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ALMA

El término castellano alma proviene del término latín anima, el cual deriva del
griego ánemos, viento. Tal es el caso de Anaxímenes de Mileto, quien declaró que el
principio de las cosas existentes es el aire; pues de éste nacen todas las cosas y en él se disuelven
de nuevo y así como nuestra alma, nos mantiene unidos, de la misma manera el viento envuelve a
todo el mundo.

Por otro lado, el término griego más común para referirse al alma es "psyché".
El alma designa el principio de vida gracias al cual los seres vivos tienen
funciones vitales, pero también sirve para referirse al principio de racionalidad
y al principio que otorga identidad y permanencia a la vida psíquica. En el
mundo griego, como en muchas culturas primitivas (Neandertal), se entendía
el alma fundamentalmente como el principio de vida de todo ser viviente
(incluidos también los animales y las plantas).

Según Sócrates; el hombre es su alma, puesto que su alma es precisamente aquello que lo
distingue de manera específica de cualquier otra cosa.
Sócrates entiende por alma nuestra razón y la sede de nuestra actividad pensante y ética. En
pocas palabras: el alma es para Sócrates el yo consciente, es decir, la conciencia y la personalidad
intelectual y moral.

Principios del alma


En el siglo VI a.C. aparecen los primeros planteamientos filosóficos sobre el
alma, que son más bien una racionalización de las ideas religiosas y
mitológicas que hemos descrito. Los primeros filósofos griegos concebían que
todo aquello que está dotado de vida esta regido por un alma en la que reside
el principio que las lleva a nacer, desarrollarse y morir. Este alma es concebida
como de naturaleza material, si bien de una materia distinta y más sutil que la
que constituye los cuerpos.

El planteamiento de estos primeros filósofos es monista: alma y cuerpo no son


de naturaleza radicalmente diferente sino manifestaciones distintas de la
sustancia única que constituye la totalidad de las cosas (arqué). El alma sigue
siendo principio vital pero también la causa de todos los movimientos y
cambios que se producen en el ser vivo (nacimiento, crecimiento, etc.).
Sin embargo, al mismo tiempo se introducen en Grecia las ideas religiosas
del orfismo, que plantean una concepción dualista del ser humano: el alma que
anima el cuerpo es de origen divino y eterno: preexiste al cuerpo, entra dentro
de él y le da vida y sigue existiendo después de la muerte y la corrupción del
cuerpo. El cuerpo es concebido, así, como una especie de cárcel del alma, y es
tarea del ser humano liberar su alma por medio de ritos de purificación.
Mientras no alcanza esta purificación, el alma se ve obligada a transmigrar de
unos cuerpos a otros.

Estas ideas fueron acogidas por los filósofos pitagóricos, quienes vieron en el
alma la causa de la armonía de los constitutivos materiales de las cosas. Si el
Cosmos está ordenado es en virtud de un Alma del Mundo que produce la
estructura y la proporción entre sus partes. También en el ser humano el alma
es lo que produce la armonía del cuerpo (salud, vigor, etc.). Consideraron que
toda armonía es de naturaleza matemática ya que pueden expresarse por
medio de relaciones numéricas cualquier tipo de realidad como el movimiento
de los planetas, las figuras geométricas, las melodías musicales, etc.

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