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“La Doctrina del Shock” Naomi Klein

LA DOCTRINA DEL SHOCK


Naomi Klein

INTRODUCCIÓN
LA NADA ES BELLA
Septiembre 2005 Nueva Orleans, Luisiana, tras la catástrofe del Huracán Katrina el
congresista republicano Richard Baker declaró: “Por fin hemos limpiado Nueva Orleans de
los pisos de la protección oficial. Nosotros no podíamos hacerlo pero Dios si”. Mientras
que el constructor Joseph Canizaro opinaba “Creo que podemos empezar de nuevo,
pasando la página. Y en esa página blanca tenemos grandes oportunidades”. Declaraciones
que ignoraban la tragedia que había ocurrido y no era porque estuvieran ciegos si no que
tenían malas intenciones.
Milton Friedman, gran gurú del movimiento a favor del capitalismo de libre mercado, vio la
oportunidad en las aguas que inundaban Nueva Orleans para que en lugar de gastar una
parte de millones de dólares en la reconstrucción y la mejora del sistema de educación
pública en Nueva Orleans el gobierno entregase cheques escolares a las familias para que
éstas pudieran dirigirse a las escuelas privadas, muchas de las cuales ya obtenían
beneficios, y dichas instituciones recibieran subsidios estatales a cambio de aceptar a los
niños en su alumnado, volviendo esto una reforma permanente. Busch apoyó sus planes con
decenas de millones de dólares con el propósito de convertir las escuelas de Nuevo Orleans
en “escuelas chárter”, es decir escuelas originalmente creadas construidas por el Estado que
pasarían a ser gestionadas por instituciones privadas con sus propias reglas. Desde su punto
de vista las únicas funciones del Estado consistían en la protección de libertades, contra
enemigos del exterior y los del interior: defender la ley y el orden, garantizar los contratos
privados y crear el marco para mercados competitivos.
Así que en menos de diecinueve meses con la mayoría de los ciudadanos pobres aún
exiliados de sus hogares, las escuelas públicas fueron sustituidas casi en su totalidad por
una red de escuelas chárter de gestión privada.
Estos ataques organizados contra las instituciones y bienes públicos, siempre después de
acontecimientos de carácter catastrófico, declarándolos al mismo tiempo atractivas
oportunidades de mercado, reciben el nombre en este libro de “capitalismo del desastre”.

LA TERAPIA DEL SHOCK EN CASA


Tras lo ocurrido en Estados Unidos el 11 de septiembre la administración de Bush
aprovechó la oportunidad generada por los ataques para lanzar la guerra contra el terror,
pero también garantizar el desarrollo de la industria exclusivamente dedicada a los
beneficios, un nuevo sector de crecimiento para la debilitada economía estadunidense. El
término de “complejo de capitalismo del desastre” la describe. Estamos ante una guerra
global cuyos combates se libran en todos los niveles de las empresas privadas cuya
participación se subvenciona con dinero público, cuyo fin es su presencia en el mercado
bajo distintas formas: desde la lucha contra el terrorismo hasta las misiones de paz
internacionales, desde la seguridad municipal hasta la reacción con motivo de los desastres
naturales. Todo con el objeto de privatizar el gobierno.
Tenemos como ejemplo los contratos a servicios de seguridad que ascendieron brutalmente,
sin contar el los beneficios en la venta de armas en esta guerra y las franquicias que se
contratan para alimentar a los militares durante la guerra.
En estos tiempos la respuesta y medidas de reacción frente a guerras y desastres han
alcanzado tan alto grado de privatización que constituyen un nuevo mercado en sí mismas:
no es necesario esperar a que termine la guerra para que empiece el desarrollo económico.
El término más preciso para definir este sistema es el “Corporativista” y sus principales
características consisten en una gran transferencia de riqueza pública hacia la propiedad
privada, el incremento de las distancias entre ricos y pobres y un nacionalismo agresivo que
justifica un cheque en blanco en gastos de defensa y seguridad.

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LA TORTURA COMO METÁFORA
La tortura más que una herramienta para imponer reglas es una metáfora subyacente de la
doctrina del shock, pues consistía en colocar al prisionero en un estado de profunda
desorientación y shock para obligarle a hacer concesiones contra su voluntad (método
descrito en los manuales de la CIA, que fueron desclasificados), creándole una ruptura
violenta en su capacidad de comunicarse y entender el mundo que lo rodea a través de
privación de los sentidos (con capucha, tapones etc.,) luego estimulación arrolladora (luces
estroboscopias, música alta, etc.), y una vez producido una especie de shock en donde los
prisioneros darán la información, confesiones de culpabilidad, la renuncia a sus anteriores
creencias. Este trauma provoca en la persona un estallido ente lo que es familiar y su propia
imagen que lo hará cooperar a lo que quieran.
Cómo ejemplo esta el 11 de septiembre donde millones de personas en todo el mundo
vieron que aquello que les era familiar estalló en mil pedazos y dio paso a un periodo de
desorientación que la administración de Bush supo aprovechar.

LA GRAN MENTIRA
Milton Friedman, apenas mencionó el papel de shocks y las crisis que contribuyeron a su
modelo económico sino que en su historia oficial se escribió de cómo su propuesta de
capitalismo radical se había convertido en la ortodoxia del gobierno en casi todo el mundo.
En esta historia se narra diciendo que Friedman dedicó su vida a una pacífica lucha contra
los que creían que los gobiernos tenían responsabilidad de intervenir en el mercado para
suavizar su dureza. Estaba convencido de que la historia se había “equivocado de vía”
cuando los políticos empezaron a prestar atención a John Maynar Keynes. El hundimiento
del mercado en 1929 había establecido un consenso en general: el laissez faire había fallado
y los gobiernos debían intervenir en la economía y fijar un marco de regulación
empresarial. Durante esta etapa Friedman y su mentor, Fredrich Hayek, protegían con suma
paciencia la llama del capitalismo.
Este libro es un desafío contra la afirmación de la historia oficial: que el triunfo del
capitalismo nace de la libertad, que el libre mercado desregulado va de la mano con la
democracia. En lugar de eso, se demostrará que esta forma fundamentalista del capitalismo
ha surgido a través de violencia y la coerción, infligidas en el cuerpo político, colectivo e
individuales. La historia del libre mercado contemporáneo- el auge del corporativismo en
realidad- ha sido escrito con letras de Shock.
Cabe aclarar que no se está afirmando que todas las formas de la economía del mercado son
violentas de por sí. Es perfectamente posible poseer una economía de mercado que no exija
tamaña brutalidad ni pida un nivel tan prístino de ideología pura. Los mercados no tienen
por qué ser fundamentalistas.

PRIMERA PARTE

LOS DOS INGENIEROS DEL SHOCK


INVESTIGACIÓN Y DESARROLLO

Capítulo 1
EL LABORATORIO DE LA TORTURA
Gail Kanster fue una de las personas que ha sobrevivido al mayor número de shocks,
debido a que fue víctima de los experimentos clandestinos de la CIA con electroshocks y
otras “técnicas especiales de interrogatorio”. Experimentos que consistían en privación de
sueño, aislación, suministro de altas dosis de electroshocks y de drogas experimentales
como el LSD y el alucinógenos PCP (fenciclidina), los cuales transportaban a los pacientes
a estados pre verbales e infantiles, y se habían realizado en Allan Memorial Institute de la
Universidad de McGill, bajo la supervisión de Ewen Cameron.

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La financiación de la CIA se descubrió a finales de los años setenta gracias a la solicitud
amparada por la Freedom of Information Act, que dio lugar a varias sesiones en el Senado
de los Estados Unidos. Antiguos pacientes de Cameron demandaron a la CIA y al gobierno
Canadiense, que habían aportado dinero a las operaciones de Cameron.
Estos habían acudido a Cameron en busca de alivio a causa de ligeros trastornos mentales y
fueron utilizados sin su conocimiento o consentimiento, como cobayas humanas para
satisfacer la sed de información de la CIA acerca de las técnicas de control mental.
Cameron desempeñó un papel clave en el desarrollo de las técnicas de tortura
contemporánea de los Estado Unidos. Sus experimentos nos ofrecen un claro ejemplo de la
lógica subyacente en el capitalismo del desastre. Al igual que los economistas defensores
del libre mercado, que están convencidos de que sólo mediante un desastre de enormes
proporciones –una gran destrucción- se puede preparar el terreno para sus “reformas”,
Cameron creía que podría recrear mentes que no funcionaban, y reconstruir personalidades
sobre esa ansiada tabla rasa, si infligía dolor y traumatizaba el cerebro de sus pacientes.

EN LA TIENDA DEL SHOCK


El historial médico de Kastner cuenta como su primer análisis al entrar a la clínica Allan
Memorial Institute durante los años cincuenta y a los dieciocho años de edad con Ewen
Cameron; era el de un “individuo razonablemente bien equilibrado”, que sufre de episodios
de ansiedad causado por un maltrato de su padre, según el diagnóstico de Cameron. Las
enfermeras la describían como “alegre, sociable y simpática”. Pero al cabo de unas semanas
mostraba un “comportamiento infantil, expresaba ideas extrañas y aparentemente estaba en
un estado de alucinación y era destructiva”. Luego se volvió “manipuladora, hostil y muy
agresiva”. Finalmente pasiva y apática incapaz de reconocer a los miembro de su familia.
El diagnóstico final es de “esquizofrenia, con claro rasgos histéricos”.
Esta metamorfosis tenía que ver con los tratamientos que constan en el expediente médico
de Gail: alta dosis de insulina, combinaciones de ansiolíticos y antidepresivos, periodos de
inconsciencia inducida y una cantidad de electroshocks ocho veces superior a la media que
se solía administrar en esa época.

LA BUSQUEDA DE LA PUREZA
Ewen Cameron, presidente de la Asociación Americana de Psiquiatría, buscaba recrear la
mente de sus pacientes, en lugar de curarles o arreglar lo que fuera disfuncional, y para ello
utilizaba un método de su invención llamado “impulso psíquico”. Creía que la única forma
de enseñar a sus pacientes a comportarse de forma sana era meterse dentro de sus mentes y
“quebrar las viejas pautas y modelos de comportamiento patológico”. El primer paso
consistía en “erradicar las pautas”, es decir “poner a la mente en un estado como tabla vacía
sobre la cual no hay nada escrito”, logrando esto atacando el cerebro con todos los
elementos que interfieren su funcionamiento normal. Estás eran tácticas militares de “shock
y conmoción”.
En los años cuarenta, la técnica de electroshocks se estaba popularizando, pero en lugar de
curar había tenido como efectos secundarios: amnesia, regresión en los pacientes a un grado
de no poder hablar y andar. Cameron creía que la terapia del shock arrojaría a los pacientes
a la infancia en una regresión absoluta.
Así que para “borrar la pauta” de sus pacientes, Cameron utilizó un instrumento llamado
Page-Russell, que administraba hasta seis descargas consecutivas en una vez. Debido a que
algunos pacientes seguían aferrándose a retazos de sus personalidades originales, los
desorientaba aún más con anfetaminas y drogas alucinógenas.
Una vez lograda la “eliminación de las pautas” el proceso de “implantación de conducta”
podía empezar; el cual consistía en hacer escuchar a los pacientes mensajes constantes
durante horas y días con los cuales el psicólogo pensaba que empezarían a comportarse de
manera distinta. A media dos de los cincuenta la CIA se interesó en los métodos de
Cameron. Eran principios de la histeria de la Guerra Fría, y la agencia lanzó un programa
para investigar lo que llamaban “técnicas de investigación”, el cual examinaban técnicas de
interrogación poco habituales, incluyendo acoso psicológico, aislamiento total y el uso de
drogas y sustancias químicas.

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Este proyecto se llamó MKUltra y aunque el objetivo declarado de la investigación era
preparar a los soldados de las potencias occidentales para técnicas coercitivas a las que
podrían ser sometidos en caso de ser capturados lo que realmente pretendía era desarrollar
métodos alternativos de interrogatorio.
El Doctor Donald Hebb especuló con la posibilidad de que los comunistas estuvieran
manipulando a los soldados capturados aislándolos en celdas e impidiéndoles el uso de sus
sentidos. Y tras las investigaciones que realizó Hebb al recibir una beca de investigación
del departamento de Canadá, experimentó con estudiantes el aislamiento de todos los
sentidos y a pasarles continuamente mensajes logrando resultados satisfactorios. Hebb
había demostrado que en un periodo de aislamiento intensivo podía interferir en la
capacidad de pensar claramente y hacía que las personas se inclinaran con más facilidad
ante las sugerencias o indicaciones de sus captores. Aunque dicho informe también
indicaba que tal experimento era como una forma de tortura. Pero para Owen esto no
parecía problema alguno, así que en 1957 al obtener su primera beca de la CIA aplicó a los
experimentos altas dosis de shocks, más de las indicadas, añadió más drogas
experimentales al coctel que recibían, además de la manipulación mental a través de una
completa privación sensorial e incremento en la duración de ciclos de sueño. Proceso que
según el “reduciría las defensas del sujeto” haciéndolos más receptivos a los mensajes de
las cintas.
En un artículo publicado de Cameron afirmaba que “existen factores que nos permiten
mantener una imagen espacial y temporal”.
Es decir, que nos permite saber quiénes somos y dónde estamos. Esas dos fuerzas son:
a) una fuente continuada de información sensorial
b) nuestra memoria
Gracias al electroshock, Cameron aniquilaba la memoria; mediante las celdas de
aislamiento destruía todo origen de su información sensorial.
El trabajo de Cameron recibió financiación de la CIA hasta 1961 y durante varios años el
destino de sus investigaciones y el uso que el gobierno de Estados Unidos le dio
permaneció en un claroscuro. Pero cuando se abrió por fin a investigación en el Senado
acerca de la participación de la CIA en dichos experimentos se puso en manifestó que la
CIA y Ewen habían destrozado las vidas de los pacientes sin ningún resultado
mínimamente válido. Así que el antiguo director de MKUltra declaró que estos
experimentos habían sido un grave error y no habían obtenido ningún resultado positivo.
Aunque en la prensa y en libros se sigue hablando de los experimentos como “técnicas de
control mental” o “lavado de cerebro y pocas veces como “tortura”.

LA CIENCIA DEL MIEDO


En 1988 The New York Times publica reportaje sobre la implicación de los Estados Unidos
en la tortura y los asesinatos que habían tenido lugar en Honduras. Florencio Caballero un
interrogador hondureño, reveló que él y sus compañeros habían viajado a Texas y que la
CIA los había entrenado con tácticas psicológicas: como estudiar el miedo y las debilidades
de un prisionero. Hacer que se levantara y se quedara de pie, no dejarlo dormir, desnudarle,
aislarlo entre otros métodos de tortura. También se menciona en el artículo la técnica de
electroshocks, mediante descargas eléctricas aplicadas a los interrogados.
Dichas publicaciones provocaron la investigación en el Comité de Inteligencia en el Senado
donde la CIA confirmó que Caballero efectivamente había asistido a un curso de
explotación de recursos humanos de la CIA.
Tras amenaza de demanda la CIA tuvo que hacer público un manual titulado Kurbark
Counterintelligence Information, dicho texto era un manual acerca de cómo extraer
información “de fuentes no colaboradoras” a través de privación sensorial y técnicas para
infligir dolor, en otras palabras “tortura” que se nutre principalmente de la investigación
encargada de MKUltra. Era una manual sobre cómo desmantelar paso a paso la
personalidad del ser humano.
La Freedom of Informatión Act descubrió una versión actualizada del manual, publicada
por primera vez en 1983, para ser utilizada en Latinoamérica.

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Lo que fascinó a los autores de Kubark fue el enfoque de Cameron en la regresión, el texto
se recrea en esa idea “Todas las técnicas utilizadas para quebrar la obstinación de un
prisionero, el espectro completo que va desde el simple aislamiento hasta la hipnosis y
narcóticos, son métodos esencialmente para agilizar el proceso de la regresión. A medida
que el interrogado se desliza hacia un estado de infantilismo, su personalidad adquirida o
estructurada se derrumba”. En ese instante, el prisionero se sumerge en un estado de “shock
psicológico” y es cuando “la fuente esta lista para sugestión y colaboración”. Sencillamente
lo que enseñaba el manual era ilegal y debía permanecer en secreto por su naturaleza y ellos
aseveraban que no eran responsables de los excesos de éste.
El ataque terrorista del 11 de septiembre de 2001 era un shock distinto al del manual
Kubark, pero sus efectos fueron notablemente similares: desorientación, miedo y ansiedad
aguda, y una regresión colectiva. Bush se apresuró a jugar con ese miedo para desempeñar
el papel del padre protector dispuesto a defender la “patria” y su pueblo por los medios que
fueran necesarios.
La verdadera innovación de la administración de Bush es que ha internalizado, torturando a
los prisioneros en instalaciones estadounidenses, con sesiones de tortura dirigidas o
gestionadas por norteamericanos. Esa es la diferencia del régimen de Bush: se atrevió a
pedir el derecho de torturar sin vergüenza alguna. Decretando que los presos en Afganistán
ni entraban en el marco de la convención de Ginebra porque eran “combatientes enemigos”
no prisioneros de guerra. Después el Secretario de Defensa aprobó una serie de técnicas de
interrogación especiales para la guerra contra el terror que incluían los métodos descritos
por los manuales de la CIA. Por esto mismo miles de prisioneros extranjeros han sufrido un
régimen de tortura sin la posibilidad de un juicio público en los tribunales civiles.
Hay varios testimonios, informes y fotografías que aseguran que en la base estadunidense
ubicada en Guantánamo, Cuba, se desprenden las mismas condiciones que en Allan
Memorial Institute; cárcel donde los prisioneros son encapuchados privados de todos sus
sentidos, aislados en celdas, y sólo salen para recibir un bombardeo de ruidos como
ladridos de perros, música a todo potencia, maullidos de gatos etc. Y los efectos de éstas
técnicas son los mismos que se obtenían en el Allan. Un clérigo musulmán retirado del
trabajo en Guantánamo, ha descrito a los prisioneros, afirmando que presentaban los
síntomas clásicos de la regresión extrema.
También hay motivos para creer el uso de torturas con descargas eléctricas en prisioneros
del gobierno estadunidense, puesto que hay testimonios de varios prisioneros que afirman
de haber sufrido este tipo de tortura.

EL FRACASO DE LA RECONSTRUCCIÓN
Gail Kastner es un claro ejemplo de cómo la teoría de Cameron basadas en la idea de que
llevar a sus pacientes a un estado de regresión crearía condiciones ideales para el
“renacimiento” de ciudadanos de impecable comportamiento fracasó espectacularmente.
No importa el grado de regresión que alcanzaron sus pacientes: jamás llegaron a absorber
por completo los mensajes incansablemente grabados en cintas. Además un estudio de
seguimiento determino que el 75% de sus pacientes habían empeorado después de sus
tratamientos. La “pautación psíquica” no funcionó, y finalmente el Allan Memorial Institute
prohibió dichas prácticas.
Los capitalistas del desastre comparten la misma incapacidad de distinguir la destrucción y
creación, entre dolor y recuperación. Tal y como ocurre en Irak, los creyentes en los
poderes de shock, arquitectos de la invasión británico-estadunidense pensaron que el
despliegue de fuerzas sería tan abrumador, que los iraquíes entrarían en una especie de
animación suspendida, parecida a la descrita en el manual de Kubark. En esa oportunidad,
los invasores introducirían un paquete de nuevas medidas de shock; esta vez económicas;
que crearían una democracia de libre mercado sobre la perfecta tabla rasa que constituiría el
Irak después de la invasión. Ese día jamás llegó. Como Cameron los doctores del shock en
Irak son capaces de destrozar pero no parecen que sepa reconstruir nada.

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Capítulo 2
EL OTRO DOCTOR SHOCK
Milton Friedman y la búsqueda de un laboratorio laissez-faire.
Milton Friedman fue quien aporto a la Facultad de Economía de la Universidad de Chicago
su fervor revolucionario. Su misión como la de Cameron, se basaba en el sueño de regresar
a un estado “natural” donde todo estaba en equilibrio antes de que las interferencias
humanas crearan patrones de distorsión.
Soñaba con eliminar los patrones de las sociedades y devolverlas a un estado de capitalismo
puro, purificado de toda interrupción como pudieran ser las regulaciones del gobierno, las
barreras arancelarias o los intereses de ciertos grupos.
También creía que cuando la economía estaba muy distorsionada la única manera de
alcanzar el estado previo era infligir deliberadamente dolorosos shocks y la herramienta que
él escogió fue la política. Sin embargo Milton no podía recurrir a una economía real que
demostrase que si eliminaban todas las “distorsiones” quedaría una sociedad de la
abundancia con perfecta salud, pues ningún país era considerado un ejemplo perfecto de
laissez-faire.
Para las fes fundamentalistas la Economía de la Escuela de Chicago es un sistema cerrado.
La premisa inicial es que el libre mercado es un sistema científico perfecto, si algo no
funciona en una economía de libre mercado tiene que ser porque el mercado no es
auténticamente libre. Los chicagos veían en un país capitalista interferencias por todas
partes: políticos fijaban precios para hacer los productos más asequibles, fijaban salarios
mínimos para que no se explotaran a los trabajadores y para que todo el mundo tuviera
acceso a la educación. Medidas que hacían daño al equilibrio del mercado. Por lo que la
misión de los chicagos era liberar al mercado de esas interrupciones y pudiera elevarse.
La auténtica fuente de sus problemas eran las ideas de los keynesianos en Estados Unidos,
los socialdemócratas y los desarrollistas que entonces se llamaba el Tercer Mundo. Así que
los chicagos declararon la guerra contra estos economistas eclécticos, ellos buscaban una
Reforma, un retorno a un capitalismo puro.
En 1947 Friedman se unió a Frederich Hayek (quien también dio clases en la Universidad
de Chicago) para formar la sociedad Mont Pelerin, un club economista partidario del libre
mercado con su sede en Suiza, la sociedad no consideraba adecuado defender que las
empresas debían tener libertad para gobernar el mundo como creyeran conveniente, pues
todavía estaba fresco el recuerdo del crash en 1929 y de la Gran Depresión que le siguió, la
cual Keynes llamó “el fin del laisez-faire”. La magnitud de aquel desastre del mercado
había hecho que cobrara fuerza la exigencia de que el gobierno participara activamente en
la economía. Para evitar la depresión y prevenir el desempleo, fue una época donde se
permitió los pactos entre izquierda y derecha. Se lanzaron programas públicos para evitar
que la gente se pasara a la extrema izquierda. Fue este imperativo lo que provocó la
seguridad social en Estados Unidos, sanidad pública en Gran Bretaña y protección de los
trabajadores en Francia y Alemania.
En el mundo en vías de desarrollo se imponía una tendencia similar, más radical, que se
conoció con el nombre de desarrollismo o nacionalismo del Tercer Mundo. Esta tendencia
afirmaba el escape de la pobreza a través de una industrialización orientada al interior en
lugar de recurrir a la exportación de recursos naturales. Defendían reglamentar y
nacionalizar la explotación de petróleos, minerales y otras industrias claves, de modo que
gran parte de los beneficios obtenidos sirvieran para como un proceso de desarrollo
financiado por el gobierno.
Y como ejemplo del gran éxito de esta tendencia es el conocido Cono Sur que era Chile,
Argentina, Uruguay y partes de Brasil, los cuales volcaron grandes cantidad de dinero en
infraestructura, ofreciendo a los empresarios subsidios para que construyeran fábricas y así
evitar la entrada de productos extranjeros con aranceles altos. Se fundaron poderosos
sindicatos para los trabajadores y sus hijos estudiaron en las nuevas escuelas públicas.
En el éxito de las políticas planificadas supuso una época oscura para el Departamento de
Economía de la Universidad de Chicago y eran muy pocos las personas que estaban muy
interesados en sus ideas.

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La economía crecía a buen ritmo, pero los accionistas y propietarios se veían obligados a
redistribuir sus riquezas a través de los impuestos que gravaban y el salario de los
trabajadores que había aumentado.
El sector privado perdía la guerra contra el desarrollismo, y si éstos se atrevían a decir que
el salario mínimo y los impuestos de las empresas debían abolirse los hubieran acusado de
explotadores. Y es ahí donde entró en juego la Escuela de Chicago, puesto que cuando
Friedman, que era un matemático y brillante orador, afirmaba lo mismo sus declaraciones
quedaban imbuidas en un aura de imparcialidad científica. El efecto beneficioso de que
estas posiciones fueran presentadas por instituciones académicas hizo que llovieran
donaciones a la Escuela de Chicago, dando a luz a una red global de derechas.
En su libro Capitalismo y libertad, Friedman diseñó lo que se convertiría en el manual del
libre mercado, constituiría el programa económico del movimiento neoconservador.
Afirmaba que los gobiernos debían eliminar reglamentaciones y regulaciones que
dificultaran la acumulación de beneficios, vender todos los activos que pudieran ser
operados por una empresa y dar beneficios y cortar los fondos asignados a programas
sociales. Los impuestos debían ser bajos y tanto los ricos como los pobres debían pagar la
misma tasa, todos los precios incluyendo el del trabajo debían ser establecidos por el
mercado y proponía privatizar sanidad, correos y educación. Es decir lo que Milton buscaba
era el abandono del New Deal (tregua entre el Estado, empresas y trabajadores) y transferir
la riqueza compartida a manos privadas.

LA GUERRA CONTRA EL DESARROLLISMO


Dos de los principales defensores en derrocar el desarrollismo que se veía en el Cono Sur
eran John Foster Dulles, el secretario de Estado de Dwigth Eisenhowern (republicano de
línea dura en la Casa Blanca, que tenía el ojo puesto en las futuras elecciones) y su hermano
Allen Dulles, director de la CIA. Ambos habían trabajado en el despacho Sullivan &
Cromwell, de Nueva York, donde representaban empresas que se veían perjudicadas con el
desarrollismo.
Los resultados de la influencia de los Dulles fueron inmediatos: en 1952 lanzó su primer
golpe de Estado, consiguió derrocar a Mossadegh en Irán (líder desarrollista que había
nacionalizado el petróleo) y reemplazarlo por el brutal sha. Y en 1954 la CIA derrocó al
presidente de Guatemala, Jacobo Arbenz, por petición directa de la empresa United Fruit
Company (quienes habían sido sus clientes en el despacho) debido a que le habían
expropiado sus tierras que no usaban, y con su debida indemnización, para el proyecto de
transformación de este país.
Pero para erradicar el desarrollismo 1953 Albion Patterson, director de la Administración
para la Cooperación Internacional de Chile, y Theodore W. Schultz, presidente de
Departamento de Economía en la ciudad de Chicago crearon el “Proyecto Chile” el cual
consistía que el gobierno estadunidense pagaría para enviar estudiantes chilenos a aprender
economía a la Universidad de Chicago.
Schultz y sus colegas en la universidad también recibirían dinero para viajar a Santiago,
investigar la economía chilena y formar estudiantes y profesores en los fundamentos de la
Escuela de Chicago. Fue la Universidad Católica de Chile la que sirvió para este proyecto
cuyo objetivo era producir combatientes ideológicos que ganaran la batalla de las ideas
contra los economistas de América Latina.
Este programa se amplió incluyendo la alta de argentinos, brasileños y mexicanos. Esta
expansión se financió con la donación de Fundación Ford y posibilitó la creación del
Centro de Estudios Económicos Latinoamericanos de la Universidad de Chicago.
Los estudiantes que participaron en el programa llamados Chicago Boys chilenos se
convirtieron en entusiastas embajadores regionales de las ideas que llamaron
“neoliberalismo” y viajaron a Argentina y Colombia para abrir, además de las que ya había
en Chile, más franquicias de la Universidad de Chicago.
Sin embargo este sistema no funcionó, porque el propósito principal del proyecto era
formar una generación de estudiantes que se convirtieran en líderes intelectuales de los
asuntos económicos en Chile pero esto no paso. De hecho, estaban quedándose atrás.

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Después del fracaso del Proyecto Chile, surgió una oportunidad para los Chicago Boys:
Richard Nixon fue elegido presidente de Estados Unidos, el “tenía una política exterior
creativa y, en general, bastante efectiva” dijo Friedman.
El gobierno de Unidad Popular de Salvador Allende ganó las elecciones de 1970 en Chile
con un programa que prometía poner en manos del gobierno grandes sectores de la
economía que estaban dirigidos por empresas extranjeras y locales, comprometiéndose a
negociar indemnizaciones para compensar a estas empresas. Cuando Nixon se entero de
esto lanzó la orden al director de la CIA, Richard Helms, a que “hiciera chillar la
economía”, contando con el apoyo de todas las empresas estadunidenses con el fin de
obligar a Allende a desistir su campaña de nacionalizaciones. Para lograr dicho objetivo
bloquearon los créditos junto con los bancos privados y los extranjeros, evitaron la compra
de productos chilenos, utilizaron su propia reserva de cobre para no comprar la de Chile y
provocaron la escases de dólares en el país.
La empresa International Telephone and Telegraph Company que poseía el 70% telefónica
chilena preparó una estrategia de dieciocho puntos para la administración de Nixon que
contenía una petición clara de golpe de Estado: “Contacten con fuentes fiables dentro del
ejército chileno” alimenten y planifiquen su descontento con Allende y luego propongan la
necesidad de apartarlo del poder.

LECCIONES SOBRE EL CAMBIO DE RÉGIMEN: BRASIL E INDONESIA


Los oponentes de Allende estudiaron los dos posibles modelos de “cambio de régimen”.
Uno era el de Brasil, donde hicieron un país abierto a la inversión extranjera de una manera
pacífica, pero al ver que el pueblo se resistía con manifestación cambiaron radicalmente la
táctica: se eliminaron los restos de la democracia, se negaron todas las libertades civiles, se
recurrió a la tortura y los asesinatos ordenados por el Estado se hicieron habituales.
En Indonesia para derrocar al presidente Sukarno, que irritó a los países ricos con sus
políticas proteccionistas, la CIA compiló una lista de principales líderes de izquierda,
documento que acabó en manos del general Suharto, mientras el Pentágono le ayudó
suministrándole armas y radios de campaña. Suharto envió entonces a cazar a los cuatro o
cinco mil izquierdistas que aparecían en la lista.
Aunque Suharto eliminó a los izquierdistas fueron los economistas indonesios educados en
la Universidad de California en Berkeley, llamada la mafia Berkeley (también financiados
por la Fundación Ford) quien preparó el plan económico y trabajó con el ejército en los
preparativos del golpe desarrollando “planes de contingencia” por si el gobierno caía de
repente. Y así fue, Suharto llenó su gobierno con miembros de esta mafia entregándoles
todos los puestos económicos importantes, en los que se encargaron de aprobar leyes que
permitían a las empresas extranjeras el control total de los recursos, se concedieron
“vacaciones fiscales”.
Para los que planeaban derrocar a Allende las experiencias de Brasil e Indonesia resultaban
una útil panorámica de contrastes. El error el Brasil al haber hecho escaso uso del poder del
shock, ya que sus adversarios tuvieron la oportunidad de reagruparse. Aunque la Junta
logró mantener las calles limpias, la oposición fue un elemento obstaculizador de sus planes
económicos. Por el contrario, Suharto había probado que si se empleaba una represión
masiva en forma previa, el país caería en un estado de shock que permitiría eliminar toda
resistencia aún antes de que cobrara vida.
La otra lección fue la alianza entre Suharto y Berkeley, dado que estaban dispuestos a
ocupar posiciones “tecnócratas” en el nuevo gobierno, así que el golpe eliminó la amenaza
de nacionalistas y transformó a Indonesia para los inversores extranjeros.
Durante algún tiempo, la planificación del golpe contra Allende transcurrió por dos vías
paralelas: los militares que conspiraban para exterminar a Allende y a sus seguidores,
mientras los economistas (los Chicago Boys) se ocupaban de la exterminación de su
ideario. Cuando finalmente se produjo, el golpe de Chile presentó tres formas distintas de
shock: primero el golpe militar, luego el tratamiento de choque capitalista marca de la casa
de Friedman, técnica aprendida en la Universidad de Chicago y por último la técnica de
Ewen Cameron, la privación sensorial y la aplicación de drogas, recopiladas del manual de
Kubark de los que se beneficiaron la policía y los estamentos militares latinoamericanos.

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SEGUNDA PARTE

LA PRIMERA PRUEBA
DOLORES DE PARTO

Capitulo 3
ESTADOS DEL SHOCK
El sangriento nacimiento de la contrarrevolución
Desde el principio Pinochet tuvo el completo control de ejército, la Armada, los marines y
la policía. El presidente Allende no disponía de ejército propio. Claramente quería que el
acontecimiento fuera de los más dramático y traumático posible. A pesar de que el golpe no
fue una guerra, estaba diseñado para parecerlo, lo que lo convierte en un precursor chileno
de la estrategia del shock y la conmoción.
Con Allende muerto y su gabinete cautivo, la gran batalla de la Junta militar había
terminado. Pero matar y encarcelar al gobierno no era suficiente, convencidos los generales
de que solo podrían retener el poder si lograban que los chilenos quedaran completamente
aterrorizados, en los días que siguieron al golpe, unos quince mil civiles fueron arrestados,
subidos a camiones y encarcelados, muchos fueron torturados y cientos ejecutados. Al poco
tiempo la comunidad había captado el mensaje: la resistencia es mortal.

EL FRENTE ECONÓMICO
Después del 11 de septiembre de 1973 (golpe de Estado en contra de Allende), Pinochet
nombró a varios licenciados de Chicago como sus principales asesores económicos, los
llamaban los tecnócratas, lo cual encajaba con la pretensión de los de Chicago de que
arreglar una economía era una cuestión científica y no de lecciones humanas subjetivas.
Durante el primer año Pinochet siguió fielmente las reglas de Chicago: privatizó algunas
empresas estatales, permitió formas nuevas de especulación financiera, abrió las fronteras a
las importaciones extranjeras, recortó el gasto público en un 10%, excepto el gasto militar
que aumentó significativamente. También eliminó el control de precios, el cual el país
llevaba décadas regulando.
Pero en lugar de recuperar el equilibrio y disminuir la inflación como aseguraron que iba a
pasar los Chicagos, en 1974 la inflación alcanzó el 375% la tasa más alta del mundo. Los
precios de productos de primera necesidad subió por las nubes, los chilenos perdían sus
empleos, las empresas locales cerraban a docenas, se extendió el hambre.
Los únicos que se beneficiaban de la situación eran las empresas extranjeras y un pequeño
grupo de financieros conocidos como “pirañas” que se forraban especulando.
Los Chicagos arguyeron, que su teoría era perfectamente correcta y que el problema era que
no se estaba aplicando de forma suficientemente estricta porque quedaban “distorsiones”,
consecuencia de casi medio siglo de interferencias gubernamentales.
En marzo de 1975 pidieron asesoría a Milton Friedman el cual afirmó que el “tratamiento
de choque” sería la única cura. Animó a Pinochet a cortar todavía más el gasto público (un
25% en los próximos seis meses) en todos los apartados, a adoptar políticas pro
empresariales que se acercaran más al “completo libre mercado”, también predijo que
cientos de personas que perderían su trabajo en el sector público pronto encontrarían trabajo
en sector privado. Friedman subrayó la importancia del “shock”, afirmó que el
“Gradualismo no era factible”.
Pinochet siguió el plan plenamente, no se apiadó de las empresas locales y eliminó todavía
más las barreras arancelarias. El resultado fue la pérdida de 177 mil puestos de trabajo entre
1973 y 1983, la economía descendió a niveles que nunca se habían visto desde la Segunda
Guerra Mundial.
La teoría de terapia del shock se basa en parte en el papel de las expectativas como
combustible del proceso inflacionario. Para poner freno a la inflación no basta con cambiar
la política monetaria sino que además hay que cambiar la actitud de consumidores,
empresarios y trabajadores.

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“La Doctrina del Shock” Naomi Klein
Lo que hace un cambio súbito de política es alterar rápidamente las expectativas y señalar
al público que las reglas del juego han cambiado dramáticamente: los precios no van a
seguir subiendo ni tampoco los sueldos. Según esta teoría cuanto antes se consignan mitigar
las expectativas de inflación, más corto será el doloroso período de recesión y alto
desempleo.
Contrariadamente a lo que Friedman predijo la crisis duró años. La Junta, no se arrepentía
de nada y explicaba que se había escogido ese camino porque es el único que ataca
directamente las causas de la enfermedad.
Impasible el equipo económico de Pinochet adoptó más políticas vanguardistas: el sistema
educativo público fue sustituido por cheques escolares y escuelas chárter, se privatizaron
guarderías y cementerios al igual que la seguridad social.
Los partidarios del libre comercio acostumbrados a debatir méritos de tales políticas en
marcos puramente académicos, le prestaban mucha atención al territorio desconocido al que
avanzaba Chile.

EL MITO DEL MILAGRO CHILENO


Incluso tres décadas más tarde Chile sigue siendo considerado por los entusiastas del libre
mercado como una prueba de que el friedmanismo funciona. Sin embargo Pinochet cambió
el rumbo político varias veces durante su poder.
El periodo que se cita como milagroso éxito empezó hasta a mediados de los ochenta, una
década después de que los de Chicago implementaran su terapia del shock y mucho después
de que Pinochet se viera obligado a cambiar radicalmente el rumbo. Y sucedió porque en
1982, a pesar de la fidelidad a la doctrina de Chicago, la economía de Chile se derrumbó.
Explotó la deuda, se enfrentaba de nuevo la hiperinflación y el desempleo alcanzó el 30%.
La causa principal fue que las pirañas, las empresas financieras a las que se les había
liberado de cualquier tipo de regulación, habían comprado los activos del país con dinero
prestado y acumularon una enorme deuda de 14,000 millones de dólares.
La situación era tan inestable que Pinochet se vio obligado a nacionalizar muchas de estas
empresas. Casi todos los de Chicagos perdieron sus puestos influyentes en el gobierno, y
los que tenían cargos en las empresas de los pirañas fueron investigados por fraude.
La única cosa que protegía a Chile del colapso económico total fue que Pinochet nunca
privatizó Coldelco, la empresa de minas de cobre nacionalizada por Allende. Esa única
empresa generaba el 85% de los ingresos por exportación de Chile, lo que significa que
cuando la burbuja financiera estalló, el Estado siguió contando con una fuente constante de
fondos.
Está claro que Chile nunca fue el laboratorio “puro” del libre mercado, sino un país donde
una pequeña élite paso de ser rica a súper rica en un plazo breve basándose en una fórmula
que daba grandes beneficios financiándose con deuda y subsidios públicos, para luego
recurrir también al dinero público para pagar la deuda. Chile fue más bien un Estado
corporativista, como el modelo ideado por Mussolini; un Estado policial gobernado bajo
una alianza de las tres fuentes mayores de poder de una sociedad –el gobierno, las empresas
y los sindicatos- todos colaborando para mantener en nombre del nacionalismo.

LA REVOLUCIÓN SE EXTIENDE, EL PUEBLO DESAPARECE


Durante un tiempo la siguiente dosis la aportaron otros países del Cono Sur a los que la
contrarrevolución de la Escuela de Chicago se extendió rápidamente. Entre estos estaban
Brasil, Uruguay y Argentina siguiendo los mismos pasos que en Chile; estudiantes de
Friedman ocupaban puestos claves en el gobierno. Brasil contó con la visita de Friedman
para llevar a cabo el experimento económico, en Argentina tuvieron contacto con Pinochet
aunque estos no llegaron tan lejos con su experimentación neoliberal, no privatizaron las
reservas del petróleo ni la seguridad social. En Argentina se prohibieron las huelgas, se
instauró el despido libre, abolió los controles de precios, vendió empresas estatales, derogó
las restricciones a las propiedades los extranjeros etc. Todo con el apoyo de Estados
Unidos. También en esta ocasión el impacto humano fue inconfundible: en un año los
salarios perdieron el 40% de su valor, cerraron fábricas y la pobreza se generalizó.

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“La Doctrina del Shock” Naomi Klein
Aunque los generales argentinos prepararon su golpe, se propusieron a evitar sufrir una
campaña internacional como la que había desatado Chile. Para conseguir este objetivo eran
necesarias tácticas de represión menos espectaculares, tácticas de perfil bajo. En lugar de
matar abiertamente o incluso arrestar a su presa, los soldados secuestraban a la víctima, la
llevaban a campos clandestinos, la torturaban, muchas veces la mataban y luego negaban
saber del asunto. La Junta argentina se destacó por saber mantener el equilibrio justo entre
el horror público y el privado llevando a cabo las suficientes operaciones públicas para que
todo el mundo supiera los que estaba pasando simultáneamente manteniendo sus actos lo
bastante en secreto como para negarlo todo.
Una investigación del Senado estadunidense sobre la intervención de Chile descubrió que la
CIA había entrenado al ejército de Pinochet en formas de “controlar la subversión”. Estados
Unidos asesoró a la policía brasileña y uruguaya en técnicas de interrogación. Y así una y
otra vez dan testimonio de los métodos característicos codificados en el manual de Kubark:
arrestos a primera hora de la mañana, encapuchamientos, total aislamiento, drogas, desnudo
forzado, electroshocks y en todas partes el terrible legado de los experimentos de McGill
con las depresiones económicas inducidas deliberadamente. Se crearon varios campos de
torturas para estos fines, y los cadáveres eran escondidos en fosas comunes o muchas otras
veces tirados al mar.

LA TAPADERA DE LA GUERRA CONTRA EL TERROR


Las juntas del Cono Sur usaban la violencia masiva para conseguir objetivos económicos,
sin un sistema que mantuviera al pueblo aterrorizado y eliminara todos los demás
obstáculos, con certeza habrían provocado una revuelta popular.
El grado en que se admitían los asesinatos de Estado, las juntas lo justificaban con el
argumento de que estaban librando una guerra contra peligrosos terroristas marxistas
financiados y controlados por el KGB. Calificaban la situación como “una guerra por la
libertad y contra la tiranía”. En Chile la CIA financió una propaganda que retrataba a
Allende como un dictador camuflado. En Argentina y Uruguay se presentó a los
movimientos de izquierda –los montoneros y los tupamaros- como amenazas graves para la
seguridad nacional.
En todos los casos, la amenaza fue o bien brutalmente exagerada o bien totalmente
inventada por las juntas. La investigación que llevó a cabo el Senado reveló que los
informes de los servicios de inteligencia estadunidense que Allende no suponía una
amenaza a la democracia. Por lo que se refiere a los montoneros quedaron totalmente
desarticulados para cuando el ejército tomó el poder absoluto y los montoneros argentinos
desaparecieron en los primeros seis meses de la dictadura. La mayoría de las víctimas del
terror del Cono Sur no eran miembros de grupos armados sino activistas no violentos que
trabajaban en fábricas, granjas arrabales y universidades.

Capítulo 4
TABLA RASA
El terror cumple su función.
Milton Friedman fue descrito como “arquitecto intelectual y consejero no oficial del equipo
de economistas a cargo de la economía chilena” corresponsable de los crímenes con
Pinochet. El plan económico ha tenido que ser impuesto, y en el contexto chileno podía
hacerse sólo mediante el asesinato de miles de personas, establecimiento de campos de
concentración, el encarcelamiento de más de cien mil personas en tres años, el cierre de los
sindicatos y organizaciones vecinales la prohibición de todas las actividades políticas y de
todas las formas de expresión. Menos de un mes después Leiter fue asesinado por la gente
de Pinochet.
A los últimos años Pinochet enfrentó varios juicios por los crímenes ocurridos bajo su
mandato, pero la muerte le dio al dictador la última palabra. Le permitió escapar a todos los
juicios y que se publicase una carta póstuma en la que defendía el golpe y el uso del
“máximo rigor” para impedir la “dictadura del proletariado”.
En septiembre del 2006 Miguel Osvaldo Etchecolatz, uno de los principales responsables
de la dictadura militar argentina fue sentenciado a cadena perpetua.

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“La Doctrina del Shock” Naomi Klein
Y durante el juicio, Jorge Julio López, testigo clave fue desaparecido, fue secuestrado como
aviso a los otros posibles testigos.
El juez que lo condenó expresó que los asesinatos de la gente de izquierda no formaron
parte de la “guerra sucia” en donde se cometieron crímenes por parte de los dos bandos. Lo
que sucedió fue un “plan de exterminio llevado a cabo por aquellos que gobernaban el
país”. Argumentó que fue genocidio, puesto que significa un intento de asesinar a un grupo,
no a una serie de personas individuales.

PURIFICADORES DE CULTURAS
En Chile, Argentina y Uruguay las juntas llevaron a cabo operaciones masivas de limpieza
quemando libros de Freud, Marx y Neruda, cerrando cientos de periódicos y revistas,
ocupando universidades prohibiendo huelgas y reuniones políticas. Despedían cientos de
profesores, mataban a estudiantes en frente de todo el mundo. Torturaban, mataban,
exiliaban y destruían las obras de cantantes, poetas, periodistas etc. Se arrestaban mujeres
por traer pantalones y a los hombres por traer el pelo largo. Cualquier tipo de reuniones
eran dispersadas. En toda la República se estaba produciendo una profunda purificación.

QUIÉN FUE ASESINADO Y POR QUÉ


Las juntas arremetieron contras los sindicatos activos en las fábricas y en los ranchos
grandes. La principal asociación de Sindicatos aparece en el procedimiento judicial de la
Junta “como un demonio omnipresente que debe ser exorcizado”, había que limpiar ese
sector puesto que temían la generalización de la resistencia desde los sindicatos a sus
programas económicos, que estaban basados en la austeridad en los salarios y la
privatización de la economía.
Así que durante los golpes de Estado o inmediatamente después de éstos en Chile,
Argentina y Brasil la junta enviaba batallones a las fábricas donde las tropas llevaban a
cabo redadas y arrestaban gente, de las cuales fueron luego asesinadas o desaparecieron. En
Chile los mismos soldados imprimían panfletos que firmaron como “montoneros” para
iniciar a los trabajadores a la huelga y así tener el pretexto perfecto para secuestrar y
asesinar a los líderes sindicalistas.

TORTURA PATROCINADA POR EMPRESAS


Fueron empresas como Ford, General Motors, Mercedes Benz y Chrysler se unían y
financiaban escuadrones de tortura privados para acabar con los sindicatos. Algunas veces
en las mismas empresas tenían los centros de torturas a donde llevaban a sus empleados. Al
igual los granjeros que a menudo eran torturados en los mismos campos frente a todo el
mundo. Logrando con todo esto causar un shock a la comunidad y poder así manejar la
economía a su antojo, subiendo los precios y hundiendo los salarios. Dejando al Cono Sur
atemorizado y completamente derrotados.

LA TORTURA COMO CURA


Muchos torturadores tomaron el papel de doctor, creían que sus tormentos eran terapéuticos
y que así los iban a curar de la enfermedad del socialismo. Buscaban no solamente sacar
información a sus prisioneros, sino también hacer que se traicionaran entre ellos mismos y
así sufrieran una lesión irreparable. Ese era el valor supremo.

NIÑOS “NORMALES”
Se estima que nacieron unos quinientos niños en los centros de tortura argentinos. Estos
bebes fueron alistados para rediseñar una nueva sociedad y crear una nueva raza de
ciudadanos modelos. Tras un breve periodo de guardería eran entregados a parejas con
vínculos directos con la dictadura para ser criados con los valores del capitalismo y
cristianismos que la Junta consideraba “normales”.

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“La Doctrina del Shock” Naomi Klein
Capítulo 5
“NINGUNA RELACIÓN”
Como la ideología fue absuelta de crímenes
En 1976 Milton fue galardonado con el Premio Nobel de Economía por su trabajo sobre la
relación entre la inflación y el desempleo. Un año más tarde Amnistía Internacional ganó el
premio Nobel de la paz por su valerosa cruzada para poner al descubierto los abusos a los
derechos humanos cometidos en Chile y Argentina. Parecía como si los jurados hubieran
pronunciado su veredicto: había que condenar el shock de las cámaras de tortura, pero el
tratamiento del shock económico debía de aplaudirse, como si ambas no hubieran tenido
ninguna relación.

LA ANTEOJERA DE LOS “DERECHOS HUMANOS”


La razón por la que no se relacionaban estos diferentes shocks era por la forma en que estos
actos de terror se calificaron como actos “contra derechos humanos” en lugar de cómo
herramientas con fines políticos y económicos. Dilema que se remonta cuando en 1967 se
descubrió que la Comisión Internacional de Juristas, el grupo que investigaba las
violaciones soviéticas de los derechos humanos, recibía financiación de la CIA. Por eso la
Amnistía Internacional desarrolló una doctrina de estricta imparcialidad, independiente de
cualquier facción política, ideología, interés económico o credo religioso. La Amnistía se
dedicó a hacer informes que son listas jurídicas con los métodos de represión utilizados en
el Cono Sur, pero sin aportar ninguna idea sobre por qué se cometieron esos abusos. Otra
omisión fue presentar el conflicto como enfrentamiento limitado entre militares y
extremistas izquierdas locales, sin mencionar sin mencionar al gobierno de Estados Unidos,
la CIA, los terratenientes ni las corporaciones multinacionales.
Después de examinar las pruebas, el informe concluyó que la amenaza que suponían las
guerrillas de izquierda no se correspondía en absoluto con el nivel de represión utilizado
por el Estado.

FORD SOBRE FORD


Otro factor para no establecer esta conexión fue el dinero. La Fundación Ford fue el
principal financiero del Programa de Investigación Económica para Latinoamérica de la
Universidad de Chicago y en Indonesia había construido el Departamento de Economía con
la mafia Berkeley. Por lo cual Ford se estaba labrando una reputación como financiador de
las más brutales dictaduras. Así que a mediados de los años setenta Ford se transformó en la
productora de “asesoría técnica” para el llamado Tercer Mundo en la principal financiadora
del activismo en la defensa de los derechos humanos. Ford gasto la cifra de 30 millones de
dólares en la defensa de los derechos humanos.
La idea la fundación fue implicarse en la defensa de los derechos humanos “sin meterse en
política” creando un contexto en el que no se preguntaba ¿por qué había sucedido todo
aquello? Y ¿A quién beneficiaba?
La represión y la economía formaba parte de un único proyecto que se refleja sólo en uno
de los principales informes sobre los derechos humanos de este período: Brasil: Nunca
Mais. Fue el único informe independiente del Estado y las fundaciones extranjeras basados
en los registros de los tribunales militares. En este informe el ¿por qué? Daba una respuesta
directa: Puesto que la política económica era extremadamente impopular entre la mayoría
de los sectores de la población, tuvo que recurrirse a la fuerza para implementarla”.

TERCERA PARTE
DEMOCRACIA SUPERVIVIENTE
BOMBAS FABRICADAS CON LEYES

13
“La Doctrina del Shock” Naomi Klein
Capítulo 6
SALVADOS POR UNA GUERRA
Margaret Thatcher afirmaba a sus amigos de la Escuela de Chicago –a través de una carta a
Hayek- que las terapias del shock no podían ser implantadas en gobiernos con instituciones
democráticas sino que debían ser implantadas en gobiernos dictatoriales, mientras sus
decisiones hacían que su popularidad fuera en declive.
Pero seis semanas después de enviar la carta, sucedió algo que hizo que Thatcher cambiara
de opinión. La oportunidad era la guerra de las Malvinas, pelear un territorio como en
tiempos coloniales significó más para Inglaterra que para Argentina, ya que no sólo era la
lucha por dichas tierras sino era tener un pretexto que legitimara las siguientes decisiones
del gobierno inglés, es decir, fue la tapadera política para instaurar por primera vez en la
historia un programa de transformación capitalista radical en una democracia liberal
occidental.
Con el triunfo de esta guerra, no sólo pudo poner en marcha sus planes sino que su
sobrenombre “Dama de hierro” no era más un insulto sino un alago.
Lo que se estableció no sólo en las Islas Malvinas sino en un futuro próximo fue lo
denominado “Operation Corporate”, es decir, Operación Empresario. Usó la misma
estrategia para luchar contra el enemigo exterior que habían sido los argentinos, como en el
interior que fueron los sindicalizados o demás grupos que quisieran rebelarse ante las reglas
del gobierno británico.
Los infiltrados en las organizaciones y los micrófonos eran un ejemplo minúsculo de dichas
medidas; dejó claro que estaba dispuesta a terminar con argentinos, mineros del carbón (de
los cuales dependías la iluminación y la calefacción del país) así como privatizar las
empresas que fueran necesarias.
Lo que demostró Thatcher es que se puede impulsar una terapia de shock en países
democráticos, siempre y cuando las circunstancias estén de acuerdo con una crisis política
simultánea, la cual genere los apoyos necesarios, la justificación y legitimidad suficiente
para emprender cualquier medida que parezca necesaria y solucionar así la crisis existente,
ésta sea real o sólo percibida como tal.

Capítulo 7
EL NUEVO DOCTOR SHOCK
La guerra económica sustituye a la dictadura
Bolivia en 1985 se encontraba en la peor crisis, con una inflación anual de 14,000% donde
la cuantía de lo que debía sólo en intereses era superior al total de su presupuesto. Además
Ronald Reagan había puesto al país al límite financiando una ofensiva contra los
cultivadores de coca, interrumpiendo la mitad de los ingresos por exportaciones del país.
Y después de años en dictadura tenían la oportunidad de escoger a su presidente en
elecciones nacionales; estaba entre un ex dictador, Hugo Bazner y un ex presidente electo
Víctor Paz Estenssor (rostro de la transformación desarrollista) y tras una pelea muy reñida
la decisión final la tuvo el Congreso de Bolivia. Antes de los resultados Bazner ya había
contratado a Jeffrey Sachs, economista destacado de Harvard, el cual aunque compartía
ideas de Keynes era también un gran creyente de las políticas de libre mercado de Friedman
con la excepción de que debían de ser respaldadas con medidas de alivio de la deuda y
ayudas generosas.
Para la decisión definitiva los contendientes, el Congreso y el Senado estuvieron en un
período de trascendentales negociaciones. Unos de los senadores elegidos Gonzalo Sánchez
de Lozada (Goni) desempeñó un papel fundamental, era dueño de una mina privada y
además había quedado impresionado por las ideas de Sachs respecto a sus planes de shock.
Las negociaciones terminaron con Paz como Presidente de Bolivia, designando para
encabezar un equipo económico bipartidista a Goni, encargado de reestructurar
radicalmente la economía (todo esto en completo secreto). El punto de partida de dicho
grupo fue la terapia de shock de propuesta por Sachs.

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“La Doctrina del Shock” Naomi Klein
La terapia de shock consistió en la eliminación de subsidios para alimentos, anulación de
controles de precios y una subida de 300% del petróleo, la congelación durante un año de
los sueldos de funcionarios públicos en sus bajos niveles entonces, recortes al gasto del
Estado y abrir las fronteras bolivianas para las importaciones.
El detalle de esta terapia estaba en aplicar todas estas medidas al mismo tiempo con el fin
de escaparse de cualquier reacción de la gente para evitarlas so pretexto de aliviar rápido la
inflación. Así que se aplicaron simultáneamente durante los primeros 100 días en un
Decreto Supremo. Fue así como lo comunicó a su gabinete y con los indicios de que dicha
terapia del shock sería recompensada con ayuda financiera de Washington, ningún ministro
se atrevió a negarse. Y en un discurso televisor descargo su “ladrillo” sobre la población
desprevenida.
Aunque la terapia logró que el aumento en los precios pusiera fin a la hiperinflación, el
desempleo pasó de un 20% a un 30%, los sueldos disminuyeron del 70% y como los casos
anteriores sólo una élite se hizo mucho más rica y la clase trabajadora se convirtió en
población excedente.
La industria de la coca desempeñó un papel significativo en la reactivación de la economía
de Bolivia y la remisión de la inflación, ya que gran parte de la población se vio empujada a
dedicarse al cultivo de coca. La exportación de coca generaba más ingresos que todas sus
exportaciones legales. Hecho jamás reconocido por Sachs en sus explicaciones de cómo
vencer la inflación.
Para los críticos, Sachs era el hombre perfecto para guiar a través de la nueva era, por
conjugar la liberación política y la democracia con liberación económica sin que mediara la
guerra, como había ocurrido en Chile y otros países. Pero en realidad no evidenció que
pudiese ser aceptada democráticamente o sin represión.
Había concurrido con un programa nacionalista en las elecciones que terminó en todo lo
contrario. Y los votantes indignados que quisieron manifestarse como los sindicalistas,
fueron desplegados por el ejército, llevando a sus líderes a prisiones remotas en la
Amazonia. Así lograron que los sindicatos terminaran accediendo. Aplicaron medidas para
evitar los disturbios como imponer el sitio de queda, prohibieron asambleas políticas y
manifestaciones y hasta obligaron a contar con un permiso estatal a la gente para celebrar
reuniones y viajar por su propio país.
De ese modo, Bolivia proporcionó un modelo para una nueva clase más digerible de
autoritarismo: un golpe de Estado civil llevado adelante, no por soldados de uniforme
militar, sino por políticos y economistas trajeados y parapetados tras el escudo oficial del
régimen democrático.

Capítulo 8
LA CRISIS FUNCIONA
La terapia de shock como parte del paquete
La lección de Sachs además de comprobar que la hiperinflación podía ser detenida con la
aplicación de medidas drásticas y duras, hizo ver a los economistas que en el momento de
esas crisis tan fuertes la terapia del choque era la oportunidad perfecta para extender la
doctrina de la Escuela de Chicago.
En los ochentas América Latina estaba pasando por una crisis de hiperinflación provocadas
primero por la presión de las instituciones financieras de Washington para que las deudas
ilegitimas acumuladas por las dictaduras fuesen traspasadas a los regímenes democráticos y
por la decisión de la Reserva Federal estadunidense de permitir el aza en los tipos de interés
que incremento las deudas.

TRANSMISIÓN DE DEUDAS “ODIOSAS”


Países como Argentina, Uruguay y Brasil fueron los que sufrieron estas presiones, sus
deudas con Estados Unidos se duplicaron o hasta triplicaron. En el momento mismo de las
transiciones a la democracia se argumentó que aquellas deudas eran “odiosas”, ya que las
poblaciones de esos países recién liberados, no tenían por qué estar obligadas a pagar las
facturas que habían dejados sus opresores y torturadores. Además gran parte de los créditos
contraídos habían ido a parar a sus ejércitos o policías.

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“La Doctrina del Shock” Naomi Klein
Otra gran parte del dinero no se gastó en armamento, desapareció. En los gobiernos de las
juntas militares imperaba la cultura de la corrupción.
En Argentina, por ejemplo, el banco central anunció que asumiría las deudas de las
empresas multinacionales y nacionales que se hallaban al borde de la quiebra por la enorme
cuantía de préstamos que habían suscrito. Las empresas continuaban siendo dueñas de sus
activos y sus beneficios, mientras el erario público se hacía cargo de 15,000 y 20,000
millones de dólares en deuda contraídas por aquéllas. Entre estas empresas están Ford
Motor Argentina, Chase Manhanttan, Citibank, IBM y Mercedes Benz.
Los partidarios del impago de las deudas ilegítimas sostenían que los prestadores sabían
que el dinero se estaba gastando en represión y corrupción.

EL SHOCK DE LA DEUDA
Las deudas seguían oprimiendo las nuevas democracias cuando apareció el shock Volcker,
que era la decisión tomada por el presidente de la Reserva Federal, Paul Volcker de
incrementar los tipos de interés en Estados Unidos, provocando quiebras en Estados Unidos
y más en los países en desarrollo y la única forma de hacer frente a la mayor cuantía era
contratando nuevos préstamos (tal como ocurrió en Argentina, Nigeria).
Después apareció el “shock de los precios”. Cuando el precio de un producto de
exportación experimentaba una caída, los países recibían una fuerte descarga de shocks
debido a la dependencia de las exportaciones de materias primas con los Estados Unidos.
Sufriendo una depresión que se ve luego agravada por los comerciantes de divisas que, a la
vista del empeoramiento de la situación financiera del país, reaccionan apostando contra su
moneda, lo que hace que se desplome su valor. Si añadimos la subida de los tipos de interés
y la consiguiente escala inmediata de las deudas nacionales, nos hallamos ante un escenario
de caos económico potencial.
Y aunque Friedman consideraba el FMI y el Banco Mundial como ejemplos clásicos de
interferencia de los grandes aparatos gubernamentales en el libre mercado gran parte de los
mejores puestos en estas instituciones eran de los estudiantes de la Universidad de Chicago,
y utilizaron a estas para satisfacer sus propios fines. Puesto que las autoridades de dichas
instituciones habían formulado recomendaciones políticas como condición para la
concesión de los préstamos y envalentonadas con la desesperación de los países en
desarrollo, sus exigencias se troncaron en liberalizadoras radicales aplicando las políticas
de privatización y libre mercado como medidas de rescate financiero.
Como ejemplo está Argentina con su presidente

CUARTA PARTE

LOST IN TRANSITION
MIENTRAS LLORÁBAMOS, MIENTRAS NOS ESTREMECÍAMOS,
MIENTRAS BAILÁBAMOS
Polonia 1980, el comunismo estaba a punto del desmoronamiento, los trabajadores junto
con su líder Lech Walesa emprendieron la huelga como demostración contra el gobierno;
quería un sindicato independiente y el derecho a negociar. Así que sin autorización
acordaron en votación a formar el sindicato y lo denominaron Solidaridad, querían una
reforma democrática y dirigida al autogobierno en todos los niveles de gestión y un nuevo
sistema socioeconómico que combine la planificación, el autogobierno y el mercado.
Aunque el gobierno intentó detenerlos empleando la fuerza con el ejército y encarcelando a
sus líderes, al final tuvieron que ceder, legalizando Solidaridad y accediendo a elecciones
donde Walsea fue nombrado el líder del sindicato.

EL SHOCK DEL PODER


Tal y como en otros países el autoritarismo se abría a la democracia cuando sus proyectos
económicos estaban al borde de la implosión.

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“La Doctrina del Shock” Naomi Klein
Cuando Solidaridad accedió al poder, la deuda nacional era de 40,000 millones de dólares,
la inflación anual se situaba en el 600%, había grave escasez de alimentos y el mercado
negro prosperaba como nunca.
Los dirigentes del nuevo Sindicato querían poner fin al férreo control estatal sobre la
economía, pero no tenían claro con qué reemplazarlo, pasaron todo el verano paralizados
por la indecisión. Además necesitaban, antes que nada, aliviar la deuda y precisaban ayuda
para salir de su crisis más inmediata.
Fue en ese momento donde los economistas de la Escuela de Chicago vieron los problemas
de Polonia a través del prisma de la doctrina del shock. El FMI (formado por los Chicago
Boys) en lugar de proporcionar inmediatamente los fondos estabilizadores dejó que el país
cayera más en la deuda y la inflación para que la desesperación fuera peor y accedieran a
entrar en esta terapia.
En este contexto, Jeffrey Sachs (ya con su gran fama por su “éxito” en Bolivia) empezó su
estrecha colaboración con el nuevo movimiento. La postura de Sachs fue que Solidaridad
se negara a pagar las deudas heredadas y se mostro confiado en ser capaz de movilizar
3,000 millones de dólares en ayudas con el FMI. Obviamente la ayuda vino con un precio
muy definido: además de la eliminación de controles de precios de la noche a la mañana y
del recorte drástico de subsidios y subvenciones, el Plan de Sachs propugnaba la venta de
las minas, los astilleros y las fábricas estatales al sector privado. Entrando en contradicción
con el programa de Solidaridad (basado en la propiedad de los trabajadores).
Fue así como la economía de Polonia sería tratada con una terapia de shock de una clase
especialmente radical que incluiría la privatización de las industrias estatales, creación de
mercados bursátiles y de capitales, una moneda convertible y una reconversión desde la
industria pesada hacia la producción de bienes de consumo, además de recortes
presupuestales, todo ello practicado con la mayor brevedad posible y de forma simultánea.
Todo gracias a la desesperación de sus líderes para aliviar las deudas heredadas de los
comunistas y estabilizar de inmediato la moneda nacional.
Polonia sería el ejemplo para la teoría de Friedman, ya que si pudo hacer que se aprobaran
las políticas que estaban en las antípodas del proyecto propugnado por Solidaridad, tanto en
contenido y forma fue porque se encontraba en un periodo calificado como “política
extraordinaria”, la cual se constituye por un período de discontinuidad evidente en la
historia de un país. La cual podría tratarse como un periodo de crisis económica muy
profunda, un desmoronamiento del sistema institucional previo o de liberación de una
dominación extranjera. En Polonia los tres fenómenos estaban ocurrieron, y dos meses
después que se aceptara la teoría del shock fue derribado el Muro de Berlín.

EL SHOCK DE LA PLAZA DE TIANANMEN


En 1989 el gobierno de China estaba realizando grandes esfuerzos para desregular los
salarios y los precios y ampliar el ámbito de acción del mercado, pero, al mismo tiempo,
estaba firmemente decidido a oponerse a toda reivindicación de elecciones democráticas o
reconocimiento de los derechos humanos. Por lo que recurrieron a Friedman para lograr su
cometido y mientras abrían al país a las inversiones extranjeras y reducían las protecciones
oficiales para los trabajadores a gran velocidad como típica terapia del shock, ordenaron al
mismo tiempo la creación de la Policía Armada Popular. Entre tanto el pueblo exigía la
democracia pero no estaban de acuerdo con las medidas gubernamentales de promoción del
capitalismo sin restricciones.
Los cambios de alcance revolucionario que buscaban llevar la economía del país hacia una
economía de empresa, combinado con un control político autoritario posibilitado por una
represión de mano de hierro, impuestos sin el más mínimo consentimiento popular,
generaron tal descontento en el pueblo de China, que no se hicieron esperar las
manifestaciones y protestas. A tal grado que el Estado declaró la ley marcial, y los tanques
del Ejército Popular de Liberación avanzaron contra las concentraciones de protesta. Y así
el 4 de junio de 1989 se dio la masacre de Tiananmen, dicha violencia sirvió para frenar la
agitación social por lo que el nuevo sistema de precios pudo tomar forma. “el shock de la
masacre, por decirlo de otro modo fue el que hizo posible la terapia de shock”.

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“La Doctrina del Shock” Naomi Klein
Esa en concreto fue la oleada de reformas que transformo a China en el taller industrial de
mano de obra más barata del mundo y, por tanto, la ubicación preferida de las plantas de
producción subcontratadas por prácticamente todas las multinacionales del planeta.
La población quedó tan sumida en un estado de salvaje terror que se pudo emprender las
medidas más radicales que no habían abordado hasta aquél momento.
La extraña coincidencia de la masacre del Tiananmen tuvo lugar el mismo día que la
aplastante e histórica victoria electoral de Solidaridad. Cada uno de esos países constituyó,
en cierto sentido, un caso de estudio muy distinto de la doctrina del Shock. Ambas tuvieron
que recurrir al shock para imponer la transformación del libre mercado. En China donde el
Estado empleó métodos de terror, tortura y asesinato, el resultado fue, desde la perspectiva
del mercado, un éxito. En Polonia, donde sólo ocurrió el shock de la crisis económica y del
cambio rápido (y no hubo violencia manifiesta), los efectos del shock acabaron apagándose
y los resultados fueron mucho más ambiguos.
El movimiento de Solidaridad trajo un nivel de vida peor que el existente bajo el
comunismo, la producción industrial se redujo al 30%, el desempleo se disparó, tuvo la tasa
de paro más elevada de la Unión Europea. Por lo que los trabajadores polacos lograron
frenar la privatización íntegra y fue curiosamente cuando Polonia empezó a crecer con
rapidez. Además la dramática derrota se materializó cuando la coalición de partidos de
izquierda que incluía a antiguos comunistas obtuvo el 66% de los escaños del parlamento.
Dejando a Solidaridad con menos del 5%, demostrando un sonoro rechazo a la terapia del
shock.

Capítulo 10
LA DEMOCRACIA NACIÓ ENCADENADA
La libertad restringida en Sudáfrica.
El 11 de febrero de 1990 Nelson Mandela salía de prisión y tenía ante sí un pueblo al que
conducir hacia la libertad evitando la guerra civil y el colapso económico. Sostenía que “La
nacionalización de las minas, la banca y los monopolios es la política de la ANC (Congreso
Nacional Africano), y cualquier cambio y modificación de nuestras opiniones en este
sentido es del todo inconcebible. El empoderamiento económico de los negros es una meta
que suscribimos y promovemos sin reserva y, en nuestra situación, el control estatal de
ciertos sectores en la economía es inevitable”. La creencia de la ANC estaba constituida en
la declaración de principios fundamentales: el Freedom Charter.
En ese estatuto está consagrado el derecho al trabajo, a una vivienda digna, la libertad de
pensamiento y, como principio radical, compartir la riqueza del país más rico de África.
Buscaba acabar con el apartheid, que era un sistema político que regulaba quién tenía
derecho a votar y moverse libremente por el país y, además, un sistema económico que
recurría al racismo para validar un esquema sumamente lucrativo a una reducida élite
blanca que se había beneficiado de toda la riqueza de Sudáfrica gracias al sistema que
impedía que la mayoría negra fuera propietaria de tierras y se veía obligado a proporcionar
su fuerza de trabajo por mucho menos de lo que realmente valía (sin olvidar que sus
miembros eran tratados a golpes y encarcelados si osaban a rebelarse).
Mandela sabía muy bien que las grandes empresas tenían gran responsabilidad en los
crímenes de apartheid.
La razón por la cual ANC al final optó por un conjunto de políticas que dispararon la
desigualdad y la delincuencia, y hoy en día en el plano político dispone del sufragio y de
otros derechos gubernamentales y se rige por el principio de gobierno de la mayoría. Pero
en lo económico Sudáfrica es la sociedad con mayor desigualdad en el mundo. Tiene su
origen desde que se entablaron las negociaciones del ANC y el Partido Nacional para el
traspaso relativamente pacífico del poder, las cuales se siguieron dos vías paralelas que, a
menudo, se entrecruzaban: una era la política y la otra, económica.
La ANC estaban especialmente preocupados por ganar la batalla por el control del
parlamento, la vía política, que olvidó protegerse de la vía económica.

18
“La Doctrina del Shock” Naomi Klein
El partido armó una estrategia que consistía en un elaborado plan para asegurarse de que las
cláusulas económicas contenidas en el Freedom Charter nunca llegarán a convertirse en la
ley en Sudáfrica; consistía en definir sectores claves de la toma de decisiones económicas
(como la política comercial y el banco central) como “técnicos” o “administrativos”.
Y luego, aprovechar traspasar el control sobre los nuevos instrumentos políticos (acuerdos
internacionales de comercio, innovaciones en derecho constitucional y programas de ajuste
estructural) a expertos, economistas y funcionarios supuestamente imparciales del FMI,
Banco Mundial, GATT para que se encargaran de gestionar estos centros de poder.
Y así fue como en las negociaciones la ANC cedió el banco central, la cual no sólo se
volvió una entidad autónoma sino que además siguió siendo presidido por el mismo
hombre que lo había dirigido en apartheid. También Derek Keyes, ministro de economía
durante el apartheid se mantuvo en su cargo.
ANC se vio superado en las maniobras de sus contrincantes en una serie de temas que no
parecían cruciales en aquel momento, pero que acabarían dejando la esperada liberación de
Sudáfrica pendiendo de un hilo. Por ejemplo, cuando quisieron crear empleos para los
trabajadores en paro; no pudieron porque las fábricas estaban a punto de cerrar porque el
ANC había suscrito el GATT, el acuerdo precursor de la Organización Mundial de
Comercio, que legalizaba los subsidios a las plantas de producción de automóviles y a las
industrias textiles. Querían emitir una nueva moneda; vayan a decírselo al jefe del banco
central, que es el mismo que había en la era del apartheid, etc.
Al final la ANC optó por aceptar su poder restringido y adherirse al nuevo orden
económico (todo en un secretismo absoluto, como en Bolivia), accediendo a que la única
esperanza para el gobierno era buscar inversores extranjeros que generasen nueva riqueza
cuyos beneficios acabasen filtrándose también hacia los más pobres. Para ello crearon un
nuevo programa económico que consistía nuevamente en terapia del shock neoliberal con
privatizaciones, recortes en el gasto públic, flexibilidad laboral, mayor libertad comercial,
etc., con propósito de indicar a los inversores extranjeros su compromiso. Sin embargo esta
terapia no logró atraer inversiones a largo plazo, y solo acabó devaluando la moneda.
Los resultados son visibles en Sudáfrica: se duplicaron los ingresos inferiores a un dólar,
creció en un 23% el índice de desempleo, de las 1.8 millones de viviendas construidas 2
millones perdieron sus hogares, entre otros datos.
Gran parte del problema fue que tanto Mandela como la ANC creyeron en el mensaje que
los “gobiernos occidentales” decían: “el rollo izquierdista ya no tiene significado alguno,
las economías del mundo ahora son interdependientes. El proceso de globalización se está
afianzando, ninguna economía puede desarrollarse separadamente de las economías de
otros países. Y si los demás países izquierdistas (China, Bolivia, etc.) se adhirieron al
Consenso de Washington, Sudáfrica no podía ser la excepción.

Capitulo 11
UNA JOVEN DEMOCRACIA ENVIDIADA A LA HOGUERA
Rusia escoge “la opción de Pinochet”.
Rusia 1991, Mijaíl Gorbachov había conducido a la Unión Soviética a un proceso de
democratización en una combinación entre libre mercado y un sistema fuerte de protección
social, manteniendo ciertas empresas claves bajo control público. Sin embargo recibió de
las grandes potencias industriales, del FMI y del Banco Mundial una fuerte presión para
que aplicara la terapia del shock. Había sido rechazada la petición de condonación parcial a
la deuda de la Unión para capear un catastrófico temporal económico interno.
Para imponer un programa económico de esta naturaleza había que interrumpir el pacífico y
esperanzador proceso iniciado por Gorbachov e invertirlo radicalmente. Y fue Boris
Yeltsin, adversario de Gorbachov, quien estaba más que dispuesto a desempeñar el papel de
Pinochet ruso. Yeltsin se había ganado la fama de héroe popular al encaramar un tanque
que pretendía atacar el primer parlamento electo del país.
Yeltsin formó una alianza con otras dos repúblicas soviéticas, y con ello provocó la brusca
disolución de la Unión Soviética y forzó la dimisión de Gorbachov.

19
“La Doctrina del Shock” Naomi Klein
Yeltsin había buscad en Jeffrey Sachs el asesoramiento y la misma recaudación de fondos
que había proporcionado a Polonia. Para obtener este apoyo financiero Yeltsin tenía como
condición aplicar la terapia del shock de una manera rápida que impusiera las medidas del
libre mercado.
Yeltsin pidió al parlamento que le otorgaran un año de poderes especiales (emitir leyes sin
necesidad de someterlas a aprobación parlamentaria) garantizando que resolvería la crisis
económica. El parlamento aún agradecido por su papel de héroe, accedió.
Así fue como en octubre de 1991 efectuó las reformas del libre comercio (privatización,
liberalización y estabilización) lo más rápido posible para evitar la resistencia. Los
resultados como siempre fueron catastróficos para Rusia, la población cayó en el umbral de
la pobreza.
Cuando los rusos se dieron cuenta del daño, el Parlamento aprobó revocar los poderes
especiales que le habían concedido. Pero Yeltsin, acostumbrado a sus poderes
incrementados, y contando con el apoyo incondicional de Estados Unidos y bajo la presión
del FMI optó por la “opción Pinochet”: emitió un decreto que abolía la constitución y
disolvía en parlamento. En respuesta a este acto, el Parlamento lo destituyó de su cargo.
A partir de ese momento un conflicto armado era inevitable, Yeltsin ordenó al ejército
ocupar y desalojar la Casa Blanca rusa (sede del parlamento ruso donde los militares ya
habían bloqueado y cortado los servicios y por consiguiente se estaban celebrando
manifestaciones pacíficas alrededor de este recinto) y que prendieran fuego, causando
quinientas muertes y mil heridos, además, llevando a los detenidos a un estadio deportivo y
a otros a comisarias de policías donde fueron objeto de palizas (tal como lo hizo Pinochet).
Tras el golpe, Rusia cayó bajo un régimen de gobierno dictatorial libre de obstáculos:
órganos electos disueltos, toque de queda, prensa censurada. Con ello también acometieron
las medidas económicas más polémicas de su programa: enormes recortes presupuestarios,
eliminación de controles de precios y aumento de privatizaciones.
El estado comunista fue sustituido por otro de tipo corporativista, donde los beneficiarios
fueron un limitado grupo de rusos llamados oligarcas en lugar de todo el país. Cabe aclarar
que Rusia le agregó una desviación a la ortodoxia de la Escuela de Chicago; Yeltsin y su
equipo no permitieron que las mutilaciones extranjeras adquirieran directamente sus
activos, se reservaron los mayores premios para los rusos y luego abrieron las campañas
recién privatizadas a los accionistas extranjeros. Detalle que el Estados Unidos dejó pasar,
pero que más adelante rectificaría en Irak donde tras la invasión trató directamente de
excluir la élite local de las lucrativas operaciones de los activos estatales. Como siempre la
terapia económica y la corrupción fueron de la mano. Los efectos del programa económico
eran tan brutales para el ruso medio y el proceso era tan abiertamente corrupto que los
índices de aprobación cayeron por debajo del 10%. Yeltsin, aferrado al poder, inició una
guerra en contras de las fuerzas de la república separatista de Chechenia para así subir su
popularidad. Los resultados fueron favorables, Yeltsin ganó las elecciones gracias a la
financiación de los oligarcas y el control que éstos ejercían sobre los medios de
comunicación. Y una vez eliminada la amenaza de cambio de gobierno, se comenzó la
parte más controvertida del programa: la venta de los “puestos de mando” de la economía
nacional. Las empresas petroleras y productoras del país fueron vendidas por una fracción
mínima a su autentico valor, y además, estaban siendo adquiridas con dinero público. Los
ministros realizaron transferencias grandes de dinero del Estado a bancos privados que los
oligarcas habían construido, en lugar de ir a parar al banco central. Luego el Estado
contrató estos mismos bancos para que gestionaran las subastas de los yacimientos
petrolíferos y mineros, pero también pujaban en ellas. Así los oligarcas se convirtieron en
los dueños de los antiguos activos estatales. Una vez que la terapia de shock quebró la
economía rusa, el índice de popularidad de Yeltín cayó a un insostenible 6%, lo que hizo
peligrar el futuro de los oligarcas. Pero en septiembre de 1999 unos sucesos terroristas que
sacudieron al país (parecido a lo ocurrido el 11 de septiembre en Estados Unidos) hicieron
que Rusia desviara su atención a estos acontecimientos que ponían en peligro su vida y los
oligarcas aprovecharon este momento para idear el callado traspaso de poder de Yeltzin a
Putín (que se situó frente de la caza a los “terroristas”) sin necesidad de elecciones.

20
“La Doctrina del Shock” Naomi Klein
Yeltsin imitando a Pinochet, antes del salir del poder exigió inmunidad para su persona y lo
consiguió. Las políticas aplicadas por Yeltsin dejaron un legado de miles de víctimas
debido a las masacres cometidos, aproximadamente 70,000 fábricas de titularidad estatal
fueron clausuradas dejando como rastro una epidemia de desempleos, un aumento de
pobreza de dos millones de personas, un incremento de consumidores de drogas del 900% y
mayores casos de asesinatos y suicidios.

ANTE LA DUDA, ÉCHENLE LA CULPA A LA CORRUPCIÓN


Hay un gran paralelismo sobre el período de terapia del shock de Rusia y entre los
comentarios, explicaciones y debates en torno a Irak. El objetivo de Clinton y Bush al igual
que la Unión Europea y el FMI era borrar el Estado preexistente a fin de crear las
condiciones necesarias para crear un festín capitalista que, a su vez, sirviera de impulso
inicial para una democracia de libre mercado administrada por estadunidenses recién
salidos de la Universidad.
Otro paralelismo es que en ambas situaciones los gobiernos han atacado con el pretexto de
están en una transición a la democracia, aun existiendo pruebas abrumadoras del ejército
desenfrenado de la tortura, de la acción de los escuadrones de la muerte y de la sistemática
censura a la que está sometida la prensa y califican sus reformas económicas meras
“reformas” o “reconstrucciones” incluso después del caos que dejan atrás
En Rusia cuando ya no fue posible ocultar el fracaso de la terapia de shock, le echaron la
culpa a la “cultura de corrupción” y a que probablemente los rusos nunca estuvieron
preparados para una auténtica democracia debido a su larga historia de autoritarismo, y en
el último de los casos, su gran pretexto es la “corrupción”. Esta es la misma farsa producida
para justificar los miles de millones de dólares perdidos en la reconstrucción de Irak,
Estados Unidos culpa al “islamismo radical”.
Rusia se justifica afirmando que la corrupción de muchos oligarcas como fuerza externa
fue lo que afectó sus planes liberalizadores, que de no haber intervenido habrían resultado
muy valiosos para el país. Pero en realidad la corrupción no fue un intruso en las reformas
de libre mercado en Rusia: las potencias occidentales alentaron activamente el cierre rápido
y turbio de múltiples acuerdos de compraventa como vías más directa para conseguir el
impulso inicial que necesitaba la economía. La salvación nacional por medio del
aprovechamiento de la codicia era lo más parecido a un plan que tenían los Chicago Boys
de Rusia para cuando hubiesen acabado de destruir las instituciones rusas.
Así que, lejos de servir como advertencia el ascenso de los oligarcas millonarios rusos no
hizo más que demostrar lo rentable que podría resultar la explotación a cielo abierto de un
Estado industrializado. Después de la desaparición de la Unión Soviética, el departamento
estadunidense del tesoro y el FMI endurecieron las condiciones exigidas a otros países en
crisis (y que llamaban a su puerta solicitando ayuda) haciendo más inmediatas la
privatizaciones. Uno de los casos más dramáticos fue en 1994 en México, cuando su
economía sufrió una importante depresión conocida como la crisis del tequila, entre los
términos de su particular “rescate”, las autoridades estadounidenses impusieron una serie de
privatizaciones relámpago. El resultado se puede ver que después de la crisis y la ayuda de
Estados Unidos a México: en 1990 sólo uno de los bancos mexicanos era propiedad
extranjera, pero en el 2000, 24 de los 30 bancos del país estaban ya en manos foráneas.

Capítulo 12
EL DOCUMENTO DE IDENTIDAD CAPITALISTA
Rusia y la nueva era del mercado más burdo.
En su defensa Jeffrey Sachs asegura que él siempre se había implicado en la ayuda a
aquellos países que optaban por desarrollar economías de mercado y continuamente había
luchado porque tales iniciativas se vieran reforzadas por un paquete de ayudas generosas y
de condonación de deudas. Lo que él pretendía era aplicar las medidas de terapia de shock
que había recetado a Polonia a fin de conseguir que las fuerzas del mercado empezarán a
funcionar enseguida, más un buen montón de ayudas.

21
“La Doctrina del Shock” Naomi Klein
Sachs pasa por alto sus propias peticiones de privatizaciones aceleradas y de drásticos
recortes de gasto, es decir la terapia de shock, afirmando que sólo se refería a políticas de
precios muy concretas, no a transformaciones integrales de países enteros. El más bien se
enfoca en la recaudación de fondos, dice haber estado convencido de que en Washington
existía la voluntad política para transformar a Rusia en una economía capitalista, funcional
y efectiva. Estaba confiado en extraer un nuevo Plan Marshall, recaudando una gran
cantidad de dinero para ayudar al país.
Por lo que hizo que el gobierno ruso aplicara las políticas de efectos desgarradores pero no
pudo conseguir el apoyo económico, Estados Unidos y el FMI no se vieron interesados a
contribuir al rescate de Rusia.
A su modo de ver, Sachs piensa que eso se debió a que los agentes del poder de
Washington estaban aún inmersos en la Guerra Fría y para ellos el colapso económico de
Rusia significaba una victoria geopolítica que garantizaba la supremacía estadounidense.
Pero atribuir el abandono de Rusia a un brote de pereza colectiva en Washington, no parece
aportar una explicación muy detallada de lo que sucedió. Cuando estaba la Guerra Fría y la
Unión Soviética estaba intacta, los habitantes del mundo podían escoger que ideología
querían consumir: el capitalismo o comunismo. Por lo que para ganar consumidores
necesitaba necesitaban ofrecer incentivos y contar con un buen producto.
En realidad el Plan Marshall fue la última arma desplegada en éste frente económico. Tras
la guerra, la economía alemana estaba sumida en la crisis y amenazaba con arrastrar al resto
de Europa occidental, al mimo tiempo eran tantos los alemanes atraídos por el socialismo
que el gobierno estadounidense optó por dividir Alemania en dos partes antes de arriesgarse
a perderla por completo. En Alemania Occidental, el gobierno de Estados Unidos
aprovecho el plan para construir un sistema capitalista, no con la intención de crear
mercados rápidos y fáciles, sino para que fuese un éxito en sí mismo, y de ese modo,
contribuyese a revitalizar la economía de mercado en Europa y despojase al socialismo de
todo su atractivo.
Pero cuando Sachs quiso implementar el Plan Marshal en Rusia ya era demasiado tarde.
Yeltsin ya había abolido la Unión Soviética, y sin ella el capitalismo estaba libre. El libre
mercado ahora tenía un monopolio mundial, lo que significaba que todas las “distorsiones”
que habían interferido en su equilibrio perfecto ya no eran necesarias. Esta liberación de
toda restricción es, en esencia, el núcleo de la teoría económica de la Escuela de Chicago;
el capitalismo despojado de añadiduras keynesianas. Así que Rusia era ahora la imagen
viva del la ideología de la Escuela de Chicago; dejándolo en estado puro para que el
mercado hiciera el mayor arreglo posible solo.
Lo que buscaba ahora Washington no era salvar a los países de las crisis; sino todo lo
contrario, recordaban que sólo los países que sufren de verdad, acceden a someterse al
shock. Son esos momentos en los que peor se encuentran que dan las mejores
oportunidades para la necesaria reforma económica fundamental. Lo que ahora buscaban
era concebir la provocación de una crisis grave ficticia para que aplicar la terapia de shock
fuera más fácil.
Una muestra de la aplicación de esta “pseudocrisis” se dio en Canadá en febrero de 1993,
cuando se les hizo creer que estaban en medio de una catástrofe financiero. Anunciaban que
para dentro de un par de años Canadá habría agotado su crédito; compañías como Wall
Street como Mody’s o Estándar and Poor’s iban a reducir la calificación de su crédito
nacional provocando el retiro de dinero de los inversores. Y que la única solución a esto era
recortar radicalmente el gasto en programas como el del seguro de desempleo y de sanidad.
Y fue precisamente lo que hizo el Partido Liberal.
Años después se descubrió que esa crisis había sido cuidadosamente alimentada y
manipulada por un puñado de subvencionados de think tanks subvencionados por los
principales bancos y empresas de Canadá, el problema de déficit en realidad había sido
causado por los elevados tipos de interés que habían disparado la carga de deuda del mundo
en desarrollo durante los años ochenta. Además los analistas de la calificación de crédito
habían sido presionados por altos ejecutivos de empresas y de bancos para que publicaran
informes críticos de las finanzas de aquel país.

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“La Doctrina del Shock” Naomi Klein
Pero cuando los canadienses se enteraron finalmente de la verdad, ya los recortes
presupuestarios estaban aprobados y garantizados por la ley. Como consecuencia los
programas sociales ya estaban radicalmente disminuidos y ya no han vuelto a recuperarse.
Y la estrategia de la crisis volvería a ser empleada reiteradamente.

“NEGLIGENCIA ESTADÍSTICA” EN WASHINGTON


En 1995, el discurso político en la mayoría de las democracias occidentales estaba saturado
de referencias a muros de deudas y la posibilidad de un colapso económico inminente, así
como peticiones de recortes más drástico del gasto público y de proceso de privatización
más ambiciosos, y los friedmanitas se situaban en la vanguardia de toda aquella ofensiva,
anunciando crisis por todas partes.
En 1995 Michael Bruno, economista principal del Banco Mundial informo que cada vez
existía un consenso más amplio en torno a la idea de que una crisis suficientemente amplia
podría conseguir impresionar hasta a tal punto a los decisores políticos de un país que éstos
se decidieran finalmente por instaurar reformas destinadas a potenciar la productividad.
Como ejemplo destacado de los grandes beneficios estaba América Latina.,
Sostenía que los organismos tenían que hacer algo más que aprovechar la crisis para
imponer el Consenso de Washington; debía cortar el suministro de audas para empeorar esa
crisis, un “shock adverso” podría incrementar el bienestar, porque acortaría el período de
demora.
Davison Budhoo, ex empleado del FMI acusó a la organización de exagerar la cifras en sus
informes sobre Trinidad y Tobago con el fin de dar la apariencia de que su economía era
mucho menos estable de lo que en realidad era, una “negligencia drástica”. Aumentando
más del doble la magnitud de la estadística fundamental que medía los costes laborales en
el país para que pareciera tener un nivel de productividad pésimo y había inventado
literalmente deudas pendientes de este Estado”. Estos cálculos inventados fueron tomados
por los mercados financieros como ciertos, calificando el riego de Trinidad y Tobago como
inaceptable y cortaron la financiación que hasta entonces recibía el país. Forzándolos a
pedir ayuda al FMI que a cambio exigió despidos masivos, rebajas salariales y políticas de
ajuste estructural.

CAPÍTULO 13
QUE ARDA
El saqueo de Asia “La caída del segundo Muro de Berlín”
LA REVELACIÓN
Para el FMI la crisis estaba yendo de maravilla, en menos de un año había logrado imponer
mediante negociaciones transformaciones económicas radicales en Tailandia, Indonesia,
Corea del Sur y Filipinas. Por fin estaba listo para el momento de la Revelación; que
consistía en revelar a los mercados bursátiles y de divisas globales las irresistibles acciones,
divisas y emisiones de deuda pública de los Tigres para que rápidamente vinieran a su
compra, regresando de esta manera el dinero caliente que había huido de Asia. Pero esto no
sucedió, la lógica que tomaron fue: si el FMI creía que los tigres eran casos tan perdidos
que necesitaban una reconstrucción desde cero, no había duda entonces de que Asia estaba
en mucho peor forma de lo que se había sospechado.
Por lo tanto los operadores en lugar de invertir terminaron retirando mucho más dinero y
atacando la moneda asiática. Corea terminó perdiendo un millón de dólares diario. La
“ayuda” del FMI había convertido la crisis en catástrofe.
Los costes humanos fueron casi tan devastadores como los de Rusia: 24 millones de
personas perdieron su trabajo, en 1996 el 63,7% de los surcoreanos se identificaban como
clase media, en 1999 ese porcentaje descendió al 34,4%, lo demás pasaron a pobreza, la
prostitución infantil aumento un 20% en un año.

ALIMENTARSE DE LAS RUINAS


La auditoria del FMI concluyó: los ajustes implementados fueron desacertados, más
amplios de lo aparentemente necesario y no cruciales para la resolución de la crisis.

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“La Doctrina del Shock” Naomi Klein
Advirtió que la crisis no debe usarse como una oportunidad para imponer un programa de
reformas sólo porque la influencia que tendrían en ese momento sería muy elevada.
Pero no admitieron que si bien el FMI falló al pueblo de Asía, en Wall Street las casas de
inversiones y las empresas multinacionales aprovecharon el pánico creado en el mercado
para comprar las compañías asiáticas que con tanta urgencia vendieron y a precios muy
bajos.
Lo que buscaba Estados Unidos con la acción del FMI era crear un Asía en la que las
empresas estadounidense consigan una penetración mucho más profunda y un acceso
mucho más amplio. Lo que consiguió, buena parte de Asía se transformó por completo y
cientos de marcas locales fueron reemplazados por los gigantes multinacionales. Fue, de
hecho, un avance en el capitalismo del desastre que se convertiría en la norma de los
mercados tras 11 de septiembre de 2001.
Por ejemplo, Samsung fue dividido y vendido en dos partes: Volvo se quedó con su
división de industria pesada, SC Johnson & Son con su rama farmacéutica y General
Electric con su división de iluminación. Y como esa compañía paso con varias. En total, se
produjeron 186 fusiones y adquisiciones empresariales de importancia en Indonesia,
Tailandia, Corea el Sur, Malasia y Filipinas, a cargo de multinacionales extranjeras en el
plazo de apenas veinte meses.
También la crisis obligó a los gobiernos a vender diversos servicios públicos para recaudar
un capital del que sus Estados andaban terriblemente necesitados. Asia se vería obligada a
acelerar su privatización de ciertos sectores clave, incluida la energía, el transporte, los
servicios públicos y las comunicaciones.
La verdad es que la crisis asiática aún no ha terminado, las tasas de empleo no han vuelto a
alcanzar los niveles que registraban antes de 1997. Esto no sólo porque los trabajadores
perdieran sus empleos, sino también a que los despidos han proseguido como consecuencia
del incremento de rentabilidad que los nuevos propietarios extranjeros están exigiendo a sus
inversiones. También han remitidos los suicidios, ahora se registran más del doble que
antes de la crisis.
Otra víctima de las exigencias del FMI han sido los chinos en Indonesia, el movimiento anti
chino continuó acumulándose hasta hacer estallar disturbios en todo el país en contra de la
minoría china; asesinando unas 1,200 personas y las mujeres chinas fueron objeto de
violaciones colectivas.
Las iras indonesias acabaron finalmente dirigidas hacia el propio Suharto y su palacio
presidencial. El incremento en el precio de la gasolina provocó el levantamiento la y la
expulsión de Suharto del poder. La CIA advirtió que ése proceso (terapia del shock) puede
irse de las manos: si aplican demasiado dolor directo, en ver de regresión y obediencia,
pueden terminar por estimular la determinación y violencia.
Tras 1998, empezó a hacerse más difícil imponer transformaciones en forma de terapia de
shock por medios pacíficos, es decir, a través de intimidaciones y las presiones habituales
del FMI en las cumbres comerciales. El estreno de la actitud desafiante fue en la
Organización Mundial de Comercio en Seattle en 1999 donde los países en vías de
desarrollo formaron un bloque de votaciones y rechazaron toda exigencia de mayores
concesiones comerciales mientras Europa y Estados Unidos continuaran subsidiando y
protegiendo su agricultura y su industria internas.

QUINTA PARTE

TIEMPOS DE SHOCK
AUGE DEL COMPLETO CAPITALISMO DEL DESASTRE

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“La Doctrina del Shock” Naomi Klein
Capítulo 14
TERAPIA DE SHOCK EN ESTADOS UNIDOS
La burbuja de seguridad de la patria.
El día 10 de septiembre del 2001, Estados Unidos., el secretario de Defensa Donald
Rummfeld dio el discurso más extraordinario nunca antes dado: le declaraba la guerra a la
burocracia, después de haber pasado veinte años frente de multinacionales tenía la intención
de llevar al mismo centro del ejército estadounidense la revolución de subcontratas y
brading del que había formado parte en el mundo de la empresa.
Aquello no significaba que quisiera reducir los impuestos, por el contrario acababa de pedir
al Congreso un aumento del presupuesto en un 11%. Pretendía más bien gastar menos en
personal y transferir mucho más dinero público directamente a las arcas de empresas
privadas.
Cada departamento tendría que reducir su personal en un 15%, ya había puesto en revisión
el Departamento de Defensa en busca de funciones que pudieran ser realizadas mejor y de
manera más económica a través de subcontratas comerciales, también propuso cubrir los
servicios sanitarios de los militares por medio del sector privado y gestionar las viviendas
para los soldados y las familias mediante sociedades públicas y privadas.
La idea era centrar el Departamento de Defensa en su competencia principal: “la guerra”, y
en todos los demás casos deberían buscar proveedores que desempeñaran esas actividades
no principales con eficacia.
Sin embargo, su declaración de guerra contra el Pentágono no tuvo alcance significativo
debido a que se vio opacado al día siguiente con el ataque terrorista contra esa institución,
coincidentemente matando e hiriendo a la gente que Rumsfeld había retratado como
enemigos del Estado.

CHENEY Y RUMSFELD: CAPITALISTAS PROTODESASTRE


Donald Rumsfeld y Dick Cheney jugaron un papel muy importante en el gobierno de Bush,
estos hombres buscarían construir una nueva visión de un gobierno totalmente hueco. Su
objetivo era que el trabajo de gobierno no consistiera en gobernar, sino en subcontratar a
los mejores y a los más eficientes del sector privado.
Cuando los miembros del equipo de Bush tomaron posesión de sus cargos, la privatización
ya había comenzado años atrás. El gobierno de Clinton había conseguido vender o
subcontratar las grandes empresas públicas de diversos sectores, desde el agua y la
electricidad hasta la gestión de autopistas y la recogida de basuras.
Como presidente del consejo Gilead Sciences, una compañía de biotecnología, Rumsfeld
registro la patente del Tamiflu para diversos tipos de gripe y el preferido para la gripe aviar.
Si se produjese una epidemia del virus, muy contagioso, los gobiernos se verían obligados
en invertir millones de dólares en la compra del tratamiento. Esta compañía también posee
patentes de cuatro tratamientos contra el sida, invierte una gran cantidad de energía para
bloquear las versiones genéricas más baratas en los países en vías de desarrollo. Estas
empresas confían en un futuro apocalíptico de enfermedades descontroladas en el que los
gobiernos se vean obligados a comprar a precio de oro cualquier producto salvavidas
patentadas en el sector privado. Entre este puesto y otros que realizo logro formar una
riqueza de varios millones de dólares.
Dick Cheney, como secretario de Defensa durante el gobierno de Bush padre, corto el
número de tropas activas y aumento la participación de contratistas privados. Contrato a
Brown and Root, el departamento de ingeniería de la multinacional Halliburton, para
identificar las tareas realizadas por el ejército estadounidense susceptible de ser asumidas
por el sector privado con fines lucrativos. Esto desemboco en un nuevo contrato con el
Pentágono: el Logística Civil Augmentation Program. En 1995, con Clinton en la Casa
Blanca, Halliburtuon contrato a Cheney como su nuevo director para que expandieran su
“apoyo logístico” hasta llegar a ser el responsable de toda la infraestructura de una
operación militar de Estados Unidos en Ultramar.
En los Balcanes, donde Clinton desplegó 19,000 soldados, las bases estadounidenses
brotaron como mini ciudades de Halliburton: barrios ordenados, con barreras, construidos y
dirigidos íntegramente por la compañía.

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“La Doctrina del Shock” Naomi Klein
Y Halliburton se comprometió a proporcionar a las tropas las comodidades de un hogar,
incluyendo puestos de comida rápida, supermercados, cines y gimnasios. Esta empresa
sabia que mantener satisfecho al cliente era un buen negocio: garantizaba más contratos, y
dado que los beneficios se calculaban como un porcentaje de los costes, cuanto más
elevados eran estos, más beneficios. En cinco años Cheney llego casi a duplicar la cantidad
de dinero extraída por la compañía al tesoro estadounidense. La cantidad recibida en
préstamos federales y garantías por préstamos se multiplico por 15. Y Cheney fue
ampliamente recompensado por sus esfuerzos.
Cuando George W. Bush fungió como gobernador de Texas repartió entre intereses
privados las diferentes funciones del gobierno para el que había sido elegido (en especial
las relacionadas con seguridad, un ensayo de la guerra privatizada contra el terror que no
tardaría en desatar. Bajo su custodia, la cifra de las cárceles privadas en Texas pasó de 26 o
42.
El empeño de Bush era vender el Estado al mejor postor, junto con el liderazgo de Cheney
en las subcontratas del ejercito y el papel de Rumsfeld en las patentes de medicamentos que
podían evitar epidemias, lograrían esta venta.

EL 11 DE SEPTIEMBRE Y EL REGRESO DE LA ADMINISTRACIÓN PUBLICA


Cuando Bush y su gabinete ocuparon sus puestos, en enero del 2001, la necesidad de
nuevas fuentes de crecimiento por parte de las grandes empresas estadounidenses cobro
mayor urgencia. Con la caída de Dow Jones de 824 puntos se encontraron ante una grave
desaceleración económica. La solución de Bush consistió en des construir el propio
gobierno cortando el tesoro público y entregándolo a las empresas privadas en forma de
recortes de impuestos por un lado, y de lucrativos contratos por el otro. Su defensa era “que
la ocupación del gobierno no era proporcionar servicios sino asegurarse de que fueran
proporcionados”.
Y entonces llego el 11 de septiembre. De repente la idea de tener un gobierno cuya misión
principal era la auto inmolación dejo de parecer una buena idea. Los ataques podrían haber
puesto fin al proyecto de privatización de Bush de vaciar el gobierno. Después de todo, la
naturaleza de los fallos de seguridad del 11 de septiembre expuso los resultados de más de
veinte años de la eliminación del sector público y de la subcontratación de las funciones de
gobierno a empresas con ánimo de lucro. Los ataques dejaron a la vista un Estado
peligrosamente débil: las comunicaciones por radio de la policía y de los bomberos fallaron
en pleno rescate, los controladores aéreos no detectaron a tiempo los aviones fuera de ruta y
los terroristas pasaron los controles de seguridad de los aeropuertos vigilados por
trabajadores contratados.
Veinte años más tarde el sistema de tráfico aéreo se había privatizado y la inmensa
mayoría de las tareas de seguridad había pasado a manos de contratistas mal pagados, faltos
de formación y no sindicados, esto gracias a Ronald Reagan.
Mientras los directores generales caían de sus pedestales, los trabajadores sindicados del
sector público se ganaron el aprecio de la población. Los héroes indiscutibles el 11 de
septiembre fueron los primeros trabajadores en responder: bomberos, policías y personal de
salvamento. Por lo que Bush tuvo que anunciar que crearía un nuevo programa ambicioso
para el sector público, y de repente los recortes presupuestarios ya no estaban en la agenda.

UN NEW DEAL PARA LA EMPRESA


Sin embargo, Bush siguió con la idea de debilitar al sector público, los fallos de seguridad
del 11 de septiembre solo reafirmaron sus creencias ideológicas: solo las empresas privadas
podían ofrecer la inteligencia y la innovación necesarias para afrontar el nuevo reto de
seguridad. El New Deal de Bush seria exclusivamente con las empresas estadounidenses y
consistiría en una transferencia de miles de millones de dólares públicos a manos privadas.
Y muchos de esos contratos fueron ofrecidos en secreto sin competencia y sin supervisión.
Lo que ocurrió en los días de desorientación posteriores a los ataques fue una forma
domestica de terapia de shock económico. El equipo de Bush actuó con rapidez para
explotar el shock para imponer con rapidez su gobierno hueco.

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“La Doctrina del Shock” Naomi Klein
En primer lugar, la Casa Blanca utilizo la omnipresente sensación de peligro posterior al 11
de septiembre para aumentar drásticamente los poderes policiales, de vigilancia, detención
y ataque bélicos del ejecutivo. Y a continuación, esas funciones de seguridad, invasión,
ocupación y reconstrucción se subcontrataron y pasaron al sector privado. Aunque se
transmitió a la población que el objetivo era luchar contra el terror, el efecto fue la creación
del complejo capitalismo del desastre: una nueva economía de seguridad nacional, guerra
privatizada y reconstrucción de desastres cuyas tareas consistían en crear y dirigir un
Estado de seguridad privada, dentro y fuera del país.
El Departamento de Seguridad Nacional, una nueva arma del Estado creada por el régimen
de Bush, es la expresión más clara del gobierno totalmente dependiente de subcontratas.
Otra nueva arma es la Counterntelligence Field Activity, una nueva agencia de inteligencia
creada por Rumsfeld e independiente de la CIA. Esta agencia de espionaje paralela destina
el 70% de su presupuesto a contratistas privados.
Todos los aspectos de definición de los parámetros de la guerra contra el terror por parte de
la administración de Bush han servido para maximizar su rentabilidad y sostenibilidad
como mercado (desde la definición del enemigo hasta las normas de enfrentamiento o la
escala creciente de batalla).
Cheney justifico la invasión de Irak sobre la base de que si existe el 1% de posibilidades de
que algo sea una amenaza, requiere una respuesta de Estados Unidos como si la amenaza
fuese cierta en un 100%.
El pentágono canalizo dinero público para las agencias de inteligencia y la última
incorporación, el Departamento de Seguridad Nacional. En 2003, la administración de Bush
invirtió 327,00 millones de dólares en contratos con empresas privadas.

UN MERCADO PARA EL TERRORISMO


Uno de los primeros grandes éxitos de la industria de seguridad fueron las cámaras de
vigilancia instaladas por millones en Gran Bretaña y Estados Unidos. Como consecuencia
se creó un nuevo mercado de “software analítico” que revisa las cintas y crea
comparaciones con imágenes ya archivadas (la interconexión de varios sistemas de
seguridad es la fuente de los contratos más lucrativos con la fuerza aérea). Y luego para
poder distinguir la identidad de las personas enfocadas por las cámaras, se creó otro
mercado para mejorar las imágenes digitales. Salient Sills, una empresa que vende software
para aislar y ver mejorar las imágenes de video, empezó ofreciendo tecnología a empresas
de comunicación, pero descubrió que resulta más rentable equipar al FBI y otras agencias
de seguridad. Con tantas alternativas de vigilancia (registro de llamadas, escuchas
telefónicas, registros de contabilidad, correo, cámaras e Internet), el gobierno está
desbordando ante la abundancia de información, situación que ha abierto otro gran mercado
en el control y la recopilación de datos.
Hoy, inmersos en el complejo del capitalismo del desastre las herramientas de la revolución
de la información han pasado a servir para derrocar cualquier obstáculo que se interponga
en su camino. En el proceso, los teléfonos móviles y la navegación por la Red se han
convertido en poderosas herramientas de vigilancia estatal masiva por parte de los
regímenes cada vez más autoritarios con la plena colaboración de las compañías telefónicas
privadas y motores de búsqueda. La desaparición de las fronteras, el gran símbolo y
promesa de globalización, se ha sustituido por la prospera industria del control sin fronteras
(desde las lecturas ópticas y los documentos de identidad biométricos hasta la valla
tecnológica que separa a México y Estados Unidos, que costó 2,500 millones, los cuales
han ido a parar a un consorcio de empresas).
Mucha de las tecnologías que se aplican en la actualidad en la guerra contra el terror,
vendidas por empresas como Verint Systems, Accenture y ChoicePoint se desarrollaron en
el sector privado antes del 11 de septiembre para crear perfiles detallados de sus clientes y
abrir nuevas perspectivas para el micromarketing. Pero después de este ataque el miedo al
terrorismo es mayor que vivir en una sociedad vigilada. Así, la información extraída de las
tarjetas de crédito o de las tarjetas de “fidelidad” se puede vender no solo a una agencia de
viajes o a Gap a modo de datos de marketing, sino también al FBI como datos de seguridad.

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“La Doctrina del Shock” Naomi Klein
Y todo ello abanderando un “sospechoso” interés por los teléfonos móviles “de pago por
uso” y los viajes a Oriente Medio.
Parte de la razón por la que la administración de Bush ha recurrido con tanta insistencia a
contratistas privados de inteligencia para trabajar en nuevos organismos, como la reservada
Oficina de Planes Especiales de Rumsfel, es que se muestran mucho más dispuestos a
manipular la información en función de los objetivos políticos del gobierno (al fin y al
cabo, su próximo contrato depende de ello).
Tienes al gobierno enfrentando a la misión sagrada de reforzar la recopilación de
información y tienes una industria de la tecnología de la información que busca
desesperadamente nuevos mercados. En otras palabras, tienes el corporativismo: grandes
negocios y un gran gobierno combinando sus formidables poderes de regular y controlar a
la ciudadanía.

Capitulo 5
UN ESTADO CORPORATIVISTA
Quitar la puerta giratoria para poner en su lugar una entrada de arco.
Cuando Dick Cheney y Donald Rumsfeld mezclan lo que es bueno para Lockheed,
Halliburton, Carlyle y Gilead con lo que es bueno para Estados Unidos, y en realidad para
el mundo entero, están practicando una forma de proyección de consecuencias peligrosas.
Y eso porque lo que resulta incuestionablemente bueno para los resultados de esas
empresas son los cataclismos (guerras, epidemias, desastres naturales y escasez de
recursos), razón por la cual sus fortunas han aumentado de manera espectacular desde la
llegada de Bush al gobierno. Lo que hace que sus actos de proyección sean todavía más
peligrosos es que los políticos más importantes de Bush han mantenido sus intereses en el
complejo capitalismo del desastre, hasta él un nivel sin precedentes, incluso cuando han
iniciado una nueva era de guerras y respuestas privatizadas a los desastres. Eso les ha
permitido beneficiarse simultáneamente de los desastres en los que participan.
Rumsfel nunca se separo del sector privado cuando acepto el cargo de Secretario de
Defensa ofrecido por Bush, aun cuando se le exigió hacerlo. Estaba tan metido en varias
empresas relacionadas con desastres que le resultaba imposible desvincularse a tiempo, de
manera que ato cabos para intentar seguir participando en el mayor número posible de
compañías.
Vendió sus acciones de Lockheed, Boeing y otras empresas de defensa, y agrupo acciones
por valor de 50 millones de dólares en un fideicomiso ciego. Aun así seguía formando parte
o era propietario de firmas de inversiones privadas dedicadas a la defensa y biotecnología.
Rumsfeld no estaba dispuesto a afrontar la perdida por la venta rápida de sus empresas, de
manera que opto por solicitar dos prorrogas de tres meses, algo raro en ese nivel de
gobierno.
Cuando llego el turno de Gilead Sciences, la cual presidía y poseía la patente de Tamiflu el
Secretario se negó a elegir entre sus intereses empresariales y su deber público, por lo que
no vendió sus acciones mientras permaneció en su cargo (siendo que las epidemias son un
tema de seguridad nacional, y por lo tanto encajaba perfectamente en el programa de
secretario de Defensa). Durante los seis años que permaneció en su cargo hizo un acuerdo
en el que se permitía conservar sus acciones con la condición de que tenía que permanecer
al margen de las decisiones que “pudieran afectar de manera directa y visible a Gilead”. Sus
colegas, no obstante, cuidaron bien sus intereses.
En julio de 2005, el Pentágono adquirió Tamiflu por un valor de 58 millones de dólares.
Unos meses más tarde, el Departamento de Salud y Servicios Sociales anuncio un pedido
del medicamento por un valor de 1,000 millones de dólares. Si hubiese vendido las
acciones antes no hubiera sido beneficiado por el aumento del 807% que tuvieron dichas
acciones.
Cheney también se mostró reacio a romper sus lazos con Halliburton, antes de dejar su
puesto como director general para convertirse en el candidato de Bush a la vicepresidencia,
negocio un plan de pensiones que le dejaba cargado de acciones y opciones de Halliburton.

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“La Doctrina del Shock” Naomi Klein
El hecho de que conservo acciones de esta compañía durante su mandato significa que gano
millones de dólares en forma de dividendos, además de recibir de Halliburton unos ingresos
diferidos anuales de 211,000 dólares.
El precio de las acciones de la empresa ha pasado de 10 dólares antes de la guerra de Irak a
41 dólares tres años más tarde, un aumento del 300% gracias a la combinación de subida de
precios de la energía y contratos de Irak, dos factores surgidos directamente de la entrada
del país en la guerra de la mano de Cheney.
En realidad, Sadam no representaba una amenaza para la seguridad de Estados Unidos, pero
si para las empresas energéticas del país, ya que acababa de firmar contrato con una gigante
petrolera rusa y estaba en negociaciones con Francia. Las petroleras estadounidenses y
británicas veían que se quedaban sin nada: las terceras reservas más importantes para el
petróleo del mundo se estaba escapando de las manos angloamericanas.
La retirada de Sadam del poder ha abierto perspectivas de oportunidades para los gigantes
del petróleo, incluyendo ExxonMobil, Chevron, Shell y BP (todos ellos han puesto las
bases para nuevos negocios en Irak), y también para Halliburton, a estas alturas la guerra
fue el acontecimiento más beneficioso para esta empresa.
Con Bush, la bonanza del mercado de seguridad nacional ha resultado ser demasiado
tentadora para muchos cargos públicos. Así, en lugar de esperar a terminar su mandato,
cientos de personas de numerosas agencias gubernamentales ya han cobrado su parte. Se
han identificado 94 casos de funcionarios públicos que habían trabajado en seguridad
nacional y que actualmente participan en algún sector de la industria de seguridad nacional.
La filosofía es: permanecer en el gobierno el tiempo justo para conseguir un rango
importante en el departamento que maneja grandes contratos y recopilar información
interna sobre que se va a vender; después, hay que marcharse y vender esa información a
antiguos colegas. La innovación de Bush radica en que los políticos se sienten facultados
para participar en ambos mundos de manera simultánea. La misión corporativista es una
fusión total entre elites políticas y empresariales en nombre de la seguridad, con el Estado
en el papel de presidente del gremio (y como gran fuente de oportunidades gracias a la
economía de los contratos).

EL PODER DE LOS EX
La administración de Bush se caracteriza porque ha depositado su confianza en asesores
externos y delegados del free lance para llevar a cabo funciones de gran importancia: James
Baker, Paúl Bremer, Henry Kissinger, George Shultz, Richard Perle y los miembros de
Política de defensa y el Comité para la Liberizacion de Irak.
Estos asesores tuvieron papeles decisivos en el gobierno: ex secretarios de Estado, ex
embajadores y ex subsecretarios de Defensa. Todos han estado fuera de gobierno durante
años, y en ese tiempo han emprendido lucrativas carreras en el complejo del capitalismo del
desastre. De esta forma, las empresas relacionadas con los desastres han podido montar un
negocio dentro el gobierno utilizando como tapadera la reputación de tan ilustres ex
políticos.
Con la guerra contra el terror, los neoconservadores no renunciaros a sus objetivos
económicos: encontraron un nuevo modo, todavía más eficaz, de conseguirlos. Por
supuesto que estos están comprometidos con el papel imperialista de Estados Unidos en el
mundo y de Israel en Oriente Medio. En ningún lugar se ha visto más clara la fusión entre
objetivos políticos y económicos que en los campos de la batalla de Irak.

SEXTA PARTE
IRAK, SE CIERRA EL CIRCULO
EL SHOCK DEFINITIVO

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“La Doctrina del Shock” Naomi Klein
Capitulo 16
BORRANDO A IRAK
En busca de un “modelo” para Oriente Medio
Escoger a Irak como el punto de ataque tuvo muchas razones; había mucho que ganar ahí,
no sólo las terceras reservas más grandes de petróleo en el mundo, sino también uno de los
territorios que se resistían a la locura de desarrollar un mercado global basado en la visión
friedmanista del capitalismo sin límites.
La invasión a Irak se vendió a la opinión pública sobre la base del temor a las armas de
destrucción Masiva porque, esas armas eran “el único punto sobre el que todo mundo
podría estar de acuerdo”. Ideológicamente ciegos ante el hecho de que las políticas de
Estado Unidos o Israel eran factores contribuyentes, por no mencionar las provocaciones,
identificaron la verdadera causa como algo más: el déficit de la región democrática de libre
mercado.
Dado que el mundo árabe no podría ser conquistado en su totalidad, un país tendría que
hacer las veces de catalizador.
Estados Unidos invadiría este país y lo convertiría en un modelo distinto en el mismo
centro del mundo árabe-musulmán, un modelo que a su vez, pondría en marcha una serie
de movimientos democráticos-neoliberales en toda la región.
George W. Bush expresaba que lo que buscaba era extender la libertad en una región con
problemas, muchos confundieron este juicio con un compromiso ingenuo con la
democracia. Pero en realidad se refería a la libertad otorgada a multinacionales
occidentales para alimentarse de Estados recién privatizados, es decir, “establecer una zona
libre de comercio entre Estados Unidos y Oriente Medio en el plazo de una década.
Además del petróleo, Irak tenía ofrecía una buena situación para las bases militares. Por si
fuera poco, ek uso de armas químicas por parte de Sadam contra su propio pueblo le
convertía en el objetivo fácil de odiar. Otro factor, casi siempre pasado por alto, era que
Irak ofrecía la ventaja de la familiaridad. Estaban convencidos que si el ejército
estadounidense tuviese la oportunidad de volver a enfrentarse a Sadam (la GUERRA DEL
Golfo de 1991), estaría en mejor disposición de encontrar los mejores “puntos de entrada”
para atacar gracias a las nuevas tecnologías por satélite y a los avances en armamento de
precisión.
Otra ventaja era que Irak tenía una capacidad militar había menguado debido a las
sanciones y estaba virtualmente desmantelada por el programa de inspección de armas de
las Naciones Unidas, por lo que era el lugar adecuado para la guerra más fácil de ganar.
Friedman hablo sobre lo que significaba para Irak ser elegido como modelo. “No estamos
construyendo una nación en Irak. Estamos creando una nación”. La suposición táctil desde
el principio fue que gran parte de esa nación tendría que desaparecer a fin de despejar el
terreno para el gran experimento. Los brutales regímenes que llevaron a cabo para las ideas
de la Escuela de Chicago en los años setentas para logra el nacimiento de nuevas naciones
en Chile, Argentina, Uruguay y Brasil, era preciso arrancar de raíz categorías enteras de
personas y de culturas.
La Invasión a Irak marcó el terrible regreso a las antiguas técnicas de la cruzadas del libre
mercado: el uso del shock definitivo para borrar por la fuerza todos los obstáculos
contrarios a la construcción de modelos de Estados corporativistas libres de toda
interferencia.
Los arquitectos de la guerra supervisaron el arsenal global de tácticas de shock y decidieron
utilizarlas todas: bombardeos, militares relámpago complementados con elaboradas
operaciones psicológicas, seguidas del programa de terapias de shock político y económico
más rápido y extenso que se había probado nunca.
Sin embargo el análisis sobre la guerra en Irak, la conclusión es que la invasión fue un éxito
pero la ocupación resultó un fracaso. La invasión y la ocupación fueron dos partes de una
estrategia unificada: el objetivo del bombardeo inicial fue dejar un lienzo limpio para
construir el nuevo modelo de la nación.

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