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CENTRO DE ESTUDIOS BÍBLICOS Y RELACIONES JUDEOCRISTIANAS

CERJUC-SION
Ecumenismo y Diálogo Interreligioso

“Cuando los corazones están unidos a Dios,


son más anchos que las fronteras de las naciones”
aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaP. Teodoro Ratisbona

ECUMENISMO Y DIÁLOGO INTERRELIGIOSO


CONCEPTOS FUNDAMENTALES

1. ¿QUÉ ES EL ECUMENISMO?

1.1 Significado etimológico e importancia.

La palabra Ecumenismo1 deriva de una familia de palabras griegas que están


relacionadas con casa, vivienda y amistad, tales como “oikós” o casa y “oikoumene2”
que significa “mundo habitado” o sea «civilizado», también se podría decir que
significa

A lo largo de la historia la palabra ha ido adquiriendo diversos significados. Después


de la ruptura la Iglesia de occidente y oriente (año 1052), se entendió «ecuménico»
como general o universal para expresar que la catolicidad de la Iglesia es universal.
Posteriormente, pasó a designar los esfuerzos de unidad entre cristianos de origen
protestante, hasta que la Iglesia Católica también pasó a unirse a los esfuerzos de
dialogo y trabajo conjunto por la unidad de manera oficial.

El Ecumenismo contemporáneo busca hacer vida el deseo de nuestro Señor


Jesucristo. “Padre que todos sean uno para que el mundo crea” Juan 17, 21. De ahí
que podamos de decir en términos sencillos que ecumenismo es hacer del mundo en

1
Cf. BOSCH.(1998) Diccionario de Ecumenismo, 145
2 Cf. VERCRUYSSE(1993) Teología Ecuménica, 10
el que hay diversas expresiones de cristianos, la casa de todos, acogiendo a los otros
con sus diferencias, reconociendo como legítimo el deseo de Dios de salvar a todos.

El ecumenismo es importante porque genera unidad en medio de un mundo cada vez


más fragmentado e individualista, frente al que, el Evangelio presenta un camino de
vida y coherente acción conjunta, que encaja perfectamente con la unidad de la
Trinidad en la acción redentora de Dios.

Desde la perspectiva católica el Directorio para la aplicación de los principios y


normas sobre el Ecumenismo (2000) nos recuerda que

El Concilio Vaticano II, pidió claramente a los católicos que

extiendan su amor a todos los cristianos, con una caridad(amor) que

desea superar en la verdad lo que los divide y que se dedica a

realizarlo; debe actuar con esperanza en la oración por la

promoción de la unidad de los cristianos, y su fe en el misterio de la

Iglesia les estimula e ilumina de tal modo a que su acción

ecuménica pueda ser inspirada y guiada por una verdadera

compresión de que la Iglesia es “el sacramento, es decir a vez signo

y medio, de la unión íntima con Dios y de la unidad de todo el género

humano3

La declaración Conciliar (1964) Unitatis Redintegratio señala que por ecumenismo "
se entienden las actividades e iniciativas que se emprenden y organizan para fomento
de la unidad de los cristianos, según las diversas necesidades de la Iglesia y las
diversas circunstancias temporales...," (UR 4).

Ese esfuerzo de unidad está especialmente representado por el Consejo Ecuménico


de las Iglesias (CEI) y el Pontificio consejo para la unidad de los cristianos. Que son
dos entidades tanto desde la parte evangélico y protestante como de la Iglesia
Católica.

3
Directorio para la aplicación de los principios y normas sobre el Ecumenismo, 13
1.2 Tipo de Ecumenismo

a) Ecumenismo práctico o social.


Las expresiones más insignes de este ecumenismo tienen que ver con el bien de
todas las personas. Es palpable cuando los cristianos sin importar sus
denominaciones cristianas se unen para una causa común, impulsados bajo los
valores justicia, paz, y la ecología.
Encontramos este tipo de ecumenismo sobre todo en países pobres, donde la unidad
termina haciendo la diferencia. Es normal ver este tipo de ecumenismo ante
desastres naturales o alguna situación de emergencia en donde las líneas divisorias
de nuestra fe desaparecen.

b) Ecumenismo espiritual.
Inspirado en el número 8 de Unitatis Redintegratio señala que “Esta conversión del
corazón y santidad de vida, juntamente con las oraciones privadas y públicas por la
unidad de los cristianos, han de considerarse como el alma de todo el movimiento
ecuménico y con razón pueden llamarse ecumenismo espiritual” (UR, 8)

El ecumenismo espiritual busca sobre todo la oración conjunta por la unidad de los
cristianos, don que es posible mediante la acción de Espíritu Santo. En Costa Rica,
suele celebrarse durante la segunda semana de junio y no al principio del año.
Normalmente esta oración es preparada no sólo por miembros de la Iglesia Católica
sino por otras confesiones cristianas y cada año puede encontrarse un guión para las
mismas en la página del Pontificio Consejo para la Unidad de los Cristianos.

Quienes practican el ecumenismo como trabajo apostólico están convencidos que son
tan complejas las situaciones que sólo un milagro podría devolver esta unidad tan
deseada por unos y otros a sus respectivas Iglesias. Por eso la oración por la unidad
ha de ser una opción que los cristianos de una y de otra tradición han de procurar.
c) Ecumenismo institucional/oficial
Este ecumenismo implica un poco más de organización estructural. Se entiende por
este tipo de ecumenismo sobre todo el que tiene que ver con grandes organismos
internacionales como son el Concilio Mundial de Iglesias, o por el Pontificio Consejo
para la Promoción de la Unidad. Habitualmente este tipo de ecumenismo ejercido por
las autoridades eclesiásticas de cada comunidad y que marca oficialmente las
relaciones existentes entre las diversas iglesias.

d) Ecumenismo doctrinal.

Este tipo de ecumenismo es habitualmente un punto de confusión para las personas


en general, pues suelen enfrascarse en conversaciones “apologéticas o teológicas”
sin suficiente base teológica para “defender o argumentar” lo que creen saber
respecto a su tradición religiosa.

Si bien es cierto este tipo de ecumenismo es muy importante, lo dejamos al final de


para significar, que es un esfuerzo dedicado a las personas con suficiente
fundamentación teológica. Es un tipo de ecumenismo bastante delicado porque trata
sobre lo que en cada tradición cristiana se considera la Verdad. Exige de sus
interlocutores gran conocimiento sobre las ciencias teológicas, mucha madurez y
experiencia en el campo de las relaciones.

Busca descubrir los puntos centrales que han causado las separaciones eclesiales,
para tratar de encontrar puntos comunes en lo esencial de la fe. Hoy por hoy se
siguen dando gran cantidad de diálogos, mesas redondas, estudios conjuntos en
donde los teólogos tratan de encontrar estos puntos de unidad, y en donde se hace
necesario un largo proceso para que el Magisterio acepte lo que los teólogos han
encontrado.

Gracias a este tipo de ecumenismo en los últimos años se han hecho importantes
declaraciones conjuntas, como por ejemplo la “Doctrina de la justificación por la fe”
(DJ) promulgada entre la Iglesia Católica y la Iglesia Luterana. (Ver en
http://www.vatican.va/roman_curia/pontifical_councils/chrstuni/documents/rc_pc_chrst
uni_doc_31101999_cath-luth-annex_sp.html).
2. ¿QUÉ ES EL DIÁLOGO INTERRELIGIOSO?

Por diálogo interreligioso se entienden los esfuerzos orientados al conocimiento


mutuo, por la vía del diálogo respetuoso entre religiones, propiciando, ante todo

“el respeto por la vida, el deseo de la paz con Dios o con lo divino,

entre los hombres y en el cosmos; comparten muchos valores

morales. Pueden y deben colaborar para defender y promover

juntos, en beneficio de todos los hombres, la justicia social, los

valores morales, la paz y la libertad. Eso vale de forma especial para

las religiones monoteístas, que tienen a Abraham por padre en la

fe.”4

De modo que sea posible alcanzar una coexistencia pacífica. Luchando contra los
muchos conflictos por intolerancia y desconocimiento entre las religiones.

2.1 El diálogo Interreligioso con los judíos.

Dentro del diálogo interreligioso, el diálogo con los judíos ocupa un lugar privilegiado y
único, pues tal como señala el documento “Los dones y las llamadas de Dios son
irrevocables” la tradición cristiana está unida al judaísmo desde el punto de vista
histórico y también teológico, tal como lo demuestran los dos numerales que se citan
a continuación.

4
http://www.vatican.va/roman_curia/pontifical_councils/chrstuni/documents/rc_pc_chrstuni_doc_2002010
7_peace-kasper_sp.html
El diálogo con el Judaísmo asume para los Cristianos un carácter muy

peculiar, dado que el Cristianismo posee raíces Judías (cf. "Evangelii

Gaudium", 247). A pesar de la división histórica y de los conflictos dolorosos

surgidos de ella, la Iglesia no pierde la conciencia de su continuidad

permanente con Israel. El judaísmo no debe ser considerado simplemente

a la par de otra religión; los judíos son más bien nuestros "hermanos

mayores" (Papa Juan Pablo II), nuestros "padres en la fe" (Papa Benedicto

XVI). Jesús fue un Judío, que se sentía en casa siguiendo la tradición Judía

de su tiempo, marcadamente formado en ese ambiente religioso (cf.

"Ecclesia in Medio Oriente", 20). Los primeros discípulos, reunidos a su

alrededor, tenían el mismo patrimonio y estaban moldeados en su vida

cotidiana por esa misma tradición Judía… (14) 5

5
http://www.vatican.va/roman_curia/pontifical_councils/chrstuni/relations-jews-
docs/rc_pc_chrstuni_doc_20151210_ebraismo-nostra-aetate_sp.html
Desde la perspectiva teológica, el diálogo con el Judaísmo tiene un

carácter completamente diferente y, comparado con las otras religiones

mundiales, supone un nivel distinto. La fe de los Judíos testimoniada en la

Biblia, que se encuentra en el Antiguo Testamento, no es para los

Cristianos otra religión, sino el fundamento de su propia fe, aunque

claramente la figura de Jesús constituya la única clave para la

interpretación Cristiana de las Escrituras del Antiguo Testamento. La piedra

angular de la fe Cristiana es Jesús (cf. Hch 4:11; 1 P 2:4-8). De todos

modos, el diálogo con el Judaísmo ocupa para los Cristianos una posición

única; el Cristianismo, desde sus raíces, está conectado con el Judaísmo

como con ninguna otra religión. Por consiguiente el diálogo Judío-Cristiano

sólo con reservas puede calificarse como "diálogo interreligioso", en el

sentido estricto de la expresión; se podría hablar sin embargo de un tipo de

diálogo sui generis "intra-religioso" o "intra-familiar". (20).


CENTRO DE ESTUDIOS BÍBLICOS Y RELACIONES JUDEOCRISTIANAS
CERJUC-SION
Ecumenismo y Diálogo Interreligioso

“Tenga un corazón tan grande como el mundo”


P. Teodoro Ratisbona

1. ANTECEDENTES DEL ECUMENISMO

El ecumenismo en cuanto que movimiento tiene sus orígenes en el siglo XX. No


obstante, las divisiones en la Iglesia tienen dos acontecimientos previos que marcaron
a la vez el deseo de unidad. Estos dos acontecimientos fueron el Cisma de Oriente6 y
la Reforma Protestante.

Gracias a estos dos acontecimientos desde los siglos XIII y XIV, con los Concilios
unionistas de Lyon II (1274) y Florencia (1439), fueron testigos de la deseada unión
eclesial de Oriente y Occidente, por desgracia efímera en ambos casos, dadas las
complejas implicaciones políticas y culturales que se superponían a la acción
propiamente religiosa. [Ib., p. 26]. Las bulas del florentino: Laetentur coeli, Exultate
Deo, y Cantate Domino, dan buena prueba del ambiente que hubo. Temporalmente se
consiguió la unión con los armenios, coptos, sirios, caldeos, y maronitas.

Históricamente, la palabra ecumenismo como expresión de la unidad en la diversidad


de tradiciones cristianas, fue asumida en el siglo XIX por las Iglesias Protestantes
como búsqueda restablecer la unidad entre sus diversas denominaciones, que era
considerada un escándalo en contextos de misión donde se anunciaba un mensaje
cristiano de unidad y amor, al mismo tiempo que se reconocía la división de las
Iglesias.

6
La palabra griega skhísmaα “cisma” significa ‘separación’. El Cisma de Oriente y Occidente (año 1054),
también conocido como el Gran Cisma, es, pues, la separación del Papa y la Cristiandad de Occidente, de la
Cristiandad de Oriente y sus patriarcas, en especial, del Patriarca Ecuménico de Constantinopla. Esta
separación fue causada por situaciones políticas y culturales más que religiosa. (Para comprender más
escuche el tema https://www.youtube.com/watch?v=8tRb-9kCV0g).
En 1846 La Alianza Mundial de Londres en un deseo expresar la unidad de sus
Iglesias, propuso una semana de oración a nivel mundial.
No obstante, la concreción real del esfuerzo ecuménico no llegaría sino hasta los años
1900, cuando en Edinburgo (Escocia), en el año de 1910 las Iglesias cristianas
protestantes se planteaban las dificultades del anuncio de Cristo en sus misiones por
África, Asia y Oceanía, llevando además el anti testimonio de su división interior que
dificultaba el mensaje coherente que se debía expresar con la propia vida
Henn (1999) señala que esto “llevó a estos misioneros a comprender de forma viva el
escándalo de la división cristiana y el modo en que ésta es un obstáculo para la
misión de la Iglesia” (291)

Como fruto de la Conferencia de Conferencia de Edimburgo, se constituyeron dos


fundaciones de suma importancia para el trabajo ecuménico como lo fue el
movimiento Vida y Trabajo (Estocolmo 1925) para promover el trabajo en favor de la
justicia y la paz entre cristianos de diversas denominaciones y dos años más tarde Fe
y Constitución (Luasana 1927)para propiciar la unidad en temas como doctrinas y
estructuras7 Años más tarde, en 1948, se conformó el Consejo Mundial de las Iglesias
(C.M.I.) El cual está integrado por Presbiterianos, pentecostales, anglicanos,
Ortodoxos, Bautistas y Metodistas entre otros. Hoy es el ente que ha impulsado el
movimiento ecuménico protestante.

Por parte de la Iglesia Católica, sabemos que los tiempos del Pontificado León XIII, la
Iglesia Católica tuvo interés por forjar la unidad de los cristianos8, lo evidencian sus
cartas papales como la misma escrita por Leon XII Santis Cognitum 1896. Pero no fue
sino hasta el año 1961 por primera vez una delegación oficial del Vaticano participa de
un encuentro del Concilio Mundial de Iglesias en Nueva Delhi, toman parte cinco
observadores nombrados por el Vaticano.

En 1964 salía como fruto del Concilio Vaticano II, el decreto sobre el Ecumenismo,
mientras que el mismo día de la promulgación de la Lumen Gentium, se establecida el
Secretariado para la unidad de los cristianos (hoy Pontificio Consejo para la unidad de

7
Cf. Diccionario Teológico Enciclopédico, 291-292
8
Cf. Diccionario Teológico Enciclopédico, 292
los cristianos) como fruto de esos esfuerzos también en 1965 se estableció un grupo
de trabajo mixto del Vaticano y el Consejo Mundial de Iglesias.

Ambos organismos continúan el camino de trabajo conjunto en oración y reflexión

5. ANTECEDENTES DEL DIÁLOGO INTERRELIGIOSO

Resumir

Durante toda la historia de la humanidad se ha verificado el contacto por medio


de mensajes, escritos o conversaciones en una situación de encuentro entre los
seguidores de las diversas religiones. Se hallan ejemplos de ello en la historia del
budismo, del hinduismo y en las religiones monoteístas nacidas en Asia
Occidental.

El hecho de que se pueda señalar la existencia de este diálogo en diversos


momentos de la historia de las religiones no debe hacemos perder de vista el
carácter nuevo y distinto del fenómeno actual del diálogo interreligioso. Que se
trata de un fenómeno nuevo se puede deducir de la universalidad de este diálogo,
al menos en lo que se refiere a las grandes religiones, que nunca se había
verificado en la historia. Evidentemente, este diálogo está ligado a los profundos
cambios culturales relacionados con las recientes revoluciones tecnológicas y que
han facilitado la comunicación entre los pueblos, creando así una nueva situación
a nivel cultural de la humanidad. Además, las convulsiones políticas de los años
40 de este siglo han dado a muchas naciones un nuevo sentido de su identidad
cultural Y religiosa. El fenómeno del diálogo interreligioso se plantea en términos
nuevos, aunque no faltan en las diversas religiones ciertas afirmaciones de tipo
apologético de que el diálogo ha sido siempre el estilo de los contactos entre sus
fieles Y los demás.

A. Motivaciones para el diálogo interreligioso

RESUMIR

Las motivaciones del diálogo interreligioso pueden ser varias. A veces puede ser la
necesidad de resolver ciertas tensiones a nivel local o nacional entre los seguidores
de diversas religiones: el diálogo es entonces la alternativa a la violencia de una
guerra o de una persecución. En otras ocasiones, el diálogo interreligioso puede estar
provocado por una responsabilidad cívica a fin de defender juntos ciertos derechos
humanos. Para una acción concertada es necesario conocer también las motivaciones
y los ideales religiosos de todos los afectados. Un tercer tipo de este diálogo se
encuentra más directamente a nivel de la cultura, bien en el sentido de unas
costumbres que se aceptan en una sociedad pluralista, bien en el sentido de la
enseñanza y de la búsqueda científica. Este diálogo es como un laboratorio para una
convivencia de diversas culturas, portadora cada una de ellas de diver50s valores
religiosos, en una civilización global cuya unidad no excluye una diversidad intrínseca.
Finalmente, está el diálogo que tiene como objeto la misma experiencia religiosa. Este
diálogo puede situarse a nivel preconceptual, y entonces puede llamarse un «diálogo
de vida» para individuos o grupos humanos. A nivel conceptual, este diálogo es tarea
de especialistas.
En todos estos casos, el diálogo no puede prescindir ni de la coherencia con las
propias convicciones religiosas ni de la sinceridad en la búsqueda del bien común. En
este sentido, el diálogo interreligioso es un camino hacia la verdad en la caridad.
En la Iglesia católica fue el papa Pablo VI el que introdujo en el lenguaje de la Iglesia
la palabra «diálogo» con su encíclica Ecclesiam suam ( 1964), y el concilio Vaticano II
indicó autoritativamente el fundamento teológico Y las líneas prácticas del diálogo
interreligioso, especialmente en la Declaración sobre las relaciones de la Iglesia
católica con las otras religiones, Nostra aetate. El Consejo Pontificio para el diálogo
interreligioso (instituido por Pablo VI con el nombre de «Secretariado para los no
cristianos»), junto con la Congregación para la evangelización de los pueblos, publicó
en 1991 un documento importante para aclarar las relaciones entre el diálogo
interreligioso y el anuncio del Evangelio en la misión y en la vida de la Iglesia.
A. Roest Crollius

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