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INTRODUCCION
I. NOMBRE DEL LIBRO
A. Lleva el nombre del narrador principal, el profeta y sacerdote (de Sadoc), Ezequiel
B. Su nombre significa “Dios fortalece”, “que Dios te haga fuerte”, aun posiblemente,
“Dios es fuerte”.
El profeta Ezequiel es mencionado por nombre solo dos veces en la Biblia (véanse Ez.
1:3 y 24:24). Su nombre es un vocablo compuesto de dos palabras hebreas:
1) el verbo “chazaq” que quiere decir “fortalecer”, “hacer fuerte”, “hacer duro”; y
2) el sustantivo “El” que quiere decir “fuerza”, “el poderoso”, “el omnipotente”, o sea,
“Dios”. Así que, el nombre “Ezequiel” quiere decir: “El Omnipotente fortalece”, “Dios
hace fuerte”.
II. CANONIZACION
A. Este libro tuvo dificultad para ser aceptado en el ciclo anual judío de liturgia debido
a que:
C. La tradición judía dice que cuando Elías regrese antes de la venida del Mesías
(véase Malaquías 3:1; 4:5), el resolverá las contradicciones entre Ezequiel y Moisés
4. Poesía de lamento (capítulos 19; 26:17-18; 27:4-9, 25-36; 28:2-23; 30:2-19; 31:2-9;
37:2-8, 12-15)
Además dentro del género propiamente proféticos tiene los oraculos. Aquí
encontramos solo oráculos de condena.
IV. AUTORÍA
A. Nunca se debatió la autoría del libro. El libro entero, excepto por el 1:2-3, está
escrito en PRIMERA PERSONA SINGULAR (auto biográfico véase Ezequiel 4:14; 9:8;
11:13). Sin embargo, la mayoría de la PRIMERA PERSONA SINGULAR es palabra
directa de Dios.
C. Josefo en Las Antigüedades de los Judíos, 10.5.1, dice que Ezequiel escribió dos
libros. Esto puede referirse a la estructura característica de muchos de los profetas
hebreos, porque fácilmente sus libros pueden dividirse en dos, (note Isaías 1-39 y 40-
66; Daniel 1-6 y 7-12; Zacarías 1-8 y 9-14 y Ezequiel 1-32 y 32-48). En la primera
parte el contexto histórico es del día del autor. En la segunda parte del libro el contexto
es el futuro. Esto puede ser la razón porque Josefo afirmo que escribió dos libros.
D. Está escrito desde Babilonia (véase 1:1; 3:11, 15; 11:24), pero Ezequiel es llevado
a Jerusalén varias veces en visiones (véase 8:3; 11:1; 40-48).
4. Fue tomado cautivo, cuando tenía 25 años de edad en 597 a.C. por Nabucodonosor
II juntamente con el rey Joaquín, 1:1; 33:21; I Reyes 24:14-16.
B. Ezequiel es uno de los profetas del siglo séptimo: Jeremías, Daniel, Nahúm,
Habacuc, y Sofonías.
C. Durante el periodo del levantamiento del poder neo babilónico bajo Nabopolasar y
el príncipe coronado Nabucodonosor II Dios habló a través de estos profetas en
diferentes localidades:
Daniel fue llevado cautivo por Nabucodonosor en 605 a.C. Fue exilado al
palacio en Babilonia, Daniel 1:1
Ezequiel fue tomado cautivo por Nabucodonosor en 597 a.C. juntamente con
8,000 a 10,000 artesanos, soldados, el rey Joaquín y su familia, II Reyes 24:14-
16. Fueron puestos en un campamento de refugio por el canal Quebar.
Jeremías se quedó en Jerusalén hasta la muerte de Gedalías (véase 582 a.C.)
D. Ezequiel data sus profecías Estas fechas demuestran que el libro no está en orden
cronológico. Sin embargo, si usted aísla las profecías en contra de las naciones
vecinas (por ejemplo, capítulos 25-32) el resto está en una secuencia cronológica.
Egipto era una súper potencia que envejecía. Asiria había comenzado a
desmoronarse, pero Babilonia estaba haciéndose cada vez más fuerte. Las alianzas
del reino de Judá habían oscilado entre Egipto y Babilonia. Y porque Judá continuó su
curso rebelde, el Señor levantó a Nabucodonosor: “mi siervo” (Jer. 25:9-11), para
destruir Jerusalén y el templo. Nabucodonosor primero sitió Jerusalén en el 605 A.C.
inmediatamente después de derrotar a Faraón Necao en Carquemis. Esto fue en el
año cuarto de Joacim (de acuerdo al método judío de contar, o “tercer año”, según el
método babilónico). La primera etapa de la deportación judía comenzó en este
momento, entre cuyos cautivos estaba Daniel.
Un segundo remanente fue llevado a Babilonia ocho años más tarde en el año 597
A.C. Joaquín (Jeconías, Conías) había seguido el reinado de su padre, sin embargo,
duró sólo tres meses antes de que Nabucodonosor deportó a este rey rebelde junto a
10.000 judíos , entre los cuales estaba Ezequiel. Entonces Sedequías fue instalado
como gobernante en Jerusalén, pero él era débil y vacilante. Finalmente, once años
después (586 A.C.), el ejército babilonio devastó totalmente la ciudad de Jerusalén (2
Reyes 25:1-7). La mayoría de los judíos sobrevivientes fueron llevados cautivos a
Babilonia. Jeremías decidió permanecer en Jerusalén con unos pocos sobrevivientes
(Jer. 40-44).
Jeremías comparó estos acontecimientos a dos cestas de higos (Jer. 24). Aunque el
resto fue llevado a Babilonia, no necesariamente por ser considerado justo por lo
menos serían purificados de la idolatría, y un día volverían a la tierra.
Judá regresó. No sabemos si Ezequiel vivió para verlo, pero Daniel lo hizo porque el
primer remanente volvió en el año 536 A.C. bajo el liderazgo de Zorobabel (leer los
libros de Esdras y Nehemías). Un segundo remanente regresó bajo Esdras en el año
457 A.C., y un tercer remanente regresó bajo el liderazgo de Nehemías en el año 444
A.C. Además de este remanente físico, por supuesto, vino Jesucristo, el Mesías
prometido y el cumplimiento final de las promesas hechas a Abraham y los patriarcas
(cf. Gen. 12:3; Gal 3:7-8,26-29). Ezequiel, por lo tanto no sólo profetizó fatalidad, miró
también hacia el futuro, su mensaje también fue de esperanza.
VII. UNIDADES LITERARIAS
2. Después de la caída de Jerusalén sus sermones (en las mayorías de las veces) se
torno en la esperanza, restauración, y perdón (33-48).
B. Breve bosquejo
B. La fe del pacto tiene un aspecto tanto corporativo como individual. El nuevo pacto
mencionado en Jeremías 31:31-34 es básicamente individual, así como lo es en los
capítulos 18 y 33. El nuevo pacto también tenía la garantía de la acción de Dios (véase
capítulos 36-37). Este es el mismo equilibrio entre la soberanía de Dios y las
responsabilidades humanas del pacto expresadas en el NT.
C. Dios es fiel a la semilla de Abraham (Gn. 12:1-3) y David (2 Samuel 7). El pacto
será restablecido (véase Ez. capítulos 37, 40-48). El exilio fue un acto de amor (por
ejemplo, cuando los padres disciplinan a sus hijos).
D. El problema de los judíos no ha terminado, Ez. capítulos 38-39 (véase Daniel 7-12).
Hay una lucha permanente entre el pueblo de Dios y la humanidad caída (Salmo 2).
VIII PROFECIAS
La profecía está fechada “en el undécimo año” (26: 1), esto es, el año 586 A.C.,
cuando Jerusalén fue destruida. La gente de Tiro se había gozado por este evento,
pensando que la pérdida de Judá sería la ganancia de ellos (v. 2).
A causa de su posición en una isla, que la hacía casi inconquistable, Tiro era orgullosa
y arrogante. Se dice que Nabucodonosor la sitió por un período de doce años (585-
573 A.C.) antes de que se sometiera. Le dio a Alejandro el Grande más trabajo que
cualquiera otra ciudad. Al fin éste resolvió el problema construyendo un camino de
media milla de ancho desde tierra firme hasta la isla. Ahora se puede transitar en auto
sobre ese terraplén y ver las ruinas antiguas. La profecía de que “tendedero de redes
será en medio de la mar” (v. 5) se cumplió literalmente. Fenicia, de la cual Tiro era la
ciudad principal, fue la nación más sobresaliente en el comercio marítimo en los
tiempos antiguos (véase v. 17). Había desarrollado colonias por todo el norte de África,
hasta el Océano Atlántico. Pero se hundió en el olvido, de acuerdo a lo que Dios
predijo por medio de su profeta. Hoy día, el puerto y capital de El Líbano (la antigua
Fenicia) es Beirut, al norte de Tiro y Sidón.
“En el año décimo, en el mes décimo” (v. 1), (enero de 587 A.C.), se le ordenó a
Ezequiel que pronunciara la profecía en contra del Faraón Hofra, “el gran dragón.”
Este rey orgulloso pretendía ser creador del Nilo (v. 3). Pero Dios dijo que El pondría
anzuelos en sus quijadas y lo arrojaría al desierto (vs. 4-5). Después de cuarenta
años, Egipto sería restaurado (v. 13). Pero sería el más humilde de los reinos (v. 15), y
ya no una amenaza para Israel.
Los versículos 20-26 están fechados en el año 587 A.C. (v. 20), poco antes de la caída
de Jerusalén. Algunos quizá todavía se preguntaban quién ganaría al fin, si Egipto o
Babilonia. Ezequiel categóricamente dijo que Jehová estaba del lado de
Nabucodonosor, quien, a su vez, conquistaría a Egipto. Sólo mediante la inspiración
divina pudo el profeta saber el fin de la lucha por el poder.
Se consideran profecías de triple referencia tanto para aquel tiempo, para la 1era
venida de Cristo, como para el Milenio. En sus “idealizaciones” sistemáticas y
artificiales de la nueva era, piensa en Palestina como centro de la teocracia. Y en su
falta de perspectiva histórica junta la próxima restauración después del destierro y la
mesiánica definitiva
El Valle de los Huesos Secos (vrs. 1-14). Ezequiel vio un valle lleno de huesos secos.
Luego se le preguntó: “¿Vivirán estos huesos?” (v. 3). En otras palabras, ¿podría la
nación muerta de Judá volver a vivir? Cuando él profetizó, los huesos esparcidos se
juntaron y formaron esqueletos, y los esqueletos se convirtieron en cuerpos, y
finalmente los cuerpos se pararon con vida. Por medio de esta visión Dios prometió el
avivamiento de Israel (vrs. 11-14). Se considera un pasaje de triple referencia y que se
refiere también al pueblo de Israel que ha sido levantado casi como si fueran “huesos
secos” de su tumba y vueltos a su propia tierra en el año 1948 y a la resurrección de
los muertos.
Ezequiel 36:24 dice "Y yo os tomaré de las naciones, y os recogeré de todas las
tierras, y os traeré a vuestro país". Esta palabra dicha por el profeta de Dios Ezequiel,
anuncia que llegaría el día en que el pueblo judío regresaría a su nación, a Israel,
provenientes de los cuatro extremos de la tierra. En el año 1948 Israel es restaurada
como nación.
En el año veinticinco de la cautividad (40: 1) — el año 573 A.C. —Ezequiel recibió una
visión del templo futuro. Las medidas y el mobiliario se dan en detalle. Algunos
sostienen que estas son las medidas de un templo literal que ha de ser edificado antes
o después de que Cristo venga. La cosa importante es que la gloria del Señor llenó la
casa de Dios (43:2-5).
Se dan instrucciones detalladas para el príncipe (44:1-3), los sacerdotes (44:9-31), las
porciones para los sacerdotes (45: 1-6) y el príncipe (45: 7-25), la adoración del
príncipe y el pueblo (cap. 46). Las reglas son tan específicas como las que
encontramos en Levítico.
E. PROFECIAS MESIANICAS
Muchos ven al “Mesías Rey” en esta figura y una profecía que se cumplirá en los “días
del Mesías.” Ezequiel habla del hecho de que en la época del Mesías el pueblo será
de “un sólo corazón” (comp. Hechos 4:32 y Jeremías 32:39): “Yo os reuniré de entre
los pueblos... Les daré otro corazón, y pondré un espíritu nuevo dentro de ellos. De la
carne de ellos quitaré el corazón de piedra y les daré un corazón de carne, para que
anden según mis estatutos y guarden mis decretos y los pongan por obra. Ellos serán
mi pueblo, y yo seré su Dios (11:17–20).
Ezequiel habla del Mesías como “pastor” (capítulo 34 y 35): “Entonces pondré sobre
ellas un solo pastor que las apacentará, mi siervo David; él las apacentará y será su
pastor. Y yo, el SEÑOR, seré su Dios, y mi siervo David será príncipe en medio de
ellas. Yo, el SEÑOR, he hablado. Haré un pacto de paz con ellos...” (34:23–25).
“Mi siervo David será rey sobre ellos, y todos ellos tendrán un solo pastor... Y mi siervo
David será su príncipe para siempre. Haré con ellos un pacto de paz; será un pacto
eterno con ellos” (37:24–26). La afirmación de Jesús en el sentido de que Él era el
Buen Pastor, carecería de sentido si no se acepta la exposición que hacen los rabinos
de la profecía del Pastor en Ezequiel, dice: “Él es el Mesías Rey, quien habría de venir
de la simiente de David; él los apacentará y será su pastor.” RaDaQ afirma respecto a
la profecía en el capítulo 37, que: “‘Mi pastor David’ significa el Mesías Rey. Se le
llama David porque es de la simiente de David” y “aquí hay una referencia a la
resurrección de entre los muertos.”
Un aspecto adicional, tiene que ver con la guerra llamada de Gog y de Magog, y el
desarme que la ha de seguir (capítulos 38–39). Estas descripciones suenan casi
modernas. Primero el capítulo 37 describe al pueblo de Israel que ha sido levantado
casi como si fueran “huesos secos” de su tumba y vueltos a su propia tierra, luego el
capítulo 38 relata cómo las naciones del norte se “armarán” contra ellos. Esto ocurrirá
“en los días venideros” (v 16). Pero cuando sean atacados “habrá un gran terremoto
en la tierra de Israel” y “los montes serán destruidos, y caerán los declives... y haré
caer lluvia torrencial, piedras de granizo, fuego y azufre” sobre los agresores. El
capítulo 39 nos dice que cuando la guerra haya acabado, “saldrán los habitantes de
las ciudades de Israel, y encenderán fuego y harán arder las armas... Y con ellas
harán fuego durante siete años, y “apartarán gente para atravesar constantemente la
tierra para limpiarla.” “Al cabo de siete meses de sepultar a los invasores muertos,
harán el reconocimiento.” El capítulo concluye con la promesa: “No esconderé más de
ellos mi rostro, porque habré derramado mi Espíritu sobre la casa de Israel.”
El agua del Templo (Ezequiel 47:1-12) "El agua" se refiere a la bendición y la salvación
(Isaías 12:3; 44:3; Salmo 46:4). El agua de la salvación tiene su origen en el santuario,
el Cordero de Dios sacrificado. (comp.Juan 4:14; 7:37-38; Apo. 22:1-2)
También existe una profecía secreta, a la mitad de los capítulos que describen el
Templo futuro (40–48), respecto a la puerta oriental “que estaba cerrada.” Estos
versículos (al principio del capítulo 44) encierran gran interés para los teólogos ya que
ven en ellos una referencia al Mesías: “Y el SEÑOR me dijo: ‘Esta puerta estará
cerrada; no se abrirá y nadie entrará por ella, porque el SEÑOR, Dios de Israel ha
entrado por ella; por eso permanecerá cerrada.” En cuanto al príncipe, él, como
príncipe, se sentará allí para comer pan delante del SEÑOR. Seguramente estos
versículos se relacionan de alguna manera con las palabras de Ezequiel 11:23, que
dicen que “la gloria del SEÑOR se elevó de en medio de la ciudad, y se detuvo sobre
el monte que está al oriente de la ciudad.” Pudiera ser que estos rasgos místicos sean
ilustrativos de una expectativa general de que el Mesías vendría y ocuparía su templo.