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ISBN: 978-956-01-0079-5
*NQSFTPFO$IJMFrPrinted in Chile
ISBN 978-956-01-0079-5
Derechos reservados.
Índice
Prólogo .....................................................................................9
Introducción............................................................................17
Exordio ...................................................................................27
§ 1. Generalidades...................................................................29
§ 2. Reglas lógicas básicas.......................................................39
2.1. Identidad....................................................................39
2.2. No contradicción. ......................................................40
2.3. Tercero excluido.........................................................40
2.4. Razón suficiente.........................................................41
§ 3. Formas básicas de inferencia ............................................42
§ 4. Los silogismos ..................................................................47
§ 5. Dilemas, paradojas y navajas............................................57
§6. Las falacias........................................................................59
6.1. Ad baculum ...............................................................62
6.2. Ad verecundiam.........................................................63
6.3. Falacia de ambigüedad...............................................63
6.4. Ad hominem ..............................................................64
6.5. Generalizaciones precipitadas ....................................66
6.6. Falacia del sofisma patético........................................66
6.7. Petitio principi ...........................................................67
6.7. Afirmación gratuita o falacia del énfasis.....................68
6.8. Ad ignorantiam..........................................................68
§ 7. Lógica: lingüística y retórica.............................................72
§ 8. La argumentación en el derecho y la argumentación
«a secas» ..........................................................................82
8.1. Aserción (premisa o tesis)...........................................88
8.2. Evidencia (ground, data). ...........................................89
8.3. Garantía (warrant).....................................................90
8.4. Respaldo o apoyo (backing).......................................91
8.5. Cualificador modal (modal qualifier). ........................92
8.6. Reserva (rebuttal) ......................................................93
§ 9. La lógica de las reglas jurídicas y los
principios jurídicos...........................................................94
§ 10. La lógica y el sistema de interpretación jurídica
en Chile..........................................................................96
10. 1. Generalidades .........................................................96
10.2. Nociones básicas sobre clasificaciones de la
interpretación jurídica en general...........................100
10.3. Interpretación judicial de la ley ..............................101
10.4. Interpretación privada o doctrinal .........................107
§ 11. La lógica y las presunciones en materia jurídica ...........107
§ 12. La lógica y la apreciación de la prueba judicial ................. 110
12.1. Generalidades: sana crítica.....................................111
12.2. Historia fidedigna: sana crítica...............................113
§ 13. Lógica y máximas de la experiencia..............................122
13.1. Sentido natural y obvio ................................................123
13.2. Doctrina acerca de las máximas de la experiencia..............121
13.3. Las máximas de la experiencia como reglas de
la experiencia.........................................................127
13.4. Máximas de la experiencia y sentido común............ 129
13.5. Máximas de experiencia basadas en
el id quod plerumque accidit..................................130
13.6. Máximas de la experiencia como tópoi
o lugares de la argumentación ...............................131
13.7. Máximas de la experiencia en el esquema de
Toulmin (warrant)..................................................133
13.8. Máximas de la experiencia en los fallos de los
tribunales...............................................................134
1
Cual ocurre en el actual Código Procesal colombiano.
2
Reconozco que esta presentación del tema no es habitual, ya que, al estudiarlo
históricamente, la mayoría de los autores lo muestran como compuesto de distintas
técnicas: la ordálica, la tasada, la libre y la de la sana crítica. Por ahora insisto en que
las ordalías no pueden constituir método alguno de evaluación seria y que tanto la
apreciación libre como la de la sana crítica quedan atrapadas en el método convictivo.
3
Gracias a esto, se adujo por importante doctrina procesal que el antiquísimo
sistema acusatorio, vigente en Europa desde la caída del Imperio romano, fue
bien sustituido por el inquisitivo, viéndose en ello adelantos morales y bondades
legislativas que, a esta altura de los acontecimientos, no pueden aceptarse como
tales. Como consecuencia de ello, se elogió largamente al sistema de tarifa legal.
4
Si bien se mira, lo allí legislado es casi el mismo derecho romano de la recepción
del derecho común. Su importancia parece manifiesta, ya que fue la principal
fuente de las Leyes de Enjuiciamiento Civil españolas de 1855 y de 1881, a su
turno predecesoras directas de la legislación americana de los siglos XIX y XX.
10
Bases para una sana crítica
5
La averiguación que se hace en juicio de una cosa y el medio con que se muestra
y hace patente la verdad o falsedad de alguna cosa.
6
La plena, que también puede llamarse completa o perfecta, es la que manifiesta sin
dejar duda alguna la verdad del hecho controvertido, instruyendo suficientemente al
juez para que en virtud de ella pueda dar sentencia condenatoria o absolutoria. Las
sentencias solo pueden dictarse con este tipo de pruebas, que realmente son las únicas.
7
La semiplena, que también puede llamarse incompleta o imperfecta, es la que por
sí sola no demuestra con claridad el hecho, dejando duda acerca de la verdad de
él y, por consiguiente, no instruye al juez en términos de poder dar sentencia. La
prueba semiplena sirve hoy simplemente para adoptar algún acto procesal (por
ejemplo, medida cautelar), pero no para fundar la sentencia.
8
Producían plena prueba: 1) la confesión de la parte en juicio; 2) la declaración de
dos o más testigos contestes; 3) las escrituras u otros documentos públicos; 4) la
evidencia o inspección ocular del juez, principalmente en las causas de división
o de amojonamiento. Producían semiplena prueba: 1) la deposición de un solo
testigo (de donde la antigua máxima testis unus, testis nullus); 2) la confesión
extrajudicial; 3) el cotejo de letras; 4) la fama pública por sí sola, sin el apoyo de
testigos idóneos; 5) el juramento supletorio; 6) las presunciones.
9
—Dos testigos contestes y mayores, sin tachas, que concuerden en la persona,
hecho o caso, tiempo y lugar donde pasó, bastan para hacer plena prueba— (Ley
32, Título XVI). Pero para —probar el pago de una deuda cuando ésta consta en
escritura pública, son menester cinco testigos llamados y rogados para presenciar
tal pago— (Ídem). «Para probar la falsedad de un instrumento o escritura hecha
ante escribano, son precisos cuatro testigos idóneos, los cuales depongan que la
parte estaba en otro lugar diferente el día en que se otorgó dicho instrumento.
Pero si fuese privado, bastan dos testigos— (Ley 115, Título XVIII), etcétera.
10
—El instrumento público hace plena fe hasta que sea argüido de falsedad por
acción civil o criminal, de la existencia material de los hechos que el oficial pú-
blico hubiese anunciado como cumplidos por él mismo o que han pasado en su
presencia—.
11
—La confesión judicial provocada, aunque sea ante juez incompetente, hace plena
prueba contra el confesante, salvo…».
11
René David Navarro A.
12
Que es, precisamente lo que hace el método antes descrito.
13
Creo que esto es muy importante de destacar. Parece claro que de nada hay que con-
vencer a quien gana el pleito: lo ganó y punto. Seguramente eso era lo que esperaba, de
modo que el resultado obtenido no le produce sorpresa ni es causa de sus cavilaciones.
El que perdió, en cambio, siempre mirará con desconfianza lo actuado por el juzgador
y, cual ocurre con mayor habitualidad que la deseada, descreerá del sistema y de los
12
Bases para una sana crítica
jueces. Y esto es disvalioso, pues cada sentencia no aceptada con buenas ganas por
el perdedor mantendrá latente el estado de conflicto. Y ello no es lo mejor para el
mantenimiento de la paz social, meta última de la actividad jurisdiccional.
14
Adviértase que crítica es el sustantivo que produce la actividad de criticar: cen-
surar o juzgar en forma desfavorable a personas o actos. Y sana significa buena,
con buena salud. Por extensión, sin vicios ni costumbres moral o psicológicamente
reprochables.
15
No obstante, la mayoría de los cuerpos legales vigentes en el continente reservan su
utilización para la sola apreciación de la declaración de testigos: ver, por ejemplo,
en Argentina, CPC Nación, art. 456, y Santa Fe, art. 224.
13
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16
Y con graves consecuencias para los justiciables.
17
Parece que de eso se trata el aplicar sus propias máximas de experiencia.
18
De donde surgen varias consecuencias: el juez no puede haber sido testigo del
hecho causal y debe ajustar toda su actividad de resolver al contenido del antiguo
brocárdico que le indica que lo que no está en los autos, no está en el mundo.
A partir de allí, a su turno, nacen dos consecuencias que no puede soslayar: le
está prohibida la prueba oficiosa (inclusive por la vía de las medidas para mejor
proveer o resolver) y no puede variar la imputación jurídica efectuada por las
partes respecto de ese mismo hecho litigioso (vía iura novit curiæ).
De la misma forma, no puede extraer conclusiones disvaliosas para una de las
partes a partir de su propia conducta procesal.
Si bien se mira, todo esto es lo que precisamente defiende el garantismo procesal
14
Bases para una sana crítica
15
Introducción
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René David Navarro A.
¿Cómo hacer del derecho y sus «claves» algo más cercano al ciu-
dadano, o por lo menos más cercano al ciudadano informado, y con
mayor razón, a nosotros, los abogados?
Como señalara Bentham, «la jerga jurídica tenía como objetivo
generalmente defender los intereses siniestros de los juristas cuyo
lenguaje y ritos esotéricos constituían una red para atrapar a los co-
munes mortales […]; las opiniones de los hombres de leyes tienen una
propensión peculiar a teñirse de falsedad por obra del interés siniestro
[…] mientras el interés de los ciudadanos conviene una justicia rápida,
al interés siniestro del abogado le conviene una administración de jus-
ticia lenta; si al interés del ciudadano le convienen unas leyes claras y
breves, al hombre de leyes le interesan prolijas y oscuras».
Para convencer a los jueces del siglo XXI, es menester conocer las
reglas de la lógica, las máximas de la experiencia y el conocimiento
científicamente afianzado.
Lo anterior es de toda relevancia, ello porque a juicio personal
«no hay derecho sin sanción, y menos hay derecho sin procesabi-
lidad efectiva».
En este contexto, ¿cómo comprendemos las nociones de Estado
de Derecho y de Garantía(s), sin entender cómo han de convencerse
nuestros jueces; si no entendemos las raíces de nuestra disciplina?
¿Por qué el desarrollo de las demás ciencias es tan abrumador y la del
derecho tan anacrónico?
Sabemos que en geología, las piedras son objeto de estudio, mas en
derecho, esas piedras son casi siempre confundidas con el fenómeno,
con la disciplina, con otras disciplinas, y peor: no con lo que es, sino
con lo que debe ser.
Garantía(s) y Estado de Derecho. En materia jurídica, garantía
refiere a nociones afines en ambas ramas del derecho. Sin embargo, en la
tradición ius–privatista se restringe a los llamados contratos accesorios,
esto es, aquellos que dependiendo de uno principal (i.e., compraventa),
aseguran su cumplimiento (como la hipoteca, la fianza, la prenda, etc.).
En la tradición publicista, se vincula al desarrollo del constitucio-
nalismo y de la noción que se analizará en seguida: la de Estado de
Derecho; y también –incluso– como sinónimo de derechos público-
subjetivos, derechos fundamentales, derechos del ciudadano frente al
18
Bases para una sana crítica
19
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20
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21
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1
&O
FMEPDUPSFTUBEPVOJEFOTF$SBXGPSE8JMMJBNTPO-POHGVFFMQSJNFSPFO
usar anestesia con éter etílico. Se atribuye a Alexander Fleming el descubrimiento
de la penicilina (1928).
2
Obligar, desde el punto de vista etimológico significa, cercar, sujetar a una persona.
La voz responsabilidad proviene de respondere que significa, inter alia: «prometer»,
«merecer», «pagar». Así, responsalis significa: el que responde. En un sentido más
restringido, responsum (responsable) significa: el obligado a responder de algo o
de alguien. En el lenguaje coloquial, responsable es el que tiene algo que decir.
22
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RDNA, Octubre–2013
25
Exordio
El gran milagro de las letras: nos dan facultad de hablar con los
ausentes y de escuchar a los sabios antepasados.
Fernán Pérez de Oliva1
Se entiende entonces por qué por una parte Llull [Ramón] dispone
el Ars para hallar, en cada razonamiento posible, el término medio
que le permite realizar un silogismo demostrativo, pero por otro
lado excluye silogismos, por lo demás correctos, aun cuando for-
malmente habría un término medio. Su término medio no es el de
la lógica formal escolástica: es un medio que une los elementos de
la cadena del ser, un medio sustancial y no formal.
Umberto Eco2
1
Citado por Rodolfo Mondolfo. Mondolfo, Rodolfo, La infinitud del espíritu y otros
escritos de Córdoba, Editorial Universidad Nacional de Córdoba, Argentina, 2009.
2
Eco, Umberto, En busca de la lengua perfecta, Editorial Crítica, Barcelona, 1994.
27
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Sin embargo, desde los tiempos de los siete sabios de Atenas, parece
que esta taxonomía se concibe no solo como distinción o diferenciación,
sino que también como lazo recíproco y como asociación indisoluble
de ambas actividades3.
En los inicios de la modernidad, el abandono de la autoridad aca-
démica y los textos sagrados tiene como telos su sustitución a favor
de un nuevo criterio basado en la experiencia personal. Para Samaja4
(citando a Voltaire)5, esta naciente metodología tiene como única forma
de producir un acuerdo válido sobre los conocimientos, procediendo
(en última instancia) del sentimiento de evidencia que experimenten
los sujetos individuales, al examinar sus propios medios de prueba a
favor o en contra de sus presuntas verdades. Esta nueva manera de
concebir la fuente de validez del conocimiento, agrega Samaja, fue
esencialmente congruente con la prédica de la tolerancia como virtud
cardinal de la nueva cultura política6.
¿Qué es la lógica?, es una pregunta similar a ¿qué es el derecho?,
y esta última, es una de las preguntas más odiosas y de mayor com-
plejidad. Una de sus complejidades estriba en suponer un ser, una
ontología del derecho. Supondría buscar la esencia del derecho, tra-
tando de establecer su género próximo, y sus diferencias específicas7.
Las palabras no son unívocas ni inocentes. Es más, la mayoría de las
veces son ostensiblemente polisémicas, multisémicas, equívocas, he-
3
Platón recuerda que dichos siete sabios lo eran precisamente en su actividad práctica,
añadiendo después Aristóteles que «el hombre nació para dos cosas: para comprender
y para obrar». Giordano Bruno (1548–1600) agrega: «La providencia determinó que
el hombre se halle ocupado en la acción por las manos, y en la contemplación por
el intelecto, de modo tal que no contemple sin acción, ni actúe sin contemplación».
Mondolfo, Rodolfo, Verum factum, Editorial Siglo XXI, Buenos Aires, 1971.
4
Samaja, Juan, Epistemología y metodología. Elementos para una teoría de la
investigación científica, Editorial Eudeba, Buenos Aires, 2004, p. 24.
5
Voltaire, Tratado de la tolerancia, Traducción de Ricardo Zelarayán, Editorial
Losada, Buenos Aires, 2003.
6
El problema epistemológico o, en términos generales, del conocimiento, no es ajeno
a la disciplina jurídica, toda vez que precisamente, las reglas de la lógica se insertan
dentro del sistema, modo o forma de apreciación, valoración o conocimiento que
puede alcanzar el juez de la prueba rendida en juicio (confirmación fáctica de las
afirmaciones de las partes): sana crítica.
7
Desde Sócrates, Platón y Aristóteles, la temática de la definición es «tema». Vide:
Rickert, Heinrich, Teoría de la definición, Centro de Estudios Filosóficos, UNAM,
México, 1960, Cuaderno N° 9, pp. 370 y ss.
28
Bases para una sana crítica
§ 1. Generalidades
En el ejercicio de la actividad del conocer8, el pensamiento y los
sentidos cumplen un rol primordial. El pensamiento consiste esencial-
mente en resolver un problema, una cuestión (quæstio), una pregunta,
orientado sin duda a la respuesta de problemas concretos y contingen-
tes, sean fácticos, ideales, personales, psicológicos, económicos, afecti-
vos, etcétera. La habilidad de pensar, depende de la facultad humana
de ver las conexiones. El pensamiento reflexivo consiste en ponderar
un conjunto de hechos a fin de deducir sus conexiones: «No pensé»
significa frecuentemente «no pude conectar», es decir, «no reconocí
que, dado aquello, debo tener esto»9.
¿Qué es, qué estudia, para qué sirve la lógica?, ¿hacia qué temas
orienta sus investigaciones?10.
8
Stebbing, Susan, Introducción moderna a la lógica, UNAM, México, 1965.
9
Ibid. pp. 20 y ss.
10
Di Castro, E. (coord.), Conocimientos fundamentales de filosofía. Vol. I, UNAM/
.D(SBXm)JMM
.ÊYJDP
$PMFDDJÓO$POPDJNJFOUPT'VOEBNFOUBMFT
29
René David Navarro A.
11
Proposición (Del latín propositƱo, –ǀnis). Acción y efecto de proponer. En filosofía:
expresión de un juicio entre dos términos, sujeto y predicado, que afirma o niega este
de aquel, o incluye o excluye el primero respecto del segundo. En gramática: unidad
lingüística de estructura oracional, esto es, constituida por sujeto y predicado, que se
une mediante coordinación o subordinación a otra u otras proposiciones para formar
una oración compuesta; también palabra o conjunto de palabras con sentido completo.
En matemática: enunciación de una verdad demostrada o que se trata de demostrar. En
retórica: parte del discurso en que se anuncia o expone aquello de que se quiere convencer
y persuadir a los oyentes (DRAE). Juicio (Del latín iudicƱum). En sus acepciones castizas:
facultad del alma, por la que el hombre puede distinguir el bien del mal y lo verdadero
de lo falso; estado de sana razón opuesto a locura o delirio. Está en su juicio. Está fuera
de juicio; opinión, parecer o dictamen; seso, asiento y cordura (DRAE).
12
Di Castro, ob. cit.
30
Bases para una sana crítica
Ahora bien, como disciplina formal, la lógica tiene como tarea construir
lenguajes formales que busquen claridad, precisión y univocidad13.
Por ejemplo: cuando la lógica estudia unas formas de pensamiento
llamadas juicios o enunciados como estos: «Venus es un planeta»; «el oro
es un metal»; «el perro es un mamífero», no se interesa en los contenidos
diversos que cada uno de ellos expresa, pues desde el punto de vista de sus
objetos (o contenidos), estos serían de interés para otras ciencias particu-
lares como la astronomía, la mineralogía y la zoología, respectivamente14.
Para la lógica, estos juicios o enunciados no son más que ejemplos
de una forma de pensamiento que se diferenciaría de otras; verbigracia,
del concepto y del razonamiento. Para obtener la forma de los juicios
nos fijaríamos en los elementos que son comunes a todos ellos: tienen
un sujeto, vale decir, el objeto a que cada uno de ellos se refiere: Venus,
el oro, el perro. Asimismo, todos tienen un predicado, constituido por
aquello que se dice o atribuye de los sujetos, a saber: que es un planeta,
que es metal, que es un mamífero. Por último, en todos encontramos
un término de enlace representado por el verbo ser, que en la lógica
tradicional se conoce con el nombre de cópula, porque sirve para unir,
enlazar el sujeto con el predicado.
Gracias a la cópula (consideran los lógicos tradicionales), el juicio
puede hacer afirmaciones o negaciones: «El pizarrón es verde» (afir-
mación); «El pizarrón no es verde» (negación).
Si quisiéramos representarlos en una fórmula abstracta, eliminando
todo contenido, nos quedaríamos con esta: S es P, donde S son los dis-
tintos sujetos que ya hemos visto (Venus, oro, perro); «es» representa
la cópula (el verbo ser que une al sujeto con el predicado), mientras
que P representa los predicados (planeta, verde, mamífero).
Ahora bien, este esquema nos sirve solo para ilustrar lo que es una
forma o esqueleto lógico, que podría llenarse con todos los sujetos y los
predicados que se desearan, donde la cópula siempre afirmaría, por lo
cual siempre seguirían siendo formas correspondientes a juicios afirma-
tivos; i.e., son moldes (como los de las tortas, las gelatinas, etc.) que no
13
Recordemos que las palabras no son unívocas. Es más, en 99,9% de los casos
son ostensiblemente polisémicas, multisémicas, equívocas, heterosignificativas, no
unívocas.
14
Di Castro, ob. cit.
31
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por cambiar los sabores (piña, manzana...) dejarían de tener una forma
que los identifica como tales, en este caso como juicios afirmativos.
Así las cosas, podríamos decir (provisionalmente) que la lógica es
la disciplina que tiene un carácter formal, ya que estudia la estructura
o formas de pensamiento (tales como conceptos, proposiciones) con
el objeto de establecer razonamientos o argumentos válidos o correc-
tamente lógicos.
Una definición que nos puede ayudar a resumir los principales ob-
jetivos de la lógica es la que nos proporciona Gregorio Fingermann.15
Para este autor, la lógica es: «La ciencia de las leyes y de las formas
del pensamiento, que nos da normas para la investigación científica y
nos suministra un criterio de verdad»16.
Kant (1724-1804), uno de los más grandes pensadores de todos
los tiempos, expresa17: «A esta ciencia de las leyes necesarias del en-
tendimiento y de la razón en general o, lo que es lo mismo, de la mera
forma del pensamiento en general, la llamamos ahora lógica».
Agrega el sabio alemán, que la lógica en cuanto ciencia se refiere
a todo pensamiento en general, prescindiendo de los objetos como
materia del pensamiento, y por ello, puede ser considerada como fun-
damento de las demás ciencias y como la propedéutica de todo uso del
entendimiento; pero también (como hace abstracción de los objetos
reales), no puede ser ningún órganon18 de las ciencias. La lógica es el
arte universal de la razón, pero no sirve para la ampliación del cono-
cimiento (nuevos conocimientos), sino solo para el enjuiciamiento y
rectificación de nuestro conocimiento. Las reglas de la lógica no son
contingentes, sino necesarias, vale decir, parafraseando a Kant, no
son reglas que describan cómo pensamos, sino que prescriben cómo
«debemos» pensar19. Expresa también que la lógica se funda en prin-
15
Gregorio Fingermann, psicólogo y escritor argentino.
16
Fingermann, G., Lógica y teoría del conocimiento, El Ateneo, México, 1977, p. 10.
17
Kant, Immanuel, Lógica, Traducción de Carlos Correa, Ediciones Corregidor,
Buenos Aires 2010, pp. 35 y ss.
18
Kant define órganon, haciéndolo sinónimo de método o herramienta de inves-
tigación, señalando: «Entendemos por órganon una instrucción acerca de cómo
debe obtenerse un cierto conocimiento».
19
Kant, Immanuel, Lógica, ob. cit., p. 36.
32
Bases para una sana crítica
20
Las expresiones a priori («previo a», ex ante) y a posteriori («posterior a», ex post)
se han utilizado para distinguir entre dos tipos de conocimiento. El conocimiento a
priori sería aquel que es independiente de la experiencia. Se basaría en elementos,
principios, estructuras o conocimientos que no tienen un origen empírico, pues
descansan en la naturaleza de la propia razón. El conocimiento a posteriori es
aquel que depende necesariamente de la experiencia fáctica. El conocimiento a
priori se ha asociado con el conocimiento de lo universal y necesario; en cambio,
el conocimiento a posteriori se asocia con lo particular y contingente.
21
Kant, ob. cit., p. 38.
22
'SJFESJDI-VEXJH(PUUMPC'SFHF m
NBUFNÃUJDP
MÓHJDPZàMÓTPGPBMF-
mán, precursor de la nueva lógica matemática y de la filosofía analítica. Reconocido
como el mayor lógico desde Aristóteles.
23
Nicolás Copérnico (1473–1543), astrónomo polaco que estudió y desarrolló la
teoría heliocéntrica del sistema solar. Matemático, astrónomo, jurista, físico, clé-
rigo católico, gobernador, administrador, líder militar, diplomático y economista.
El modelo copernicano es considerado una de las teorías más importantes en la
historia de la ciencia occidental.
33
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24
*TBBD/FXUPO m
GÎTJDP
àMÓTPGPZNBUFNÃUJDPJOHMÊT
BVUPSEFMPTPhiloso-
phiæ naturalis principia mathematica, donde describió la ley de gravitación universal
y estableció las bases de la mecánica clásica mediante las leyes que llevan su nombre.
25
Gillies, Donald, «The Fregean Revolution in Logic», en Revolutions in Mathe-
matics, Oxford University Press, Oxford, 1995. Traducción de Marcela del Pilar
Gómez y Ángel Rivera Novoa, Universidad Nacional de Colombia.
26
Herrera, Alejandro, Modus Ponens, Boletín mexicano de lógica, núm. 2, mayo–
agosto, 1996, pp. 2–3.
27
Ya Aristóteles definió la esencia como aquello que hace que la cosa sea lo que es, y
no otra cosa. Esta misma noción de esencia la encontramos en el artículo 1444 del
Código Civil chileno: Art. 1444: «Se distinguen en cada contrato las cosas que son
de su esencia, las que son de su naturaleza, y las puramente accidentales. Son de
la esencia de un contrato aquellas cosas sin las cuales o no produce efecto alguno,
o degenera en otro contrato diferente; son de la naturaleza de un contrato las que
no siendo esenciales en él, se entienden pertenecerle, sin necesidad de una cláusula
especial; y son accidentales a un contrato aquellas que ni esencial ni naturalmente
le pertenecen, y que se le agregan por medio de cláusulas especiales».
34
Bases para una sana crítica
28
Galicia A., Moisés, Introducción a la lógica matemática, .D(SBXm)JMM
.ÊYJDP
1976, p. 11.
29
Axioma: Proposición tan clara y evidente que se admite sin necesidad de demos-
tración. En matemática, cada uno de los principios fundamentales e indemostrables
sobre los que se construye una teoría (DRAE). Apodíctico: Incondicionalmente
cierto, necesariamente válido (DRAE).
35
René David Navarro A.
lógica, se explica por el hecho de que estas leyes reflejan facetas y relaciones
de los objetos del mundo material tan simples que se dan en todas partes.
Como señala el profesor Manuel Correia30, antes de la publicación
en Cambridge del libro Mathematical Analysis of Logic (1847), de
George Boole, la lógica se identificaba con los desarrollos avanzados
por Aristóteles en sus escritos lógicos, y con las extensiones e interpre-
taciones antiguas, medievales y modernas basadas en esa fuente griega
original (Aristóteles).
Básicamente, los textos de Aristóteles referidos a la lógica son:
Categorías, De Interpretatione, Analíticos Primeros y Posteriores.
Luego también Tópicos y Refutaciones sofísticas.
Este es, además, el orden en que los escritos lógicos atribuidos a
Aristóteles se encontraban en los primeros códices31 medievales.
Este orden32 ya estaba establecido en el siglo VI d.C., el siglo de
Boecio. Orden basado no en el criterio del desarrollo de la teoría lógica
de Aristóteles, sino en un criterio de enseñanza útil para los neoplató-
nicos de ese tiempo.
Aristóteles (384–322 a. C.) fue –junto a Sócrates33 y Platón34– uno
30
Correia, Manuel, La lógica de Aristóteles, Ediciones Universidad Católica de
Chile, Santiago, 2003.
31
Originalmente, códice era el soporte material (de madera o papel) en el que se escribía
un texto. Posteriormente libro, y también texto legal orgánico y sistematizado.
32
Correia, Manuel, ob. cit.
33
Sócrates (470–399 a.C.). Filósofo griego. Hijo de una comadrona (partera, ma-
trona), y de un escultor. Pocos antecedentes se tienen con certeza de la biografía de
Sócrates, aparte de que participó como soldado de infantería en batallas griegas de su
tiempo. Su esposa, Xantipa, era famosa por su supuesto mal carácter y por regañar
y reprender permanentemente al famoso sabio ateniense (cabe elucubrar qué sería
de la cultura occidental sin ella). Maestro de Platón. No dejó ningún escrito (¡no ha
faltado el político que ha declarado sentirse influido por los escritos de Sócrates!).
Fue Platón quien lo hizo famoso y reconocido en el curso de la historia. La Apología
de Sócrates, escrita por Platón, es un clásico de la literatura universal.
34
Platón (428–347 a.C.). Se ha dicho que antes de él, solo hubo prehistoria de la
filosofía. Platón fundó en el año 387 la Academia, en un bosque cercano a Atenas
dedicado al héroe Akademos. En 529, el emperador romano–bizantino Justiniano
clausuró la Academia platónica de Atenas, puesto que (según él) era antro de he-
rejes y favorecía la disputa entre los cristianos. Entre muchísimas contribuciones
de Platón a la humanidad, está su Alegoría de la caverna, la que ocupa un lugar
primordial en la cultura occidental. Refiere a una explicación metafórica, realizada
al inicio del VII libro de La República, sobre la situación en que se encuentra el
ser humano respecto del conocimiento. En ella, Platón explica su teoría de cómo
podemos captar la existencia de los dos mundos: el mundo sensible (conocido a
36
Bases para una sana crítica
través de los sentidos) y el mundo inteligible (solo alcanzable mediante el uso ex-
DMVTJWPEFMBSB[ÓO
8IJUFIFBEFYQSFTÓRVFMBIJTUPSJBEFMQFOTBNJFOUPPDDJEFOUBM
no era más que una serie de notas a pie de página de Platón.
35
Jaeger
8FSOFS
Aristóteles, Fondo de Cultura Económica, México, 1995.
36
Tomás de Aquino (1224–1274), teólogo, santo y filósofo, es el principal representante
de la tradición escolástica, y fundador de la escuela tomista de teología y filosofía. Es
conocido también como Doctor Angélico o Doctor Común, y es considerado santo
por la Iglesia católica. Su trabajo más conocido es la Summa Teologicæ, tratado en
el cual postula cinco vías para demostrar la existencia de Dios. Canonizado en 1323,
fue declarado Doctor de la Iglesia en 1567 y santo patrón de las universidades y
centros de estudio católicos en 1880. Tomás de Aquino ha sido considerado el pensa-
EPSPDDJEFOUBMNÃTJOáVZFOUFFOUSF4BO"HVTUÎOZ/FXUPO-BHSBODPOUSJCVDJÓOEF
Aquino fue su intento de reconciliar a Aristóteles y al cristianismo; su aristotelización
del cristianismo fue más influyente que su cristianización de Aristóteles. Aquino fue
considerado en su época un radical: su idea era que la vida podía ser disfrutada y
que Aristóteles tenía mucho que decir sobre cómo hacerlo. Esto suponía, de alguna
37
René David Navarro A.
forma, restar importancia a la otra vida y es claro que ello tendría un enorme efecto
en la Iglesia, cuya autoridad se debilitaría progresivamente (8éüû÷ö, Peter, Historia
intelectual de la humanidad, Editorial Crítica, Barcelona, 2009, pp. 582 y ss.). No
obstante, gracias a Santo Tomás (y a una rancia y duradera visión ultratradicional
de izquierdas y derechas) perduran frases del tipo: «Existe sólo un coito perfecto:
aquél que se da entre un hombre y una mujer con el fin de procrear […]; el varón es
el centro de la creación, la mujer sólo una vasija encargada de recibir la semilla de
su compañero […]. Dios creó a la mujer más imperfecta que al hombre, y por ello
la obligó a obedecerle; al hombre Dios lo dotó de sobreabundancia de sensatez y
razón». Summa Teologicæ (pássim).
37
Avicena (1126–1198), filósofo y médico andalusí, maestro de filosofía y leyes
islámicas, matemáticas, astronomía y medicina. Averroes (980–1037) fue un mé-
dico, filósofo y científico persa. Escribió cerca de 450 libros sobre diferentes temas,
predominantemente de filosofía y medicina.
38
En el Renacimiento, la filosofía de Aristóteles, se ve opacada a raíz de los nuevos
descubrimientos y métodos científicos, y la cercanía a Santo Tomás de Aquino
lo llevan a un segundo plano. Pero su influjo, aunque ya no en la física, seguirá
vigente en el pensamiento filosófico y lógico en todos los grandes pensadores, en
Leibniz, en Hegel, etcétera. Cabe hacer notar, que Aristóteles (en su obra) habría
defendido la legitimidad de la esclavitud y la superioridad de los hombres por
sobre las mujeres. Lo anterior ha sido considerado uno de los peores desaciertos
del estagirita. Rabinovich–Berkman, Ricardo, Principios generales del derecho
latinoamericano, Editorial Astrea, Buenos Aires, 2006, p. 147.
38
Bases para una sana crítica
39
Ob. cit., p. 35.
40
En 1831, Immanuel Bekker editó el texto griego de las obras de Aristóteles que
han sobrevivido. August Immanuel Bekker (1785–1871) fue un filólogo y crítico
de lenguas alemán.
41
La mayoría de los técnicos en la materia se refieren a estas obras utilizando esta
abreviación y la numeración de Bekker (por ejemplo: Cat 1–2, significa Categorías,
páginas 1 y 2). Por lo general, cuando las citas son más exactas se utilizan las letras
‘a’ y ‘b’ para indicar las columnas izquierda y derecha, respectivamente, indicando
también las líneas del texto de Bekker (por ejemplo: 1 a 2–2b4, significa desde página
1, columna a, línea 2, hasta página 2, columna b, línea 4). Esta nomenclatura es uni-
versalmente aceptada y seguida en toda buena edición de Aristóteles. Es conveniente
utilizarla siempre que se realice un trabajo sobre este filósofo, ya que ayuda a citar
el texto griego de la edición crítica con exactitud. Correia, ob. cit., p. 35.
39
René David Navarro A.
misma significa que una cosa es una cosa. Podemos decir que una cosa
cambia constantemente; sin embargo, sigue siendo ese mismo objeto,
pues si no fuese así, no podríamos decir que ese objeto ha cambiado.
Todas las cosas, por mucho que cambien, tienen algo que las identi-
fica, un sustrato que nos permite identificarlas en la totalidad de sus
diversas situaciones. Prima facie, cuando formalmente aludimos a la
identidad, nos referimos a los objetos o cosas, por lo cual este sería
un principio de carácter ontológico, porque nos referimos a las cosas
(la ontología estudia el ser)42. Para que fuera una regla estrictamente
lógica tendríamos que aplicarlo o referirlo a los juicios o enunciados,
diciendo, por ejemplo: que «todo enunciado es idéntico a sí mismo»43.
2.3. TERCERO EXCLUIDO. Esta regla declara que todo tiene que ser
o no ser: «A es B» o «A no es B». Si decimos, por ejemplo, que «el
perro es un mamífero» y que «el perro no es mamífero», no podemos
42
La deontología estudia el deber ser.
43
Es necesario tomar en cuenta esta misma observación al estudiar las demás reglas,
en las cuales advertiremos siempre un plano ontológico (cuando se refieren a objetos
o cosas) y un plano lógico o abstracto (cuando se refieren a formas lógicas, como
los juicios).
40
Bases para una sana crítica
rechazar estas dos proposiciones como falsas, pues no hay una tercera
posibilidad. Tomando en cuenta la regla del tercero excluido, es preciso
reconocer que una alternativa es falsa y otra verdadera, y que no cabría
una tercera posibilidad.
44
Gottfried Leibniz es uno de los grandes pensadores del siglo XVII y XVIII, y se
le ha reconocido como «el último genio universal». Realizó importantes contri-
buciones en las áreas de la metafísica, la epistemología, la lógica, el derecho, la
filosofía de la religión, así como en matemática, física, geología e historia. Aprendió
matemáticas con Huyghens. Hawking, Stephen, Historia del tiempo, Editorial
Crítica, Barcelona, 1988, p. 230.
45
La Monadología (1715) es una de las obras que mejor resume la filosofía de
este autor. Se llama así porque –siguiendo a Marsilio Ficino, Giordano Bruno y
"OOF$POXBZm
-FJCOJ[RVJTPSFUPNBSFMOPNCSFmonas del griego, que significa
«unidad»; y logos, «ciencia» o «estudio». La monadología sería el estudio de las
mónadas o la ciencia de la unidad.
IUUQXXXQIJMPTPQIJBDMCJCMJPUFDBMFJCOJ[NPOBEPMPHJBQEG
41
René David Navarro A.
46
USO DE RAZÓN. LOS CAUCES DEL RAZONAMIENTO. © Ricardo García Damborenea Cfr.:
IUUQQFSTPXBOBEPPFTVTPEFSB[POXFCIUNMDPOUFODBVDFDBVDF$BVDF
marcos.htm
De aquí en adelante en este §, parafrasearemos casi íntegramente este documento.
42
Bases para una sana crítica
{
Analítica o deductiva Deducción
Inferencia
{
Inducción
Sintética Hipótesis
(Abducción)
Hace un siglo que Peirce49 ideó, para estas tres formas de discurrir
(pensar), un buen ejemplo que transcurre en una tienda antigua de aba-
rrotes (él no habla de «porotos», habla de «judías». Nosotros vamos a
hablar de «porotos», para evitar cualquier inconveniente lingüístico):
47
Más de algún lector atento podría decir que María fue a esquiar, o simplemente se
«bronceó» en el patio de su casa. Estas últimas también son inferencias hipotéticas.
48
Peirce, Charles, Obra filosófica reunida (1867–1893), Tomo I, trad. Darin Mc-
Nabb, Edición Nathan Houser, Christian Kloesel, Fondo de Cultura Económica,
México DF, 2012.
49
Charles Sanders Peirce (1839–1914), filósofo, lógico y científico estadounidense,
considerado el fundador del pragmatismo y precursor de la semiótica contemporánea.
43
René David Navarro A.
Inducción:
Cada poroto que sale del saco es blanco.
Luego todos los porotos del saco son blancos.
Deducción:
Todos los porotos de ese saco son blancos.
Este paquete contiene porotos de dicho saco.
Luego los porotos de este paquete son blancos.
Hipótesis (abducción):
Todos los porotos de ese saco son blancos.
Los porotos que me dan son blancos.
Luego puedo presumir que vienen de dicho saco50.
En general, los argumentos basados en la experiencia u observación
se expresan mejor inductivamente y se sostienen mostrando los casos
individuales: Se inscriben más vehículos en Copiapó que en el resto de
Atacama: ¡acá están las cifras!
Los argumentos que se amparan en reglas generales, definiciones,
u otros principios ampliamente aceptados, se expresan mejor deduc-
tivamente, mostrando que se puede aplicar la regla o la definición, al
caso de que se trate: Los copiapinos son chilenos, porque Copiapó
está en Chile.
50
Este razonamiento es llamado «hoy» una abducción, es decir, la inferencia de un
caso a partir de una regla general y un resultado. En sus primeros artículos, Peirce
no usa la palabra «abducción» para denominar este tipo de argumento. En su lu-
gar habla de «hipótesis», «conjetura» o «suposición». La inferencia hipotética (o
abducción) no tiene carácter necesario, sino meramente probable, y es también un
tipo de razonamiento sintético o ampliativo. La abducción es el proceso de razo-
namiento mediante el cual se engendran las nuevas ideas, las hipótesis explicativas
y las teorías científicas. No es superfluo decir que la abducción es el primer modo
de inferencia, puesto que si las nuevas ideas son fruto de la abducción, entonces
ella constituye el primer paso en toda investigación.
44
Bases para una sana crítica
51
Arquímedes de Siracusa (287–212 a. C.) fue un matemático griego, físico, inge-
niero, inventor y astrónomo. Dio una aproximación extremadamente precisa del
número ∏ (pi). También definió fórmulas para los volúmenes de las superficies.
Murió durante el sitio de la ciudad de Siracusa, cuando fue asesinado por un sol-
dado romano, a pesar de que existían órdenes de que no se le hiciese ningún daño.
A diferencia de sus inventos, los escritos matemáticos de Arquímedes no fueron
muy conocidos en la antigüedad. Los matemáticos de la Biblioteca de Alejandría
lo leyeron y lo citaron, pero la primera compilación integral de su obra no fue
realizada hasta 530 d.C. por Isidoro de Mileto.
52
Cfr. Diccionario del Centro Virtual Cervantes de términos claves de español como
lengua extranjera: (DCVC)
http://cvc.cervantes.es/ensenanza/biblioteca_ele/diccio_ele/indice.htm#i
45
René David Navarro A.
53
La expresión marcos de conocimiento designa el conjunto de estructuras cogniti-
vas basadas en experiencias pasadas que filtran y dan forma a las percepciones y
cuya función principal consiste en ayudar a procesar, organizar y comprender las
informaciones y experiencias nuevas. Así, el carácter, la riqueza y la estructura de
los conocimientos previos condicionan los nuevos conocimientos y experiencias,
y estos, a su vez, modifican y reestructuran aquellos. Los marcos de conocimiento
son conocidos también como modelos, guiones, esquemas, prototipos (en inglés:
patterns, scripts, schemata, prototypes, respectivamente). Cfr. enlace mencionado
en la nota anterior (DCVC).
46
Bases para una sana crítica
§ 4. Los silogismos54
¿Qué es un razonamiento? ¿Cuántos tipos de razonamiento hay?
Aristóteles definió el silogismo (que sería su modelo de razona-
miento perfecto) como «un discurso en el que, sentadas ciertas cosas,
se sigue necesariamente algo distinto de lo ya establecido por el “simple
hecho” de darse esas cosas».
Ferrater Mora55 señala que la anterior es una definición muy general
y que bien puede abarcar tanto el razonamiento silogístico como muchos
otros tipos de razonamiento, e incluso a la inferencia deductiva en general.
En un pasaje, Aristóteles llama la atención sobre esta ambigüedad
y la necesidad de precisar: «Hay que hablar del razonamiento antes
que de la demostración por ser el razonamiento más universal que la
demostración; en efecto, la demostración es un cierto ‘tipo de’ razona-
miento pero los razonamientos no son todos demostraciones».
El estagirita opone en muchas ocasiones el silogismo demostra-
tivo o deducción y la inducción o comprobación como dos procesos
del pensamiento completamente diferentes. La deducción iría de lo
universal a lo particular y la inducción de lo particular a lo universal.
No obstante, la inducción suele ser presentada bajo la forma del
silogismo demostrativo. Incluso la refutación es considerada a veces
como un razonamiento que obedece a la forma silogística56.
En un reiterado ejercicio de extrapolación del silogismo, el pre-
ceptor de Alejandro Magno reduce todo tipo de razonamiento a la
54
El presente § se extrae principalmente de Trujillo A., Julián Fernando; Vallejo
Á., Ximena, «Silogismo teórico, razonamiento práctico y raciocinio retórico dia-
léctico», Praxis Filosófica, N° 24, Universidad del Valle, Colombia, enero–junio,
2007, pp. 79–114.
55
Ferrater M., Diccionario de filosofía, Ed. Alianza, Madrid, 1985.
56
La refutación es un silogismo que descubre la contradicción en la conclusión del
silogismo del oponente (Refutaciones sofísticas, Ref. Sof 165ª 1–5).
47
René David Navarro A.
57
+BO-VLBTJFXJD[ m
NBUFNÃUJDPQPMBDP4VUSBCBKPTFDFOUSÓFOMBMÓHJDB
matemática. También se dedicó a la filosofía, aproximándose a los aspectos humanos
de la creación de la teoría científica con ideas similares a las de Karl Popper.
58
Lukasiewicz, Jan, La silogística de Aristóteles. Desde el punto de vista de la lógica
formal moderna, Editorial Tecnos, Madrid, 1977, p. 13.
59
Sexto Empírico (160–210 d.C.), médico y filósofo griego, representante del
48
Bases para una sana crítica
Si todos los hombres son mortales y todos los griegos son hombres,
entonces todos los griegos son mortales.
49
René David Navarro A.
60
Mitchell, David, La tradicional lógica de términos, Editorial Labor, Barcelona,
1968.
50
Bases para una sana crítica
61
Lukasiewicz, Jan, La silogística de Aristóteles, ob. cit., pp. 17–18.
62
Ob. cit.
63
Filósofo romano de inicios de la Edad Media. Anicio Manlio Torcuato Severino
Boecio (480–524 d.C.), con el propósito de unificar ambas escuelas filosóficas
(académica y peripatética), se propuso traducir al latín las obras de Platón y
Aristóteles, pero no concluyó su proyecto: solo se conservan su traducción de las
Categorías y del Peri hermeneias de Aristóteles.
51
René David Navarro A.
De todos estos cinco tipos, para Ruy Pérez Tamayo, los tres más
importantes en la historia del método científico son el i) modus ponens,
el ii) modus tollens y otro no señalado arriba, que se conoce en medios
filosóficos como la «falacia de afirmar la consecuencia», y que se enun-
cia como: Si p implica q, y q es cierto, entonces p también es cierto.
Este silogismo hipotético, afirma Pérez Tamayo, es de gran tras-
cendencia en la filosofía de la ciencia, porque se refiere a algo que será
64
Ferrater Mora, ob. cit.
65
Crisipo de Soli (281–208 a.C.), filósofo griego, figura máxima de la escuela estoica.
Le llamaban segundo fundador de la Stoa (denominación, en arquitectura griega,
de un pórtico). Los estoicos dividían la lógica en retórica y dialéctica.
66
Pérez T., Ruy, ¿Existe el método científico?, Fondo de Cultura Económica, México,
2010, pp. 33 y ss.
52
Bases para una sana crítica
Si todo M es P
y todo S es M,
Entonces todo S es P
67
Karl Raimund Popper (1902–1994), filósofo y teórico de la ciencia nacido en
Austria y posteriormente ciudadano británico. El falsacionismo, refutacionismo
o principio de falsabilidad es una corriente epistemológica fundada por Karl
Popper. Para Popper, constatar una teoría significa intentar refutarla mediante un
contraejemplo. Si no es posible refutarla, dicha teoría queda corroborada, pudiendo
ser aceptada provisionalmente, pero nunca verificada. Dentro del falsacionismo
metodológico, se pueden diferenciar el falsacionismo inicial de Popper y el falsa-
cionismo de su obra tardía y la metodología de los programas de investigación de
Imre Lakatos (1922–1974).
53
René David Navarro A.
y B conviene a todo C,
entonces A conviene (tiene que ser predicado…) a todo C
68
La escolástica puede ser definida como aquel movimiento filosófico–teológico que
intentó utilizar las raíces grecolatinas clásicas para comprender el cristianismo. Esta
postura fue la dominante del pensamiento medieval (teniendo ribetes inhumanos y
dramáticos con la institución del Santo Oficio de la Inquisición), y se basó (principal-
mente) en un intento de reconciliación entre la fe y la razón, con claro predominio
de la primera, suponiéndose la máxima: «La filosofía es sierva de la teología».
54
Bases para una sana crítica
69
Para la bibliografía de Peirce, vide la citada por Trujillo A., Julián Fernando;
Vallejo Á., Ximena, «Silogismo teórico, razonamiento práctico y raciocinio
retórico dialéctico», Praxis Filosófica, N° 24, Universidad del Valle, Colombia,
enero–junio, 2007.
55
René David Navarro A.
70
Apodíctico: Incondicionalmente cierto, necesariamente válido (DRAE).
71
Entimema: Silogismo abreviado que, por sobrentenderse una de las premisas,
solo consta de dos proposiciones, que se llaman antecedente y consiguiente; por
ejemplo: «el sol alumbra, luego es de día» (DRAE).
72
Sorites: Raciocinio compuesto de muchas proposiciones encadenadas, de modo
que el predicado de la antecedente pasa a ser sujeto de la siguiente, hasta que en
la conclusión se une el sujeto de la primera con el predicado de la última (DRAE).
73
Epiquerema: Silogismo en que una o varias premisas van acompañadas de una
prueba (DRAE).
56
Bases para una sana crítica
74
8éüû÷ö, Peter, Historia intelectual de la humanidad, Editorial Crítica, Barcelona,
2009, p. 392.
75
Stebbing, Susan, Introducción moderna a la lógica, UNAM, México, 1965, p. 57.
57
René David Navarro A.
76
Protágoras (siglo V a.C.), filósofo griego, es también famoso por su máxima: «El
hombre es la medida de todas las cosas».
58
Bases para una sana crítica
77
8JMMJBNEF0DLIBN m
GSBJMFGSBODJTDBOPZàMÓTPGPJOHMÊT'VFDJUBEP
a Aviñón en 1324 por el papa Juan XXII acusado de herejía, y pasó cuatro años
allí bajo arresto domiciliario mientras sus enseñanzas y escritos eran investigados.
78
Bertrand Russell (1872–1970), filósofo, matemático y escritor británico. En
matemáticas es autor de los Principia mathematica KVOUPDPO"MGSFE8IJUFIFBE
Conocido pacifista durante la Primera Guerra Mundial. Estuvo en prisión dos
veces: la primera conectada con sus actividades pacifistas durante la gran guerra
y la segunda por participar en una manifestación contra la proliferación de armas
OVDMFBSFT$POUSBKPNBUSJNPOJPDVBUSPWFDFT'VFNBFTUSPEF-VEXJH8JUUHFOTUFJO
79
Menos popular (y no por eso menos importante) es la llamada navaja de Hanlon.
Consistiría en un refrán o máxima que dice: «Nunca le atribuyas a la maldad lo
que puede ser explicado por la estupidez».
80
&OVOFYDFMFOUFEJDDJPOBSJPEJTQPOJCMFHSBUVJUBNFOUFFOMBXFC
$GSIUUQQFSTPXBOBEPPFTVTPEFSB[POXFCIUNMDPOUFOBSDBEJDDJEJDDJIUN
59
René David Navarro A.
60
Bases para una sana crítica
61
René David Navarro A.
81
García expresa que es mucho más fácil clasificar insectos porque plantean menos
problemas conceptuales y están mejor definidos. Los sofismas o falacias, por el con-
trario, son escurridizos y equívocos: un mismo error puede constituir varios sofismas
a la vez. Exhorto aquí (a quienes dominan el idioma inglés) para que traduzcan al
español la obra de Jeremy Bentham titulada The Book of Fallacies, la cual eviden-
temente no está en nuestro idioma, y que está disponible en Google Books.
62
Bases para una sana crítica
82
Etimológicamente, imbécil proviene de im (in = «sin») baculi («báculo», «bastón»):
sería aquel que dice cosas sin apoyo, sin bastón, sin sustento.
83
Jung advierte sobre el peligro del misoneísmo o miedo (aversión) a lo nuevo, a
lo que no se conoce, a lo que no es como siempre. Jung, Carl, El hombre y sus
símbolos, Editorial Paidos, Barcelona, 1999, p. 23.
63
René David Navarro A.
64
Bases para una sana crítica
65
René David Navarro A.
66
Bases para una sana crítica
67
René David Navarro A.
84
John Locke (1632–1704), filósofo y teórico político inglés. En sus Cartas sobre la
tolerancia, Locke hace aún más explícita la noción de libertad. Esta significa para
él: tolerancia. La tolerancia es aquella actitud política, individual o estatal que
permite «la difusión de opiniones aun cuando éstas sean contrarias al gobierno
o a las prácticas de un gobierno. Solamente en un caso debe el Estado ser intole-
rante: siempre que el que actúa lo haga contra la ley natural, es decir, contra la
ley de la razón. Hay que dejar de ser tolerante contra la intolerancia». A la teoría
del conocimiento dedicó Locke sus páginas más brillantes: el Ensayo sobre el
68
Bases para una sana crítica
69
René David Navarro A.
70
Bases para una sana crítica
71
René David Navarro A.
En cierta ocasión, rabí Baruj tenía como huésped a un hombre erudito, que en
un momento de la conversación le dijo: –¡Por favor, rabí Baruj, déjame escuchar
ya mismo tus enseñanzas! ¡Me encanta lo bien que hablas! Y rabí Baruj, con cierta
tristeza, le respondió: –Si estuviera seguro de que mi virtud consiste sólo en hablar
bien, le pediría al Señor que me enmudeciera para siempre88.
Los infieles se asemejan al que grita a un hombre que no oye más que el sonido de la
voz y el grito (sin distinguir palabras). Sordos, mudos, ciegos, no comprenden nada89.
85
Jung, Carl G., El hombre y sus símbolos, Ediciones Paidós Ibérica, Barcelona,
1999, pp. 83 y ss.
86
Serrano, Sebastià, La lingüística. Su historia y su desarrollo, Editorial Montesinos,
Barcelona, 1999; Saussure, Ferdinand de, Curso de lingüística general, Editorial
Losada, Buenos Aires, 1945, reimpresión de 2007.
87
Tercera Carta del Apóstol Santiago.
88
Shem Tov, y otros, Los mejores cuentos hasídicos, Editorial Longseller, Buenos
Aires, 2004, p. 15.
89
Corán, Sura II, N° 170.
72
Bases para una sana crítica
90
Ferdinand de Saussure (1857–1913), antropólogo y filólogo suizo, considerado el
fundador de la lingüística moderna.
91
Sebastià Serrano Farrera (1949– ), matemático, lingüista y escritor español.
92
Serrano, ob. cit., p. 11.
93
Ibid.
73
René David Navarro A.
94
Saussure, Ferdinand de, Curso de lingüística general, Editorial Losada, Buenos
Aires, 1945, reimpresión de 2007.
95
Jung, Carl G., El hombre y sus símbolos, Ediciones Paidós Ibérica, Barcelona,
1999, p. 40.
96
La gramática es la disciplina que estudia los elementos de una lengua y sus
combinaciones; también, el arte de hablar y escribir correctamente una lengua.
Antiguamente, solo se refería al estudio de la lengua latina (DRAE).
74
Bases para una sana crítica
97
Para el DRAE, la retórica es el arte del bien decir, de dar al lenguaje escrito o
hablado eficacia bastante para deleitar, persuadir o conmover; también la teoría
de la composición literaria y de la expresión hablada. En términos despectivos, un
uso impropio o intempestivo de este arte.
98
Serrano, ob. cit., pp. 16 y ss.
99
Foro: Lugar físico de la antigüedad greco–latina, donde se discutía de política y
se llevaban a cabo los pleitos y litigios jurídicos. De ahí las expresiones ciencia
forense, medicina forense, práctica forense. Forense sería sinónimo de la palabra
«jurídico» y/o «legal». La expresión abogado deriva de ad vocatus: el llamado al
foro para la defensa de las partes de un litigio. Logógrafo: Es sinónimo de abogado
aun antes de la Grecia de Pericles. Manfredi, arqueólogo y escritor italiano, nos
hace llegar también la palabra sicofanta. De etimología incierta, designaba –en la
Grecia arcaica– a la persona que oficiaba de «acusador particular» (querellante
diríamos nosotros). Manfredi añade que, este tipo de individuos (los sicofantes) eran
despreciados por todo el mundo, aunque su profesión era lucrativa. Manfredi,
Valerio M., Akropolis, Random House Mondadori, Barcelona, 2005, p. 170. Para
el Diccionario de la Real Academia Española el término sicofanta significa: (Del
lat. sycophanta, y este del gr. ıȣțȠijȞIJȘȢ. 1. m. Impostor, calumniador.
100
Sabemos que Sócrates luchó contra los llamados sofistas, padres de la retórica
clásica (Gorgias y Cía.). De allí, viene su desprestigio, el que (creemos) es infunda-
do. El mismo Sócrates no hubiera podido ser conocido por nosotros, sino gracias
a la brillante retórica que Platón plasmó en sus diálogos, particularmente en la
apología de su maestro.
101
La retórica como disciplina susceptible de ser enseñada como un arte, se desarrolla
en Grecia a partir de las exigencias dialógicas reclamadas por la instauración del
sistema democrático. El profesor Covarrubias en el prólogo de su texto expresa:
«Puesto que en los últimos años ha surgido un creciente interés por los estudios
sobre la persuasión, no solamente en filosofía y lingüística, sino que también en
otras disciplinas como el Derecho –aspecto […] de principal importancia en Chile
con motivo de la […] modificación del procedimiento penal, que sustituye el sistema
escrito por el oral– he estimado oportuno ofrecer este libro». Vide: Covarrubias
75
René David Navarro A.
76
Bases para una sana crítica
106
Saussure, ob. cit., p. 43.
107
La semiótica (que también ha recibido, entre otros, el nombre de semiología) es
la ciencia que estudia el signo en general; todos los signos que formen lenguajes o
sistemas. Se entiende por signo todo aquello que representa una cosa. Se relaciona
evidentemente con la filosofía del lenguaje. Beuchot, Mauricio, La semiótica. Te-
orías del signo y el lenguaje en la historia, Fondo de Cultura Económica, México,
2009, pp. 7 y ss.
108
«La Praga de los años 1920 reúne condiciones especiales […] confluyen allí una
tradición checa por los problemas de fundamentación de la ciencia y el arte; por
la teoría, una tradición rusa que procede de exiliados a causa de la Revolución,
con una sensibilidad por los problemas lingüísticos, y especialmente por los so-
ciolingüísticos». Serrano, ob. cit., pp. 75 y ss.
77
René David Navarro A.
109
Roman Jakobson (1896–1982), lingüista, fonólogo y teórico de la literatura ruso.
110
Serrano, ob. cit., pp. 78 y ss.
111
Louis Trolle Hjelmslev (1899–1965), lingüista danés.
112
Dijo un copiapino: «Todos los copiapinos son mentirosos».
113
La fonética (del griego fono, «sonido» o «voz») es el estudio de los sonidos físicos
del discurso humano.
114
El concepto matemático de isomorfismo (del griego iso, «igual», y –morfos, «for-
ma») pretende captar la idea de tener la misma estructura.
115
Serrano, ob. cit., pp. 81 y ss.
78
Bases para una sana crítica
116
Franz Boas (1858–1942), antropólogo estadounidense de origen judío alemán.
117
&EXBSE4BQJS m
BOUSPQÓMPHPmMJOHÛJTUBFTUBEPVOJEFOTF
118
#FOKBNJO-FF8IPSG m
MJOHÛJTUBFTUBEPVOJEFOTF
119
Leonard Bloomfield (1887– 1949), filólogo y lingüista norteamericano.
120
Serrano, ob. cit., pp. 93 y ss.
121
Que no es el popular director de Escuela Seymour Skinner, de la serie de Matt
Groening, sino que la referencia hace alusión a Burrhus Frederic Skinner; sin
embargo, Groening se habría inspirado en él para el nombre. Burrhus Frederic
Skinner (1904–1990), psicólogo y escritor norteamericano.
122
Charles Egerton Osgood (1916–1991), psicólogo norteamericano.
123
Serrano, Ibid.
124
Avram Noam Chomsky (1928), lingüista, filósofo y activista estadounidense. Es
profesor emérito de lingüística en el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT)
y una de las figuras más destacadas de la lingüística del siglo XX.
125
Kuhn, Thomas, La estructura de las revoluciones científicas, Fondo de Cultura
Económica, Santiago, 2000.
79
René David Navarro A.
126
Etimológicamente, paradigma proviene del griego parádeigma, que significa
«ejemplo».
127
John Rogers Searle (1932) es profesor de filosofía en la Universidad de California,
Berkeley, y es célebre por sus contribuciones a la filosofía del lenguaje, a la filosofía
de la mente y de la conciencia, a las características de las realidades sociales frente
a las realidades físicas, y al razonamiento práctico.
128
Searle, John, Actos de habla, Ediciones Cátedra, Madrid, 2007, 6ta ed.
80
Bases para una sana crítica
129
Serrano, ob. cit., pp. 136 y ss.
130
-VEXJH+PTFG+PIBOO8JUUHFOTUFJO m
GVFVOàMÓTPGPZMJOHÛJTUBBVTUSÎB-
co, posteriormente nacionalizado británico. En vida publicó solamente un libro:
el Tractatus logico–philosophicus, que influyó en gran medida a los positivistas
lógicos del Círculo de Viena, movimiento del que nunca se consideró miembro.
Tiempo después, el Tractatus GVFTFWFSBNFOUFDSJUJDBEPQPSFMQSPQJP8JUUHFOTUFJO
en Los cuadernos azul y marrón, y en sus Investigaciones filosóficas, ambas obras
póstumas. Fue discípulo de Bertrand Russell en el Trinity College de Cambridge,
donde más tarde también él llegó a ser profesor.
131
+PIO-BOHTIBX"VTUJO m
àMÓTPGPCSJUÃOJDP
QSPCBCMFNFOUFMBàHVSB
más relevante en lo que se ha dado en llamar filosofía del lenguaje.
132
Johann Georg Bühler (1837–1898), teólogo, jurista y filólogo alemán.
81
René David Navarro A.
el uso del lenguaje, esto es, todos aquellos factores a los que no se hace
referencia en un estudio puramente formal133.
§ 8. La argumentación en el derecho y la
argumentación «a secas»
En este punto, es imposible en habla hispana no seguir la obra134
de Manuel Atienza135.
¿Bajo qué condiciones un argumento puede considerarse justifi-
cado? En términos generales, cabe hablar de una justificación formal
de los argumentos (cuándo un argumento es formalmente correcto)
y de una justificación material (cuándo puede considerarse que un
argumento –en un campo determinado– resulta aceptable). Ello per-
mitiría distinguir entre la lógica formal o deductiva, por un lado, y lo
que a veces se llama lógica material o informal (en donde se incluirían
disciplinas como la tópica o la retórica), por el otro.
La teoría estándar de la argumentación jurídica se sitúa preci-
samente en esta segunda perspectiva, esto es, en el contexto de jus-
tificación de los argumentos y, en general, suele tener pretensiones
tanto descriptivas como prescriptivas. Se trata, por tanto, de teorías
133
DCVC.
134
Atienza, Manuel, Las razones del derecho. Teorías de la argumentación jurídica,
UNAM, México, 2007.
135
Manuel Atienza Rodríguez (1951), jurista y filósofo del derecho español.
82
Bases para una sana crítica
136
Robert Alexy (1945) es un filósofo del derecho alemán, profesor de la Universidad
Christian–Albrechts, de Kiel, Alemania.
137
Donald Neil MacCormick (1941–2009) fue un prestigioso filósofo del derecho
escocés y de la teoría política. Regius Profesor en la Universidad de Edimburgo.
138
Verbigracia, en sistemas procesales basados en la modalidad valorativa de la
evidencia judicial, denominada sana crítica.
139
Aunque no es profusamente citado por Atienza, creo de justicia destacar, junto a
las figuras de Alexy y MacCormick, la obra no muy difundida del jurista y filósofo
del derecho Aulis Aarnius. Aulis Arvi Aarnius (1937), jurista y pensador finlandés.
Dentro de sus múltiples contribuciones, destacan: The Rational as Reasonable: A
Treatise on Legal Justification. Reidel, Dordrecht, 1987; Reason and Authority. A
Treatise on the Dynamic Paradigm of Legal Dogmatics. Darthmouth, Aldershot,
1997; Interpreting Statutes (eds. N. MacCormick & R.S. Summers, Darthmouth,
Aldershot, 1991), Interpreting Precedents (eds. N. MacCormick & R.S. Summers,
Ashgate, Aldershot, 1997). En español, existe el texto Lo racional como razonable,
del Centro de Estudios Constitucionales, Madrid, 1997, y «Las reglas en serio»,
en el texto La normatividad del derecho, de Editorial Gedisa, Barcelona, 1997.
140
Axioma: Proposición tan clara y evidente que se admite sin necesidad de demos-
tración. En matemática, cada uno de los principios fundamentales e indemostrables
sobre los que se construye una teoría (DRAE).
83
René David Navarro A.
141
Tautología: Definición que no entrega información nueva por encontrarse esta
en su propio enunciado. Para el DRAE, tautología es la repetición de un mismo
pensamiento, expresado de distintas maneras.
142
Christian Plantin (1947), lingüista y estudioso francés. Es director de investigación
del Centre National pour la Recherche Scientifique (CNRS) y forma parte del grupo
de investigación de la Universidad de Lyon–II.
143
Plantin, Christian, La argumentación, Editorial Ariel, Barcelona, 2010, pp. 13 y ss.
144
Ibid., pp. 16 y ss.
145
Chaïm Perelman (1912–1984), filósofo del derecho belga de origen polaco,
iniciador de la llamada «nueva retórica», punto de partida de los teóricos sobre
argumentación en el siglo XX.
84
Bases para una sana crítica
146
Ernst Robert Curtius (1886–1956), filósofo y lingüista alemán.
147
Stephen Edelston Toulmin (1922–2009), filósofo inglés, uno de los continuadores
EF-VEXJH8JUUHFOTUFJO
148
Charles Leonard Hamblin (1922–1985), lógico y filósofo australiano.
149
Herbert Paul Grice (1913–1988), filósofo norteamericano de origen inglés.
150
F. H. van Eemeren y R. Grootendorts, 1992, Argumentation, communication and
fallacies, citado por Plantin, ob. cit., p. 20.
85
René David Navarro A.
151
J. Moeschler, 1985, Argumentation et conversation, ibid. nota anterior.
152
Plantin, ob. cit., p. 21.
153
Jürgen Habermas (1929), filósofo, sociólogo y epistemólogo alemán. Uno de los
pensadores vivos más relevantes de la actualidad. Fuertemente influyente para la
filosofía del derecho occidental.
154
Habermas, Jürgen, Teoría de la acción comunicativa: complementos y estudios
previos, Editorial Cátedra, Madrid, 2001.
155
Vignaux, Georges, 1988, Le discours acteur du monde: J. B. Grize, 1990, Lógique
et langage, citado por Plantin, ob. cit., p. 21.
156
Covarrubias C., Andrés, Introducción a la retórica clásica. Una teoría de la
argumentación práctica, Ediciones Universidad Católica de Chile, Santiago, 2003.
157
Valenzuela C., Rodrigo, Retórica. Un ensayo sobre tres dimensiones de la ar-
gumentación, Editorial Jurídica de Chile, Santiago, 2009.
158
Rodrigo Valenzuela Cori, es abogado (Universidad de Chile), matemático (Uni-
versidad Católica), lógico y metodólogo (Universidad de California).
86
Bases para una sana crítica
159
Valenzuela, ob. cit., pp. 18 y ss.
160
El agón tiene dos caras fundamentales: una que reafirma el acuerdo comunitario y
la otra que reafirma las diferencias, siempre respetándose el resultado del proceso.
Esta cara de reunión para actuar colectivamente es la que explica la raíz común
de las palabras agón, ágape, ágora. Valenzuela, ob. cit., p. 25.
161
Plantin, ob. cit., pp. 41 y ss.
87
René David Navarro A.
162
Ibid., ob. cit., p. 42.
163
Toulmin, Stephen, Los usos de la argumentación, Editorial Península, Barcelona, 2007.
164
Rodríguez B., Luisa, «El modelo argumentativo de Toulmin en la escritura de
artículos de investigación educativa», en Revista Digital Universitaria N° 21,
UNAM, México, 2004.
88
Bases para una sana crítica
89
René David Navarro A.
90
Bases para una sana crítica
91
René David Navarro A.
165
¿Máxima de la experiencia?
92
Bases para una sana crítica
166
Una de las virtudes del aporte de Popper fue justamente relevar el papel en la ciencia
del falsacionismo o refutacionismo, como conditio sine qua non del conocimiento
científico. A Popper le preocupan intensamente los límites del conocimiento y sus
demarcaciones, y en ese plano, nos dice: «El conocimiento, especialmente el conoci-
miento científico, progresa a través de anticipaciones injustificadas (e injustificables)
de presunciones, de soluciones tentativas para nuestros problemas, en suma, de
conjeturas. La crítica de nuestras conjeturas es de importancia decisiva: al poner
de manifiesto nuestros errores, nos hace comprender las dificultades del problema
que estamos tratando de resolver». Popper, Karl, Conjeturas y refutaciones. El
desarrollo del conocimiento científico, Editorial Paidós, Buenos Aires, 1994.
93
René David Navarro A.
167
Sobrevilla, David, «El modelo jurídico de reglas, principios y procedimientos de
Robert Alexy», Isonomía. Revista de Teoría y Filosofía del Derecho, N° 4 (abril
de 1996), pp. 98–113.
168
Alexy, Robert, Teoría de los derechos fundamentales, Centro de Estudios Cons-
titucionales, Madrid, 2001, pp. 82 y ss.
169
Véase como bibliografía complementaria: Alcalde R., Enrique, Los principios
generales del derecho, Ediciones Universidad Católica de Chile, Santiago, 2003;
Carbonell, Flavia; Coloma, Rodrigo; Letelier, Raúl (coords.), Principios
jurídicos. Análisis y crítica, varios autores, Ediciones Universidad Alberto Hurtado,
LexisNexis/Abeledo Perrot, Santiago, 2011.
94
Bases para una sana crítica
Art. 24: «En los casos a que no pudieren aplicarse las reglas de
interpretación precedentes, se interpretarán los pasajes obscuros
170
Los aforismos jurídicos se estudian como reglas prácticas de interpretación
(y también de integración). Destacan los siguientes: i) Argumento de analogía:
«Donde existe la misma razón, debe existir la misma disposición»; ii) Argumento
de contradicción: A contrario sensu o en sentido contrario; iii) Argumento a for-
tiori: «Quien puede lo más, puede lo menos»; «al que está prohibido lo menos,
no puede lo más»; iv). Argumento de no distinción: «Donde el legislador no ha
distinguido, no corresponde al intérprete hacerlo»; entre otros.
171
Por tal razón, no existirían las lagunas del derecho, solo las lagunas legales, toda
vez que es el propio sistema jurídico el que provee de las herramientas para colmar
tales lagunas legales.
172
Son (ha dicho un autor) como el alcohol en el vino.
95
René David Navarro A.
10. 1. Generalidades174
¿Qué es más relevante: lo que se dice o lo que se quiere decir?
¿Lo dicho o lo entendido?
¿La intención del autor, del lector o de la obra misma?
173
Navarro A., René, Derecho civil patrimonial, Tomo I, Ediciones Jurídicas de
Chile, Santiago, 2011.
174
Véase como bibliografía complementaria en la presente materia (en términos
jurídico–tradicionales): Quintana B., Fernando, Interpretación y argumentación
jurídica, Editorial Jurídica de Chile, Santiago, 2006; Universidad de Chile–Univer-
sidad Adolfo Ibáñez, Interpretación, integración y razonamiento jurídicos, Edito-
rial Jurídica de Chile, Santiago, 1992; Ducci C., Carlos, Interpretación jurídica,
Editorial Jurídica de Chile, Santiago, 1997.
96
Bases para una sana crítica
175
Quintana, ob. cit., pp. 9–107.
176
Iser
8PMGHBOH
Rutas de la interpretación, Fondo de Cultura Económica, México,
2005, pp. 21 y ss.
97
René David Navarro A.
177
Ibid.
178
Sin agotar su origen histórico (lo que daría para un libro completo), la actividad
interpretativa –como se ha llegado a entender en Occidente– surgió de la exégesis
de la Torá en la tradición judía, producto de la canonización de aquellos textos
sagrados; entendiendo el término canonización como un proceso de «elección» de
documentos escritos que se convertirán en «objeto de interpretación», proscrib-
iéndose posteriormente la lectura (e interpretación) de «otros textos». Iser, ob.
cit., pp. 43 y ss.
179
Iser, ob. cit., pp. 93 y ss.
180
Véase como complemento en este punto (sin que esta sugerencia sea taxativa):
Ricoeur, Paul, El conflicto de las interpretaciones, Fondo de Cultura Económica,
Argentina, 2003; Davidson, Donald, De la verdad y de la interpretación, Editorial
Gedisa, Barcelona, 2001; Vattimo, Gianni, Más allá de la interpretación, Paidos,
Madrid, 1995; Eco, Umberto, Los límites de la interpretación, Lumen, Barcelona,
1992; Marmor, Andrei, Interpretación y teoría del derecho, Editorial Gedisa,
Barcelona, 2001.
181
Art. 1560: «Conocida claramente la intención de los contratantes, debe estarse a
ella más que a lo literal de las palabras».
182
Art. 1069: «Sobre las reglas dadas en este título acerca de la inteligencia y efecto
de las disposiciones testamentarias, prevalecerá la voluntad del testador claramente
manifestada, con tal de que no se oponga a los requisitos o prohibiciones legales
98
Bases para una sana crítica
(inciso 1º). Para conocer la voluntad del testador se estará más a la substancia de
las disposiciones que a las palabras de que se haya servido (inc. final)». Pareciera
que en las reglas de interpretación de los contratos y de los testamentos, es más
importante lo que se quiere decir, que lo que se dijo. Versus, las reglas de interpre-
tación judicial de la ley en donde sería más relevante lo que dijo el legislador, más
que lo que quiso decir.
183
No debemos confundir la labor interpretativa con el hecho de forzar el texto de
la ley al antojo o capricho del intérprete.
99
René David Navarro A.
184
Principio de la aplicación práctica del contrato.
185
El artículo 182 del Código de Procedimiento Civil contempla el recurso de
aclaración, rectificación y enmienda.
100
Bases para una sana crítica
A) Generalidades
Nuestro ordenamiento jurídico contempla el sistema reglado de
interpretación judicial de la ley. La interpretación judicial es aquella
que hacen los tribunales de justicia (el juez), al momento de resolver
un conflicto de relevancia jurídica entre partes. En Chile, el alcance de
esta interpretación solo obliga a las partes en conflicto y al juez que
dictó la sentencia, vale decir, tiene efectos relativos.
Este tipo de interpretación es de autoridad y su fuerza vendrá dada
en la sentencia definitiva, la que tiene el efecto de cosa juzgada, institu-
ción que es tributaria del principio de la certeza o seguridad jurídica186.
Decimos que la interpretación judicial de la ley es una interpreta-
ción de tipo reglada, toda vez que el propio legislador es quien entrega
normas (por lo demás obligatorias) para el juez, en los artículos 19 al
24 del Código Civil.
Estas disposiciones consagran cuatro elementos de interpretación,
que son a saber: el gramatical, el histórico, el lógico y el sistemático.
Como señala Ducci187, algunos autores y sentencias han estimado que
en ellos existe una relación de prioridad, en el orden que el Código los
trata, que debe usarse siempre en primer término el elemento gramatical
y los demás sucesivamente, uno a uno, en subsidio de los anteriores.
La afirmación anterior no deja de tener coherencia si tomamos en
consideración que el sistema de interpretación judicial de la ley que
entrega el Código, en el inciso primero del artículo 19188, es diametral-
mente opuesto al sistema de interpretación de los contratos (y también
del testamento)189, siendo el primero más objetivo, en contraposición
al segundo que sería de carácter principalmente subjetivo, no dándole
186
Principio que se ha entendido como el único verdaderamente jurídico.
187
Ducci C., Carlos Interpretación..., ob. cit., p. 92.
188
«Cuando el sentido de la ley es claro, no se desatenderá su tenor literal, a pretexto
de consultar su espíritu».
189
Artículos 1560 y ss., y 1069.
101
René David Navarro A.
B) Elemento gramatical
El artículo 19, en su inciso primero, señala: «Cuando el sentido de
la ley es claro, no se desatenderá su tenor literal, a pretexto de consultar
su espíritu». Con esta afirmación, quedaría clara la idea de que como
el legislador se ha servido de palabras, el sentido de la misma ley ha
de estar manifestado en su propio texto, texto que en teoría ha sido
elaborado con minucioso detalle y rigor por nuestros legisladores190.
190
Como toda obra humana, la labor del legislador al crear la ley no es perfecta. Hi-
potéticamente sí lo sería, pero en la práctica lastimosamente ello no ocurre. Ya el
propio Bello dijo en el Mensaje del Código Civil, que obras perfectas no salen de
las manos del hombre. Como ejemplo de errores en las palabras de la ley, podemos
citar el artículo 48 letra d), de la Nueva Ley de Matrimonio Civil. El legislador allí
dispone que, cuando la causal de nulidad invocada sea la existencia de un vínculo
matrimonial no disuelto, la acción podrá intentarse «dentro del año siguiente al
102
Bases para una sana crítica
103
René David Navarro A.
195
Experto, es aquel que tiene trayectoria práctica en alguna actividad científica o
técnica.
196
Especialistas, son aquellos que pueden acreditar, a través de estudios de postgrado
(postítulos, magísteres, doctorados), conocimientos determinados o capacidad
investigativa en alguna ciencia o arte.
197
Ducci C., Carlos, Interpretación..., ob. cit., p. 119.
104
Bases para una sana crítica
Art. 19, inc. 2º: «Pero bien se puede, para interpretar una expresión
obscura de la ley, recurrir a su intención o espíritu, claramente
manifestados en ella misma».
Art. 22, inc. 1º: «El contexto de la ley servirá para ilustrar el sentido
de cada una de sus partes, de manera que haya entre todas ellas la
debida correspondencia y armonía».
198
Cuando el proyecto lo remite al Congreso Nacional el Presidente de la República,
se denomina Mensaje Presidencial; en cambio, cuando es obra de algún parlamen-
tario, o grupo de estos, se denomina Moción Parlamentaria. En nuestro sistema de
gobierno, que es de corte presidencialista, el Presidente goza de iniciativa exclusiva
de ley en las materias que determina el artículo 65 de la CPR.
105
René David Navarro A.
E) Elemento sistemático
El elemento sistemático tradicionalmente se considera similar al
anterior, atendido el hecho de que en este también ha de buscarse la
debida correspondencia y armonía de la norma, pero ahora con todo
el ordenamiento jurídico y sus principios, y no solo con los pasajes de
la misma ley. Dentro de este elemento encontramos:
a) La interpretación analógica
El inciso segundo del artículo 22, consagra el sistema de interpreta-
ción analógica. No se trata aquí de la analogía como método de integra-
ción de la ley, sino que como herramienta de interpretación de esta201.
Art. 22, inc. 2º: «Los pasajes obscuros de una ley pueden ser ilus-
trados por medio de otras leyes, particularmente si versan sobre
el mismo asunto».
199
R.D.J., tomo 61, Secc. 2ª, p. 24.
200
Alessandri, Somarriva, Vodanovic, ob. cit., p. 179.
201
Una de las diferencias fundamentales entre la interpretación y la integración radica
que en la primera operación tenemos una ley llamada a interpretarla; en cambio,
en la segunda, estamos frente a un vacío o laguna de la ley, mas no del derecho.
106
Bases para una sana crítica
Art. 24: «En los casos a que no pudieren aplicarse las reglas de
interpretación precedentes, se interpretarán los pasajes obscuros
o contradictorios del modo que más conforme parezca al espíritu
general de la legislación y a la equidad natural».
202
También cumplen una función integradora del derecho, y una premisa insoslayable
en el actuar de los operadores jurídicos.
203
Summum ius, summum iniuria, el derecho en extremo es agravio. «Lo bueno
moderado, aunque es justo, no es lo justo legal, sino reformación de él. La causa
es que la ley, cualquiera que sea, habla generalmente, y de las cosas particulares
no se puede hablar ni tratar perfectamente en general […] no se pueden reglar
por ley todas las cosas, porque es imposible hacer ley de cada cosa», E 1138ª,
Aristóteles, Ética a Nicómaco I, Ediciones Folio, Barcelona, 1999, p. 177.
204
Hay autores nacionales que dan a la sana crítica una función que no le es propia. Al
parecer, creen que se trata de un modelo de «orientación interpretativa para el juez».
Se ha señalado en referencia al artículo 453 N° 1 del Código del Trabajo [«Cuando el
demandado no contestare la demanda, o de hacerlo no negare en ella algunos de los
hechos contenidos en la demanda, el juez, en la sentencia definitiva, podrá estimarlos
como tácitamente admitidos».] que: «se trata de una facultad para el juez, que siempre
deberá ejercer de conformidad a las reglas de la sana crítica» (sic). Vide: 8éôüíú%ġéĂ,
Rodolfo, Lanata Fuenzalida, Gabriela, Régimen legal del nuevo proceso laboral
chileno, 4ta ed., LegalPublishing, Santiago, 2008, supra p. 192.
107
René David Navarro A.
205
Alessandri, Somarriva, Vodanovic, ob. cit., p. 171.
108
Bases para una sana crítica
109
René David Navarro A.
206
Navarro A., René, Derecho civil patrimonial. Tomo I, Ediciones Jurídicas de
Chile, Santiago, 2011, p. 253.
207
Rodríguez P., Ignacio, Procedimiento civil. Juicio ordinario de mayor cuantía,
Editorial Jurídica de Chile, Santiago, 5ta ed., pp. 210 y ss.
208
Ibid., p. 213.
110
Bases para una sana crítica
209
Laso C., Jaime, «Lógica y sana crítica». Revista Chilena de Derecho [online].
2009, vol. 36, N° 1, pp. 143–164.
210
Alvarado V., Adolfo, Prueba judicial. Reflexiones críticas sobre la confirmación
procesal, Editorial Juris, Rosario, 2007, pp. 181 y ss.
211
Laso C., Jaime, ob. cit.
111
René David Navarro A.
212
Ibid.
213
Evidentemente, no cualquier duda. Ha de tratarse de dudas de entidad, de peso,
justificadas racional y/o fácticamente.
214
Este tema en profundidad excede los límites del presente trabajo. Vide como
bibliografía recomendada Gascón Abellán, Marina, Los hechos en el derecho.
112
Bases para una sana crítica
A) Mensaje presidencial217
Una de las innovaciones fundamentales que el proyecto propone
dice relación con el abandono del sistema de prueba legal original-
mente consagrado en el Código de Procedimiento Penal, así como del
sistema de la apreciación de la prueba en conciencia establecido con
posterioridad para algunos casos.
Se propone la adopción del sistema de la libertad probatoria en
cuanto a la introducción de los medios al juicio, haciéndose expresa
mención a la posibilidad de que se utilicen como medios de prueba
todos aquellos mecanismos modernos por medio de los cuales resulta
posible hacer constar hechos de manera confiable. En cuanto a la
apreciación de la prueba, se propone la adopción del sistema de libre
Bases argumentales de la prueba, 2da ed., Ediciones Marcial Pons, Madrid, 2004,
pp. 157 y ss.
215
«La concepción racionalista de la prueba postula que es necesario dejar atrás el
concepto de certeza o verdad absoluta y utilizar el concepto de probabilidad. Si la
determinación de los hechos no puede fundamentarse en alguna ‘verdad absoluta’,
al menos puede conseguir un sustituto aceptable, constituido por alguna verdad
‘probable».Taruffo, Michele, La prueba de los hechos, Editorial Trotta, Madrid,
2002, pp. 191 y ss.
216
Vide § 10, acápite 10.3, literal C.
217
Proyecto (Mensaje) Presidente Eduardo Frei Ruiz–Tagle Nº 110–331, junio de
1995.
113
René David Navarro A.
114
Bases para una sana crítica
218
Cámara de Diputados. Cuenta en Sesión N° 23, Legislatura N° 336. Boletín N°
1630–07–1, 6 de enero de 1998.
115
René David Navarro A.
116
Bases para una sana crítica
117
René David Navarro A.
C) Discusión en sala219
219
Cámara de Diputados, Legislatura 336. Sesión 29. Fecha 21 de enero de 1998.
Discusión particular.
118
Bases para una sana crítica
119
René David Navarro A.
220
Boletín del Senado N° 1.630–07 Cfr. IUUQXXXCDODMTJM OVNm
120
Bases para una sana crítica
121
René David Navarro A.
122
Bases para una sana crítica
221
Andrés I., Perfecto, «Acerca de la motivación de los hechos en la sentencia penal»,
Doxa. Cuadernos de Filosofía del Derecho Nº 12, Madrid, 1992, pp. 257 y ss.
222
Stein, Friedrich, El conocimiento privado del juez, Traducción de De la Oliva,
Editorial Temis, Bogotá, 1988, p. 27. Cabe hacer notar que Stein escribió esta obra
en Leipzig, en 1893, y fue reimpresa mucho después de su muerte, en la década de
1970, y en sucesivas reimpresiones posteriores. La última traducida al español es
EFEFMB&EJUPSJBM5FNJT'SJFESJDI8JMIFMN7JDUPS"MCFSU4UFJO m
223
Rosemberg, Tratado de derecho procesal civil, Editorial Ejea, Buenos Aires, 1955,
vol. II, p. 210.
123
René David Navarro A.
224
Foschini, Sistema del diritto processuale penale (I). Giuffrè, Milán, 1965, pp.
414–415.
225
Avilés M., Luis, «Hechos y su fundamentación en la sentencia. Una garantía
constitucional», en Revista de Estudios de la Justicia (REJ), Universidad de Chile,
Nº 4, Santiago, 2004, pp. 177 y ss.
226
Couture, Eduardo, Fundamentos del derecho procesal civil, Ediciones Depalma,
Buenos Aires, 1966, p. 192.
124
Bases para una sana crítica
227
Calamandrei, Piero, Estudios sobre el proceso civil, Editorial Bibliográfica Ar-
gentina, Buenos Aires, 1961, p. 381.
228
Oberg Y., Héctor, «Las máximas de experiencia», en Revista de Derecho Univer-
sidad de Concepción, N° 178, Concepción, 1985, p. 54.
229
González C., Joel, «La fundamentación de las sentencias y la sana crítica»,
Revista Chilena de Derecho, Santiago, vol. 33, Nº 1, abril de 2006.
230
Lo que no está en las actas –o en el expediente, o en el proceso– no está en este mundo.
125
René David Navarro A.
231
Döhring, Erich, La prueba, su práctica y apreciación, Ediciones Jurídicas Euro-
pa–América, Buenos Aires, 1972, pp. 323–324.
232
Taruffo, Michele, La prueba de los hechos, Editorial Trotta, Madrid, 2002, pp.
208 y ss.
233
Horvitz L., María, López M., Julián, Derecho procesal penal chileno, vol. II,
Editorial Jurídica de Chile, Santiago, 2004, p. 336.
126
Bases para una sana crítica
ción que en una obra dedicada al proceso penal (en donde se aplica el
sistema de sana crítica), no se manifieste siquiera una frase en alusión a un
concepto –o al menos una noción– como las máximas de la experiencia.234
Con todo, cabe enfatizar aquí que –aunque no exista «una» defini-
ción única y unánime– las máximas de la experiencia sirven como una
de las reglas a seguir dentro del sintagma de apreciación de la «prueba
judicial» llamado «sana crítica». Ni las máximas de la experiencia, ni
la sana crítica, son institutos para interpretar o integrar el derecho.
No así las reglas de la lógica (ellas sí están presentes –y auxilian– a la
hora de interpretar e integrar el derecho), puesto que la «lógica» es un
órganon utilizable en cualquier actividad humana.
Ya expresamos que hay autores nacionales que le dan a la sana
crítica una función que no le es propia. Al parecer, creen que se trata de
un modelo de «orientación interpretativa para el juez». En referencia
al artículo 453 N° 1 del Código del Trabajo235 han expresado: «Se
trata de una facultad para el juez, que siempre deberá ejercer de con-
formidad a las reglas de la sana crítica» (sic).236 También se ha dicho
(además de recapitular la ya citada obra de Stein) que las máximas
de la experiencia funcionarían también para «interpretar las normas
jurídicas no definidas por el legislador […], no es la única regla de
hermenéutica […], es preciso armonizarla con las otras reglas legales
que rigen sobre el particular» (sic)237.
234
Maturana Miquel, Cristián, Montero López, Raúl, Derecho procesal penal,
Tomo II, 2da ed., AbeledoPerrot, Santiago, 2012, pp. 781 y ss.
235
«Cuando el demandado no contestare la demanda, o de hacerlo no negare en ella
algunos de los hechos contenidos en la demanda, el juez, en la sentencia definitiva,
podrá estimarlos como tácitamente admitidos».
236
8éôüíú%ġéĂ, Rodolfo, Lanata Fuenzalida, Gabriela, Régimen legal del nuevo
proceso laboral chileno, 4ta ed., LegalPublishing, Santiago, 2008, supra p. 192.
237
Melo Labra, Ma Soledad, Pozo Silva, Nelson, Las leyes del pensamiento en el
derecho, RIL Editores, Santiago, 2013, p. 96.
238
Taruffo, ob. cit., p. 126.
127
René David Navarro A.
239
Enrique P., Orlando, La doctrina contemporánea sobre la prueba y su aplicación
en Colombia, Facultad de Derecho Universidad Nacional de Colombia, Bogotá,
2009, pp. 118 y ss.
128
Bases para una sana crítica
Mittermaier240 expresa:
240
Mittermaier, Carl Joseph Antón, Tratado de la prueba en materia criminal,
Editorial Ángel Editor, Bogotá, 2001, p. 311.
241
Enrique, ob. cit., p. 76.
242
Para el DRAE, sentido común es el modo de pensar y proceder tal como lo haría
la generalidad de las personas.
243
Ibid.
244
Taruffo, Michele, Sobre las fronteras. Escritos sobre la justicia civil, Editorial
Temis, Bogotá, 2006, p. 110.
129
René David Navarro A.
que se supone propio del tipo ideal del ‘hombre medio’ en cierto lugar
y contexto social, y en un dado momento histórico»245.
245
Ibid.
246
Gascón A., Marina, La prueba judicial: valoración racional y motivación, Uni-
versidad de Castilla La Mancha, s/f.
Disponible en:
IUUQXXXVDMNFTQPTUHSBEPEFSFDIP@XFCNBUFSJBMFTàMPTPàB1SVFCBQEG
130
Bases para una sana crítica
247
Gascón, ob. cit., p. 7.
248
Covarrubias C., Andrés, Introducción a la retórica clásica. Una teoría de la argumentación
práctica, Ediciones Universidad Católica de Chile, Santiago, 2003, pp. 43 y ss.
249
Entimema: Silogismo abreviado que, por sobrentenderse una de las premisas, solo
consta de dos proposiciones, que se llaman antecedente y consiguiente; i.e., el sol
alumbra, luego es de día. Vid: DRAE.
250
Ya dijimos que el ejemplo (parádeigma) es la inducción retórica, en parte semejante
y en parte diferente de la epagogé dialéctica. La diferencia entre ambas pruebas
inductivas radica en que el parádeigma (ejemplo) no establece una relación de la
parte con el todo, ni del todo con la parte, ni del todo con el todo, sino de una
parte con otra parte, donde una de estas partes es más conocida que la otra. Así
el ejemplo no busca realizar inducciones completas (a diferencia de la epagogé
dialéctica), las que exigen una alta persuasión para ser aceptadas, sino que por el
contrario, el parádeigma (ejemplo) busca producir un vínculo persuasivo, fundado
en la semejanza de los casos indispensables propuestos por el orador, para generar
rápida y claramente una persuasión. Covarrubias, ob. cit., p. 42.
251
Protágoras destacó la utilidad de la persuasión, dado el horizonte ambiguo que
siempre presenta la realidad. Plausiblemente, esto le hace volverse hacia la conside-
ración de los lugares comunes (tópoi–loci). Los tópoi, en cuanto lugares desde donde
atacar y defenderse, posibilitan las argumentaciones contrarias, e incluso permiten
convertir el argumento más débil en uno más fuerte. Covarrubias, ob. cit., p. 23.
252
Nótese la similitud con la noción de máximas de la experiencia: «extraer principios
mirando el singular».
131
René David Navarro A.
253
Tópicos 163 b, 16 y ss. Citado por Covarrubias.
254
Aristóteles, Retórica, Alianza Editorial, Madrid, 2007, p. 189.
255
Covarrubias, ob. cit., p. 47.
132
Bases para una sana crítica
256
Paráfrasis de la DRAE.
257
Toulmin, Stephen, Los usos de la argumentación, Editorial Península, Barcelona, 2007.
258
En un Estado democrático de Derecho: todos nosotros somos la audiencia.
259
Los justiciables y la opinión pública.
133
René David Navarro A.
134
Bases para una sana crítica
260
Solo haremos referencia a jurisprudencia de sentido mínimo.
261
Según el DRAE, etimología significa «origen de las palabras, razón de su existencia,
de su significación y de su forma»; y también, «especialidad lingüística que estudia
el origen de las palabras consideradas en dichos aspectos».
262
Navarro, ob. cit., pp. 44 y ss.
263
A título de referencias bibliográficas, y de fuentes de investigación jurídica, destacan
la Revista de Derecho y Jurisprudencia Chilenas (R.D.J.), la Gaceta de los Tribunales
(Gaceta), y los Repertorios de Legislación y Jurisprudencia Chilenas (Rep.).
264
Corte de Apelaciones de Concepción, 07/12/2010, Rol 546–2010. Recurso de
Nulidad (Proceso Penal).
135
René David Navarro A.
136
Bases para una sana crítica
137
René David Navarro A.
138
Bases para una sana crítica
139
Epídosis:
Conocimiento científicamente afianzado
Hemos dejado para el final, una muy breve exposición acerca del
conocimiento científico, y, como lo llama nuestra ley, del conocimiento
científicamente afianzado, para tratar de vincularlo con las reglas de la
lógica y las máximas de la experiencia, esto es, la tríada de nociones
que entrega el ordenamiento jurídico para el sintagma sana crítica1.
Lo anterior no es menor, toda vez que la sana crítica es el método en
virtud del cual el juez arriba a convencimiento, máxime considerando
la pronta entrada en vigencia del futuro sistema procesal civil. Hasta
hoy, el único procedimiento que queda vinculado al anacrónico siste-
ma de convicción legal o tazada, o tarifa legal, es justamente el civil;
en lo penal, laboral, familia y policía local, la regla es la sana crítica.
Russell, al escribir Human Knowledge: Its Scope and Limits (1948)2,
señala que uno de los propósitos que tuvo para hacerlo, fue tratar de
descubrir los principios mínimos requeridos para justificar las infe-
rencias científicas, las cuales están sujetas a lo que él llama grado de
credibilidad, esto es, el crédito que es racional asignar a una proposición
más o menos incierta3.
1
Nuestro Código del Trabajo (art. 456) habla de razones jurídicas, razones sim-
plemente lógicas, razones científicas, razones técnicas, razones de experiencia.
2
Russell, Bertrand, El conocimiento humano, Ediciones Folio, Barcelona, 2001,
pp. 11 y ss.
3
En el mismo texto, Russell apunta: «La filosofía propiamente dicha trata de asuntos
de interés para el público culto en general, y pierde mucho de su valor si sólo unos
pocos profesionales pueden comprender lo que dicen los filósofos». Russell, ob.
cit., p. 7. La frase de Russell, recuerda la de Jeremías Bentham respecto a la «jerga
jurídica» y el «interés siniestro del hombre de leyes». Vide intro.
141
René David Navarro A.
4
Maturana R., Humberto y Pörksen, Bernhard, Del ser al hacer. Los orígenes
de la biología del conocer, Editorial Granica, Buenos Aires, 2010, pp. 25–28.
142
Bases para una sana crítica
chas disciplinas no tienen más de 100 o 200 años. Para complicar las
cosas, no solamente se estudian los objetos a estudiar (las piedras, la
mente humana, los fenómenos de la naturaleza); también se estudia
«el estudio»; también se estudia «el conocimiento».
La epistemología sería el «estudio» del «conocimiento», y en
particular el estudio del conocimiento científico. Se ha dicho que (en-
tre otros factores), para tener conocimiento «científico», es menester
contar con una herramienta especial. Así como para sacar un tornillo
(fin) se requiere de una herramienta (medio a través del cual se logra
el telos–«fin» = destornillador) para lograrlo; asimismo, en el cono-
cimiento científico esa herramienta se llama método científico. Pero
es la herramienta, no es el fin en sí mismo. Solo es «un» camino para
llegar a ese fin.
El método es un camino, una herramienta. Solo eso, nada más. Pero
nada menos. Es el que actualmente la humanidad considera «válido».
Podemos acumular conocimiento, en cantidad o en calidad. Si la acumu-
lación versa o se trata sobre cantidades (y aquí la estadística y los números
ayudan mucho), el método necesariamente tendrá que ser uno de tipo
cuantitativo; si queremos añadir valor agregado, y procurarnos calidad
en ese conocimiento, la herramienta serán los métodos cualitativos5.
Cuando estudiamos algo, lo hacemos porque tenemos dudas e
interrogantes sobre lo que queremos estudiar. Esas dudas, preguntas,
interrogantes se llaman problemas; esas preguntas tienen respuestas
afirmativas o negativas que solucionan las preguntas, a través de una
hipótesis (si es que no está confirmada). Si esa hipótesis (respuesta) se
confirma, podemos lograr una tesis. Pero esa tesis puede ser refutada
por una antítesis, y todo lo anterior ser aunado en una síntesis, pro-
yectando así un conocimiento «dialéctico».
5
Durante el siglo pasado, el debate «metodológico» se focalizó en los conceptos
de cualidad y cantidad, y en relación a la «primacía de uno sobre el otro». La
discrepancia es más de fondo que de forma, y se traduce en la pugna entre los
positivistas y los metodólogos contemporáneos. Ambos métodos persiguen ob-
jetivos cognitivos distintos y tratar problemas de índole diferente. La tarea del
investigador no es aferrarse dogmáticamente a «un» método y erigirlo como «el
mejor». La teoría fundamentada es un ejemplo de «nueva tendencia» en materia
metodológica. Vide: Marradi, Alberto, Archenti, Nélida, Piovani, Juan Ignacio,
Metodología de las ciencias sociales, 2da ed., Editorial Cengage Learning, Buenos
Aires, 2012, pp. 22, 263 y ss.
143
René David Navarro A.
144
Bases para una sana crítica
6
DRAE.
7
Émile Durkheim (1858–1917), sociólogo francés, creador de esta disciplina en su
país.
8
Durkheim, Émile, Las reglas del método sociológico, Editorial Losada, Buenos
Aires, 2006, p. 70.
9
Durkheim, ob. cit., p. 93.
10
Heler, Mario, La ciencia incierta. La producción social del conocimiento, Editorial
Biblos, Buenos Aires, 2008, p. 13.
145
René David Navarro A.
11
Serían rasgos distintivos de esta modernidad científica: la secularización; la posición
predominante de la persona humana; la posibilidad de cambiar el mundo, y ponerlo
al servicio del hombre; la pérdida del lugar privilegiado que tuvo el planeta tierra
en la cosmología geocéntrica; los valores de la libertad e igualdad de los seres
humanos; la actitud de reflexividad de aquellos que se dedican al conocimiento;
la idea de progreso de la humanidad; y entre otras, la tolerancia y la libertad de
pensamiento. Heler, ob. cit., pp. 17–22.
12
Mario Heler, filósofo de la ciencia y pensador argentino, fallecido en agosto de
2010.
13
Ibid., p. 23.
146
Bases para una sana crítica
14
Ibidem, p. 75.
15
«Carmen Díaz es la vidente que colabora con la Armada en la búsqueda de los 17
cuerpos que aún no son encontrados tras la tragedia en Juan Fernández, mientras
que el robot de sondas submarinas Proteus 100 será utilizado para llegar al fondo
marino» (Portal Terra.cl 06/09/2011).
Cfr. http://megagalerias.terra.cl/galerias/actualidad/galeria.cfm?id_galeria=61371
16
Marcos, Alfredo, Ciencia y acción. Una filosofía práctica de la ciencia, Fondo de
Cultura Económica, México, 2010, p. 63.
17
Ibid.
18
Feyerabend, Paul, Tratado contra el método, Editorial Tecnos, Madrid, 2007.
19
Álvarez G., Ariel, Epistemología jurídica, ob. cit., p. 286.
20
«Descartes pertenecía a una familia acomodada (su padre era consejero del Par-
lamento de Bretaña), por lo que nunca tuvo que trabajar para ganarse la vida. Fue
educado durante ocho años en el colegio jesuita de La Fléche y posteriormente
estudió leyes en la Universidad de Poitiers. En 1617, ingresó al ejército holandés,
pero como ese país estaba en paz, disfrutó de dos años para filosofar tranquilo.
En este periodo conoció a Isaac Beekman, un físico que lo estimuló a realizar más
147
René David Navarro A.
148
Bases para una sana crítica
A pesar de que quería pensar que todo era falso, era necesario aceptar
que el yo que pensaba era algo; y basado en esta verdad, pienso, luego
existo, tan sólida y tan cierta que ni siquiera las suposiciones más extra-
vagantes de los escépticos podían afectarla, juzgué que podía recibirla
sin escrúpulos como el principio inicial de la filosofía que yo buscaba.21
21
Ibid.
22
Tomás Abraham es un filósofo y escritor argentino nacido en Timisoara, Rumania,
en 1946.
23
Abraham, Tomás, Prefacio a las obras de René Descartes, Editorial Aguilar, Uru-
guay, 2010, p. 12.
24
Traductor y escritor español, nacido en 1944.
25
El Discurso del método (Le discours de la méthode, en francés), cuyo nombre
completo es Discurso del método para conducir bien la propia razón y buscar la
verdad en las ciencias. Editorial Aguilar, Uruguay, 2010, pp. 21 y ss.
149
René David Navarro A.
26
Pérez T., R., ob. cit., pp. 240 y ss.
150
Bases para una sana crítica
27
Ibid.
151
René David Navarro A.
28
Sen, Amartya, La idea de la justicia, Editorial Taurus, Uruguay, 2011.
29
Juan Samaja (1941–2007), epistemólogo y metodólogo argentino.
30
Samaja, Juan, Epistemología y metodología. Elementos para una teoría de la
investigación científica, Editorial Eudeba, Buenos Aires, 2004, pp. 23 y ss.
152
racional; y para otros en cambio, la única experiencia que podía fundar
el libre acuerdo eran las «evidencias sensoriales».
Esta forma de caracterizar a la ciencia como método particular
de examinar, admitir o rechazar las creencias, fue principalmente de-
sarrollada por el pragmatismo norteamericano: en particular […] por
Peirce […]; el método de la investigación científica implica entonces
concebir una realidad objetiva y además racional […]; el método cien-
tífico es el único que admite corrección desde el exterior. Las creencias
que se establecen mediante este método están sometidas al test de una
experiencia regida por ciertas reglas que deben valer para todos los
individuos: reglas que rigen el acuerdo con los datos de la experiencia,
y reglas que rigen la coherencia lógica entre las proposiciones31.
31
Samaja, ob. cit., pp. 24–27.
32
Ob. cit., pp. 28 y ss.
153
René David Navarro A.
33
Pérez T., Ruy, ¿Existe el método científico?, Fondo de Cultura Económica, 5ta
reimpr., México, 2010, p. 263.
34
Ruy Pérez Tamayo (1924) es médico, investigador científico y académico mexicano.
154
Bases para una sana crítica
35
Pérez, ob. cit., p. 264.
155
René David Navarro A.
36
Barret
8JMMJBN
La ilusión de la técnica. La búsqueda de sentido dentro de una
civilización tecnológica, Cuatro Vientos Editorial, Santiago, 2001, p. 104.
37
Pérez, S., Carlos, Sobre un concepto histórico de la ciencia, 2da ed., Lom Ediciones,
Santiago, 2008, pp. 13 y ss.
156
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38
Fromm, Erich, El arte de amar, Editorial Paidos, Madrid, 2002.
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herramientas argumentativas, para aquellos que ama-
mos el ejercicio de la profesión de abogado (como litigante,
magistrado, funcionario público o simple ciudadano), tan-
tas veces denostada; y para aquellos que creemos, más en
convencer que, necesariamente en vencer.
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