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ÍNDICE

Página

“Crítica” de Nicola Abbagnano 2


Guía de lecturas
“De las facultades del ánimo que constituyen al genio”
Seminario sobre la de Emannuel Kant 4
“¿Para qué la crítica” de Charles Baudelaire 9

escritura crítica “Método de la crítica. (…)” de Charles Baudelaire 12

“Crítica y Verdad” de Roland Barthes 20

Prof. Humberto Ortiz Buitrago “Tamayo: de la crítica a la ofrenda! De Octavio Paz 30

Mayo 2012
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someter toda cosa a la crítica de la razón, no rehusaba


Crítica someter a la razón misma a tal crítica, con objeto de
Término introducido por Kant para designar al determinar los límites y de eliminar de su ámbito los
proceso por el cual la razón emprende el conocimiento de sí problemas ficticios. Se puede decir que la Ilustración tomó
misma, esto es, “el tribunal que garantice a la razón sus esta vía por obra de uno de sus máximos inspiradores, o sea
pretensiones legítimas, pero que condene a las que no tiene Locke, quien, como dice en la “Epístola al lector” que
fundamente. La Crítica no es, por tanto, “la crítica de los antepone como advertencia a su Essay, concibió el Ensayo
libros y de los sistemas filosóficos, sino la critica de la como dirigido a “examinar nuestras aptitudes, y ver qué
facultad de la razón en general, con referencia a todos los objetos están a nuestro alcance más allá de nuestros
conocimientos a los que puede aspirar, independientemente entendimientos.” La Ilustración hace suyo este punto de
de la experiencia”; es también, por lo tanto, “la decisión de la vista.
posibilidad o imposibilidad de una metafísica en general y la
El título que Kant había pensado dar a La Crítica de
determinación de sus fuentes, como de su ámbito o de sus
la razón pura, o sea Los límites de la sensibilidad y de la
límites” (Crítica a la Razón pura, Prefacio a la 1º edición).
razón (carta a Mark Herz del 7 de junio de 1771), expresa
La tarea de la crítica es, por esto, negativa y positiva al
muy bien el significado que ha quedado a la palabra Crítica.
mismo tiempo; negativa, en cuanto limita el uso de la razón,
Contra tal significado, Hegel objetó que ¿querer conocer
positiva porque, dentro de estos límites, la crítica garantiza a
antes que se conozca es absurdo, tanto como o era el sabio
la razón el uso legítimo de sus derecho. (Ibíd., Prefacio a la
propósito de un escolástico que quería aprender a nadar antes
2º edición). La crítica, entendida de tal manera, era para Kant
de echarse al agua.” (Enciclopedia, & 10)
uno de los deberes de su edad o, como dice a menudo, de la
Pero esta objeción es infundada, porque la crítica
“edad moderna”, y constituía, en efecto, la aspiración
kantiana no obra en el vacío y con anterioridad al conocer,
fundamental de la Ilustración que, decidida como estaba a
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sino a partir de los conocimientos de que el hombre dispone


efectivamente y con el fin de determinar las condiciones y
los límites de su validez. No se trata, por lo tanto, de
aprender a nadar fuera del agua, sino de analizar los
movimientos de la natación con el fin de determinar las
posibilidades efectivas que ofrece el nadar, en relación con
las ficticias, que sólo serían peligros.

Abbagnano, Nicola. (1985) Diccionario de Filosofía,


F. C. E. p. 263.
4

Ahora bien, yo sostengo que este principio no es otra


De las facultades del ánimo cosa que la facultad de la presentación de ideas estéticas; y
que constituyen al genio bajo idea estética entiendo aquella representación de la
imaginación que da ocasión a mucho pensar, sin que pueda
De cierto productos, de los cuales se espera que deban
serle adecuado, empero, ningún pensamiento determinado, es
mostrarse, al menos en parte, como arte bello, dícese que
decir, ningún concepto, a la cual, en consecuencia, ningún
carecen de espíritu, a pesar de que no se encuentre en ellos
lenguaje puede plenamente alcanzar ni hacer comprensible.
nada que en lo que atañe al gusto fuera censurable. Bien
Fácilmente se ve que es ella la pareja (pendant) de una idea
puede que un poema sea muy pulcro y elegante, pero carece
de la razón, que inversamente es un concepto al que no
de espíritu. Una narración es exacta y ordenada, mas no tiene
puede serle adecuada ninguna intuición (representación de la
espíritu. Un discurso solemne es profundo a la vez que
imaginación).
florido, pero sin espíritu. Mucha conversación hay que no
carece de entrenamiento, aunque sí es de espíritu; y hasta de La imaginación (como facultad de conocimiento
una mujer se dirá que es bonita, comunicativa y gentil, mas productiva) es por cierto muy poderosa en la creación, por
sin espíritu. ¿Qué es aquí, entonces, lo que por espíritu se decirlo así, de otra naturaleza a partir del material que la
entiende? naturaleza real le da. Con ella nos entretenemos allí donde la
experiencia se nos hace demasiado cotidiana y hasta
Espíritu en acepción estética, significa el principio
transformamos ésta; por cierto, siempre según leyes
vivificante en el ánimo. Pero aquello a través de lo cual este
analógicas, pero también según principios que residen más
principio vivifica el alma, el material que para ello aplica, es
alto en la razón (y que nos son también naturales, de igual
aquello que, en conformidad a fin, pone en oscilación a las
modo que aquellos según los cuales aprehende el
fuerzas del ánimo, esto es, en un juego tal que por sí mismo
entendimiento la naturaleza empírica); sentimos en ello
se mantiene y aun intensifica las fuerzas para ello.
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nuestra libertad respecto de la ley de asociación (que está para la que no se halla ejemplo alguno en la naturaleza; y es
ligada al uso empírico de aquella facultad), según la cual propiamente en el arte poético donde la facultad de ideas
ciertamente se nos entrega material de la naturaleza que, no estéticas puede demostrarse en toda su medida. Pero esta
obstante, puede ser revalorado por nosotros con vistas a algo facultad considerada por sí sola, es, en propiedad, sólo un
totalmente distinto, a saber, aquello que supera la naturaleza. talento (de la imaginación).

A semejantes representaciones de la imaginación se las Ahora bien: cuando se pone bajo un concepto una
puede llamar ideas; por una parte, porque al menos tienden representación de la imaginación que pertenece a la
hacia algo que yace fuera del límite de la experiencia y presentación de ese concepto, pero que da por sí sola ocasión
buscan, así, aproximarse a una presentación de los conceptos de pensar tanto como nunca podría ser comprehendido en un
de razón (de las ideas intelectuales), lo cual les da la concepto determinado, ampliando estéticamente, con ello, al
apariencia de una realidad objetiva; por otra parte, y sin duda concepto mismo de modo ilimitado, entonces es creadora la
principalmente, porque en cuanto intuiciones internas, imaginación y pone en movimiento a la facultad de ideas
ningún concepto puede serles enteramente adecuado. Osa el intelectuales (la razón), para pensar, con ocasión de una
poeta hacer sensible ideas racionales de seres visibles, el representación (lo cual, es cierto, pertenece al concepto del
reino de los bienaventurados, el de los infiernos, la eternidad, objeto), más de lo que en ella pueda ser aprehendido y puesto
la creación y cosas semejantes; o volver también sensibles, en claro.
por encima de los límites de la experiencia, aquello que sin A las formas que no constituyen la presentación misma
duda tiene ejemplos en ellas, la muerte, la envidia y todos los de un concepto dado, sino que sólo expresan, como
vicios, por ejemplo, y asimismo el amor, la gloria y parecidas representaciones laterales de la imaginación, las
cosas, por medio de una imaginación que emula el ejemplo consecuencias enlazadas a él y el parentesco suyo con otros
de la razón en el logro de un máximo, y con una integridad conceptos, se las denomina atributos (estéticos) de un objeto,
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cuyo concepto, como idea de la razón, no puede ser determinada. Por causa de la brevedad, debo limitarme sólo a
representado adecuadamente. Así, el águila de Júpiter con el unos pocos ejemplos.
rayo entre las garras es un atributo del poderoso rey del cielo, Cuando en uno de sus poemas se expresa el gran rey
y el pavo real, de la espléndida reina celestial. No así: “Acabemos, pues, sin querellas y muramos sin lamentos,
representan, como los atributos lógicos, lo que hay en dejando al universo de nuestros beneficios colmado. Así, el
nuestros conceptos de la sublimidad y majestad de la asunto del día, al final de su carrera, sobre el horizonte
creación, sino otra cosa, que da a la imaginación motivo para expande una dulce luz, y los rayos últimos que dispara a los
extenderse sobre una multitud de representaciones aires sus últimos suspiros son que dona al mundo”*, da vida,
emparentadas, las cuales hacen pensar más de lo que se así, a su idea racional de un sentir cosmopolita, aun al
puede expresar en un concepto determinado mediante término de la vida, a través de un atributo que la imaginación
palabras, y dan una idea estética, que le sirve a aquella idea
(al recordar todos los agrados de un cumplido y bello día de
de la razón en lugar de una presentación lógica, aunque verano, que una noche serena invoca en nuestro ánimo)
propiamente para vivificar el ánimo abriéndole la perspectiva asocia esa representación, y que excita una multitud de
de un campo inabarcable de representaciones afines. Pero el sensaciones y representaciones laterales, para las cuales no se
bello arte hace esto no sólo en la pintura o el arte escultórico halla expresión alguna. Por otra parte, aun un concepto
(donde habitualmente se emplea el nombre de atributos), sino intelectual puede, a la inversa, servir de atributo a una
que el arte poético y la retórica misma toman el espíritu que
representación de los sentidos y, así, vivificar a esta última a
anima a sus obras también sólo de los atributos estéticos de través de la idea de lo suprasensible; mas sólo utilizando a
los objetos, que van al lado de los lógicos y dan a la este propósito el carácter estético que está adherido
imaginación un impulso a pensar a ese propósito, aunque de subjetivamente a la conciencia de este último. Así, por
modo no desarrollado, más de lo que se deja comprehender
en un concepto y, por tanto, en una expresión lingüística *
Obras de Federico el Grande, X.
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ejemplo, dice un cierto poeta en la descripción de una bella conocimiento y al lenguaje, en cuanto mera letra, asocia el
mañana: “Brotaba el sol, como de la virtud la calma mana”**. espíritu.
La conciencia de la virtud, si nos ponemos aunque sólo sea Las fuerzas del ánimo, entonces, cuya unificación (en
en pensamiento en el lugar de un virtuoso, difunde en el una cierta proporción) constituye al genio, son imaginación y
ánimo una multitud de sentimientos sublimes y entendimiento. Pero como en el uso de la imaginación con
apaciguadores y una ilimitada perspectiva en un porvenir vistas al conocimiento ella está sometida a la coartación del
dichoso, que ninguna expresión, que fuese adecuada a u entendimiento y la restricción de ser adecuada al concepto de
concepto determinado, alcanza plenamente***. éste; y siendo, en cambio, en sentido estético, libre la
En una palabra, la idea estética es una representación imaginación para proporcionar, más allá de ese acuerdo con
de la imaginación asociada a un concepto dado, la cual está el concepto, aunque de manera no buscada, un rico material
ligada a una multiplicidad tal de representaciones parciales sin desarrollar para el entendimiento, que éste no ha tomado
que no se puede hallar para ellas ninguna expresión que en consideración en su concepto, pero que, no tanto
designe un concepto determinado y que deja, pues, pensar a objetivamente con vistas al conocimiento, como
propósito de un concepto mucha cosa innominable, el subjetivamente con vistas a la vivificación de las fuerzas del
sentimiento de lo cual vivifica las facultades del ánimo, aplica de modo indirecto y, por tanto, en todo caso,
con vistas a conocimientos; el genio consiste, entonces,
** Verso de J. Ph L. Withof (1725-1789), poeta y profesor de moral, propiamente, en la feliz relación que ninguna ciencia puede
retórica y medicina en Duisburg.
*** Acaso nunca se dicho algo más sublime o ha sido expresado de más enseñar y ninguna laboriosidad aprender, de descubrir ideas
sublime modo un pensamiento que en aquella inscripción sobre el templo
de Isis (la madre Naturaleza): “Yo soy todo lo que hay, lo que hubo y lo para un concepto dado y, por otra parte, encontrar la
que ha de haber, y mi velo ningún mortal ha solevado. Segner utilizó esta
expresión para ellas a través de la cual puede ser comunicado
idea en una ingeniosos viñeta antepuesta a su doctrina de la naturaleza,
para infundir en su puepilo, a quien se disponía introducir en este templo, a otros el temple subjetivo del ánimo por ese medio
el sagrado estremecimiento que ha de templar el ánimo para la atención
solemne. (Nota de Kant)
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efectuado, como acompañamiento de un concepto. El último


talento es propiamente aquel que se denomina espíritu; pues
expresar lo innominable en el estado del ánimo a propósito
de una cierta representación y hacerlo universalmente
comunicable -consista la expresión en lenguaje, pintura o
plástica-, exige una potencia para aprehender el juego de la
imaginación que pasa velozmente y para unificar en un
concepto (que es, por eso mismo, original, y abre, a la vez,
una nueva regla que no ha podido ser inferida de ningún
principio o ejemplo precedente), el cual puede comunicarse
sin la coartación de reglas.

* * * *
Emmanuel Kant. (1991) Crítica a la facultad de juzgar.
Caracas: Monte Ávila Editores. pp. 220-226
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las obras mismas*, el público y el artista no tiene nada que


¿Para qué la crítica? aprender. Esas cosas se aprenden en el taller, y el público no
¿Para qué? -Inmenso y terrible punto de se preocupa más que del resultado.
interrogación, que coge a la crítica por el cuello al primer
Creo sinceramente que la mejor crítica es la que es
paso que quiere dar en su primer capítulo.
amena y poética; no esa otra, fría y algebraica, que, bajo
En primer lugar el artista reprocha a la crítica que no pretexto de explicarlo todo, no siente no odio ni amor, y se
pueda enseñar nada al burgués, que no quiere ni pintar ni despoja voluntariamente de toda clase de temperamento: por
rimar -ni al arte, ya que es de sus entrañas de donde la crítica el contrario, al ser un cuadro bello la naturaleza reflejada por
ha salido. un artista, la crítica debe ser del cuadro reflejado por un

Y, sin embargo, ¡cuántos artista de hoy sólo a ella espíritu inteligente y sensible. Así, la mejor reseña de un

deben su pobre fama! Es posible que se este el verdadero cuadro podrá ser un soneto o una elegía.

reproche que haya que hacerle. Pero ese género de crítica está destinado a los libros

Habéis visto un Gavarni que representa a un pintor de poesía y a los lectores poéticos. En cuanto a la crítica

encorvado sobre su tela; detrás de él un señor grave, seco, propiamente dicha, espero que los filósofos comprenderán lo

estirado y de corbata, que tiene en la mano su último folletín. que voy a decir: para ser justa, es decir, para tener su razón

“Si el arte es noble, la crítica es santa”. -“¿Quién dice esto”- de ser, la crítica ha de ser parcial, apasionada, política, es

“¡La crítica!” Si el artista representa tan fácilmente el mejor decir, hecha desde un punto de vista exclusivo, pero desde el

papel es porque el crítico sin duda es un crítico como hay punto de vista que abra el máximo los horizontes.

tantos. En materia de medios y procedimientos tomados de


* Sé my bien que la crítica actual tiene otras pretensiones: por eso
recomendará siempre el dibujo a los coloristas y el color a los
dibujantes. ¡Es de un gusto muy razonable y muy sublime! (Nota
de Baudelaire)
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Exaltar la línea en detrimento del color, o el color a con su deber: pues no por ser crítico se es menos hombre, y
expensas de la línea, sin duda es un punto de vista; aunque la pasión aproxima a los temperamentos análogos y eleva la
no es ni muy amplio ni muy justo, y acusa una gran razón a nuevas alturas.
ignorancia de los destinos particulares. Stendhal ha dicho en alguna parte: “¡La pintura no es
Ignoráis es qué dosis ha mezclado la naturaleza en más que la moral construida!”***. Si entendéis la palabra
cada espíritu el gusto por la línea y el gusto por el color, y moral en un sentido más o menos liberal, se puede decir lo
por qué misteriosos procedimientos ha operado ese fusión, mismo de todas las artes. Como son siempre lo bello
cuyo resultado es un cuadro. expresado por el sentimiento, la pasión y la ensoñación de
cada cual, es decir, la variedad en la unidad, o los diversos
De modo que un punto de vista más amplio será el
aspectos de lo absoluto -la crítica toca a cada instante con la
individualismo bien entendido: pedir al artista la ingenuidad
metafísica.
y la expresión sincera de su temperamento, ayudado por
todos los medios que le proporciona su oficio**. Aquel que Cada siglo, cada pueblo, al haber poseído la expresión
no tiene temperamento no es digno de hacer cuadros, y - de su belleza y de su moral -si se quiere entender por
como estamos cansados de los imitadores, y en particular de romanticismo la expresión más reciente y la más moderna de
los eclécticos-, debe entrar como obrero al servicio de un la belleza- el gran artista será pues -para el crítico razonable
pintor con temperamento. (…) y apasionado- el que una a la condición requerida más arriba,
la ingenuidad, el mayor romanticismo posible.
En lo sucesivo, provisto de un criterio cierto, criterio
sacado de la naturaleza, el crítico debe cumplir con pasión

**A propósito del individualismo bien entendido, ver en el Salón de


1845 el artículo de William Haussoullier. Pese a todos los reproches
que se me han hecho al respecto, persisto en mis sentimientos; pero ***Stendhal en su Historia de la pintura en Italia. Stendhal entiende
hay que comprender el artículo. (Nota de Baudelaire) “construida” en sentido geométrico.
11

Charles. Baudelaire. (1997) Salones y otros escritos cobre


arte. Madrid: Visor.
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preparadas y educadas por la Providencia para un


determinado fin, fin más o menos elevado, más o menos
Método de la crítica. De la cercano al cielo, -no quiero aquí hacer otra cosa que afirmar
idea moderna de progreso su igual utilidad a los ojos de AQUEL que es indefinible, y a
la maravillosa ayuda que se prestan en la armonía del
aplicada a las bellas artes. universo.
Desplazamiento de la Un lector, un poquito familiarizado por la soledad
vitalidad (bastante más que por los libros) a esas vastas
contemplaciones, ya puede adivinar a dónde quiero llegar; -y,
Existen pocas ocupaciones tan interesantes, tan
para cortar de raíz con los ambages y las dudas del estilo
atrayentes, tan llenas de sorpresa y de revelaciones para un
mediante una pregunta equivalente a una fórmula, pregunto a
crítico, para un soñador cuyo espíritu se inclina hacia la
todo hombre de buena fe, con tal que haya pensado un poco y
generalización, al igual que al estudio de los detalles y, por
viajado un poco: ¿qué haría, qué diría un Winckelmann
expresarlo aún mejor, a la idea de orden y de jerarquía
moderno* (los tenemos a montones, la nación rebosa, a los
universal, como la comparación de las naciones y de sus
perezosos les pirra), qué diría frente a un producto chino,
respectivos productos. Al decir jerarquía, no pretendo afirmar
producto extraño, raro, amanerado en su forma, intenso por
la supremacía de una nación sobre otra. Aunque haya en la
su color, y a veces delicado hasta el desvanecimiento? Sin
naturaleza plantas más o menos santas, formas más o menos
embargo, es una muestra de la belleza universal; pero para
espirituales, animales más o menos sagrados, y resulte
que sea comprendido, es preciso que el crítico, el espectador,
legítimo concluir, según las incitaciones de la inmensa
analogía universal, que ciertas naciones -vastos animales * Johann Joachim Winckelmann (1717-1768) el principal teórico del
cuyo organismo es adecuado a su medio- hayan sido neoclasicismo. Autor de la influyente Historia del Artes en la antigüedad
(1764).
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opere en sí mismo una transformación algo misteriosa, y que, acompañará, en forma de recuerdo, hasta la muerte. Esas
por un fenómeno de la voluntad actuando sobre la formas de construcción, que se contraponían inicialmente a
imaginación, aprenda por sí mismo a participar en el medio su ojo académico (todo pueblo es académico al juzgar a los
que ha dado origen a esta insólita floración. Pocos hombres otros, todo pueblo es bárbaro cuando es juzgado), esos
poseen -por completo- esta gracia divina del cosmopolitismo; vegetales inquietantes para su memoria cargada de recuerdos
pero todos puede adquirirla en diversos grados. Los mejor originales, esas mujeres y esos hombres cuyos músculos no
dotados para ello son esos viajeros solitarios que han vivido vibran de acuerdo con el porte clásico de su país, cuya
durante años en el fondo de los bosques, en medio de marcha no sigue la cadencia del ritmo acostumbrado, cuya
vertiginosas pradera, sin otro compañero que su fusil, morada no se proyecta con el mismo magnetismo, esos
contemplando, disecando, escribiendo. Ningún velo escolar, olores que ya no son los del tocador materno, esas flores
ninguna parodia universitaria, ninguna utopía pedagógica se misteriosas cuyo color profundo entra despóticamente en el
ha interpuesto entre ellos y la completa verdad. Conocen la ojo, mientras que su forma engaña la mirada, esos frutos
admirable, la inmortal, la inevitable relación entre la forma y cuyo gusto burla y desplaza los sentidos, y revela al paladar
la función. Esos no critican: contemplan, estudian, ideas que pertenecen al olfato, todo ese mundo de armonías
nuevas entrará lentamente en él, le penetrará pacientemente,
Si, en lugar de un pedagogo, tomo a un hombre de
como el vapor de un baño aromatizado; toda esa vitalidad
mundo, un inteligente, y lo transporto a una comarca lejana,
desconocida se añadirá a su propia vitalidad; algunos
estoy seguro de que, si los asombros de la llegada son
millares de ideas y de sensaciones enriquecerán su
grandes, si la costumbre es más o menos larga, más o menos
diccionario de mortal, y es incluso posible que, rebasando la
laboriosa, la simpatía será antes o después tan viva, tan
medida y transformado la justicia en revuelta, haga como el
penetrante, que creará en él un mundo nuevo de ideas,
mundo que formará parte integrante de él, que le
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sicambro** convertido, que queme lo que había adorado, y He intentado más de una vez, lo mismo que todos mis
que adore lo que había quemado. amigos, encerrarme en un sistema para predicar a mis anchas.
Pero un sistema es una especie de condenación que nos
¿Qué diría, qué escribiría, -vuelvo a repetirlo, frente a
empuja a una perpetua abjuración; siempre hay que inventar
fenómenos insólitos, uno de esos modernos profesores-
otro, y ese cansancio es un cruel castigo. Y siempre mi
jurados de estética, como los llama Heinrich Heine***, ese
sistema era hermoso, vasto, espaciosos, cómodo, limpio y
espíritu encantador, que sería un genio si se volviera más a
terso sobre todo; al menos así me lo parecía. Y siempre un
menudo hacia lo divino? El insensato doctrinario de lo Bello
producto espontáneo, inesperado, de la vitalidad universal
disparataría, sin duda; encerrado en la obcecadora fortaleza
venía a dar un desmentido a mi ciencia infantil y anticuada,
de su sistema, blasfemaría de la vida y de la naturaleza, y su
deplorable hija de la utopía. Por mucho que desplazara o
fanatismo griego, italiano o parisino, le persuadiría para
ampliara el criterio, siempre quedaba rezagado respecto al
prohibir a ese pueblo insolente el gozar, el soñar o el pensar
hombre universal, y corría sin par tras lo bello multiforme y
mediante otros procedimientos que no fueran los suyos
versicolor que se introduce en las espirales infinitas de la
propios; -¡ciencia emborronada de tinta, gusto bastardo, más
vida. Condenado siempre a la humillación de una nueva
bárbara que los bárbaros, que ha olvidado el color del cielo,
conversación, tomé una gran decisión. Para escapar al horror
la forma del vegetal, el movimiento y el olor de la
de las apostasías filosóficas, me resigné orgullosamente a la
animalidad, y cuyos dedos crispados, paralizados por la
modestia: me contenté con sentir; regresé a encontrar asilo en
pluma, ya no pueden correr con agilidad sobre el inmenso
la impecable ingenuidad. Pido humildemente perdón a los
teclado de las correspondencias!
espíritus académicos de toda clase que habitan los diferentes
talleres de nuestra fábrica artística. Es ahí donde mi
** Los sicambros eran un pueblo germánico. Se refiere a Clovis, o
Clodoveo, rey franco que se convirtió con sus tropas al cristianismo. conciencia filosófica ha encontrado reposo; y, al menos, que
*** Heine (Dusseldorf 1797-París 1856), Salón de 1831. Poeta y ensayista
romántico.
mi espíritu goza ahora de una amplia imparcialidad.
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Todo el mundo puede imaginar sin esfuerzo que, si Digo que contiene siempre un poco de rareza, de rareza
los hombres encargados de expresar lo bello se ajustaran a ingenua, no buscada, inconsciente, y que es esa rareza la que
las reglas de los profesores-jurados, lo bello desaparecería de lo convierte particularmente en lo Bello. Es su matrícula, su
la tierra, ya que todos los tipos, todas las ideas, todas las característica. ¡Inviertan la proposición e intenten concebir lo
sensaciones, se confundirían en una inmensa unidad, bello trivial! Ahora bien, ¿cómo podrá nunca esta rareza,
monótona e impersonal, inmensa como el tedio y el vacío. La necesaria, incomprensible, variada hasta el infinito,
variedad, condición sine qua non de la vida, sería borrada de dependiente de los medios, de los climas, de las costumbres,
la vida. ¡Tan cierto es que hay en las producciones múltiples de la raza, de la religión y del temperamento del artista, ser
del arte algo siempre nuevo que escapará eternamente a la gobernada, enmendada, enderezada, por las reglas utópicas
regla y a los análisis de la escuela! El asombro, que es uno de concebida en un pequeño templo científico cualquiera del
los grandes goces causados por el arte y la literatura, contiene planeta, sin peligro de muerte para él mismo? Esa dosis de
en esa misma variedad tipos y sensaciones. -El profesor- rareza que constituye y define la individualidad, sin la que no
jurado, especie de tirano-mandarín, me produce siempre el existe lo bellos, juega en el arte (que la exactitud de esta
efecto de un impío que ocupa el lugar de Dios. comparación sirva para perdonar la trivialidad) el papel del
gusto y del condimento en los manjares, los manjares no
Iré aún más lejos, mal que les pese a los sofistas
difieren entre sí, abstracción hecha de su utilidad o de la
demasiado altivos que han adquirido su ciencia de los libros,
cantidad de sustancia nutritiva que contienen, más que por la
y, por muy delicada y difícil de expresar que sea mi idea, no
idea que revelan en la lengua.
desespero de lograrlo. Lo bello es siempre extraño****. No
quiero decir que sea voluntariamente, fríamente extraño, pues Me aplicaré por tanto, en el glorioso análisis de esta
en tal caso sería un monstruo salido de los rieles de la vida. bella Exposición, tan ataviada para la pedagogía, a
desprenderme de toda clase de pedantería. Bastante hablará
**** Edgar Allan Poe, Ligeia.
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la jerga del taller y se lucirán en detrimento de los artistas. La inquietar el alma del gran novelista, pero pienso que así, con
erudición me parece en muchos casos pueril y poco su adorable ingenuidad, él nos ha dado una excelente lección
demostrativa de su naturaleza. Me sería excesivamente fácil de crítica. A menudo apreciaré un cuadro únicamente por la
disertar sutilmente sobre la composición simétrica o suma de ideas y de ensoñaciones que aporte a mi espíritu.
equilibrada, sobre la ponderación de los tonos, sobre el tono La pintura es una evocación, una operación mágica
cálido y el tono frío, etc. ¡Oh vanidad! Prefiero hablar en (¡si pudiéramos consulta sobre ello el alma de los niños!), y
nombre del sentimiento, de la moral y del placer. Espero que cuando el personaje evocado, cuando la idea resucitada, se ha
algunas personas, sabias sin pedantería, encontrarán de buen erguido y nos han mirado cara a cara, no tenemos derecho -al
gusto mi ignorancia. menos sería el colmo de la puerilidad- a discutir las fórmulas
Se cuenta que Balzac (¿quién no escucharía con evocadas por el brujo. No conozco problema más confuso
respeto todas las anécdotas, por pequeñas que sean, para el pedantismo y el filosofismo que saber en virtud de
referentes a ese gran genio?), encontrándose un día ante un qué ley los artistas más opuestos en su método evocan las
hermoso cuadro, un cuadro de invierno, muy melancólico y mismas ideas y agitan en nosotros sentimientos análogos.
lleno de escarcha, con cabañas y feos campesinos Queda aún un error muy a la moda, del que quiero
desparramados-, tras contemplar una casita de la que protegerme como del infierno. Me estoy refiriendo a la idea
ascendía un raquítico humo, dijo: “¡Qué bonito! ¿Pero qué de progreso. Ese fanal oscuro, invención del filosofismo
hacen en esa cabaña? ¿en qué piensan? ¿cuáles son sus actual, patentado sin garantía de la Naturaleza o de la
preocupaciones? ¿han sido buenas las cosechas? ¿tendrán Divinidad, esa linterna moderna arroja tinieblas sobre los
deudas que pagar?” objetos del conocimiento; la libertad se desvanece, el castigo
Ría quien quiera del Sr. Balzac. Ignoro quién es el desaparece. Quien quiera ver claro en la historia debe ante
pintor que tenido el honor de hacer vibrar, conjeturar e todo apagar ese pérfido fanal. Esta idea grotesca, que ha
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florecido en el podrido terreno de la fatuidad moderna, ha Si una nación entiende hoy la cuestión moral en un
descargado a todos de su deber, liberado a cada alma de su sentido más delicado de lo que se entendía en el siglo
responsabilidad, liberado la voluntad de todos los vínculos precedente, hay progreso; eso está claro. Si un artista produce
que le imponía el amor de lo bello: y las razas menoscabadas, esta año una obra que demuestra mayor saber o fuerza
de durar mucho tiempo esta lastimosa locura, se dormirán imaginativa de la demostrada en año pasado, es indudable
sobre la almohada de la fatalidad en el sueño de la que ha progresado. Si los productos son ahora de mejor
decrepitud. Este engreimiento es el diagnóstico de una calidad y más baratos que antes, en el orden materia es un
decadencia en exceso visible. progreso incontestable. ¿Pero los discípulos de los filósofos
del vapor y de las cerillas químicas lo entienden así: el
Pregunten a todo buen francés que lee todos los días
progreso sólo se les aparece bajo la forma de una serie
su periódico en su cafetín lo que entiende por progreso,
indefinida. ¿Dónde está la garantía? No existe, digo yo, más
responderá que es el vapor, la electricidad y la iluminación a
que en vuestra credulidad y en vuestra fatuidad.
gas, milagros desconocidos para los romanos, y estos
descubrimiento testimonia plenamente nuestra superioridad Dejo de lado la cuestión de saber si, fragilizando a la
sobre los antiguos: ¡tantas tinieblas han hecho es ese humanidad en proporción a los nuevos goces que le aporta, el
infortunado cerebro y de tal manera se han confundido progreso indefinido no sería su más y cruel tortura; si,
curiosamente las cosas del orden material y del orden procediendo por una porfiada negación e sí mismo, no sería
espiritual! El pobre hombre está de tal modo americanizado un modo de suicidio incesantemente renovado, y si,
por sus filósofos zoócratas e industriales que ha perdido la encerrado en el círculo de fuego de la lógica divina, no se
noción de las diferencias que caracterizan los fenómenos del parecería al escorpión que se atraviesa a sí mismo con su
mundo físico y del mundo moral, de lo natural y de lo terrible cola, ese eterno desiderátum que produce su eterna
sobrenatural. desesperación.
18

Trasladada al orden de la imaginación, la idea de situación central en el mundo civilizado, parece llamada a
progreso (ha habido audaces y rabiosos de lógica que han recoger todas las naciones y todas las poesías circundantes, y
intentado hacerlo) se yergue con una gigantesca absurdez, a devolvérselas a los pueblos maravillosamente trabajadas y
una grotesquería que roza lo espantoso. La tesis ya no es labradas. Pero no se debe olvidar jamás que las naciones,
defendible. Los hechos son demasiado palpables, demasiado vastos seres colectivos, están sometidas a las mismas leyes
conocidos. Se burlan del sofisma y se enfrentan a él que los individuos. Como la infancia, dan vagidos,
imperturbables. En el orden poético y artístico, todo balbucean, engordan, crecen. Como la juventud y la
revelador raramente tiene un precursor. Toda floración es madurez, producen obras sabias e intrépidas. Como la vejez,
espontánea, individual. ¿Realmente era Signorelli el se duermen sobre la riqueza adquirida. Con frecuencia
generador de Miguel Ángel? ¿Contenía Perugino a Rafael? sucede que es el principio mismo el que ha hecho su fuerza y
El artista no revela más que a sí mismo. No promete a los su desarrollo el que trae su decadencia, especialmente cuando
siglos venideros más que sus propias obras. No se avala más ese principio, vivificado antaño por un ardor conquistador, se
que a sí mismo. Muere sin hijos. Ha sido su rey, su sacerdote ha convertido para la mayoría en una especie de rutina.
y su Dios. Es en tales fenómenos en los que la fórmula Entonces, como dejaba entrever anteriormente, la vitalidad se
tempestuosa de Pierre Leroux encuentra su auténtica desplaza, va a visitar otros territorios y otras razas; y no hay
aplicación. que creer que los recién llegado heredan integralmente de los
antiguos, y que reciben de ellos la doctrina acabada. Sucede a
Asimismo existen naciones que cultivan las artes de
menudo (eso pasó en la Edad Media) que, al estar todo
la imaginación con alegría y éxito. La prosperidad actual sólo
perdido, todo está por hacer.
es garantía por un tiempo, ¡por desgracia bien corto! La
aurora fue antaño en oriente, la luz ha avanzado hacia el sur, Aquel que visite la Exposición universal con la idea
y ahora resplandece en occidente. Francia, es verdad, por su preconcebida de encontrar en Italia a los hijos de Da Vinci,
19

de Rafael y de Miguel Ángel, en Alemania el espíritu de


Alberto Durero, en España el alma de Zurbarán y de
Velázquez, se prepararía una inútil sorpresa. No tengo ni el
tiempo, ni puede que la ciencia suficiente, para indagar
cuáles son las leyes que desplazan la vitalidad artística, y por
qué Dios despoja a las naciones a veces por un tiempo, otras
para siempre; me contento con constatar un hecho muy
frecuente en la historia. Vivimos en un siglo en el que hace
falta repetir ciertas banalidades, en un siglo orgulloso que se
cree por encima de las desventuras de Grecia y de Roma.

* * * Charles Baudelaire. (1997) Salones y otros escritos cobre


arte. Madrid: Visor.
20

llegue después de tanto tiempo. ¿Por qué tan luego hoy? ¿Se
Crítica y Verdad trata de una reacción insignificante? ¿De la vuelta ofensiva
Lo que se llama “nueva crítica” no data de hoy. de una reacción de cierto oscurantismo? ¿O, por el
Desde la Liberación se emprendió (cosa perfectamente contrarios, de la primea resistencia a formas nuevas de
normal) cierta revisión de nuestra literatura clásica al discurso, que se preparan y han sido presentidas?
contacto de nuestras filosofías, hecha por críticos muy
Lo que sorprende de los ataques recién lanzados
diferentes y conforme a monografías diversas que terminaron
contra la nueva crítica es su carácter inmediatamente y como
por abarcar el conjunto de nuestros autores, de Montaigne a
naturalmente colectivo2. Algo primitivo y desnudo ha
Proust. Nada tiene de asombroso que un país retome así
empezado a agitarse dentro de ellos. Nos dan la impresión de
periódicamente los objetos de su pasado y los describe de
asistir a una suerte de rito de exclusión celebrado en una
nuevo para saber qué puedo hacer con ellos: esos son, esos
comunidad arcaica contra un tema peligroso. De allí que
deberían ser los procedimientos regulares de valoración.
hagan alarde de un extraño léxico de ejecución3. Se anhela
Pero he aquí que bruscamente se acaba de acusar a herir, reventar, golpear, asesinar la nueva crítica, arrastrarla
1
este movimiento de impostura , lanzando contra sus obras (o
2
al manos contra algunas de ellas) los interdictos que definen Cierto grupo de cronistas aporta al libelo de R. Picard un apoyo sin
examen, sin matices y sin discrepancias. Demos al público este cuadro de
comúnmente, por repulsión, toda vanguardia: se descubre honor de la antigua crítica (puesto que hay nueva crítica): Les Beaux Arts
(Bruselas, 23 de diciembre de 1965), Carrefour (29 de diciembre de
que son obras vacías intelectualmente, verbalmente 1965), La Croix (10 de diciembre de 1965), Le Figaro (3 de noviembre
de 1965), Le XXe Siècle (noviembre de 1965), Midi Libre (18 de
sofisticadas, moralmente peligrosas, y que sólo deben su noviembre de 1965), Le Monde (23 de octubre de 1965), al cual hay que
agregar algunas cartas de sus lectores (13, 20, 27 de noviembre de 1965),
éxito al esnobismo. Lo sorprendente es que este proceso La Nation Francaise (28 de octubre de 1965), Pariscope (27 de octubre
de 1965), La Revue Parlementaire (15 de noviembre de 1965), Europe-
Action (enero de 1966); sin olvidar la Academia Francesa (Respuesta de
1
R. Picard. Nouvelle critique ou nouvelle imposture, París, J. J. Pauvert, Marcel Achard a Thierry Maulnier, Le Monde, 21 de noviembre de
colección “Libertes”, 1965, p. 149. Los ataques de Raymond Picard se 1966).
3
dirigen principalmente a Sur Racine, Seuil, París, 1963. “Es una ejecución” (La Croix).
21

al correccional, a la picota, hacerla subir al patíbulo4. Sin el lenguaje6. Bajo el Segundo Imperio, la nueva crítica habría
duda, algo vital había sido tocado por ella, puesto que no sobrellevado su proceso: ¿Es que no hiere la razón,
sólo se elogia al ejecutor por su talento, sino que se le contraviniendo “las reglas elementales del pensamiento
agradece, se lo felicita como a un justiciero después de haber científico hasta simplemente articulado”? ¿Es que no choca
hecho una limpieza: le habían prometido y la inmortalidad; la moral, haciendo intervenir por doquier “una sexualidad
hoy se lo abraza5. En suma, la “ejecución” de la nueva crítica obsesionante, desenfrenada, cínica”? ¿Es que no desacredita
parece una tarea de higiene pública, a la que atreverse y cuyo nuestras instituciones nacionales ante los ojos del
triunfo causa alivio. extranjero?7 En suma, ¿no es acaso “peligrosa”8? Aplicada al
espíritu, al lenguaje, al arte, la palabra “peligrosa” acusa
Como provienen de un grupo limitado, estos ataques
inmediatamente todo pensamiento regresivo. Éste, en efecto,
tiene una suerte de marca ideológica; se hunden en esa región
vive en el temor (de allí la unidad de las imágenes de
ambigua de la cultura donde algo indefectiblemente político,
destrucción); teme toda innovación, denuncia siempre como
independiente de las opciones del momento, satura el juicio y
“vacía” (en general, es todo lo que encuentran para decir en
contra de lo nuevo). Sin embargo, este tradicional temor se
nos aparece hoy complicado por un temor opuesto: el de
4
He aquí algunas de esas imágenes graciosamente ofensivas: ¡Las arma
del ridículo” (Le Monde), “Puesta en su sitio con una andanada de resultar anacrónico; se armoniza pues la sospecha de los
bastonazos” (La Nation Francaise). “Golpe bien asestado”, “desinflar
6
odres deformes” (Le XXe Siècle). “Carga de burlas asesinas” (Le Monde). “Raymond Picard responde aquí al progresista Rolan Barthes… Picard
“Estafas intelectuales” (R. Picard, op cit.). “Pearl Habour de la nueva cierra el pico a los que remplazan el análisis clásico por la
crítica” (Revue de Paris, enero de 1966). “Barthes en la picota” sobreimpresión de su delirio verbal, a los maniáticos del desciframiento,
(L’Orient, Beyrouth, 16 de enero de 1966). “Torcer el cuello a la nueva que creen que todo el mundo razona como ellos en función de la Cábala,
crítica y decapitar al señor Roland Barthes, cuya cabeza usted blande, del Pentateuco o de Nostradamus. La excelente colección “Libertés”,
netamente degollada” (Pariscope). dirigida por Jean-Francois Revel (Diderot, Celse, Rougier, Russell), dará
5
“Por mi parte, creo que las obras del señor Barthes envejecerán más dentera a muchos, pero no por cierto a nosotros.” (Europe –Action, enero
pronto que las del señor Picard (E. Guitton, Le Monde, 28 de marzo de de 1966.)
7
1964). “Tengo ganas de abrazar al señor Picard por haber escrito… su R. Picard, op. cit., pp. 58, 30 y 84.
8
libelo (sic)” Jean Cau (Pariscope). Ibíd., pp. 85 y 148.
22

nuevo con algunas reverencias a la “solicitaciones del lenguaje. La palabra desdoblada es objeto de una especial
presente” o a la necesidad de “volver a pensar los problemas vigilancia por parte de las instituciones, que la mantienen por
de la crítica”, se aleja mediante un hermoso movimiento de lo común sometida a un estrecho código: en el Estado
oratoria “en vano regreso al pasado”9. Hoy por hoy, la literario, la crítica debe ser tan “disciplinada” como una
regresión inspira vergüenza, exactamente como el policía; liberar aquélla no sería menos “peligroso” que
capitalismo10. De allí provienen singulares sofrenadas: se popularizar a ésta: sería poner en tela de juicio el poder del
finge durante cierto tiempo encajonar las obras modernas de poder, el lenguaje del lenguaje. Hacer una segunda escritura
las cuales hay que hablar, puesto que de ellas muchos hablan; con la primera escritura de la obra es en efecto abrir el
luego, bruscamente, se pasa a la ejecución colectiva. Estos camino a márgenes imprevisible, suscitar el juego infinito de
procesos, llevados a cabo periódicamente por grupos los espejos, y es este desvío lo sospechoso. Mientas la crítica
cerrados, no tiene nada de extraordinario; surgen en el tuvo por función tradicional el juzgar, sólo podía ser
término preciso de ciertas rupturas de equilibrio. ¿Más por conformista, es decir, conforme a los intereses de los jueces.
qué, hoy, se realizan con al Crítica? Sin embargo, la verdadera “crítica” de las instituciones y de
los lenguaje no consiste en “juzgarlos”, sino en distinguirlos,
Lo notable, en esta operación, no es a tal punto que
en separarlos, en desdoblarlos. Para ser subversiva, la crítica
oponga lo antiguo a lo nuevo, sino que lance su interdicto,
no necesita juzgar: le basta hablar del lenguaje, en vez de
por reacción desnuda, contra cierto hablar en torno al libro:
servirse de él. Lo que hoy reprochas a la nueva crítica no es
lo que no se tolera es que el lenguaje pueda hablar del
tanto el ser “nueva”: es el ser plenamente una “crítica”, es el
9
E. Guitton, Le Monde, 13 de noviembre de 1965. R. Picard, op. cit., p. redistribuir los papeles de autor y del comentador y de
149. J Piatier, Le Monde, 23 de octubre de 1965.
10
“Quinientos partidarios de J. L. Tixier- Vignancourt afirman en un atentar, mediante ello, al orden de los lenguajes11. Será
manifiesto su voluntad de „proseguir su acción basándose en una
organización militante y en una ideología nacionalista… capaz de
oponerse eficazmente al marxismo y a la tecnocracia capitalista‟.” (Le
11
Monde, pp. 30-31, enero de 1966) Cf. Infra, pp. 45 y ss.
23

suficiente para persuadirnos observar el derecho que le ambas sometidas a sujeciones ópticas: de lo que se refleja,
oponen y en el cual pretenden autorizarse para “ejecutarla”. debe transformarlo todo; no transformar siguiendo ciertas

(…) leyes; transformas siempre en el mismo sentido. Estas son las


tres sujeciones de la crítica.
La Crítica
La crítica no es la ciencia. Ésta trata de los sentidos; La crítica no puede decir “cualquier cosa”12. Lo que
aquélla los produce. Ocupa, como se ha dicho, un lugar controla su propósito no es sin embargo el temor moral a
intermedio entre la ciencia y la lectura; da una lengua a la “delirar”; primero porque deja a otros el cuidado indigno de
pura habla que lee y da un habla (entre otras) a la lengua distinguir perentoriamente la locura de la sinrazón, en el
mítica de que está hecha la obra y de la cual trata la ciencia. siglo mismo en que su deslinde ha sido puesto en tela de

La relación de la crítica con la obra es la de un juicio13; después, porque el derecho de “delirar” es una

sentido con una forma. Imposible para la crítica pretender conquista de la literatura desde Lautréamont, a lo menos, y la

“traducir” la obra, principalmente con mayor claridad, crítica bien podría entrar en una crisis de deliro obedeciendo

porque nada hay más claro que la obra. Lo que puede es a motivos poéticos, por poco que lo declarase; por último,

“engendrar” cierto sentido derivándolo de una forma que es porque los delirios de hoy son a veces las verdades del

la obra. (…) La crítica desdobla los sentidos, hace flotar un mañana: ¿no habría Taine parecido “delirante” a Boileau,

segundo lenguaje por encima del primer lenguaje de la obra, Georges Blin a Brunetière? No. Si el crítico está llamado a

es decir, una coherencia de signos. Se trata en suma de una decir algo (y no cualquier cosa) es que concede a la palabra

especie de anamorfosis, dejando bien sentado, por una parte, (la del autor y la suya) una función significante y que en

que la obra no se presta jamás a ser un puro reflejo (no es un 12


Acusación lanzada contra la nueva crítica por R. Picard (op. cit., p. 66)
objeto especular como una manzana o una caja) y, por otra, 13
¿Necesitamos recordar que la locura tiene una historia, y que esta
historia no ha terminado. (Michel Foucault, Folies et Déraison, Histoire
que la anamorfosis misma es una transformación vigilada, de la Folie a l’âge classique, Plon, Paris, 1961). (Historia de la locura,
FCR, México, 1967)
24

consecuencia la anamorfosis que imprime la obra (y a la que como “generales” situaciones que sólo se encuentran en dos
nadie en el mundo tiene el poder de sustraerse) está guiada o tres tragedias de Racine. Hay que recordar una vez más15
por las sujeciones formales del sentido: no se halla un sentido que, estructuralmente, el sentido no nace por repetición sino
de cualquier modo (en caso de suda, inténtese hallarlo): la por diferencia, de modo que un término raro, desde que está
sanción del crítico no es el sentido de la obra, sino el sentido captado en un sistema de exclusiones y de relaciones,
de lo que dice sobre ella. significa tanto como un término frecuente: (…) El descuento
de las unidades significantes tiene su interés y de él se ocupa
La primera sujeción es la de considerar que en la obra
una parte de la lingüística; pero este descuento esclarece la
todo es significante: una gramática no está bien descrita si
información, no la significación. Desde el punto de vista
todas las frases no pueden explicarse en ella; un sistema de
crítico, no puede conducir sino a un callejón sin salida,
sentido no cumple su función si todas las palabras no pueden
porque desde el momento en se define el interés de una
encontrar en él un orden y un lugar inteligible: basta con que
notación o, si se quiere, el agrado de persuasión de un rasgo,
un solo rasgo esté demás para que la descripción no sea
por el número de sus ocurrencias, hay que decidir
buena. Esta regla de exhaustividad, bien conocida por los
metódicamente ese número: ¿partiendo de cuántas tragedias
lingüistas, es de muy otro alcance que la especie de control
tendría yo el derecho de “generalizar” una situación
estadístico que intentan imponer al crítico14. Una opinión
raciniana? ¿Cinco, seis, diez? ¿Debo sobrepasar el “término
obstinada, proveniente una vez más de un presunto modelo
medio” para que el rasgo sea notable y el sentido surja? ¿Qué
de las ciencias físicas, le dice al oído que sólo puede retener
haré de los términos raros? ¿Librarme de ellos dándoles el
en la obra elementos frecuentes, repetidos, a menos de
público nombre de “excepciones”, de “desvíos”? Otros tantos
hacerse culpable de “generalizaciones abusivas” o de
“extrapolaciones aberrantes”; usted no puede, le dicen, tratar
15
Cf. Roland Barthes, “A propos de deux ouvrages de Claude Lévi-
Strauss: Sociologie el Socio-logique” (Informations sur les Sciences
14
R. Picard, op. cit., p. 64. sociales, Unesco, diciembre de 1962, I, 4, p. 116)
25

absurdos que la semántica permite precisamente evitar. inclusive simplemente articulado”18; es estúpido; hay una
Porque “generalizar” no designa aquí una operación lógica del significante. Sin duda, no se la conoce bien y
cuantitativa (inducir del número de sus ocurrencias la verdad todavía no es fácil saber de qué “conocimiento” puede ser
de un rasgo) sino cualitativa (inserta todo término, aún raro, objeto; al menos, es posible acercarse a ella, cosa a la cual se
en un conjunto general de relaciones). Sin duda, por ella sola, aplican el psicoanálisis y el estructuralismo; al menos,
una imagen no hace lo imaginario16, pero lo imaginario no sabemos que no puede hablarse de símbolos de cualquier
puede describirse sin esa imagen, por frágil o solitaria que manera; al menos, disponemos -aunque sólo sea
sea, sin el uso, indestructible, de tal imagen. Las provisionalmente- de ciertos modelos que permiten explicar
“generalizaciones” del lenguaje crítico están vinculadas con según qué dificultades se establecen los símbolos. Esos
la extensión de las relaciones de las cuales forma parte una modelos debería prevenir contra el asombro -en sí bastante
notación, no con los números de las ocurrencias materiales asombroso- que la antigua crítica siente al ver que se
de esa notación: un término puede no formularse más que aproximan la sofocación y el veneno, el hielo y el fuego19.
una vez en toda la obra y sin embargo, por efecto de cierto Esas formas de transformación han sido enunciadas a la vez
número de transformaciones que define precisamente el por el psicoanálisis y la retórica20. Son, por ejemplo, la
hecho estructural, estar presente “en todas partes” y sustitución propiamente dicha (metáfora), la omisión
17
“siempre” . (elipsis), la condensación (homonimia), el desplazamiento
(metonimia), la denegación (antifrase). Lo que el crítico trata
Estas transformaciones tienen sus sujeciones: son las
de encontrar serán pues transformaciones reglamentadas, no
de la lógica simbólica. Al “delirio” de la nueva crítica se
aleatorias, que atañen a cadenas muy extendidas (el pájaro,
oponen “las reglas elementales del pensamiento científico o
18
R. Picard, op. cit., p. 58.
19
Ibíd., pp. 15 y 23.
16 20
R. Picard, op. cit., p. 43. Cf. E Benveniste, “Remarques sur la fonction du langage dans la
17
Ibíd., p. 19. découverte freudienne” (La Psychanalyse, Nº 1 1956, 3-39).
26

el vuelo, la flor, el fuego de artificio, el abanico, la (proveniente de una cultura), sometida a sujeciones
mariposa, la bailarina, en Mallarmé21), que permiten inmensas, surgidas ellas mismas de los símbolos de la obra,
relaciones lejanas pero legales (el gran río calmo y el árbol tiene más probabilidades, quizás, de aproximarse al objeto
otoñal), de suerte que la obra, lejos de ser leída de una literario que una objetividad inculta, cegada con respecto a sí
manera “delirante”, se halle penetrada por una unidad cada misma y acaparándose detrás de la letra como detrás de una
vez más vasta. ¿Son fáciles esas relaciones? No más que las naturaleza. Pero, a decir verdad, no se trata exactamente de
de la poesía misma. eso: la crítica no es la ciencia: en crítica no es el objeto lo
que hay que oponer al sujeto, sino su predicado. Se dirá de
El libro es un mundo. El crítico experimenta ante el
otra manera que la crítica afronta un objeto que no es la obra,
libro las mismas condiciones de habla que el escritor ante el
sino su propio lenguaje. ¿Qué relación puede tener un crítico
mundo. Es aquí donde llegamos a la tercera sujeción de la
con el lenguaje? Es por ese lado que se debe tratar de definir
crítica. Como la del escritor, la anamorfosis que el crítico
la “subjetividad” del crítico.
imprime a su objeto está siempre dirigida: debe siempre ir en
el mismo sentido. ¿Cuál es ese sentido? ¿Es el de la La crítica clásica tiene la creencia de que el sujeto es
“subjetividad” con el cual aturden al nuevo crítico? Por lo un “pleno”, y de que las relaciones del sujeto con el lenguaje
común se entiende por crítica “subjetiva” un discurso dejado son las de un contenido con su expresión. El recurso al
a la entera digresión del Sujeto, que no tiene en cuenta para discurso simbólico conduce, al parecer, a una creencia
nada al objeto, y que se supone (para mejor abrumarlo) inversa: el sujeto no es una plenitud individual que tenemos o
reducido a la expresión anárquica y charlatana de no derecho de evacuar con el lenguaje (según el “género” de
sentimientos individuales. A lo cual podría ya responderse literatura que se elija), sino por el contrario un vacío en torno
que una subjetividad sistematizada, es decir cultivada del cual el escritor teje una palabra infinitamente
transformadora (inserta en una cadena de transformaciones),
21
J. P. Richard, op. cit., pp. 304 y ss.
27

de suerte que toda escritura que no miente, designa, no los literatura, y que, por sus voces conjugadas, la literatura no
atributos del sujeto sino su ausencia22. El lenguaje no es el enuncie jamás la ausencia del sujeto.
predicado de un sujeto, inexpresable, o que aquél serviría Ciertamente, la crítica es una lectura profunda (o
23
para expresar: es el sujeto . Me parece (y no creo ser el mejor dicho, perfilada); descubre en la obra cierto inteligible
único en pensarlo) que eso es precisamente lo que define a la y en ello, es verdad, descifra y participa de una
literatura: si se tratara sencillamente de expresar o de interpretación. Sin embargo, lo que devela no puede ser un
exprimir (como un limón) sujetos y objetos igualmente significado (porque ese significado retrocede sin cesar hasta
plenos por “imágenes”, ¿para qué la literatura? Bastaría el el vacío del sujeto), sino solamente cadenas de símbolos,
discurso de mala fe. Lo que arrastra consigo el símbolo es la homología de relaciones: el “sentido” que da de pleno
necesidad de designar incansablemente la nada del yo que derecho a la obra no es finalmente sino una nueva
soy. Agregando su lenguaje al del autor y sus símbolos a los
eflorescencia de los símbolos que constituyen la obra.
de la obra, el crítico no “deforma” el objeto para expresarse Cuando un crítico extrae del pájaro y del abanico
en él, no hace el predicado de su propia persona; reproduce mallarmeanos un “sentido” común, el ida y vuelta, de lo
una vez más, como un signo desprendido y variado, el signo virtual24, no designa una última verdad de la imagen, sino
de las obras mismas cuyo mensaje, infinitamente examinado, únicamente una nueva imagen, ella misma suspendida. La
no es tal “subjetividad”, sino la confusión del sujeto y del crítica no es una traducción, sino una perífrasis. No puede
lenguaje, de modo que el crítico y la obra digan siempre: soy
pretender encontrar de nuevo el “fondo” de la obra, porque
ese fondo es el sujeto mismo, es decir una ausencia: toda
22
Se reconoce aquí un eco, aunque deformado, de la enseñanza del metáfora es un signo sin fondo, y es ese lejano del
doctor Lacan en su seminario de la Escuela de Altos Estudios.
23 significado lo que el proceso simbólico, en su profusión,
“Sólo lo subjetivo es lo inexplicable”, dice R. Picard (op. cit., p. 13). Es
despachar un tanto pronto las relaciones del sujeto y del lenguaje, del
cual otros “pensadores” muy distintos de R. Picard hacen un problema
24
particularmente difícil. J. P. Richard, op. cit., VI, II.
28

designa: el crítico sólo puede continuar las metáforas de la escena espiritual exacta”25, las condiciones simbólicas de la
obra, no reducirlas: una vez más, si hay en la obra un obra; de no hacerlo así, precisamente, no puede “respetarla”.
significado “oculto” y “objetivo”, el símbolo no es más que Hay en efecto dos manera, es verdad que de brillo desigual,
eufemismo, la literatura no es más que disfraz y la crítica no de no acertar con el símbolo. La primera, ya la vimos, es
es más que filología. Es estéril llevar de nuevo la obra a lo harto expeditiva: consiste en negar el símbolo, en reducir
explícito puro, puesto que entonces no hay en seguida nada todo el perfil de la obra a las cataduras de una falsa letra o a
más que decir y la función de la obra no puede consistir en encerrarlo en el callejón sin salida de una tautología. Opuesta
sellar los labios de aquellos que la leen; pero apenas es a ella, la segunda consiste en interpretar científicamente el
menos vano el buscar en la obra lo que diría sin decirlo y símbolo: declarar, por una parte, que la obra se ofrece al
suponer en ella un secreto último, al cual, una vez desciframiento (en lo cual se la reconoce simbólica), pero,
descubierto, no habría igualmente nada que agregar: dígase por otra, llevar a cabo ese desciframientos mediante una
lo se diga de la obra, queda siempre, como en su primer palabra en sí misma literal, sin profundidad, sin fuga,
momento, lenguaje, sujeto, ausencia. encargada de detener la metáfora infinita de la obra para
poseer en esa detención su “verdad”. De este tipo son los
La medida del discurso crítico es la justeza. Así como
críticos simbólicos de intención científica (sociológica o
en música, aunque una nota justa no sea una nota
psicoanalítica). En los dos casos la disparidad arbitrario de
“verdadera”, la verdad del canto depende, sumando y
los lenguajes, el de la obra y el de la crítica, es lo que hace
restando, de su justeza, porque la justeza está hecha de un
errar el símbolo: querer reducir el símbolo es tan excesivo
unísono o de una armonía; de igual modo, para ser
como obstinarse en no ver sino la letra. Es menester que el
verdadero, es menester que el crítico sea justo y que intente
símbolo vaya a buscar el símbolo, es menester que una
reproducir en su propio lenguaje, según “alguna puesta en
lengua hable plenamente otra lengua: es así, finalmente,
25
Mallarmé, Prefacio a Una jugada de dados no abolirá jamás el azar.
29

como se respeta la letra de la obra. No es vano ese rodeo que planteada al lenguaje por el lenguaje26. La costumbre que
devuelve por fin al crítico a la literatura: permite luchar hemos tomado de dar al símbolo un horizonte religioso o
contra una doble amenaza: hablar de una obra expone en poético nos impide percibir que hay una ironía en los
efecto a volcar en una palabra nula, sea charla, sea silencio, o símbolos, una manera de poner en tela de juicio al lenguaje
en una palabra reificante que inmoviliza en una última letra por los excesos aparentes, declarados, de lenguaje. Frente a
el significado que cree haber encontrado. En crítica, la la pobre ironía volteriana, producto narcisista de una lengua
palabra justa sólo es posible si la responsabilidad del demasiado confiada en sí misma, puede imaginarse otra
“intérprete” hacia la obra se identifica con la responsabilidad ironía que, a falta de nombre mejor, llamaríamos barroca,
del crítico hacia su propia palabra. porque juega con las formas y con los seres, porque amplia el
lenguaje en vez de reducirlo27. ¿Por qué le sería vedada a la
Frente a la ciencia de la literatura, aun si la entrevé, el
crítica? Es quizá la única palabra seria que se le ha dejado,
crítico permanece infinitamente desarmado, porque no puede
hasta tanto el status de la ciencia y del lenguaje no se halle
disponer del lenguaje como de un bien o de un instrumento:
bien establecido -lo que hoy parece ser el caso. La ironía es
es aquel que no sabe a qué atenerse sobre la ciencia de la
literatura. Aunque la definiera esta ciencia como puramente
26
En la medida en que hay cierta relación entre el crítico y el novelista, la
“exponente” (y no ya explicativa), se encontraría también
ironía del crítico (respecto a su propio lenguaje como objeto de creación)
separado de ella: lo que expone es el lenguaje mismo, no su no es fundamentalmente diferente de la ironía o del humorismo que
señala, según Lukacs, René Girard y L Goldmann, la manera con que el
objeto. Sin embargo, esta distancia no es por entero novelista sobre pasa la conciencia de sus héroes (Cf. L. Goldmann,
“Introduction aux problèmes d‟une sociologie du roman”, Revue de
deficitaria si permite a la crítica desarrollar lo que falta l’Institut de Sociologie, Bruselas, 1963, 2, p. 229). Inútil decir que esta
ironía (o autoironía) no es nunca perceptible a los adversarios de la nueva
precisamente a la ciencia y que se podría llamar con una crítica.
27
El gongorismo, en el sentido transhistórico del término, comporta
palabra: ironía. La ironía no es otra cosa que la cuestión
siempre un elemento reflexivo: a través de los tonos que pueden variar
mucho, yendo de la oratoria al simple juego, la figura excesiva contiene
una reflexión sobre el lenguaje, cuya seriedad se pone a prueba. (Cf.
Severo Sarduy, “Sur Gongora”, Tel Quel [próximo a aparecer]).
30

entonces lo que le es dado inmediatamente al crítico: no el había ajustado las relaciones del libro (tesoro antiguo) y de
ver la verdad, según la frase de Kafka, sino el serlo28, de aquellos que tenían el cargo de reconducir esta materia
modo que tengamos derecho de pedile, no háganos creer lo absoluta (absolutamente respetada) a través de una nueva
que usted dice, sino: háganos creer en su decisión de decirlo. palabra. Hoy sólo conocemos al historiador y al crítico (e
inclusive se pretende hacernos creer, indebidamente, que hay
La lectura
que confundirlos); la Edad Media había establecido en torno
Aun queda una última ilusión a la que debemos
del libro cuatro funciones distintas: el scriptor (que recopiaba
renunciar: el crítico no puede sustituir en nada al lector. En
sin agregar nada), el compilator (que no agregaba nada por
vano se atribuirá el derecho -o se le pedirá- de prestar una
cuenta propia), el commentator (que no intervenía en el texto
voz, por respetuosos que sea, a la lectura de los demás, de no
recopiado sino para hacerlo inteligible) y por último el auctor
ser él mismo sino un lector en el cual otros lectores han
(que expresaba sus propias ideas, apoyándose siempre en
delegado la expresión de sus propios sentimientos, en razón
otras autoridades). Tal sistema, establecido explícitamente
de su saber o de su juicio, en suma, de representar los
con el solo fin de ser “fiel” al texto antiguo, al Libro
derechos de una colectividad sobre la obra. ¿Por qué? Porque
reconocido (¿puede imaginarse mayor “respeto” que el de la
hasta si se define al crítico como lector que escribe, se está
Edad Media por Aristóteles o Prisciano?), tal sistema ha
queriendo decir que ese lector encuentra en el camino a un
producido sin embargo una “interpretación” de la Antigüedad
mediador temible: la escritura.
que la modernidad se ha apresurado en recusar y que
Ahora bien, escribir es, en cierto modo, fracturar el
parecerá a nuestra crítica “objetiva” perfectamente
mundo (el libro) y rehacerlo. Pensemos aquí en la manera
“delirante”. Es que de hecho la visión crítica empieza en el
profunda y sutil, según su costumbre, con que la Edad Media
compilator mismo: no es necesario agregarle cosas propias a
un texto para “deformarlo”: basta citarlo, es decir, recitarlo:
28
“Todo el mundo no puede ver la verdad, pero todo el mundo puede
serla…” F. Kafka, citado por Marthe Robert, op. cit., p.80.
un nuevo inteligible nace inmediatamente; este inteligible
31

puede ser más o menos aceptado: no por ello está menos codificados, como lo otros: nada puede garantir. La escritura
constituido. El crítico no es otra cosa que un commentator, declara, y por eso es escritura. ¿Cómo podría, sin mala fe,
pero lo es plenamente (y esto basta para exponerlo): pues, ser la crítica interrogativa, optativa, o dubitativa, puesto que
por una parte, es un transmisor, reproduce una materia es escritura y que escribir es precisamente encontrar de
pensada (que a menudo lo necesita porque, a fin de cuentas, nuevo el riesgo apofántico*, la alternativa ineluctable de lo
¿no tiene Racine alguna deuda con Georges Poulet, Verlaine verdadero/falso? Lo que dice el dogmatismo de la escritura,
con Jean-Pierre Richard?29); y, por otra parte, es un operador: si lo hay en ella, es un compromiso, no una certidumbre o
redistribuye los elementos de la obra de modo de darle cierta una suficiencia: no es sino un acto, ese poco de acto que
inteligencia, es decir, cierta distancia. subsiste en la escritura.

Otra separación entre el lector y el crítico: en tanto Es así como “tocar” un texto, no con los ojos sino
que no sabemos cómo un lector habla a un libro, el crítico con la escritura, crea un abismo entre la crítica y la lectura, y
está obligado a tomar cierto “tono”, y ese tono, sumando y que es el mismo que toda significación establece entre su
restando, no puede ser sino afirmativo. El crítico puede muy borde significante y su borde significado. Porque nadie sabe
bien dudar y sufrir en sí mismo de mil maneras y sobre nada del sentido que la lectura da a la obra, como significado,
puntos imperceptibles para el más malévolo de sus censores, quizá porque ese sentido, siendo el deseo, se establece más
pero no puede finalmente sino recurrir a una escritura plena, allá del código de la lengua. Sólo la lectura anima la obra,
es decir, asertiva. Con protestas de modestia, de duda o de mantiene con ella una relación de deseo. Leer es desear la
prudencia, es irrisorio pretender esquivar el acto de obra, es querer ser la obra, es negarse a doblar la obra fuera
institución que funda toda escritura: son ellas signos de toda palabra que la palabra misma de la obra: el único
*
Se dice del discurso o proposición que declara lo que es (o no es), que
29
Georges Poulet: “Notas sobre el tiempo raciniano” (Etudes sur le temps presenta una verdad (o la niega), limitándose a describir el hecho, sin
humaine, Plon, 1950). P. P. Richard: “Insipider de Versaine” (Poésie et argumentar o interrogarse acerca de sus fundamentos o condiciones.
Profondeur, Seuil, 1955). (Wiktionary.org)
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comentario que podría producir un puro lector, y que le Roland Barthes. (1972) Crítica y verdad. Buenos Aires:
Siglo Veintiuno Argentina Editores S. A.
quedaría, sería el “pastiche” (como lo indicaría el ejemplo de
Proust, aficionado a las lecturas y a los “pastiches”). Pasar de
la lectura a la crítica es cambiar de desea, no ya la obra, sino
su propio lenguaje. Pero por ello mismo es remitir la obra al
deseo de la escritura, de la cual había salido. Así da vueltas la
palabra en torno del libro: leer, escribir: de un deseo al otro
va toda la literatura. ¿Cuántos escritores no han escrito sólo
por haber leído? ¿Cuántos críticos no han leído sólo por
escribir? Han aproximado los dos bordes del libro, las dos
faces del signo, para que de ellos no salga sino una palabra.
La crítica no es sino un momento de esta historia en la cual
entramos y que nos conduce a la unidad, a la verdad de la
escritura.

Febrero de 1966
33

encontrar el objeto que desean, es su única justificación. A


Tamayo: de la crítica a la mis gustos no los justifica mi razón sino aquellas obras que
ofrenda los satisfacen. En ellas, no en mi conciencia, encuentro la
razón de mi placer. Pero poco o nada puedo decir sobre esas
Reducida a su forma más inmediata, la experiencia
obras, excepto que me seducen de tal modo que me prohíben
estética es un placer, un tipo particular de relación con un
juzgarlas y juzgarme. Estás más allá del juicio, me hacen
objeto real o imaginario que suspende, así sea
perder el juicio. Y si me decido a juzgar, no me engaño ni
momentáneamente, nuestra facultad razonante. El objeto no
engaño a nadie sobre el verdadero significado de mi acto: lo
seduce y la fascinación que ejerce sobre nosotros va de la
hago sólo para añadir placer a mi placer.
beatitud a la repulsión, del agrado al dolor, Aunque la gama
de sensaciones es casi infinita, todas ellas tienen en común Tal es, o debería ser, el punto de partida de toda
paralizar nuestra razón: el placer la transforma y de reina se crítica, y tal es su primer alto. ¿Pues si, a la luz de la
convierte en cómplice o en escandalizado e impotente censor reflexión, mi placer se evapora? No me quedaría más
de nuestras sensaciones. El juicio participa en nuestro remedio que confesar que mis estudios se engañaron y me
desvarío. Su luz ilumina la representación de una acción engañaron. Me hicieron creer que una sensación fugitiva era
insensata, guía los pasos de la pasión o le opone ilusorios pasión duradera. El juicio me enseña a desconfiar de mis
obstáculos. Es un elemento más, un nuevo condimento del sentidos y emociones. Pero los sentidos son irremplazables.
extraño brebaje, la espuela que apresura o retarda la carrera. El juicio no puede substituirlos porque su oficio no es sentir.
¿Cómo escribir sobre arte y artistas sin abdicar de nuestra Tendré que adiestrarlos, hacerlos a un tiempo más fuertes y
razón, sin convertirla en servidora de nuestros gustos más más delicados, ora resistentes, ora frágiles; en una palabra,
fatales y de nuestras inclinaciones menos premeditadas? más lúcidos. Oiré con la vista y con la piel, me cubriré de
Nuestros gustos no se justifican; mejor dicho, satisfacerse, ojos. Todo, el juicio mismo, será tacto y oreja. Todo deberá
34

sentir. También pensaré con los ojos y con las manos: todo cual, sin riesgo para mi, dejo caer una sentencia. La obra ya
deberá pensar. Aunque la crítica no destrona al sentir, se ha forma parte de mi y juzgarla es juzgarme. Mi contemplación
operado un cambio: el juicio ya no es un criado sino un ha dejado de ser pasiva: repito, en sentido inverso, los gestos
compañero. A veces un aliado, otras un adversario, y siempre del artista, marcho hacia a tras, hacia el origen de la obra y a
un testigo exigente e insobornable. Penetra conmigo en el tientas, con torpeza, rehago el camino del creador. El placer
mundo cerrado de las obras y aunque mis ojos, mis oídos y se vuelve creación. La crítica es imitación creadora,
mi tacto, la emoción y el instinto, van adelante, él (ciego, reproducción de la obra. Cierto, el cuadro que contemplo no
sordo e impasible) ilumina sus pasos. Si me acerco al cuadro es idéntico al del pintor, me dice cosas que no le dijo al
para escuchar su palpitación secreta (la marea del rojo, el pintor. No podría ser de otro modo, ya que lo ven dos pares
lento ascenso del verde hacia las frías superficies), él toma el de ojos distintos. No importa: gracias a la crítica ese cuadro
pulso a la fiebre. Deshace y rehace el objeto que contemplo y es también obra mía, La experiencia estética es intraducible,
descubre que aquello que me parecía un organismo vivo sólo no comunicable, ni irrepetible. Nada podemos decir sobre un
es un ingeniosos artefacto. Poco a poco me enseña a cuadro, salvo acercarlo al espectador y guiarlo para que
distinguir entre las obras vivas y los mecanismos. Así me repita la prueba. La crítica no es tanto la traducción en
revela los secretos de las astutas fabricaciones y traza la palabras de una obra como la descripción de una experiencia.
frontera entre arte e industria artística. En fin, al gustar las La historia de unos hechos, una gesta, que convirtieron un
obras, las juzgo; al juzgarlas, gozo. Vivo una experiencia acto en obra. Acto: obra: gesta. Tal es, o debería ser, el fin de
total, en la que participa todo mi ser. toda crítica.

La crítica no sólo hace más intenso y lúcido mi placer * * *


sino que me obliga a cambiar mi actitud ante la obra. Ya no Esta reflexiones se me ocurrieron, casi a pesar mío,
es un objeto, una cosa, algo que acepto o rechazo y sobre lo cuando me disponía a escribir sobre la exposición de Rufino
35

Tamayo en la Galería de France. Quizá no sean del todo angloamericanos. Muchos de los “expresionistas abstractos”
ociosas, si se piensa que, contra lo que muchos creen, la obra trabajaron en los “Proyectos Federales de Arte” de la época
de Tamayo no es sólo hija del instinto sino de la crítica. de Roosevelt, tentativa inspirada, al menos parcialmente, en
Además, singularidad sobre la cual no se ha reparado el movimiento mexicano. En el momento en que Tamayo
bastante, para este artita la pintura es tanto crítica como inicia su obra, la pintura mural se había convertido ya, de
descubrimiento e realidades. El caso de Tamayo comprueba, espontánea búsqueda, en escuela. No tardaría en degenerar
una vez más, que la creación implica una actividad crítica en en fórmula. El peligro residía no sólo en el agotamiento del
diversos niveles: el artista está en lucha con el mundo y en un lenguaje pictórico sino en las pretensiones ideológicas del
momento o en otro de su vida ha de poner en tela de juicio la movimiento. En esos días se hablaba, casi siempre en tono
realidad, la verdad o el valor de este mundo; en lucha con las inapelable, de “arte nacional”, noción que ya se confundía
obras de arte que lo rodean, contemporáneas o del pasado; y con otras no menos vagas, como la de “arte proletario”. (Su
sobre todo y ante todo, en lucha consigo mismo y con sus mezcla, años más tarde, servirá de levadura al “realismo
propias obras. socialista”). La sumisión o la heterodoxia eran los caminos
que se abrían los artistas. Tamayo escogió la heterodoxia y,
Cunado Tamayo empezó a pintar, la pintura mural
con ella, la soledad y la crítica. En primer término se rehusó
mexicana había alcanzado su mediodía. No me parece
a reducir su arte a una forma más de la retórica política; en
legítimo, como es ahora costumbre, desdeñar este
seguida, decidió oponer al llamado estilo nacional de pintura
movimiento. Su importancia fue capital no sólo para México
un lenguaje personal de pintor, es decir, se resolvió a crear, a
sino para toda América. Su influencia fue particularmente
buscarse a sí mismo, en lugar de repetir a los otros.
profunda en los Estados Unidos, durante la década 1929-
1939, es decir, en el período inmediatamente anterior a la Invención del romanticismo alemán, la idea de un arte
aparición, casi explosiva, de los grandes pintores o estilo nacional reaparece con cierta periodicidad y
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conquista, en los lugares más apartados entre sí, la adhesión mundo entero. Y a medida que se extiende y triunfa, deja de
de los espíritus más antagónicos y dispares. Es indudable que ser europea.
las artes expresan (entre otras cosas acaso más profundas) el Los estilos son temporales; no perteneces a los suelos
temperamento de cada nación. Pero no hay nada menos sino a los siglos. Son manifestaciones del tiempo histórico, la
estable que un temperamento, siempre sujeto al cambio, a la forma de encarnación del espíritu y las tendencias de una
acción combinada de los elementos y del tiempo. época. Los estilos son viajeros y van de un lugar a otro.
Temperamento colinda con temperatura. Más determinante Viajan de acuerdo con los medios de locomoción de su
que el inasible carácter nacional, es el acento individual de tiempo: en la Edad Media con los peregrinos y los caballeros,
cada artista, a menudo en lucha con su gente y con su medio. en el Renacimiento con los soldados y los embajadores. La
Por lo demás, las fronteras de los estilos casi nunca coinciden rapidez casi instantánea con que en nuestros días se
con las de las naciones. Los estilos son más vastos, engloban
transportan los estilos no es una prueba de fertilidad. El
a muchos países, sin internacionales. ¿El estilo gótico (ya en tiempo de la comunicación y de la información no es el
nombre es una trampa) es francés o alemán? ¿El barroco es tiempo de a germinación espiritual. El catarro despobló
italiano, español, germano? La poesía lírica italiana nace del regiones enteras de la América indígena; cierta pintura
estilo provenzal (quizá importado de la España musulmana, abstracta puede ser mortal para muchos pintores
que a su vez…). Curtius ha mostrado que nuestras literaturas, latinoamericanos. Un estilo se transforma en una enfermedad
desde el siglo XII, son una literatura: la europea. Sin
contagiosa si aquellos que lo abrazan no ofrecen resistencia.
Petrarca, no habría Garcilaso; ni Corneille sin Alarcón; ni Pero si le oponen demasiada, el estilo se agosta y muere. La
poesía moderna en inglés, ruso o japonés sin Baudelaire y los fecundidad de un estilo depende de la originalidad del que lo
simbolistas franceses. A partir del siglo XVI la literatura adopta. Entre el artista y el estilo se entabla una lucha que
europea conquista paulatinamente América, Rusia y hoy al sólo termina con la muerte de uno de los combatientes. Un
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verdadero artista es el sobreviviente de un estilo. Resuelto a Tal vez por esto los pintores, al revés de lo que sucede con
vivir, Tamayo no tuvo más remedio que enfrentarse a la los poetas, crean sus obras más frescas al final de sus días: ya
“escuela mexica de pintura”. Abandonó la visión viejos logran ver como niños. Ascetismo de la visión: que la
estereotipada de la realidad (punto de congelación de los mano obedezca al ojo y no a la cabeza, hasta que la cabeza
estilos) y se lanzó a ver al mundo con otros ojos. Lo que su deje de pensar y se ponga a ver, hasta que la mano conciba u
mirada le revelo fue, naturalmente, algo increíble. ¿No es el ojo piense. Ver al mundo así es verlo con todo el cuerpo y
ésta una de las misiones del pintor: enseñarnos a ver lo que el espíritu, recobrar la unidad original para reconquistar la
no habíamos visto, enseñarnos a creer lo que él ve? mirada original. La primera mirada: la mirada que no es antes
no después del pensamiento, la mirada que piensa. El
Algunos artistas aspiran a ver lo nunca visto; otros, a
pensamiento de esa mirada arranca la cáscara y la costra del
ver como nunca se ha visto. Tamayo pertenece a la segunda
mundo, lo abre como un fruto. La realidad no es lo que
raza. Ver el mundo con otros ojos, en su caso, quiere decir:
vemos sino lo que descubrimos.
verlo como si su mirada fuese la primera mirada. Visión
brutal e inmediata, limpidez casi inhumana, muy pocas veces Pintar, para Tamayo, fue (y es) aprender a ver, afilar
conseguida por unos cuantos artistas. Entre nuestra mirada y la mirada para penetrar la realidad y descubrirle las entrañas.
el mundo se interponen las imágenes previamente Al iniciar su camino, tuvo que desechar la idea estilizada de
manufacturadas por el hábito, la cultura, los museos o las la realidad que le ofrecían los pintores mexicanos de la
ideologías. Lo primero que debe hace un pintor es limpiarse generación exterior. Apenas empezó a verla con ojos limpios,
los ojos de las telarañas de estilos y escuelas. La experiencia la realidad dejó de ser una presencia estable y dócil. Se erizó,
es vertiginosa y literalmente cegadora: el mundo nos salta a comenzó a cambiar, se volvió un surtidor de enigmas. Verla
los ojos con la ferocidad inocente de lo demasiado vivo. Ver fue desnudarla, y más: desollarla; pintarla: combatirla,
sin intermediarios: aprendizaje penoso y que nunca termina. apresarla. De un salto, Tamayo pasó de la crítica de los
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estilos a la crítica del objeto. Sin moverse de su sitos, se camino más cortos hacia sí mismo. Gracias a la pintura
encontró en plena pintura moderna, es decir, en otro mundo. universal pudo ver con otros ojos, los suyos, el universo de
Los viajes reales (París, Nueva York, Roma) no tardarían en formas e imágenes e imágenes del pasado de México y de su
sucedes en este primer salto espiritual. Pero nada de esto se arte popular. Recobró los ojos antiguos y advirtió que esos
hizo pensando sino pintando. Tamayo no es un hombre de ojos eran nuevos y suyos. El arte moderno y el precolombino
ideas sino de actos pictóricos. le revelaron la posibilidad de verse a sí mismo. A un artista
ricamente dotado, dueño por derecho propia de un mundo de
A lo largo de los años, a pesar de los cambios,
formas y colores a un tiempo monumentales y alados, sobrios
rupturas, variaciones y búsquedas de todas direcciones.
y delirantes, no podía hacerle daño el contacto con las
Tamayo ha sido fiel a su actitud inicial. A primera vista, su
grandes obras contemporáneas y del pasado. Más bien es
tentativa puede parecer contradictoria. Ver el mundo con
cierto lo contrario: esos contactos producen chispas,
otros ojos significaba dos cosas distintas: verlo con ojos
iluminaciones.
nuevos y verlo con ojos que no son los nuestros. En el caso
de Tamayo esos ojos extraños son los de la pintura universal La obra de Tamayo se despliega en dos direcciones:
y, sobre todo, los del arte moderno. La visión universal por una parte, guiado por su poderoso instinto, es una
parece oponerse o, mejor dicho, superponerse, a la mirada constante búsqueda de la mirada original; por la otra, es una
personal. La contradicción se disuelve si se piensa que para crítica del objeto, esto es, una búsqueda igualmente constante
todos los artistas el arte moderno no es tanto una escuela de la realidad esencial. No hay dispersión porque los dos
como una aventura. Experiencia más que lección, aguijón caminos se cruzan. La crítica, la pintura intelectual, es una
para inventar y no modelo que debemos repetir. Un camino suerte de vía negativa. Es un ejercicio ascético destinado a
que cada uno ha de hacerse y por el que debe caminar a encauzar al instinto más que a domarlo, como la compuerta
solas. Lo que le señaló la pintura moderna a Tamayo fue el que se alza precisamente en el momentos en que es más
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imperiosa la presión de las aguas. Gracias a la crítica, no a El instinto lleva a nuestro pintor a un arte directo, a
pesar de ella, Tamayo sigue siendo un pintor instintivo (pues veces expresionista, otras poético (popular o mítico: de ahí
es lo que es, realmente). Sólo que se corre el riesgo de sus coincidencias con Miró y algunos surrealistas). Al mismo
mutilarlo si se comprende demasiado literalmente la palabra tiempo, cierta predisposición de su espíritu, no sin
instinto. El arte popular mexicano es instintivo, en el sentido antecedentes en el arte precortesiano, lo acerca a lo que
en que es una tradición, un gesto que se repite desde hace llamaría pintura reflexiva. Las dos tendencias sostienen un
siglos. La maestría de los artistas populares no evoca la idea diálogo en el interior de su obra: fija mirada que descompone
de esfuerzo sino la de espontaneidad. Pero el arte olmeca o el y rehace el objeto, mirada que no vacilo en llamar inquisitiva
totonaca, no menos sino quizá más espontáneos que el porque en su fijeza hay un amor implacable e inhumano; y
popular, no son una herencia, una maestría heredada: son un frente a ella, el esplendor de un astro carnal, una fruta, una
comienzo, la fundación de una tradición. Y por esto son una forma de barro negro y piedra verde , un cielo nocturno, el
geometría y una visión del mundo. Cada línea es una ocre, el rojo, la danza de los colores aullando alrededor del
analogía, una respuesta o una pregunta a la otra línea, a la hueso blanco, hueso de muerte y resurrección. Pintura dual
otra imagen. A diferencia del arte popular contemporáneo, que sólo alcanza la unidad para desgarrarse y de nuevo
las grandes obras plásticas precortesianas son tratado, volver a reunirse. La vitalidad del arte de Tamayo depende
discurso o himno. La variedad y riqueza de elementos se de la convivencia de estas dos tendencias. Apenas una de
resuelve en unidad gracias a un rigor geométrico que es ellas prevalece en exceso, el artista vacila. Si la crítica
asimismo rigor intelectual. Cada objeto es una constelación triunfa, la pintura se seca o languidece; si el instinto domina,
de alusiones. Todas estas obras, son excluir a las menores, cae en un expresionismo crudo. El equilibrio no se logra, sin
son composiciones. Pues bien, la palabra composición, y su embargo, con la tregua de los contrarios. Para vivir, esta
contrapartida: instinto, son claves de la pintura de Tamayo. pintura necesita pelear consigo misma, alimentarse de sus
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contradicciones. Ni la inmovilidad no el movimiento sino la Algo que no es ni crítica del objeto ni inmersión en la
vibración del punto fijo. El centro, el punto sensible. espesura de la materia: una suerte de transfiguración del
mundo que no me atrevo a llamar poética, aunque lo es,
Lo primero que impresiona al visitante de la reciente
porque la palabra se ha gastado por el uso inmoderado.
exposición de Tamayo, si por un instante se defiende de la
Algunos de sus cuadros últimos nos revelan al mejor
seducción de los colores, es el rigor. La reflexión pictórica
Tamayo, al más secreto. Un Tamayo casi sin rostro, apenas
alcanza aquí un refinamiento extremo, una osadía y una
personal, muy viejo y muy joven, recién despertado de un
delicadeza que hace pensar a veces en una suerte de cubismo
sueño de siglos. Esos cuadros no son una crítica del objeto.
renovado y otras en las experiencias más arriesgadas de la
No, esta pintura no es metafísica no cirugía. Dije más arriba
pintura abstracta. Cubismo porque muchos de los cuadros
que su mirada era de inquisición; debí escribir: sacrificio.
expuestos, además de ser sólidas construcciones plásticas,
Mirada-pedernal que atraviesa el objeto-ofrenda. Entre la
son una despiadada investigación del objeto, en su triple
muerte y la vida el sacrificio traza un puente: el hombre. Y
función: como cosa en el mundo, como forma aislada en el
por eso su pintura a veces nos parece una de aquellas
espacio, modelo para el ojo; y, en fin, como arquetipo o
escultura aztecas que revestían con piel humana. El sacrificio
esencia, como idea. Pintura abstracta pura (por
es transfiguración.
contraposición a lo informal o expresionista) porque cada
uno de estos cuadros en una investigación, un análisis y una París, 29 de diciembre de 1960
recreación de la materia como materia, esto es, como materia
percibida, por decirlo así, en su “materialidad”, materia que
se ve a sí misma y pretende extraer de sí misma su
significación. En uno y otro caso, Tamayo se propone algo Octavio Paz (1986) Puertas al campo. Barcelona: Seix
Barral.
que sólo consigue plenamente en sus momentos más altos.

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