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f Premio Nobel de Medicina 1973 .
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i ENSAYO PARA UNA HISTORIA NATURAL
i.. DEL SABER HUMANO
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Traducción de
MANUEL VAZQUEZ
Portada de
c. SANROMA
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~ROLEGÓMENOS EPISTEMOLÓGICOS
Si el 0;0 no fuera adaptable a la luz solar, ;amás
. podría. distinguir el Sol.
GOETHE
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1. ORDENACIÓN DE LAS TAREAS
La piedra angular del método científico es el postu-
( lado sobre la objetividad de la Naturaleza. (La pierre
angulaire de la méthodescientifique est le postulat de
l'objectivité de la nature.) Esto escribe JacquesMonod
en su. famosa obra La casualidad y la necesidad (Le
H asard .et la N ecessité.) Asimismo dice. que al ideario
· fiiosófico existente antes de Descartes y Galileo todavía
~ le . faltaba la rigurosa censura establecida _por el pos-
tuladO" de la objetividad (il fallait encore l' austere cen-
sure posée par le postulat d'objectivité).
Como resulta evidente, estas dos frases exponen dos
postulados, de los cuales el primero concierne al ob-
jeto de la investigación mientras que el segundo se
. orienta hacia el investigador. Naturalmente, si quere-
. mos dar algún sentido él nuestra indagatoria es preci-
so pres~poner ante todo · la existencia real de aqD:ello
que. nos proponemos investigar. Pero, por otra parte,
se le debe imponer· al investigador una exigencia cuya
f definición no es ·sencilla ni .mucho menos. Si lo fuera,
· yo no habría necesitado escribir este libro.
A o/d ecir verdad, en . vez de esa exigencia se presupo-
• ne una tesis epistemológica que, si bien resulta evi-
. . dente . para quienes piensan biológicamente, no tiene
;p lena acogida entre los pensadores de orientación fi-
. ~osófica. Nos referimos a la hipótesis de que todo co-
pocimiento humano estriba en · un ·proceso · de acción
:.¡ recíproca en el que el· hombre como sistema viviente,
:~· real, activo y también como sujeto cognoscitivo se
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aco~oda con las pecu liarid ades de un 'mun do exter no !
igua lmen te real que son el obje to de su cono cimi ento.
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El orige n de ambo s voca blos, «suje to» y «obje to», es ~
muy singu lar y, en parte , equív oco. Esta amb igüe dad
se expli ca cOn el hech o de que sus signi ficac iones se
I
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haya n troca do desd e el tiem po de los . esco lástic os. In- !
cluso ' actu alme nte aún suele emp lears e en inglé s el ~
«suje to» con la acep ción alem ana del térm ino obje to, ~I:,
por ejem plo, para desig nar un anim al o tina pers ona
de labo rator io. En nues tro idiom a, segú n el Dicciona- ~
rio manu al de Filosofía, de Eisle r, el voca blo sujet o ~
signifif:a el ser 'sens itivo e imaginativo, con raciocinio
y volt1,ntad, en contr apos ición a los obje tos de ,la expe-
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.
riencia, el ente ndim iento y la acción. Subj etum es,
segú n su tradu cció n litera l, «lo arroj ado abajo », en el
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senti do de un basa men to ', prim igeni o sobr e el cual se .'
asien te nues tro mun do. Leib niz equi para el sujet o a
tdine mem e, es decir , al alma mism a. :1"
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, Todo cuan to poda mos apre nder , así como todo cuan - ',:If~l
to sepa mos sobr e la reali dad circu ndan te extra subje - I
tiva, se fund a en las expe rienc ias de ese sujet o no :~
men os que nues tros pens amie ntos y actos volit ivos. La :","Í1
cogn ición med itativ a del prop io ser que Desc artes de-
" finie ra con la expr esión cogito ergo -sum (pien so, luego
exist o) sigue SIendo toda vía ,el 'men os dudo so entre , ·
todo s esos elern en tos a pesa r , de las cons ecue ncias
errón eas extra ídas de ella con un subje tivis mo idea-
lista y a cuya refut ació n se dedi ca una parte muy con-
sider able de este libro . ,
El cono cer, el pens ar y el quer er - , sin olvid ar ' la
perc epció n que siem pre les prec ede- , son actividades.,
Resu lta sorp rend ente que la leng ua alem ana, habi tual-
men te tan sutil respe cto a: la capta ción de los profu n-
dos nexQS psico lógic os, no haya sabid o enco ntrar una
deno mina ción adec uada para el más activ o y actu al
entre todo s los ,exis tente s en este mun do salvo la de
«suje to», un parti cipio susta'n tivad o, ün parti cipio de
preté rito ... ¡por añad idura pasiv o y del géne ro neut ro!
Pero , ¿cóm o 's e expli ca que ahor a se :hag a deriv ar '
de la pala bra sujet o -fun dam ento , segú n su acep ción,
de todo el sabe r, expe rienc ia y cono cimi ento - el ad-
jetiv o calif icativ o «sub jetiv o» cuyo senti do es, tal com o
lo expr esa el dicci onar io Grossen Broc khau s, parcial,
preconcebido, dependient~ de valo res accidentales?
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' cru:t inios ' riatu ralis tas, emp resa teme raria que much os
filóso fos tal vez no conceptúeIl: como ,sacr ílega , pero
sí , I ~l meno s, como una extra limit ación de las inves ti-
gacio nes'n atura lista s, cual «biol ogism o» puro . A ello se
pued e obje tar que el enfo car desd e un ángu lo yisua l
natu ralis ta la cont extu ra de las func iones fisiológicas
y sas efect os no meno scab a esas facu ltade s supe riore s
qu~1 se fund an en aqué llas. Tam bién espe ro pode r de-
mos trar a los antro pólo gos de tend encia s filosóficas,
poco toler antes con la Biolo gía y la Antr opog enia, que
las , cuali dade s espe cífic amen te hum anas y las facul-
tades dél' hom bre adqu ieren un relie ve exce pcion al
jus{¡'r a ment e cuan do se las cont emp la con los ojos del
"
natll ralís ta como prod ucto de un proc eso crea dor na-
tural , . Este libro sirve a tal fin.
Las aspir acion es a una cont empl ación natu ralis ta
del sujet o ' cogn oscit ivo no pued en tene r ni much o me-
nos corno únic os fund amen tos los qúe se deriv an del
postu lado sobr e la obje tivac ión de nues tro cono cimI en-
to. Tam bién debe n atene rse de fonn a categ órica a las
pond eraci ones empí ricas y, sobr e todo , éticas.
Esta unid ad superindi~idual del cono cimi ento, el
pode r y el quer er, cuya form ación resu lta de la capa -
cida d hum ana para acum ular el sabe r tradi ciona l, cons-
títuy e la esen cia de lo que deno mina mos 'e l espír itu
hum ano. Pero esta unid ad supr ema es y segu irá ,sien-
do un siste ma vivo, cime ntad o y erigi do sobr e las fa-
culta des prim arias de los vivie ntes. Por muc ho que se ,
, eleve ,tal unid ad siste máti ca sobr e toda s las demá s
cono cidas , entre nosotros~ no obst ante com parti rá con
ellas un desti no inelu dible , ya que el ,espí ritu hum ano,
como todo siste ma vivo, está expu esto -jun to con la
cultu ra hum ana- o a pertu rbac iones . ,Amb os pued en
enfer mar. Por cons,iguiente, no sólo 'es el inves tigad or,
sino tamb ién el médi co, quie n debe exigi r -po r razo-
nes muy disti ntas aunq ue toda vía más apre mian tes-'
la prom oció n de una imag en hum ana natu ralis ta.
Osw ald Spen gler ,fue el prim ero en perc ibir que las
civilizacibn~s se desm oron an y desin tegra n cuan do
al-
canz an el grad o evolu tivo de la cultu ra supe rior. Com o
histo riado r creyó que la disol ución de, toda cultu ra
supe rior -inc luid a la nues tra- es impu table a una
'«lóg ica insos layab le del tiem po» y a un proc eso incon -
tenib le de enve jecim iento . Pero si no exam ina, como
14
I fmédiCO e investigador del comportamiento compara-
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do, la decadencia sintomática -bastante más ostensi-
ble- de nuestra propia civilización, percibirá incluso
en los niveles más bajos del saber contemporáneo,
unas perturbaciones muy diversas cuya naturaleza pa-
tológica resulta evidente.
No sólo es necesario por. esta razón investigar los
síntomas de nuestra civilización, pues siempre hay es-
" peraq.za de encontrar las adecuadas posibilidades te-
t rapéuticas, sino también · porque así lo aconseja la
metodología de toda investigación básica. Verdadera-
mente la perturbación patológica dista mucho de ser
un impedimento para la exploración del sistema da-
ñado por ella; es más, suele ser una clave · que nos
ayuda a comprender el alcance de sus efectos. La his-
toria ' de la Medicina nos ofrece múltiples ejemplos, y
f.. uno de los métodos más corrientes y provechosos en
Fisiología es la creación artificial de perturbaciones.
En el planteamiento de este libro se ha dedicado
un capítulo entero, el último, a la decadencia sinto-
mática de nuestra civiHzación y .a las «enfermedades
del espíritu humano». El hecho de que me haya visto
I obligado durante estos últimos años a revisar mis
apreciaciones sobre la importancia de esos principios .
"~ morbosos, pudiera ser un indicio del precipitado cam-
bioperceptible en la actual Humanidad. Éllo ha- teni~
do como consecuencia la formación de un volumen
. completo con ese solo capítulo. Ha contribuido a esta
! decisión de ampliar "la tarea emprendida por mi
cuenta y riesgo el resonante e inesperado eco de un
pequeño ensayo mío que titulé Los ocho"pecados mor-
tales de .la Humal1idad civilizada * y con "el cual qui-
se contribuir a las celebraciones para conmemorar el
cumpleaños de miarriigo Eduard Baumgarten.
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2. ACTITUD EPISTEMOLÓGICA
DEL INVESTIGADOR NATURALISTA O
,DEL .«REALISMO HIPOTÉTICO»
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: ; _ : 2 - La otra cara del espejo '
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mecanismos fisiológicos Y psicológicos que proporcio- I
I
nan .experiencia al ser humano. Debe conocérlos por ( :
la misma razón que el biólogo necesita conocer per- ¡ •.
fectamente su microscopio y el alcance ,óptico del
·.mismó. Es · necesario hacerlo así para precaverse con-
tr~ el ':' posible error de atribuir una propiedad consus-
tancial · al objeto bajo observación cuando, en reali- -
dad ello obedece solamente a las limitaciones mecá-
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1:.
Dof:iald Campbell lo ha especificado de una manera
: ': muy convincente en su ensayo Evolutionary Epistemo.
~' logy indicando que para comprender el dispositivo per-
.' ceptof ' o como lo denomino yO,. el dispositivo con-
, ceptivo ,del mundoJ. es necesario un conocimiento de
: su arl!tecedencia antropogénica. También ,se le debe a
, Carnpbell la denominación de «realismo hipotético»
f: para I,' esa forma de la te9ría epistemológíca. Y ello
1;; cont~; 'con la aquiescencia expresa de un personaje tan
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:~q.jL,lJ."".I.: t~. que ~as ' e~tructtiáls del ' sujeto .experimen ta-
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,La investigación fisiológica ha mostrado "cuáles ' son,"~ ,
los mecanis~os cieI?-tíficos que se pueden investigar y ,~.
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¡\que F~gen la apreciación visible del espacio tridimen-
! sionérl «euclidiano». Erich von Holst ha investigado
I '. con.c~~nzudame?te las cap~cidades de lo.s órganos sen-o
! . sonaks y del sIstema nerVIOso que medIante los datos
i ,. sensqriales proporcionados por las retinas, así como
I ' ' .
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exper~mentamos
del tiempo, lo cual
fomia fenoménica.
nosotros de una'
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IlI nómenos revelados de fonna unánime por tantos dis-
positivos funcionan?o ih?ependie~temen~e ' entre sí "
I
~' por num~rosos testIgos ~Iables ~ I?lparclales, se o~u~
,,' tan él! todas luces las mIsmas realIdades extraSUb]etl-
:1'.vas. Tal como solía decir el filósofo friburgués Szilasi
i, ' que, :con. su 'escaso dominio del idioma alemán, lo
1" expresaba con grandeza lapidaria: " ,
11 ' -G;ibt es nicht eiri Ding an sich, gibt es vi ele Ding-
.
1'1~(J,.~ s.iche. (No ha:y urúi cosa en sÍ, hay muchas cosas en
l· SI.) , ' ,
t " El ajuste de los muy ' diversos 'dispositivos fisiolo..
:gicos ~ que nos permiten a nosotros, los hombres, .per-
, cibirel·:m undo en torno nuestro, es equiparable al de
; esOS otros que« aportan noticias» sobre cada detalle
"relevante del medio ' ambiente entre las distintas es-
ipedes animales. Como es 'natural, esos «dispositivos
' : conceptivos del mundo»se diferencian mucho entre
j :,sí en , las múltiples' formas animales. No sólo porque
~ , cada una de ellas ' se distinga claramente de las demás
tras la culminación ' del desarrollo, sino t~mbién por-
' que l~s diversas formas ' ap.i.males se «interesan» por
-unas ' facetas -muy ; ~istintas> de la realidad extrasub-
::jetiva.. La constari¿ja ', del color es ' importante para la
' ao'eja obrera, pues .ésta neéesita reconocer cierta flor
:; mediante el color constante e inherente del objeto.
,':P,a ra los gatos, habiüuid9S a cazar en la penuD;1bra, el
. color no tiene ningúD.· valor'informativo y sólo necesi-
.: tan agudeza visuakparáp~rCibir el .moviIIÚento. La le-
:chuza- debe · captár,... acúsiicam.ente . .el furtivo desliza-
;"iniento de un ratón> etc. " ..
. - -Precisamente esa formidable diversidad de los dis-
: positivós conceptivos del mundo hace resaltar un he-
, cho dé 'profundo significado: mientras sus comunica-
, dones se refieran -al mismo' antecedente del medio am-
>biente, jamás habrá 'c ontradicción entre ellos. Asimis-
' mo, la ya mencionada huida impulsiva del paramecio ·
' 'representa, como se ha .diCho, un · an(ecedente «obje-
¡tivo» del mundo externo que se manifiesta también .
;': de la misma forma en nuestro mundo' conceptual cuya
, enorme ' diferencia no admite comparaciones. .
.<.. Un caso ' comparable donde la máS simple y primiti-
:. va reacción normativa de los animales se acomoda evi-
:;: ~eritemente a la realidad extrasubj~tíva .tal como · lo
},hace el dispositivo perceptor del hombre, mucho más
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· ¡ . . ')
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Il'; do se intenta, por ejemplo, elucidar las facultades
" ~.~ par~ recibir el color, se comienza geI1eralmente con
I ~ la naturaleza física de la luz y con el continuo de las
!I longitudes de onda; sólo entonces se pasa a los pro-
!\I,.'~ ~~~¿¿n~~~~:~!~O~eq~:lf~~~~~~r~:na:~~~a~:¿:~ee~d~~
f! had'~ donde se orienta aquí al 'estudioso no concuerda
it en ~bsoluto con el camino que ha emprendido la in-
lI ves~j~ación naturallsta. Como siempre, esta parte de
11 la e~periencia subjetiva, es decir, la percepción natu-
~ii ral ~e los colores, y desde ahí prosigue hacia el cono-
, cimi~nto de todos los colores contenidos en el espec-
i tro i ~olar, lo cuales factible descomponiendo la luz
~ del' [sol mediante un prisma. Sin el mecanismo fisio-
lógitb que distribuye el continuo cuantitativo de va-
. rías I ilongi tudes de onda en bandas de diversa percep·
'¡
tibilidad, 16s físicos no habrían descubierto nunca la
'" conexión existente entre las longitudes de onda y el
ángulo formado por la lúz al refractarse en el prisma.
: Cuando el físico, el investigador de lo extrasubjetivo,
¡ :, acaoó comprendiéndolo así, le llegó otra vez el turno
l. al investigador del sujeto reconocible : Wilhem Ost-
. wald, fisiólogo especializado en la ' percepción, inven-
f§ ' tó el aparato para compensar la constancia del color
IIl' ,y descubrió su importancia para la conservación de la
;¡ especie. Asimismo hizo patente la contradicción entre
( las teorías del color de Newton y Goethe presentán-
_dala como un problema ficticio.
Es ta galería del conocimiento por donde avanzó paso
a paso nuestro ·saber sobre la luz y sobre nuestra
I, percepción de la luz para activar una mediante la otra
y viceversa, ejemplifica cabalmente la marcha del in-
vestigador naturalista, objetivo que intenta ajustarse
al postulado . de Bridgman (página 12). Debo ' hacer
constar que este proceder no se parece al del legen-
dario trapispndista (titar de la propia coleta se utiliza
aquí para simbolizar el círculo vicioso), sino , al de un
. concienzudo caminante que va poníendocon gran apIo;.
mo un pie tras otro. ,Entre los pasos de cada píe' se
,origina una relación de activación recíproca que se
denomina en las Ciencias Naturales «principio de elu-
cidación ' mutua» (principie of mutual ' elucidation).
. .Si dirigimos una vez la mirada hacia . nuestro dispo-
" sitivo perceptor del mundo y una segunda vez hacia
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las coA s que él retrata bien o mal según los casos, 'J
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y si o1:h enemos ambas veces como resultado, pese a I
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sana cref(i que los muebles de su dormItOrIo s~gulr~ ::"
estando presentes cuando ella se ausente. El lnvestl- '.
gador naturalista, conocedor de la evolución, cree fir- >
memente; I en la realidad del mundo externo: como ,
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" la objetivación que, como ya se menciona en la pá-
gina :1'3, es una premisa de cualquier ciencia.
• ,. , Tra1s ese descubrimiento, el ' mayor de cuantos hi-
1
: : c~er~ jel hon;bre a 1.6 largo de sU' h~s~oria intelectual,
; :' SlgUIO el mas formIdable y catas trafIco de todos los
,t errores:: la actitud dubitativa ante la realidad del mun-
fl~: do externo. Tal vez fuera precisamente la grandiosi-
' : dadd~l descubrimjento, el trastorno causado por él,
I ~ lo que hiciese duda'r a nuestros antepasados de la evi-
:~ denci~ ' suprema. Cogito ergo sum (pienso, luego exis-
to). ¡:Ahí sí hay certeza! (1) *. Pero, ¿quién puede
~" saber, quién puede demostrar que el abigarrado mun-
,
~ , do ' ante nuestra vista es asimismo realidad? Los sue-
ños pueden ser igualmente abigarrados y ricos en de-
I
'~ ' Unas consideraciones semejantes asaltarían proba-
, blemente con fuerza al hombre que estaba despertan-
do "entre las penumbras crepusculares de un realismo
I irreflexivo «animal». És comprensible que quien afron-
11," tara tales duda~ se desentendiera del mundo externo
~ para concentrar exclusivamente su interés en ese mun-
I
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do interno' recién descubierto: Así lo hicieron casi to-
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dos los filósofos de la Grecia antigua y, por lo tanto,
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e .~ ~ :,i ... " T _ _ ... _ _ _ .-..:. ..... ~~·1 .0. .......... ..,..;.1"'\,
••• • ~. • o" .~. , ."
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' imp¿dimento opuesto. a todo esfuerzo intelectual hu-
mano, resultante de la- confianza en la experiencia iri-
I trínseca y al recelo ante todo lo externo. Hasta fechas
1 muy reCientes ' todos los filósofos relevantes fueron
~" ideaIístas. La moderna investigación nació con Gali-
' I~,' leo : ~in recibir ninguna ayuda sustancial de la Filo-
sofíá, desligada de los nuevos gérmenes y sin tener
siquiera corno fundamento una revivificación de la
- fenecida investigación naturalista antigua. No le in- ,
~ teresó lo que habían sacado a luz las ciencias filosó-
,~~, , fkas, y éstas, por su parte, desestimaron ostensible-
" mente la nueva ciencia natural. Con ellos se consumó
la disociación de las «Facultades». .
, C~ando tiene lugar una disociación cultural '--:dice
C. P. Snow en su libro The two cultu res-, todas las
fuer.zas soéiales se aúnan no para hacerla menos rí-
gida, sino más todavía. (Once a cultural divide gets
'~ , established, ,all the social torces operate to make it
not less rigid, but more so.)
Una de esas fuerzas 'sociales es el menosprecio re-
cÍpr9co. Por ejemplo, mi colega de Konigsberg, el neo-
kantiano Kurt Leider, definió categóricamente todas
D, las ciencias naturales como el cenit de la necedad dog~
mática, mientras que mi maestro, Oscar Heinroth,
catalogaba toda la filosofía como un func.ionamiento
patológico en el vacío de las aptitudes c011-feridas al
hombre para conocer la Naturaleza.
Incluso aquellos filósofos e investigadores natura-
"listas que no piensan tan mal unos de otros y tal vez
lleguen al extremo de respetarse mutuamente, no es-
' peran recibir de la' facultad opuesta ninguna plus va-
J lía intelectual aproveéhable para su propio ' trabajo.
1 Por consiguiente, no se creen obligados siquiera a do-
'; ,cumentarse permanentemente sobre 'lo que ocurre en
la otra facultad. ', ,
Así se alzó un muro divisorio ' que frenó el progre..
so del , conocimiento , humano, 'precisamente eh -la' ,dif
rección más necesaria" es decir, la ' señaládá '~'-pór,
Bridgman alreclatnar ' una investigación objeÜvª ~ de
i'" el
la acción recíprocá ' entre sujeto reconocedory~l
r': objeto del reconocimiento. ASÍ, pues,. las relacionés ~á
\!L~' turales entre, el hombre y; el mundo ,donde éste ",Yiv.e,
:H 'np .,interesaron a nadie y permanecieron inexploradas
~;f ,dtirarite ' largo tiempo. ' " ,'
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La Psicología tuvo una página gloriosa en su his- ~!
Jria, pues "me ella partieron las primeras tentativas ~.
,ara derrib~t el pernicioso muro interpuesto entre las :!,
iencias na~thrales y las filosóficas. Ahí se distinguie- :r
on los · psid~logos experimentales que exploraron ese ~
amino, .aunque infortunadamente con escasos medios ~
'?r .falta d~ 1 conócimientos ~uficientes sobre ~l evolu-
,ionlsmo. En el campo estnctamente naturahsta, fue
Ilax Planckl ! quien figuró entre 'los primeros que se .~
Lventuraron a abrir brecha desde la más básica de
as ciencias:¡¡naturales, la Física) hacia la más básica ;'
le todas l~, ~ disciplinas filosóficas, la Epistemología. :~
~l estaba j a totalmente familiadzado con el ideario ;;
cantiano ·cUando promovió una acción revolucionaria,. :
t saber, el :tratar la categoría de la causalidad -que, ;
;egún opina el idealismo trascendental, es apriorísti- · ?
:a y necesaria para el raciocinio- como una hipótesis !i
:oncebida por el hombre. Allá donde éste no -consi- fl
~uiera clasificar los hechos comprobados ~xperimen- ~1
:almente, él. ,la descartaba para sustituirla con el cál- ;¡
:ulo de prQbabilidades. Es muy posible que sin sus !
profundos conocimientos kantianos no habría logra- ~ ~·i
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ald;a al mundo externo !'reaJ. Las visuales de'los dos
i~~ideI{ ver que el espejo tiene un reverso sin re-
'. flexivldad, una cara que lo alinea con las cosas reales
reflejadas por él. Verdaderamente, el mecanismo fi-
'. siológ~fo cuya ~al?acidad reside en el :e~onocimi~nto
, del m J!lndo autentIco, no es ' menos autentIco que este .
..El pr~sente libro está dedicado al reverso del espejo.
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