Professional Documents
Culture Documents
Quiero que quede absolutamente claro cuando esté ante el tribunal del
juicio de Dios que he declarado al mundo… que el Libro de Mormón es
verdadero.
Las profecías sobre los últimos días a menudo hacen referencia a calamidades
de gran escala tales como terremotos, hambre e inundaciones; éstas, a la vez,
pueden estar relacionadas con las vasta agitación económica o política de uno u
otro tipo.
Pero existe una clase de destrucción de los últimos días que siempre me ha
sonado más personal que pública, más individual que colectiva, una advertencia
que quizá se aplique más dentro de la Iglesia que fuera de ella. El Salvador
advirtió que en los últimos días aun los que son “del convenio”, los escogidos
mismos, podrían ser engañados por el enemigo de la verdad 1 . Si pensamos en
ello como una forma de destrucción espiritual, eso podría arrojar luz sobre otra
profecía de los últimos días. Piensen en el corazón como el centro figurativo de
nuestra fe, el lugar poético de nuestras lealtades y valores; entonces, consideren
la declaración de Jesús de que en los últimos días “[desfallecerían] los hombres”
2.
Lo alentador es, desde luego, que nuestro Padre Celestial conoce todos esos
peligros de los últimos días, esos problemas del corazón y del alma, y nos ha
dado consejo y protección con respecto a ellos.
En el sueño de Lehi, una jornada que ya era difícil, se complica más cuando
surge un vapor de tinieblas que nubla toda la vista del seguro pero estrecho
camino que su familia y otros habían de seguir. Es imperativo notar que ese
vapor de tinieblas desciende sobre todos los viajeros, sobre los fieles y los
resueltos (hasta podríamos decir los escogidos), y sobre los débiles y los que no
tienen cimientos. El punto principal del relato es que los viajeros que tienen
éxito resisten todas las distracciones, incluso la tentación de caminos prohibidos
y las burlas provocadoras de los vanos y orgullosos que han seguido dichos
caminos. El registro dice que los que estaban protegidos “siguieron hacia
adelante, asidos constante y tenazmente” a la barra de hierro que sigue
infaliblemente el curso del camino verdadero 4 . Sin importar la obscuridad de
la noche o del día, la barra señala el camino de ese sendero solitario y redentor.
Nefi dice después: “vi que la barra de hierro… representaba la palabra de Dios,
la cual conducía… al árbol de la vida;… una representación del amor de Dios”. Al
ver esa manifestación del amor de Dios, Nefi dice: “…vi al Redentor del mundo…
quien salió, ejerciendo su ministerio entre el pueblo…
“…Y vi a multitudes de personas que estaban enfermas y afligidas con toda clase
de males, y con demonios y con espíritus impuros;… Y fueron sanadas por el
poder del Cordero de Dios; y los demonios y los espíritus impuros fueron
echados fuera” 5 .
“Tú has sido fiel; por tanto… serás fortalecido, aun hasta sentarte en el lugar que
he preparado en las mansiones de mi Padre.
“Y ahora yo, Moroni, me despido… hasta que nos encontremos ante el tribunal
de Cristo” 7 .
Esos son unos pocos versículos del capítulo 12 de Éter del Libro de Mormón.
Antes de cerrar el libro, Hyrum dobló la esquina de la hoja de la que había leído,
marcándola como parte del testimonio sempiterno por el cual esos dos
hermanos estaban a punto de morir. Tengo en mi mano ese libro, el mismo
ejemplar del que leyó Hyrum, y aún se ve la misma esquina doblada de la
página. Más tarde, cuando estaba en la cárcel de Carthage, José el Profeta se
volvió hacia los guardias que lo tenían cautivo y dio un poderoso testimonio de
la autenticidad divina del Libro de Mormón 8 . Poco después, las pistolas y las
balas acabarían con la vida de esos dos testadores.
Testifico que nadie puede llegar a la fe cabal en esta obra de los últimos días, y
por lo tanto hallar la medida plena de paz y consuelo en nuestros días, hasta que
acepte la divinidad del Libro de Mormón y del Señor Jesucristo de quien éste
testifica. Si alguien fuera tan insensato o se le hubiera engañado tanto, al punto
de rechazar las 531 páginas [en inglés] de un texto previamente desconocido,
repleto de complejidad literaria y semítica, sin intentar sinceramente hallar una
explicación del origen de esas páginas, en especial sin tomar en cuenta el
poderoso testimonio de Jesucristo y el impacto espiritual tan profundo que ese
testimonio ha tenido en los que hoy llegan a millones de lectores, entonces, esa
persona, ya sea un escogido o no, ha sido engañada; y si se va de esta Iglesia,
tendrá que hacerlo esquivando el Libro de Mormón para poder salir. En este
sentido, el libro es exactamente lo que se dijo que era Cristo: “piedra de tropiezo
y roca de escándalo” 11 , una barrera en el camino de los que no desean creer en
esta obra. Testigos, incluso testigos que fueron hostiles a José, testificaron hasta
la muerte que habían visto un ángel y que habían palpado las planchas; ellos
dijeron: “[Las planchas] se nos han mostrado por el poder de Dios y no por el de
ningún hombre…” y afirmaron “por tanto, sabemos con certeza que la obra es
verdadera” 12 .
Mi testimonio hace eco al de Nefi, quien escribió parte del libro en sus “últimos
días”:
Notas
1. Véase Mateo 24:24. Véase también José Smith—Mateo 1:22.
2. Lucas 21:26.
3. Véase History of the Church, tomo IV, pág. 461.
4. 1 Nefi 8:30.
5. 1 Nefi 11:25, 27–28, 31.
6. Moroni 10:32.
7. Éter 12:37–38. Véase también D. y C. 135:5.
8. Véase History of the Church, tomo VI, pág. 600.
9. Véase “La carta a Wentworth”, Enseñanzas de los Presidentes de la Iglesia:
José Smith, págs. 463–475.
10. George Cannon, citado en “The Twelve Apostles”, en Historical Record, por
Andrew Jenson, tomo VI, pág. 175.
11. 1 Pedro 2:8.
12. “El Testimonio de los Tres Testigos”, Libro de Mormón.
13. “El Testimonio de los Ocho Testigos”, Libro de Mormón; cursiva agregada.
14. 2 Nefi 33:10–11; cursiva agregada.
15. José Smith—Mateo 1:37.