Professional Documents
Culture Documents
índice
I
''
pública y transformación de cualquier parte de esta publicación -incluido el diseño Introducción. La arquitectura a través del lenguaje
de la cubierta- sin la previa autorización escrita de los titulares de la propiedad
intelectual y de la Editorial. La infracción de los derechos mencionados puede ser
constitutiva de delito contra la propiedad intelectual (arts. 270 y siguientes del Una mesa desordenada
Código Penal). El Centro Español de Derechos Reprográficos (CEDRO) vela por
el respeto de los citados derechos. Impresiones del número 58 de Lotus
La Editorial no se pronuncia ni expresa ni implícitamente respecto a la exactitud de
la información contenida en este libro, razón por la cual no puede asumir ningún Giorgio Grassi
tipo de responsabilidad en caso de error u omisión.
1 Los colores de las plumas de la cola del pavo real:
O de la presente edición: Editorial Gustavo Gili, SL, Barcelona, 2006 Coderch: tradición y arquitectura urbana
Máscaras Los primeros artículos de este volumen se escribieron en unos años en que
el logos de la arquitectura avanzaba bien separado del logos de la escri-
Aeropuertos: de la utopía moderna a la desaparición del espacio tura, y se publican en una época, ahora, en que casi toda la escritura sobre
arquitectura es penosamente discursiva y operativa. Sabemos que cuando
La complejidad de la esfera: notas sobre Buckminster Fuller una disciplina entra en un estado de confusión y se ve dominada por la
falta generalizada de ideas, todos van en busca de palabras de consuelo o
El ingenuo seductor de gratificación que actúen como sustituto del auténtico progreso arqui-
tectónico. Los estudiantes y los arquitectos jóvenes agradecen hoy en las
aulas los discursos más aparentemente dilucidadores porque confunden la
Maurici Pla. Artículos publicados riqueza y la vitalidad de dichos discursos con la riqueza y la vitalidad de una
arquitectura que se apoya gustosamente en la aparente solidez de las verba-
Créditos de las ilustraciones lizaciones. En las épocas de crisis, las palabras suelen matar la arquitectura.
Y la ausencia de una arquitectura viva y realmente autónoma (es decir,
desarrollada según su propio logos) queda compensada por los numerosos
flujos de palabrerías. unas palabrerías que circulan de un extremo a otro de la
cultura arquitectónica como si ellas fuesen la arquitectura misma, como si
la ruidosidad que generan fuera el meollo del hecho arquitectónico.
En las épocas de mayor vitalidad arquitectónica muchos arquitectos
han sabido desarrollar una escritura que, en ningún caso, pretende con-
fundirse con el logos arquitectónico. Muchos maestros de la arquitectura
1
han desarrollado escrituras que se despliegan pletóricamente dentro del
dominio específico de lo escrito. A principios de la década de 1980,
cuando yo mismo empecé a escribir pequeñas prosas sobre temas arqui-
tectónicos, Albert Viaplana publicaba unas memorias de proyectos que
rompían por vez primera en Cataluña la discursividad y la operatividad
del texto arquitectónico. También en aquellos años profesores como Josep
Quetgias, Juan José Lahuerta o Josep Maria Rovira empezaban a desarrollar
un logos escrito realmente disciplinar, que demostraba con gran claridad
que una cosa es escribir y otra es proyectar, y que es tan absurdo proyec-
tar con palabras como escribir con materiales arquitectónicos. Este nuevo
sentido de una clara separación disciplinar coincidía con la recuperación
de los escritos de Adolf Loos y con la relectura de algunos grandes teóricos con ello el arquitecto no indaga en la posibilidad de relacionar la arqui-
del siglo xx, de modo que el texto arquitectónico era reconsiderado en su tectura con dominios más amplios, sino que satisface su anhelo de hablar
autonomía. En la década de 1980 había una cultura arquitectónica en auge de otras cosas, más allá de la arquitectura. Así es como Le Corbusier,
y en Cataluña empezaba a tomar empuje una cultura escrita, y a nadie se Rossi y muchos otros se instituyeron un día como escritores de pleno
le hubiera ocurrido confundir la primera con la segunda. Veinte años más derecho. Y ello también nos permite entender por qué otros arquitectos no
tarde, muchos arquitectos jóvenes se enzarzan en lamentables discusiones han sido proclives a la escritura: si el logos de la arquitectura tiene un
sobre la posible relación entre los escritos de Aldo Rossi o de Rem Koolhaas desarrollo autónomo, cualquier posible escritura que lo acompañe será
y su obra construida. El abismo entre una cultura y otra muestra la dife- innecesaria, estará de más.
rencia entre una época de gran desarrollo disciplinar y otros tiempos en Si podemos escribir sobre cualquier cosa, también podemos escribir
que nada se sostiene si no lleva detrás un buen dispositivo argumenta1 y sobre arquitectura. Las obsesiones, los temas recurrentes, un posiciona-
operativo. l
miento o la definición de un punto de vista: todo ello se irá manifestando
Los escritos que se publican en este volumen son el resultado de una durante el despliegue de la escritura y sólo entonces. La figura del escritor
profundización disciplinar en el campo de la escritura, tomando algunos no diluye la del historiador, la del crítico o la del teórico. Pero la historia,
episodios arquitectónicos como tema. Este énfasis, u obsesión, sobre los la crítica o la teoría no son parangonables con la arquitectura, mientras
problemas de la escritura me ha ahorrado en todo momento dar a los textos que la escritura sí lo es. Cuanto más profunda sea nuestra conciencia del
un carácter instrumental e ideológico. En definitiva, también yo me eduqué lenguaje, más próximas serán las resonancias que puedan surgir entre un
leyendo a grandes escritores: Adolf Loos, Le Corbusier, Frank L1. Wright, desarrollo pletórico de la arquitectura y un desarrollo cuidadoso y elabo-
Louis 1. Kahn, Aldo Rossi, Rem Koolhaas. Y nunca me encontré en situación rado del ejercicio de la escritura.
de querer prestar atención, ni siquiera como arquitecto, a sus respectivos
logos arquitectónicos. Por ello en la década de 1980 podía leer con el
mayor interés los Scritri scelti' de Rossi sin que en mi tablero de dibujo
apareciera ni un solo atisbo de arquitectura rossiana. Y por esta misma
razón empecé a desarrollar en mis primeras clases un logos verbal apren-
dido en buena parte del fascinante lenguaje oral de Enric Miralles, sin que
nunca se me ocurriera tomar ni una sola lección de su logos específicamente
arquitectónico. Esta capacidad para distinguir claramente el desarrollo
autónomo de la escritura y el desarrollo autónomo de la arquitectura es la
que en un momento dado nos permite dejar tranquilamente de proyectar.
Y también esta capacidad es la que nos lleva a sumirnos en una profunda
tristeza cuando constatamos que algunos arquitectos convierten sus edifi-
cios en malas viñetas de unos discursos torpes y empobrecidos, que no se
despliegan abiertamente como escrituras y que son manipulados para
poder recluirse en ellos, absurdos baluartes ideológicos.
Cuando un gran maestro de la arquitectura se ha puesto a escribir, las
Rossi, ALDO,Scriti scelti s~dl'architetturne la citth 19561972. Clup, Milán, 1975;
temáticas tratadas por su escritura van siempre más allá del dominio (~ersióricastellana: Para una rrrquitecturn de tendencia: escritos 1956-1972, Editorial Gustavo Gili,
estricto de la arquitectura. Esto ocurre en todos los casos mencionados, y Barcelona. 1977).
Una mesa desordenada
I 1989
--
Publicado en: Revisrcr rkcnictr. 3, primavera de 1989.
el tablero de ajedrez con la lámpara, el juego de té con el periódico, 1, lmPP~~ione s número 58 de Lotus
del
revista con el medicamento, el libro con el paquete de tabaco.
De ese modo podemos descubrir que mucho de lo que proyectamos es l 1989
en realidad idéntico a las formas con que siempre nos ha gustado rodearnos.
1 &'Hayuna leyenda china que dice que la vida es un camino hacia el infi-
,ito y que, cuando se llega allí, se encuentran dos caminos, uno a la
i
I izquierda y otro a la derecha. Dice la leyenda que nadie ha osado emprender
ninguno de ellos, por el simple hecho de que al llegar a esta encrucijada
hay un árbol cuya sombra es deliciosamente agradable. Curiosamente, a este
lugar le llaman 'el vestíbulo', pero nadie sabe ni ha sabido nunca por qué".
Li Po. Filología china
Oye a ti te gustan los óculos los óculos sí los óculos si te gustan que si
me gustan los óculos no entiendo cómo no sabes lo que es un óculo claro que
sé lo que es un óculo pero no entiendo eso de si me gustan pues es bien
fácil te pregunto si te gustan si disfrutas mirándolos pues claro que disfruto
mirándolos si precisamente soy arquitecto ya pero es que yo no los trago
chico sería incapaz de poner un óculo en un proyecto me pasa igual con las
cúpulas e incluso a veces con las cubiertas inclinadas anda y tú eres arqui-
tecto bueno una cosa no quita la otra creo yo no desde luego pero me parece
que ya sé por dónde vas por ejemplo a ti te gustan las mesas que si me gus-
tan las mesas qué pregunta te gustan o no te gustan bueno no acabo de com-
prender la pregunta las mesas ni gustan ni dejan de gustar las mesas han
existido siempre pues lo mismo los óculos ya pero es que yo no puedo no
puedo con ellos pues tú tienes un grave problema profesional chico es como
si me dijeras que no te gustan las ventanas o los muros o las vigas son ele-
mentos de la arquitectura a los que se recurre cuando los necesitas y ade-
más establecen determinadas relaciones entre ellos mira en aquel proyecto
que siempre me criticas descubrí que se puede iluminar un espacio poniendo
10s óculos en relación con una cubierta inclinada pero no debajo de ella sino
encima pues bien como el óculo es un elemento que se relaciona en sí mismo
con la cubierta inclinada el resultado fue estupendo anda pues yo precisa-
mente tengo ahora una cubierta inclinada debajo de la cual tengo que poner
Una mesa desordenada. Dibujo de Maiirici Pla.
Publicado eii: Revista tecnica, 4, verano de 1989.
Giorgio Grassi
1990
pocos han sido los arquitectos que han recurrido, en la exposición de sus
ideas o en el gusto por la escritura, al uso de la paradoja. El lenguaje de la
arquitectura suele ser un lenguaje sin fisuras, que aspira a cerrarse, a com-
pletar círculos, a construir lógicas sospechosas. Entre los paradójicos, Loos,
si no el único, es un curioso exponente. No sólo muchos de los críticos
posteriores han sabido verlo, sino que él mismo, en épocas ya tempranas,
reconoció que en lo paradójico residía gran parte del éxito de sus escritos
y conferencias, un éxito que quizá habría que considerar más bien resultado
de una curiosidad que debió de rozar lo morboso, entendida como el interés
por un n*yo que en ningún momento se llega a comprender del todo.
"Pero incluso aquella manera de escribir aguada me ha acarreado la
fama, no sólo por parte de los filisteos, sino entre los artistas 'modernos',
por mi paradójica manera de escribir, de atacar por la espalda a lo
'Moderno".' Vemos ya que Loos habla de sus paradojas de un modo meta-
paradójico. Porque no sabemos todavía qué significa "moderno" para
Loos, del mismo modo que no sabemos todavía qué significa "lo otro" o
"estilo", y porque probablemente muchos no saben todavía lo que estos
términos significan en nuestra época. Del mismo modo que, en otro nivel
Y siempre entre sus coetáneos, se ignoraba el significado de la ausencia de
una moldura o de una determinada forma de cubierta, por lo que dichas
formas se instituían como arquitecturas paradójicas.
Less is more ("menos es más")2 es una paradoja lingüística basada en
la identidad de dos cualidades puramente contrarias, y su adopción por
Parte de Mies van der Rohe le dio un sentido que ahora todos conocemos.
Así, Gilles Deleuze ha señalado que la paradoja no es contradictoria, sino
que "asiste a la gestación de la c~ntradicción".~ Por tanto, la repercusión
de las palabras de Mies tiene que pasar por la solución de la paradoja, con