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MODA:

La historia de la moda refleja la evolución cronológica de las prendas de vestir. La moda es el arte
del vestido, de la confección de prendas sobre la base de parámetros funcionales y estilísticos,
tanto en ropa como accesorios (sombreros, guantes, cinturones, bolsos, zapatos, gafas). El vestido
es una necesidad básica para el ser humano, para protegerse del frío y de las inclemencias del
tiempo. Durante su evolución, el ser humano ha ido perdiendo el pelo, que ha tenido que suplir con
pieles de otros animales o, más tarde, con lana o productos vegetales como el lino y el algodón.
Sin embargo, partiendo de esta primera necesidad, con el tiempo el vestido ha adquirido un
carácter estético, por cuanto ha reflejado el gusto y el carácter de su portador, y se ha ido
convirtiendo en un adorno más de la persona, sujeto a los cánones de la moda y del devenir
artístico de cada civilización. Asimismo, en el vestido intervienen factores climáticos y geográficos,
así como sociales —el vestido como reflejo de una determinada posición social, religiosos o
sexistas —el vestido ha servido a menudo como objeto de diferenciación sexual.

Moda de diseño en la Edad Media

La moda de diseño de la Edad Media sigue estando liderada por los romanos aunque éstos
adoptaron prendas y estilos de bárbaros, bizantinos y árabes. Salvo para actos oficiales, los
romanos dejaron de utilizar la toga, influenciados por el pudor de las creencias cristianas. La
tendencia de la moda de diseño fue la de cubrir el cuerpo.

Una de las primeras adopciones fue el uso de bragas (no las modernas, sino una especie de
pantalones) que utilizaban los bárbaros. También se adoptaron las calzas, unas medias de paño o
cuero de distintos colores. Las túnicas se seguían utilizando pero más amplias y siempre por
encima de las bragas o las calzas.

De los árabes se tomaron los zaragüelles (calzones anchos), fajas, turbantes y gorros. La moda de
diseño morisca hizo común en España el uso de pequeños turbantes y la aljuba, una corta túnica
ceñida al brazo y a la cintura pero ancha en el resto del cuerpo. Incluso después de la Reconquista
se llevaba esta prenda con botones en las mangas.

En esta época lograron gran popularidad los talleres de moda de diseño que innovaban distintas
prendas como calzas a la española y talles como jubones y corpiños. Aunque la mayor novedad
fueron, sin lugar a dudas, las faldas, que llegaron desde Italia. La falda era una tela cuadrada o
rectangular con un agujero central que se ajustaba a la cintura de forma que quedaban cuatro
picos en la parte inferior.
La moda en el siglo XX

El molesto corsé.
Si en ocasiones nos quejamos por la incomodidad de un vestido o de unos tacones de 15 centímetros,
no imagino usando un corsé. A principios del siglo XX aún se seguían utilizando para hacer la “silueta
S”: estrechar la cintura para empujar el busto hacia arriba y para que las caderas quedaran en forma de
campana. Los corsés llegaban a deformar los órganos y en ocasiones provocaban la muerte. Sólo las
mujeres de la clase alta seguían esta moda.

1910, el brassiere.
En 1914, Mary Phelps patentó el sujetador. La idea se la dio su doncella, quien le dio una opción para
no usar corsé en una fiesta a la que asistiría. A finales de la Primera Guerra Mundial, una mujer rusa
llamada Ida Rosenthal, midió pecho y espalda de un centenar de mujeres creando así un sistema de
tallas que hoy en día sigue siendo efectivo.

1920, adiós a las faldas largas.


En esta década el objetivo era la provocación. Se lanzaron en las pasarelas las faldas hasta la rodilla y
los vestidos sueltos sin marcar la cintura. En cuanto al maquillaje, se comenzó a usar en abundancia,
labiales de tonos fuertes y ojos oscuros, en ocasiones exagerado. El cabello se llevaba corto. Coco
Chanel impuso las modas.

1930, al natural.
Ahora el maquillaje cargado era considerado vulgar. La vaselina era muy utilizada para dar un brillo
natural en los párpados y se aplicaban maquillaje muy discreto. La mujer debía ser delgada y atlética. La
ropa vuelve a marcar la figura de las mujeres de una manera elegante y se ven muchas espaldas
descubiertas. Las estrellas de cine eran imitadas.

1940, al mal tiempo, buena cara.


El mundo atravesaba otra guerra y la escasez de productos obligaba a las mujeres a ingeniárselas. Para
sus ojos usaban grasa de zapatos y pétalos o vino para dar color a las mejillas. El cabello se usaba en
moños altos o cubierto por pañuelos y sombreros para disimular el daño y descuido de estos a falta de
recursos.

1950, ¡mírennos, mírennos!


Joyas, guantes, cabello rubio, mucho maquillaje, glamour y extravagancia. No importaba que la mujer se
viera artificial, el caso era resaltar. Christian Dior, Valentino y Givenchy hicieron de las suyas.

1960, juventud flower power.


Como consecuencia de la guerra de Vietnam, los jóvenes se rebelaron para promover la paz. Iban en
contra del capitalismo y eso significaba no seguir modas, así que se vestían de manera sencilla y
campestre. Pero no todas eran hippies. Llegaron las minifaldas para hacer énfasis en las piernas con
unas botas go-go.

1970, lo que te acomode.

No hubo un estilo único. Por un lado, unas mujeres querían expresar que era más importante su trabajo
que su apariencia y regresaron a lo natural y convencional. Pero las que acostumbraban ir a discotecas,
iban siempre de estampados y colores llamativos, plataformas y look psicodélico… había que brillar. Las
rebeldes se inclinaban por el punk, vestidas de ropa oscura con mensajes agresivos y escuchando a
Sex Pistols y The Ramones.

1980, siempre joven.

Comenzaron las cirugías estéticas, permanentes, tratamientos dermatológicos y el traje tipo Chanel,
esto para las mujeres conservadoras. Y los peinados voluminosos, hombreras gigantes, medias de
colores y guantes sin dedos para las que seguían a figuras como Madonna.

1990, la peor década de la moda.

El género masculino dirá misa, pero el estilo grunge de los 90´s no fue femenino para nada. Aspecto
descuidado, cabello por ningún lado, jeans flojos y camisas holgadas. Algunos le llamarán estilo
“casual”, pero mejor lleguemos al siglo XXI.

Siglo XXI, regresan todas las modas.

La moda es cíclica, y a lo largo del nuevo siglo se ha visto un poco de cada una. Volvió el glamour y los
colores llamativos, pero después, una tendencia ya no se podía clasificar por década. La moda hoy en
día, cambia cada pocos meses pero al echar un vistazo a todo el siglo XX, nos damos cuenta que en los
últimos años todas las modas regresaron. Cabello corto y largo, diversos colores, pantalones llamativos,
faldas largas, minifaldas, tiros largos, peinados clásicos, plataformas, espaldas descubiertas… cada
moda se ha asomado al siglo XXI.

A partir del siglo XXI, año 2000 se empieza a hablar de tribus urbanas y se asocian una serie de marcas y
estilos a cada una de estas “tribus”. El traje y los vestidos clásicos se llevan solo en ocasiones
especiales y para trabajar en entornos exclusivos o de cara al cliente.

Nace una tendencia hacia la customización de la ropa. Son muchas las personas que crean sus propias
prendas y accesorios y las opciones de diseño y personalización se incluyen en procesos de fabricación a
escala mundial.

La ropa es un reflejo de la personalidad y la individualidad de cada persona, una forma más de


expresarse.

Los trajes y vestidos de marcas de lujo se vuelven a pedir a medida y se paga por la exclusividad.
La moda de diseño vuelve a ser trendy y se considera artistas a modistas y diseñadores de moda. La
moda de diseño se convierte en amigo inseparable del lujo.

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