gracias por vigilarlos y garantizar su seguridad y felicidad. Aconsejadme, os lo pido, para que yo aprenda la mejor manera de ser un buen progenitor, y un modelo para mis hijos y para los demás. Ayúdame igualmente para encontrar la fortaleza y confianza necesarias para dignificar y empoderar a mi niño o niña interior. Gracias, gracias, gracias. Amén.