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El Enriquecimiento sin Causa. Principio del Derecho y Fuente de Obligaciones.

(Resumen de Texto de Daniel Peñailillo)

I. Planteamiento básico.

Debe tenerse siempre presente que estamos ante un principio y, a lo menos en tesis, de una
fuente de las obligaciones.

II. Ubicación en el sistema.

Conviene ubicar este tema en el cuadro general en el que se inserta. El más general es de las
fuentes del derecho. Entre ellas, la doctrina contemporánea menciona, cada vez con más
frecuencia a los principios generales del derecho. Esta fuente ha sido conocido como tal, además,
en códigos modernos.

Puede entenderse a los principios generales del derecho como los postulados constantes que
surgen de la legislación vigente en cada país. Sirven como elemento integrador de vacíos legales,
para interpretar normas oscuras y para perfeccionar el ordenamiento positivo.

Entre nosotros no están consagrados como fuente. Lo más cercano está en el artículo 24 del
C.C. que menciona al espíritu general de la legislación. Así, estarían sólo mencionados sin decir
cuáles son, y su función sería interpretativa. Deberían consagrase expresamente en una ley de
alcance general.

El enriquecimiento sin causa es un principio general del derecho, en lo que todos los autores
están de acuerdo. Sin perjuicio de lo anterior es una fuente autónoma de las obligaciones, lo que
también debería consagrarse de forma expresa.

III. Concepto y descripción general.

Como principio, consiste en que el derecho repudia el enriquecimiento a expensas de otro sin
una causa que lo justifique.

Como fuente de las obligaciones consiste en una atribución patrimonial sin una justificación
que la explique, de modo que, constatando dicho hecho, se impone la obligación de restituir. Su
origen está en roma, aunque implícitamente y sólo en determinadas instituciones, para las cuales
se creó la actio in rem verso.

En cuanto a fundamento, éste podemos encontrarlo en la equidad, que impone la necesidad


de evitar que alguien se enriquezca indebidamente a costa de otro. Al no estar consagrado de
forma expresa general, puede y debe el juez llenar este vacío mediante la equidad (art. 10 COT y
170 C.P.C.).
IV. Su estructura como fuente.

En este punto se ha ido moldeando conforme a la doctrina y a la jurisprudencia. Existe


consenso en la doctrina tradicional de que deben concurrir los siguientes elementos:
enriquecimiento de un sujeto; empobrecimiento de otro; correlación entre enriquecimiento y
empobrecimiento y; ausencia de causa. Pero más modernamente se ha señalado que basta el
enriquecimiento y la falta de causa.

Enriquecimiento de un sujeto: es toda ventaja patrimonial, provecho o beneficio adquirido. Se


entiende de forma amplia: adquisición de cosas, aumento de valor de un objeto y la liberación de
alguna carga u obligación. Situación interesante es la que se da cuando el enriquecimiento se
produce conjuntamente con un daño. El enriquecimiento en este caso sería más aparente que real
y debería proceder una compensación.

Empobrecimiento de otro sujeto: Es el sujeto que tiene la pretensión de reembolso. Debe


entenderse de forma igualmente amplia que el enriquecimiento. Debe determinarse el hecho que
produjo el enriquecimiento y la existencia de un vínculo entre ese hecho y el que se pretende
titular de la acción, que es la “persona a la cual le correspondía este enriquecimiento”. Usar esta
expresión es mejor que “empobrecido” pues explica situaciones como, por ejemplo, el lucro a
través de propiedad literaria ajena.

Correlatividad entre empobrecimiento y enriquecimiento: Es una relación de causalidad. Se trata


de que el enriquecimiento de uno se deba, fundamentalmente, al empobrecimiento del otro y
viceversa. No parece ser necesaria una correlación exacta, por influencia de otros factores que
inciden, aunque no de manera fundamental. Modernamente ya no es indispensable este requisito,
pues así no se deja fuera a situaciones donde sólo hay creación de riqueza y no empobrecimiento.

Ausencia de causa: Es lo que provoca la iniquidad que es necesaria corregir y también, y por eso,
justifica la pretensión de reembolso. Evidentemente, acá nos referimos a una causa jurídicamente
aceptable, pues todo tiene causa en el sentido común del término. Esta es una cuestión compleja,
por lo que no se puede dar una fórmula general para saber cuando hay ausencia de causa, deberá
resolverse caso a caso. Debe tenerse presente que el derecho permite que en los contratos
algunas partes se beneficie más que la otra. Acá confluyen tres exigencias particulares: ausencia
de culpa del empobrecido, ausencia de interés del mismo (que no haya desplegado una acción
interesada en su beneficio que haya terminado enriqueciendo a otro) y ausencia de otra acción
(carácter subsidiario).
V. Efectos.

Como fuente de las obligaciones, el efecto fundamental es que el enriquecido


ilegítimamente queda obligado a restituir la ventaja, provecho o beneficio obtenido. Para ello, se
configura la acción in rem verso.

En principio, dentro de lo posible debería restituirse en especie. En subsidio, en un valor


equivalente. Si se trata de cosas, esto incluye todas las diligencias respectivas (por ejemplo:
escritura pública e inscripción en el CBR si se trata de un bien raíz).

Se plantea una dificultad cuando la cuantía del enriquecimiento es distinta a la del


empobrecimiento. Tradicionalmente se responde señalando que debe atenderse al monto menor,
ya que se trata de una especie de indemnización, a cual si excede el daño, constituiría un
enriquecimiento sin causa para el actor. Modernamente, se señala que la medida la marca el
enriquecimiento, pues de lo que se trata es de restituir por quien no tiene causa para retener.

Sobre a la época para determinar si hay o no enriquecimiento sin causa hay dos posturas:

-Deben concurrir los requisitos al momento de presentarse la demanda.

-Debe estarse al momento en que se alega se produjo.

VI. Diferencias con la indemnización de perjuicios.

- La acción indemnizatoria se dirige contra el autor del daño. La actio in rem verso contra el
enriquecido, que puede no coincidir con el autor del hecho que produjo el
enriquecimiento.
- La indemnización requiere culpa o dolo. No así la acción in rem verso.

VI. Metodología de su admisión y consagración legislativa.


VII. Legislaciones extranjeras.
VIII. Su recepción en el derecho chileno.

El C.C. no contiene una regla expresa general. La doctrina nacional ha sido complaciente con
esta situación y se ha limitado a señalar las instituciones inspiradas en el principio. El autor estima
que es posible admitir que está contemplado de forma implícita como fuente de las obligaciones.

Hay 3 situaciones que no tienen solución legal y que, a todas luces, merecen una respuesta, la
cual se inspira en esta fuente de las obligaciones.

- Caso del 890 incisos 2 y 3 respecto del vendedor de la cosa.


- Caso del art. 730 respecto del usurpador que enajena a tiítulo oneroso el bien raíz.
- Caso del artículo 1576 respecto del poseedor del crédito.
La necesidad de llenar este vacío es manifiesta en los casos de ausencia de dolo o culpa,
puesto que sí hay imputabilidad puede intentarse una indemnización por responsabilidad
extracontractual.

IX. Admisibilidad como fuente en el derecho chileno.

El autor le encuentra asidero legal. Los textos son el artículo 578 y 1437 del C.C.

El primero que habla del “hecho suyo”, que en este caso sería el que provocó el
enriquecimiento. El segundo en cuanto habla del “hecho voluntario”, ya que no distingue si hay
voluntad o no de crear una obligación.

X. La Obligación y la Acción

En la obligación de reembolsar nacida de esta fuente, no tiene relevancia la voluntad, ni la


capacidad ni la culpa.

Más específicamente:

-El acreedor es el sujeto a quien corresponde legítimamente la atribución patrimonial. El deudor


es el enriquecido.

-Generalmente se tratará de una obligación de dar. La prestación específica depende de cada


situación.

-Se discute las normas que la rigen: responsabilidad contractual o extracontractual. La respuesta
dependerá de cuál se considera es el régimen de derecho común. Aunque puede también decirse
que hay un vacío legal que puede llenarse conforme a la equidad.

-Conforme a la prueba: la carga la tiene el actor (1698 del C.C.), salvo en lo relativo a la ausencia
de causa (por tratarse de un hecho negativo, de prueba imposible).

Respecto a la acción, las características son las siguientes: es personal y patrimonial, por lo que es
renunciable, transmisible, transferible y prescriptible. Prescribe según las reglas generales, esto es,
5 años.

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