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Los hijos del limo, el libro más extenso e

importante que con posterioridad a El arco y


la lira ha dedicado el autor a la evolución de
la lírica contemporánea desde el romanticis-
mo hasta nuestros días, está constituido por
las Charles Eliot Norton Lectures dictadas en
el curso 1971-1972 en la Universidad de
Harvard por Octavio Paz, como anteriormente
por T. S. Eliot, e. e. cummings, Igor Stravinsky,
Jorge Luis Borges y Jorge Guillén. En palabras
del propio autor, el hilo central de la obra es
«la doble y antagónica tentación que ha fasci-
nado alternativa o simultáneamente a los poe-
tas modernos:· 1a tentación religiosa y la tenta-
ción política, la magia o la revolución: Frente
al cristianismo la poesía moderna se presenta
como la otra religión; frente a las revolucio-
nes del siglo XIX y del xx, como la voz de la
revolución original. Una doble heterodoxia,
una doble tensión que está presente lo mismo
en el romántico William Blake que en el sim-
bolista Yeats o el vanguardista Pound; lo mis-
mo en Baudelaire que en Breton, en Pessoa
que en Vallejo».

908041-6

SEIX BARRAL
1;:¡q3_
rss. fJis.
BIBLIOTECA DE BOLSILLO ..
Al//
Los hijos del limo

ÜCTAVIO PAZ, nacido en México en 1914,


Premio Cervantes en 1981 y Premio Nobel
¡:. en 1990, es una de las figuras capitales de la
I' literatura hispánica contemporánea. Su obra
poética -reunida precedentemente en Liber-
tad_ -~'!it?, _pa_~a_bra_ __U9,58), a la que siguieron
~alamandra (1962), J.ade,a &te (1969) y
Vuelta (1976)- se recoge en el volumen
Poema> (1935-1975} (Seix fürnu, 1979) y
en Árbol adentro (Seix Barral, 1987). No
menor en importancia y extensión es su
obra ensayfstica, que comprende los siguien-
tes tÍtulos: El laberinto de la soledad (1950),
,El arco ta Üra _@), LaS peras del Otm-o
t 1957; Seix Barral, 1971),--PUertiS'firCampo
(1966; Seix Barral, 1972), Com'ente alterna
{1967), Claude Lévi-Strauss o el nuevo festín
1 de Esopo (1967), Marce/ Ducharnp o el casti-
r llo de la pureza {1968) y su reedición amplia-
¡ da Apariencia desnuda (1973), Conjunciones
y disyunciones (1969}, Posdata (1970}, El

¡
i'
signo y el garabato (1973), Los hi'os del limo
(Seix Barral_. 1974___ y_ 19~!)~ E ogro antro-
ptCO-(SélX-·Bafraf,-i 9i9);- Jnlmediaciones (Seix
Barral, 1979), Sor uana Inés de la Cruz o
las tram de e ~-~g:_____~r __ ,,__________ , ~Ul!!!:
f _P<! . . !Jl±.~-~-JL . ~_(!p; __ ,,_~-~raj,~ J98~ _y __191!§), Som-
bras de obras (Seix Barral, 1983), Hombres
en su siglo (Seix Barral, 1984), Pequeña cró-
r nica de grandes días (1990) y La otra voz
[ (Seix Barr_al_, 1?9Q). En Version"es y diversto-
¡ m_,SlT913)"J.eUOió sus traducciones poéticas.
!'' Ha traducido también Sendas de Oku, de
Matsuo Basho (1957; Seix Barral, 1981). Par-
fe
ticipa del ensayo, de la narración y del poe-
1 ma en prosa su fundamental obra El Mono

r'
Gramático (Seix Barral, 1974). Se han reuni-
do sus conversaciones con diversos interlo-
cutores en el volumen Pasión crítica (Sei>::
' .J~-ªr:r\ll, 198í}.x sus prosas de iuventua--en~
·1 firt.meñisletras JSeix Barral, 1988). Bajo el
dtUlo·E{fúego· de-cdda.-dúiJScix Barral, 1989)
el propio autor ha reurudo una extensa y
significativa selección de su obra poética.
Octavio Paz

Los hijos del limo


Del romanticismo
a la vanguardia

BIBLIOTECA DE BOLSILLO
PREFACIO

Cubierta: «Ürfeo» (fragmento), 1865,


de Gustave Moreau

Primera edición en:


Biblioteca de Bolsillo:
enero 1987
. Segunda edición: julio 19J:-9_·~
Tercera edición: noviembr~V

© 1974 y 1981: Octavio Paz

Derechos exclusivos de edición en castellano


reservados para todo el mundo:
© 1974 y 1990: Editorial SeCT Barral, S. A.
Córcega, 270 - 08008 Barcelona

ISBn 84-322-3041-3

Depósito legal: B. 40.848 - 1990

Impreso en España

1990. - Talleres Gráficos HUROPE, S. A.


Recaredo, 2 - 08005 Barcelona

Ninguna parte de esta publicaci6n, incluido el diseño de la cubierta, puede ser


reproducida, almacenada o transmitida en manera alguna ni por ningún medio, ya
sea eléctrico, químico, mecánico, Óptico, de grabación o de fotocopia, sin permiso
previo del editor.
En un libro publicado hace más de quince años, El arco
y la Jira (México 1956), intenté responder a tres pre-
guntas sobre la poesía : el decir poético, el poema ¿es
irreductible a todo otro decir? ¿Qué dicen los poemas? ]
¿Cómo se comunican los poemas? La matena de este
libro es una prolongación de la respuesta que intenté
dar a la tercera pregunta. Un poema es un. objeto hecho
del lenguaje, los ritmos, las creencias y las obsesiones
de este o aquel poeta y de esta o aquella sociedad. Es el
product() de una historia y de una sociedad, pe~
manera de ser histórico es. contradictoúa. El poema es .
una máquina. que produn;, incluso sin que el poeta se
lo proponga, .anti-historia. La operaci_ó!l. poética consist,;
en una .inversión y conv~¿;si<Sn c\~Lf!!lir JemPoral; .. el ..
poema no detiene el tiempo :_ Jo COn~r\ljky_l\L.!ffill~­
figura, Lo mismo en un soneto barroco que en una epo-
peya popular o en uua fábula, el tiempo pasa de otra
manera que en la historia o en lo que llamamos vida
real. _La contradicción entre hist.oria y poesía pertenece .
a todas las sociedades pero sólo en la edad moderna se
manifiesta de una manera explícita. El sentimiento y la
conciencia de la dis_cós<lK'1. et1fre sociédad y pci"síase JiJ!-.
convertido, desde el romanticismo, en el tema central,
muchas veces secreto, de nuestra poesía. En este libró.. ·
11." procurado describir~ desde la perspecti~a de un poeta
hÚp-anoameriC:anó, · el movimiento poético moderno y
SUS relaciones contradictorias con lo que llamamos «mO-
dernldacJ,;. - --
9
A despecho de las diferencias de lenguas y culturas enfrentan al poeta con el racionalismo y el progresismo
nacionales, la poesía moderna de Occidente es una. Ápe- de la era moderna pero también, y con la misma vio-
nas si vale la pena aclarar que el término Occidente lencia, lo oponen al cristianismo. El tema de la poesía
abarca también a las tradiciones poéticas angloamerica- moderna es doble : por una parte es un diálogo contra-
'" nas y latinoamericanas (en sus tres rainas : la española, dictorio con y contra las revoluciones modernas y las
' la portuguesa y la francesa): Para ilustrar la unidad de religiones cristianas; por la otra, en el interior de la
la poesía moderna escogí los episodios más salientes, poesía y de cada obra poética, es un diálogo entre analo-
a mi entender, de su historia: su nacimiento con los gía e ironía. El contexto donde se despliega este doble
románticos ingleses y alemanes, sus metamorfosis . en diálogo es otro diálogo : la poesía moderna puede verse
, el simbolismo francés y ...:1 modernismo hisp_anoamer'.- como la historia de las relaciones contradictorias, hechas
( cano, su culminación y fin en las vana?ard1as del s1- de fascinación y repulsión, entre las lenguas románicas
. glo XX. Desde su origen la poesía moderna ha sido una y las germánicas, entre la tradición central del clasi-
- reacción frente, hacia y contra la modernidad: la Ilus- cismo grecolatino y la tradición de lo particular y lo
tración, la razón crítica, el liberalismo, el positivismo bizarro representada por el romanticismo, entre la ver-
y el marxismo. De ahí la ambigñedad de sus relaciones sificación silábica y la acentual.
-casi siempre iniciadas por una adhesión entusiasta se- En el siglo xx las vanguardias dibujan las mismas fi_.
guida por un brusco rompimiento--con los movimien- guras que en el siglo anterior, sólo que en sentido in,
tos revolucionarios de la modernidad, desde la Revolu- verso;- el modernism de los poetas angloamericanos es
ción francesa a la rusa. En su disputa con el racionalismo una tentativa de regreso a la tradición central de Occi-
moderno, los poetas redescubren una tradición tan anti- dente-precisamente lo contrario de lo que habían sido
gua como el hombre mismo y que, transmitida por el el romanticismo inglés y alemán-, mientras que el su-
neoplatonismo renacentista y las sectas y corrientes her- rrealismo francés extrema las tendencias del romanticis-
méticas y ocultistas de los siglos XVI y XVII, atraviesa rr.o alemán. El período propiamente contemporáneo es el
el siglo XVI 11, penetra en el XIX y llega hasta nuestros del fin de la vanguardia y, con ella, de Jo que desde fi-
días. Me refiero a la analogía, a la visión del universo nes del siglo XVI 1 ¡ se ha llamado arte moderno, Lo que
como un sistema de correspondencias y a la visión del está en entredicho, en la segunda mitad de nuestro si-
lengu~je como el doble del universo. , glo, no es la noción de arte, sino la noción de moderni-
La anaIOgía de !Os romfotícos y~los simbolistas está dad. En las últimas páginas de este libro aludo al tema
roída por Ia frorífa, es decir, por la conciencia de lá - de la poesía que comienza después de la vanguardia.
-modernidad y de su crítica de cristianismo y las otras,
Esas páginas se unen a Los signos en rotación, una
~religiones. la Ironía se transforma, .en el siglo XJ!:,_ e11 suerte de manifiesto poético que publiqué en 1965 y que
el humor-negro, verde o morado. Analogía e (Íronía} ha sido incorporado como epílogo a El arco y la lira.
10
11
El texto de este libro es, modificado y ampliado, el
de las conferencias que di en la Universidad de Harvard
(Charles Eliot Norton Lectures) el primer semestre
de 1972.

O.P.
Mais l' oracle invoqué pour jamais dut se taire;
Cambridge, Mass., a 28 de junio de 1972 Un seul pouvait au monde expliquer ce mystere:
-Celui qui donna !' áme aux enfants du liman.

GÉRARD DE NERVAL, Chimeres,


«Le Christ aux Oliviers», v

12
\

LA TRADICIÓN DE LA RUPTURA
· El tema de este libro es la tradición moderna de la poe-
sía. La expresión no sólo significa que hay una poesía
moderna sino que lo moderno es una tradición. U na
tradición hecha de interrupciones y en la que cada rup-
tura es un comienzo. Se entjende por tradición la trans-
misión de una generación a otra de noticias, leyendas,
historias, creencias, costumbres, formas literarias y ar-
tísticas, ideas, estilos; por tanto, cualquier interrupción
en la transmisión equivale a quebrantar la tradición. Si
la ruptura es destrucción del vínculo que nos une al pa-
sado, negación de la continuidad entre una generación
y otra, ¿puede llamarse tradición a aquello que rompe
el vínculo e interrumpe la continuidad? Y hay más:
inclusive si se aceptase que la negación de la tradición
a la larga podría, por la repetición del acto a través de
generaciones de iconoclastas, constituir una tradición,
¿cómo llegaría a serlo realmente sin negarse a sí mis-
ma, quiero decir, sin afirmar en un momento dado, no
la interrupción, sino la continuidad? La tradición de la
ruptura implica no sólo la negación de la tradiéióíi síño .
también de la ruptura ... La contradicción subsiste si en
lugar de las palabras interrupción o ruptura empleamos
otra que se oponga con menos violencia a las ideas de
transmisión y de continuidad. Por ejemplo: la tradición
m()derna. Si lo tradicional es por excelencia lo antiguo,·
·¿cómo puede lo moderno ser tradicional? Si tradición
significa continuidad del pasado en el presente, ¿cómo
puede hablarse de una tradición sin pasado y que con-

17

i!:
siste en la exaltación de aquello que lo niega: la pura que no son modernas-, el título del libro de Rosenbérg
actualidad? expresa con saludable y lúcida insolencia la paradoja
A pesar de la contradicción que entraña, y a veces que ha fundado al arte y a la poesía de nuestro tiempo.
con plena conciencia de ella, como en el caso de las re- Una paradoja que es, simultáneamente, el principio in-'
flexiones de Baudelaire en L'art romantique, desde prin. telectual que los justifica y que los niega, su alimento
cipios del siglo pasado se habla de la modernidad c()ffi()' y su veneno. El arte y la poesía de nuestro tiempo vi-
,=de una ti:adición y se piensaque la ruptura es la forriúi, ven de modernidad y mueren por ella.
privilegiadadel cambio, Al decir que la modernidad es En la historia de la poesía de Occidente el culto a lo
Üna tt'adición cÓmeto 'iiña leve inexactitud: debería ha- nuevo, el amor por las novedades, aparece con una re-
ber dicho, otra tradición, La modernidad es una tradi- gularidad que no me atrevo a llamar cíclica pero que
ción polémica y que desaloja a la tradición imperante, tampoco es casual. Ha y épocas en que el ideal estético
cualquiera que ésta sea; pero la desaloja sólo para, un consiste en la imitación de los antiguos; hay otras en
instante después, ceder el sitio a otra tradición que, a su que se exalta a la novedad y a la sorpresa. Apenas si es
vez, es otra manifestación momentánea de la actualidad, necesario recordar, como ejemplo de lo ,segundo, a los
La modernidad nunca es ella misma : siempre es otra, poetas «metafísicos» ingleses y a los barrocos españoles.
Lo moderno no se caracteriza únicamente por su nove- Unos y otros practicaron con igual entusiasmo lo que
dad, sino por su heterogeneidad. Tradición heterogénea podría llamarse la estética de la sorpresa. Novedad y
o de lo heterogéneo, la modernidad está condenada a la sorpresa son términos afines, no equivalentes. Los con-
pluralidad : la antigua tradición era siempre la misma, ceptos, metáforas, agudezas y otras combinaciones ver-
la moderna es siempre distinta. La primera postula la bales del poema barroco están destinados a provocar el
unidad entre el pasado y el hoy; la segunda, no con- asombro: lo nuevo es nuevo si es lo inesperado. La no-
tenta con subrayar las diferencias entre ambos, afirma vedad del siglo xv I I no era crítica ni entrañaba la ne-
que ese pasado no es uno sino plural. Tradición de lo mo- gación de la tradición. Al contrario, afirmaba su con-
derno: heterogeneidad, pluralidad de pasados, extrañe- tinuidad; Gracián dice que los modernos son más
za radical. Ni lo moderno es la continuidad del pasado agudos que los antiguos, no que son distintos. Se entu-
en el presente ni el hoy es el hijo del ayer: son su rup- siasma ante ciertas obras de sus contemporáneos no por-
tura, su negación. Lo móderno es autosufidente : cada que sus autores hayan negado el estilo antiguo, sino
vez que aparece, funda su propia tradición. Un ejemplo P?rque ofrecen nuevas y sorprendentes combinaciones
reciente de esta manera de pensar es el libro que pu- de los mismos elementos.
blicó hace algunos años el crítico norteamericano Ha' Ni Góngora ni Gracián fueron revolucionarios en el
' '
raid Rosenberg: T he tradition of the new. Aunque lo sentido que ahora damos a esta palabra; no se propu-
nuevo no sea exactamente lo moderno-hay novedades sieron cambiar los ideales de belleza de su época, aun-

18 19
que Góngora los haya efectivamente cambiado : nove- distinto es la negación, el cuchillo que parte en dos al
dad para ellos no era sinónimo de cambio, sino de asom- tiempo: antes y ahora.
bro. Para encontrar esta extraña alianza entre la esté- Lo viejo de milenios también puede acceder a la mo-
tica de la sorpresa y la de la negación, hay que llegar dernidad : basta con que se presente como una negación
al finaldelsiglo:¡¡:y111, es_ decir, alprincipio de la edad de la tradición y que nos proponga otra. Ungido por los
_moderna~- Desde _su nacimiento, .la modernidad es una mismos poderes polémicos que lo nuevo, lo antiquísimo
_¡:>asión crítica y así es una doble negación, como crí;- no es un pasado: es un comienzo. La pasión contradic-
tica y como pasión, tanto de las geometrías clásicas como toria lo resucita, lo anima y lo convierte en nuestro con-
de los laberintos barrocos. Pasión vertiginosa, pues cul- temporáneo. En el arte y en la literatura de la época
mina en la negación de sí misma: la modernidad es una moderna hay una persistente corriente arcaizante que va
suerte de autodestru¡:ción creadora. Desde hace dos si- - de la poesía popular germánica de Herder a la poesía
glos la imaginaCión poédC:~ eie~~ ;~s arq~ltecturas sobre china desenterrada por Pound, y del Oriente de Dela-
un terreno minado por la crítica. Y lo hace a sabiendas croix al arte de Oceanía amado por Breton. Todos esos
de que está minado ... Lo que distingue a nuestra mo- g]?i<:J=~ trátese de pinturas y esculturas o de poemas,
dernidad de las de otras épocas no es la celebración de tienen en común lo siguiente: cualquiera que sea la ci-
lo nuevo y sorprendente, aunque también eso cuente, vilización a que pertenez¡:an, su aparición en nuestro
sino el ser una ruptura: crítica del pasado inmediato, horizonte estético significó una ruptura, un cambio. Esas
interrupción de la continuidad. El arte moderno no sólo novedades centenarias o milenarias han interrumpido
es el hijo de la edad crítica sino que también es el crí- una vez y otra vez nuestra tradición, al grado de que
_tlco de sí mismo. · la historia del arte moderno de Occidente es también
Dije que lo nuevo no es exactamente lo moderno, la de las resurrecciones de las artes de muchas civili-
salvo si es portador de la doble carga explosiva: ser zaciones desaparecidas. Manifestaciones de la estética de
negación del pasado y ser afirmadón de algo distinto. la sorpresa y de sus poderes de contagio, pero sobre todo
Ese algo ha cambiado de nombre y de forma en el curso encarnaciones momentáneas de la negación crítka, los
de los dos últimos siglos-de la sensibilidad de los pre- productos del arte arcaico y de las civilizaciones lejanas
rrománticos a la metaironía de Duchamp-, pero siem- se inscribe.n con naturalidad en la tradición de la rup-
pre ha sido aquello que es ajeno y extraño a la tra- tura. Son una de las máscaras que ostenta la modernidad.
dición reinante, la heterogeneidad que irrumpe en el La tradición moderna borra las oposiciones entre lo
presente y tuerce su curso en dirección inesperada. No antiguo y lo contemporáneo y entre lo distante y lo pró-
sólo es lo diferente sino lo que se opone a los gustos ximo. El ácido que disuelve todas esas oposiciones es la
tradicionales : extrañeza polémica, oposición activa. Lo crítica. SQlo que la palabra crítica poseedema~iadasre:
nuevo nos seduce no por nuevo sino por distinto; y lo -~º!1:I_nc:_~as inteleétuales y· de ahí -que
'-
prefier~·'-.·.--.~copla;Ía ·
- _,., - -----· ··-----~

20 21
SQE ()tE¡¡J>al¡¡bra :. pasión. La .. unión de. pasión y crítica táneas, 'imperceptibles e insignificantes. Podemos hablar
subraya el carácter paradójico de nuestro culto a lo ma:· de¡ tradición moderna.> sin que nos parezca incurrir en
derno. Pasión crítica : amor inmoderado, pasional, por cócÍtradicción porque la era moderna ha limado, hasta
Ja crítica y sus precisos mecanismos de desconstrucción; desvanecerlo casi del todo, el antagonismo entre lo an-
..pero también crítka enamorada de su objeto, crítica apa: tiguo y Jo actual, lo nuevo y lo tradicional. La acelera-
sionada por aquello mismo que niega. Enamorada de sí ción del tiempo no sólo vuelve ociosas las distinciones
·misma y siempre en guerra consigo misma, no afirma entre Jo que ya pasó y lo que está pasando sino que
nada permanente ni se funda en ningún principio : fa anula las diferencias entre vejez y juventud. ~Nuestra
negación de todos Jos principios, el cambio perpetuo, és época ha exaltado a la juventud y sus valores con tal.
su principio. Una crítica así no puede sino culminar en frenesí que ha hecho de ese culto, ya que no una religic)n,
nñ amor "pasional por la manifestación más pura e inme- ..7na supe~stición; sin embargo, nunca. se haloía ~nveje­
diata del cambio: el ahora. Un presente único, distinto ~ido tanto y tan pronto como ahora. Nuestras colec-
a todos los otros. El sentido singular de este culto por ciones d~ arte, nuestras antologías de po¡,sía y !1.u~s~.!1~
el presente se nos escapará si no advertimos que se funda .bibliotecas. están llenas. de estilos,. movimientos, cuadros,
en una curiosa concepción del tiempo. Curiosa porque i
$sc11J~ras, no:Vel~s .. poe_1!1¡tS. prematuramente .ef!yejeci:
antes de la edad moderna no aparece sino aislada y ex- dos. .
cepcionalmente: para los antiguos el ahora repite al ·· Doble y vertiginosa sensación: lo que acaba de ocu-
ayer, para los modernos es su negación. En un caso, el rrir pertenece ya al mundo de lo infinitamente lejano
tiempo es visto y sentido como una regularidad, como un y, al mismo tiempo, la antigüedad milenaria está infi-
proceso en el que las variaciones y las excepciones son nit~1n~nte cerca.,. Puede concluirse de todo esto que
realmente variaciones y excepciones de la regla; en el ¡ía tradición moderna,! y las ideas e imágenes contradic-
otro, el proceso es un tejido de irregularidades porque 'íéíiias que suscita esta expresión, no son sino la conse-
la variación y la excepción son la regla. Para nosotros cuencia de un fenómeno aún más turbador : la época
el tiempo no es la repetición de instantes o siglos idén- moderna es la de la aceleración del tiempo histórico. No
ticos : cada siglo y cada instante es único, distinto; otro. digo, naturalmente, que hoy pasen rnás rápidamente los
La tradición de lo moderno encierra una paradoja años y los días, sino que pasan más cosas en ellos. Pasan
mayor que la que deja entrever la contradicción entre lo más cosas y todas pasan casi al mismo tiempo, no una
antiguo y lo nuevo, lo moderno y lo tradicional. La opo- detrás de otra, sino simultáneamente. Aceleración es fu-
sición entre el pasado y el presente literalmente se eva- sión : todos los tiempos y todos los espacios confluyen
pora, porque el tiempo transcurre con tal celeridad, que en un aquí y un ahora.
las distinciones entre los diversos tiempos-pasado, pre- No faltará quien se pregunte si realmente la historia
sente, futuro-se borran o, al menos, se vuelven instan- transcurre más de prisa que antes. Confieso que yo no

22 23
podría responder a esta pregunta y creo que nadie podría
hacerlo con entera certeza. No sería imposible que la
"'
del siglo xx. Un ejemplo entre n:uchos: en varias oc~-
Siones Friedriéh von Schlegel defme al amor, la poes1a
aceleración del tiempo histórico fuese una ilusión; qui- y la ironía d~ los románticos en términos no muy ale-
zá los cambios y convulsiones que a veces nos angustian jados de los que, un siglo después, emplearía André
y otras nos maravillan sean mucho menos profundos y Breton al hablar del erotismo, la imaginación y el hu-
decisivos de lo que pensamos. Por ejemplo, la Revolu- mor de los surrealistas. ¿Influencias, coincidencias? Ni
ción Soviética nos pareció una ruptura de tal modo ra- lo uno ni lo otro: persistencia de ciertas maneras de
dical entre el pasado y el futuro, que un libro de viaje pensar, ver y sentir.
a Rusia se llamó, si no recuerdo mal, Visita al porvenir. Nuestras dudas crecen y se fortalecen si, en lugar de
Hoy, medio siglo después de ese acontecimiento en ,el acudir a ejemplos del pasado reciente, interrogamos a
que vimos algo así como la encarnación fulgurante del épocas distantes o a civilizaciones distintas a la nuestr~.
futuro, lo que sorprende al estudioso o al simple viajero En sus estudios de mitología comparada, Georges Dume-
es la persistencia de los rasgos tradicionales de la vieja zil ha mostrado la existencia de una «ideología» común
Rusia. El famoso libro de John Reed en que cuenta los a todos los pueblos indoeuropeos, de la India y el Irán
días eléctricos de 1917 nos parece que describe un pa- al mundo celta y germánico, que resistió y aún resiste a
sado remoto, en tanto que el del Marqués de Coustine, la doble erosión del aislamiento geográfico e histórico.
que tiene por tema el mundo burocrático y policiaco del Separados por miles de kilómetros y de años, los pue-
zarismo, resulta actual en más de un aspecto. El ejemplo blos indoeuropeos todavía conservan restos de una con-
de la revolución mexicana también nos incita a dudar cepción tripartita del mundo. Estoy convencido de que
de la pretendida aceleración de la historia; fue un in- algo semejante ocurre con los p~eblos del área mongo:
menso sacudimiento que tuvo por objeto modernizar al loide, tanto asiáticos como amencanos. Ese mundo. esta
país y, no obstante, lo notable del México contempo- en espera de un Dumézil que muestre su profund~ uni-
ráneo es precisamente la presencia de maneras de pen- dad. Desde antes de Benjamín Lee· Whorf, el pnmero
sar y de sentir que pertenecen a la época virreinal y aun en formular de una manera sistemática el contraste en-
al mundo prehispánico. Lo mismo puede decirse en ma- tre las estructuras mentales subyacentes de los europeos
teria de arte y de literatura : durante el último siglo y y las de los Hopi, varios investi?adores había~ reparad?
medio se han sucedido los cambios y las revoluciones en la existencia y la persistenoa de una vmon cuadn-
estéticas, pero ¿cómo no advertir que esa sucesión de partita del mundo común a los indios ame~i':a.nos: No
rupturas es asimismo una continuidad? El tema de este obstante, tal vez las oposiciones entre las ov1hzac10nes
libro es mostrar que un mismo prin<:_Ípio inspira a .los, recubren una secreta unidad: la del hombre. Tal vez
románticos alemanes e ingleses, a los simbolistas ·fran: las diferencias culturales e históricas son la obra de un
ceses y a la vanguardia cosmopolita. de la primera mitad autor único y que cambia poco. La naturaleza humana
24 25
'..
no es una ilusión : es el invariante que produce los cam- sabe que pertenece a una tradición se sabe ya, implíci-
bios y la diversidad de culturas, historias, religiones, tamente, distinto de ella, y ese saber lo lleva, tarde o
artes. temprano, a interrogarla y, a veces, negarla. La crítica
Las reflexiones anteriores podrían llevarnos a sostener de la tradición se inicia como conciencia de pertenecer
que fa aceleración de la historia es ilusoria o, más pro- a una tradición. Nuestro tiempo se distingue de otras
bablemente, que los cambios afectan a la superficie sin épocas y sociedades por la imagen que nos hacemos del
alterar la realidad profunda. Los acontecimientos se su- ··transcurrir: nuestra conciencia de la historia. Aparece
ceden unos a otros y la impetuosidad del oleaje históri- ahora con mayor claridad el significádo de lo 'que lla-
co nos oculta el paisaje submarino de valles y montañas 'illamos la tradición moderna: es una expresión de nues-
inmóviles que lo sustenta. Entonces, ¿en qué sentido -tra conciencia histórica. Por una parte, es una crítica
podemos hablar de tradición moderna? Aunque la ace- -deÍ pasado, una crítica de la tradición; por la otra, es
leración de la historia puede ser ilusoria o real-sobre una tentativa, repetida una y otra vez a lo largo de
esto la duda es lícita-, podemos decir con cierta con- los dos últimos siglos, por fundar una tradición en el
fianza que la sociedad que ha inventado la expresión único principio inmune a la crítica, ya que se confunde
la tradición moderna es una sociedad singular. Esa frase con ella misma : el cambio, la historia.
encierra algo más que una contradicción lógica y lin-
giiística : es la expresión de la condición dramática de * * *
nuestra civilización que busca su fundamento, no en el
pasado ni en ningún principio inconmovible, sino en el La relación entre los tres tiempos-pasado, presente y
·cambio. Creamos que las estructuras sociales cambian futuro-es distinta en cada civilización. Para las socie~
·muy lentamente y que las estructuras mentales son in- ctadés primitivas el arquetipo temporal, el modelo del
variantes, o seamos creyentes en la historia y sus incesan- presente y del futuro, es el pasado. No el pasado re-
tes transformaciones, hay algo innegable: nuestra ima- ciente, sino un pasado inmemorial que está más allá de
.! gen del tiempo ha cambiado. Basta comparar nuestra todos los pasados, en el origen del origen. Como si fue-
)dea del tiempo con la de un cristiano del siglo X r r para se un manantial, este pasado de pasados fluye continua-
advertir inmediatamente la diferencia. ·· · ·· · · mente, desemboca en el presente y, confundido con él,
Al cambiar nuestra imagen del tiémpo, cambió nues- es la única actualidad que de verdad cuenta. La vida
tra relación con la tradición. Mejor dicho, porque cam- social no es histórica, sino ritual; no está hecha de
bió nuestra idea del tiempo, -tuvimos concienda' de-la cambios sucesivos, sino que consiste en la repetición
tradición. Los pueblos tradicionalistas viven inmersos rítmica del pasado intemporal. El pasado es un arque-
en su pasado sin interrogarlo; más que tener conciencia tipo y el presente debe ajustarse a ese modelo inmu-
de sus tradiciones, viven con ellas y en ellas. Aquel que table; además, ese pasado está presente siempre, ya que

26 27
'--
regresa en el rito y en la fiesta. Así, tanto por ser un derse, en la consumac1on del tiempo : es aquello que
modelo continuamente imitado cuanto porque el rito debemos imitar desde el principio.
periódicamente lo actualiza, el pasado defiende a la so- La sociedad primitiva ve con horror las inevitables
ciedad del cambio. Doble carácter de ese pasado : es un variaciones que implica el paso del tiempo; lejos de
tiempo inmutable, impermeable a los cambios; no es ser considerados benéficos, esos cambios son nefastos:
lo que pasó una vez, sino lo que está pasando siempre: lo que llamamos historia es para los primitivos falta,
es un presente. De una y otra manera, el pasado arque- caída. Las civilizaciones del Oriente y del Mediterráneo,
típico escapa al accidente y a la contingencia; aunque lo mismo que las de la América precolombina, vieron
es tiempo, es asimismo la negación del tiempo : disuel- con la misma desconfianza a la hisroria, pero no la ne-
ve las contradicciones entre lo que pasó ayer y lo que garon tan radicalmente. Para todas ellas el pasado de
pasa ahora, suprime las diferencias y hace triunfar la los primitivos, siempre inmóvil y siempre presente, se
regularidad y la identidad. Insensible al cambio, es por despliega en círculos y en espirales : las edades del mun-
excelencia la norma : las cosas deben pasar tal como do. Sorprendente transformación del pasado atemporal:
pasaron en ese pasado inmemorial. transcurre, está sujeto al cambio y, en una palabra, se
Nada más opuesto a nuestra concepción del tiempo temporaliza. El pasado se anima, es la semilla primor-
q~e la de los primitivos : para nosotros el tiempo es el dial que germina, crece, se agota y muere-para renacer
__ p()rtador delcambio, para ellos es el agent<:. que lo su- de nuevo. El modelo sigue siendo el pasado anterior a
·-PE_igi_(',_ Más que una categoría temporal, el pasado ar- todos los tiempos, la edad feliz del principio regida por
quetípico del primitivo es una realidad que está más la armonía entre el cielo y la tierra. Es un pasado que
allá del tiempo: es el principio 0riginal. Todas las so- posee las mismas propiedades de las plantas y los seres
ciedades, excepto la nuestra, han imaginado un más allá vivos; es una substancia animada, algo que cambia y,
en el que el tiempo reposa, por decirlo así, reconciliado sobre todo, algo que nace y muere. La historia es una
consigo mismo: ya no cambia porque, vuelto inmóvil degradación del tiempo original, un lento pero inexo-
transparencia, ha cesado de fluir o porque, aunque flu- rable proceso de decadencia que culmina en la muerte.
El remedio contra el cambio y la extinción es la re-
ye sin cesar, es siempre idéntico a sí mismo. Extraño
currencia : el pasado es un tiempo que reaparece y que
triunfo del principio de identidad : desaparecen las con-
nos espera al fin de cada ciclo. El pasado es una edad
tradicciones porque el tiempo perfecto es atemporal. venidera. Así, el futuro nos ofrece una doble imagen:
Para los primitivos, el modelo atemporal no está des- es el fin de los tiempos y es su recomienzo, es la degra-
pués, sino antes, no en el fin de los tiempos, sino en el dación del pasado arquetípico y es su resurrección. El
comienzo del comienzo. No es aquel estado al que ha fin del ciclo es la restauración del pasado original-y el
de acceder el cristiano, sea para salvarse o para per- comienzo de la inevitable degradación. La diferencia
28 29
., entre esta concepción y las de los cristianos y los mo- Jocaban sobre la boca de los muertos una cuenta de
, demos es notable : , para los ,crisria11qs ,el tiempo per-_ jade.
: . fecto es la eternid~d : _l!fljl , aboliciói:L df'.LlÍ~!!!EQ,,,Jill'!, La ambigüedad del oro y del jade refleja la ambi-
i., anulación de la historia; j?,ara los modernos I~ifrc­ güedad del tiempo cíclico: el arquetipo temporal está
L ción no puede estar en otiá parte, si está en alguna,gúe en el tiempo y adopta la forma de un pasado que re-
l_ en el futuro. Otra diferencia : nuestro futuro es por de- gresa-sólo que regresa para alejarse nuevamente. Ver-
finición aquello que no se parece ni al pasado ni al pre- de o dorada, la edad dichosa es un tiempo de acuerdo,
:sente: es la región de lo inesperado, mientras que el una conjunción de los tiempos, que dura sólo un momen-
futuro de los antiguos mediterráneos y de los orientales to. Es uu verdadero acorde : a la prodigiosa conden-
, desemboca siempre en el pasado. El tiempo cíclico trans- sación del tiempo en una gota de jade o una espiga de
Cllrr~, es historia; igualmente es una reiteración que,_ oro, suceden la dispersión y la corrupción. La recurren-
_.C:.ada vez que se repite, niega al transcurrir y a la his- cia nos preserva de los cambios de la historia sólo para
toria. someternos a ellos más duramente: dejan de ser un
El tiempo primordial modelo de todos los tiempos, la accidente, una caída o una falta, para convertirse en
era de la concordia entre el hombre y la naturaleza y los momentos sucesivos de un proceso inexorable. Ni
entre el hombre y los hombres, se llama en Occidente los dioses escapan al ciclo. Quetzalcóatl desaparece por
la edad de oro. Para otras civilizaciones-la china, la, el mismo sitio por el que se pierden las divinidades que
mesoamericana-no fue ese metal, sino el jade, el sím- Nerval invoca en vano : ese lugar, dice el poema ná-
bolo de la armonía entre la sociedad humana y la so- huatl, «donde el agua del mar se junta con la del cie-
ciedad natural. En el jade se condensa el perpetuo re- lo», ese horizonte donde el alba es crepúsculo.
verdecer de la naturaleza como en el oro presenciamos ¿No hay manera de salir del círculo del tiempo?
Desde los albores de su civilización, los indios imagi-
una suerte de materialización de la luz solar. ] ade y oro
naron un más allá que no es propiamente tiempo, sino
son símbolos dobles, como todo lo que expresa las su-
su negación : el ser inmóvil igual a sí mismo siem-
cesivas muertes y resurrecciones del tiempo cíclico. En
pre (brahmán) o la vacuidad igualmente inmóvil ( nir-
una fase el tiempo se condensa y se transmuta en mate- vana). Brahmán nunca cambia y sobre él nada se pue-
ria dura y preciosa, como si quisiese escapar del cambio de decir excepto que es ; sobre nirvana tampoco nada se
y sus degradaciones; en la otra, piedra y metal se ablan- puede decir, ni siquiera que no es. En uno y otro caso:
dan, el tiempo se disgrega y corrompe vuelto excre- realidad más allá del tiempo y del lenguaje. Realidad
mento y pudrición vegetal y animal. Pero la fase de la que no admite más nombres que los de la negación uni-
desintegración y putrefacción es también la de la re- versal: no es esto ni aquello ni lo de más allá. No es
surrección y la fertilidad : los antiguos mexicanos co- esto ni aquello y, no obstante, es. La civilización india

30 31
no rompe el tiempo cíclico : sin negar su realidad em- vivían el fin de un ciclo. A veces esta idea se expresaba
pírica, lo disuelve y lo convierte en una fantasmagoría en términos casi cristianos : «Los elementos terrestres
insubstancial. La crítica del tiempo reduce el cambio a una se disolverán y todo será destruido para que todo sea
ilusión y así no es sino otra manera, quizá la más radi- creado de nuevo en su primera inocencia ... » La primera
cal, de oponerse a la historia. El pasado atemporal del parte de esta frase de Séneca corresponde a lo que creían
primitivo se temporaliza, encarna y se vuelve tiempo y esperaban los cristianos : el próximo fin del mundo.
cíclico en las grandes civilizaciones de Oriente y del Me- Una de las razones del crecido número de conversiones
diterráneo; la India disipa los ciclos : son literalmente a la nueva religión fue la creencia en la inminencia
el sueño de Brahma. Cada vez que el dios despierta, el del fin; el cristianismo ofrecía una respuesta a la ame-
sueño se disipa. Me espanta la duración de ese sueño; naza que se cernía sobre los hombres. ¿Se habrían con- .
según los indios, esta edad que vivimos ahora, caracte- vertido tantos si hubiesen sabido que el mundo duraría
rizada por la injusta posesión de riquezas, durará 432.000 varios milenios más? San Agustín pensaba que la pri-
años. Y más me espanta saber que el dios está conde- mera época de la humanidad, de la caída de Adán al
nado, cada vez que despierta, a volverse a dormir y a sacrificio de Cristo, había durado un poco menos de seis
soñar el mismo sueño. Ese enorme sueño circular, irreal mil años y que la segunda época, la nuestra, sería la úl·
para el que lo sueña pero real para el soñado, es mo- tima y no duraría sino unos cuantos siglos.
nótono : inflexible repetición de las mismas abomina- La creencia en la cercanía del fin requería una doc-
ciones. El peligro de este radicalismo metafísico es que trina qHe respondiese con mayor calor a los temores y
tampoco el hombre escapa a su negación. Entre la his- a los deseos de los hombres. El tiempo circular de los
toria con sus ciclos irreales y una realidad sin color, sabor filósofos paganos entrañaba la vuelta de una edad de
ni atributos: ¿qué le queda al hombre? Una y otra son oro pero esa regeneración universal, aparte de ser sólo
inhabitables.' una tregua en el inexorable movimiento hacia la deca-
El indio disipó los ciclos; el cristiano los rompió: dencia, no era estrictamente sinónimo de salvación in-
todo sucede sólo una vez. Antes de alcanzar la ilumina- dividual. El cristianismo prometía una salvación perso-
ción, Gautama recuerda sus vidas pasadas y ve, en otros nal y así su advenimiento produjo un cambio esencial:
universos y en otras edades cósmicas, a otros Gautamas el protagonista del drama cósmico ya no fue el mundo,
disolverse en la vacuidad; Cristo vino a la tierra sólo sino el hombre. Mejor dicho : cada uno de los hombres.
\111'1.Y~~' El mundo en qu~ sepropagó-;:fcrlstlanfsii:io El centro de gravedad de la historia cambió : el tiempo
estaba poseído por el sentimiento de su irremediable de- circular de los paganos era infinito e impersonal, el
cadencia y los hombres tenían la convicción de que tiempo cristiano fue finito y personal.
San Agustín refuta la idea de los ciclos. Le parece
l. El texto de esta nota aparece en pp. 231-232. absurdo que las almas racionales no recuerden haber vi-

32 33
vido todas esas vidas de que hablan los filósofos pa- único y distinto porque está separado, escindido de la
ganos. Aún más absurdo le parece postular simultá- unidad. Historia es sinónimo de caída.
neamente la sabiduría y el eterno retorno : " ¿cómo el A la heterogeneidad del tiempo histórico, se opone
alma inmortal que ha akanzado la sabiduría puede estar la unidad del tiempo que está después de los tiempos:
sometida a esas incesantes migraciones entre una beati- en la eternidad cesan las contradicciones, todo se ha re-
tud ilusoria y una desdicha real?» * El dibujo que traza conciliado consigo mismo y en esa reconciliación cada
el tiempo circular es demoníaco y hará decir más tarde cosa alcanza su perfección inalterable, su primera y final
a Ramon Llull: «Así es la pena en el infierno, como unidad. El regreso del eterno presente, después del Juicio
el movimiento en el círculo». Finito y personal, el tiem- Final, es la muerte del cambio-la muerte de la muer-
, po cristiano es irreversible; no es verdad, dice San Agus- te. La afirmación ontológica de la eternidad cristiana no
tín, que por ciclos sin cuento el filósofo Platón esté con- es menos aterradora que la negación de la India, como
puede verse en un pasaje de la Divina comedia. En uno
denado a enseñar en una escuela de Atenas llamada la
de los primeros círculos del Infierno, en el tercero, donde
Academia a los mismos discípulos las mismas doctri-
padecen los glotones en un lago excremencial, Dante se
nas : "''~s§I() upa yez, Cristo murió por nuestros p_~cados, encuentra con un paisano suyo, un pobre hombre, Ciac-
, resucitó entre losmuertos y no morirá más». Al romper co (el Puerquito). * El condenado, tras de profetizar nue-
los ciclos e introducir la idea de un tiempo finito a irre~ vas calamidades civiles en Florencia-los réprobos po-
=versible, el cristianismo acentuó la heterogeneidad del seen el don de la doble vista-y pedir al poeta que cuan-
,,!ie1IlRº ; quiero decir : puso de manifiesto esa propie- do regrese a su tierra recuerde a la gente su memoria,
dad que lo hace romper consigo mismo, dividirse y se- se hunde en las aguas inmundas. «No volverá a salir
pararse, ser otro siempre distinto. La caída de Adán -dice Virgilio-hasta que suene la trompeta angélica»,
significa la ruptura del paradisíaco presente eterno: el anuncio del Juicio Final. Dante pregunta a su guía si,
comienzo de la sucesión es el comienzo de la escisión. después de la «gran sentencia», la pena de ese pobre
El tiempo en su continuo dividirse no hace sino repetir será mayor o más ligera. Y Virgilio responde con im-
la escisión original, la ruptura del principio : la división pecable lógica: sufrirá más porque, a mayor perfec-
del presente eterno e idéntico a sí mismo en un ayer, ción, mayor goce o mayor dolor. Al fin de los tiempos
un hoy y un mañana, cada uno distinto, único. Ese con- cada cosa y cada ser serán más totalmente lo que son:
tinuo cambio es la marca de la imperfección, la señal la plenitud del goce en el paraíso corresponde exacta-
de la Caída. Finitud, irreversibilidad y heterogeneidad mente y punto por punto a la plenitud del dolor en el
son manifestaciones de la imperfección : cada minuto es infierno.

* San Agustín, De civitate Dei. * Divina comedia, «Infierno», canto IV.

34 35
Pasado atemporal del primitivo, tiempo cíclico, va- toria: todos eso~ nombres se condensan en uno : futuro.
cuidad budista, anulación de los contrarios en brahmán
]'fo. el pasadoni la ~ternidad, no el tiempo que es, sin~ ;[e•~''
o en la eternidad cristiana : el abanico de las concep- ~el tiempo que todav1a no es y que siempre está a punto.
ciones del tiempo es inmenso, pero toda esa prodigiosa de ser. · ,
variedad puede reducirse a un principio único. Todos ..--·-"'
. A fines. del siglo xv1_1 I '::n indio musulmán de aguda
esos arquetipos, por más distintos que sean, tienen en
mtehgencia, Mirza . .i:~u Taleb Khan, visitó Inglaterra
común lo siguiente : son tentativas por anular o, al me-
y a su regreso escnb10, en persa, un libro en el que re-
nos, minimizar los cambios. A la pluralidad del tiempo
lata sus impresiones.* Entre las cosas que más Je sor-
real, oponen la unidad de un tiempo ideal o arquetí-
prendieron-al lado de los adelantos mecánicos el
pico; a la heterogeneidad en que se manifiesta la su-
estado de las ciencias, el arte de la conversación y la Íige-
cesión temporal, la identidad de un tiempo más allá
reza de las muchachas inglesas, a las que llama «cipre-
del tiempo, igual a sí mismo siempre. En un extremo,
ses terrenales que suprimen todo deseo de descansar a Ja
las tentativas más radicales, como la vacuidad budista o
son:~ra de los árboles del paraíso»-se encuentra la
la ontología cristiana, postulan concepciones en las que
noc10~ de progreso : «los ingleses tienen opiniones muy
la alteridad y la contradicción inherentes al paso del
extranas acerca de lo que es la perfección. Insisten en
tiempo desaparecen del todo, en beneficio de un tiempo
que es una cualidad ideal y que se funda enteramente
sin tiempo. En el otro extremo, los arquetipos tempora-
en la comparación; dicen que la humanidad se ha le-
les se inclinan por la conciliación de los contrarios sin
suprimirlos enteramente, ya sea por la conjunción de los vantad? g~adualmente del estado de salvajismo a la exal-
tiempos en un pasado inmemorial que se hace presente tada digmdad del filósofo Newton pero que, lejos de
sin cesar o por la idea de los ciclos o edades del mundo. haber alcanwd? la perfección, es posible que en edades
Nuestra época rompe bruscamente con todas estas ma- futuras, los f1losofos vean los descubrimientos de New-
neras de pensar. Heredera del tiempo lineal e irrever- ton con el mismo desdén con que ahora vemos el rústico
sible del cristianismo, se opone como éste a todas las estado de las ª.r,tes e~tre los salv_ajes». Para Abii Taleb
concepciones cíclicas; asimismo, niega el arquetipo cris- nue~tra per~eccion es ideal y relativa: no tiene ni tendrá
tiano y afirma otro que es la negación de todas las ideas realidad 7 siempre será insuficiente, incompleta. Nuestra
e imágenes que se habían hecho los hombres del tiempo. pe;fecc10n no es lo que es, sino lo que será. Los antiguos
~ei~n con temor al futuroy repetían vanas fórmulas para

~
,La época moderna-ese período gue se inicia en el si-.·
glo XVII I y que quizá lle a ahora a su ocaso-es la · .coniurarlo_; nosotros daríamos la vida por conocer su
primera que exa ta al cambio lo convierte en su un- ' !()mo radiante-un rostro que nunca veremos.
. <lamento, Di erencia, separación, heterogeneidad, plura-··
lidad, novedad, evolución, desarrollo, revolución, his- • «The travels of Mirza Aici Taleb>>, en Source1 of Indian
tradition (Nueva York: Columbia Universíty Press, 195S).

36
37
II

LA REVUELTA DEL FUTURO


En todas las sociedades las generaciones tejen una tela
hecha. no sólo de repeticiones sino de variaciones; y en
todas se produce de una manera u otra, abierta o vela-
da, la «querella de los antiguos y los modernos». Hay
tantas «modernidades» como épocas históricas. No obs-
tante, ninguna sociedad ni época alguna se ha llamado
a sí misma moderna-salvo la nuestra. Si la modernidad
es una simple consecuencia del paso del tiempo, escoger
como nombre la palabra moderno es resignarse de ante-
mano a perder pronto su nombre. ¿Cómo se llamará
en el futuro la época. moderna? Para resistir a la erosión
que todo lo borra, las otras sociedades decidieron lla-
marse con el nombre de un dios, una creenda o un
destino: Islam, Cristianismo, Imperio del Centro...
Todos estos nombres aluden a un principio inmutable
o, al menos, a ideas eJm~K\'_fl\'S,.~sJ¡iJ:>I<&,_ Cada sociedad
se asienta en un nombre, verdadera piedra de fundación;
y en cada nombre la sociedad no sólo se define sino que
se afirma frente a las otras. El nombre divide al mun-
do en dos : cristianos-paganos, musulmanes-infieles, ci-
vilizados-bárbaros, tolte¡:as-chichimecas ... nosotros-ellos.
Nuestra sociedad también divide al mundo en dos : lo
moderno-lo antiguo. Esta división no opera únicamente
en el interior de la sodedad-allí asume la. forma de la
oposición entre lo moderno y lo tradicional-, sino en
el exterior: cada vez que los europeos y sus descendien-
tes de la América del Norte han tropezado con otras cul-
turas y civilizaciones, las han llamado invariablemente

41
atrasadas. No es la primera vez que una civilización im- ;
des y culturas son lineales, progresivos y que, en conse-
pone sus ideas e instimciones a los otros pueblos, pero .·
c~~ncia, p~eden ~edirse. Este segundo error es gra-
sí es la primera que, en lugar de proponer un priucipio
v1s1mo .: s1 efecn;amente pudiésemos cuantifü:ar y
atemporal, se postula como ideal universal al tiempo
formalizar los fenomenos sociales-desde la economía
y a sus cambios. Para el musulmán o el cristiano la infe-
hasta el arte, la religión y el erotismo-, las llamadas
rioridad del extraño consistía en no compartir su fe;
ciencias sociales serían ciencias como la física, la quími-
para el griego, el chino o el tolteca, en ser un bárbaro,
ca o la biología. Todos sabemos que no es así.
un chichimeca ; desde el siglo XVII 1 el africano o el
La identificación entre modernidad y civilización se
asiático es inferior por no ser moderno. Su extrañeza
ha extendido de tal modo, que en América Latina mu-
-su inferioridad-le viene de su «atraso». Sería: inútil
chos hablan de nuestro subdesarrollo cultural. A riesgo
preguntarse : ¿atraso con relación a qué y a quién?
de pesadez hay que repetir, primero, que no hay una sola
Occidente se ha identificado con el tiempo y no hay otra
y única civilización; en seguida, que en niuguua cultura
modernidad que la de Occidente. Apenas si quedan bár-
el desarrollo es lineal : la historia ignora la línea recta.
baros, infieles, gentiles, inmundos; mejor dicho, los
Shakespeare no es más «desarrollado» que Dante ni Cer-
nuevos paganos y perros se encuentran por millones, pero
vantes es un «subdesarrollado» frente a Hemingway.
se llaman (nos llamamos) subdesarrollados... Aquí debo
hacer una pequeña digresión sobre ciertos y recientes ·
Es verdad que en la esfera de las ciencias hay acumula-
ción de saber, y en ese sentido sí podría hablarse de desa-
usos perversos de la palabra subdesarrollo.
rrollo. Pero esa acumulación de conocimientos de nin-
El adjetivo subdesarrollado pertenece al lenguaje ané-
guna m~nera implica que los hombres de ciencia de hoy
mico y castrado de las Naciones Unidas. Es un eufemis-
sean mas «desarrollados» que los de ayer. La hisroria
mo de la expresión que todos usaban hasta hace algunos
de la ciencia, por otra parte, muestra que tampoco es
años : nación atrasada. El vocablo no posee ningún sig-
exacto que los progresos en cada disciplina sean conti-
nificado preciso en los campos de la antropología y la
nuos Y en línea recta. Se dirá que, al menos, el concepto
historia : no es un término científico, sino burocrático.
A pesar de su vaguedad intelectual-o tal vez a causa de desarrollo sí se justifica cuando hablamos de la téc-
de ella-, es palabra predilecta de economistas y soció- nica y de sus consecuencias sociales. Pues bien, precisa-
ment~ en este sentido el concepto me parece equívoco
logos. Al amparo de su ambigüedad se deslizan dos
pseudoideas, dos supersticiones igualmente nefastas : la Ypeligroso. Los principios en que se funda la técnica son
universales, pero no lo es su aplicación. Nosotros tene-
primera es dar por sentado que existe sólo una civili-
zación o que las distintas civilizaciones pueden redu- mos, u~ ejemplo a la vista : la irreflexiva adopción de
l~ te,cnlCa norteam<;ricana en México ha producido u.n
cirse a un modelo único, la civilización occidental
moderna; la otra es creer que los cambios de las socieda- smnumero de desd1Chas y monstruosidades éticas y es-
téticas. Con el pretexto de acabar con nuestro subdesa-
42
43
rrollo, en las últimas décadas hemos sido testigos de una fiere esas palabras terribles. El tema de la muerte de
progresiva degradación de nuestro estilo de vida y de Dios se ha vuelto un lugar común y hasta los teólogos
nuestra cultura. El sufrimiento ha sido grande y las pér- hablan con desenvoltura de ese tópico, peto la idea de
didas más ciertas que las ganancias. No hay ninguna nos- que un día han de cerrarse las puertas del futuro ... esa
talgia oscllrantista enlo que digo--en realidad los únicos · idea alternativamente me hace temblar y reír.
oscurantistas son los que cultivan la superstición del pro- Concebimos al tiempo como un continuo transcurrir,
greso cueste lo que cueste. Sé que no podemos escapar un perpetuo ir hacia el futuro; si el futuro se cierra, el
y que estamos condenados al «desarrollo» : hagamos tiempo se detiene. Idea insoportable e intolerable, pues
menos inhumana esa condena. contiene una doble abominación : ofende nuestra sen-
Desarrollo, progreso, modernidad: ¿cuándo empie- sibilidad moral al burlarse de nuestras esperanzas en la
zan los tiempos modernos? Entre todas las maneras de perfectibilidad de la especie, ofende nuestra .r~zón al
leer los grandes libros del pasado hay una que prefie- negar nuestras creencias acerca de la evoluc10n y el
ro : la que busca en ellos, no lo· que somos, sino justa- progreso. En el mundo de Dante la perfección es sinó-
mente aquello que niega lo que somos. Acudiré de nimo de realidad consumada, asentada en su ser. Sus-
nuevo a Dante, maestro incomparable, por ser el más traída al tiempo cambiante y finito de la historia, cada
inactual de los grandes poetas de nuestra tradición. El cosa es lo que es por los siglos de los siglos. Presente
!,',!! ''::
¡',¡ eterno que nos parece impensable e imposible: el pre-
!·.1.::
~ i'; "
poeta florentino y su guía recorren un inmenso campo
1 : '

de lápidas llameantes : es el círculo sexto del Infierno, sente es, por definición, lo instantáneo y lo instantáneo
donde arden los heréticos, los filósofos epicúreos y mate- es la forma más pura, .intensa e inmediata del tiempo.
¡¡: rialistas.* En una de esas tumbas encuentran a un patri- Si la intensidad del instante se vuelve duración fija, es-
cio florentino, Farinata degli Uberti, que resiste con en- tamos ante una imposibilidad lógica que es también una
tereza el tormento del fuego. Farinata predice el destierro pesadilla. Para Dante el presente fijo de la eternidad es
de Dante y después le COJ:!fía que incluso el don de la Ja plenitud de la perfección; para nosotros es una ver-
:.!'
;:. il !' doble vista le será arrebatado «cuando se cierren las puer- dadera condenación, pues nos encierra en un estado que,
tas del futuro». Después del Juicio Final no habrá nada si no es la muerte, tampoco es la vida. Reino de empa-
que predecir porque nada ocurrirá. Clausura del tiempo, redados vivos, presos entre muros, no de ladrillo y piedra,
fin del futuro : todo ha de ser para siempre lo que es, sino de minutos congelados. Negación del existir tal
ya sin alteración ni cambio. Cada vez que leo este pasa- como lo hemos pensado, sentido y amado : perpetua
je me parece que escucho no sólo la voz de otra edad posibilidad de ser, movimiento, cambio, marcha hacia
sino de otro mundo. Y así es : es otro mundo el que pro- la tierra movible del futuro. Allá, en el futuro, en don-
de el ser es presentimiento de ser, están nuestros paraí-
* Divina comedia, «Infierno», canto X. sos. . . Podemos decir ahora con cierta certeza que la
i'I
1 ¡1 44 45
época moderna comienza en ese momento en que el hom- dicciones que son simultáneamente de orden material
bre se atreve a realizar un acto que habría hecho tem- e ideal. Esas contradicciones asumen en general la forma
blar y reír al mismo tiempo a Dante y a Farinata degli de conflictos intelectuales, religiosos o políticos. Por
Uberti : . abrir las puertas del futuro. ellos viven las sociedades y por ellos mueren: son su
historia. Precisamente una de las fu.nciones del arquetipo
* * * temporal es ofrecer una solución transhistórica a esas
contradicciones y así preservar a la sociedad del cambio
La modernidad es un concepto exclusivamente occiden- y de la muerte. Por eso cada idea del tiempo es una
tal y que Í:to ~arece -enningilña~gjra-avilización. La ra.: metáfora hecha, no por un poeta, sino por un pueblo
:todas
zÓÍ:t-és ºSimple fas- otr~ ciVllizaciones postulan entero. Tránsito de la metáfora al concepto: todas las
imágenes y arquetipos temporales de los que es impo- grandes imágenes colectivas del tiempo se convierten en
sible deducir, inclusive como negación, n~estra idea del materia de especulación de teólogos y filósofos. Y todas
tiempo. La vacuidad budista, d ser sin accidentes ni ellas, al pasar por el cedazo de la razón y de la crítica,
atributos del hindú, el tiempo cíclico del griego, el chino tienden a aparecer como versiones más o menos acusa-
y el azteca, o el pasado arquetípico del primitivo, son das de ese principio lógico que llamamos de identidad:
concepciones que no tienen relación con nuestra idea del supresión de las contradicciones, ya sea por la neutrali-
tiempo. La sociedad cristiana medieval imagina al tiem- zación de los términos opuestos o por anulación de uno
po histórico como un proceso finito, sucesivo e irrever- de ellos. A veces la disolución de los antagonismos es
sible; agotado ese tiempo-o como dice el poeta : cuan- radical. La crítica budista aniquila los dos términos, el
do se cierran las puertas del futuro-, reinará un presen- yo y el mundo, para erigir en su lugar a la vacuidad, un
te eterno. En el tiempo finito de la historia, en el ahora, absoluto del que nada se puede decir porque está vado
el hombre~~· juega sú. ·viC!a eterna. Es claro que la idea de todo-incluso, dicen los. Sutras Mahayanas, vacío de
de moderniC!ad sólo podfa nacer dentro de esta concep- . su vacuidad Otras veces no hay supresión, sino conci-
"ción de un tiempo sucesivo e irreversible; es claro, liación y armonía de contrarios, como en la filosofía del
asimismo, que sólo podía nacer como una crítica de la tiempo de la antigua China. La posibilidad de que la
eternidad cristiana. Cierto, en otra civilización, la is- contradicción estalle y haga estallar al sistema no sólo
lámica, el arquetipo temporal es análogo al del cris- es un peligro de orden lógico sino vital : si la coheren-
tianismo, pero allá, por una razón que aparecerá den- cia se rompe, la sociedad pierde su fundamento y se des-
tro de unos instantes, era imposible que se produjese esa truye. De ahí el carácter cerrado y autosuficiente de esos
crítica de la eternidad en que consiste esencialmente la arquetipos, su pretensión de invulnerabilidad y su re-
modernidad. sistencia al cambio. U na sociedad puede cambiar de
Todas las sociedades están desgarradas por contra- arquetipo, pasar del politeísmo al monoteísmo y del

46 47
tiempo cídico al tiempo finito e irreversible del Islam; ma : cada vez que se examina, se escinde ; cada vez
los arquetipos no cambian ni se transforman. Pero hay que se contempla, se descubre como otra ella misma. La
una excepción a esta regla universal : la sociedad de razón aspira a la unidad pero, a diferencia de la divini-
Occidente. dad, no reposa en ella ni se identifica con ella. La Tri-
La doble herencia del monoteísmo judaico y de la fi- nidad, que es una evidencia divina, resulta un misterio
losofía pagana constituyen la dicotomía cristiana. La impenetrable para la razón. Si la unidad reflexiona, se
idea griega del ser-en cualquiera de sus versiones,, d~ vuelve otra : se ve a sí misma como alteridad. Al fun.
los presocráticos a los epicúreos, estoicos y neoplatom- dirse con la razón, Occidente se condenó a ser siempre
cos-es irreductible a la idea judaica de un Dios único, otro, a negarse a sí mismo para perpetuarse.
personal y creador del universo. llsta oposición fue el
En. los gra11des sistema~ metafísic()S 911e la modernida~.
tema central de la filosofía cristiana desde los Padres elabOr&-eil' sus albores
de la Iglesia. Una oposición que lá escolástica intentó ~ ' la razón aparece
- -
como -un~ ---prin-
-- " - _, "--~,
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cipio suficiente : idéntica a sí misma, nada la funda sino


' ' ' ' " '

resolver con una ontología de una sutileza extraordina- ·ella misma y, por tanto, ese! fundamento del. mundo.
ria. La modernidad es la consecuencia de esa contradic- ·Pero esos sistemas no tardan en ser substituidos por
ción y, en cierto modo, su resolución en sentido opuesto otros en los que la razón es sobre todo crítica. Vuelta
al de la escolástica. La disputa entre razón y revelación sobre sí misma, la razón deja de ser creadora de siste-
también desgarró al mundo árabe, pero allá la victo- mas; al examinarse, traza sus límites, se juzga y, al
riosa fue la revelación: muerte de la filosofía y no, como juzgarse, consuma su autodestrucción como principio
en Occidente, muerte de Dios. El triunfo de la eternidad rector. Mejor dicho, en esa autodestrucción encuentra un
en el Islam alteró el valor y la significación del tiempo nuevo fundamento. La razón crítica es nuestro principio
humano : la historia fue hazaña o leyenda, no invención rector, pero lo es de una manera singular : no edifica
de los hombres. Las puertas del futuro se cerraron; la sistemas invulnerables a la crítica, sino que ella es la
victoria del principio de identidad fue absoluta : Alá crítica de sí misma. Nos rige en la medida en que se
es Alá. Occidente escapó de la tautología-sólo para caer
desdobla y se constituye como objeto de análisis, duda,
en la contradicción.
negación. No es un templo ni un castillo fuerte; es un
La modernidad se inicia cuando la conciencia de la
espacio abierto, una plaza pública y un camino : una
oposición entre Dios y Ser, razón y revelación, se mues-
discusión, un método. Un camino en continuo hacerse y
tra como realmente insoluble. A la inversa de lo que
deshacerse, un método cuyo único principio es examinar
ocurrió en el Islam, entre nosotros la razón crece a ex~
a todos los principios. La razón crítica acentúa, por su
pensas de la divinidad. Dios es lo Uno; no tolera la
mismo rigor, su temporalidad, su posibilidad siempre
alteridad y la heterogeneidad sino como pecados de no-
inminente de cambio y variación. Nada es permanente:
ser; la razón tiene la tendencia a separarse de ella mis-
la razón se identifica con la sucesión y con la alteridad.
48
49
La modernidad es sinónimo d~srític¡¡ y se ideµtifica CQ!) las desaparecer casi del todo. En la edad moderna la dia-
el cambio; no es. la afirmación de. un principio atell!: . . léctica se arriesga a la misma empresa pero apelando a
poral, sino el despliegué ele la razón é:fítica que sin ces.a~ una paradoja : convierte a la negación en el puente de
(se interroga, se examina y se destruye para renacer d~ unión entre los términos. Pretende suprimir los anta-
~ nuevo. No nos rige elprincipio de identidad ni sus enor- gonismos no limando, sino exasperando las oposiciones.
)i i 'mes y monótonas tamofogfas, sino la alteridad y la con~ _Aunque Kant había llamado a la dialéctica «la lógica
¡ úá.dlc:ción, !acrítica en susviertiginos.'!s illanifestacicmes, de las ilusiones», Hegel afirmó que, gracias a la nega-
. "' ¡ En elpasado, la crítica tenía por objeto llegar a la ver- tividad del concepto, era posible eliminar el escándalo
. f . dad; en la edad moderna,. la verdad es crítica. El prin- filosófico que constituía la «cosa en sf» kantiana. No
[cipi() q~~ fa!J.da a.nue.stro tiempo':'? esuna verdad eter-. es necesario tomar partido por Kant para advertir que,
1 na, sino la verdad del cambio. · · · · - - · ··· incluso si Hegel tuviese razón, la dialéctica disuelve las
i.~.~-~·----~--~----,,,--~--~·-·-'"º-~;·----~~-~--~
contradicciones sólo para que éstas renazcan inmedia-
* * * tamente. El último gran sistema filosófico de Occidente
oscila entre el delirio especulativo y la razón crítica;
La contradicción de la sociedad cristiana fue la oposi- es un pensamiento que se constituye como sistema sólo
ción entre razón y revelación, el ser que es pensamiento para desgarrarse. Cura de la escisión por la escisión. Mo-
que se piensa y el dios que es persona que crea; la de dernidad : en un extremo, Hegel y sus continuadores
la edad moderna se manifiesta en todas esas tentativas materialistas; en el otro, la crítica de esas tentativas, de
por edificar sistemas que posean la solidez de las anti- Hume a la filosofía analítica. Esta oposición es la his-
guas religiones y filosofías pero que estén fundados, no toria de Occidente, su razón de ser. También será, un
en un principio atemporal, sino en el principio del cam- día, la razón de su muerte.
bio. Hegel llamaba a su propia filosofía : cura de la La modernidad es una separación. Empleo la palabra
escisión. Si la modernidad es la escisión de la sociedad • en su acepción más inmediata: apartarse de algo, des-
cristiana y si la razón crítica, nuestro fundamento, es unirse. La modernidad se inicia como un desprendimiento
permanente escisión de sí misma, ¿cómo curarnos de la de la sociedad cristiana. Fiel a su origen, es una ruptura
escisión sin negarnos a nosotros mismos y negar nuestro continua, un in¡:esante separarse de sí misma; cada ge-
fundamento? ¿Cómo resolver en unidad la contradic- neración repite el acto original que nos funda y esa re-
ción sin suprimirla? En las otras civilizaciones, la anu- petición es simultáneamente nuestra negación y nuestra
lación del antagoni~mo entre los términos contrarios era renovación. La separación nos une al movimiento ori-
el paso previo a la afirmación unitaria. En el mundo ca- ginal de nuestra sociedad y la desunión nos lanza al en-
tólico, la ontología de los grados del ser ofrecía también cuentro de nosotros mismos. Como si se tratase de uno
una posibilidad de atenuar las oposiciones hasta hacer- de esos suplicios imaginados por Dante (pero que son

50 51
para nosotros una suerte de bienaventuranza : nuestro salvación o la perdición del alma-, se tiñeron de una
premio por vivir en la historia), nos buscamos en la coloración supraindividual e histórica. Subversión de los
alteridad, en ella nos encontramos y luego de confun- valores cristianos que fue también una verdadera con-
dirnos con ese otro que inventamos, y que no es sino versión : el tiempo humano cesa de girar en torno al sol
nuestro reflejo, nos apresuramos a separarnos de ese fan- inmóvil de la eternidad y postula una perfección no fue-
tasma, lo dejamos atrás Y.J:orremos otra vez en busca ra, sino dentro de la historia; la especie, no el individuo,
de nosotros mismos, a la(zaga)de nuestra sombra. Con- es el sujeto de la nueva perfección, y la vía que se le
tinuo ir hacia allá, siempre állá-no sabemos dónde. ofrece para realizarla no es la fusión con Dios, sino la
Y llamamos a esto : progreso. participación en la acción terrestre, histórica. Por lo pri-
Nuestra idea del tiempo como cambio continuo no mero, la perfección, atributo de la eternidad según la es-
sólo es una ruptura del arquetipo medieval cristiano colástica, se inserta en el tiempo; por lo segundo, se
sino que es una nueva combinación de sus elementos. niega que la vida contemplativa sea el más alto ideaf hu-
El tiempo finito del cristianismo se vuelve el tiempo casi mano y se afirma el valor supremo de la acción tempo-
infinito de la evolución natural y de la historia pero ral. No la fusión con Dios, sino con la historia: ése es
conserva dos de sus propiedades constitutivas : el ser el destino del hombre. El trabajo substituye a la pe-
irrepetible y sucesivo. La modernidad niega al tiempo nitencia, el progreso a la gracia y la política a la religión.
.-c'.clico de la misma manera tajante con que San Agu~: La edad moderna se concibe a sí misma como revo-
pn lo había negado: las cosas suceden sólo uná vez, son lucionaria. Lo es de varias maneras. La primera y más
,irrepetibles. Por lo que toca ar pérforiaje del drama tem:- obvia es de orden semántico: la modernidad comienza
poral : ya no es el alma individual, sino la colectividad por cambiar el sentido de la palabra revolución. A la
entera, la especie humana. El segundo elemento, la per- . significación original-giro de los mundos y de los as-
fección consubstancial a la eternidad se ·convirtÍÓen un-· - tros-se yuxtapuso otra, que es ahora la más frecuente:
---------"--~--~--- ,
atri_b~t()__<!i;J~J1isto_ria, Así se v-;;lür~ por _¡;rlm~r;;~e;,-;;1 .. ruptura violenta del orden antiguo y establecimiento de
.cambio : los seres y las cosas no alcanzan su perfección · un orden social más justo y racional. La vuelta de los
Sl1.J'!e!1'1_Eeali~a_d, ell el otro ti(:'ffipo deTotro mundo: astros era una suerte de manifestación visible del tiempo
. si110 en el tie1llp() d(! - :i-<juí~l.lll tiempo que no es un circular; en su nueva acepción, la palabra revolución
pr<ese11t<;__e!er11g, sino fUgaz. Í;anistol'ia es nuestro camino fue la expresión más perfecta y consumada del tiempo
de perfección. --·- - - ---- ~ sucesivo, lineal e irreversible. En un caso, eterno re-
La modernidad cargó el acento no en la realidad real torno del pasado ; en el otro, destrucción del pasado y
de cada hombre sino en la realidad ideal de la sociedad construcción en su lugar de una sociedad nueva. Pero
y de la especie. Si los actos y las obras de los hombres el sentido primero no desaparece enteramente, sino que,
dejaron de tener significación religiosa individual-la una vez más, sufre una conversión. La idea de revolu-

52 53
ción, en su significado moderno, representa con la máxi_. ción del tiempo sucesivo y su negación. El hombre mo-
ma coherencia la concepción de la historia como cam- derno se ve lanzado hacia el futuro con la misma vio-
bio y progreso ineludible: si la' sociedad no evoluciona lencia con que el cristiano se veía lanzado hacia el cielo
y se estanca, estalla una revolución. Sin embargo, si las o al infierno.
revoluciones son necesarias, la historia posee la nece- La eternidad cristiana era la solución de todas las
sidad del tiempo cíclico. Misterio insoluble como el de contradicciones y agonías, el fin de ·la historia y del
la Trinidad, pues las revoluciones son expresiones del tiempo. Nuestro futuro, aunque sea el depositario de la
tiempo irreversible y, por tanto, manifestaciones de la perfección, no es un lugar de reposo, no es un fin; al
razón crítica: la libertad misma. Ambigüedad de la re- contrario, es un continuo comienzo, un permanente ir
volución : su rostro nos muestra los rasgos míticos del más allá. Nuestro futuro es un paraíso/infierno; pa-
tiempo cíclico y los rasgos geométricos de la crítica, la raíso por ser el lugar de elección del deseo, infierno por
antigüedad más antigua y la novedad más nueva. ser el lugar de la insatisfacción. Por una parte, nuestra
El gran cambio revolucionario, la gran conversión, perfección es siempre relativa, pues, como dicen con
fue la del futuro. En la sociedad cristiana el porvenir los ojos en blanco los marxistas y los otros historicistas
estaba condenado a muerte: el triunfo del eterno pre- empedernidos, una vez resueltos los conflictos actuales
sente, al otro día del Juicio Final, era asimismo el fin las contradicciones reaparecerán en niveles más y más
del futuro. La ·modernidad invierte los términos : si el elevados ; por la otra, si pensamos que en el futuro está
hombre es historia y sólo en la historia se realiza; si la el fin de la historia y la resolu.ción de sus antagonismos,
historia es tieinpo lanzado hacia el futuro y el futuro nos convertimos en víctimas voluntarias de un cruel es-
es el lugar de elección de la perfección; si la perfección pejismo : el futuro es por definición inalcanzable e into-
es relativa rnn relación al porvenir y absoluta frente al cable. La tierra prometida de la historia es una región
pasado ... pues entonces el futuro se convierte en el cen- inaccesible y en esto se manifiesta de la manera más in-
tro de la tríada temporal : es el imán del presente y la mediata y desgarradora la contradicción que constituye
piedra de toque del pasado. Semejante al presente fijo la modernidad. La crítica que la modernidad ha hecho
del cristianismo, nuestro futuro es eterno. Como él, es de la eternidad cristiana y la que hizo el cristianismo
impermeable a las vicisitudes del ahora e invulnerable del tiempo circular de la antigüedad son aplicables a
a los horrores del ayer. Aunque nuestro futuro es una nuestro propio arquetipo temporal. La sobrevalor.'!ción~
proyección de la historia, está por definición más allá del cambio entraña la sobrevaloración del futuro : un
de la historia, lejos de sus tempestades, lejos del cambio tiempo que no es ...
y de la sucesión. Si no es la eternidad cristiana, se pa-
rece a ella en ser aquello que está del otro lado del * * *
tiempo : nuestro futuro es simultáneamente la proyec-

54 55
La literatura moderna, ¿es moderna? Su modernidad es
de la creación poética. Nada más natural, en apariencia:
ambigua: hay un conflicto entre poesía y modernidad la literatura moderna, según corresponde a una edad
que se inicia con los prerrománticos y que se prolonga crítica, es una literatura crítica. Pero se trata de una mo-
hasta nuestros días. Procuraré en lo que sigue describir
dernidad que, vista de cerca, resulta paradójica : en mu-
ese conflicto no a través de sus episodios-uo soy un
' "'"'_:·--
"

historiador de la literatura-, sino deteniéndome en esos


- ~' chas de sus obras más violentas y características-pien-
so en esa tradición gue va de los románticos a los surrea-
"momentos y en esas obrás en donde la oposición se re-
listas-la literatura moderna es una apasionada nega-
vela con mayor claridad. Acepto que mi método puede
ción de la modernidad ; en otra de sus tendencias más
ser tachado de arbitrario; añado que esa arbitrariedad
persistentes y que abraza a la novela ~ª?,to como a l~
no es gratuita. _Mis puntos de vista son los de un poeta
poesía lírica-pienso ahora en esa trad1c1on qu~ culmi-
hispanoamericano; no son una disertación desinteresa-
na en un Mallarmé y en un Joyce-, nuestra literatura
''aa, sino üria exploración de mis orígenes y una tentativa
es una crítica no menos apasionada y total de sí misma.
·de autodefinición indirecta. Estas reflexiones pertenecen
Crítica del objeto de la literatura: la sociedad burguesa
··a ese género que Baudelaire llamaba crítica parcial, la
y sus valores; crítica de la literatura como objeto:. el
única que le parecía válida.
lenguaje y sus significados. De ambas m~neras la hte-
Intenté definir a la edad moderna como una edad ratura moderna se niega y, al negarse, se afirma-conf1tma
crítica, nacida de una negación. La negación crítica
su modernidad.
abarca también al arte y a la literatura : los valores
No es un azar que la poesía moderna se haya expre-
artísticos se separaron de los valores religiosos. La lite-
sado en la novela antes que en la poesía lírica. La no-
ratura conquistó su autonomía: lo poético, lo artístico
vela es el género moderno por excelencia y el que ha
y lo bello se convirtieron en valores en sí y sin refe-
expresado mejor la poesía de la modernidad: la poesía
rencia a otros valores. La autonomía de los valores artís-
de la prosa. En el caso de los prerrománticos, la moder-
ticos llevó a la concepción del arte como objeto y ésta,
nidad de la novela se vuelve ambivalente y contradicto-
a su vez, condujo a una doble invención : el museo y la
ria, quiero decir : doble y plenamente moderna. Si la
crítica de arte. En la esfera de la literatura la moder-
literatura moderna se inicia como una crítica de la mo-
nidad se expresó como culto al «objeto» literario: poe"
dernidad, la figura en que encarna esta paradoja con una
ma, novela, drama, La tendencia se inicia en el Renací-'
suerte de ejemplaridad es Rousseau. En su obra la edad
miento y se acentúa en el siglo XVII, pero sólo hasta
que comienza-la edad del progreso, las invenciones
la edad moderna los poetas se dan cuenta de la natura-
y el desarrollo de la economía urbana-encuentra no
leza vertiginosa y contradictoria de esta idea: _e!c.r!bir ,·· sólo a uno de sus fundamentos sino también a su nega-
unpoema es construir unarealidad aparte y aut?sufi:
ción más encarnizada. En las novelas de Jean-Jacques
'(fo!lte. Se irittódüce así la noción dé. la crítica «dentro»· y en las de sus seguidores la continua oscilación entre
56 57
P.r~sa Y poesía se hace más y más violenta, no en bene- lenguaje es el de la poesía, no el de la razón. La dife-
f~c10 de la primera, sino de la segunda. Prosa y poesía rencia con los escritores de la Ilustración es radical. En
libran en el inte.rior de la novela una batalla, y esa ba- la obra más libre y osada de ese período, la del Marqués
talla. es la esencia de la novela : el triunfo de la prosa de Sade, el cuerpo no habla, aunque el único tema de
convierte ª, !~ novela en documento psicológico, social este autor haya sido el cuerpo y sus singularidades y
o antropologico; el de la poesía la transforma en poe- aberraciones : la que habla a través de esos cuerpos en-
ma. En an:bos casos desaparece como novela. Para ser, sangrentados es la filosofía. Sade no es un autor pasio.
la novela tiene que ser al mismo tiempo prosa y poesía, na!; sus delirios son racionales y su verdadera pasión
sm ser enteramente ni lo uno ni lo otro. La prosa es la crítica. Se exalta, no ante las posiciones de los cuer-
representa, en esta contradicción complementaria, el ele- pos, sino ante el rigor y el brillo de las demostraciones.
mento moderno: la crítica, el análisis. A partir de Cer- El erotismo de los otros filósofos libertinos del xv ¡¡ 1
~antes, la prosa parece que paulatinamente gana la par-
no tiene la desmesura del de Sade, pero no es menos frío
y racional : no es una pasión, sino una filosofía. El con-
tida, pero a fmes del siglo XVIII, bruscamente un
tem~lor desdibuj·a· la geometría racional. Una nuev~ po- flicto se prolonga hasta nuestros días : D. H. Lawrence
tencia, la sensibilidad, trastorna las arquitecturas de la y Bertrand Russell batallaron contra el puritanismo de
r~zón. ¿Nueva potencia? Más bien: antiquísima, ante-
los anglosajones, pero sin duda a Lawrence le parecía
r10r a la razón y a la misma historia. A lo nuevo y a Jo cínica la actitud de Russell ante el cuerpo y a éste irra-
r:ioderno, a la historia y sus fechas, Rousseau y sus con- cional la de Lawrence. La misma contradkción entre
tmuadores oponen la sensibilidad, que no es sino Jo ori- los surrealistas y los partidarios de la libertad sexual:
~mal, lo que no tiene fechas porque está antes , del
para unos la libertad erótica es sinónimo de imaginación
tiempo, en el principio. y pasión, para los otros significa una solución racional al
La sensibilidad de los prerrománticos no tardará en problema de las relaciones físicas entre los sexos. Ba-
convertirse en la pasión de los románticos. La primera taille creía que la transgresión era la condición y aun la
esencia del erotismo; la nueva moral sexual cree que si
es un ac':';rdo con d mundo natural, la segunda es la
transgresion del orden social. Ambas son naturaleza pero se suprimen o atenúan las prohibiciones, desaparecerá
naturaleza humanizada : cuerpo. Aunque las pa~iones o se atenuará la transgresión erótica. Blake dijo: «Los
c_orporales ocupan un lugar central en la gran literatura dos leemos día y noche la Biblia, pero tú lees negro
hbertma ~el .siglo XVII 1, sólo hasta los prerrománticos donde yo leo blanco».*
Y lo~ romantJCos el cuerpo comienza a hablar. Y el len~ El cristianismo persiguió a los antiguos dioses y ge-
gua¡e que habla es el lenguaje de los sueños, los símbo- * The everlastíng Gospel [hacia 1818], en The complete
los Y las metáforas, en una extraña alianza de Jo sagra- poetry of William Blake, con una introducción de Robert Si-
do con lo profano y de lo sublime con lo obsceno. Ese lliman Hillyer (Nueva York: Random House, 1941).

58 59
nios de la tierra, el agua, el fuego y el aire. Convirtió a existencia de una edad de oro anterior a la historia, no
los que no pudo aniquilar: unos, cambiados en demo- inserta esa edad dentro de una visión cíclica del tiempo;
nios, fueron precipitados al abismo y allá se les empleó el regreso a la edad feliz no será la consecuencia de la
en la burocracia infernal ; otros ascendieron al cielo revolución de los astros, sino de la revolución de los
y ocuparon un puesto en las jerarquías de los ángeles. hombres. En realidad, el pasado no regresa: los hom-
La razón crítica despobló al cielo y al infierno, pero los bres, por un acto voluntario y deliberado, lo inventan
espíritus regresaron a la tierra, al aire, al fuego y al e instalan en la historia. El pasado revolucionario es una.
agua : regresaron al cuerpo de los hombres y las mu- forma que asume el futuro, su disfraz. La fatalidad im-
jeres. Ese regreso se llama romanticismo. Sensibilidad personal del hado cede el sitio a un concepto nuevo,
y pasión son los nombres del ánima plural que habita herencia directa del cristianismo : la libertad .. El miste-
las rocas, las nubes, los ríos y los cuerpos. El culto a la rio que desvelaba a San Agustín-¿ cómo pueden con-
sensibilidad y a la pasión es un culto polémico en el que ciliarse libertad humana y omnipotencia divina?-se
se despliega un tema dual : la exaltación de la naturale- transforma desde el siglo XVIII en un problema que
za es tanto una crítica moral y política de la civilización preocupa por igual al revolucionario y al evofocionista :
como la afirmación de un tiempo anterior a la historia. ¿en qué sentido la historia nos determina y hasta dónde
Pasión y sensibilidad representan lo natural : lo genui- puede el hombre torcer su curso y cambiarlo? A la para-
no ante el artificio, lo simple frente a lo complejo, la ori- doja de la conjugación entre necesidad y libertad, debe
ginalidad real ante la falsa novedad. La superioridad de añadirse otra: la renovación del pacto original implica
lo natural reposa en su anterioridad: el primer princi- nn acto de inusitada aunque justa violencia, la destruc-
pio, el fundamento de la sociedad, no es el cambio ni ción de la sociedad fundada en la desigualdad de los
el tiempo sucesivo de la historia, sino un tiempo ante- hombres. Esta destrucción es, en cierto modo, la des-
rior, igual a sí mismo siempre. La degradación de ese trucción de la historia, ya que la desigualdad se identi-
tiempo original, sensible y pasional, en historia, pro- fica con ella; no obstante, se realiza a través de un
greso y civilización se inició cuando, dice Rousseau, por acto eminentemente histórico : la crítica convertida en
primera vez un hombre cercó un pedazo de tierra, dijo: acto revolucionario. El regreso al tiempo del principio,
«Esto es mío»-y encontró tontos que le creyesen. La el tiempo anterior a la ruptura, entraña una ruptura. No
propiedad privada funda a la sociedad histórica. Ruptura hay más remedio que afirmar, por más sorprendente que
del tiempo anterior a los tiempos : comienzo de la his- parezca esta proposición, que sólo la modernidad puede
toria. Comienza la historia de la desigualdad. realizar la operación de vuelta al principio original, por-
La nostalgia moderna ·de un tiempo original y de que sólo la edad moderna puede negarse a sí misma.
un hombre reconciliado con la naturaleza expresa una Crítica de la crítica y sus construcciones, la poesía
actitud nueva. Aunque pQ~tula como los paganos la moderna, desde los prerrománticos, bµsca fandarse en

60 61
un princ1p10 anterior a la modernidad y antagónico a
ella. Ese principio, impermeable al cambio y a la suce-
sión, es el comienzo del comienzo de Rousseau, pero I II
también es el Adán de William Blake, el sueño de Jean-
Paul, la analogía de N ovalis, la infancia de W ordsworth,
la imaginación de Coleridge. Cualquiera que sea su nom- LOS HIJOS DEL LIMO
bre, ese principio es la negación de la modernidad. La
poesía moderna afirma que es la voz de un principio an-
terior a la historia, la revelación de una palabra original
de fundación. La poesía es el lengua je original de la se;:.
ciedad-.-pasión y sensibilidad-y por eso mismo es el
. verdádero lenguaje de todas las revelaciones y revólucio:
nes. Ese p-rlncipio es social, revolucionario: regreso al
paeto del comienzo, antes de la desigualdad; ese principio
es individual y atañe a cada hombre y a cada mujer:
reconquista de la inocencia original. Doble oposición,
a la modernidad y al cristianismo, que es una doble con-
firmación tanto del tiempo histórico de la modernidad
(revolución) como del tiempo mítico del cristianismo
(inocencia original). En un extremo, el tema de la ins-
tauración de otra sociedad es un tema revolucionario
que inserta el tiempo del principio en el futuro; en el
otro extremo, el tema de la restauración de la inocencia
original es un tema religioso que inserta al futuro cris-
tiano en un pasado anterior a la Caída. La historia de la
oesía moderna es la historia de las oscilaciones entre
estos os extremos : la te_ntadó'!__ revol~~~~nar~Íll_s_J!';. >
_tentación religiOsa:

62
La historia de la poesía moderna-al menos la mitad
de esa historia-es la de la fascinación que han experi-
mentado los poetas por las construcciones de la razón
crítica. Fascinar quiere decir hechizar, magnetizar, en-
cantar ; asimismo : engañar. El caso de los románticos
alemanes es una ilustración de este fenómeno de vaivén
en el que la repulsión su¡:ede casi fatal e inmediatamente
a la atracción. En general se les considera .como un gru-
po católico y monárquico, enemigo de la Revolución
francesa; se olvida así que casi todos ellos mostraron
inicialmente entusiasmo y simpatía por el movimiento
revolucionario. Su conversión al catolicismo y al abso-
lutismo monárquico fue la consecuencia tanto de la am-
bigüedad del romanticismo, siempre desgarrado entre
los extremos, como de la naturaleza del dilema histó-
rico a que se enfrentó esa generación. La Revolución
francesa presentaba dos caras : movimiento revoluciona-
rio, ofrecía a los pueblos europeos una visión universal
del hombre y una concepción nueva de la sociedad y
del Estado; movimiento nacional, prolongaba en el ex-
terior el expansionismo francés y en el interior conti-
nuaba la política de centralización comenzada por Ri-
chelieu. Las guerras contra el Consulado y el Imperio
fueron simultáneamente guerras de liberación nacional
y en defensa del absolutismo monárquico. El ejemplo de
España me ahorra el trabajo de una larga demostración :
los liberales españoles que colaboraron con los france-
ses fueros fieles a sus ideas políticas pero infieles a su

65
patria; los otros tuvieron que resignarse a confundir la Poesía e historia, lenguaje y S()ciedad, la poesía como \
causa de la independencia de España con Ja del indigno =pµnto.de. i11tersecci§n entre el poder. divin()ylalfüert~i ..
Fernando VII y la Iglesia. humana,el poeta co!lloguardián de Ja palabra q);!e '.':()S ,
La actitud de Holderlin es un buen ejemplo de esta ·preserva del caos original : todas estas opo~iciones anti~
ambivalencia. Se dirá que Holderlin no es un poeta es- :cipan los temas centrales de la poesfamoderna,
trictamente romántico. Pero no lo es por la misma razón El sueño de una comunidad igualitaria y libre, heren-
por la que Blake tampoco lo es del todo : no tanto por cia común de Rousseau, reaparece entre los románticos
estar cronológicamente un poco antes del romanticismo alemanes, aliado como en Holderlin al amor, sólo que
propiamente dicho, sino porque ambos lo traspasan. En ahora de una manera más violenta y acusada. Todos estos
los días de la Primera Coalición contra la República poetas ven al amor como trasgresión social y exaltan a
Fra11cesa, el poeta alemán escribe a su hermana: «Ruega la mujer no sólo como objeto sino como sujeto erótico.
porque los revolucionarios derroten a los austriacos, Novalis habla de un comunismo poético, una sociedad
pues de lo contrario el abuso de poder de los príncipes en la que la producción, y no sólo la consumación, de
será terrible. Créeme y ora por los franceses, que son los poesía será colectiva. Friedrich von Schlegel hace la apo-
defensores de los derechos del hombre» ( 19 de junio de logía del amor libre en su novela Lucinde (1799), un
1792)." Un poco después, en 1797, escribe una oda a libro que hoy puede parecernos ingenuo pero que No-
Bonaparte-al libertador de Italia, no al general que un valis quería que llevase como subtítulo: «Fantasías cí-
poco después se convertiría, como dice con desprecio en nicas o diabólicas». Esa frase anticipa una de las corrien-
otra carta, «en una especie de dictador». El tema de tes más poderosas y persistentes de la literatura moder-
Hyperion es doble: el amor por Diotima y la fundación na : el gusto por el sacrilegio y la blasfemia, el amor
de una comunidad de hombres libres. Ambos actos son por lo extraño y lo grotesco, la alianza entre lo cotidiano
inseparables. El punto de unión entre el amor a Diotima y lo sobrenatural. En una palabra, la ironía-la gran
y el amor a la libertad es la poesía. Hiperión no sólo invención romántica. Precisamente la ironía-en el sen~
lucha por la libertad de Grecia sino por la instauración tido de Schlegel : amor por la contradicción que es cada
de una sociedad libre; la construcción de esta comunidad uno de nosotros y conciencia de esa contradicción-de-
futura implica asimismo un regreso a la poesía. La fine admirablemente la paradoja del romanticismo ale-
palabra poética es mediación entre lo sagrado y los hom- mán. Fue la primera y más osada de las revoluciones
bres y así es el verdadero fundamento de la comunidad. poéticas, la primera que explora los dominios subterrá-
neos del sueño, el pensamiento inconsciente y el erotis-
* HOlderlin, Oeuvres, volumen pubicado bajo la dirección mo; la primera, asimismo, que hace de la nostalgia del
de Philipe Jacottet (París: Gallimard, 1967). Bibliotheque de pasado una estética y una política.
la Pléiade. Incluye una selección de su correspondencia. Todavía estudiantes en Cambridge, Robert Southey y

66 67
Samuel Taylor Coleridge conciben la idea de la Pantiso- del siglo xx ante la Revolución rusa, Wordsworth
cracia: una sociedad comunista, libre e igualitaria, que tomó partido por una de las facciones que se disputaban
combinaría la «inocencia de la edad patriarcal» con los la dirección de la Revolución francesa, precisamente la
«refinamientos de la Europa moderna».* El tema revo- facción vencida. En su gran poema autobiográfico, T he
lucionario del comunismo libertario se enlaza así al prelude ( 1805 ), con ese estilo hiperbólico y lleno de
tema religioso del restablecimiento de la inocencia ori- mayúsculas que hacen de este inmenso poeta también
ginal. Los dos jóvenes poetas deciden embarcarse hacia uno de los más pomposos de su siglo, nos cuenta que uno
América para fundar en el nuevo continente la sociedad de los momentos más felices de su vida fue el día en que,
pantisocrática, pero Coleridge cambia de opinión cuando en un pueblo de la costa donde «todo lo que veía o sen-
se entera de que Southey pretendía llevar con ellos a un tía era quietud y serenidad», oyó decir a un viajero re-
criado. Años más tarde el joven Shelley, acompañado cién desembarcado de Francia: «Robespierre ha muer-
de su primera mujer, Harriette, ambos casi adolescentes, to». No es menor su antipatía hacia Bonaparte, y en el
visita a Southey en su retiro del Lake District. El viejo mismo poema refiere que, al enterarse de que había sido
poeta ex republicano encuentra que su joven admirador coronado Emperador por el Papa, sintió que era «el úl-
era «exactamente como yo había sido en 1794». En cam- timo oprobio, algo así como ver al perro que regresa a
bio, al contar en una carta a su amigo Thomas Hogg las su vómito ... » *
impresiones de su visita, Shelley escribe: «Southey es Ante los desastres de la historia y la «degradación
un hombre corrompido por el mundo y contaminado de la época», Wordsworth se vuelve a la infancia y a
por los honores y las tradiciones» (7 enero 1812).** su~instantes de transparencia: el tiempo se abre en
William W ordsworth visita Francia por primera vez dos pal'a'éjúe; mas~éjúe'ver la realidad, veamos a través
en 1 790. Al año siguiente, movido por su entusiasmo de ella. Y lo que Wordsworth ve, como quizá nadie
republicano-tenía apenas 21 años y acababa de termi- haya visto ni antes ni después de él, no es un mundo fan-
nar sus estudios en Cambridge-vuelve a Francia y por tástico sino la realidad tal cual : el árbol, la piedra, el
casi dos años, primero en París y luego en Orleans, arroyo, cada uno asentado en sí mismo, reposando en su
vive-convive-con los girondinos. Esta circunstancia, propia realidad, en una suerte de inmovilidad que no
y la repulsión que le inspira el terror revolucionario, niega al movimiento. Bloques de tiempo vivo, espacios
explican su animadversión por Jos jacobinos, a Jos que que fluyen lentamente bajo la mirada mental: visión
llamaba «la tribu de Moloch». Como muchos escritores del «Otro tiempo»-un tiempo distinto al de la historia
con sus reyes y sus pueblos en armas, sus comités revo-
• R. ]. White, ed., Political tracts of Wordsworth, Coleridge
and Shelley (Cambridge: Cambridge University Press, 1953).
•• F. L. Janes, ed., The letters of Percy Byuhe Shelley (Lon- * Ernest de Selincourt, ed., The prelude (Londres: Oxford
dres: Oxford University Press, 1964). University Press, 1970 ).

68 69
Jucionarios y sus curas sanguinarios, sus gillotinas y sus podría aplicarse también a los románticos alemanes, aun-
horcas. El tiempo de la infancia es el tiempo de la ima- que con ciertas salvedades.
ginación, esa facultad que W ordsworth llama el «alma Ver el conflicto entre los primeros románticos y la
de la naturaleza» para signifü:ar que es un poder trans- Revolución francesa como un episodio de la lucha entre
humano. La imaginación no está en el hombre, sino que autoritarismo y libertad no es del todo falso, pero tam-
es el espíritu del lugar y del momento; no es sólo la poco es enteramente cierto. No, la explicación es otra.
potencia por la que vemos la realidad visible y Ja ocul- En circunstancias históricas distintas, el fenómeno se
ta: también es el medio por el que la naturaleza, a manifiesta una y otra vez, primero a lo largo del si-
través de la mirada del poeta, se mira. Por la imagina- glo XIX y después, con mayor intensidad, en lo que va
ción la naturaleza nos habla y habla con ella misma. del que corre. Apenas si vale la pena recordar los casos
Las vicisitudes de la pasión política de W ordsworth de Esenin, Mandelstam, Pasternak y tantos otros poe-
podrían explicarse en términos de su vida íntima : los tas, artistas y escritores rusos; las polémicas de los
años de su entusiasmo por la Revolución son Jos años surrealistas con la Tercera Internacional; la amargura
de su amor por Annete (Anne Marie Vallon), una de César Vallejo, dividido entresu fidelidad a'fa poesía
muchacha francesa a la que abandona precisamente .-L s11 fidelidad al Partido Comunista ; las querellas en
cuando empiezan a cambiar sus opiniones políticas; los torno al «realismo socialista» y todo lo que ha seguido
años de su creciente enemistad por los movimientos re- después. La poesía moderna ha sido y es una pasión revo-
volucionarios coinciden con los de su decisión de apar- lucionaria, pero esa pasión ha sido desdichada. Afinidad
y ruptura : no han sido los filósofos, sino los revolucio-
tarse del mundo y vivir en el campo, acompañado de
narios, los que han expulsado a los poetas de su repúbli-
su mujer y de su hermana Dorothy. Esta mezquina expli-
ca. La razón de la ruptura ha sido la misma que la de la
cación no empequeñece a Wordsworth, sino a nosotros.
afinidad : revolución y poesía son tentativas por des-
Otra interpretación, ahora de orden intelectual e histó-
truir este tiempo de ahora, el tiempo de la historia que
rico: su afinidad política con los girondinos; su natu-
es el de la historia de la desigualdad, para instaurar otro
ral repugnancia ante el espíritu de sistema de los jacobi- tiempo. Pero el tiempo de la poesía no es el de la revo-
nos; sus convicciones morales y filosóficas que lo llevan lución, el tiempo fechado de la razón crítica, el futuro
a extender Ja reprobación protestante del universalismo de las utopías : es el tiempo de antes del tiempo, el d~
papista al universalismo revolucionario; su reacción de ' la «vida anterior» que reaparece en la mirada del niño,'
inglés ante las tentativas de invasión de Napoleón. Esta el tiempo sin fe\:hás: · · · ···· · · · ·· ·
,,,,,,_ ,__ , - ', ,,,. '""-'-~• -~;-.--"-·""' ''~-- -~-' .__,., -.,, -'
explicación, que combina la antipatía del liberal frente
al despotismo revolucionario y la del patriota frente a
las pretensiones hegemónicas de un poder extranjero,
* * *
70 71
La ambigüedad de la poesía frente a la razón crítica La Virgen de Novalis es la madre de Cristo y la Noche
y sus encarnaciones históricas : los movimientos revolu- precristiana, su novia Sofía y la muerte. La Aurelia de
cionarios, es una cara de la medalla; la otra es la de Nerval es Isis, Pandora y la actriz Jenny Colon. Reli-
su ambigüedad-otra vez afinidad y ruptura-ante la giones románticas: herejías, sincretismos, apostasías,
religión de Occidente : el cristianismo. Casi todos los blasfemias, conversiones. La ambigüedad romántica
grandes románticos, herederos de Rousseau y del deís- tiene dos modos, en el sentido musical de la palabra:
mo del siglo XVII 1, fueron espíritus religiosos, pero uno se llama ironía y consiste en insertar dentro del
¿cuál fue realmente la religión de Holderlin, Blake, Co- orden de la objetividad la negación de la subjetividad;
leridge, Hugo, Nerval? La misma pregunta podría ha- el otro se llama angustia y consiste en dejar caer, en la
cerse a los que se declararon francamente irreligiosos. El plenitud del ser, una gota de nada. La ironía revela la
ateísmo de Shelley es una pasión religiosa. En 1810, lo
.9Ji.a,.!.ic!ac! d~ lo que parecía uno, la escisión ele idén'.
en otra carta a su íntimo Thomas Hoog, dice: «Oh, tico, el otro lado de la razón : la quiebra del principio
ardo en impaciencia esperando la disolución del cris- _4,;Jªefüó@iíd. La angustia nos muestra que la existencia
tianismo ... Creo que es un deber de humanidad acabar está vacía, que la vida esmüeffé; que e!Cielo es í.úi
con esa creencia. Si yo fuese el Anticristo y tuviese el ~desierto: ·1a quiebra de la religión:
poder de aniquilar a ese demonio para precipitarlo en su Errema·ae la iiíúeite élé bios- es un tema román-
infierno nativo ... »* Lenguaje más bien curioso para tico. No es un tema filosóf!Co, sino religigg¡_. Para la
un ateo y que prefigura al del Nietzsche de los últimos razón Dios existe o no existe. En el primer caso, no
años. puede morir, y en el segundo, ¿cómo puede morir al-
Negación de la religión: pasión por la religión ...Cada guien que nunca ha existido? Este razonamiento es vá-
poeta inventa su propia mitología y cada una de esas lido solamente desde la perspectiva del monoteísmo y
mÍtofogfas es una iríezéla creenéiás
de dispares,''iriitós de- del tiempo sucesivo e irreversible de Occidente. La an-
~enterrado~ y g~~e~i9ries personal('!s: . El C~isto, ?e Hol- tigüedad sabía que los dioses son mortales pero que, ma-
derlin es una divinidad solar y, en ese emgmattco poe- nifestaciones del tiempo cíclico, resucitan y regresan.
ma que se llama El único, Jesús se convierte en el her- En la noche los marineros escuchan una voz que re-
mano de Hércules y «de aquel que unció su carro con corre las costas del Mediterráneo diciendo: "Pan ha
un tiro de tigres y descendió hasta el Indo», Dionisio."" muerto», y esa voz que anuncia la muerte del dios, anun-
cia también su resurrección. La leyenda náhuatl nos
* F. L. Jones, ed., The letters of Percy Bysshe Shelley (Lon- cuenta que Quetza!coatl abandona Tula, se inmola y se
dres: Oxford University Press, 1964).
•• Friedrich Hiilderlin, Poems and fragments (Londres: convierte en el planeta doble (Estrella de la Mañana y
Routledge and Kegan Paul, 1966), edición bilingüe, traduc- de la Tarde), pero que un día ha de regresar para reco-
ción inglesa de Michael Hamburger. brar su herencia. En cambio, Cristo vino a la tierra sólo

72 73
una vez. Cada acontecimiento de la historia sagrada de edificio del mundo: no hay Dios, Exi.ste otra versión
los cristianos es único y no se repetirá. Si alguien dice: en la que, significativamente, no es Cristo, sino Shakes-
«Dios ha muerto», anuncia un hecho irrepetible: Dios peare, el que anuncia la noticia.* Para los románticos
ha muerto para siempre jamás. Dentro de la concepción Shakespeare era el poeta por antonomasia, como Virgi-
del tiempo como sucesión lineal irreversible, la muerte lio lo fue para la Edad Media ; al poner en labios del
de Dios se vuelve un acontecimiento impensable. poeta inglés la terrible nueva, Jean-Paul afirma implí-
La muerte de Dios abre las puertas de la contingencia citamente algo que más tarde dirán todos los románti-
y la sinrazón. La respuesta es doble : la ironía, el humor, cos : los p0 etas son videntes y profetas, por su boca
la paradoja intelectual; también la angustia, la para- habla el espíritu. El poeta desaloja al sacerdote y la
doja poética, la imagen. Ambas actitudes aparecen en poesía se convierte en una revelación rival de la escri-
todos los románticos : su predilección por lo grotesco, tura religiosa.
lo horrible, lo extraño, lo sublime irregular, la estética La versión definitiva del Sueño acentúa el carácter •
de los contrastes, la alianza entre risa y llanto, prosa y profundamente religioso de este texto capital y, simultá-
poesía, inc1edulidad y fideísmo, los cambios súbitos, las neamente, su carácter absolutamente blasfemo: no es
cabriolas, todo, en fin, lo que convierte a cada poeta un filósofo ni un poeta, sino Cristo mismo, el hijo de la
romántico en un Ícaro, un Satanás y un payaso, no es divinidad, el que afirma que Dios no existe. El lugar del .
sino respuesta al absurdo: (angustia e ironía," Aunque anuncio es la iglesia de un cementerio inmenso. Tal vez
el origen de todas estas actitudes es religíoso, se trata es medianoche, aunque ¿cómo saberlo a ciencia cierta?: ·
de una religiosidad singular y contradictoria, pues con- el cuadrante del reloj no tiene cifras ni agujas y una
siste en la conciencia de que la religión está vacía. La mano negra traza incansablemente sobre esa superficie
religiosidad romántica es irreligión : ironía; la irreli- signos que se borran inmediatamente y que los muertos ·
gién romántica es religiosa : angustia. en vano quieren descifrar. En medio del clamor de la :
El tema de la muerte de Dios, en este sentido reli- multitud de las sombras, Cristo desciende y dice : He '
gioso/irreligioso, aparece por primera vez, según creo, recorrido los mundos, subí hasta los soles y no encon-
en Jean-Paul Ritcher. En este gran precursor confluyen tré a Dios alguno ; bajé hasta los últimos límites del
todas las tendencias y corrientes que más tarde van a universo, miré los abismos y grité: Padre, ¿dónde estás? '
desplegarse en la poesía y la novela del siglo XIX y Pero no escuché sino la lluvia que caía en el precipicio
del xx: el onirismo, el humor, la angustia, la mezcla y la eterna tempestad que ningún orden rige ... La eter-
de los géneros, la literatura fantástica aliada al realismo
nidad reposaba sobre el caos, lo roía y, al roerlo, se de-!
y éste a la especulación filosófica. }:11 célebre Sueño de
J ean-Paul es el sueño de la muerte de Dios y su título.. • La primera versión es de 1789 y la última, incluida en la
completo es : Discurso de Cristo muerto en lo alto del novela Siebenkas, e.s de 1796.

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voraba lentamente ella misma. Los niños muertos se ironía y angustia. La filosofía había concebido un mun-
acercan a Cristo y le preguntan: Jesús, ¿no tenemos do movido, no por un creador, sino por un orden inteli-
padre? Y él responde : todos somos huérfanos. gente; para Jean-Paul y sus descendientes la contingen-
Dos temas se entrelazan en el Sueño : el de la muerte cia es una consecuencia de la muerte de Dios : el uni-
del Dios cristiano, padre universal y creador del mundo; verso es un caos porque no tiene creador. El ateísmo
y el de la inexistencia de un orden divino o natural de Jean-Paul es religioso y se opone al ateísmo de los
que regule el movimiento de los universos. El segundo filósofos : la imagen del mundo como un mecanismo es
tema está en abierta contradicción con las ideas que la sustituida por la de un mundo convulso que agoniza sin
nueva filosofía había propagado entre los espíritus cul- cesar y nunca acaba de morir. La contingencia univer-
tivados de la época. Los filósofos de la Ilustración ha- sal se llama, en la esfera existencial, orfandad. Y el pri-
bían atacado con saña al cristianismo y a su Dios hecho mer huérfano, El Gran Huérfano, no es otro que Cristo.
persona, pero tanto los deístas como los materialistas El Sueño de Jean-Paul escandaliza lo mismo al filósofo
postulaban la existencia de un orden universal. El si- que al sacerdote, al ateo que al creyente.
glo XV 1 ¡ ¡, con unas pocas excepciones como la de
·El Sueño de Jean-Paul va a ser soñado, pensado y
Hume, creyó en un cosmos regido por leyes que no
padecido por muchos poetas, filósofos y novelistas del
eran esencialmente distintas a las del entendimiento.
siglo XIX y del xx: Nietzsche, Dostoievski, Mallarmé,
Divina o natural, una necesidad inteligente movía al
Joyce, Valéry ... En Francia fue conocido gracias al libro
mundo y el universo era un mecanismo racional. La vi-
famoso de Madame de Stael: De l'Alemagne ( 1814).
sión de Jean-Paul nos muestra exactamente lo contrario:
Hay un poema de Nerval, compuesto por cinco sone-
el desorden, la incoherencia. El universo no es un me-
canismo, sino una inmensidad informe agitada por mo- tos e intitulado «Cristo en el monte de los Olivos», que
vimientos que no es exagerado llamar pasionales : esa es una adaptación del Sueño.* El texto de Jean-Paul es
lluvia que cae desde el principio sobre el abismo sin fin abrupto, exagerado; los sonetos de Nerval despliegan
y esa tempestad perpetua sobre el paisaje de la convul- los mismos temas como una solemne música nocturna.
sión son la imagen misma de la contingencia. El poeta francés suprimió el elemento confesional y psi-
Universo sin leyes, mundo a la deriva, visión grotesca cológico; el poema no es el relato de un sueño, sino el
del cosmos : la eternidad está sentada sobre el caos y, al de un mito : no es la pesadilla de un poeta en la iglesia ·
devorarlo, se devora. Estamos ante la «naturaleza caída» de un cementerio, sino el monólogo de Cristo ante sus
de los cristianos, pero la relación entre Dios y el mundo
se presenta invertida : no es el mundo, caído de la mano • ·Gérard de Nerval, OeuvreJ (París: Gallimard, 1952). Biblio-
theque de la Pléiade. Texto establecido, anotado y presentado
de Dios, el que se precipita en la nada, sino que es Dios por Albert Beguin y Jean-Paul Richier. Los sonetos de Nerval
el que cae en el hoyo de la muerte. Blasfemia enorme: se publicaron por primera vez en 1844.

76 77
discípulos dormidos. En el primer soneto hay una línea te ha sido verdaderamente un mito y no un mero episo-
soberbia («Le dieu manque a l'autel, ou je suis la vic- dio en la historia de las ideas religiosas de nuestra so-
time») que inicia un tema que no aparece en Jean- ciedad. El tema de la orfandad universal, tal como lo
Paul y que los siguientes sonetos continúan hasta cul- encarna la figura de Cristo, el gran huérfano y el her-
minar en el último verso del último soneto. Es el tema mano mayor de todos los niños huérfanos que son los
del eterno retorno que, aliado al de la muerte de Dios hombres, expresa una experiencia psíquica que recuer-
reaparece mas ' tarde en Nietzsche con una intensidad y' da la vía negativa de los místicos: esa «noche oscura»
una lucidez sin paralelo. en la que nos sentimos flotar a la deriva, abandonados
En el poema de Nerval el sacrificio de Cristo en este en un mundo hostil o indiferente, culpables sin culpa e
mundo sin Dios lo convierte, a su vez, en un nuevo inocentes sin inocencia. No obstante, hay una diferencia
J?ios. Nue~o y otro: es una divinidad que apenas si esencial : es una noche sin desenlace, un cristianismo sin
tiene relación con el Dios cristiano. El Cristo de N er- Dios. Al mismo tiempo, la muerte de Dios provoca en
val es ~n Ícaro, u~ Faetón, un hermoso Atis herido y al la imaginación poética un despertar de la fabulación mí-
que Cibeles reanima. La tierra se embriaga con esa tica y así se crea una extraña cosmogonía en la que
sa?gre preciosa, el Olimpo se despeña en el abismo y cada Dios es la criarura, el Adán, de otro Dios. Regre-
Cesar pregunta al oráculo de Júpiter Amón : ¿Quién so del tiempo cíclico, trasmutación de un tema cristiano
es ese nuev? Dios? El oráculo calla, pues el único que en un mito pagano. Un paganismo incompleto, un pa-
puede ~i_:phcar al mundo ese misterio es : «Celui qui ganismo cristiano teñido de angustia por la caída en la
donna 1 ame. aux enfants du limon». Misterio insoluble, contingencia.
pues el que infunde un alma· al Adán de lodo es el Pa- Estas dos experiencias-cristianismo sin Dios, paga-
dre, el creador : pr~isamente ese Dios ausente en el nismo cristiano-son constitutivas de la poesía y la lfre-
altar donde Cristo es la víctima. Un siglo y medio más rarura de Occidente desde la época romántica. En uno
tarde Fernando Pessoa se enfrenta al mismo enigma y lo y en otro caso estamos ante una doble transgresión : la
re~uelv~ en ~érminos parecidos a los de Nerval : no hay muerte de Dios convierte el ateísmo de los filósofos en
Dios, smo dioses, y el tiempo es circular: «Dios es un una experiencia religiosa y en un mito ; a su vez, esa
hombre de otro Dios más grande; / También ruvo caí- experiencia niega aquello mismo que afirma : el mito
da, Adán supremo; / También, aunque creador, él· fue está vacío, es un juego de reflejos en la conciencia so-
criatura . .. »* litaria del poeta; no hay realmente nadie en el altar,
La conciencia poética de Occidente ha vivido la muer- ni siquiera esa víctima que es Cristo. Angustia e ironía:
te de Dios como si fuese un mito. Mejor dicho, esa muer- ante el tiempo futuro de la razón crítica y de la Revolu-
ción, la poesía afirma el tiempo sin fechas de la. sensibi-
* «La tumba de Cristian Rosencreutz». (Traducci6n de O. P.) lidad y la imaginación, el tiempo original; ante la eter-

78 79
nidad cristiana, afirma la muerte de Dios, la caída en la el ·otro lado
....... ·- . ·-·····a . . . . de
. . . . .las
~.......cosas, lo maravilloso --------------
no
................................. cotidiano:
contingencia y la pluralidad de dioses y mitos. Pero 1a irreali ad, sino la prodigiosa realidad del mundo. Pero
cada una de es.ras negaciones se vuelve contra sí misma: la religión y sus burocracias de sacerdotes y teólogos se
el tiempo sin fechas de la imaginación no es un tiempo apoderan de todas esas visiones, transforman las imagi-
revolucionario sino mítico; la muerte de Dios es un naciones en creencias y las creencias en sistemas. Aun
mito vacío. La poesía romántica es revolucionaria no entonces el poeta da forma sensible a las ideas religiosas,
con, sino frente a las revoluciones del siglo; y su reli- las trasmuta en imágenes y las- anima: las cosmogonías
giosidad es una transgresión de las religiones. y las genealogías son poemas, las escrituras sagradas han
sido escritas por los poetas. El poeta es el geógrafo y el
* ** historiador del cielo y del infierno : Dante describe la
geografía y la población del otro mundo, Milton nos
Para la Edad Media la poesía era una mv1enta de la cuenta la verdadera historia de la Caída.
religión; para la edad romántica la poesía es su rival, La crítica de la religión emprendida por la filosofía
y más, es la verdadera religión, el principio anterior a del siglo XVIII quebrantó al cristianismo como funda-
todas las escrituras sagradas. Rousseau y Herder habían mento de la sociedad. La disgregación de la eternidad en
mostrado que el lenguaje responde, no a las necesidades tiempo histórico hizo posible que la poesía, en una suer-
materiales del hombre, sino a la pasión y a la imagina- te de regreso a sí misma y por la misma naturaleza de la
ción : no es el hambre, sino el amor, el miedo o el asom- función poética, indistinguible de la función mítica, se
bro lo que nos ha hecho hablar. El principio metafóri- concibiese como el verdadero fundamento de la socie-
co es el fundamento del lenguaje y las primeras creencias dad. La poesía fue la verdadera religión y el verdadero
de la humanidad son indistinguibles de la poesía. Trá- saber. Las biblias, los evangelios y los coranes habían
tese de fórmulas mágicas, letanías, plegarias o mitos, es- sido denunciados por los filósofos como compendios de
tamos ante objetos verbales análogos a lo que más tar- patrañas y fantasías; sin embargo, todos reconocían, in-
de se llamarían poemas. Sin la imaginación poética no cluso los materialistas, que esos cuentos poseían una ver-
habría ni mitos ni sagradas escrituras ; al mismo tiem- dad poética. En estas tentativas por encontrar un funda-
po, también desde el principio, la religión confisca para mento anterior a las religiones reveladas o naturales, los
sus fines a los productos de la imaginación poética. La poetas encontraron muchas veces aliados en los filósofos.
seducción que ejercen sobre nosotros los mitos no reside La influencia de Kant fue decisiva en la segunda fase del
en el carácter religioso de esos textos-esas creencias no pensamiento de Coleridge. El filósofo alemán había
son las nuestras-, sino en que en todos ellos la fabula- mostrado que la «imaginación trascendental» es la fa-
ción poética transfigura al mundo y a la realidad. Una cultad por la cual el hombre despliega un campo, un
de las funciones cardinales de lapoesfa es mostrarn<i. más allá mental, donde los objetos se sitúan. Por la ima-

80 81
ginación el hombre coloca frente a sí al objeto; por ridad histórica y espiritual de la poesía. Para ellos la
tanto, esta facultad es la condición del conocimiento: palabra poética es la palabra de fundación. En esta afir-
sin ella no habría ni percepción ni juicio. La imagina- mación temeraria está la raíz de la heterodoxia de la
ción trascendental es la raíz, como dice Heidegger, de la poesía moderna tanto frente a las religiones como ante
sensibilidad y del entendimiento. Kant había dicho que las ideologías.
«la imaginación es el poder fundamental del alma hu- La figura de William Blake condensa las contradic-
mana y el que sirve a priori de principio a todo cono- ciones de la primera generación romántica. Las con-
cimiento. Por medio de ese poder, ligamos, por una par- densa y las hace estallar en una explosión que trascien-
te, la diversidad de la intuición y, por la otra, la condi- de al romanticismo. ¿Fue un verdadero romántico? El
ción de la unidad necesaria de la intuición pura». culto a la naturaleza, que es uno de los rasgos de la poe-
La imaginación, además, transfigura al objeto sensi- sía romántica, no aparece en su obra. Creía que «el mun-
ble. Más cerca de Schelling que de Kant en esto, Cole- do de la imaginación es el mundo de la eternidad, mien-
ridge afirma que la imaginación no sólo es la condición tras que el mundo de la generación es finito y tempo-
del conocer sino que es la facultad que convierte a las ral». Esta idea lo acerca a los gnósticos y a los ilumina-
ideas en símbolos y a los símbolos en presencias. La ima- dos, pero.su amor al cuerpo, su exaltación del deseo eró-
ginación «is a form of Being». * Para Coleridge no hay tico y del placer-«ag11eLq"1e.de~~~ y !l().~~tj~{!':E~.!~.
realmente diferencia entre imaginación poética y reve- .cJ"S."().~11,ge,n,cjr,'!:.. P"sti!<:.!lE~..»-lo oponen a la tradición
lación religiosa, salvo que la segunda es histórica y cam- neoplatónica. Aunque se llamó «adorador de Cristo»,
biante, mientras que los poetas (en tanto que poetas y ¿fue cristiano? Su Cristo no es el de los cristianos: es
cualesquiera que hayan sido sus creencias) no son «the un titá.n desnudo que se baña en el mar radiante de la
slaves of any sectarian opinion». Coleridge también dijo energía erótica. Un demiurgo para el que imaginar y
que la religión «is the poetry of Mankind» ; años antes, hacer, desear y satisfacer el deseo, son una y la misma
adolescente casi,_1'J"()valis li~bí.aescrito: «La religión es cosa. Su Cristo más bien hace pensar en el Satán de T he
p()esía práctica», Y enotroJragmento: <<La poesía es la marriage of Heaven and Hell ( 1793); su cuerpo es
.f!'Jigión . origival<kla h11m~nicj~4~; :.;¡:·Las. cita~ podrí~n como una gigantesca nube iluminada por relámpagos in-
multiplicarse y todas en el mismo sentido: los poetas cesantes : la escritura llameante de los proverbios del
románticos fueron los primeros en afirmar, lo mismo Infierno.
ante la religión oficial que ante la filosofía, la anterio- En los primeros años de la Revolución francesa, Bla-
ke se paseaba por las calles de Londres tocado por el
* «Poetry and relígion», en I. A. Richards, The portable Co- gorro frigio color sangre. Más tarde se enfrió su entu-
/eridge (Nueva York: The Viking Press, 1950). siasmo polítko, no el ardor de su imaginación libre, li-
** Cf. Blütenstaub y Glauber und Liebe. bertaria y libertadora: «Todas las biblias y códigos sa-

82 83
grados han sido la causa de los errores siguientes : nas, fraguas y herrerías «fábricas satánicas», y «muer-
( 1) que en el hombre coexisten dos principios distin- te eterna» al trabajo de los obreros. Blake: nuestro con-
tos : el cuerpo y el alma; ( 2) que la energía, llamada temporáneo.
mal, viene únicamente del cuerpo y que la razón, llama- Eliot lamentaba que la mitología de Blake fuese in-
da bien, viene únicamente del alma; ( 3) que Dios ator- digesta y sincretista, una religión privada compuesta
mentará eternamente al hombre por seguir sus energías. de fragmentos de mitos y creencias heteróclitas. El mis-
Pero las siguientes proposiciones contrarias son verdade- mo reproche podría hacerse a la mayoría de los poetas
ras : ( 1) el cuerpo no es distinto del alma; ( 2) la ener- modernos, de Holderlin y Nerval a Yeats y Rilke. Ante
gía es vida y procede del cuerpo; la razón envuelve a la la progresiva desintegración de la mitología cristiana,
energía como una circunferencia; ( 3) energía es deli- los poetas-sin excluir al poeta de T he wa1te land-no
cia eterna».* han tenido más remedio que inventar mitologías más
La violencia de estas afirmaciones anticristianas hace o menos personales hechas de retazos de filosofías y
pensar en Rimbaud y en Nietzsche. No es menos vio- religiones. A pesar de esta vertiginosa diversidad de
lento contra el deísmo racionalista de Jos filósofos. Vol- sistemas poéticos-mejor dicho : en el centro mismo de
taire y Rousseau son frecuentes víctimas de su cólera esa diversidad-, es visible una creencia común. Esa
y en sus poemas proféticos Newton y Locke aparecen creencia es la verdadera religión de la poesía moderna,
como agentes de Urizen, el demiurgo maléfico. Urizen del romanticismo al ~urrealismo, y aparece en todos los
( «Your Rea son» ) es el señor de los sfotemas, el inventor poemas, unas v~c~s de una manera implícita y otras, las
de la moral qu.e aprisiona con sus silogismos a los hom- ·inas, explícita. He nombrado a la analogía. La creencia
bres, los divide a unos de otros y a cada uno de sí mismo. en la correspondencia entre todos los seres y los mundos
U rizen : la razón sin cuerpo ni alas, el gran carcelero. es anterior al cristianismo, atraviesa la Edad Media y, a
Blake no sólo denuncia a la superstición de la filosofía través de los neoplatónicos, los iluministas y los ocul-
y a la idolatría de la razón sino también, en el siglo de la tistas, llega hasta el siglo XIX. Desde entonces no ha
primera revolución industrial y en el país que fue la cesado de alimentar secreta o abiertamente a los poetas
cuna de esa revolución, profetiza los peligros del culto de Occidente, de Goethe al Balzac visionario, de Baude-
a la religión del progreso. En esos años el paisaje pasto- laire y Mallarmé a Y eats y a los surrealistas.
ral de Inglaterra comienza a cambiar, y valles y colinas La analogía sobrevivió al paganismo y probable-
se cubren con la vegetación de hierro, carbón, polvo mente sobrevivirá al cristianismo y a su enemigo el cien-
y detritus de la industria. Blake llama a los telares, mi- tismo. En la historia de la poesía moderna su función
• «The voice of the Devil», The mMriage of Heaven and ha sido doble: por una parte, fue el principio anterior
Hell, en The complete poetry of Willíam Blake (Nueva York: a todos los principios y distinto a la razón de las filoso-
Random House, 1941). fías y a la revelación de las religiones; por otra parte,

84 85
hizo coinddir ese princ1p10 con la poesía misma. La idea. ¿A quién creer: a Hrime y su crítica de la religión
poesía es una de las manifestaciones de la analogía ; las 0 a Blake y su exaltación de la imaginación? La histo-
rimas y las aliteraciones, las metáforas y las metonimias, ria de la poesía moderna es la historia de la respuesta
no son sino modos de operación del pensamiento analó- que cada poeta ha dado a esta pregunta. Para todos los
. gico. El poema es una secuencia en espiral y que regresa .fundadores-Wordsworth, Coleridge, HO!der lin_,jea.Q-
(sin cesar, sin regresar jamás del todo, a su comienzo. Si j:i@!, Nov'1Jis, H):lgo, Nerval:-;-fa p~esÍ!'~~L]!'J:~ala]:>r51..
( la analogía hace del universoun poema, un texto hecho ·del. tiem!Jo sin fechase Palabra deLP!JE1~;J!!!'~~
~. de oposiciones que se resuelven en consonancias, t;arr;>--.. l de fundación. Pero tamDié~jibn1_~desi.1!,~~gE!'C:ión:
l bién hace del poema un doble del universo. Doble conse- ~tura de 'la analogía por la ironía, J>C>EJ'.':.5()!1Ciend~
., cuencia: podemos leer el universo, podemos vivir el J de la historia que es conciencia deTa muerte.
poema. Por lo primero, la poesía es conocimiento; por
lo segundo, acto. De una y otra manera colinda-pero


.. - - - --
.~---"-""-··"--.,-c'":'·C""

sólo para contradecirlas-con la filosofía y con la reli- 1f


'i
gión. La imagen poética configura una realidad rival de ,,
/,\

la visión del revolucionario y de la del religiosocL.aJJ.Q~§1ª 'f


..~s laQ.!c!!'~Qh~IT_fl~iª,f!Q .h.,c:ha <kr~~Qll(:§, .. sjgQ d.e . ritme>~· A
,,
No obstante, hay un momento en que la corresponden- ;¡
cia se rompe; hay una disonancia que se llama, en el
poema : ironía, y .en la vida: mortalidad. La poesía mo-
¡¡
derna es la conciencia de esa disonancia dentro de la l¡
analogía.
Las mitologías poéticas, sin excluir a las de los poetas
cristianos, envejecen y se vuelven polvo como las re- \¡
ligiones y las filosofías. Queda la poesía y por eso po- ¡~" \
demos leer a los vedas y las biblias no como escrituras
religiosas, sino como textos poéticos : «El genio poé- 1
1
tico es el hombre verdadero. Las religiones de todas las
naciones se derivan de diferentes recepciones del genio l11.
poético» (Blake: «Ali religions are one>>, 1788). Aun- 'J,,
que las religiones son históricas y perecederas, hay en to- ri
das ellas un germen no religioso y que perdura : la imagi- ·l
.1
nación poética. Hume habría sonreído ante esta extraña y
1
86 t 87

i
IV

ANALOGÍA E IRONÍA
El romanticismo fue nn movimiento literario, pero asi-
mismo fue una moral, una erótica y una política. Si no
fue una religión fue algo más que una estética y una
filosofía: una manera de pensar, sentir, enamorarse,
combatir, viajar. Una manera de vivir y una manera de
morir. Friedrich von Schlegel afirmó en uno de sus escri-
tos programáticos que el romanticismo no sólo se propo-
nía la disolución y la mezcla de los géneros literarios y
las ideas de belleza sino que, por la acción contradicto-
ria pero convergente de la imaginación y de la ironía,
buscaba la fusión entre vida y poesía. Y aún más : so-
cializar la poesía. El pensamiento romántico se desplie-
ga en dos direcciones que acaban por fundirse : la bús-
queda de ese principio anterior que hace de la poesía el
fundamento del lenguaje y, por tanto, de la sociedad;
y la unión de ese principio con la vida histórica. Si la
poesía ha sido el primer lenguaje de los hombres-o si
el lenguaje es en su esencia una operación poética que
consiste en ver al mundo como un tejido de símbolos
y de relaciones entre esos símbolos-cada sociedad está
edificada sobre un poema; si la revolución de la edad
"moderna consiste en el movimiento de regreso de la so-
ciedad a su origen, al pacto primordial de los iguales,
esa revolución se confunde con la poesía. Blake dijo:
«Todos los hombres son iguales en el genio poético».*
De ahí que la poesía romántica pretenda ser también ac-

• «Ali religions are one» [1788}.

91
1

ción: !:In poema no so10 es un objeto verbal sino que es poema en prosa y la periódica renovación del lenguaje
~11~J:E'?!:s.icí11 d~ fe y unacto,,Jnclusive la doctrina del poético, a lo largo de los siglos XIX y xx, por inyeccio-
«arte por el arte», que parece negar esta actitud, la con- nes cada vez más fuertes de habla popular. Pero en
firma y la prolonga : más que una estética fue una ética, 1800, como más tarde en 1920, lo nuevo no era tanto
y aun, muchas veces, una religión y una política. La poe- que los poetas especulasen en prosa sobre la poesía, sino
sía moderna oficia en el subsuelo de la sociedad y el pan que esa especulación desbordase los límites de la antigua
que reparte a sus fieles es una hostia envenenada: la poética y proclamase que la nueva poesía era también
negación y la crítica. Pero esta ceremonia en las tinie- una nueva manera de sentir y de vivir.
blas también es una búsqueda del manantial perdido, el La unión de poesía y prosa es constante en los román-
agua del origen. ticos ingleses y alemanes, aunque, como es natural, no
El romanticismo nació casi al mismo tiempo en Ingla- en todos los poetas se manifiesta con la misma inten-
terra y Alemania. Desde allí se extendió a todo el con- sidad y de la misma manera. En algunos casos, como en
tinente europeo como si fuese una epidemia espiritual. Coleridge y Novalis, el verso y la prosa poseen, a pesar
La preeminencia del romanticismo alemán e inglés no de la intercomunicación entre uno y otra, clara auto-
proviene sólo de su anterioridad cronológica sino, tanto nomía : Kubla Khan y T he rime of the ancient mariner
como de su gran originalidad poética, de su penetración frente a los textos críticos de Bio graphia literaria, los
crítica. En ambas lenguas la creación poética se alía a la H ymnen an die N acht ante la prosa filosófica de Blü-
reflexión sobre la poesía con una intensidad, profundi- tensfaub. En otros poetas, la inspiración y la reflexión se
dad y novedad que no tienen paralelo en las otras lite- funden lo mismo en la prosa que en el verso: ni Hof:"'
raturas europeas. Los textos críticos de los románticos derlin ni Wordsworth son poetas filosóficos, por fortuna
ingleses y alemanes fueron verdaderos manifiestos revo~ para ellos, pero e11 ambos el p_ens_amiento ti~_t1<!.~.':5.'?11~
lucionarios e inauguraron una tradición que se prolonga vertirse en imagen sensihle. En fin, en un poeta como
hasta nuestros días. La conjunción entre la teoría y la Blake la imagen poética es inseparable de la visión pro-
práctica, la poesía y la poética, fue una manifestación fética, de modo que es imposible trazar la frontera
más de la aspiración romántica hacia la fusión de los entre la prosa y la poesía.
extremos : el arte y la vida, la antigüedad sin fechas Cualesquiera que sean las diferencias que separan a
y la historia contemporánea, la imaginación y la iro- estos poetas-y apenas si necesito decir que son muy
nía. Mediante el diálogo entre prosa y poesía se per- profundas-, todos ellos conciben la experiencia poética
seguía, por una parte, vitalizar a la primera por su in- como una experiencia vital en la que participa la totali-
mersión en el lenguaje común y, por la otra, idealizar dad del hombre. El oema no sólo es una realidad ver-
la prosa, disolver la lógica del discurso en la lógica de bal : también es un acto. El poeta ice y, a ecir-;liiCii.
la imagen. Consecuencia de esta interpenetración : el Este hacer es sobre todo un hacerse a sí mismo : la poe:

92 93
sía no sólo es autoconocuruento sino autocreación. El grecorromana sino por su dependencia espiritual del
lector, a su vez, repite la experiencia de autocreación del protestantismo, El romanticismo contiuúa la ruptura pro-
poeta y así la poesía encarna en la historia. En el fon- testante. Al interiorizar la experiencia religiosa, a ex-
do de esta idea vive todavía la antigua creencia en el pensas del ritualismo romano, el protestantismo pre-
poder de las palabras : la poesía pensada y vivida como paró las condiciones psíquicas y morales del sacudi-
una operación mágica destinada a transmutar la reali- miento romántico. El romanticismo fue ante todo una
dad. La analogía entre magia y poesía es un tema que interiorización de la visión poética. El protestantismo
reaparece a lo largo del siglo XIX y del xx, pero que había convertido a la conciencia individual del creyente
nace con los románticos alemanes. La concepción de la en el teatro del misterio religioso ; el romanticismo fue
poesía como magia implica una estética activa; quiero la ruptura de la estética objetiva y más bien imper-
decir, el arte deja de ser exclusivamente representación y sonal de la tradición latina y la aparición del yo del
contemplación : también es intervención sobre la reali- poeta como realidad primordial.
dad. Si el arte es un espejo del mundo, ese espejo es má- Decir que las raíces espirituales del romanticismo es-
gico: lo cambia. tán en la tradición protestante puede parecer aventura-
La estética barroca y la neoclásica habían trazado una do, especialmente si se piensa en las conversiones al
' división estricta entre el arte y la vida. Por más dis- catolicismo de varios románticos alemanes. Pero el ver-
tintas que fuesen sus ideas de lo bello, ambas acentua- dadero sentido de esas conversiones se aclara apenas se
ban el carácter ideal de la obra de arte. Al afirmar la recuerda que el romanticismo fue una reacción contra el
primada de la inspiración, la pasión y la sensibilidad, racionalismo del siglo XVIII : el catolicismo de los ro-
el romanticismo borró las fronteras entre el arte y la mánticos alemanes fue un anti-racionalismo. Algo no
vida : el poema fue una experiencia vital y la vida ad- menos equívoco que su admiración por Calderón. Su
quirió la intensidad de la poesía. Para Calderón la vida lectura del dramaturgo español fue más una profesión
e~ un ?ien ilusorio porque tiene la duración y la con- de fe que una verdadera lectura. Vieron en él a la ne-
si~tencia de .los sueños; para los románticos lo que re- gación de Racine, pero no vieron que en el teatro de
dime a la vida de su horror monótono es ser un sueño. Calderón se despliega una razón no menos, sino más
Los románticos hacen del sueño cmna segunda vida» y rigurosa que en el del poeta francés. El teatro de Racine
, ,
aun mas, un puente para llegar a la verdadera vida la
'
es estético y psicológico: las pasiones humanas; el de
vida del tiempo del principio. La. poesía es la re~on­ Calderón es teológico : el pecado original y la libertad
quista de l~ inocencia. ¿Cómq no ver las raíces religiosas humana. La lectura romántica de Calderón confundió
de esta actitud y su íntima relación con la tradición pro- poesía barroca y neoescolástica con anticlasicismó poéti-
testa:ite? El romanticismo nació en Inglaterra y Ale- co y anti-racionalismo filosófico.
mama no sólo por haber sido una ruptura de la estética· Las fronteras literarias del romanticismo coinciden

94 95
con las fronteras religiosas del protestantismo. Esas fron- La poesía romántica no sólo fue un cambio de estilo y
teras fueron también y sobre todo lingüísticas : el ro- lenguajes: fue un cambio de creencias, y esto es lo que
manticismo nació y alcanzó su plenitud en las naciones Ja distingue radicalmente de los otros movimientos y
que no hablan las lenguas de Roma. Ruptura de la tra- estilos poéticos del pasado. Ni el arte barroco ni el neo-
dición que hasta entonces había sido central en Occidente clásico fueron rupturas del sistema de creencias de Occi-
y aparición de otras tradiciones: la poesía popular y tra- dente; para encontrar un paralelo de la revolución ro-
dicional de Alemania e Inglaterra, el arte gótico, las mi- mántica hay que remontarse al Renacimiento y, sobre
tologías celtas y germánicas e incluso, frente a la ima- todo, a la poesía provenzal. La comparación con esta úl-
gen que la tradición latina nos había dado de Grecia, el tima es particularmente reveladora porque lo mismo en
descubrimiento (o la invención) de otra Grecia-la Gre- la poesía provenzal que en la romántica hay una indu-
cia de Herder y de Hiilderlin, que será más tarde la de dable correspondencia, todavía no del todo desentra-
Nietzsche y la nuestra. El guía de Dante en el infierno ñada entre la revolución métrica, la nueva sensibilidad
es Virgilio, el de Fausto es Mefistófeles. « ¡Los clásicos !
'
y el lugar central que ocupa la mujer en ambos movi-
.
--dice Blake refiriéndose a Homero y Virgilio-, fueron mientos. En el caso del romanticismo la revolución mé-
los clásicos, no los godos o los monjes, los que asolaron trica consistió en la resurrección de los ritmos poéticos
a Europa con guerras». Y añade: «la griega es forma tradicionales de Alemania e Inglaterra. La visión román-
matemática, pero el gótico es forma viva». En cuanto a tica del universo y del hombre: la analogía, se apoya
Roma: «Un Estado guerrero nunca produce arte».* en una prosodia. Fue una visión más sentida que pen-
A partir de los románticos Occidente se reconoce en una sada y más oída que sentida. La ~na!()~Ía_('.()!lCi~e al
tradición distinta a la de Roma, y esa tradición no es mundo como ritmo: todo se corresponde porque todo
una, sino múltiple. Pero la influencia lingüística-len- rT!ñí.aytima. I.a ana!Ogía no sólo es una sintaxis cósmi-
guas germánicas y lenguas romances-se despliega en -ca: también es una prosodia. Si el universo es un texto
niveles aún más profundos. Según me propongo mostrar o tejido de signos, la rotación' de esos signos eséá'regida -
en lo que sigue, hay una íntima conexión entre el verso ji~r-~lrit~o: :Ef mundo es un poema; a su vez, el po:ma
inglés y alemán-mejor dicho : entre los sistemas de es un mundo de ritmos y símbolos. _Co_rresro11dt!_nc:1a y
versificación en ambas lenguas--y los cambios que in- analogía noson sino nombres del ritmo universal.
trodujo el romanticismo en Ja sensibilidad y en la visión ~--La visión ·analógica había inspirado lo mismo a Dante
del mundo. que a los neoplatónicos renacentistas. Su reaparición en
la era romántica coincide con el rechazo de los arque-
* * * tipos neoclásicos y el descubrimiento de la tradición poé-
tica nacional. Al desenterrar los ritmos poéticos tradi-
* «Ün Homer's poetry and on Virgih> [1820]. cionales, los románticos ingleses y alemanes resucitaron

96 97
la visión analógica del mundo y del hombre. Cierto, se- tónicos juegan un papel no menos importante que la
ría muy difícil probar que hay una relación necesaria regularidad silábica, de modo que un verso italiano, por-
de causa a efecto entre versificadón acentual y visión tugués o español es una unidad compleja : la variedad
analógica; no lo es sugerir que hay una relación his- de los acentos tónicos dentro de cada verso contrarresta
tórica entre ellas y que la aparición de la primera, en el la uniformidad silábica de los metros. Pero la tendencia
período romántico, es inseparable de la segunda. La vi- a la regularidad, dominante desde el Renacimiento y ro-
sión analógica había sido preservada como una idea por bustecida por la influencia del neoclasicismo francés, es
las sectas ocultistas, herméticas y libertinas de los si- un rasgo constante en los sistemas de versificación de
. glos XVII y XVIII; los poetas ingleses y alemanes tra- las lenguas romances hasta el período romántico. La ver-
ducen esta idea del «mundo-como-ritmo», y la traducen sificación silábica se convierte fácilmente en medida abs.
literalmente: la «convierten>> en ritmo verbal, en poe- tracta: la cuenta más que el canto y, como lo muestra
mas. Los filósofos habían pensado al mundo como rit- la poesía del siglo XVIII, la elocuencia, el discurso y el
mo; los poetas oyeron ese ritmo. No era el lenguaje de razonamiento en verso. Prosa rimada y ritmada, no la
las esferas, aunque ellos lo creían así, sino el de los prosa coloquial y viva, fuente de poesía, sino la de la ora-
hombres. toria y el discurso intelectual. Al iniciarse el siglo XIX
La evolución del verso en las lenguas romances tam- las lenguas romances habían perdido sus poderes de en-
bién es una prueba indirecta de la correspondencia entre cantamiento y no podían ser vehículos de un pensamien-
versificación acentual y visión analógica. La relación to antidiscursivo, lleno de resonancias mágicas y esen-
entre el sistema de las lenguas romances y el de las ger- cialmente rítmico como el pensamiento analógico.
mánicas es de simetría inversa : en el primero el golpe Si la resurrección de la analogía coincide en Ingla-
de los acentos es subsidiario del metro silábico mientras terra y Alemania con el regreso a las formas poéticas tra-
que en el segundo la medida silábica es subsidiaria de dicionales, en los países latinos coincide con la rebelión
la distribución rítmica de los acentos. El golpe de los contra la versificación regular silábica. En lengua fran-
acentos está más cerca de la danza que del discurso y cesa esa rebelión fue más violenta y total que en ita-
así los peligros del verso inglés y alemán no son los silo- liano o en castellano porque allá el sistema de versifica-
gismos líricos, sino la confusión entre palabra y soni- ción silábica dominó más enteramente a la poesía que
do, la veguedad y el mero ruido rítmico. Lo contra- en las otras lenguas romances. l:Ís significativo que los
rio de la prosodia románica. En los países de lenguas dos grandes precursores del movimiento romántico en
romances había acabado por imperar casi enteramen- Francia hayan sido dos prosistas: Rousseau y Chateau-
te la versificación regular y silábica, cuya expre- briand. La visión analógica se despliega mejor en la
sión más estrkta y perfecta es el verso francés. Es prosa francesa que en los metros abstractos de la poesía
verdad que en las otras lenguas romances los acentos tradicional. No es menos significativo que entre las

98 99
,''>~
=".'.'

obras centrales del verdadero romanticismo francés se bres de Musset y Lamartine; otro, que para mí es el
encuentre Aurélia, la novela de Nerval, y un puñado de verdadero, está formado por un número muy reducido
narraciones fantásticas de Charles Nodier. Por último: de obras y de autores: Nerval, Nodier, el Hugo del
entre las grandes creaciones de la poesía francesa del período final y los llamados «pequeños románticos». En
se
Siglo pasado erictieritra elpoemá e!l prosa, uria forma realidad, los verdaderos herederos del romanticismo ale-
'c¡_ue realiza efectivamente la aspiración romántica de mán e inglés son los poetas posteriores a los románti-
mezclarT1pros-ay~fa poesía. Es una forma que sólo pudo cos oficiales, de Baudelaire a los simbolistas. Desde esta
inventarseen Iengui
una en la que la pobreza de los perspectiva, Nerval y Nodier hacen figura de precur-
acentos tónicos limita considerablemente los recursos sores y Hugo aparece como un contemporáneo. Estos
rítmicos del verso libre. En cuanto al verso : Hugo des- poetas nos dan otra versión del romanticismo. Otra y la
hace y rehace el alejandrino; Baudelaire introduce la misma porque la historia de la poesía moderna es una
reflexión, la duda, el prosaísmo, la ironía-la cesura sorprendente confirmación del principio analógico: cada
tnental tendiente, ya que no a romper el metro regular, a obra es la negación y la resurrección, la transfiguración
provocar la irregularidad, la excepción-; Rimbaud en- de las otras. La poesía francesa de la segunda mitad del
saya la poesía popular, la canción, el verso libre. La re- siglo pasado-llamarla simbolista sería · mutilarla-es
forma de la prosodia culmina en dos extremos contra- indisociable del romanticismo alemán e inglés : es su
dictorios: los ritmos rotos y vivaces de Laforgue y Cor- prolongación, pero también es su metáfora. Es una tra-
biere y la partitura-constelación de Un coup de dés. Los ducción en la que el romanticismo se vuelve sobre sí
primeros influyeron profundamente en los poetas de las mismo, se .contempla y se traspasa, se interroga y se
dos Américas : Lugones, Pound, Eliot, López Velarde; trasciende. Es el otro romanticismo europeo.
con el segundo nace una forma que no pertenece ni al En cada uno de los grandes poetas franceses de este
siglo XIX ni a la primera mitad del XX, sino a nuestro período se abre y se cierra el abanico de corresponden-
tiempo. Esta apresurada y dispersa enumeración sólo ha cias de la analogía. Asimismo, la historia de la poesía
tenido un propósito : señalar que el movimiento general francesa, de las Chimeres a Un coup de dés, puede verse
de la poesía francesa durante el siglo pasado puede verse como una vasta analogía : cada poeta es una estrofa de
como una rebelión contra la versifaación tradicional si- ese poema de poemas que es la poesía francesa y cada
lábica. Esa rebelión coincide con la búsqueda del princi- poema es una versión, una metáfora, de ese texto plu-
pio dual que rige al universo y al poema: la analogía. ral. Si un poema es un sistema de equivalencias, como
Escribí más arriba : el verdadero romanticismo fran- ha dicho Reman Jakobson-rimas y aliteraciones que
cés. Hay dos: uno, el de los manuales e historias de la son ecos, ritmos que son juegos de reflejos, identidad
literatura, está compuesto por una serie de obras elo- de las metáforas y comparaciones-, la poesía francesa
cuentes, sentimentales y discursivas que ilustran los nom- se resuelve también en un sistema de sistemas de equi-

100 101


valencias, una analogía de analogías. A su vez, ese sis- cismo hasta nuestros días, es inseparable de esa corriente
tema analógico es una analogía del romanticismo ori- de ideas y creencias inspiradas por la analogía.
ginal de alemanes e ingleses. Si queremos comprender La influencia de los gnósticos, los cabalistas, los al-
la unidad de la poesía europea sin atentar contra su plu- quimistas y otras tendencias marginales de los siglos
ralidad, debemos concebirla como un sistema analógico: XVII y XVIII fue muy profunda no sólo entre los ro-
cada obra es una realidad única y, simultáneamente, es mánticos alemanes sino en Goethe mismo y su círculo.
una traducción de las otras. Una traducción: una me- Lo mismo debe decirse de los románticos ingleses y, cla-
táfora. ro, de los franceses. A su vez, la tradición ocultista de
los siglos XVII y XVIII se entronca con varios movi-
* * * mientos de crítica social y revolucionaria, simultánea-
mente libertaria y libertina. La creencia en la analogía
La idea de la correspondencia universal es probable- universal está teñida de erotismo: los cuerpos y las al-
mente tan antigua como la sociedad humana. Es expli- mas se unen y separan regidos por las mismas leyes de
cable : la analogía vuelve habitable al mundo. A la atracción y repulsión que gobiernan las conjunciones y
contingencia natural y al accidente opone la regulari- disyunciones de los astros y de las sustancias materiales.
dad; a la diferencia y la excepción, la semejanza. El Un erotismo astrológico y un erotismo alquímico; asi-
mundo ya no es un teatro regido por el azar y el capri- mismo, un erotismo subversivo: la atracción erótica
cho, las fuerzas ciegas de lo imprevisible : lo gobiernan rompe las leyes sociales y une a los cuerpos sin distin-
el ritmo y stis repeticiones y conjunciones. Es un teatro ción de rangos y jerarquías. La astrología erótica ofrece
hecho de acordes y reuniones en el que todas las excep- un modelo de orden soda! fundado en Ja armonía
ciones, inclusive la de ser hombre, encuentran su doble cósmica y opuesto al orden de los privilegios, la fuerza
y su correspondencia. La analogía es el reino de la pa- y la autoridad; la alquimia erótica-unión de los prin-
labra como, ese puente verbal que, sin suprimirlas, re- cipios contrarios, lo masculino y lo femenino, y su trans-
concilia las diferencias y las oposiciones. La analogía formación en otro cuerpo--es una metáfora de los cam-
aparece lo mismo entre los primitivos que en las grandes bios, separaciones, uniones y conversiones de las sus-
civilizaciones del comienzo de la historia, reaparece en- tancias sociales (las clases), durante una revolución. Co-
tre los platónicos y los estoicos de la Antigüedad, se rrespondencias verbales : la revolución es el crisol en
despliega en el mundo medieval y, ramificada en mu- el que se produce la amalgama de los distintos miem-
chas creencias y sectas subterráneas, se convierte desde bros del cuerpo social y su transubstanciación en otro
el Renacimiento en la religión secreta, por decirlo así, cuerpo. El erotismo del siglo XVIII fue un erotismo
de Occidente: cábala, gnosticismo, ocultismo, hermetis- revolucionario de raíces ocultistas, tal como puede verse
mo. La historia de la poesía moderna, desde el romanti- en las novelas libertinas de Restif de la Bretonne. Del

102 103
misticismo erótico de un Restif de la Bretonne a la con- 1 Apenas estuve en posesión de las dos teorías, la de la
cepción de una sociedad movida por el sol de la atrac- atracción y la de la unidad de los cuatro movimientos,
ción apasionada no había sino un paso. Ese paso se comencé a leer en el libro mágico de la naturaleza».* Es
llama Charles Fourier. revelador que esta declaración termine por una metáfora
La figura de Fourier es central lo mismo en la his- a un tiempo literaria y ocultista: la naturaleza conce-
toria de la poesía francesa que en la del movimiento bida como un libro, pero como un libro mágico, secreto.
revolucionario. No es menos actual que Marx (y sos- Rotación de la analogía: el principio que mueve al
pecho que empieza a serlo más). Fourier piensa, como mundo y a los hombres es un principio matemático y
Marx, que la sociedad está regida por la fuerza, la coer- musical que también se llama, en una de sus fases, jus-
ción y la mentira, pero, a diferencia de Marx, cree que lo ticia y, en otra, pasión y deseo. Todos estos nombres son
que une a los hombres es la atracción apasionada, el de- metáforas, figuras literarias : la analogía es un principio
seo. La palabra deseo no figura en el vocabulario de poético. --- - - - - - · - · -·"
Marx. Una omisión que equivale a una mutilación del ·--ia -crítica oficial había ignorado o minimizado la in-
hombre. Para Fourier, cambiar a la sociedad significa fluencia de Fourier. Ahora, gracias sobre todo a las in-
liberarla de los obstáculos que impiden la operación de dicaciones de André Breton, que fue el primero en se-
las leyes de la atracción apasionada. Esas leyes son leyes ñalar al utopista francés como uno de los centros mag-
astronómicas, psicológicas y matemáticas, pero también néticos de nuestro tiempo, sabemos que hay un punto
son leyes literarias, poéticas. En el «discurso prelimi- en el que el pensamiento revolucionario y el pensamien-
nar~> de L1 ]'héorie des quatre 1nouvements et des desti- to poético se cruzan : la idea de la atracción apasionada.
nées générales ( 1818) hace un resumen de su concepción: Fourier : un autor secreto como Sade, aunque por razones
«La primera ciencia que descubrí fue la teoría de la distintas. Al hablar del Balzac visionario--el autor de
atracción apasionada ... Pronto me di cuenta de que las Louis Lambert, Séraphita, La peau de chagrin, Melmoth
leyes de la atracción apasionada se conformaban en todos reconcilié-se piensa únicamente en Swedenborg, con
sus puntos a las leyes de la atracción material explicadas olvido de Fourier. Hasta Flora Tristan, la gran precur-
por Newton: el sistema de movimiento del mundo mate- sora del socialismo y de la liberación de la mujer, in-
rial era el del mundo espiritual. Sospeché que esta ana- curre en la misma injusticia: «Fourier fue un seguidor
logía podía extenderse de las leyes generales a las leyes de Swedenborg; por la revelación de las corresponden-
particulares y que las atracciones y propiedades de Jos cias, el místico sueco .anunció la universalidad de la
animales, los vegetales y los minerales quizás estaban ciencia e indicó a Fourier su hermoso sistema de analo-
coordinadas de la misma manera que las de los hombres
y los astros ... Así fue descubierta la analogía de los cua- * Chailes Fourier, Théorie des quatre mouvements et des des-
tro movimientos : material, orgánico, animal y social ... tinées générales (París: Éditions Anthropos, 1967).

104 105
gías. Swedenborg concibió al cielo y al infierno como sis-
temas movidos por la atracción y el antagonismo; Fou- que su mente estaba demasiado preocupada por llegar a
rier quiso realizar en la tierra el sueño celeste de Sweden- una exactitud material como para comprender realmen-
borg y convirtió las jerarquías angélicas en falansterios ... ». te y en su totalidad el sistema que había esbozado ...
Stendhal dijo: «dentro de 20 años quizá se recono- Además, podía habernos dado una revelación igualmente
cerá el genio de Fourier». Estamos en 1972 el mes de preciosa si, en lugar de la contemplación de la natu-
abril se cumplió e[ segundo centenario de s~ nacimien- raleza, nos hubiese ofrecido la lectura de muchos exce-
to, y todavía no conocemos bien su obra. Hace poco lentes poetas ... » * En el fondo Baudelaire le repro-
Simone Debout rescató y publicó un manuscrito que cha a Fourier no haber escrito una poética, es decir, le
había sido escamoteado por discíp'ulos pudibundos, Le reprocha no ser Baudelaire. Para Fourier, el sistema del
nouveau monde amoureux, en el que Fourier se revela universo es la llave del sistema social; para Baudelai-
como una suerte de anti-Sade y anti-Freud, aunque .su re, el sistema del universo es el modelo de la creación
conocimiento de las pasiones humanas no haya sido me- poética.· La mención de Swedenborg no podía faltar :
nos profundo que el de ellos. Contra la corriente de su «Swedenborg, que poseía un alma más grande, nos ha-
ép,oca y contra. la de lll1<"Stro.,tiempo, contra una tradi- bía enseñado que el cielo es un hombre inmenso y que
oon de dos mil años, \Fourier)sostiene que el deseo no todo-forma, color, movimiento, número, perfume-, en
es por necesidad mordtero,·. como afirma Sade, ni que lo espiritual como en lo material, es significativo, recí-
la sociedad es represiva por naturaleza, como piensa proco y correspondiente». Admirable pasaje que revela
Freud. Afirmar la bondad del placer es escandaloso en el carácter creador de la verdadera crítica: comienza en
Occidente, y Fourier es realmente un autor escandaloso: una invectiva y termina en una visión de la analogía
Sade y Freud cónfirman en cierto modo-.-el modo nega· úniversal. Novalis había dicho: «tocar el cuerpo de una
tivo-la visión pesimista del judeocristianismo. mujer es tocar cielo»; y Fourier: «las pasiones son
Baudelaire hizo de la analogía el centro de su poé- matemáticas animadas».
tica. Un centro en perpetua oscilación, sacudido siempre En . la . . concepción .de Baudelaire aparecen dos ideas.
por la ironía, la conciencia de la muerte y la noción del _La)}ríffieraes muy '1!ltigua y consiste en ver al univer-
pecado. Sacudido por el cristianismo. Tal vez esa ambi- )() C()ll1o ti!l Ie!lguaje: No u!l lengua]e quieto, sino en
valencia (también su escepticismo político) lo llevó a co.11~i!ll1() mov{ÍnientÓ : cada frase engendra otra frase;·
escribir con dureza contra Fourier. Pero esa dureza es cada frase dice algo distinto y todas dicen lo mismo. En
apasionada, una admiración al revés : «Un día llegó su ensayo sobre Wagner vuelve sobre esta idea : «no es
Fourier a revelarnos, un poco con demasiada solemni- sorprendente que la verdadera música sugiera ideas aná-
dad; los misterios de la analogía. No niego el valor de * Charles Baudelaire, L'art romantique. Réflexions sur quel-
algunos de sus minuciosos descubrimientos, aunque creo ques-uns de mes contemporaíns («Víctor Rugo, 1861»), en
Oeuvres (París: Gallimard, 1941). Bibliotheque de la Pléiade.
106
107
logas en cerebros diferentes; lo sorprendente sería que jeroglíficos. Escribir un poema es descifrar al universo
el sonido no sugiriese el color, que los colores no pudie- sólo para cifrarlo de nuevo. El juego de la analogía es
sen dar la idea de una melodía y que sonidos y colores infinito : el lector repite el gesto del poeta : la lectura
no pudiesen traducir ideas ; las cosas se han expresado es una traducción que convierte al poema del poeta en
siempre por una analogía recíproca, desde el día en que el poema del lector. La poética de la analogía consiste
Dios profirió al mundo como una indivisible y com- en concebir la creación literaria como una traducción·
pleja totalidad». Baudelaire no escribe: Dios creó al esa traducción es múltiple y nos enfrenta a esta para-'
mundo sino que lo profirió, lo dijo. El mundo no es un doja: la pluralidad de autores. Una pluralidad que se
conjunto de cosas, sino de signos: lo que llamamos cosas resuelve en lo siguiente: el verdadero auror de un poe-
son palabras. Una montaña es una palabra, un río es ma no es ni el poeta ni el lector, sino el lenguaje. No
otra, un paisaje es una frase. Y todas esas frases están quiero decir que el lenguaje suprime la realidad del poe-
en continuo cambio : la correspondencia universal sig- ta ~y del lector, sino que las comprende, las engloba: el
nifica perpetua metamorfosis. El texto que es el mundo poeta y el lector no son sino dos momentos existencia-
no es un texto único: cada página es la traducción y les del lenguaje. Si es verdad que ellos se sirven del len-
la metamorfosis de otra y así sucesivamente. El mun- guaje para hablar, también lo es que el lenguaje habla
do es la metáfora de una metáfora. El mundo pier- a través de ellos. La idea del mundo como un texto en
de su realidad y se convierte en una figura de len- movimiento desemboca en la desaparición del texto úni-
guaje. En el centro de la analogía hay un hueco: la co; la idea del poeta como un traductor o descifrador
pluralidad de textos implica que no hay un texto conduce a la desaparición del autor. Pero no fue Baude-
original. Por ese hueco se precipitan y desaparecen, laire, sino los poetas de la segunda mitad del siglo xx,
simultáneamente, la realidad del mundo y el sen- los que harían de esta paradoja un método poético.
tido del lenguaje. Pero no es Baudelaire, sino Mallarmé,
el que se atreverá a contemplar ese hueco y a convertir * * *
esa contemplación del vacío en la materia de su poesía.
No es menos vertiginosa la otra idea que obsesiona a La analogía es la ciencia de las .correspondencias. Sólo
Baudelaire : si el universo es una escritura cifrada, un que es-una dencía que no vivesfoograciás a las dife-
idioma en clave, «¿qué es el poeta, en el sentido más rencias: J2!!Sf~~II1~nteporqueesto no es aquello, es po-
amplio, sino un traductor, un descifrador?» Cada poema sible tender un puente entre esto y aquelfo. Ef puente
es una lectura de la realidad; esa lectura es una traduc- _esJa palabra como,o_Jfl_palabra es : esto es como aque:
ción; esa traducción es una escritura: un volver a ci- llo, es~o_EsaqueUo.. El puente no suprime fa diStallCia:
frar la realidad que se descifra. El poema es el doble del es una mediación; tampoco anula las diferencias : esta-
universo : una escritura secreta, un espacio cubierto de blece una relación entre términos distintos. La analogía

108 109
es la metáfora en la qne la alteridad se sueña unidad y singular, lo único, todos esto".___12ombres__c!"__lfl__estética
la diferencia se proyecta ilusoriamente como identidad. romántica y simbolista, no son sino distintas maneras de
Por la analogía el paisaje confuso de la pluralidad y la · decir la misma palabra : muerte. En un mundo en que
heterogeneidad se ordena y se vuelve inteligible; la ana- ha desaparecido la identidad-o sea: la eternidad cris-
logía es la operación por medio de la que, gracias al tiana-, la muerte se convierte en la gran excepción que
juego de las semejanzas, aceptamos las diferencias. La absorbe a todas las otras y anula las reglas y las leyes.
analogía no suprime las diferencias : las redime, hace El recurso contra la excepción universal es doble : la
tolerable su existencia. Cada poeta y cada lector es una ironía-la estética de lo grotesco, lo bizarro, lo único-
conciencia solitaria : la analogía es el espejo en que se y la analogía-la estética de las correspondencias.
reflejan. Así pues, la analogía implica, no la unidad del Ironía y analogía son irreconciliables. La primera es
mundo, sino su pluralid~d, no la identidad del hombre, la hija del tiempo lineal, sucesivo e irrepetible; la se-
sino su división, su perpetuo escindirse de sí mismo. La gunda es la manifestación del tiempo cíclico : el futuro
analogía dice que cada cosa es la metáfora de otra cOsa:-:._ está en el pasado y ambos en el presente. La analogía se
pero en la esfera de la identidad no hay metáforas: las inserta en el tiempo del mito, y más : es su fundamento;
diferencias se anulan en la unidad y la alteridacrdesapa- 1a ironía pertenece al tiempo histórico, es la consécuen~
rece. La palabra como se evapora :<Tser--es.1déniicoa sT ~¡~ (y la conciencia) de la historia. La analogía con-
mismo. La poética de la analogía sólo podía nacer en vierte a la ironía en una variación más del abanico de
una sociedad fundada-y roída-por la crítica. Al mun-
las semejanzas, pero la ironía desgarra el abanico. La
do moderno del tiempo lineal y sus infinitas divisiones,
ironía es la herida por la que se desangra la analogía;
al tiempo del cambio y de la historia, la analogía opone,
es la excepción, el accidente fatal, en el doble sentido
no la imposible unidad, sino la mediación de una me-
del término : lo necesario y lo infausto. La ironía mues-
táfora. La analogía es el recurso d~ la poesía para en-
frentarse a la alteridad. tra que, si el universo es una escritura, cada traducción
Los dos extremos que desgarran la conciencia del poe- de esa escritura es distinta, y que el concierto de las co-
ta moderno aparecen en. Baudelaire con la misma luci- rrespondencias es un galimatías babélico. La palabra
dez-con la misma Íerocidad. La-poeslamoderna;-nos. poética termina en aullido o silencio : la ironía no es
dice una y otra vez, es la belleza bizarra: única, si_tlg_i:- una palabra ni un discurso, sino el reverso de la palabra,
lar, irregular, nueva. N_~ es_J~!aE_cl_a_d_.<:l!si<cf!,Sin_g la no-comunicación. El universo, dice la ironía, no es
la originalidad romántica : es irrepetible, no es eterna: una escritura; si lo fuese, sus signos serían incompr~n­
es mortal. Pertenece al tiempo lineal: es la novedad de sibles para el hombre porque en ella no figura la palabra
cada día. Su otro nombre es desdicha, conciencia de fi- muerte, y el hombre es mortal.
nitud. Lo grotesco, lo _el{!rañ;~-l()_bjzarl'~,-~o?,ri~inal, l~ Baudelaire tenía conciencia de la ambigüedad de la

110 111
analogía y en el famoso «Soneto de las correspondencias» nudo es la forma universal que encierra a todas las for-
escribe: mas. El nudo es el jeroglífico del amor divino. Fourier
diría que ese nudo de amor no es otro que la atracción
La naturaleza es un templo de vivientes columnas apasionada. Pero Fourier, como todos nosotros, no sabe
que profieren a veces palabras confusas qué es ese nudo ni de qué e:tá hecho. La analogía de
Fourier, como la de Baudela1te y la de todos los mo-
El hombre atraviesa esos bosques verbales y semánticos dernos, es una operación, una combinatoria; la ana-
sin entender cabalmente el lenguaje de las cosas : las logía de Dante reposa sobre una ontología. El centro
palabras que emiten esas columnas-árboles son confusas. de Ja analogía es un centro vacío para nosotros; ese
Hemos perdido el secreto del lengua je cósmico, que es centro es un nudo para Dante : la Trinidad que conci-
la llave de la analogía. Fourier dice con tranquila ino- lia lo uno y Jo plural, la substancia y el accidente. Por·
cencia que él lee en el «libro mágico» de la naturaleza; eso sabe-o cree que sabe-el secreto de la analogía,
Baudelaire confiesa que no comprende sino confusamen- la llave para leer el libro del universo; esa llave es
te la escritura de ese libro. La metáfora que consiste en otro libro : las Sagradas Escrituras. El poeta moderno
ver al universo como un libro es antiquísima y figura sabe-o cree que sabe-precisamente lo contra~io ~
en el canto último del Paraíso. El poeta contempla el ·mundo es ilegible, no hay libro. La negac!ón, la crítica?..
misterio de la Trinidad, la paradoja de la alteridad que · la ironía, son también un saber, aunque de ~no opuesto
es unidad:
' al de Dante. Un saber que no consiste en la conte_111pla-
... vi cómo se entrelazaban c1ón de la alteridad en el serio de la unidad, sino en la
por el amor unidas las hojas de ese libro visión de Ja ruptura de la unidad. Un saber abismal~ iró-
que de aquí para allá en el mundo vuelan: nico.
"---"M°allarmé cierra este período y al cerrarlo abre el
sustancia y accidente al fin se juntan nuestro. Lo cierra con la misma metáfora del libro. En
de esta manera y así mis palabras su juventud, en Jos años del aislamiento provinciano,
son sólo su reflejo ... tiene Ja visión de la Obra, una obra que compara a la
de los alquimistas, a los que llama «nuestros antepa-
La pluralidad del mundo-las hojas que vuelan de sados». En 1866 confía a su amigo Cazalis: «me he
aquí para allá-reposan unidas en el libro sagrado: enfrentado a dos abismos : uno es la Nada, a la que
substancia y accidente al fin se juntan. Todo es un re- he llegado sin conocer el budismo . . . la Obra es el
flejo de esa unidad, sin excluir a las palabras del poeta otro».* La obra: la poesía frente a la nada. Y agrega:
que la nombran. Más adelante, Dante presenta a la * Stéphane Mallarmé, Correspondance, edición de Henri Mon-
unión de substancia y accidente como un nudo y ese dor y Jean-Pierre Richard (París: Gallimard, 1959).

112 113
«quizás el título de mi volumen lírico será La gloria de
la mentira o Mentira gloriosa». Mallarmé quiere resol-
ver la oposición entre analogía e ironía: acepta la reali- V
dad de la nada-el mundo de la alteridad y la ironía
no es al fin y al cabo sino la manifestación de la nada-,
pero acepta asimismo la realidad de la analogía, la rea- TRADUCCIÓN Y METÁFORA
lidad de la obra poética. La poesía como máscara de la
nada. El universo se resuelve en un libro : un poema
impersonal y que no es la obra del poeta Mallarmé, desa-
parecido en la crisis espiritual de 1866, ni de persona
alguna : a través del poeta, que ya no es sino una trans-
parencia, habla el lenguaje.
Cristalización del lenguaje en una obra impersonal
y que no sólo es el doble del universo, como querían los
románticos y los simbolistas, sino también su anulación.
La nada que es el mundo se covierte en un libro, el Li-
bro. Mallarmé nos ha dejado centenares de papelillos
en que describe las características físicas de ese libro
compuesto de hojas sueltas, la forma en que esas hojas
serían distribuidas y combinadas en cada lectura de modo
que cada combinación produjese una versión distinta del
mismo texto, el ritual de cada lectura con el número de
participantes y los precios de entrada-misa y teatro-,
la forma de la edición popular (hay curiosos cálculos
sobre la venta del volumen que hacen pensar en Balzac
y en sus especulaciones financieras), reflexiones, confi-
dencias, dudas, fragmentos, pedazos de frases ... El libro
no existe. Nunca fue escrito. La analogía termina en si-
lencio.

114
En Francia hubo una literatura romántica-un estilo
una ideología, unos gestos románticos-, pero no hubo
realmente un espíritu romántico sino hasta la segunda
mitad del siglo XIX. Ese movimiento, además, fue una
rebelión contra la tradición poética francesa desde el Re-
nacimiento, contra su estética tanto como contra su pro-
sodia, mientras que los romanticismos inglés y alemán
fueron un redescubrimieto (o una invención) de las tra-
diciones poéticas nacionales. ¿Y en España y sus antiguas
co!Onias? El romanticismo español fue epidérmico y de-
clamatorio, patriótico y sentimental : una imitación de
los modelos franceses, ellos mismos ampulosos y deri-
vados del romanticismo inglés y alemán. No las ideas:
los tópicos; no el estilo: la manera; no la visión de la
correspondencia entre el macrocosmos y el microcosmos;
tampoco la conciencia de que el yo es una falta, una ex-
cepción en el sistema del universo ; no la ironía: el
subjetivismo sentimental. Hubo actitudes románticas y
hubo poetas no desprovistos de talento y de pasión que
hicieron suyas las gesticulaciones heroicas de Byron (no
la economía de su lengua je) y la grandilocuencia de
Hugo (no su genio visionario). Ninguno de los nom-
bres oficiales del romanticismo español es una figura de
primer orden, con la excepción de Larra. Pero el Larra
que nos apasiona es el crítico de sí mismo y de su tiem-
po, un moralista más cerca del siglo XVI II que del ro-
manticismo, el autor de epigramas feroces: «aquí yace
media España, murió de la otra media». Con cierta bru-

117
talidad el argentino Sarmiento, al v1s1tar España en obra ni siquiera ha sido traducida al español.* En ínti-
1846, decía a los españoles: «ustedes no tienen hoy mo contacto con el pensamiento inglés, es el único crí-
autores ni escritores ni cosa que lo valga ... ustedes aquí tico español que examina desde la perspectiva romántica
y nosotros allá traducimos». Hay que agregar que el pa- nuestra tradición poética: «Desde la introducción de
norama de la América Latina no era menos, sino más Ja métrica italiana por Boscá.n y Garcilaso a mediados
desolador que el de España: . los españoles imitaban a del siglo XVI, nuestros mejores poetas han sido imita-
los franceses y los hispanoamericanos a los españoles.* dores serviles de Petrarca y Jos escritores de aquella es-
El único escritor español de ese período que merece cuela ... La rima, el metro italiano y cierta falsa idea
plenamente el nombre de romántico es José María Blan- del lenguaje poético que no permite hablar sino de 17
co White. Su familia era de origen irlandés y uno de que los otros poetas han hablado, les ha quitado la liber-
sus abuelos decidió hispanizar el apellido simplemente tad de pensamiento y de expresión>>: No encuentro me-
traduciéndolo: White = Blanco. No sé si pueda de- jor ni más concisa descripción de la conexión entre la
cirse que Blanco White pertenece a la literatura espa- estética renacentista y la versificación regular silábica.
ñola: la mayor parte de su obra fue escrita en lengua Blanco White no sólo critica los modelos poéticos del
inglesa. Fue un poeta menor y no es sino justo que en siglo XVI¡¡, el clasicismo francés, sino que va hasta el
algunas antologías de la poesía romántica inglesa ocupe origen : la introducción de la versificación regular si-
un lugar al mismo tiempo escogido y modesto. En cam- lábica en el siglo XVI y, con ella, la de una idea de la
bio, fue un gran crítico moral, histórico, político y lite- belleza fundada en la simetría y no en la visión perso-
rario. Sus reflexiones sobre España e Hispanoamérica nal. Su remedio es el de Wordsworth : renunciar al «len.-
son todavía actuales. Así pues, aunque no pertenezca guaje poético» y usar el lenguaje común, «pensar por
sino lateralmente a la literatura española, Blanco White nuestra cuenta en nuestro propio lenguaje». Por las mis-
representa un momento central de la historia intelectual mas razones deplora el predominio de la influencia fran-
y política de los pueblos hispánicos. Blanco White ha cesa: «es desgracia notable que los españoles, por la
sido víctima tanto del odio de los conservadores y na- dificultad de aprender la lengua inglesa, recurran exclu-
cionalistas como de nuestra incuria : gran parte de su sivamente a los autores franceses».
Dos nombres parecen negar lo que he dicho : Gustavo
* A diferencia de los otros hispanoamericanos, los argentinos Adolfo Bécquer y Rosalía Castro. El primero es un poeta
se inspiraron directamente en los románticos franceses. Aun-
que su romanticismo, como el de sus maestros, fue exterior y * Gracias a los trabajos críticos de Vicente Liorens-Libe-
declamatorio, el movimiento argentino produjo un poco des- rales y románticos (Madrid: Castalia, 1968 ')-y más recien-
pués, en la forma del «nacionalismo poético» (otra invención temente a los de Juan Goytisolo-vid. Libre, 2 (París 1971)-,
romántica), el -único gran poema hispanoamericano de ese pe- empezamos a conocer la vida y la obra de Blanco White. Pero
ríodo: Martín Fierro, de José Hernández (1834-1866). su voz nos llega con un siglo y medio de retardo.

118 119
que todos admiramos; la segunda es una escritora no nius is always above the Age». Incluso si no se com-
menos intensa que Bécquer y quizá más extensa y enér- parte un punto de vista tan extremo, ¿cómo ignorar
gica (iba a escribir viril, pero me detuve: la energía que las épocas que llamamos decadentes son con frecuen-
también es mujeril). Son dos románticos tardíos, inclu- cia ricas en grandes poetas? Góngora y Quevedo coin-
sive dentro del rezagado romanticismo español. A pesar ciden con Felipe III y Felipe IV, Mallarmé con el Se-
de que fueron contemporáneos de Mallarmé, Verlaine, gundo Imperio, Li Po y Tu Fu son testigos del colapso
Browning, su obra los revela como dos espíritus im- de los T' ang. Así, procuraré esbozar una hipótesis que
permeables a los movimientos que sacudían y cambia- tenga en cuenta tanto la realidad de la historia como la
ban a su época. No obstante, son dos poetas auténticos realidad, relativamente autónoma, de la poesía.
que, al cerrar el vocinglero romanticismo hispánico, nos El romanticismo fue mia reacción contralailustra-
hacen extrañar al romanticismo que nunca tuvimos. Juan ciÓn y, por tanto, estuvo determinado-por ella : -fue uno
Ramón Jiménez decía que con Bécquer comenzaba la de sus productos contradictorios. Tentativa de la imagi-
poesía moderna en nuestra lengua. Si fuese así, es un nación poética por repoblar las almas que había despo-
comienzo demasiado tímido: el poeta andaluz recuer- blado la razón crítica, búsqueda de un principio distinto
da demasiado a Hoffmann y, contradictoriamente, a Hei- al de las religiones y negación del tiempo fechado de
ne. Fin de un período o anuncio de otro, Bécquer y las revoluciones, el romanticismo esla <>tn1_ c"ra de la
Rosalía viven entre dos luces; quiero decir : no cons- modernidad : sus remordimientos, sus c!elirios, ~u nos: '
tituyen una época por sí solos, no son ni el romanticis- talgfá-de-011~ p!l'.'J:ira en¿arnad~. Ambigüedad román-
mo ni la poesía moderna. tica: exalta los poderes y facultades del niño, el loe:(),
El romanticismo fue tardío en España y en Hispano- ¡,, ~l!Jer,_ ~l_ ()tr_() _ll:_o-r¡¡~i()!l":~ p_et()_l()s ,e]{a,!t¡¡ 1esclli )~
américa, pero el problema no es meramente cronológico. modernidad. El salvaje no se sabe salva¡e 01 quiere ser-
No se trata de un nuevo ejemplo del «retraso histórico -¡~; Ba~d~ÍaÍre se extasía ante lo que llama el «caniba-
de España», frase con la que se pretende explicar las sin- lismo» de Delacroix en nombre precisamente de «la
gularidades de nuestros pueblos, nuestra excentricidad. belieza moderna». En España no podía producirse esta
¿La pobreza de nuestro romanticismo es un capítulo más reacción contra la modernidad porque España no tuvo
de ese tema de disertación o de elegía que es «la deca- propiamente modernidad: ni razón crítica ni revolución
dencia española»? Todo depende de la idea que ten- burguesa. Ni Kant ni Robespierre. Esta es una de las
gamos de las relaciones entre arte e historia. Es impo- paradojas de nuestra historia. El descubrimiento y la
sible negar que la poesía es un producto histórico; tam- conquista de América no fueron menos determinantes
bién es una simpleza pensar que es un mero reflejo de que la Reforma religiosa en la formación de la edad
la historia. Las relaciones entre ambas son más sutiles moderna; si la segunda dio las bases éticas y sociales
y complejas. Blake decía: «Ages are all equal but Ge- del desarrollo capitalista, la primera abrió las puertas

120 121
a la expansión europea e hizo posible la acumulación pri- !igro era mortal para los disidentes. De ahí que la
mitiva de capital en proporciones hasta entonces desco- segunda mitad del siglo XVII sea un período de recom-
nocidas. No obstante, las dos naciones que abrieron 1'1.. binación de elementos, formas e ideas, un continuo vol-
época de la. "xp;Iñsióñ; . Espafiai ·Portugal, prcí!lrü~c¡l1":. ver a lo mismo para decir lo mismo. La estética de la
daron al margen del desarrollo capitalista y . no p¡¡rti.ci- sorpresa desemboca en lo gue llamaba Calderón la «re-
paron en el movimiento de Ilustración ... Como el tema tórica del silencio». Un vado sonoro. Los españoles se
rebasa los límites de este ensayo, no lo tocaré aquí; será ·comieron a sí mismos. O como dice Sor Juana : hicieron
suficiente recordar quedesde el siglo XVII Espafü1 se de <<Su estrago un monumento».
encierra más y inás en sfmisma y que "se aislamiento se Agotadas sus reservas, los españoles no podían esco-
tr3.11sf~rina P'1ll1ll!illª1lleñt"en petrificación.. Ni la acción ger otra vía que la imitación. La historia de cada litera-
de una pequeña élite de intelectuales nutridos por la tura y de cada arte, la historia de cada. c~ltu~a, puede
cultura francesa del siglo XVIII ni los sacudimientos dividirse entre imitaciones afortunadas e nrutaciones des-
revolucionarios del XIX lograron transformarla. Al con- dichadas. Las primeras son fecundas : cambian al que
trario: la invasión napoleónica fortificó al absolutismo imita y cambian a aquello que se imit~; las segundas
y al catolicismo ultramontano. son estériles. La imitación española del siglo XVIII per-
Al apartamiento histórico de España sqcedió brusca tenece a la segunda clase. El siglo XVIII fue un siglo
y casi inmediatamente, a fines del siglo XVII, un rápido crítico, pero la crítica estaba prohibida en España. La
descenso poético, literario e intelectual. ¿Por qué? La adopción de la estética neoclásica _francesa. fue un acto
España del siglo XVII produjo grandes dramaturgos, no- de imitación externa que no altero la realidad profun-
velistas, poetas líricos, teólogos. Sería absurdo atribuir la da de España. Lá versión española de la Ilustración d~jó
caída posteríor a una mutación genética. No, los espa- intactas las estructuras psíquicas tanto como las socia-
ñoles no se entontecieron repentinamente: cada gene- les. El romanticismo fue la reacción de la conciencia
ración produce más o menos el mismo número de per- burguesa frente y contra sí misma-contra su propia
sonas inteligentes y lo que cambia es la relación entre obra crítica: la Ilustración. En España la burguesía y los
las aptitudes de la nueva generación y las posibilidades intelectuales no hicieron la crítica de las instituciones tra-
dicionales o si la hicieron, esa crítica fue insuficiente :
que ofrecen las circunstancias históricas y sociales. Más . ' . , )
cuerdo me parece pensar que la decadencia intelectual · cómo iban a criticar una modernidad que no teman.
de España fue un caso de autofagia. Durante el siglo É1 cielo que veían los españoles no era el desierto que
XVI 1 los españoles no podían ni cambiar los supuestos
aterraba a Jean-Paul y a Nerval, sino un espacio repleto
intelectuales, morales y artísticos en que se fundaba su de vírgenes dulzonas, ángeles regordetes, apóstoles c~­
sociedad ni tampoco participar en el movimiento ge- ñudos y arcángeles vengativos-una verbena y un tri-
neral de la cultura europea : en uno y otro caso el pe- bunal implacable. Los románticos españoles se rebelaron

122 123
contra ese cielo, pero su rebelión, justificada histórica- que las tres triunfaron, los resultados fueron muy dis-
mente, no fue romántica sino en apariencia. Falta en el tintos : las dos primeras fueron fecundas y crearon nue-
!oman_ticismo__ espa_ñol, de una ~~~~~::¡.~---~-~g"-~~~----~-S~Q_:, vas sociedades, mientras que la nuestra inauguró la deso-
'rúadague erÍ
érlrancés;ese-elemelltooriginal,. absoluta- lación que ha sido nuestra historia desde el siglo XIX
mente nuevo en la histori~ de la sensibilidad de Ócci: hasta nuestros días. Los principios eran semejantes, nues-
J;;ic mese elemento dti,;fy gnc n()
h~y ;;;,i;· ;;,;;JT~~ . tros ejércitos derrotaron a los absolutistas españoles y al
.que·na;nar-demoniaca: T~ visión de la anal()gía univer- otro día de consumada la Independencia se establecie-
· · _s~LY. _la. •. vi~!?~ ¡~~~i¡:a'd~í Í1()ll1bre, •La correspond~nci~ ron en nuestras tierras gobiernos republicanos. Sin em-
~!ltr" t_o~os)()S1I1t1nd9s y2 en ~!centro,_ el sol quemado bargo, el movimiento fracasó : no cambió nuestras socie-
de la muerte. dades ni nos liberó de nuestros libertadores.
A diferencia de la Revolución de Independencia nor-
* * * teamericana, la nuestra coincidió con la extrema deca-
dencia de la metrópoli. Hay dos fenómenos concomitan-
El romanticismo hisp~noamerican() foe. aú,n_ip.iÍ~. .P()Qf" tes : la tendencia a la desmembración del Imperio espa-
que el éspafioE ieHe)Ode U:ñiéfléjo: No obstante, hay ñol, consecuencia tanto de la decadencia hispánica como
•.•....• ········-···························-·· .... ··········•········ ·- . . .. . . ...... ·····d······ ....
una_ circu11stanc~a. his_t~~-i-~a _qi:i:e, aunque no inme iata- de la invasión napoleónica, y los movimientos autono-
;;,:eme;:¡¡f~ctÓ ·~-1~ F_üe~í~ ~fo?~!1C?!'ll1~fi.c~!lfl.L)ª . .h.iz_q_ mistas de los revolucionarios hispanoamericanos. La In-
cambiar de rumbo. Me refiero a la Revolución de Inde- dep~ndencia . _precipitó. la .. des111e111bración_ del_Itñp~di.
pen<l.:n!::Ia. (En realidad debería emplear el plural, pues Los hombres que encabezaban los movimientos de li-
fueron varias y no todas tuvieron el mismo sentido, pero, beración, salvo unas cuantas excepciones como la de
para no complicar demasiado la exposición, hablaré de Bolívar, se apresuraron a tallarse patrias a su medida :
ellas como si hubiesen sido un movimienro unitario.) las fronteras de cada uno de los nuevos países llegaban
Nuestra Revolución de Independencia ft1e la rev()lución hasta donde llegaban las armas de los caudillos. Más
gúe no tuviérüílTos és¡lafiofes~iarevóiución que lnrC-n- tarde, _las olig'1r<JllÍ":s L.el_!Ilfüt¡¡_ris!Il()_,__~li_¡id_()S_>!_l()s_p()­
realizar
·taron varJas'veces ene! siglo XIX y que fracasó g¡;_res exir'.'njerosy esp~ciaJ111ente al.. i111peri!'!is11l()!J.()r:
una y otra vez. La nuestra fue un lllovimientc>)11spi~ad() t('Oamericano, . consumarían la a.tomización. de Hispano-
-~-!1 los .dos grandes arqt;etÍpo~ políticos de lall1o~erl1i­ -~mé.rÍc~ .• l.(); nl!evos países, por 19 demªs,. sig]Ji,ron sien:
d~d : la RevoíuCión francesa v Iá Revolución de los g9 lasviejas colonias : no se c~biaron la_s.C()!l~i¡:ione~
ils.fád~it¿~g~~: 1ricr;;;;0···p_u:edé_~ecir~~ .'l~i"~ is~. ~¡;;,~~ ~()ciales, si_no. que. se r"cul:>rió .. 1'1 re,'1lidad C()llia r"!§~i_c'1
. hu]:i9,.!~."LgE~ll'k~!~:".()lt1_ci11.l1.~s.~()llideología~a11i\Joga§: liberal y democrática. Las instituciones republicanas, a
la de lo~ franceses, la de losnorteamericanosylade lo§ la manera de· fáchadas, ocultaban los mismos horrores
11_S'p~í1_~'1Jti~fi~~l1~s (el caso de BrasiÍ es distinto). Aun- las mismas miserias.
124 125
Los grupos que se levantaron contra el poder español parte del siglo xrx, y en la segunda hubo un. .:(}rt~ ta:
se sirvieron de las ideas revolucionarias de la época, peró Já,me,_El corte, elc:uchillodivisor, ft1e.~LP9~itb::i§J}1(), En
.-ni pudieron ni quisieron realizar la reforma de la socie- esos años las clases dirigentes y los grup()S intdecruales
dad. Hispanoamérica fue una España sin España. Sar- ¡!~,América .Latina descubren lafilosofía positivista y la
miento lo dijo de una manera admirable: los ·gobier- ..abrazan con entusiasmo. Cambiamos las máscaras de
nos hispanoamericanos fueron los «ejecutores testamen- Danton y Jefferson por las de Auguste Comte y Her-
tarios de Felipe Il». Un feudalismo disfrazado de libe- bert Spencer. En los altares erigiclosporTós-Tiberafos-a
ralismo burgués, un absolutismo sin monarca pero con y
·la libertad a la razón, colocamos a la ciencia y al pro-
reyezuelos : los señores presidentes. Así se inició el reino greso, rodeados de sus míticas cfiaruras : eTTérrocarl:li;
de la máscara, el imperio de la mentira. Desde entonces el telégrafo. En ese momento divergen los caminos dé
la corrupción del lenguaje, la infección semántica, se España y América Latina : entre nosotrosse extiendeel.
convirtió en nuestra enfermedad endémica; la mentira .culto positivistfi~. al grado de que en Brasil y en México
se volvió constitucional, consubstancial. De ahí la im- se convierte en la ideología oficiosa, ya que no en la
portancia de la crítica en nuestros países. La crítica filo- religión, de los gobiernos; en España los mejores entre
sófica e histórica tiene entre nosotros, además de la fun- los disidentes buscan una respuesta a sus inquietudes en
ción intelectual que le es propia, una utilidad práctica: las doctrinas de un oscuro pensador idealista alemán,
es una cura psicológica a la manera del psicoanálisis y es Karl Christian Friedrich Krause. El divorcio no podía
una acción política. Si hay una tarea urgente en la Amé- ser más completo.
rica Hispana, esa tarea es la crítica de nuestras mitolo- ]LP.2.sitiyi~P.º-~11.AIIl~rica I,ari11a no flle l.fi ideologí,a
gías históricas y políticas. de una burguesía liberal interesada en el progreso indus-
No todas las consecuencias de la Revolución de Inde- trial y social como en Europa, sino de una olig(l;f_qllífiA~
pendencia fueron negativas. En primer lugar, nos liberó _gf_andes terrateniente.s. En cierto modo, fue una mixtifi-
_de España; en seguida, si no cambió la realidad social, cación-un autoengaño tanto como un engaño. Al mis-
cambió a las .conciencias y desacreditó para siempre al mo tiempo, fue liUª. crí!iCfiJ'1dJ<:alcle lfi religión ycle
sistema español : al absolutismo. monárquico y al cato- la. ide()lo¡;ía tradicionaL El positivismo hizo tabla rasa
)icism() ultramontano. La separación de España fue una lo mismo de la mitología cdstianaque de fa fifosofía
desacralización·: nos empezaron a desvelar seres de carne -¡:;;~ion;;lis'ra. El resultado fue lo que podría llamarse el
y hueso, no los fantasmas que quitaban el sueño a los ·;¡~smantelamiento de la metafísica y la religión en las
españoles. ¿O eran los mismos fantasmas con nombres conciencias. Su acción fue semejante a la de la Ilustra-
distintos? En todo caso, los nombres cambiaron y con ción en el siglo XV r I r ; las clases intelectuales de Amé-
ellos la ideología de los hispanoamericanos. La separa- rica Latina vivieron una crisis en cierto modo análoga
ción ·de la tradición española se acentuó en la primerit a la que había atormentado un siglo antes a los euro-

126 127
peos : la fe en la ciencia se mezclaba a la nostalgia por ide()logía, una creencia. Su influe11cia sobre el desarrollo
las antiguas certezas religiosas, la creencia en el pro- ·¿e la ciencia en nuestros países li.le.muchisíiño"iñe!lo1:
greso al vértigo ante la nada. No era la plena moder- gue su ¡n;;perio sobre las mentes y la; sensibilic(ªc(~icle.
nidad, sino su amargo avant-gout : la visión del cielo los grupos intelectuales. Nuestra crítica ha sido insen-
deshabitado, el horror ante la contingencia. sible a la dialéctica contradictoria que une al positivis-
1
~ite1fa~f~Ju~ ~d~~ü~ ?n~J~~~;'.t;;1¿~~~u~ c:;:~~~!e~~':
13 11 mo y al modernismo y de ahí que se empeñe en ver al
segundo únicamente como una tendencia literaria y, so-
7 cer una péquefia. aCtaraciórí: el -modernismo hispano- bre todo, como un estilo cosmopolita y más bien super-
-~eij.c_a110 es, hasta cierto 1)1111to, un equivalente ~T .i ficial. No, el modernis010 fue un estado de espíritu.
_Par11aso ydel simbolismo francés, de modo que no tie- O más exaérall1ente : por haber_ sido una respuesta de
en
ne nada -que ver i:orí lo que - lengua inglesa se llama la imaginación_ y _la sensibillclacl álp()Slt!v!smo_y_ '1 _su
moderivism. Este último designa a los movimientos li- ~]sió11 hel_ad'1 d~_ la realidad, -por haber sicl() .un esr:a4o
terarios y artísticos que se inician en la segunda déca- ~cl"-~spíri~, pudo ser llº auténtico movi01iento p9ético,.
da del siglo XX; el modernism de los críticos norteame- · El· único digno de este nombre entre los que se mani-
ricanos e ingleses no es sino lo que en Francia y en los festaron en la lengua castellana durante el siglo XIX.
países hispánicos se llama vanguardia. Para evitar con- Los superficiales han sido los críticos que no supieron
fusiones emplearé la palabra modernismo, en español, leer en la ligereza y el cosmopolitismo de los poetas
para referirme al movimiento hispanoamericano; cuan- modernistas los signos (los estigmas) del desarraigo es-
do hable del movimiento poético angloamericano del piritual.
siglo xx, usaré la palabra modernism, en inglés. La crítica tampoco ha podido explicarnos enteramente

_ric~~~~:;~¡;¡TI<l~cr~ª;,f~~;:~~z~ ª\~~~}~~s~ºi0~ª ;;J:


por qué __el____1Il()ViJl1ient()_Jl10cler,nista, _ _que ___se_igifj<l_.COIIlQ
/ una agaptació11 cl~l¡i_pQes,ía, fra11cesa en 11uestra lengua,
vios~f é.iJ:iEiEis.J!l()_y el_cie11tis1110 positivist_a. En este fOJl1ie11z¡ia!l!(!~en_ J:!is¡>_anoaJl1érica que e11 Esp_aña: Cier-
sentido su función histórica fue semejante a la de la reac- ttr, los hispanoamericanos hemos sido y somos más sen-
ción romántica en el alba del siglo XIX. El modernismo sibles a lo que pasa en el mundo que los españoles, me-
Jue 1111estr() yeEdacl~ro romanticismo y, como en el caso nos prisioneros de nuestra tradición y nuestra historia.
del simbolismo francés, su versión no fue una repetición, Pero esta explicación es a todas luces insuficiente. ¿ Fal-
sino una metáfora: otro romanticismo. La conexión en. ta de información de los españoles? Más bien : falta de
tre el positivismo y el modernismo es de orden histórico necesidad. I:J~Scl(! l~ I11clependensi_¡¡ y, __ s9prc; __ tQdQ, desde.
y psicológico. Se corre el riesgo de no entender en qué ¡ _1_,,__~clQPSi211.c!e]p()~i~ivisp9,~l. sistem'1_.deS(\'~l:Jc;i:i~ . i1lt'-
consiste esa relación si se olvida que -~l Eositiyislllol'lf.t:...-r J.,_ftm1leLde _los _hispanoameriqi11os eri1 dif"r"nte aLde
_tlQ'!IIle!if¡¡no, in,ás_ qll"--l111..1Il~t.()cl() __cic;11.tífü9, __ fue l!l!ll [ Jgs_e~pa¡-¡\¡i~~~-~distipt'1s ••t;adiciones _el{igíag .!eSEl!estas

128 1 129
1
distintas. Entre nosotros el modernismo fue la necesaria lace, portavoz_ y a11i!I!ac\g~~~L@.civlmi<:.fllg, D<;.~".J.fülJ~
~~~puesta contradictoria al vacío espiritualcreado_por_ Darío u~a, la J?!\l!\~g 11!'!!"'.r:nisfl!Q f'ªfª df'Osig11atJ! las
la crítica ·pos1t1v1sta _~-J~~l~gLóg_)'_A_e,Ja_fue_t¡¡fí~~cs "!l.uevas tendencias. Modernismo : el mito de la mod;r:
. nada misnaturarque .. fos poetas hispanoamericanos se "!J.i<l~do; ~&;J;i~!J., su espejismo. ¿~é<:~-~C:E..E1ºc\~~()]
sintiesenatr,aÍdOS p()r I"
poesía francesa de esa époCªJ'.
quedescubriesen en ella nosólo la novedad de un l~!l:.
Es salir de su casa, su patria, su lengua, en busca de algo
i!l.-definible e inalc~nz.a61~ pn~s s~confnnd~con ei ~am:
guaje sino una sensibilidad y una estética impregnad.a~ bio. «ll court, il cherche. Que cherche-t-il? >>, se pregun-
por l¡¡ vlsió11 analógica de la tradiCión románticax..oclll: ta Baudelaire. Y se responde: <<Íl cherche quelque chose
tista, En España, en cambio, el deísmo racionalista de qu'on nous permettra d'appeler la modernité».* Pero
Krause fue no tanto una crítica como un sucedáneo de Baudelaire no nos da una definición de esa inasible mo-
la religión-una tímida religión filosófica para libera· dernidad y se contenta con decirnos que es ,¡]' element
les disidentes-, y de ahí que el modernismo no haya te- particulier de chaque beauté». Gracias a la modernidad,
nido la función compensatoria que tuvo en Hispano- la belleza no es una sino plural. La modernidad es aque-
américa. Cuando el modernismo hispanoamericano llega llo que distingue a las obras de hoy de las de ayer,
por fin a España, algunos lo confunden con una simple aquello que las hace distintas y únicas. Por eso «le beau
moda literaria traída de Francia y de esta errónea inter- est toujours bizarre». La modernidad es ese elemento que,
pretación, que fue la de Unamuno, arranca Ía idea de la · al particularizarla, vivifica a la belleza. Pero esa vivifi-
superficialidad de los poetas modernistas hispanoame- cación es una condena a la pena capital. Si la moderni-
ricanos; otros, como Juan Ramón Jiménez y Antonio dad es lo transitorio, lo particular, lo único y lo extrafio, -
Machado, lo traducen inmediatamente a los términos de es la marca delañlliérte:La:;;-;oaernkGdqUeS'eauce a
la tradición espiritual imperante entre los grupos inte- los poetas jóvenes al fmalizar el siglo es muy distlñta
lectuales disidentes. En España el modernismo no fue a la que seducía a sus padres; no se llama progreso ñi
una visión del mundo, sino un lenguaje interiorizado y ~ manifestaciones son el ferrocarril y e[ telegrafo:"Se
trasmutado por algunos poetas españoles.' llaiñailljoysliSSlgnos son los ob}etoSmútilé hermo~ y
* * *
sos. Su mOClernidad es una estetica en la quela deses-
peración se alía al narcisismo yTaIOrílla a la mÜerre):,o--
Entre 1880 .Y 1890, casi sin conocerse entre. elJ.o.~,. di~:
.persas ~n todo elcontinente:-:La Habana, México,B()- _biz.arr_{¿_ es una de las encarna¡:1ones de la ironía román-
tica.
gotá, Santiago de Chile, Buenos Aires, Nueva York-,
l1l1 puñado de muchac:hos inicia el gran cambio. El cen; --Ta ambivalencia de los románticos y los simbolistas
tro de esa dispersión fue·---.---"''"'-•'
Rubén Darío : agente d<c en· frente a la edad moderna reaparece en los modernistas
---
--~~--"O'-<•-.>-"···"-·-·""'""<'• - ,._ .•_,,___ .,.,,._ -,.-·· - --•"•''"" ,,_-___ -
,.----~---~~-~---'-~~·-·

* Charles Baudelaire, «le peintre de la vie moderne» [1863],


2. El texto de esta nota npnrccc l'n pp. 232-23'5. Curiosités esthétiques.

130 131
hispanoamericanos. Su amor al lujo y al objeto inútil de una nación, el centro de una estética. El cosmopo- j
. es una crítica al mundo en que les tocó vivir, pero esa _füj§gi() Jos hiz.o des~u~rir ouas literarurás Y-!eV:aféit"ár
: crf~Lc~_ej.:!~i11í}ls~l.J.~~h~~e§a.j~:~I:J2_2bstant~ i1ay_u~a_-'- 1111estro pasado indígena. La exaltación del m.undo pre-
diferencia radi~al entre los euro~os y kis _~~sp":noa!lle,:' J1ispánico fue, claro está, ante todo estética, pero tagi-
-f!ca-iios:-c:llii!l<l() .Bau<leia!re-dice que efprogresó. es «úna' J:>iéri_alg() lll~s_:_ _ll_!1acrítica .cJe_}a !ll()cl~r0jda_c! j ' lll.l1Y ..
-1Jea-gróres~á>;=~~C1:1~iia~-~i1l!1;a:ua:_ª~ffiinclliaia illcrti's: especialmente del progreso a la norteamedcan~ . El prín-
tria, sus experiencias del progreso y de la indusma so11,.. cipe Netzahuakóyotl frente a Edison. En esto también
reales, dfreéiis;-mientras gue las de los hispanoameri- seguían a Baudelaire, que había descrito al creyente en
canos son-deri;;;¿¡;;:;. Laónicaexperienciade la' illüder:
' . ""1
el progreso i::omo un «pauyre homme américanisé par
11Lciac! que ui: hispall()a!llericano podía tener en aquellos_ des philosophes zoocrates et industriels». Lll:recupera-
días era la del imperialismo. La realidad de nuestras na- ción del mundo indígena y, más tarde,)~ cl"'LJ?ªs,lcfo
.dones nÓ-era moderna ,--;;ó la industria, la democracia español, fueron un contrapeso de la ac!miración, el te-
y la burguesía, sino las oligarquías feudales y el mili- por y la cólera que despertaban los Estados Unic!~s y
tarismo. Los modernistas dependían de aquello mismo Sl! pglítica_de dominación en América Latina. Admira-
que aborrecían y así . oscilaban entré -fa rebeliÓn-y1a . ción ante la originalidad y pujanza de la cultura nor-
·ai;ye-Cc:16·ñ:-uri0s~coñi01Y.tmr,--füeron.1ncorfiípt!b1es-.y teamericana; temor y cólera ante las repetidas interven-
JJegaron--,,i sacrificio; otros, como el pobre Darló,_escri~ ciones· de los Estados Unidos en la vida de nuestros paí-
bieron odas y. sonetos-a:t;gres=y~~"§"~-ª~0,~:Th":~efy-:: ses. En otras páginas me he referido al fenómeno ; *
ras:Los presidentes latinóamerlca!los de fin. de .siglo: aquí me limito a subrayar que_el antiimperialismo de lo~
jeques sangrientos con una-cortédepoétás hamí}J'e~40.:s. J119.c!"'rnisras .. nQ_ esgka fundado en una ideología polí-
Peronosoirü5-c¡~é-1léillosvisto-yoTdüa-ffiuchos poetas JL~ay:_e_co_nQJ!Úf~, sino en la ideac!eq11<"JaAméric;ªl:.a:
de Occidente cantar en francés y español las hazañas de tinayla América-deTé!lgua-Ínglesa representan dos ver-
Stalin, podemos perdonarle a Darío que haya escrito -siÜnes ·distintas y probablemente inconciliables de la
unas cuantas estrofas en honor de Zelaya y Estrada Ca- ·Civilización de Occidente. Para ellos el conflicto no era
brera, sátrapas centroamericanos. una lucha de clases y de sistemas económicos y sociales,
Modernidad antimoderna, rebelión ambigua, el mo- sino de dos visiones del mundo y del hombre.
dernismo fue un antitradicionalismo y, en su primera El romanticismo inició una tímida reforma del verso
época, l!ñ-anticasrid~;f;'o":--una-n~gición de cierta tra~ castellano, pero fl!eron los modernistaslos que, al ex-
diciói: espafióla. Digo cierta porque en un segundo mo- tremarla, la consumaron. La revoll1ción métrica-de los
mento Ios modernistas descubrieron la otra tradición fñenüs
_!!iü;¡<,!Jiisi~S:-íic):J-.,e .i
raclic:ll décisiy~ <Jue Ta de .
española, la verdadera. Su afrancesamiento fue un cos- * Cuadrivio (México: Siglo XXI, 1965); Posdata (México:
1mopolitismo : para ellos Pa~~_:ra, O:~~~~:Ia__~_api!a_!_ 1 Siglo XXI, 1970).

132 1 133
i

l
--.-=.,-.=

Garcilaso y los italianizantes del¿i_glE.2SYb a:mg\le_eE Ya he señalado la conexión entre versificación acen-
:sentid(; cci:t11:rari0:·opuestas;·¡ffiprevisibles conseéuen-. _t11al_ .Y visi§f;=~"Yal§gica,, ..c!e,lll111É19:J":_¿;~ji~c)s~!lrg¡:üi
cias de dos influencias extranjeras, la italiana en el si- A<closE!Cl_clesnista,sQrQ_voc¡irgn !¡¡reaparición.del. prin:
glo XVI y la francesa en el XIX: en un caso _triunfó la Eipio .rítmico original del idioll1<1;.": su vez, esa g:su:.
versificación regular silábica, mientras que en el otró l.'!. _rrección 111étric¡¡c_oi11cic!ic) C()11. ll.l ;¡Qarició_n . de. uqa 1.mevª
-~on tin 11":.'CJ(!JE'r_jll1eEt'1~i§_t1 rítll1i<:a. se. r~solyi§ .ef1 l_a. reaP.ª- _s,nsibilidad que, finalmente, sereyeló como una vuelm
rición de met~()Stradici()nales y, sobre todo, provocó a la otra religión : la analogi~. Tout se fieííi . .ET"fitmo
la. resurrec~iónde fa yersificadón acentual. :Es imposi- pgit!~ii~:lioei~i;;llTa·m~ll°if~sr;,,ción delritmo ul!iversal:
ble hacer ~qllÍ Ull resumen de Ía evolución métrica en . codo se corresponde E'?rque todo. es ~~-~~~is!'!
nuestra lengua, de modo que me limitaré a una enume- y_eloíc!() S<'. enlazan; . el ojo ve k> que d oia0 oye:.... el
ración: el verso primitivo español es irregular desde el acuerdo, el concierto de los mundos. Fusión ~i:itre lo sen,
punto de vista silábico y lo que le da unidad rítmica.. ..~ible y lo inteligible: _el.· poetª oy~ ive, .Jo ql!~ piel!;~.
_son las cláusulas prosódicas marcadas por el golpe d"'_. .X m~s : pien~a ~n sonidos yvisiones, La primera canse:
l()_s_ ac~ con la aparición del «mester de clerecía» fll.'CnEia_deestas cree.ncias es I": e)(altación del. poeta a la
se introduce el principio de regularidad silábica, proba- .sljgnida.cl cl':'inicjado: si oye al universo como un len-
blemente de origen francés, y hay una intensa pugna guaje, también dice al universo. En las palabras det
entre isosilabismo (regularidad silábica) y ametría (ver- poeta_QÍfil()S almundo, al ritmo universal. Pero el saber
sificación acentual) ; en el período llamado de la Gaya cJe! poeta es ll_n. saber pr9hi~ido_)' s11_sac<crcl(;cio es. un
Ciencia-poesía cortesana de tardía influencia proven- sacrilegi_(): sus palabras, incluso cuando no niegan ex-
zal-hay ya predominio de la regularidad silábica en presamente al cristianismo, lo disuelven en creencias más
los metros cortos, pero no en el verso de arte mayor, vastas y antiguas. El cristianismo no es sino una de las
cuya medida es fluctuante; a partir del siglo XVI triun- combinaciones del ritmo universal. Cada una de esas
fa la versificación silábica y el endecasílabo a la italiana combinaciones es única y todas dicen lo mismo. La pa-
desplaza al verso de arte mayor; los períodos siguien- sión de Cristo, como lo expresan inequívocamente va-
tes, hasta el siglo XV 1 1 1, acentúan el isosilabismo ; des- rios poemas de Daría, no es sino una imagen instantánea
de el romanticismo se inicia la tendencia, que culmina en la rotación de las edades y las mitologías. La analo-
en el modernismo y en la época contemporánea, a la irre- gie afir111a al ti<e!llP9 ddico y desemboca en 'el sincre-
gularidad métrica. Esta brevísima recapitulación mues- tisl?:'!.Q:,__ ~.~E?-. __ l1Q!~--.1]9_-~~.i~tian~, _a y_e_c;es_ anticristia,n3:;,_ pefo
tra que la revolución. modernista foeuna vuekaa los r~_ñida . d~ una extr.~ña. religiosidad, er~ absolutamente
()ríge11es: sú cosmopolitismo sé..rransfüinió en er re- !!~E:vaen la poesía hispánic~ .
•greso i 1á verdader¡i tradición espafiola. :. ]ª versifica; La influencia de la tradición ocultista entre los mo-
dón irre.gu. · . lár rítmica. . . . . . . . dernistas hispanoamericanos no fue menos projllnd<:.3_ue
,,_ "· ·~""- '""-·- .- -- .,,,_

134 135
entre los románticos alemanes y los simbolistas france- ~reencia,s <!_e J:)~r.í(). y dela, JI1ªy()ría de_}()s._poetas. JI1oder.-
. se_s~ No oostante, aunque "no la igriorá~niiesfraucritica­ nistas son, más que creencias, búsqueda de una creencia
apenas si se detiene en ella, como si se tratase de algo y se despliegan frentea un paisajedevast~cÍo-por !ara:
vergonzoso. Sí, es escandaloso pero cierto : de Blake a zón crítica y el l'()_SitixisJil()· En ese contexto, el paganis-
Yeats y Pessoa, la lústoria de la poesía moderna de Oc- mo no sólo designa a la antigüedad grecorromana y a
cidente está !iga"da a la historia de las doctrinas hermé- sus ruinas sino a un paganismo vivo: por una parte, al
_tica_S.L,2EE1~~~, de Swedenborg a Madame Blavatsky. Sa- cuerpo y, por la otra, a la naturaleza. Analogía y cuerpo
bemos que la influencia del Abbé Constant, alias Eli- son dos extremos de la misma afirmación naturalista.
phas Levi, fue decisiva no sólo en Hugo sino en Rirn- Esta afirmación se opone tanto al materialismo positi-
baud. Las afinidades entre Fourier y Levi, dice André vista y dentista como al espiritualismo cristiano..La otra
Breton, son notables y se explican porque ambos «Se in- creencia de los modernistas no es el cristianismo, sino.
sertan en una inmensa corriente intelectual que podemos sus restos : la ideadel pecado, la conciencia de fa mu~r­
seguir desde el Zohar y que se bifurca en las escuelas ilu- te, elsaberse caído -y desterrado en este mundo y en el
ministas del XVIII y el XIX. Se la vuelve a encontrar otro, r;l yerse COII!O lln ser contingente e11__ un mundo
en la base de los sistemas idealistas, también en Goethe contingente, No un sistema de creencias, -sino- l!!l pl!fi¡:
y, en general, en todos aquellos que se rehúsan a acep- do de fragmentos y obsesiones.
tar como ideal de unificación del mundo la identidad
matemática».* Todos sabemos que los modernistas his: * * *
pa,nrn1JI1ericanos..._Darío, Lugones, Nervo, Tablada-.-se
jqreresaron e11_Io.s_al1to.r:eso.cultistas:. ¿por qué nuestra ,1ª_!~ªgi~()l!\~tli'1 _ll1o.d_er.nista . . r;stá hecha _del_ diálog(). r;n:
crítica nunca ha señalado la relación entre el iluminismo r,reel cuerpo y la muerte, la analogía y la ironía. Si tra-
_iT~ visión analógic¡i y entre ésta y la reforma métrica? ducimos al lenguaje métrico los términos psicolÓgicos y
¿Escrúpulos racionalistas o escrúpulos cristianos? En metafísicos de esta tragicomedia, encontraremos, no la
todo caso, la relación salta a la vista. El modernismo se oposición entre versificación regular silábica y versifica-
inició como una búsqueda del ritmo verbal y culminó - ción acentual, sino .la contradicción, 11:1;á~_ac~nt1:1":da y ra-
en una visión<leCuniversocoffiórilliio.-------------·----- dical, entre verso y pros~. La analogía está continua-
Las creencias de R.1lbén I>arío oscilaban, según una mente desgarrada por la ironía, y el verso por la prosa.
frase muy citada de uno de sus poemas, «entre la cate- Reaparece la parado ja amada por Baudelaire : detrás
dral y las ruinas paganas». Y o me atrevería a modificar- del maquillaje de la moda, la mueca de la calavera. El
la : entre las ruinas de la catedral y el paganismo. L::s. arte moderno .se sabe mortal y en . eso consiste su ~;­
Aer.111ª_,l.i, El t1loclernís1Iló llega a ser moderno cuando
* Arcane 17 (París: Sagittaire, 1947). tiene
--
con-¿:IeiiCía"cfe
-- _,_,,__
,., --
sü mortalidad; es dedr;-cuanao- no- se
------·- - /

136 137
tomaen serio, inyecta una dosis de prosa en el verso y en Liverpool ; los poemas ya no son cantos a las cosmó-
·hace poeslá con la críti¿a de la poesía. La nota irónica, polis pasadas o presentes, sino descripciones más bien
~S'.~J.11ntailamente antipoética y por eso más intensamente amargas y reticentes de barrios de clase media; el cam-.
poética,· ií)areceºprécíSameñte t:n el momento de rn,edio: po no es la selva ni el desierto, sino el pueblo de las
..día del !llodernisrno (Cantos de vida y esperanza, 1905) afueras, con sus huertas, su cura y su sobrina, sus mu-
y aearece casi siempre asociada ala lffiage!l la de muerte. chachas «frescas y humildes como humildes coles». Iro-
Pero-~ñ~ es tiario, ~inó.ieopokfo. iiigones,. el que real- nía)' proS'.'ÍS!110 :.. Ja conquista .de. Jo Cotidiano matayj:
mente inicia la segunda revolución modernista. Con Lu- Tíoso. Para DaríÓ los poetás son «torres de-Dios>;; LÓ-
-gc>nés penetra."ºiaforg11e. . e!l.•la f'oesía.hispánica : ef slm:_ pez·v elarde se ve a sí mismo caminando por una calleja
bgliS!ll() en su mo!llento antisim]:,olista. * y hablando a solas : el poeta como un pobre diablo su-
Nnestra crítica llama a la 11.11.e;a t~;;dencia: el «post- blime y grotesco, una suerte de Charlie Chaplin avant
modernismo». El nombre no es muy exacto. El_~l!~s,. la lettre. Estética de lo mínimo, lo cercano, lo familiar.
to postmodernismo noeslo queestádespuésdelmoder: El gran cÍesé:ii6flffiiento: los pc)deres seeretos . del len-
~nislllo:=.=T~iueestá aesí)uésesJa vqniuardia-·-·, sino q~ .B':'~. éo]_c.ié¡ufaf. .ESe .désc11bríjñienió . sir:vió admir~ble:.
es una crítica del modernismo dentro del modernismo, mentea los propósitos de Lugones y deLópezVela~de:
-Reacción individual de varios Metas, con ella no co- J;:;(er dd póema una «ecuación psico!Ógica», un monó-
0
mfenza.otro ·ffió:Vfrñiefiró :··· ;:;:;;-~n;·'1~abaelffiü<lé!!l:is: logo sinuoso en el que la reflexión y el lirismo, el canto
mo. Esos poetas son su condenda crítica, la candencia y la ironía, la prosa y el verso, se funden y se separan,
· de ·su acabamiento. Se trata de una tendencia dentro del se contemplan y vuelven a fundirse. Ruptura de la can-
!11º.dernismo : las notas caraéterísdcasde . esos poetaS. ción : el poema como una confesión entrecortada, el
·-·la ironía, el lenguaje coloquial-aparecen yaenDa- canto interrumpido por silencios y lagunas. López Velar
río y en otros modern.istas. Adem?is, no hay literalmente de lo dijo con lucidez: ·«el sistema poético se ha conver-
espacio, en el sentido cronológico, para ese pseudomovi- tido en un sistema crítico». Habría que agregar: crítica
miento: si el modernismo se extingue hacia 1918 X la e incandescencia, el lugar común transformado en ima-
1'1!1Bl1~Ec,l!.>t_C<_}!Ilieg~a hac:ia esas fecha~, ¿dónde colciéar gen insólita. ·
a los postmodernistas? Por las razones que apunté más arriba, los poetas es-
No.obstante, é]¿a~bio fue notable. No un cambio pañoles-·-salvo Valle-Inclán, único en esto como en tan-
de valores, sino de actitudes. El modernismo había pobla- tas otras cosas-no podían ser sensibles a lo que consti-
do el mar de tritones y sirenas, Jos nuevos poetas· viajan tuía la. yerdadera.y.sesE<:t~~?Eigig~l!<!~c,!c,li;:Lm?sl~!!li~m9:
en barcos comerciales y desembarcan, no en Citeres, sino ).(l_;yi~i§g .~!l'!L~Bi~"c. ~<:!<:<!"c<!~.A<:l'?.~ rglllA!l~iEC>S.Y!<?s_¡¡igi;
• Dos libros: Crepúsculos del iardín [1903) y Lunario senti- l??lism.s. En cambio, hicieron suyos inmediatamenre el
mental [1909). nuevo lenguaje y los ritmos y formas métricas. Unamu-

138 139
· no cerró los ojos ante esas novedades brillantes y que el lengua je vivo de las ciudades modernas, con sus bar-
juzgaba frívolas-cerró los ojos pero no los oídos: en barismos, cultismos, neologismos. El modernismo esp.a:.
sus versos reaparecen los metros redescubiertos por los gol coincide, inicialmente, con la reacción postmodernis-
modernistas. La negación de Unamuno, por lo demás, Ja hispanoamericana frente al lenguaje literario del
forma parte del modernismo : no es lo que está más 1
1
primer modernismo; enun segundo momento esa coin-
allá de Daríó y de Lugones, sino frente a ellos. En su ne- cidencia se resuelve en una vuelta hacia la tradición poé-
gación, Unamuno encuentra el tono de su voz poética · ¡· !i"a española: la canción, el romance, la copla. Los es-
y en esa voz España eni::uentra al gran poeta romántico ' pañoles confirman así el carái::ter romántico del moder:
que no tuvo en el siglo XIX. Aunque debería haber sido nismo, pero, al mismo tiempo, se cierran ante la poesía
el predecesor de los modernistas, Unamuno fue su con- de la vida moderna. Precisamente en esos mismos años
temporáneo y su antagonista complementario. Justicia Pessoa, por boca de su heterónimo Álvaro de Campos,
poética. · escribía: ·
. F;l modernismo español . propia!llente dicho-pienso
sobre todo eri-Antonío :Machado y e!ljrian :Ramón Ji-
mén~z, no en los epígonos de DarfrÍ_:::tiene m~s de~1;;.;~ Venham dizer-me que náo há poesia no comércio, nos
Qunto de contacto con el llamado postmodernismo his- escritórios!
pano~mericano : .crítica de las actitudes ester~otipadas y Ora, ela entra por todos poros ... Neste ar marítimo res-
. ele )o~ cJisés_ preciosistas, repugnancia ante el lengua je piro-a,
falsamente refinado, reticencia ante un simbolismo de Por tudo isto vem a propósito dos vapores, da navega-
tie°'dade at1tigüedades, búsqueda de una poesía esencial. 9áo moderna,
Hay una sorprendente afinidad entre el voluntario colo- Porque as facturas e as cartas comerciais sáo o principio
quialismo de Lugop,~s y López V elarde y a,lgunos de los da história.
.. po_e~~~,ieLPEilll.<"r ]ibr() <le .,A.nt()nio .M~¡:h~<lo .. (S. oleda-
des, segunda edición, 1907). Pero pronto los caminos
los
5.:-Fifrircán : poetas espáfioles no se interesan tanto El mismo Álvaro de Campos prescribía en otro poe-
en explorar los poderes poéticos del habla coloquial-la ma la nueva receta poética: «Un poco de verdad y una
música de la conversación, decía Eliot-como en reno- aspirina» ... Si el principio contiene el fin, un poema de
var la canción tradicional. Los dos grandes poetas espa- uno de los iniciadores del modernismo osé M~on­
ñoles de ese período confundieron siempre el lenguaje . ensa a to o ese movimiento y anuncia también;2pq~­
hablado con la poesía popular. La segunda es una fic- "SliiCOntemporánea.-El poema fue-escriio~un poco antes
ción romántica (el «canto del pueblo» de Herder) o je su muerte< 1895) y aludeaeUa-comoun-necesario-y,
una supervivencia literaria; la primera es una realidad: _!n cierto mo~o, deseado sacrificio: -

140 141

1
1
Dos patrias tengo yo: Cuba y la noche. elocuencia: <eya es hora / de empezar a morir. La no-
¿O son una las dos? No bien retira che es buena / para decir adiós». La ironía se transfi-
su majestad et sol, con largos velos gura en aceptación de la muerte. Y en el centro del poe-
y un clavel en la mano, silenciosa ma, como un corazón que fuese el corazón de toda la
Cuba cual viuda triste _me aparece. poesía de esa época, una frase a caballo entre dos versos,
¡Yo sé cuál es ese clavel sangriento suspendida en una pausa para acentuar mejor su grave-
que en la mano le tiembla! Está vacío dad-una frase que ningún otio poeta de nuestra len-
mi pecho, destrozado está y vacío gua podía haber escrito antes (ni Garcilaso ni San Juan
en donde estaba el corazón. Y a es hora de la Cruz ni Góngora ni Quevedo ni Lope de Vega)
_de empezar a morir. La noche es buena porque todos ellos estaban poseídos por el fantasma del
para decir adiós. La luz estorba Dios cristiano y porque tenían enfrente a una natura-
y la palabra humana. El universo leza caída-una frase en la que está_ condensado todo
habla mejor que el hombre. lo que yo he querido decir de la analogía : el universo /
Cual bandera habla mejor que el hombre.
que invita a batallar, la llama roja
de la vela flamea. Las ventanas
abro, ya estrecho en mí. Muda, rompiendo
las hojas dei clavel, .como una nube
que enturbia el cielo, Cuba, viuda, pasa ...

_!'oema sin rimas y_ en endecasílabos quebrados p_or


las pausa~ d<: la ~efl~xión, !~~ siLe_!l._c~s~ ll1 __ re~piracf~n­
humana y la respiración ae la noclie. Poenia-monologo
1- que elude la cancÍÓ!-1, fluir entr~cortado, _co_11tinua ínter-
¡ penetración de vers;y-¡;-~;;;:r odo~kis g~~nde~t~;;;;;;
,.., románticos aparecen en estÜS cuantos versos: las dos pa-
trias y las dos mujeres, la noche como una sola mujer
y un solo abismo. La muerte, el erotismo, la pasión revo-
ludonaria, la poesía: todo está en la noche, la gran ma-
dre. Madre de tierra, pero también sexo y palabra co-
mún. El poeta no alza la voz : habla consigo mismo al
hablar con la noche y la revolución. Ni self-pity ni

142 143
VI

EL OCASO DE LA VANGUARDIA
l. REVOLUCIÓN/imos/META!RONÍA

Una y otra vez se han destacado las semejanzas entre


el romanticismo y la vanguardia. Ambos son movimien.
ros juveniles; ambos son rebeliones contra la tazón, sus
construcciones y sus valores; en ambos el cuerpo, sus pa-
siones y sus visiones-erotismo, sueño, inspiración-ocu-
pan un lugar cardinal; ambos son tentativas por des-
truir la realidad visible para encontrar o inventar otra
-mágica, sobrenatural, superreal. Dos grandes aconte-
cimientos históricos alternativamente los fascinan y los
desgarran: al romanticismo, la Revolución francesa, el
Terror jacobino y el Imperio napoleónico; a la van-
guardia, la Revolución rusa, las Purgas y el Cesarismo
burocrático de Stalin. En ambos movimientos el yo se
defiende del mundo y se venga con la ironía o con el
humor-armas que destruyen también al que las usa;
en ambos, en fin, la modernidad se niega y se afirma.
No sólo los críticos sino los artistas mismos sintieron y
percibieron estas afinidades. Los fururistas, los dadaístas,
los ultraístas, los surrealistas, todos sabían que su nega-
ción del romanticismo era un acto romántico que se ins-
cribía en la tradición inaugurada por el romaticismo : la
.tradición que se niega a sí . mísma para continuarse,
la tradición de la ruptura. No. obstante, ninguno de ellos
se dio cuenta de la relación peculiar y, en verdad, única,
de la vanguardia con los movimientos poéticos que la
precedieron. Todos tenían conciencia de la naturaleza
paradójica de su negación : al negar al pasado, lo prolon-

147 1

1
J
gaban y así lo confirmaban; ninguno advirtió que, a di- escribir otro artículo-ahora en el Boletín de la Oposi-
ferencia del romanticismo, cuya negación inauguró esa ción Rusa (mayo de 1930).*
tradición, la suya la clausuraba. La vanguardia es la gran La contradicción entre la época y la poesía, el espíri-
tu revolucionario y el espíritu poético, es más vasta y
ruptur.ª.J'.. ron ellfi... 5.~.ci<:~.".!'1.~".di~.i.óE...~"..~'.' . ru¡;.t'c'~·
La más notab_l~_9_e_J:iss~111eia11z~s_e11t.re...eJ...i:.oA"ll1.!i· profunda de lo que Trotsky pensaba. El caso de Rusia
cism<:>,.Y}'1:.~1:.!ll1'1rclia, _la__s~l1lei'111Za_cegtral, . E:s_la.l'reten- no es excepcional, sino exagerado. Allá la contradicción
.sión de unir vida y arte. Como el romanticismo, la van· asumió caracteres abominables : los poetas que no fue•
guardia no f~e únicame"nte una estética y un lenguaje; ron asesinados o que no cometieron suicidio, fueron redu-
fue una erótica, una política, una visión del mundo, una cidos al silencio por otros medios. Las razones de esta
heratombe proceden tanto de la historia rusa-ese pa-
acción : un estilo de vida. La ambición de cambiar la
sado bárbaro al que aludieron más de una vez Lenin y
realidad aparece lo mismo entre los románticos que en
Trotsky-como de. la crueldad paranoica de Stalin. Pero
la vanguardia, y e.n los dos casos se bifurca en direccio-
no es menos responsable el espíritu bolchevique, here-
nes opuestas pero inseparables : la magia y la polí-
dero del jacobinismo y de sus pretensiones exorbitantes
tica, la tentación religiosa y la revolucionaria. Trotsky
sobre la sociedad y la naturaleza humana.
amaba el arte y la poesía de vanguardia, pero no podía Ya he dicho que, ante el desmantelamiento del cris-
comprender la atrarción que André Breton sentía por la tianismo por la filosofía crítica, los poetas se convirtie-
tradición ocultista. Las creencias de Breton no eran me- ron en los canales de transmisión del antiguo espíritu
nos extrañas y antirracionalistas que las de Esenin. Cuan- religioso, cristiano y precristiano. Analogía, alquimia,
do este último se suicidó, Trotsky publicó un artículo bri- magia : sincretismos y mitologías personales. Al mismo
llante y conmovido: «nuestro tiempo es duro, quizás tiempo, hombres tocados por la modernidad, los poetas
uno de los más duros en la historia de la humanidad reaccionaron contra la religión (y contra sí mismos)
llamada civilizada. El revolucionario está poseído por con el arma de la ironía. Más de una vez y con verda·
un patriotismo furioso por esta época, que es su patria <lera impaciencia-una impaciencia que no excluía una
en el tiempo. Esenin no era un revolucionario ... era un extraordinaria lucidez-, Trorsky señaló los elementos
lírico interior. Nuestra época, en cambio, no es lírica. religiosos de la obra de la mayoría de los poetas y escri-
Esta es la razón esencial por la que Sergio Esenin, por tores rusos de la década de los veinte--los llamados
su propia voluntad y tan pronto, se ha ido lejos de no- «compañeros de viaje». Todos ellos, dice Trotsky, acep-
sotros y de este tiempo» (Pravda, 19 de enero de 1926). tan la Revolución de Octubre como un hecho ruso más
Cuatro años después Mayakovsky, que no era un <<líri- * los dos artículos han sido recogidos en el segundo volu-
co interior» y que estaba poseído por la furia revolucio- men de Literatura y revoluci6n y otros escritos sobre la litera-
naria de la épora, también se suicidó y Trotsky tuvo que tura y el arte (París: Ruedo Ibérico, 1969).

148 149
que como un hecho revolucionario. Lo ruso es el mun- conex10n entre esta "rebeldía" estétka y la rebeldía
do tradicional y religioso de los campesinos y sus viejas soda! y moral es directa». Pero el origen de la rebelión
mitologías, «las brujas y sus en¡::antamientos», mien- futurista es individualista: «El hecho de que los futu-
tras que la Revolución es la modernidad : la ciencia, la ristas rechacen exageradamente el pasado no tiene nada
técnica, la cultura urbana. Para apoyar su crítica, cita de revolucionarismo proletario, sino de nihilismo bohe-
un pasaje de Et año desnudo de Pilniak: «la bruja mio». De ahí que la adhesión de Mayakovsky a la Re-
Egorka dice : "Rusia es sabia por sí misma. El alemán es volución, por más sincera que haya sido, le parezca un
inteligente, pero su espíritu es alocado". "¿Y qué ocurre equívoco trágico : «Sus sentimientos subconscientes ha-
con Karl Marx?", pregunta uno. "Es alemán-digo cia la ciudad, la naturaleza, el mundo entero no son los
yo-y por lo tanto alocado". " ¿Y con Lenin?" "Lenin de un obrero, sino los de un bohemio. Et farol calvo que
es un campesino-digo-, un bolchevique; por lo tanto, quita tas medias d ta calle, gran imagen, descubre mejor
debéis ser comunistas ..."». Trotsky concluye: es muy in- la esencia bohemia del poeta que cualquier otra conside-
quietante que Pilniak se oculte tras la bruja Egorka y ración». Trotsky subraya «el tono dnico e impúdico
use su lenguaje estúpido, induso si lo hace en favor de de muchas imágenes» de Mayakovsky y, con admirable
los comunistas. La actitud inicial de simpatía hacia la perspicacia, descubre su origen romántico : «Los inves-
Revolución de esos escritores-lo mismo debe decirse tigadores que, al definir la naturaleza social del futu-
del comunismo cristiano de Los doce de Bloi::k-«tiene rismo en sus orígenes (se refiere al período prerrevo-
su origen en la concepción del mundo menos revolucio- lucionario, el más fecundo del movimiento] dan una
naria, más asiática, más pasiva y más impregnada de importancia decisiva a las protestas violentas contra la
resignación cristiana que pueda concebirse».* ¿Qué diría vida y el arte burgueses, revelan su ingenuidad y su ig-
Trotsky si hoy leyese a los poetas y novelistas rusos norancia . . . Los románticos, tanto franceses como ale-
cotemporáneos, igualmente poseídos por esa wncepción manes, hablaban siempre cáusticamente de la moralidad
del mundo y ya sin ilusiones revolucionarias? burguesa y de su vida rutinaria. Llevaban el pelo largo y
El grupo que apoyó abiertamente a la Revolución Théophile Gautier se vestía con un chaleco rojo. La blu-
-una rama del fururismo prerrevolucionario que, enca- sa amarilla de los futuristas es, sin ninguna duda, una
bezada por Mayakovsky, fundó la LEF-tampoco le pa- sobrina nieta del chaleco romántico que despertó tanto
rece a Trotsky enteramente revolucionario: «El futu- horror entre los papás y las mamás».* ¿Cómo no reco-
rismo es contrario al misticismo, a la deificación pasiva nocer en el «cinismo y la rebeldía individualista» de
de la naturaleza ... Y es favorable a la técnica, la orga- Mayakovsky y sus amigos a la ironía romántica? La li-
nización científica, la máquina, la planificación . . . La teratura rusa de esa época estaba desgarrada entre «los

* L. Trotsky, op. cit. * L. Trotsky, op. cit.

150 151
encantamientos de las brujas» y la sátira de los futuris- La condenación de la poesía por el espíritu moderno
tas. Avatares,, metáforas de analogía e ironía. evoca inmediatamente otras condenaciones. Con la mis-
La crítica de Trotsky equivale a una condenación de ma saña con que la Iglesia castigó a los místicos, ilumi-
la poesía no sólo en nombre de la Revolución Rusa nados y quietistas, el Estado revolucionario ha perseguido
sino del espíritu moderno. Trotsky habla como un re- a los poetas. Si la poesía es la religión secreta de . 1ª_.E'l.
volucionario que ha hecho suya la tradición intelectual moderna, la política es su religión púEhca. Una reli-
de la era moderna, «de Marx a Hegel y la economía gión sangrienta y enmascarada. El proceso de la poesía
inglesa». Los orígenes de esta tradición están en la Re- ha sido un proceso religioso : la revolución ha conde-
volución francesa y en la Ilustración. Su crítica a la nado a la poesía como una herejía. El equívoco es do-
poesía asume así, sin que él mismo se dé enteramente ble : si en la poesía se manifiesta una visión religiosa
cuenta, la forma de la crítica que la filosofía y la ciencia personal del mundo y del hombre, en la política revolu-
han hecho a la religión, los mitos, la magía y otras cionaria reaparece una doble aspiración religiosa : cam-
creencias del pasado. Ni los filósofos ni los revoluciona- biar la naturaleza humana e instaurar una iglesia uni-
rios pueden rolerar con paciencia la ambigüedad de los versal fundada en un dogma también universal. En un
poetas que ven en la magia y en la revolución dos vías caso, analogía e ironía; en el otro, trasposición de la
paralelas, pero no enemigas, para cambiar al mundo. teología dogmática y la escatología a la esfera de la his-
Las frases de Pilniak que cita Trotsky son un eco de las toria y la sociedad.
que antes habían dicho Novalis y Rimbaud: la opera- Los orígenes de la nueva religión política-una reli-
ción mágica no es esencialmente distinta a la operación gión que se ignora a sí misma-se remontan al si-
revolucionaria. La vocación mágica de la poesía mo- glo xv111. David Hume fue el primero en advertirlo.
derna, desde Blake hasta nuestros días, no es sino la otra Señaló que la filosofía de sus contemporáneos, especial-
cara, la vertiente oscura, de su vocación revolucionaria. mente su crítica al cristianismo, contenía ya los gérme-
Éste es el nudo del equívoco entre revolucionarios y poe- nes de otra religión : atribuir un orden al universo y
tas, un nudo que nadie ha podido. deshacer. Si el poeta descubrir en ese orden una voluntad y una finalidad
reniega de su mitad mágica, reniega de la poesía y se era incurrir otra vez en la ilusión religiosa. Pero Hume
convierte en un funcionario y un propagandista. Pero no fue testigo, aunque lo previó, del descenso de la filo-
la magia devora a sus fieles y entregarse a ella también sofía en la política y su encarnación, en el sentido reli-
puede conducir al suicidio. La tentación de la muerte se gioso de la palabra, en las revoluciones. La epifanía del
llamó revoluci6n para Mayakovsky, magia para Nerval. universalismo filosófico adoptó inmediatamente la for-
El poeta no elude nunca la doble fascinación; su oficio, ma dogmática y sangrienta del jacobinismo y su culto a
como la volatinera de Harry Martinson, es «sonreír la diosa Razón. No es una casualidad que el dogmatis-
encima de abismos». mo y el sectarismo hayan acompañado a los movimien-

152 153
tos revolucionarios del siglo XIX y del XX; tampoco lo La oposición entre el espíritu poético y el revolucio-
es que una vez en el poder, esos movimientos se trans- nario es parte de una contradicción mayor: la del tiem-
formen en inquisiciones que periódicamente realizan po lineal de la modernidad frente al tiempo rítmico del
ceremonias reminiscentes de los sacrificios aztecas y de poema. La historia y la imagen: la obra de Joyce puede
los autos de fe. verse como un momento de la historia de la literatura
El marxismo se inició como una «Crítica del cielo», moderna y en este sentido es historia; pero la verdad
es decir, de las ideologías de las clases dominantes, pero es que su autor la concibió como una imagen. Justa-
el leninismo victorioso transformó esa crítica en una teo- mente como la imagen de la disolución del tiempo fe-
logía terrorista. El cielo ideológico bajó a la tierra en la chado de la historia en el tiempo rítmico del poema.
forma del Comité Central. El drama cristiano entre li- Abolición del ayer, el hoy y el mañana en las conjuga-
bre albedrío y predestinación divina reaparece también ciones y copulaciones del lenguaje. La literatura moder-
en el debate entre libertad y determinismo social. Como na es una apasionada negación de la era moderna. Esa
la providenda cristiana, la historia se manifiesta por sig- negación no es menos violenta entre los poetas del mo-
nos: «las condiciones objetivas», «la situación histórica» dernism angloamericano que entre los vanguardistas
y otros presagios e indicios que el revolucionario debe europeos y latinoamericanos. Aunque los primeros fue-
ü1terpretar. La interpretación del revolucionario es, como ron reaccionarios y los segundos revolucionarios, ambos
la del cristiano, a un tiempo libre y determinada por las fueron anticapitalistas. Sus distintas actitudes procedían
fuerzas sociales que sustituyen a la providencia divina. de una común repugnancia ante el mundo edificado p01
El ejercicio de esta ambigua libertad implica riesgos la burguesía. A veces la negación ha sido total, como en
mortales : equivocarse, confundir la voz de Dios con la Henri Michaux (destilador del veneno-antídoto contra
del Diablo, significa para el cristiano la pérdida del nuestro tiempo : contra el tiempo) .. Como sus predece-
alma y para el revolucionario la condenación histórica. sores románticos y simbolistas, los poetas del siglo xx
Nada más natural, desde esta prespectiva, que la deifica- y
han opu~stº al tiempo IiñeaTCle[ei{)gre~.J <le_ la fü~
ción de los jefes : a la consagración de los textos como torGi- el tleniilo--instantáneo -delel"otis1Uo; el tiempo
escrituras santas sigue fatalmente la consagración de sus --~[df~o-ctelaana1ogía-oeftlempo hueco de ia conciencia
intérpretes y ejecutores. Así se satisface la vieja nece- irónica. La imagen y el humor: dos negaciones del
sidad humana de adorar y ser adorado. Padecer por la tiempo sucesivo de la razón crítica y su deificación del
Revolución equivale al suplicio gozoso de los mártires futuro. Las rebeliones y desventuras de los poetas ro-
cristianos. La máxima de Baudelaire, levemente modifi- mánticos y de sus descendientes en el siglo XIX se re-
cada, conviene perfectamente a la situación del siglo xx: piten en nuestros días. Hemos sido los contemporáneos
los revolucionarios han puesto en la política la ferocidad de la Revolución rusa, la dictadura burocrática comu-
natural de la religión.' nista, Hitler y la Pax Americana como los románticos
3. El textÓ de esta nota aparece en pp. 235-240.
154 155
lo fueron de la Revolución francesa, Napoleón, la San- la función creadora de la mirada y, al mismo tiempo,
ta Alianza y los horrores de la primera revolución in- su carácter irrisorio. Mirar es una transgresión, pero la
dustrial. La historia de la poesía en el siglo XX es, como transgresión es un juego creador. Al mirar por una ren-
la del XIX, una historia de subversiones, conversiones, dija de la puerta de la censura estética y moral, entre-
abjuraciones, herejías, desviaciones. Esas palabras tienen vemos la relación ambigua entre contemplación artís-
su contrapartida en otras : persecución, destierro, asilo tica y erotismo, entre ver y _desear,, Vemos la imagen de
de locos, suicidio, prisión, humillación, soledad. nuestro deseo y su petrificación en un objeto: una mu-
ñeca desnuda.
* * * En El gran vidrio, Duchamp había presentado al eter-
no femenino como un motor de combustión y al mito
La dualidad magia/política no es sino una de las opo- de la gran diosa y su círculo de adoradores-víctimas
siciones que habitan a la poesíá moderna. La pareja como un circuito eléctrico : el arte de Occidente y sus
amor/humor es otra. Toda la obra de Marce! Duchamp imágenes erótico-religiosas, desde la Virgen hasta Melu-
gira sobre el eje de la afirmación erótica y la negación sina, tratados en el modo impersonal de esos prospec-
irónica. El resultado es la metairorúa, una suerte de tos industriales que nos enseñan el funcionamiento de
suspensión del ánimo, un más allá de la afirmación y la un aparato. El ensamblaje de Filadelfia reproduce los
negación. El desnudo del Museo de Filadelfia, las pier- mismos temas, sólo que desde la perspectiva opuesta :
nas abiertas, empuñando con una mano (como una caí- no la transformación de la namraleza (muchacha, cas-
da estarna de la Libertad) una lámpara de gas, recos- cada) en aparato industrial sino la transmutación del gas
tada sobre haces de ramitas como si fuesen los leños y el agua en imagen erótica y en paisaje. Es el reverso,
de una pira, una cascada al fondo (doble imagen dei la otra imagen de La novia desnudada por sus solte-
agua del mito y de la industria eléctrica )-no es sino ros-por sus mirones. La otra: la misma.
la pin-up Artemisa vista por la rendija de una puerta La ironía consiste en desvalorizar al objeto ; la meta-
por Acteón el voyeur. * Operación circular de la meta- ironía no se interesa en el valor de los objetos, sino en
ironía : el acto de ver una obra de arte convertido en su funcionamiento. Ese funcionamiento es simbólico:
un acto de voyeurism. Mirar no es una experien_cJ~. amor/umor/hamor ... La metaironía nos revela la in-
neutral : es una complicidad. La mirada enciende al ob- terdependencia entre lo que llamamos «superior» y lo
jeto, el contemplador es un mirón. Duchamp muestra que llamamos «inferior» y nos obliga a suspender el
* Me refiero a la última obra de Marce! Duchamp, un en· juicio. No es una inversión de valores, sino una libera-
samblaje realizado entre 1946 y 1966: Etant donnés: (1) la ción moral y estética que pone en com~nicación los
chute de l'eau; (2) le gaz d'éclairage, que se encuentra en el opuestos. Duchamp cierra el período iniciado por la
Museo de Filadelfia. ironía romántica y en esto su obra tiene una indudable

156 157
analogía con la de Joyce, otro poeta de cosmogonías histórico porque es productora o, como él dice, «multi-
cómico-eróticas. En el primero : crítica del sujeto que plicadora de futuro» ; * la poesía no sólo provoca nuevos
mira y del objeto mirado; en el segundo, crítica del estados psíquicos (como las religiones y las drogas) y
lenguaje y de lo que habla en el lenguaje: los mitos y libera a los pueblos (como las revoluciones) sino que
los ritos del hombre. En ambos la crítica se vuelve crea- también tiene por misión inventar un nuevo erotismo
ción, como quería Mallarmé; una creadón que consiste y cambiar las relaciones pasionales entre los hombres y
en el renversement de la modernidad con sus propias las mujeres. Rimbaud proclama que hay que «reinven-
armas : la crítica, la ironía. La modernidad más mo- tar el amor», tentativa que hace pensar en Fourier. La
derna, la industria, es la más antigua : la otra cara del _poesía es el puente entre el pensamiento utóJ?ic~_y ].".
mito erótico. Fin del tiempo lineal o, más exactamente, · _i:ealidad, el momento de encarnación de la idea. La poe-
presentación del tiempo lineal como una de las mani- sía es la verdadera revolución, la que acabará con la
festaciones del tiempo. Las dos obras más extremas y discordia entre historia e idea. Pero la última palabra
«modernas» de la tradición moderna son también su lí- de Rimbaud es un extraño testamento: Una tempo-
mite, su fin : con ellas y en ellas la modernidad, al reali-
rada en el infierno. Después, silencio.
zarse, se acaba.
En el otro extremo, pero empeñado en la misma
Amor/humor y magia/política son formas que adop-
aventura y como otro ejemplo de la común tentativa,
ta la oposición central: arte/vida. Desde Novalis hasta
Mallarmé busca ese momento de convergencia de todos
los surrealistas, los poetas modernos se han enfrentado a
los momentos en el t¡ue pueda desplegarse un acto puro:
esta oposición, sin lograr ni resolver ni disolverla. La dua- ·
el poema. Ese acto, esos «dados lanzados en circunstan-
lidad asume otras formas: antagonismo entre lo absoluto
y lo relativo o entre la palabra y la historia. Góngora, cias eternas», es una realidad contradictoria porque,
desengañado de la historia, cambia a la poesía porque siendo un acto, es también un no-acto. Y el lugar· en
no puede cambiar la vida; Rimbaud quiere cambiar a que se despliega el acto-poema es un no-lugar: unas
la poesía para cambiar la vida. Casi siempre se olvida circunstancias eternas, es decir, no-circunstancias. Lo re-
que el poema que consuma la revolución estética de lativo y lo absoluto se funden sin desaparecer. El mo-
Góngora, Soledades, contiene una diatriba contra el co- mento del poema es la disolución de todos los momen-
mercio, la industria y, sobre todo, contra la gran hazaña tos; no obstante, el momento eterno del poema es este
histórica de España : el descubrimiento y la conquista momento: un tiempo único, irrepetible, histórico. El
de América. La poesía de Rimbaud, por el contrario, poema no es un acto puro, es una contingencia, una vio-
tiende a desembocar en el acto. La alquimia del verbo
es un método poético para cambiar a la naturaleza hu- • Carta a Paul Demeny (Lettre du voyant) [Charleville, 15
mana; la palabra poética se adelanta al acontecimiento Mayo 1871).

158 159
fü'&-_

!ación del absoluto. La reaparición de la contingencia, a


su vez, es sólo un momento de la rotación de los dados,
ya confundidos con el rodar de los mundos : el absoluto 2. EL REVÉS DEL DIBUJO
absorbe al azar, la singularidad de este momento se di-
suelve en una infinita «cuenta total en formación». Vio- La vanguardia rompe con la tradición inmediata-sim-
lación del universo, el poema es asimismo el doble del bolismo y naturalismo en literatura, impresionismo en
universo; doble del universo, el poema es la excepción.* pintura-y esa ruptura es una continuación de la tra-
La oposición arte/vida, en cualquiera de sus manifes- dición iniciada por el romanticismo. Una tradición en
taciones, es insoluble. No hay otra solución que el re- Ja que también el simbolismo, el naturalismo y el· im-
medio heroico-burlesco de Duchamp y Joyce. La solu- presionismo habían sido momentos de ruptura y de
ción es la no-solución: la literatura es la exaltación del continuación. Pero hay algo que distingue a los movi-
lenguaje hasta su anulación, la pintura es la crítica del mientos de vanguardia de Jos anteriores : la violencia
objeto pintado y del ojo que lo mira. La metaironía li- de las actitudes y los programas, el radicalismo de las
bera a las cosas de su carga de tiempo y a los signos obras. La vanguardia es una exasperación y una exage-
ración de las tendencias que la precedieron. La violen-
de sus significados ; es un poner en circulación a los
cia y el extremismo enfrentan rápidamente al artista con
opuestos, una animación universal en la que cada cosa
los límites de su arte o de su talento : Picasso y Braque
vuelve a ser su contrario. No un nihilismo, sino una de-
exploran y agotan en unos cuantos años las posibilida-
sorientación : el lado de acá se confunde con el lado de des d_el cubismo; en otros pocos años Pound está de re-
allá. El juego de los opuestos disuelve, sin resolverla, la greso del imagism; Chirico pasa de la «pintura meta-
oposición entre ver y desear, erotismo y contemplación, física» al clisé académico con la misma celeridad con
arte y vida. En el fondo, es la respuesta de Mallarmé: que García Lorca va de la poesía tradicional al neoba-
el instante del poema es la intersección entre lo abso- rroquismo gongorista y de éste al surrealismo. Aunque
luto y lo relativo. Respuesta instantánea y que sin ce- la va.nguardia abre nuevos caminos, los artistas y poetas
sar se deshace : la oposición reaparece continuamente, los recorren con tal prisa, que no tardan en llegar al fin
ya como negación de lo absoluto por la contingencia, ya y tropezar con un muro. No queda más recurso que una
como disolución de Ja contingencia en un absoluto que, nueva transgresión : perforar el muro, saltar el abismo.
a su turno, se dispersa. La no-solución que es una solu- A cada transgresión sucede un nuevo obstáculo y a cada
ción, por la misma lógica de la meta-ironía, no es una obstáculo otro salto. Siempre entre la espada y la pared,
solución. la vanguardia es una intensificación de la estética del
cambio inaugurada por el romanticismo. Aceleración y
* Un coup de dés se publicó por primera vez en 1897. multiplicación : los cambios estéticos dejan de coincidir

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con el paso de las generaciones y ocurren dentro de la iización del alumbrado de gas en las calles, sino por la
vida de un artista. Picasso es ejemplar precisamente por desaparición de las señas del pecado original».* (Curio-
ser el caso más extremo : la vertiginosa y contradictoria sa opinión que niega por anticipado la idea de Max We-
sucesión de rupturas y hallazgos que es su obra no niega, ber: el capitalismo no es el hijo de la ética protestante,
sino que confirma la dirección general de la época. Si sino un anticristianismo, una tentativa por borrar la
no es seguro que la historia de la poesía y el arte del mancha original.) La visión de Baudelaire será la de
siglo XX sea más rica en grandes obras que la del XIX, Mallarmé y sus descendientes: Poe es el mito del her-
sí es indudable que ha sido más variada y accidentada. mano perdido, no en país extraño y hostil, sino en la
Al final de estas reflexiones se verá cómo la aceleración historia moderna. Para todos estos poetas los Estados
del cambio y la proliferación de escuelas y tendencias ha Unidos no son un país : son el futuro.
provocado dos consecuencias inesperadas : una pone en El segundo mito fue el de Whitman. Distintos espejis-
entredicho a la tradición misma del cambio y la ruptura, mos : el culto por Poe era el de las semejanzas; la
la otra a la idea de wbra de arte». pasión por Whitman fue un doble descubrimiento : era
Intensidad y extensión : a la aceleración de los cam- el poeta de otro continente y su poesía era otro conti-
bios corresponde el ensanche del espacio literario. A par- nente. Whitman exalta a la democracia, el progreso y
tir de la segunda mitad del siglo XIX comienzan a apa- el futuro. En apariencia, su poesía se inscribe en una
recer fuera del ámbito estrictamente europeo varias gran- tradición contraria a la de la poesía moderna : ¿ cómo
des literaturas. Primero, la norteamericana; después las pudo entonces seducir a los poetas modernos? En la poe-
eslavas, particularmente la rusa; ahora las de América sía de Rugo hay un elemento nocturno y visionario
Latina, la escrita en español tanto como la brasileña. que, a veces, la redime de su elocuencia y su fácil opti-
Chateaubriand descubre en el indio guerrero y filósofo mismo. ¿Y en la de Whitman? Poeta del espacio, se
de América al otro; Baudelaire descubre en Poe a su ha dicho; habría que agregar: poeta del espacio en
semejante. Poe es el primer mito literario de los euro- movimiento. Espacios nómadas, inminencia del futuro:
peos, quiero decir, es el primer escritor americano con- utopía y americanismo. También y sobre todo: el len-
vertido en mito. Sólo que no es realmente un mito ame- guaje, la realidad física de las palabras, las imágenes,
ricano. Para Baudelaire, inventor del mito, Poe es un los ritmos. Su lenguaje es un cuerpo, una todopoderosa
poeta europeo extraviado en la barbarie democrática e presencia plural. Sin el cuerpo, su poesía se quedaría en
industrial de los Estados Unidos. Más que una inven- oratoria, sermón, editorial de periódico, proclama. Poe-
ción, Poe es una traducción de Baudelaire; mientras sía llena de ideas y pseudoideas, lugares comunes y au-
. traduce sus cuentos, se traduce a sí mismo : Poe es-BaU:::' ténticas revelaciones, enorme masa gaseosa que de pron-
. delaii:<'.__Lla democracia yangt1{~ií-,.:iñ~~d()_!l1~<l~rl10~
Un mundo en donde «el progreso se mide, no porT1- ud~ • «Mon creur mis a nm> [1862-1864].
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to encarna en un cuerpo-lenguaje que podemos ver, dobro llega a París desde Chile, colabora con los poetas
oler, tocar y, sobre todo, oír. El futuro desaparece: que- que en aquellos días se llamaban cubistas y funda con
da el presente, la presenda del cuerpo. La influencia Pierre Reverdy la revista N ord-Sud. La explosión Dadá
de Whitman ha sido inmensa y se ha ejercido en todas acentúa el babelismo : el franco-alsaciano Arp, los ale-
las direcciones y sobre temperamentos opuestos : Clau- manes Ball y Huelsenbech, el rumano Tzara, el franco-
del es un extremo y en el otro García Lorca. Su sombra cubano Picabia. Bilingüismo : Arp escribe en alemán y
cubre el continente europeo, de la Lisboa de Pessoa al en francés, Ungaretti en italiano y en francés, Huidobro
Moscú de Jos futuristas rusos. Whitman es el abuelo de en español y en francés. La predilección por el francés
la vanguardia europea y latinoamericana. Entre nosotros revela el papel central de la vanguardia francesa en la
su aparición es temprana: José Martí lo presentó al pú- evolución de la poesía moderna. Menciono este hecho
blico hispanoamericaµo en un artículo de 1887. En se- universalmente conocido porque muchos críticos norte-
guida Rubén Daría sintió la tentación de emularlo americanos e ingleses tienden a ignorarlo. Los críticos y,
-tentación fatal. Desde entonces no ha cesado de exal- a veces, los mismos poetas; en una entrevista de 1961,
tar a muchos de nuestros poetas: emulación, admira- Pound hizo esta extravagaµte afirmación : «lf Paris had
ción, entusiasmo, garrulería. been as interesting as Italy in 1924, I would have stay-
Las primeras manifestaciones efe la vanguardia fue- ed in Paris».*
ron cosmopolitas y políglotas : Marinetti escribe sus ma- El movimiento de vanguardia comienza en lengua
nifiestos en francés y polemiza eµ Moscú y San Peters- inglesa un poco más tarde que en el continente y que
burgo con los cubofuturistas rusos; .Jlebinkov y sus en América Latina. Los primeros libros de Pound y Eliot
amigos inventan al zaum, el lengua¡e trans-rac1onal; están todavía impregnados de Laforgue, Corbiere y aún
Duchamp exhibe en Nueva York y juega al ajedrez en de Gautier. Mientras que los poetas de lengua inglesa
Buenos Aires; Picabia trabaja y escandaliza a todos en se demoran en el imagism, tímida reacción antisim-
Nueva York, Barcelona y París; Arthur Cravan se re- bolista, Apollinaire publica Alcools, y Max Iacob trans-
húsa a batirse en duelo con Apollinaire en París, pero bo- forma el poema en prosa. El gran per~reador-de-J-;;
xea en Madrid coµ el campeón negro Jack Johnson y, vanguaréHaangfoamencana se inicia con la edición de-
en plena revolución, se interna en México para desapa- finitiva de los primeros Cantos ( 1924), The waste
recer, como Quetzalcoatl, en una barca en las aguas del land ( 1922) y un pequeño, magnético y poco conocido
Golfo; los primeros poemas de Cendrars son reporta- libro de William Carlos Williams: Kora in Jlell, Im-
jes de las Pascuas en Nueva York y de un viaje intermi- provisations (1920 ). Estos libros coinciden coµ el co-
nable por el Transiberiano; Diego Rivera encuentra a
Ilya Ehremburg e.n Montparnase y reaparece pocos años • Cf. Hugh Kenner, The Pound era (Berkeley: University of
California Press, 1971). La entrevista, con D. C. Bridson,
después en las páginas de Julio ]urenito; Vicente Hui- apareci6 en el número 17 de New Directions (1961).

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mienzo del ,segundo momento de la vanguardia euro- alemán. A su vez, el ultraísmo español y el argentino
pea : el surrealismo. Dos versiones opuestas del movi- son inexplicables sin Huidobro, que, por su parte, es
, miento moderno, una en rojo y la otra en blanco, inexplicable sin Reverdy.
Estas breves notas no han tenido otro objeto que mos- Los ejemplos que he dado no se proponen ilustrar una
trar, primero, el carácter cosmopolita de la vanguardia · idea lineal de la historia literaria, sino subrayar su com-
y, segundo, que la poesía de lengua inglesa es parte de plejidad y su carácter transnacionaL Una literatura es una
una corriente general. Las fechas indican que no es ve- lengua, pero no aislada, sino en perpetua relaci§n con
rosímil, como afirman algunos críticos, que Eliot y otras lenguas, .con otras ÜteraturaS. -lfüor,_énc~entra-q'{íé
Pound conociesen sólo la tradición simbolista y que ha- launión de experíeñciás"contradíctorias o dispares es un
yan pasado de largo ante Apollinaire, Reverdy, Dadá, el rasgo característico de los poetas «metafísicos» ingleses.
surrealismo. Harry Levin ha mostrado la influencia de Un rasgo característico no es un rasgo exclusivo: la
Apollinaire en cummings, quien además fue amigo y unión de los contrarios-paradoja, metáfora-apare¡:e
.traductor de Aragon; la relación entre Kora in Helt y el en toda la poesía europea de esa época, La consecuen-
poema en prosa tal como lo practicaban en esos días te disociación de la sensibilidad y la imaginación-inge-
los surrealistas es clara y directa; W allace Stevens co- nio neoclásico y elocuencia miltoniana y romántirn-
nocía de manera admirable la poesía francesa contem- también es un fenómeno general europeo. Por eso Eliot
poránea-pero nos gustaría saber algo más de los años dice que «Jules Laforgue, y Tristan Corbiere en mu-
en que comienza el gran cambio. El París que conocie- chos de sus poemas, están más cerca de la "escuela de
ron Pound y Eliot fue .el París cosmopolita del primer Don~e" que cualquier poeta inglés moderno».* Quizás
tercio de siglo, teatro de sucesivas revoluciones artísticas habría dicholo mismo de López Vefarde, si hubiese po-
y literarias. Se ha repetido hasta la saciedad el tema de la dido leerlo. La literatura de Occidente es un tejido de
influencia de Laforgue en Eliot; en cambio, nadie ha . relaciones. Ese tejido está hecho de las figuras que di-
explorado el de las semejanzas entre el coltage poético bujan, al enlazarse y desenlazarse, los movimientos, las
de Pound y Eliot y la estructura <esimultaneísta» de personalidades-y el azar. En lo que sigue procuraré
<eZone», <ele musicien de Saint-MerrY» y otros poemas mostrar cómo las tendencias poéticas de la primera mi-
de Apollinaire. No pretendo negar la originalidad de los tad del siglo repiten, aunque en sentido contrario, algu-
poetas .norteamericanos, sino señalar que el movimien- nas de las figuras que el romanticismo había dibujado
to poético de lengua inglesa .sólo es plenamente inteligi- un siglo antes. La imagen es la misma-invertida. La
ble dentro del ·contexto de la poesía de Occidente. Lo relación de oposición entre las lenguas germánicas y ro-
mismo ocurre con las otras tendencias : sin Dadá, naci-
do en Zurich y traducido por Tzara al francés, el surrea- • «The metaphisical poets» [1921}, en Selected essays (Nue-
lismo sería inexplicable. Sin Dadá y sin el romanticismo va York: Harcourt, Brace, 1932).

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manees reaparece en el siglo XX y tiende a cristalizar de irradiación. El período del simbolismo, sin que esto
en dos extremos : la poesía de lengua inglesa y la poe- signifique que no haya habido grandes poetas simbolis-
.sía francesa. Me referiré también a la poesía de lengua tas en otras lenguas (apenas si debo recordar al simbo-
española, no sólo por ser la mía· sino porque el período lismo ruso, al alemán o al hispanoamericano), fue esen-
moderno, lo mismo en España que en América, es uno cialmente francés. Va de Baudelaire a Mallarmé,
de los más ricos de nuestra historia. Me doy cuenta de Verlaine, Rimbaud y Laforgue, y de éstos a Claudel y
que dejo de lado grandes movimientos y figuras-el fu. Valéry. La poesía de vanguardia es, simultáneamente,
turismo italiano y el ruso, el expresionismo alemán, una reacción contra el simbolismo y su continuación.
Rilke, ~essoa, Ungaretti, Montale, los griegos, los La obra del poeta típico de ese momento, Guillaume
brasileños;íÓs polacos. . . Cierto, la visión de un poeta Apollinaire, ostenta rasgos vanguardistas y simbolistas.
alemán o italiano sería distinta. Mi punto de vista es par- El lugar de nacimiento de la poesía de vanguardia
cial : el de un poeta hispanoamericano. - explica su genealogía literaria: Francia. En su origen,
la vanguardia fue la metáfora contradictoria del sim-
bolismo francés.
* * * Al lado de esta relación, debe señalarse otra, ya no
polémica sino de convergencia y aún filialidad, con la
J;a expres1on «poesía moderna» se usa generalmente pintura de esos años, especialmente con la cubista. Esta
en dos sentidos, u110 restrini;liª()_¿>;~tEo ~!111'11():_.Bn el relación no fue literaria ni verbal sino conceptual; más
primero, alude al período que se inicia con el simbo- que un lenguaje, los poetas recogieron de la experiencia·
lismo y que culmina en- la _v3nguardfa.• La mayoría cubista una i::stética. Si la vanguardia comenzó hablando
de los criticos piensan que este período comienza con en francés, fue en un francés cosmopolita, con acento
Charles Baudelaire. Algunos añaden otros--nombres~ español, polaco, italiano, ruso, alemán, rumano. Un
como el de Edgar Allan Poe o el del Nerval de Les lenguaje que, si venía de Rimbaud, Mallarmé y Jarry,
Chimeres. En el sentido amplio, tal como. se ha usacig__ se conformaba, deformaba y reformaba al enfrentarse
en este libro, la poesía modernanace con I()s primer91 a la nueva estética de pintores y escultores. El nuevo
románticos y sus predeéesores inmediatos de finales_d~ lenguaje tuvo muchos nombres. El más conveniente,
siglo xvm, atraviesa 5'1 siglo ){IX_)', a tra\lé_s de s11.cesi; por ser el más descriptivo, es el de simultaneísmo. Fue
.. vas_EI~lJ.t."<;:i()J1(:~___c¡lJ.~.s()l1_ asi!Ilismo. reiteraciones, llega una poética originada en el cubismo y en el futurismo.
hasta el siglo xx. Se trata de un movimiento que com- Una de las ideas centrales del cubismo era la presenta-
.-prendea todosTos países de Occidente, del mundo esla- ción simultánea de las diversas partes de un objeto
vo al hispanoamericano, pero que en cada uno de sus -las anteriores y las posteriores, las visibles y las
momentos se concentra y manifiesta en dos o tres puntos escondidas-y mostrar las relaciones entre ellas. El

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cubismo concibió al cuadro como una superficie donde, se condenó, por su estética misma, no a las construc-
regidos por fuerzas de atracción y repulsión, oposicio- ciones del porvenir sino a las destrucciones del instan-
nes complementarias, se despliegan los distintos ele- te. La traducción de la pintura de la sensación y del
mentos externos e internos que componen un objeto. movimiento al lenguaje de la poesía fue aún más des-
El cuadro se convirtió, para emplear la expresión con- concertante y contraproducente. El poema simultaneísta
sagrada, en un «sistema de relaciones plásticas». Jakob- -más exacto sería decir: instantaneísta-no era sino
son ha subrayado que la influencia de la pintura cubista una yuxtaposición de interjecciones, exclamaciones y
fue tanto o más profunda que la de la física atómica en onomatopeyas. El poema futurista no se encaminaba
la orientación del pensamiento de los primeros estruc- hacia el futuro sino que se precipitaba por el agujero
turalistas en lingüística. Apenas si vale la pena recordar del instante o se inmovilizaba en una serie inconexa de
otra analogía, destacada muchas veces, entre el «simul- instantes fijos. Eliminación del tiempo como sucesión
taneísmo» y el montaje cinematográfico, sobre todo tal y como cambio: la estética futurista del movimiento se
como fue practicado y expuesto por Sergei Eiseinstein. resolvió en la abolición del movimiento. Los agentes
Los futuristas, como es sabido, añadieron a esta de la petrificación fueron la sensación y ehnstante.
estética intelectualista dos elementos: la sensación y No sé si Apollinaire se dio cuenta de las conse-
el movimiento. También el nombre: simultaneísmo. cuencias negativas de una doctrina que destruía en sus
Fueron los primeros en usar la palabra y el concepto. obras aquello mismo que exaltaba en su teoría: el mo-
La introducción de la sensación y del movimiento pro- vimiento. Pero es indudable que sí fue sensible a la
dujo consecuencias insospechadas. La sensación es mo- pobreza poética de los poemas futuristas. El manifiesto
vimiento y, desde Aristóteles, el movimiento es insepa- que publicó en su favor, la Antitradición futurista
rable del tiempo. Tal vez por esto los filósofos de la (1913), fue un acto de oportunismo literario. Otra ten-
Antigüedad, al tratar de entender la paradoja de la eter- tativa por allanar el obstáculo que se opone a todo si-
nidad, que es tiempo inmóvil, se sirvieron del movi- multaneísmo verbal fue la del poeta francés Henri-
miento circular de los astros, un movimiento que volvía Martin Barzun. Ese obstáculo es doble: ¿cómo dar una
perpetuamente a su punto de partida. El simultaneís- representación simultánea del movimiento, que es por.
mo poético del siglo xx tuvo que enfrentarse a una di- naturaleza un proceso, una sucesión, y particularmente
ficultad semejante: la representación simultánea de la del movimiento per se: el tiempo?; ¿cómo organizar la
sucesión. Los futuristas italianos, al proclamar una es- materia verbal, que es por esencia temporal y sucesiva,
tética de la sensación, abrieron la puerta a la tempora- en una disposición espacial y simultánea? La solución
lidad. Por la puerta de la sensación entró el tiempo; de Henri-Martin Barzun-fundador de un grupo «si-
sólo que fue un tiempo disperso y no sucesivo: el ins- multaneísta» del que fue miembro Apollinaire por una
tante. La sensación es instantánea. Así, el futurismo corta temporada-fue aún más simple que la de los
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futuristas: convertir al poema en una suerte de drama pintura. En el orfismo había, además, como su nom-
musical. El modelo de la poesía futurista fueron los bre lo indica, ciertos elementos simbolistas-la idea de
ruidos de la ciudad moderna: el bruitism; el de Barzun la correspondencia universal-y afinidades indudables
fue la ópera. El primer nombre que escogió Barzun con el hermetismo del abstraccionismo, tal como lo
para su escuela poética fue «dramatisme». Poemas concebía Kandinsky (Lo espiritual en el arte).
no para ser leídos sino para ser oídos. La limitación La amistad entre Apollinaire y Delaunay produjo
del método era obvia: cada actor . tenía que decir su poemas admirables como Les fenetres. No obstante, el
parte al mismo tiempo que los otros decían las suyas. orfismo pictórico no ofrecía una solución al problema
La limitación era en verdad una imposibilidad: el poe- del movimiento en la poesía. Se pueden presentar, al
ma era inaudible. Apollinaire abandonó pronto las ideas mismo tiempo y sobre una misma superficie, distintos
y la compañía de Barzun. colores y formas que los ojos perciben simultáneamen-
El remedio contra la sensación y su dispersión ins- te. En cambio, al hablar y escribir emitimos las pala-
tantánea es la reflexión. Entre una sensación y otra, en- bras unas detrás de otras, en hilera; no sólo no podemos
tre un instante y otro, la reflexión interpone una dis- oír varias frases al mismo tiempo sino que tampoco,
tancia que es también un puente: una medida. Esa si las leemos, podemos· entenderlas. Apollinaire descu-
distancia se llama ritmo; también se llama símbolo e brió la solución en la poesía de Blaise Cendrars. Hay
idea. El poema de Mallarmé o de Valéry es un símbolo dos poemas de Cendrars que impresionaron a Apollinai-
de súnbolos; un cuadro cubista es la idea de un objeto re y que son el origen de algunas de sus grandes com-
expuesta como un sistema de relaciones. En el poema posiciones de esos años: Páques a New York (1912) y
simbolista y en el cuadro cubista lo visible revela lo in- Prose du Transibérien et la petíte Jeanne de France
visible pero la revelación se logra por métodos opues- (1913). En ambos, más que del simultaneísmo, en el
tos: en el poema, el símbolo evoca sin mencionar; en sentido del cubismo pictórico, Cendrars se sirve de un
el cuadro, las formas y colores presentan sin represen- método de composición que no es otro que el del re-
tar. El simbolismo fue transposición (Mallarmé); el cu- lato. Un relato entrecortado, con idas y venidas, antici-
bismo fue presentación. En la obra de Apollinaire se paciones, interrupciones, digresiones y enlaces impre-
consuma el tránsito de la transposición a la presenta- vistos. Los poemas de Cendrars están más cerca del cine
ción. El poeta quizá no hubiera podido dar este paso de- que de la pintura, más del montaje que del collage.
cisivo sin la influencia del pintor Robert Delaunay y su Pero Cendrars no hubiera podido utilizar esta técnica
orfismo. * Derivada del cubismo, esta tendencia fue una cinematográfica si no se hubiese servido del lenguaje
de las formas en que se manifestó el simultaneísmo en hablado como instrumento de convocación de rimas,
imágenes, episodios, sucedidos y sensaciones. Cendrars
_._ Cf. Roger Shattuck, The Banquet years, Vintage Books, 1955. no canta: cuenta. El habla de todos los días, el len-

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guaje cotidiano que fluye y transcurre y no el instante corre las calles de un viejo. barrio de París y su música
y sus onomatopeyas e interjecciones, fue el canal por convoca distintos tiempos y espacios, mujeres vivas y
el que penetró en la poesía de nuestro siglo el tiempo muertas, tenderos, guardias republicanas y fantasmas,
real, el tiempo simultáneo y discontinuo. Y penetró Es un centro magnético. En Zone, un poema más abier-
precisamente ahí donde la tradición poética, desde el tamente autobiográfico que Le musicien de Saint-Mer-
siglo XVIII, ha confundido la elocuencia con la poesía ry, el procedimiento es el mismo: el poeta camina por
y se ha mostrado refractaria a la seducción del habla las calles de París y, como si fuese un doloroso y vi-
coloquial: Francia. viente imán, atrae otros tiempos y otros lugares. Todo
El simultaneísmo de Apollinaire no fue un simul- confluye y se presenta, se hace presente, en un peda-
taneísmo al pie de la letra. No podía serlo. Fue un com- zo de tiempo inmóvil que es asimismo un pedazo de
promiso, como el de Cendrars. El poema siguió siendo espacio en movimiento. Este es uno de los aspectos del
una estructura verbal, lineal y sucesiva pero que ten- arte de Apollinaire que la crítica no ha explorado pero
día a dar la sensación-o la ilusión-de la simultanei- que todos sus lectores hemos sentido con gran intensi-
dad. Apollinaire, más enteramente dueño de sus recur- dad. El presente de Zone, Le musicien de Saint-Merry,
sos expresivos que Cendrars, comprendió inmediata- Cortege y otros poemas, confluencia de todos los tiem-
mente que la supresión de los nexos sintácticos era, en pos, se inmoviliza y adquiere la fijeza del espacio,
poesía, un acto de consecuencias semejantes a la aboli- mientras que el espacio fluye, se bifurca, vuelve a reu-
ción de la perspectiva en la pintura. La yuxtaposición nirse consigo mismo y se pierde. El espacio adquiere
fue su método de composición. Pero yuxtaposición es las propiedades del tiempo.
una palabra que no describe realmente el procedimien- El universo poético de Apollinaire está habitado por
to de Apollinaire en sus grandes poemas. En cada una dos hermanas enemigas, la simpatía y la antipatía, en
de estas composiciones hay un centro secreto, un eje de el sentido que daban los antiguos estoicos a estas dos
atracción y repulsión, en torno al cual giran las es- palabras. Conjunción y dispersión y otra vez conjun-
trofas y las imágenes. En Le musicien de Saint-Merry, ción de tiempos y espacios: encuentros, separaciones,
por ejemplo, ese eje es una figura mítica que es asi- amores, muertes, odios: destinos. El simultaneísmo de
mismo autobiográfica: el músico es Orfeo y es el dia- Apollinaire es una variante de la vieja teoría de las
blo de una leyenda renacentista, es un autómata que correspondencias, una forma de la analogía, en la que
recuerda a los que pintaba Chirico por esos años y es se inserta con naturalidad la idea del destino. En Apo-
Apollinaire mismo. La yuxtaposición se ordena, a la llinaire está viva aún la religión de las estrellas. Su
manera en que se ordenan los planetas alrededor de un caso es un ejemplo más de la vitalidad de la corriente
sol, en torno a ese personaje plural y uno. Es el cen- hermética que secretamente ha alimentado a la poesía de
tro del poema, un centro en movimiento: el músico re- Occidente desde el Renacimiento. El simultaneísmo

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de Apollinaire también colinda con la ironía. En el poe- Reverdy elaboró una doctrina de la imagen poeuca
ma Lundi rue Christine, el simultaneísmo se vuelve con- como realidad espiritual autónoma que, además de haber
junción o, más exactamente, confusión de lenguas. El influido en André Breton y los surrealistas, marcó a poe-
poema es una minúscula caja de ecos donde resuenan tro- tas tan distintos como William Carlos Williams y Vi-
zos de conversaciones oídas en un restaurante. Crítica cente Huidobro. El poeta francés concibe a la imagen
de los hombres y del lenguaje: lo que decimos y lo que como el descubrimiento de las relaciones secretas o es-
oímos a todas horas son palabras sin sentido. condidas entre los objetos; la imagen será tanto más
La poética simultaneísta-aunque no con este fuerte y eficaz cuanto más alejados entre sí se encuen-
nombre-alcanzó su mayor pureza en la obra y la per- tren los objetos y más necesarias sean las relaciones en-
sona de Pierre Reverdy. La misión de Reverdy en el tre ellos. La idea de un arte que no sea imitación de la
dominio de la poesía fue semejante a la de Juan Gris realidad se justifica por el carácter central que tiene
en el de la pintura. Ambos representan el rigor: con la imagen en la poética de Reverdy: la imagen es la ver-
ellos y en ellos la vanguardia se vuelve sobre sí misma, dadera realidad. La imagen ocupa, dentro de la econo-
reflexiona y, sin cesar de ser una aventura, se vuelve mía verbal del poema, el antiguo lugar que habían te-
una conciencia. Las ideas de Reverdy se parecen mucho nido el ritmo y la analogía. O más exactamente: la ima-
a las que por los mismos años expresaba Gris y no han gen es la esencia de la analogía y del ritmo, la forma
faltado quienes seña.len la influencia del pintor español más perfecta y sintética de la correspondencia univer-
sobre el poeta francés. Es probable. De todos modos, sal. En el sistema solar que es cada poema, la imagen
los textos en prosa que nos ha dejado Reverdy, mu- es el sol. Reverdy abrió así la vía al surrealismo y, pre-
chos de ellos escritos con gran posterioridad a la muerte paró, sin saberlo, la destrucción de su propia poética.
de Gris, lo revelan como un pensador original-y no El simbolismo había mostrado escasa simpatía por
sólo en materia de estética sino de moral, historia y po- la anécdota y por los temas históricos. Reverdy fue
lítica. La poesía y la crítica de Reverdy muestran una aún más riguroso y, al cerrar la puerta que habían en-
comprensión del cubismo mucho más lúcida que la de treabierto Claudel y Valéry Larbaud por un lado, y
Apollinaire. Influido por esa estética severa, Reverdy por el otro Cendrars y Apollinaire, expulsó definitiva-
tiende a convertir cada poema en un objeto. No sólo mente a la anécdota y a la biografía de la poesía fran-
suprime la anécdota y la música, el ·cuento y el canto cesa. La expulsión de la biografía se completó con la
(los grandes recursos de Apollinaire) sino que extrema de la historia, condenada a perpetuo destierro. Las cor-
su ascetismo y elimina casi completamente los conecti- tas composiciones de Reverdy, a la manera de los cua-
vos y los relativos. El poema se reduce a una serie de dros cubistas, son ventanas, pero ventanas que se abren
bloques verbales .sin nexos sintácticos, unidos unos a no hacia afuera sino hacia adentro. El poema es un
otros por la ley de atracción de la imagen. espacio cerrado en el que no ocurre nada, no pasa

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nada, ni siquiera el tiempo. Un poema de Reverdy es cimiento sino una metamorfosis. El princ1p10 que rige
un hecho del espíritu: todo lo que es el hombre-sen- a la producción de poemas también fue distinto: al si-
saciones, sentimientos, otros hombres y mujeres-ha multaneísmo, los surrealistas opusieron el dictado del
sido filtrado por la poesía. Lo que queda en el poema inconsciente. La resurrección de la inspiración destru-
son las esencias. Los futuristas habían visto al objeto yó las bases intelectualistas de la poética derivada del
como sensación; Reverdy convierte_ a las sensaciones y cubismo y el orfismo. El dictado del inconsciente sus-_
a los sentimientos mismos en objetos. Inmoviliza al ins- tituyó a la presentación simultánea de distintas realida-
tante-y así salva al tiempo. En sus mejores poemas des y, en consecuencia, arruinó la concepción del cuadro
el tiempo está vivo. Pero es un tiempo enjaulado, un y del poema como sistemas de relaciones hechas de equi-
tiempo que no transcurre. Reverdy purificó al simul- valencias y de oposiciones. Como el dictado de la ins-
taneísmo y al purificarlo lo esterilizó. Desde 1916 has- piración es lineal y sucesivo, el surrealismo re-instaló el
ta su muerte, su poesía apenas si cambió. Escribió mu- orden lineal. No importa que, por su contenido, el texto
cho y durante muchos años pero siempre el mismo poe- surrealista sea una subversión de la razón, la moral, 011
ma. Reverdy es uno de los poetas más .intensosde este lógica de todos los días: el orden'e_ii que.sematíílie's'ia
siglo; también es uno··a;:; Tos másmonótonos. . . .. . . -_. . ese delirio es el viejo ore.Ten s~nt~c~c{)·_12_~~e~~tep:i~ío
·-Aún-antes-ere que TosTérícesnallazgos. iniciales se de vista, el surrealism()~ll1-~~-bi':l1_l1~-~etr()c~s(l:
convirtiesen en las repeticiones de una fórmula, la poé- El simultaneísmo desapareció de Francia pero fue
tica de Reverdy fue desalojada, primero por Dadá y adoptado por los poetas norteamericanos, especialmen-
después, definitivamente, por el surrealismo. Para Re- te por Pound. La poesía norteamericana, confirmando
verdy, el poema era una construcción del espíritu, due- una vez más el carácter simétrico y contradictorio de
ña de vida propia y desprendida de la realidad de su la evolución de la poesía moderna en inglés y en fran-
origen y de sus circunstancias; para Dadá y, más acu- cés, utilizó el simultaneísmo en sentido contrario al de
sadamente, para los surrealistas, lo que contaba no era los poetas franceses: no para expulsar a la historia de
tanto el poema como la poesía. Para ellos la poesía no la poesía sino como el eje de la reconciliación entre
era una construcción sino ·una experiencia, no algo que historia y poesía. Los grandes poemas de Pound y de
hacemos sino algo que alternativamente nos hace y nos Eliot están construidos conforme a la técnica simul-
deshace, algo que nos pasa: una pasión. El fin último taneísta. Es verdad que durante ese período también
de la poesía, para Reverdy, era la contemplación de un se escribieron en Francia poemas extensos, algunos ad-
objeto verbal, el poema, en el cual nos reconocemos. mirables. Pienso en las vastas composiciones de Saint-
La poesía como re-conocimiento. Para los surrealistas, } ohn Perse. Pero en ellas no triunfa el simultaneísmo
la poesía no era contemplación sino un medio de trans- sino esa tradición, a ratos inspirada y otras enfática,
formación del mundo y de los hombres; no un re-cono- que va de los poemas en prosa de Rimbaud a Les cinq

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grandes odes de Claudel. Al final de esta época André dical" or "sigllificant"). Moreover, even those charac-
Breton escribe la Ode a Charles Fourier, en la que se ters which were originally formed on a pictographic
aparta de la poética surrealista y aborda el tema histó- principie have lost much of their pictorial quality, and
rico, moral y filosófico. Pero este gran poema tampoco in their modern forros bear little resemblance to the
continúa el simultaneísmo sino que vuelve a la tradi- objects they are supposed to depict. .. The fallacy of
ción propiamente francesa-el último Hugo, Rimbaud, Fenellosa and his followers should now be evident».
Perse-que colinda, en uno de sus extremos, con la Es verdad que otro crítico y poeta chino, Wai-lin Yip,
inspiración profética y, en el otro, con la elocuencia. afirma que la ausencia de nexos sintácticos en la poesía
El introductor del simultaneísmo en lengua ingle- china-su ejemplo predilecto es Wang Wei-justifica
sa fue Pound. No sólo en su obra propia sino a través hasta cierto punto la interpretación de Fenellosa/Pound.
de su influencia en la composición de The waste land, Sin negar que la observación de Yip es razonable, me
el primer gran poema simultaneísta en inglés y uno de parece claro y por sí mismo evidente que el método
los poemas centrales de nuestro siglo. Pound habló mu- de composición de los Cantos se encuentra ya en el si-
chas veces de su poética y del método de composición multaneísmo de Apollinaire. Es imposible que Pound no
de los Cantos. Aunque parezca extraño, no mencionó haya conocido durante los años en que vivió en París
nunca a Apollinaire ni al simultaneísmo de los años in- los poemas de Cendrars, Apollinaire y Reverdy. Fue
mediatamente anteriores a la Primera Guerra. En cam- amigo de Picabia y colaboró en varias revistas y publi-
bio, insistió en el ejemplo de la poesía china y afirmó caciones del movimiento Dadá y otros grupos de van-
que el método de los Can/os-supresión de nexos y guardia, como Dada, n." 7 (Dadophone, 1920 ), Litté-
puentes, yuxtaposición de imágenes-era una conse- rature (n." 16, octubre 1920), 391 (n." 15, 1921), et-
cuencia de su lectura de Ernest Fenellosa y de la inter- cétera. Piénsese en un poema como Lundi rue Christi-
pretación que este sabio orientalista había dado de la ne: basta con cambiar las citas de las frases coloquiales
escritura ideográfica y de la utilización de los ideogra- por citas de textos literarios, históricos y filosóficos en
mas por los poetas de China y de Japón. J. J. Liu ha varias lenguas y con cambiar el tema-por ejemplo:
mostrado de manera inequívoca que las ideas de Pound la caída de Troya superpuesta a la caída de París o de
y de Fenellosa constituyen «a basic misconception». '' Berlín-para encontrar ya, en embrión, el método
Según Liu, «The majority of the Chinese characters de los Cantos.
are Composite Phonograms (Hsieh-Sheng) and contain Repito: no quiero negar la originalidad del poeta
a phonetic element ( the other part of the composite norteamericano. El gran descubrimiento de Pound
character, which signifies the meaning, is called the "ra- -adoptado también, gracias a sus consejos, por Eliot en
The waste land-fue aplicar el simultaneísmo no a los
··· The m·t aj Chinese poetry, Londres, 1962. temas más bien restringidos, personales y tradicionales

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de Apollinaire sino a la historia misma de Occidente. la última y más radical de las manifestaciones de esa tra-
La grandeza de Pound y, en menor grado, la de Eliot dición. La vuelta a las tradiciones poéticas nacionales
-aunque este último me parezca, finalmente, un poeta (o la invención de esas tradiciones) fue una negación
más perfecto-consiste en la tentativa por reconquis- de la tradición central de Occidente. No en balde las
tar la tradición de la Divina Comedia, es decir, la tra- primeras expresiones del romanticismo, al lado de la no-
dición central de Occidente. Pound se propuso escri- vela gótica y el medievalismo, fueron el orientalismo
bir el gran poema de una civilización, pero-make it de Wathek y la inmensidad americana de Natchez. Cate-
new!-utilizando los procedimientos y hallazgos de la drales y abadías góticas, mezquitas, templos hindúes,
poesía más moderna. Reconciliación de tradición y van- desiertos y bosques americanos : más que imágenes, sig-
guardia: el simultaneísmo y Dante, el Shy-King y Jules nos de ·negación. Reales o imaginarios, cada edificio y
Laforgue. En suma, el simultaneísmo tiene dos gran- paisaje era una proposición polémica contra la tiranía
des momentos, el de su iniciación en Francia y el de su de Roma y su herencia. En sus ensayos de crítica poética,
mediodía en lengua inglesa. Semejanza y contradicción: Blanco White no se detiene en la influencia del neo-
el método poético es el mismo pero insertado en ideas clasicismo francés, sino que va a la raíz : el origen del
distintas y antagónicas de la poesía. ¿Y en español? mal que aqueja a nuestra poesía está en el siglo xvr y se
Vicente Huidobro recogió esta tendencia en sus prime- llama Renacimiento italiano. Elocuencia, regularidad,
ros poemas «creacionistas», brillantes pero vanas adap- petrarquismo : simetría que desnaturaliza, geometría que
taciones de Reverdy y Apollinaire. Después la abando- ahoga a la poesía española y no la deja ser ella misma.
nó: no hay simultaneísmo en su gran poema Altazor. Para recobrar su ser, los poetas españoles deben librar-
El mexicano José Juan Tablada escribió un pequeño y se de esa herencia y regresar a su propia tradición. Blan-
perfecto poema simultaneísta: Nocturno Alterno. De co White no dice cuál es esa tradición salvo que es otra.
nuevo: una golondrina no hace verano. Hubo que es- Una tradición distinta a la que veneraban por igual Gar-
perar hasta mi generación para que el simultaneísmo se cilaso, Góngora y los poetas neoclásicos. La tradición
manifestase en la poesía y también, con gran energía, central de Europa se convierte en un extravío, una impo-
en la novela. sición extraña. Había sido el elemento unificador, el
puente entre las lenguas, los espíritus y las naciones :
ahora es una imposición ajena. El romanticismo obedece
al mismo impulso centrífugo del protestantismo. Si no
El romanticismo no sólo fue una reacción contra la esté- es un cisma, es una separación, una escisión.
tica neoclásica sino contra la tradición greco-latina, tal La ruptura de la tradición central de Occidente provo-
como la habían formulado el Renacimiento y la edad có la aparición de muchas tradiciones; la pluralidad de
barroca. El neoclasicismo, después de todo, no fue sino tradiciones condujo a la aceptación de distintas ideas de

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belleza; el relativismo estético fue la justificación de la una visión. Algo pensado y vivido-algo dicho : un len-
estética del cambio: la tradición crítica que, al negarse, guaje. Si la modernidad es la desintegración del orden
se afirma. Dentro de esta tradición, el movimiento poé- cristiano, su destino individual de poeta y hombre mo-
tico angloamericano del siglo XX es un gran cambio, derno se inserta precisamente en ese contexto histórico.
una gran negación y una gran novedad. La ruptura con- La historia moderna es caída, separación, disgregación;
siste en que, lejos de ser una negación de la tradición asimismo es la vía de purgación y reconciliación. El exi-
central, es una búsqueda de esa tradición. No una re- lio no es exilio : es el regreso al tiempo sin tiempo. El
vuelta, sino una restauración. Cambio de rumbo: reunión cristiano asume al tiempo sólo para transmutarlo. La
y no separación. Aunque Eliot y Pound tenían ideas dis- poética de Eliot se transforma en una visión religiosa
tintas acerca de lo que era realmente esa tradición, su de la historia moderna de Occidente.
punto de partida fue el mismo : la conciencia de la esci- En el caso de Pound la idea de la tradición es más con-
sión, el sentirse y el saberse aparte. Doble escisión: la fusa y cambiante. Confusa porque no es tanto una idea
personal y la histórica. Van a Europa, no como desterra- como una yuxtaposición de imágenes; cambiante por-
dos, sino en búsqueda del origen; su viaje no es un exilio, que, como el Grifón que vio Dante en el Purgatorio, sin
sino un regreso a las fuentes. Es un· movimiento en di- cesar se transforma sin dejar de ser ·la misma. En esto
rección opuesta al de Whitmán: no la exploración de consiste, quizá, su profundo americanismo : su búsque-
los espacios desconocidos, el más allá americano, sino da de la tradición central no es sino una forma más, la
la vuelta a Inglaterra. Pero Inglaterra, separada de Euro- extrema, de la tradición de la búsqueda. Su involuntario
pa desde la Reforma, no es más que un eslabón de la parecido con Whitman es sorprendente : los dos van
cadena rota. El anglicismo de Eliot fue un europeísmo; más allá de Occidente, sólo que uno en busca de una
Pound, más extremado, saltó de Inglaterra a Francia y efusión místico-panteísta (India) y el otro tras una sa-
de Francia a Italia. biduría que armonice el orden del cielo con el de la
La palabra centro aparece con frecuencia en los escri- tierra (China). La fascinación de Pound por el sistema
tos de los dos poetas, en general asociada con la pala- de Confucio es semejante a la de los jesuitas en el si·
bra orden. La tradición se identifica con la idea de un glo XVII y, como la de ellos, es una pasión política:
centro de convergencia universal, un orden terrestre y los jesuitas pensaban que una China cristiana sería el
celeste. La poesía es la búsqueda y, a veces, la visión de modelo del mundo; Pound soñó en unos .Estados Uni-
ese orden. Para Eliot la imagen histórica del orden espi- dos confucianos. La extraordinaria riqueza y compleji-
riwal es la sociedad cristiana medieval. La idea del mun- dad de las referencias, alusiones y ecos de otras épocas
do moderno como la disgregación del orden cristiano de y civilizaciones hacen de los Cantos un texto cosmopo-
la Edad Media aparece en muchos escritores de ese pe- lita, una verdadera babel poética (no hay nada peyora-
ríodo, pero en Eliot es más que una idea: un destino y tivo en esta· designación). No obstante, los Cantos son

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primero y ante todo un poema norteamericano y escrito ve en su célebre Canto contra la Usura, expresa un le-
para los norteamerica.nos-lo cual no impide, claro está, gítimo horror ante el mundo moderno, pero su condena-
que· nos fascine a todos. Los distintos episodios, figuras ción del agio es la misma de la Iglesia Católica en el
y textos que aparecen en el poema son ejemplos que medievo. Se trata de una nueva confusión : el capitalis-
propone el poeta a sus compatriotas. Todos ellos apun- mo no es la usura, no es el atesoramiento del oro excre-
tan hacia un modelo universal o, más exactamente, im- mencial, sino su sublimación y su transformación por el
perial. Pound difiere en esto de Whitman Uno soñó trabajo humano en productos sociales. El atesoramiento
en una sociedad nacional, aunque grande como un mun- del usurero estanca la riqueza, la retira de la circulación
do, que realizaría al fin la democracia; el otro en una mientras que los productos del capitalismo son a su ve~
nación universal, heredera de todas las civilizaciones y productivos : circulan y se multiplkan. Pound ignoró a
los imperios. Pound habla del mundo, pero siempre pen- Adam Smith, Ricardo y Marx-el abecé de la economía
sando en su patria, potencia mundial. El nacionalismo y de nuestro mundo.
dr, Whitman era un universalismo; el universalismo de Su obsesión excremencial está asociada a su odio a la
Pound es un nacionalismo. Así se explica el culto usura y al antisemitismo. La otra cara de esa obsesión
de Pound por el sistema político y moral de Confucio: vio es su culto solar. El excremento es demoníaco y terres-
en el Imperio chino un modelo para los Estados Unidos. tre; su imagen, el oro, se esconde en las tripas de la
De ahí también su admiración por Mussolini. La apa- tierra y en los cofres, tripas simbólicas, del usurero. Pero
rición de Justiniano en los últimos Cantos corresponde hay otra imagen del excremento que es su transfigura-
asimismo a esta visión imperial. ción : el sol. El oro excremencial del usurero se oculta
El centro del mundo no es el lugar donde se mani- en las profundidades, el sol luce en las alturas para to-
fiesta la palabra religiosa, como en Eliot; es el foco de dos. Dos movimientos antitéticos : el excremento regre-
energía que mueve a los hombres y los junta en una obra sa a la tierra, el sol se extiende sobre ella. Pound perci-
en común. El orden de Pound es jerárquico aunque sus bió admirablemente la oposición entre estas dos imáge-
jerarquías no están basadas en el dinero. Su pasión no nes, pero no vio la conexión, la relación contradictoria
fue la libertad ni la igualdad, sino la grandeza y la equi- que las une. En todos los emblemas y visiones imperia-
dad entre los desiguales. Su nostalgia de la sociedad les el sol o su homólogo-el ave solar, el águila-ocu-
agraria no fue nostalgia por la aldea democrática, sino pan el lugar central. El emperador es el sol. En el or-
por las viejas sociedades imperiales como China y Bi- den del cielo-el giro de los planetas y las estaciones en
zancio, dos grandes imperios burocráticos. Su error con- torno a un eje luminoso-está la receta para gobernar
sistió en que su visión de esas civilizaciones ignora el a la tierra. Orden, ritmo, danza : armonía social, equi-
peso enorme del Estado aplastando a los labriegos, los dad de los de arriba, lealtad de los de abajo. El sueño de
artesanos y los comerciantes. Su anticapitiilismo, como se Pound es, como el de Fourier, aunque en sentido opues-

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to, una analogía del sistema solar. «metafísicos» y algunos simbolistas franceses, y entre
Para Eliot la poesía es la visión del orden divino desde ambos y los poetas florentinos del siglo XII r. Recons-
aquí, desde el mundo a la deriva de la historia; para titución de una tradición que va de los poetas proven-
Pound es la percepción instantánea de la fusión del or- zales a Baudelaire : no una asamblea de fantasmas, sino
den natural (divino) con el orden humano. Instantes de obras vivas. En el centro: Dante. Es la balanza, la
arquetípicos : la gesta del héroe, el código del legisla- piedra de toque. Eliot lee a Baudelaire desde la pers-
dor, la balanza del emperador, la obra del artista, la apa- pectiva de Dante y Les fleurs du mal se convierten en
rición de la diosa velad.a «apenas por una nube / hoja un comentario moderno del Infierno y del Purgatorio.
que se mece en la corriente» (Canto 80). La historia es Coincé entre La Odisea y la Comedia, Pound escribe un
infierno, purgatorio, cielo, limbo-y la poesía es el poema épico que es también un infierno, un purgatorio
cuento, el relato del viaje del hombre por esos mundos y un paraíso. La Comedia no es un poema épico, sino
de la historia. No sólo el cuento: también la presenta- alegórico: el viaje del poeta por los tres mundos es una
ción objetiva de los momentos de orden y desorden. La alegoría del libro de Éxodo, que a su vez es una alego-
poesía es paideia: esas visiones instantáneas que rasgan, ría de la historia de la humanidad desde la Caída hasta
como Diana las nubes, las sombras de la historia, no son el Juicio Final, que no es sino una alegoría del errar
ni ideas ni cosas: son luz. Todas las cosas que son, son del alma humana, al fin redimida por el amor divino.
luces (Canto 74). Pero Pound no es contemplativo: El tema de la Comedia es el del regreso al Creador; el
esas luces son actos y nos proponen una acción. de los Cantos también es el regreso, sólo que ¿adónde?
La búsqueda de la tradición central fue una explora- En el curso del viaje el poeta ha olvidado el punto de
ción de reconocimiento, en el sentido militar de la pa- destino. La materia de los Cantos es épica; la división
labra : una polémica y un descubrimiento. Polémica: tripartita es teológica. Teología secularizada: política
la historia de la poesía inglesa vista como una gradual autoritaria. El fascismo de Pound, antes de ser un error
separación de la tradición central. Chaucer, dice Pound moral, fue un error literario, una confusión de géneros.
en el ABC of reading, participa en la vida intelectual La recolección de fragmentos no fue un trabajo de
del continente, es un europeo, pero Shakespeare «ya anticuarios, sino un rito de expiación y reconciliación.
mira hacia Europa desde fuera». Descubrimiento: en- Purgación de los pecados del protestantismo y el roman-
contrar aquellas obras que realmente pertenecen a la ticismo. Los resultados fueron contradictorios. En su ex-
tradición central y mostrar los nexos que las unen. La pedición de reconquista de la tradición central, Pound
poesía europea es un todo animado y coherente. Pound fue. más allá de Roma-hasta la China del siglo VI
se pregunta: «¿Quién puede comprender los mejores antes de Cristo-mientras que Eliot se quedó a medio ca-
poemas de Donne si no los pone en relación con Caval- mino, en la Iglesia anglicana. Pound no descubrió una,
canti? » A su vez Eliot descubre afinidades entre los sino muchas tradiciones, y las abrazó a todas; al escoger

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la pluraJldad, escogió la yuxtaposición y el sincretismo. sayo Die Christenheit oder Europa. La nueva sociedad
Eliot escogió sólo una tradición, pero su visión no fue cristiana que, según Novalis, nacería de las ruinas de
menos excéntrica. La excentricidad no fue un error de la Europa racionalista y revolucionaria, realizaría al fin la
los dos poetas, sino que estaba en el origen mismo del unión prefigurada por el Imperio romano-germánico.
movimiento y en su naturaleza contradictoria. El mo- El clasicismo de Hulme, Eliot y Pound fue un romanti-
dernism angloamericano se concibió a sí mismo como cismo que se ignoraba.
un renacimiento clásico. Precisamente con esta expre- El movimiento de Maurras se reclamaba de la tra-
sión (classicat reviva!) se inicia Romanticism and dición grecorromana y medieval : clasicismo, raciona-
classicism, * un ensayo de T. E. Hulme, el inspirador de lismo, monarquía, catolicismo. Apenas si vale la pena
Eliot y el compañero de Pound. El joven poeta y crítico recordar que esa tradición no es unitaria, sino, desde su
inglés había encontrado en las ideas de Charles Maurras origen, dual y contradictoria: Heráclito/Parménides,
y en su movimiento, L'Action Frarn;:aise, una estética y monarquía/democracia. Y más : hoy la corriente central
una política. Hulme señalaba la conexión entre revolu- es la de la Reforma, el romanticismo y la Revolución, y
ción y romanticismo : da revolución fue la obra del ro- la marginal es aquella que Eliot y sus amigos querían
i:nanticismo» (Rousseau). Una simplificación: la afini- restaurar. I\n la historia moderna de Francia, el movi-
dad inicial entre romanticismo y revolución se resolvió, miento de Maurras fue el de una facción política. A la
según se ha visto, en oposición. El romanticismo fue un marginalidad histórica hay que agregar la herejía reli-
antirracionalismo; el terror revolucionario escandalizó giosa: Roma lo condenó. El racionalismo de Maurras no
a los románticos justamente por su carácter sistemático y excluía el culto a la autoridad, la supresión de la críti-
sus pretensiones racionales. Robespierre había cortado ca por la violencia y el antisemitismo. Su clasicismo poé-
las cabezas de la nobleza, decía Heine en su respuesta a tico era un arcaísmo; y en sus ideas políticas el concep-
Madame de Stael, con la misma lógica con que Kant to cardinal era el de nación-una idea romántica. En
había decapitado a las ideas de la antigua metafísica. busca de la tradición central, el modernism angloame-
Aunque Hulme criticaba las ideas estéticas de los román- ricano siguió a una secta cismática en religión y margi-
ticos alemanes, su actitud y la de su círculo recordaba nal en estética. ¿Quién lee hoy los poemas de Maurras?
a la de aquéllos : el odio a la revolución se confundía, Por fortuna el antirromanticismo de Hulme, Eliot y
en unos y en otros, con una nostalgia por el mundo cris- Pound era menos estrecho que el de Maurras. Menos
tiano medieval. Es una idea que aparece en todos los estrecho y menos coherente: inventaron una tradición
románticos alemanes y que Novalis formuló en su en- poética en la que figuraban nombres que los románticos
habían visto siempre como suyos. Los más notables :
• En Speculatians. ESJays an humanism and the philasaphy Dante y Shakespeare. Ambos habían sido gritos de com-
of art (Londres: Ro1Jtl,,dge and Kegan Paul Ltd., 1964). bate contra la estética neoclásica y la hegemonía de Raci-

190. 191
ne. La inclusión de los poetas «metafísicos»-expresión contexto contradictorio de la vanguardia, del mismo
inglesa de la poesía barroca y del conceptismo europeos- modo que Ingres sólo es visible frente a Delacroix. En
tampoco se ajustaba a lo que se entiende generalmente la historia de la vanguardia el cubismo es el momento
por clasicismo. Hulme justificaba con gracia estas viola- de la razón, no el del clasicismo. Una razón suspendida
ciones a la ortodoxia clasicista: «Acepto que Racine está sobre el abismo,- entre los fauves y los surrealistas.
en el extremo del clasicismo ... pero Shakespeare es el En cuanto a las geometrías de Kandinsky y Mondrian:
clásico del movimiento». Agudo pero no convincente. están impregnadas de ocultismo y hermetismo, así que
Mientras el modernism angloamericano encontra- prolongan la corriente más profunda y persistente de la
ba en Maurras una inspiración, los jóvenes poetas fran- tradición romántica. La vanguardia europea, incluso en
ceses descubrían a Lautréamont y a Sade. La diferencia sus manifestaciones más rigurosas y racionales-cubis-
no podía ser más grande. En Europa, los movimientos mo y abstraccionismo-continuó y exacerbó la tradición
de vanguardia estaban teñidos por una fuerte coloración romántica. Su romanticismo fue contradictorio: una
romántica, desde los más tímidos como el expresionismo pasión crítica que sin cesar se niega a sí misma para
alemán hasta los más exaltados como los futurismos de continuarse.
Italia y Rusia. Dadá y el surrealismo fueron, casi no hay Oposiciones que repiten, aunque en sentido opuesto,
que decirlo, ultrarrománticos. El extremado formalismo a las del período romántico : Pound condena a Góngora
de algunas de estas tendencias-cubismo, constructivis- precisamente cuando los jóvenes poetas españoles lo
mo, abstraccionismo-parece desmentir mi afirmación. proclaman su maestro; para Breton los mitos de los
No la desmiente : el formalismo del arte moderno es celtas y la leyenda del Graal son testimonios de la otra
una negación del naturalismo y del humanismo de la tradición-la tradición que niega a Roma y que nunca
tradición grecorromana. Sus fuentes históricas están fue- fue enteramente cristiana-, mientras que para Eliot esos
ra de la tradición clásica de Occidente : el arte negro, el mismos mitos adquieren sentido espiritual sólo al con-
precolombino, el de Oceanía. El formalismo continúa y tacto del cristianismo romano; Pound busca en Pro-
acentúa la tendencia iniciada por el romanticismo : opo- venza una poética, los surrealistas ven en la poesía pro-
ner a la tradición grecorromana otras tradiciones. El for- venzal una erótica doblemente subversiva-frente a la
malismo moderno destruye la idea de representación-en sociedad burguesa por su exaltación del adulterio, fren-
el sentido del ilusionismo grecorromano y renacentista- te a la promiscuidad contemporánea por su celebración
y somete a la figura humana a la estilización de una geo- del amor único-; la vanguardia europea afirma la esté-
metría racional o pasional, cuando no la expulsa del tica de la excepción, Eliot quiere reintegrar la excep-
cuadro. Se dirá que el cubismo fue una reacción contra ción religiosa-la separación protestante-en el orden
el romanticismo del impresionismo y de los fauves. cristiano de Roma y Pound pretende insertar la singula-
Es verdad, pero el cubismo sólo es inteligible dentro del ridad histórica que son los Estados U nidos en un orden

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universal ; Dadá y los surrealistas destrozan los códigos y las visiones n? es menos notable y reveladora que la
y lanzan sarcasmos y escupitajos contra los altares y las del erotismo. El1ot observa que «Dante vivió en una épo-
instituciones, Eliot cree en la Iglesia y la Monarquía, ca en la que los hombres todavía tenían visiones ... Aho-
Pound propone a los Estados Unidos la imagen del Jefe- ra nosotros tenemos únicamente sueños y hemos olvi-
Filósofo-Salvador, un híbrido de Confucfo, Malatesta dado que ver visiones fue antes una manera de soñar
y Mussolini; para la vanguardia europea, la sociedad más interesante, disciplinada y significativa que la nues-
ideal está fuera de la historia-es el mundo de los pri' tra. Estamos seguros de que nuestros sueños vienen de
mitivos o la ciudad del futuro, el pasado sin fechas o la abajo y tal vez por eso se ha deteriorado la calidad de
utopía comunista y libertaria-, en tanto que los arqueti- nuestros sueñ'os».** Los surrealistas exaltan a los sueños
pos que nos ofrecen Eliot y Pound son imperios e igle- y a las visiones, pero, a diferencia de Eliot, no trazan una
sias, modelos históricos; Dadá niega a las obras de! línea divisoria entre ellos: ambos brotan de abajo, am-
pasado tanto como a las del presente, los poetas anglo- bos son revelaciones del abismo y del «otro lado» del
americanos se empeñan en la reconstrucción de una tra- hombre-el oscuro, el corporal. El cuerpo habla en los
dición; ..eara unos, los surrealistas, el poeta escribe lo sueños.
-~e le dicta el it:~<:'t!~~i~(lte,J_,oesía es transcribir la otra Todas estas oposiciones pueden concentrarse en una :
voz que habla en cadauno de nosotros cuando ¡¡c;¡Uamos la vanguardia europea rompe con todas las tradiciones
Ii:~oz-<le- la-vígiiI~,-¡,ara los angloamericanos la poesli'l' y así continúa la tradición romántica de la ruptura; el
es técnica, dominio, maestría, conciencia, lucidez; Bre- movimiento angloamericano rompe con la tradición ro-
ron fue trotskista y Eliot monárquico. La lista de las opo- mántica. A la inversa del surrealismo, más que una re-
siciones es interminable. Hasta en los «errores» políti- volución es una tentativa de restauración. El protestan-
cos y morales la simetría de la oposición reaparece : al tismo y el romanticismo habían separado al mundo an-
fascismo de Pound corresponde el estalinismo de Ara- glosajón de la tradición religiosa y estética de Europa:
gon, Éluard y Neruda. el modernism angloamericano es una vuelta a esa tra-
Los surrealistas creen en el poder subversi.vo del ~e­ dición. ¿Una vuelta? Ya señalé su involuntario pa-
se~
·--
en la función
···-~······ .
revolucionar.i.a-·.a.·ei. m.-o~I\T es':-
e. rº.r.is.
·-·-·¡····· -·· . . .' . 1 . '
··---·--------~· ~····-··--·-··--
recido con el romanticismo alemán. Su negación del ro-
pañol Cernuda ve en el placer no só o una exp os1on manticismo fue también romántica: la reinterpretación
corporal sino una crítica moral y política de la sociedad de Dante y los poetas provenzales por Pound y Eliot no
cristiana y burguesa: «Abajo estatuas anónimas / Pre-· fue menos excéntrica que, un siglo antes, la lectura de
ceptos de niebla / Una chispa de aquellos. placeres / Calderón por los románticos alemanes. Se invierte la
BriUa en la hora vengativa / Su fulgor puede destruir posición de los términos, pero· ni los términos ni la re-
vuestro mundo».* La diferente valoración de los sueños lación entre eUos desaparecen. El modernism angloame-
• Los placeres prohibidos [1931]. •• «Dante» [1929], en Selected essays.

194 195
ricano es otra versión de la vanguardia europea, como un formalismo radical. Precisamente ese formalismo-co-
el simbolismo francés y el «modernismo» hispanoame- ll~ges. poéticos en Pound y en Eliot, transgresiones y com-
ricano habían sido otras versiones del romanticismo. bmac1ones verbales en cummings y en Stevens-une
Versiones : metáforas : transmutaciones. al ~:;;J;;;;jde los anglosajones con la vanguardia
La «restauración» de los angloamericanos fue un cam- europé,fy-1ili:inoamericana. Aunque declaró ser una reac-
bio no menos profundo y radical que la «revolución» de ción antirromántica, el formalismo angloamericano no
Jos surrealistas. Esta observación no sólo es aplicable a fue sino otra y más extremada manifestación de Ja dua-
los Cantos y a T he waste land-la obra posterior de _lidad aue rige a la poesía moderna desde su naci~:
~l ------------------------~------~
ílliot pierde en tensión poética lo que gana en claridad a analogía y la _i~onía,. El sistema poético de Pound con-
contextual y firmeza de convicciones religiosas-sino siste en la presentación de las imágenes como racimos
también a la poesía de e. e. cummings, Wallace Ste- c;Ie s~g~~~y~i!_i3. Ideogramas, no fijos, sino en
vens, Marianne Moore, William Carlos Williams. Me movnn1ento, a la manera de un paisaje visto desde un
he referido casi exdusivamente a Pound y Eliot porque barco o, más exactamente, tal como las constelaciones
hay en ellos una faceta crítica y programática que no forman distintas figuras a medida que se juntan o sepa-
aparece en Jos otros poetas de esa generació?. No creo, ran sobre la hoja del cielo. La palabra constelación evo-
por Jo demás, que esos poetas sean menos 1mportantes ca inmediatamente la idea de música y la de música con
que Pound y Eliot. Pero «importante» . es u~a palabra sus múltiples asociaciones, del acorde erótico de los
necia : cada poeta es diferente, único, msust1tu1ble .. ~ cuerpos al acuerdo político entre los hombres, suscita
poesía no es mesurable, no es pequeña ni grar:id~es P{)_'.:- el nombre de Mallarmé. Estamos en el centro de la ana-
sía simplemente. Sin las explosiones veibafes <le cumm- logía.
ings, resultado de su extrema y admirable concentración Pound no es un discípulo de Mallarmé, pero lo mejor
poética, sin la densidad transparente del W allace Ste- de su obra se inscribe en la tradición iniciada por Un
vens de Esthétique du mal y N ates toward a supreme coup de dés. Lo mismo en los Cantos que en T he waste
fiction, poemas en los que, como en The prelude, la land la analogía está continuamente desgarrada por la
mirada del poeta (pero ya desengañada y de regreso de crítica, por la conciencia irónica. Mallarmé y también
los espejismos románticos y vanguardistas) traza un Duchamp: la analogía deja de ser una visión y se con-
puente entre «el alma y el cielo»-sin los poemas de Wi- vierte en un sistema de permutaciones. Como la dualidad
lliams que, como dijo el mismo Stevens, nos dan «Un erótico-industrial, mito-irónica de La novia desnudada
nuevo conocimiento de la realidad»-la poesía anglo- por sus solteros, todos los personajes de The waste land
americana moderna se empobrecería muchísimo. Y no- son actuales y míticos. Reversibilidad de los signos y las
sotros también. significaciones: en Duchamp, Artemisa es una pin-up y
El cosmopolitismo angloamericano se presentó como en Eliot la imagen del cielo y sus constelaciones en ro-

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tación se transforma en la de un haz de naipes tendidos cías dos grandes poetas de la generación anterior (Yeats
sobre una mesa por una cartomanciana. La imagen de y Jiménez) se desnudan de sus vestiduras simbolistas
los naipes nos lleva a la de los dados y ésta de nuevo a y escriben al final de su vida sus mejores poemas; el
la de las constelaciones. En el espejo del cuarto vacío que cosmopolitismo inicial no tarda en producir su negación:
describe el «soneto en ix», Mallarmé ve dibujarse las el americanismo de Williams y el de Vallejo. Las osci-
siete luces de la Osa Mayor como siete notas que «juntan laciones entre cosmopolitismo y americanismo revelan
al cielo con este cuarto abandonado del mundo». En Ar- nuestra doble tentación, nuestro común espejismo: la
cane 17 (otra vez el Tarot y la magia de las cartas), tierra que dejamos, Europa, y la tierra que buscamos:
André Bretón mira desde la ventana de su cuarto la no- América.
che doblemente noche, la terrestre y la de la historia del La semejanza entre la evolución de la literatura an-
siglo XX, hasta que poco a poco el cubo negro de la ven- gloamericana y la hispanoamericana proviene de ser
tana, como el espejo de Mallarmé, se ilumina y una ima- ambas literaturas escritas en lenguas transplantadas. En-
gen se precisa: «siete flores que se trasmutan en siete tre nosotros y la tierra americana se abrió un espacio
estrellas». La rotación de los signos es una verdadera vacío que tuvimos que poblar con palabras extrañas.
espiral en cuyas vueltas aparecen, desaparecen y 'reapa- Incluso si somos indios o mestizos, nuestro idioma es
recen, alternativamente enmascaradas y desnudas, las europeo. La historia de nuestras literaturas es la his-
dos hermanas-analogía e ironía. Anónimo poema co- toria de nuestras relaciones con el espacio americano,
lectivo y del que cada uno de nosotros, más que autor pero asimismo con el espacio en que nacieron y crecie-
o lector, es una estrofa, un puñado de sílabas. ron las palabras que hablamos. En un principio nuestras
letras fueron un reflejo de las europeas. No obstante,
,;1;. ~l. si~'L]{\'I I nace· en Hispanoamérica una singular
"' "' * varied~dde la poesía barroca que no es nada más la exa-
Hay una curiosa semejanza entre la historia de la poe- geración sino, a veces, la transgresión del 111odelo espa-
sía moderna en castellano y en inglés : angloamerica- ñ()1: El primer gran poeta americano es una m11jer, Sor
nos e hispanoamericanos dejan casi en los mismos años Jl!ana Inés de];¡ C:S.uz .. Sl! poema «El sueño» ( 1692)es
su tierra natal; asimilan en Europa las nuevas ten- nuesrropriii:íer
·-' - -
'" --. ·-·
texto
-----,', .,.--- --_, ,..,,_, como más tarde i>oul1d
cosmopolita·
dencias, las transforman y las recrean ; saltan dos for- y Borgés, Ia móñja mexicana construye un texto como
midables obstáculos (los Pirineos y el Canal de la Man- una torre-de nuevo la Torre de Babel. En otros poemas
cha) ; irrumpen en Madrid y Londres ; despiertan a los suyos aparecen, como otro ejemplo de su cosmopoli-
amodorrados poetas ingleses y españoles; los innovado- tismo, la nota mexicana y la mezcla de idiomas : latín,
res ( Pound y Huidobro) son acusados de herejías gali- castellano, náhuatl, portugués y los dialectos populares
cistas y cosmopolitas; al contacto de las nuevas tenden- de indios, mestizos y mulatos. El americanismo de Sor

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Juana es, como el de Borges, un cosmopolitismo; a su cruel ( 1924), o una poesía despojada de todo pintores-
vez ese cosmopolitismo expresa una manera de ser me- quismo, como la de Jorge Guillén. Pero la alternativa
xicana y argentina. Si a Sor Juana se le ocurre habla.r extrema fue la aparición de un nuevo cosmopolitismo,
de pirámides, citará a las de Egipto, no a las. de Teot1- ya no emparentado con el simbolismo, sino con la van-
huacán · si escribe un auto sacramental (El divino Nar- guardia francesa de Apollinaire y Reverdy. Como en
ciso), el' mundo pagano no aparece personificado ~or 1885, el iniciador fue un hispanoamericano: ,.a fines
una divinidad griega o latina, sino por el precolombmo de ... 1916 el joven poeta chileno Vicente Huidobro Üega
dios de las semillas. a.París y poco después, en 1918 y en Madrid, publica
La tensión entre cosmopolitismo y americanismos, len- Ecuatorial y Poemas árticos. Con esos libros comienza
guaje culto y coloquial, es constante en la poesía hi' la val1guarclia en castellano..
panoamericana desde Ja época ~e Sor Juar:a Inés de .1 . H~!dobro f~e adorado y vilipendiado. Su poesía y sus
Cruz. Entre los «modernistas» hispanoamericanos de fm ideas prendieron en muchos jóvenes y dos movimientos
de siglo, el cosmopolitismo fue la tendencia predomi- nacieron de su ejemplo, el <mltraísmo» español y el ar-
nante en Ja fase inicial, pero, en el seno mismo del mo- gentino-ambos rechazados airadamente por el poeta
vimiento, según ya señalé, brotó la reacción coloquia- como imitaciones de su «creacionismo». Las ideas de
lista, crítica e irónica (el llamado ,«postmodernismo» ). Huidobro tienen una indudable semejanza con las que
Hacia 1915 Ja poesía hispanoamericana se caracterizaba ex¡)onia entonces Reverdy : el poeta no copia realida-
por su regionalismo o provincialismo, su amor por el des, las produce. Huidobro afirmaba que el poeta río
habla de Ja conversación y su visión irónica del mundo 'imTfa a fa riatuialeza, sino que imita su modo de ope-
y del hombre. Cuando Lugones habla del peluquero de ración: hace poesía como la lluvia y la tierra hacen ár-
Ja esquina, ese peluquero no es un símbolo, sino un ser boles. Algo parecido decía Williams en las prosas inter-
maravilloso a fuerza de ser el peluquero de la esquina. caladas en la primera edición de Spring and all (1923):
López V elarde exalta el poder del grano de mostaza y como el vapor y la electricidad, el po~ta produ~e objetos
afirma que su voz «es la gemela de la canela». En Es- a
poéticos. Pero Huidobro no se pare~e Wiíliams, sitió
paña el coloquialismo hispanoamericano se transformó a' Ciimmings. Ambos vienen de Apollinaire, ambos son
en Ja reconquista de Ja riquísima poesía tradicional, me- líricos y eróticos, ambos escandalizaron con sus inno-
dieval y moderna. En Antonio Machado y en Juan Ra- vaciones sintácticas y tipográficas. cummings es más con-
món Jiménez predominó también la estética (y la ética) centrado y perfecto, Huidobro más vasto. Su lenguaje era
de la pequeñez inmensa : los universos caben en una internacional (esa es una de sus limitaciones) y más
copla. Algunos jóvenes intentaron otro camino: un sim- visual que hablado. No el idioma de una tierra, sino de
bolismo dotado de una conciencia clásica, más o menos un espacio aéreo. Idioma de aviador: las palabras son
inspirado en Valéry, como Alfonso Reyes y su Ifigenia paracaídas que se abren en pleno vuelo. Antes de tocar

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tierra, estallan y se disuelven en explosiones coloridas. riorizó. Una verdadera traducción, quiero decir, una
El gran poema de Huidobro es Altazor (1931) : el azor transmutación. Lo contrario de Huidobro : poesía de la
· al asalto de la altura y que desaparece quemado por el tierra y no del aire.__ No cualquier tierra: una historia,
sol. Las palabras pierden su peso significativo y se vuel- una lengua. Perú: hombres-piedras-fechas. Signos indios
ven, más que signos, huellas de una catástrofe estelar. y españoles. El lenguaje de Trilce no podía ser sino de
En la figura del aviador-poeta reaparece el mito román- un peruano, pero de un peruano que fuese asimismo un
tico de Lucifer. poeta que viese en cada peruano al hombre y en cada
La vanguardia hispanoamericana y el modernism an- hombre al testigo y a la víctima. \Tallej~ fue un sran
gloamericano fueron transgresiones de los cánones de poet~ religioso. Comunista militahte, eÍ transfondo de
Londres y Madrid tanto como fugas del provincialismo 'su visión dél mundo y de sus ceencias no fue la filoso-
americano. En ambos movimientos la poesía oriental, ·nacrfr!Ca -dei marxismo, sirio los misterios básfcos del
especialmente el haiku, ejerció una influencia benéfica. cr1Stlanlsmo-desl1 infancia y dé su pueblo: fa comú-
El introductor del haiku en castellano fue José Juan nión, fa ifarisúbstáiidadón, ef ansia de inmortalidad. Sus
Tablada, autor también de poemas ideográficos y simul- invenciones verbales nos impresionan no sólo por su ex-
tanefstas. Pero estas semejanzas son formales. Cosmo· traordinaria concentración sino por su autenticidad.
politismos opuestos: lo que buscaban Pound y Eliot en A veces tropezamos con fallas de expresión, torpezas,
Europa era precisamente lo contrario de lo que buscaban balbuceos. No importa: incluso sus poemas menos rea-
Huidobro, Oliverio Girondo y el Borges de aquellos lizados están vivos.
años. El modernism intentó volver a Dante y a Pro- El nativismo y el americanismo aparecen en muchos
venza; los hispanoamericanos se proponían extremar la poetas de este período. Por ejemplo, en _e1_]3orges_de
revuelta contra esa tradición. Por eso Huidobro nunca .
Fervor de Buenos Aires (1923 ), que contiene una serie
renegó de Darío: su «Creacionismo» no fue la negaé:lóñ
-del «moderñismo», sino su non-plus-ultra.
a
de ~dmÍrables poemas la mu~rte y a los muertos. En
-los Estados Unidos también brotó una reacción contra
En su primer momento la vanguardia hispanoameri-
cana dependió de la francesa, como antes los primeros el cosmopolitismo de Eliot, representada principalmente
modernistas habían seguido a los parnasianos y simbo- por Williams y los rnbjetivistas» como Louis Zukofsky
listas. La rebelión contra el nuevo cosmopolitismo asu- y Georges Oppen. La semejanza, otra vez, es formal. Los
mió otra vez la forma de un nativismo o americanismo. angloamericanos, frente al paisaje de la era industrial, se
El primer libro de ,c::ésar V~lJejo (Los heraldos negros, interesaban sobre todo en el objeto-su geometría, sus
1918) prolongaba la línea poética de Lugones. En su relaciones internas y externas, su significado-y apenas
segundo libro (Trilce, 1922), el poeta peruano asimiló si sentían nostalgia por el mundo preindustrial. En los
las formas internacionales de la vanguardia y las inte- hispanoamericanos esa nostalgia era un elemento esen-

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cial. La industria no aparece entre los angloamericanos so». La estética de Reverdy y de Huidobro. El mismo Ge-
como un tema, sino como un contexto. Con ellos ocurre rardo Diego publicó después un memorable poema
lo mismo que con Propercio : su modernidad no con- Fábula de Equis y Zedá (1932), en el que el barroquis'.
siste en el tema de la gran ciudad, sino en que la gran mo se aliaba al «creacionismo». El formalismo de la
ciudad aparece en sus poemas sin que el poeta se lo pro- vanguardia se asociaba, en el espíritu de los poetas es-
ponga expresamente. En cambio, algunos poetas hispa- pañoles, al formalismo de Góngora. No es extraño que
noamericanos-Carlos Pellicer y Jorge Carrera Andra- por esos años José Ortega y Gasset publicase La deshu-
de-se sirven de los términos y metáforas de la poesía manización del arte.
moderna-también del haiku-para expresar el paisa- Dos poetas resistier9n lo mismo al tradicionalismo que
je amerkano: la aviación y Virgilio. Es revelador que al neogongorismo: !Pedr? Salinas ly Jorge Guillén. El
en la poesía de Pellicer las ruinas precolombinas ten- primero fue autor clitiiria suerte de monólogos líricos
gan el mismo lugar de elección que la magia del objeto en los que la vida moderna-el cine, los autos, los telé-
industrial en un Zukofsky. fonos, los radiadores-se reflejan sobre las aguas límpi-
Repetición de los episodios del «modernismo» : el na- das de un erotismo que viene de Provenza. La obra de
tivismo y el coloquialismo hispanoamericanos se trans- Guillén, escribí alguna vez, «es una isla y un puente».
formaron en España en tradicionalismo : romances y Isla: frente al tumulto de la vanguardia, Guillén tiene
canciones de Federico García Lorca y Rafael Alberti. la increíble insolencia de decir que la perfección también
La influencia de Juan Ramón J irnénez fue decisiva en la es revolucionaria; puente : «desde un principio Guillén
orientación de la joven poesía española. Sin embargo, fue un maestro, lo mismo para sus contemporáneos ( Gar-
en 1927, aniversario del tercer centenario de la muerte cía Lorca) como para los que vinimos después».*
de Góngora, hay un cambio de rumbo. La rehabilitación Nueva ruptura : la explosión parasurrealista. En los
de Góngora fue iniciada por Rubén Darío y después si- países de habla inglesa la influencia del surrealismo fue
guieron los estudios de varios críticos eminentes. Pero la tardía y superficial (hasta la aparkión de Frank O'Hara
resurrección del gran poeta andaluz se debe a dos cir- y John Ashberry, en la década de los 50). En cambio,
cunstancias : la primera es que entre los críticos se en- fue temprana y muy profunda en España e Hispanoamé-
contraba un poeta, Dámaso Alonso; la segunda, deci- rica. He dicho «influencia» porque, aunque hubo artis-
siva, es la coincidencia que advertían los jóvenes espa- tas y poetas que individualmente participaron en distin-
ñoles entre la estética de Góngora y la de la vanguardia. tas épocas del surrealismo-Picabia, Buñuel, Dalí, Miró,
En su Antología poética en honor de Góngora (Madrid Matta, Lam, fésar Moro y yo mism9,-, ni en España ni
1927), el poeta Gerardo Diego subraya que se trata de
crear objetos verbales (poemas) «hechos de palabras so- * «Horas situadas de Jorge Guillén», en Puertas al campo
las», palabras «que tengan más de ensalmo que de ver- (Barcelona: Seix Barral, 1972).

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en América hubo una actividad surrealista en sentido da a la muerte. La guerra de España y la mundial pusie-
estricto. (Una excepción: el grupo chileno Mandrágora,· ron fin a este intenso período. Dispersión de los poetas
fundado en 1936 por Braulio Arenas, Enrique Gómez españoles y aislamiento de los hispanoamericanos.
Correa, Gonzalo Rojas y otros.) Muchos poetas de ese Muchos de estos poetas pasaron de la rebelión indivi-
período adoptaron el onirismo y otros procedimientos dual a la rebelión social. Algunos se afiliaron al Partido
surrealistas, pero no puede decirse que Neruda, Alberti Comunista, otros a las organizaciones culturales que los
o Alexaindre hayan sido surrealistas, a pesar de que, en estalinistas habían creado a la sombra de los Frentes
algunos momentos de su obra, sus búsquedas y hallaz- Populares. El resultado fue la utilización de muchos im-
gos hayan coincidido con los de los surrealistas. En . pulsos generosos-aunque también hubo una dosis nada
.1933, a¡;are~e en Madrid ~n libro. de Pablo Neruda: · desdeñable de oportunismo--por las burocracias comu-
Re$klenci~ en la tierra. Libro esencial.I.a poesfa de Hiii- nistas. Los poetas se adhirieron al «realismo socialista»
dob.ro évoca el elemento aire; la de Vallejo, la tierra; y practicaron la poesía de propaganda social y política.
)a de Neruda, el agua. Más agua de mar que de lago. La Sacrificio de la búsqueda verbal r la aventura poética
influencia de Nerud~ fue como una inundación que se en aras de la claridad y la eficacia política. Gran parte
extiende y cubre millas y millas-aguas confusas, pode- de esos poemas ha desaparecido como desaparecen las
rosas, sonámbulas, informes. Esos años fueron de gran noticias y los editoriales de los periódicos. Quisieron ser
riqueza: Poeta en Nueva York ( 1929), probablemente testimonio de la historia y la historia los ha borrado. Lo
el mejor libro de Federico García Lorca y que contiene más grave no fue la falta de tensión poética, sino moral:
algunos de los poemas más intensos de este siglo, como los himnos y las odas a Stalin, Molotov, Mao-y los in-
la «Oda a Walt Whitman»; La destrucción o el amor sultos más o menos rimados a Trotsky, Tito y otros disi-
( 1935) de Vicente Aleixandre, visión a un tiempo som- dentes. Curioso realismo que, después de las revelaciones
bría y suntuosa de la pasión erótica; Sermones y mora- de Khruschev, obliga a sus autores a desdecirse. Las
das ( 1930) de Rafael Alberti, subversión del lenguaje verdades de ayer son las mentiras de hoy : ¿dónde está
religioso que se echa a delirar y pone bombas en los al- la realidad? Ilsa época fue la del «deshonor de los poe-
tares y los confesionarios; los Nocturnos (1933) de Xa- tas», como la llamó Benjamín Péret.
vier Villaurrutia, entre los cuales hay seis o siete poemas También aquellos que se negaron a poner su arte al
que se encuentran entre los mejores de esa década, poe- servicio de un partido renunciaron casi completamente
sía metálica, brillante, angustiosa: doble voz del deseo a la experimentación y la invención. Fue una vuelta ge-
y la esterilidad; Ricardo Molinari : en su extraño me- neral al orden. Didactismo político y retórica neoclásica.
diodía hay árboles sin sombra; Luis Cernuda, el que más Los antiguos vanguardistas-Borges, Villaurrutia-se de-
lúcida y valerosamente asume la dualidad de la palabq dicaro.n a componer sonetos y décimas. Dos libros repre-
placer--crítica activa de la moral social y puerta que sentativos de lo mejor y lo peor de ese período: el Can-

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to general (1950) de Pablo Neruda y Muerte sin fin guardia siienciosa, secreta, desengañada. Una vanguar-
(1939) de José Gorostiza. El primero es enorme, desco- dia otra, crítica de sí misma y en rebelión solitaria contra
sido, farragoso, pero atravesado aquí y allá por intensos la academia en que se había convertido la primera van-
pasajes de gran poesía material: lenguaje-lava y len- guardia. No se trataba, como en 1920, de inventar, sino
guaje-marea. El otro es un poema de unos ochocientos de explorar. El territorio que atraía a estos poetas no es-
versos blancos, un discurso en el que la conciencia inte- taba afuera ñftampoco adentro. Era esa zona donde con-
lectual se inclina fijamente sobre el fluir del lenguaje fluyen lo interior y lo exterior: la zona del lenguaje.
hasta congelarlo en una dura transparencia. Retórica y Sil preocupad6n no era estética; pará aquellos jóvenes
gran poesía. Dos extremos : el sí pasional y el no re- el lengnaje era, Simultánea y contradictoriamente, un
flexivo. Un monumento a la locuacidad y un monu- destino y una elección. Algo dado y algo que hacemos.
mento a la reticencia. Algo que nos hace.
Hacia 1945 la poesía de nuestra lengua se repartía El lenguaje es el hombre, pero también es el mundo.
en dos academias: la del «realismo socialista» y la de los Es hisroria y es biografía : los otros y yo. Estos poetas
vanguardistas arrepentidos. Unos pocos libros de unos habían aprendido a reflexionar y a burlarse de sí mis-
cuantos poetas dispersos iniciaron el cambio. Aquí se mos : sabían que el poeta es el instrumento del len-
quiebra toda pretensión de objetividad: aunque quisiera guaje. Sabían asimismo que con ellos no comenzaba el
no podría disociarme de este período. Procuraré, por mundo, pero no sabían si no se acabaría con ellos : ha-
tanto, reducirlo a unas cuantas noticias mínimas. Todo bían atravesado el nazismo, el estalinismo y las explo-
,.comienza-recomienza-con un libro de José Lezam~· siones atómicas en el Japón. Su incomunicación con
Lifiia: La. fiieza <1944J. Uií poco después (no teríg:c;· España era casi total, no sólo por las circunstancias polí-
'más remedio que citarme) Libertad bajo palabra (1949). ticas sino porque los poetas españoles de la postguerra
y ¿Águila o sol? (1950). En Bue.nos Aires, :Enrique se demoraban en la retórica de la poesía social o en la
Malina: Costumbres errantes o la redondez de la tie'. de la poesía religiosa. Se sentían atraídos por el surrea-
rra (1951 ). Casi en los mismos años, los primeros ir-' lismo, movimiento ya en repliegue y al que llegaban
bros de Nicanor Parra, Alberto Girri, Jairríe Sabines, tarde. Veían en los poetas angloamericanos posteriores
Cintio Vitier, Roberto Juarroz, Álvaro Mutis ... Estos al modernism-Lowell, Olson, Bishop, Ginsberg- a sus
nombres y estos libros no son toda la poesía hispano- verdaderos contemporáneos, incluso si (o porque) esos
americana contemporánea: son su comienzo. Hablar de poetas venían de la otra vertiente, la opuesta, de la tradi-
lo que ha seguido, por más valioso que sea, sería caer ción moder.na. Descubrieron también a Pessoa y, pllr
en la crónica. El comienzo : acción clandestina, casi in- Pessoa, a los brasileños y portugueses de su generación,
visible y que muy pocos tomaron en cuenta. En cierto como Cabra! de Melo. Aunque algunos eran católicos y
sentido fue un regreso a la vanguardia.. Pero una van- otros comunistas, en generral se inclinaban hacia la disi-

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dencia individualista y oscilaban entre el trotskismo y el derno es moderno porque es crítico. Su crítica se des-
anarquismo. Pero las clasificaciones ideológicas no son plegó en dos direcciones contradictorias : fue una. nega-
enteramente aplicables a estos escritores. En casi todos ción deltiempo lineal de la modernidad y fue ul.la
ellos el horror hacia la civilización de Occidente coincide (l.legaCión de sí rriis1llo. Por lo primero, negaba a la moder:
con la atracción por el Oriente, los primitivos o la Amé- · nídad; por lo segundo, la afirmaba. Frente a la historia
rica precolombina. Un ateísmo religioso, una religiosi- y sus cambios, postuló el tiempo sin tiempo del origen,
dad rebelde. Búsqueda de una erótica más que de una .· el instante o el ciclo; frente a su propia tradición, pos-
poética. Casi todos se reconocían en una frase del Camus ( tuló el cambio y la crítica. Cada movimiento artístico
de aquellos años de la segunda postguerra: «solitario i negaba al precedente, y a través de cada una de estas :
solidario». Fue una generación que aceptó la marginali- 1negaciones el arte se perpetuaba. Sólo dentro del tiempo !
dad y que hizo de ella su verdadera patria. po lineal la negación podía desplegarse plenamente y!
La poesía de la postvanguardia (no sé si haya que sólo en una edad crítica como la muestra la crítica podía [
resignarse a este nombre no muy exacto que empiezan ser creadora. Hoy somos testigos de otra mutación: el\
a darnos algunos críticos) nació como una rebelión si- arte moderno comienza a perder sus poderes de nega- 1
lenciosa de hombres aislados. Empezó como un cambio ción. Desde hace años sus negaciones son repeticiones)
insensible que, diez años después, se reveló irreversible. rituales : la rebeldía convertida en procedimiento, la"¡
Entre cosmopolitismo y americanísmo, mi generación ·.crítica en retórica, la transgresión en ceremonia. La ne- l
cortó por lo sano: estamos condenados a ser america- .gación ha dejado de ser creadora. No digo que vivimos \
nos como nuestros padres y abuelos estaban condenados .el fin del arte: vivimos el fin de la idea de arte mo- \
a buscar América o a huir de ella. Nuestro salto ha sido ,derno. .,, _\
hacía dentro de nosotros mismos. El arte y la poesía son inseparables de nuestro des-
tino terrestre : hubo arte desde que el hombre se hizo
hombre y habrá arte hasta que el hombre desaparezca.
3. EL PUNTO DE CONVERGENCIA i Pero nuestras ideas sobre lo que es el arte son tantas y
tan diversas, de la visión mágica del primitivo a los Ma-
.\La oposición a la modernidad opera dentro de la moder~( nifiestos del Surrealismo, como las sociedades y las ci-
¡' nidad. Criticarla es una de las funciones del espíritu mo-{ vilizaciones. Los desfallecimientos de la tradición de la
derno ; y más : es una de las maneras de realizarla. El ••. ruptura es una manifestación de la crisis general de la
tiempo moderno es el tiempo de la escisión y de la ne-1 modernidadc En algunos de mis escritos me he ocupado
gación de sí mismo, el tiempo de la crítica. La moder- · de este tema.* Aquí me limitaré a una breve enumera-
nidad se identificó con el cambio, identificó al cambio ,, Corriente alterna (México: Siglo XXI, 1967); Con¡un-
con la crítica y a los dos con el progreso. El arte mo- ciones y disyunciones (México: Joaquín Mortiz,_ 1969); entre~

210 211
ción de los síntomas más obvios. una visión del proceso histórico como la realización pro-
En los dos primeros capítulos señalé que nuestra gresiva de la libertad~ la justicia, la razón o cualquier
idea del tiempo es el resultado de una operación crítica: otro valor semejante. En otros i::asos la historia se iden-
la destrucción de la eternidad cristiana fue seguida por tificó con el desarrollo de la ciencia y la técnica o con
la secularización de sus valores y su trasposición a otra el dominio del hombre sobre la naturaleza o con la
categoría temporal. La edad moderna comienza con la universalización de la cultura. Todas estas ideas tienen
insurrección del futuro. Dentro de la perspectiva del cris- algo en común : el destino del hombre es la coloniza-
tianismo medieval, el futuro era mortal: el Juicio Fi- ción del futuro. En los últimos años ha habido un cam-
nal sería, simultáneamente, el día de su abolición y el bio brusco : los hombr~s empiezan a ver con i:error d
del advenimiento de un presente eterno. La operación crí- 'porvenir y lo que apenas ayer parecían fas maravillas del
tica de la modernidad invirtió los términos : la única progreso hoy son sus desastres. El futuro ya no es el de- ·
eternidad que conoció el hombre fue la del futuro. Para 'positario de la perfección, sino del horror. Demógrafos,
el cristiano medieval, la vida terrestre desembocaba en ecologistas, sociólogos, fískos y geneticistas .dellullcian
la eternidad de los justos o de los réprobos; para los la marcha hacia el futuro como una marcha hacia la per-
modernos, es una marcha sin fin hacia el futuro. Allá, dii:ión. Unos preven el agotamiento de los recursos na-
no en la eternidad ultraterrestre, reside la suprema per- turales, otros la contaminación del globo 'terrestre, otros
fección. Ahora, en la segunda mitad del siglo xx, apa- u~a llamarada atómica. Las obras del progreso se lla-
recen ciertos signos que indican un cambio en nuestro 'iriaO: hrur;bre, envenenamiento, volatilizaéión. Nó me
sistema de creencias. La concepción de la historia como impórfa saber si estas profécías son o rió. exagefadas:
un proceso lineal progresivo se ha revelado inconsis- subrnyp qué! son expresiones de la duda gellerarSübre "1
tente. Esta creencia nació con la edad moderna y, en cier- pr()gr<:'so. Es sigrúfi~~ti~o que en un páís como los Es:
to modo, ha sido su justificación, su raison d'etre. Su 'iados l]nidos, donde la palabra cambio ha gozado de
quiebra revela una fractura en el centro mismo de la una yeneración supersticiosa, hoy aparezca otra que es
conciencia contemporánea : la modernidad empieza a 'su refutación : conservación. Los valores qué irradiaqa
perder la fe en sí misma. cambio ahora se han trasladado a conservación. El pre-
La creencia en la historia como una marcha conti- sente hace la crítica del futuro y empieza a despfazarló..
nua, aunque no sin tropiezos y caídas, adoptó muchas . El marxismo ha sido, probablemente, la expresión
formas. A veces, fue una aplicación ingenua del «dar- más coherente y osada de la concepción de la historia
winismo» en la esfera de la historia y la sociedad; otras, como un proceso lineal progresivo. Más coherente por-
que la concibe como un proceso dueño del rigor de un
vista con Rita Guibert, en Seven voices (Nueva York: Alfred A. discurso racional ; más osada porque ese discurso abarca
Knopf, 1973). tanto al pasado y al presente de la especie humana como

212 213
a su futuro. Ciencia y profecía. Para Marx la historia no socialismo asume la forma de la dictadura de una nueva
es plural, sino una, y se despliega como la serie de pro- clase o casta burocrática. La aberración cesa de serlo si
posiciones de una demostración. Cada proposición en- renunciamos a la concepción de la historia como un pro-
gendra una réplica y así, a través de negaciones y con- ceso lineal progresivo dotado de una racionalidad inma-
tradicciones, la demostración produce nuevas proposicio- nente.
nes. La historia es un texto productor de textos., Ese Nos cuesta trabajo resignarnos porque renunciar
texto es un proceso único que va del comunismo de las a esta creencia implica asimismo el fin de nuestras pre-
,sociedades primitivas al futuro comunismo de la edad' tensiones sobre la dirección del futuro. Sin embargo, no
, industrial. Los protagonistas de ese proceso son las se trata de renunciar al socialismo como libre elección
,clases sociales y el motor que lo mueve son las distintas ética y política, sino a la idea del socialismo como un
técnicas de producción. Cada período histórico marca producto necesario del proceso histórico. La crítica de las
un avance frente al anterior y en cada período una clase aberraciones políticas y morales de los «socialismos»
social asume la representación de la humanidad entera: contemporáneos debe comenzar por la crítica de nuestras
señores feudales, burgueses, proletarios. Estos últimos aberraciones intelectuales. No, la historia no es una:
encarnan el presente y el futuro inmediato de la histo- es plural. Es la historia de la prodigiosa diversidad de
ria ... Repetiré lo que todos sabemos: si las violencias sociedades y civilizaciones que han creado los hombres.
y cambios del siglo XX confirman el genio apocalíptico Nuestro futuro, nuestra idea del futuro, se bambolea y
de Marx, la forma en que se han producido niega la su- vacila : la pluralidad de pasados vuelve plausible la plu-
puesta racionalidad del proceso histórico. ralidad de futuros.
La ausencia de revoluciones proletarias en los países Las revueltas en los países atrasados y en la periferia
más avanzados industrialmente tanto como las revueltas de las sociedades industriales desmienten las previsiones
en la periferia del Occidente, revelan que la ideología del pensamiento revolucionario; las rebeliones y tras-
marxista no ha sido la levadura de la revolución prole- tornos en los países avanzados minan aún más profun-
taria mundial, sino de la resurrección nacional de Rusia, damente la idea que se habían hecho del futuro los evo-
China y otros países que llegaron tarde a la era indus- lucionistas, los liberales y los burgueses progresistas. Es
trial y tecnológica. Los protagonistas de todos esos cam- notable que la clase a la que se ,atribuía per se la voca-
bios no han sido los obreros, sino clases y grupos que la ción revolucionaria, el proletariado, no haya participado
teoría había puesto al margen o a la zaga del proceso en los disturbios que han sacudido a las sociedades in-
histórico : intelectuales, campesinos, pequeña burguesía. dustriales. Recientemente se ha intentado explicar el
Y lo más grave : las revoluciones triunfantes se han fenómeno por medio de una nueva categoría social : las
transformado en regímenes anómalos desde un punto de sociedades más adelantadas, especialmente los Estado~
vista auténticamente marxista. Aberración histórica: el lI_nidos, han pasado ya de la etapa i,ndustrial a la post-

214 215
.in~ustriaL* Esta última se caracterizapor la importancia mir el futuro distingue al nuevo radicalismo de los
de lo que_pQclrfaI!amarse producción de coriocimiéntos movimientos revolucionarios del siglo XIX y de la pri-
producdvos._lJ_E._n]1evo. lllºd() de goªiJ.ccion ~11:a~qÜ~ mera mitad del xx. La confianza en los poderes de la
la ciencia y la técnica ocupan el lugar central _<¡ue tuvo espontaneidad está en proporción inversa a la repugnan-
}~ i!ldustri~._ :E.n la sociedad postincl;;srriall'!sJ;;-~­ cia frente a las construcciones sistemáticas. El descrédito
. S.()Ciales noson el. resultado de la oposición entre tra- del futuro y de sus paraísos geométricos es general. No
_____ ,, cultll~af
, bajo
--·---- --- y ·- capital,
- - sino que son conflictos de orden ___ ,.....---- -.,r
es extraño : en nombre de la edificación del futuro me-
religioso y psíquico. Así, los trastornos estudiantiles de dio planeta se ha cubierto de campos de trabajo forzado.
la década anterior pueden verse como una rebelión ins- La rebelión de los jóvenes es un movimiento de justi-
tintiva contra la excesiva racionalización de la vida so- ficada negación del presente pero no es una tentativa
cial e individual que exige el nuevo modo de produc- por construir una nueva sociedad. Los muchachos quie-
ción. Disti.r1tos modos de deshmnani~ación : d capfr¡¡lis- ren acabar con la situación presente precisamente por-
mo trató a los hombres corrio niácjíiinas; la sociedad qúe es un presente que nos oprime en nombre de un
postindusirial los trata como signos. · · • J .... futuro quimérico. Esperan instintiva y confusamente que
· Cualquiera que sea el valor de. las elucubraciones la destrucción de este presente provoque la aparición del
sobre la sociedad postindustrial, lo cierto es que las re- otro presente y sus valores corporales, intuitivos y mági-
beliones en los países adelantados, aunque son justas y cos. Siempre la búsqueda de otro tiempo, el verdadero.
apasionadas negaciones del actual estado de cosas, no En el caso de las rebeliones de las minorías étnicas y
presentan programas sobre la organización de la socie- culturales, las reivindicaciones de orden económico no
dad futura. Por eso las llamo rebeliones y no revolucio- son las únicas ni, muchas veces, las centrales. Negros y
nes:'• Esta indiferencia frente a la forma que debe asu- chicanos pelean por el reconocimiento de su identidad.
Otro tanto ocurre con los movimientos de liberación de
* Cf. Daniel Bell, «The post-industrial society. The evolu- las mujeres y con los de)as minorías sexuales:) no se
tion of an Idea», Survey, 78 y 79 (Cambridge, Mass. 1971). trata de la edificación de la ciudad futura como de la
'· r. En Corriente alterna he descrito las diferencias entre re-
emergencia, dentro de la sociedad contemporánea, de
volución, revuelta y rebel~ón. El ejemplo clásico de revolución
es todavía la Revolución francesa y no sé si sea lícito aplicar grupos que buscan su identidad o que pelean por su
esta palabra a los cambios sociales que han ocurrido en Rusia, reconocimiento. Los movimientos nacionalistas y antiim-
China y otras partes, por más profundos y decisivos que ha- perialistas, las guerras de liberación y los otros trastornos
yan sido. Uso la palabra revuelta para designar los levanta- del Tercer Mundo tampoco se ajustan a la noción de
mientos y movimientos de liberación nacional del Tercer Mun-
do y de América Latina (en un sentido estricto, esta última no
pertenece al Tercer Mundo), y rebelión para los movimientos diantes y otros grupos en las sociedades industriales o en los
de protesta de las minorías !aciales, liberación femenina, estu- sectores modernos de las naciones subdesarrolladas.

216 217
l
revolución elaborada por la concepc1on lineal y pro- Para el cristianismo el cuerpo humano era naturaleza \
gresiva de la historia. Estos movimientos son la expre- caída, pero la gracia divina podía transfigurarlo en
sión de particularismos humillados durante el período cuerpo glorioso. El capitalismo desacrali}_ó al cuerpo: 1
de expansión de Occidente y de allí que se hayan con- dejó de ser el ca~¡)o de _ba_talla _e11_tr~Tos á_n¡seles ":YTos
vertido en los modelos de la lucha de las minorías ét- diablos y se transformó en un. instrumento de traoajo:-
nicas en los Estados U nidos y en otras partes. Las re- El cuerpo-fue una .fuerza de producclon. 1>1 conéepción
vueltas del Tercer Mundo y las rebeliones de las mino- éleiéilerpo como Tueria
de frábajo ·uevó inmediata- ¡
rías étnicas y nacionales en las sociedades industriales
son la insurrección de particularismos oprimidos por -~;~;ra.:;fef.:1l~[f~~~ci_eJ~~~~~if~~~;i~ef:·~~t~~t.'
otro particularismo enmascarado de universalidad : el para-gana~i:1__c:iel~~«§ ~-n~_{éc~i~a~¡)~r1i~~~ieée11r'1!""!~ 1

capitalismo de Occidente. El marxismo preveía la desa- productívlda·d·.·· E·l··· pl. a._c__e_r. __e~ __11_11._. gasto,Ja si:11suaJ1.·c:l_aci.u.r.i'1..1
parición del proletariado, como clase, inmediatamente pertilrl:laC1ón~1a"cündenación del placer ab'!rcó también
después de la desaparición de la burguesía. La disolución aTiimag1ilai:i6ri, Pº~'I~ ·ei.cu;~p_o-n~sól~~"im fi1~üa9]-
de las clases significaba la universalización de los hom- nalae sensac1g_nes s111c>3fe_1,.t11ªg".ill'§, Los desórdenes de 1
bres. Los movimientos contemporáneos tienden a lo ·la imagi1láClón noson menos peligros;;spar»l.la-produc- ¡
contrario : son afirmaciones de la particularidad de cada cioii y eCrenCfifi1i~J1t()_~ii_~giJ:e~.f~=8."~ilclin:líéntos Tí- 1
grupo y aun de las idiosincrasias sexuales. El marxismo ""sícos aelplacer sensual. En nombre del fotüro""se- com-:'I
prometió un futuro en el que se disolverían todas las "pletÓ la censura" del cuerpo con la mutilación de los po- !
clases y particularidades en una sociedad universal; hoy deres poéticos del hombre. Así, la rebelión del cuerpo 1
somos testigos de una lucha por el reconocimiento ahora es también la de la imaginación. Ambas 'ñiegan·arriem: !
mismo de la realidad concreta y particular de cada uno. poTlneal: susvalores soníoscteípresente~·"EITrierpo·y !
Todas estas rebeliones se presentan como una ruprura la imaginación Ignoran af foturo : las sensacioriesson i
del tiempo lineal. Son la irrupción del presente ofendi- la aboildón defrleffi¡)o.en lo lnsianiáñeo, lás Imágenes 1
do y, así, explícita o implícitamente, postulan una des- del deseo dísüdven ~pasado·y.Tuturo~en-üii presente sin !

valorización del futuro. El trasfondo general de estas fechas. Es la vuelta al principio del principio, a la sen- '
rebeliones es el cambio en la sensibilidad de la época. sibilidad y a la pasión de los románticos. La resurrección '
_Derrumbe de la ética protestante y capitalista. con su del cuerpo quizás es un anuncio de que el hombre re- :
_moral del ahorro y del trabajo, dos formas de construc- cobrará alguna vez la sabiduría perdida. Porque el cuer- ,
ción del futuro, dos tentativas por apropiarnos del por-. po no solamente niega el futuro : es un camino hacia el ¡
~,enir, La sublevación de los valores corporales y orgiás- presente, hacia ese ahora do.nde vida y muerte son las i
ticos es una rebelión contra la doble condenación del dos mitades de una misma esfera.
hombre: la condena al trabaj;;yTare¡,·;~¡¿r;·"del·J;;sé0: Todos estos signos dispersos apuntan hacia un cambio '
_,____ __ ...,,.._--.-·---------··--~---~ ---·- --------~------ ----·-------- ------··-------- -------~ -- --- ---· -""'

218 219
en nuestra imagen del tiempo. Al iniciarse la edad mo- ideas de la mayoría de nuestros contemporáneos. El pre-
derna, la eternidad cristiana perdió tanto su realidad sente se ha vuelto el valor central de la tríada temporal.
ontológica como su coherencia lógica : se convirtió en La relación entre los tres tiempos ha cambiado, pero este
una proposición insensata, un nombre vacío. Hoy el fu- cambio no implica la desaparición del pasado o la del
turo no nos parece menos irreal que la eternidad. La futuro. Al contrario, cobran mayor realidad : ambos se
crítica de la religión por la filosofía, de Hume a Marx, vuelven dimensiones del presente, ambos son presencias
es perfectamente aplicable al futuro : es la proyección y están presentes eu el ahora. De ahí que debamos edi-
de nuestros deseos y su negación; no existe y, sin em- ficar una Ética y una Política sobre la Poética del ahora.
bargo, nos roba realidad, nos roba vida. Pero la crítica La Política cesa de ser la construcción del futuro: su
del futuro no ha ·sido hecha por la filosofía, sino por el misión es hacer habitable el presente. La Ética del ahora
cuerpo y por la imaginación. uo es hedonista, en el sentido vulgar de esta palabra,
La Antigüedad sobrevaloró al pasado. Para enfren- aunque afirme al pla¡:er y al cuerpo. El ahora nos mues-
tarse a su tiranía, los hombres inventaron una ética y tra que el fin no es distinto o contrario al comienzo, sino
una estética de excepción fundada en el instante. Al que es su complemento, su inseparable mitad. Vivir en
rigor del pasado y a la autoridad del precedente opusie- el ahora es vivir rnra a la muerte. El hombre inventó
ron la libertad del instante, no un antes ni un después, las eternidades y los futuros para escapar de la muerte,
sino un ahora: el tiempo fuera del tiempo del placer, la pero cada uno de esos inventos fue una trampa mortal.
revelación religiosa o la visión poética. Ética y estética El ahora nos rernncilia con nuestra realidad: somos
de excepción y asimismo de y para privilegiados : el mortales. Sólo ante la muerte nuestra vida es realmente
filósofo, el místico, el artista. En la edad moderna el vida. En el ahora nuestra muerte no está separada de
instante también ha sido el recurso contra la domina- nuestra vida : son la misma realidad, el mismo fruto.
ción del futuro. Frente al tiempo sucesivo e infinito de
la historia, lanzada hacia un futuro inalcanzable, la poe- * **
sía moderna, desde Blake hasta nuestros días, no ha ce-
sado de afirmar el tiempo del origen, el instante del El fin de la modernidad, el nrnso del futuro, se mani-
comienzo. El tiempo del origen no es el tiempo de antes : fiesta en el arte y la poesía como una a¡:eleración que
es el de ahora. Reconciliación del principio y del fin : disuelve tanto la noción de futuro como la de rnmbio.
cada ahora es un comienzo, cada ahora es un fin. La El futuro se convierte instantáneamente en pasado; los
vuelta al origen es la vuelta al presente. rnmbios son tan rápidos que produ¡:en la sensación de
La visión del ahora como centro de convergencia de inmovilidad. La idea del rnmbio, más que los cambios
los tiempos, originalmente visión de poetas, se ha trans- mismos, fue el fundamento de la poesía moderna : el
formado en una creencia subyacente en las actitudes e arte de hoy debe ser diferente del arte de ayer. Sólo que

220 221
para percibir la diferencia entre ayer y hoy debe haber monia que celebraba a la naturaleza como una potencia
cierto ritmo. Si los cambios se producen muy lentamente, creadora: la naturaleza crea y el artista reconoce. El
corren el peligro de ser confundidos con la inmovilidad. contexto de los ready-made de Duchamp no es la na-
Eso fue lo que ocurrió con el arte del pasado: ni los ar- turaleza creadora, sino la técnica industrial. Su gesto no
tistas ni el público, hipnotizados por la idea de la «imita- es una elección ni un reconocimiento, sino una negación;
ción de los antiguos», percibían claramente los cambios. en un clima de no elección y de indiferencia, Duchamp
Tampoco podemos ahora percibirlos, aunque por la ra- encuentra el ready-made y su gesto es la disolución del
zón contraria : desaparecen con la misma celeridad con reconocimiento en la anonimidad del objeto industrial.
que aparecen. En realidad, no son cambios : son varia- Su gesto es una crítica, no del arte, sino del arte como
ciones de los modelos anteriores. La imitación de los mo- objeto.
dernos ha esterilizado más talentos que la imitación de Desde el romanticismo la poesía moderna había he-
los antiguos. A la falsa celeridad hay que añadir la pro- cho la crítica del sujeto. Nuestro tiempo ha consumado
liferación : no sólo las vanguardias mueren apenas na- esa crítica. Los surrealistas otorgaron al inconsciente y
cen, sino que se extienden como fungosidades. La diver- al azar una función primordial en la creación poética;
sidad se resuelve en uniformidad. Fragmentación de la ahora algunos poetas subrayan las nociones de permuta-
vanguardia en cientos de movimientos idénticos : en el ción y combinación. En 1970, por ejemplo, cuatro poe-
hormiguero se anulan las diferencias. tas (un francés, un inglés, un italiano y un mexicano)
El romanticismo mezcló los géneros. El simbolismo decidieron componer un poema colectivo en cuatro idio-
y la vanguardia consumaron la fusión entre prosa y poe- mas y que llamaron, a la japonesa, Renga. Combinación
sía. Los resultados fueron monstruos maravillosos, del no sólo de textos sino de productores de textos (poe-
poema en prosa de Rimbaud a la epopeya verbal de tas). El poeta no es el «autor» en el sentido tradicional
Joyce. La mezcla de los géneros y su final abolición de- de la palabra, sino un momento de convergencia de las
sembocó en la crítica del objeto de arte. La crisis de la distintas voces que confluyen en un texto. La crítica del
noción de obra se manifestó en todas las artes pero su objeto y la del sujeto se cruzan en nuestros días: el ob-
expresión más radical fueron Jos ready-made de Du- jeto se disuelve en el acto instantáneo; el sujeto es una
champ. Consagración irrisoria : lo que cuenta no es el cristalización más o menos fortuita del lenguaje.
objeto, sino el acto del artista al separarlo de su contex- ¿Fin del arte y de la poesía? No, fin de la «era mo-
to y colocarlo en el pedestal de la antigua obra de arte. derna» y con ella de la idea de «arte moderno». La crí-
En China y Japón muchos artistas, al descubrir en una tica del objeto prepara la resurrección de la obra de arte,
piedra anónima una cierta irradiación estética la reco- no como una cosa que se posee, sino como una presencia
gían y la firmaban con su nombre. Ese gesto era, más que se contempla. La obra no es un fin en sí ni tiene exis-
que un descubrimiento, un reconocimiento. Una cere- tencia propia : la obra es un puente, una mediación. La

222 223
crítica del sujeto tampoco equivale a la destrucción del lugar : los nuestros, los de ahora. La estética del cam-
poeta o del artista, sino de la noción burguesa de autor. bio acentuó el carácter histórico del poema. Ahora nos
Para los románticos, la voz del poeta era la de todos; preguntamos, ¿no hay uh punto en que el principio del
para nosotros es rigurosamente la de nadie. Todos y na- cambio se confunde con el de la permanencia?
die son equivalentes y están a igual distancia del ·autor La naturaleza histórica del poema se muestra inme-
,~~·--·---"-·-~--~·- . --~------·~---· .. ·-·--·-----------··-~--.--~--"--""
y de su yo. El poeta no es «un pequeño dios», como diatamente en el hecho de ser un texto que alguien ha
quería Huidobro. El poeta desaparece detrás de su voz, escrito y~g~~~lfillíei!]ee,-f:sC:rIPir iJ,;¡;r-_so11ycros~c¡:u¡e
una voz que es suya porque es la voz del lenguaje, la .suceden y q115' so11fechab~5: Son .hi~to!i.". Desde otrª
voz de nadie y la de todos. Cualquiera que sea el nom- peJ;peCtiva; lo contr_ari()__~niPiérí~~~: cierto. Mientras -~
bre que demos a esa voz-inspiración, inconsciente, azar, 'éribe_,__tl poet¡¡_11()_S_a~e_ c§!Il()_~er¡Í_Sll_ ]:>()e!Il."i.._lo__s:i¡,~á
accidente, revelación-, es siempre la voz de la otredad. cuando, ya terminado, lo lea. El autor es ~j>rim_<:r_lector
La estética del cambio no es menos ilusoria que la de y e
desu poeffi;; con su-lecturas Inicia una serie de iuter-
la imitación de los antiguos. Una tiende a minimizar los -¡;iéiaC:i9Qe:S:i!~!ei~fon~i· ª~a)éctti!~f[~-ªu~e:~ii--P.9~:
cambios, la otra a exagerarlos. La historia de las revolu- ma-cH3t.imo. N:i11gu.11_a_le.crl!rª-_e§_~e!in~~1vay, en este
ciones poéticas de la edad moderna, ha sido la del diá- sentido ' ca<lá-Téctura, sin excluir a la del autor, es un ac-
--------~---·----~------·--·-----·---------------------------- -------------
logo entre analogía e ironía. La primera negó a la mo- ' '

aélente-deltexto. Soberanía del texto sobre su autor-


dernidad; la segunda negó a la analogía. La poesía IeCtor y sus· 1ectores-suceslVos. FTtexto permanecé, resis-
moderna ha sido la crítica del mundo moderno tanto te a los. c.tinbios de cadaleZtITT;L'ResiSreaiá historia. A.T
como la crítica de sí misma. Una crítica que se resuelve -mismo r!eillEü,el rexrüs61ü=si~re,illzaerí esoscaill51ü8:·
en imagen : de HO!derlin a Mallarmé la poesía constru- ili¡;~;;:;,;:-e5 ~tí'a-virtuall<l,;;j_ transhistórlca{¡ue. se áctua-
ye transparentes monumentos de su propia caída. Ironía Tlia en la histoni; en fa lectura:· Na hai'._i~ema .';~:_.ii;
y analogía, lo bizarro y la imagen, son momentos de sino.eñ-mTo-iiñt<:-va:iVéfi. entre 'To transhistórico y lo
la rotación de los signos. Los peligros de la estética del h1sootlco·:
~!texto es la condidÓn de las lecturas y las
cambio son también sus virtudes : si todo cambia, tam- lecturas realizan al texto, lo insertan en el transcurrir.
bién cambia la estética del cambio. Esto es lo que hóy Entre el texto y sus lecturas hay una relación necesaria
ocurre. Los poetas de la edad moderna buscaron el prin- y contradictoria.. Cada !e~~_r;t l'.S. histórica_ y cada una
cipio' del cambio : los poetas de la edad que comienza niega a la historia. Las lecturas pasan, son historia y, al
buscamos ese principio invariante que es el fundamen- mismo tiempo, la traspasan, van más allá de ella. _
1
to de los cambios. Nos preguntamos si no hay algo
en común entre la Odisea y A la recherche du temps r Un poema es un texto, pero asimismo es una estructu- ·'-J,Jd
ra..El texto rep_osa en la estructura-.-~": sop?rte. El texto ,1~ •
0
perdu. Esta pregunta, más que negar a la vanguardia,
se despliega más allá de ella, en otro tiempo y en otro

224
les visible, legible; el esqueleto es mv1s1ble. Las es- ~·'
tructuras de todas las novelas son semejantes, pero Ma-

225
pP'
JJ'
~:.
dame Bovary y T he turn of the screw son dos textos úni- vez, la le_ctura es histórica y, simultáneamente, es la disi·
cos, inconfundibles. Lo mismo sucede con los poemas paciÓn de la historia enun PEesenteiiO:::-t~cha~o:Ta-feclla"
1 épicos, los sonetos o las fábulas. La Odisea y la Eneida
poseen estructuras parecidas, obedecen a las mismas le-
/ yes retóricas y, sin embargo, cada una es un texto dis-
de !aTecmr;;:-5.;-¡vapora: lá-fecnir,!eSuna repetición
-una variación creadora-del acto original : la compo-
sición del poema. La lectura nos hace regresar a otro
1 tinto, irrepetible. Un soneto de Góngora tiene la misma tiempo : al del poéma:-Aparicíóii de-iiii-pfeseñt~_gl1~ no
i estructura que uno de Quevedo y cada uno de ellos es Inserta aT1eáór eii eriTempo'CiefcalenaariO y del rec·~
un mundo aparte. Cada texto poético actualiza ciertas . sinó en un-tiempo qüe-esi:Iañtei-deéalendariósyrefoj~
estructuras virtuales comunes a todos los poemas-y cada -----mq¿n)¡,ü-aerjicíefii~ ñ_o~slá.Jü:_éra~ae-:1a¡¡1stotiá,-sffio
!/ texto es una excepción y, con frecuencia, una transgre- dentro de ella :. . esun texto y es una lectura. Texto y lec-
sión de esas estructuras. La literatura es un reino en el tura son inseparables y en ellos ia historia y la ahistoria,
que cada ejemplar es único. Nos fascina Baudelaire por el cambio y la identidad, se unen sin desaparecer. No es
aquello precisamente que sólo es suyo y que no aparece una trascendencia, sino una convergencia. Es un tiempo /
ni en Racine ni en Mallarmé. En la ciencia buscamos las que se repite y que es irrepetible, que transcurre sin trans-
recurrencias y las semejanzas: leyes y sistemas; en la currir, un tiempo que vuelve sobre sí mismo. El tiempo 1
literatura, las excepciones y las sorpresas : obras únicas. . de la lectura es unhoyyun aquí : un hoy que ~ucede en" 1
Una ciencia de la literatura como la que pretenden al- i cUaiqller momento yun' áq\líq\le está en ~~"-Íqtiier .par: /!
gunos estructuralistas franceses (no ciertamente ] akob- ·re. El poemá-es-historia_yesaquello que niegaa la his- ,
son) sería una ciencia de objetos particulares. U na no- toria eii--érlnstallte en-que la afirma. Leer un texto no- i
ciencia. Un catálogo o un sistema ideal perpetuamente
poet;coesC:ü~¡;;:eñderiü~-~~rojJ~~r<~.cres~ $erlflaoT~E~~I
desmentido por la realidad de cada obra. un texto poetlco es resuc1tarfo, re-producirlo. Esa re-pro'\¡
. La estructura es ahistórica ; el texto es historia, está auccióñse despliega en 'Jii.fiísiórfa:peroseabre haClaíln '
fechado. De la estructura al texto y del texto a la lectu- -preseñteque es-1a aboliCióii de la hisfo_ri'1:. · La póesla \
ra: dialéctica del cambio y de la identidad. La estructu- que comienia·¡;o esfiq¡¡¡ dEsigfo cjue éomienza-no co- ,
ra es invariante en relación con el texto, pero el texto es mienza realmente. Tampoco vuelve al punto de par- 1
invariante en relación con la lectura. El texto es siempre tida. La poesía que comienza ahora, sin comenzar, busca i
el mismo-y en cada lectura es distinto. Cada-1ecfora es . la intersección de los tiempos, el punto de convergencia. /
'una experlelli:ia-te<::llada qüe niega'i la 1iístoha cori el
1

que~a
Afirma que entre el pasado abigarrado y el futuro des- ¡
texroy través Cíeesa-negacilln-se1nsertaae-ñüevo-·I habitado, la poesía es el presente. La re-producción es [
. en la histórla. VariaciÓny-repeilcion:-lalecti.ira-es- una ; una presentación. Tiempo puro : aleteo de la presencia !
forerpreI~I61i~~tÍa.\'ªrlªdón clel texto y ·en: esavariacion l en el momento de su aparición/desaparición. _
J; el texto se realiza, se re€i~~~:ya_fls~r~:J~v,1l·iiCióü. A-su ,];
1,

Cambridge, Mass., iunio de 1972.


226 227
NOTAS
l. La crítica del tiempo no es sino uno de los métodos para
exorcisar a la historia. El otto es el régimen _de castas. Aunque
la palabra casta traduce con cierta fidelidad el término gene-
ralm~nte usado en la India, jeti, los occidentales tienen la ten-
dencia a darle un significado teñido de historicismo : no linaje
o generación, sino clase estratificada. La palabra «clase», en el
sentido en que la emplean los antropólogos occidentales y sus
discípulos indios, tiene el sentido de grtipo social e inmedia-
tamente nos remite a la historia y ~l cambio. Desde este punto
de vista, el fenómeno de las castas, por más singular que nos
parezca, no es sino un caso extremo de un fenómeno univer-
sal : la tendenc.ia a la estratificación social. Esta interpretación
disuelve o, más exactamente, escamotea el concepto de «cas-
ta» en lo que tiene de único. Hay algo específico en la «casta»
que no aparece en la «clase». Si queremos comprender la
ideología subyacente en que se apoya la realidad de las cas-
tas, lo que signi(ica realmente este concepto para un indio tra-
dicional, lo primero que debemos hacer es distinguir la «casta»
de la «clase». ·
Para nosotros la sociedad es un conjunto_ de clases, general-
m~nte en lucha unas con otras y todas en movimiento. La so-
ciedad humana es un todo dinámico y en cambio continuo ;
ese incesante movimiento es lo que la distingue de las socie-
dades animales, que son estáticas. En la sociedad humana apa-
rece algo que no existe en la naturaleza : la cultura. Y la
cultura es historia. La concepción india es la contraria : no hay
oposición entre naturaleza y sociedad, la primera es el arque-
tipo de la segunda. Para un indio las «Castas»-hay más de tres
mil-no son «clases», sino especies. La palabra jeti quiere de-
cir precisamente especie. El indio ve a la sociedad humana_ en
el espejo inmóvil de la naturaleza y sus especies inmutables.
Lejos de ser excepción, el mundo humano prolonga y confirma
el orden natural. A nosotros, acostumbrados a ver la sociedad

231
como un proceso, nos parece el régimen .de ·castas una escanda- hayan sido poetas. En cambio, la influencia del «modernismo»
losa excepción, una anomalía histórica. Así, la oposición entre hispanoamericano fue determinante en todos los poetas de ese
<ecasta» y «clase» recubre otra más profunda: historia y natu- período: Jiménez, Valle-Inclán, Antonio y Manuel Machado,
raleza, cambio y estabilidad. Si hombres de otras civilizaciones el mismísimo Unamuno.
pudiesen terciar en el debate, probablemente dirían que la ver- El segundo punto de desacuerdo: la explicación del profe-
dadera excepción no es el régimen de castas-aunque algunos sor King es contradictoria, pues niega (u olvida) en la segunda
reconocerían que es una exageración más o menos inicua-ni la parte de su estudio lo que afirma en la primera. En la primera
idea que lo inspira, sino pensar, como pensamos nosotros, que sostiene que el romanticismo español fracasó porque carecía
los cambios son inherentes a la sociedad y que esos cambios son de autenticidad histórica (aunque hayan sido sinceros indivi-
casi siempre benéficos. Lo singular y único es sobrevalorar el dualmente los románticos españoles) : fue una reacción contra
cambio, convertirlo en una filosofía y hacer de esa filosofía algo que los españoles no habían tenido, la Ilustración y su
el fundamento de la sociedad. Un primitivo diría que semejante crítica racionalista de las instituciones tradicionales. En la se-
manera de pensar es, por lo menos, imprudente : equivale a gunda parte afirma que el krausismo de la segunda mitad del
abrir la puerta al caos original. siglo XIX fue el romanticismo que España no tuvo en la pri-
mera mitad. Ahora bien, si el romanticismo es una reacción
frente y contra la Ilustración, el krausismo ha de ser también
2. Ya escritas estas páginas llega a mis manos un interesante una reacción. . .. ¿contra o ante qué? El profesor King no lo
estudio de Edmund L. King: «What is Spanish Romanti- dice. Más claramente.: si el krausismo es el equivalente espa-
cism? » (Studies in Romanticism, 1 Il, Otoño 1962). La pri- ñol del romanticismo, ¿cuál es el equivalente español de la
mera parte del análisis del profesor King coincide con el Ilustración? El problema deja de serlo si, en lugar de pensar
mío: la pobreza del neoclasicismo español y la ausencia de que la tradición hispánica es una (la peninsular), se acepta que
una auténtica Ilustración en España explican la debilidad es dual (la española y la hispanoamericana). La respuesta al
la reacción romántica; en cambio no comparto el punto de aparente enigma está en dos palabras y en la relación contra-
vista que expone en la segunda parte de su estudio: el krau- . dictoria que entablan en el contexto hispanoamericano: positi-
sismo fue el verdadero romanticismo español, «pues infundió vismo y «modernismo». El positivismo es el equivalente hispa-
genuinas inquietudes románticas a una generación de jóvenes noameri<;ano de la Ilustración europea y el <<modernismo» fue
nuestra reacción romántica. No fue, claro, el romanticismo ori-
españoles que serían expresadas en las artes y la literatura de
ginal de 1800, sino su metáfora. Los términos de esa metá-
la que llamamos la generación de 1898». Mi de~acuerdo puede fora son los mismos que los de románticos y simbolistas: ana-
concretarse en dos puntos. logía e ironía. Los poetas españoles de ese momento responden
El primero: el krausismo fue una filosofía, no un movi- al estímulo hispanoamericano de la misma manera que los
miento poético. No hay poetas krausistas aunque algunos poe- hispanoamericanos habían respond~do al estímulo de la poesía
tas de principios de siglo (Jiménez entre ellos) hayan sido francesa. Respuestas, a veces réplicas, creadoras: transmutacio-
tocados m~s o menos por las ideas de los discípulos españo- nes. La cadena es: positivismo hispanoamericano-7«modernis-
les de Krause. ¿Y la generación de 1898? Fue un grupo de mo» hispanoamericano-7poesía española.
escritores memorable por su actitud crítica ante la realidad ¿Por qué fue fecunda la influencia de la poesía hispanoame-
española, expresada sobre todo en sus obras en prosa. No cons- ricana? Pues porque, gracias a la renovación métrica y verbal
tituyen un movimie.nto po~tico, aunque algunos entre ellos de los «modernistas», por primera vez fue posible decir en cas-

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tellano cosas que antes sólo se habían dicho en inglés, francés · Ilustración hubiese fecundado a España habría sido necesario
y alemán. Esto lo adivinó Unamuno, aunque para desaprobar.. insertar las ideas (la crítica) en la vida (la práctica). En Espa-
lo . En una carta a Rubén Darío dice: «Lo que yo veo, preci.. ña faltó una clase, una burguesía nacional, capaz de hacer la
samente en usted, es un escritor que quiere decir, en castellano, crítica de la sociedad tradicional y modernizar al país.
cosas que ni en castellano se han pensado nunca ni pueden,
hoy, con él pensarse». Unamuno veía en los «modernistas» a
unos salvajes parvenus adoradores de formas brillantes y j. La crítica de la religión en el siglo XVIII abarcó al cielo y a
vacías. Pero no hay formas vacías o insignificantes. Las for- la tierra.: crítica de la divinidad cristiana, sus santos y sus
mas poéticas dicen Y lo que dijeron las formas «modernis· demonios; crítica de sus iglesias y sus sacerdotes. Por lo pri-
tas» fue algo no dicho en castellano: analogía e ironía. Una mero, crítica de la religión como verdad revelada y escritura
vez más: el «modernismo» hispanoamericano fue la versión, inmutable; por lo segundo, como institución humana. la fi-
la metáfora, del romanticismo y del simbolismo europeos. losofía minó el edificio conceptual de la teología y combatió
A partir de esa versión, los poetas españoles exploraron por las pretensiones a la hegemonía y a la universalidad de la
su cuenta otros mundos poéticos. iglesia. Destruyó la imagen del Dios cristiano, no la idea de
¿Cómo explicar la escasa penetración de las ideas de la Dios. La filosofía fue anticristiana y deísta: Dios dejó de ser
Ilustración en España? En su libro liberales y románticos, una persona y se convirtió en un concepto. Ante el espectáculo
Llorens cita unas desilusionadas frases de Alcalá 0aliano: «Sin del universo los filósofos se entusiasmaron: creyeron descu-
duda alguna esta renovación (la romántica) de Ja poesía y Ja brir en sus movimientos un orden secreto, una inspiración es-
crítica era sobremanera saludable; pero pecó entre nosotros condida y que no podía ser sino divina. Doble perfección: el
cabalmente por lo que habían pecado las doctrinas errónea- universo estaba movido por un designio racional que era igual-
mente llamadas clásicas, esto es, por ser planta de tierra extra- mente un designo moral. La religión natural substituyó a la
ña traída a nuestro suelo con poca inteligencia y plantada en religión revelada y la academia filosófica al cónclave cardena-
él para dar frutos forzados, pobres, mustios de color y escasos licio. La idea de orden y la idea de causalidad eran manifesta-
de fuerza ..., » La explicación de Alcalá Galiana es poco ciones visibles, evidencias racionales y sensibles de la existen-
convincente;. la poesía italiana fue en el siglo XVI una planta cia de un proyecto divino; el movimiento del universo estaba
no menos extraña que el neoclasicismo en el XVIII y el roman- inspirado por un fin y un propósito: Dios es invisible, no sus
ticismo en .el XIX, pero sus frutos no fueron escasos ni pobres. obras ni la intención que anima a esas obras. Los materialistas
Llorens cita la opinión de uno de los extremistas desterrados y los ateos, salvo rarísimas excepciones, también compartieron
en Londres y que se ocultaba bajo el pseudónimo de «Filópa- esta creencia : el universo es un orden inteligente y dotado de
tro». En 1825, en El Español Constitucional, que pasaba por ser un propósito evidente, incluso si ignoramos cuál es su fina-
el vocero de los comuneros, Filópatro decía : «. . . Los españo- lidad última.
les empezaron a ilustrarse clandestinamente, devorando con David Hume fue el primero que hizo la crítica de los críti-
ansia las obras más selectas de filosofía y de derecho públi- cos de la religión-una crítica que todavía no ha sido supe-
co de que hasta entonces no habían tenido la menor idea .. , rada y que es aplicable a muchas de nuestras creencias contem-
Empero esa misma ilustración (los Lockes, los Voltaires, los poráneas. En sus Dialogues concerning natural relígion mos-
Montesquieus, los Rousseaus ... ), como inmatura y sin contac- tró que los filósofos habían colocado sobre los altares vacíos
to alguno con la práctica, vino a dar de sí frutos más amargos del cristianismo otras divinidades no menos quiméricas, con-
que la ignorancia misma». Filópatro tenía razón: para que la ceptos divinizados como los de la armonía universal y el pro-

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pósit? .que anima a esa armonía. En la noción de designio o a nuestros semejantes. O podemos decir que es una manera
~ropos1to. está la raíz de la idea religiosa y allí donde aparece, de . conocer o, más bien, de penetrar en la otra realidad, esa
s1.n excluir a las filosofías ateas y materialistas, aparece tam~ región que nunca vemos con los ojos abiertos. Tambiép. pode-
b1~n la religión y con ella, tarde o temprano, una iglesia, un mos decir que quizá no es sino la manifestación de una ten-
mrt? y una inquisición. El contenido de cada religión puede dencia inherente a la naturaleza h_umana. Si fuese así, no habría
var1ar--el número de dioses e ideas que han adorado y adoran más remedio que aceptar la existencia de un «instinto religio-
los hombres es casi infinito-, pero detrás de todas esas creen- so». La crítica de Hume es decisiva porque, al mostrar que
ci;is_ encontra~os siempre el mismo esquema: atribuir un pro- invariablemente se trata de la misma operación--cualquiera
pos1~0 al un~verso y en seguida identificar ese propósito con que sean la sociedad, la época, el contenido y el carácter de las
el bien, Ja libertad, la santidad, la eternidad o cualquier otra representaciones y creencias-, implícitamente nos autoriza a
idea del .mismo género. sospechar que estamos ante una estructura mental común a to-
No es_ difícil deducir de la crítica de Hume esta consecuen~ dos los hombres. Al mismo tiempo, al subrayar su carácter in-
cia: el origen de la idea de la historia como progreso es religio- consciente, apunta que es el resultado de una necesidad psí-
so y la idea misma es pararreligiosa. Es el r,esultado de una do- quica y, en cierto modo, instintiva. La crítica de Hume sería
ble y defectuosa inferencia: pensar que la naturaleza tiene un completada un siglo y medio después por Freud y por Heideg-
designio e identificar ese designio con la marcha de la sociedad ger, pero todavía nos falta una descripción completa del «ins-
y de la historia. Todas las religiones y pseudorreligiones obede- tinto religioso».
cen a este mismo razonamiento. En el primer morriento de esta Cualqui€ra que sea su origen, la religión aparece en todas
operación de ilusionismo, al observar la regularidad real o apa- las sociedades: en las primitivas y en lás grandes civilizacio-
rente de los procesos naturales, se introduce en ese orden la nes de la antigüedad, en el seno de los pueblos que creen en
idea ~e finalidad; en el. segundo momento se atribuyen los la magia y en las sociedades industriales contemporáneas, en-
cambios y agitaciones sociales a la acción del mismo princi- tre los adoradores de Mahoma y entre los que juran por Marx.
pio que anima a la naturaleza. Si la historia posee realmente En todas partes y en todas las épocas el «instinto religioso»
un sentido, el transcurrir se vuelve providencial, aunque el convierte a las ideas en creencias y a las creencias en ritos y
nombre de esa providencia cambie con los cambios de la so- mitos. Sería injusto olvidar que le debemos la encarnación de
ciedad y la cultura: unas veces se llama Dios, otras evolución, las ideas en imágenes sensibles. Nada más hermoso que esa es~
otras dialéctica de la historia. La importancia del calendario tatua india (Orissa) del siglo XII, que representa a Prajna Pa-
en la antigua China (o en Mesoamérica) es otra consecuencia ramita, la Suprema Sabiduría budista, el concepto metafísico
~e la misma _idea: el modelo del tiempo N.;:;tórico e> ~1 tiempo central de la ten:dencia Mahayana, como una muchacha desnu-
natural, el tiempo del sol y del movimiento de los cuerpos da y alhajada. Doble rostro de la religión: la experiencia soli-
celestes. taria de los místicos y el embrutecimiento de los pueblos, la
La religión es una interpretación de la condición originil iluminación espiriroal y la rapacidad de los clérigos, la fiesta
del hombre, arrojado en un mundo extraño y ante el cual su comunal y la quema de herejes.
primera. sensación es la de abandono, orfandad, desamparo. Po- La crítica de Hume es aplicable a todas esas filosofías e
~emos Juzgar de muchas maneras el sentido y el valor de la ideologías que no son sino religiones vergonzantes, sin dioses
interpretación religiosa. Podemos decir, por ejemplo, que es pero con sacerdotes, libros santos, concilios, beatos, verdugos,
u?- acto de hipocresía inconsciente, valga la paradoja, por me- herejes y réprobos. Hume anticipó lo que ocurriría cincuenta
dio del cual nos engañamos a nosotros mismos antes de engañar años después: la razón adorada como una diosa y el ser supre-

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mo de los filósofos convertido en el Jehová· de sectas pedan- En las sociedades del pasado, las religiones tenían la exclu-
tes y sanguinarias. La crítica de la religión desplazó al cristia- sividad de dos funciones: cambiar al tiempo y cambiar al hom-
nismo y en su lugar los hombres se apresuraron a entronizar bre. Los cambios de calendario no eran cambios revoluciona-
a una nueva deidad: la política. El «instinto religioso» contó rios, sino religiosos. Cambio de era, cambio de dios: los cam-
con la complicidad de la filosofía. Los filósofos substituyeron bios del mundo eran los cambios de transmundo. Las revuel-
una creencia por otra: la religión revelada por la religión na- tas, los motines, las usurpaciones, las abdicaciones, el adveni-
tural, la gracia por la razón. La filosofía profanó al cielo, pero miento de nuevas dinastías, las transformaciones sociales, las
consagró a la tierra; la consagración del tiempo histórico fue mutaciones del régimen de propiedad o de la estructura jurí-
la consagración del cambio en su forma más intensa e inme- dica, los inventos, los descubrimientos, las guerras, las con-
diata: ·la acción política. La filosofía dejó de ser teoría y des- quistas-todo ese enorme e incoherente rumor de la historia
cendió entre los ho.tnbres. Su encarnación se llamó revolución. con sus vicisitudes incesantes-no entrañaban alteración de la
Si la historia humana es la historia de la desigualdad y la ini- imagen del tiempo y de la cuenta de los años. No sé si se
quidad, la redención de la historia, la eucaristía que la cambia haya reparado y meditado sobre un hecho singular : para los
en igualdad y libertad, es la revolución. indios mexicanos la Conquista fue un cambio de calendarios.
El tema mítico del tiempo original se convierte en el tema O sea: un cambio de divinidades, un cambio de religión. En
revolucionario de la sociedad futura. Desde fines del siglo XVIII el mundo moderno la revolución desplaza a la religión y por
y señaladamente desde la Revolución francesa, la filosofía eso los revolucionarios franceses intentaron cambiar el calen-
política revolucionaria confisca uno a uno los conceptos, valo- dario. Según la conocida frase de Marx, la misión del filósofo
res e imágenes que tradicionalmente pertenecían a las religio- no consiste tanto en interpretar al mundo como en cambiar-
nes. Ese proceso de apropiación se agudiza en el siglo XX, el lo; ese cambio entraña la adopción de un nuevo arquetipo
siglo de las religiones políticas como los siglos xvr y XVII lo temporal: cambio de la eternidad cristiana por el futuro de
fueron de las guerras de religión. Desde hace doscientos años las revoluciones. La función religiosa que consiste en la crea-
hemos vivido, primero los europeos y después todos los hom- ción y el cambió del calendario se convierte así en una fun-
bres, en espera de un acontecimiento que posee para nosotros ción revolucionaria.
la gravedad y la fascinación terrible que tenía la Segunda Vuel- Algo semejante sucede con la otra función de las religiones:
ta de Cristo para los primeros cristianos: la Revolución. Este cambiar al hombre. las ceremonias de iniciación y de tránsito
acontecimiento, visto con esperanza por unos y eón horror por consisten en una verdadera transmutación de la naturaleza hu-
otros, posee un significado doble según ya he dicho: es la mana. Todos esos rituales poseen una nota en común: el sacra-
instauración de una sociedad nueva y es la restauración de la so- mento es el puente simbólico por el que el neófito pasa del
ciedad original, antes de la propiedad privada, el Estado, la mundo profano al mundo sagrado, de esta a la otra orilla.
escritura, la idea de Dios, la esclavitud y la opresión de las mu- Tránsito que es muerte y resurrección: un hombre nuevo emer-
jeres. Expresión de la razón crítica, la Revolución se sitúa en ge del rito. El bautismo nos cambia, nos da un nombre y nos
el tiempo histórico: es el cambio del presente inicuo pot el hace otros; la comunión es también una transmutación y la
futuro justo y libre. Ese cambio es un regreso : la vuelta al misma función tiene el viático, palabra significativa como pa-
tiempo del principio, a la inocencia original. Así, la Revolu- cas. El rito central, en todas las religiones, es el del ingreso
ciói;i es una idea y una imagen, un concepto que participa de a la comunidad de los fieles y ese rito, en todos los casos, equi-
las propiedades del mito y un mito que se funda en la auto- vale a un cambio de naturaleza. Conversi6n expresa con mucha
ridad de la razón. claridad esta mutación que es igualmente un regreso a la co-

238 239
_munidad origirl.al (con vertere: «verterse con» y también «cam-
biarse en» y «con»). Desde el nacimiento de la era moderna y
con mayor insistencia durante los últimos cincuenta años, los
dirigentes revolucionarios proclaman que el fin último de la re-
volución es cambiar al hombre: la conversión del individuo
y la comunidad. A veces esta pretensión ha adoptado formas
que habrían sido grotescas si no hubiesen sido atroces como
cuando, combinando la superstición por la técnica y la supers-
tición ideológica, se llamó a Stalin: «ingeniero de hombres». ÍNDICE
El ejemplo de Stalin es aterrador; hay otros que son conmo-
vedores: Saint-Just, Trotsky. Incluso si me conmueve el ca-
,rácter prometeico de su pretensión, no tengo más remedio que
deplorar su ingenuidad y condenar su desmesura.
Prefacio 7

I La tradición de la ruptura 15

II La revuelta del futuro 39

III Los hijos del limo 63

IV Analogía e ironía 89

V Traducción y metáfora 115

VI El ocaso de la vanguardia 145

l. Revolución/ Eros/ Metaironía, 147;


2. El revés del dibujo, 161; 3. El punto
de ·convergel1da, 216

Notas 229

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