Professional Documents
Culture Documents
Sean propios o ajenos, o que alguien los haya cometido contigo, no tiene caso
detenerte en ellos, es pura energía mental desperdiciada. Los errores sucedidos,
a veces de manera accidental -o incluso intencionalmente-, cuyos recuerdos
llegan a tu mente revoloteando como pequeños -o grandes- demonios
constructores de infiernos temibles en tu cabeza, en realidad solo deben
interpretarse como lecciones que la vida otorga con el afán de enseñarle a cada
quien lo que está mal y que habrá de evitar en lo futuro.
Para mí no hay peor desperdicio de energía y tiempo que el vivir anclado a los
errores pasados, pensando siempre en aquello que no debió ser, lamentándolo.