, a quien se debe la aseveración de que el
hombre es el resultado de un proceso evolutivo accidental que arranca de
los animales inferiores, son predecesores del esta línea conceptual.

La teoría de Freud se desarrolló, básicamente, a partir del hecho de
escuchar a sus pacientes y de la interpretación subjetiva acerca de las
neurosis de éstos. Los conductistas se centraron estrictamente en el enfoque
“científico”; es decir, objetivo. Freud dio el más intenso tono motivacional
a las pulsiones agudas y a las urgencias internas; los conductistas lo dieron
a las influencias del ambiente externo. Nada de lo subjetivo se incluye en la
teoría conductista; así, Watson afirmó: “Desechamos de nuestro
vocabulario científico todo término subjetivo: sensación, percepción,
imagen, deseo, propósito; y aún pensamiento y emoción, cuando han sido
definidos subjetivamente”.
John Watson fue influido de modo especial, por la obra del psicólogo ruso
Ivan Pavlov, quien demostró, en los perros que utilizó como sujetos de sus
experimentos, que éstos producían salivación siempre que oían el sonido de
un tenedor, aún cuando no recibieran carne. A este hecho se le llamó
“reflejo condicionado”.
Los conductistas destacaron ese aprendizaje de estímulo respuesta, o
asociativo. La diferencia entre la teoría freudiana (que remarca las
pulsiones internas del hombre) y la confianza de los primeros, puesta en las
influencias ambientales o “externas”, respecto al mismo, salta a la vista.
“La personalidad”, afirmaba Watson, “es la suma de actividades que pueden
ser detectadas mediante observación directa de la conducta, durante un
tiempo suficientemente amplio como para lograr información confiable.”
“En otras palabras, la personalidad no es otra cosa que el producto final de
nuestro sistema de hábitos.”
Un supuesto básico es que no existe fundamento científico respecto a la
moralidad; así esa posición atañe a un relativismo ético y cultural. “El
conductista no se interesa en la ética del hombre, excepto como científico;
de hecho, no le importa de qué clase de individuo se trata”. El hombre es
flexible, maleable, y víctima pasiva de su ambiente, mismo que determina
su conducta.
Los primeros años son los importantes (virtualmente, en este punto todas
las escuelas coinciden); de allí surge la recomendación de que los padres
deben observar, en esa época, una actitud tolerante, alentadora y cordial
hacia sus hijos; en particular, con respecto a la alimentación, el aseo, las
prácticas sexuales precoces y al intento de controlar la furia y la agresión.
Se piensa que, en tal periodo, cualquier frustración provoca una propensión
hacia la neurosis adulta.
“La Tercera Fuerza”, Franck Goble, Ed. Trillas (Capítulos 1 y 2)
El punto de vista anterior se sintetiza en lo expuesto por los modernos
autores Gardner Lindzey y Calvin Hall quienes, en labor conjunta, han
analizado y comparado las varias teorías de la personalidad y describen así
el trabajo de dos conductistas contemporáneos: “Dollard y Miller suponen
que ese conflicto del inconsciente, originado (en la mayoría) durante la
lactancia y la niñez, sirve de base a severos problemas emocionales de la
vida adulta; por tanto, concuerdan con los teóricos del psicoanálisis en
considerar las experiencias de los primeros seis años de la vida del
individuo como determinantes cruciales de la conducta de la adultez. Es
importante percatarse de que no sólo mediante el estudio u observación del
pequeño llega uno a saber acerca de su conflicto de orden neurótico; éste se
detecta, principalmente, como un resultado de las circunstancias creadas
por los progenitores”.
Alrededor de 1930, en Yale University (Institue of Human Relations), se
intentó coordinar las distintas disciplinas que integran la psicología, la
psiquiatría, la sociología y la antropología. Bajo la dirección de Clark L.
Hull, entusiasta proponente del conductismo, fue éste el centro de un
distinguido grupo de científicos conductistas. Impulsado por Hull, ese
instituto ejerció poderosa y duradera influencia en una generación de
jóvenes psicólogos.
En su interesante libro sobre la historia de las ideas (The Broken Image),
Floyd W. Matson cita a Watson, al establecer: “En resumen, el conductista
pregona: Denme un niño y, en mi mundo, lo educaré; lo haré gatear y
caminar; brincar y emplear sus manos para construir monumentos de piedra
o de madera. Haré de él un ladrón, un pistolero o un morfinómano. Las
posibilidades de modelarlo a mi gusto son casi infinitas.”
Como antes Freud y Darwin, el conductista vio en el hombre, exactamente,
otro tipo de animal sin diferencias esenciales con los animales mismos, y en
con las mismas tendencias destructivas y antisociales. En su libro rotulado
Behaviorism, Watson estableció: “Como hoy, también entonces
pensábamos (1912) que el hombre es un animal diferente de otras bestias
sólo por los tipos de conducta que muestra.” Y más adelante; “el grado en
que la mayoría estamos impregnados de ese trasfondo salvaje es increíble”.
B.F. Skinner, psicólogo de Harvard y actual defensor y líder de la tradición
conductista, ha dicho: “las únicas diferencias que espero ver reveladas entre
la conducta del hombre y las ratas (lejos de aquéllos, enormes y complejos)
residen en el ámbito de la conducta verbal”. A causa de la idea que
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establece la esencial semejaza del hombre y los animales, así como por la psicología.” Aún más recientemente, un distinguido comité de eruditos
razones de convivencia y de objetividad, los psicólogos conductistas hayan que representaban las tendencias del conocimiento de primera mano de la
basado una gran proporción de sus trabajos, en experimentación con ciencia de la conducta (en Inglaterra, Europa, la India, África y Australia)
animales. llegó a la conclusión de que, en tales países, la tendencia acusa un
desplazamiento que va de freudismo a conductismo.
Ética, costumbres y valores son sólo el resultado del aprendizaje por
asociación: La única medida veraz de lo correcto y lo erróneo es la
supervivencia de la cultura. “un análisis científico puede llevarnos a oponer
resistencia los más inmediatos halagos (sic) de la libertad, la justicia, el
conocimiento, la felicidad, al tomar en cuenta las consecuencias (a largo
plazo) de la supervivencia del más apto”, dice Skinner. “la hipótesis de que
el hombre no es libre resulta esencial para la aplicación del método
científico al estudio de la conducta humana.”

Mientras que el trabajo de Sigmund Freud y muchos otros psiquiatras,

(referente a la salud mental) se basaba principalmente en la observación
clínica, el conductista destaca con precisión los experimentos de laboratorio
controlados. Desde principios del presente siglo, hasta nuestros días, la
masa de trabajo experimental desarrollado en los Estados Unidos de
Norteamérica por psicólogos, sociólogos y otros profesionales, se han
centrado en el fomento de evidencias científicas. Los profesores Calvin
Hall y Gardner Lindzey declararon en 1975: “La aplicación de los
conceptos de estímulo-respuesta a los eventos de la conducta fuera del
laboratorio ha tenido lugar, en la mayoría de los casos, durante los pasados
25 o 30 años. En ese intervalo se ha acumulado una considerable suma de
interesantes investigaciones prácticas; es más, una multitud de jóvenes y
capaces psicólogos han sido adiestrados durante los años recientes (Yaley
University Of Iowa); cuentan con pericia técnica y base teórica, necesarias
ambas para incrementar las actuales existencias con que cuenta dicha
evidencia empírica. El pasado reciente ha sido testigo no sólo del auge de la
práctica realizada en tal área, sino del surgimiento de una enorme suma de
personas activamente interesadas en ampliar y difundir los conceptos que
aquí hemos tratado.”

La extensa y continua influencia de ese punto de vista general cobra valor

en una más reciente declaración (1966) de Floyd W Matson; “La verdad
demostrable es: que los principios del conductismo no sólo se han
conservado vivos en el laboratorio del experimentador, sino que se han
sostenido como segura y descollante posición, incluso en sus esquemas
conceptuales; y no exageramos al decir que, en su mayoría, el liderazgo
militante de un movimiento general de la ciencia de la conducta ha sido
proporcionado por los defensores de su floreciente homónimo (behavior) en
 “La Tercera Fuerza”, Franck Goble, Ed. Trillas (Capítulos 1 y 2)

descubrimiento: “nuestra primera hija me hizo psicólogo”, escribe; “ella fue

2. LA TERCERA la causa de que el conductismo, hacia el que yo permanecía tan entusiasta,
me pareciera a tal grado tonto, que ya no lo soportara más; es decir, a partir
FUERZA de entonces me resultó imposible continuar trabajando en ese ámbito”.
“Miré aquella cosa pequeña y misteriosa” (expresó a Mary Harrington Hall
durante una entrevista para la revista Psychology Today) “y me sentí tan
torpe… estaba tan aturdido por el misterio, y tan sin control alguno, que
ALGO ACERCA DE ABRAHAM MASLOW
pensé: Nadie que tenga una criatura puede ser conductista”.
Alguna vez él mismo ha expresado que, el hecho de haber sido el único
En la década de los 30, la familia volvió a Nueva York y Maslow trabajó
muchacho judío de un barrio no israelita de Brooklyn, le resultaba igual que
como profesor de psicología en el Brooklyn College. En esa época, la gran
ser el primer negro en una escuela de blancos. Si se considera que en la
metrópoli resultaba un lugar especial (Maslow la ha llamado “centro del
actualidad Maslow es uno de los más populares personajes en su campo, y
universo de la psicología”); allí logró las más profundas experiencias
rara vez, blanco de dardos y flechas lanzados por psicólogos disidentes, se
académicas de su vida. “Nunca conocí a Freud ni a Jung”, escribe; “pero
hace difícil creerle cuando afirma “Me sentía aislado e infeliz. Crecí en las
estuve en casa de Adler, donde éste solía sustentar seminarios los viernes
bibliotecas, entre libros y sin amigos”
por la noche y donde sostuvimos tantas conversaciones… con referencia a
oros, yo fui en su busca (Erich Fromm, Karen Horney, Ruth Benedict, Max
Al madurar, el joven Maslow comenzó a apreciar la obra de filósofos como
Wertheimer, etc.) Quizá deba yo decir que he contado con los mejores
Alfred North Whitehead, Henri Bergson, Thomas Jefferson, Abraham
maestros (tanto en el ámbito académico como fuera de éste) que cualquiera
Lincoln, Platón y Spinoza; describe su descubrimiento del Flokways de
otra persona pudiera haber tenido a causa del incidente histórico de vivir en
William Grama Sumer como “El monte Everest de mi vida”
Nueva York en la época en que la crema de los intelectuales europeos había
anclado allí, durante su huida de los dominios de Hitler. En aquellos días, la
Lejos de haber pasado todos sus primeros años aislado en los estudios,
metrópoli era simplemente fantástica, pues desde Atenas no ha habido
Maslow tuvo también múltiples experiencias en la vida real (en ello estriba,
ciudad como ésta; además, creo haber conocido más o menos bien a todos
sin duda, parte de la madurez de sus recomendaciones de índole práctica.
los personajes que he mencionado. A quienes cito en los prefacios de mis
Comenzó a trabajar siendo muy joven (primero, entregando periódicos); no
libros son aquellos hacia los que siento más gratitud y a los que traté más
pocos veranos los pasó en plena labor dentro de la compañía que
íntimamente. No puedo decir que unos eran más importantes que otros,
regenteaba su familia y que, dicho sea de paso, sus hermanos manejan
simplemente, que aprendí de todo aquel que tenía algo que enseñarme… Es
todavía; una importante firma manufacturera de barriles (Universal
decir, he aprendido de todos… Por tanto, no podría decirse que sea yo un
Containers, Inc.).
goldsteniano, un frommniano, un adleriano, o lo que fuere, puesto que
nunca acepté invitación alguna para pertenecer a tales organizaciones de
Contrajo matrimonio muy joven (20 años él, 19 su esposa). “La vida no
índole civil o sectaria. Repito: de todos aprendí y dejé abiertas al
comenzó sino hasta haberme casado y haber ido a residir a Wisconsin”,
conocimiento todas las puertas”.
dice. “Había descubierto a J.B. Watson y me había entregado al
conductismo, que constituyó para mí una pasión y un deslumbramiento”.
Margaret Mead, Gardner Murphy, Follo May, Carl Rogers, Kurt Goldstein,
Allí se dedicó a estudiar con monos, bajo la guía del profesor Harry
Gordon Allport (líderes todos de la nueva ciencia) figuran entre las
Harlow, y escribió su tesis doctoral (fundamentada en las características
personalidades que considera influyentes en su línea de pensamiento.
sexuales y de uso del poder en aquellos).
En diciembre de 1941, el derrotero de la vida de Maslow cambió como
No obstante, habiendo incrementado sus lecturas sobre psicología gestáltica
sucedió igual a millones de seres de todas partes del mundo. Más allá de la
y freudiana, su entusiasmo por el conductismo se desvaneció. Una vez que
edad para el combate, éste decidió, en aquellos primeros días de la Segunda
la familia comenzó a aumentar, Maslow realizó un importante
Guerra Mundial, dedicar el resto de su vida a elaborar una teoría completa

de la conducta humana, que resultase útil a nivel mundial: “una psicología
para la mesa de la paz”, basada en la prueba de los hechos y que pudiera ser
aceptada por toda la humanidad. Así, comenzó a trabajar para realizar una
síntesis de todos los puntos de vista que había estudiado.
“Yo quería probar que los ser4es humanos son capaces de llevar a cabo algo
más grande que la guerra, el prejuicio y el odio”. “Deseaba que la ciencia
considerase todos los problemas de la religión, de la poesía, de los valores,
de la filosofía y del arte, que ya otros hombres han manejado.”
Algo que también influyó intensamente en Maslow fue la experiencia que
tuvo con la tribu india de los blackfoot, en el norte de Alberta. Mediante
una donación que le otorgó el Social Sciencie Rescarel Council, pasó un
verano con ese grupo. Se hallaba advertido, por sus estudios etnológicos,
respecto a que la hostilidad y destructibilidad de las culturas primitivas
varían en grados de 0% a 100%. No obstante que sus observaciones fueron
limitadas, los hallazgos del doctor Maslow entre los Blackfoot, lo dejaron
convencido de que la agresión humana es resultado más de la cultura que
de la herencia.
Aunque la mencionada tribu contaba con una población constante de 800
miembros, Maslow pudo hallar registros de sólo cinco luchas puñetazos,
dentro de los 15 años previos a su estudio. “La hostilidad intrasocial, que
era mi objetivo, y que yo investigaba a través de todos los medios
antropológicos y psiquiátricos de que disponía resultó, en verdad, mínima,
comparada con aquella de los grupos mayoritarios de nuestras ciudades.”
Maslow anotó que, durante su estadía, nunca tuvo una sola muestra de lo
que él llama crueldad, incluso ni de agresión disfrazada en su contra.
Observó que rara vez se castigaba físicamente a los niños; que los indios
menosprecian al hombre blanco a causa de la crueldad de éste para con sus
propios hijos y con sus semejantes.
Motivation an Personality es el título del segundo libro de Maslow; desde
su publicación, el autor ha venido adicionándole un verdadero alud de
informes, artículos conferencias y aún libros elaborando, desarrollando y
mejorando la presentación original.
En el prefacio de la edición revisada de su obra Toward a Psycology of
Reing, establece: “muchos acontecimientos han tendido lugar en el mundo
de la psicología desde que este libro apareció por primer vez (1962). La
Psicología Humanista –como se le llama con tanta frecuencia- se ha fincado
“La Tercera Fuerza”, Franck Goble, Ed. Trillas (Capítulos 1 y 2)
con bastante solidez, como una viable alternativa de la psicología…
conductual y del freudismo ortodoxo; su bibliografía es amplia y está en
rápido desarrollo; además, tal ciencia comienza ya a emplearse en la
educación, especialmente; en la industria, la religión, las actividades
administrativas, la terapia, el mejoramiento personal, por parte de varias
organizaciones, revistas y profesionales del campo eupsíquico.”
“Eupsíquico” es el término acuñado por Maslow para diferenciar a las
instituciones con orientación humanista, evitando así emplear “utópico”, de
suyo tan trillado, que tiene, además, una connotación teórica. Según la
define el propio Maslow, la eupsiquia se refiere a “la cultura que un millar
de hombres plenamente realizados (actualizadores del yo) generarían en
alguna isla protegida, donde la labor de éstos no fuese interferida.. el
vocablo “eupsiquia” puede ser tomado, además, de otro modo: disciplina
encaminada al logro de la salud psíquica…”
DIFERENCIAS CON RESPECTO A OTRAS TEORÍAS
La obra de Maslow no representa un rechazo total a lo establecido por
Freud, Watson y los otros conductistas, sino el intento de evaluar lo que de
ambas escuelas es útil, significativo y aplicable al hombre, para continuar
luego desde allí.
“Resulta muy difícil, lo he constatado”, dice “comunicar a otros mi respeto
e impaciencia simultáneos hacia esas dos amplias escuelas psicológicas.
Muchos profesionales insisten en ser tanto profreudianos como
antifreudianos; procientíficos o anticientíficos. Tales posiciones de lealtad
son necias. Nuestra labor debe encaminarse a integrar estas varias verdades
en una verdad total, a la cual deberíamos nuestra única lealtad.
Maslow encontró que, a menudo algunos psicólogos y psiquiatras de
prestigio se veían forzados a separarse de las concepciones populares en
boga, a fin de lograr buen éxito en su ejercicio con pacientes neuróticos y
psicóticos, puesto que las teorías vigentes no resolvían los problemas
humanos ni explicaban adecuadamente, al parecer, los hechos de la
realidad.
Así, adoptó una postura profundamente crítica respecto a dos postulados
freudianos: la concentración en el estudio de personas neuróticas y
psicóticas y la tesis de que las más elevadas formas de conducta son
adquiridas; es decir, no naturales a la especie humana.

Maslow opina que nadie que sea incapaz de comprender lo que es la salud
mental podrá entender la enfermedad de esa misma índole. No sólo Freud,
sino Hamilton, Hobbes y Schopenhauer lograron sus conclusiones acerca
de la naturaleza humana mediante observaciones de lo peor del hombre, no
de lo mejor.
Los aspectos positivos de la conducta humana, como la felicidad, el goce,
la satisfacción, la paz del espíritu, la diversión, el juego, el bienestar, el
júbilo y el éxtasis han sido ignorados por los científicos; igualmente ha
acontecido con aquellas cualidades como la bondad, la generosidad, la
amistad. El hombre de ciencia ha remarcado las limitaciones del ser
humano y ha dado poca consideración o ninguna, a sus fuerzas y
potencialidades.
Maslow establece: “si nos preocupamos por el demenciado, el neurótico, el
psicópata, el criminal, el delincuente, el débil mental, nuestras expectativas
en la especie humana llegan, por fuerza a ser más y más modestas, más
“reales” y más y más bajas; cada vez esperamos menos de la gente… se
hace cada día más claro que el estudio del ser baldado, impedido,
inmaduro, enfermo, sólo puede producir una psicología lisiada y una
filosofía de igual suerte. El análisis del hombre plenamente realizado debe
ser base de una ciencia psicológica más universal.”
Es este concepto el que hace única la teoría de Maslow. Habiendo estudiado
los mejores ejemplares humanos que pudo encontrar, resume: “Está
teniendo lugar un cambio en la imagen del ser humano; todo ello se sigue
de la filosofía de la naturaleza humana que la gente ha guardado en sus
huesos… En el caso de la imagen humanista de la Tercera Fuerza, que
muestra con tanta claridad que hemos estado vendiendo naturaleza humana
deficiente a través de la totalidad de la historia registrada, ésta es,
ciertamente… una revolución, en términos de sus consecuencias; ello puede
cambiar al mundo, y lo cambiará así como a todo lo que hay en él.
Considero un privilegio hallarme en un punto decisivo de la historia y estar
ayudando, mediante tal movimiento así como de conocer a los otros que
integran La Tercera Fuerza; Rogers, Goldstein, Allport y gente de la altura
de éstos”
Los conductistas tienden a estudiar promedios y destacan los métodos
estadísticos; estudian lo que es, más que lo que podría o debiera ser. Los
estudios sobre conducta sexual realizados por el doctor Kinsey constituyen
un buen ejemplo de la aplicación de la estadística al análisis del
comportamiento humano. Como Maslow apunta, “solía considerarse
“La Tercera Fuerza”, Franck Goble, Ed. Trillas (Capítulos 1 y 2)
normal que el 75% de los niños muriesen antes de cumplir cinco años..”
Tendemos, así a entrar en la situación… en que el estado normal, desde el
punto de vista descriptivo, desde el ángulo del libre valor, esta normalidad o
promedio es lo mejor que podemos esperar y que, por tal, deberíamos estar
contentos de ella” El estudio de los promedios tiende a conducirnos al
concepto de la persona “bien ajustada”, más que al de la personalidad bien
desarrollada.
Los conductistas también basan gran número de sus investigaciones en el
estudio realizado con animales. Maslow encuentra una significativa
diferencia entre la conducta humana y la de la especie animal; además,
ponen en tela de juicio la suposición de que los instintos animales sean
necesariamente malos. Su postura establece que aun si aceptamos la
premisa de que el hombre surgió del animal y tiene instintos comunes con
éste, ello no identifica de modo necesario que tales instintos sean malos.
¿Pueden, las pulsiones sexuales, básicas para la perpetuación de las
especies, considerase malas? ¿Podemos ignorar el hecho de que en la
mayoría del reino animal existe tanto buena como mala conducta? La
agresión de índole destructiva es, probablemente, menos común entre los
animales que en la especie humana. Muchos ejemplos hay de cooperación
el ámbito animal; de hecho, dentro de cada especie esta constituye más bien
una regla que una excepción.
Y si suponemos que el hombre es en verdad una forma evolutiva y más
elevada del animal, entonces debemos aceptar que su pariente más cercano
es el simio. Maslow aprendió, a través de su extenso trabajo realizado con
monos y simios, que éstos aman y cooperan; que no son viles, ni egoístas,
ni agresivos como los describió Freud. “coordinada con la idea acerca de
los malos instintos del animal estaba la expectativa de que éstos se
observarían con más claridad en el demenciado, el neurótico, el criminal, el
débil mental o el descentrado”, afirma. “Ello se sigue, naturalmente, de la
doctrina que establece que la conciencia, la racionalidad y la ética son sólo
un disfraz adquirido, completamente distinto de lo que hay bajo el
mismo”… “Darwin se hallaba tan identificado con tal idea, que sólo vio en
el mundo animal lo relativo a la competencia, pasando por alto,
completamente lo que toca a cooperación de suyo tan común”.
Tanto freudianos como conductistas, al destacar la continuidad del hombre
respecto del mundo animal, tienden a ignorar las características únicas que
hacen diferente a la especie humana (de modo tan singular) de todos los
otros animales. Si varias especies no racionales tienen instintos que les son
exclusivos, por qué no ha de resultar razonable, pregunta Maslow, suponer

que nuestra especie tiene también rasgos privativos. “El uso de animales
garantiza por adelantado la inobservancia de aquellas capacidades que son
exclusivamente humanas; por ejemplo, resistencia al martirio, sacrificio
personal, vergüenza, amor, humor; goce del arte y la belleza; conciencia,
culpa, patriotismo, ideales; redacción de poesía, filosofía, música y ciencia.
La psicología animal es necesaria para indagar las características que el
hombre comparte con todos los primates; pero resulta inútil para el estudio
de rasgos que el individuo no comparte con otros animales, o en los cuales
resulta superior en grado extremo; el aprendizaje latente, digamos”.
Al elaborar su datos, los conductistas no sólo se han fiado en forma
exagerada, en los animales, sino que, de manera particular han sido
propensos a utilizar pichones y ratas; ello resulta objetable para Maslow,
puesto que, obviamente, la ratas tienen pocos instintos que no sean de orden
fisiológico. Tal enfoque ha conducido, por otra parte a suponer que los
instintos son potentes, incontrolables y no modificables. Basado en la
experiencia de sus muchos años de estudio, Maslow rechaza el punto de
vista, por encontrarlo demasiado estrecho: “aunque ello puede referirse al
salmón, a las ranas, a ciertas ratas de campo, no resulta verdad en lo que
respecta los seres humanos”. Y asevera que sería preferible utilizar monos
más que ratas blancas como sujetos de experimentos de motivación,
simplemente porque los hombres se parecen más a los monos que a las
ratas blancas. “es obvio que los varios tipos de conductismo”, ya dicho,
“generan inexorablemente una imagen pasiva, indefensa, del individuo
humano: la de alguien que tiene poco que decir acerca de su propio
destino…”
Casi todos los científicos conductistas de Norteamérica, a partir de 1920 y,
muy frecuentemente, desde antes, han adaptado su investigación de la
conducta humana al modelo “científico”; la opinión fundamental de éstos
establece que el enfoque de esa misma índole, de tan enorme buen éxito en
la solución de problemas físicos y técnicos, podría dar resultados
venturosos con referencia a los problemas humanos. El científico de la
conducta piensa que debe estudiar al ahombre como si se tratara de un
objeto, al cual se le somete a observación pero no se le interroga. La
información subjetiva, las opiniones del individuo acerca de sí mismo y de
sus propios sentimientos, deseos y necesidades, deben ser ignorados aquí.
Freud se preocupaba tanto por los determinantes inconscientes de la
conducta humana, que ponía poca o ninguna atención a los intentos de parte
de los pacientes, por explicar las razones que tenían para comportarse de tal
o cual manera.
“La Tercera Fuerza”, Franck Goble, Ed. Trillas (Capítulos 1 y 2)
En desacuerdo con este enfoque, Maslow está convencido de que podemos
aprender mucho acerca de la conducta humana, mediante la consideración
tanto de lo subjetivo como de lo objetivo; de hecho según su experiencia, el
enfoque subjetivo resultó a menudo más fecundo y, cuando fue ignorado,
una gran porción de la conducta llegó a ser de mínima significación. Ello
no quiere decir que Maslow haya rechazado la ciencia, sino que pide un
enfoque más amplio, pues considera que los psicólogos han sido demasiado
sensibles hacia la opinión de físicos, químicos y matemáticos, quienes
establecen que si algo resulta imposible de ser reducido a una fórmula física
o matemática, simplemente no existe conocimiento al respecto.
Aunque Maslow y otros psicólogos de la Tercera Fuerza están en
desacuerdo con las teorías de conductistas y freudianos, encuentran que las
técnicas de la psicología científica y las de Freud pueden ser útiles, puesto
que el reflejo condicionado es una forma de aprendizaje y la libre
asociación que opera en el diván freudiano es un modo de comunicación; al
respecto, Maslow opina: “la ciencia mecánica (que en psicología adopta la
forma de conductismo, no es incorrecta; más bien, resulta demasiado
estrecha para fungir como una filosofía general, o amplia al menos.” Y
refiriéndose a Freud: “la imagen que éste nos da del hombre es
definitivamente impropia, pues deja a un lado sus aspiraciones, sus
expectativas realizables, sus cualidades superiores… Nos proporciona, así,
la mitad enferma de la psicología; ahora nosotros debemos contribuir con la
mitad saludable.”
Freud y otros instintivistas tienden a ignorar la realidad del aprendizaje
asociativo y de la conducta de estímulo-respuesta, al tiempo que los
conductistas propenden a rechazar, de manera cortante y dogmática, todos
los instintos, buenos o malos. Si la conducta humana, como proponen los
conductistas, consiste casi completamente en movimientos defensivos del
cuerpo, debidos a tensiones irritantes, con el producto final de un estado
pasivo en espera de la llegada de más tensiones, ¿por qué, entonces la gente
se perfecciona y se hace más capaz intelectualmente? ¿Cómo puede alguien
tener gusto por vivir, si la vida es sólo un intento de evitar la tensión?
Quizás el conductismo a causa del relieve que da al estudio con animales,
ignore la posibilidad de motivaciones positivas; esperanza, goce,
optimismo. Como Maslow asienta, “Existe un grueso número de otras
consideraciones de índole teórica, clínica y experimental, que apuntan en la
misma dirección; por ejemplo, la deseabilidad de revaluar la teoría de los
instintos y, quizá de resucitarla en una u otra forma. Todo ello supone un
cierto escepticismo respecto al actual acento puesto por psicólogos,
sociólogos y antropólogos, en la plasticidad, flexibilidad y adaptabilidad

del ser humano y en su habilidad para aprender. El hombre parece ser más
autónomo y autogobernado de lo que la moderna teoría psicológica tienen
cuenta.”
En su libro The Psychology of Sciencia, Maslow se explaya en una original
crítica de la física y la describe como modelo para la ciencia de la conducta.
Esta obra”, ha dicho, “rechaza la convicción tradicional, no sujeta a
examen, de que la ciencia ortodoxa es el camino para lograr el
conocimiento y aun resulta el único de confianza. Tal punto convencional,
considero, resulta ingenuo a la luz de la filosofía, la historia, la psicología y
la sociología”.
EL ENFOQUE DE LA TERCERA FUERZA
El estudio del enfermo mental resulta valioso, pero no suficiente; el que se
realiza con animales también lo es, aunque no llegue a satisfactorio; aquel
que se lleva a cabo con personas promedio no resolverá, en sí, el problema.
Para entender lo que significa la enfermedad mental, precisamos una
comprensión global de la salud mental.
Maslow propone introducir esta nueva área informativa en la psicología y
en la psiquiatría; sostiene la idea de que podemos aprender mucho acerca
del hombre, mediante el estudio de gente excepcionalmente saludable y
madura; segmento de la especie humana que califica como “la vanguardia
radiante” (en el cap. 3 se dan detalles al respecto)
Sostiene que una teoría total de la conducta debe incluir los determinantes
internos (intrínsecos) tanto como los de orden externo (extrínsecos) y los
ambientales. Freud se concreta a los primeros y, los conductistas, a los
segundos; ambos puntos de vista piden una combinación. Un estudio
objetivo de la conducta no es suficiente para lograr una comprensión
global; lo subjetivo debe también tomarse en consideración: sentimientos,
deseos, esperanzas y aspiraciones de la gente deben ponderarse a fin de
aprehender el comportamiento individual.
Las características de los propios científicos de la conducta son
determinantes fundamentales de su habilidad para entender ésta. El doctor
Maslow expone su criterio al respecto: “el científico debe ser sólido, firme
en sus juicios y mentalmente sano, con el objeto de lograr una buena
opinión de la realidad que tiene bajo estudio. Debe afrontar los problemas
“La Tercera Fuerza”, Franck Goble, Ed. Trillas (Capítulos 1 y 2)
con espíritu abierto y centrarse en éstos más que en su propio yo. El
psicólogo conductista precisa una amplia gama de conocimientos y no
olvida que la especialización externa resulta ineficaz.” Como Maslow
apunta, los científicos más connotados y que mejor éxito alcanzaron han
tendido amplios intereses; entre los más preclaros figuran Aristóteles,
Eistein, Leonardo Da Vinci y Tomás Jefferson.
El estudiante de primera línea en el ámbito de la conducta humana necesita
una mentalidad más filosóficamente disciplinada; debe ser más abierto, más
intuitivo, a fin de “vislumbrar la realidad total”, para observar las distintas
disciplinas como auxiliares mutuamente útiles, más que como
especialidades separadas, sin relación. Cuando se da demasiada importancia
los medios y métodos más que a los resultados, tiende a marcarse una
segmentación entre científicos del campos social y otros gambusinos o
buscadores de la verdad; así debiera describirse la ciencia como la
investigación con miras al logro de ésta, del discernimiento y de la
comprensión. Tal pesquisa no puede constituir el objetivo sólo de aquellos
que poseen grados profesionales altamente especializados. Los científicos
del ámbito social han hecho todo lo posible por ser como los del área física,
pero resulta que su búsqueda de nuevas y mejores técnicas para estudiar a
la gente ha sido muy limitada.
La ciencia ortodoxa es proclive a conceder demasiada importancia a
instrumentos, técnicas, procedimientos, aparatos y métodos, más que a
problemas, interrogantes, funciones y metas; por tanto, la posición de los
técnicos y de los “hombres de aparato”, a menudo llega a resultar
exagerada, y las interrogantes, las respuestas y las soluciones de los
problemas se olvidan. Aquellos científicos orientados hacia los medios
tienden a hacer coincidir sus problemas con sus técnicas, más que a lo
opuesto. Se ha creado una jerarquía de las ciencias en que la física se
considera más “científica” que la biología; la biología, más que la
psicología y ésta, más que la sociología. Tal postura separa otras disciplinas
y erige barreras entre ellas.
Otros científicos están de acuerdo con la demanda de Maslow respecto a un
más amplio, más completo multidisciplinario enfoque para los problemas
humanos. Así Piet Hein, el distinguido filósofo y científico danés afirma:
“Todos los problemas que tratamos de resolver pierden su significado
cuando los amputamos, cuando cercenamos lo que deseamos, a fin de
hacerlos caber en nuestros estrechos marcos de especialización. Se puede
desechar tanto de un problema, que el resto no tiene ya sentido alguno. El
campo total del conocimiento y de la actividad humanos debe tenerse en
 “La Tercera Fuerza”, Franck Goble, Ed. Trillas (Capítulos 1 y 2)

cuenta para que dicho problema cobre alguna significación”. Otro ejemplo
de esta postura lo constituye Jacques Loeb quien, al ser interrogado acerca
de si era un neurólogo, un físico, un psicólogo o un filósofo, contestó
llanamente: “soy alguien que resuelve problemas”
A fin de ilustrar el punto que establece que los científicos no son los únicos
calificados para resolver problemas humanos, Maslow cita el ejemplo de la
Synanon, organización fundada por no profesionales, que está logrando
mejores éxitos que los científicos, en la curación de drogadictos. Maslow
describe así el hecho: lo que hemos enfocado a través de la historia de la
Synanon es lo absurdo de la ciencia burocrática, en que algunas porciones
de la verdad quizá tengan que ser definidas como “anticientíficas” y en las
que ésta es verídica sólo cuando ha sido reunida por “colectores”
adecuadamente registrados, uniformados, y de acuerdo con métodos y
ceremonias tradicionalmente santificados.. ¿constituye el diplomado, el
doctor en filosofía, en medicina, en fin el profesional, la única persona a
quien se le permite ser docta, capaz de poseer conocimientos, comprensión
y habilidad para descubrir, para curar?-.. ¿Resulta en verdad prudente y
funcional exigir un grado académico como prerrequisito, en tantos empleos,
más que buscar educación, conocimientos, pericia, capacidad, verdadera
adecuación para tal o cual puesto?”
Los científicos de la conducta no pueden operar fuera de la esfera de los
valores. El relieve que se ha dado a las “técnicas científicas” anima a los
psicólogos a ser firmes, justos más que engreídos y temerarios, y convence
a los que están basados en la ciencia, de que actúen más objetivamente de
lo que en realidad es. Sus conclusiones llegan a resultar moralmente
neutrales, puesto que ellos evitan las importantes preguntas de la ética, de
las costumbres, acerca de lo recto y lo erróneo, respecto a la conducta sana
y la enferma; interrogantes para las cuales nuestra sociedad necesita tener
respuesta. Al hacerse demasiado programática, la psicología evita áreas tan
fundamentales como las del placer, la diversión, el juego, la belleza, el
goce, el amor, el arte y la felicidad. Maslow encuentra que los problemas
morales y espirituales caen dentro del dominio de la naturaleza; así los
considera pare de la ciencia, no ámbito opuesto y afirma que ésta, en su
papel de institución social y empresa humana tiene en verdad metas, ética,
moral, propósitos o, en términos más simples, valores.
que se nos ofrezca. “el conocimiento,”, dice Maslow, “es cosa de grado; su
incremento, el que fuera, o la confiabilidad, resultan mejor que nada.
Algunos habrá que insistan en que el conocimiento “científico” es y debe
ser claro, lúcido, inequívocamente definido, infalible, demostrable,
repetible, comunicable, lógico, racional, expresable en palabras, consciente;
que, si no es así, no puede llamarse “científico”, ya que resultaría de otra
índole. Pero ¿qué diremos acerca de las primeras etapas de éste, qué del
precursor de estas formas finales, y qué de los principios que cada uno de
nosotros, de manera fácilmente suficiente, experimenta en sí mismo?
Resulta a la vez útil y correcto considerar que cae dentro de tal definición
todo “protoconocimiento”, tanto como que su probabilidad de ser correcto
resulta más amplia que el azar. El conocimiento entonces, se tiene como
más confiable o menos confiable, pero aun conocimiento, tanto como su
probabilidad, es más grande que la simple casualidad”
Sostiene Maslow una actitud crítica también hacia lo que él llama enfoque
atómico: aquél, común en la física, de desintegrar las cosas en sus partes
constitutivas, por separado. El hombre, piensa, debe ser estudiado como
una entidad, como un sistema; cada parte está relacionada con otra y, a
menos que se estudien éstas como un todo, las respuestas resultarán
incompletas. La mayoría de los cinéticos de la conducta han intentado aislar
las pulsiones, las necesidades y los instintos y analizarlos por separado,
cosa que Maslow encuentra menos productiva que el enfoque holístico, el
cual establece que el todo es más que la suma de sus partes.

La búsqueda de respuestas exactas, “científicas” puede no resultar

saludable en el estudio de la conducta humana, puesto que hay demasiadas
áreas en que la investigación cinética es débil o de plano no existe; por ello,
en ausencia del conocimiento exacto, debemos echar mano de cualquiera