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TEMA 19.

Descontaminación de suelos
contaminados

2 Tratamientos
La disyuntiva que se presenta frente a un suelo contaminado es recuperarlo o
destruirlo. En un principio ha prevalecido la última opción, mientras que en los
últimos años se ha prestado una especial atención a las técnicas de recuperación
que posibilitan su reutilización.

La problemática de la descontaminación de los suelos podemos tratarla bajo dos


perspectivas: técnicas de aislamiento de la contaminación y técnicas de
descontaminación.

Técnicas de aislamiento
Para evitar que la contaminación se propague desde los suelos contaminados
estos pueden ser almacenados en vertederos apropiados o sellados in situ o
destruidos totalmente.

La técnica del sellado trata al suelo con un agente que lo encapsula y lo aísla. El
suelo es excavado, la zona se sella con un impermeabilizante y se redeposita el
suelo. Para desarrollar las barreras de aislamiento se ha utilizado diversas
sustancias, como el cemento, cal, plásticos, arcilla, etc. El procedimiento tiene el
inconveniente que se pueden producir grietas por las que los contaminantes
pueden fugarse.

Sometiendo al suelo a altas temperaturas (1600-2300°C) se consigue su


vitrificación con lo que se llegan a fundir los materiales del suelo, produciendose
una masa vítrea similar a la obsidiana. Durante el proceso hay que controlar la
volatilización de numerosos compuestos.

La propia filosofía de estas técnicas (persigue la eliminación del suelo) las hace
sólo recomendable en situaciones extremas.
En otras ocasiones se realiza el aislamiento directamente sobre los niveles de
aguas freáticas. Mediante bombeos exhaustivos se consigue deprimir los niveles
freáticos para alejarlos del suelo y subsuelo contaminados. El agua bombeada es
tratada para eliminar su contaminación.

Técnicas de descontaminación
Básicamente se utilizan cinco métodos para la recuperación de los suelos
contaminados:

Extracción

Tratamiento químico

Tratamiento electroquímico

Tratamiento térmico

Tratamiento microbiológico

En función de como se apliquen las técnicas depuradoras se habla de:

Tratamientos in situ

Tratamientos on site

Tratamientos ex situ (off site)

El procedimiento in situ es el que requiere menos manejo, pero su aplicación


resulta frecuentemente difícil de llevar a la práctica, dada la dificultad que
representa el poner en íntimo contacto a los agentes limpiadores con la masa del
suelo. En el tratamiento on site el suelo se excava y se trata en el propio terreno.
El método ex site requiere las etapas de excavación, transporte, tratamiento en las
plantas depuradoras, devolución y enterramiento. Este proceso exige mayor
inversiones pero es más rápido y con él se consiguen recuperaciones más
completas.
Extracción por fluidos
Consiste en separar los contaminantes mediante la acción de un fluido, a veces
aire (arrastre) y en otras ocasiones se usa agua (lavado). Una vez arrastrado el
contaminante, se depura el efluente con técnicas apropiadas.

Se trata de procedimientos muy sencillos pero para que sean efectivos requieren
que los suelos sean permeables y que las sustancias contaminantes tengan
suficiente movilidad. Además, no son métodos válidos cuando el suelo presenta
una alta capacidad de adsorción.

Son métodos típicamente desarrollados in situ.

Aireación
Se considera un método de volatilización pasiva para contaminantes volátiles. El
suelo se excava y se vierte una fina capa, de unos 20 cm, sobre una superficie
impermeable.

Para favorecer la volatización se procede a la remoción periódica, por ejemplo,


mediante el arado. El riego también favorece el proceso ya que el agua disuelve
los contaminantes y produce su desorción y al evaporarse los arrastra hacia la
superficie. Además la humedad acelera la actividad de los microorganismos.
También al extender el suelo se aumenta su temperatura y se expone a la acción
de los vientos, con lo que aumenta la volatización.
En general se trata de un proceso muy lento y tiene el inconveniente de que los
contaminantes son devueltos directamente a la atmósfera, sin sufrir ninguna
depuración. No obstante, en general estos compuestos devueltos a la atmósfera
tienden a degradarse rápidamente. Los hidrocarburos reaccionan fácilmemte con
los radicales hidroxilo atmosféricos, degradandose en un plazo que va desde un
solo día para el dodecano hasta 9 días que necesita el benceno. Por otro lado, los
disolventes clorados industriales se descomponen fotolíticamente con gran
rapidez por acción de las radiaciones ultravioletas. Por otra parte, la posible
contaminación atmosférica se puede evitar si el suelo es colocado en unas naves
en las se pueden recoger los gases para su posterior tratamiento (y en las que
además de controlar las condiciones ambientales).

Su principal ventaja es su bajo presupuesto económico.

Arrastre
Consiste en inyectar un gas para arrastrar a los contaminantes. Generalmente se
utiliza aire y vapor de agua. El aire penetra desde la superficie del terreno y se
fuerza su circulación al succionarlo a través de unos pozos que se excavan.

En otras ocasiones el aire o un gas se inyecta sobre la superficie del suelo o a


través de pozos (en este último caso, se recomienda sellar la superficie del
terreno con arcilla, plástico, cemento, asfalto, etc). En ocasiones se mejoran los
rendimientos utilizando aire caliente.
El aire se inyecta mediante unas barrenas helicoidales que perforan y mezclan el
suelo. El aire se propaga a través del migrando hacia la superficie. A veces se
perforan unos pozos para extraer el aire mediante succión.

El aire con los contaminantes se puede depurar utilizando filtros de carbono


activo.

Es un procedimiento sólo válido para extraer contaminantes volátiles (cómo


mínimo con una presión de vapor de mercurio de 0,5mm) y de bajo peso
molecular, como son: xileno, benceno, tolueno, tetracloruro de carbono,
tricloroetano, cloruro de metilo, etc.

La rapidez y eficacia depende de la permeabilidad del suelo. Al disminuir esta se


alargan los tiempos del tratamiento, con lo que aumentan los costes. También
influye el estado de humedad del suelo. Así cuanto más seco se encuentre más
fácilmente será atravesado por el flujo extractante.

Según E, de Miguel García (1995) es un método muy sencillo, que usa una
tecnología estandar y fácil de adquirir. Posibilita tratar grandes volúmenes de
suelo a un coste razonable, produciendo una alteración mínima en el terreno.

En algunas ocasiones se ha utilizado una técnica muy empleada para mejorar la


producción de los pozos de petróleo. Consiste en inyectar a presión una
disolución acuosa espesada, o gelificada, junto a un material granulado (arenas).
Al inyectar a gran presión el fluido se producen fracturas que el material rellena y
de esta manera se evita que se puedan volver a cerrar. El fluido se extrae por
bombeo y el material granulado constituye una vía para su fácil circulación (E. de
Miguel García. 1995).

Lavado
Consiste en inyectar agua en el suelo. El agua moviliza a los contaminantes y
luego se extrae y se depura.

El método sólo es válido para contaminantes solubles en agua (en la práctica la


solubilidad ha de ser mayor de 1000 mg/l).

El agua se introduce mediante zanjas y pozos y se recoge en unos drenes


(tuberías horizontales) y se extrae de los pozos mediante unas bombas de
succión.

En ocasiones se utiliza agua con disolventes para facilitar la extracción. También


se emplean detergentes para extraer contaminantes con comportamientos
hidrofóbicos. Otra variante consiste en utilizar soluciones acidificantes. La
extracción ácida ofrece buenos resultados para el caso de los metales pesados.

Normalmente se trata de una técnica in situ.

Este tratamiento también puede llevarse a cabo como técnica ex situ. El suelo
excavado es tratado con una solución acuosa en un tanque. Se tamiza para
separar las fracciones más gruesas (generalmente, superiores a los 20 mm de
diámetro). Los materiales finos se mezclan con un fluido lavador y
posteriormente son aclarados. Después se separan las arenas, que tienen una
capacidad muy baja para retener contaminantes. Las arcillas y los limos
continúan en el proceso de depuración y finalmente los materiales que conserven
todavía un alto porcentaje de contaminantes son separados para su aislamiento en
vertederos controlados (figura). Esta técnica es útil para una amplia gama de
compuestos contaminantes como los metales pesados, cianuros metálicos,
disolventes nitrogenados, hidrocarburos aromáticos, gasolinas, aceites minerales,
PBC (productos organoclorados, como los policlorobifenilos), etc. Los fluidos
utilizados son muy diversos dependiendo del tipo de contaminante: agua,
disoluciones acuosas, disolventes orgánicos, compuestos quelantes, productos
tensoactivos, ácidos y bases (E. de Miguel García. 1995).

Tratamiento químico
Se trata de depurar el suelo mediante la degradación de los contaminantes por
reacciones químicas. Frecuentemente se trata de reacciones de oxidación de los
compuestos orgánicos.

Como agente oxidante se emplea el oxígeno y el agua oxigenada.

Es un método útil para: aldehidos, ácidos orgánicos, fenoles, cianuros y


plaguicidas organoclorados.

Este tratamiento se utiliza preferentemente in situ, inyectando el agente


depurador a zonas profundas mediante barrenas huecas, o a veces, simplemente
mediante un laboreo apropiado del terreno.

Otro procedimiento químico es la descloración. Esta técnica se utilizó, en un


principio, para la estabilización de productos del petróleo. En suelos se ha
empleado para la descloración de PBC. Consiste en la inyección de CaO,
Ca(OH)2 o NaOH. El suelo al reaccionar se calienta y al aumentar el pH hasta
valores de 9 a 11 se produce la descloración de los PBC (E. de Miguel Garcia.
1995).

Tratamiento electroquímico
El desplazamiento de los contaminantes se logra mediante la creación de campos
eléctricos.

Es un procedimiento a realizar in situ.

Consiste en introducir, a suficiente profundidad, unos electrodos en el suelo. Los


contaminantes fluyen desde un electrodo a otro siguiendo las líneas del campo
eléctrico.

Para favorecer el movimiento se puede añadir una fase acuosa.

La movilización de los contaminantes es debida a fenómenos de: migración,


electroósmosis y electroforesis.

Migración

Se trata de una movilización en forma iónica de los contaminantes a través del


campo electrico. Representa el movimiento de las partículas en disolución con
comportamiento iónico.

Electroósmosis

Movimiento del líquido en relación a las superficies sólidas del campo eléctrico.
Se produce la movilización del líquido en masa como consecuencia de la
interacción con las paredes de los poros. En las superficies desequilibradas de las
partículas del suelo predominan las cargas negativas y atraen al líquido hacia el
cátodo que se comporta como si fuese un gran catión. Es este el efecto más
importante.

Electroforesis

Representa el desplazamiento de una partícula coloidal cargada en suspensión en


un líquido. Es el que tiene menor efecto en el desplazamiento de los
contaminantes.

El conjunto de estos mecanismos provoca que los contaminantes se desplacen en


el campo eléctrico. Los cationes van hacia el cátodo mientras que los aniones lo
hacen hacia el ánodo, ambos son extraídos posteriormente.

Este procedimiento tiene la ventaja de que apenas si influye en la depuración la


textura ni la permeabilidad (parámetros limitantes de muchos de los otros
tratamientos).

Se trata de un transporte masivo a través de los poros grandes y pequeños, a


diferencia de lo que ocurre con los métodos de lavado y arrastre que apenas
actúan sobre los microporos.

Este método proporciona buenos resultados para la recuperación de suelos


contaminados por metales pesados, como el Cu, Zn, Pb y As. Igualmente válido
para compuestos orgánicos.

Tratamiento térmico
Busca la destrucción de los contaminantes mediante el suministro de calor.

Se trata de un tratamiento ex situ.


En la incineración la combustión de los contaminantes se consigue sometiendo al
suelo a altas temperaturas (alrededor de 1000°C). El tratamiento se desarrolla en
dos fases. En una primera se oxidan la mayor parte de los contaminantes. El
proceso se completa en la segunda fase en la que se mantiene al suelo a altas
temperaturas durante el tiempo necesario para conseguir la destrucción completa
de los contaminantes y se eliminen todos los gases (figura).

Para depurar los gases residuales se incorpora un sistema de limpieza.

Es un método muy útil para eliminar la contaminación producida por


hidrocarburos poliaromáticos, PBC (policlorobifenilos) y clorofenoles.

La desorción térmica es otro proceso térmico en el que se somete al suelo a unas


temperaturas más bajas (250-550°C) para conseguir la desorción en vez de la
destrucción de los contaminantes. Con esta técnica se puede tratar la
contaminación producida por compuestos orgánicos volátiles (con un peso
molecular no muy elevado, como los lubricantes, aceites minerales, gasolinas,
etc) y determinados metales pesados volátiles como es el caso del mercurio. Con
esta técnica hay que controlar el paso de los contaminantes a la fase gaseosa, por
ejemplo se pueden eliminar en una cámara de combustión o fijarlos sobre
carbono activado.

Estos métodos presentan el inconveniente de que el suelo queda completamente


transformado, sin materia orgánica, sin microorganismos, sin disoluciones...

Tratamiento microbiológico
Consiste en potenciar el desarrollo de microorganismos con capacidad de
degradación de contaminantes (bioremediación). Se puede o favorecer la
actividad de los microorganismos presentes o introducir nuevas especies. Para
favorecer las acciones bióticas se pueden mejorar determinadas condiciones
edáficas, añadiendo nutrientes, agua, oxígeno y modificando el pH.

En líneas generales la mayoría de los contaminantes orgánicos se degradan bajo


condiciones aerobias. Sin embargo hay determinados compuestos, como los
alifáticos clorados que resisten bien en condiciones aerobias pero son fácilmente
degradados en las anaerobias. Otros incluso, como es el caso de los PBC, se
degradan primero en condiciones anaerobias, produciendose la descloración de
manera rápida, y luego la degradación prosigue bajo condiciones aerobias.
La velocidad de descomposición por los organismos va a depender de su
concentración, de determinadas características del suelo (disponibilidades de
oxígeno y de nutrientes, pH, humedad y temperatura) y de la estabilidad del
contaminante.

Este tratamiento se puede desarrollar in situ, on site o ex situ.

El tratamiento in situ se usa en suelos permeables cuando la contaminación afecta


a los horizontes subsuperficiales. Se perforan unos pozos por los que se inyectan
agua con microrganismos (a la que se le han añadido nutrientes). Se bombea el
agua contaminada hacia la suerficie, se depura y se vuelve a inicial el ciclo.

Para el tratamiento on site el suelo es excavado y depositado sobre unas piscinas


con fondo arenoso y revestidas de un material impermeable, como por ejemplo,
una capa plástica, y con un sistema de drenaje del agua. La superficie se riega
con una soluciones enriquecidas en nutrientes, a las que se le habrán añadido los
microorganismos.
Los mejores resultados se obtienen en los tratamientos ex situ. Según esta técnica
el suelo contaminado es llevado a unos fermentadores, grandes cilindros que
giran sobre su eje para agitar el suelo. Durante el tratamiento se añade oxígeno y
nutrientes, en condiciones de temperatura controlada.

3 Planificación
Las técnicas de descontaminación son extraordinariamente caras, superando
ampliamente el valor del suelo en el mercado. Pero muchos países han
comprendido que el suelo es un bien inapreciable, con un valor incalculable, no
traducible a valor dinero, ya que como sabemos necesita de decenas a cientos de
miles de años para formarse y es por tanto un recurso no renovable, por tanto
irreparable, que se ha de conservar para las futuras generaciones, y su valor real
es independiente de su precio, el cual estará fijado por la ley de la oferta y la
demanda, que variara con las tendencias de la economía, mientras que el valor
del suelo en sí mismo es intemporal.

Es por ello que la planificación de la descontaminación del suelo es de ámbito


nacional, que requiere fuertes subvenciones, y no puede ser acometidos por loa
particulares.

Generalmente, hasta ahora, se descontamina el suelo para reutilizaciones


concretas como recalificaciones de terrenos en los planes de urbanismo para
construcción, parques, urbanizaciones, ... y por tanto de alto valor por metro
cuadrado.
Como los recursos a emplear son forzosamente limitados no podemos pretender
descontaminar todas las zonas sino que hay que desarrollar una política
centralizada que planifica, tras detenidos estudios, las regiones preferentes por
presentar más altos riesgos, zonas de alta prioridad tanto para realizar
investigaciones evaluadoras como para planificar su descontaminación y
regeneración.

El problema de la descontaminación del suelo hay que enfocarlo como un


problema multidisciplinar, que engloba a una serie muy numerosa de aspectos y
factores, algunos de ellos de muy difícil evaluación. Es por ello que para elaborar
un esquema de trabajo hay que considerar una serie muy amplia de factores y
darle a cada condición un coeficiente de importancia, para que mediante una
matriz de aproximación se pueda resolver correctamente el problema, sin que
determinados aspectos por su espectacularidad puedan quedar sobrevalorados.

Esquema de planificación para la descontaminación de


un suelo
Los numerosos factores a tener en cuenta se pueden agrupar en dos grandes
apartados: características del sitio y referentes a la contaminación.

De la zona
Situación con respecto a los objetos amenazados. Las peculiaridades de
cada caso concreto pueden ser muy diferentes, por ejemplo: caso de núcleos
urbanos próximos, o el caso de la localidad holandesa de Lekkerkerk con casas
construidas sobre un vertedero de residuos químicos, o escapes de residuos de
una planta de tratamiento de petróleo que amenaza a una cuenca hidrográfica con
suministro para el consumo humano.

Clase y propiedades de los suelos. Factor fundamental ya que va a influir


decisivamente en la evolución de la contaminación y va a condicionar la
aplicación de las técnicas de descontaminación.

La peligrosidad de la contaminación dependerá de determinados parámetros del


suelo, como son: poder tampón, poder de amortiguación, vulnerabilidad y cargas
críticas. Características que dependerán a su vez de un gran número de
propiedades de los suelos: textura, permeabilidad, dinámica del agua, pH,
capacidad de cambio iónico, potencial redox, carbonatos, sales, mineralogía de
arcillas, materia orgánica, microorganismos, nutrientes, etc.

Subsuelo. el grado de permeabilidad, existencia de capas, inclinación,


existencia de niveles impermeables y restos de construcciones (galerías,
conducciones, cimentaciones, etc) condicionaran en gran medida la dispersión de
la contaminación y las posibilidades de descontaminación.

Niveles freáticos. La proximidad de aguas freáticas es un factor de riesgo


decisivo para la propagación de la contaminación y de sus efectos. Las
oscilaciones del nivel freático es causa que frecuentemente difunde la
contaminación.

De la contaminación
Extensión de la contaminación. La magnitud del área afectada es uno de los
primeros factores a evaluar.

Espesor de la contaminación. La penetración de la contaminación dentro del


suelo va a ser otra medida imprescindible para evaluar la magnitud de la
contaminación.

De los contaminantes
Naturaleza y concentración de los contaminantes. La clase de
contaminantes y su intensidad es otro parámetro imprescindible de considerar. En
las técnicas depuradoras va a influir decisivamente determinadas características
de los contaminantes, como son:

i) Solubilidad, volatibilidad, densidad, coeficiente de reparto y adsorción

ii) Forma de presentarse en el suelo (disuelta, adsobida, complejada, precipitada,


ocluída) y especiación (elemental, iónica, compuesta, oxidada, reducida)

iii) Persistencia y transformaciones en el suelo (degradativas o a compuestos


tóxicos)

iv) Toxicidad y bioacumulación

v) La presencia de una mezcla de sustancias contaminantes dificultará en gran


medida su eliminación total.
Conocidas todas estos condicionantes se puede desarrollar una planificación
integral de descontaminación.

4 Casos prácticos
El desastre ecológico de Aznalcóllar

En el libro "In Situ Soil Remediation" de Otten et al, se describen cinco casos
concretos de descontaminación de suelos en Holanda. Se trata de unos informes
muy completos que abarcan contaminantes muy diversos en condiciones muy
diferentes. Por su indudable interés hemos seleccionado tres casos.

TEMA 19. Descontaminación de suelos


contaminados

4 Casos prácticos

Practice case 5:
Flushing with acidified water Soestduinen

General
This is a practice case of the in-situ remediation of heavy metals. In spite of the
fact that this technique has not been widely followed in other remediation cases,
the applied techniques are interesting enough to be included in this overview.
Determination of the contamination situation

A photographic industry in the province of Utrecht discharged wastewater


containing cadmium (Cd) into two infiltration ponds (balsas) during the years
1935 -1955. As these ponds overflowed from time to time, the adjoining dune
area was contaminated. An enamelling (esmaltadora) and a galvanization
company, situated next to the photographic industry, also produced wastewater
containing Cd.

A soil investigation was required, as there was the risk of recreating humans
having direct contact with the contaminated top soil layer in the woody area.
Another risk was that the contaminants would spread via the groundwater
towards a drinking-water pumping station.

A surface area of about 6,000 m2 proved to be contaminated, to an average depth


to 4 to 5 metres. Figure 5.9 shows a cross section of the soil stratification and the
contamination situation. The total cadmium load was estimated at 725 kg. The
soil consists of moderately fine to moderately coarse sand (90% of the particle
size fraction is 63 - 500µm). Because the organic carbon and
lute (arcilla) fractions of the soil are rather small, so too is the adsorption
capacity of the soil (Urlings 1990 and Vijgen l992).

Figura 5.9. Cross section of the soil stratification and the contamination situation.
Weighing of the remediation alternatives

The possibilities of cleaning up the contamination by in situ remediation and


excavation were weighed during the remediation investigation. The in situ
remediation concept was based on flushing the soil with acidified water.

In situ remediation was expected to be much cheaper than conventional


excavation. An additional investigation was required to determine the feasibility
and dimensioning of the in situ remediation.

Feasibility investigation

The following aspects were further investigated during the additional


investigation:

Cd desorption from the contaminated soil

hydrological system of water infiltration and extraction

treatment of Cd-containing water

Cd desorption from the contaminated soil

A desorption liquid was selected by shake experiments with contaminated soil.


Column tests were then performed to determine the leaching characteristics while
using the selected desorption liquid. Water acidified (pH=3) with hydrochloric
acid (HCl) proved to be one of the best and most easily applicable desorption
liquids.

The hydrological system of infiltration and extraction of water

The surface area to be remediated was 6,000 m2. For practical reasons, the
capacity of the water treatment installation was restricted to a maximum of 250
m3/hour. Based on the hydrological properties of the soil, the site was partitioned
into four compartments that were treated one after another.
A two-dimensional computer model was used to dimension the infiltration and
extraction system. In order to avoid part of the infiltrated water seeping to the
groundwater, a small volume of groundwater was extracted from the aquifer and
discharged into the sewage system after treatment, with a preferred discharge
flow rate of ca. 10% of the total extraction rate.

The acidified water was infiltrated via a pond. After percolation through the soil.
the flushing water was pumped up via a drainage system and recirculated after
treatment to the pond. The drains were installed using deep drainage. Figure 5.10
gives an overview of the remediated location.

Figure 5.10. Overview of the remediation system on the location

Treatment of Cd-containing water

Suitable water treatment options are: precipitation, biosorption and ion exchange.
As in this case the treated percolate water is recirculated and the flow rate was
rather high (250 m3/h), sorption on resins was the best of these options.

A resin with a high specific Cd-adsorption capacity was selected on the basis of
laboratory shaking tests. This resin also performed well in the presence of high
iron, aluminium and calcium concentrations, and at a pH of 3.5. The IMAC GT-
73 resin proved to be the most suited.

The extend to which the resin could be regenerated was investigated by means of
column tests. Practically complete regeneration proved to be possible with a 5%
solution of HCI.
Detailed design

After performing these experiments, an in situ remediation system was designed.


As there were still some doubts about the functioning of the system in the field, a
test compartment was remediated before the full-scale in situ remediation started.

Execution
Test compartment

The in situ remediation of the least contaminated compartment (1) started in


Augustus 1987. The results of this test were used to fine-tune the remediation of
the remaining contaminated soil.

The results proved that:

desorption of cadmium in practice corresponded to the 1aboratory test results

the permeability of the soil was lower than initially measured (presence of a
thin soil layer with a high resistance)

the water treatment functioned well

According to these results, the sizes of the other compartments were adapted, and
extra infiltration drains were installed at 2.25 m-gl, with a view to the lower
permeability. The mutual distance between the extraction drains (at 5.5 m-gl)
was reduced from 4.5 m to 3 m.

Full-scale remediation

In December 1977, remediation of the other compartments (2, 3 and 4) was


begun.

Cd concentrations in the pumped-up percolate and in the soil were determined


after the remediation had been concluded. The natural pH of the soil was then
restored by the infiltration al water with lye.
Figure 5 11 shows the Cd concentrations in the percoIate ot compartment 3. After
high initial concentrations of 3,500 µg/l, they had decreased to 10-20 µg/l by
October 1988.

Figure 5.11 Cadmium concentrations in percolate of compartment 3

Completion

In autumn l988, the remediation objective of 2.5 mg/kg was widely achieved.
Most of the analyzed soil samples (90%) contained concentrations below l
mg/kg. Only in a small area in companment 4 were cadmium concentrations too
high, but this could be attributed to specific local conditions. This area was
therefore excavated (about l00 m3). All in all, about 440 kg cadmium was
removed from the location.

Total costs including costs of preliminary investigations amounted to ca. USD


2.0 million.

The province of Utrecht commissioned the project, and retained the contractor
Mourik Groot Ammers for the installation and maintenance of the system, and
the environmental consultancy Tauw Milieu bv for the preliminary
investigations, the design, and supervision of the remediation.
After completion

The concept of extractive in situ remediation described above has not until now
(l996) been widely followed up. In a way, the conditions of this project were
unique, with only one metal contaminant and a subsoil consisting of moderately
fine to moderately coarse sand.

The following comments can be made regarding the adaptability of the


remediation concept used here to other contaminated locations:

the results of laboratory tests to determine the sorption behaviour of the


contaminants reflected the practice conditions very closely

this full-scale remediation has proved that the in situ remediation of soil
contaminated with heavy metals to an acceptable level of 1 mg/kg is achievable

a watertight infiltration and extraction system can function without losing


infiltration water so the soil

the chosen infiltration method was feasible.

4 Casos prácticos

Practice case 2:
Soil vapour extraction and lowering of
groundwater level, Denekamp

General
Laboratory tests or pilot plant investigations were not necessary for this project,
as the design was based on expert judgement and knowledge. A straightforward
in situ remediation approach was chosen.
This project demonstrates that not all remediation projects need to be preceded
by extensive studies and investigations. The need for them depends on the
contamination situation and the soil structure/stratification.

Contamination situation
The petrol station in Denekamp that caused the contamination had been situated
there for a long time. After the company ceased operations, a soil investigation
was carried out in order to find out whether the site was contaminated with
mineral oil.

The investigation proved that the soil at the former service station and beneath
the existing showroom was contaminated with mineral oil and aromatic
compounds in concentrations exceeding the Dutch Intervention Value. The
contamination extended to a depth of ca. 2.5 m -g1.

The groundwater also contained mineral oil and aromatic compounds in


concentrations exceeding the intervention values. This contamination extended to
a depth of 5 m -g1. The groundwater table is situated at 0.9 to 1.4 m -g1. The soil
consists of moderately fine sand.

Weighing of the remediation options


It was decided to apply a combination of in situ remediation techniques and
excavation. A part of the contamination outside the buildings was excavated, as it
was easily accessible and a fuel tank present there had to be removed anyway.
The remainder of the contamination, which could not be excavated because of
the presence of buildings, was remediated by means of soil vapour extraction.
For this purpose, the groundwater table was lowered to 2.5 m -g1.

In this project the groundwater table was lowered to below the soil
contamination, in order to remove the entire contamination by soil vapour
extraction. This was done because in this project the desired lowering of the
groundwater table could be achieved by a low extraction rate (2 to 3 m3/h), and
because installing air injection filters beneath the showroom would have been
quite inconvenient for the owner.
Detailed design and installation
Given the extensive knowledge available on the biological degradation of
mineral oil and aromatic compounds, it was decided that additional investigations
were not necessary. Another reason for this was the availability of well-
documented practice cases where soil vapour extraction had been applied in
comparable types of soil.

The installation of horizontal drains by means of horizontally directed drillings is


a proven technique. Therefore, both the soil vapour extraction drains and the
groundwater withdrawal drains were installed beneath the showroom by means
of this technique.

A cross section of the system is presented in Figure 5.4.

Figure 5.4 In situ remediation system

Four horizontal drains were installed to extract the soil vapour. The calculated air
flow rate was ca. 50 m3/h at an underpressure of 50 mb. The initial total
hydrocarbon concentrations in the soil vapour were estimated at 2 to 4 gr/m3.
The remediation was expected to take two years.

Six horizontal drains were installed to extract groundwater for the in situ soil and
groundwater remediation. The extraction rate was 2 to 3 m3/h, and maximum
initial concentrations of mineral oil were 250 µg/l, and of aromatic compounds
3,000 µg/l.
Both groundwater and soil vapour were treated by means of a combined
biological treatment installation.

Execution
The excavation works and installation of the in situ system took place in March
and April 1994. In May 1994, a start was made with lowering the groundwater
table, and in June 1994 the soil vapour extraction began.

In August 1995 the target values for soil and groundwater were reached and the
system was stopped. The remediation took less time than the estimated two years.
Due to (among other things) the higher soil vapour extraction rate (100 m3/h
instead of 50 m3/h), the contaminants volatilized more quickly, which made the
in situ remediation proceed faster than predicted.

Soil vapour
Figure 5.5 shows the concentration the extracted soil vapour.
Figure 5.5 Contaminant levels in the soil vapour

Chemical analyses results show that the initial concentrations of aromatic


compounds and volatile hydrocarbons in the extracted air were 1.2 and 1.9 g/m3,
respectively. This is in line with the estimated initial total hydrocarbon
concentration, which was 2 to 4 g/m3.

The final total hydrocarbon concentration of the soil vapour was 20 mg/l

Ground water remediation


Figure 5.6 shows the BTEX concentration in the extracted groundwater

Figure 5.6 BTEX in extracted groundwater

The initial concentration in the pumped-up water was 480 µg/l, which turned out
to be much lower than the 3,000 µg/l expected.

The end concentrations were below the detection limit of 0.1 µg/l, both in the
extracted water and in the observation wells.

Soil quality
During the in situ remediation, the contaminant concentrations of the soil
decreased from 2,300 mg/kg mineral oil to below the detection limit ( < 10
mg/kg), and from 480 mg/kg aromatics to below the detection limit ( < 0.1
mg/kg).

In total, the cost of the remedial operation amounted to USD 300,000.

Concluding remarks
This project has demonstrated that - owing to the experiences gained with this
type of soil contamination and soil structure - the in situ soil remediation could
be dimensioned and performed without carrying out extensive soil investigations
in advance.

It also demonstrated that under certain circumstances the Dutch target values can
be attained by means of in situ remediation techniques.

This project was carried out by Middelbrink en van Breukelen B.V.; Tauw
Milieu was responsible for the project design and management.

4 Casos prácticos

Practice case 4:
In-situ biorestoration of a phthalates
contamination using only sparging

General
This practice case comprises the in situ cleanup of a site contaminated with
phthalates. The remediation is currently in its final stages. As phthalates are
nonvolatile contaminants, this is an example of in situ biorestoration during
which the contaminants are removed purely by biological degradation.
Furthermore, sparging is used without it being necessary to employ soil vapour
extraction to capture any stripped contaminants.

Contamination situation
During an exploratory investigation of the company site, the soil and
groundwater proved to be contaminated with phthalates. The contamination -
mostly consisting of di-isobutyl-phthalates (DIBF) - migrated with the
groundwater to beyond the site borders. The groundwater contamination
extended to a depth of ca. 5 m-gl, and had a surface area of ca. 600 m2.
Maximum concentrations in the soil were 10,000 mg/kg, and 7,300 µg/l in the
groundwater.

Almost half of the contamination was situated beneath a warehouse that is still in
use.

Weighing of the remediation alternatives


If the contamination had been removed by excavation, the warehouse - which
had steel foundations - would have had to be demolished, or moved to another
location. In situ bioremediation seemed like a good option, as according to
literature phthalates are easily biodegradable [Kurane et al., 1978; Engelhardt &
Wallnofer, 1 978].

As phthalates are non -volatile and can not be stripped from ground water, in this
situation the addition of oxygen by means of sparging was chosen. There was no
need for soil vapour extraction, since the contaminants were non-volatile. During
the in situ remediation, groundwater was contained by a deepwell placed just
outside the contaminated area. The pumped-up water was only slightly
contaminated, and could therefore be discharged directly onto the sewage system.

In order to stimulate biological degradation, warm water ( + 30° C) was


infiltrated upstream. This also allowed the possibility to add nutrients, or correct
the pH, if necessary. The latter may be required as the pH of the soil may change
considerably as a consequence of the degradation of the phthalates.
The remediation duration was estimated at 1.5 years.

Design and dimensioning


Compressed air was injected by three sparging wells (6 m-gl) at a flow rate of
120 Nm3/hour.

Groundwater was extracted at a flow rate of 120 m3/d, and 60 m3 of warm water
per day was infiltrated. The groundwater could be discharged directly onto the
sewage system. In addition to the sparging wells, the water infiltration filters (7)
and the deepwell, six monitoring wells were installed to monitor the remediation
progress. Furthermore, several air monitoring filters were installed to monitor
whether there was uncontrolled spreading of the contamination via the soil
vapour.

Figure 5.8 Cross section of the installation.

Execution
During the remediation, samples were taken from the pumped-up groundwater,
the monitoring wells, and - periodically - of the soil vapour.

In addition, oxygen concentrations in the groundwater, as well as the temperature


course were monitored. The remediation was begun in March 1995.

Pumped-up groundwater
Only during the first week were phthalates detected in the groundwater, albeit in
low concentrations. After that, the concentration dropped to below detection level
(2 µg/l).

Concentrations in groundwater
Before the remediation started, the monitoring wells were sampled in order to
determine the baseline situation. A maximum of 1,000 µg of phthalates per litre
was measured. After two months of remedial activities, no phthalates could be
detected in the groundwater of the monitoring well. Nor were they detected
during a re-sampling round. In order to ascertain whether subsequent supply
would occur, the in situ remediation was interrupted, and after 2 and then 3
months of stand-still the concentration levels were again determined. Again, no
phthalates were encountered. Remediation had been achieved well within the
estimated time.

Concentrations in soil
The soil was sampled before and after the remediation. After the groundwater
samples proved to be clean, the soil was resampled. The concentrations in the
soil and the vadose zone were now below detection limit, with a maximum
concentration in the saturated zone of 590 mg/kg.

Other parameters
The pH of the groundwater remained constant during the remediation. The
temperature was 14° C to begin with, then rose to 23° C.

After completion
The phthalates contamination of the groundwater had been removed. Phtalate
concentrations in the soil had decreased to below the intervention value. Test
proved that there were no risks of spreading, as the phthalates did not leach from
the soil into the groundwater.

The competent authorities have agreed that the aboveground installation can be
removed. After 1 year, groundwater will again be sampled, and if it is clean, the
remediation will be regarded as finished. If the water is not clean, however, it
will be assessed whether a short period of sparging is required to clean up the
remaining contamination.

The costs of the project were ca. USD 200,000. It was executed by Heymans
Milieutechniek B.V. The design, dimensioning and supervision were conducted
by Tauw Milieu B.V.

http://www.edafologia.net/conta/tema00/progr.htm

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