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Antropología Filosófica

El hombre: un ser en tránsito

El hombre: un ser en tránsito

En este breve ensayo de Antropología Filosófica trataré de demostrar que la esencia del
hombre es diferente de cómo la pensaban los griegos, para ello he dividido este trabajo en
los siguientes apartados:

En El hombre en la antigüedad griega voy a echar un vistazo, a vuelo de pájaro,


sobre la Athenas clásica para observar el tema de la antropología filosófica desde algunos
pensadores griegos como: Protágoras, Sócrates y Platón.

En La esencia del hombre en Platón voy a tratar de comprender qué es lo que


Platón entiende por esencia, y cuál es su propuesta de la esencia del hombre dado que ese
es el tema fundamental de la antropología filosófica.

En Nietzsche: una crítica a Platón voy a realizar una crítica a la esencia del hombre
propuesta por Platón, siguiendo la concepción de Nietzsche, puesto que este filósofo
alemán es uno de los primeros en poner en duda la metafísica de Platón.

1 Arturo Mota Angulo


06-003-26-21
Antropología Filosófica
El hombre: un ser en tránsito

El hombre en la antigüedad griega

Desde la antigua Grecia, cuna del humanismo, hasta la actualidad, el hombre mismo ha
tratado de resolver la cuestión que da sentido a la antropología filosófica: ¿Qué es el
hombre? De tal forma, observamos cómo a partir del siglo V, en la época dorada de
Athenas, los filósofos y poetas griegos se preguntaron por el hombre y su destino, tal como
lo expone Xirau en el siguiente fragmento:

Todo en el siglo V conduce a interesarse principalmente por el hombre. La


escultura clásica idealiza la figura humana en una sabia mezcla de medida,
idea e imitación de los seres naturales… En ninguna obra es tan clara la
importancia que se da al hombre como en las tragedias de Sófocles y de
Euripides. (Xirau, 1995)

Por tal motivo, podemos notar cómo en Edipo Rey, Edipo se rebela contra el oráculo
y usa todas sus fuerzas para escapar de su cruel destino: matar a su padre y casarse con su
madre. No obstante, en la tragedia griega ni siquiera los dioses pueden huir del destino.

Es en esta misma época donde Protágoras de Abdera, el más famoso de los sofistas,
afirmó: “El hombre es la medida de todas las cosas, de las que son en cuanto son y de las
que no son en cuanto no son,”1 desplazando con esta afirmación a los dioses olímpicos del
centro y colocando como medida de todo lo existente y de lo no existente al hombre.

Por otro lado, tenemos a Sócrates2, el gran maestro de Platón, y mártir griego, quién
afirmó que el hombre es un ser racional, de modo que por medio de la razón (facultad del
alma), el hombre se dirige a un conocimiento claro, preciso y válido.

Idea que continuó Platón, quién afirmó que el hombre es un ser dual que consta de
dos elementos opuestos: cuerpo y alma, tal como se expone en siguiente fragmento:

En el hombre hay dos elementos: cuerpo y alma. El alama está dentro del
cuerpo como un prisionero dentro de una caverna o como un cadáver
dentro de una tumba (Vilarroig, 2014)

1
Cfr. (Xirau, 1995)
2
Por medio de los Diálogos de Platón es como conocemos el pensamiento de Sócrates, ya que eél jamás
escribió nada.
2 Arturo Mota Angulo
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Antropología Filosófica
El hombre: un ser en tránsito

De acuerdo con este recorrido, hemos podido observar la respuesta de algunos


pensadores griegos sobre lo que hoy hemos denominado antropología filosófica. No
obstante, a pesar de que los griegos abordaron el problema del hombre y el destino, no
emplearon el término antropología filosófica, de acuerdo con el profesor Jaime Vilarroig, lo
más parecido a esto fue el tratado Sobre el alma del estagira Aristóteles, que no trata
únicamente del principio de vida (alma) del ser humano, sino del principio de vida en
general3.

Por otra parte, la pregunta no ha sido resuelta de modo definitivo, lo que ha llevado
a los investigadores a tratar de resolver la pregunta desde otros ámbitos del conocimiento,
tal como lo expuso J.M. Ibañez en el siguiente fragmento:

En un sentido más amplio, antropología puede designar todos aquellos


conocimientos de orden histórico, psicológico, sociológico, lingüístico,
etcétera, que aborden desde distintas perspectivas el fenómeno humano.
(Ibañez, 2014)

Empero, la mayoría de las disciplinas no dan una respuesta suficiente a la pregunta


¿Qué es el hombre? Más bien reducen el problema a un sólo aspecto del mismo, de tal
manera vemos a un hombre histórico, a un hombre psicológico, a un hombre social, a un
hombre lingüístico, pero no vemos su esencia.

Lo que nos hace pensar, si estamos investigando de manera correcta o si la pregunta


que nos hemos planteado es la adecuada, dado que en la antigüedad Marco Aurelio y
Sócrates coincidían en el método, tal como se expone en el siguiente fragmento:

Pero, Sócrates y Marco Aurelio coinciden en que, para encontrar la


verdadera naturaleza o esencia del hombre, exigen la remoción previa de
todos los rasgos externos y accidentales de su ser. (Cassirer, 2006)

Conforme a lo mencionado anteriormente, la esencia es aquello que hace que un ser


sea lo que es, aquello que no se puede remover, ya que todo aquello que se pueda remover
es accidental.

3
Cfr. (Vilarroig, 2014)
3 Arturo Mota Angulo
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El hombre: un ser en tránsito

La esencia del hombre en Platón

Ahora bien, dado que la concepción de Platón, el máximo discípulo de Sócrates, es


una de las más relevantes y una de las que ha tenido mayor influencia desde la antigua
Grecia hasta nuestros tiempos, es preciso volver a ella.

Para Platón, la esencia es el fundamento de las cosas, es aquello que hace que un ser
sea lo que es, y sin ello dejaría de ser tal o cual cosa, de tal modo se puede observar en el
siguiente fragmento de Eutifrón:

Es probable, Eutifrón, que al ser preguntado que es realmente lo pío, tú no


has querido manifestar su esencia, en cambio hablas de un accidente que ha
sufrido, el de ser amado por todos los dioses, pero no dices todavía lo que
es. (Platón, 1997)

De acuerdo con esta definición, el mismo Platón afirmó que la esencia del hombre
es un compuesto que consta de dos elementos fundamentales: cuerpo y alma.4 Sin embargo,
en la propuesta del máximo discípulo de Sócrates, estos dos principios son diferentes
cualitativamente. Por tal motivo, Platón continuó con la división de la totalidad, propuesta
por Sócrates, en dos fragmentos, por un lado, el mundo de las ideas:

Para Platón, la idea5 es aquello que no cambia ni puede aceptar ninguna


variación. (Xirau, 1995)

Y por otro, el mundo material:

“El mundo en el que vivimos está hecho de cambio o como dice Platón, de
generación y corrupción. Todo cuanto nos rodea, y también nosotros
mismos está en tránsito. (Xirau, 1995)

De acuerdo con esta concepción, el alma proviene un mundo inteligible6 (superior),


el mundo metafísico de las ideas, y el cuerpo proviene de un mundo sensible7 (inferior), el
mundo de las apariencias.

4
Cfr. (Vilarroig, 2014)
5
Para los griegos idea significaba, ver, mirar, examinar mirar cara a cara, pero Platón creó un neologismi, un
nuevo concepto de idea.
4 Arturo Mota Angulo
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El hombre: un ser en tránsito

Si analizamos esta concepción del hombre podremos darnos cuenta de que el


hombre concreto es una paradoja, es decir un conjunto de contradicciones inmortal-mortal,
incorrupta-corrupto, sutil-pesado, dado que el alma es inmortal, incorrupta, sutil; y el
cuerpo es mortal, corrupto, pesado.

De igual forma, podemos notar en esta noción separatista, que el alma inmortal no
necesita del cuerpo material ya que es totalmente independiente. Además podemos observar
que el alma existe, como esencia, antes y después de estar en el mundo material, del mismo
modo que todas las ideas platónicas, tal como lo expone Xirau en el siguiente fragmento:

Platón cree que estas ideas, estos seres, tienen una existencia propia,
independiente de nuestro mundo, que a veces imagina en una especie de
cielo que llama el Topos Uranos. Las ideas son así las esencias de las cosas,
esencias que existen en sí y por sí. (Xirau, 1995)

Así mismo, Platón propuso en su concepción la idea de una causa última: Dios. Este
Dios creador ha formado el mundo material a partir del mundo ideal; de lo que resulta que
el mundo del devenir es una copia del mundo estable, tal como se expone en el siguiente
fragmento:

Leemos en el Timeo: ”…todo lo que deviene o es creado, debe


necesariamente ser creado por alguna causa.” Dios es esta causa creadora.
Y dios ha creado el mundo mirando al mundo inteligible de las ideas para
que el mundo creado se pareciera lo más posible al mundo perfecto que dios
contempla. (Xirau, 1995)

Conforme a lo que se ha expuesto anteriormente, si la noción de Platón es verdad,


esto significa que la esencia es anterior a la existencia, dado que el alma es anterior al
cuerpo, y que el mundo material necesita de un creador, puesto que no es causa primera y
no se puede crear a sí mismo.

6
Para Platón el alma nos conduce al conocimiento verdadero (episteme).
7
Para Platón el mundo sensible nos conduce a la opinión (doxa).
5 Arturo Mota Angulo
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El hombre: un ser en tránsito

Nietzsche: una crítica a Platón

Con mi Zaratustra he hecho a la humanidad el regalo más grande


que hasta ahora esta ha recibido
F. Nietzsche
Ahora bien, el desprecio por el cuerpo y la supra valoración del alma, iniciada por
la postura dualista de Platón, tuvo su máximo esplendor en la doctrina cristiana, y continuó
teniendo un enorme eco en la concepción del hombre hasta la época de F. Nietzsche, el
máximo discípulo de Schopenhauer, tal como lo expone en el siguiente fragmento:

Las cosas que la humanidad ha tomado en serio hasta este momento no


son ni siquiera realidades, son meras imaginaciones o, hablando con más
rigor, mentiras nacidas de los instintos malos de naturalezas enfermas, de
naturalezas nocivas. (Nietzsche , 2000)

Para F. Nietzsche, la división de la totalidad propuesta por Platón, en el mundo


verdadero y el mundo aparente es errónea dado que es una falsa división que ha otorgado
un valor supremo a un mundo inexistente. Por tal motivo, el máximo discípulo de
Schopenhauer, inició una fuerte crítica contra la teología como fundamento último del
hombre, de tal forma, se expone en el preámbulo de Así habló Zratustra:

Cuando de nuevo Zaratustra quedó solo, habló así a su corazón: <<será


posible esto! Ese viejo santo no se ha enterado aún en su bosque que Dios
ha muerto!>>. (Nietzsche, 2000)

Con la muerte de Dios, Nietzsche, el gran inmoralista, derrumbó la metafísica, el


mundo de las ideas platónicas que había sido supra valorado desde la antigüedad griega
para dar valor nuevamente a la realidad material, tal como se expone en el siguiente
fragmento:

A la realidad se le ha despojado de su valor, de su sentido, de su veracidad


en la medida en que se ha fingido mentirosamente un mundo ideal.
(Nietzsche, 2002)

6 Arturo Mota Angulo


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El hombre: un ser en tránsito

De igual forma, con este gran suceso, Nietzsche abrió dos nuevas posibilidades: la
posibilidad de que el hombre mismo se convirtiera en fundamento o la posibilidad de que el
hombre se quedará suspendido en el abismo de la existencia sin sustento alguno.

No obstante, el gran inmoralista, en Así habló Zaratustra apuesta por la primera de


las posibilidades ya que en ella encuentra un valor opuesto a toda la metafísica y el camino
hacia los nuevos valores, tal como lo expone Deleuze en el siguiente fragmento:

Con la Reforma, la muerte de Dios se convierte cada vez más en un asunto


entre Dios y el hombre. Hasta el día en que el hombre se descubre como
quien mata a a Dios y quiere asumirse en cuanto tal y cargar con ese nuevo
peso. Quiere la consecuencia lógica de esa muerte: convertirse él mismo en
Dios, reemplazar a Dios. (Deleuze, 2000)

A partir de esta consecuencia lógica, vemos cómo el máximo discípulo de


Schopenhauer, ha deshierbado el campo para que germine una nueva moral que no se ha
impuesta desde fuera, ha despojado al hombre de su metafísica silla de ruedas para que sus
materiales piernas se fortalezcan y pueda caminar libre.

Pero, esa libertad sólo puede ser dirigida por el superhombre. Empero, antes de que
se haga presente el superhombre, es preciso que el hombre se dé cuenta de que es un
tránsito y no un fin, de tal forma que se dirija hacia la superación de sí mismo, y no de
modo inverso, tal como lo expone Zaratustra:

El hombre es una cuerda tendida entre el animal y superhombre; una


cuerda tendida sobre el abismo. (Nietzsche, 2000)

De igual modo, podemos apreciar este tránsito en Las tres metamorfosis, en las que
se hacen presentes tres figuras importantes: el camello, el león y el niño. El camello
representa el hombre que carga con los valores impuestos; el león representa al hombre que
quiere conquistar su libertad y ser amo; y el niño representa el olvido y la creación de
nuevos valores.8

8
Cfr. (Nietzsche, 2000)
7 Arturo Mota Angulo
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El hombre: un ser en tránsito

Únicamente cuando el hombre se supere a sí mismo, será capaz de dar paso al


sentido de la tierra: el superhombre. Exclusivamente, el superhombre es capaz de superar el
gran engaño: Dios es una invención del hombre, tal como se expone en el siguiente
fragmento de Así habló Zaratustra:

Quiero hablaros del superhombre. El hombre es algo que debe ser superado.
¿Qué habéis hecho vosotros para superarlo? Hasta hoy, todos los seres han
creado algo por encima de ellos, y ¿queréis ser vosotros el reflujo de esta
ola enorme prefiriendo retornar a la animalidad antes que superar al
hombre? (Nietzsche, 2000)

No obstante, con la superación del gran engaño es preciso afrontar la terrible


consecuencia lógica: la libertad.

Ahora bien, después de haber realizado este breve recorrido, hemos podido observar
que no existe un mundo metafísico, por ende la esencia no es algo anterior al cuerpo como
lo había propuesto Platón, sino que la esencia es una parte del cuerpo como se expone en el
siguiente fragmento:

El niño se expresa así: <<Yo soy cuerpo y alma.>> ¿Y por qué no expresarnos
como los niños? Quien está despierto y consciente exclama: todo yo soy
cuerpo y ninguna otra cosa. El alma sólo es una palabra para una partícula
del cuerpo. (Nietzsche, 2000)

Así mismo, hemos podido darnos cuenta de que la esencia tampoco es superior al
cuerpo, dado que la esencia no procede de un mundo metafísico superior, sino que la
esencia es una parte más del mundo material.

Finalmente, diremos que el hombre es un cuerpo en proceso, un tránsito de modo


que su esencia está determinada por lo que el mismo haga de su propia existencia ya que
antes de la existencia sólo hay Nada.

8 Arturo Mota Angulo


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El hombre: un ser en tránsito

Bibliografía:
Xirau, R. (1995). Introducción a la historia de la filosofía. (12ͣ ed.). México.: UNAM.

Vilarroig, Martín, J. (2014). El hombre un ser que se pregunta: Introducción a la


Antropología Filosófica. Madrid. CEU Ediciones.

Ibañez, j. M. (2007). Introducción a la antropología filosófica. (6ª ed.). España: EUNSA.

Platón. (1997). Eutifrón. (5ª reimpresión). Madrid: Editorial Gredos.

Nietzsche. F. (2002). Ecce homo. (3ª reimpresión). Madrid: Alianza Editorial.

Nietzsche. F. (2000). Así habló Zaratustra. España: LIBSA.

Deleuze, G. (2000) Nietzsche. Madrid: Arena Libros.

9 Arturo Mota Angulo


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