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¿En qué consiste la técnica de la tortuga?

A diferencia de las terapias conductuales tradicionales en las que el control


de la conducta se logra con estímulos externos, en la técnica de la tortuga se
utiliza el autocontrol para manejar la hiperactividad infantil. Esta técnica está
pensada para los niños en edad preescolar y escolar, y su principal objetivo
es lograr que el pequeño aprenda a regular sus propias conductas
disruptivas. Además, se trata de una técnica muy sencilla que cualquier
padre puede enseñarle a su hijo en casa.

Primer paso
Enseñar al niño a que responda ante una inminente conducta impulsiva o
agresiva encogiéndose y metiendo la cabeza entre sus brazos, como si fuera una
tortuga escondiéndose dentro de su caparazón. Esta posición no es casual
sino que facilita la introspección, le permite al niño identificar las conductas
inadecuadas y tomar distancia emocional para manejar la situación.
Segundo paso
Una vez que el niño haya aprendido a anticipar sus comportamientos
disruptivos y sepa adoptar la postura de la tortuga, se le enseña a relajar los
músculos. Este paso es muy importante porque la relajación es incompatible
con la tensión muscular propia de una conducta impulsiva. Por tanto, a
medida que el niño se relaja, la tensión, la ira y la frustración desaparecen.
Tercer paso
En este punto el niño debe pensar en las diferentes soluciones que le puede dar
al problema. Debe pensar qué hará cuando salga de la posición de la
tortuga. Por supuesto, también puedes ayudarle brindándole orientaciones o
ideas.
Último paso
Cuando el niño se sienta más relajado y sepa cómo enfrentar la situación
que dio pie a su enfado o frustración, entonces podrá abandonar la postura
de la tortuga.
En un primer momento, tendrás que ir guiando al niño en cada uno de los
pasos pero una vez que domine la técnica, podrá aplicarla solo. La idea es que
adopte esta postura cada vez que sienta que va a explotar ya que alguna
situación del medio le ha irritado.
3 beneficios de la técnica de la tortuga
1. Facilita la expresión asertiva de las necesidades. Las conductas disruptivas de los
niños hiperactivos suelen aparecer ante cualquier estímulo, lo cual se debe a que
tienen problemas para controlar su impulsividad. En esos casos, la técnica de la
tortuga les enseña aprender a tomar un tiempo antes de responder, para evaluar la
situación, calmarse y encontrar la respuesta adecuada.
2. Estimula el desarrollo del autocontrol y la autonomía. Esta técnica es
particularmente útil para que el niño aprenda a responsabilizarse por su propio
comportamiento pero también fomenta la independencia. A través de esta técnica el
pequeño comprende que él es el principal encargado de controlar su conducta, lo
cual también genera la sensación de madurez.
3. Reduce los niveles de ansiedad y las respuestas fisiológicas de impulsividad. El
segundo paso de la técnica de la tortuga, cuando el niño debe relajar sus músculos,
genera una disminución de los signos fisiológicos propios de la ansiedad y la
hiperactividad. De esta manera, el niño puede ejercer un mayor control sobre su
comportamiento.

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