INTRODUCCIÓN: Estamos en un día muy especial: recordando el derramamiento del Espíritu Santo en el día de Pentecostés. Todo lo que Jesús hizo aquí en la Tierra, lo hizo bajo la unción del Espíritu Santo; Juan el bautista identificó a Jesús como aquel que iba a bautizar con Espíritu Santo y fuego. El Espíritu Santo te lleva a la voluntad de Dios, pero, para poder tener su llenura tienes que anhelar ser lleno o ser llena de Él y tienes que anhelar vivir en comunión con el Espíritu Santo. Entonces Él, cada día te va a marcar lo que debas hablar. La Biblia nos habla mucho acerca del Espíritu Santo, de que él es una de las personas en la Trinidad Divina. No es sólo una influencia, un poder. El Espíritu Santo puede hablar, puede entristecerse; el Espíritu recuerda y enseña; puede guiar como también impedir. Es decir, el Espíritu es una persona. No somos solamente nosotros los que debemos poseer al Espíritu, sino que el Espíritu debe poseernos a nosotros. Debemos ponernos a disposición de él, dile lléname ahora espíritu de Dios, ven a mí, te anhelo Espíritu Santo. El Espíritu Santo no apareció por primera vez en el día del Pentecostés. Si leemos el Antiguo Testamento nos damos cuenta de que el Espíritu siempre ha obrado. Cuando Dios creó el cielo y la tierra, el Espíritu estaba allí, él es Dios. En la creación también estaba. ¿Qué sucedió en el día de Pentecostés? Dice que todos empezaron a hablar en nuevas lenguas. ¡Pedro que había negado al Señor, Tomás que había dudado, y también los otros, que huyeron y eran cobardes, hablaron en nuevas lenguas! Si tú y yo hubiéramos repartido el Espíritu, hubiéramos dicho así: ¡No, a Pedro no, a él no le damos el Espíritu Santo, y a Tomás tampoco, él no merece nada, porque ellos no se han comportado correctamente! Pero, gracias a Dios, no eres ni tú ni yo quienes repartimos el Espíritu, sino que es Dios que lo da. Él vio que Pedro necesitaba el Espíritu. Pedro había negado a Jesús. Ahora Pedro necesitaba poder para vencer, y vino el Espíritu Santo sobre él. Como viene sobre ti ahora. Después no dice más que Pedro negó a Jesús. Cuando Tomás recibió el Espíritu Santo, empezó a testificar del Señor. Antes decía: No puedo creer. Pero cuando recibió el Espíritu Santo empezó a contar a todos que Jesús vivió y predico, les llego el poder. No recibimos el Espíritu Santo como una medalla o condecoración, porque somos muy capaces, o porque oramos mucho, o porque vamos a las reuniones, o porque estamos en un ministerio, sino que lo recibimos por gracia, porque somos sus hijos. Nosotros necesitamos el Espíritu, así como los discípulos lo necesitaron. Porque es una promesa para nuestras vidas. En el día de Pentecostés vino el Espíritu Santo como un viento del cielo. No vino de ninguna iglesia, no vino de ningún pastor, sino del cielo. Debemos levantar nuestras manos al cielo, pues de allá vino el viento del Espíritu Santo y fuego. Y dile ven espíritu santo, ven a mí. En el día de Pentecostés no sólo vino un viento recio y hablaron en lenguas, sino que todos fueron llenos del Espíritu Santo y fuego. El fuego produce muchos efectos en la vida de un cristiano: 1. EL FUEGO DA CALOR. (ES ENERGÍA Y PODER) hechos 1:8. Un cristiano lleno del Espíritu es un cristiano lleno de calor. Hay un frío tremendo, en estos tiempos, un frío espiritual escalofriante, las personas no entran a la presencia del altísimo, El mundo necesita calor. Al llegar el Espíritu Santo nos transforma en cristianos ardientes que irradiamos calor donde quiera que estemos, en el trabajo, en la casa y en la iglesia. Dios quiere que seas una antorcha, que generes calor, para que la gente le agrade estar junto a nosotros. Hay personas que esparcen frío alrededor de ellos. Sentimos frío cuando nos encontramos con ellos, porque lo que ellos dicen y hacen es frío para Dios. La razón es que no tienen al Espíritu Santo. Si tienes el Espíritu Santo, entonces tendrás un fuego que arde adentro, y el calor se siente a tu alrededor, y dirás palabra que impactara a la gente. Cuando tienen apagado el espíritu, la cruz de Cristo parece que pesa toneladas. El frio del pecado parece un congelador. La oscuridad parecen tinieblas que jamás se quitarán. Nuestras tareas en la iglesia, en el reino de Dios, parecen un trabajo difícil. El Espíritu Santo no abandona al creyente pero si este apaga su acción y su protección, No es vencido pero deja de bendecir. No es debilitado pero deja de fortalecer. Elije avivar el Espíritu. Y Dios hará proezas en ti, contigo y por ti. El espíritu santo genera y suministra energía, lo que es lo mismo poder, hechos 1:8 y recibiréis poder cuando venga sobre vosotros el espíritu de Dios. Vas hacer cosas poderosas. No es suficiente experimentar el fuego del Espíritu Santo una sola vez. No podemos recibir calor de un fuego que ardía ayer. Necesitamos un nuevo y constante fuego para estar siempre ardiente en nuestros corazones. Llénate ahora del espíritu del Señor. Para que un fuego siga ardiendo, es necesario que sea avivado, soplado, que se le siga añadiendo leña o combustible, sino ese fuego tarde o temprano se apagará y dejará de cumplir su función. De la misma manera es necesario que mantengamos el fuego del Espíritu Santo encendido en nuestras vidas, ministrando a todos aquellos que lo necesitan. El Espíritu como fuego ministra calor al corazón y luz a la mente de la persona, en otras palabras trae revelación de Dios a nuestras vidas. Y al traer revelación trae unción, poder y gloria, para hacer grandes milagros. 2. EL FUEGO DA LUZ. (ILUMINA), Jesús dijo ustedes son la luz. Una persona que está llena del Espíritu Santo tiene luz dentro de ella. Es por eso que un cristiano lleno del Espíritu Santo no quiere vivir en oscuridad, sino que quiere vivir en comunión con el Espíritu Santo para no hacer lo malo. El creyente debe saber que todo lo que está asociado al mundo, como también todo pecado, apaga el Espíritu. La incredulidad es un gran pecado que apaga el fuego del Espíritu. Para mantener el fuego del Espíritu, debemos de practicar todo aquello que nos pone en contacto íntimo con Dios: la oración diaria, la lectura y el oír la Palabra de Dios, congregarse, alejarse del pecado, practicar el perdón, dejar la ira, permitirle a Él producir su fruto en nosotros. Un cristiano bajo el fuego del espíritu santo, siempre anhela su presencia, para estar en santidad y no puede ser tocado por el mal, está bajo la cobertura de Dios. Tú eres luz por el espíritu de Dios y alumbraras a todo aquel que ande en tinieblas, los de tu casa, tus amigos, los de tu trabajo, tus vecinos. Porque para esto nos sacó Dios de las tinieblas, para que seamos la luz del mundo y empecemos a llevar las buenas nuevas. Que el Espíritu Santo venga y sople de los cuatro vientos porque necesitamos que su pueblo sea avivado en este día, que su Espíritu venga y encienda los altares. Para iluminar tu matrimonio, tú casa, la iglesia, Valledupar y toda Colombia, que seamos luz para las personas. 3. EL FUEGO CONSUME. (ARDE Y QUEMA) Cuando el Espíritu Santo llega, muchas cosas arden. Si eres mentiroso, la mentira arde, y es consumida. La amargura, la crítica y la maldad, todo eso arde con el Espíritu Santo. Tal vez hay pecados que hemos dejado entrar en nuestra vida, que ni el pastor, ni los padres y los hermanos en la iglesia lo saben, pero Dios lo sabe, y cuando el Espíritu Santo llega se queman aquellas cosas. El pecado desaparece. El fuego consume y purifica aquello que no podía ser consumido. El Espíritu Santo y fuego, está aquí y llega a ti por primera vez, y está haciendo su obra: Limpiando todo tu corazón, tus pensamientos, tus manos, tus pies, toda tu vida es limpiada por el fuego del Espíritu Santo ahora, espíritu santo y fuego ven, ven, ven y llena a cada vida, aleluya. El fuego junta a las gentes. ¿Cómo van a venir muchos pecadores a nuestros templos? ¡Cuando el fuego del Espíritu Santo caiga, y empiece a arder en nuestro medio! El pecador dirá: ¡Tengo que ir al templo para escuchar la palabra! Tal vez estará sentado en la última banca, pero el fuego del Espíritu Santo también lo alcanzará allí. Espiritualmente, el fuego del espíritu santo representa la presencia de Dios en Su capacidad como Juez. El Espíritu Santo, es el poder de Dios, que purifica el alma, consume lo malo, e imparte pasión ardiente y gran celo por la obra del Señor. Llenos del poder del espíritu santo es que su pueblo es libre, de toda atadura, de toda enfermedad, de toda miseria, de toda pobreza, porque el fuego que está en ti, quema y consume toda obra de maldad, se libre con el fuego de su presencia. Que el Espíritu Santo venga sobre tu vida y que el poder del Altísimo te haga sombra. Que en este Pentecostés entres en una dimensión de fuego, en una nueva dimensión de identidad y de pasión por las cosas del Señor. Contagia a otros el fuego del Espíritu Santo que se derrama sobre tu vida. Aviva ese fuego del don de Dios que está en tu vida y que al avivarlo puedas enfrentar adversidades y estés dispuesto a rendirlo todo por el Señor. CONCLUSIÓN: En Lucas 11:13 dice así: ¿cuánto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan? Tú recibes el Espíritu cuando lo pides a nuestro Padre Dios. No recibimos por lo tanto, otra cosa. Si ya tienes ese fuego del Espíritu Santo, dale la oportunidad para que se mueva en tu vida, sirve a Dios, levántate y se valiente. Si aún no has recibido ese fuego de parte de Dios: *Hoy Él quiere llenarte y bendecirte. Solo búscalo a Él, el Espíritu Santo es la Promesa de Dios más gloriosas para nuestras vidas. *A nosotros ya nos pusieron el fuego en el corazón, si tú pides que el Espíritu Santo ahora envíe el fuego sobre tu vida, lo va a enviar. *Vive bajo el fuego del espíritu santo.