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Web de Psicología Ambiental: Análisis, Reflexión y Aplicaciones

Efectos psicológicos de la aglomeración urbana


Autor Jeniffer Ortega
lunes, 19 de mayo de 2008
Modificado el martes, 21 de octubre de 2008

Los científicos manifiestan que la aglomeración urbana aumenta patrones de conductas tales como la agresión y el
aislamiento, produciendo además una disminución de la solidaridad.

Palabras clave: síndrome de adaptación general, efecto espectador, modelo atributivo de la impotencia, impotencia
aprendida.

No es sorprendente que muchas personas abandonen los campos y pueblos para migrar a las ciudades, este
movimiento puede atribuirse a diferentes razones: búsqueda de empleo, ingreso a instituciones educativas, escape de
la violencia, entre otras. Como resultado tenemos entonces, el aumento de la densidad demográfica, que indica que
cada vez hay más personas en un mismo sitio y por lo tanto se generan presiones en los procesos socioeconómicos.

Por ejemplo, cuando las oportunidades de empleo son muy escasas y se hacen mayores recortes a los presupuestos
destinados a programas de asistencia social, se incrementa la inseguridad en la ciudad por el aumento del número de
personas que se dedican al crimen, con el fin de adquirir recursos para sobrevivir. Los individuos que cometen asaltos
son cada vez más jóvenes, dándose un aumento de menores infractores.

Stokols (1978, en Holahan 2004) hace una distinción entre densidad demográfica y aglomeración. El término densidad se
refiere a las condiciones físicas o espaciales de una situación. Por ejemplo, “los asistentes de un concierto de
música pueden estar reunidos en una disposición espacial densa pero sin experimentar malestar por la
aglomeración”, (Holahan 2004, p. 230).

Por otro lado, aglomeración es el término empleado para describir la estimulación excesiva de factores sociales sobre
factores subjetivos o psicológicos (Stokols 1972ª, 1972b, 1978, en Holahan 2004). A diferencia de las personas del
concierto que pueden sentirse a gusto a pesar de encontrarse en un espacio muy reducido, las tediosas colas de espera
pueden provocar ansiedad y respuestas agresivas en las personas.

Otros problemas que se derivan de la aglomeración son los cuellos de botella en las vías urbanas, andenes demasiado
congestionados, contaminación, largas esperas en restaurantes y en taquillas de teatro, además, inmensas colas en
tiendas y centros comerciales (Holahan 2004).

Al incrementarse la aglomeración y ejercerse demasiada presión en los procesos socioeconómicos, comienzan a


aumentarse patrones de conducta tales como la agresión, el aislamiento y una disminución de la solidaridad, (Holahan
2004).

Ejemplo: el 13 de marzo de 1964 en la ciudad de Nueva York, una mujer llamada Catherine Genovese, conocida
popularmente como Kitty Genovese, fue apuñalada repetidas veces por un violador y asesino en serie en presencia de
38 personas quienes no intentaron ayudarla durante los 30 minutos que duró el ataque. Debido a este suceso, surgió lo
que hoy se conoce como el Síndrome de Genovese, Efecto Espectador o el Complejo del Mal Samaritano, como
fenómeno psicológico en el cual la probabilidad de que una persona intervenga en una situación de emergencia disminuye
cuando se está en presencia de otros testigos.

Stanley Milgram (1979 en Holahan 2004) explica que ante el fenómeno de aglomeración las personas se sobrecargan de
información proveniente de tres fuentes: 1. un número alto de personas, 2. alta densidad de la población, y 3. una
población muy heterogénea. La cantidad de información que proviene de estos factores es muy abundante y el individuo
no posee la capacidad mental para procesarla completamente. Como consecuencia, manifiesta una actitud de
indiferencia que conduce al aislamiento social; en ese intento por adaptarse a la aglomeración, las personas reducen el
tiempo dedicado a ciertas actividades sociales, lo cual se traduce en la imagen estereotipada del citadino frío e
indiferente.

En el caso de la mujer apuñalada, la indiferencia de las personas se explicaría desde el modelo de Milgram como
consecuencia de la sobrecarga de información. Este factor se refuerza debido a la aglomeración, la cual reduce la atribución
de responsabilidad personal por el evento ocurrido, en otras palabras, cuando “hay otras personas presentes
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durante la emergencia el individuo siente menor responsabilidad para intervenir y se mostrará menos inclinado a
ofrecer ayuda.” (Holahan 2004, p. 251).

La aglomeración es un factor de estrés urbano frente al cual los individuos reaccionan principalmente activando
mecanismos de adaptación. Las respuestas pueden ser orgánicas o psicológicas. Hans Seyle (1956, 1973, 1976, en
Holahan 2004) distingue tres etapas de respuesta orgánica ante condiciones de estrés que en conjunto se denominan
Síndrome de Adaptación General (o GAS por su nombre en inglés: general adaptation syndrome); este síndrome consiste
en “el esfuerzo del cuerpo por seguir funcionando de forma estable mientras se encuentra sometido a
stress,” (Holahan 2004, p. 187).

La primera etapa es la reacción de alarma del sistema nervioso autónomo que conlleva al incremento del ritmo cardíaco, de
la presión arterial, la secreción de adrenalina y la conductividad de la piel. Esta etapa es seguida por la resistencia o
adaptación, que implica diversas respuestas fisiológicas las cuales generan agotamiento, que corresponde a la tercera
etapa, la cual sobreviene cuando el factor estresante es muy fuerte y de larga duración, o cuando fracasan las acciones
de control ejercidas por el individuo.

A nivel psicológico el individuo reacciona evaluando “el significado personal y la importancia del productor del
estrés,” (Holahan 2004, p. 188). Esta evaluación cognitiva se manifiesta en tres formas: 1. evaluación primaria: en
la cual se distinguen los factores de amenaza potencial de los factores benéficos o sin importancia, 2. evaluación
secundaria: el sujeto hace un cálculo de los recursos que posee para enfrentar la amenaza y 3. reevaluación: que
consiste en modificar las percepciones de la situación debido a que las condiciones externas han variado o se han
presentado cambios internos en la persona.

Lazarus y cols, (1980 en Holahan 2004) señalan dos tipos de estrategias que las personas ponen en marcha con el fin
de enfrentar situaciones estresantes: 1. respuesta enfocada en el problema: consiste en la ejecución de conductas o
acciones mentales para modificar la condición estresante, la conducta personal para afrontarla o ambas, y 2. respuesta
enfocada en las emociones: consiste en la ejecución de conductas o acciones mentales con el propósito de reducir o
soportar la tensión emocional ante la situación de estrés.

Veamos un ejemplo de evaluación y reacción psicológica frente a una situación de estrés ambiental:

Un hombre debe llegar a tiempo a una reunión de trabajo convocada repentinamente, pero se encuentra en un
embotellamiento severo en la carretera sobre la cual debe conducir. El hombre reflexiona sobre la gravedad del
problema (evaluación primaria) y piensa en una forma para poder llegar a tiempo a la reunión (evaluación secundaria), pero
concluye que debido a los autos que se encuentran detrás del suyo no puede optar por otra vía y en todo caso si
pudiera, el trayecto sería más largo por lo que de igual manera llegaría tarde. Este problema le hace experimentar
mucha ansiedad y le pone de mal humor. El hombre intenta enfrentar la situación llamando a su jefe para explicarle lo
ocurrido y pedirle que aguarden su llegada (respuesta enfocada en el problema), además trata de disminuir su
ansiedad pensando que siempre ha sido responsable y su jefe comprenderá el asunto (respuesta enfocada en las
emociones).

Existen muchas complicaciones de la vida urbana que no pueden ser eludidas o controladas y generan en las personas
sentimientos de desesperanza. Martin Seligman (1973, 1974, 1975 en Holahan 2004) denomina el sentimiento de
desesperanza como impotencia aprendida, y lo define como “una condición psicológica en la cual un individuo
desarrolla la expectativa de que sus respuestas son independientes de los resultados futuros (por lo general adversos);
es decir, la persona llega a creer que sus acciones no pueden modificar el resultado de sucesos desagradables
futuros,” (p. 211).

La teoría de la impotencia aprendida fue reformulada posteriormente y complementada con la teoría de la atribución social,
dando como resultado una explicación de la impotencia en términos de la atribución que realiza el sujeto al percibir que un
resultado no es contingente con la respuesta dada, (Holahan 2004).

¿Qué acciones pueden realizarse con el fin de disminuir el estrés ambiental provocado por la aglomeración y las
complicaciones de la vida moderna?

Un número creciente de personas alrededor del mundo han adoptado un estilo de vida popularmente conocido como
Simplicidad Voluntaria (Simpleliving.net ). Iwata (1997 en Iwata 2006) indica que este concepto se refiere a la
minimización de los niveles de consumo y de la dependencia material. Las personas que adoptan la simplicidad
voluntaria, viven externamente de forma sencilla e internamente cultivan talentos y habilidades, sin embargo es
importante aclarar que este estilo de vida no es sinónimo de pobreza o austeridad. Desde la Psicología de la Gestalt y la
Ecopsicología, se manifiesta una preocupación por los individuos quienes imbuidos en los afanes de la vida urbana,
pierden el contacto con el mundo natural y “se vuelven víctimas de abstracciones intelectuales que no pueden
comunicar la unidad del ser,” (Winter 2004). El cierre de nuestros sentidos a las sensaciones provocadas por el
mundo natural, ocasiona que no seamos concientes de nuestra existencia en ecosistemas físicos y nos adaptemos
fácilmente al deterioro ecológico. El problema de esta adaptación es que la calidad de la vida humana se degrada
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progresivamente, minimizando las oportunidades de desarrollo físico y mental de las generaciones futuras.

Para los psicólogos gestálticos, al cambiar nuestras conductas se requiere que seamos capaces de ver la conexión entre
nosotros y la naturaleza; para los ecopsicólogos la experiencia directa con la naturaleza es necesaria si se quieren lograr
respuestas emotivas benéficas (Winter 2004).

Winter (2004) señala que nuestra cultura hace demasiado énfasis en la autonomía, la separación y la eficiencia,
obligando a las personas a vivir en casas separadas, frecuentemente sin conocer a los vecinos y sin tener contacto con
el mundo físico que nos rodea. Manifiesta que “necesitaremos más que intelectos severos, sin importar qué tan
ricos sean en información, para realizar decisiones sabias acerca de la sostenibilidad del planeta,” (p. 206).

Siguiendo los preceptos de la Psicología de la Gestalt y la Ecopsicología, podemos disminuir el estrés ambiental
haciendo pausas periódicas en nuestras rutinas complicadas para visitar espacios naturales tales como parques, playas y
bosques, procurando ser agentes ecológicos activos capaces de reconocer la belleza y las necesidades de otros seres
vivientes, y de abstenernos de realizar conductas que pueden perjudicar su subsistencia tales como arrojar basura en
sitios inapropiados, arrancar plantas o flores de la tierra y encerrar las aves silvestres en jaulas.
Optar por aumentar el contacto con la naturaleza y realizar prácticas beneficiosas para la misma, requiere algo más
que un evento cognitivo de toma de decisión, involucra al mismo tiempo profundos cambios emocionales y espirituales
fundamentados en el respeto a la vida y la diversidad.

En una parábola de la tradición sufí, se cuenta que los árboles que se levantan altos y se jactan de su altura no tienen
fruto, pero los que dan fruto tienen las ramas inclinadas por el peso de la fruta. En este sentido la verdadera riqueza no
proviene del afán por producir y consumir frutos materiales que aumentan el status socioeconómico al mismo tiempo que
generan estrés, sino de cultivar los frutos mentales, emocionales y espirituales tan necesarios para mitigar la injusticia
social y lograr la sostenibilidad del planeta.

Referencias

Elgin, D. & Mitchell, A. (1977) Voluntary Simplicity. Documento html extraído el 7 de marzo de 2007 de
http://www.simpleliving.net/content/custom_voluntary_simplicity_part_1.asp.

Holahan, C. (2004). Psicología Ambiental: un enfoque general. México: Editorial Limusa.

Iwata, O. (2006) An evaluation of consumerism and lifestyle as correlates of a voluntary simplicity lifestyle. Social
Behavior and Personality. Vol.34, Iss. 5; pg. 557. Palmerston North.

Winter, D. (2004) The Psychology o Environmental Problems. USA: Lawrence Erlbaum Associates, Incorporated.

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