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FACULTAD DE EDUCACIÓN
ESCUELA PROFESIONAL DE EDUCACIÓN SECUNDARIA
CURSO:
INTERPRETACIÓN DE TEXTOS
CATEDRÁTICA:
ROCÍO VERA
CICLO:
VII
ESPECIALIDAD:
LENGUA Y LITERATURA
AULA Y SECCIÓN:
C4-1 / B
ALUMNOS:
2017
GÉNERO
DRAMÁTICO
MARCO TEÓRICO
1.1.CONCEPTO
Género dramático es el género literario al que pertenecen las obras que no son
concebidas para ser leídas o escuchadas, como es el caso de la poesía o la narración,
sino para ser representadas en un escenario, por unos actores y ante un público.
De todos los géneros literarios, el dramático es sin duda el más complejo, por dos
razones fundamentales:
1.2.ORÍGEN
El teatro que nosotros conocemos tuvo sus orígenes en las ceremonias religiosas de
la antigua Grecia en honor de Dionisos, dios de la vendimia y el vino.
Los griegos celebraban los ditirambos, ceremonias en honor de Dionisos, al
principio y final de cada siega. Un carro recorría las calles con la estatua del dios
mientras alrededor danzaban los trasgos (representantes de los sátiros). Según la
leyenda, uno de esos sacerdotes, Tespis, a finales del siglo VI a.C. se separó del
grupo dando nacimiento a la figura del primer actor o Corifeo que así podía dialogar
con el coro. Con la aparición de la estructura Coro-Corifeo encontramos lo
fundamental del teatro: gente que mira y gente que actúa y dialoga entre sí. Desde
entonces, se utiliza la expresión “carro de Tespis” para referirse al arte teatral.
También debemos a los griegos el modelo básico de edificio teatral que, con
modificaciones a lo largo de los siglos, aún conservamos en la actualidad.
Para construir sus teatros, los griegos solían aprovechar faldas de colinas para
excavar sus graderíos en semicírculo, en cuyo centro, abajo, se situaba la
escena.
Los siglos XVI y XVII suponen el periodo de máximo esplendor en las artes de
las tres principales potencias de la época, España, Inglaterra y Francia, y los tres
países usan nombres similares para referirse a esta época: Siglo de Oro en
España, Golden Age en Inglaterra y Grand Siècle en Francia. En general, se
suele identificar el Renacimiento con el siglo XVI y el Barroco con el XVII,
aunque hay muchas diferencias según los países y no se puede establecer una
frontera estricta entre las dos épocas.
En España, ya desde finales del siglo XV, en el reinado de los Reyes Católicos,
conocemos los nombres de bastantes autores de obras teatrales nuevas3: Gómez
Manrique, Torres Naharro, Lucas Fernández, Juan del Enzina, Gil Vicente y,
sobre todo, Lope de Rueda (1510-1566), el más popular de todos, considerado el
primer empresario, actor y autor teatral de nuestra historia, todavía hoy famoso
por sus pasos, piezas breves, herederas directas de las farsas medievales.
También durante el Renacimiento se fue configurando el modelo de edificio
teatral, distinto en cada país.
Pero sin duda, la gran época del teatro empezó a finales del siglo XVI y durante
casi todo el siglo XVII. En este periodo producirán sus obras muchos de los
autores más importantes de toda la historia del teatro europeo: Shakespeare o
Marlowe en Inglaterra, Corneille, Racine o Moliére en Francia, y Lope de Vega,
Calderón de la Barca o Tirso de Molina en España, entre otros muchos.
Resulta difícil esbozar unas características comunes a estos tres últimos siglos de
historia. En cada época se fueron modificando tanto las características de los
edificios, como del estilo y de las finalidades de las obras teatrales. Vamos a
esbozar sólo algunas líneas básicas, referidas casi exclusivamente a España.
Una constante durante todo este periodo es una paulatina pérdida de interés
popular por el teatro “literario”. Los teatros se convierten en edificios cerrados,
con menos capacidad, y los precios de las entradas se encarecen. De este modo,
durante los siglos XVIII, XIX y buena parte del XX vuelve a haber una clara
distinción: por un lado, un teatro “culto” o “literario”, dirigido a las clases
medias y altas; por otro, un teatro popular constituido por géneros como los
musicales o piezas cómicas. A ello se une, durante el siglo XX, la fuerte
competencia de los nuevos medios de comunicación (cine, radio, televisión),
como nueva fuente de entretenimiento popular, que en buena medida cumplen
las mismas funciones que anteriormente el teatro (mostrar ante un público
historias conmovedoras o divertidas). Otra característica digna de notar es que,
en las carteleras actuales, son mucho más numerosas, y tienen más éxito, las
obras ya clásicas y conocidas (Shakespeare, Lope de Vega) que las de nueva
creación.
La calidad literaria de estos autores ha hecho que muchas de las obras teatrales se
editen en libro, para ser leídas. La lectura nos permite comprender bastante bien
estas obras e incluso estudiarlas con detalle. Pero, como hemos dicho ya también, la
obra teatral no se realiza plenamente hasta que no se representa ante un público.
Llamamos texto dramático al texto escrito que sirve de base a una representación
teatral5. En un principio, sólo unas cuantas personas conocerán este texto escrito: el
director, los actores, algunos técnicos. El público sólo conocerá este texto en su
totalidad si posteriormente se edita en libro (o cualquier otro medio escrito).
Lo más importante del texto dramático estará formado por las palabras que los
actores pronunciarán en voz alta y que el público oirá. Pero también suele contener
otras frases (las acotaciones), que contienen indicaciones que el público no oirá,
pero sí contemplará sus efectos.
Vamos a dividir el estudio del texto dramático en tres partes:
Igual que la narrativa necesitaba un narrador, unos personajes, una trama, etc., el
drama necesita una serie de elementos constitutivos mínimos imprescindibles.
Llamamos acción dramática a todo lo que ocurre en el escenario, la serie de
acontecimientos sucesivos que se desarrollan ante el espectador. Esta acción
dramática viene determinada por los siguientes elementos:
También las normas clásicas intentaron regular el uso dramático del espacio y el
tiempo (normas que también tienden a incumplirse):
Las obras teatrales breves (de entre unos diez y cuarenta minutos), suelen
desarrollarse en un solo acto o, en todo caso, como una sucesión de cuadros, sin
apenas interrupciones entre ellos. Un cuadro es una serie de escenas que se
desarrolla en el mismo escenario.
a) Actos: son cada uno de los momentos sucesivos en que transcurre la acción
dramática. Cada acto representa un periodo de tiempo que se desarrolla en
tiempo aproximadamente real, casi siempre en el mismo escenario. Entre un acto
y otro se produce normalmente un salto temporal más o menos apreciable. Para
realizar los cambios necesarios de un acto a otro, se producen unos intermedios
llamados entreactos. Antiguamente, en los entreactos solían representarse piezas
breves o danzas.
El número y nombre de los actos han ido variando a lo largo de la historia. Las
normas clásicas marcaban que fueran tres, coincidiendo con las partes lógicas de
introducción, desarrollo del conflicto y conclusión. En el Siglo de Oro, solían ser
cinco y llamarse jornadas. En la actualidad, hay multitud de divisiones que ni
siquiera pueden denominarse actos.
b) Escenas: son las divisiones de cada acto, marcadas por la entrada o salida de un
personaje. Cada vez que un personaje entra o sale del escenario se produce un
cambio de escena, se indique o no en el texto escrito.
Hasta aquí, hemos hablado de los elementos literarios de la obra dramática, a los que
en nuestra materia tendemos a dar preferencia. Pero, como ya hemos dicho muchas
veces, para llevar a cabo una representación son necesarios otros muchos elementos
y personas, que a continuación describimos brevemente.
b) Los actores: son las personas encargadas de dotar de vida a los personajes
creados por el autor. La credibilidad de estos personajes y la emoción del
público dependerá en gran medida de la calidad de la interpretación de los
actores. El público a menudo identificará más la obra con sus actores que con su
autor o su director. Los estilos de actuación han ido cambiando según las modas
de cada época. En la actualidad, predomina un estilo naturalista, dentro de lo
posible.
Música: suele usarse para abrir y cerrar los distintos actos, o para subrayar
momentos específicos de la acción. Pero también puede formar parte
integrante de la obra, bien en algún cante o baile esporádico, o de forma
continuada en los musicales. La música actualmente suele ser grabada, pero
también pueden presentarse orquestas o grupos en directo.
A) Presentación
En esta primera etapa se presenta al protagonista y al antagonista de la obra. Nos
enteramos de sus características, sus sentimientos, sus anhelos. Ambos representan
fuerzas que se enfrentan con la finalidad de conseguir un objetivo. De este modo
surge el conflicto inicial, el cual es el eje de la construcción dramática. La acción se
origina a partir de una situación conflictiva.
B) Desarrollo.
En esta etapa vemos cómo el conflicto comienza a hacerse más tenso, pasando por
momentos de tensión y distensión, hasta que se llega a una fase en la cual el
conflicto alcanza su máximo suspenso: el clímax.
C) Desenlace.
Luego del clímax, viene el desenlace, que es la solución del conflicto, el triunfo de
una fuerza sobre la otra.
A) TRAGEDIA:
Nació en la antigua Grecia, en las fiestas rituales dedicadas a Dionisio, dios
del vino. Buscaba la catarsis del público: purificar los pensamientos por la
vía del ejemplo.
B) COMEDIA:
La comedia, al igual que la tragedia tiene su origen en la Antigua Grecia, se
va desarrollando en el medioevo y por la edad moderna, hasta llegar a
nuestros días.
C) DRAMA:
Surge en el Renacimiento, con el fin de crear un género que incluya los
aspectos serios y trascendentes de la vida con los aspectos más cotidianos.
Es la forma intermedia entre la tragedia y la comedia.