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El término de trastorno específico del lenguaje nació unido a una derivación de los trastornos afásicos en
adultos. Paulatinamente ha ido desplazando a otros más clásicos, como alalia, audiomudez, sordera verbal
congénita, afasia evolutiva y disfasia.
La definición más característica sobre Trastorno Específico del Lenguaje procede de la ASHA (American
Speech- Language- Hearing Association, 1980): “Un trastorno de lenguaje es la anormal adquisición,
comprensión o expresión del lenguaje hablado o escrito. El problema puede implicar a todos, uno o alguno
de los componentes fonológico, morfológico, semántico, sintáctico o pragmático del sistema lingüístico.
Los individuos con trastornos del lenguaje suelen tener problemas de procesamiento del lenguaje o de
abstracción de la información significativa para el almacenamiento y recuperación por la memoria a corto
plazo”.
Y más concretamente, "Una dificultad con el lenguaje que no está causada por ningún déficit evidente a
nivel neurológico, sensorial, intelectual o emocional, y que puede afectar al desarrollo del vocabulario, la
gramática y las habilidades conversacionales"
Esta definición es también la recogida en nuestro país por AELFA (Asociación Española de Logopedia,
Foniatría y Audiología), que entiende este déficit como:
"Dificultades de lenguaje observadas en niños con un desarrollo típico en todas las demás funciones
psicológicas y con una educación normal, al menos en el momento de su identificación"
Como puede apreciarse por la definición, el TEL no constituye una categoría clínica como una
categorización global (Aram, 1991), sino que se trata de un conglomerado de subcategorías o de
subgrupos con posibles factores causales diferentes. Esto lleva a preguntarnos si el término TEL engloba
una serie de trastornos diferentes. En la actualidad el problema se aborda desde la heterogeneidad de la
población TEL (Mendoza, 2001).
El trastorno específico del lenguaje es un trastorno que afecta a una cantidad de niños que oscila entre
0.6 % y el 7.4%, obedeciendo dichas diferencias a los criterios para clasificarlos.
El del TEL es un campo de plena actualidad en el ámbito logopédico internacional, en el que se realizan
numerosísimas publicaciones, y que recibe una gran atención en conferencias, seminarios y simposios.
Sin embargo, también es un campo polémico, existiendo posturas contradictorias respecto al propio
concepto de TEL, cómo identificarlo, qué tipos de TEL pueden existir, en qué momento es posible
detectarlo, cómo tratarlo...
Hay que tener claro cuáles son los criterios que puede presentar una persona para saber si padece o no
un Tel. Un niño presentará TEL si no se determina una causa concreta, si afecta a una o varias de las
habilidades del lenguaje, si la realización de las tareas del lenguaje es peor que otras habilidades y si los
problemas del lenguaje duran en el tiempo, aunque cambien algunos aspectos. Se han propuesto los
siguientes criterios para identificar si un niño tiene TEL: inclusión, exclusión, evolución, especificidad y
discrepancia.
Información obtenida en: artículo PDF “Trastorno específico del lenguaje: concepto, clasificaciones y
criterios de identificación” (M.D. Fresneda, E. Mendoza).
CRITERIOS POR INCLUSIÓN Y EXCLUSIÓN: Requisitos mínimos que un individuo debe tener para ser
incluido en la población TEL. Y los problemas que se deben presentar para identificar a un niño con TEL.
EXCLUSIÓN INCLUSIÓN
Deficiencia auditiva Umbrales <20dB (en todas las frecuencias entre 250-6000Hz).
Factores sociales y ambientales claros. Sin problemas ambientales que expliquen el problema.
CRITERIOS DE SU EVOLUCIÓN: supone un gran obstáculo, ya que se le presupone carácter DURADERO Y
RESISTENTE. Antes se determinaba el límite de edad en unos 6 años.
CRITERIOS POR ESPECIFICIDAD: se entiende que los niños con TEL no pueden presentar otras patologías
y se asume la normalidad de los individuos TEL en todos los aspectos y funciones (psicológicas, afectivas,
sensitivas, mentales, intelectuales) excepto en el lingüístico. Este criterio es el que da lugar a una serie de
investigaciones, en las que se encuadra la memoria de trabajo como foco de interés o causa.
CRITERIOS POR DISCREPANCIA: La discrepancia se establece teniendo en cuenta la diferencia entre edad
lingüística y edad cronológica, o también, teniendo en cuenta las diferencias entre la edad lingüística y la
edad cognitiva. Los criterios de discrepancia más utilizados son los de Sartk et al, los cuales son:
Al menos 12 meses de diferencia entre edad mental o edad cronológica y edad del lenguaje expresivo.
Al menos 6 meses de diferencia entre edad mental o edad cronológica y edad del lenguaje receptivo.
Al menos 12 meses de diferencia entre edad mental o edad cronológica y una puntuación de edad
lingüística compuesta (expresiva + receptiva).
La edad lingüística global tiene que ser, mínimo, 12 meses inferior a la edad cronológica o mental no
verbal. A mayor discrepancia, mayor gravedad del trastorno.
El siguiente cuadro nos muestra una serie de CRITERIOS DIAGNÓSTICOS DEL TEL SEGÚN LEONARD Y
BISHOP.
FACTOR CRITERIO
En el estudio de las alteraciones en el lenguaje se han empleado numerosos términos para referirse a los
problemas que hoy en día se pueden categorizar como trastorno específico del lenguaje. Así, un primer
término que tuvo cierto éxito es el de:
Por tanto, posteriormente y dentro de un ámbito más logopédico, se acuñó el concepto de "retraso en el
lenguaje" y se habló de dos tipos principales:
Lógicamente, los casos de TEL entrarían dentro de los retrasos primarios en el lenguaje, reservándose la
otra categoría para los problemas logopédicos asociados al retraso mental, el autismo, etcétera.
Sin embargo, para muchos autores e investigadores esta categoría de "retraso primario" seguía siendo
muy amplia y con poca utilidad para el trabajo clínico, por lo que nuevamente se subdividió en dos nuevos
conceptos:
Retraso simple del lenguaje: se aplicaría a niños pequeños (hasta unos 6 años) en los que
existe un desfase en el aprendizaje del lenguaje si lo comparamos con el ritmo evolutivo
habitual de las adquisiciones.
Disfasia infantil: se entendería como un déficit del lenguaje oral que se manifiesta
principalmente a partir de los 6 años, bajo la forma de una desorganización del lenguaje
en evolución.
Los conceptos de "retraso simple" y de "disfasia infantil" encontraron un notable eco dentro de la
comunidad científica y logopédica, siendo utilizados extensamente; incluso en la actualidad, algunos
trabajos emplean el concepto de disfasia o de retraso simple del lenguaje.
Pero pese a ello, muchas voces continuaron criticando esta terminología, apoyándose en razones como
las siguientes:
En la práctica eran muy difíciles de distinguir, ya que básicamente los problemas típicos del
retraso simple también podían encontrarse en la disfasia y viceversa.
El criterio de los 6 años es muy problemático, ya que los niños no tienen un ritmo evolutivo
que pueda dividirse categóricamente en función de la edad cronológica.
Debido a los problemas anteriores, la utilización en el campo aplicado era muy difícil. Si
bien a nivel teórico eran muy comunes, la utilidad clínica de los dos términos era muy
escasa.
Por todo ello, se procuró una solución consistente en "empezar de cero", empleando un nuevo término
para describir esta casuística. Así, a partir de las propuestas de varios autores y posteriormente de las
recomendaciones de la ASHA (American Speech-Hearing Association), surgió el término de "trastorno
específico del lenguaje (TEL)" para hacer referencia a una limitación significativa del lenguaje en niños que
presentan un desarrollo normal y que no muestran una causa evidente para dicha limitación.
Y aunque, como veremos más adelante, la variedad de problemas y casos que se consideran como TEL es
muy grande, podemos considerar como características generales de este trastorno las siguientes:
Hay un nivel lingüístico inferior a lo esperado para el grupo de edad (se considera que tiene
que existir un retraso de al menos 12 meses, o de al menos 1,25 desviaciones típicas por
debajo de la media de la población normal en un test de lenguaje).
En definitiva, no existe una causa conocida que pueda explicar la gravedad del retraso en el
lenguaje.
El problema es evidente desde las primeras etapas de adquisición del lenguaje (2-3 años).
Los déficits tienen un carácter evolutivo, de manera que si no se realiza una intervención
adecuada, los problemas suelen ir empeorando a lo largo del tiempo y los niños pueden
acabar recibiendo un diagnóstico más severo (retraso mental, autismo, etcétera)
- Gran heterogeneidad del vocabulario expresivo (contraste entre el uso de palabras más o menos
complejas frente a la ausencia de otras que pertenecen al primer lenguaje de cualquier niño).
- Gran desfase entre comprensión y expresión.