EL Alberto Ferrús

COMPORTAMIENTO
DE LOS GENES
Los genes y el ambiente mantienen una relación indisoluble

Resulta evidente que la inteligencia tiene dos

A LBE R TO
F E R R ÚS determinantes: un potencial innato y un
Investigador científico
del Instituto Cajal del
ambiente estimulante. Ambos son
Consejo Superior de completamente necesarios y el menor de
Investigaciones
Científicas. éstos limita el nivel finalmente alcanzado por
Premio «C. Wiersma
el individuo. Esto no es nada nuevo. Los
1996» concedido por
el instituto investigadores lo vienen anunciando desde
Tecnológico de
California.
hace casi un siglo. Entonces,
¿por qué tanto alboroto?

E
n 1610, María de Zuzaya era eje-
cutada en Logroño por la Inquisi-
ción bajo los cargos de brujería y
posesión diabólica. Su caso es tan sólo
uno más de entre los miles que han sufri-
do la brutalidad de una sociedad igno-
rante. La descripción de los síntomas de
los reos indica claramente que muchos
casos no eran otra cosa que ataques de
epilepsia. Estremece comprobar la contu-
macia que ha mantenido la autoridad
eclesiástica en la interpretación diabólica
de esta enfermedad. El Código Teodosia-
no del año 429 recoge las primeras dispo-
siciones legales contra los posesos y hasta
1794 continuaron ardiendo los cuerpos
de los «poseídos». Estremece porque la
ciencia ha ofrecido desde la antigüedad
evaluar porque pertenece a las reflex iones invadida por la marea roja, un bosque
ex plicaciones naturales al fenómeno.
personales que cada individuo ejercita habitado por castores o, naturalmente, los
Hipócrates, Anglicus, Willis, Boerhaave,
interiormente y que filtra cuidadosamente a la alrededores de una ciudad. Y, obviamente, debe
y muchos otros han jalonado siglos de
hora de manifestarse frente a los demás. recordar que las ideas y la cultura en general
civilización señalando la disposición
son producto directo de la actividad del cerebro
hereditaria a la enfermedad así como
cuya estructura y fisiología son, a su vez,
traumatismos e inflamaciones entre otras
producto directo de la actividad génica. El
causas . (1) Se podría dibujar una imagen
de contraste nítido entre la luz de la cien- Los genes y el ambiente efecto ambiental, o cultural, sobre el comporta-

han estado en relación miento humano es algo suficientemente

cia y la oscuridad de la ignorancia, pero la
realidad es más compleja en matices. Así,
buena parte de los hombres que cultiva-
ban la racionalidad del conocimiento
ofrecían con frecuencia interpretaciones
ambivalentes sobre las causas y, como
muestra, puede consultarse el «Informe
Médico-Moral de la penosissima y rigorosa
(1)
D. H. Clark. enfermedad de la epilepsia» presentado por
Source book of medical Pedro de Horta en 1763 a la priora del
history. Dover
convento de San Gerónimo en Puebla de
Publications Inc. New
York. 1960. los Ángeles (Méx ico).(2) Si esa ambiva-
(2)
lencia era un comportamiento adaptati-
E. García-
Albea. Rev. Neurol. 26, vo para sobrevivir a la represión es algo
1061- 1063,1998. que, aunque sospechemos, no podemos
mutua desde la aparición de
los primeros
Las anotaciones y comentarios anteriores,
referidos a la epilepsia, ilustran, en todas sus
facetas, el caso general de la controversia sobre
si el comportamiento tiene una causa genética
o ambiental. El debate es estéril porque los
genes y el ambiente han estado en relación
mutua desde la aparición de los primeros.
Quien dude sobre el efecto que tiene la activi-
dad génica sobre el ambiente debe recordar el
aspecto que presenta una playa
demostrado y popularizado por varias décadas
de investigaciones psicológicas. En muchas
especies animales, incluidos los humanos, ese
efecto ambiental es particularmente efectivo en
ciertos períodos juveniles del desarrollo. Un
ejemplo, de entre los muchos posibles, que
ilustra tanto las interacciones genes-ambiente
como la importancia de los períodos críticos, es
el de los pájaros y sus trinos. Los trinos, o
canciones, son, ante todo, señas de identidad
que tienen un alto valor adaptativo para la
especie durante la épo-
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El comportamiento de !os genes

Figura 2. son proteínas codificadas en otros genes que

Regula dores tienen la propiedad de unirse entre sí y al
genéticos de alta DNA, modificando su estructura y, con ello,
discriminación. modulan la ex presión (transcripción del
Sistema nervioso
mensaje genético a RNA y finalmente a
de la larva de
proteína) de las regiones adyacentes. Los
Drosophila .
reguladores son los sitios del DNA en donde se
Utilizando un
unen los factores de transcripción. Se trata de
ma rca dor que
secuencias muy cortas de nucleótidos (cada
resulta en una
uno de los cuatro constituyentes de las
coloración azul, se
identifica un secuencias de DNA) pero que son muy
regula dor que es específicas para cada conjunto de factores de
a ctivo, en este transcripción. Un dato de ex traordinaria
momento del importancia para entender la complejidad de la
desa rrollo, tan biología y, en última instancia, intuir cómo se
sólo en dos de las pueden especificar con precisión aspectos
10 5 neuronas del sutiles de un ser vivo es el descubierto
ga nglio cerebral. recientemente por E. Davidson y su grupo.
(Fotografía Mediante el estudio sistemático, nucleótido a
original del autor.)
nucleótido, de una amplia región de un gen del
erizo de mar han constatado que el número de
reguladores y los tipos diferentes de factores de
transcripción que regulan la ex presión de ese
gen es sorprendentemente grande. El 70 % del
DNA de la región analizada participa en la
regulación del gen adyacente. La búsqueda y
estudio de secuencias reguladoras es un tema
de máx imo interés en la actualidad. Nuestro
laboratorio ha contribuido a identificar algunas
de las que participan en la formación del
sistema visual y olfativo de la mosca del
vinagre Drosophila melanogaster. De la
información ex istente resulta evidente que hay
mecanismos de regulación específicos para
aspectos y detalles insospechados hasta hoy
(véase fig. 2).
ca de reproducción. Si los pájaros se crían forma de cultura son también parte de esa Entre los reguladores conocidos hay
aislados, sin comunicación con sus con- relación indisoluble. En definitiva, no ex iste algunos que tienen especial importancia en el
géneres, la vocalización no es normal según ha un «yo» ajeno a la actividad de los genes y a la contex to del comportamiento, por ejemplo, los
estudiado ampliamente M. Konishi en el cultura ambiental. que reciben a hormonas o incluso al AMPc
Instituto Tecnológico de California, entre (Monofosfato cíclico de adenosina), un
otros. El caso es aún peor si se les hace modulador general de los cambios de estado
ex perimentalmente sordos al nacer de forma fisiológico en la célula. Estos productos, unidos
El 70% del dna de la región
que no puedan oír ni a sus congéneres ni a sí a sus correspondientes receptores, actúan
analizada participa en la como factores de transcripción. El regulador
mismos. Estos trinos, sin embargo, no son
totalmente anormales pudiendo reconocerse regulación del gen CRE (del inglés cAMP responsive element) ha

varios componentes de la canción típica de la adyacente demostrado su papel esencial en los cambios
especie. Cabe deducir que el cerebro del pájaro de ex presión génica producidos durante la
Antes de presentar una imagen sucinta de consolidación de la memoria en insectos y en
está dotado desde su nacimiento con un
los mecanismos genéticos, es necesario aclarar ratones así como mediador de los cambios
modelo básico de lo que debe ser esa canción
que los genes como entidades independientes debidos al período de luz-oscuridad en el
para su especie. Lo que el ambiente
no ex isten. Se trata tan solo de un concepto ritmo circadiano. Los reguladores sensibles al
proporciona es un refinamiento al comparar la
que ha tenido un valor operativo enorme. Al complejo hormona-receptor ejecutan cambios
representación del modelo interno con los
hablar de gen, en realidad nos referimos al de ex presión génica en todas aquellas
ejemplos que recibe de otros individuos. Ese
conjunto completo de información contenida situaciones comporta- mentales en las que los
refinamiento por contraste parece tener lugar
en el DNA: el genoma. Esa información con- niveles hormonales cambian.
en el primer mes de vida porque es sólo en ese
tiene mucho más que la secuencia de Es evidente que el genoma procesa cambios
período crítico cuando se puede mejorar la
aminoácidos de las proteínas. Incluye, por en ciertos parámetros ex ternos (el período luz-
calidad del trino adulto si se suministra, a los
ejemplo, mecanismos de regulación que oscuridad) o internos (niveles hormonales) al
pájaros criados en aislamiento, una grabación
permiten la ex presión de cada proteína en el individuo. Más aún, el núcleo de una neurona
de un trino normal.
lugar, el momento y la cantidad adecuadas al puede registrar cambios que suceden en el ter-
Así pues, debemos aceptar el hecho de que
estado fisiológico de la célula y el organismo.
genes y ambiente mantienen una relación
Los mecanismos de regulación están
indisoluble y mutua. Mas aún, conviene
compuestos principalmente de dos elementos:
recordar que nuestra conciencia individual y
factores de transcripción y reguladores. Los
las ideas que emanan en
primeros
76 M U N D O C I E N T Í F I C O 1 9 4 OC T U B R E 1 9 9 8
 minal sináptico (variaciones en la con-
centración de AMPc) por muy alejados que se
encuentren entre sí. Los efectos de ese
procesamiento siempre incluyen la
modulación, positiva o negativa, de la
ex presión de varios, quizá muchos, genes ya
que si se bloquea la transcripción del mensaje
genético en proteínas, la memorización de un
hecho o una tarea no se consolida. El
procesamiento genómico puede detectarse al
cabo de varios segundos de iniciado el cambio
ex terno y puede durar minutos, horas o días
según el tipo de cambio y el organismo. Esto
resulta obviamente lento para ex plicar
comportamientos que tienen lugar en
fracciones
de segundo como el cambio de ex presión facial
al ver la imagen de una persona asociada a
situaciones previas de terror. Más
problemático aún es concebir al DNA como
depositario de todas las memorias de un
individuo a lo largo de su vida. Estas facetas de
la biología requieren un nivel de organización
diferente: el sistema nervioso y el cerebro en
particular.
El sistema nervioso presenta dos
peculiaridades importantes que permiten
consolidar memorias y evocarlas en forma de
comportamiento: rapidez de procesamiento y
un número gigantesco de contactos. Las
neuronas son células especializadas en la
transmisión e integración de señales. Su
Seymour Benzer funda dor de la neurogeriá tica .
velocidad de conducción depende del
diámetro celular, de la presencia de elementos
(3) aislantes como la mielina, etc. pero, en
D.O. Hebb. The
general, es muy rápida pudiendo alcanzar más
organization of
behavior. J. Wiley de 100 m/seg. El tiempo de transmisión
& sons Inc. New
York. 1949.
entre células a través de la sinapsis
depende de su número, estructura, estado
fisiológico, etc. En general, 5 milisegundos es
un valor habitual para las sinapsis con
transmisor químico. Todos esos aspectos
pueden ex perimentar cambiós como
consecuencia de la consolidación de una
memoria tal como propusieron los
descubridores de la sinapsis: Sherrington y
Cajal principalmente y, de forma más
específica Hebb. <3) Hoy comienzan a obtenerse
los primeros datos que documentan esos
cambios estructurales y funcionales en varios
centros cerebrales como el hipocampo o la
corteza acústica como con-
secuencia de la memorización de un mapa o de
una melodía.
Conviene recordar, una vez más, que todas las
propiedades neuronales son el
resultado de su dotación de canales iónicos,
receptores, etc., es decir, de la ex presión
regulada de su genoma. Un cambio de un solo
nucleótido puede ocasionar cambios drásticos
en el comportamiento. Como ejemplo, las
mutaciones en el gen Shaker de Drosophila que
ha sido estudiado en nuestro laboratorio. Este
gen codifica un tipo de canales iónicos que
regulan el tráfico de potasio a ambos lados de
la membrana celular. Un cambio en alguno de
los aminoácidos esenciales de esa proteína
origina individuos con un temblor
espasmódico no muy diferente a los síntomas
epilépticos humanos. De hecho, hoy se
conocen varias formas de epilepsia heredable
que correlacionan con mutaciones en este tipo
de canales iónicos.
El número de neuronas es un
elemento determinante de las
capacidades funcionales cuando
éstas se analizan con rigor
Todos los seres vivos, incluso los uni-
celulares, tienen mecanismos moleculares que
permiten la transmisión e interpretación de
señales de una parte a otra de su cuerpo lo que
confiere direccionali- dad a la procedencia de
un estímulo ex terno. Un Paramecio «sabe» en
qué dirección está la concentración más alta de
nutrientes. Además, hay multitud de
mecanismos moleculares que pueden
mantener durante algún tiempo una
modificación estructural como consecuencia
de un estímulo ex terno, es decir, una forma de
memoria elemental. Entre los organismos
multicelulares, tan primitivos como las
medusas o las hidras, ex isten células
especializadas en la transmisión de señales
eléctricas que permiten al animal responder a
estímulos ex ternos con movimientos más o
menos rápidos. La evolución del sistema
nervioso ha proporcionado, esencialmente, un
agrupa- miento de sus células a la vez que un
aumento de su número y sus conex iones. En
los animales cuyo cuerpo está constituido por
repeticiones de segmentos (esto incluye a los
humanos), cada segmento contiene un
agrupamiento neuronal o ganglio que se
conecta con sus vecinos formando una cadena
longitudinal de forma que neuronas en un
ex tremo pueden relacionarse, directa o
indirectamente, con neuronas en el ex tremo
opuesto. En los animales segmentados que
tienen movimiento en una dirección
preferente, el ganglio más anterior ha
aumentado de tamaño notablemente a la vez
que se ha fusionado más íntimamente con los
siguientes posteriores.
Este proceso gradual de cerebraliza-
M U N D O C I E N T Í F I C O 1 9 4 OC T U B R E 1 9 9 8 T
 El comportamiento de los genes

ción permite asignar, de forma algo arbitraria, tan más o mejores repertorios de compor- corteza y el cerebelo de los grandes pri-
a los gusanos Platelmintos como primer tamiento. De forma general, /de qué sirve mates y los humanos en particular. Se
organismo con cerebro. Desde aquí hasta los tener muchas sinapsis? En nuestro laboratorio especula actualmente con la idea de que esas
grandes primates se observa una hemos abordado recientemente esta cuestión regiones son particularmente grandes porque
correspondencia lineal entre el tamaño del haciendo uso de una mutación, gigas, que se generan células durante un tiempo más
cuerpo y el del cerebro. A partir de este punto produce células de mayor tamaño. <4) Los datos largo del desarrollo. En términos genéticos,
comienzan las especulaciones sobre el demuestran que estas células establecen 2-3 podemos intuir que los genes encargados de la
significado del tamaño cerebral. La veces más sinapsis que los controles. Aunque proliferación celular tienen un sistema de
concordancia de tamaños entre cuerpo y la mutación es letal para el insecto, es posible reguladores que los mantienen activos
cerebro obliga a recordar que una gran parte efectuar pruebas de comportamiento en durante más tiempo en esas regiones
del cerebro está dedicado a procesar y individuos mosaico en los que sólo una parte cerebrales de esas especies.
controlar información somática. Otro tipo de del cuerpo es mutante (véase fig. 3). En el Finalmente, hay que mencionar que los
datos, referido sólo a ciertos tipos de primates caso del ojo, el procesamiento de la luz a incrementos de neuronas en una región del
y al hombre (véase Esquema 1) indica que el través del ojo mutante es diferente que en el cerebro no pueden concebirse como un
tamaño del cerebro tiene una cierta relación ojo nor- aumento de elementos idénticos.
con la duración del período juvenil. Este tipo
de datos ha alimentado la idea de que el
desarrollo de las capacidades intelectuales '
humanas depende del aprendizaje recibido en
el estado juvenil y esto es algo que ha
permitido la aparición misma de la especie
Homo. Para intentar buscar un apoyo
paleontológico a esta interpretación, se han
correlacionado los datos deducidos entre el
volumen craneal y el peso corporal de fósiles
prehumanos y primates (véase Esquema 2). Es
evidente que la línea antecesora de los
humanos muestra una relación cráneo/cuerpo
mucho mayor que entre los primates actuales.
El problema es que se trata de una correlación
y no es posible deducir una relación causa-
efecto. De hecho, los datos del esquema 1 no
incluyen la variabilidad de los datos y, en los
humanos, es bien conocido que el tamaño
cerebral puede mostrar diferencias de casi el
doble.
Es evidente, no obstante, que el número de
neuronas es un elemento determinante de las
capacidades funcionales cuando éstas se
analizan con rigor. Uno de los ex perimentos
clásicos que apoyan esta afirmación es el
realizado por G. Fankhauser hace más de 50
años. Las larvas de la salamandra Tritums
viridescens pueden tener diferentes grados de mal del mismo animal según se puede Cada centro neural tiene una organización
duplicación de su material genético. No obs- demostrar en una prueba fototáctica. jerárquica. Así, en los centros de integración
tante, los individuos son del mismo tamaño Los datos más modernos sobre com- de la corteza visual ex isten células que sólo se
porque reducen el número de células en su paraciones de tamaños cerebrales hacen activan al presentar una imagen familiar. Este
cuerpo según el grado de duplicación. Los distinción entre las diferentes regiones del tipo de células parecen registrar la
tests de aprendizaje mostraron que las formas cerebro. <5) Esto ha sido necesario porque coincidencia de actividad en varios subgrupos
con mayor grado de duplicación y, por tanto, ex iste una notable especialización de tareas en de neuronas. Un ejemplo de sistemas celulares
menor número de células, eran mucho más las diferentes regiones y es evidente que que supervisan la actividad en otros es el que
deficientes que las de dotación normal. Sería ciertos organismos muestran habilidades se puede deducir de los ex perimentos
deseable tener datos comparativos sobre el comportamentales específicas y diferentes a realizados con animales a los que se les
número de neuronas y habilidades las de otras especies. Esos datos muestran que, modifica la percepción sensorial. Los búhos
intelectuales pero eso es una tarea imposible entre 131 especies de mamíferos, los cerebros son animales que cazan de noche por lo que la
actualmente. Sólo en el gusano Caenorhabdites grandes tienen un aumento proporcional de la percepción acústica y la visual han de estar
elegans se han contado porque su número es mayoría de las regiones analizadas. Es decir, el muy bien ajustadas para primero detectar y
bajo: 301 pero el análisis de comportamientos cerebro parece haber crecido de forma luego conseguir eficazmente sus presas. Si se
es aún muy limitado. armónica ya que, probablemente, una desplaza el mapa visual (véase fig. 4), el mapa
(4) Más importante aún sería poder conocer el especialización en el procesamiento de un acústico también se desplaza en la misma
I. Canal et al Eur. J. número de contactos sinápticos ya que, aún tipo de estímulos sensoriales, por ejemplo, el dirección y por el mismo valor. Es decir, debe
Neurosci. 6, 1423-
1431, 1994. J. pareciendo evidente, nadie ha demostrado visual, obliga a un aumento de tamaño en haber un sistema que comprueba la
Neurosci. 18, 999- aún que más sinapsis permi- otras regiones indirectamente relacionadas coherencia entre ambas entradas sensoriales.
1008,1998.
78 M U N D O C I E N T Í F I C O 1 9 4 OC T U B R E 1 9 9 8
con la visual. Todo esto, sin embargo, tiene ¿Por qué una vía sensorial prevalece sobre la
(5)
B.L. Finlay and R.B. una notable ex cepción en el caso de la neo- otra?, es aún una pregunta
Darlington. Science
268 ,1578-
1584,1995.
 sin respuesta pero, indudablemente, debe
resultar de la conectividad y propiedades
funcionales de los circuitos cerebrales. Este
orden jerárquico en el cerebro, no es
conceptualmente diferente del que se observa
en el genoma, por ejemplo entre los diversos
niveles de regulación entre genes o entre las
secuencias reguladoras de un mismo gen.
Una de las observaciones que más
dificultan la aceptación de que un deter-
minado cambio genético es la causa de un
cierto comportamiento o trastorno es
Figura 3 . La
muta ción gigas.
Ojo de
Drosophila
compuesto de
oma tidias
muta ntes (mitad
ventra l) y
norma les (mitad
dorsa l). La
muta ción no
modifica el
número de células
pero a umenta su
ta ma ño. Los
fotorreceptores
muta ntes forman
2 a i veces más
sina psis con las
demá s neuronas.
Como
consecuencia, los
a nimales que
tienen un ojo de
este tipo perciben
la luz de forma
diferente por este
ojo. (Fotografía
original del autor)
la variación en el repertorio de
síntomas
entre individuos que poseen la misma
alteración genética. En términos espe-
cializados, se dice que un mismo genoti-
po puede presentar diversos fenotipos.
A veces, esos fenotipos diversos se pue-
den achacar a variaciones en otros
genes de los que no tenemos control.
Otras, son debidas a condiciones de vida
que enmascaran o modifican la apari-
ción del fenotipo. Tras las ex plicaciones
anteriores sobre la naturaleza interrela-
cionada de todos los componentes del
genoma y el papel que juegan los regula-
dores como procesadores de cambios
ambientales ex ternos o internos, es fácil
entender estas situaciones. Sin embargo,
médicos y psicólogos, en general, suelen
tener más reparos en aceptar que otra
causa achacable a la variabilidad fenotí-
(6)
C.O. Hanemann pica es una diagnosis incorrecta o, al
and H.W. Müller.
menos, no suficientemente discrimina-
Trends in Neurosci.
21, 282-286,1998. toria. Dicho de otro modo, algunas de
tener un solo nombre, en realidad pueden
englobar una familia de alteraciones similares
pero diferenciables aunque solo sea por tener
varias causas diferentes. Un caso ilustrativo,
que ha obligado a revisar incluso la
nomenclatura, es el de las neuropatías
desmielinizantes heredables de la familia
Charcot-Marie- Tooth. (6) Los afectados por
estos trastornos manifiestan un descenso en la
velocidad de conducción de sus neuronas,
tienen reacciones lentas y, posteriormente,
una atrofia muscular. Las varia-
ciones en los síntomas son apreciables y otro
tanto sucede con las causas, todas ellas
genéticas y muy relacionadas. Los individuos
normales tienen las dos copias habituales de
un gen que codifica la proteína mielínica
periférica (PMP22). La presencia de una copia
adicional (tres en total) de ese gen causa la
enfermedad originalmente descrita como
Charcot-Marie-Tooth a la que ahora ha sido
necesario añadir el sufijo 1A. La pérdida de
una copia del gen ocasiona la variante
fenotípica llamada neuropatía hereditaria con
parálisis por presión. Finalmente, la presencia
de cuatro copias en total ocasiona otra forma
fenotípica conocida como síndrome Déjeriné-
Sottas. En todos los casos el gen involucrado
es el mismo pero la naturaleza de su
alteración, la dosis en este caso, produce
fenotipos, enfermedades, distintos aunque
parecidos. El ejemplo sirve también para
ilustrar el caso de fenotipos muy similares
produci
dos por causas genéticas diferentes. Así, dos
variantes del síndrome Charcot- Mafie-Tooth,
las formas IB y X están causadas por
mutaciones en los genes que codifican la
proteína mielínica mayoritaria P0 y la
conex ina 32 respectivamente. Es evidente que,
cuando se conocen las causas genéticas de un
fenómeno en suficiente detalle, la ambigüedad
desaparece.
Dicho esto, es necesario añadir también
que las consecuencias de una determinada
alteración genética sobre un comportamiento
han de pasar, necesariamente, por el filtro de
la fisiología general de la célula y el
organismo. Es decir, todo evento se manifiesta
siempre dentro de un contex to. Como
ejemplo, el caso del AMPc y el aprendizaje. La
concentración de esta molécula depende del
equilibrio entre la actividad de la enzima que
la sintetiza y la enzima que la degrada.
Durante la memorización de un aprendizaje
asociativo se ha comprobado en varios tipos de
sinapsis que los niveles de AMPc suben porque
la enzima sintetizadora es estimulada. Una
visión simplista de este fenómeno llevaría a
predecir que una mutación que disminuya la
actividad de la enzima que degrada esta
molécula, al producir un aumento crónico de
AMPc en la célula, debería mejorar la
capacidad de aprendizaje del individuo
mutante. Esa situación se obtiene en el
mutante dunce de Drosophila en donde la
concentración de AMPc es 10 veces superior a
la normal. Sin embargo, el resultado
comporta- mental es una incapacidad para
memo- rizar varios tipos de aprendizaje. Cabe
deducir que el fenómeno relevante durante la
memorización no es cuánto asciende la
concentración de AMPc, sino el hecho mismo
de variar la concentración. Es decir, el sistema
debe registrar una señal en forma de variación
transitoria. Si el factor se mantiene en valores
altos (o bajos) fuera de un cierto rango, no
puede ser utilizado como señal. Los
reguladores genéticos CRE mencionados más
arriba, se encargan de efectuar los cambios,
también transitorios, en la ex presión de los
genes correspondientes. En definitiva, los
sistemas biológicos se caracterizan por ser un
conjunto organizado de procesos dinámicos.
Esto incluye desde el genoma hasta el
comportamiento.
El ser humano y el chimpancé comparten
el 99 % de las secuencias de proteínas.
Entonces, ¿cómo ex plicar las profundas
diferencias de forma y comportamiento? Un
punto quizás importante es subrayar que esos
datos se refieren a secuencias de proteínas.
Nada sabemos aún sobre el número y tipo de
secuencias reguladoras. Aún así, no es
M U N D O C I E N T Í F I C O 1 9 4 OC T U B R E 1 9 9 8 79
El comportamiento de los genes
esperable que los nuevos datos sean muy
diferentes a los ya conocidos. Lo más
importante quizá es el enorme efecto dife-
rencial que puede tener un simple cambio si
éste se produce en un elemento muy
importante de la jerarquía genética. Por
ejemplo, un cambio de un nucleótido per-
teneciente a un regulador que reciba a un
factor de transcripción muy alto en la escala
jerárquica puede tener como consecuencia
cambios en la regulación de ex presión de un
elevado número de genes. Ya hemos intuido
más arriba cómo un cambio así puede resultar
en un des-
Sa ntia go Ra món y Ca ja l, funda dor de la neurociencia
moderna .
proporcionado crecimiento de la neocor- teza.
Lo importante es reconocer que el entramado
de relaciones es de tal magnitud, a cualquier
nivel de organización (genético, celular,
tisular, etc.), que los cambios simples en un
nivel pueden, aunque no necesariamente,
amplificarse en otros niveles de organización.
El razonamiento anterior puede ayudar a
entender cambios evolutivos drásticos y
rápidos pero, entre individuos de una misma
especie, si los genes son iguales, ¿por qué la
individualidad es única? Somos diferentes
porque la ex presión de nuestros genes es
diferente y, con ello, las conex iones de nuestro
cerebro también lo son. Es el conjunto del
genoma, su combinatoria resultante de la
interacción con los estímulos ex ternos, lo que
otorga la singularidad. Es lógico, por tanto, que
los gemelos monozigóticos que han vivido en
ambientes muy similares presenten el grado de
similitud más elevado. Desde este punto, las
desviaciones en dotación genética y acción
ambiental corren en paralelo con la diversidad
de comportamiento.
¿Es todo un determinismo absoluto? En
primer lugar, es preciso aclarar que el
determinismo es un juicio de valor ajeno al
lenguaje científico estricto. Lo que la biología
nos ha enseñado es que cualquier proceso es
mecanicista. Todo es, o será, ex plicable en
términos de interacciones entre elementos
conocidos dependiendo del nivel de
ex plicación que deseemos
80 M U N D O C I E N T Í F I C O 1 9 4 OC T U B R E 1 9 9 8
(molecular, celular, individual, social, etc.). No
obstante, la biología nos ha enseñado también
que esos mecanismos no están ex entos de
error. La reproducción del mensaje genético
en cada división celular incluidos los gametos
que han de generar un individuo nuevo, así
como la transcripción del propio mensaje en
forma de proteínas, tiene una probabilidad de
error. Así, los gemelos homocigóticos o los
individuos clonados a partir de una célula
somática, estrictamente hablando, no puede
decirse que tengan copias idénticas de un
mismo genoma. Son ex traordinariamente
similares pero no idénticos. En definitiva, el
error es la semilla de la indeterminación en
biología.
Desde que, a principios del siglo XX,
comenzó a sugerirse con creciente evidencia
que el comportamiento tenía una fuerte base
hereditaria, las reacciones han sido siempre
vehementes. De hecho, puede decirse que ésta
es una de las disputas más emocionales que
hay en ciencia. ¿Por qué/ Probablemente
porque afecta la fibra más sensible de la
identidad humana: el concepto de libertad.
La siguiente anécdota ilustra bien las
dificultades para admitir la evidencia de los
hechos por encima de los prejuicios arraigados.
Cuando el estudiante R. Konopka se disponía a
iniciar la búsqueda —bajo la dirección de S.
Benzer— de los primeros mutantes de
Drosophila por el criterio de alterar el ritmo
circadiano, se dirigió entusiasmado a contar su
proyecto de Tesis Doctoral a un reputado
premio Nobel que trabajaba en el mismo
centro. La respuesta del ex perimentado
científico fue contundente: «Olvida el proyecto.
El ritmo circadiano es un fenó
meno complejo imposible de alterar mediante
una sola mutación». No obstante, el estudiante,
aunque deprimido, no se rindió y al cabo de
unos meses obtuvo sus primeros mutantes por
lo que decidió enseñar su hallazgo al anciano
profesor. Este, arqueando sus cejas, respondió:
«No me lo creo. No pueden existir». La moraleja
es clara: Ni aún los cerebros cultivados están
ex entos de las miserias de la senilidad. Hoy, los
datos que se obtienen en amplios grupos de
gemelos humanos demuestran inex ora-
blemente la gran importancia que tiene el
genoma en el comportamiento. Incluso
aspectos aún cuestionables como la
homosex ualidad, al menos la masculina, han
sido probados repetidamente. Se suele argüir,
justificadamente, que es la miseria la que
engendra comportamientos violentos y
criminales. Cierto, pero conviene también
repasar las páginas de economía de los
periódicos para identificar claros
comportamientos, no por ser de guante blanco
menos criminales ni menos violentos,
protagonizados por individuos que nunca han
vivido precisamente en la miseria. La
búsqueda de
la igualdad entre los individuos es una
necesidad práctica para la convivencia social y
un objetivo ético encomiable pero ignorar la
realidad biológica no es el mejor camino para
alcanzarlos.
Decir que el comportamiento tiene una
base genética obliga a reflex ionar sobre la
verdadera dimensión de la libertad individual
y eso ha provocado ciertas reacciones hostiles.
Me temo, sin embargo, que gran parte de la
reacción popular no se debe a esa reflex ión
filosófica. Mas bien, a las consecuencias prác-

Figura 4- Jerarquía en la percepción sensorial. Un poyuelo de buho al que se le
colocan unas gafas que desplazan el campo visual 30° a la derecha, modifica
ta mbién el mapa acústico en el mismo sentido hasta que ambos coincidan. Este
es un ejemplo demostrativo de la existencia de un nivel de organización neural
que supervisa la coherencia entre vía sensoriales distintas. (Fotografía original de
E.l. Knudsen.)
ticas que unos dirigentes, pobremente
informados, han infligido a pueblos enteros
bajo formas diversas: la Santa Inquisición
Católica, los Tribunales Calvinistas, la
eugenesia de F. Galton, (7) la selección de una
raza superior, etc. Parece evidente, que los
grupos que detentan el poder han utilizado
siempre la ex cusa de la justificación científica
para alcanzar su verdadero objetivo: conti-
nuar en el poder. En los tiempos actuales todo
esto sigue plenamente vigente y sólo las
formas han cambiado algo. Si lo que se
pretende es utilizar caprichosamente una
parte conveniente del conocimiento científico
para perpetrar monstruosidades tales como
negar la igualdad de oportunidades en la
educación, la asistencia médica a individuos
con un cierto perfil genético o el derecho a la
reproducción, entonces el científico, en tanto
que individuo ético, debe actuar. Las
posiciones ambivalentes, como en el ejemplo
introductorio sobre la epilepsia, ocasionan
mucho más daño real que la simple
ignorancia.
Toda actividad humana, en tanto que acto
(7) voluntario, tiene un componente ético y la
R. Alvarez Peláez- Sir ciencia no es una ex cepción. No obstante, la
Francis Galton, padre
de la eugenesia., CSIC,
valoración de un acto puede presentar facetas
Madrid, 1985. difíciles de combinar en un juicio único.
(8)
Tomemos, como ejemplo, el caso de la
W. Orent. The
Sciences 38, 26-31, viruela. Los
1998.
científicos de principios de siglo sentaron las
bases para desarrollar vacunas eficaces que los
técnicos de la Organización Mundial de la
Salud aplicaron en la segunda mitad del siglo
y hoy la enfermedad ha sido erradicada. La
viruela, como toda enfermedad viral necesita
un huesped para ex istir, al desaparecer el
último enfermo, el virus no podrá resurgir.
Ahora bien, en USA y Rusia se mantienen
cultivos celulares del virus porque es un
instrumento muy valioso para investigar
sobre otros virus de estructura parecida.8 Hoy
ya no se administra esa vacuna y en un par de
generaciones nadie estará protegido contra
ese virus. A efectos prácticos, la ciencia ha
proporcionado un beneficio evidente a la
humanidad al prevenir la muerte de millones
de personas. Sin embargo, al mismo tiempo
ha creado un arma de destrucción masiva.
Veamos otro caso referido al contex to del
tema de este artículo. La investigación sobre
las bases genéticas del comportamiento
permitirá, sin duda, hacer un diagnóstico
precoz, y con ello un tratamiento preventivo,
de muchos trastornos comportamentales.
Objetivamente, una consecuencia deseable.
Sin embargo, es muy probable que algún sis-
tema o grupo social, decida utilizarlo para
segregar y clasificar grupos humanos por
criterios de dotación genética. Objetivamente,
una consecuencia indeseable, al menos desde
los principios morales actuales.
¿Significa todo esto que debemos regular y
restringir los campos de investigación? Creo
que la respuesta es un rotundo no, entre otras
razones porque, como el crecimiento del
cerebro, el pro
greso del conocimiento necesita de todas las
áreas en una interrelación múltiple. Hay
cientos de fronteras que aún no pueden
cruzarse por falta de apoyo desde otros
campos. Como ejemplo: daríamos un paso de
gigante si se pudiese registrar
simultáneamente la actividad
electrofisiológica de cientos de neuronas en
un cerebro. Sin embargo, no se dispone del
soporte tecnológico ni para obtener esos datos
ni para procesar la información
adecuadamente en el caso de que los
obtuviésemos. Más importante y urgente debe
ser el cuidado en la educación integral de los
individuos así como el empeño constante de
los científicos por ex plicar a la sociedad su
trabajo y sus proyecciones contribuyendo así a
su ilustración. Sólo cuando la formación y la
información son completas se pueden tomar
decisiones justas.
Los estremecedores datos sobre la
interpretación de la epilepsia mostrados al
inicio de este tex to parecen lejanos. Cabría
pensar que a finales del siglo XX la sociedad
debe haber progresado asimilando al menos
algo del conocimiento que ha crecido
ex ponencialmente. Los hechos no son tan
optimistas. Aún hoy, el 80 % de los
epilépticos en Africa son tratados por métodos
mágicos con preferencia a los tratamientos
médicos. En el mundo occidental hay
preocupantes signos de regresión con la
proliferación de sociedades oscurantistas que
abogan por «formas alternativas de
conocimiento». En muchos aspectos, da la
impresión que los errores se repiten
cíclicamente a lo largo de la historia. De la
misma forma que Hipócrates fue sustituido
por los escritos de San Mateo y San Lucas en
la Europa Medieval o Mendel por el Libro
Rojo en la China contemporánea, podría
llegar el día en que Darwin sea sustituido por
El Génesis.
En una sociedad que parece abocada a la
dictadura monetaria en donde la inversión
sólo se justifica si produce un beneficio, a ser
posible inmediato, habría que cuidar la
ilustración de los gestores. En las palabras de
S. Ramón y Cajal el 1 de Mayo de 1922: «Se ha
dicho hartas veces que el problema de España es
un problema de cultura. Urge, en efecto, si
queremos incorporamos a los pueblos civilizados,
cultivar intensamente los yermos de nuestra tierra
y de nuestro cerebro, salvando para la prosperidad
y enaltecimiento patrios todos los ríos que se
pierden en el mar y todos los talentos que se
pierden en la ignorancia».
A.Em
Para más información
■ F. Mora , El cerebro íntimo. Ensayos sobre
neu- rociencia. Ed. Ariel, Ba rcelona , 1996.
■ J.M. Delga do, et al., Fundamentos de
ncuro- ciencia, Síntesis, Ma drid 1998.
M UNDO CI E NT Í F I CO 194 O CT UB RE 199 8 81